A Patch of Blue

“A man... a girl... captives in their own worlds... finding escape in each other...”

Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de La Tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. 
Cuando el aburrimiento había bostezado por 3ª vez, la locura como siempre tan loca, les propuso: 
¿Vamos a jugar a las escondidas?
La intriga levantó la ceja, y la curiosidad sin poder contenerse, preguntó: 
“A las escondidas... 
¿Y eso cómo es?”
“Es un juego en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden, y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que encuentre, ocupará mi lugar para continuar el juego”, dijo la locura…
El entusiasmo bailó entusiasmado, secundado por la euforia, la alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la duda, e incluso a la apatía, a la que nunca le interesaba nada; pero no todos quisieron participar. 
La verdad prefirió no esconderse. 
¿Para qué? 
Si al final siempre la hallaban... y la soberbia opinó que era un juego muy tonto, en el fondo, lo que le molestaba era que la idea no hubiera sido de ella… y la cobardía prefirió no arriesgarse.
Así comenzó a contar la locura:
La primera en esconderse fue la pereza, y como siempre tan perezosa, se dejó encontrar.
La fe subió al Cielo, y la envidia se escondió tras la sombra del triunfo que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.
La generosidad, casi no alcanza a esconderse; y cada sitio que hallaba, le parecía maravilloso para alguno de sus amigos. 
¿Que si un lago cristalino? 
Ideal para la belleza. 
¿Que si una rendija de un árbol? 
Perfecto para la timidez. 
¿Que si el vuelo de una mariposa? 
Lo mejor para la voluptuosidad. 
¿Que si una ráfaga de viento? 
Magnífico para la libertad... 
Así terminó por acurrucarse en un rayito de Sol.
El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio: 
Airado, cómodo, pero solo para él; y la mentira se escondió en el fondo de los océanos; mientras que la pasión y el deseo se escondieron en el centro de los volcanes. 
El olvido... se me olvidó donde se escondió el olvido... pero eso no es lo más importante.
Cuando la locura llegó a 999.999; el amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo lo encontraba ocupado... 
Hasta que divisó un rosal, y enternecido, decidió esconderse entre sus flores.
Un millón contó la locura y comenzó a buscar.
La primera en aparecer fue la pereza; después escuchó a la fe hablando con Dios en El Cielo con convicción, y la pasión y el deseo los sintió en el vibrar de los volcanes.
En un descuido, encontró a la envidia, y claro, pudo deducir donde estaba el triunfo.
Al egoísmo no tuvo ni que buscarlo, él solito salió disparado de su escondite, que había resultado ser un nido de avispas; y de tanto caminar, la locura sintió sed, y al acercarse al lago descubrió a la belleza. 
Con la duda, resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca, sin decidir aun de qué lado esconderse. 
Así fue encontrando a todos, al talento entre la hierba fresca, a la angustia en una oscura cueva, a la mentira la encontró en un lugar inventado; y hasta al olvido que ya se había olvidado que estaba jugando a las escondidas...
Pero sólo el amor no aparecía en ningún sitio. 
La locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyo del planeta, en cada cima de las montañas, y cuando estaba al darse por vencida, divisó un rosal y pensó: 
El amor como siempre tan cursi, seguro se escondió entre las rosas. 
Tomó una horquilla y comenzó a mover unas ramas, cuando de pronto, un doloroso grito se escuchó.
Las espinas habían herido en los ojos al amor; la locura no sabía qué hacer para disculparse; por lo que lloró, rogó, imploró, pidió perdón, y hasta prometió ser su lazarillo…
Así, desde entonces, desde que por primera vez se jugó en La Tierra a las escondidas, el amor es ciego, y la locura siempre lo acompaña.
Podemos trasladar esta historia a la vida real, claro que sí, porque estamos hablando de sentimientos humanos.
“I know you're good, and kind. 
I know you're colored and I... and I think you're beautiful!”
A Patch of Blue es un drama del año 1965, escrito y dirigido por  Guy Green.
Protagonizado por Elizabeth Hartman, Sidney Poitier, Shelley Winters, Wallace Ford, Ivan Dixon, Elisabeth Fraser, John Qualen, Kelly Flynn, Debi Storm, Renata Vanni, Saverio LoMedico, entre otros.
El guión está de basado en el libro “Be Ready with Bells and Drums” (1961) de la escritora australiana, Elizabeth Kata; basándose en la relación que existe entre un hombre negro y joven adolescente ciega; así como los problemas que afectan en su relación cuando logran enamorarse en un lugar dividido racialmente.
La trama de la película difiere ligeramente de la novela, sobre todo porque la película posee un final más optimista y abierto. 
Realizada en 1965, en el contexto del creciente movimiento de derechos civiles, A Patch of Blue explora el racismo mientras juega con la idea de que “el amor es ciego”
El filme obtuvo 5 nominaciones al Oscar:
Mejor actriz (Elizabeth Hartman), actriz de reparto (Shelley Winters), fotografía, diseño de producción y banda sonora. 
Shelley Winters ganó el premio Oscar, siendo su 2ª victoria en los premios de La Academia, porque en 1959 lo ganó por “The Diary of Anne Frank” (1959), convirtiéndose en la primera actriz en ganar el premio 2 veces.
Por su parte, Elizabeth Hartman fue, para entonces, la actriz más joven nominada, con 22 años. 
Como dato, fue decisión del director Guy Green, que A Patch of Blue se filmó en blanco y negro en momentos en que el color estaba disponible; además, y más importante, la película fue estrenada a solo 8 meses después de los eventos de Selma, ocurridos el 7 de marzo de 1965, que fue una marcha por los derechos civiles, planificada desde Selma hasta la capital de Alabama en Montgomery, que se tornó violenta cuando la policía, con palos y gases lacrimógenos, atacó a los manifestantes mientras intentaban cruzar el puente Edmond Pettus.
Con un presupuesto de $800.000, A Patch of Blue logró recaudar $6,750.000, siendo todo un éxito.
La trama gira alrededor de una joven de 18 años, y ciega desde los 5 años llamada Selina D'Arcey (Elizabeth Hartman), que además de sufrir la discapacidad, tenía que soportar los tratos abusivos de su madre Rose-Anne (Shelley Winters), una prostituta, y su abuelo alcohólico Ole Pa (Wallace Ford)
Un día, mientras el abuelo la lleva al parque, es ayudada por Gordon Ralfe (Sidney Poitier) 
Todo va bien en la relación, sin saber Selina que es un hombre negro, algo insoportable para su madre llena de prejuicios.
De esa manera, los problemas y los conflictos serán causados por el racismo.
Pero en el fondo, la historia de A Patch of Blue trata sobre cuán ciegos somos los humanos, no solo en lo que respecta al racismo, sino al que es diferente, y por ello, el filme se mantiene muy fresco en esa premisa. 
Y es que Selina, ciega, “ve” a las personas como realmente son. 
Ella es una joven que ha sido maltratada, psicológica, física, mental y sexualmente, pero es más inteligente de lo que se le da crédito; por lo que evidentemente es posible que no tenga el uso de su vista, pero reconoce la amabilidad cuando se le presenta sin juzgar al único amigo verdadero que encuentra en su vida.
Y como no podía ser alguien con el mismo estigma de Selina, aunque desde otro enfoque, el racial, Gordon, el simpático hombre negro que se topa con Selina en el parque, se sorprende de que nadie le haya prestado atención… 
Claramente, él ve el potencial que posee la joven, y está decidido a ayudarla en todo lo que pueda. 
A Selina, por otro lado, no le importa de qué color sea Gordon, porque ha visto la belleza en la forma en que intenta darle la oportunidad en la vida, que su propia madre no se molestó en obtener.
Rose-Ann, la madre, solo está interesada en sus propias necesidades, inclusive abusa de su hija constantemente; pero en el fondo ella es una mujer triste, a quien su hija representa una carga, siendo ella misma la causante de su ceguera debido a sus propias acciones descuidadas. 
Además es una mujer prejuiciosa, que juzga a Gordon demasiado rápido sin siquiera investigar cómo está tratando de ayudar a Selina.
El amor que aquí se narra, sí que es auténtico, no es un amor apasionado, ni de contenido sexual entre los protagonistas, sino un amor empático, un amor de seres humanos; y por ello el filme se llena de grandes diálogos y una muy buena recogida de ideas. 
Junto al amor imposible y alejado, crece paralela una amistad que demostrará ser tan duradera como el amor.
Como dato, el título de la película se refiere a lo que Selina puede recordar del cielo, antes de perder la vista. 
De esa manera, el espacio, el parque a cielo abierto, será un destello de una serie de reuniones que traerán luz a la vida oscura de Selina; donde Gordon le enseñará sobre el mundo que la rodea.
El filme es casi una novela melodramática, pero es excelente en el tema que toca, tan sencillo que uno se sorprende de la profundidad y actualidad de su premisa; es tierna y algo romántica, porque nos habla entre otras cosas del racismo, y más porque fue hecha en una época donde el matrimonio interracial todavía estaba prohibido en algunos estados de EEUU, razón por la cual, la escena del beso entre ambos fue censurada en algunos cines…
Al final, aunque ella se enamora de él, con respecto a él es algo más complejo, ya que él si es consciente de las diferencias entre ambos, además de la diferencia de raza, está la de edades, ya que ella es todavía muy jovencita.
El filme lleva todo esto a una audiencia que fue obligada a verse, y dejar de ser ciega ante los cambios sociales significativos.
“Dark's nothing to me. 
I'm always in the dark”
Aparte de figuras como El Dr. Martin Luther King, Jr., no puedo pensar en una persona que haya hecho más por los derechos civiles que Sidney Poitier. 
Si King era el hombre en el lado político, impulsando nuevas leyes y rompiendo viejas barreras en los campos de batalla; Poitier estaba allá arriba en la pantalla plateada, donde su influencia era posiblemente aún más profunda, porque sus películas mostraban cómo las cosas podían ser diferentes:
Cómo un hombre negro podría ser una estrella de cine, un héroe. 
Y desde su primera película, “No Way Out”, generalmente se referían a la raza y los dilemas raciales; luego estaban “The Defiant Ones” y “Lilies Of The Field”
Todos ellos fueron innovadores para los afroamericanos; y unos años después, Poitier nos cautivó con “In The Heat Of The Night”, pero A Patch of Blue fue su película más innovadora de todas; porque además, es un ejemplo casi perfecto del enfoque convencional de Hollywood sobre temas sociales controvertidos.
Y aunque hoy parece pintorescamente anticuada; a mediados de los años 60, fue la película correcta en el momento correcto:
A Patch of Blue apareció en el apogeo del movimiento de derechos civiles estadounidense, y está repleto de buenas intenciones liberales. 
En Poitier, se presentaba quizás al único actor negro en Hollywood que sería aceptado fácilmente por el público blanco dominante; y de hecho, en películas como “Lilies Of The Field”, por la que ganó El Premio Oscar al Mejor Actor, se especializó en protagonistas negros decentes y no amenazantes.
Y luego está la metáfora obvia, pero aún poderosa en su núcleo: 
Si no puede ver el color de la piel, no tiene más remedio que juzgar a las personas por sus otras cualidades. 
Este es como el discurso de Martin Luther King, “I Have a Dream”, pero traducido al cine.
Una historia que sigue a una mujer blanca, que siendo ciega, se enamora de un hombre negro, para ejemplo del amor puro ante los demás.
Ella es Selina D'Arcey, una joven adolescente de 18 años que vive junto a su madre y su abuelo en un apartamento de la ciudad de Culver City. 
Selina pasa la mayor parte de su tiempo estudiando a cómo puede, y soporta los malos tratos de su madre, porque tiene un comportamiento abusivo; y su abuelo Ole Pa es un hombre alcohólico. 
Por ello, Selina no tiene amigos, y algunas veces deja su apartamento para salir a la calle, pues ella no ha recibido educación alguna.
Una de esas veces, Selina habla con abuelo para que la lleve al parque, y ahí conoce a Gordon Ralfe, un hombre que tenía educación y su voz era suave. Este trabajaba de noche, y ambos se hacen amigos rápidamente. 
Pero Gordon se entera de muchas cosas sobre Selina mientras mantiene una gran amistad; una de ellas es que, Selina es ciega desde los 5 años de edad, porque su madre le había echado un producto químico a la cara, por accidente, mientras discutía con su marido… 
También, se da cuenta que Selina ha sido abusada sexualmente por uno de los amantes de su madre hace unos años...
Por otro lado, Sadie (Elisabeth Frasier), una amiga de Rose-Ann, también prostituta, se lamentaba por la pérdida de su juventud, y se da cuenta que Selina es la joven indicada en donde ella pudiera utilizarla para su negocio… 
Posteriormente, Rose-Ann y Sadie deciden mudarse a un apartamento mejor, dejando solo a Ole Pa en su antiguo departamento, y obligaría a Selina a ejercer la prostitución.
Mientras tanto, Gordon busca escuelas especiales para ciegos, y finalmente se contacta con una; así que él está listo para ayudar a Selina en su educación, y sacarla del entorno viciado. 
Al enterarse de todo, Rose-Ann va al parque para enfrentarse con Gordon, ya a sabiendas que es un hombre negro, y le reclama que no puede llevársela.
A pesar de los forcejeo, Gordon logra tomar a Selina, y llevársela lejos de su madre; mientras Ole Pa detiene a Rose-Ann, diciéndole que Selina ya no es una niña…
Finalmente, Gordon lleva a Selina a su casa, y ella le dice que está enamorada de él, pero Gordon le responde que existen muchos tipos de amor, y que más tarde se daría cuenta que su relación no funcionaría... 
Selina le confiesa que sabe que él es negro; y esto para ella es de menor importancia; él entonces le dice que va a esperar un año para averiguar si su amor lo conducirá al matrimonio; mientras tanto, un autobús llega a recoger a Selina para llevarla a una escuela donde ella aprenderá sobre el mundo que le rodea.
En el segmento final, Gordon se enfrenta a una tarea bastante complicada, aún más porque Selina se ha enamorado de él; y siendo realista, sabe que en los EEUU de 1965, ese romance enfrentaría demasiados obstáculos: 
Primero, su propio hermano, Mark (Ivan Dixon), le advierte sobre la relación. 
Selina puede ser ciega, pero puede ser persistente, y Gordon sigue dándole razones.
La película termina con una nota alta, aunque ambigua sobre el futuro de los 2, siendo más optimista que el final más oscuro de la novela en la que se basó.
El filme es importante por el momento en que fue estreno, pero sobre todo fue más importante por el compromiso de un actor, en usar su fama para lograr cambios sociales significativos, llamando a la reflexión.
Fue después de convertirse en el primer artista afroamericano en ganar un Oscar al Mejor Actor por su actuación en “Lilies Of The Field” (1963), que Sidney Poitier se había convertido en una fuerza de taquilla tan grande, que Pandro S. Berman de MGM, declaró que produciría A Patch of Blue, solo si Poitier acuerda interpretar el papel principal. 
Y una vez que Poitier se comprometió con el proyecto, trabajó con Berman y el guionista/director Guy Green, para actualizar la historia, algo que ahora se cambiaría en razón de sexo, y haría a los personajes homosexuales; y ponerlo más en sintonía con su personalidad en pantalla. 
En la novela, parece que la joven comparte algunos de los prejuicios de su madre, y reacciona traumáticamente cuando descubre la verdad, de que Gordon es negro. 
“Nada de esto quedó en la película, cuyo significado dependía del hecho de que no le importaba descubrir el origen negro de su amigo”, comentó Berman. 
Por tanto, tal como lo reinventaron Poitier y sus asociados, la historia adquiere un tono mucho más optimista; a pesar de que los amigos finalmente se separan, cada uno se ha beneficiado de la relación.
La historia es socialmente aguda, en los años que en EEUU aún chocaban y era mal vista la mezcla racial amorosa.
Y de hecho, la película es en cierta manera la antesala de otra que Stanley Kramer dirigió 2 años más tarde, “Guess Who’s Coming To Dinner” (1967), en la que se recurrió al mismo actor, Sidney Poitier para que repitiese más o menos el papel que de forma tan elegante había hecho aquí.
Y así fue, en la película de Kramer, también se aborda el mismo tema de relaciones interraciales entre una joven blanca y un joven negro culto y bien situado socialmente, aunque en este filme posterior, el análisis es de mayor calado, talento, profundidad, discernimiento de pros/contras e hipocresías al respecto, para dejar bien asentado que la dinámica natural no puede ser otra que los contrarios se atraigan y mezclen, a pesar de los innumerables obstáculos a vencer.
Pero en A Patch Of Blue se describe espléndidamente la pasión que emerge en el ser de una muchacha invidente y marginada, presa siempre en su mundo interior, cuando percibe las atenciones de un joven que le dedica atenciones, con una voz varonil y unas manos fuertes o salvadoras, que le estremecen los humores de su sexualidad; y el proceso del amor en ella, nace la interrelación sana, expandiéndose desde su profunda feminidad ad extra, y alcanzando al hombre amado.
Todo ello es “visto” casi desde la perspectiva de Selina, es su punto de vista, el que obliga al espectador a vestir sus zapatos; y por ello está filmado de manera muy real y verídica, e interpretado casi a la perfección por la actriz que hace de ciega, Elizabeth Hartman.
No dejando que la realidad que la rodea venza su natural optimismo, es precisamente ese sentimiento, y el de no dejarse aplastar por las adversidades, los que más se potencian a lo largo de los 105 minutos de un drama que busca llegar al espectador por su franqueza, sea ésta del talante que sea, como bien demuestran; ya la dureza con la que se nos dibuja el maltrato psicológico al que los 2 adultos someten a la joven; ya lo natural de la relación de amistad y amor que surge entre Hartman y Poitier.
Así, sabedor de que la fuerza del mensaje reside en la historia y en sus protagonistas, el que fuera director de fotografía de David Lean, invisibiliza su labor para dejar respirar al relato, y en esa naturalidad a la que aludía en el párrafo anterior, juega y mucho el trabajo de un cineasta que logra instantes brillantes, como cuando la cámara se centra en la joven ciega e intenta transmitir su angustia ante un mundo que le es hostil.
Del reparto, este fue el debut cinematográfico de Elizabeth Hartman. 
Se cuenta que MGM probó 150 incógnitas antes de firmar a Elizabeth Hartman como la coestrella de Poitier.
“Creo que me faltaban las cosas que querían que les faltara a una actriz”, dijo Hartman.
Y es que Hartman, de 24 años, era tímida, siempre lleva a su muñeca Raggedy-Ann a la cama con ella, según dice; y aunque aparecería en media docena de otras películas, Hartman se volvió cada vez más solitaria con los años, y murió a los 45 años en una caída desde su apartamento del 5º piso, en un aparente suicidio…
Por su parte, Guy Green, el director, se arriesgó bastante cuando le encomendó el papel.
De hecho, los creadores de esta película, luego realizaron un corto sobre la selección de Elizabeth Hartman para desempeñar el papel protagónico. 
El corto fue llamado “A Cinderella Named Elizabeth”, y se centra en la condición de la actriz desconocida en la ciudad de Youngstown, Ohio, además, lugar donde Hartman nació. 
Hartman aclara muchas cosas en este corto, como por ejemplo, sus gustos por la ropa, preferencias y decisiones que toma como actriz, son muy notables. 
El cortometraje muestra también su visita el Instituto Braille de EEUU para ver a los ciegos que están entrenando para realizar muchas actividades, siendo similar a su personaje en la película; y se ven cómo aquellas personas pueden realizar tareas de la vida diaria, al igual que Poitier enseña a Selina en la película.
Como dato, Elizabeth Hartman llevaba un par de lentes de contacto opacos, que no solo la hacían parecer ciega, sino que realmente la privaban de su vista.
Y con una sensibilidad asombrosa, la Selina que interpreta Hartman es, sin lugar a dudas, la muestra más brillante en el terreno interpretativo de un filme que basa un muy alto porcentaje de su efectividad en dicho ámbito. 
No en vano, y en firme contraposición a la luz que representan la joven y Poitier, encontramos a unos asombrosos Shelley Winters y Wallace Ford como la madre y el abuelo de la adolescente, como 2 seres deleznables y egoístas que abusan de la chica a la mínima ocasión.
Por otra parte, la película fue una de las más exitosas en la trayectoria de Sidney Poitier, resultando un desarrollo rentable teniendo en cuenta que acepto un recorte salarial a cambio de 10% de los ingresos brutos de la película; y lo marcó como una gran estrella de Hollywood.
Shelley Winters, elegida como la monstruosa madre, dijo que le era muy difícil hablar sobre los epítetos raciales utilizados por su personaje en A Patch of Blue:
“Siempre he encontrado algo que me gusta en los personajes que interpreté, pero esta vez no.
Realmente odio a esta mujer”
Y esto se debía porque ella era partidaria del movimiento por los derechos civiles, se sentía muy incómoda interpretando a una racista. 
Más, Winters estaba realmente abrumada y sin palabras la noche en que ganó un Oscar como Mejor Actriz de Reparto, por interpretar de forma muy vitalista y convincente a una madre vulgar, bruta, violenta, maleducada, de vida ligera e irresponsable; siendo ella una mujer liberal y feminista, fundamentalmente agradable… debe haber sido difícil para ella interpretar a una puta de $2
Pero todo funciona gracias a ella. 
Por ella, los sentimientos de vergüenza, cólera, ahogo, y estremecimiento ante la maldad y el prejuicio, sobrepasan la pantalla y llegan al espectador, haciéndolo también que se vea en el espejo y se evalúe.
Por último decir que A Patch of Blue también fue la última aparición en pantalla para el veterano actor Wallace Ford, que moriría meses después.
Como dato, A Patch of Blue contiene muchos errores, algunos de continuidad no muy evidentes, como sí son los errores de hecho; por ejemplo, cuando Selina revela su agresión sexual a Gordon, “vemos” a su atacante y su lucha a través de sus ojos, lo cual es imposible porque antes ella había explicado que la causa de su ceguera fue a la edad de 5 años;, además algún diálogo que atiende más al uso/costumbre que a la realidad, como cuando Selina dice “cuándo te volveré a ver” cuando en realidad ella no puede ver a Gordon, pero se entiende en el contexto.
Sin embargo, lo que levantó más cejas, no fue el enamoramiento de la pareja, bueno, de parte de Selina hacia Gordon, sino que fue mostrar escenas donde Poitier y Hartman se besan.
Esos fotogramas fue cortados cuando se demostró en los teatros de cine en el sur de los Estados Unidos, donde muchos estados todavía tenían leyes contra lo que llamaron “mezcla racial”
Por dicha, esas escenas se ven intactas en la versión de DVD. 
Hoy, es difícil imaginar cuán radical fue este beso…
Así que ese es el significado social; y como película, como drama, esto se mantiene sorprendentemente bien. 
Naturalmente, Selina se enamoraría de la primera persona que haya demostrado su amabilidad, tras vivir toda una vida de tormentos.
Por último, la banda sonora de A Patch of Blue fue compuesta y dirigida por Jerry Goldsmith; cuyo motivo musical principal se inspiró en el acto de ensartar cuentas, una actividad que Selina realiza con frecuencia durante el transcurso de la película.
“It's wonderful to have a friend”
La naturaleza es sabia, y nuestro cerebro está programado para manejar nuestras emociones, dirigiéndolas a un instinto básico:
La preservación de la especie y el cuidado de los más débiles, asegurando el futuro de la especie humana. 
¿Crees que el amor es ciego?
“El amor es ciego” es una de las expresiones más usadas para referirse a la forma irracional de actuar cuando se está enamorado; y se refiere a la magia del amor y la ceguera de los involucrados que sopesaban la emocionalidad y la pasión por sobre la racionalidad. 
Y es que cuando nos enamoramos, percibimos las cosas de forma distinta.
La ciencia ha dado pruebas de que “el amor sí es ciego”, ya que la naturaleza y nuestro cerebro, se encargan de que en un principio no veamos los defectos del otro. 
Se trata de un rasgo evolutivo, que contribuye a preservar la especie, subiendo las posibilidades de procreación. 
Pero más allá del amor sexual, está el amor afectivo, que lo vemos en la empatía, como la capacidad de percibir, compartir y/o inferir los sentimientos, pensamientos y emociones de los demás, basada en el reconocimiento del otro como similar; es decir, como un individuo similar con mente propia. 
Es por esto que es vital para la vida social; además, consiste en entender a una persona desde su punto de vista en vez del propio, o en experimentar indirectamente los sentimientos y percepciones del otro. 
Por tanto, la empatía no implica en sí misma motivación de ser una ayuda; sin embargo, puede volverse una base para la solidaridad o angustia personal, lo que podría resultar en una reacción.

“Love is color blind”



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