Sweet Bird of Youth

“He used love like most men use money”

En 24 años, 19 obras de Tennessee Williams se representaron en Broadway, donde toda su obra se ve la influencia de Faulkner y de D.H. Lawrence, atravesado por inadaptados, marginados, perdedores, desamparados, por los cuales muestra todo su interés; y a través de todos sus personajes, en una mezcla de realismo y sueño, dentro del desastre o la fantasía, analiza la soledad que fue la constante en su vida; porque sus trabajos se basan en la oposición entre el individuo y la sociedad, recurriendo a personajes casi arquetípicos, como:
La aristócrata en decadencia, la joven débil y víctima del macho dominante; el joven sensible y con aspiraciones artísticas, el hombre emprendedor y agresivo, etc.
Este cuarteto, con sus sucesivas variantes, se insertan en una oposición más general entre los integrados que aceptan la hipocresía y los rebeldes, marginados que rechazan el compromiso; y el tema común de la “heroína loca”, aparece en muchas de sus obras, que bien pudo haber sido influencia de su hermana...
Por ello, sus personajes suelen verse como representaciones directas de los miembros de su propia familia.
Así, las piezas dramáticas de Tennessee Williams han sido adaptadas en varias ocasiones al cine; siendo dirigidas por los más grandes directores de su generación, desde Joseph L. Mankiewicz hasta John Huston; y dada la intensidad de las tramas y la riqueza potencial de sus atormentados personajes, la calidad de estas adaptaciones ha sido, en general, magnífica, y muy propicia para que actores de calidad expongan en ellas su talento interpretativo.
Así, Elia Kazan dirigió en 1951, la primera adaptación al cine de una obra de Williams, “A Streetcar Named Desire” interpretada por Marlon Brando y Vivien Leigh, que se cuenta entre las mejores jamás rodadas sobre un texto del dramaturgo.
Daniel Mann, llevó al cine “The Rose Tattoo” en 1955, con Anna Magnani, en un papel escrito expresamente para ella, y que le dio El Premio Oscar, actuando junto a Burt Lancaster, pero que Magnani, al negarse a hacerla en los escenarios de Broadway, posibilitó la consagración de Maureen Stapleton.
Por otra parte, Richard Brooks llevó a cabo con la adaptación de “Cat on a Hot Tin Roof” en 1958, con Elizabeth Taylor y Paul Newman como protagonistas, una de las películas de referencia obligada si hablamos de las obras del genial Tennessee en la pantalla; y el mismo Brooks dirigió en 1962, la adaptación de “Sweet Bird of Youth”, repitiendo a Newman y con la excepcional Geraldine Page, recreando esos ambientes entre sórdidos y claustrofóbicos que caracterizan las obras del sureño, aunque más suavizada con respecto al original que adaptaciones anteriores debido a la censura en los Estados Unidos, que ese mismo año se cebaba con “Lolita” de Stanley Kubrick o “The Chapman Report” de George Cukor.
También Joseph L. Mankiewicz estrenó en 1959 “Suddenly, Last Summer”, con un reparto estelar, como sucede en muchas películas basadas en Williams:
Elizabeth Taylor, Katharine Hepburn y Montgomery Clift; y se convirtió casi desde entonces, en una de las mejores, si no la mejor de las traslaciones de su obra a la gran pantalla.
En 1961, Vivien Leigh repitió con obra de Tennessee Williams en “The Roman Spring of Mrs. Stone” dirigida por José Quintero y acompañada por un juvenil Warren Beatty como el gigoló romano Paolo di Leo; siendo quizás no suficientemente valorada en su momento, pese a que gozó de gran popularidad, es una película a tener en cuenta… y cabe mencionar también la espléndida y oscura versión que dirigió John Huston en 1964 de “The Night of The Iguana” con Richard Burton, Ava Gardner, Deborah Kerr y Sue Lyon, cuya acción transcurre en México, y que en su día constituyó un fracaso en taquilla, pero hoy emerge como un auténtico clásico moderno.
Otros títulos, no tan recordados pero que merecen una revisión, son:
“Summer and Smoke” de Peter Glenville (1961), con una de las grandes interpretaciones de Geraldine Page junto a la ya citada “Sweet Bird of Youth”
“I like you.
You are a nice monster”
Sweet Bird of Youth es un drama del año 1962, escrito y dirigido por Richard Brooks.
Protagonizado por Paul Newman, Geraldine Page, Ed Begley, Shirley Knight, Rip Torn, Madeleine Thornton-Sherwood,  Mildred Dunnock, entre otros.
El guión está basado en la obra teatral homónima de 1959, escrita por Tennessee Williams, la cual se centra en la relación entre un vagabundo y una estrella de cine en plena decadencia, incapaz de asumir los estragos del paso del tiempo; pero la razón principal del regreso a casa del personaje masculino es recuperar lo que tenía en su juventud, principalmente su antigua novia, cuyo padre lo había echado de la ciudad años antes.
El título original de la obra era “The Enemy, Time”, que esencialmente significa lo mismo que Sweet Bird of Youth; pues sugiere que, casi antes de que nos demos cuenta, la juventud se va volando...
La juventud es dulce y tiene una calidad boyante, mientras que el enemigo, el tiempo, es lo que hace volar al “pájaro dulce”
Tennessee tuvo mucho cuidado con sus títulos; por lo que la obra que tiene sus momentos líricos y espeluznantes al mismo tiempo, es casi el final de muchas cosas, y ahí radica el dramático acantilado que Tennessee construye para el espectador; donde todos los personajes están en su última oportunidad.
Nadie escapa a tener que elegir, pero es fascinante ver lo que cada uno de ellos hace frente a su elección.
Es un drama amargo y asfixiante, que desnuda un mundo sórdido y escabroso, atenazado por sus miserias; donde el fracaso siempre hace una gran alegoría de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”; de cómo los profundos errores que pueden cometer los seres humanos, hace que se deterioren y se marchiten.
Estrenada en Martin Beck Theatre de Broadway, en New York, el 10 de marzo de 1959, con Geraldine Page en el papel de Princesa Kosmonopolis y Paul Newman como Chance Wayne, la obra “Sweet Bird of Youth” fue dirigida por Elia Kazan y acompañados en el cartel, entre otros, por Diana Hyland como Heavenley; Sidney Blackmer, Bruce Dern, John Napier y Rip Torn.
Para la obra cinematográfica, Richard Brooks dirige el timón volviendo a demostrar su gran talento en los melodramas; y como ya hiciera anteriormente, con por ejemplo, “Cat on a Hot Tin Roof”, el realizador vuelve a contar con Paul Newman para relatar las desventuras de un grupo de perdedores soñadores.
Así, la película trata un variado repertorio de aspectos como la fama, la corrupción, la pobreza, la inmadurez, la prostitución, el egocentrismo, el amor, las irremediables ambiciones… aspectos que hacen del filme una condensación de la vida de Williams, un tanto dura; la cual hereda todas las virtudes que el teatro le puede aportar al cine, y en general al arte dramático; donde Tennessee Williams desnuda a sus personajes de estereotipos o hipocresías, y nos brinda una obra muy humana, llena de virtuosismo en sus diálogos, llegando incluso a estremecernos, porque nos habla cara a cara de nuestros sueños y ambiciones fallidas; la lucha interna de los actores por mantener una imagen y todas las consecuencias que conlleva el arte de crear y actuar.
La película fue un éxito, con casi $8 millones de ganancia de un presupuesto de $2 millones.
Además, la película ganó un Premio Oscar al Mejor Actor de Reparto para Ed Begley, en su única nominación al Premio de La Academia; y obtuvo 2 nominaciones más:
Mejor actriz principal (Geraldine Page) y actriz de reparto (Shirley Knight)
La acción tiene lugar en Gulf Coast, Florida; a lo largo de unos pocos días del verano de 1960.
Chance Wayne (Paul Newman), es un joven que vuelve a su población natal después de una larga ausencia, en la que ha intentado sin éxito convertirse en actor de cine.
Él es apuesto y seductor, sin suerte en la vida, que ha trabajado en oficios ínfimos; y que residió durante un tiempo en Hollywood para abrirse camino como actor en el mundo del cine; pero tras innumerables fracasos, se dedica a trabajar como gigoló de mujeres adineradas y solitarias.
Es durante el camino hacia Florida que ha conocido a Alexandra del Lago (Geraldine Page), una actriz ya mayor, con la que inicia una relación, esperando que ella le ayude a conseguir un papel en una película.
Ambos se alojan en el hotel de la ciudad y Wayne, mientras sigue con Alexandra, va en busca de su antigua novia, Heavenly (Shirley Knight)
Heavenly es la hija de Tom “Boss” Finley (Ed Begley), el principal político de la población, que en su día le obligó a marcharse preocupado por las relaciones entre él y su hija.
De esa manera, la película muestra una sociedad dominada por el deseo, el sexo, la prostitución, la hipocresía, la codicia, los abusos de poder, la violencia doméstica y la corrupción; y como en otras obras de Tennessee Williams, la acción se ubica en una localidad del Sur de EEUU, en el marco de una sociedad conservadora, clasista y retrógrada.
La tensión dramática llena el film en un “in crescendo” que culmina hacia el final en una sucesión de escenas violentas y desgarradoras, que ponen al descubierto la bajeza de las pasiones humanas amparadas en la venganza y la violencia inmisericorde.
La narración hace uso de “flashbacks” para explicar hechos de los años de juventud de Chance, con referencia al inicio de La Guerra de Corea, en la que participó; el amor juvenil de Chance y Heavenly, al embarazo de ésta y a la expulsión de aquél del lugar por el padre de la chica, cacique y alcalde del mismo.
Son escenas destacables, la conversación telefónica de Alexandra con un crítico de cine, la de Alexandra borracha en el bar del hotel, y el mítico salto del cisne de Newman desde el trampolín de una piscina.
Y es que el protagonista se enfrenta a su pasado con deseos de redención en una ciudad donde muchos le odian y nadie le quiere, salvo Heavenly y la tía Nonnie (Mildred Dunnock)
Así, las subtramas típicas de Williams, de hipocresía sureña también están bien incorporadas en la historia central por el director/guionista Richard Brooks, y en realidad aumentan la tensión de la pieza.
Incluso con la censura del cine de principios de los años 60, incluido un final innecesariamente reescrito, Sweet Bird of Youth todavía tiene un gran impacto; principalmente debido a su tema tabú en ese momento, por lo que esta película recibió un aviso de calificación previa restringido por La MPAA, que prohíbe que asistan personas menores de 18 años.
Esta fue una calificación previa equivalente a una calificación X, más tarde NC-17; y según los estándares actuales, la película es tan mansa que, cuando se muestra en Turner Classic Movies, está clasificada como TV-PG.
Pero es debido a las estrictas reglas de censura, que ciertos elementos de la obra de teatro no llegaron al guión; por ejemplo, en la obra, Heavenly no quedó embarazada del hijo de Chance, y terminó teniendo un aborto ilegal; en cambio, Chance la infectó con una enfermedad venérea, y se vio obligada a someterse a una histerectomía.
Y al final, en lugar de simplemente ser golpeado por los matones del jefe Finley, Chance también es castrado, fuera de pantalla.
Ciertamente, algunos espectadores hablarán sobre ese final reescrito, pues el estudio exigió que las cosas terminen “felizmente”, así como la eliminación de temas tan candentes como el aborto y la castración para apaciguar a los censores, sin embargo, ninguna de estas omisiones afecta dramáticamente película.
A pesar de que cedió al estudio en términos del final, se le debe dar crédito al director, por centrarse en los personajes y el diálogo, y evitar la tentación de “maquillar” la obra para el público de las películas.
Total, la película está firmemente plantada en sus relaciones centrales, y esto es lo que lleva el día; por lo que no importa cuán censurable haya sido El Código de Producción, nadie podría enmascarar la dinámica candente entre Newman y Page.
“The big difference between people is not between the rich and the poor, the big difference is between those who have ecstasy in love an' those who haven't”
A lo largo de la historia del cine han habido una serie de cineastas que se han atrevido a adaptar no sólo grandes novelas, sino en general trasladar el universo de auténticas figuras literarias a la gran pantalla, resultados irregulares, pero actitud muy digna en todos ellos, grupo al que pertenece Richard Brooks, uno de esos cineastas que no ha pasado a la historia del Séptimo Arte como un genio, y al que se infravalora esa actitud que le llevó a rodar “In Cold Blood”, la obra maestra del controvertido Truman Capote, y a adentrarse en el atormentado universo del dramaturgo Tennessee Williams con “Cat on a Hot Tin Roof”, y no conforme con ello, volvió a repetir adaptando Sweet Bird of Youth, en la que deja al descubierto a esa sociedad ampulosa, hipócrita y ambiciosa, capaz de sacudirse toda suerte de escrúpulos para alcanzar el poder; con las intrigas políticas, la discriminación, la inmoralidad, la prepotencia… y otras lacras de las que siempre, y por siempre, que contaminan a las sociedades, brotan aquí sembrando desencanto hacia una especie humana a la que todavía le falta mucho pero mucho por aprender.
Y Brooks vuelve a lucirse en la dirección de actores, con un reparto memorable que incluye a Paul Newman como el joven enamorado dispuesto a vender su cuerpo con tal de hacerse un lugar en una sociedad de uso, donde se te valora más por lo que puedes ofrecer, que por lo que puedas ser.
Geraldine Page, demostrando su enorme vitalidad como actriz, en un rol de mujer ambigua que le viene como anillo al dedo; y Ed Begley, llevándose un Oscar como ese abominable padre y peor político, que pondrá todos los obstáculos al intenso romance de su hija con el joven Chance.
Mención aparte para Rip Torn quien, como Thomas Jr., se inscribe como uno de los grandes que ha dado el cine.
¿Y cuál es la gran diferencia entre las personas?
El filme nos ofrece su respuesta:
Situaciones llenas de mentiras y traiciones hacen que estos personajes se jueguen más que su dignidad; y que tiemblen los pilares construidos a lo largo de su vida.
Allí veremos al apuesto y joven Chance Wayne, cuando regresa a su ciudad natal de St. Cloud, Florida, acompañado por una estrella de cine considerablemente mayor, Alexandra Del Lago; que está necesitada y deprimida, particularmente sobre una película que acaba de terminar de hacer, y habla de retirarse del mundo de la actuación para siempre…
Pero Chance había ido a Hollywood a buscar fama y fortuna a instancias del ciudadano más poderoso e influyente de St. Cloud, “Boss” Finley, demasiado ingenuo o poco dispuesto a apreciar que Finley simplemente quiere que Chance, un camarero del club de campo, se quede con lejos de su hermosa hija, “la celestial” Heavenly.
Y es el Finley es un líder político que disfruta exhibiendo a su hija, como lo hace hoy Donald Trump con Ivanka, como modelo de pureza y castidad; y su despiadado hijo, Tom Jr., ayuda a las ambiciones de su padre de cualquier manera que pueda.
Él tampoco está contento de que Chance Wayne vuelva a la ciudad; por lo que desesperado por tener a Alexandra más allá de su fantasía de convertirse en una estrella, Chance se ha convertido en su amante; y llega a chantajearla con una grabación de cinta, en la que ella habla abiertamente de una dependencia de las drogas; pero Alexandra lo desafía, enfureciéndose al darse cuenta de que los intereses románticos de Chance con Heavenly son más importantes para él que sus propias necesidades.
Y justo cuando Alexandra está en su punto más vulnerable, recibe una llamada de Hollywood para notificarle que la nueva película que acaba de hacer parece ser un cierto éxito, reviviendo su carrera; y en una escena con Finley, sus secuaces se llevan a Chance con el propósito de ser maltratado o castrado.
Mientras tanto, la amante descartada de Finley, la señorita Lucy, expone las tácticas encubiertas de Finley a las autoridades gubernamentales.
Chance, sin otro lugar a donde girar y todavía en pie, convence a Heavenly de que abandone la ciudad con él.
Ahora capaz de enfrentar la verdad sobre sí mismo, Chance y Heavenly se reconcilian y abandonan la ciudad juntos, dejando a su padre enfrentando una acusación.
Richard Brooks se arriesga, una vez más, y adapta al cine, con gran respeto, una gran obra de Tennessee Williams, adentrándonos a su tierra natal, lugar dónde el dramaturgo estadounidense ganaba toda inspiración e imaginación; y muy cercana a “Cat on a Hot Tin Roof” en varios aspectos, nos plasma un interesante drama sureño, mezclado de varios temas que será necesario analizar; pues existen numerosas cualidades que hacen de Sweet Bird of Youth una película estelar, comenzando con el tremendo material de origen.
Se trata de una historia de personajes:
Por un lado, Newman es un tipo ambicioso y buena persona que quiere labrarse un futuro para poder casarse con su enamorada.
Sin embargo, ella es rica y él pobre, de manera que el padre no ve con buenos ojos esta unión, así que le anima a que se marche del pueblo y vuelva siendo un triunfador como lo fue él en el pasado.
Al no conseguir su propósito, acaba convertido en gigoló para una estrella en decadencia que promete patrocinarle en Hollywood.
Newman tiene la posibilidad de convertirse en héroe en La Guerra de Corea, sin embargo, su falta de valor y sobre todo el hecho de dejar embarazada a su novia, le llevan a abandonar definitivamente su pueblo, y lo peor es que ni siquiera sabía que su chica estaba en cinta...
Posteriormente descubriremos que el padre de la obliga a abortar, algo escandaloso en el conservador estado sureño.
Con ese turbio secreto, que de hacerse público, hundiría la carrera política del padre; es un tipo hecho a sí mismo, tremendamente ambicioso y obsesionado con el éxito.
Es déspota, cruel y desprovisto de principios que acabará perdiendo a su hija cuando finalmente huya con su amante.
Su hijo, es la viva imagen de él, un hombre agresivo con maneras de matón que acabará como su padre; y el personaje encarnado por Geraldine Page, es el de una actriz alcohólica pasada de vueltas, incapaz de asimilar su decadencia, por lo que se burla y humilla a Chance; que se ríe de él cuando torpemente intenta chantajearla si no cumple con su contrato de ayudarle a medrar en Hollywood; y en el fondo, no es más que otra persona cegada por la fama y la ambición.
Hay en la historia, una dura crítica a la ambición desmedida que nos convierte en seres crueles y egoístas; y a esa mentalidad tan gringa de ser siempre el número uno en todo y triunfar cueste lo que cueste, de lo contrario eres un fracasado perdedor; esa manera de pensar, destruye a las personas envileciendo sus sentimientos.
Lo mejor sin duda son los diálogos, brillantes, intensos, puramente dramáticos, de manual, demoledores, que se dicen en ese ambiente en que se desarrolla un título que podría permitir fácilmente un doble significado, siendo el primero de ellos, el grato sentimiento de vuelo que se tiene ante el primer amor, y el otro… creo que lo explicará mejor La Princesa en algún momento del filme…
El símbolo de pájaro es el más manifiesto, pero los pájaros no se repiten...
La obra trata principalmente sobre el tiempo y sus efectos en la vida humana; y los motivos principales son los sueños, las oportunidades y la pertenencia.
El título, por tanto se refiere a la melancolía del envejecimiento y la nostalgia relacionada con la juventud, que como Chance y La Princesa están envejeciendo, su visión parece más hacia atrás que hacia adelante.
Aunque Chance es mucho más joven, sus malas decisiones pasadas ponen en peligro su éxito futuro; y debido a que La Princesa es mayor, tiene más experiencia; advierte a Chance sobre su probable trayectoria descendente y su autodestrucción, comparándolo con otros hombres que viven de su apariencia.
Además, en muchos lugares, otros personajes se refieren a la buena apariencia juvenil de Chance.
Cobre los nombres de los personajes, a menudo dan poderosas sugerencias de quiénes son:
Chance Wayne por ejemplo, es alguien cuyas oportunidades están disminuyendo, desapareciendo rápidamente, a medida que envejece entre la juventud y la belleza que eran sus únicos activos.
El nombre de “La Princesa Kosmonopolis”, el alias de Alexandra del Lago mientras viaja, implica la exótica realeza mediterránea; y también evoca la palabra cosmopolita, que refleja cómo Princesa se ve a sí misma, como una artista sofisticada…
Heavenly es el nombre de la hija de Finley que habla de su pureza de carácter, pero también refleja la preocupación de su padre con esa pureza y la forma en que afecta su reputación.
Aunque el nombre de su padre es Tom Finley, se lo conoce casi exclusivamente como “Boss” en referencia a su autoridad coercitiva.
Y preocupado por su legado, “Boss” Finley ha nombrado a su hijo Tom Junior, y su hijo es como él en muchos aspectos.
La amante del jefe Finley, se conoce constantemente como “Miss Lucy” en lugar de simplemente Lucy, haciendo hincapié en su estado joven y soltera.
Sobra la castración y la histerectomía; Chance, Heavenly y la víctima de linchamiento sin nombre, tienen sus órganos sexuales destruidos.
Existe un sentido general entre la comunidad, de que este es un castigo justo para las personas que se salen de las costumbres sexuales de la comunidad, o en el caso de la víctima de linchamiento, podrían hacerlo.
Incluso “Boss”, que está furioso por la operación de Heavenly, la llama “operación de puta”
No le molesta que eso suceda, solo que le sucedió a su hija...
Estas destrucciones representan la represión sexual opresiva del Sur, que Chance critica en la segunda parte de la película.
También hay algo con los relojes:
En el acto final, La Princesa dice:
“Creo que hay un reloj en cada habitación en la que vive la gente”
Los relojes representan el tiempo y la marcha fundamental de la juventud hacia la decadencia y la muerte.
La Princesa en particular comenta sobre esto, primero tratando de huir de su propio envejecimiento, sigue preguntando qué hora es porque se ha deshecho de todos sus relojes…
Y las canciones de la iglesia, que a lo largo de la obra se escucha “The Lament” que se canta durante los servicios de La Iglesia de Pascua.
Esta canción está asociada con la muerte de Jesús, y representa la atmósfera melancólica de la obra y las tragedias de las que Chance y La Princesa esperan resucitar.
Por una parte, La Princesa logra la resurrección temporalmente cuando se entera de que su película ha tenido éxito, pero finalmente, el enemigo, el tiempo, los derrotará a todos.
La forma de Sweet Bird of Youth es poética y los personajes son más grandes que la vida; por lo que Tennessee no era un escritor naturalista, y escribió basándose en arquetipos:
Boss Finley, Chance, Heavenly… y hay un sentido shakesperiano en que sus personajes son de ese tamaño.
Algunos de los momentos más dramáticos de Sweet Bird of Youth, son como arias, entregados directamente a la audiencia; no es casual que Tennessee Williams escribiera un lenguaje hermoso en sus obras de teatro; pues su compasión por sus personajes es extraordinaria.
El azar, ciertamente no es un villano; incluso La Princesa, que dice que es un monstruo, encuentra compasión por él.
Sin embargo, no era necesariamente un moralista.
Explica los problemas al espectador, pero no conducen en una dirección particular ni predican a la audiencia.
La obra tiene connotaciones religiosas porque tiene lugar el domingo de Pascua; sin embargo, es probable que los rituales y símbolos de la religión atrajeran a Tennessee como dramaturgo.
Gran parte del humor en la obra, proviene de la tragedia, de las absurdas obsesiones de los personajes, aunque Tennessee también podría escribir líneas ingeniosas para sus personajes.
Por su parte, el director Richard Brooks también hace un excelente uso del marco panorámico, componiendo muchas tomas excepcionales que se destruyen cuando la película se modifica de su formato original de Panavision.
Y a pesar de su destreza al elaborar el guión y de que la sutileza de sus movimientos de cámara y montaje ayudan a quitarle peso a la teatralidad del melodrama, su origen es evidente, aunque esto no se convierte en una carga para una película con un ritmo pausado, fomentado por los “flashbacks”, que camina lento pero con paso firme a su violento y duro desenlace.
También es crucial para el éxito de la película, el “casting”
No importa qué película estés viendo, siempre puedes depender de Paul Newman para que entregue los productos, que es precisamente por eso que siguió siendo un gran éxito de taquilla hasta mediados de los años 80, y él da una de sus mejores actuaciones.
Recordar que Newman había originado el papel de Chance en la producción teatral original, y su desempeño inmortal en la pantalla del papel, se ha beneficiado claramente de las cientos de veces que había desempeñado previamente en el escenario.
Arrogante, masculino y dolorosamente hermoso, Newman casi incinera el coloide.
También regresa de la obra teatral original, Geraldine Page como Alexandra, la mejor actriz de tragos; que era solo 2 meses mayor que Paul Newman.
Page está nada menos que sensacional; una verdadera mujer conflictiva que piensa y siente, que está desesperada por escapar de sus problemas, pero completamente insegura de su próximo movimiento.
Ella es vanidosa, insegura e incluso cómica a veces, y Page encuentra el equilibrio perfecto en su interpretación, ya que entiende que las cualidades que hacen que Alexandra sea tan fuerte, también es lo que la hace débil.
Geraldine Page dijo poco antes de su muerte, que los maquilladores y peluqueros pasaron horas en su rostro y cabello para obtener el aspecto de una bella, aunque envejecida estrella de cine.
Page pensó que esta versión glamorosa de Alexandra, no era adecuada para el papel, ya que Alexandra del Lago era una consumidora de alcohol y drogas, pero Page admitió que sentía que era la mejor que había visto en toda su vida.
Como dato, Geraldine Page y Rip Torn se casaron en 1963, 1 año después del lanzamiento de esta película.
El resto del elenco no es menos impresionante:
Ed Begley ganó un Oscar al Mejor Actor de Reparto por su papel de “Boss” Finley, y es refrescante ver al actor soltarse en una actuación vil sin ninguna aprensión evidente.
Rip Torn y Mildred Dunnock son excelentes para apoyar a las partes, y Shirley Knight, nominada al Oscar, es inquietantemente encantadora como la apropiadamente llamada “Heavenly”
Y como en la mayoría de las obras de Tennessee Williams, aparecen los temas clave:
La ambición de Finley, la de Chance, la de Alexandra; la crueldad del cacique Finley, que pretende someter a todo el pueblo; el miedo al fracaso de Chance, y Alexandra; el amor frustrado de Chance por su novia Heavenly; la mediocridad del hijo de Finley, la del propio Finley, por muy poderoso que sea; el populismo de Finley; la venganza que Finley y sus secuaces se toman contra Chance; la mercantilización de las relaciones humanas, que Chance “usa” a Alexandra, Finley “usa” a su hija, Alexandra “necesita a Chance”… y todo esto mezclado con alcohol y drogas.
Todas estas facetas de la vida arriba mencionadas, desgastan y conducen a la destrucción o autodestrucción; y frente a esta avalancha, solo el amor sencillo, liviano, que no busca más que la compañía y el apoyo de la otra persona, crece y nos hace crecer.
Por cursi que suene, el amor como aspiración, como luz, nunca desaparece…
Y como controversia, la adaptación de la obra original de Tennessee Williams, pasó por varios borradores con énfasis en cómo filmar el controvertido final en el que Williams había pedido originalmente la castración del personaje de Chance interpretado por Newman.
La representación de la castración, se dejó fuera de pantalla, y se filmó como una representación ambigua de la posibilidad de que los secuaces de Finley lo sacaran de pantalla con el propósito de ser maltratado o castrado como se escribió originalmente en la obra.
El asalto implícito que tuvo lugar fuera de pantalla, se vio compensado aún más en la película por una escena de cierre que representa una representación ambulatoria de Chance sobre sus pies, y que se prepara para salir de la ciudad aparentemente sin cicatrices apreciables por la escena cerca del final de la película, representando a los secuaces de Finley, tomando el control corporal de Chance; y todo ello con el símbolo del bastón que al final se quiebra.
De esa manera, la versión de la película fue “desinfectada”, con Chance convirtiéndose en un vagabundo en lugar de un gigoló de alquiler, y no se menciona la operación de Heavenly Finley ni la infertilidad resultante.
Los momentos “blanqueados” de la política de Hollywood de mediados del siglo XX, y tal vez de todos los tiempos; protagonizan esta puesta en escena del control máximo y el poder corrupto; no muy lejano del mensaje, con empresarios poco escrupulosos que dan su asalto al poder público, como si fuera el mismo Donald Trump, contando con la aquiescencia de limosneros o aspirantes al latrocinio, y sin intención alguna de respetar alguna regla que no hayan escrito ellos.
Sólo alguien de su catadura podrá derribarlos; mientras los pequeños deben ser condescendientes o ser aplastados como cucarachas.
Al final, todos consiguen su merecido:
Torn el desprecio de todos, incluido su padre; Newman y Knight se marchan juntos como siempre planearon, supuestamente sin nada, pero tienen a tía Nonnie para ayudarles.
Y Begley, queda solo, pudriéndose en El Infierno.
Si algo se le puede achacar es una clara división entre los buenos y malos; curiosamente, los buenos tienen más matices, por ejemplo, Chance puede ser un aprovechado, pero en el fondo no es mala persona; lo mismo cabe decir de Alexandra.
Los malos, por su parte, lo son siempre, por rencor, venganza, ambición…
Por último, la banda sonora es espectacular, a cargo de John Rox, que incluye solos de piano, melodías de viento y una composición orquestal romántica para la escena del faro.
“Leroy, did you know this is Chance Wayne... the famous Hollywood and Broadway celebrity?”
Sweet Bird of Youth nos habla de la trágica pérdida de la belleza juvenil y la inocencia cuando eso es todo lo que uno tiene para ofrecer; y nos habla de esos años dorados que tiene todo el mundo y que están llenos de esperanza y futuro.
Unos años que pasan rápidos y veloces, haciendo que lleguen otros en los que se mire con añoranza tiempos pasados, y uno se plantee si ha jugado bien sus cartas...
Unas cartas que a veces con la inexperiencia de la juventud no se saben jugar, pero que uno tiene que arriesgar.
La cuestión es, si estos jóvenes que todo lo arriesgan, les compensará.
Tennessee Williams advierte que el paso del tiempo no se ve influenciado por las preocupaciones superficiales de la juventud y la belleza, lo que sugiere que las personas deberían invertir en valores más auténticos y significativos.

“Princess, each of us has his own private hell to go to”



Comentarios

Entradas populares