The Barefoot Contessa

“In Hollywood, it is not easy to become a star”

¿Cómo queremos que sean nuestras estrellas?
¿Humanas, alcanzables, modestas y con el brillo de los astros?
El llamado “Star-System” o “Sistema Estelar” era el método de crear, promover y explotar estrellas en las películas de Hollywood; por lo que los estudios de cine seleccionarían a actores jóvenes prometedores, les darían glamour y crearían personajes para ellos, a menudo, inventando nuevos nombres, e incluso nuevos antecedentes; como por ejemplo, Rita Hayworth tenía como nombre de nacimiento, Margarita Carmen Cansino.
Así, El Sistema Estelar enfatizó la imagen en lugar de la actuación, aunque las lecciones discretas de actuación, voz y baile, eran una parte común del régimen; por lo que se esperaba que las mujeres se comportaran como damas, y que nunca salieran de la casa sin maquillaje y ropa elegante; mientras que a los hombres, se esperaba que fueran vistos en público como caballeros.
Así, las cláusulas de moralidad eran una parte común de los contratos de estudio de los actores; y los ejecutivos del estudio, el personal de relaciones públicas y los agentes, trabajaron junto con el actor para crear una personalidad de estrella, y encubrir incidentes o estilos de vida que dañarían su imagen pública; por lo que era común, por ejemplo, organizar citas falsas entre estrellas solteras para generar publicidad.
De ese modo, los tabloides y los columnistas de chismes, serían avisados, y los fotógrafos parecerían capturar “el momento romántico”; pero el aspecto conspirador del sistema de estudio manipulaba tanto las imágenes y la realidad que finalmente comenzó a flaquear.
Ya en los años 60 y 70, un nuevo estilo de actuación más natural, “El Método Stanislavski” había surgido, mitificado y consagrado; y la individualidad se había transformado en una cualidad personal atesorada; al tiempo que con la competencia de la televisión y los estudios completos cambiando de manos, El Sistema Estelar se tambaleó y no se recuperó; por tanto, ya no pudo resistir los cambios que ocurren en el entretenimiento, la cultura, el trabajo y las noticias, y en 1970, el otrora “Star-System” había desaparecido.
“What she's got, you couldn't spell... and what you've got, you used to have”
The Barefoot Contessa es un drama del año 1954, escrito y dirigido por Joseph L. Mankiewicz.
Protagonizado por Humphrey Bogart, Ava Gardner, Edmond O'Brien, Marius Goring, Valentina Cortese, Rossano Brazzi, Elizabeth Sellars, Warren Stevens, Franco Interlenghi, Mari Aldon, Bessie Love, Alberto Rabagliati, Enzo Staiola, Maria Zanoli, Renato Chiantoni, Bill Fraser, John Parrish, Jim Gérald, Diana Decker, entre otros.
El guión tiene variadas fuentes:
Es una revisión del cuento de “La Cenicienta”, pero le aplica dosis de dramatismo y de tragedia; por lo que la conocida fábula aparece en los diálogos de la película; y la figura de la protagonista es similar a la de Cenicienta, y la de su amigo, al del Hada Madrina, ya que la artista proviene de un país “pobre”, España; y acaba siendo descubierta por un director de Hollywood.
Joseph L. Mankiewicz basó también el personaje central en la estrella de cine y bailarina estadounidense, Rita Hayworth, a quien de hecho se le ofreció el papel.
En la vida real, Hayworth era una latina que luego se casó con un Príncipe, Aly Khan; sin embargo, algunos elementos también fueron tomados de la vida de la misma Ava Gardner, sobre todo en la relación que mantuvo con el multimillonario productor de cine, Howard Hughes.
El guión, escrito por el propio Mankiewicz, está lleno de cinismo con concesiones autobiográficas, destacando la mezquindad de los nuevos productores cinematográficos sin escrúpulos y sin sensibilidad por el arte; todo un espectáculo visual, como reflejo de las miserias de Hollywood, capaz de crear al “animal más bello del mundo” y destruirlo.
No es casual que el filme sea considerado “una de las películas de Hollywood más glamorosas de Mankiewicz”, y “una de las más glamorosas de La Era Dorada de Hollywood”, aun cuando fue producida en los estudios Cinecittà de Roma, Italia; siendo parte del fenómeno “Hollywood On The Tiber”, que era una frase utilizada para describir el período en los años 50 y 60, cuando la capital italiana de Roma, surgió como un lugar importante para el cine internacional, atrayendo muchas producciones extranjeras a los estudios Cinecittà; que a diferencia de la industria cinematográfica italiana nativa, estas películas se hicieron en inglés para su lanzamiento mundial; aunque los principales mercados para tales películas fueron el público estadounidense y británico, disfrutaron de una gran popularidad en otros países, incluida Italia.
Todo inició con el éxito comercial de “Quo Vadis?” (1951) que condujo a una corriente de éxitos de taquilla producidos en Italia por los estudios de Hollywood, que alcanzó su apogeo con la producción de 20th Century Fox, “Cleopatra” (1963), de ahí que la frase “Hollywood sobre El Tíber” es una referencia al río que recorre Roma, siendo acuñado en 1950 por la revista Time, durante la realización de “Quo Vadis?”
Pero más allá de ello, The Barefoot Contessa fue la película que popularizó la leyenda de Ava como “el animal más bello del mundo”; pero fue por la actuación de Edmond O'Brien, que la película ganó la única categoría por actuación a la que estuvo nominada al Premio de La Academia, al Mejor Actor de Reparto.
Además, Mankiewicz fue nominado al mejor guión original.
La película se comenzó a rodar en Roma, en los estudios de Cinecittà; pero también se grabaron exteriores en San Remo y Portofino.
La acción tiene lugar en Madrid, Hollywood, Roma, Montecarlo y Rapallo, a lo largo de 3 años, de 1950 a 1953; e inicia desde la muerte de la protagonista, donde narrativamente, se viajará al pasado constantemente para conocer sobre su vida adulta.
Así, a pesar de su suerte, el director de cine y escritor Harry Dawes (Humphrey Bogart) se ve reducido a trabajar para el magnate de negocios abusivo y emocionalmente atrofiado, Kirk Edwards (Warren Stevens), quien ha decidido que quiere producir una película para aumentar su ego monumental.
En busca de una protagonista glamorosa, van a un club nocturno de Madrid, para ver a una bailarina llamada Maria Vargas (Ava Gardner), a quien Kirk ya le habían contado…
María es un espíritu alegre pero orgulloso, a quien le gusta andar descalza, y tiene una vida hogareña problemática.
A María, inmediatamente le gusta Harry, cuyo trabajo conoce, pero le disgusta instantáneamente a Kirk.
Aunque ella huye durante su reunión, Harry la rastrea hasta la casa de su familia, y la convence de que se vaya con ellos a América, para hacer su primera película.
Gracias a su experiencia, y a la ayuda del publicista sudoroso e insincero, Oscar Muldoon (Edmond O'Brien), su debut en el cine es una sensación.
Con películas posteriores de este equipo, Maria se convierte en una actriz respetada, y la carrera de Harry resucita y se hacen amigos.
Pero durante una fiesta en la casa de María, Kirk y el rico playboy latinoamericano, Alberto Bravano (Marius Goring) se involucran en una discusión sobre ella.
Alberto había admirado visiblemente a María durante la noche; y cuando él la invita a unirse a su yate en La Riviera; Kirk le ordena que se mantenga alejado de él.
Ofendida por el intento dominante de Kirk, ella acepta la invitación de Alberto.
También, viendo una oportunidad, Oscar, cansado de ser el lacayo de Kirk, cambia su lealtad a Alberto…
María es ahora una gran estrella, pero no está satisfecha...
Ella envidia la felicidad que su amigo Harry encontró con su esposa, Jerry (Elizabeth Sellars); además, Alberto es demasiado frívolo y superficial para ella; y una noche en un casino, mientras Alberto está jugando, María toma algunas de sus fichas y las cobra, arrojando el dinero a su amante gitano desde una ventana.
Cuando Alberto tiene una racha perdedora, regaña a María en público por arruinar su suerte.
Posteriormente, recibe una bofetada en la cara del Conde Vincenzo Torlato-Favrini (Rossano Brazzi), que escolta a María a las afueras del casino.
Así, María se queda con Vincenzo y su hermana viuda, Eleanora (Valentina Cortese), en El Palacio del Conde; donde ella ha encontrado el gran amor de su vida, y se casan en una lujosa ceremonia; pero hay un problema:
El Conde y su hermana, son los últimos de Los Torlato-Favrini; sin descendencia, por lo que la línea noble se extinguirá.
Además, El Conde tiene un secreto:
Debido a una herida de guerra, él es impotente; y no le cuenta esto a María hasta la noche de bodas.
En una noche lluviosa, meses después, con Harry en Italia, una infeliz María llega a la habitación de su hotel, y le cuenta la impotencia de su esposo, pero confiesa que está embarazada…
Ella cree que Vincenzo querrá a este niño para perpetuar el linaje familiar; y Harry le advierte que Vincenzo está demasiado orgulloso para aceptar esto, pero María siente lo contrario, y planea contarle sobre su embarazo esa noche.
Después de que María sale de su habitación de hotel, Harry nota que el auto de Vincenzo sigue el de ella, y los sigue…
De vuelta en El Palazzo de las habitaciones de los criados, Vincenzo mata a tiros a María y a su amante, antes de que ella pueda contarle sobre el niño.
Harry llega justo cuando se disparan los disparos; y no le cuenta a Vincenzo sobre el embarazo.
La historia termina, como comenzó, con “flashbacks” en su funeral.
Después, Vincenzo es llevado por la policía.
La historia trata de ser una crítica al poder, a la sociedad en general y a sus ramificaciones en el mundo del cine en particular, bastante cargada de lugares comunes, pero expresada con fuerza y sinceridad, lo que hace que finalmente te cale hondo.
Otro aspecto interesante, es la relación entre los protagonistas, 2 estrellas de máximo nivel, cuyos personajes solo son amigos durante todo el metraje, sin ambigüedades ni deseos incumplidos.
De hecho, uno de ellos está felizmente emparejado, en una relación de lo más normal, cosa muy rara en el cine de la época.
Y en la fase final, se introduce el elemento de suspense, girando en torno a ciertas ambigüedades sexuales de un personaje, y lo hace de forma magistral y muy sutil.
Por tanto, la película es un drama con elementos de misterio, romance y crimen; donde el realizador propone una reflexión sobre las relaciones entre guión y vida real; donde el guión es coherente y verosímil, la vida presenta frecuentes incoherencias e inverosimilitudes; por lo que el espectador avisado debe permitir al guión las licencias que se dan en la vida.
El relato presenta, además, una visión ácida, cáustica y crítica del mundo del cine de Hollywood; denuncia el despotismo de los tiburones puestos a productores por vanidad y ansias de fama; y critica el culto de las apariencias que se da en un ambiente saturado de hipocresía y falsedad, envidia, celos, rencores y riñas vanas, minan la atmósfera de una sociedad que vive inmersa en la mediocridad y vulgaridad.
Sin olvidar que explora la inadaptación de una artista al mundo de Hollywood, alejado de su idiosincrasia y sentimientos; que no acepta servidumbres contrarias a su integridad moral y personal, pese a las consecuencias de ello sobre su carrera; y recuerda la fragilidad de la fama y lo que se oculta tras ella.
También, compara el mundo de Hollywood con la decadencia de la aristocracia italiana y la ociosidad de La Costa Azul francesa.
De esa manera, Joseph L. Mankiewicz realiza en relación al cine, un análisis similar al que sobre el teatro realizara en “All About Eve” (1950); pero con referencias a “La Cenicienta” que son muy frecuentes y explícitas, marcando las similitudes y las diferencias entre cuento y guión.
Y en numerosas ocasiones, se ha considerado a The Barefoot Contessa como una obra menor dentro de la filmografía de Mankiewicz; quizá por poseer ciertos estereotipos que disminuyen el realismo y la credibilidad del relato; pero todo esto, en vez de restarle interés, hace que potencie la historia, pues no podemos olvidar que es cine dentro del cine, y todo el cine es tramoya y engaño, cierta teatralidad y dramatismo destacado por la narración de la vida de una artista contado en “flashback, por un amigo lleno de humanidad y comprensión.
Claro está, una de las razones para ver The Barefoot Contessa, es Ava Gardner, que aquí está en su mejor momento, tanto físico como artístico, gracias a la exquisita fotografía de Jack Cardiff, que la hace que esté radiante; y siempre será recordada aquí como una de sus mejores interpretaciones.
Por otro lado, gracias al personaje narrador y a los hechos, tiene un poco de  reminiscencia de “Sunset Blvrd” (1950), siendo probablemente una de las mejores actuaciones de Humphrey Bogart, sin duda, una actuación destacada en este romance de cuento de hadas que nunca puede tener un final feliz, porque ahí es donde entramos nosotros, en el cementerio; y de ahí mismo nunca saldremos, como la vida misma.
Y es una lástima que la promesa al comienzo de una exposición de Hollywood y un ataque contra el acoso y los productores abusivos, no se cumplan, y hablemos una vez más de una revisión al cuento de “La Cenicienta”, donde en el último acto, bien podría perder 20 minutos fácilmente y, de hecho, eliminaría toda la actuación de Valentina Cortese como la hermana del Conde, que no ayuda en absoluto cuando descendemos a un terrible final de Hollywood.
Sin embargo, permanece visible durante la primera mitad, las primeras escenas de Ava y la actuación completa de Bogart, solo un par de años antes de su muerte.
“The world's most beautiful animal!”
El director Joseph L. Mankiewicz se había marchado de MGM donde empezó guionizando y produciendo porque no le dejaban dirigir; y se fue a Twenty Century Fox, que se lo permitió, donde consiguió lo mejor de su cosecha y fama.
Ahora vuelve a dejar la Fox, y regresa a MGM para rodar “Julius Ceasar”, la primera de 3 películas contratadas; y al no ponerse de acuerdo con los siguientes proyectos; United Artists le ofrece financiarle su propia productora, Figaro, y darle total libertad.
Paradójicamente, los 2 films que realiza a continuación, empezando por el que nos ocupa, fracasan, y tiene que volver al redil.
No era la primera vez que directores consagrados o actores, iniciaban caminos “independientes” de los grandes estudios y acababan fracasando, al menos ante el público; por lo que esta fue la primera producción de Joseph L. Mankiewicz como escritor, director y productor, aunque anteriormente había producido y dirigido o producido y escrito varias películas; siendo también el primero para su propia compañía de producción, que contó con el respaldo financiero de United Artists, para la producción de su primera película en color.
Y es que la fotografía en color es alusiva a cada lugar visitado, y está bien cuidada hasta el más mínimo detalle para transportarte, logrando una labor espléndida y vistosa, que de forma confortante, culmina un soberbio trabajo sobre todo en el juego de luces.
La música también es autóctona de cada lugar, con sonidos flamencos e italianos que evocan en cada momento melodías sensuales y variadas según es requerido en la acción.
Así, los planos y movimientos de cámara consuman una labor técnica brillante y personal, mediante el uso de los plano-contraplanos, generales, primeros planos, circulares, cámara en mano, “avanti”, retroceso, seguimiento y reconocimiento que exprimen lo mejor de las interpretaciones; y emplea para estos, la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones elegantes e impolutos, que marcan la alta clase social de los protagonistas en una estupenda labor que, junto con los ostentosos decorados, transportan eficazmente a cada lugar visitado.
Por su estructura narrativa, dividida en “flashbacks” correspondientes a los recuerdos y puntos de vista de 4 personajes; la obra es clara deudora de obras como “Citizen Kane” de Orson Welles o “Rashomon” de Akira Kurosawa, a modo de crónica de una muerte anunciada; y de esta forma, Mankiewicz se aprovecha de esta historia para hablarnos de diferentes cosas como:
El precio de la fama, de la hipocresía y la superficialidad, no sólo de una profesión como la del espectáculo, sino que en esta ocasión, Mankiewicz la hace extensible a toda la sociedad en general, donde lo que parece importar son las apariencias.
No hay que olvidar que es cine dentro del cine, y que Mankiewicz realiza una sátira y una crítica contra los productores sin escrúpulos, que utilizan a su antojo a directores a sueldo y a estrellas que sacan de la nada.
Contado en un largo “flashback”, con una brillante y eficaz narración por parte de aquellos que determinaron el rumbo de María, este filme es una apreciación muy íntima de lo vivido en el mundo del cine por su director Joseph L. Mankiewicz, y como es habitual en los guiones escritos por él, la historia se enriquece con su enorme fluidez en esos diálogos, donde aplica todo su bagaje psicológico y su rico conocimiento de las relaciones interpersonales.
Ava Gardner fue una estrella de Hollywood que además tenía un componente de mito sexual inaccesible, conocida es una encantadora e ingeniosa anécdota de Groucho Marx al respecto; por lo que Mankiewicz aprovecha eso a la perfección, para crear a una dama tan atractiva como distante, tan bella como frágil, condenada a la adoración y a no sentir para sus adentros la pasión consumada de amar y ser amada.
Allí, bajo la lluvia, vamos al guionista y director de cine, Harry Dawes, que recuerda durante el funeral de La Condesa Torlato-Favrini, cómo la conoció en un tablao de Madrid cuando era solo una bailarina llamada María Vargas.
Iba acompañando entonces a Kirk Edwards, un millonario convertido en productor, que se encapricha de ella, empeñado en descubrir una nueva cara.
Pero María no desea que nadie la maneje, por lo que Edwards debe recurrir a Dawes, para que la convenza de aceptar una entrevista con él, amenazándole si no lo consigue, con rescindir su contrato, quedándose con su guión, aprovechando la fama de bebedor que tuvo en el pasado.
Dawes la convence para que hable con Edwards, pues ella conoce su nombre como director y lo admira, aunque cuando el asistente de Edwards, Oscar Muldoon insiste en hablarle de dinero, ella desaparece, debiendo actuar de nuevo Dawes, para que acceda a viajar con ellos a Roma para una prueba de fotogenia.
Dawes debe acudir para ello a su casa, y discutir con la madrastra de la muchacha que no desea dejarla marchar, ante lo que ella reacciona nuevamente haciendo lo contrario a lo que le mandan, yéndose a Roma pese a que el propio Dawes le aconseja que no lo haga.
La prueba resultará impactante, y Dawes invita a la proyección de la misma a algunos críticos y productores de Francia, Inglaterra y Estados Unidos, para evitar que Edwards, llevado por su soberbia, castigue el desacato de María destruyendo esa prueba de la que ya tienen noticia en todo el mundo.
Finalmente rodará con el nombre de María D’Amata, una película que será un gran éxito…
Pero entonces llega la noticia de que el padre de María mató a su madrastra, y va a ser juzgado, y en contra de todos los asesores, María viaja a España para acudir a un juicio que atrae a muchísimo público y prensa, y en el que ella hace una ardiente defensa de su padre, al que la madrastra maltrataba, consiguiendo su absolución.
Sus 2 siguientes películas, supondrán un éxito aún mayor, aunque Edwards sigue mostrándose como un tirano, por lo que, tras conocer a Alberto Bravano, un multimillonario sudamericano, acabará yéndose con él, haciendo lo propio Muldoon, también harto de Edwards, sin hacer caso a las amenazas de este.
Pero María será solo un bello trofeo para Bravano, que nada consigue de ella, hasta que un día, en un casino de La Riviera, harto de ella, la acusa de causarle mala suerte, diciéndole que a partir de ese día, lo obedecerá.
Indignado por el trato al que la somete ante todo el mundo, aparece un hombre que abofetea a Bravano, llevándose con él a María.
El hombre que la aleja de tal humillación, es Vincenzo Torlato-Favrini, un Conde que ya había visto a María esa misma tarde cuando, al ir a coger agua para su coche, se acercó a un campamento gitano, donde la vio bailar feliz, pareciendo sentirse allí en su mundo.
Enamorada por vez primera en su vida, María se casa con El Conde, siendo Dawes el padrino, al que de nuevo visitará varias semanas después, ya que sigue en Roma ultimando un guión, contándole que la noche de bodas no fue como esperaba, pues cuando Vincenzo apareció en su habitación, lo hizo para confesarle que su cuerpo fue destrozado por una explosión durante la guerra, por lo que, aunque la ama, no puede consumar su amor.
Aunque sigue enamorada, María se quedó embarazada de otro hombre, y tiene intención de contárselo todo a Vincenzo, esperando que la comprenda y acepte el hijo como propio, pudiendo continuar así la saga de Los Torlato-Favrini.
No tendrá ocasión de hacerlo...
Desde su ventana, Dawes observa cómo la sigue un coche, y él sale tras ellos, oyendo al llegar a su destino, un par de disparos.
Tras el mismo aparece Vincenzo con ella en brazos, contándole que acabó con ella y con su amante.
Al día siguiente celebran el entierro al que acude su esposo, escoltado por los carabineros, acudiendo también Bravano por consejo de Muldoon, pudiendo todos admirar presidiendo su tumba la estatua que Vincenzo encargó de ella, en la que aparece, como a ella le gustaba, descalza, y con los pies en el suelo.
El director Joseph L. Mankiewicz mantiene el tiempo presente en el entierro, mientras los personajes nos ofrecen sus recuerdos, unos recuerdos que pese a estar relacionados con el meteórico ascenso de una actriz, tienen un punto amargo.
Con esto, el director nos recuerda continuamente la presencia de la muerte; al mismo tiempo, todas las secuencias finales de los “flashbacks”, dejan una sensación agridulce, sensación que a medida que avanza el film, se acaba convirtiendo en pesimismo.
De esta forma, vamos reconstruyendo un retrato en clave trágica de una mujer, cuya fama y estrellato no le sirvieron para alcanzar la felicidad prometida.
Y esta Cenicienta, se relaciona con varios hombres que definirán su destino:
El primero, un director de cine, Harry Dawes, quien se convertirá en su guía y su mejor amigo en su camino hacia el estrellato.
Kirk Edwards, es el arrogante productor que servirá de base para una acerba crítica contra el mundo hollywoodense, y el cual hará de Dawes un pequeño “Fausto” ante su afán de triunfo en la profesión.
Vincenzo, Conde de Torlato-Favrini, quien hará de “La Cenicienta” una Condesa, y la llevará hasta la definición de su destino.
Cabe mencionar a aquel humilde guitarrista medio fantasmal que, mientras María es asediada en vano por “poderosos” hombres, es el único que disfruta de los favores afectivos y económicos de su amiga.
Aunque en realidad, el verdadero protagonista del film, es el personaje de Harry Dawes.
De hecho es un mero observador, un narrador de los hechos, y aunque su postura es pasiva, su mirada es aguda y amargada, y sus comentarios llenos de cinismo e incluso de pesimismo, dejan bien claro lo que piensa sobre el mundo que le rodea, y es el que nos proporciona las claves de la historia, sin duda alguna, es el narrador más subjetivo de todos los que emplea, destilando, a través de él, la oscura y pesimista visión del mundo que nos ofrece Mankiewicz.
En el trasfondo, se halla pues una directa referencia a personajes reales del Hollywood de la época; y se puede apreciar la similitud de circunstancias de María Vargas con Rita Hayworth, ex Margarita Cansino, bailarina de padres españoles y actriz que pasó de la pantalla a las filas de la aristocracia por medio de su matrimonio con Aly Khan.
Lo que confirma una de las más famosas sentencias de Oscar Wilde, según la cual:
“La vida imita al arte”
Otro personaje de capital importancia, es el director de cine Harry Dawes, claro “alter ego” de Mankiewicz, sin olvidar el personaje del despótico productor Kirk Edwards, inspirado en el millonario Howard Hughes, y el inefable Oscar Muldoon, conseguidor de los caprichos del tirano productor.
Por  una parte, el personaje del productor, Kirk Edwards, es un acaudalado inversionista de Wall Street, que ha decidido hacer del cine su nuevo negocio.
Él es frío, calculador y soberbio, y cree que todos están a su servicio.
Todo indica que la inspiración para este personaje provino de Howard Hughes, que tenía incluso un jefe de relaciones públicas, Johnny Meyer, que Mankiewicz utiliza para moldear el rol de Oscar Muldoon, el relacionista de Edwards.
Además es sabido que Hughes y Ava fueron amantes…
Así, el guión de Mankiewicz quiso abordar muchos aspectos y en ninguno fue lo suficientemente incisivo; por lo que optó por ser errático, como el existir, y no preciso, como uno de los argumentos que este realizador nos tenía acostumbrados.
¿Qué sus palabras y frases son contundentes, causticas e ingeniosas?
No hay quien lo dude; pero lo debatible es que aquí contribuyan a darle sentido y estructura a este filme.
Como suele ocurrir en otros de sus filmes, Mankiewicz recurre a varios narradores, en este caso, Dawes, Oscar Muldoon y El Conde Torlato-Favrini.
Cada quien aporta, desde su perspectiva, a dar pistas sobre la vida y el destino de María Vargas; sin embargo, este personaje es paradójicamente el menos definido.
Se supone que es una bailarina y cantante española de extracción popular, pero su conocimiento del inglés, los temas que maneja y su rápida adaptación al mundo del cine de Hollywood, desdicen de sus orígenes.
Mankiewicz no adaptó los diálogos a la realidad de la novel aspirante a estrella, solo la usó como objeto de obsesión y deseo.
Tampoco la vemos nunca actuar a las órdenes de Harry Dawes, ni presenciamos escena alguna de las películas que hizo, lo mismo ocurría en “All About Eve”
Pero eso no le importa al director, le importa lo que la llevó hasta allá, los factores que la van a derrumbar y el impacto que dejó entre quienes la conocieron, la desearon y la amaron.
¿Qué es una crítica a Hollywood y a su manera de hacer las cosas?
Poco o nada se vislumbra del aparataje de producción de los años 50, más allá del personaje del productor Kirk Edwards y sus maneras déspotas.
Es probable que la intervención de Howard Hughes haya desvirtuado las intenciones críticas de Mankiewicz, que optó mejor por situar la acción en Francia para burlarse allí del jet-set internacional, sin tampoco ser lo suficientemente aleccionador o punitivo.
Y es que en el tramo final, la película se va para Italia a seguir los rastros de la aristocracia estéril, y a buscarle a María un poco de paz en los brazos de un hombre al cual se entrega por fin.
Ella ha encontrado su Príncipe, pero esta mujer, esta “Cenicienta sin zapatillas”, va a escuchar que dan la medianoche en el reloj del castillo.
Ya sin el hechizo, comprende que solo en los cuentos de hadas hay un final feliz; por lo que para ella no lo hubo…
Como dato, el guión incluía muchos elementos controversiales, pero fue torpedeado por la censura del Código de Producción que impidió que el personaje del Conde Torlato-Favrini fuera homosexual, y debió por ende convertirse en impotente a causa de heridas de guerra.
Y es que Mankiewicz creía firmemente que esto debilitaba el impacto del filme, pero él sabía que los administradores del Código no lo aprobarían de otra forma.
Sin haber tenido restricciones, él hubiera podido hacer una declaración aún más poderosa acerca de otro “tipo” de hombre:
Uno que como muchos es esa época, usa una mujer sexualmente atractiva para perpetuar o quizá incluso recrear el mito de su masculinidad.
No es casual que la increíblemente arrebatadora Ava Gardner, como nunca aquí cimenta su leyenda erótica, siendo mostrada de 3 maneras diferentes:
Con el cabello largo cuando es la gitana María Vargas; con el pelo recogido cuando es la famosa actriz de Hollywood Maria D'Amata; y con otro peinado también con el cabello corto, cuando es La Condesa de Torlato-Favrini.
Pero el detalle de que la protagonista prescinda de sus zapatos, no es un mero guiño argumental.
María se revela como una mujer instintiva, apasionada y escasamente sujeta a las normas morales al uso, cuya trayectoria vital y cuyo destino, mantiene notorias coincidencias con el personaje operístico de “Carmen”, igualmente latina y no menos vehemente.
La decisión de no usar zapatos, para sentirse más firmemente apoyada en el suelo, adquiere el valor de una parábola sobre la indomable libertad de sus sentimientos que, siempre a flor de piel, determinan su conducta.
Porque María rehúsa el sofisticado mundo de la fama, permaneciendo inaccesible a sus representantes; por el contrario, no vacila en mantener esporádicas relaciones con determinados hombres, que ella misma elige y que, guitarristas o gitanos, son de su misma clase.
El hecho de que tales relaciones sean relativamente públicas, significa un definitivo rechazo de la clase social que pretende atraerla y, en última instancia comprarla. 
Recordar que el cine se caracteriza como el arte en saber expresar las cosas con imágenes, y no con palabras, que para eso está el teatro.
A pesar de ello, hay muchísimas escenas en las que Ava Gardner no tiene que decir nada, la voz “en off” de algún personaje que cuenta la historia en ese momento, lo dice todo, y ella sólo tiene que poner el rostro adecuado para cada momento, lo cual también es una forma de actuar, y difícil, pues no te puedes apoyar en las palabras.
Pero eso Ava Gardner lo sabía hacer muy bien, aunque su opinión de sí misma fuera baja en ese sentido.
Y se nota que Ava se sentía muy identificada con su María Vargas, esa mujer deseada hasta la extenuación y, pese a todo, nunca amada de verdad.
O puede que nunca creyera que podía ser amada...
A veces estos problemas sentimentales, depresión, tristeza, fracasos personales, llamémosla como queramos, tienen su raíz en nosotros mismos, en nuestra propia inseguridad; y María Vargas, aunque parezca una reina, no confía en sí misma; ese miedo que la persigue, no es más que la falta de seguridad en su propio ser, en su propia alma.
Seguro que al mirarse a un espejo ve a una mujer hermosa pero nada más, y si ella no empieza a quererse a sí misma, nadie la querrá.
El personaje de María, logra construir a su alrededor algo casi mítico, algo simpático que te hace querer saber qué ha sido de ella y cómo.
El mundo del cine que se retrata, es solo una pequeña e insignificante parte de la historia:
El cine no le quita nada a esta mujer ni contribuye a sus problemas.
Es solo el marco y el medio para llegar al verdadero núcleo:
El amor y sus consecuencias.
Y en realidad, su desgracia nada tiene que ver con El Séptimo Arte, sino con el amor.
¿Entones The Barefoot Contessa es una crítica al amor?
¿Es una denuncia del romanticismo clásico?
¿Es simplemente la crónica de un drama?
Podemos incluso verla desde una óptica feminista:
La mujer como víctima de los hombres que la rodean; porque María Vargas sufre, sí, pero no es la única que es una desgraciada... y lo es por los varones de una u otra manera.
Al final, no cuadra esta última María; sumisa, resignada y comprensiva con la que nos muestran al principio, que era inteligente, cauta y totalmente insobornable y no manipulable.
No puedo olvidarme del resto del reparto:
Un soberbio Humphrey Bogart, que sólo él sabía encarnar a los perdedores que, pese a estar empapados por el chaparrón, conservan la dignidad, como en la escena del cementerio; quien efectivamente transmite ternura, aparte de estar en las últimas, ya que fallecería en 1957; y el gran Edmond O’Brien o del galán italiano Rossano Brazzi.
Al principio, Edmond O'Brien no estaba seguro de asumir el papel secundario, ya que estaba recibiendo la facturación de estrellas en ese momento; pero Humphrey Bogart lo convenció de que el papel y él eran una combinación perfecta.
No obstante, durante el rodaje hubo una mala relación entre Joseph Mankiewicz y Ava Gardner.
La actriz no sintió al director muy cercano... y tampoco tuvo buena relación con Humphrey Bogart durante el rodaje en Italia.
Según Ava, Bogart se dedicó a criticar su falta de talento, a hacer comentarios sobre su vida amorosa y a burlarse de su falta de expresividad y su voz.
Además, no soportaba que ella ganara más dinero que él por la película.
Gardner terminó costando a Mankiewicz $1 millón, mientras que MGM solo tuvo que pagar su salario semanal contratado, que llegó a $60,000
No obstante, lo opuesto, la camaradería vista en pantalla demuestra lo buenos actores que eran ambos, y su gran capacidad para dejar de lado lo personal y mostrar los sentimientos que el guión indicara.
Otro dato que enfureció a Bogart, es que el estudio estaba a punto de lanzar el póster de la película sin una imagen de él, una violación contractual; por lo que Bogart rectificó el asunto con la adición de un dibujo lineal de su rostro.
Y algunos creen que los sentimientos desfavorables de Bogart hacia Gardner, se debieron al divorcio entre Gardner y su amigo cercano, Frank Sinatra.
Por otro lado, se eliminaron fragmentos con temas tan controvertidos en la España del momento como La Guerra Civil o el adulterio, especialmente las secuencias de María Vargas, cuyo personaje era una española que le explicaba a Harry Dawes los infortunios que le sobrevinieron por la guerra.
Muchas escenas se alteraron con el doblaje, y otras, aunque solo unos segundos, se cortaron.
Finalmente, la estatua de Ava Gardner utilizada en la película, fue hecha por el artista búlgaro, Assen Peikov; y después de la película, Frank Sinatra la compró y la instaló en el jardín de su casa en Coldwater Canyon.
Y aunque Ava Gardner nunca antes había bailado en la pantalla, ensayó el número durante 3 semanas; y cuando la máquina de reproducción se rompió durante la filmación, ella no perdió un paso, bailando mientras los extras aplaudían el ritmo.
Pero lo que sí es indudable, es que estamos ante una gran película que habla de la soledad, de la vocación en la vida, de la amistad...
Entre ambos protagonistas, no se establece una relación puramente comercial-profesional de interés, sino una auténtica amistad que llega hasta el final, una amistad en la que no llegamos a saber si ambos sentían algo más...
Una película que reflexiona sobre el cine, sus intereses... sobre como el cine y el éxito cambia la vida; pero la protagonista, una mujer decidida y con valores, no se olvida de sus orígenes humildes; al tiempo que es una película que plasma en su crudeza la tragedia de los celos.
La banda sonora instrumental, fue compuesta por Mario Nascimbene; y la música incluye temas de aires españoles como boleros y solos de guitarra; los italianos populares y festivos; y otros que subrayan el dramatismo de la acción.
Son destacables los temas “Harry Meets Maria”, “A Guitar For Maria”, “Nocturno Bolero” y “Death Of Maria”
Como dato, el compositor Jay Livingston, vio esta película y vio el lema “Che Sera Sera” tallado en la mansión ancestral y lo consideró un buen título para una canción.
Él y el letrista Ray Evans, decidieron convertir el título al español “Que Sera Sera” siendo introducida en la película de Hitchcock, “The Man Who Knew Too Much” cantada por Doris Day, que hizo que Livingston y Evans ganaran su 3° Premio de La Academia a La Mejor Canción Original.
Ese famoso dicho italiano, es uno que se remonta al siglo XVI.
“To make a hundred dollars into a hundred and ten dollars; this is work.
To make a hundred million into a hundred and ten million, this is inevitable”
Un dato interesante que rescaté de The Barefoot Contessa es el hecho de que ella andaba descalza en momentos puntuales…
Pues los llamados “barefooter” han generado el llamado “barefooting” traducido como “descalcismo”, el cual es un movimiento que exalta el ejercicio de la libertad personal y colectiva, que cuestiona nuestros paradigmas sobre lo que es saludable, sobre lo socialmente correcto y la relación del ser humano con la naturaleza; por lo que andar descalzo es símbolo de que eres alguien vulnerable y frágil, es posible que por tu personalidad las personas te lastimen emocionalmente, y es posible que tu situación financiera actual no es la mejor, tal vez creas que no saldrás nunca de este tipo de situación…
Por lo que andar descalzo puede simbolizar el deseo de vivir ligero de equipaje, o echar raíces sobre la tierra con el propio ser y con el alma desnuda de atavismos; y puede significar también la transparencia, el compromiso con la autenticidad y con la original naturaleza humana.
En consecuencia, y aquí viene lo importante, el motivo por el cual se descalza uno en las situaciones en que quiere conectarse con los planos espirituales, es para indicar a Las Entidades Superiores que no somos nada, que no tenemos propiedad ni ego que reivindicar, que somos “mansos de corazón” y que mostramos esa humildad en el hecho de descalzarnos.

“Life, every now and then, behaves as though it had seen too many bad movies, when everything fits too well, the beginning, the middle, the end, from fade-in to fade-out”



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