Once Upon a Time… in Hollywood

“We are in fucking Hollywood, man.
The people an entire generation grew up watching kill people, live here.
And they live in pigshit fucking luxury.
I say fuck'em.
I say we cut their cocks off and make them eat it”

En el año de 1969, aparecieron 2 películas significativas:
“Paint Your Wagon” e “Easy rider”
La primera fue una gran súper producción que costó $20 millones y apenas recaudó $30 millones; mienta la otra tuvo un presupuesto de $400.000 y al poco tiempo había recaudado $60 millones.
En el fondo, Hollywood se puso en alerta, pues algo estaba cambiando...
Sin embargo, en 1967 se estrenaron otras 2 producciones que cambiaron la forma de Hollywood:
“Bonnie & Clyde” y “The Graduate”, y con ellas comienza la revolución que derivará en el llamado “Nuevo Hollywood”, que era cuando el poder en la industria quedó en manos de jóvenes directores cinéfilos como Martin Scorsese, Francis Ford Coppola, William Friedkin, Brian De Palma, Robert Altman y Hal Ashby, entre otros.
Esos 2 últimos filmes, mostraron un tratamiento distinto del sexo y la violencia.
De hecho, el filme de Arthur Penn sobre los 2 célebres gánsteres, producido y protagonizado por Warren Beatty, uno de los representantes de la renovación “cool” del “star system” masculino junto a Steve McQueen, Paul Newman y Robert Redford; está considerado “el filme fundacional del Nuevo Hollywood”
El público joven pedía cercanía y credibilidad al cine; pues eran los tiempos de Vietnam, el “Black Power”, La Convención Nacional Demócrata de Chicago, la contracultura, el LSD y los asesinatos de Martin Luther King y Robert Kennedy.
Pero el desgaste del cine “mainstream” había comenzado antes, en los 50, cuando tuvo que enfrentarse con la TV; mientras los grandes realizadores del Hollywood Clásico, como John Ford, Alfred Hitchcock, Billy Wilder y Howard Hawks, seguían haciendo sus películas de género con marca de autor; los estudios iban buscando la forma de ganarle a la pantalla chica, apuntando al gran espectáculo.
Y para fines de los 60, se dieron 2 situaciones:
Los directores legendarios, ya tenían la mayoría de sus mejores trabajos detrás y, por otro lado, este modelo de grandes producciones épicas y musicales coloridos, ya no capturaba el interés del público.
Además, hacia fines de los 60, los estudios estaban en graves problemas financieros.
Y al terminar la década, en 1969, es el comienzo de un período de 3 años de caída de la taquilla; de su récord de público en 1946 con 78,2 millones por semana, al mínimo de 15,8 millones en 1971.
Era necesario un cambio; y fue apareciendo a fines de los 60, sumándose a la revolución cinematográfica que se estaba dando en todo el mundo:
La “Nouvelle Vague” francesa, liderada por un grupo de cineastas que admiraban a los directores autores del Hollywood Clásico; el trabajo de directores como Michelangelo Antonioni, Federico Fellini, Ingmar Bergman y Roman Polanski…
No obstante, sobre este último, tuvo un impacto personal que cambió para siempre el “modus vivendi” de la ciudad, y de todos los EEUU.
El 9 de agosto de 1969, Roman Polanski estaba en Londres con sus amigos Warren Beatty y Richard Sylbert; pues buscaba los exteriores para una película que jamás rodó…
Y en plena fiebre de la psicodelia hippy, el sexo en grupo y las drogas alucinógenas, el atroz crimen de su mujer, Sharon Tate y de 4 personas más, en su casa de Los Ángeles, cerraba de un portazo el espejismo multicolor de toda una época.
Esos crímenes bastaron para que la supuesta cultura hippie en California, que representaban Charles Manson y su culto, fuera puesta en duda; y cambió la dinámica de EEUU, pues alimentó la idea de que la decadencia moral estaba sobrepasando al país; y después de eso hubo una ola de pánico moral dirigida a la juventud, la guerra contra las drogas, el satanismo, etc.
En particular, Manson llegó a representar la idea de un mesías oscuro que podría envenenar las mentes de los jóvenes.
Han pasado 50 años desde que Charles Manson ordenara la matanza, y desde entonces, nada ha sido igual en Hollywood; y para muchos, marcó el fin de los 60, apenas unos meses antes de que lo hiciera el calendario.
“My buddy and his dog killed two of them and, no shit, I torched the last one”
Once Upon a Time… in Hollywood es una comedia del año 2019, escrito y dirigido por Quentin Tarantino.
Protagonizado por Leonardo DiCaprio, Brad Pitt, Margot Robbie, Emile Hirsch, Margaret Qualley, Al Pacino, Kurt Russell, Bruce Dern, Timothy Olyphant, Dakota Fanning, Damian Lewis, Luke Perry, Lorenza Izzo, Michael Madsen, Zoe Bell, Clifton Collins Jr., Scoot McNairy, Damon Herriman, Nicholas Hammond, Keith Jefferson, Spencer Garrett, Mike Moh, Clu Gulager, Martin Kove, James Remar, Lena Dunham, Austin Butler, Leslie Bega, Maya Hawke, Brenda Vaccaro, Penelope Kapudija, Rumer Willis, Dreama Walker, Madisen Beaty, Sydney Sweeney, Costa Ronin, Rafal Zawierucha, Julia Butters, Bridie Latona, entre otros.
Se cuenta que para la realización, Quentin Tarantino pasó 5 años escribiendo “Once Upon a Time… in Hollywood” como una novela, antes de darse cuenta de que el guión de una película se adaptaría mejor al material; y declaró que la historia consiste en múltiples historias paralelas, siendo lo más parecido a su anterior película “Pulp Fiction” (1994); por lo que el film homenajea también a La Época Dorada del western en Almería, el que fuera uno de los platós naturales predilectos de Sergio Leone.
No es casual que en la película aparecen varios guiños a Almería, así como a su Desierto de Tabernas, el cual ha sido sede de cientos de rodajes de películas a lo largo de la historia; por lo que el título es un homenaje a Sergio Leone, quien dirigió “Once Upon a Time in The West” (1968) y “Once Upon a Time in America” (1984); tanto que Quentin Tarantino ha citado a Leone como uno de sus cineastas favoritos, y una influencia a lo largo de su carrera.
Así, para evitar que se repita el incidente de la fuga del guión que casi le costó “The Hateful Eight” (2015), escribió una nota a todos los estudios teatrales, convocándolos a enviar un representante a la oficina de su agente, The William Morris Endeavor en Beverly Hills, para leer su guión en persona, en una fecha y hora acordadas.
El memorándum también exigía que cada representante debía firmar un acuerdo de confidencialidad, leer el guión en persona, no se les permitía copiar o recuperar el guión, y presentar la lista de demandas y condiciones a la gerencia del estudio.
Este proyecto ya era uno de los más esperados y prometedores en el tablero en ese momento; y después de leer el guión, Warner Bros., Universal Pictures, Sony Pictures, Paramount Pictures, Annapurna Pictures y Lionsgate, fueron bienvenidos a hacer una oferta por los derechos teatrales antes de una segunda ronda de ofertas lanzadas al mismo Tarantino; y cuando se realizaron las llamadas de “casting” en Los Ángeles, la película figuraba como “Magnum Opus”, pero no se proporcionó ninguna otra información.
Antes del estreno mundial de la película en El Festival Internacional de Cine de Cannes, Quentin Tarantino rogó a las multitudes que evitaran “spoilers” para audiencias posteriores en una declaración hecha en las redes sociales:
“Me encanta el cine, a ti te encanta el cine.
Es el viaje de descubrir una historia por primera vez.
Estoy encantado de estar aquí en Cannes para compartir Once Upon A Time... in Hollywood con el público del festival.
El elenco y el equipo han trabajado muy duro para crear algo original, y solo pido que todos eviten revelar cualquier cosa que impida que el público posterior experimente la película de la misma manera.
Gracias”
Sin embargo, el filme fue criticado por su duración, inclusive, el primer montaje de la película del editor Fred Raskin, fue de 4 horas y 20 minutos... y originalmente se iba a estrenar el 9 de agosto, coincidiendo con el 50° aniversario de los asesinatos de Tate y LaBianca; además porque el 9 de agosto de 1969, fue el día en que el movimiento hippie, “la era del amor libre” y la década de 1960 en su conjunto, terminaron abruptamente como resultado de esos asesinatos; por lo que Tarantino usa este hecho lamentable como telón de fondo para una reinvención de la historia, con giro final cambiado, como si se tratara de un filme de venganza en universo paralelo de los hechos reales.
“Decidí que Sharon y Polanski serían vecinos del protagonista, primero porque esto me permitía crear un contexto dramático.
Sabemos que pasará algo en esa calle.
Además, Sharon y Roman representan un Hollywood inalcanzable para él.
Eso es algo frecuente en Los Ángeles, ver cómo se codean el éxito y el fracaso, la gloria y el declive.
En mi película, es metafórico y literal”, explicó el director.
Con un presupuesto de $90 millones, ha logrado recaudar $375 millones, siendo todo un éxito, tal que el dio 2 premios Oscar:
Mejor Diseño de Producción y Brad Pitt ganó el premio al Mejor Actor de Reparto, aunque su parte fue en realidad coprotagonista de Leonardo DiCaprio, considerando que ambas estrellas son iguales en estatura, y en la película comparten la misma cantidad de tiempo de pantalla.
De esa manera, el premio fue más para darle un reconocimiento actoral a Pitt por toda una carrera, que como protagonista, no le hubiera sido reconocido jamás, porque afrontémoslo, es un actor bastante malo.
Filmada en película de 35mm como con casi todas las películas de Tarantino, algunas secuencias fueron filmadas en 8mm y 16mm; y se rodó en 2018 en Los Ángeles, California.
La directiva de Tarantino era convertir Los Ángeles de 2018, en Los Ángeles de 1969 sin imágenes generadas por computadora; por lo que se requirieron meses de colaboración con planificadores de la ciudad, dueños de negocios, decoradores de escenarios y equipos de construcción; por lo que la película se centra en el panorama cambiante de Hollywood a finales de los años 60, cuando la industria empezaba a olvidarse de los pilares clásicos; y la historia se centra en la vida de Rick Dalton (Leonardo DiCaprio),y secundariamente en la de Cliff Booth (Brad Pitt)
El primero es un actor famoso de televisión que, a finales de los años 60, lucha por mantenerse vigente en pantalla; y el segundo figura como su doble de acrobacias, así como su fiel amigo.
Como subtrama, se muestra cómo los sectarios miembros de La Familia Manson se hacen cada vez más presentes en los suburbios de la ciudad, y presenta múltiples historias en un moderno homenaje de cuento de hadas a los momentos finales de “La Edad de Oro de Hollywood”; donde Rick Dalton es ese ícono del western que antes fue relevante y ahora no; que sufre para conseguir papeles, y parece estar inseguro de todo lo que hace.
Inclusive su doble de acción y mejor amigo tiene más confianza en la personificación constante de otros personajes.
Así, el viaje de Dalton parece tener un fin en el cierre de esta época, inundada por el crecimiento de otros medios, el surgimiento de la decadencia en Hollywood, y el peligro sorprendente de los hippies, reconocido en la aparición de un culto integrado por mujeres hermosas, y liderado por alguien misterioso...
Once Upon a Time… in Hollywood es un film provocador desde su estructura episódica a contramano de la más tradicional narrativa de III actos, hasta su incorrección política en tiempos de revisionismo ideológico, fácil de ser tildado como misógino por la violencia hacia personajes femeninos, o de intolerante y prejuicioso por el lugar marginal que se le asigna la comunidad hippie.
Y sin embargo, todos estos elementos son parte de una ironía que se puede rastrear sin esfuerzo en la filmografía de Tarantino, donde abundan mujeres fuertes e independientes, como también minorías empoderadas.
Sin importar la polémica que originen sus producciones, existe algo que el Quentin Tarantino adulto comparte con aquel joven irreverente que irrumpió en Cannes con “Reservoir Dogs”, y es el poder de generar debates interminables y discusiones cinematográficas que lo traen una y otra vez del postergado retiro para realizar una película más.
El acierto es ya una costumbre para un director, que parece haber encontrado la fórmula para siempre crear arte original desde un pedazo incierto de metraje, historias inconcebibles, y giros a la historia del mundo.
Ya en su 9ª película, era hora de que materializara esa “carta” que siempre dibujó y nunca quiso filmar; ese poema romántico de Tarantino a lo que alguna vez fue Hollywood, y nunca más será; como si fuera una versión “tarantinesca” del apocalipsis mediático de la caída del hombre moderno con la llegada de Charles Manson y su culto.
Nuevamente, el director se atreve a reescribir todo a su manera, y convierte la realidad horrible de la época en una fábula extraordinaria sobre el perdón, la soledad y la necesidad de cualquiera de ser reconocido.
Es un hecho que no soy fan de Tarantino, por lo que veo las cosas de modo diferente al fanático; así me permite valorar más objetivamente el trabajo de un director que se ha repetido hasta la médula en sus últimos trabajos, y aquí mantiene todos sus “tópicos” de guión, con alguno que otro chiste fuera de tono para que el tonto en la sala se ría y genere la risa histérica de los demás; pero además se nota sus constantes, como el “product replacement” y toda la estética creada voluntariamente “pulp”, por lo que nunca se le llega a tomar en serio, y raya lo obsceno en “el homenaje”
Por otra parte, todo el trabajo de cámara es asombroso, como los encuadres y el tratamiento de la luz, aunque continua poniendo iluminaciones extrañas en lugares insólitos…
Del reparto, Margot Robbie está brillante como Sharon Tate, y no porque se parezca, sino porque tiene “el espíritu” de la actriz malograda; a sabiendas de su destino real, uno logra empatizar con ella, y lo mucho que pudo dar; muy a pesar que su historia está muy metida a la fuerza, y solo sirve de marco para dar una idea a un giro o reinvención de un hecho trágico; por lo que el dúo DiCaprio/Pitt está mucho mejor, como si fueran 2 lados de una misma moneda:
El primero lleva el peso del drama, formado por múltiples capas que revela con el tiempo; mientras que Pitt es más físico, del lado de la acción, y vaya que la escena del techo arreglando la antena, vale por toda la película; y es de agradecer que Tarantino rinda homenaje al doble de riesgo por segunda vez en su filmografía, pues ellos siempre son los que dan “el mejor rendimiento del actor”; por lo que su historia es mucho más interesante que la de DiCaprio, y creo que Tarantino debió enfocarse más en el mundo del actor de riesgo.
Pero como dije, el director no puede desligarse de sus manías y fetiches, incluidos muchos pies desnudos, y actores del “universo tarantineano”, que da la impresión que conectan con toda la filmografía del “pulp”, como es tener nuevamente a Kurt Russell, Michael Madsen, Tim Roth y Bruce Dern; y como dato luctuoso, esta fue la última película de Luke Perry, fallecido en marzo de 2019.
Sobre el susodicho “homenaje” al cine, otro harto cliché “tarantineano”, en esta ocasión está enfocado en actores y directores reales, ya no en formas de rodar o escenas de otras películas; como parodiando en Bruce Lee, Steve McQueen, o citando el trabajo de Sergio Corbucci o Antonio Margheriti.
Lo lamentable, la historia, que es una reinvención absoluta, anacrónica y decepcionante, tanto que no se sabe bien adónde pretende conducir, con diálogos insustanciales y carentes de ingenio, “chistes” de mal gusto y situaciones alargadas hasta el aburrimiento, que debió ser recortado al menos 45 minutos, y muchos personajes desaparecidos, como el de Bruce Dern, la niña con DiCaprio o el mismo Bruce Lee, pero se dejaron para crear reacciones o generar situaciones que pudieron ser resueltas de mejor manera.
Si bien, la ambientación es muy destacada y hasta elogiable, eso de “homenaje” es parte de una dirección artística obligatoria, por lo que no hay otra forma de reinventar, sino por el estereotipo.
Y hablando del desenlace, de hechos reales, pretende ser insólito y gracioso pero da igual, hasta pena, porque el giro que tiene; y es que en las casi 3 horas de metraje, solo hay una escena de violencia… la del final, que hasta narrada está montada para crear suspenso.
En definitiva, todavía no sé cómo le dieron El OSCAR a Quentin al Mejor Guión Original por “Django Unchained” (2012), y puedo deducir que hay mucho académico y espectador que no ha visto suficiente cine; pues como se sabe, “La Edad de Oro de Hollywood” continuó hasta 1984.
Así que hasta el más “tarantineano” espectador se sentirá decepcionado al ver que el filme no tiene las cualidades sombrías acostumbradas, ni la acción ni la violencia exagerada; es como si el mismo Quentin se diera cuenta que su carrera ha terminado, y quería probar un nuevo enfoque... algo que le sirvió muy bien al General Lew Wallace con “Ben-Hur: A Tale of the Christ” (1880), salvando las distancias…
No es casual que Tarantino haya declarado que este filme puede que sea el último en su carrera como director.
“So, uh, Rick, explain to the audience exactly what it is a stunt double does”
25 años de éxito crítico y comercial, ha permitido a Quentin Tarantino alcanzar una fase en su trayectoria profesional en la que puede permitirse el lujo de hacer lo que le venga en gana.
Este contexto explica que se embarque en proyectos tan autocomplacientes y relajados como el que nos ocupa; pues él siempre fue una especie de bestia pop; y en realidad, toda su filmografía se basa principalmente en su obsesión por el cine como espectador, para luego dirigir emulando todo lo que alguna vez le fascinó de joven.
De esa manera, su mirada se luce mucho más cuando está llevada por el amor a sus influencias, y se ve en cada una de sus escenas de artes marciales, en cada tiroteo descontrolado o conversación trivial que sobrepasa al absurdo.
Pero aquí el homenaje va más allá de los cameos o de las cientos de guiños a su vasta memoria cinéfila, para traducirse en el cariño con el que se apropia de un momento histórico único en los Estados Unidos, como lo fue la década del 1960 en materia política y cultural.
A su vez, se nota que Tarantino tiene un afecto enorme por estos personajes, y esa melancolía es lo que probablemente lo haya motivado a cerrar la etapa de venganzas… pero la romantización del Hollywood del 60’ no sería suficiente sino fuera por el detallismo enfermizo que Tarantino tuvo para recrear la época.
Cada canción radial, cartel o marquesina, tiene su fuente histórica, a la par de los modelos de autos, vestimentas y hasta jerga cotidiana, brindan la sensación de estar viendo a través de los ojos de un hombre obsesionado con su idealización del cine y el recuerdo emotivo que le genera, más que al mismo Hollywood en sí; por lo cual, no es necesario ser consciente de cada una de las alusiones más oscuras a la mitología hollywoodense, como el chiste de la muerte de Natalie Wood, o cada pantallazo de “FBI” o “The Great Escape” para disfrutar de este carnaval de cultura pop.
Desde el 11 de julio de 2017, se anunció que Quentin Tarantino había escrito un guión para una película sobre los asesinatos de La Familia Manson, que dirigiría como su próximo proyecto… donde Harvey y Bob Weinstein estarían involucrados, pero no se sabía si su estudio, The Weinstein Company, distribuiría la película, ya que Tarantino buscó la película antes de enviar un paquete a los estudios; pero a raíz de las acusaciones de abuso sexual contra Harvey Weinstein, Tarantino cortó los lazos con The Weinstein Company permanentemente, y buscó un nuevo distribuidor después de trabajar con Weinstein durante toda su carrera.
Finalmente se anunció que Sony Pictures distribuiría la película tras derrotar a Warner Bros., Universal Pictures, Paramount Pictures, Annapurna Pictures y Lionsgate por los derechos; y para ganarse los derechos de distribución de la película, Sony Pictures tuvo que aceptar las demandas de Tarantino, que incluían “un presupuesto de producción de $95 millones, corte final y controles creativos extraordinarios”, más un 25% de las ganancias brutas del primer dólar.
Otra demanda era que los derechos de la película volvieran a él después de 10 a 20 años.
Por ello, Once Upon a Time… in Hollywood presenta un gran elenco y múltiples historias en homenaje a los momentos finales de La Edad de Oro de Hollywood; aunque esa era continuó después de la década de 1950; eso sí, lo que terminó fueron primero los musicales, luego los westerns; y después de eso, continuaron muchas producciones de gran éxito, con estrellas legendarias de Hollywood de los años 30 y 50, en filmes de catástrofes, sin mencionar numerosas películas de guerra.
Además, “El Sistema de Estudio”, donde las estrellas se firmaron bajo contrato con un estudio específico, continuó hasta 1984.
En particular, Tarantino primero creó al personaje de Cliff Booth, dándole una historia de fondo masiva; donde él era el doble para Rick Dalton; y decidió que fueran los vecinos de al lado de Sharon Tate en 1969.
El primer punto de la trama que desarrolló, fue el final, luego retrocedió desde allí, siendo esta la primera vez que Tarantino trabajara de esta manera; por lo que también recurrió a colaboradores anteriores para la producción:
El editor Fred Raskin, el director de fotografía Robert Richardson, el editor de sonido Wylie Stateman, y la maquilladora Heba Thorisdottir.
También trajo a la diseñadora de producción de colaboradores por primera vez, Barbara Ling, basada en su trabajo en la recreación de escenarios históricos en “The Doors”, y a la diseñadora de vestuario Arianne Phillips, que tenía una sólida lista de clientes a su nombre, incluidos Tom Ford, James Mangold y Madonna.
Así, la producción y la filmación requirieron meses de colaboración con planificadores de la ciudad, dueños de negocios, decoradores de escenarios y equipos de construcción; y en el fondo sería un drama de suspenso sobre La Familia Manson, Roman Polanski y Sharon Tate.
Este bárbaro acto, sigue siendo una pieza sensible en la cultura de EEUU 50 años después; pero sin dar muchos detalles del proyecto, Tarantino inicia su filmación, donde no hay prácticamente alguna secuencia de acción, sino que simplemente nos presenta a una estrella de cine de Hollywood con problemas de autoestima; y a su doble y amigo con quien pasa la mayor parte de su día.
Estamos en febrero de 1969, y el actor de Hollywood Rick Dalton, protagonista de la serie de televisión western llamada “Bounty Law”, teme que por ya no ser tan joven su carrera haya terminado; así que el agente de “casting”, Marvin Schwarzs (Al Pacino), le aconseja que haga “spaghetti westerns”, que Dalton siente que están por debajo de él.
El amigo y doble de Dalton, Cliff Booth, un veterano de guerra que vive en un remolque con su pitbull llamada Brandy, conduce para Dalton porque debido a su alcoholismo, Dalton ha tenido múltiples infracciones.
Pero también Booth lucha por encontrar trabajo debido a los rumores de que él asesinó a su esposa...
Por otro lado, la actriz Sharon Tate (Margot Robbie) y su esposo, el director Roman Polanski (Rafał Zawierucha), se mudan al lado de Dalton, quien sueña con hacerse amigo de ellos para restaurar su estatus.
Esa noche, Tate y Polanski asisten a una fiesta llena de celebridades en La Mansión Playboy; y al día siguiente, Booth repara la antena de televisión de Dalton, mientras recuerda una pelea que tuvo con Bruce Lee (Mike Moh) en el set de “The Green Hornet”, lo que resultó en el despido de Booth, al golpear en repetidas ocasiones a Lee.
Por otra, Charles Manson (Damon Herriman) se detiene en la residencia de Polanski en busca de Terry Melcher, quien vivía allí, pero Jay Sebring (Emile Hirsch) lo rechaza.
Mientras conduce el auto de Dalton, Booth recoge a una autoestopista, llamada “Pussycat” (Margaret Qualley) y la deja en El Rancho Spahn, donde Booth una vez filmó “Bounty Law”, y observa a los hippies que viven allí, que no son otra que La Familia Manson.
Sospechando que se están aprovechando del propietario, el anciano George Spahn (Bruce Dern), Booth insiste en verlo a pesar de las objeciones de “Squeaky” (Dakota Fanning)
Spahn descarta los temores de Booth; pero al salir, este descubre que “Clem” (James Landry Hébert) estalló una llanta del auto de Dalton; a lo que Booth lo golpea y lo obliga a cambiar la llanta; y las chicas piden la presencia de “Tex” (Austin Butler) para que se ocupe de la situación, pero llega cuando Booth se marcha.
Al tiempo que Tate sale a caminar, se detiene en una sala de cine para ver su actuación en “The Wrecking Crew”; mientras en otro momento, Dalton interpreta a un villano en el capítulo piloto de la serie “Lancer”, y entabla una conversación con su coprotagonista de 8 años, Trudi Fraser (Julia Butters)
Dalton lucha con su diálogo; y después de tener un colapso en su tráiler, ofrece una actuación que impresiona a Fraser y al director, Sam Wanamaker (Nicholas Hammond), reforzando la confianza de Dalton.
Después de ver la actuación de Dalton como invitado en un episodio de la serie “FBI”, Schwarzs lo reserva como el protagonista del próximo western de Sergio Corbucci, “Nebraska Jim”, por lo que Dalton lleva a Booth con él por un período a Italia, durante el cual aparece en 2 westerns adicionales y en una comedia de tipo “Eurospy”, y se casa con la estrella italiana Francesca Capucci (Lorenza Izzo)
Al regresar a casa, Dalton le informa a Booth que ya no puede pagar sus servicios, salen a tomar algo y regresan a la casa de Dalton, donde Booth fuma un cigarrillo con ácido, y lleva a Brandy a dar un paseo…
En ese momento, “Tex”, “Sadie” (Mikey Madison), “Flower Child” (Maya Hawke) y “Katie” (Madisen Beaty) se estacionan afuera en preparación para asesinar a todos en la casa de Tate; pero Dalton escucha el auto, y les ordena que se vayan.
Cambiando sus planes, deciden matar a Dalton después de que “Sadie” razona que Hollywood “les enseñó a asesinar” pero “Flower Child” se marcha, abandonando a los otros 3, que entran en la casa de Dalton, y se enfrentan a Capucci y Booth, que los reconoce del Spahn Ranch.
Booth le ordena a Brandy que ataque, y juntos matan a “Katie” y “Tex”, y hieren gravemente a “Sadie”, que tropieza afuera de la casa, alarmando a Dalton, que estaba escuchando música con auriculares, ajeno al caos.
Éste recupera un lanzallamas, y la incinera...
Al final, Booth es hospitalizado, Sebring entabla conversación con Dalton, y Tate invita a Dalton a tomar una copa…
Once Upon a Time… in Hollywood rompe con los esquemas a los que nos tiene acostumbrado el director Quentin Tarantino, quien goza de fama de ser un realizador que ensalza la violencia; y también se le reconoce por ser experto en la historia del cine, de lo oficial y lo no oficial; y juega con ello haciendo lo que Hollywood siempre hizo mejor:
Golpear la realidad con grandes ideas, emociones y pequeños momentos.
Así, Tarantino no le presta atención a su audiencia, sino que hace lo quiere, y nos bombardea casi cada segundo con referencias a la cultura pop, y con su estilo excesivamente-histérico, presenta cada detalle tan solo para mostrar una idea del momento, por ejemplo, estilos a la hora de filmar una película o los mantras que tiene un actor para ponerse en forma… y no es casual que el filme se desarrolle durante 2 días de febrero de 1969 y un epílogo en agosto de ese mismo año.
1969, es un año importante para el cine de Hollywood, pues se pasa de otorgar el Oscar al musical “Oliver!” de Carol Reed, a otorgarlo a un filme comprometido, distinto, duro como lo es “Midnight Cowboy” de John Schlesinger; era un año en el que aparecen actores más intelectuales, no es raro en un pequeño papel la presencia de Al Pacino, sustituyendo a los anteriores; además, en ese año, el western, en Hollywood, está en declive, incluso en la televisión, trasladándose, desde otras perspectivas, a Italia y España con los llamados “spaghetti western”, adquiriendo fama secundarios actores de Hollywood.
Sea como sea, el filme, con sus múltiples derivaciones, toma como punto de partida a un actor en decadencia, a una colonia hippie, y a una actriz que empieza su carrera; pero Tarantino utiliza ese hecho como una especie de “macguffin hitchcockiano” para mostrar que el cine no es realidad, sino invención:
Lo ocurrido puede reinventarse, algo que no gusta demasiado a ciertos espectadores; sin embargo, esta vez Tarantino nos presenta una cinta diferente, una película en la que nos muestra su visión idílica de los años 70, especialmente de 1969 en la ciudad de los Ángeles; una urbe que en la película aparece como paradisíaca, con muy poco tráfico, con las autopistas libres para correr, sin gente durmiendo en las calles, con coches que ahora se ven más en Cuba que en los Estados Unidos, con el surgimiento de las cadenas de “comida rápida” como Taco Bell; apenas el contacto con la grosera realidad está dado por una comunidad de hippies que vive a las afueras de la metrópolis; por lo que la mayor parte del largometraje se centra en la industria del cine y en el trabajo de filmación, especialmente, de películas tipo western, donde no podían faltar los mexicanos, siempre haciendo trabajos secundarios, estacionando carros o detrás de la barra de la cantina…
Pero mucho de la película transcurre en la filmación de los largometrajes, y aunque la obra es más bien graciosa e irónica, a la vez, no tiene más que 2 escenas de violencia.
Aunque es extraño que unos hippies actúen de forma violenta, el argumento que usan para justificar el ataque a Rick Dalton es interesante; ya que deciden entrar en su casa, y darle una sopa de su propio chocolate, pues él, a través de sus actuaciones violentas, le ha enseñado al público a ser violento.
Por otro lado, la película es anacrónica y contiene múltiples errores, pero los más evidentes son que, el perro es una hembra hasta el final de la escena del ataque; y se nota cuando el perro salta a la puerta de la habitación de la esposa de Rick, donde se puede ver claramente que el perro es macho…
Pero Tarantino es conocido por agregar errores deliberados de continuidad en sus películas; y hay varios ejemplos, pero el más obvio es cuando James Stacy se acerca para hablar con Rick en el set...
Inicialmente tiene la cabeza descubierta y su sombrero de vaquero cuelga de su espalda; pero hay un salto de edición repentino, y ahora el sombrero está en su cabeza…
Muy raro para una película de Quentin Tarantino, algunas escenas contenían improvisación, particularmente cuando Rick Dalton olvida sus líneas en “Lancer” y despotrica en privado en su tráiler después.
A Leonardo DiCaprio le costó mucho interpretar los papeles de Dalton como lo haría Dalton, en lugar de, cómo lo haría él mismo, especialmente porque se supone que Dalton es un actor de alcance limitado.
Así que sugirió que Dalton olvidara sus líneas en la mitad de la escena, irónicamente, para ayudarlo a mantenerse en el personaje de Dalton.
La siguiente escena en el tráiler, también estaba sin guión...
Mientras que Brad Pitt improvisó la frase:
“¡Eres Rick, maldito Dalton!
No lo olvides”
Pitt basó esa línea en un actor que le dijo lo mismo cuando era un actor incipiente a principios de los 90s
Por ello, Quentin Tarantino describió a Leonardo DiCaprio y Brad Pitt como “el dúo dinámico de estrellas más emocionante desde Robert Redford y Paul Newman”
DiCaprio siempre fue dueño de una especie de carisma propio del Hollywood Clásico, pero aquí logra una caracterización tan compleja como fascinante, dotando al personaje de una humanidad enternecedora que se funde en las inseguridades de un actor deprimido, al sentir que ya se le terminaron “los 15 minutos de fama”
Esta angustia tiene su contrapunto perfecto en Cliff, el incondicional compañero que cumple el rol de “cable a tierra” ante a la neurosis de su amigo, a la vez que rebalsa de simpatía tan solo con su actitud indiferente frente a cualquier conflicto.
Leonardo DiCaprio recrea a un Rick Dalton fenomenal, dominando una bipolaridad de la mejor manera, su Dalton es un personaje frágil y maníaco con dudas de sí mismo, que siempre quiere evitar ponerse en contacto con sus sentimientos.
Su desarrollo y desenlace, son exquisitos; y percibe que esta transformación generacional, está ocasionando que su carrera entre en declive, pues fue un actor muy popular a partir de finales de los 50s, gracias a que protagonizó una exitosa serie de televisión sobre El Salvaje Oeste, pero una década después hay una nueva generación de actores más jóvenes, representados en el film por el personaje de Timothy Olyphant, a pesar de que, curiosamente, Olyphant es 7 años mayor que DiCaprio; y más atractivos para el nuevo público, y eso hace que directores, productores y directivos, le releguen a participaciones episódicas en otras series, donde hace de malo, y es vencido o asesinado por el bueno.
Por ello Rick se siente deprimido y frustrado, siente que ya no está en la gloria, que ya no es una gran estrella, si es que alguna vez lo ha sido, y que su etapa de popularidad se está terminando, y tener una casa de propiedad en las colinas de Hollywood, no ha evitado ni evitará eso; y ahoga sus penas en el alcohol y en un insano consumo de tabaco, por lo que las preocupaciones y los excesos afectan a su capacidad interpretativa, y teme terminar como el personaje de Norma Desmond de “Sunset Blvrd”, encerrado en su casa viendo las películas y series que protagonizó para satisfacer su nostalgia mientras el resto del mundo se olvida de él, y no le hace ni puto caso a pesar de sus intentos de que le recuerden y le llamen.
Mientras Cliff, el doble de acción de Rick, no sólo carga con su trabajo, sino también con su vida:
Le hace de chófer, le hace las reparaciones del hogar, le anima cuando está deprimido... y lo hace más porque es su amigo, no porque le pague… pero también se da cuenta que ya ha dejado atrás sus buenos tiempos:
Es mayor de lo que aparenta, es incluso veterano de La Segunda Guerra Mundial, y ha tenido malos momentos personales y profesionales, y ya nadie más que Rick confía en él, por eso ahora hace más de su chata que de su doble.
Aun así, se toma mejor la situación que su amigo, al fin y al cabo, sólo es un doble de acción, su etapa laboral llega a su fin, pero nunca ha estado en ninguna cima de la que le han echado, pues no hay cúspides en su profesión.
Pero, incluso asumiendo eso, no puede evitar sentirse afligido al ser consciente que ya no es joven, que pronto será considerado viejo, y por mucho que se esculpe el cuerpo, se mantenga guapo, aparente una pose juvenil y pueda ganar una pelea contra un contrincante de altura o 3 principiantes, eso no quita las canas que se le intuyen, y las arrugas de la cara que no puede ocultar.
Las chicas hippies, a pesar de que con su coquetería, le hacen sentirse joven y deseado, también le hacen recordar que está a las puertas de la vejez tanto como a las puertas de la jubilación.
No ayuda a eso, el personaje al que visita, George Spahn, dueño del rancho en el que se rodaba la serie en el que Cliff hacía de doble de Rick.
Ahora, Spahn, con 80 años, es un anciano ciego y senil, del que las chicas de La Familia Manson se aprovechan para vivir en su propiedad.
Cliff ve en George, el que seguramente será su futuro, ser un viejo inválido que vive sólo, o peor, con gente que se aprovecha de su indefensión, y eso le asusta, por eso disfruta de la vida en la medida que le sea posible, antes de que llegue el día en que ya no pueda hacerlo, cenando y viendo la tele con su perra, o su amigo, o circulando de noche por las calles de Los Ángeles, iluminadas por las luces de neón.
Rick y Cliff, son una suerte de “Don Quijote y Sancho Panza”, unos “outsiders” desatados, pero Tarantino no dibuja así a estos personajes para burlarse de los actores y los dobles de acción, y Once Upon a Time... in Hollywood no se concibe como una “buddy movie” cómica…
Tarantino construye a Rick y a Cliff, no con el fin de caricaturizar las figuras del actor y del doble de acción, sino con el objeto de humanizarlos.
La pareja protagonista, son personajes que, a pesar de la popularidad del primero y la fortaleza del segundo, tienen muchas debilidades:
Rick no puede evitar derrumbarse, y Cliff no sabe encaminar su vida.
Rick busca el reconocimiento y aprobación de una actriz de 8 años, una suerte de Jodie Foster; y Cliff se resiste a envejecer y se agarra con uñas y dientes a una juventud que ya pasó.
Rick pierde autoestima y confianza en sí mismo; y Cliff se lleva mejor con su perra de lo que se llevó con su mujer.
Tarantino nos enseña que, detrás de la estrella, está la persona, y que, aun siendo las 2 caras de la misma moneda, no son la misma cara.
La mayor parte de la carga humorística la lleva Brad Pitt, como un habilidoso especialista en escenas de acción peligrosas, que no solo protege a su jefe, sino que también es temido por una dudosa reputación, se convierte de inmediato en el personaje favorito de la historia, y todo esto ocurre porque está lacónicamente por encima de las cosas y las manipula a su antojo.
Como dato sobre los personajes:
Rick Dalton es un actor que protagonizó la serie de televisión western “Bounty Law”, basada en “Wanted Dead or Alive”, protagonizada por Steve McQueen; por lo que la relación de Dalton con Cliff Booth, se basa en Burt Reynolds y su doble de riesgo, Hal Needham.
Dalton, también se inspiró en actores cuyas carreras comenzaron en el Hollywood Clásico, pero fallaron en la década de 1960, como Ty Hardin, que pasó de protagonizar un exitoso tv western a hacer “spaghetti westerns”; y también por Ralph Meeker; y aunque no se menciona en la película, Dalton sufre un trastorno bipolar no diagnosticado, inspirado en Pete Duel.
Se puede decir que Rick Dalton también está inspirado en un variopinto número de actores de la época, como Steve McQueen, George Maharis, Edd Byrnes, entre otros; y también del reconocido actor de western, Wayne Maunder, que fue vecino de los Polanski.
Pero Rick Dalton toma su nombre de Douglas Dalton, el abogado de Roman Polanski.
Como dato, Polanski huyó de los EEUU en los años 70s, tras ser declarado culpable de tener relaciones sexuales con una menor, y Dalton era su abogado defensor en ese momento.
El hombre de acrobacias de Rick, Cliff Booth, es un homenaje a Hal Needham, el doble de Burt Reynolds; y al igual que el dúo en la película, Reynolds y Needham compartieron un vínculo tan estrecho, que convivieron juntos por algunos años.
En la película existe otro “arreglo histórico”, en la escena donde Cliff golpea a un hippie en El Rancho Spahn.
En la vida real, unos miembros masculinos del clan Manson, asesinaron al especialista Donald Shea, quien vivía en aquel rancho.
Uno de los asesinos era Steve Groogan, que en el film es golpeado salvajemente.
Así, Booth está inspirado en Gary Kent, un especialista para una película realizada en el Spahn Ranch mientras vivía la familia Manson; y Gene LeBell, que trabajó en “The Green Hornet” después de las quejas de otros especialistas de que Bruce Lee había dicho que “fue a patear a los especialistas”
Sobre la sospecha de que Cliff Booth mató a su esposa… el jefe de la estación de radio, KHJ, Humble Harv Miller, en realidad mató a su esposa en 1971.
En el fondo, la película puede verse como una ficción revisionista, con varios personajes inventados que interactúan con los existentes, cambiando así el curso de la historia de la vida real.
En este caso, los infames asesinatos de Sharon Tate por miembros de La Familia Manson, son interrumpidos por la presencia de Rick Dalton y Cliff Booth; y muestra con precisión a Charles Manson visitando la casa de Tate al principio de la película, buscando al productor musical Terry Melcher, el inquilino anterior; porque sintió que Melcher le debía el contrato discográfico que una vez le prometieron…
Frustrado porque Melcher ya no vivía allí, Manson ordenó a 4 de sus seguidores, que fueran a la casa 6 meses después, para incitar una matanza.
De hecho, los 4 condujeron hasta allí, estacionaron brevemente en el camino de entrada para cortar las líneas telefónicas a la casa de Tate, luego procedieron a estacionar el automóvil en la parte inferior de la colina, regresaron a pie a la casa, y mataron a 5 personas:
Tate, 3 amigos de ella que estaban en la casa, y un amigo que acababa de visitar.
Probablemente, el primer punto significativo de divergencia entre el relato real y ficticio, es el hecho de que Dalton se da cuenta de que los 4 están estacionados en el camino de entrada.
Él sale, los abusa verbalmente, y los envía lejos...
Esto enoja a Tex y a las 3 mujeres hasta el punto en que deciden regresar e invadir la casa de Dalton.
Este incidente también hace que la mujer llamada “Flower Child” tenga los pies fríos y se vaya con el automóvil; aunque en la vida real, esta fue Linda Kasabian, quien acompañó a los demás durante todo el camino, pero no participó en los asesinatos.
Al final, el error fatal por parte de los asesinos, es invadir la casa de Dalton, sin contar con la resistencia de Booth y su perro, y el propio Dalton.
De esa manera, en la edición final de la película, Charles Manson sólo tiene una línea.
Por otra parte, Steve McQueen fue uno de los principales nombres en la lista de asesinatos de celebridades de alto nivel de Manson.
McQueen había planeado visitar a Sharon Tate la noche en que fue asesinada, pero finalmente no lo hizo…
Bruce Lee, fue un actor que mayormente actuaba con técnicas de artes marciales e interpretó a Kato en “The Green Hornet”; y enseñó artes marciales a Tate para “The Wrecking Crew”, y también entrenó a Sebring, Polanski y McQueen.
Los asesinatos de Tate & LaBianca, golpearon profundamente el corazón de la clase media y alta estadounidense, haciendo una profunda declaración de que nadie estaba a salvo de cosas realmente horribles; pero en esta película, los ocupantes de Cielo Drive y muy probablemente los LaBianca, se salvaron... a menos que Dalton los haya matado…
Una cosa que estuvo notablemente ausente de la película, fue el incidente que involucró a Steven Parent.
Él había conducido a Cielo Drive con la esperanza de vender un radio reloj al jardinero, William Garretson, que vivía en una casa de huéspedes apartada.
Garretson lo delató en el momento exacto en que Tex Watson y los demás aparecieron en la puerta.
Entraron, detuvieron a Parent, le dispararon, y luego se dirigieron a la casa donde mataron a los ocupantes.
Posiblemente, en el mundo de Tarantino, Parent se estaba yendo en el momento en que el grupo de Watson irrumpía en la casa de Dalton…
Otro dato, además de su papel en la pantalla, Kurt Russell proporciona la voz del narrador fuera de la pantalla; él y Zoë Bell son los coordinadores de dobles de “The Green Hornet” en esta película, y es una broma doble para las películas de Tarantino; pues Russell interpretó previamente a Stuntman Mike en “Death Proof” (2007), en la que Bell, una actriz de acrobacias reales, también apareció interpretando a sí misma; y también ella fue la doble de Uma Thurman en la serie “Kill Bill”
Sobre el tema de Sharon Tate, Quentin Tarantino no se acercó a Roman Polanski, y pidió y recibió ayuda de la hermana de Sharon Tate, Debra, a quien se le agradece en los créditos.
A ella se le dio el guión desde el principio, Tarantino fue a visitarla a Santa Bárbara, y pasó un fin de semana con ella.
Incluso ella llegó al set cuando se estaba filmando la secuencia del Teatro en Westwood; y aunque inicialmente se opuso a la película, diciendo que “era explotador y perpetuaba mentiras al celebrar a los asesinos y a la parte más oscura de la sociedad como sexy o aceptable”, después dijo:
“Esta película no es lo que la gente esperaría que sea cuando se combinan los nombres de Tarantino y Manson”
Ella sentía que Tarantino era “un tipo muy de pie”; y después de visitar el set, quedó especialmente impresionada, sobre todo con Robbie, que le dio algunas de las joyas reales de Sharon Tate.
Como dato, cuando Sharon Tate en la película, visita una librería para recoger una copia de “Tess of the d'Urbervilles”, en la realidad, la verdadera Sharon Tate le dio a su esposo, Roman Polanski, una copia del libro mientras estaba en Europa, justo antes de que regresara a los Estados Unidos, diciendo que sería una gran película en la que ella misma adoraría protagonizar…
Esta fue la última vez que Polanski vio a Tate con vida; y más tarde adaptaría el libro como “Tess” (1979), dedicado a su esposa asesinada.
Sin embargo, el personaje de Margot Robbie tiene pocas líneas...
Robbie dijo:
“Creo que los momentos en la pantalla muestran que esos maravillosos lados de Tate podrían hacerse adecuadamente sin hablar”
Tarantino declaró:
“Pensé que sería conmovedor y placentero, y también triste y melancólico pasar un poco de tiempo con Tate, solo existir...
Quería que vieran mucho a Sharon”
Y existe un gran debate sobre el lugar algo pueril que el film le da a Sharon Tate, retratándola como una joven superficial e inocente, embobada con su efímera fama y su mansión de estrella de Hollywood.
Pero lo que trasciende a su personaje, a su leyenda, es la posibilidad de ser alguien más que la mujer de Roman Polanski, o la mera referencia a la larga lista de los crímenes de La Familia Manson; es la posibilidad de ver a la Sharon de ficción, verse reflejada en la Sharon real protagonizando “The Wrecking Crew” (1969), su última película, con la melancolía de imaginar su potencial carrera como actriz.
El encanto natural de Margot Robbie, es más parecido a la noción de inocencia interrumpida, que a la de una mujer superflua sin más motivaciones que ser deseada por otros.
Además, Tarantino hace de Sharon Tate una suerte de “Caperucita Roja”, un reflejo de la inocencia, en contraposición con Charles Manson, que en una breve aparición, lo muestra como “El Lobo Feroz” disfrazado con piel de cordero.
Es la manera que tiene el director de hacer de esta película un cuento, de ahí el título, “Once Upon a Time... in Hollywood”
Y como los cuentos, no es una historia real, a pesar de recrear una época real.
El cuento es la manera que tiene Tarantino de corregir la historia y hacer justicia; y hacer que, algo que tuvo un mal final, al menos en la ficción tenga un buen final, como lo tienen todos los buenos cuentos.
Muestra de ello, es donde al protagonista, cual cazador después de haber acabado con el lobo, se le abren las puertas del cielo, y asciende al paraíso donde recibirá su recompensa…
Por otro lado, Shannon Lee, hija de la leyenda Bruce Lee, estaba muy decepcionada con la forma en que su padre fue retratado por el actor Mike Moh, bajo la dirección de Quentin Tarantino; como “un soberbio arrogante que estaba lleno de aire caliente”
Moh dijo que estaba en conflicto al principio:
“Bruce en mi mente era literalmente un dios...
Bruce no siempre tuvo el mayor afecto por los especialistas; no los respetó a todos.
Pero Tarantino ama a Bruce Lee; lo venera”
Según el amigo de Lee y doble de “The Green Hornet”, Gene LeBell, dijo:
Lee tenía una reputación de patear la mierda de los especialistas”
La verdad es que Bruce era famoso por ser considerar que todos estaban debajo de él en los sets de rodaje, particularmente los especialistas.
Tarantino respondió, diciendo que Lee era “un tipo arrogante”
Pero Once Upon a Time… in Hollywood, también dejó atrás a muchas estrellas que murieron en la producción por diferentes causas:
Es la última película en la que aparece Luke Perry, quien murió en marzo de 2019; pues sufrió un derrame cerebral masivo a fines de febrero de 2019, y murió el 4 de marzo.
Su personaje, Scott Lancer, es un homenaje a Wayne Maunder y su papel en “Lancer” (1968)
Maunder murió el 11 de noviembre de 2018, 10 días después de la filmación de esta película.
En mayo de 2018, Burt Reynolds se unió al elenco como George Spahn, pero murió antes de filmar sus escenas; a lo que Bruce Dern fue elegido en su lugar.
Además, aparecen las conexiones usuales a otras películas de Tarantino, como la cadena de comida rápida inventada, Big Kahuna Burger, y los cigarrillos Red Apple; los pies descalzos femeninos, el enfrentamiento mexicano, que son escenas en las que los personajes se apuntan entre sí al mismo tiempo.
Para ir terminando, Once Upon a Time… in Hollywood es ante todo un western crepuscular sobre la redención, envuelto como una carta de amor personal al Séptimo Arte; y para narrar su historia y jugando con la Historia, Tarantino crea a una peculiar pareja de amigos inseparables, que se ven desplazados por el devenir de los tiempos, y sintiéndose como algo aparte dentro del mundo hollywoodense.
Los procesos de cambio son implacables, y quien no se adapta cae destrozado por la nueva ola.
Tarantino es consciente de esto, y toma esta idea como un bastión de lo clásico en esta época dónde llega a ser habitual el ver una película en una “Tablet” o en un “Smartphone”, aun habiendo estado pensadas para la pantalla grande y el celuloide.
Así, Tarantino ha usado una historia morbosa, la de los asesinatos de Sharon Tate, como reclamo para publicitar una película.
Y tras conseguir atraer la atención del público, ha usado más de 2 horas de metraje para contarnos sus pajas mentales y su amor por un cine ya extinto, llenándolo de referencias incomprensibles que no sirven para explicarnos ni el cómo ni el porqué de ese gran amor… y ante ello nos preguntamos:
¿Tenían Weinstein, Avery & Cía., tanta importancia en el ritmo y continuidad, y “el toque Tarantino” es mera utopía apócrifa?
Resta comentar 2 detalles:
La escena de híper violencia, indefendible por lo arrítmica en el resto de la película, no se puede por menor que catalogar de violencia o hasta gore gratuito; y el comercial de tabaco de los títulos de crédito penoso, burdo, sin gracia.
Once Upon a Time… in Hollywood es una tortura, muy larga y aburrida, y pone en evidencia algo que desgraciadamente hemos visto demasiadas veces:
Cuanta más fama y seguidores alcanza un director, más deseos les suscita de regalarnos sus insufribles pajas mentales y reírse en nuestras caras...
Porque el cine es algo muy grande, y no está a la altura de todo el mundo...
Nos queda una trabajada, como siempre, banda sonora hilvanada a base de temas populares, fragmentos de otras bandas sonoras, incluido algún extracto de la música no utilizada de Bernard Herrmann.
“Anybody accidentally kills anybody in a fight, they go to jail.
It's called manslaughter”
Dicen que “la violencia ficticia no ocasiona violencia real, es la violencia real la que ocasiona la violencia ficticia, al fin y al cabo, la ficción no es más que una representación de la realidad, y no al revés”
Matar en nombre de las canciones de The Beatles.
Esta idea, en apariencia absurda, es la que vertebra uno de los asesinatos más terribles de Estados Unidos, y que ya ha pasado a la historia como uno de los más mediáticos.
A raíz de ello, la figura de Charles Manson y su grupo empezó a ser icónica.
Solo él no era considerado un asesino o un terrorista más, sino que todo lo que le rodeaba a él y a sus crímenes, le hacían “especial”
Tras lo ocurrido a Tate & LaBianca, una omnipresente sensación de terror y paranoia se instaló sobre Hollywood, y pese a que las víctimas no eran grandes celebridades, los asesinos dieron en el blanco.
Nadie se libró; todos los conocían, y las pistolas y los perros guardianes empezaron a venderse como rosquillas, y los intimidatorios portales automáticos que hasta ese momento, en plena “Era de Acuario” habían sido una medida de seguridad despreciada, se volvieron indispensables.
El mundo musical que apasionaba a Manson, también utilizó su notoriedad:
Marilyn Manson cogió su nombre artístico de Marilyn Monroe y Charles Manson, y también, en alguna ocasión, sus canciones como fuente de inspiración, en el caso de “System of a Down”
También se han hecho numerosos libros, películas, series y documentales sobre su vida.
Profesionales en salud mental, dicen que no es inusual, para personas jóvenes y con criterio, caer bajo el hechizo de un sociópata que sin esfuerzo cambia personalidades para manipularlas, y la fuerza de las capacidades de Manson transforma a muchos; y todavía inspira fascinación, porque para aquellos de nosotros que no somos sociópatas, es inimaginable ese nivel de maldad.
Es parte de la naturaleza humana, tener una fascinación con lo oscuro.
Otra razón de la continua obsesión cultural con Manson, es el hecho de que sus brutales ataques ocurrieron en un momento crucial en Estados Unidos, cuando los años 60 terminaron, Estados Unidos estaba sumido en La Guerra de Vietnam, Richard Nixon era Presidente y ocurrieron los asesinatos de Robert F. Kennedy y Martin Luther King Jr.; y las noticias nocturnas traían imágenes de violencia diariamente a los hogares.
Estos factores llevaron a algunos a considerar la violencia de Manson como otro “grito de guerra” para la contracultura; donde la violencia de Manson golpeó los elementos de la sociedad estadounidense con los que la gente no estaba necesariamente familiarizada.
Fue la contracultura fracasada, la guerra racial, la violencia como un medio de expresión política, pero sin apuntar a los símbolos tradicionales, como un presidente, lo que alimentaba todo este concepto de la sociedad fuera de control.
Incluso en 1969, Manson parecía ser cosas diferentes para diferentes grupos de personas.
Los jóvenes que se rebelan contra el gobierno, lo vieron como un “Che Guevara”
Diferentes sectores de la población, lo ven como alguien que tuvo una infancia difícil, además de ser castigado por el sistema penitenciario…
Otra razón por la que Manson continúa fascinando a tanta gente, es porque escapó a la pena de muerte impuesta a asesinos sociópatas como Aileen Wuornos.
Un fallo de 1972 del Tribunal Supremo de California, anuló la pena de muerte y automáticamente conmutó la pena de muerte de Manson por cadena perpetua.
Manson utilizó su tiempo libre para alimentar su mística a través de estallidos o bromas cuidadosamente cronometradas, como su compromiso de corta duración con una joven seguidora, que pretendía exhibir su cuerpo en un ataúd de vidrio después de su muerte como una atracción turística.
En definitiva, Manson entendía completamente, cómo impactar aún más en la cultura, incluso desde su celda en La Prisión Estatal de California, Corcoran.
Ahora, tras su muerte, no parece que este interés vaya a remitir; y no deja de ser sorprendente la influencia de alguien que pasó más años de su vida en la cárcel, que fuera de ésta.
Un impacto que incluso enterró su mayor locura:
Matar inspirado por una canción…
Y aunque muchos comparan a Manson con Adolph Hitler, o con los terroristas de hoy en día, los expertos dicen que nunca tuvo el intelecto o el poder persuasivo para reclutar realmente los números necesarios para cambiar la cultura.
Charles Manson nunca podría hacer que una nación entera lo siguiera, como si lo ha hecho Donald Trump, por ejemplo, cada vez que dice “Make America Great Again” algo pasa…
Que al igual que Manson, puede hacer que una nación entera esté pendiente de él.

“When you come to the end of the line, with a buddy who is more than a brother and a little less than a wife, getting blind drunk together is really the only way to say farewell”



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