Butterflies Are Free

“… and so are we”

Dicen que “no hay peor ciego que el que no quiere ver”
Y es un dicho que apela a la idea clave de la voluntad, cuya significado es que resulta inútil convencer a alguien de que vea lo que no quiere ver.
Por lo cual, el refrán popular refleja una gran verdad que podría funcionar a favor, pero que muchas veces lo hace en contra…
La vida se muestra ante nuestros ojos, a las realidades, aun cuando son relativas, están allí para ser apreciadas, para ser vividas, para entenderlas y para tomar decisiones en función de ellas.
Podemos encontrar muchas excusas, muchos instrumentos que nos impidan ver algo, que no somos capaces, pero por lo general simplemente sabemos, ya lo hemos visto, pero no queremos reconocerlo porque asumimos que no nos hará bien, sino que por el contrario, nos generará dolor, angustia, soledad, que a nuestros selectivos ojos, sería mejor escenario el evadir, el hacernos los tontos o colocar miles de obstáculos entre nuestros ojos y esa realidad amenazante.
Cuando honestamente todos somos incapaces de ver, normalmente llega un punto en el cual el velo cae, y todo se muestra tal cual es.
Cuando hemos estado evadiendo algo de lo cual sospechamos, o aún tenemos la certeza, llega un punto en el cual se nos hace imposible seguir dejando pasar las cosas sin identificarlas, seguir haciéndonos “la vista gorda” ante lo evidente, y llega un momento en el que cual preferimos cualquier dolorosa realidad antes que una sutil mentira.
No ocurre cuando nos negamos a ver una realidad, porque normalmente en estos casos actuamos desde el miedo, y desde allí, normalmente manifestamos aquello que justamente buscamos evitar.
Si deseamos saber, si lo que estamos construyendo resulta favorable o coherente con lo que en realidad queremos, basta con observar nuestras emociones, ver cómo reacciona nuestro cuerpo a lo que sentimos, y de allí podemos sacar toda la información que necesitemos, y lo más importante, tomar medidas al respecto.
Cuando aceptamos las cosas que aun desagradándonos, forman parte de nuestras vidas, se nos hace posible fluir con nuestros procesos y salir enriquecidos de cada circunstancia.
No importa qué tan doloroso sea aceptar una situación, más doloroso resulta vivir en un autoengaño, en donde lo que prevalecen son las barreras de nuestro crecimiento; por la verdad, con todos los obstáculos, la vida es bella tal y como es.
“I could love you if you'd let me”
Butterflies Are Free es una comedia del año 1972, dirigida por Milton Katselas.
Protagonizada por Goldie Hawn, Edward Albert, Eileen Heckart, Paul Michael Glaser, Michael Warren, entre otros.
El guión es de Leonard Gershe, basado en su obra de teatro homónima de 1969; a su vez, basaba libremente en la vida del abogado y ex alumno de derecho de Harvard, Harold Krents, que era ciego; cuya lucha trascendental fue superar la ceguera y convertirse en independiente.
Mientras que la obra original estaba ambientada en Manhattan, New York; el guión escrito para la película está ambientado en un lugar desconocido en San Francisco; en una trama que gira en torno a un joven ciego, cuya madre desaprueba la relación que mantiene con una joven hippie.
La obra se estrenó en El Teatro Booth, el 21 de octubre de 1969, donde tuvo una presentación de 1128 actuaciones, hasta que cerró el 2 de julio de 1972; y contó con un elenco excepcional, formado por Keir Dullea, Blythe Danner, Eileen Heckart y Paul Michael Glaser.
El título, fue inspirado por un pasaje de la novela “Bleak House” (1852) de Charles Dickens, en un diálogo que dice:
“Solo pido ser libre.
Las mariposas son libres.
La humanidad seguramente no negará a Harold Skimpole lo que concede a las mariposas”, por lo que es una expresión a la libertad en todos los sentidos.
La película fue producida por M.J. Frankovich y lanzada por Columbia Pictures; siendo ganadora del Premio Oscar en la categoría de Mejor Actriz de Reparto para Eileen Heckart; y obtuvo 2 nominaciones:
Mejor fotografía y sonido.
Casi toda la película se desarrolla en el apartamento de Don (Edward Albert), en pleno San Francisco; y solo hay 2 salidas al exterior:
Una escapada de Jill (Goldie Hawn) y Don por la ciudad para cambiarle de look; y un encuentro en un restaurante entre Jill y la señora Baker (Eileen Heckart)
Pero el apartamento de Don se convierte en el universo de los 2 jóvenes.
Así, la acción transcurre en tan solo 2 días.
Son los años 70, donde hay toda una generación de jóvenes en busca de la libertad y nuevos ideales; y allí vive Don Baker, un joven ciego y guapo de unos 22 años, que era por cierto la edad real del actor al filmar la cinta; que acaba de independizarse, y vive en un viejo apartamento en la ciudad de San Francisco, California.
En la habitación contigua, se muda Jill Tanner, una joven de 19 años, alegre y despreocupada, que anteriormente había sido hippie, y había estado casada.
Ambos empiezan a conocerse y a aprender el uno del otro, sin mencionar el mundo que descubren a través del punto de vista del otro.
El tercer personaje clave, es la madre de Don, la señora Baker, una mujer sobreprotectora, amorosa y autoritaria, que está totalmente en contra con la relación que han entablado Don con Jill.
Y es que Jill es todo lo que no quiere la madre de Don:
Es una chica alocada, que mantiene lo hippie y conserva un miedo atroz a atarse y al compromiso; mientras Don es un joven que trata de vivir su vida e independizarse, que sueña con ser cantante; y la señora Baker no lleva bien ese desapego de un hijo al que ha protegido y cuidado siempre, y que no querría que sufriera por nada del mundo.
En la relación entre Don y Jill, él se enterará del tipo de cosas que su madre nunca le habría enseñado; mientras Jill aprende de Don, de qué se trata crecer y ser libre.
La película se siente más como la obra de teatro, con la mayoría de la película ocurriendo en un espacio; por lo que la mayor parte de la película es diálogo, enfocada en estos 3 personajes cuando interactúan, a cada cual mejor, para hacernos ver que en la vida uno tiene que hacer lo que dicta su corazón, que hay que ser valiente a pesar de los obstáculos, que la libertad de una persona es muy importante, y por encima de todo, está el amor, que nos enseña a no tener miedo de encontrarlo ni a huir de él.
La entrega de todos los actores es excepcional, con interacciones dinámicas y entretenidas; conversaciones con respuestas rápidas e ingeniosas; y si bien no está sucediendo mucho en pantalla, fuera de una trama simple, la película toca algunos momentos muy serios, emocionales y humorísticos; porque está llena de sabiduría y de mensajes de auto-superación y aceptación.
“You're always dwelling on the negative.
Always what he needs, never what he wants.
Always what he can't do, never what he can”
Butterflies Are Free puede considerarse como una cápsula del tiempo de una Era de Acuario de corta duración, o más cínicamente, como un ejercicio transparente y resbaladizo de sentimentalismo vestido con atuendo hippie.
Todo inició cuando Leonard Gershe escuchó a Harold Krents hablando en un programa de radio sobre ser reclutado para el ejército durante La Guerra de Vietnam…
Lo curioso era que Krents era ciego desde la infancia; y que había escrito un libro llamado “To Race The Wind”, por lo que él fue la inspiración para la historia de la película; y aunque la configuración ha cambiado de New York a San Francisco sin razón aparente, la adaptación de la exitosa obra de Broadway de Leonard Gershe, es un excelente ejemplo de cómo cambiar de un medio a otro.
Y eso se nota por el trabajo de la cámara, por los largos ángulos y los sets que realmente permiten ver la interacción entre los actores y el talento que brilla y progresa de manera muy similar a su material original; que con solo 4 roles y una ubicación, ofrece entretenimiento y teatro emocionante.
Muy a pesar de su ambiente íntimo, nunca se siente como una producción teatral, la verdad, pero lo que comienza como un alegre romance cómico, se convierte constantemente en un drama de emociones más severo; y a medida que las bromas ingeniosas terminan en batallas conflictivas de ingenio y voluntad, incluso el final optimista no ofrece el consuelo deseado, o la conclusión más adecuada para el viaje desgarrador, es un recorrido pleno hacia la libertad tan anhelada.
Estamos en San Francisco de la década de 1970:
Don Baker, quien nació ciego, ha vivido toda su vida con su madre.
Cuando él era joven, su madre escribió una serie popular de libros infantiles sobre “Little Donny Dark”, un niño ciego que realiza actos heroicos.
Ya adulto, Don se muda a un departamento solo, pero se encuentra solo... e hizo un trato para que su madre no vaya a verlo por al menos 2 meses; y ya ha pasado 1 mes.
Esto es cuando Jill Tanner se muda a un apartamento contiguo.
Ella escucha a Don hablando con su madre por teléfono, y enciende la radio.
Cuando Don le pide que baje el volumen, ella se invita a tomar una taza de café, y empiezan a hablar haciendo amistad.
Pero Jill no se da cuenta de que Don es ciego hasta que lo ve arrojando la ceniza de su cigarrillo sobre la mesa; y ella nunca antes había conocido a un ciego, por lo que hace todo tipo de preguntas sobre cómo Don maneja las tareas cotidianas.
Jill le dice a Don, que su cita favorita es:
“Solo pido ser libre.
Las mariposas son libres.
La humanidad seguramente no negará a Harold Skimpole lo que concede a las mariposas” de la obra de Dickens, “Bleak House”
Posteriormente, ella lo lleva a Asparagus, una tienda de ropa bohemia, donde el propietario Roy (Michael Warren), les ayuda a elegir una moda de “espíritu libre”
De vuelta a casa, Don inventa una canción, y comienza a cantar “Butterflies are Free” en su guitarra; y descubren que pueden abrir la puerta que separa sus 2 apartamentos.
Al día siguiente, sorprendiendo a Don con una visita, su madre ve que Don se ha unido a Jill; y teme que Jill le rompa el corazón…
Por lo que ella lleva a Jill a almorzar, y trata de sacarla de la vida de Don; pero Jill tiene fuertes sentimientos por Don, y le dice a la Sra. Baker que si hay alguien que debería salir de la vida de Don, es ella.
Como consecuencia, Jill rompe una cita para cenar en el departamento de Don, apareciendo mucho más tarde con Ralph (Michael Glasser), el director de la obra para la que hizo una audición; y Jill, vacilante, anuncia que se mudará con Ralph, tratando demasiado de convencer a Don y a sí misma de que es una gran idea…
Cuando Jill va a empacar sus cosas, un Don desconsolado le pregunta a su madre si puede regresar a casa.
Ella lo convence, señalando que sus libros “Little Donny Dark” habían sido su forma de ayudar al joven a enfrentar sus miedos, y ella, tristemente debe hacer lo mismo ahora.
Finalmente, ambos hacen las paces sobre sus nuevos roles en la vida; mientras que Jill y Don pelean por su mudanza, y Don le dice que ella es la que está discapacitada.
Ella se va, pero finalmente regresa con Don, y los 2 se reconcilian.
En toda la trama, Don deja ver a su madre y a Jill, que él tiene ceguera física, pero que es mucho peor la ceguera emocional; y lo más interesante es la lucha de “Donnie Oscuridad” por ser independiente y tener su propia vida.
Hay cosas que se han quedado desfasadas, evidentemente, sobretodo el diálogo inicial cuando se conocen y hablan sobre la ceguera como si fuera algo rarísimo y difícil de aceptar...
Siempre hay que recordar que está rodada y ambientada en 1972, y que hasta hay un rollo hippie de fondo, pero a veces cuesta más.
La historia es muy sencilla, pero precisamente esa es su mayor virtud.
Tiene una puesta en escena casi teatral, y unos actores perfectos en sus respectivos papeles; siendo el primer papel protagonista importante del actor Edward Albert, en una actuación poderosa y rebosante de sensibilidad y realismo, pues él es capaz de convencer que es ciego; y la cámara lo ama, además que es muy guapo, se detiene mucho en mostrar de cerca sus emociones; y se queda con él para verlo luchar por comprender lo que está sucediendo a su alrededor.
Mientras Goldie Hawn interpreta a un personaje de 19 años, cuando ella tenía 26; y si bien no tiene un gran registro como actriz, es irritante a veces y genuina en otros, ofrece la alegría necesaria para complementar los otros roles más serios.
Y aunque el papel de Eileen Heckart como la madre sobre protectora, es la mejor sin duda, sus escenas revisando el piso del hijo o charlando con Jill, son impagables, y solo por eso merece la pena ver la película.
Su interpretación, desde cualquier punto de vista, fue inmaculada:
Cada disgusto, cada ironía, cada expresión de amor y preocupación hacia su hijo; ella puede ser dominante y desaprobadora, pero no es un ogro, sino un contraste de feminidad con Jill, la otra mujer en la vida de Don.
El cambio emocional mientras acepta lentamente la independencia de su hijo, le da a la película algo de sustancia que de otra manera no tendría.
Como dato, Eileen Heckart y Paul Michael Glaser repitieron sus papeles que crearon en la producción original de Broadway de 1969, que fueron como Mrs. Baker y Ralph Austin, respectivamente.
Y como dije, los diálogos son muy buenos, porque ni Jill ni la madre se cortan un pelo; por ejemplo:
La madre de Donnie le da una manzana, y Jill le dice:
“Esto me recuerda a algo…
¡Ya sé!
La bruja que le da la manzana a Blancanieves”
También hay ciertos elementos que personifican muy bien el espíritu típico de la época, como la aceptación general del libertinaje sexual, y se nota en el diálogo:
“Esto sería divertido con algunas personas más”
Todos esos diálogos están encarnados principalmente por el personaje femenino Jill; aunque tiene “19 años”, ya ha estado casada, aunque solo durante 6 días... “y el 7º descansó” como diría la Señora Baker.
Pero esos fueron los 2 días más gloriosos de la vida de Don.
A Jill le encanta experimentar, y ha sido a la vez hippie y joven republicana, por lo que concluye:
“No hay jóvenes republicanos”
Ella se viste a la moda del “flower power”, y vive dentro del movimiento contracultural.
Mientras el personaje masculino, Don, es simple y común, y es excepcional simplemente por su ceguera.
Curiosamente, el apartamento es tan colorido como Jill, gracias a sus antiguos habitantes que eran hippies.
Don vive solo, con el apoyo financiero de su madre.
Esto impresiona a Jill; sin embargo ella se enamora; y en media hora lo seduce.
Sin embargo, al día siguiente, ella dice:
“¿Sabes, que el techo necesita pintura?”, y decide mudarse de casa nuevamente.
Esto sumerge a Don en una crisis emocional.
Desafortunadamente, es difícil dar sentido a la narrativa de la mariposa…
Aunque Jill domina la relación, es evidentemente tan inmadura como Don.
Los eventos son desequilibrados y volátiles.
Incluso los mirones los abuchean.
¿Es esta una representación de una adolescencia tardía?
De hecho, la ingenuidad salva a las mariposas de ser perversas.
Tenga en cuenta que la película es una adaptación de una obra teatral, y se ha hecho un pequeño intento para mejorar la dinámica en el espacio y el tiempo, e incluir efectos cinematográficos cautivadores.
También, Butterflies Are Free se transforma en un cuento con mucha realidad y autenticidad.
Sus personajes continuamente aluden a la literatura; y en una de las conversaciones más divertidas, sale hasta Blancanieves y su roja manzana…
E incluso la señora Baker tiene cierta fama como escritora infantil con unos cuentos que contaba a su hijo, que más tarde se descubrirá por qué los creaba…
También es un vívido recordatorio de lo estúpido que es ser políticamente correcto.
El guión y los actores, señalan tan bien en varios puntos, que no es importante si las palabras son correctas, pero es extremadamente importante cómo se vive con palabras que no desaparecerán; por lo que también esta podría ser la mejor película para reflejar La Era Hippie.
Por otro lado, los problemas tratados en la película, son los mismos problemas con los que las personas lidian todo el tiempo, excepto, por supuesto, por el papel brillantemente interpretado por Edward Albert en el que interpreta a un hombre ciego.
Uno de los aspectos más bellos de esta película, es que el guión intenta y logra eliminar los estereotipos y las limitaciones de la discapacidad, para centrarse en los altibajos emocionales reales del alma humana; por lo que abunda en poderosos momentos humanos; y nunca se siente forzado, predicador o artificial.
Simplemente es una historia en la que los 3 personajes principales crecen y aprenden; y una excelente mirada a las luchas internas y externas en el camino de la madurez.
¿Qué más hay en la vida?
“Take some time to smell the flowers”
Como dato, Harold Eliot Krents, cuya lucha por superar la ceguera y convertirse en independiente fue la inspiración para la obra de Broadway y película Butterflies Are Free, murió en 1987 de un tumor cerebral en El Hospicio del Hospital Calvary en el Bronx; a los 42 años.
Se supo que cuando Krents tenía 9 años, los médicos le dijeron que estaría totalmente ciego.
“Recuerdo haberme acostado en la cama esa noche y crecer.
Sabía que tenía que crecer o plegarme para ser dependiente o independiente”, recordó Krents.
Luego obtuvo títulos de derecho en La Facultad de Derecho de Harvard, cum laude, en 1967 y en El Colegio Universitario de La Universidad de Oxford, y trabajó en la práctica gubernamental y privada para ayudar a otros.
En su biografía de 1972, llamada “To Race The Wind”, él habla de sus padres comprensivos, su estímulo a su feroz independencia y la cantidad de actividades en las que pudo participar, trabajando en el bufete Karasik & Morse, ahora Surrey & Morse, una firma involucrada en la defensa de los derechos de los discapacitados.
El libro, luego se convirtió en una película para televisión.
En 1980 se convirtió en miembro de La Casa Blanca, asignado a Patricia Roberts Harris, Secretaria de Salud, Educación y Bienestar.
Anteriormente había sido miembro de La Comisión de Empleo para Discapacitados del Presidente; y más recientemente, de septiembre de 1985 a enero de 1986, fue consultor del Instituto de Justicia.
Krents fue partidario de La Ley de Rehabilitación de 1973 aprobada por El Congreso, una ley destinada a proteger los derechos legales y el empleo de los discapacitados; y en 1975 fundó Mainstream Inc., un grupo sin fines de lucro que promueve los derechos legales de los discapacitados.
Se unió a una empresa de informática, Information Science Inc. de Montvale, New Jersey, para construir un banco de datos de 20,000 agencias que ayudan a los discapacitados.
Al morir, le sobrevivieron su esposa, la ex Katherine Williams, y 3 hijos, James, William y Michael; sus padres, Irma y Milton Krents y sus hermanos, Lawrence y Elisabeth.
Como dije al principio, la vista a veces nos impide ver lo que sentimos; pero no hay que ser ciego para darse cuenta que no hay límites cuando se desea ser libre.

“Well hate me!
Or love me!
But don't leave because I'm blind... and don't stay because I'm blind”



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