Marriage Story

“Criminal lawyers see bad people at their best, divorce lawyers see good people at their worst”

La deriva que el proceso de un divorcio puede tomar, es ciertamente imprevisible, pero en ninguno de los casos augura nada bueno.
Mientras que las estadísticas contemporáneas sugieren que el divorcio es el resultado más obvio de todo matrimonio, el hecho es que esto ocurre generalmente en medio de traumas, crisis y recriminaciones.
Y lo más irónico es que para casarte “basta con ir a Las Vegas”, pero para divorciarte, hay que tener mucho dinero, y el desgaste emocional supera cualquier expectativa.
Y es que el divorcio y sus consecuencias sobre los hijos, es un tema muy recurrente en el cine; donde se dice:
“El amor no dura para siempre, y nadie sale ileso de un divorcio”
Y hablando de abogados de divorcio, me viene una frase de Groucho Marx:
“El matrimonio es la principal causa de divorcio».
Además, en este tipo de procesos, duros psicológicamente y con tanta carga emocional, el cliente debe sentirse comprendido y arropado por su letrado, y tener con él, una comunicación fluida.
Además, el profesional debe informar a su cliente de las estrategias que se pueden seguir y del desarrollo del proceso; pero al igual que ocurría en “Kramer v Kramer” (1979), un divorcio puede llegar a ser un completo desastre, más cuando se deja en manos de abogados sin escrúpulos, que conseguirán sacar lo peor de cada persona para buscar el enfrentamiento, y así embolsarse ellos más dinero, a costa claro está, del sufrimiento de los demás, incluidos los hijos.
“Where there's a love, there's a way”
Marriage Story es un drama del año 2019, escrito y dirigido por Noah Baumbach.
Protagonizado por Scarlett Johansson, Adam Driver, Laura Dern, Azhy Robertson, Alan Alda, Julie Hagerty, Merritt Wever, Mary Hollis Inboden, Amir Talai, Ray Liotta, Wallace Shawn, Emily Cass McDonnell, Matthew Maher, Ayden Mayeri, Kyle Bornheimer, Mark O'Brien, Gideon Glick, Brooke Bloom, Matthew Shear, George Todd McLachlan, Annie Hamilton, Juan Alfonso, Justin Claiborne, Mickey Sumner, entre otros.
El filme es una historia de amor contada a través del lente de un divorcio:
Un director de teatro y su mujer, actriz, luchan por superar un divorcio que les lleva al extremo, tanto en lo personal como en lo creativo; además de aprender a convivir para lograr una estabilidad en la vida de su pequeño hijo.
La idea de la película llegó por primera vez a Noah Baumbach en 2016, mientras estaba en la postproducción de “The Meyerowitz Stories” por lo que comenzó a investigar sobre el tema, y se reunió con sus 3 veces colaborador, Adam Driver, para discutir el papel.
Como dato, Adam Driver, Scarlett Johansson y Laura Dern, fueron elegidos antes de que se completara el guión; y en busca de inspiración, Noah Baumbach buscó las comedias de los años 30 y 40, especialmente del año 1934 y “To Be or Not To Be” (1942); siendo parte importante su experiencia después de su divorcio de la actriz Jennifer Jason Leigh, así como del divorcio de sus padres, que por cierto, sirvió de inspiración para su película anterior, “The Squid and The Whale”, a lo que Baumbach dijo:
“Tengo una conexión real con el material... pero también estaba en un momento de mi vida donde muchos de mis amigos se estaban divorciando.
Lo vi como una oportunidad para hacer algo más expansivo, así que hice mucha investigación.
Entrevisté a muchos de mis amigos y amigos de amigos, y luego también a abogados, jueces, mediadores… y le mostré a Jennifer el guión, luego le mostré la película, y a ella le gustó mucho”
Así, la experiencia del personaje masculino se asemeja a la experiencia de Noah, mientras que se supone que el femenino se parece a la experiencia de Jennifer en su relación; por lo que se supone también, que durante el matrimonio, sucedió cuando Noah engañó a Jennifer con Greta Gerwig durante el rodaje de “Greenberg” (2010)
Así las cosas, Noah Baumbach consultó a abogados de divorcios practicantes reales para lograr autenticidad en la representación del proceso de divorcio en la pantalla; discutió el guión con ellos, y les preguntó a los abogados de divorcios, qué tipo de municiones y defensa utilizarían para los personajes.
Pero Marriage Story es mucho más, trata sobre la vida en Los Ángeles o New York, sobre el empoderamiento de una mujer, o sobre cómo un hombre es abandonado y humillado…
Sin olvidar la cuestión:
¿Son monstruosos los abogados, o un mal necesario?
¿Quién es el bueno y el malo en el divorcio?
Para el proyecto, David Heyman la produjo a través de su compañía Heyday Films, y NETFLIX acordó producirla y distribuirla.
Como resultado, Marriage Story recibió elogios de la crítica, particularmente por el guión y la dirección de Baumbach, así como por su relación y las actuaciones de Johansson, Driver y Dern.
De hecho, por su actuación, Laura Dern ganó el Oscar como Mejor Actriz de Reparto.
Sin embargo, de un presupuesto de $18 millones, ha recaudado solo $2.3 millones, siendo un fracaso rotundo.
El rodaje tuvo lugar en Los Ángeles y New York; y es una mirada incisiva y compasiva de la ruptura de un matrimonio, y la permanencia de una familia mientras pasamos por situaciones importantes y cotidianas.
Así escuchamos a Nicole Barber (Scarlett Johansson) explicar lo que le gusta de su esposo Charlie (Adam Driver):
A él le encanta ser padre, y es casi molesto lo mucho que lo ama.
Llora fácilmente en las películas, es muy competitivo, no se desanima y tiene muy claro lo que quiere.
Estas son solo algunas cosas que a Nicole le encantan de él.
Después de eso, es el turno de Charlie, de contarnos lo que ama de su esposa Nicole:
Ella es una gran bailarina, contagiosa; es una madre que juega, realmente juega y da grandes regalos.
Mientras escuchamos a esta pareja recitar lo que han escrito, podemos conocerlos después de la ruptura en la oficina de un mediador matrimonial.
Esto era parte de una tarea, para entender completamente por qué se casaron en primer lugar:
Nicole no quiere escuchar lo que Charlie ha escrito, así que lo que se ha escrito es solo algo que nosotros, como audiencia, podemos escuchar en voz alta.
Lo que sigue es un viaje emocionalmente y crudo hacia el crecimiento, mientras tratan de descubrir cómo sobrevivir por su propia cuenta.
Si bien conocemos poco sobre la infancia de Charlie, por lo que la familia y el hogar de Nicole, son algo que está en el medio de todo; y también está el hijo Henry (Azhy Robertson), quien se ve envuelto en esto.
Nicole piensa que Henry es como su padre, casi unido a la cadera; pero cuando su matrimonio se desmorona, y la distancia se convierte en un factor importante en la educación de Henry, sus suposiciones son únicamente cosas que se han presenciado mientras estaban juntos, y ahora están cambiando rápidamente.
El cambio de personalidad, después de separarse y tener que lidiar con el divorcio, se vuelve muy claro en el comportamiento de Nicole y Charlie:
Mientras Nicole parece muy concentrada, mansa y maternal, se convierte en una mujer que sabe lo que quiere, y ya no se detiene; y lo único que está frenando frente a Charlie, son las lágrimas, como si ella no quisiera que él viera cuán vulnerable y dañada está por todo lo que está cambiando.
“El amor no tiene sentido”, y nunca se han dicho palabras más verdaderas...
Charlie, por otro lado, que siempre ha tenido confianza y una carrera profesional, ahora se está desmoronando, derrotado e inseguro del futuro.
No obstante, Marriage Story es como “comedia”, que es el elemento que tiene en contra el drama de fondo, pues hay demasiados chistes y situaciones absurdas para tomárselo con respeto; como todo el papel de los abogados, que quedan como los personajes más carroñeros de la historia, así como algunas situaciones absurdas por parte del padre más idiota que ha habido en el cine, que ni siquiera puede amarrarse los zapatos o decidir qué pedir en un menú…
Además, el filme es 100% feminista, pues deja al marido como un pelele, y eso no se vale… y algo huele a ya visto… todo el metraje se siente un “remake” a caballo entre “Two for The Road” (1967) pero más “Kramer v Kramer” (1979), hasta en la banda sonora, y es imposible no hacer las comparaciones, hasta en el apellido Barber es muy parecido; y hasta ni cambiaron el sexo del hijo…
Ah, pero si fuera una niña, absolutamente la cinta hubiera tenido otro matiz.
Atención a los rótulos, publicidad y demás señales que aparecen en los encuadres mientras los personajes principales están presentes, fueron puestos adrede, para hacer ver el interior sentimental/emocional de la pareja.
También es evidente, y se siente muy duro, que “donde hubo fuego cenizas quedan”, sobre todo en un matrimonio como este, donde no hay ruptura sentimental, y eso debe ser duro, muy duro, más si hay hijos; por tanto, hay que valorar a este filme, no como un divorcio cualquiera, sino uno con elementos especiales.
El filme es algo largo, 2 horas 15 minutos que bien pudieron cortarse 20 minutos para hacerla más dinámica; y confieso que no me gustó para nada la inserción de la comedia, eso quita demasiado lo serio del problema, con la trabajadora social que parece de otro planeta, o cuando piden comida en la reunión de los abogados, se nota que a ellos no les importa los sentimientos de los defendidos; o la canción “pro-padre”, está totalmente fuera de lugar, y mueve a la película hacia el melodrama más patético, y solo sirve para manipular; pero alabo las largas escenas sin cortes de los actores, sobre todo a Scarlett Johansson que tiene un derribo de emociones que traspasa la pantalla.
¿Y el niño?
¡El gran ausente, tanto en esta con en “Kramers”, el niño es el que siempre sufre las decisiones de los padres, y sus emociones siempre son tomadas por alto!
Con todo, el filme mejor debió haberse llamado “Divorce Story” porque no hay nada edificante aquí, solo sentimientos que salen tras años de convivencia; y eso la hace también una historia cercana, melancólica, de corazón pesado pero alegremente agridulce sobre el desafortunado camino hacia la separación para encontrar la felicidad.
Aquí, ninguna mejilla quedará seca.
“Will we go to court?”
El trabajo del director Noah Baumbach ha estado enmarcado dentro de un entorno bastante particular:
Los círculos intelectuales y artísticos de la clase media-alta estadounidense, sobre todo los que pertenecen a la costa este; y como hijo de 2 novelistas y críticos de cine, con una vida siempre ligada a la ciudad de New York, sus obras reflejan de manera irremediable sus sensibilidades y experiencias, cumpliendo así con la famosa máxima del “escribe sobre lo que conoces”, algo que muy bien recuerda a Woody Allen; y en Marriage Story, el cineasta recurre nuevamente a ese entorno, pero lo hace junto con otra ciudad, Los Ángeles, que se convierte en su contrapunto; por lo que el conflicto presente en el relato surge, entre otras cosas, a partir de la influencia de estos 2 lugares sobre los protagonistas.
De esa manera, Marriage Story es hasta el momento, la pieza más ambiciosa de Noah Baumbach, que en el pasado supo ser uno de los faros de la sensibilidad del cine independiente de EEUU con sus comedias dramáticas pequeñas y sentidas.
“Lo que quería era hacer una historia de amor.
Y por un tiempo estuve pensando en cómo hacerlo.
Cómo contar una historia de amor de una manera diferente, o una manera con la que yo pudiese relacionarme.
Creo que esta película es sobre el divorcio de muchas maneras, es verdad, pero siempre estuve muy enfocado en la historia de amor.
Pensé que a través del divorcio, lo que podía explorar era el matrimonio.
Y es verdad que siento amor por muchos géneros cinematográficos, y aunque no lo pensamos deliberadamente, en la película hay tanto de “thriller” como de comedia “screwball”, porque hay escenas, como en cualquier divorcio, que son absurdas y horribles al mismo tiempo.
Pienso que por momentos, podría ser una película de Hitchcock, sabemos que hay una bomba bajo la mesa, y sabemos que va a explotar”, dijo Baumbach.
La película llega de la mano de NETFLIX y el director hace que todo parezca sin esfuerzo, con resultados sin precedentes.
Por ejemplo, la forma en que obtiene su elenco para brindar minutos de diálogo, mientras que su director de fotografía, Robbie Ryan, se acerca y aleja, los sigue y gira alrededor de ellos, para luego jugar con el cambio entre las expresiones faciales de diferentes actores en momentos de silencio, es completamente encantador; y la guinda, es Randy Newman, que regresa para componer una partitura llena de melancolía.
En todo el filme hay momentos muy tiernos y esbozos de reconciliación, también peleas graves, tampoco faltan los consabidos terapeutas, toda una amplia gama de emociones que se nos muestra con mucha verosimilitud, logrando entender a medias, cómo el amor se apaga en una pareja.
Ellos son:
Charlie Barber, un exitoso director de teatro en la ciudad de New York.
Su compañía de teatro, actualmente está produciendo una obra protagonizada por su esposa, Nicole, una ex actriz de cine; y la pareja está experimentando problemas maritales… ven a un mediador, quien sugiere que cada uno escriba lo que le gusta del otro, pero Nicole está demasiado avergonzada para leer el suyo en voz alta, y deciden renunciar al asesoramiento.
Pronto, a Nicole se le ofrece un protagónico en un piloto de televisión de Los Ángeles, por lo que decide abandonar la compañía de teatro, e irse a vivir temporalmente con su madre Sandra (Julie Hagerty) a West Hollywood, llevándose al pequeño hijo de la pareja, Henry.
Charlie decide permanecer en New York, ya que la obra está en proceso de mudarse a Broadway; y a pesar de que la pareja acordó separarse amigablemente sin abogados de por medio, Nicole contrata a la abogada de la familia, Nora Fanshaw (Laura Dern)
Nicole le cuenta a Nora la historia completa de su relación con Charlie, y de cómo gradualmente se sintió abandonada por él, y cómo su esposo rechazaba sus ideas y deseos; y revela también que cree que Charlie se acostó con la directora de escena de la compañía de teatro...
Cuando Charlie vuela a Los Ángeles para visitar a su familia, Nicole le entrega los papeles de divorcio.
A lo que luego Charlie se encuentra con Jay Marotta (Ray Liotta), un abogado costoso y descarado, que lo incita a luchar sucio, pero Charlie regresa a New York sin contratarlo.
Posteriormente recibe una llamada de Nora, que le aconseja conseguir un abogado pronto, o se arriesgará a perder la custodia de su hijo.
Así, Charlie regresa a Los Ángeles, y contrata a Bert Spitz (Alan Alda), un abogado familiar retirado, que favorece un enfoque civil y conciliador; y por consejo de Bert, Charlie alquila un departamento en Los Ángeles para estar más cerca de su familia, y fortalecer su caso de custodia.
Y es que Charlie desea evitar ir a La Corte, por lo que Bert organiza una reunión junto a Nora y Nicole; donde Nora argumenta que Charlie se negó a respetar los deseos de Nicole de regresar a Los Ángeles, y que Henry preferiría quedarse con su madre, en vez de viajar de costa a costa.
Bert aconseja en privado a Charlie, que abandone su residencia en New York por completo, pero un frustrado Charlie se niega, y decide despedirlo.
Luego, Charlie gana una beca “MacArthur Fellowship” y utiliza el primer pago para contratar a Jay por anticipo.
De esa manera, el caso se traslada a los tribunales, donde Nora y Jay discuten agresivamente en nombre de sus clientes, e intentan pintar a la otra parte de manera negativa…
Nora destaca la pasada infidelidad y distancia emocional de Charlie; mientras que Jay exagera los hábitos de bebida de Nicole como “alcoholismo”, y denuncia acciones criminales por “hackear” el correo electrónico de Charlie para saber si le era infiel.
Mientras tanto, Charlie y Nicole siguen siendo amigables fuera de La Corte, y comparten tiempo con Henry, quien cada vez está más molesto con los cambios…
Desilusionada con el proceso legal, la pareja decide reunirse en privado sin abogados de por medio; donde una discusión amistosa en el apartamento de Charlie, se convierte en una amarga discusión.
Nicole afirma que ahora él se ha fusionado completamente con su propio egoísmo; y Charlie hace un agujero en la pared, deseándole la muerte; pero luego, se avergüenza y se disculpa; y Nicole lo consuela.
Una evaluadora experta designada, supervisa a Charlie y Henry una noche, y ve cómo Charlie se corta el brazo accidentalmente...
Poco después, la pareja acuerda relajar sus demandas, y llegar a un acuerdo igual para finalizar el divorcio, aunque Nora negocia términos ligeramente mejores para Nicole...
Ha pasado 1 año; y la obra de Charlie triunfa en Broadway; mientras que Nicole tiene un nuevo novio, y está nominada a 1 Premio Emmy por dirigir un episodio de su programa.
Charlie informa a Nicole, que ha tomado 1 año de residencia en La Universidad de California, y que vivirá en Los Ángeles, para estar más cerca de Henry.
La distancia, de irse o viajar de un lugar a otro, había sido entonces, el detonante primario de todo el embrollo.
Más tarde, descubre que Henry lee la lista que Nicole escribió sobre las cosas que le gustaban de Charlie, lo que se decía al inicio de la película...
Henry le pide a Charlie que se lo lea en voz alta, y Charlie lo hace, emocionado; mientras Nicole observa desde lejos…
Esa noche, después de asistir a una fiesta de Halloween juntos, Nicole accede a que Henry pase la noche con Charlie, a pesar de que es su turno.
Y cuando Charlie camina hacia su auto con un Henry dormido, Nicole lo detiene para atarle el zapato.
Él le agradece, y se separan…
Lo que había comenzado como una disputa amigable, sin abogados y por ende sin gastos exorbitantes, llega hasta el insulto horrible, no sin antes hacer énfasis brillantemente en, cómo cada faceta del proceso del divorcio, es peor que la anterior y, una vez que el conflicto legal es “real”, absolutamente cualquier cosa puede usarse en tu contra...
Pero Marriage Story es al mismo tiempo una comedia afilada, y un drama descorazonador, pues profundiza en el complicado negocio del divorcio, presentado desde la óptica de unos astutos abogados que harán lo posible por ganar el caso, así salgan lastimados sus protagonistas.
“Es muy interesante, cómo sabemos tan poco del proceso de un divorcio siendo algo tan común en nuestra sociedad”, dijo Noah Baumbach; por lo que además del drama familiar y sentimental, la película aborda el aspecto administrativo del divorcio y sus entramados legales, financieros y relacionados a la custodia de hijos, y lo hace en clave comedia, a través de los abogados.
“Me parece asombrosa la manera en que nuestros roles resumen esta idea de administración.
Cómo invitas a una persona desconocida, a una experiencia tan personal y devastadora, y luego le pagas a este extraño para que te diga lo que es tu vida y lo que quieres para ti.
En la película, cada uno de los abogados lo hace de una forma muy diferente.
Es realmente un trabajo de escritura genial, y una oportunidad actoral increíble para cada uno de nosotros”, dijo Laura Dern.
“A mí lo que más me impresiona de la película, es cuando Scarlett y Adam, simplemente no dicen nada, solo se miran, y juro que puedo escuchar lo que están pensando.
Creo que todos en la audiencia sienten lo mismo, y es un logro tremendo en la dirección de actores.
Es un momento cumbre de expresividad, que no tiene que ver con comunicar a través de la actuación sofisticada, o la música o el diálogo, sino a través de la presencia de esas personas, que realmente están logrando vivir en esa vida imaginaria, haciéndola real”, dijo por su parte Alan Alda.
Y agrega:
“Me parece que este personaje es un ejemplo interesante, en un punto medio entre los abogados rapaces y las personas que quieren ser protegidas por un comportamiento ético.
No solo un comportamiento ético, sino un cierto sentido de justicia”
Y al ser una película sobre un fenómeno tan humano como el amor, la separación o el divorcio, las personas tienden a leer la narrativa del filme desde puntos de vista personales...
Se escucha entonces un debate que ve a Nicole como un personaje negativo, que rompe una familia al insistir en irse de New York para hacer una carrera diferente en Los Ángeles; y otros que la ven como una historia en la que una mujer toma conciencia sobre lo que quiere para sí misma.
Parece ser también una película sobre un matrimonio de ensueño, que termina siendo un divorcio de pesadilla; pero uno de los logros de la película, es que no muestra un malo o un bueno, sino que hay matices, y demuestra cómo las relaciones de pareja, tanto en los mejores momentos como en las crisis, requieren negociación y diálogo, y a veces es difícil de lograrlo.
Por ello, la película triunfa, porque muestra una relación rara vez contada en el cine, que no es explícitamente violenta o de infelicidad; pese a ello, se muestra un vínculo amoroso que subordina a uno frente a otro; y es una relación amorosa en muchos registros, que aun así se construye desigualando a las personas que la integran, lo cual demuestra, cómo incluso cuando el vínculo es de amor, hay mediaciones y pautas que subordinan a uno frente al otro, una relación que no se logra librar de cómo el resto de la sociedad está organizada.
Y aunque este es un amor en su mejor versión, es un amor patriarcal.
Un punto muy interesante, es cómo cuando se toma conciencia de los roles, es cuando empieza a cuestionarse el formato de la relación, y de cómo funciona la organización social, del tipo de renuncias que ella debe hacer, y cuando se trata de él… se lee de una manera, y cuando se trata de ella… se lee de otra...
Creo que esta es una película generosa con sus personajes, para ambos lados, y a pesar de la amargura de este drama, no es una película que invita a la tristeza, sino que es una película noble y generosa con ambos lados.
Así, uno de los méritos indiscutibles, es que abre debate, despierta preguntas y acaloradas discusiones sobre quién es el malo y quién el bueno en esta historia.
Pero Marriage Story no ofrece respuestas claras, pero sí demuestra que en una separación como esta, es difícil pensar en términos de buenos y malos.
Del reparto, Laura Dern, Ray Liotta y a Alan Alda, están soberbios, sin olvidar a Julie Hagerty, la madre de Nicole, y Merritt Wever como la hermana de Nicole, todos ellos en cada una de sus escenas se roban todo el show; mientras que la pareja Johansson/Driver, vuelven a demostrar que son grandes actores:
La primera es más que una cara bonita, y el otro siempre ha sido infravalorado, un actor con muchos matices; pero sus personajes nunca aterrizan, son ambivalentes, nunca está claro si se aman, pero lo que queda claro es que el trabajo es importante para poder lograr la estabilidad en un mundo paternalista; por ello, la mujer es independiente como símbolo de los tiempos, pero como pareja, eso es el gran problema.
Como curiosidad, Noah Baumbach, Scarlett Johansson y Laura Dern se han divorciado; y Adam Driver es hijo de padres divorciados.
Adam Driver llega a tener una actuación transformadora, invisible y desgarradora; y eso llega a un clímax con la interpretación de “Being Alive” de Stephen Sondheim del musical “Company” de Broadway de 1970, que se grabó en vivo, y se hizo en una sola toma.
En esa escena vemos a un hombre roto, sensible, destrozado, y aterrado con la soledad.
Mientras Nicole, que no la pasa mejor, sin embargo retoma su vida, al lado de sus familiares, en su barrio, en su ciudad, y hace que el nuevo camino sea menos tormentoso, y mucho menos solitario.
La Johansson nunca ha estado mejor, melodramáticamente, interpretando a una mujer rota que quiere lo mejor para su familia, pero que ya no puede esperar a que sus sueños se hagan realidad.
Se cuenta que cuando Noah Baumbach se acercó a Scarlett Johansson para unirse a la película, sin que él lo supiera, Scarlett estaba pasando por su 2º divorcio; además, esta es la 3ª película protagonizada por ella que se inspiró en la propia experiencia de un escritor-director con el divorcio, las películas anteriores fueron:
“Lost in Translation” (2003) para Sofia Coppola y “Her” (2013) para Spike Jonze.
Curiosamente, Coppola y Jonze se casaron entre sí en el pasado…
Mientras Laura Dern como abogada de divorcios, llama la atención por la manera en que su personaje está construido; uno que se basa libremente en la famosa abogada de Los Ángeles, Laura Wasser, que representó a Dern, Scarlett Johansson y Noah Baumbach durante sus respectivos divorcios.
De hecho, Wasser permitió que Noah Baumbach y su equipo filmaran las escenas de la oficina de Nora, en su propio edificio de oficina de abogados.
Sin olvidar el monólogo que Nora dice para explicar la diferencia entre la maternidad y la paternidad, y en la visita de una asistente social al departamento de Charlie, donde un instante en específico, combina el humor negro y lo absurdo con gran efectividad.
Otros del reparto, Ray Liotta en su regreso a la pantalla grande; como Alan Alda, o Merritt Wever y Julie Hagerty como la hermana y la madre de Nicole, no tienen mucho tiempo frente a la pantalla, pero sus papeles aportan el humor necesario para el balance del drama.
Y es que la película se toma su tiempo para explorar las vidas de los protagonistas, combinando sus diferentes esferas para demostrar que no existe una separación entre sus actividades profesionales, familiares y judiciales; y todo lo que hacen, está influido por su separación, y en más de alguna ocasión deben cumplir 2 roles al mismo tiempo, como las escenas en las que Charlie visita oficinas de abogados junto con Henry, en uno de los días que tiene para compartir con su hijo.
Dentro de la cinta, el paso del tiempo, a través del montaje de Jennifer Lame, puede variar desde escenas que lo dejan transcurrir como si estuviésemos viviéndolo con los protagonistas, hasta elipsis que cambian una época por otra.
De repente, la aparición de una escena, da cuenta del transcurso de algunos meses, mostrando los efectos de algo que estaba en pleno desarrollo un par de momentos atrás, por lo que también el filme requiere de mucha atención del espectador.
Aunque tiene una estética que se acerca al realismo, y cuenta un drama familiar de situaciones más o menos aterrizadas, en Marriage Story, las ciudades donde transcurre la obra, son más que simples lugares geográficos.
Cada una representa una determinada manera en que los protagonistas desean desarrollar sus vidas, siendo los más de 4.000 kilómetros que las separan un reflejo del insoluble quiebre de su matrimonio:
New York parece funcionar sobre la base de la tradición y lo refinado, con lugares llenos de historia y cultura; mientras que Los Ángeles simboliza los nuevos horizontes, con una industria del entretenimiento tan grande como ajetreada.
Charlie y Nicole, no quieren ceder en sus pretensiones, aferrándose a la ciudad que cada uno escogió, y que según ellos, es el mejor lugar para que viva su hijo Henry, atrapado en medio de este conflicto.
Y una de las virtudes de Los Ángeles, que es destacada por varios personajes a lo largo del metraje, es “el espacio” de la ciudad, pero la inclinación de Baumbach por la ironía, lo llevan a privilegiar los entornos cerrados por sobre los abiertos al momento de ambientar sus escenas, algo que da mucha simbología a lo que no se puede decir con diálogos; y con la ayuda del director de fotografía irlandés, Robbie Ryan, el cineasta aprovecha los pasillos, rincones y habitaciones de estos lugares para dar forma a sus imágenes.
De vez en cuando, la cámara se queda afuera de alguna pieza para mostrar lo que ocurre dentro de ella, desde una ubicación más relegada, transformando al marco de la puerta en un plano adicional, como si estuviese espiando a los personajes, a quienes podemos ver solo parcialmente, es como estar realmente en un teatro o viendo un “reality”; Ryan, además, escoge de manera meticulosa el tipo de plano a utilizar, ocupando planos generales, medios o primeros planos dependiendo de lo que exige cada momento.
Y al ser un relato acerca de relaciones humanas, la obra acentúa la situación de los personajes a través del lenguaje cinematográfico, y lo hace de manera inteligente, mostrándolos aislados dentro del espacio en el que se encuentran, separados entre sí, en una situación de intimidad, o absortos en su propia mente; por ello su labor es sutil y elegante, sin que el resultado sea presuntuoso, ni llame la atención hacia sí mismo; y a veces, la buena fotografía de una película es confundida con la creación de imágenes bonitas, placenteras a la vista, pero más importante que eso es, cómo se utiliza la cámara para transmitir ideas y sensaciones, lo que en este caso, sus realizadores entienden muy bien; y como la filmografía de Baumbach ha estado tan ligada a su propia vida, ya sea que él lo quiera o no, se pueden notar conexiones entre lo que aparece en ellas, y las experiencias que las inspiraron.
Por ejemplo, si con su largometraje “The Squid and The Whale” (2005) exploró el tema del divorcio desde la perspectiva del hijo, cuyos padres se separan, en base a lo que ocurrió con el director y sus propios padres; ahora el conflicto matrimonial tiene un enfoque más directo, ya que él mismo pasó por esa situación cuando se separó de la actriz Jennifer Jason Leigh en 2010.
Pero Baumbach ha señalado que no es una adaptación directa de lo vivido, pero eso no impide que existan ciertos paralelos entre realidad y ficción, que le dan forma a la cinta, incluida la presencia de las 2 ciudades; y más que las conexiones fácticas, que puedan existir con lo que realmente ocurrió, lo esencial es la sinceridad emocional con la que la película aborda su historia.
Incluso aquellas obras que tienen una inspiración tenue con la experiencia personal de sus autores, pueden reflejar ciertos resquemores de la vida real, como la forma en que Sofia Coppola retrató su experiencia matrimonial en “Lost in Translation” (2003), algo que puede ir cambiando con la ayuda del paso del tiempo, como se ve en “Her” (2013) de Spike Jonze, exmarido de Coppola.
El caso de Marriage Story, pertenece al 2º grupo, ya que logra construir un relato de emociones complejas, donde los problemas de pareja no se reducen a un enfrentamiento de héroes y villanos, sino que al conflicto que se desenvuelve entre 2 personas imperfectas.
Otro dato de interés, es que el encuadre y los primeros planos fueron inspirados del film de Ingmar Bergman “Persona” (1966); además, el tema del teatro se refleja en el diseño de producción y la arquitectura de la película:
Charlie y Nicole tienen un arco de proscenio en su departamento.
En la casa de la madre de Nicole, los personajes entran y salen de las habitaciones que se conectan a la cocina, como un “backstage” al escenario principal.
Durante el monólogo de Nicole, ella entra y sale de las habitaciones y, de manera similar, Nicole y Charlie caminan entre las habitaciones durante la escena de la pelea, estos momentos hacen eco de cómo los actores se mueven en las obras de teatro.
Un dato lleno de mérito es que no se improvisaron diálogos ni momentos de vacilación en la escena de la pelea en el departamento de Charlie.
Todo estaba escrito.
Adam Driver y Scarlett Johansson, hicieron 50 tomas de la escena de la pelea en el departamento de Charlie; y si hubo errores, la pareja tuvo que reiniciar la escena para cada nueva toma.
Por ejemplo, el monólogo de Scarlett Johansson fue filmado en una toma; por tanto, debido a la larga naturaleza de la escena, se tuvo que utilizar un nuevo rollo de película en cada toma.
Además, para captar las reacciones naturales, Noah Baumbach le daría notas a Scarlett Johansson o Adam Driver por separado durante la escena de la pelea para sorprender al otro actor, y obtener diferentes reacciones.
Como resultado, Adam Driver tuvo que golpear la pared 15 veces debido a múltiples tomas; y en un momento, golpeó tan fuerte que casi golpeó la pared detrás de la pared separatista.
Un dato final de la película, la familia se viste como The Beatles, a lo Sgt. Pepper's para ir a pedir dulces de Halloween en Los Ángeles.
Según los atuendos que eligieron:
Nicole es John, su madre es George, el nuevo novio de Nicole, Carter Mitchum (Mark O'Brien) es Paul, y el niño Henry es Ringo.
Charlie está vestido como un fantasma, a quien se le pide que cuide de Ringo...
Pero también al filme se le puede achacar el extremo panfleto feminista de la abogada, sobre la mayor exigencia a las madres, y un padre como un auténtico pelele dependiente, que no puede hacer nada sin su mujer.
Total, con Marriage Story, Baumbach rechaza el ánimo revanchista que podría existir en la mente de alguien que se divorció, prefiriendo en cambio la empatía y la compasión.
Hasta los defectos que puede tener la cinta, como algunos diálogos algo artificiales, quedan eclipsados por la honestidad con la que el director trata algunos de sus momentos, demostrando una buena pizca de vulnerabilidad.
Incluso cuestiones que la gente no se atreve a reconocer demasiado, como lo exasperantes y caprichosos que pueden ser los niños, aparecen a lo largo de la obra para dotarla de humanidad.
Y detrás de los posibles privilegios de clase, elitismo cultural y problemas de primer mundo, hay una masa de emociones universales que eleva a la cinta y la transforman en una experiencia difícil, pero valiosa.
Así, el director manifiesta sus conjeturas:
El matrimonio en definitiva, no exige dedicación por conocer a la persona que se ama, se edifica sobre renuncias y concesiones, no dichas, que se van transformando en frustración para Nicole, y en indiferencia para Charlie; este ni siquiera logra identificar los motivos de distancia y desencuentro, y menos aún comprender que las exigencias de Nicole simplemente no son las mismas que las suyas; y les resulta imposible hablar de lo que sienten, de cómo cambiaron los sentimientos, cuando lo intentan, y en el mejor de los casos, no logran imaginarse más allá de la experiencia de la relación, de la compatibilidad de gustos, o del grado de tolerancia a las imperfecciones; y en el peor de los casos llegan a tratarse de manera despiadada; por lo que la incapacidad de hablar se va transformando en un padecimiento desesperado que concluye en la intervención de inescrupulosos abogados de divorcio; una representación descarnada de la regulación institucional de las relaciones humanas; donde los irresueltos sentimentales se transforman en un miserable campo de batalla, donde los hijos se convierten en un patrimonio en disputa, y donde el que tiene la mayor osadía de destrucción, es el que ostenta la victoria.
Ninguno de los 2 personajes pretendía llegar a esas circunstancias, porque son buenas personas y se quieren, pero tampoco se explican, cómo podría ser de otra manera, a lo sumo, aspiran a infligirse el menor dolor posible.
La película deja muchas lecciones, así no haya sido el propósito y no tenga que serlo; todo reside en la importancia de hablar, de decirse las cosas de frente, y de no callar, ya que puede ser clave para que un amor funcione; donde el crecimiento profesional de una de las partes, no debe anular al otro; y el resentimiento es como la metástasis, se expande y destruye.
¡Lo consume todo!
Así, el gran triunfo del director, es hacernos creer que cualquier pareja podría terminar como los protagonistas.
Por último, la banda sonora es de Randy Newman, que fue influenciado por las partituras del cine francés de George Delerue.
“Getting divorced with a kid is one of the hardest things to do.
It's like a death without a body”
Cuando termina una relación matrimonial, o una relación formal con alguien al cual se amó mucho, o todavía se ama; el sentimiento que se experimenta es en la mayoría de las veces muy doloroso.
Sea cual sea la razón de la separación y que las personas involucradas la deseen o no, es muy duro el darse cuenta que ya no se estará con aquel ser que fue su compañero por un tiempo significativo.
Porque el divorcio es un proceso largo, que no termina en el momento en que la pareja se separa o en el momento en el que se firman los papeles.
El divorcio acaba cuando nos recuperamos y dejamos atrás la relación de pareja, con sus aspectos positivos y negativos; y cuando dejamos de sufrir por lo que implica el fin de la relación y el dolor de la separación; como en el momento en que vemos hacia delante, tranquilos y confiados, mientras los sentimientos provocados por el divorcio, llámese culpa, coraje, tristeza, etc., siguen presentes en nuestra vida, seguimos atados a nuestra ex-pareja.
Aunque hayamos firmado los papeles hace muchos años…
Desde el momento en que uno de los 2 toma firmemente la decisión de divorciarse, hasta la recuperación total, podemos hablar de 5 etapas, que son:
El impacto, la negación, el caos emocional, la aceptación intelectual y la recuperación.
Estas etapas no llevan un orden, ni tienen una duración promedio; de hecho, podemos de repente tener la sensación de que estamos peor o de que estamos retrocediendo…
Esto es normal.
Cada persona tiene su propio ritmo y sus propias necesidades emocionales; por lo que hay que respetar cada proceso, sin comparaciones o recriminaciones de fallos o malas actuaciones.
Ahora bien, se dice que la noción de que los padres deberían permanecer juntos por el bien de los niños, es una falacia que puede hacerles más daño que bien a los niños.
Quizás las palabras puestas en boca del gran Alan Alda, como el segundo abogado de Charlie, sean las que cierren el círculo en el que giran los personajes:
“Divorciarse con un hijo, es como un muerto sin cadáver”
El destino, recordar, siempre nos aguarda, somos seres de amor y por alguna incomprensible ingenuidad, volvemos a tropezar con la misma piedra.
Aun a sabiendas que todo tiene un final, que la pasión se acaba, y que la ilusión del principio puede derivar en pura rabia, seguimos arriesgándolo todo por amor.

“People don't accept mothers who drink too much wine and yell at their child and call him an asshole.
I get it.
I do it too.
We can accept an imperfect dad.
Let's face it, the idea of a good father was only invented like 30 years ago.
Before that, fathers were expected to be silent and absent and unreliable and selfish, and can all say we want them to be different.
But on some basic level, we accept them.
We love them for their fallibilities, but people absolutely don't accept those same failings in mothers.
We don't accept it structurally and we don't accept it spiritually.
Because the basis of our Judeo-Christian whatever is Mary, Mother of Jesus, and she's perfect.
She's a virgin who gives birth, unwaveringly supports her child and holds his dead body when he's gone.
And the dad isn't there.
He didn't even do the fucking.
God is in heaven.
God is the father and God didn't show up.
So, you have to be perfect, and Charlie can be a fuck up and it doesn't matter.
You will always be held to a different, higher standard.
And it's fucked up, but that's the way it is”



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