Johnny Eager

“When you've been where I've been you can never get enough Company”

El llamado “cine negro” o “film noir”, es un género cinematográfico que se desarrolló en Estados Unidos entre la década de 1930 y 1950; aunque su pleno apogeo ocurre entre las décadas de 1940 y 1950; siendo usado para describir un género de definición bastante impreciso, cuya diferenciación de otros géneros como el cine de gánsteres o el cine social, es sólo parcial.
Habitualmente, las películas caracterizadas como de “cine negro”, giran en torno a hechos delictivos y criminales, con un fuerte contenido expresivo y una característica estilización visual; por lo que su construcción formal está cerca del expresionismo; y se emplea un lenguaje elíptico y metafórico, donde se describe la escena caracterizada por una iluminación tenebrosa en claroscuro, escenas nocturnas con humedad en el ambiente, se juega con el uso de sombras para exaltar la psicología de los personajes, etc.
Algunos de estos efectos, eran especialmente impactantes en blanco y negro; y al mismo tiempo, la personalidad de los personajes y sus motivaciones, son difíciles de establecer, caso paradigmático son los detectives privados, frecuentes protagonistas del género; donde las fronteras entre buenos y malos se difuminan, y el héroe acostumbra a ser un antihéroe amenazado por un pasado oscuro...
Así, el cine negro presenta una sociedad violenta, cínica y corrupta, que amenaza no sólo al héroe/protagonista de las películas, sino también a otros personajes, dentro de un ambiente de pesimismo fatalista; donde los finales suelen ser agridulces, cuando no presentan directamente el fracaso del protagonista.
Otro punto característico del cine negro, es la presencia de “la femme fatale”, que aparentemente inofensiva, puede conducir a sus víctimas al peligro o a la muerte.
Pero también, el cine negro se usó para mostrar otras lecturas sutiles sobre lo que había más allá de una fachada…
“Oh, now don't turn ordinary on me.
I get tired of ordinary dames.
And I don't want to get tired of you”
Johnny Eager es un drama del año 1941, dirigido por Mervyn LeRoy.
Protagonizado por Robert Taylor, Lana Turner, Edward Arnold, Van Heflin, Robert Sterling, Patricia Dane, Glenda Farrell, Henry O'Neill, Barry Nelson, Charles Dingle, Paul Stewart, entre otros.
El guión es de John Lee Mahin y James Edward Grant; el cual seduce nuestro interés durante todo el desarrollo, con gran dinamismo y descripción de talantes, psicologías e idiosincrasias humanas para el estudio; y por otra parte, la historia, sencilla en sí, no es más que otra de gánsteres, cuenta con un guión bastante atractivo, que dota al argumento de innumerables giros y sorpresas que, unidos a la maravillosa dirección de Mervyn LeRoy, hacen mantener la atención hasta el último y definitivo fotograma.
De nuevo, la maravillosa utilización de las sombras y de los primeros planos que consiguen llenar de fuerza la fatídica relación… en este caso de Robert Taylor y Lana Turner… o será Taylor y Van Heflin...
Así pues, tendremos gánsteres, fiscales, amores fatales, asesinatos, engaños y diálogos con gran carga dramática y emocional que se vuelven a entremezclar en este clásico de cine negro
El filme contó con un presupuesto de $651,000 siendo un éxito de taquilla, pues logró recaudar $2,586.000; y un factor que contribuyó a ello, pudo haber sido el ataque japonés a Pearl Harbor y la entrada de los Estados Unidos en La Segunda Guerra Mundial, hechos que ocurrieron aproximadamente 1 mes antes del lanzamiento; donde la gente necesitaba un comunicado de prensa, y esta película parecía encajar perfectamente…
Pero la verdad es que Johnny Eager tiene una trama bastante estándar dentro del género de gánsteres, pero contiene una escritura fuerte y una buena actuación que lo salvan de ser solo otra película de gánsteres común y corriente.
Como dato, Robert Taylor puede recibir la factura de la estrella, y es muy bueno como Johnny Eager, pero es Van Heflin quien realmente se roba el espectáculo; no es casual que él se ganara un Premio de La Academia al Mejor Actor de Reparto, en su única nominación al Oscar, siendo también la única nominación al Premio Oscar de esta película.
Con tan solo 32 años, Van Heflin fue el actor más joven en ganar un Premio de La Academia, al retratar magistralmente al compinche más cercando de Eager, y mientras él está en la pantalla, no puedes quitarle los ojos de encima; y cuando no lo está, te encuentras mirando y esperando su regreso; porque Van Heflin ofrece un retrato sardónico de Johnny, lleno de largas palabras y citas elegantes, así como una fidelidad inquebrantable que llega a despertar segundas lecturas.
La acción sigue al despiadado capo, Johnny Eager (Robert Taylor), que está fingiendo ante su oficial de libertad condicional, que ha tirado la toalla criminal, y ahora está trabajando como taxista.
Pero de hecho está tan metido en el crimen como siempre, y necesita desesperadamente un permiso oficial para abrir su nueva pista de carreras de perros.
Cuando se encuentra con Lisbeth Bard (Lana Turner), la hijastra del fiscal de distrito que metió a Johnny a la cárcel, John Benson Farrell (Edward Arnold), descubre que no solo es deslumbrante… sino una posible forma de obtener su permiso.
Si esta película no se hubiera hecho en MGM, probablemente no se consideraría un buen ejemplo de “Film Noir”; sin embargo, dado que la película está muy pulida, tiene un diálogo algo menos oscuro, presenta actores de renombre y es bastante bonita de ver.
Esto no es necesariamente una queja, es una buena película; sin embargo, la película simplemente no tiene esa dureza que esperarías para el género, aunque todos los actores hicieron un muy buen trabajo.
Hay muchos, muchos giros y vueltas, demasiados… sin embargo, y lo importante es una configuración sórdida donde Johnny convence a Lisbeth de que ella mató a alguien para darle algo con lo que chantajear a su padre.
Esto y sus acciones posteriores, sirven para convencer a Heflin y al público, de que Johnny no tiene alma, aunque al final de la película llega a sentirse realmente culpable por destruir a la chica, y hace las paces en un final muy conmovedor y violento.
En definitiva, Johnny Eager una historia apretada de terror en el inframundo que impulsa con fuerza, incluso en los clichés, y aunque no es un drama serio, el puro melodrama se mueve a un ritmo turbulento.
“I've heard all about you, Johnny Eager... but I still want you to kiss me!”
Mervyn LeRoy fue un director interesante por derecho propio:
Era primo del productor Jesse L. Lasky, quien lo presentó al negocio del cine, donde comenzó en el departamento de vestuario; donde también trabajó como asistente de laboratorio, asistente de cámara y actor de cine mudo a tiempo parcial; siendo apodado “The Boy Wonder” de Warner Bros., aparentemente porque sus filmes siempre hacían dinero…
Es un apodo bastante bueno para un director masculino que podría filmar cualquier tipo de historia, y no solo porque estuvo casado con la hija de Harry Warner, Doris… eso quizás eso no sea irrelevante… pero LeRoy dirigió 13 actuaciones nominadas al Oscar, aunque nunca ganó uno al Mejor Director.
LeRoy era especialista tanto en el género negro, del que nos dio varias obras maestras en los años 30, como en el melodrama del que también nos dio nuevas obras maestras en los años 40, y nos ofrece una visión seca, descarnada, nada complaciente, de un gánster sin ninguna cualidad positiva, en un retrato de profunda complejidad sobre una especie de capo del mundo mafioso, en su falta de empatía y cruel frialdad, de un personaje que no comprende otros valores que no sean los suyos propios.
Tanto que no entiende el amor, ni la amistad, el desinterés o la bondad.
Así, el guión de John Lee Mahin y James Edward Grant para esta película de gánsteres, propone un escenario intrigantemente sórdido sobre un matón de sangre fría, su azotador homosexual, y la chica de la sociedad masoquista que no puede esperar para probar sus productos… por lo que LeRoy maneja la gran ópera con cierto estilo y excelente trabajo de cámara de Harold Rosson; pero nada puede salvar una película que sugiere que su héroe fue malo, porque nunca tuvo un perro cuando era niño…
La acción sigue a Johnny Eager cuando se hace pasar por un taxista para su crédulo oficial de libertad condicional, A.J. Verne (Henry O'Neill), pero en realidad es la cabeza despiadada de un poderoso sindicato de juegos de azar.
Verne le presenta a la “socialité” Lisbeth “Liz” Bard, una estudiante de sociología; ambos se sienten atraídos, pero luego descubre que ella es la hijastra de su antiguo enemigo, John Benson Farrell.
Como fiscal de la cruzada anti mafias, Farrell fue responsable de enviar a Johnny a prisión, y ahora, como Fiscal de Distrito, recibió una orden judicial que impedía que se abriera la costosa pista de carreras de perros de Johnny.
Pero Johnny decide usar a Liz como palanca contra su padrastro… y cuando ella viene a verlo, él hace que Julio (Paul Stewart), uno de sus subordinados, irrumpa y finge intentar matarlo.
Durante la lucha falsa, Julio deja caer su arma; Lisbeth lo levanta y le dispara cuando parece tener la ventaja.
Luego, Johnny la saca de la habitación, antes de que pueda darse cuenta de que el arma es falsa, y que la sangre de Julio es en realidad salsa de tomate.
Más tarde, Johnny amenaza con exponerla como asesina a menos que Farrell elimine la orden judicial; a lo que Farrell cede.
En toda la película, Johnny es representado como un hombre sin conciencia.
Cuando el amigo de la infancia, Lew Rankin (Barry Nelson) se harta de su papel subordinado en la pandilla, y comienza a conspirar contra él; Johnny lo asesina sin el menor reparo.
Él le miente a su novia devota, Garnet (Patricia Dane) para que vaya a Florida mientras él se enamora de Liz.
Mae (Glenda Farrell), una novia anterior, le pide que lo ayude a que su esposo, policía incorruptible, sea transferido de regreso a su antiguo recinto, porque su largo viaje está poniendo a prueba su matrimonio…
Johnny no solo miente, afirmando que ya no tiene ninguna influencia, también oculta el hecho de que consiguió que el hombre fuera transferido en primer lugar, porque no miraría para otro lado.
Cuando Jimmy Courtney (Robert Sterling), el ex novio de alta sociedad de Liz, se alarma porque ella se está desmoronando debido a una conciencia culpable, le ofrece a Johnny todo su dinero para abandonar el país, y llevársela con él.
Johnny no puede entender su “ángulo”, por qué haría algo tan desinteresado.
De hecho, el único punto débil que Johnny parece tener, es para su mano derecha, el intelectual y alcohólico, Jeff Hartnett (Van Heflin), e incluso él no está seguro de por qué…
Jeff tiene una idea, y le dice a su jefe que “incluso Johnny Eager tiene que tener un amigo”
Sin embargo, cuando Johnny se entera de que Liz tiene la intención de entregarse, descubre el significado del amor por primera vez en su vida.
Él le confiesa que organizó todo el incidente, pero ella no le cree… y para probar su reclamo, decide reunirse con Julio, pero Julio ha desertado ante el insatisfecho compañero de Johnny, Bill Halligan (Cy Kendall)
De esa manera, Johnny logra llevar a Julio, a punta de pistola ante Liz, pero en el proceso empuja a Johnny, y huye.
Se intensifica en un tiroteo con Halligan y sus hombres; donde él mata a Halligan y Julio, y Johnny es visto por un policía mientras intenta huir, pero él es derribado por el policía.
Jeff, inmediatamente corre hacia Johnny al darse cuenta de que está gravemente herido, lo abraza, y finalmente muere.
En esta magistral obra del cine negro nos deja ver una brillantez por el aprecio a lo humano, de que no somos tan buenos ni tan malos; y esa delgada línea que separa el amor de las más trágicas historias es muy delgada.
¿Por qué será la vida así?
No lo sé; pero allí está el sentido de la vida, es que se puede ir por los caminos más malvados y turbios; y en ese sentido, Johnny Eager es una instancia interesante de películas que tienen una relación romántica “heterosexual” central, pero en la que la relación posiblemente más importante, es la que existe entre 2 personajes masculinos...
Aquí, Robert Taylor en el papel principal, es una especie de lobo con ropa engañosamente hermosa de oveja.
En el exterior, Johnny es una persona en libertad condicional que ha pagado su deuda con la sociedad, y está trabajando en el lado correcto de la vida como taxista... al menos en apariencia; pero por dentro, es un estafador despiadado, que no se detendrá ante nada, incluso el asesinato, para lograr sus aspiraciones ilícitas.
Y Van Heflin interpreta a Jeff Hartnett, la mano derecha de Johnny; que no solo retrata a Jeff, sino que lo habita, es como la misma conciencia de Johnny o bien su lado que se resiste a vivir.
El rasgo de carácter principal y más destacado de Jeff, es su digamos, cariño para la botella.
De hecho, podemos ver que Jeff y la botella están teniendo una historia de amor bastante intensa; pero eso no es todo para Jeff:
Heflin, con la generosa ayuda del guionista John Lee Mahin, crea un personaje multifacético, que es inteligente, bien leído y sensible.
Cita a Shakespeare en un abrir y cerrar de ojos, usa palabras polisilábicas de $12, y hace referencias literarias que harían que un bibliotecario jefe se enorgullezca.
Y aunque está firmemente instalado en la vida del inframundo, parece estar en una lucha constante, con la realidad de su vocación luchando contra su moral y sus valores profundamente arraigados.
De hecho, cuando Johnny le preguntó una vez, por qué bebe tanto, Jeff respondió:
“De vez en cuando tengo que mirarme al espejo”
Y así obtenemos nuestro primer indicio de la personalidad de Jeff, antes de verlo:
El sabor del mes de Johnny, Garnet, se queja con Johnny sobre algo que Jeff le ha dicho:
“Si estás buscando al Sr. Hartnett, estuvo aquí temprano esta mañana… pero se alejó, lleno de ginebra y grandes palabras.
¿Quién era Herodes Agripa?
Dijo que eras el actual Herodes Agripa.
Y luego dijo que yo era tu “inamorata”
Voy a entender lo que eso significa también”
Jeff, no aparece en pantalla hasta más de 20 minutos de metraje, pero cuando lo hace, tiene un impacto instantáneo.
Está en un estado que podemos esperar:
Borracho; y cuando Johnny señala su estado de embriaguez, el siempre erudito Jeff se reincorpora diciendo:
“Ahora, ansioso, eso es obvio.
Muy evidente.
No seas obvio.
Estás fuera de lugar cuando eres obvio.
La habilidad es tu alboroto.
Duro, inteligente y hábil, esa es tu descripción”
Jeff, es más que el ayudante de campo de Johnny; y a pesar del hecho de que está borracho, en camino a emborracharse, o recuperándose de estar borracho, sirve como la conciencia muy perceptiva de Johnny, sin dudar nunca en analizar a su jefe, y compartir los resultados de su escrutinio.
Tome la escena en la que Johnny envía al novio de Garnet a Florida.
Jeff se sienta en silencio, bebiendo brandy de una taza de té, mientras Johnny baja el sutil “boom”, pero en el momento en que Garnet se va, Jeff no se muerde la lengua y dice:
“Pobre Garnet, se quedará en Florida comiendo hasta que finalmente se dé cuenta de que Lancelot no vendrá.
Johnny, ¿por qué no le dijiste la verdad, pobre niña?”
Jeff también reconoce que no le importa Garnet, pero sí siente simpatía por ella, explicando que “puedes sentir lástima por alguien que no te gusta si tienes un corazón, un alma o una decencia.
Supongo que no sabes de lo que estoy hablando”
Pero aunque no se puede negar que Jeff “dice las cosas como son”; cuando se trata de Johnny, también está claro que ama a Johnny más que a nadie en el mundo, más que a Garnet y más que a la mujer que roba el corazón de Johnny, Lisbeth Bard.
Y nada puede disminuir ese amor… que es más emotivo, de sentimientos que sexual, pues de ello no sabemos, al ser amigos de toda la vida…
No son las fechorías de Johnny, ni sus insultos, ni siquiera un puñetazo que Johnny le propina después de que Jeff hace una observación especialmente perspicaz…
No importa lo que Johnny haga o sea, Jeff no se rinde con él.
Y en el último momento, cuando Johnny encuentra su final, es Jeff quien lo acuna y llora por su cuerpo sin vida, como si fuera una escena de “La Pietà”
Del reparto, Robert Taylor es excelente como siempre lo fue cuando le dieron un papel exigente que le permitió explorar el lado oscuro de la naturaleza humana; por lo que Johnny Eager es encantador e ingenuo, su conocimiento de cualquier tema no relacionado con el crimen es casi nulo; eso sí, es despiadado.
Realmente sabe muy poco sobre lo que hace que las personas funcionen, y su comprensión de las mujeres es inexistente.
Puede ser un antihéroe y un gánster, pero es difícil que no guste; pues Johnny Eager ciertamente tiene carisma.
Y eso ve Van Heflin, que aún no era una estrella importante, es excelente como el compañero eterno de Johnny, Jeff Hartnett.
Hartnett es escritor e intelectual, y en apariencia, parece ser una persona poco probable que se mezcle con gánsteres, aunque los intelectuales tienden a estar fascinados por los delincuentes...
Johnny afirma que no sabe por qué deja que Hartnett se quede cerca de él, pero de hecho, Hartnett es su único amigo verdadero, la única persona que no quiere algo de Johnny; y la única persona que siempre le dice a Johnny la verdad.
Así que los subtextos homosexuales están latentes.
Y Lana Turner es sorprendentemente un poco anodina como Lisbeth; o posiblemente se vea ensombrecida por las excelentes actuaciones de Taylor y Heflin.
Pero en el fondo, la película no muestra lo que quiere expresar, y todo lo deja a las segundas lecturas:
Johnny Eager es un maestro de la simulación.
Simula una vida honrada tras la que oculta su condición de capo de las apuestas de la ciudad, u homosexual reprimido.
Simula una borrachera para utilizarla como coartada mientras se deshace de algún colaborador desleal.
Simula amor y un crimen para poder cerrar un negocio.
Es un auténtico genio de la manipulación, ambicioso, astuto y sin escrúpulos.
Por eso me cuesta creer que se enamore de verdad de la chica más tonta de la ciudad, que encima es la hijastra de su archienemigo.
Por ahí es por donde flojea el film, por la parte de Lana Turner, que se presenta como una chica interesante, y acaba hecha una pánfila.
Sobra el romance, pero es lo que sirve de justificación al forzado final, pura moralina, donde el gay debe morir, y “la femme fatale” desaparece…
Tal vez hubiera dado más juego el explorar la ambigua relación que mantiene Johnny con el dipsómano e irremediablemente enamorado personaje que interpreta un Van Heflin, siempre al borde de un ataque de nervios.
Cosa notable es que desde que empieza a rodar la cinta, el director nos deja claro ya en la primera escena de relaciones humanas, que Robert Taylor/Johnny Eager, es un tipo de físico muy hermoso o cautivador ante el que se prendan las mujeres, por más que a la vez sea un gánster con muy malas entrañas.
Así le ocurrió a Taylor también en la vida real, que las mujeres nada más verlo, se sentían arrebatadas de amor por él; y en esta película, Robert Taylor se enamoró de Lana Turner durante el rodaje, tanto que le pidió el divorcio a su esposa, Barbara Stanwyck; y aunque Turner no estaba enamorado de él, trató de disuadirlo del divorcio.
El filme tiene 2 errores reveladores:
Johnny Eager se hace pasar por un taxista, y habla con su oficial de libertad condicional sobre “extrañar las viejas costumbres y su ropa elegante, etc.”
Luego, varias veces se cambia la chaqueta y la corbata para volver a su personalidad de gánster.
Él no cambia sus zapatos, pantalones o las camisas que lleva puestos, que tienen gemelos muy elegantes que hacen que el disfraz sea menos plausible.
El otro error es cuando Lisbeth le dispara a Julio durante la pelea escenificada con Johnny, ella le dispara por la espalda.
Sin embargo, la sangre de Julio, que en realidad es “kétchup”, se muestra en la parte delantera de su camisa, en lugar de en la parte posterior de la chaqueta.
Además, no hay ningún agujero en la tela de la chaqueta, por tanto, el disparo junto con la artimaña falsa, no deberían haber funcionado.
“You couldn't stop being a thief any more than a weasel could stop sucking chicken blood”
Desde el principio del siglo XX, en los Estados Unidos y Europa, las personas vivían su homosexualidad a escondidas, por temor a las leyes que la castigaban.
El cine pues, les representa del mismo modo, creando una subcultura en la que pueden ser ellos mismos; y la cinematografía clásica y los años posteriores, se componen de numerosos filmes car¬gados de representaciones homosexuales de manera oculta; que interpretados desde una lectura “queer”, conoceremos las mil maneras de sugerir a los gais en la gran pantalla, descubriendo así la verdadera condición sexual de muchos personajes.
La modalidad latente sugiere la homosexualidad, sin llegar a expresarla explícitamente; en los filmes se producían y leían en clave heterosexual, pero a lo largo de todo el largometraje, hay un subtexto homosexual.
Y era de esperar que si los grandes estudios hollywoodienses ocultaban la conducta homosexual de sus estrellas, también lo harían con respecto a los argumentos fílmicos.
Aun así, y pese a estas circunstancias, los homosexuales no desaparecieron nunca de la gran pantalla; únicamente había que saber reconocerles.
En ese sentido, el género del cine negro es un ejemplo de personajes villanos cuya condición es claramente homosexual; donde la muerte de los mismos en el relato fílmico, es además un hecho habitual.
En los años 30, La Iglesia Católica y ciertas ramas protestantes, a través de La Legión para La Decencia y de La Liga de Mujeres amenazaron con promover boicots por el contenido de algunas películas que consideraban indecentes y poco ejemplares para la sociedad.
Para frenar estas presiones, la industria de Hollywood dio el visto bueno al Código Hays, ideado por Bill Hays, cuyo objetivo era censurar todos los temas considerados indecentes; y entre ellos, se encontraban los desnudos, los besos demasiado ardorosos, el aborto, la prostitución o las perversiones sexuales, entre las que se incluyó como tal, a la homosexualidad.
Así, la nueva censura del Código Hays prohibió cualquier referencia explícita a la homosexualidad, aunque no consiguió erradicarla.
La mayor diferencia con el periodo anterior, radicaba en que los homosexuales dejaron de ser un elemento cómico, para asumir el rol de villanos acorde con el concepto de homosexualidad que El Código Hays quería transmitir a la sociedad, obligando a directores y guionistas, a buscar formas sugeridas y veladas de contar lo que se quería contar.
Al no poder hacerse alusión directa a la homosexualidad, ésta debía insinuarse por medio de guiños para que el público pudiera identificarlos fácilmente.
Y es que para los años 30s, la homosexualidad era una lacra, una amenaza para el resto de la sociedad y debía ser castigada, por lo que los personajes debían pagar por su culpa, expiar sus pecados, y la mayoría de las veces lo hacía con su propia muerte.
En el Hollywood de los años 30 y 40, donde el “happy ending” es una norma, los buenos deben llevarse a la chica y el gay, el malo, debe morir.
Con una imagen tan negativa del hecho homosexual, no es de extrañar que un movimiento, por definición oscuro, como el del “Film Noir” de Hollywood, recogiera en su seno, donde tienen cabida todos los vagos y maleantes, los gánsteres, los ladrones, los policías corruptos, los desertores, personajes de moral débil, vendidos y pervertidos, al personaje homosexual; y lo incorporara a su imaginario, dándole forma, junto con el detective privado, el agente de seguros o la mujer fatal.
Así, el personaje gay se mueve como pez en el agua, en un ambiente oscuro donde el vicio corrompe a la virtud, donde romper normas sociales se convierte en una rutina, donde todo vale y la línea que separa el bien del mal es completamente difusa, un ambiente que lo oculta de una sociedad que le rechaza y desaprueba por su condición sexual.
Y el cine negro se convierte en el recipiente perfecto para este personaje homosexual, y las imágenes que ofrece de la homosexualidad son prácticamente las únicas a las que el público de la época tiene acceso, influyendo de manera considerable tanto en la imagen que el público heterosexual tiene de la homosexualidad, como en la imagen que el propio homosexual tiene de sí mismo, e influyendo así mismo en las representaciones de la homosexualidad que se dan posteriormente al movimiento del cine negro en todo tipo de films, conservando estos últimos, los atributos negativos y oscuros que acompañan al personaje gay dentro de las películas de cine negro.

“You keep me around because even Johnny Eager has to have one friend”



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