Black Sunday

“It could be tomorrow!”

El terrorismo patrocinado por Estados, es aquel tipo de terrorismo que si bien es ejecutado por entidades no gubernamentales, es sufragado, dirigido, instigado o protegido por Estados reconocidos internacionalmente.
No debe ser confundido con El Terrorismo de Estado, que es practicado por estos directamente; y consiste en la utilización de métodos ilegítimos por parte de un gobierno, los cuales están orientados a inducir miedo o terror en la población civil para alcanzar sus objetivos, o fomentar comportamientos que no se producirían por sí mismos.
Dichas actuaciones, se justificarían por razón de Estado.
“Septiembre Negro”, en árabe, أيلول الأسود, fue una organización terrorista palestina, fundada en 1970, cuando El Rey Hussein I de Jordania, en su afán de impedir ser derrocado, decretó La Ley Marcial, tras la cual, miles de palestinos fueron asesinados y otros tantos expulsados.
Surgida en principio, para vengarse del Rey de Jordania, esta organización creció, luego, uniéndose a otras organizaciones, aisladas que abogaban por la independencia de Palestina, ya que pensaban que “era apremiante una mayor fuerza de combate”
Por esa misma razón, 3 años después, la organización fue desmantelada, pues, Arafat consideró que, “el terrorismo en el extranjero no traería ningún bien”, y en 1974, ordenó abstenerse de cometer actos de violencia fuera de Cisjordania, la franja de Gaza e Israel.
Septiembre Negro tuvo nexos con diversos grupos dentro de La OLP, principalmente con Fatah, por entonces dirigida por Yasser Arafat, y más tarde con el FPLP; siendo responsable del asesinato del Primer Ministro de Jordania, Wasfi Tall, el 28 de noviembre de 1971, así como del secuestro y asesinato de 11 atletas israelíes durante Los Juegos Olímpicos de 1972.
En el acto, además perdieron la vida 5 miembros de Septiembre Negro, y un policía alemán.
El nombre oficial de la operación era “Ikrit y Biram”, en honor a 2 aldeas palestinas, cuyos habitantes fueron masacrados o expulsados por la Haganá en 1948.
Otros actos atribuidos a Septiembre Negro fueron:
En diciembre de 1971, un intento de asesinato contra el embajador jordano en Londres; el 6 de febrero de 1972, sabotaje de una instalación eléctrica alemana occidental y de una planta de gas holandesa; el 8 de mayo de 1972, secuestro de un avión comercial belga que volaba desde Viena a Tel Aviv; el 1 de marzo de 1973, atentado contra la embajada saudí en Sudán, que costó la vida a 3 personas, entre ellas, el embajador de Estados Unidos; el 2 de marzo de 1973, atentado fallido en New York con coches bomba; el 5 de agosto de 1973, 2 fedayines abrieron fuego en el salón de pasajeros del Aeropuerto Internacional de Ellinikon, matando a 3 personas, e hiriendo a 55.
Otro comando secuestró un Boeing 737 de Lufthansa en Roma, en diciembre de ese año, exigiendo la liberación de los terroristas sobrevivientes.
“They counted on living in a world without heroes.
They forgot about him”
Black Sunday es una película de acción y suspense, del año 1977, dirigida por John Frankenheimer.
Protagonizada por Robert Shaw, Bruce Dern, Marthe Keller, Fritz Weaver, Steven Keats, Bekim Fehmiu, Michael V. Gazzo, William Daniels, Walter Gotell, Victor Campos, Joseph Robbie, entre otros.
El guión es de Ernest Lehman, Kenneth Ross e Ivan Moffat; basados en la novela homónima de 1975, escrita por Thomas Harris; considerada un “best seller”, fue su primera novela, y consiguió inicialmente un éxito moderado, hasta que fue vendida en Hollywood para la producción de una película basada en ella; y es la única novela de este autor, que no tiene como personaje al Dr. Hannibal Lecter, acerca de quién escribiría sus siguientes 4 y únicas novelas.
La película, también fue la primera adaptación filmada de una novela de Harris.
La premisa del film, es la misma que la de la novela, cuyo autor se inspiró en los atentados de Múnich, orquestados por el grupo palestino Septiembre Negro, considerado terrorista, contra el equipo olímpico israelí en Los Juegos Olímpicos de 1972.
El título “Black Sunday”, hace referencia al grupo Septiembre Negro; de hecho, Harris escribió la novela después de ver la crisis de los rehenes en la televisión.
Estos eventos de la vida real, se convirtieron en el tema del documental ganador del Premio de La Academia, “One Day in September” (1999)
Black Sunday, fue una de las películas de mayor puntaje en la historia de las pruebas de Paramount Pictures, y fue ampliamente predicho en la industria como un “segundo Jaws”
Sin embargo, cuando se lanzó en marzo de 1977, la película funcionó muy por debajo de las expectativas; y en su lugar, “Star Wars: Episode IV - A New Hope” (1977) se convirtió en la película más exitosa de 1977.
John Frankenheimer, más tarde dijo que la película estaba lastimada por el hecho de que otra película sobre el terrorismo en un juego de fútbol de campeonato, “Two-Minute Warning”, había salido justo antes, y funcionaba mal.
También culpó al hecho de que la película fue prohibida en Alemania y Japón.
La acción sigue a Michael Lander (Bruce Dern), que trabaja como piloto de un zepelín de la marca Goodyear, encargada de retransmitir los partidos de La NFL.
Resentido por años de tortura como prisionero de guerra en Vietnam, y haber sido sometido a un consejo de guerra, además de un amargo divorcio, pretende suicidarse, no sin antes llevarse por delante las vidas de varios espectadores que acuden al partido de la semana como represalia.
Para ello, conspira con Dahlia Iyad (Marthe Keller), integrante del grupo terrorista Septiembre Negro, un ataque suicida formado por explosivos plásticos y metralla, con el fin de hacer más daño.
El plan consiste en cargar los explosivos en el dirigible, y hacerlo detonar durante El SuperBowl X.
En cuanto a la mujer, pretende perpetrar el atentado con el objetivo de llamar la atención de los medios de comunicación nacional e internacionales sobre el conflicto palestino-israelí.
Ante la amenaza inminente, El Mayor del Mossad, David Kabakov (Robert Shaw) y el agente del FBI, Sam Corley (Fritz Weaver), pretenden mediante una cooperación entre ambas agencias, evitar una masacre.
Ahora, Kabakov deberá correr contra el tiempo para descubrir el lugar del atentado y detener a sus responsables, antes de que masacren a decenas de miles de personas.
Con los personajes de Dahlia y Lander, el film plantea una reflexión sobre las secuelas que le quedan a un soldado después de combatir en situaciones extremas, y la imposibilidad para rehacer su vida de forma normal, alejado de la guerra.
No hay alabanzas que alcancen para describir las cualidades del filme; es un “thriller” sobresaliente, e injustamente archivado en el olvido.
Sin ser una de sus obras maestras, Black Sunday entretiene de sobras en sus 2 horas y media, y es una muestra de cómo John Frankenheimer aún se encontraba en plena forma, pese a que ya había dejado atrás su Edad de Oro.
“My mother once said:
“Anyone who has a nervous breakdown has got to have something wrong with them”
Hubo un tiempo no muy lejano, en que Hollywood hacía películas decentes, simplemente porque éstas se basaban en libros.
Al tomar un “best seller” como base, los productores se aseguraban un mínimo de calidad:
No sólo la gente había aprobado el libro con su popularidad en ventas, sino que la historia había pasado por el riguroso tamiz de los dueños de las editoriales, los que no se entusiasmaban tan fácilmente como sus pares de Hollywood.
John Frankenheimer, fue uno de los más destacados directores que vinieron de esa primera generación de cineastas que se formaron en la televisión, antes de pasar a la gran pantalla.
Su Edad de Oro tuvo lugar en los 60, especializándose en “thrillers” políticos y de acción; y como en otros filmes del director, éste trasciende los tópicos del cine de acción, y nos traslada una visión pesimista de un mundo destruido y maltratado por unas decisiones políticas equivocadas, que de alguna manera, redimen a los hombres de la culpa de sus terribles acciones contra una sociedad inocente e irresponsable.
Así, la trama de acción es un pretexto para hablar a la conciencia del espectador de las causas históricas y biográficas que impulsan a una mujer inteligente como Dahlia, a abrazar la causa del terror.
No se justifican las acciones terroristas, pero se intenta comprender a las personas que las llevan a cabo.
Al situarlas en un contexto tan injusto y deshumanizado, aquellas se muestran inevitablemente atrapadas por unas circunstancias vitales, demasiado terribles e insoportables, por lo que son arrojadas a su fatídico y marginal destino.
Si anteriormente, sus obras se centraban en los temores y la paranoia surgidos de La Guerra Fría, Black Sunday trataría sobre el conflicto palestino-israelí, en concreto, sobre la organización Septiembre Negro.
Producida por Paramount Pictures, Black Sunday se considera parte del ciclo de los años 70 de Hollywood, las famosas “Disaster Movies”, una época en la que las películas de este género tenían mucho menos presupuesto; lo que se tenía que compensar con toneladas de ingenio y estilo, de ahí la grandeza de muchas de estas cintas; y Black Sunday fue una de las primeras obras de Hollywood que navegan en las aguas del terrorismo islámico, tras haber sido inundadas las carteleras durante más de una década, con la mediática Guerra Fría pero sobre todo, su originalidad radica en el hecho de que se cuente también la historia desde la perspectiva de los malos, incluso aportando momentos de sensibilidad emocional, y cierto atractivo físico por parte de los mismos, algo que estaría completamente vetado en los tiempos actuales, especialmente si tenemos en cuenta que el maligno es un veterano yanqui absolutamente ninguneado tras su regreso del frente, y lleno de ira y rencor contra su madre patria.
Es una crítica feroz al sistema que, probablemente, no pretende justificar nada, pero sí que lo muestra sin cortapisas.
Así, luego de una incursión clandestina a la base de la organización terrorista Septiembre Negro en Beirut, el agente del Mossad, David Kabakov cree haber descubierto la pista de lo que puede ser un masivo atentado en suelo estadounidense.
Kabakov se contacta inmediatamente con El FBI, y muy pronto los servicios de inteligencia de EEUU e Israel, comienzan a trabajar en conjunto para desarticular el golpe.
La idea que plantea el film, es un ataque terrorista organizado por una integrante de Septiembre Negro, Dahlia, en colaboración con un excombatiente de Vietnam llamado Lander.
Su plan consiste en provocar una masacre durante el transcurso del SuperBowl, aprovechando la circunstancia de que él pilota el dirigible que graba las imágenes del evento para la televisión.
Un primer aspecto a destacar de Black Sunday, es que Frankenheimer opta muy inteligentemente por no tomar partido por ninguna facción.
De hecho, no es hasta muy avanzado el metraje, cuando empieza a dibujarse un protagonista, Kabakov.
Y éste no empieza a adquirir un rol como claro protagonista hasta que muere un amigo suyo asesinado por Dahlia, de manera que la búsqueda de los terroristas deja de convertirse en una lucha política, para convertirse en una venganza personal, de esta manera, el espectador se siente más identificado con él independientemente del bando al que pertenezca.
De hecho, aunque sean los malos de la película, uno no puede evitar sentir cierta simpatía por Dahlia y Lander.
El segundo, es un excombatiente de Vietnam, que al volver de la guerra condecorado como un héroe, jamás pudo integrarse, y fue abandonado por su mujer e hijos, con unas secuelas psicológicas que nunca llegaron a curarse.
Lander no es más que un hombre que busca la notoriedad que nunca consiguió, una muestra de los cientos de soldados que volvieron de Vietnam sintiéndose repudiados por una nación que por entonces quería olvidar esa guerra.
Su patetismo es evidente desde el comienzo de la película, cuando los terroristas están visionando la película en la que Lander se declara enemigo de EEUU, y manifiesta su disposición a hacer cualquier cosa para hacer pagar a su país las consecuencias de su política imperialista e injusta.
Viéndose ignorado como héroe de guerra, Lander acaba optando por pasarse al bando contrario:
Atacar al país por el que luchó y que le dio la espalda.
En una escena especialmente dramática, Lander se confiesa a Dahlia, quien le achaca que él no tiene motivaciones políticas para llevar a cabo el plan.
Lander, entonces recuerda una foto que le llegó de su mujer e hijos estando prisionero, en que veía proyectada la sombra de alguien sobre su familia, seguramente el que hizo la fotografía; y que durante meses se atormentó pensando quién sería esa sombra...
Ese ataque terrorista, es su forma de darle al mundo algo para ser recordado, ya que no bastaron sus medallas.
Por otro lado, cuando Kabakov quiere informarse sobre Dahlia, un agente del gobierno le proporciona una biografía completa sobre ella, y todas las penurias y atrocidades por las que ha pasado.
Al acabar, el agente le muestra a Kabakov una fotografía, y le dice:
“Mírela bien, después de todo, de alguna manera ella es su creación”
Nos es difícil identificarnos del todo con un bando, y pese a que Dahlia y Lander son los claros antagonistas, ambos son fruto de 2 situaciones políticas que les han abocado a rebelarse empleando la violencia.
El enorme dolor acumulado por Dahlia, en su vida como fugitiva de las agresiones y masacres perpetradas por Israel sobre ella y su familia, es el que lanza a este personaje al negocio del terror y la muerte.
Del trío de personajes principales, es el más fanático y el más frío.
Mantiene un dominio absoluto sobre Lander, al que utiliza y manipula:
“¿Estás segura de poder controlarlo?”, pregunta su compañero, al comienzo del filme.
“En la medida con que se controla a un niño... un niño inteligente... depende de mí por completo”, responde Dahlia.
Su frialdad, es el contrapunto del comportamiento neurótico de Lander.
Ambos conforman las 2 caras del terrorista:
La despiadada e impasible eficacia de ella; frente los sentimientos desbordados de venganza de él.
Esa gélida distancia, que Dahlia mantiene en el desarrollo argumental del filme, es una constante de su perfil como personaje.
Ciertamente, la terrorista que compone Marthe Keller es expeditiva y despreciable cuando actúa, pero por otra parte, cuando conocemos su historia, entendemos cómo ha llegado a convertirse en esta figura siniestra.
A su vez, estos terroristas están montando un acto sanguinario de proporciones épicas, pero uno no deja de admirar la valentía de estos individuos, y las terribles presiones morales a las que se ven expuestos, y que deben resistir para llevar adelante su venganza.
El espectador no justifica los medios, pero entiende las motivaciones de estas personas.
No son robots asesinos, sino individuos de carne y hueso, que se han enredado en un conflicto ancestral, marcado por el odio entre pueblos; es difícil saber, quién provocó la primera muerte; sólo sabemos que ha sido una escalada sangrienta e indetenible.
Incluso, el renegado demente de Lander, tiene su costado de tragedia y misericordia, desde el momento que entendemos que su vida ha sido una porquería desde el regreso de la guerra, y que sólo ha encontrado desprecio por parte de su familia y de la sociedad.
En ese sentido, la trama les presta tanta atención a los terroristas, que éstos terminan siendo más humanos que la gente que actúa del lado de La Ley.
El agente del FBI, Sam Corley, no deja de ser un anónimo burócrata; y los agentes israelíes que componen Steven Keats y Robert Shaw, están más próximos a ser una dupla de sicarios profesionales, que una pareja de oficiales del orden.
Shaw es tanto o más expeditivo que los terroristas; son 2 fuerzas antagónicas e implacables, destinadas a chocar frontalmente durante el megapartido del SuperBowl.
Al contrario de otros relatos del género, el personaje del agente David Kabakov, no se limita a ser el bueno de la película, el que salva  al mundo de la maldad universal.
Kabakov hace su trabajo con rapidez y eficacia, pero no aparece ante el espectador como el hombre que posee la razón absoluta, la única verdad.
Es un personaje que duda, y tiene conciencia de que sus creencias no guían sus actos de forma exclusiva, pues lleva demasiado tiempo en el oficio, ha visto demasiada destrucción y muerte de uno y otro lado.
Lo que sí sabe con seguridad, es que está muy cansado del juego del espionaje y la política.
Al comienzo del filme, ya habíamos intuido que era un agente singular, quizás dotado de cierta humanidad, cuando no mata a Dahlia en la ducha, y se limita a colocar los explosivos en la casa donde se reúnen los terroristas.
Más adelante, al descubrir que se está fraguando un atentado, y la responsable es ella, dice a su amigo:
“Debí haberla matado”
David Kabakov, tiene conciencia de su contradicción interior, por estar obligado a hacer un trabajo en el que no cree, pero al que se ve abocado fatalmente.
Detrás de la tragedia que viven los personajes, se hace patente una crítica a las estructuras del poder de los Estados Unidos, Israel y Palestina.
El FBI, y Los Servicios Secretos, aparecen como los que, desde la sombra, manejan los hilos de esta historia de terror y muerte.
Tanto los héroes como los villanos, son inteligentes y extremadamente hábiles, y toman enormes riesgos para obtener la iniciativa.
El suspenso que elabora John Frankenheimer sobre el clímax, es sensacional y bordea lo insostenible, aún con sus primitivos efectos especiales, la sucesión de planos cortos que hace el director en la escena del estadio, bombea la adrenalina de los espectadores al máximo.
La secuencia entre el helicóptero y el dirigible, es simplemente excepcional.
Aunque durante la película, Frankenheimer ofrece ya algunas escenas de acción muy bien filmadas como la persecución en lancha o el asalto al hotel, todo el film está indudablemente enfocado de cara a su espectacular final en El SuperBowl.
Durante casi 45 minutos, Frankenheimer mantiene en tensión al espectador mostrando los 2 bandos:
Dahlia y Lander llevando a cabo un plan del que sólo conocemos el final, pero no el cómo; y Kabakov junto al FBI, intentando averiguar, cómo planean cometer el atentado, y detenerlo.
Toda la escena, es de una tensión casi insoportable, magníficamente orquestada por Frankenheimer, que combina la progresión del ataque terrorista, el descubrimiento por parte de Kabakov de lo que va a suceder, e imágenes de archivo del SuperBowl, que el equipo de la película filmó en un partido real, camuflados como cámaras de televisión de CBS.
A medida que avanza la escena, estos 3 puntos van confluyendo entre sí, hasta desembocar en el climático y angustioso final.
Técnicamente, al haberse rodado en un espacio tan limitado como es el de un zepelín, el equipo de producción se enfrentó a un verdadero reto.
Casualmente, Frankenheimer tenía buenas relaciones con los entonces directivos de The Goodyear Tire and Rubber Company, tras haber trabajado con ellos en “Grand Prix”
El cineasta declaró en la biografía del crítico de cine, Charles Champlin, que este “le ayudó a convencer a Goodyear, de que les cediese el mayor dirigible del mundo localizado en Alemania Occidental, en caso de que no pudiera ser posible”
En cambio, Frankenheimer tenía que prometer que el dirigible de Goodyear en sí, no mataría a nadie, por ejemplo, que nadie sería destrozado en sus hélices…
Si bien, Goodyear permitió el uso de su flota de aeronaves, no permitieron que el logotipo de “Goodyear Wingfoot”, destacado en el costado del dirigible, se utilizara en la publicidad o en el póster de la película.
Por tanto, las palabras “SuperBowl” se presentan en lugar del logotipo en el dirigible en la publicidad colateral.
Por su parte, The National Football League (NFL), permitió el uso oficial de las jugadas reales y logotipos en la película, algo que no se permitiría hoy.
A cambio de proporcionar los extras, Frankenheimer aceptó dirigir un cortometraje para ellos, con la estrella Robert Shaw narrándolo.
La cantidad de extras y artistas de fondo que aparecen en la secuencia del estadio, totalizaron alrededor de 10,000 extras; que trabajaron gratis, según los arreglos hechos con la caridad de United Way.
El productor, Robert Evans, también contribuyó en una cooperación sin precedentes, entre La NFL y el equipo técnico, para que les permitiera rodar varias escenas con los actores principales, mientras se disputaba la final entre Dallas Cowboys y Pittsburgh Steelers.
Por su parte, Goodyear les cedió sus 3 zepelines con la sección frontal modificada para el rodaje sobre el estadio:
Uno con base en Miami, uno en Florida, Texas; y uno en Los Ángeles, California.
Los nombres de los dirigibles fueron:
Mayflower (N1A), América (N10A) y Columbia (N3A), respectivamente.
Las escenas del SuperBowl, se filmaron en Miami; el rodaje de Texas fue una breve escena filmada en Spring, Texas; mientras que las escenas de secuestro y aterrizaje, se filmaron en la base de aeronaves Goodyear, en Carson, California.
Cada uno de los zepelines fue fletado por un piloto de la compañía, y 5 más del equipo de filmación.
La escena culminante, en la que el dirigible desciende al Orange Bowl, se filmó el día anterior al juego real, para evitar provocar un verdadero pánico.
Como curiosidad, el director hace un cameo, como el director de televisión que cubre el juego; y como errores:
En el filme fue El Presidente de EEUU Jimmy Carter, quien asistió al SuperBowl X; pero El SuperBowl X se celebró en enero de 1976; y Carter fue elegido en noviembre de 1976, y asumió el cargo en enero de 1977; por tanto, El Presidente Ford estuvo en el cargo durante El SuperBowl X.
Al final, desde cuando se enciende el fusible, hasta cuando la bomba realmente se dispara en el dirigible, pasa una cantidad de tiempo ridícula.
La mecha está encendida justo debajo de la bomba, pero demora alrededor de 10 minutos en quemar la corta longitud de la mecha de la bomba.
Como dato, Bruce Dern ha dicho que está orgulloso de su trabajo en esta película, pero lamenta haber aparecido en ella, debido a las peligrosas ideas que puede darle a los terroristas…
El sentido crítico de Black Sunday, se hace evidente gracias al personal lenguaje cinematográfico de este director que rueda en espacios reales, lo que confiere al relato, realismo y verosimilitud.
Todo bajo la aparente distancia de su mirada, lo que produce una acertada sensación de objetividad en la narración.
El comienzo del filme, con la panorámica en picado del Líbano, la multitud del aeropuerto, los ruidos y rumores “en off”, el paseo de Dahlia por las callejuelas del barrio árabe hasta llegar a su destino, posee cierta apariencia de documental, con muy pocos diálogos.
Todo ello permite que sea el espectador el que sintetice la información que le posibilitará entender la historia, y adentrarse en el argumento.
Lo mismo sucede con los planos-secuencia y panorámicos del dirigible sobrevolando el gran estadio de Los Ángeles.
En estas partes, el tempo del relato se ralentiza, pues la cámara se limita a mostrar la realidad, de manera que parece que es ésta la que invade la película.
El ritmo lento producido por los grandes planos se acelera en las secuencias de persecuciones, hasta hacerse trepidante.
En estos casos, y cuando el director va haciendo avanzar la narración, utiliza Frankenheimer la técnica de fragmentar el tiempo en pequeñas escenas, que van alternado los  planos de las 2 historias que se confrontan en la película:
Las acciones de los terroristas, y las de los agentes que se les oponen.
Así combina este director, realidad y emoción, verosimilitud y suspense.
En cuanto a la fotografía y la luz, hay en este filme una deliberada intención de utilizar un claroscuro que deja en la sombra parte de los planos en que están implicados los terroristas y sus enemigos, mientras que el estadio y la ciudad, aparecen bien iluminados.
Quizás se consiga así una impresión de desvalimiento de los espacios citadinos frente a una oscuridad que oculta las acciones de los agentes, implicados en una lucha clandestina de la que el mundo es ignorante.
Y si eres sensible al sufrimiento del pueblo palestino, es notable que solo haya un par de diálogos que empatizan con la represión que han padecido.
Además, podría ser un simple divertimento, y a ratos lo es, pero se hace larga, muy larga, y poniéndola en el contexto de los 70, acaba siendo una especie de “thriller” con tintes sionistas, presentado la lucha palestina como alocada y sin escrúpulos, y los métodos terroristas de los servicios israelitas, como algo justificado.
Por último, la banda sonora fue compuesta por John Williams; cuya inédita partitura no se publicó en CD hasta enero de 2010; mezclada a partir de los originales de 2 pistas de 16" grabados en Paramount Pictures, Film Score Monthly fabricó una tirada limitada de 10.000 discos; siendo la única banda sonora completa de un largometraje de John Williams que no se había lanzado comercialmente.
“Cancel the SuperBowl?
That's like canceling Christmas!”
Si se estrenará Black Sunday en la actualidad, su tema seguiría estando lamentablemente de moda, y tendría tanto éxito, igual que cuando se estrenó en su tiempo, ya que el tema del terrorismo es un tema que por desgracia está candente.
Y es que Black Sunday es un estimulante “thriller” donde Frankenheimer analiza con su habitual dureza la realidad de un mundo cada vez más complicado:
Servicios secretos israelitas, terroristas islámicos, políticos árabes, veteranos de guerras… todos son retratados con particular dureza, sin que en ningún momento sintamos simpatía por nadie.
Con una textura rugosa y áspera, Black Sunday se inscribe en un género que tiene vida propia, como es el cine policiaco de los 70, que recientemente Spielberg seguro que tuvo esta película en su cabeza cuando realizó su estupenda “Munich”; y lo que realmente estremece, es lo premonitorio que resulta ver a unos terroristas dispuestos a inmolarse en un atentado aéreo contra miles de inocentes ciudadanos, 24 años antes del 9/11; y 18 antes del primer acto terrorista en suelo estadounidense, como fue el de Oklahoma, que de hecho, en los días posteriores al criminal atentado perpetrado por Timothy McVeigh, CNN menciono a Black Sunday en un reportaje sobre películas con el terrorismo interno en suelo de EEUU como eje.
Por su parte, el 3 de febrero de 2002, alrededor de 25 años después del estreno de Black Sunday, y 6 meses después del 9/11, El Departamento de Seguridad Nacional de los EEUU, hizo oficialmente al SuperBowl, el principal juego deportivo amenazado por terroristas; un Evento Nacional de Seguridad Especial (NSSE)
Esto es definido como:
“Un evento de importancia nacional o internacional, considerado por El Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (DHS), como un posible objetivo para el terrorismo u otra actividad delictiva”
La designación de NSSE, requiere que las agencias federales brinden cooperación y apoyo para garantizar la seguridad de quienes participan o asisten al evento, y de la comunidad en la que se desarrolla el evento, y generalmente se limita a sitios de eventos específicos durante un período de tiempo específico.
Un NSSE, coloca al Servicio Secreto de los Estados Unidos, como la agencia principal a cargo de la planificación, coordinación e implementación de las operaciones de seguridad para el evento.
El Buró Federal de Investigaciones, a cargo de inteligencia, contraterrorismo e investigación de las principales actividades delictivas asociadas con el evento; y La Agencia Federal para El Manejo de Emergencias (FEMA), a cargo de la gestión de recuperación luego del terrorismo, actividades criminales importantes, desastres naturales u otros incidentes catastróficos posteriores al evento.
Al igual que El FBI y FEMA, El Servicio Secreto reúne a expertos locales en el cumplimiento de la ley, seguridad pública y militares, para ayudar a desarrollar el plan, y les brinda orientación y capacitación especiales para operar dentro del plan de seguridad.
La designación de NSSE, no es un mecanismo de financiamiento, y actualmente no existe una partida específica de dinero federal para ser distribuida a los gobiernos estatales y locales dentro de cuya jurisdicción se llevan a cabo las NSSE.
Las medidas de seguridad típicas de NSSE incluyen:
Coordinación interinstitucional e interoperabilidad; policías pesados, donde días libres y licencias pueden ser canceladas; y a menudo, presencia de La Guardia Nacional; perros policiales para la detección de bombas; vigilancia; detección, mitigación y descontaminación; francotiradores y otras capacidades tácticas; restricciones de vuelo en la zona; patrullas de La Guardia Costera de los Estados Unidos; aumento de la seguridad ferroviaria; extensos cierres de carreteras; etc.
El objetivo de la cooperación de agencias, es proporcionar un entorno seguro para los protegidos del Servicio Secreto, otros dignatarios, los participantes del evento y el público en general; pues hay una enorme cantidad de planificación previa y coordinación en preparación para estos eventos; siendo los tipos típicos de NSSE:
Los funerales de estado, las principales convenciones políticas, los premios de La Academia y Los Grammy, los principales eventos deportivos, como por ejemplo:
Los Juegos Olímpicos y el SuperBowl; y las direcciones del Estado de La Unión.
Con Black Sunday, la realidad supera tristemente a la ficción; y mira que el plan es retorcido, y visto hoy en día, da igual de miedo.

“I wanted to give this whole son-of-a-bitchin' country something to remember me by!”



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