Maurice

“What a grotesque announcement”

La hipocresía es mala, nociva, corrosiva y profundamente dañina cuando se trata de cuestiones tan íntimas y personales como es el amor, tanto si somos hipócritas nosotros con nuestros sentimientos, negándolos o camuflándolos a nosotros mismos, como cuando la sociedad en la que vivimos es tan sumamente hipócrita y puritana como para condenar como “corrupción moral” algo tan hermoso, grande, puro, espiritual, apasionado y universal como es el afecto o el amor que une a 2 personas, hombres, cuando no hay ninguna diferencia en lo que al sentimiento se refiere con respecto al otro tipo de amor que claro, como es lo normal, es el patrón que supuestamente todos debemos imitar en nuestra vida.
Y un soberano ejemplo de esa hipocresía, era la sociedad inglesa de principios del siglo pasado.
De hecho, la actitud de los británicos hacia los derechos LGBT y la homosexualidad, es en la actualidad una de las más tolerantes y liberales del mundo, aunque no haya sido siempre así a lo largo de toda su historia:
En 1533, durante el reinado de Henry VIII, El Parlamento promulgó la “Buggery Act” que entró en vigor en Inglaterra en 1534, que fue la primera ley de sodomía gubernamental en el país, ya que anteriormente, la homosexualidad había sido perseguida sólo por los tribunales eclesiásticos.
En principio, la ley definía el delito de sodomía como cualquier acto sexual “antinatural contra la voluntad de Dios y el hombre”
Posteriormente, los tribunales lo reformaron para incluir solamente el sexo anal y el bestialismo; y establecía la pena de muerte por ahorcamiento, además de la incautación de los bienes del ajusticiado.
Tras varias suspensiones y reformas, se convirtió en una ley definitiva en 1563, durante el reinado de Elizabeth I, y estuvo en vigor durante más de 3 siglos.
Las ejecuciones no eran muy frecuentes pero lo suficiente para mantener el clima de terror y represión.
En el periodo comprendido entre 1800 y 1836, fueron condenados y ejecutados a muerte, 58 personas por medio de la “Buggery Act”, 48 por homosexualidad; y la última ejecución tuvo lugar en 1836.
En 1861, fue sustituida por la “Offences Against The Person Act 1861”, en este código, la sodomía continuaba siendo un delito, aunque se sustituía la pena de muerte y la incautación de todos los bienes, por un amplio rango de condenas que iban desde multas a penas de prisión, que podían llegar a la cadena perpetua.
En 1885, se produjo una reforma de la ley, la “Criminal Law Amendment Act 1885”, por la cual se extendía el delito de sodomía a cualquier práctica sexual entre varones, y no solo al sexo anal.
La ley afectó a todos los sectores sociales, y en La Época Victoriana se desataron varios escándalos cuando se vieron implicados personajes conocidos.
Los que tuvieron más repercusión mediática, fueron el proceso a Oscar Wilde y el escándalo de la calle Cleveland.
Posteriormente, La Época Eduardiana en el Reino Unido, fue el período que cubre el reinado de Edward VII, y se extiende desde 1901 a 1910.
El fallecimiento de La Reina Victoria en enero de 1901, y la sucesión de su hijo, Edward, marcaron el inicio de un nuevo siglo y el final de La Época Victoriana; aunque Victoria había rechazado a la sociedad, Edward era el líder de una elite a la moda, que estableció un estilo influenciado por el arte y la moda de Europa continental, posiblemente debido a la afición de viajar del Rey; tanto que las clases altas adoptaron actividades de ocio como el deporte, causando un acelerado desarrollo de la moda, que fue generado por la alta demanda de ropa más flexible:
Los ajustados corsés, o corpiños fueron modificados, y gradualmente su uso diario fue abandonado; pero La Era estuvo marcada por cambios significantes en la política a medida que sectores de la sociedad que habían sido ampliamente excluidos del ejercicio del poder en el pasado, como los obreros plebeyos y las mujeres, se volvieron cada vez más politizados.
Frecuentemente, el período se extiende más allá de la muerte de Edward en 1910, y llega a incluir el año del hundimiento del RMS Titanic en 1912, el inicio de La Primera Guerra Mundial en 1914, e inclusive, el final de la guerra en 1918.
En la ficción, uno de los más distinguidos escritores de esa época fue Edward Morgan Forster, OM, CH, un novelista, ensayista y libretista, cuyas obras abordan las diferencias de clase y la hipocresía de la sociedad británica de principios de siglo XX.
La sexualidad fue uno de los temas que abordó, y el ejemplo más claro es “Maurice”, una novela que comenzó a escribirla en 1913–1914, tras una visita hecha a Edward Carpenter, según él mismo relató en el prólogo de la novela; y la revisó en 1932 y en 1959–1960.
Aunque la leyeron algunos amigos del escritor, como Christopher Isherwood, no se publicó hasta 1971, un año después de la muerte de Forster.
Con esta obra, Forster mostraba la posibilidad de poder eliminar la diferencia de clases a través de una relación homosexual; y se puede afirmar, que los escritos de Forster hicieron una evolución del amor heterosexual al amor homosexual.
En “Maurice”, se cuenta el despertar a la sexualidad del protagonista, Maurice Hall, y de su amor hacia un compañero de universidad.
La represión de los sentimientos, la sublimación como válvula de escape de ésta, el corsé social que obligaba a un matrimonio convencional, el terror al destino que tuvo que sufrir otro gran escritor y dramaturgo, Oscar Wilde, llenan de angustia y de rabia las páginas de una novela destinada, como dejó escrito Forster, “a tiempos mejores”
El libro trata de una historia de amor homosexual en la Inglaterra Eduardiana de principios del siglo XX, y describe la vida de Maurice Hall en distintas etapas:
Su adolescencia, su paso por la universidad, y su posterior trabajo; también vuelve a temas familiares de las 3 primeras novelas de Forster, como los suburbios de Londres en los condados ingleses, la experiencia de asistir a Cambridge, y el salvaje paisaje de Wiltshire.
La relación entre Carpenter y su compañero, George Merrill, fue la inspiración para Maurice y Alec Scudder, protagonistas de “Maurice”; y es de especial relevancia para la época, pues describe el amor entre personas del mismo sexo desde una perspectiva no condenatoria.
Forster, se resistió a su publicación debido a la actitud pública y legal hacia la homosexualidad, una nota encontrada en el manuscrito decía:
“Publicable, pero ¿merece la pena?”
Forster era partidario de la idea de que su libro tuviese un final feliz para 2 de sus personajes, aunque también se daba cuenta de que justamente eso lo hacía controvertido.
Sin embargo, cuando murió, la actitud británica y las leyes habían cambiado.
Un aspecto que hace que “Maurice” sea diferente de la ficción gay moderna, es el argumento arquetípico y los 3 personajes principales, que representan 3 diferentes clases y formas de masculinidad.
Escrita como un “bildungsroman” tradicional, o novela de formación de personajes, la trama sigue al personaje del título, ya que trata el problema de la mayoría de edad como homosexual en la sociedad restrictiva de La Era Eduardiana.
Forster, que había basado sus personajes en personas reales, estaba interesado en que su novela tuviera un final feliz; y en los manuscritos originales, Forster escribió un epílogo sobre el destino post-novela de Maurice y Alec que luego descartó, porque era impopular entre aquellos a quienes lo mostraba.
Este epílogo, aún se puede encontrar en la edición Abinger de la novela; que contiene un resumen de las diferencias entre varias versiones de la novela.
La reimpresión de Abinger del Epílogo, conserva el apellido original de Maurice de Hill; aunque este apellido había sido elegido para el personaje antes de que naciera Maurice Hill, el geofísico, ciertamente no podía mantenerse una vez que este último se había convertido en miembro del King's College de Cambridge, el propio Colegio de Forster.
Por supuesto, podría haberlo hecho; de haber sido cambiado antes de ese momento.
El epílogo contiene una reunión entre Maurice y su hermana Kitty algunos años más tarde.
Alec y Maurice, se han convertido en leñadores; y Kitty se pregunta por qué su hermano desapareció...
Esta parte de la novela subraya la aversión extrema que siente Kitty por su hermano.
El epílogo termina con Maurice y Alec abrazados al final del día, discutiendo si se verán con Kitty, y resolviendo que deben seguir adelante para evitar la detección o una nueva reunión.
Los críticos de hoy, continúan discutiendo sobre, hasta qué punto, la sexualidad y las actividades personales de Forster influyeron en su escritura.
Después de la muerte de Forster, la junta autónoma de becarios del King's College en Cambridge, heredó los derechos de sus libros.
“Maurice, I hope nothing is wrong?”
Maurice es un drama del año 1987, dirigido por James Ivory.
Protagonizado por Hugh Grant, Simon Callow, James Wilby, Denholm Elliott, Ben Kingsley, Rupert Graves, Billie Whitelaw, Barry Forster, Patrick Godfrey, Mark Tandy, Helena Mitchell, Phoebe Nicholls, Kitty Aldridge, Judy Parfitt, Helena Bonham Carter, entre otros.
El guión es de James Ivory y Kit Hesketh-Harvey; basados en la novela homónima de E.M. Forster; una historia de amor gay a principios del siglo XX en Inglaterra, siguiendo a su personaje principal, Maurice Hall, desde sus días de escuela hasta la universidad, hasta que se une con su compañero de vida.
Como película es interesante, porque muestra el choque entre los principios morales de la sociedad británica de comienzos de siglo; que la convirtió en parte de un ciclo de mediados de los 80, y principios de los 90; de adaptaciones cinematográficas, en su mayoría teatrales de obras y novelas de E.M. Forster.
Las películas fueron, en orden:
“A Passage to India” (1984), “A Room with a View” (1985), “Maurice” (1987), “Billy Budd” (1988), “Where Angels Fear to Tread” (1991) y “Howards End” (1992)
Por su parte, el realizador James Ivory, estaba interesado en hacer una adaptación de la pantalla, después del éxito crítico y de taquilla que logró con otra de las novelas de Forster, “A Room with a View” (1985)
Y mientras estaba involucrado en este proyecto anterior, Ivory había leído todos los libros de Forster, y finalmente llegó a “Maurice”:
“Pensé que era un material interesante, y sería agradable de hacer, y también algo que podríamos hacer en el sentido de que no requeriría demasiada organización y no costaría demasiado”, dijo.
La situación que explora, le parece aún relevante:
“La confusión de la gente, y tener que decidir por sí mismos cómo quieren vivir y cuáles son sus verdaderos sentimientos, y si van a vivir honestamente con ellos o negarlos.
Eso no es diferente.
Nada es más fácil para los jóvenes.
Sentí que era bastante relevante”
Por su parte, el King's College de Cambridge, permitió que la producción filmara allí después de mucha consideración.
La demora no fue por el tema de la película, sino por el hecho de que muchos estudiosos consideran que la novela de Forster es “una obra inferior”
La película se hizo con un presupuesto de $2.6 millones, que incluyó la inversión de Cinecom y el canal 4 de Inglaterra; y demostró ser más complicado de lo que había anticipado Ivory.
Su horario de rodaje de 54 días, que implicaba trabajar semanas de 6 días, resultó largo y agotador.
No hubo un período de ensayo, solo se realizó una lectura previa antes de comenzar el rodaje.
Maurice estuvo nominado al Oscar como mejor vestuario; y la acción se sitúa en La Gran Bretaña de principios del siglo XX; cuando el joven Maurice Hall (James Wilby) va a la Universidad, y se enamora de Clive Durham (Hugh Grant), uno de sus compañeros de clase.
Juntos viven un romance que mantienen en secreto; sin embargo, Clive, para evitar habladurías y normalizar su vida, decide casarse con una joven mujer.
Maurice, por su parte, seguirá manteniendo relaciones secretas con otros hombres, aunque no será lo mismo.
El decepcionado Maurice, recurre a distintos métodos para “curar” su condición homosexual que no logran funcionar; y es entonces cuando conoce a Alec Scudder (Rupert Graves), miembro del personal de la casa de los Durham.
Ambos comenzaran una nueva relación, con la dificultad añadida de su diferencia de estatus social.
Maurice, deberá tomar la decisión que marque el rumbo del resto de su vida.
Con un final abierto y aparentemente esperanzador, abre las puertas a un futuro inequívocamente incierto...
Maurice es una gran película por la que no pasan los años, un clásico que de una forma sencilla logra contar una gran historia, sin estridencias ni dramatismos, y cero pluma o estereotipos; combinando una cuidada reconstrucción de la época con una hermosa fotografía y actuaciones muy logradas; porque es una mirada a los mecanismos de la represión de los sentimientos, y la sublimación como arma de sobrevivencia en la sociedad de principios del siglo XX.
Pero por encima de todo, es un canto a los sentimientos genuinos, y a la capacidad humana de desafiar obstáculos.
“I am more sorry for you than I can possibly say and I do, do beg you to resist to return on this obsession”
El afamado director, James Ivory, siempre se ha mostrado ferviente admirador de las novelas de Edward Morgan Forster, autor de la novela en la que está basada esta película; sin embargo, su obra, “Maurice”, se publicó a título póstumo, en 1971, un año después de su muerte.
Esto se debió a tratar el tema de la homosexualidad de manera positiva, y otorgando a la historia un final feliz.
De inicio, la compañera de escritura habitual de Ivory, Ruth Prawer Jhabvala, no estaba disponible porque estaba ocupada escribiendo su novela “Three Continents”
Por lo que Ivory escribió el guión con Kit Hesketh-Harvey, quien se había conectado con producciones de Merchant Ivory, a través de su hermana, la periodista y autora Sarah Sands, nacida Sarah Harvey, quien era entonces la esposa de Julian Sands, el actor principal en “A Room with a View” (1985)
Hesketh-Harvey, había escrito previamente documentales para la BBC; y había asistido a la Escuela Tonbridge y a la Universidad de Cambridge, donde Forster se educó, y conocía los antecedentes.
Más tarde, Ivory dijo:
“Lo que Kit trajo al guión, era su origen social.
Fue a Cambridge y a una lujosa escuela preparatoria.
Su conocimiento de la clase media alta británica fue increíblemente útil:
El dialecto, el habla, la jerga, y así muchas otras cosas.
Como estadounidense, no podría haber escrito el guión sin ella”
Maurice Hall, es un joven homosexual en el ambiente opresivo de la Inglaterra Eduardiana, en el que el amor entre hombres es perseguido por La Ley.
En la Universidad de Cambridge, Maurice se enamora de un compañero, Clive Durham, quien, a pesar de corresponderle, no es capaz de entregarse por completo a la relación, debido al peso que tienen en su educación los convencionalismos sociales de la época.
No obstante, los 2 jóvenes viven una relación platónica de forma clandestina, que se ve truncada cuando Clive, con el fin de guardar las apariencias, contrae matrimonio con una joven mujer.
Maurice, intenta por varios medios poner fin a sus sentimientos de atracción hacia los hombres, pero fracasa.
Invitado por Los Durham a su mansión, Maurice conoce al guardabosques de la finca, Alec Scudder, con el que inicia una nueva relación.
La película tiene 2 partes bien marcadas:
La primera se ciñe al encuentro entre Maurice y Clive, así como el posterior rechazo de Clive a seguir hasta el final.
La segunda se ciñe a la historia de amor entre Maurice y el jardinero, resultando ser lo más edificante del film, y con lo que te acabas quedando.
Y hay que verla para conocer la evolución del cine británico costumbrista; que logra mostrar la dificultad del homosexual en una sociedad que sufre de extrema estratificación social, a principios del siglo XX, con total claridad.
Los costumbrismos de la época, el pánico a ser descubierto, y la persecución social y legal hacia el homosexual, quedan reflejados de manera sorprendente.
El tema de la homosexualidad está tratado con rigor, sin caer en la cursilería y sin dejarse llevar por los falsos amaneramientos.
A Pesar de ello, a la historia le falta nervio, adoleciendo en su conjunto de un mayor vigor narrativo; aunque se agradecen los desnudos frontales masculinos, algo impensable para el Hollywood de hoy, tan hipócrita.
El cómo hemos ido evolucionando aceptando las 2 clases de sexualidad bajo la mirada de gente homófoba durante tantísimo tiempo, pero sobreviviendo siempre; con un final feliz o frustrante, dependiendo del personaje a seguir.
Y es que la transgresión de Maurice, en la película, no sólo es de tipo sexual, sino también social y cultural.
Si bien, en la novela estos aspectos están, más o menos desarrollados, el guión los acentúa al poner el dedo en la llaga de la sociedad puritana y clasista de la época.
En esta película, la homosexualidad es retratada con el plus de un marxismo que busca desestructurar la sexualidad a partir de la lucha de clases.
La burguesía, inflada, rellena, ahogada en sí misma, ostentosa, aburrida, ¿malparida?... sería el antagonista que busca relegar la igualdad social y sexual, para un beneficio propio, resultando totalmente contradictorios los postulados de ultra-cristianismo-catolicismo, psicoalterados, que promueven.
Y el protagonista es la naturaleza humana, ya lo dice el personaje de Ben Kingsley, que una y otra vez, se enfrenta a sí misma:
El mismo humano y su afán auto-destructivo.
El mundo actual, que mucho le falta, le debe muchos favores a los artistas del cine, de la literatura, del teatro, etc., que a pesar de ser condenados, sus mentes adelantadas y muchas veces perturbadas y castigadas, permitieron que hoy en día, muchas “minorías” puedan jactarse de pertenecer a un posmodernismo que no discrimina a la amalgama.
Si bien, muchos lo dicen desde la hipocresía, hay que reconocer que algo de eso hay.
Algunos dicen que el ser humano es su propio depredador, que come otros seres humanos con glotonería…
¿Cómo negar esa idea humana?
Inicialmente, Jhabvala revisó el guión, y sugirió cambios.
Siguiendo su consejo, la poco convincente conversión de Clive Durham a la heterosexualidad durante un viaje a Grecia, se justificó al crear un episodio en el que Risley (Mark Tandy), amigo de la universidad de Clive, es arrestado y encarcelado después de una trampa homosexual, lo que asusta a Clive para casarse.
Maurice, tiene 11 años al comienzo de la película, en lugar de 14.
La película omite casi todos los diálogos filosóficos de la novela, y muchas subtramas, como el deseo de Maurice por el colegial Dickie...
Las escenas relacionadas con esta subtrama, se filmaron pero no se incluyeron en el corte final.
Además, la película amplía el carácter de Wildean de Lord Risley y su encarcelamiento de 6 meses en trabajos forzados por conducta homosexual, mientras que él no está encarcelado en la novela.
En una escena eliminada lanzada en la edición de 2002, Risley se suicida, pero esto no se incluyó en la versión original de la película.
En la novela, el asiento de la familia Durham es “Penge”, en el límite de Wiltshire y Somerset.
En la película, la casa de campo se encuentra en Pendersleigh Park.
El hipnotizador Lasker-Jones, aparece en la película más que en la novela, como la persona más comprensiva de la situación psicológica y social de Maurice.
Del reparto, puede ser pequeña falta de poner como actor principal a Hugh Grant, cuando la película se titula “Maurice”, y el actor que da vida al papel principal no es sino James Wilby.
Menos conocido que el primero citado, pero sin embargo es su papel, y realmente lo bordó. 
La personalidad de Maurice deslumbra y nos llena de ternura por su convicción.
Destacable es sin duda la magnífica puesta en escena, el refinamiento de los personajes, los vestuarios de época, el lujo y la pompa que les gustaba mostrar a la clase dominante de la burguesía inglesa.
Escenas remarcables, se encuentran a lo largo de las más de 2 horas, que es también parte de la factura, es demasiado extenso; y sin embargo fascina el momento final en que Clive se asoma a la ventana, viendo una visión del universitario Maurice, mientras se pregunta, ya de por vida, si ha tomado la decisión correcta…
Digna de mención es la banda sonora de Richard Robbins, que logra acompañar notablemente cada momento emocional, y cronológico, consiguiendo que el espectador enlace unos momentos con otros.
“I'm an unspeakable of the Oscar Wilde sort”
Hubo, o hay todavía un tiempo en el que los valores humanos podían entrar en conflicto con personas dispuestas a ser ellas mismas.
Cada uno se enfrenta a duras decisiones que nosotros a día de hoy no podemos empezar ni a imaginar.
La Época Eduardiana estuvo frecuentemente considerada como una romántica “época dorada”, con largos atardeceres de verano, fiestas de jardín, y grandes sombreros…
Esta percepción cultural, surgió de aquellos que recordaban La Era Eduardiana con nostalgia, y mirando en el pasado su niñez a través del vasto, oscuro, y horrible abismo de La Primera Guerra Mundial.
Posteriormente, La Época Eduardiana fue vista con ironía, como un período de placer mediocre comparado con los grandes logros de La Época Victoriana, que le precedió, y la gran catástrofe de la guerra que ocurriría después.
Por su parte, Maurice, como película ha ganado abundantes elogios en los 30 años desde su lanzamiento inicial, tanto por la calidad de la película como por la audacia con la que describió una historia de amor gay, en el momento álgido de la crisis del SIDA de los 80.
Según Los Angeles Times, el hecho de que “una película que celebró el romance entre hombres, con un final feliz y poco común, se soltó en el momento álgido de la epidemia de SIDA, solo se sumó al aclamado perfil de la aclamada película”
The New Yorker, en una retrospectiva de la película en 2017, declaró que:
“Para muchos hombres gay que alcanzaron la mayoría de edad en los años 80 y 90, Maurice fue revelador:
Un primer vistazo, en pantalla o en cualquier lugar, de lo que el amor entre hombres podría ser”
El director James Ivory, ha declarado que “mucha gente se ha acercado a mí desde Maurice, y me ha apartado a un lado y me ha dicho:
“Sólo quiero que sepas que cambiaste mi vida”
The Guardian, describiendo a Maurice como “infravalorado en 1987, y supervisado en 2017”, lamentó la relativamente pobre recepción de la película en comparación con su predecesora, la alabada “A Room With a View” (1985), diciendo que estaba “archivada como si no fuera una decepción”, una distracción menor “porque fue sin rodeos, demasiado alegre”
LA Weekly, también llamó a Maurice, “la película Merchant-Ivory que el mundo perdió”, afirmando que “parece que recientemente se ha celebrado por lo innovador que fue, y por su importancia en el desarrollo del cine gay”
En mayo de 2017, una restauración 4K de Maurice, recibió un lanzamiento limitado en los Estados Unidos para celebrar el 30° aniversario del estreno de la película.
Finalmente E.M. Forster tuvo su final feliz, en tiempos mejores.

“England has always been disinclined to accept human nature”



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