Anders als die Andern

“Die Liebe zu jemandem des gleichen Geschlechts ist nicht weniger rein als die Liebe zum anderen Geschlecht”
(El amor por alguien de tu mismo sexo no es menos puro que el amor por el sexo opuesto)

El Párrafo 175 de la ley alemana, consideraba a la homosexualidad como un delito; y era conocido como el § 175 StGB-Deutschland, una norma jurídica que estuvo vigente en ese país, desde el 1 de enero de 1872 hasta el 11 de junio de 1994, cuyo contenido penaba las relaciones homosexuales entre personas de sexo masculino.
En total, unos 140.000 hombres fueron procesados bajo las diferentes versiones de este artículo; y muchos hombres la ejercían de forma clandestina, provocándose no pocas tragedias que culminaban en el suicidio o el encarcelamiento.
Al respecto, Magnus Hirschfeld, fue un famoso médico, sexólogo judío alemán, y activista defensor de los derechos de los homosexuales; que desarrolló “la teoría del tercer sexo”, intermedio, entre varón y mujer; y se interesó en el estudio de una amplia variedad de necesidades sexuales y eróticas en una época en la que la denominación de las identidades sexuales aún estaba en formación.
Sus premisas estaban relacionadas con esa teoría, es decir del “uranista” o “Urning” como hombre con un alma femenina, una teoría que se remonta a Karl-Heinrich Ulrichs, y que caracteriza la figura de la cual procede “el homosexual”
Como Ulrichs, Hirschfeld estaba convencido de que el juicio social y jurídico de la sexualidad con el propio sexo, sólo puede variarse sobre la base de una argumentación científica; y de esa manera, Hirschfeld elabora hasta 1910 una teoría de los estadios intermedios a partir de una transformación de las premisas de Ulrichs, y asienta las bases de una sexología; y hacia 1912, las de su teoría sexual orientada al estudio de los reflejos y del evolucionismo biológico.
El desarrollo de sus premisas teóricas, termina con la publicación de su obra en 3 tomos:
“Sexualpathologie” o “Patología Sexual”, al tiempo que la creación de un Instituto especializado.
Así, para fundamentar la naturalidad de la sexualidad y del género, Hirschfeld integra hasta 1910, los resultados de la teoría de la herencia, o “Vererbungslehre” en la suya propia; y con el desarrollo de la investigación hormonal y glandular en los años 1910, la hormona sexual se convierte en el pilar de su construcción teórica; donde la variabilidad sexual y genérica es explicada unilateralmente por la “orquesta glandular”; y los preparados hormonales son utilizados como terapia de los trastornos sexuales.
Tras los resultados y descubrimientos de la primera mitad de los años 20, ya no se puede casi tener en cuenta la interpretación sencilla y universal de los efectos de las hormonas sexuales; por lo que Hirschfeld y sus colaboradores del Instituto, no están manifiestamente en condiciones de modificar su orientación teórica y práctica.
Por eso su trabajo se concentra más bien en la terapia, la consulta, la información y la reforma sexual.
Así, tras varios años como médico de cabecera en Magdeburgo, en 1896 editó el panfleto anónimo “Safo y Sócrates”, sobre el amor homosexual, bajo el seudónimo de Th. Ramien.
En particular, Hirschfeld mencionó como motivo de su activismo por los derechos de los homosexuales, la historia de uno de sus pacientes:
Un joven Oficial del Ejército que sufre de depresión, que se suicidó en 1896, dejando una nota suicida que decía que, a pesar de sus mejores esfuerzos, no pudo terminar sus deseos por otros hombres, y así había terminado su vida, por culpa y vergüenza.
En su nota de suicidio, El Oficial escribió que carecía de la fuerza para decirles a sus padres la verdad, y habló de su vergüenza, de “lo que casi estranguló mi corazón”
El Oficial ni siquiera se atrevía a usar la palabra “homosexualidad”, que en su lugar se llamaba visiblemente “eso” en su nota.
Sin embargo, El Oficial mencionó al final de su nota de suicidio:
“La idea de que usted, Hirschfeld, podría contribuir a un futuro cuando la patria alemana pensará en nosotros en términos más justos, endulza la hora de mi muerte”
Hirschfeld había tratado al Oficial de la depresión en 1895 y 1896, y el uso del término “nosotros” llevó a la especulación de que existía una relación entre ellos.
Sin embargo, el uso del oficial de “Sie”, la palabra formal en alemán para “usted”, en lugar del “Du” informal, sugiere que la relación de Hirschfeld con su paciente fue estrictamente profesional.
Al mismo tiempo, Hirschfeld se vio muy afectado por el juicio de Oscar Wilde, al que a menudo se refería en sus escritos; y es que a Hirschfeld le sorprendió la cantidad de pacientes homosexuales que tenían “Suizidalnarben” o “cicatrices dejadas por intentos de suicidio” y a menudo intentaba darles a sus pacientes una razón para vivir.
En 1897, Hirschfeld fundó El Comité Científico Humanitario, el Wissenschaftlich-Humanitäres Komitee para defender los derechos de los homosexuales, y anular el artículo 175 de la ley alemana.
El eslogan del comité, “Justicia a través de la ciencia”, reflejaba la creencia de Hirschfeld, que un mejor conocimiento de la homosexualidad eliminaría la hostilidad hacia los homosexuales; y se le puede considerar un valiente e incansable defensor de la causa, siendo una figura pública bien conocida en su época, identificado por el público con la campaña para la derogación del parágrafo 175.
El Comité, liderado por Hirschfeld, consiguió reunir unas 5000 firmas de prominentes ciudadanos, pidiendo derogar el artículo 175; y entre los signatarios estaban figuras célebres como:
Albert Einstein, Hermann Hesse, Käthe Kollwitz, Thomas Mann, Heinrich Mann, Rainer Maria Rilke, August Bebel, Max Brod, Karl Kautsky, Stefan Zweig, Gerhart Hauptmann, Martin Buber, Richard von Krafft-Ebing y Eduard Bernstein.
Tanto que el historiador Dustin Goltz, caracterizó a este grupo por haber llevado a cabo “la primera defensa de los derechos de los homosexuales y transexuales”
La petición de supresión del artículo, se llevó al Reichstag en 1898, pero solo fue apoyada por la minoría del Partido Socialdemócrata.
Hirschfeld consideró lo que, en una era posterior, se describiría como “una salida”:
Forzar la salida del armario a algunos de los legisladores prominentes y secretamente homosexuales que habían guardado silencio sobre la ley.
La petición, volvería a ser presentada al Parlamento al final de los años 1920, y había empezado a hacer progresos antes de la llegada de los nazis al poder.
Pero para 1903, Adolf Brand y otros, se separaron del Comité Científico Humanitario, para formar la “Gemeinschaft der Eigenen” o “Unión de los propios”; sin embargo, los 2 grupos colaboraron estrechamente en la campaña contra el artículo 175, de 1919 hasta 1929.
Como parte de sus esfuerzos para contrarrestar los prejuicios populares, Hirschfeld habló sobre el tema tabú del suicidio, y fue el primero en presentar evidencia estadística de que los homosexuales eran más propensos a suicidarse, o intentar suicidarse que los heterosexuales; por lo que preparó cuestionarios que los hombres gay podían responder de manera anónima sobre la homosexualidad y el suicidio.
Al recopilar sus resultados, Hirschfeld estimó que 3 de cada 100 homosexuales se suicidaban cada año, que ¼ parte de los homosexuales había intentado suicidarse en algún momento de sus vidas, y que las otras ¾ partes habían tenido pensamientos suicidas en algún momento.
Utilizó su evidencia para argumentar que, bajo las condiciones sociales actuales en Alemania, la vida era literalmente insoportable para los homosexuales.
Una figura mencionada frecuentemente por Hirschfeld para ilustrar ese “infierno experimentado por los homosexuales” fue precisamente Oscar Wilde.
Así, la posición de Hirschfeld, de que la homosexualidad era normal y natural, lo convirtió en una figura muy controvertida en ese momento, involucrándolo en vigorosos debates con otros académicos, quienes consideraban que la homosexualidad era antinatural y errónea.
Por otra parte, las teorías de Hirschfeld sobre un espectro de la sexualidad existente en todas las culturas del mundo, implícitamente socavaron las teorías binarias sobre las diferencias entre varias razas que fueron la base de la afirmación de la supremacía blanca.
Ya entre 1903 y 1904, Hirschfeld dirigió encuestas sobre la orientación sexual de estudiantes y trabajadores metalúrgicos, que encontraron una población de 2,3% de homosexuales y 3,4% de bisexuales; y en 1908 publicó bajo su dirección La Revista de Sexología, “Zeitschrift für Sexualwissenschaft”, que fue la primera publicación dedicada a la sexología como ciencia, de la que lanzaron 12 números, todos en ese año, con colaboraciones de especialistas como Sigmund Freud; y publica sus primeros artículos referidos a lo que desde 1910 denominaría “travestismo”, en su clásica obra “Die Transvestiten”, utilizando esa para describir a las personas que, en el siglo XXI podría ser el referido como “trasgénero” o “transexual”
Como homosexual judío, Hirschfeld era muy consciente de que muchos alemanes no lo consideraban un alemán “apropiado”, ni siquiera un alemán; entonces razonó que, adoptar una postura ultra patriótica podría derribar los prejuicios al demostrar que los judíos alemanes y/o los homosexuales también podrían ser alemanes buenos y patriotas; pero en 1920, Hirschfeld fue agredido violentamente por un grupo de activistas “völkisch” que lo atacaron en la calle; quedó tan mal que al principio fue declarado muerto cuando llegó la policía.
En 1921, recuperado, Hirschfeld organizó “El Primer Congreso por La Reforma Sexual”, que llevó a la formación de La Liga Mundial por La Reforma Sexual.
Los congresos se celebraron en Copenhague en 1928, en Londres en 1929, en Viena en 1930 y en Brno en 1932.
En lo popular, Hirschfeld era tanto citado como caricaturizado en la prensa como un vociferante experto en educación sexual, recibiendo el epíteto “el Einstein del Sexo”; y él se veía a sí mismo como un activista y un científico, investigando y catalogando muchas variedades de sexualidad, no sólo la homosexualidad.
Y es que él a veces se travestía, y empleaba el sobrenombre de “Tante Magnesia” o “Tía Magnesia” para burlarse de sí mismo; y a principios del siglo XX, se llegaron incluso a realizar canciones satíricas sobre él, como la llamada “Das Hirschfeld-Lied” de Otto Reuter, en 1908.
En 1919, bajo el ambiente más liberal de la recién fundada República de Weimar, Hirschfeld abrió el Institut für Sexualwissenschaft, o Instituto para El Estudio de La Sexualidad en Berlín, que contenía una inmensa biblioteca sobre sexo, y proveía servicios educativos y consultas médicas.
El Instituto también incluía un Museo del Sexo, un servicio educacional para el público que se sabe, fue visitado por clases de escolares; y gente de toda Europa lo visitaba para conseguir un mejor entendimiento de su sexualidad.
Christopher Isherwood escribió sobre su visita y la de Auden, en su libro, “Christopher and His Kind”
De hecho decir que el mismo Hirschfeld vivía en el Instituto, en el 2º piso con su amante, Karl Giese, junto con su hermana Recha Tobias.
Giese y Hirschfeld, eran una pareja muy conocida en la escena gay de Berlín, y como a este último, le gustaba vestirse de mujer; por eso y más, Magnus Hirschfeld fue retratado en una serie de obras de la cultura popular, tanto durante su vida como posteriormente; pero personalmente colaboró y actuó en la película de 1919, “Anders als die Andern”
“Diese Orientierung findet sich in allen Schichten der Gesellschaft und bei angesehenen Menschen.
Diejenigen, die etwas anderes sagen, kommen aus Unwissenheit und Vorurteilen”
(Esta orientación se puede encontrar en todas las capas de la sociedad y entre personas respetables.
Aquellos que dicen lo contrario provienen de la ignorancia y los prejuicios)
Anders als die Andern es un drama alemán, del año 1919, dirigido por Richard Oswald.
Protagonizado por Conrad Veidt, Leo Connard, Ilse von Tasso-Lind, Alexandra Willegh, Ernst Pittschau, Fritz Schulz, Wilhelm Diegelmann, Clementine Plessner, Anita Berber, Reinhold Schünzel, Helga Molander, Magnus Hirschfeld, Karl Giese, entre otros.
El guión es de Richard Oswald, con ayuda del Dr. Magnus Hirschfeld, que también representó un pequeño papel, y ayudó a financiar la película a través de su Institut für Sexualwissenschaft.
Traducida como “Diferente a los demás”, es un filme sobre la homosexualidad que realizó Oswald con la ayuda del Dr. Magnus Hirschfeld, un famoso médico, sexólogo judío alemán, activista defensor de los derechos de los homosexuales durante La República de Weimar.
Para la producción, se aprovechó que el 12 de noviembre de 1918 se había abolido la censura para rodar lo que se considera, “una de las primeras películas que representan la homosexualidad de forma positiva”
La intención era generar una opinión pública favorable, para eliminar el párrafo 175 de las leyes alemanas, el que convertía la homosexualidad en delito; y dicho párrafo era precisamente el que daba pie al argumento de la película; que fue sorprendentemente bien recibida por el público en el momento de su lanzamiento, y se mostró en cines durante casi 1 año, antes de que las autoridades intervinieran, y prohibieran las proyecciones públicas; pues una vez llegado El Tercer Reich, los nazis destruyeron la mayoría de las impresiones, y solo se sabe que existe una copia de la película…
Por su parte, lo más destacado de era la fotografía de Max Fassbender, que 2 años antes había colaborado en “Das Bildnis des Dorian Gray” (1917), una de las primeras adaptaciones al cine de la obra de Oscar Wilde; el director Richard Oswald, que se haría famoso más tarde, al igual que su hijo Gert Oswald; junto a Conrad Veidt, el protagonista, que se convertiría en una estrella del cine al año siguiente del estreno, por su actuación en “Das Cabinet des Dr. Caligari” (1920)
Así, la película se estrenó en mayo de 1919, y tuvo éxito inicialmente en el cine.
Poco tiempo después, los principales grupos antisemitas conservadores, católicos, protestantes y de derecha, comenzaron a protestar y perturbar las proyecciones públicas.
Esto inició un amplio debate público sobre la censura.
Por su parte, La Constitución de La República de Weimar aseguró inicialmente la libertad de expresión, pero se crearon calificaciones especiales para el cine en respuesta a la producción y la proyección.
Según esos artículos especiales, las películas calificadas como “obscenas o peligrosas para los jóvenes” tenían que ser censuradas.
Así que Hirschfeld organizó proyecciones de la película para miembros de La Asamblea Nacional de Weimar, El Consejo de Estado de Prusia, el Landtag de Prusia y funcionarios gubernamentales en el Institut für Sexualwissenschaft.
Esto no produjo ningún resultado, y en mayo de 1920, los legisladores aprobaron la disposición específica de censura para las películas.
La Oficina de Censura se creó en Berlín, y esta película fue su primera revisión.
La Comisión de Censura estaba formada por 3 psiquiatras:
Emil Kraepelin, Albert Moll y Siegfried Placzek, todos ellos oponentes de Hirschfeld y su defensa de la legalización de la homosexualidad.
Finalmente, el panel recomendó prohibir la proyección pública de la película, que se convirtió en ley en octubre de 1920.
La ley afirmó que “la película está sesgada hacia el párrafo 175 y, por tanto, presenta una visión unilateral, confunde a la audiencia joven sobre la homosexualidad, y puede utilizarse para el reclutamiento de espectadores menores de edad, para convertirse en homosexuales”
Esa dualidad arcaica, de eromenos y erastes que aún prevalece, común y natural en las culturas antiguas; condena y segrega en las culturas occidentales desde la aparición del judaísmo, y por ello, este filme muestra, entre luces y sombras, la dramática historia de Paul Körner (Conrad Veidt), quien se enamora de uno de sus alumnos, Kurt Sivers (Fritz Schulz), pues ambos comparten el gusto por la música.
Esta felicidad se ve ofuscada por un la presencia de un extorsionador llamado Franz Bollek (Reinhold Schünzel), quien aprovecha la ocasión para chantajear a Körner por su condición homosexual; y este cede por temor a ser denunciado, al mismo tiempo para proteger a su amado Kurt.
Pero las exigencias de dinero por su silencio son cada vez más frecuentes, por lo que finalmente Körner decide oponerse a su hostigador, llevándolo a los tribunales, y aunque legalmente se ve favorecido y le es inculpada la pena mínima de una semana, a su salida del reclusorio, es rechazado por sus familiares, cancelados sus conciertos, y excluido de sus círculos amistosos, incluido Kurt, condiciones sociales que lo llevan a una depresión abismal.
El acertado uso del “flashback”, permite al espectador identificar el significado del rechazo y de lo tormentoso que puede llegar a ser la vida de un homosexual como Körner, a quien desde muy joven, cuando fue sorprendido en la cama relacionándose afectivamente con un compañero del internado donde estudiaba música, le fue negado continuar sus estudios, empujándolo a una vida aislada y solitaria, que el sólo hecho de pensar que tenía que volver a vivir, lo inquietaba, alterándolo emocionalmente, y viéndose obligado a tomar como único camino el suicidio.
El discurso de la película, está muy adelantado para su época, y toma sentido con las nuevas teorías sociales que postulan las homosexualidades como parte inherente del ser humano.
La lucha en contra de los prejuicios, de las leyes, el honor de los homosexuales muertos, como en la primera escena de la película con Körner leyendo las esquelas del periódico llenas de suicidios; los derechos de los homosexuales vivos, todo eso está presente de principio a fin en la película; por lo que la hace una historia de cómo los prejuicios sociales y un malvado chantajista, ponían en riesgo la integridad, al tiempo que presenta a la opinión pública, una visión de la homosexualidad liberada de prejuicios y condenaciones, describiendo en su lugar las consecuencias funestas de la persecución hacia aquellos que ejercían esta preferencia sexual en la clandestinidad.
Sin embargo, el resultado fue un escándalo mayúsculo, que no sólo reinstauró la censura oficial para el cine alemán en 1920, sino que marginó al filme a exhibiciones exclusivas para médicos o investigadores.
Al final, el único lugar donde se proyectó la película para público, fue el Institut für Sexualwissenschaft, donde se exhibió para la educación y en eventos especiales.
Y es que Richard Oswald era judío, y se vio forzado a huir de La Alemania Nazi, yendo primero a la ocupada Francia, y después a los Estados Unidos.
Ya en 1927, Magnus Hirschfeld rodó el documental “Gesetze der Liebe” o “Leyes del Amor”, y empleó para la parte sobre la homosexualidad, una versión cortada de Anders als die Andern.
“Gesetze der Liebe” también fue víctima de la censura; sin embargo, por caminos desconocidos, una copia llegó a Ucrania, y se le añadieron subtítulos en ucraniano.
Las copias existentes de ambas películas fueron destruidas por los nazis, junto con otras muchas “obras decadentes” tras la llegada de Hitler al poder en 1933.
No obstante, el argumento de Anders als die Andern se empleó de nuevo en 1961, en la película británica “Victim”, que protagonizó Dirk Bogarde.
Así las cosas, Anders als die Andern se creía perdida, hasta que la copia ucraniana fue descubierta en los 70s en el museo de la ciudad de Múnich; y en 1982 se tomó prestada para el 1. SchwulLesbische Filmfest  o Primer Festival de Cine Gay/lésbico de Fráncfort del Meno, y se leyeron los subtítulos traducidos al alemán.
Actualmente, se puede ver una copia restaurada por el museo de Múnich con subtítulos en inglés por los canales de youtube.
“Du musst am Leben bleiben.
Leben Sie, um die Vorurteile zu ändern, für die dieser Mann zu einem der zahllosen Opfer geworden ist...
Sie müssen die Ehre dieses Mannes wiederherstellen und Gerechtigkeit bringen, und alle, die vor ihm kamen, und alle, die nach ihm kommen werden.
Gerechtigkeit durch Wissen!”
(Debes seguir vivo; vive para cambiar los prejuicios por los que este hombre se ha convertido en una de las incontables víctimas...
Debes restaurar el honor de este hombre, y llevarle justicia a todos aquellos que vinieron antes de él, y a todos los que vendrán después de él.
¡Justicia a través del conocimiento!)
Anders als die Andern pronto cumplirá 100 años, y esto hace que su mensaje sea extremadamente interesante, y lamentablemente actual:
La homosexualidad era considerada “anormal” en ese entonces como ahora, y las personas eran enviadas a los médicos para curarse de esta “enfermedad”
Esto es también lo que muestra la película... sin embargo apoya a los homosexuales, y este es un mensaje verdaderamente progresivo para su época.
El problemático período de La República de Weimar, fue una época polémica llena de problemas sociales y políticos, una época de delicada democracia alemana, una época de escasa libertad, pero permitió desarrollar diferentes exhibiciones culturales, obras experimentales y vanguardistas que aún hoy asombran; y por su audacia, Anders als die Andern, del cineasta Richard Oswald, fue una llamada de atención sobre el tema para el público.
En noviembre de 1918, una reforma en la ley cinematográfica alemana, impulsaba la creación a través de la abolición de la censura; y fue el momento preciso en el cual Oswald, asesorado por El Dr. Magnus Hirschfeld del Instituto de Investigaciones sobre La Sexualidad, concretó el rodaje de la cinta, protagonizada por Conrad Veidt y Fritz Schulz; una película que solo pudo haber sido hecha en tiempos tan controvertidos y libres de Weimar; una película que probablemente sea la primera película gay muda, abiertamente en términos comerciales, ya que sorprende saber que tuvo una notoria importancia comercial en esos días; pues era una obra que destaca por su importancia histórica, sin mencionar su aspecto social, informativo e ilustrado, hasta documental, reflejo de los tiempos; además que en la película se describe una conferencia sobre la ley alemana del párrafo 175, que era una ley restringida que castigaba a los homosexuales en Alemania.
Esto fue escrito por El Dr. Magnus Hirschfeld, un notable y pionero sexólogo alemán, y defensor de los derechos de los homosexuales, donde los aspectos sociales y psicológicos son muy notables; con la hipocresía, el comportamiento social, de extraños y familiares, contra los grupos homosexuales, algo que lamentablemente está presente hoy.
Destacados y denunciados son muchos los conflictos;  y se evitan los temas históricos y los modales repetitivos de las personas homosexuales, dando así seriedad, humanidad y visibilidad por primera vez en la pantalla muda al mismísimo Movimiento Gay, siendo reivindicativa desde el principio hasta su escena final, donde dice “No A La Intolerancia”, la copia restaurada comienza explicando lo que se va a ver:
“Muchos miles de homosexuales en Alemania fueron sentenciados a penas de más de 5 años de cárcel por el párrafo 175 del Código Penal.
Promulgada en 1871, con la creación de la moderna nación alemana, esta ley contra “un vicio antinatural entre hombres” se endureció en La Era Nazi, y después se liberalizó en las 2 Alemania, pero no fue totalmente derogada hasta 1994.
La ley fue desafiada en 1897 por el movimiento alemán de emancipación homosexual, el primero de este tipo en todo el mundo.
Su líder, El Dr. Magnus Hirschfeld (1868-1935), sostenía que los homosexuales constituían un biológico “tercer sexo”, una minoría social sujeta injustamente a discriminación.
Hirschfeld argumentaba que el párrafo 175 no solo no ayudaba, sino que fomentaba la extorsión.
Por cada homosexual perseguido por la ley, otros 100 eran víctimas de chantajistas.
Durante La Primera Guerra Mundial, el director Richard Oswald (1880-1963) empezó a colaborar con Hirschfeld y otros sexólogos para producir una serie de “películas explicativas”, encaminadas a la educación sexual.
Empezaron temas como enfermedades venéreas, prostitución, y aborto, incluidos en una historia que incluía consejos de un médico sabio.
Tras la guerra, la censura fue temporalmente levantada en todos los medios alemanes, lo que abría una ventana a los cineastas.
En 1919, Hirschfeld y Oswald colaboraron en “Anders als die Andern” el párrafo 175; siendo el primer film del mundo en tratar explícitamente la homosexualidad.
En un año, los estudios alemanes ya contaban con unos 150 largometrajes de tema sexual.
Muchas de esas “películas explicativas” eran horribles, pero fueron éxitos comerciales.
Las protestas que provocaron, hicieron volver a la censura.
Todo el centro de la controversia fue “Anders als die Andern”, que fue prohibida en 1920, y sobrevive hoy fragmentada”
De hecho, Magnus Hirschfeld se interpretó a sí mismo, donde las tarjetas del título lo hacen decir:
“La persecución de los homosexuales pertenece al mismo triste capítulo de la historia en el que se inscriben las persecuciones de brujas y herejes...
Sólo con La Revolución Francesa se hizo una que produjo un cambio completo.
En todas partes donde se introdujo El Código de Napoleón, se derogaron las leyes contra los homosexuales, ya que se consideraron una violación de los derechos de las personas...
En Alemania, sin embargo, a pesar de más de 50 años de investigación científica, es legal.
La discriminación contra los homosexuales continúa sin cesar...
¡Que la justicia pronto prevalezca sobre la injusticia en esta área, que la ciencia supere a la superstición, y que el amor logre la victoria sobre el odio!”
En mayo de 1919, cuando se estrenó la película en Berlín, La Primera Guerra Mundial seguía siendo un recuerdo muy fresco, y los conservadores alemanes, que ya odiaban a Hirschfeld, aprovecharon su discurso de Francófilo en la película elogiando a Francia por legalizar la homosexualidad en 1792, como evidencia de que los derechos de los homosexuales “no eran alemanes”
Pero el director Richard Oswald se mostró audaz al hacer esta película, y transmitir el mensaje de que la homosexualidad no era un crimen, sino un fracaso de la sociedad para aceptarla; especialmente en el momento en que la homosexualidad era descaradamente ilegal en Alemania.
No en vano, la película pronto fue prohibida y casi completamente destruida; por lo que actualmente se consigue, es una reconstrucción del filme original, que contiene fragmentos insertados de una manera bien hecha, con intertítulos y fotografías que describen y retratan las escenas que faltan.
La impresión para las escenas que están intactas, y que se ve bastante bien, junto a la música apropiada y agradable, es digno de elogio; hasta cabe mencionar que partes de la película casi se presentan como instructivas, incluida una conferencia impartida por un sexólogo que presenta una presentación de diapositivas de hombres y mujeres, principalmente en varios estados del travestismo.
Sin olvidar que el gran Conrad Veidt ofrece una actuación conmovedora y muy bien hecha, que realmente da un sentido agudo de la fuerte relación y el amor que se siente entre los hombres, por lo que vale la pena verlo, y revalorarlo.
Anders als die Andern comienza con Paul Körner leyendo en el periódico las esquelas funerarias, que están llenas de suicidios, al parecer inexplicables y expuestos de forma vaga.
Körner, sin embargo, sabe que el párrafo 175 se esconde detrás de todos ellos, que cuelga sobre los homosexuales alemanes como “la espada de Damocles”
Y tras esta exposición de la tesis, comienza la línea principal del argumento.
Kurt Sivers, un virtuoso del violín, es un acérrimo admirador de Körner, y se acerca a él esperando convertirse en su alumno.
Körner lo acepta, y comienzan las clases, durante las que se enamoran…
Pero ambos hombres sufren la desaprobación de sus padres.
Ninguno de los 2 se lo ha dicho a los padres, pero los de Sivers se oponen a que su hijo ocupe tanto tiempo con el violín, y su inusual apasionamiento con Körner.
Mientras los de Körner no entienden porque no ha mostrado interés en encontrar a una mujer, y fundar una familia.
Körner envía sus padres a ver a su mentor, El Dr. Magnus Hirschfeld; que aparece varias veces en la película, cada vez para dar discursos pensados más bien para el público que para hacer avanzar la historia.
Y en esta, su primera aparición, les dice a los padres de Körner:
“No debéis condenar a vuestro hijo porque sea homosexual, él no debe ser culpado se su orientación.
No está mal, ni debería ser un crimen.
De hecho, no es ni siquiera una enfermedad, simplemente una forma diferente, y una que es habitual en la naturaleza”
Tras haber dicho a sus padres que es homosexual, Körner y Sivers se ven de forma menos escondida; y de paseo por el parque, cogidos de la mano, pasan al lado de un hombre que reconoce a Körner…
Más tarde, ese mismo día, cuando Körner está solo, el hombre del parque, Franz Bollek, se enfrenta a él, y le demanda dinero por su silencio, amenazándolo de revelar la orientación de Sivers.
Körner le paga y le oculta la historia a Sivers…
Finalmente, las demandas del chantajista se vuelven demasiado grandes, y Körner se niega a pagar.
Es de señalar, que la escena en la que Bollek lee la respuesta de Körner, transcurre en un bar gay, probablemente la primera vez que un bar gay aparece en pantalla.
Bollek decide entrar en la casa de Körner, mientras él y Sivers están tocando en un concierto, pero es descubierto por los 2 a su vuelta, y comienza una pelea; y en el transcurso de la pelea, Bollek revela que ha estado chantajeando a Körner.
Sivers huye, y vive en la pobreza, tratando de sobrevivir solo; mientras que Körner se queda solo y, mirando una foto de Sivers, recuerda su pasado...
Así tiene lugar un largo “flashback”:
Su primera memoria es de la escuela primaria, donde él y su amigo Max son descubiertos por el maestro cuando se estaban besando; por lo que Körner es expulsado de la escuela.
La siguiente memoria es de la universidad, y su solitaria vida allí y las crecientes dificultades para hacerse pasar por heterosexual.
Recuerda intentar una terapia hipnótica para curar su homosexualidad, pero acaba descubriendo que sólo es charlatanería.
Es entonces cuando se encuentra con un médico, Hirschfeld, que es distinto de los que ha visto hasta el momento; y entre otras cosas le dice:
“El amor por alguien de tu mismo sexo no es menos puro que el amor por el sexo opuesto.
Esta orientación se puede encontrar en todas las capas de la sociedad y entre personas respetables.
Aquellos que dicen lo contrario, provienen de la ignorancia y los prejuicios”
Y continúa recordando cuando conoció a Bollek por primera vez en un baile para gais, y cómo tuvieron un “affaire”, antes de volverse contra él, y usar su homosexualidad para hacerle chantaje.
De vuelta al presente, Körner lleva a Else Sivers (Anita Berber), la hermana de Kurt Sivers, a una conferencia sobre la sexualidad alternativa de Hirschfeld.
Esta parte de la película, abandona por completo la línea argumental, pero permite ver el punto de vista progresista de finales del siglo XIX; donde el médico habla sobre temas como la homosexualidad, el lesbianismo, los trasgénero, la intersexualidad; los peligros de los estereotipos, y la idea de que la sexualidad está determinada físicamente más que ser un desorden mental.
De esa manera, Körner denuncia a Bollek por chantaje, y consigue que lo arresten; pero como venganza, Bollek expone a Körner; sin embargo, Hirschfeld declara a favor de Körner, pero ambos son declarados culpables de sus respectivos crímenes:
Bollek es sentenciado a 3 años por extorsión; y el juez muestra simpatía por Körner, y le da la sentencia más leve posible, 1 semana; por lo que se le permite volver a casa antes de comenzar su condena.
No obstante, sus antiguos amigos y los desconocidos le rehúyen por igual, y ya no encuentra empleo…
Incluso su familia le dice que sólo hay una salida honorable…
De esa manera, Körner se suicida tomando un puñado de pastillas; y Sivers acude rápidamente a su lado, pero Körner yace muerto.
Los padres de Körner echan la culpa a Sivers de lo que ha pasado, pero Else rápidamente se lo reprocha.
Entre tanto, Sivers intenta suicidarse también, pero Hirschfeld se lo impide, y da su discurso final:
“Debes seguir vivo; vive para cambiar los prejuicios por los que este hombre se ha convertido en una de las incontables víctimas...
Debes restaurar el honor de este hombre y llevarle justicia, y a todos aquellos que vinieron antes de él y a todos los que vendrán después de él.
¡Justicia a través del conocimiento!”
Anders als die Andern cierra con un libro de leyes alemán abierto en la página del parágrafo 175, con un pincel guiado por una mano, tacha el parágrafo.
La realización de la película, solo fue posible porque después de La Primera Guerra Mundial no había leyes de censura en Alemania; y después de una ola de películas sexualmente explícitas, fueron reinstaladas; por lo que Anders als die Andern fue prohibida para el público, en agosto de 1920.
Hasta 1957, la homosexualidad no volvería a ser un tema principal en una película, “Anders als Du und Ich”
Lamentablemente, esta película histórica, Anders als die Andern, está perdida en su integridad; pero partes de ella se incorporaron a otra película, “Gesetze der Liebe” (1927) y sobrevivieron; pues han sido restauradas a una longitud de 50 y 41 minutos, respectivamente.
Anders als die Andern aboga por la igualdad de los homosexuales, y presenta una conferencia dentro de la conferencia, haciendo que la película sea más honesta y, al mismo tiempo, su mensaje de tolerancia y comprensión de los homosexuales sea mucho más fuerte; pues la película tiene un mensaje, contando con un realismo social, al ser ilustrada, aunque no demasiado, era algo común en La Era Muda, y probablemente era porque la falta de sonido alejaba la capacidad de dar conferencias... al tiempo que ya es difícil apreciar estéticamente la película:
Las escenas de clubes nocturnos gay, son francas, pero la película parece rehuir demasiada intimidad entre los homosexuales; aunque pedir un beso era demasiado a una película de 1919; además, naturalmente, el trabajo de cámara parece bastante estático, como si se tratara de una obra teatral.
Y es que a través de técnicas propias de la época para hacer cine, con fundidos en iris, en negro, utilización de cámara fija; el film nos permite en sus planos generales, atisbar el interior de la casa, con imágenes que contextualizan la clase social a la que pertenecen los protagonistas, los planos medios y de conjunto interaccionan perfectamente con el espectador, entretejiendo los hilos que preconizan una inevitable tragedia, pues tal parece que quien vive y se permite ser gay está condenado a pagar un elevado costo social:
La cárcel, el rechazo y el suicidio.
Los planos detalle captan muy bien los rostros y las gestualidades exageradas propias del cine silente, que transmiten emociones y sentimientos, cuyo dramatismo e inquietud son acentuados con la casi apenas inclinación de la cámara.
Eso era el expresionismo alemán, que bien se encuentra en Anders als die Andern, en una historia en la que sus rasgos más característicos cuadran, podría decirse, casi naturalmente; y nada más “natural” que representar la cara de quienes cultivan el amor que no osa decir su nombre con ojeras.
Esas miradas hundidas, acostumbradas al mirar furtivo entre los matorrales de los bosquecitos alemanes, lo dicen todo.
Ojeras, en el vicio, la desesperación, la intensidad, la perfidia...
Lo que sea, en todo caso, está en esas caras en las cuales los ojos se hunden en pozos de sombra, no importa que se trate del noble violinista o de la loca chantajista; pero además, lo que aúna, separa.
Ojerosos, Körner y Bollek, son los polos opuestos de una comunidad insostenible, y el desprecio que cada uno siente por el otro, parece ser el mismo que cada uno siente por sí mismo.
¿Quiénes son los diferentes, y quiénes los otros a los que hace referencia el título de la película?
¿En qué momento la diferencia podría dejar de ser tal para convertirse en un rasgo común de identidad?
¿En qué pliegue secreto, lo otro podría alcanzar a ser lo mismo?
Sobre ello, 2 son las escenas que, en este sentido, se contraponen:
Por un lado, la voz de la ciencia, representada por un Hirschfeld magnánimo, que alecciona a los altos tribunales sobre los derechos universales, con prescindencia del género y de la sexualidad.
Por otro lado, la voz de los cuerpos, representada por esos muchachos trajeados que bailan no se sabe qué…
¿Un vals ligero, una mazurca?, en el hall que frecuenta el chantajista.
¿Pero, cómo?
¿De qué se ríen ellos?
¿Y cómo es que no tienen ojeras y se los ve felices, entregados a las circunvalaciones del baile y el abrazo de sus parejas?
¿No temen que Bollek los denuncie o les pida plata para guardar silencio?
Pareciera que ellos no tienen nada que perder, nada que ocultar, nadie a quién temerle:
Ellos han optado por dejarse ver bailando, haciendo de la fiesta, de la que ni el chantajista, ni el violinista, ni su pupilo participaron nunca; el único ámbito posible para la conciliación de todos los contrarios, y la disolución de todas las tensiones.
Esos jóvenes que despreocupadamente bailan llenando el cuadro, pueden o no ser los mismos que se abrazaron en las trincheras de La Primera Guerra Mundial pero, en todo caso, participan del mismo espíritu para el cual cualquier instante puede ser el último.
Para ellos, que están más allá de todas las prohibiciones y todos los mandatos, así se los ve en la película; la crisis de entreguerras del universalismo, que todavía nos arrastra; representó la posibilidad de inventar espacios nuevos de frecuentación:
Nada que ver con la cultura burguesa, sus tribunales, su ciencia humanitaria y su arte.
No hay nada que expresar, sino sencillamente dejarse llevar por la música a otra parte.
Así, la propuesta cinematográfica muestra por primera vez la homosexualidad como inherente a la naturaleza humana, frase aparentemente simple de decir hoy; sin embargo, no fue hasta 1973 que la homosexualidad dejó de considerarse como una patología; y a pesar de eso, el tema sigue siendo espinoso e incómodo para muchos, desde la estructura familiar hasta para gobiernos de países radicales que no sólo la consideran delito, sino merecedora de la pena de muerte.
Por ello, la trama, tan actual, es interesante para hacer la presentación de que la homosexualidad es normal, sin duda, una opinión minoritaria en ese momento; donde el verdadero crimen fue la extorsión de aquellos que chantajearían a hombres “encerrados en el closet”
Aunque ni Oswald ni Veidt eran homosexuales, claramente tenían simpatía por sus hermanos, aunque Veidt fue más conocido por defender a la comunidad judía, y por ello fue perseguido.
Pero la película se refiere a la famosa “Teoría de Intermediación Sexual” de Magnus Hirschfeld; que coloca a la homosexualidad dentro de un amplio espectro que comprende heterosexualidad, bisexualidad, transgenerismo y “travestismo”, una palabra inventada por Hirschfeld; donde el protagonista de la película se encuentra por primera vez con su chantajista en una fiesta de disfraces, y el chantajista también frecuenta un club de travestis.
Estas escenas son las primeras imágenes de películas de hombres gay y lesbianas bailando; donde el personaje de Franz, aquí es un verdadero tipo de estafador que victimiza a los hombres homosexuales que recoge en los bares de homosexuales de Berlín, y amenaza con gritar, por violar alguna ley moral.
Lo triste es que está violando la ley, pero tiene la ventaja…
Para el violinista de concierto, interpretado por Conrad Veidt, esa es la triste historia de su vida, y aquí, su historia está documentada, y solo hay unos pocos momentos de felicidad cuando parece encontrar un verdadero amor.
No obstante, la película fue censurada y destruida, por muchos años considerada perdida, y fue reedita en gran medida de su forma original, utilizando imágenes fijas y tarjetas de título recién creadas para ayudar a mover la acción junto con lo que queda; por lo que no es el producto que las audiencias cinematográficas alemanas vieron entre 1919 y 1920, cuando se prohibió.
Lo que queda pues, es una representación compasiva de un hombre gay que envejece, y se convierte en el mentor de un joven violinista; el romance que sigue entre ellos, y las amenazas de escándalo que los desgarra.
Los “flashbacks” del yo más joven de Veidt, con otro actor que retrata al personaje durante sus años escolares que se parece mucho a un Veidt más joven; muestran todo el trauma que ha sufrido, con un maestro de escuela bastante afeminado que se interpone entre la versión más joven del personaje de Veidt y un compañero de estudios que parece que no puede vivir sin él…
El chantajista, Franz, es visto en un cabaret con un hombre poco atractivo, pero afeminado, que parece ser parte del plan de chantaje, lo que hace que parezca que si no fuera lo suficientemente atractivo para encontrar compañía, haría lo que pudiera para evitar que alguien más lo encuentre; y parece vivir sin él.
Por otro lado, el nuevo diálogo creado o las cartas con letras parecen forzadas y no como cartas reales o piezas de diálogo, por lo que se convierte en uno de los pocos detrimentos de la película.
La escena de un baile de disfraces, muestra a hombres bailando con hombres, mujeres bailando con mujeres, y Franz deteniéndose alrededor de Veidt, para fingir que hacen una obra para él.
Un sexólogo de la vida real, está ahí para proporcionar una razón científica de que existe la homosexualidad, y para mostrarle a la audiencia que no hay nada antinatural en ello.
Esto fue prohibido, porque puso una luz positiva en las razones de la homosexualidad, y fue considerado casi como una invitación a convertirse en gay.
Si bien es cierto que el personaje de Conrad Veidt tiene algunos modales afeminados, en una confrontación con Franz, muestra que tiene la fuerza para llevar la mano superior, por lo que no es un débil. U
na escena de fiesta perturbadora, tiene a Veidt siendo molestado por estudiantes universitarias que esperan “enderezarlo”, pero la reacción de Veidt a todo esto, muestra que él es quien es.
El final es desesperante, pero tiene un elemento de esperanza, mirando 50 años en el futuro, cuando la liberación gay realmente comenzó a avanzar.
Al final de la película, cuando el protagonista Paul Körner se suicida, su amante Kurt planea suicidarse, cuando Hirschfeld parece decirle:
“Si quieres honrar la memoria de tu amigo muerto, no debes quitarte la tuya; en lugar de ello, consérvela para cambiar los prejuicios”
Esa es la tarea de la vida que le asigno.
Así como Émile Zola luchó en nombre de un hombre que inocentemente languideció en la cárcel, lo que importa ahora es devolver el honor y la justicia a los miles de personas que tenemos ante nosotros, con nosotros y después de nosotros.
“¡Por medio del conocimiento a la justicia!”
 La referencia al papel de Émile Zola en El Caso Dreyfus, pretendía establecer un paralelismo entre la homofobia y el antisemitismo, mientras que el uso repetido de Hirschfeld de la palabra “nosotros”, era una admisión implícita de su propia homosexualidad.
Curiosamente, así es como Paul explica a Else la verdad de quién es él, y que su rechazo a ella no es personal.
El mensaje contra el suicidio de Anders als die Andern, reflejó el interés de Hirschfeld en el tema de la alta tasa de suicidios entre los homosexuales, y estaba destinado a dar esperanza al público gay; no es casual que la película termine con Hirschfeld abriendo una copia del Código Penal del Reich, para atacar con un gigante X, el párrafo 175.
Por otro lado, el reparto:
Conrad Veidt era un hombre admirable, y todo un actor.
Esto es tanta valentía de un actor prominente, como nunca verás.
Y fue franco contra los nazis, a diferencia de Emil Jannings, probablemente el otro gran protagonista masculino de la película muda alemana; aunque el desempeño de Veidt es muy parecido al estilo de la época, muestra el equilibrio correcto de afeminamiento sin ser estereotipado.
Veidt es bastante sorprendente, porque interpretó vampiros, o al menos a depredadores sexuales exóticos, a judíos, a nazis en películas aliadas, a un preso de La Isla del Diablo… a todo tipo de monstruo marginal; hasta en una película parece haber hecho de Jesús... y cuando hacía de Rey, los hacía enojar y/o deformar.
Sin embargo, Veidt le dio a cada personaje una ventaja, una dignidad, una fuerza que se hizo sentir, que no estaba bien si le disparaban en la espalda.
En esta película, se parece bastante a Cesare del “Gabinete del Dr. Caligari”, por el mismo físico elegante y esquelético; y por la calidad encantada y el maquillaje encantado; se convierte en expresiones de dolor humano, anhelo y frágil nobleza de carácter.
Lamentablemente no hay mucho desarrollo del carácter del chico que Paul ama; y no está del todo claro si se lamenta de que Paul sea un amigo abnegado, un gran violinista o el amor de su vida…
El mismo Paul, en un “flashback” extendido, evidentemente se dio cuenta de que era gay en el momento en que una puta lo besó; los títulos de relleno explican que una joven de dudosa moral, besó al chico en un momento después de que su historia desapareciera de los clips de la película.
Entonces, presumiblemente, el chico se ha dado cuenta de que, como no le gusta que lo bese una mujer, debe ser gay, y amar a Paul después de todo.
Es una lógica extraña, redimida solo por la combinación de sensualidad y moralidad de Veidt, gran momento cuando comienza a besar ansiosamente a un “levante” y luego se horroriza cuando el hombre le pide dinero…
Aparte de Veidt, la película no tiene mucho valor artístico o de entretenimiento; pues es más académica, por su mensaje; sin embargo, es muy importante, incluso hoy en día; como dice la introducción de la reconstrucción:
“Alemania, aunque hoy en día es un gobierno y una población generalmente liberal, el párrafo 175 no fue derogado hasta 1994”
Y está el debate sobre el matrimonio en los Estados Unidos y en otros lugares... por ello, Anders als die Andern continua siendo poderoso de esa manera.
Como dato, en la escena en el bar gay, se contaba con personas LGBT reales.
La guionista y escritora, Anita Loos, dijo de este período, en 1923:
“Cualquier dama de la noche berlinesa, podría convertirse en un hombre:
La chica más bonita de la calle fue Conrad Veidt, que más tarde se convirtió en una estrella de cine internacional”
No olvidar a la genial Anita Berber, como Else, actriz infatigable y animadora de la escena contracultural expresionista de La República de Weimar, que también fue bailarina, cocainómana, cabaretera, en el sentido alemán; bisexual escandalosa, muerta de tuberculosis a los 29 años, en 1928… en fin, era una mujer moderna.
Además, es interesante comparar esta película con “Victim”, realizada 42 años después.
En ambas historias, el protagonista es un hombre que descubrió y exploró sus sentimientos sexuales hacia otros hombres de escolar; y como adulto maduro, habiendo alcanzado una posición de gran prestigio, se involucra en una relación no consumada con un hombre mucho más joven que lo admira apasionadamente.
En ambas historias, una ley convierte a los homosexuales en un blanco fácil para los chantajistas, y ambos hombres intentan desafiar a los chantajistas y la ley.
Sin embargo, en la película de 1919, Körner, después de intentar redirigir sus deseos sexuales por diversos medios, se acepta a sí mismo como es, y vive un estilo de vida gay, o eso podemos suponer de sus actividades en el “drag ball”
Y cuando se enfrenta a la perspectiva de matrimonio, envía a sus padres o posible novia a un sexólogo para que ellos también puedan aceptarlo como es.
Si no trata de seducir a su protegido, es de suponer que sería un error explotar su posición de poder sobre un estudiante muy joven, incluso virginal; ya que el chico se horroriza cuando se da cuenta de que la relación es potencialmente sexual…
Melvin Farr, por otro lado, en “Victim” ha tenido éxito en reorientar sus deseos sexuales:
Él está casado con una rubia genial, y juntos confían en lo que él es, si no completamente heterosexual, completamente monógamo.
No hay bares gay para él.
El chico del que está enamorado, por otra parte, es francamente gay, y le gustaría seducir a su héroe.
En ambas historias, la trágica “víctima” es el hombre que, abiertamente y sin reservas, es vulnerable al chantaje, trata de proteger al hombre que ama, y finalmente se suicida.
La película anterior tiene a un médico distinguido que argumenta que existe un continuo sexual, que es natural y bueno, y que no debe estar sujeto a sanciones legales o chantajes; mientras que la película posterior, solo tiene ejemplos de hombres presumiblemente buenos, eminentes, que tienen secretos homosexuales, y la nobleza del héroe reside en ir a batear por un niño de clase trabajadora que no podía mantener en secreto su propia sexualidad.
Así sorprende el hecho de que ambas víctimas trágicas se vean físicamente frágiles, delgadas, como si estuvieran gastadas en un hueso con la esperanza de que si se giran de lado, la sociedad las pase por alto.
Tanto los sobrevivientes ambiguos como los sexuales, son de tipo más sincero, físicamente más sólido y sustancial, aunque, por supuesto, Dirk Bogarde podría superar incluso a Veidt...
Lamentablemente, las imágenes de mujeres “queer”, parecen estar completamente ausentes en la película temprana, aunque, por supuesto, me encantaría que me demostraran que estoy equivocado, aunque por ahí debe haber algún cortometraje al respecto…
Sin embargo, Anders als die Andern sigue siendo un importante precedente, un tesoro que ha podido salir de la bóveda, aunque no integralmente.
“Sie sollten Ihren Sohn nicht verurteilen, weil er homosexuell ist, er sollte nicht für seine Führung verantwortlich gemacht werden.
Es ist nicht schlecht und sollte auch kein Verbrechen sein.
In der Tat ist es nicht einmal eine Krankheit, nur eine andere Form und eine gewohnheitsmäßige Natur”
(No debéis condenar a vuestro hijo porque sea homosexual, él no debe ser culpado se su orientación.
No está mal, ni debería ser un crimen.
De hecho, no es ni siquiera una enfermedad, simplemente una forma diferente, y una que es habitual en la naturaleza)
La obra de Magnus Hirschfeld continúa siendo polémica… aunque en algunos círculos fue inmensamente popular, en otros fue vilipendiado.
Reuniones en las que hablaba, fueron atacadas por grupos homofóbicos, por ejemplo, en 1921, en una de las reuniones, se fracturó el cráneo y lo dejaron tirado en la calle... inclusive algunos críticos afirman que el apoyo financiero para sus estudios, venía de homosexuales famosos alemanes que eran chantajeados por el mismo Hirschfeld.
Otros, partidarios de Las Teorías Deconstructivistas, criticaron el fondo médico de su teoría, basado en la idea de que la homosexualidad es hormonal, abrió las puertas a otros que buscaban la “cura” de la homosexualidad; y tras la toma de poder de los nazis, una de sus primeras acciones, el 6 de mayo de 1933, fue destruir el Institut für Sexualwissenschaft, y quemar la biblioteca, una de las más importantes de Europa.
También se quemaron todas las películas de temática gay, y se persiguió implacablemente a todos los “diferentes”, ampliando los delitos que aparecían en el artículo 175.
Al menos unos 100.000 homosexuales fueron fichados y condenados desde 1936 hasta el final del nazismo.
Por suerte, Hirschfeld estaba fuera de Alemania en ese momento en una gira mundial de conferencias; y escribió entre 1933 y 1934, un análisis y refutación de la doctrina racial nazi, que se publicó póstumamente en 1938 en traducción al inglés, bajo el título “Racism”
En 1935, El Régimen Nazi endureció el contenido del artículo 175; y entre otras cosas, se incrementó la pena máxima de 6 meses a 5 años de prisión y, además, se ampliaron las actividades relacionadas con actos condenables bajo la ley.
Inicialmente sólo se refirió a la actividad sexual, a todo tipo de acciones “obscenas”, pero el nuevo párrafo 175a, pensado para “casos con agravante”, prescribía penas de 1 a 10 años de trabajos forzados.
Así, la homosexualidad era reprimida porque se consideraba una muestra de degeneración racial que podía transmitirse, como vicio, de unos individuos a otros; y por ello “había que cortarla de raíz, para evitar que se extendiera entre la población”
Posteriormente, La República Democrática Alemana (RDA) retomó en 1950 la anterior versión del artículo 175; y persistió en el uso del artículo 175a.
A fines de los años 1950, se dejó de castigar la homosexualidad entre adultos, pero en 1968, La RDA creó su propio Código Penal, en el cual, dentro del artículo 151, se condenaban las relaciones homosexuales con menores, tanto para hombres como para mujeres.
Al fin, en 1989, este artículo se eliminó completamente.
En la fecha simbólica del 17 de mayo, El Parlamento Alemán decidió en el año 2002, la ampliación de La Ley de Abolición del Nacional-Socialismo, NS-Aufhebungsgesetz, con los votos en contra de los partidos democratacristiano, conservador bávaro y liberal.
Con esta reforma se anulaban las sentencias contra los homosexuales y los desertores durante El Tercer Reich.
El político conservador bávaro, Norbert Geis, calificó la amnistía general como una vergüenza, aunque no se refería, tal como puede leerse en el protocolo del pleno, a las sentencias por actos homosexuales, sino a las sentencias por deserción.
También hubo críticas por parte del movimiento homosexual, ya que El Parlamento no tocaba las sentencias posteriores a 1945, a pesar de que las leyes nazis estuvieron vigentes hasta 1969.
En lo particular, Magnus Hirschfeld consideraba que no se puede obtener nada del concepto de “raza” que tenga valor científico; en cambio, recomendó la eliminación del término.
Él nunca volvió a Alemania, y murió en el exilio, el día de su 65° cumpleaños, en Niza en 1935.
La losa que cubre su tumba, está grabada con el lema latino de Hirschfeld:
“Per Scientiam ad Justitiam” o “A través de la ciencia para la justicia”
Hay un dato revelador después de conocer la historia de esta película; y es que no fue hasta 1994 cuando se derogaron las leyes alemanas que criminalizaban a las personas por razones sexuales; 75 años después de estrenarse la película.
Un dato que habla a las claras de las dificultades del colectivo LGTB por reclamar sus derechos durante el siglo XX, y que aún hoy continúan haciendo.
En agosto de 2011, después de 30 años de defensa por parte de la Magnus Hirschfeld Society y otras asociaciones e individuos, El Gabinete Federal de Alemania, otorgó 10 millones de euros para establecer La Fundación Nacional Magnus Hirschfeld, “Bundesstiftung Magnus Hirschfeld”, una fundación para apoyar la investigación y la educación sobre la vida y obra de Magnus Hirschfeld, la persecución nazi de los homosexuales, la cultura y comunidad alemana LGBT y las formas de contrarrestar los prejuicios contra las personas LGBT; y se espera que El Ministerio Federal de Justicia Alemana, aporte 5 millones de euros adicionales, lo que elevaría la dotación inicial de la fundación a un total de 15 millones de euros.
La revisión actual de este tipo de materiales fílmicos, permite dar cuenta de que, a pesar de las promesas de “un mundo mejor para todos, de los derechos y garantías individuales para los que son diferentes a los demás”, sigue habiendo casos de homicidios por homofobia que las instituciones niegan, mientras las organizaciones civiles siguen discutiendo su protagonismo.
El cine está haciendo lo suyo, y con recientes  movimientos cinematográficos, como el mencionado “New Queer Cinema” presentan las homosexualidades como condiciones propias del ser humano, que pueden ser cambiantes dentro de un gran abanico de posibilidades y manifestaciones sexuales, que ya no son una condicionante para desarrollar una trama fílmica, sino todo lo contrario, estas características están siendo naturalizadas, y solamente representan una de las tantas variables del existir; al impensable hace 100 años, en 1919.

“Ehr geehrte Damen und Herren, achten Sie darauf.
Die Zeit wird kommen, in der solche Tragödien aufhören zu existieren.
Weil Wissen Vorurteile überwinden kann, wird die Wahrheit Lügen überwinden und die Liebe über Hass siegen”
(Respetados, damas y caballeros, presten atención.
Llegará el momento en que tales tragedias dejarán de existir.
Porque el conocimiento vencerá el prejuicio, la verdad vencerá las mentiras y el amor triunfará sobre el odio)



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