The Crusades

“The host of our Lord shall fall upon Islam... like a mighty wave of the sea”

Las Cruzadas fueron una serie de campañas militares impulsadas por El Papa, y llevadas a cabo por gran parte de La Europa Latina Cristiana, principalmente por la Francia de Los Capetos y El Sacro Imperio Romano.
El origen de la palabra “Cruzada”, y de por qué le pusieron así, se atribuye a La Cruz de tela usada como insignia en la ropa exterior de los que tomaron parte de esta empresa de reconquista de Tierra Santa; y desde La Edad Media, el significado de la palabra se extendió para incluir a todas las guerras emprendidas en cumplimiento de un voto, y dirigidas contra infieles, por ejemplo, contra musulmanes, paganos, herejes, o aquellos bajo edicto de excomunión.
Sin embargo, utilizada con un criterio estricto, la idea de La Cruzada corresponde a una concepción política que se dio solo en La Cristiandad desde el siglo XI al XV; y suponía una unión de todos los pueblos y soberanos bajo la dirección del Papa.
Todas Las Cruzadas se anunciaron mediante la predicación; y después de pronunciar un voto solemne, cada guerrero recibía una cruz de las manos del Papa o de su legado, y era desde ese momento considerado como un soldado de La Iglesia.
A los cruzados, también se les concedían indulgencias y privilegios temporales, tales como la exención de la jurisdicción civil o la inviolabilidad de personas y propiedades.
De todas esas guerras emprendidas “en nombre de La Cristiandad”, las más importantes fueron Las Cruzadas Orientales.
Así, Las Cruzadas, con el objetivo específico inicial de restablecer el control apostólico romano sobre Tierra Santa, se libraron durante un período de casi 200 años, entre 1096 y 1291.
Más Alysnte, otras campañas en España y Europa Oriental, de las que algunas no vieron su final hasta el siglo XV, recibieron la misma calificación.
Las Cruzadas fueron sostenidas principalmente contra los musulmanes, aunque también contra los eslavos paganos, judíos, cristianos ortodoxos griegos y rusos, mongoles, cátaros, husitas, valdenses, prusos o prusianos; lituanos, en general contra los pueblos bálticos; y contra enemigos políticos del Papa.
Fue por ello que a los cruzados que tomaban los votos, se les concedía indulgencia por los pecados del pasado.
La Primera Cruzada tuvo lugar de 1096 a 1099, e inició el complejo fenómeno histórico de campañas militares, peregrinaciones armadas y expansión colonial en Oriente Próximo, que convulsionó esta región entre los siglos XI y XIII; y que es denominado por la historiografía como “Las Cruzadas”
La Segunda Cruzada tuvo lugar de 1144 a 1148; y fue la segunda gran campaña militar que, durante los siglos XII y XIII, partieron desde Europa Occidental, principalmente Francia hacia Oriente Medio, con el fin de conquistar Tierra Santa, y en particular la ciudad de Jerusalén, que se encontraban en manos musulmanas desde el siglo VII.
La Tercera Cruzada tuvo lugar de 1187 a 1191, también conocida como “La Cruzada de Los Reyes”, fue un intento de los líderes europeos para reconquistar La Tierra Santa de manos de Salah ad-Din Yusuf ibn Ayyub, conocido en español como Saladino.
Saladino fue uno de los grandes gobernantes del mundo islámico, siendo Sultán de Egipto y Siria, e incluyendo en sus dominios a Palestina, Mesopotamia, Yemen, Hiyaz y Libia; y con él comenzó La Dinastía Ayubí, que gobernaría Egipto y Siria tras su muerte.
Defensor del Islam, y particularmente de la ortodoxia religiosa representada por el sunismo, Saladino unificó política y religiosamente El Oriente Próximo al combatir y liderar la lucha contra Los Cristianos Cruzados, y acabar con doctrinas alejadas del culto oficial musulmán que representaba El Califato abasí.
Y es particularmente conocido por haber vencido en La Batalla de Hattin a Los Cruzados, tras lo cual volvió a ocupar Jerusalén para los musulmanes, y tomó Tierra Santa.
El impacto de este acontecimiento en Occidente, provocó La Tercera Cruzada liderada por Richard I de Inglaterra, que se convirtió en mítica tanto para cristianos como para musulmanes; y fue tras el fracaso de La Segunda Cruzada que La Dinastía Zengida controló una Siria unida y comprometida en un conflicto con los gobernantes fatimíes de Egipto, que finalmente dio lugar a la unificación de las fuerzas egipcias y sirias bajo el mando de Saladino, que los empleó para reducir la presencia cristiana en Tierra Santa, y recuperar Jerusalén en 1187.
Inicialmente estimulado por el celo religioso, Henry II de Inglaterra y Philippe Auguste de Francia pusieron fin a su conflicto para llevar una nueva Cruzada, aunque la muerte de Henry en 1189 dejó a los ingleses bajo el gobierno de Richard I apodado “The Lionheart” en su lugar.
En occitano, Ricar Còr de Leon fue Rey de Inglaterra entre 1189 y 1199, siendo el 3° hijo del Rey Henry II de Inglaterra y de Leonor de Aquitania; y la mayor parte de su vida como Rey, se gastó en La Tercera Cruzada, en cautiverio, o en la defensa activa de sus tierras en Francia; y fue visto como un héroe piadoso por sus súbditos; tanto que sigue siendo uno de los pocos Reyes de Inglaterra recordados por su epíteto, “Corazón de León”, en lugar de un número real “I”, siendo una figura icónica perdurable, tanto en Inglaterra como en Francia.
Pero había serios defectos en el carácter de Richard; físicamente era magnífico:
Alto, de piernas largas y fuertes, con cabellos de oro rojizo y facciones hermosas; su herencia materna eran no sólo el aspecto propio de La Casa de Poitou, sino también sus encantadores modales, su valor y su afición a la poesía y al espíritu aventurero.
Sus amigos y criados le seguían con devoción y temor.
De sus progenitores heredó un temperamento cálido, y un apasionado egoísmo.
Pero no tenía ni la astucia política ni la competencia administrativa de su padre, ni el sentido cabal de La Reina Leonor; ya que se había educado en un ambiente de disputas y traiciones familiares.
Como favorito de su madre, Richard odiaba a su padre, y desconfiaba de sus hermanos y hermanas, aunque quería a su hermana más joven, Joan.
Richard había aprendido a ser un partidario violento, pero no leal; era avaricioso, aunque capaz de gestos generosos y aficionado a la vida pródiga.
Su energía era inflexible, pero en su ferviente interés por la tarea del momento, olvidaba otras responsabilidades.
Le gustaba organizar, pero le fastidiaba la administración.
Sólo el arte de la guerra podía retener su atención; y como soldado, poseía auténticas dotes, intuición para la estrategia y la táctica, y el poder de mandar hombres.
Richard I se casó en la ciudad de Limassol, en Chipre, el 12 de mayo de 1191, con Berenguela de Navarra, primera hija del Rey Sancho VI de Navarra.
La boda se llevó a cabo en La Capilla de Saint George, y asistió su hermana Joan a la ceremonia, a quien Richard había traído desde Sicilia.
Aunque prometido con Alys de Francia desde su infancia, lo cierto es que tanto su padre, primero, como el propio Richard, después; nunca mostraron demasiado interés en culminar ese “proyecto matrimonial”
Al parecer, Henry II había hecho de Alys su concubina y, según argumentó el propio Richard, “para romper este compromiso poco antes de la llegada de Berenguela al campamento cruzado de Sicilia”, de dicha relación, había nacido un hijo.
Tradicionalmente se viene manteniendo que fue Leonor de Aquitania la instigadora de este matrimonio, pero a tenor de las fuentes, se concluye que fue el propio Richard el responsable.
Pero durante la estancia en Tierra Santa, Richard y Berenguela se distanciaron; de hecho, regresaron a Europa por separado; y se le había ordenado a Richard, reunirse con Berenguela y mostrarle fidelidad en el futuro, advirtiéndole “recordar la destrucción de Sodoma, y abstenerse de actos ilícitos”
Esto podría ser considerado como evidencia de que Richard I se involucró en actividades homosexuales, aunque se dice que “el pecado de Sodoma” puede ser interpretado más ampliamente...
Varios autores dan como cosa probada la homosexualidad del Rey Richard, e insinúan que el notorio desapego que mostró hacia su esposa, era consecuencia de ello.
De supo que los esposos vivieron separados prácticamente durante todo su matrimonio debido a las campañas guerreras del Rey, y cuando éste regresó a Inglaterra, su esposa no le acompañó, y ni siquiera asistió a La Ceremonia de Coronación, la segunda tras la usurpación de su hermano; ni a los funerales del Rey cuando éste murió.
No tuvieron tampoco descendencia…
Por otra parte, el matrimonio enemistó a Richard I con El Rey Philippe II y, aprovechando La Cruzada, éste apoyó para la sucesión al trono de Inglaterra a John, hermano menor de Richard.
Por otro lado, Philippe II de Francia, llamado “El Augusto”, fue el 7° Rey de La Dinastía de Los Capetos, hijo y heredero de Louis VII de Francia “El Joven”, y de Alys de Champaña; y ocupó el trono de Francia entre 1180 y 1223.
Philippe Auguste, es uno de los monarcas más admirados y estudiados de la Francia medieval, no solo en razón a su largo reinado, sino también por sus importantes victorias militares, y sobre todo por el desarrollo de los proyectos llevados a cabo para asegurar el poder real frente a los grandes señores feudales.
Así, El Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Friedrich Barbarroja, respondió a la llamada a las armas para el levantamiento de La Tercera Cruzada, y dirigió un ejército poderoso a través de Anatolia, pero se ahogó antes de llegar a Tierra Santa; y muchos de sus soldados, desanimados, volvieron a sus casas.
Después de expulsar a los musulmanes de Acre, el sucesor de Friedrich, Leopold V  “El Virtuoso”, y Philippe II salieron de Tierra Santa en agosto de 1191.
Saladino no pudo derrotar a Richard en ningún enfrentamiento militar, que aseguró varias ciudades costeras más importantes.
Sin embargo, el 2 de septiembre de 1192, Richard firmó un tratado con Saladino, por el cual, Jerusalén permanecería bajo control musulmán, pero también se permitiría a los peregrinos cristianos visitar la ciudad; y Richard salió de Tierra Santa el 9 de octubre.
Los éxitos de La Tercera Cruzada permitirían a Los Cruzados mantener un reino considerable con su sede en Chipre y la costa de Siria.
Sin embargo, su incapacidad para recuperar Jerusalén, daría lugar a la petición de una Cuarta Cruzada, 6 años más tarde.
De esta forma se cerraba La Tercera Cruzada, con un nuevo fracaso para los 2 bandos, dejando sin esperanzas a los Estados francos.
Era cuestión de tiempo para que desapareciera la estrecha franja litoral que controlaban.
Sin embargo, resistieron aún 1 siglo más.
En el cine, el nombre de Cecil B. DeMille está inevitablemente asociado a las grandes producciones de carácter épico, y al sistema de estudios que él mismo ayudó a crear; y algunas de sus películas más ambiciosas, explotaron la fórmula de “Sangre, Sexo y Biblia” ensayada con anterioridad por cineastas como Pastrone o Griffith, una ecuación que DeMille perfeccionó para convocar al público en los cines.
Y Las Cruzadas es un buen ejemplo de ello.
Detrás del boato y la fastuosidad, nos encontramos con un panegírico a mayor gloria de la fe cristiana y de los valores que representa; como si la propia Cruzada que narra el film, se extendiese por las salas en las que fue estrenada a mediados de los años 30, en plena ola conservadora tras la imposición del Código Hays de Producción Cinematográfica.
Los espectadores de entonces, y los de ahora, saben que cualquier lección se aprende mejor si está bien expuesta; y DeMille era perfecto para impartir doctrina.
La doble faceta del cineasta como director y productor, permitió que sus películas sean al mismo tiempo espectáculos grandiosos y narraciones exigentes, sin que exista diferencia entre una cosa y otra; y como es habitual, los decorados empleados por DeMille conservan la teatralidad propia del cine mudo, y el sentido pictórico de artistas como John Martin o Gustave Doré; sin caer por ello en la mera ilustración de acontecimientos históricos.
Pues en sus films, imagen y contenido forman un mismo corpus; y DeMille extraería de la puesta en escena valores narrativos, a través de los emplazamientos de cámara y del movimiento de los actores en el plano.
Sobra decir que el esforzado trabajo del equipo técnico y artístico, tiene su reflejo en la pantalla, en un lienzo donde los momentos íntimos y las escenas de grandes masas, adquieren el mismo calado.
“Will ye fight over your petty kingdoms here?
There is but one kingdom, the kingdom of God”
The Crusades es un drama de aventuras, del año 1930, dirigido por Cecil B. DeMille.
Protagonizada por Loretta Young, Henry Wilcoxon, Ian Keith, C. Aubrey Smith, Katherine DeMille, Joseph Schildkraut, Alan Hale, C. Henry Gordon, George Barbier, Montagu Love, Ramsay Hill, Lumsden Hare, Maurice Murphy, William Farnum, Hobart Bosworth, Peter de Cordoba, Mischa Auer, Albert Conti, Sven Hugo Borg, Paul Sotoff, Fred Malatesta, Hans Heinrich von Twardowski, Anna Demetrio, Perry Askam, Vallejo Gantner, entre otros.
El guión es de Harold Lamb, Waldemar Young y Dudley Nichols, acreditados; y de Jeanie MacPherson, Howard Higgins y Charles Brackett, no acreditados; que adaptan libremente la novela histórica “The Crusades” (1931) de Harold A. Lamb.
Según se cuenta, Cecil B. DeMille compiló algo así como 475 libros sobre Las Cruzadas y la vida medieval, para realizar una película colosal, siendo producida por Paramount Pictures, que la convirtió en un filme vigoroso y espectacular, de acuerdo con los gustos del realizador.
Y es que tras el éxito de “Cleopatra” (1934), su interés se centra en superarse a sí mismo, creando su obra de mayor fuerza y envergadura hasta el momento; y aquí consigue un gran éxito, aunque inferior al esperado; siendo también destacable por el uso que hace de un humor franco, sencillo y directo, con el que salpica las escenas de tensión, aventura y drama; y se apoya en personajes cómicos, como el trovador, el herrero y un preocupado padre de una hija casadera.
La fotografía, nominada al Oscar de Victor Milner, en B/N, está dotada de un cuidado detallismo, un emocionante dinamismo, y una singular y atractiva plasticidad; y de las espléndidas escenas de las batallas, se dice que inspiraron a Sergei Eisenstein para la realización de “Alexander Nevsky” (1938)
Aunque Cecil B. DeMille afirma en su autobiografía, que la película perdió dinero cuando se estrenó, fue catalogado como “el campeón de la taquilla de 1935”
La producción se ejecutó en 18 días; y se rodó entre febrero y abril de 1935, en platós de interior y en decorados exteriores de Paramount Studios en Hollywood.
Pero el ruido de una producción vecina de Lewis Milestone “Paris in Spring” (1935), interrumpió el rodaje en al menos una ocasión, el 20 de febrero de 1935.
Por otra parte, el rodaje de una escena de batalla con varios cientos de extras, se llevó a cabo una tarde cuando se produjo un incendio en el lote de RKO Pictures, que estaba ubicado justo al lado de Paramount...
La acción dramática en The Crusades, tiene lugar en Jerusalén, Reims, Londres, Marsella y San John de Acre, hoy Haifa; y sigue al sultán de Egipto y Siria, Saladino (Ian Keith), que toma al asalto la ciudad de Jerusalén en 1187.
El ermitaño Peter (C. Aubrey Smith), deja Jerusalén para movilizar a Los Reyes Cristianos de Europa en una nueva Cruzada, La Tercera; destinada a recuperar la soberanía sobre Tierra Santa.
El primero en responder es Richard I de Inglaterra (Henry Wilcoxon); y le siguen Philippe Auguste de Francia (C. Henry Gordon) y Friedrich Barbarroja del Sacro Imperio Germánico (Hobart Bosworth)
Y les acompañan:
Hugo de Borgoña (William Farnum), Sverre de Escandinavia (Sven Hugo Borg), El Duque Leopold V de Austria (Albert Conti), William de Sicilia (Fred Malatesta), Miklós de Hungría (Hans von Twardowski) y Conrad del Monferrato (Joseph Schildkraut)
Los líderes de ambos bandos son:
Richard, recién casado con Berenguela (Loretta Young), hija de Sancho de Navarra (George Barbier); y Saladino.
Así, Richard y Philippe, que embarcan en Marsella, llegan a Acre por mar, mientras Friedrich y otros llegan por tierra.
Richard, de 33 años, es fuerte, rudo, basto y aguerrido; mientras que Saladino, de 52 años, es refinado, elocuente, elegante y culto.
Por otro lado, Berenguela, de unos 20 años, es hermosa, atractiva y de carácter fuerte.
Gran parte de la trama, se basa en La Tercera Cruzada, en la que El Rey Richard “The Lionheart” se embarcó con el fin de devolver Jerusalén a Los Cristianos; y durante el asalto a las murallas de Acre, no hay paz entre los aliados cristianos.
El Rey Philippe de Francia está furioso con Richard por rechazar el matrimonio con su hermana; y la respuesta de Richard no es otra que proclamar a su reciente esposa de conveniencia, Berengaria, Reina de Inglaterra.
El líder musulmán, Saladino, está fascinado con la belleza y valentía de Berengaria, pero durante un parlamento deja claro que Los Cruzados jamás conquistarán Jerusalén.
Berengaria, viendo que su presencia enfrenta a los príncipes cristianos, prefiere sacrificarse, y huir del campamento.
Durante su huida, es herida y capturada por soldados de Saladino, quien, reconociéndola, la respeta y la lleva a Jerusalén para que curen sus heridas.
Ignorando esto, Richard y Los Cruzados toman furiosos Acre.
Por otro lado, el traidor Conrad, le cuenta a Saladino la conspiración que hay contra Richard, esperando una recompensa… y Berengaria le dice a Saladino, que se acostará con él a cambio de que le salve la vida a su marido.
Conmovido por su lealtad, Saladino la libera, y rescata a Richard.
Hay una tregua, y se permite a Los Cristianos visitar Jerusalén, “La Ciudad Sagrada”
The Crusades suma aventuras, épica, historia, romance, guerra y cine de época, el siglo XII; con numerosas licencias y abundantes inexactitudes que enmarcan la acción en antecedentes y en el desarrollo de La Tercera Cruzada que tuvo lugar de 1190 a 1192; e introduce en el relato una historia de amor, que aporta elementos intimistas y románticos destinados a aliviar las escenas de guerra, y ampliar el interés popular del film.
Algunas inexactitudes se deben a errores, como la incorporación a la expedición del Príncipe Misha de Rusia; y otras responden a conveniencias del relato.
No se entiende que a Friedrich de Alemania, del Sacro Imperio Romano Germánico, se le dedique una atención marginal, cuando en realidad ocupa uno de los 3 puestos dirigentes de la operación, al mismo nivel que Inglaterra y Francia.
Y es que Rusia no participa en la ofensiva, porque ésta no reúne a todos los reinos cristianos, sino sólo a los cristianos romanos que aceptan la autoridad del Papa…
Por esta razón, quedan fuera de la acción los reinos cristianos ortodoxos:
Rusia, Grecia, Turquía...
Portugal, Castilla y Aragón, no son convocados por estar ocupados en La Reconquista.
Todo lo anterior lo hace un film muy largo en detalles, sobre todo históricos, tratados con una nula fidelidad; pero las escenas de batallas son de las más impresionantes desde la invención del cine sonoro; y algunas escenas son de una belleza irresistible; porque The Crusades es como una vidriera en una iglesia:
No nos alcanzará en un nivel emocional y humano, pero está lleno de gracia y majestad.
Sí, a DeMille se le suele llamar un moralista victoriano, pero en su presentación e imágenes era prácticamente medieval; y debemos perdonarlo, porque todo lo hecho aquí, lo hizo muy bien.
“Why should I fear and pray for what I don't understand?”
El cine de Cecil B. DeMille estaba principalmente relacionado con Estados Unidos durante la mayor parte del período del cine mudo, hasta los primeros “talkies”; y en 1933, decidió hacer películas que trataban sobre “la historia del mundo antiguo”
Unos estaban emplazados en El Imperio Romano, y le permitieron a DeMille, tener un amplio margen para ser lujuriosos y tentadores sobre el sexo; y también ser moralistas… aun así, esos filmes tuvieron mucho éxito.
Y es que DeMille parece haber planeado aprovechar la historia de Europa y Medio Oriente por un tiempo; y su próximo concurso histórico fueron Las Cruzadas; aunque en realidad sólo contó la historia de La Tercera Cruzada que tuvo lugar de 1190 a 1192.
Además, Cecil B. DeMille tenía un ojo clínico para los negocios; y muchas de sus películas, de hecho, nos muestran la concepción que tenía DeMille de cómo mezclar los negocios con el arte; y de tanto en tanto destapaba su vena épica, y nos presentaba películas vendidas como “grandes superproducciones”, donde La Historia, la revisión mítica y el sentido comercial en su vertiente plástica, se mezclaban.
El ejemplo más sonado de esta fórmula típica de Cecil B. DeMille, fue la exitosa “The Ten Commandments” (1956), aunque también se pueden destacar otras películas, entre ellas, The Crusades, que mezcla historia real, realmente poca, y fantasía religiosa, realmente mucha…
Así, The Crusades se ubica en ese marco histórico, de La Tercera Cruzada, seguramente la más famosa de todas; y como es habitual en las producciones de Cecil B. DeMille, busca el consentimiento ideológico del espectador medio de EEUU; y se puede decir claramente que es una película que busca reflejarse en ese mismo espectador, donde los ideales del cristianismo, el romance y la lucha épica, se mezclan buscando el consentimiento y la evasión de un público que pretende maravillarse en una historia que le es cercana y lejana al mismo tiempo.
La película toma muchos de sus elementos y personajes principales de La Tercera Cruzada, que fue motivada por la captura sarracena de Jerusalén y los estados cruzados en Tierra Santa en el año 1187 d.C.
El personaje del Rey Richard “The Lionheart”, es un hombre de acción, pero poco pensamiento.
Un ermitaño de Jerusalén, llega a Europa, y comienza a reunir apoyo para una Cruzada; y convence a varios gobernantes europeos de viajar a Jerusalén para llevar La Ciudad Santa a las manos cristianas.
Richard se alista para evitar un compromiso concertado con la hermana del Rey de Francia, La Princesa Alys de Francia, pero es seguido por un Conde de La Cruzada; y un complot se pone en marcha, contra de la vida de Richard, hecho por su hermano, El Príncipe John y Conrad, Marqués de Monferrato.
En el camino hacia la guerra, Richard se encuentra con Berengaria, Princesa de Navarra; y para obtener comida para sus hombres, Richard se casa a regañadientes con ella, a cambio del ganado y el grano de su padre.
Así, Berengaria se ve obligada a acompañar a Richard a Tierra Santa.
Durante los intentos de Los Cruzados por superar Las Murallas de Acre, los aliados se reúnen en conferencia, pero en desorden… y Richard recibe la noticia de que su hermano John se ha apoderado del trono de Inglaterra.
El aliado de Richard, Philippe Auguste de Francia, está furioso por el rechazo de Richard a su hermana Alys, y Richard lo desafía, y a los otros aliados, al proclamar a Berengaria, Reina de Inglaterra.
Los líderes cristianos se reúnen en un discurso con El Sultán musulmán y el líder Saladino; y a éste le impresiona la belleza y la valentía de Berengaria al apoyar a su esposo.
Sin embargo, rechaza cualquier tregua con Los Cruzados, y declara que el arrogante Richard “nunca pasará las puertas de Jerusalén”
Berengaria teme que su presencia en el campamento esté causando deslealtad entre los aliados de Richard, en particular el poderoso Rey francés Philippe, y puede dañar su Cruzada.
Buscando la muerte, ella no entra en la tierra de nadie entre las líneas, solo para ser herida y capturada por las fuerzas de Saladino.
El ermitaño, “el hombre santo cristiano que había predicado La Cruzada”, también es capturado.
Saladino escapa del sitio, y después de encontrar a Berengaria herida, la lleva a Jerusalén para que la cuide, con admiración y creciente afecto.
Sin saber esto, Richard y Los Cruzados asaltan a Acre para salvar a La Reina de Inglaterra.
La trama interna contra la vida de Richard, es eclosionada por Conrad y soldados desleales.
Conrad revela su complot a Saladino, esperando ser recompensado.
Asombrado por la traición de Conrad, Saladino ordena que Conrad sea ejecutado de inmediato.
Berengaria se ofrece a Saladino, si él interviene y salva la vida de Richard; y Saladino envía a algunos de sus soldados para advertir a Richard, quien está buscando en el campo de batalla por la noche el cuerpo de un amigo…
Los hombres de Conrad atacan a Richard, pero son derrotados por los soldados de Saladino, que llevan al Rey inglés ante él.
Richard y Saladino acuerdan una tregua, y las puertas de Jerusalén están abiertas a todos los cristianos, con la excepción de Richard, de acuerdo con la promesa anterior de Saladino.
Después de perder su reinado, a su esposa, y la oportunidad de ver La Ciudad Santa, Richard ora por primera vez, pidiéndole a Dios que se reúna con su esposa.
Así, Richard se encuentra con Berengaria en su camino hacia La Ciudad Santa; y admite sus errores.
Berengaria le dice que Saladino la ha liberado junto con los otros cautivos cristianos; y procede sola hacia Jerusalén para visitar La Ciudad Santa, y promete regresar por él.
Es un hecho que The Crusades se permite bastantes licencias históricas, y da una exagerada importancia al personaje de Berenguela de Navarra; al tiempo que nos deja un Rey Richard valeroso y arrojado, violento y un tanto zafio, por supuesto no dice nada sobre su homosexualidad y su afición a las violaciones… y un Saladino noble, inteligente y justo, tal y como ha quedado retratado para la historiografía actual.
Por otro lado, la película muestra a Philippe en las etapas iniciales de planificación, y Richard pronto se involucra... pero aparte de una mención ocasional de Barbarroja y uno o 2 breves destellos de un actor como El Emperador, su personaje nunca se desarrolla.
Frederick Barbarroja, fue un actor principal en esta Cruzada, y se ahogó tratando de vadear un arroyo durante la primera parte de la misma.
Esta fue una verdadera tragedia para los invasores europeos, ya que Frederick había estado arbitrando los constantes argumentos entre Philippe y Richard, a ninguno de los cuales les gustaba el uno al otro... y nuevamente nada de esto está en la película.
Como dato, para apreciar completamente esta película, con defectos y todo, es conveniente ver todo un Maratón:
Primero sería verla después de ver “Becket” y luego “The Lion in Winter” ya que estas 2 películas cuentan la historia del papá y la mamá de Richard Plantagenet, Henry II de Inglaterra, y Leonor de Aquitania.
Henry II, había construido su reino y su poder, a pesar de los problemas de su viejo amigo, Thomas Becket; y la mayor parte del poder, se debió a la herencia de Leonor en Francia, que era su dote.
Leonor había sido Reina de Francia brevemente, pero se divorció del Rey Louis, y se llevó su propiedad con ella.
Henry estaba en una muy buena posición para dominar al Rey Louis y su hijo Philippe; pero de “The Lion in Winter” se recordará que Philippe le dice a Henry que el tiempo está de su lado:
Henry morirá pronto, y Philippe es aún muy joven, y entonces también era muy astuto; pues estaba más interesado en que Richard entrara en La Cruzada para debilitar al gobierno inglés, y permitir que Philippe incursione en la base de poder de Leonor.
Y funcionó como un encanto:
Una vez que Barbarroja murió, Philippe aprovechó la primera discusión con Richard para llevar a sus hombres a Francia.
Pronto estuvo en contacto con el hermano de Richard, El Príncipe John, que era regente del Rey.
John, pronto hace arreglos para evitar que Richard vuelva a casa... y usurpa el trono.
En este punto cabe “The Adventures of Robin Hood”, seguido de “Robin and Marion” para ver el regreso de Richard, y el final de su lamentable “mal reinado”
Así, DeMille alude a la lucha política...
Tenga en cuenta el negocio entre Conrad de Monferrato, el potencial Rey de Jerusalén y John; pero John está hecho para ser la fuente principal de estas conspiraciones.
No hay duda de que estuvo involucrado, pero Philippe fue la verdadera clave para ellos.
También hay otro tema, mencionado en “The Lion In Winter” pero que se dejó caer aquí:
DeMille nunca lo habría discutido en el contexto de un héroe.
Richard era gay.
Su matrimonio con Berengaria no fue uno de amor, aunque se hizo aquí y en la película posterior, “King Richard and The Crusades”, basada en la de Sir Walter Scott.
Y La Batalla por Acre, que fue muy sangrienta, la peor parte de ella, de la cual los historiadores árabes se han enfadado durante siglos, y los británicos tendían a ignorarla; fueron las masacres de ciudadanos árabes y judíos en Acre.
En algún lugar, más de, al menos 30,000 personas fueron asesinadas.
Esta atrocidad, fue eliminada de la película.
Pero en general, las batallas tienen la épica que precisa una producción de estas características; y se nota que hay mucho dinero detrás del diseño de decorados y vestuario, y los personajes adolecen a veces de cierto “postureo”, pero bueno, es lo que tienen estas películas épicas de la época.
La leyenda de Richard “The Lionheart”, siempre ha estado 2 o 3 pasos por delante de la realidad histórica, y se obvia el hecho de que fue un sanguinario y furioso, en el peor sentido del término; seguramente por ser “el estandarte de La Cristiandad más firme”, en contraposición de Saladino.
Además, al ser El Rey de Inglaterra, el personaje tiene un tirón más que lógico en el público de Estados Unidos; y es que la película se centra en 2 ejes concretos:
Por una parte, la relación amorosa que existe, o existirá a medida que avance el film, entre Richard y la esposa con la que efectivamente se casó, Berenguela de Navarra; y nos muestra cómo en un primer momento, Richard sólo acepta el matrimonio por puro interés económico; pero el filme se centrará en la evolución del personaje, en general y en particular con su esposa, que cada vez más le irá cogiendo cariño, a pesar de las dificultades que les coloca el destino, o más correctamente, el guión; y que son las pruebas que en definitiva dan tensión a la película.
Hay que destacar que el guión pretende desarrollar la evolución del personaje de Richard “The Lionheart”, enalteciéndolo hasta convertirlo en “El Príncipe ideal de Los Cristianos”
Empezamos en Inglaterra, donde El Rey campea a sus anchas, distrayéndose en torneos donde exhibe su violencia, y riéndose de sus criados.
Cuando es llamado a Las Cruzadas, ve la oportunidad perfecta para embarcarse en una aventura que le puede reportar mucho éxito, pero en realidad él no está confiado de La Cruz, y prácticamente la película nos lo muestra como un descreído.
Pero gracias al amor de “su amada”, el personaje se irá convirtiendo en uno de principios, que incluso finalmente acabará abrazando la causa del cristianismo.
Por su parte, el personaje de Loretta Young sería bastante interesante, sino fuera por el tono ultra cursi con el que afronta la actriz el papel, convirtiéndola en una pesadilla cada vez que la vemos irritarse exageradamente... con demasiada dulzura difícil de creer…
Además, la película plantea, más allá del relato, algunos temas de actualidad e interés general:
Elogia la concertación y colaboración de los países europeos; muestra a unos cristianos rudos y fanatizados, frente a unos musulmanes más cultos y refinados; elogia los acuerdos de paz como medio para resolver, y en su caso, evitar confrontaciones bélicas; ejemplifica que la fuerza bruta es poco útil en la solución de problemas generales; expone una de las principales causas históricas que han dejado una herida perdurable en el ánimo y en la cultura islámica; muestra cómo motivos religiosos cristianos han alentado y justificado inconvenientemente acciones ofensivas, violentas, agresivas e intervencionistas en el pasado; muestra cómo la cultura de la violencia, justificada por la religión y sus predicadores, ha arraigado en Occidente, y ha dado lugar a legitimaciones apriorísticas de operaciones de colonialismo, imperialismo, expansionismo y racismo, etc.
El film entretiene al espectador, y al mismo tiempo deja en su espíritu una semilla de inquietud que llama a la reflexión.
Y es un hecho que las películas sobre cruzados tienen una intención política:
Una forma con la que se hace esto, es a través de los principales héroes, como Richard “The Lionheart” y el antagonista principal, Saladino.
Muchas películas han usado la relación entre ellos y aquí en particular, la relación está conectada no solo por el conflicto de La Cruzada, sino por un triángulo erótico improbable, aunque entretenido, con Berengaria de Navarra.
Por lo que este film también puede verse como una reacción al aislacionismo estadounidense tras La Primera Guerra Mundial, donde Richard “The Lionheart” sería un trasunto de Estados Unidos, que no quiere comprometerse con Europa, encarnada en Berengaria.
Por ejemplo, Richard al principio no quiere casarse, por lo que continúa en La Cruzada a pesar de mostrar signos de no ser religioso.
Berengaria también puede ser vista como una “Liga de Naciones medieval” cuando las negociaciones entre Saladino y Richard ocurren al final de la película... y una de las principales preocupaciones de tales películas, es la forma en que se retrata a los musulmanes y Los Cruzados.
A lo largo de la película se observa que hay una representación negativa de Saladino y los musulmanes, y se nota que Los Cruzados están vestidos con armaduras y cruces sobre el pecho, mientras que los sarracenos van vestidos con un lujo oriental, un tanto femenino... con túnicas sueltas de telas de lujo y fajas de seda.
Otra escena hace que los sarracenos disparen a un mensajero cruzado, que exige la rendición de la ciudad, y uno de ellos lleva un casco con cuernos de demonio…
Hay otros momentos con los que los europeos mencionan la maldad, o los llaman “infieles musulmanes” pero hay que ser conscientes que DeMille estableció los estereotipos de Richard y Saladino que se han repetido desde entonces…
Pero Saladino también es descrito como valiente y honorable, y probablemente por ello, el film no tuvo buen rendimiento en taquilla, pues muestra el lado bueno y noble de los musulmanes, en contraste con las rastreras conjuras de La Cristiandad; no olvidar que Saladino salva a Richard de ser asesinado por los traidores de su misma fe… un ejemplo del estereotipo negativo de los musulmanes que es visto en otras películas de Hollywood.
Y como en muchas otras producciones del cineasta, se trata de hacer lo máximo posible con lo mínimo.
Si bien, DeMille demostró que podía hacer un panorama general sin una gran cantidad de extras o decorados impresionantes, sin duda sabe cómo aprovechar al máximo esos activos cuando los tiene.
Es en The Crusades que vemos el desarrollo del estilo de presentación que empleó para todas sus epopeyas posteriores; y en lugar de bombardearnos con lo colosal, le gusta revelar gradualmente la inmensidad de un lugar, tirando de la cámara hacia atrás, lenta y suavemente; y durante estos movimientos, generalmente tiene uno o 2 movimientos adicionales a lo largo del marco, a un ritmo similar al de la cámara, lo que le da a la maniobra una mayor gracia y un mayor impulso.
Luego están las escenas de batalla, las creaciones tensas y frenéticas de la excelente edición de Anne Bauchen; y mientras que DeMille claramente ama la toma masiva de la multitud, tiene el suficiente sentido como para reducir el espacio, y simplificar el escenario cuando se trata de escenas clave de diálogo.
En comparación con los lugares al aire libre ocupados, muchos de los interiores son bastante sencillos, lo que nos ayuda a concentrarnos por completo en los actores, sus expresiones y sus palabras.
Las transiciones a estos momentos dramáticos, a menudo son muy suaves, con la caída de una solapa de la tienda, o simplemente un cambio de ángulo para enmarcar a los actores contra una pared desnuda.
DeMille era un experto en encender y apagar el espectáculo, por así decirlo, según las exigencias de la narrativa.
Teniendo en cuenta lo anterior, es una pena que, como la mayoría de las películas de DeMille de esta Era, The Crusades sea dramáticamente bastante débil.
El diálogo es insípido, y la mayoría de los personajes son estereotipos escritos con pereza, que llegan incluso a extenderse en el humor por más de 1 hora.
El “stuntman” Jack Montgomery , quien interpretó a un caballero cristiano en la película, recordó en una entrevista, la tensión que existía entre el director Cecil B. DeMille y las docenas de especialistas contratados para hacer las escenas de batalla:
“A los especialistas les molestó lo que vieron como la actitud arrogante de DeMille sobre la seguridad, especialmente porque varios especialistas habían resultado heridos, y varios caballos habían sido asesinados, debido a lo que los especialistas percibían como la indiferencia de DeMille.
En un momento dado, DeMille estaba parado en los parapetos del castillo, gritando a través de su megáfono a los combatientes reunidos a continuación.
Uno de ellos, que había sido contratado por su experiencia en tiro con arco, finalmente cansado de los gritos de DeMille, clavó una flecha en su arco, y disparó contra el megáfono de DeMille.
La flecha que se incrustó en el megáfono, estuvo a solo unos centímetros de la cabeza de DeMille.
DeMille, rápidamente dejó el set, y no regresó por el resto del día...
Para el resto de la producción, él nunca volvió a gritarle a los dobles”
Se contó también que el director  intercalaba bomberos reales, disfrazados de cruzados, entre los extras de la escena de batalla para evitar que los incendios se salgan de control.
El equipo contra incendios, también estaba oculto debajo de los accesorios, fuera del alcance de la cámara, pero al alcance de la mano.
Un hombre de utilería de Paramount, Daniel Ulrich, tuvo su pierna derecha aplastada por la torre de asedio de 35 toneladas utilizada en La Batalla de Acre; y según se comenta, 20 extras resultaron heridos durante el rodaje de la escena final.
Por otra parte, Loretta Young mantuvo en secreto que estaba embarazada de 3 meses de su hija Judy Lewis durante el rodaje.
Así como esta película marcó la continuación de la amistad de por vida del director Cecil B. DeMille, y su colaboración con el actor Henry Wilcoxon, que comenzó el año anterior con “Cleopatra” (1934)
Wilcoxon se convirtió en un personaje habitual de las películas de DeMille como parte de su "sociedad anónima" no oficial; y la amistad se describió más tarde como la de una relación de padre/hijo sustituto, ya que Wilcoxon había perdido a su propio padre a una edad temprana, y DeMille vino a llenar ese vacío en su vida.
Por otra parte, el equipo de investigación de la película, descubrió 11 retratos publicados del Rey Richard I en un intento de hacer que el cabello y el maquillaje de Henry Wilcoxon sean históricamente precisos; pues no había 2 retratos lo suficientemente similares para crear de manera confiable un diseño definido.
No obstante, la producción tuvo que rodarse alrededor de Wilcoxon durante aproximadamente 1 semana cuando él se enfermó.
Al tiempo que la relación central con la hermosa Loretta Young, forma parte del canon de fuertes presencias femeninas que abundaron en el trabajo del director.
Por otra parte, Ian Keith como Saladino, sale mucho mejor como un héroe guerrero genuino, que defendía su reino, y como una persona caballerosa; y aunque Joseph Schildkraut fue como sucede, un muy buen actor, DeMille repetidamente lo presenta como estas figuras de Judas, debido a su cara delgada y sus ojos penetrantes; y es cierto que su papel está distorsionado históricamente, pero hace un trabajo fenomenal.
Pero antes que acabar, señalar que esta película está llena de simbolismos, como en otras películas de DeMille, donde el momento más memorable, es una “escena de salvación”, donde los simples cruzados mueren… y justo antes de su último aliento, desean tocar La Cruz, y suben los escalones altos iluminados por la luz que viene de arriba...
No obstante, el filme tiene errores de hecho, por ejemplo:
Conrad de Monferrato, se representa en las cortes francesas e inglesas cuando ya estaba al otro lado del Mediterráneo, defendiendo galantemente la ciudad de Tiro.
Su carácter, las actividades y las circunstancias de su muerte, están mal representados y alterados en todo momento.
No había un Príncipe Ruso en La Tercera Cruzada, porque era una empresa latina, no ortodoxa.
Navarra, no era “un reino pobre”
El Rey de Navarra le dio a Richard una dote impresionante cuando se casó con Berengaria.
El Rey William de Sicilia, envió barcos para ayudar a La Cruzada, pero no fue personalmente, pues había muerto en Sicilia, antes de que Richard, su cuñado, llegara al este.
La Heráldica es incorrecta para El Marqués de Monferrato, Italia, que es una banda de rojo sobre blanco/plata; no hay chevrones, ni serpientes.
Como anacronismos:
¡Richard lleva un reloj de pulsera en una escena!
Su Escudo de Armas se muestra como 3 leones… pero eso no adoptó hasta 1198, 4 años después de regresar de Las Cruzadas.
La escena en Marsella, que muestra un motor de asedio que se está moviendo a través de la ciudad, es una completa invención; pues los motores de asedio se desmontaron para facilitar el transporte, o se construyeron en el sitio de asedio.
Si El Duque Friedrich, está destinado a ser Duque de Suabia, o su padre, El Emperador Friedrich Barbarroja; su presencia en el momento de la llegada de Richard, en 1191 es un anacronismo:
El Emperador había muerto de camino a La Cruzada en Asia Menor.
El Duque Frederick llegó con lo que quedaba de las fuerzas de su padre, pero murió de disentería, de 23 años, en el campamento de sitio de Acre, en enero de 1191, algunos meses antes de que Richard aterrizara.
Los peinados femeninos de esta historia ambientada en el siglo XII, se parecen mucho a los peinados femeninos de mediados de los años 1930...
“El matrimonio con espada” era una costumbre real utilizada por la realeza; que permitió el matrimonio de parejas, a menudo sólo hijos, en países muy separados; y no se habría considerado adecuado con los individuos ubicados tan cerca como se muestra en la película.
Los ingleses son retratados con ballestas y arcos largos en el sitio de Acre, de 1189 a 1191; aunque no se adoptaron hasta el período de La Guerra de Los 100 Años, de 1337 a 1453.
El director Cecil B. DeMille, usó los mismos sets de los filmes “The Lives of a Bengal Lancer” (1935), y algunos de “Cleopatra” (1934)
De hecho, una túnica bordada y varias armas de utilería están disponibles para su visualización en la colección permanente del Hollywood Heritage Museum, en Los Ángeles.
Por último decir que The Crusades es conocida por su espectacular banda sonora, compuesta por Rudolph Kopp, que aporta una partitura vibrante de tonos épicos; y añade canciones que contribuyen a explicar la acción, y le confieren trascendencia y profundidad; pero también contiene trabajo de otros compositores no acreditados, como:
Heinz Roemheld, Milan Roder, Frederick Hollander, John Leipold y Herman Hand; incluye “El Himno de La Alegría” con música de Rudolph G. Kopp y letras de Harold Lamb; “La Canción del Soldado” por Kopp y Cordero; y el conmovedor “Song of The Crusades” con música de Richard A. Whiting y Kopp; y letras de Lamb y Leo Robin; con letras corales especiales de Jeanie Macpherson, que presentan la película, y se usan para Los Cruzados cuando marchan a la batalla.
También se destaca el “Main Tittle” triunfal, y como música añadida, se adapta “La Marcha Nupcial” de la ópera “Lohengrin” de Richard Wagner.
“What if we call him Allah or God?
Shall men fight because they travel different roads to him?
There is only one God”
Del destino de los personajes, se sabe que:
Saladino falleció 6 meses después del término de La Tercera Cruzada, el 4 de marzo de 1193, a los 56 años, en Damasco; y fue enterrado en un mausoleo en el exterior de La Mezquita Omeya.
Su fama trascendió lo temporal, y se convirtió en un símbolo de caballerosidad medieval, incluso para sus enemigos; y sigue siendo una figura muy admirada en la cultura árabe, kurda y religión musulmana.
En Europa, Los Cruzados que regresaron a sus hogares, trajeron consigo numerosas leyendas y anécdotas con Saladino como protagonista; y con ellas se difundió por el mundo cristiano la figura del Sultán.
De Saladino, la tradición cristiana se quedó con su cortesía, sabiduría y caballerosidad, apareciendo en numerosos relatos como “un gran señor que trataba con honor a sus cautivos” y se trata de algo inexacto para los cánones modernos, pues los miembros de las órdenes militares que consideraba sus más acérrimos enemigos, eran normalmente obligados a escoger entre una conversión forzosa o la muerte; si bien, en la moral de la época, su cumplimiento de las normas sociales de cortesía hacia los cautivos y su respeto a los pactos con el enemigo, frente a la violación de treguas continuas por Los Cruzados ante su falta de un liderazgo sólido, le hacían sorprendentemente similar al concepto medieval de caballerosidad.
Pero también fue mostrado muchas veces como “el temible líder infiel” que había expulsado a “la verdadera religión” de Los Santos Lugares.
En otras fuentes, especialmente las eclesiásticas, se le muestra como “el diablo sarraceno”, asociándosele con El Demonio.
En la actualidad, no siempre siendo históricamente exactas, hay numerosas obras, tanto de investigación como de ficción, en donde se le suele mostrar como un líder íntegro y fiel a su religión, además de uno de los más grandes estrategas de su tiempo.
Richard “The Lionheart”, de 42 años, murió el martes 6 de abril de 1199, por una herida de flecha en su regreso a Europa; y tan pronto murió, su mercenario más infame, El Capitán Mercadier, tomó al niño que había disparado la flecha fatal, lo despellejó vivo, y luego lo colgó.
Las vísceras de Richard fueron enterradas en el lugar de su muerte, su corazón en Ruan, Normandía; y el resto de su cuerpo fue sepultado a los pies de su padre en La Abadía de Fontevrault en Anjou.
En su lecho de muerte, legó todas sus posesiones a su hermano John, dado que no tenía herederos legítimos.
Y como ocurre con muchas de Las Reinas Inglesas Medievales, se sabe relativamente poco de la vida de Berenguela de Navarra.
Tradicionalmente conocida como “la única Reina Inglesa que nunca ha pisado el país”, puede que de hecho haya visitado el país después de la muerte de su esposo, pero no lo hizo antes, ni vio mucho de ello durante su matrimonio, que no tuvo hijos.
Ella, inusualmente para la esposa de un Cruzado, lo acompañó en el inicio de La Tercera Cruzada, pero en su mayoría vivió en sus posesiones francesas, donde dio generosamente a La Iglesia, a pesar de las dificultades para cobrar la pensión que le correspondía, al hermano y sucesor de Richard, John, después de que ella se quedó viuda.
Y tras la muerte de Richard, a Berenguela de Navarra le concedió el señorío de Le Mans, donde vivió hasta su muerte, el 23 de diciembre de 1230.
Contaba entre 60 y 65 años, y fue sepultada en La Abadía de L'Epau; siendo recordada como “una benefactora de varias congregaciones e instituciones religiosas, y que se la considera un modelo de piedad; al tiempo que ella ilustra muy claramente las limitaciones con las que se encuentran las mujeres medievales, incluso los aristocráticos, que se vieron obligados a vivir”
Las luchas de Berengaria, son un buen ejemplo de lo que muchas mujeres enfrentaron en el siglo XIII, y esos largos años de viudez, revelan en el expediente, a una mujer fuerte y valiente, independiente, solitaria, que lucha contra las difíciles circunstancias políticas y económicas, con poco interés en las trampas de la existencia cortesana, sostenida por su fe en Cristo, y su lealtad a la Sede de San Pedro, sin miedo de hacer valer sus derechos contra enemigos poderosos, tanto laicos como clérigos.
¿Y las consecuencias de Las Cruzadas?
Religiosamente demostraron la unidad de Occidente y el poder de La Iglesia; socialmente, debilitaron a Los Señores Feudales:
Muchos perdieron la vida o quedaron en Oriente; otros se empobrecieron por la venta de sus tierras; además, la prolongada ausencia les impidió vigilar sus derechos.
Los Reyes se incautaron de los feudos vacantes, y redujeron tenazmente los privilegios de Los Señores.
Por su parte, los siervos y vasallos alcanzaron su libertad a cambio de dinero.
Las ciudades y la burguesía, resultaron beneficiadas con las ganancias que proporcionaban el aprovisionamiento, el transporte de los ejércitos y el incremento de tráfico con Oriente.
Los franceses, principales participantes de Las Cruzadas, gozaron de una influencia en los países orientales, que alcanzó hasta la época contemporánea.
Económicamente se introdujeron en Occidente nuevos cultivos y procedimientos de fabricación tomados de los pueblos musulmanes.
El comercio, sobre todo marítimo, adquirió mayor impulso.
Los puertos de Génova, Venecia, Amalfi, Marsella y Barcelona, fueron los más favorecidos.
Culturalmente, el arte y la ciencia árabe y bizantina, mejoraron la cultura occidental; las costumbres experimentaron sensibles cambios, y el género de vida se hizo menos rudo.
El resultado de La Tercera Cruzada, en general fue poco satisfactorio, y provocó que se predicase La Cuarta, que se desvió hasta Constantinopla, y que tuvo lugar de 1202 a 1204; siendo una expedición militar organizada como una Cruzada para reconquistar Tierra Santa, pero que varió su rumbo, terminando con la conquista y el saqueo de Constantinopla, Capital del Imperio Bizantino, que pasó a llamarse entonces “Imperium Romaniae”
Posteriormente hubo 5 Cruzadas más, terminando con La Novena Cruzada, que es muchas veces considerada como parte de La Octava Cruzada, que tuvo lugar de 1271 a 1272.
En el año 2000, El Papa de La Iglesia Católica, Juan Pablo II, pidió públicamente perdón por los pecados cometidos en Las Cruzadas, asegurando además que no ocurrirán nunca más..

“We've been blind.
We were proud dearest when we took the cross in our pride, we fought to conquer Jerusalem.
We tried to ride through blood to the Holy Place of God.
And now... now we suffer”


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