La Perla

“Esta es una historia que los ancianos cuentan a los niños.
No están seguros de dónde sucedió o cuándo”

La Biblia, el libro guía de todos los que se dicen “católicos, cristianos o judíos”, reza de esta manera:
“Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el reino de los cielos”, Mateo 19:24
Quienes crean, sin profundizar y a fe plena en estas palabras, fácilmente pensarán que ser pobre es entonces mejor que ser rico…
Pero entonces, aparece un gran pensador, el filósofo Arthur Schopenhauer, quien así escribe:
“El dinero es la cosa más importante del mundo.
Representa salud, fuerza, honra, generosidad y belleza.
Del mismo modo, la falta de él significa dolencia, flaqueza, desgracia, maldad y fealdad”
Y esto también suena cierto, inexacto pero cierto.
¿Cuál es, entonces, la verdad?
“The Pearl” (1947), la novela del autor estadounidense John Steinbeck, no habla de ello.
John Ernst Steinbeck Jr., fue un escritor ganador del Premio Nobel de Literatura de 1962 “por sus escritos realistas e imaginativos, combinando a la vez que hacen un humor simpático, y una aguda percepción social”, y se le ha llamado “un gigante de las letras estadounidenses”, y muchas de sus obras se consideran clásicos de la literatura occidental.
La mayor parte de su trabajo, tiene la particularidad de que se desarrolla en el centro de California, en especial en El Valle de Salinas y la región de los rangos costeros de California; y exploraban con frecuencia los temas del destino y la injusticia, especialmente cuando se aplicaban a los protagonistas oprimidos o de todos los hombres; y “The Pearl” es uno de los libros más populares de Steinbeck, tanto que se ha utilizado ampliamente en las clases de la escuela secundaria; pues a veces se la considera una parábola...
Esta es la historia de un buceador de perlas llamado Kino, y explora la naturaleza del hombre, así como la codicia, el desafío a las normas sociales y el mal.
La acción tiene lugar en La Paz, México, u comienza con una descripción de la aparentemente idílica vida familiar de Kino, su esposa Juana y su pequeño hijo, Coyotito.
Kino observa mientras Coyotito duerme, pero ve a un escorpión arrastrarse por la cuerda que sostiene la hamaca colgada donde se encuentra Coyotito; y Kino intenta atrapar al escorpión, pero Coyotito golpea la cuerda, y el escorpión cae sobre él.
Aunque Kino mata al escorpión, todavía pica a Coyotito.
Así, Juana y Kino, acompañados por sus vecinos, van a ver al médico local, que se niega a tratar a Coyotito porque Kino no puede pagar lo suficiente para satisfacer las necesidades codiciosas del médico.
Kino y Juana, bajan a Coyotito cerca del mar, donde Juana usa una cataplasma de algas en el hombro de Coyotito, que ahora está hinchada.
Kino se zambulle en busca de ostras desde su canoa, con la esperanza de encontrar una perla que pueda vender para pagarle al médico; y encuentra una ostra muy grande que produce una perla inmensa, que él llama “La Perla del Mundo”
La noticia de que Kino ha encontrado una inmensa perla, viaja rápido a través de La Paz; y los vecinos comienzan a sentirse amargados por su buena fortuna, pero ni Kino ni Juana se dan cuenta de este sentimiento que han engendrado…
Juan Tomás, el hermano de Kino, le pregunta qué hará con su dinero, y él prevé casarse con Juana en una iglesia, y vestir a Coyotito con una gorra y un traje de marinero; al tiempo que afirma que enviará a Coyotito a la escuela, y comprará un rifle para él.
El sacerdote local los visita, y le dice a Kino que recuerde dar gracias y orar por guía.
El médico también los visita, y aunque Coyotito parece estar sanando, el médico insiste en que Coyotito todavía se enfrenta al peligro y lo trata…
Kino le dice al doctor, que le pagará una vez que venda su perla, y el médico intenta discernir dónde se encuentra la perla… pues Kino la había enterrado en la esquina de su choza.
Esa noche, un ladrón intenta irrumpir en la cabaña de Kino, pero Kino lo aleja; y Juana le advierte a Kino, que la perla los destruirá, pero Kino insiste en que la perla es su única oportunidad, y que mañana la venderán.
Al día siguiente, Kino va a vender su perla.
Desconocido para él, los comerciantes de perlas en La Paz están confabulados entre sí, conspirando en secreto para que parezca que los precios ofrecidos son competitivos, cuando la verdad es que están defraudando a los nativos, y le ofrecen a Kino mil pesos por la perla, cuando Kino cree que vale 50 mil.
Kino se niega a vender a los comerciantes de perlas, y decide ir a la capital en su lugar.
Esa noche, Kino es atacado por más ladrones, y Juana le recuerda una vez más, que la perla es mala… sin embargo, Kino jura que no será engañado.
Más tarde esa noche, Juana intenta tomar la perla y arrojarla al océano, pero Kino la encuentra, y la golpea por hacerlo.
Posteriormente, un grupo de hombres se acerca a Kino, y le quita la perla de la mano.
Juana mira desde lejos, y ve a Kino acercarse a ella, cojeando con otro hombre cuya garganta Kino ha cortado.
Juana encuentra la perla, y deciden que deben irse, incluso si el asesinato fue en defensa propia; pero Kino descubre que su canoa ha sido dañada, su casa fue destruida, y el exterior se incendió.
Mientras tanto, se quedan con el hermano de Kino, Juan Tomás, con la protesta de su esposa Apolonia; y se esconden para el día siguiente, antes de partir hacia la capital por la noche.
Kino y Juana viajan por la noche, y descansan durante el día; y ven pasar a varios rastreadores de ovejas de borrego cimarrón, por lo que Kino y Juana escapan a las montañas, y encuentran una cueva donde esconderse.
Juana y Coyotito se esconden en la cueva, mientras Kino baja para “tratar” con los rastreadores.
Cuando Kino se acerca, los rastreadores escuchan un grito; y asumen que es simplemente un cachorro coyote, y disparan en dirección a los gritos para silenciarlo.
En ese momento, Kino ataca, matando a los 3 rastreadores; sin embargo, Kino no puede escuchar nada más que la canción de la muerte, ya que pronto se da cuenta de que fueron los gritos de Coyotito los que escucharon los rastreadores, y el disparo golpeó a Coyotito.
Juana y Kino regresaron con el corazón roto a la ciudad de La Paz, Kino con un rifle robado de uno de los rastreadores que mató, mientras que Juana lleva al Coyotito muerto como un saco de su espalda.
Los 2 se acercan al golfo, y Kino ve una imagen de Coyotito con su cabeza disparada en la perla.
Horrorizado, arroja la perla al océano.
Es un hecho que “The Pearl” fue fuertemente influenciada por el interés de Steinbeck en la filosofía de Carl Jung; el médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo, figura clave en la etapa inicial del psicoanálisis; y posteriormente fundador de la escuela de psicología analítica, también llamada “psicología de los complejos y psicología profunda”
Tales manifestaciones remiten, según su hipótesis, a determinados patrones, a los que llamó “arquetipos”; y es que Jung llegó a comparar los arquetipos con lo que en etología se denomina “patrón de comportamiento” o “pauta de comportamiento”, extrapolando este concepto desde el campo de los instintos, a la complejidad de la conducta humana finalista; pues los arquetipos modelarían la forma en que la conciencia humana puede experimentar el mundo y auto percibirse; además, llevarían implícitos la matriz de respuestas posibles que es dable observar, en un momento determinado, en la conducta particular de un sujeto.
En este sentido, Jung sostenía que los arquetipos actúan en todos los hombres, lo que le permitió postular la existencia de un inconsciente colectivo.
Así, el hombre accedería a esa dinámica inconsciente, en virtud de la experiencia subjetiva de estos símbolos, la cual es mediada profusamente por los sueños, el arte, la religión, la mitología, los dramas psicológicos representados en las relaciones interpersonales, y los propósitos íntimos.
Además, Jung sostenía la importancia de profundizar en el conocimiento de ese lenguaje simbólico, para consolidar la preeminencia de la consciencia individual sobre las potencias inconscientes; y en tono poético, sostenía que este proceso de individuación, “principium individuationis”, sólo es viable cuando se ha dado respuesta a la pregunta:
¿Cuál es el mito que tú vives?
Por otra parte, Steinbeck escribió que creó la historia de “The Pearl” para abordar los temas de “la avaricia humana, materialismo y el valor inherente de una cosa”; al tiempo que la inspiración fue un cuento popular mexicano de La Paz, en Baja California Sur, en México, que había escuchado en una visita a la antigua región rica en perlas en 1940; y que Steinbeck había mencionado en una anterior obra de no ficción llamada “Sea of Cortez” (1940), coescrita con el biólogo marino, Ed Ricketts, tras su expedición científica al Golfo de California.
De esa manera, Steinbeck comenzó a escribir la historia como guión de una película en 1944, y la publicó por primera vez como una historia corta llamada “The Pearl of The World” en Woman's Home Companion, en diciembre de 1945.
La publicación original, también se nombra a veces como “The Pearl of La Paz”; y se amplió a la longitud novela, publicándose bajo el nombre de “The Pearl” por Viking Press en 1947.
Así pues, los personajes principales son:
Kino, es el protagonista , y comienza como un buceador de perlas muy trabajador.
Él tiene una esposa, Juana, y un hijo, Coyotito.
Está contento con su estilo de vida como buceador, pero no es rico hasta que descubre la perla.
Después de descubrirla, Kino cambia gradualmente para convertirse en un hombre completamente diferente.
Aunque su familia sigue siendo el centro de sus acciones, también es impulsado por la codicia; y rápidamente se obsesiona con las cosas materiales que la perla podría traer, que es drásticamente diferente a la anterior.
Ya no está contento con que su hijo no sea educado, o que su familia no esté bien vestida.
En lugar de disfrutar a su familia y su compañía, como lo hizo al principio, se vuelve descontento y siempre busca más.
La esposa de Kino es Juana, un personaje secundario, una mujer amorosa que se preocupa por su esposo e hijo; y a lo largo de la experiencia, ella permanece leal a su familia, pero también percibe el mal que trae la perla.
Por ejemplo, una noche, ella intentó devolver la perla al océano para devolverle la paz y la felicidad a su familia, demostrando su sabiduría y amor por ellos.
Coyotito es el hijo de Juana y Kino, es su único hijo, por lo que sus padres hacen todo lo posible para protegerlo.
A pesar del amor y el esfuerzo de sus padres, está sujeto a muchos daños, tanto antes como después de que se encuentre la perla.
El doctor, es un personaje sin nombre, que simboliza la codicia y la manipulación.
Antes de encontrar la perla, se negó a curar a Coyotito porque la familia era pobre, aunque hubiera sido fácil; sin embargo, después de que la familia encontró la perla, él regresa a la familia, y se muestra más amigable con ellos al principio.
No solo es particular a quien trata, demostrando su codicia, sino que también usa su ignorancia para su ventaja al mentir sobre cómo tratar a Coyotito.
El médico está en marcado contraste con la familia, y es el comienzo del mal que vendrá de la perla.
Juan Tomás, es el hermano de Kino, es sabio y leal.
Al principio, él advierte a Kino de la destrucción que la riqueza puede traer, demostrando su amor por su hermano; sin embargo, cuando llega la destrucción, Juan Tomás no rechaza arrogantemente a su hermano, sino que en cambio, lo acoge para protegerlo.
Él es uno de los pocos personajes que no busca dinero, y conoce la importancia de la familia.
Los comerciantes de perlas, también demuestran la codicia y la manipulación:
Cuando Kino intenta vender la perla, los vendedores de perlas se niegan a tomar la perla por su precio real; en cambio, dicen que vale menos para que él pueda ganar más dinero; y aumentan la diferencia entre lo que Kino quiere de la perla, y lo que realmente vale.
Entre los temas de la novela, están:
La familia, como uno de los temas principales, pues a lo largo del relato, la trama explica cómo vive la familia antes y después de la perla; por tanto, es el foco constante de la trama, y muchas de las decisiones se basan en lo que sería mejor para la familia; por ejemplo, lo primero que Kino desea hacer con el dinero de la perla, es darle a su esposa y a Coyotito una mejor vida.
Este dinero pagaría la educación de Coyotito, mejor ropa y mejor protección.
Más tarde, Kino también demuestra devoción a su familia, al no venderle al vendedor de perlas.
El segundo comprador estaba tratando de obtener la perla por menos de lo que valía, pero Kino, con su familia en mente, se negó a buscar un mejor acuerdo.
Siempre tiene en mente a su familia, ya sea que conduzca a la calidez, la felicidad o la destrucción.
Además, esa fue la razón por la que Kino obtuvo la perla y, finalmente, la razón por la que la arrojó de nuevo al océano.
El bien y el mal es uno de los temas más importantes; y también se muestra en otros temas, y se muestra desde el principio hasta el final.
Al principio, Kino vive una vida de simplicidad y felicidad, pero cuando descubre la perla, cree que de ella saldrá la buena voluntad; sin embargo, un sentido del mal lo acompaña…
Después de eso, Kino y su familia estaban en una batalla constante contra el mal para preservar el bien que disfrutaban antes.
La paradoja se muestra a través de los deseos de Kino…
Una vez que Kino descubre la perla, comienza a soñar con lo que podría venir de esta fortuna, a medida que la avaricia llena su cabeza, pero mientras intenta llevar a cabo este plan, la buena riqueza también trae destrucción a su familia cuando trata a Juana mal, y es abusivo.
Aunque Kino desea el bien para su familia, existe una paradoja de una realidad malvada que él no quiere, e intenta “evitar la inevitable tensión de la vida” entre estos 2, pero encuentra que no puede separar el bien y el mal.
Al final, el hallazgo del gran premio hace que pierda a otro, su hijo.
La perseverancia es otro tema demostrado por muchos personajes, pero principalmente por Kino:
Antes de encontrar la perla, era una persona noble y muy decidida que buscaba fortuna para su familia.
Después de encontrarla, espera encontrar la fortuna de otra manera.
Debido a que Kino cree que esto salvaría a su familia, él persiste “a pesar de muchos obstáculos” que acompañan a la perla.
Persevera para conservar la perla pero, al final, no valía la pena conservarla.
La novela fue elogiada como un gran triunfo artístico, y enfatizaron cómo Steinbeck entiende el significado universal de la vida; aunque muchos todavía creen que el trabajo de Steinbeck fue “una reflexión única sobre la experiencia humana”, hay otros que no estuvieron de acuerdo…
“Porque se dice que los humanos nunca están satisfechos, que les das una cosa y quieren algo más.
Y esto se dice con desprecio, mientras que es uno de los mejores talentos que tiene la especie, y uno que lo ha hecho superior a los animales que están satisfechos con lo que tienen”
La Perla es una película de suspense mexicana, del año 1945, dirigida por Emilio Fernández.
Protagonizada por Pedro Armendáriz, María Elena Marqués, Fernando Wagner, Gilberto González, Charles Rooner, Columba Domínguez, Juan García, Alfonso Bedoya, Raúl Lechuga, Max Langler, entre otros.
El guión es de Emilio Fernández, John Steinbeck y Jackson Wagner; basados en la obra original de Steinbeck, considerada una de las más bellas de su autor.
Y es que hacer una adaptación de la novela corta de Steinbeck, no fue fácil, y siempre fue una hazaña; pero Emilio Fernández y Gabriel Figueroa lo hicieron de manera exitosa; siendo la película más fatalista de las películas fatalistas de Fernández, y también la más lograda; porque es un potente melodrama que tiene fuerza, sangre, intensidad, con una calmada y sobria puesta en escena; con una narración creíble, entre el folletín y el drama, que trata sobre la codicia inabarcable del ser humano, de la desgracia existencial de ser pobres, de esa perla como ilusión, libertad, de igualdad de oportunidades...
Todo ello la hace una película que, como es común en la obra de este gran escritor, de nuevo se ocupa del sufrimiento y de las enormes dificultades por las que pasa la gente del pueblo en su ansiada búsqueda de la felicidad.
Al comienzo, hay esperanza, sueños, deseos de los mejores… pero luego, la envidia, la avaricia y la maldad, se harán presentes para oscurecer las nubes; literalmente en una apropiada ambientación con aroma a grandes carencias.
Pues Fernández consigue una historia que muestra la riqueza repentina en una de esas ocasiones en que la suerte del hombre pareciera claramente definida… porque, sólo algunos, que no todos, suelen estar preparados para ella.
La Perla se produjo para RKO Radio Pictures, siendo filmada en 2 versiones:
Una en inglés y otra en español; y mostrada en 2 versiones:
Una corta de 77 minutos que se mostró en EEUU, Francia y Alemania Occidental; y una versión más larga, de 85 a 87 minutos que se mostró en México y Alemania Oriental.
Eso sí, esta es la primera película en lengua hispanohablante en ser galardonada con un Globo de Oro a La Mejor Fotografía, a cargo del irrepetible Gabriel Figueroa.
Se cuenta que cuando la película fue estrenada, a Bosley Crowther , crítico de cine de The New York Times, le gustó y escribió:
“Es una película excepcional, tanto en contenido como en génesis, es la filmación hermosa e inquietante de la novela de John Steinbeck, “The Pearl”, que ayer llegó a un escaparate apropiado en El Teatro Sutton.
Excepcional es su origen en el hecho de que fue hecha en México, por una compañía mexicana, con actores mexicanos que hablan inglés en todo momento.
Y extraordinario en contenido, gracias al beneficio de una historia de poder primitivo, contada con inmaculada integridad a través de una cámara elocuente”
Aunque la película es torpe en sus caracterizaciones, hay que decirlo todo, en el marco de La Época del Cine de Oro Mexicano, la deslumbrante y hermosa fotografía en blanco y negro del director de fotografía Gabriel Figueroa, hace que la película parezca potente.
De hecho, destaca que en el año 2002, La Perla fue seleccionada para su preservación en El Registro Nacional de Películas de Estados Unidos por La Biblioteca del Congreso como “cultural, histórica o estéticamente significativa”
La acción tiene lugar en un pueblo de pescadores en La Paz, México.
El pescador de perlas Kino (Pedro Armendáriz) y su esposa Juana (María Elena Marqués), están angustiados porque su hijo Coyotito fue picado por un escorpión…
El médico más cercano (Charles Rooner), un extranjero, se niega a tratarlo sin el pago adecuado, y que se toma su lugar a un curandero.
Más tarde, el médico y su hermano (Fernando Wagner), un tiburón del préstamo, se encuentran con Kino después de que encuentra una perla valiosa, y deciden robársela.
Tal y como Juana predecía, en cuanto Kino empieza a tratar de ganar dinero con la perla, los hombres a los que intenta vendérsela, le mienten, le intentan timar, e incluso le atacan para poder poseer una joya de tal valor.
Tras varios incidentes, el hermano de Kino le aconseja que huyan del pueblo, y se refugien en otro sitio donde pueda empezar una vida de cero.
La Perla, como su nombre lo indica, es una verdadera joya, que cuenta con una fotografía maravillosa a cargo de Gabriel Figueroa, probablemente la mejor cámara que ha tenido el cine mexicano; y crea una película que es un despliegue de luces y sombras, paisajes majestuosos, primeros planos y secuencias dramáticas de primer nivel.
Con un guión inteligente, de pocos diálogos pero contundentes, además de una actuación bien lograda; es un buen retrato de la pobreza humana, tanto material como existencial, y a su vez, una apología de la lucha por la igualdad de oportunidades, y la esperanza de los de abajo, de poder vivir una vida plena.
En resumen, el contraste entre los sueños y la dura realidad; magnífica aunque pesimista parábola acerca las cosas que importan... y las que importan menos; y sobre todo, el filme sirve para cuestionar la avaricia, y en qué cosas se acaba poniendo el corazón.
“La perla nos hará libres”
¿Qué puede salir mal, cuando reúnes a varios genios en sus respectivos campos:
John Steinbeck de California, quien más tarde ganó El Premio Nobel de Literatura; Gabriel Figueroa, el mejor fotógrafo de películas de México; y uno de los mejores de todos los tiempos en cinematografía internacional, Emilio Fernández?
Solo Figueroa y Fernández lideraron La Edad de Oro del Cine Mexicano, retratando los cielos, el mar, el campo y las pasiones del pueblo llano, desatándose siempre en una época sin fechar, pero cercana a las revoluciones que derraman la sangre de los ricos, y que nunca ganan los pobres; y esta película está entre las mejores películas de México de todos los tiempos; una historia de codicia y pobreza, que por cierto podría ser una historia contemporánea.
Con mucho honor, es una película mexicana, y si bien la historia fue cambiada para adaptarse a ese ambiente; se nos presenta una historia de esperanza y avaricia, ambientada en la costa del Pacífico de México; basada libremente en la historia de John Steinbeck, que él mismo ayudó a mejorar su propia historia con el tratamiento de pantalla; y aparte de la historia, lo más destacado es el paisaje mexicano, el pueblo y los aldeanos, así como los hábiles y evocadores ángulos de cámara.
“Si esta historia es una parábola, tal vez todo el mundo tome su propio significado de ella, y lea su propia vida en esta.
En cualquier caso, dicen en el pueblo...”
Así concluye la introducción que John Steinbeck empleó para adentrarnos en “The Pearl” (1947), el espléndido relato de la trágica existencia de Kino, Juana y su bebé Coyotito, pero La Perla de 1947, también es la magistral película que Emilio “El Indio” Fernández realizó a partir del guión que él mismo escribió al lado del escritor estadounidense; siendo uno de sus mejores trabajos, y tanto el cineasta mexicano como Steinbeck, orientaron sus simpatías hacia los desheredados, y esa misma simpatía prevalece a lo largo del metraje de un film de emociones humanas:
Con dolor, esperanza, amor, violencia, miedo... que fluyen a raíz de “La Perla del Mundo” que Kino encuentra en el fondo del mar.
En presencia física o simbólica, la joya se convierte en la excusa narrativa que nos aproxima a la condición humana que El Indio Fernández exteriorizó, equilibrando y enfrentando las necesidades y los sueños de sus protagonistas, una pareja indígena; con la avaricia que se desata, y que confirma la imposibilidad de los pobres de escapar de su condición social.
La perla de Kino y Juana, es al tiempo la promesa de libertad y opulencia a la que inicialmente ambos se aferran:
En un rifle, ropas nuevas o que su bebé aprenda a leer y a escribir… y la maldición que los persigue, aunque dicha maldición es fruto de la codicia que la esfera de nácar desata entre mercaderes, vecinos, el cura del pueblo, o el doctor que rechaza atender a Coyotito tras recibir la picadura de un alacrán.
Los primeros compases del film, aquellos que preceden a la aparición de la joya, nos muestran la precaria situación de los nativos de origen precolombino:
Ellos viven en chabolas, carecen de cualquier atención social, no tienen acceso a la educación, y siempre son víctimas del engaño de quienes se aprovechan de su trabajo, de su ignorancia, de su falta de recursos y de su condición marginal.
La primera parte, nos permite acceder al pensamiento de Kino, cuya ignorancia no le impide comprender que solo la educación permitiría a su hijo ser libre, y a su vez, dicha libertad posibilitaría la suya, la de su mujer, y la de todos los oprimidos por el sistema que los somete.
Con la aparición de la perla, materializar el sueño deja de ser una quimera, al menos, deja de serlo para la pareja que no tarda en sufrir los hechos que se encargan de alejar la realidad deseada, la cual es sustituida por los atropellos que obligan a Kino, Juana y Coyotito, a huir en busca de la posibilidad que se les niega, y que para ellos es inexistente.
Como en otras de las mejores películas del Indio, La Perla reincide en el tema de indigenismo que Fernández supo desarrollar mejor que nadie en una época en la que tratar aspectos como los expuestos, de la forma en la que son expuestos, era nadar a contracorriente dentro de la industria cinematográfica mexicana, ni hablar de Hollywood.
Pero él lo hizo con gran acierto, impregnando al cine azteca de un nuevo aire donde lo mexicano, la naturaleza, el melodrama, el amor y las fuerzas que intentan impedirlo, se convierten en los protagonistas absolutos de cuanto se observa en la pantalla, y en La Perla todo ello se equilibra a la perfección para dar como resultado el que posiblemente sea su film más logrado.
Y es que La Perla es uno de esos milagros que fueron forjados en La Época de Oro del Cine Mexicano, o como es conocido a nivel popular, El Cine de Oro; y buena parte de la responsabilidad de la edificación de esta obra cumbre del cine latino, se halla en la conjunción de talentos que unieron sus destinos, entre los que destacan sobremanera, su director y guionista, Emilio Fernández; el fotógrafo Gabriel Figueroa, y la química que desprendieron 2 grandes intérpretes del cine mexicano:
El legendario Pedro Armendáriz, y la angelical María Elena Marqués.
Todos ellos, sin olvidar la inspiración del resto del equipo que fue tocado por la varita mágica de la genialidad, contribuyeron a moldear una obra que entra por los ojos, pero que termina empapando el alma, gracias a su peculiar poesía de la desgracia.
Una desdicha que persigue a esos miserables sin posesiones a las que aferrarse, condenados a vagar por un mar de tinieblas y sombras; porque la trama toma aires de tragedia griega, de manera que Armendáriz, en mitad del torbellino que su aparente buena fortuna ha desatado, aparece un sencillo humano que ha transgredido el orden de los dioses, y con ello ha abierto una caja de tormentos que se van a abatir sobre él y su familia.
Hay que agregar, que La Perla es mucho más profunda que otras de sus películas; y sabemos claramente lo que quieren sus personajes:
La ambición, la esperanza, la fidelidad entre otras que se apoderan de los mismos personajes, pero todos alrededor de la perla.
Por otro lado, cabe señalar que La Perla sigue el curso de la novela que la inspira con una fidelidad sorprendente, y se diría que los minutos avanzan paralelos a las páginas; por eso es fácil pensar que Emilio Fernández se limita a exponer con sencillez el relato de Steinbeck, cuando en realidad, esa sencillez es sólo aparente, como la felicidad de encontrar una perla en el pueblo más olvidado de México.
Basta mirar bien la pantalla, para darse cuenta de que la voluntad de belleza lo impregna todo; porque la trama gira entorno a una perla que se encuentra en el mar, y a partir de ese momento, la vida de una familia cambia radicalmente.
Ellos son sumamente pobres, viven en un pequeño rancho, apenas tienen que comer, andan descalzos...
Se muestra una pobreza tremenda, y no solo de ellos, sino de la gran mayoría de vecinos, excepto algunos ricos, en especial extranjeros; por lo que esa perla se convierte en una ilusión, para conseguir objetos que en la actualidad nos son tan banales, como una cama o un par de zapatos; además de buscar un mejor futuro para su hijo, como que aprenda a leer; y realmente se siente mucho el pesar de ese deseo de superación de personajes tan humildes.
Nada alejado de una realidad actual para ciertos sectores de la sociedad.
No hay que dejar de prestarle atención al mar, sin duda alguna, un personaje más del film, que se escucha, en el ir y venir de las olas durante casi todo el metraje, la fuerza con lo que lo hace, no es un mar tranquilo, es un mar que angustia, donde se presiente una tragedia, aunque fue también el lugar donde encontraron la ilusión por un mejor futuro, y es el lugar donde la película tiene su estremecedor desenlace.
Por ello, La Perla es una obra impactante, una historia muy humanista, fiel al estilo del Indio Fernández, que cuenta con un trabajo actoral excelso, tanto de Pedro Armendáriz como de María Elena Marqués.
Sin olvidar la fotografía en blanco y negro realmente preciosa, obra imprescindible de La Época de Oro del Cine Mexicano.
Y en este sentido, La Perla se eleva como una obra de cine total:
Narrada con mano firme por un Emilio Fernández, quien sabía dominar como nadie, merced a su talento innato para contar historias, el tempo narrativo del lenguaje cinematográfico, unificando así momentos intimistas con otros más dinámicos, hecho que evita que la trama caiga en puntos muertos, fluyendo la acción como un torrente de emociones y sentimientos que impactan en el corazón del espectador, en base a su estremecedor realismo.
Un realismo tejido con honestidad y elegancia por el poeta Fernández, el cual huye de sensacionalismos e hipocresía, abrazando una grafía que bebe directamente de las enseñanzas aprendidas en el ciclo de películas del maestro, Sergei Eisenstein, que el azteca tuvo la suerte de disfrutar durante su estancia en los EEUU.
Y es que la influencia del cine soviético, se siente en cada plano de La Perla; de ahí que se beneficie de una factura visual impecable, vestida por los parajes y cielos salvajes del México rural, radiografiado con la maestría de un pintor impresionista por el maestro Figueroa, quien retrató ese cielo mexicano adornado por tenues nubes, despejado de contaminación y colmado de fiereza en unos planos que evocan sin duda, la esencia formal del maestro Dovzhenko.
Igualmente, el estilo paisajista que ostenta La Perla, toma prestado el sustrato pictórico creado por el muralista Diego Rivera, vertiendo el particular universo indigenista que ostentaban los cuadros del mexicano, en la recreación de las escenas más hipnóticas del film.
Asimismo se nota el influjo que tuvo para Figueroa, la obra de Caspar David Friedrich y de Velázquez, convirtiendo así su ropaje externo, en un auténtico espectáculo para la vista.
Por eso, La Perla es Emilio Fernández en estado puro, de una belleza impresionante, sus fotogramas adoptan la figura de cuadros en movimiento; pues Figueroa le dan a la película una profundidad de campo extraordinaria; mostrando a Kino y el pueblo de Juana, ser una tierra quemada, donde El Sol abrasador muestra la falta total de esperanza que alguien tiene en el pueblo de un futuro más brillante.
Al encender la película con aceite de “Film Noir”, que tiene casi todos los elementos, Fernández, Figueroa y el compositor Antonio Díaz Conde, revelan de manera brillante el impacto crudo y decadente que la perla tiene en Kino y Juana, gracias a Fernández, que permite que las ondas de alquitrán negro se desborden en el pueblo, ya que se muestra que la perla bloquea completamente cualquier luz que ingrese a la vida de Juana y Kino.
Si olvidar que la obra literaria fue escrita antes de que Steinbeck decidiera convertirla en guión, en una historia corta; los escritores permiten al espectador, ver el vínculo muy estrecho entre Kino, Juana y su bebé, gracias a que muestran que cada uno de ellos, intenta aprovechar al máximo de una vida difícil manteniendo a su unidad familiar fuerte.
Al golpear a la familia con una perla deslumbrante, los escritores muestran sutilmente la relación entre Kino y Juana para fracturarse gradualmente:
Mientras Juana comienza a ver a la perla como una encarnación de todo el mal en su vida; Kino se obsesiona con el poder que le ofrece la propiedad de la perla.
Por otra parte, la leyenda cuenta que El Indio Fernández, también actor a ambos lados de la frontera, se había prendado de Olivia de Havilland, y la veía en el papel de Juana, con aquel blanco y negro salvaje probablemente tuviera razón, aunque María Elena Marqués luce hermosísima; pero la coproducción con RKO, no sirvió para ofrecerle ni siquiera el papel, porque la película que internacionalizaría a México, a través del relato de un gringo, iba a ser tan auténtica y tan intensa, que sólo podía encarnarse por la gente del país que retrataba.
Con muy buenas actuaciones de Pedro Armendáriz y María Elena Marqués, quienes, como Kino y Juana, consiguen recrear significativamente los grandes anhelos y las decisiones encontradas conque solemos trazar nuestro particular destino; Pedro Armendáriz, como Kino, hace una de las mejores apariciones de su distinguida carrera cinematográfica.
Era un actor que claramente conocía su tema, y entendía al hombre que estaba representando; mientras María Elena Marqués tiene razón como Juana, la mujer y madre cariñosa.
Recordar que durante muchos años, los personajes femeninos dentro de la pantalla grande, carecieron de una personalidad propia, y se limitaron a ser acompañantes de los protagonistas, encontrándose siempre en un segundo plano...
Ejemplo de esto se refleja en La Perla, que presenta a Juana como una mujer que se limita a cumplir la voluntad de su marido, incluso llegando a poner en riesgo su bienestar.
Marqués brinda una excelente y frágil interpretación, que combina la sensibilidad con una burbujeante ansiedad por el camino podrido que está descendiendo su familia; y con una amplia sonrisa mientras mira la perla, Pedro Armendáriz muestra el efecto adicto que la perla tiene en Kino, con una intensidad cruda que elimina todas las creencias que tenía Kino al descubrir las perlas de las profundidades.
En definitiva, todos los personajes, y en especial los malvados, se retratan en las películas del Indio con una economía de planos, tan eficaz como feroz; pero lo que parece difícil de entender, fue el “casting” de ellos:
Charles Rooner como el malvado doctor, o Fernando Wagner, como el estafador.
Ambos hablan español con un fuerte acento francés, algo que no se siente bien, pero quizás, por otro lado, el director y los escritores sintieron que al hacer que los extranjeros intenten engañar a Kino y Juana, marcan el tono correcto para la historia.
Por su parte, Rooner da una brillante actuación como el doctor, empapando las manos en sudor, mientras miraba a la perla de Kino, es de un asco insoportable, hasta tiene un momento que cualquiera diría que es homosexual… y es cuando pide mirar la perla...
Nos quedan las imágenes de los pescadores y sus mujeres frente a la mar brava; la contemplación mutua de Kino y Juana en su choza, mientras ella prepara las tortillas, es de una belleza insuperable; el alacrán en la cuerda de la cuna; la horrorosa escena del médico; la inmersión en busca de la perla… todas esas escenas llenan la primera mitad de la película de una potencia estética que se adorna incluso de una fiesta local de danza, canciones y pólvora.
Una fiesta que parece distraernos por un momento de la esencia del relato, pero que en realidad lo completa al resaltar el contraste entre la sincera alegría del vecindario humilde, y el interés ponzoñoso de los oportunistas, los avaros y los estafadores.
No se puede filmar una borrachera de un modo más brutal, con la mujer deteniéndose ante cada cantina para sentarse en la calle con el niño en los brazos a esperar a su marido... con una “femme fatale” al acecho… que “con dignidad”, después de conocer la pureza sentimental de Kino, arroja la moneda de la traición a los pies de los ladrones que la invitaron a engatusarlo.
Quizás, un mensaje semi cínico que se podría obtener de esta película, es que si te haces rico, díselo a la menor cantidad de personas posible... porque ya sabemos que en la fortuna, solo nos traerá oportunistas y malhechores.
Si algo se le puede achacar a La Perla, es la inserción de la secuencia de la fiesta, aunque es encantadora de ver, parece algo sacado del Ballet Folklórico y demasiado elaborado para las condiciones en que vivía la mayoría de los pescadores.
Finalmente destacar que tiene una participación musical del compositor hidalguense, Nicandro Castillo, en la interpretación del son huasteco “El Gusto”, acompañado por Antonio Maciel en el violín, y posteriormente con una orquesta sinfónica; que complementa una banda sonora espectacular.
“Suerte, ya ves, trae amigos amargos”
Ahora sabemos que la riqueza es buena por todo lo que representa, y por las oportunidades que ofrece, y vivida con equilibrio y generosidad, hace grandes a las personas que la poseen...
Es el hombre el que se hace indigno cuando acude a medios deshonestos para alcanzarla o cuando, al obtenerla, la usa para degradarse, o quizás actúa avariciosamente, o de manera mezquina con aquellos que poco o nada tienen.
Pero también, la pobreza destruye al hombre cuando, por afán de salir de ella, se vuelve ladrón y criminal; y lo hace grande cuando éste la asume como escuela para un gran plan futuro, y con dignidad y respeto por los demás, donde subsiste con esfuerzo, con fe y perseverancia.
Por tanto, ni la riqueza ni la pobreza son malas por sí mismas, son las maneras que asume el hombre para vivir, una u otra, en la luz o en la oscuridad, en forma sucia y corrompida, o de manera limpia y generosa.
Ese es el mensaje esencial de La Perla, que se alza como uno de los más hermosos poemas del cine latinoamericano; una cinta que aúna ese mar, cielo y tierra, encarnación de la naturaleza que cobija al ser humano; como una representación fidedigna en imágenes del cuento moral escrito por John Steinbeck, bautizado en un canto que reivindica la humildad y la dignidad frente a esos falsos ídolos que abrazan el rostro de la riqueza, la envidia y la avaricia desmedida.
Es un retrato que no ha perdido un ápice de verdad, que refleja la condición de la que estamos hechos los seres humanos; siendo una obra de madurez de Emilio Fernández, con sus inspirados planos rodados en exterior, sus contenidas interpretaciones, su puesta en escena contemplativa, pero dotada de ese ritmo dinámico, “marca de La Casa Fernández”, que convierten a La Perla, en una de las cimas del cine mundial de imprescindible visionado.
Y la obra literaria, ha quedado no solo para enseñar a los estudiantes sobre literatura, sino que también se usa para discutir lecciones importantes sobre la vida; pues muchos creen que el libro de Steinbeck es el más fácil de enseñar, porque las lecciones son simples, pero significativas; así que en general, los estudiantes que están en la escuela secundaria o en la escuela secundaria temprana, estudian esta novela; y los maestros intentan enseñar a sus alumnos a ir más allá del nivel de la superficie, para aprender sobre la simplicidad y la complejidad de la novela; donde se enfatizan los temas del libro para permitir que el estudiante aprenda más que solo la alfabetización.

“Él había dicho:
“Soy un hombre”, y eso significaba ciertas cosas para Juana.
Significaba que estaba medio loco y era mitad dios.
Significaba que Kino conduciría su fuerza contra una montaña, y hundiría su fuerza contra el mar.
Juana, en su alma de mujer, sabía que la montaña se mantendría mientras el hombre se rompía; que el mar se levantaría mientras el hombre se ahogaba en él.
Y sin embargo, fue esto lo que lo convirtió en un hombre, mitad loco y mitad dios, y Juana necesitaba un hombre; ella no podría vivir sin un hombre.
Aunque podría estar desconcertada por estas diferencias entre el hombre y la mujer, ella los conocía, los aceptaba y los necesitaba.
Por supuesto que ella lo seguiría, no había duda de eso.
A veces, la calidad de la mujer, la razón, la precaución, el sentido de preservación, podrían atravesar la virilidad de Kino, y salvarlos a todos”



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