Varieté

“Der Mörder “Chef” Huller bricht nach zehn Jahren Gefängnis sein Schweigen und erzählt dem Regisseur seine Geschichte”
(El asesino “Jefe” Huller, después de haber pasado 10 años en prisión, rompe su silencio para contarle al director su historia)

Desde que Hollywood se convirtió en la gran industria cinematográfica del mundo, ha servido como infalible imán para atraer el talento de artistas de todas partes; y durante toda su historia, cineastas de varios países europeos, se han dejado seducir por la autodenominada “Meca del Cine”; y han abandonado sus naciones para emprender una carrera en la famosa “tierra de las oportunidades”
A partir de aquí, los ha habido con más o menos suerte, los que se integraron a la perfección en el sistema realizando películas exitosas y ganadoras de premios y, mucho nos tememos, los que han salido escaldados de la experiencia.
Este proceso ya sucedía en La Era del Cine Mudo, donde el talento de muchos directores y actores europeos, no pasó desapercibido para los magnates de la industria; tanto que hay casos en que esa “odisea americana” fue un “visto y no visto”, como el del alemán E.A. Dupont, que se hizo un nombre a nivel internacional con “Varieté” (1925), consiguiéndole un pasaporte a Hollywood.
Si bien es cierto, que poco a poco vamos avanzando a la hora de intentar redescubrir la grandeza del Periodo Silente, no es menos evidente que son tremendas las lagunas que permanecen, y que van más allá de la triste constatación de la pérdida en apariencia irremisible, de buena parte de dicha producción; sin embargo, y más allá de la esporádica aparición de títulos que se creían irrecuperables o perdidos, y de la no menos periódica restauración de otros exponentes, poniendo en valor con ello a la importancia de preservar en las mejores condiciones dicho legado; hemos de reconocer con cierta impotencia, que el conocimiento de la producción silente, se ejemplifica en unas pocas decenas de títulos, más allá de los cuales, el interés sobre tan basto periodo se antoja diluido para un puñado de escasos aficionados.
Un ejemplo pertinente de este enunciado, nos lo proporciona la magnífica “Varieté” (1925), el título más conocido del alemán, Ewald André Dupont; una superproducción de Erich Pommer, que se inserta en una extraña y fascinante intersección entre el expresionismo y el “kammerspiel”, corrientes ambas bajo cuyo amparo la cinematografía alemana se erigió durante aquellos años, en la vanguardia europea.
Así viene a colación esa aseveración, al comprobar como “Varieté”, que se referencia en todas las historias del cine casi por inercia, ha aparecido durante décadas como un título casi “oculto”, lo que ha imposibilitado su necesario reconocimiento; y es probable, que no estar avalado por uno de los cineastas de primera fila de aquel ámbito, como Lang o Murnau, haya sido una de dichas razones.
“Die drei Dämonen”
(Los 3 demonios)
Varieté es un drama alemán, del año 1925, escrito y dirigido por Ewald Andre Dupont.
Protagonizado por Emil Jannings, Maly Delschaft, Lya De Putti, Warwick Ward, Alice Hechy, Georg John, Kurt Gerron, Paul Rehkopf, Trude Hesterberg, Georg Baselt, Werner Krauss, entre otros.
El guión está basado en la novela “Der Eid des Stephan Hüller” o “El Juramento de Stephan Hüller” (1923) de Felix Hollaender; que era un alemán escritor, crítico, dramaturgo y director de teatro; que en un momento trabajó como productor de teatro con su amigo Max Reinhardt; sobre el testimonio de un indultado, al director de la cárcel, que supone una historia de amor y muerte, arrastrados por los deseos más bajos de la pasión humana; donde tendrá lugar el amor y los celos, que son los motores básicos de una historia que hace que un crimen no tenga descanso, perdón ni piedad, después de un paso por la penitencia.
Aunque las listas de mejores películas suelen ser tantas como sus autores, resulta digno de considerar que Varieté esté en la lista de los 10 mejores films seleccionados por Billy Wilder.
El genio y el talento de Wilder, creo que es un axioma universalmente reconocido, por lo que sus opiniones nunca caen en saco roto.
Claro que esta clasificación data de 1952, publicada en la revista Sight and Sound; y desde entonces ha llovido bastante, y en mi opinión, Varieté ha perdido posiciones en el “ranking”, pero aun así es un trabajo interesante de un director bastante olvidado, cuyo paso al cine sonoro, resultó como para otros muchos, en un cambio traumático, y cuya trayectoria hollywoodense se redujo a films de bajo presupuesto, y endeble calidad.
Ewald André Dupont, fue un director de cine alemán, uno de los pioneros de la industria cinematográfica alemana; que a menudo se le acreditó como E.A. Dupont; y en noviembre de 1925, cuando sumergida en plena República de Weimar, Alemania era el epicentro del cine mundial; en Berlín se estrenaba una de las películas más representativas del “expresionismo alemán”:
Varieté, también conocida por los títulos alternativos de “Jealousy” o “Vaudeville”; se convirtió en un éxito absoluto, que le abrió las puertas de la industria británica primero, y de Hollywood después, a su director, Ewald André Dupont, a quien la crítica de entonces ya lo había incluido en el grupo de “la nueva ola de realizadores alemanes y austrohúngaros” a la que pertenecían figuras como Fred Zimmermann, Murnau, Lubitsch y Fritz Lang.
Fotografiado por el gran Karl Freund, uno de los pilares de aquella pantalla alemana, y de su diáspora posterior en Hollywood; con el uso continuado de planos subjetivos por parte de Dupont, para que el espectador se identifique con la mirada de los respectivos personajes, todavía es objeto de estudio en las escuelas de cine; y al igual que la interpretación, basada en las sugerencias, que no en las evidencias, y en una sublime gesticulación; son los elementos más destacados de la propuesta, y por los que ha sido tan famosa.
No obstante, la historia fue rehecha por el mismo Dupont como una película sonora de 1931, bajo el título “Salto Mortale”
Pero Varieté fue la película más ambiciosa de Dupont a nivel técnico y creativo, tanto que ha alcanzado la consideración de obra maestra del cine mudo, y un modelo determinante en la cultura cinematográfica británica posterior; donde el trabajo del director de fotografía, Karl Freund, es uno de los mejores de La Era Muda… y con Varieté, marcó un hito para todas las posteriores películas de circo y trapecistas.
Y es que con Karl Freund de operador, no sorprende el marcado estilo expresionista, en las superposiciones de imágenes o angulaciones de una cámara ágil y vivaz, que ofrece magníficas tomas de las acrobacias y realismo en la ambientación de interiores, muchas veces lugares miserables, junto a una interesante progresión en secuencias que se alargan para provocar el “in crescendo” dramático.
Sin embargo, y a pesar de su relevancia en la historia del celuloide, la versión completa de la película cumbre de Dupont, desapareció poco tiempo después de su estreno a causa, por un lado, de las tijeras de la oficina de censura de la República de Weimar; y por otro, por las políticas del horripilante Código Hays, que rápidamente tomaron un hacha, recortando en promedio, suficiente cantidad de material para llenar 2 rollos de película.
Y es que han tenido que pasar 9 décadas para que la versión íntegra del film, que contiene todas las características propias del expresionismo alemán, llámese:
Melodrama, personajes arquetípicos, una actuación grandilocuente, claroscuro, y que destaca por la radicalidad de algunos de sus movimientos y de los ángulos de cámara, volviera a la luz con todo su esplendor; porque en los años 20, la censura de La República de Weimar no era demasiado estricta, pero la historia de Varieté, estaba llena de infidelidades, venganza, celos, todo muy explícito; y con un asesinato de por medio, que no pasó el corte, nunca mejor dicho.
Por ello, una versión corta en la que no había relaciones extramatrimoniales y en la que se rebajó el componente sexual tanto como se pudo, fue durante muchos años, la versión más conocida.
Ambientada en el mundo del circo y el carnaval, la película se inicia de manera sombría, mostrando de espaldas y casi en estado catatónico a un ya envejecido preso, dispuesto ante un juez que intenta escuchar algún descargo suyo para ofrecerle una libertad condicional, ya que ha cumplido 10 años de condena.
Este se niega, y solo la referencia del letrado al llamamiento de su esposa y su hijo, hará que recapacite, e inicie un relato que se remonta a ese tiempo atrás, en Hamburgo…
La cámara de Dupont, nos retratará la cotidianeidad y la rutina, de la pareja formada por Boss Hutter (Emil Jannings), su esposa Frau (Maly Delschaft) y el pequeño hijo de ambos, aún bebé.
Muy pronto percibiremos el desapego existente en una pareja que ha perdido todo el aliciente, pues fueron célebres trapecistas, y un accidente de él, le obligó a abandonar la profesión; teniendo que sobrevivir dirigiendo una siniestra atracción de feria, en donde se utiliza el reclamo sexual de un concurso de belleza femenino.
Una situación en la que solo el cariño sentido por el bebé, servirá para transmitir a Hutter una cierta alegría, y que se romperá con el inesperado ofrecimiento de una hermosa joven, que ha sido rescatada por los responsables de un barco.
Ella asumirá el nombre de Bertha-Marie (Lya de Putti), que asumió del barco que la recogió, y poco a poco hará encender, en su inocencia, la pasión hasta entonces apagada de Boss, mientras es utilizada con éxito como reclamo de la atracción del feriante.
Así, ambos huirán hasta Berlín, donde se establecerán con éxito como pareja y como trapecistas en un parque de atracciones, mientras que la estabilidad defina una relación, en la que cada vez Boss adquiera un papel más pasivo y sumiso.
Paralelamente, el famoso trapecista Artinelli (Warwick Ward), se encuentra desolado por el accidente que ha sufrido su hermano en Londres, en el que ha perdido la vida, e impidiendo que su dúo de trapecistas se mantenga.
Pero su representante le informará de la posibilidad de contratar a la pareja, visitando a nuestro protagonista, y contemplando Artinelli a Bertha, con la que de inmediato se sentirá atraído...
Muy pronto, esta decidirá seguir el camino de la infidelidad, hasta que llegue el momento en que Hutter se entere, y se sienta humillado, planteando una venganza que inicialmente imaginará como un provocado accidente en plena actuación, pero que finalmente dirimirá en una lucha a 2 en la propia habitación del trapecista.
Una vez cometido el asesinato, su autor se entregará a la policía.
De esa manera, la acción vuelve al tiempo presente, donde el juez invocará a la misericordia de Dios, otorgando la libertad al reo, que podrá ver la luz del día.
Todo este drama será un cóctel tan explosivo para la trama como para la moral de la época; pero hay que distinguir entre fondo y forma:
En el fondo, esta es una historia convencional de amores, engaños y seducciones varias de esas que acaban inexorablemente mal.
La misma y repetitiva historia que existe desde que el mundo es mundo...
Nada original; pero el secreto está en la forma:
En esa forma donde reinan las expresiones, y no se echan de menos las palabras.
Por tanto, se puede hablar aquí de su empuje y virtudes visuales, de un trabajo que plasma lo sombrío del alma humana en la misma puesta en escena y expresionista imagen; mientras que otros verán los pensamientos pesimistas sobre un país plasmado en ese argumento tan trágico, cuyo personaje es incapaz de enfrentarse de nuevo con la vida después de una tragedia que él mismo ha provocado.
Con Varieté el cine, entonces “mudo”, evolucionaba en la década de los 20 a pasos agigantados, año tras año, por lo que esta propuesta es una muestra de la ambición técnica precursora de muchas cosas, y de mucho cine.
“Und im zentralen Ring der große Draufgänger, der sich dem Tod widersetzt...”
(Y, en el anillo central, ese estupendo temerario que desafía a la muerte...)
A fines de 1924, la situación económica de Alemania era terrible...
La galopante hiperinflación no podía ser frenada, y Los Aliados amenazaban con ocupar cada vez más territorio alemán, si es que no se cumplía con el pago de las reparaciones de guerra estipulado en El Tratado de Versalles.
Incluso se llegó a temer una guerra... que vendría en menos de 10 años.
Pero el cine había sobrevivido a la crisis, y había expuesto grandiosas películas de la mano de grandes directores como Murnau, Lang, Leni, Wiene y otros más.
Sin embargo, parecía que La UFA se iba a derrumbar, pero entonces los Estados Unidos propusieron “El Plan Dawes”, un programa de emergencia para salvar a Alemania de la debacle, y evitar así una nueva conflagración; claro está, sólo se consiguió postergar el conflicto.
En la industria cinematográfica, La UFA recibió un importante apoyo de Paramount y MGM, pero la influencia no fue únicamente económica.
El cine germano renació tras un corto sueño, pero el expresionismo de los inicios de década, dio lugar a un realismo algo inusual en este país.
El impulso en la pantalla grande fue excepcional, y lo seguiría siendo hasta el alba del cine sonoro, si bien durante la segunda mitad de la década, gran parte de los protagonistas decidieron marchar a Hollywood a disfrutar de mayores ganancias; E.A. Dupont había comenzado como crítico de cine antes de la guerra, para pasar luego a escribir guiones; y Varieté lo llevó a la fama mundial y a Hollywood, aunque allí no tuvo gran éxito.
En el momento del estreno de Varieté, Dupont ya tenía a sus espaldas una carrera sólida en la industria del cine alemán, a pesar de tener solo 34 años:
Contaba con 32 de los guiones que había escrito, que se habían producido y había conseguido dirigir 25 películas.
Todo en menos de 10 años, porque hasta 1916, este hijo de periodistas se había dedicado a trabajar como crítico cinematográfico en publicaciones como Berliner Morgenpost o B.Z. am Mittag.
Pero a pesar de su trayectoria, no pudo impedir que cercenasen su película...
En suma, hablar de Dupont es hablar de Varieté y del magnífico trabajo de cámara de Karl Freund, y de la actuación de Emil Jannings.
El argumento de esta historia es muy simple:
El dueño de una escuela de trapecistas, se enamora de una acróbata mucho más joven que él; por lo cual abandona a su esposa, y se marcha a Berlín a conformar un circo junto al equilibrista Artinelli; pero ella no tardará en fijarse en el nuevo compañero de grupo, lo que suscita los celos enfermizos de su amante, quien no duda en asesinar a su rival, y luego entregarse a la policía, tras confesar todo el crimen a su llorosa mujer.
Como se ve, una trama nada especial, pero descrita magistralmente gracias, en primer lugar, al juego de cámaras de Freund.
Si bien se repiten muchos de los aspectos observados en otros filmes, en esta ocasión, la gran novedad es que el ojo humano es reemplazado por la cámara, la cual no para de moverse en ningún momento, incluso en escenas que podrían considerarse “estáticas” dentro de las habitaciones; donde lo más llamativo es el movimiento de los trapecistas:
El espectador puede sentirse en el aire, al igual que ellos, y ésa es una técnica a seguir utilizándose hasta la actualidad; asimismo, al cambiar la toma vemos reflejados a los malabaristas en los anteojos de la audiencia del circo, un punto adicional a todo el potencial del cine.
Y mientras Dupont esboza estos artilugios tan novedosos, al mismo tiempo nos muestra el realismo de la sociedad alemana de aquellos tiempos:
No vemos a una aristocracia ni a una clase pudiente entre el público, sino más bien a hombres del pueblo, en cuyas expresiones se percibe la necesidad de disfrutar al menos de un momento grato y de distracción en medio de la crisis del país.
En otras secuencias, las imágenes de Berlín ya no se perciben desde el punto de vista de los personajes, sino como realmente eran; el drama de la postguerra es perceptible desde una visión ya no subjetiva, sino objetiva… incluso parecería como si se tratara por momentos de un documental.
Por tanto, Varieté tiene un juego de cámaras excepcional, como aquella en la que se produce el asesinato de Artinelli.
Más que tratarse de una filmadora fija al estilo teatral, todo ocurre a través de los ojos de los contendientes:
Así, por medio de Jannings, percibimos la inicial ingenuidad de su contendiente, para pasar luego a distinguir cómo la ira del primero va creciendo; de regreso a los ojos del furioso jefe del circo, ya tenemos a un Artinelli cargado de miedo, indeciso al no saber si enfrentar a su rival, o simplemente escapar.
En la siguiente escena, Jannings, con un movimiento de hombros y cambios de expresión en sus ojos, confirmando una de sus mejores actuaciones, sin la más mínima necesidad de hablar, confiesa todo a su mujer, hasta finalmente enseñar la sangre de sus manos, que hablan por sí solas.
Freund maneja tan bien la cámara, que en el momento que vemos estas ensangrentadas manos, captamos exactamente el pavor de la bailarina, lo que se confirma con la siguiente imagen... su rostro lleno de lágrimas de desesperación.
Y así, son numerosos los ejemplos a lo largo del film que aclaran por qué Jannings fue considerado por muchos, “el mayor emblema de La Era Muda”
Por otra parte,  Lya de Putti no se queda atrás, y no tardaría en unirse a la gran comitiva germánica que emigrara a Hollywood poco tiempo después.
Pero en el fondo, la moralidad es un punto clave de Varieté, y realmente funciona como un trapecio; balanceándose y realizando piruetas que pueden desintegrar a sus asiduos; donde “soltarse de la moral” es morir o perecer en caída libre.
Y es que hay un gusto por el exotismo y el erotismo que atrae la atención a un personaje casado, que le lleva a la perdición, con muertos por en medio.
Hay un trasfondo, técnico y temático de cine negro en estos títulos, antes de que los franceses llamaran así a los policíacos de entre finales de los 30 y los años 50.
En el caso de Varieté, aunque sólo en la historia que sirve de marco a la verdadera historia, hay referencia a las películas de prisiones, donde destaca el número 28 escrito sobre, cómo no, la espalda de Jannings; pero sobre todo, hay un tema escabroso metido en un esbozo social, una historia de bajos fondos.
Cuando se inicia el film, ya han pasado varios años, y Boss acaba de solicitar el indulto; por ello, la historia es leída, como si fuera un “flashback” por el director de la prisión, quien finalmente concede la libertad al preso arrepentido.
Así tenemos al trapecista masculino seductor, que es el provocador de la pasión extrema, una posición subsumida por los personajes femeninos en películas posteriores.
Pero el trapecista masculino como criminal, incluso asesino, reaparece de forma intermitente en la representación, porque representa una capacidad para asumir riesgos extremos, lo que se traduce en un comportamiento inmoral socialmente riesgoso; y es quien se vuelve especialmente vulnerable a la representación como un héroe caído, literalmente, por perder el control emocional.
Desde lo técnico, ya lo hemos dicho, el trabajo de cámara es especialmente impresionante durante las secuencias de trapecio, en las que Dupont, con la ayuda de los efectos especiales ópticos de Ernst Kunstmann, emplea muchos ángulos de cámara diferentes, para enfatizar el riesgo del acto de trapecio, y el riesgo de la relación entre Boss, Berta-Marie y su pareja, el famoso artista, Artinelli.
Así la tensión aumenta durante la actuación, porque sabemos que Boss ha descubierto que Bertha-Marie y Artinelli se han convertido en amantes... solo será la forma de cómo quitarlo del camino… pero mientras tanto, a sabiendas, todo es suspense en el aire y en el suelo.
Como dato, en la versión original, la película comienza con una parte extraña que muestra cómo Emil Jannings se enamora de Lya De Putti, dejó a su esposa por ella, y creó un acto de trapecio con su amante.
Esta parte de la historia, es la que fue eliminada por completo por los censores estadounidenses, y se agregaron tarjetas de títulos para redefinir a Jannings y De Putti, como “el matrimonio de la versión de lanzamiento en los Estados Unidos”
La intención de los censores, era pues borrar el punto de la trama de elegir a los amantes adúlteros como la pareja establecida en un triángulo amoroso.
El efecto fue transformar mucho más radicalmente la historia:
El marido infiel, que a su vez es traicionado por su amante infiel, se transforma en un cornudo simpático; y la tentadora oportunista que atrapa a 2 hombres, solo para terminar sin ninguno, se transforma en una joven esposa que sucumbe a la tentación.
Sin embargo, se mantiene aquel elemento implacable de la obra de la moral hasta el melodrama convencional.
Como dato, hay una escena muy interesante, llena de tensión, que tiene lugar poco después de que el protagonista, el trapecista Boss Huller, ha descubierto que su amante le ha engañado con Artinelli, su compañero de número.
Furioso, quiere vengarse, y para ello tiene una idea maquiavélica:
Durante el número de acrobacias que hace con su amante y Artinelli, hay una parte especialmente peligrosa, en que Artinelli salta desde su trapecio para caer en brazos de Boss.
¿Qué pasaría si le fallara la puntería, y no llegara a agarrarle?
Artinelli caería al vacío, y moriría al instante.
Nadie podría demostrar que no ha sido un accidente…
Llega la noche, y el trío comienza su famoso número; pero cuando se acerca la parte más peligrosa, Boss se queda paralizado, dubitativo, mientras observa a los espectadores.
Finalmente, se recobra y se inicia el número, pero no lleva a cabo su plan.
¿Por qué?
¡Por el público!
Ese público que le observa expectante, y a quien no quiere decepcionar; porque matar a Artinelli de esta forma, implicaría hacer creer erróneamente que como artista ha cometido un error, que no ha estado a la altura de las expectativas de la gente.
No, los aplausos del público son demasiado cautivadores, y por ello, Boss no puede evitar desempeñar el número a la perfección, como siempre.
Solo cuando descienden, la audiencia les recibe con una ovación; donde el protagonista sonríe encantado, disfrutando de toda la admiración que recibe; pero entonces, se baja el telón, y vuelve repentinamente a la realidad:
Se acabaron los aplausos y sus minutos de fama; y vuelve a ser el esposo engañado de antes, que tiene que solucionar ese molesto triángulo amoroso.
Lo que gusta de esta escena, es la forma como combina el espectáculo que protagonizan los integrantes del triángulo amoroso, con el conflicto que subyace por debajo:
Artinelli confía su vida cada noche a Boss Huller, y no puede ni imaginar el peligro al que se expone al acostarse con la amante de éste.
Por otro lado, Huller, en un primer impulso, prefiere anteponer su orgullo como hombre matando a su rival, pero luego en mitad del número, es incapaz de hacerlo, pues no puede decepcionar a los espectadores.
Por ello, el momento en que cesan los aplausos, es cuando se deshace el hechizo, y vuelve a ser consciente de la triste realidad.
No es casual aquello que se dice que “la valía de un actor se demuestra sobre todo cuando está de espaldas, y no puede apoyarse en los gestos faciales para disimular sus carencias, cuando las tiene”
Y no hay duda de que una de las mejores actuaciones de un actor de espaldas a lo largo de la historia del cine, está en esta película, y es la de Emil Jannings, el gran actor del cine mudo alemán, que con su inmensa espalda llena la pantalla o sirve de encuadre para hacer más pequeño todo y más susceptible de caer bajo su amenaza.
Aquello que bulle en el personaje, se concentra en su nuca o en los hombros, y entonces algo va a pasar... como si se tratase de una transformación de hombre a monstruo.
También cuando su cara enojada queda marcada bajo las sombras, como si pudiera engendrar una tormenta por sí misma.
Mientras que Lya de Putti posee ya un discutible atractivo para los cánones actuales, es el gran Emil Jannings el que sigue haciendo creer en su pasión por ella, en una de sus magistrales actuaciones como un temperamental acróbata.
Porque Jannings transmite fuerza, solemnidad, brío, determinación, contundencia e incluso miedo; el mismo que destila una mirada fija y perdida a la vez.
Como dato, se dice que el director alemán, Florian Henckel von Donnersmarck, inesperadamente fue expuesto a la película siendo un niño de 4 años, que marcó el inicio de su interés en el medio; y se cree que esta película es la primera documentación de “hockey sobre monociclo”, ya que contiene una secuencia corta que muestra a 2 personas jugando el juego.
Un dato revelador, es aquel que mientras Boss y Artinelli están en su camerino después de que Boss se entera del asunto de su esposa con Artinelli, y está considerando matarlo durante su acto; se puede ver un dibujo de un payaso del estilo de “La Comedia del Arte” en la pared, detrás de ellos, que recuerda a la ópera “I Pagliacci” de Leoncavallo, en la que el personaje principal es un payaso que mata a su esposa y a su amante durante una actuación.
Al ser un filme mudo, al estreno no contaba con música… no era necesario.
“Spannend, dramatisch, sinnlich, aufregend, kraftvoll”
(Agarre, dramático, sensual, emocionante, poderoso)
Si Varieté nació en 1925, hoy vive una segunda juventud gracias a una restauración digital que funciona mejor que el bótox en las estrellas de Hollywood que batallan contra la arruga.
Gracias a la restauración digital, que fue presentada por primera vez en la Berlinale en 2015, Varieté luce de nuevo con todo el esplendor de sus orígenes; pues se han recuperado los colores originales, y el montaje es el más completo.
La restauración ha sido realizada por la fundación Friedrich-Wilhelm-Murnau-Stiftung, propietaria hoy de los derechos, dentro del formato internacional UFA Film Nights, de la mano de la productora de Bertelsmann UFA, que ese año cumplió El Centenario; donde la labor del Instituto Murnau en su recuperación del cine mudo alemán, es digna del mayor de los encomios en las filmotecas y entre los cinéfilos del mundo entero.
Anke Wilkening y su equipo, han dedicado alrededor de 2 años a la recuperación de este clásico del cine mudo:
“Trabajamos durante 1 año entero en lo que es la restauración en sí, pero en realidad, estuvimos dándole vueltas al proyecto, e informándonos en profundidad sobre los procesos técnicos durante otro año.
Lo primero de todo fue que investigamos para encontrar el material nativo.
De hecho, El Archivo Fílmico de Austria, en Viena, se había puesto en contacto con nosotros 7 años antes, porque tenían una versión alemana incompleta, una copia original de la época, de 1925, con intertítulos alemanes…
Seguimos buscando, y encontramos otra copia original destinada por entonces al mercado americano que pertenece a La Biblioteca del Congreso en Washington y que es la versión más completa.
Había mucho polvo, arañazos muy profundos que el disolvente químico no pudo arreglar, así que más tarde hubo que retocarlos digitalmente.
También hubo que reconstruir los intertítulos que faltaban con el mismo tipo de letra, y pudimos hacerlo gracias a los documentos registrados entonces por la oficina de censura que contenían una lista de todos los intertítulos del film.
En El Archivo Fílmico de Austria, hicieron el escaneado con la técnica “ventana mojada” que evita que los arañazos que pueda haber en la superficie del rollo de película, se vean en el resultado digitalizado.
Durante el proceso de escaneado, en el que la película está dentro de una especie de caja, hemos usado un disolvente químico con un índice lumínico que evita que los arañazos se “fotografíen” y se vean en el resultado final”
Para Wilkening, el proceso de recuperación de películas como Varieté, es un arte cada vez más difícil de llevar a cabo:
“El problema es que estamos perdiendo a la gente de La Era Analógica, a la gente que sabe trabajar con fotoquímico de la que hemos aprendido todo sobre duplicados, sobre la imagen fotográfica.
Todos los laboratorios están cerrando, y en su lugar tenemos a gente que ha aprendido con el sistema digital, y que en muchos casos no tienen ningún conocimiento sobre fotoquímico, lo cual es un problema”, se lamenta.
“Queremos ayudar a recuperar algunos de las obras más famosas, pero también algunas de las menos conocidas.
Apoyamos la restauración de cintas mudas, y hemos creado el formato UFA Film Nights, porque queremos llamar la atención sobre el legado del Cine Mudo, hoy en día amenazado”, ha explicado Helen Müller, jefa de asuntos culturales de Bertelsmann, una compañía que desde hace años lucha por la preservación del legado del cine alemán y europeo.
Hoy, gracias a todos ellos, Varieté cautiva al espectador desde el principio con tensión novelesca, clímax melodramáticos, una dirección de cámara virtuosa y efectos innovadores; donde los gestos y las miradas capturados meticulosamente, los cambios rápidos de perspectiva, y un juego hábil con la curiosidad del público, dan lugar a un dinamismo emocional, que de forma convincente ilustra el poder sugerente del cine mudo; siendo nuevamente una sensación internacional, que mantiene toda su elocuencia y fuerza.

“Der erstaunlichste Film, der jemals produziert wurde!”
(¡La película más sorprendente que se haya producido jamás!)



Comentarios

Entradas populares