La Cucaracha

“Las cucarachas nunca se conforman con un solo macho”

El “corrido” es un género musical mexicano desarrollado en el siglo XVIII; y se trata de una narrativa popular en forma de canción, poesía y balada.
Las canciones pueden tratar de temas políticos, de eventos históricos y de relaciones sentimentales; y jugó un papel importante en la historia de México como una fuente de información sobre los movimientos, las victorias, y las pérdidas de La Revolución.
El estudio académico de los corridos escritos durante esa etapa histórica, muestra que se utilizaron como medio para comunicar noticias en todo México como respuesta a la propaganda que se difundió en los periódicos que eran propiedad del corrupto gobierno de Porfirio Díaz.
Y justo antes de La Revolución Mexicana, ya existían historias donde la protagonista era una mujer, ejemplo de ellos son los famosos corridos de “La Martina” y “Rosita Alvírez”; y durante La Revolución, las mujeres jugaron un papel muy importante como “soldaderas”, campesinas, y maestras.
El término de “soldadera” se refería a las mujeres que, durante La Revolución Mexicana, luchaban al lado de los soldados, que también podían ser cocineras o enfermeras del ejército; y se les conoce también con el nombre de “adelita”
Es posible observar la importancia de esto en los corridos que abordan el tema de la mujer; y también se puede observar en estas canciones, cuál era la representación que se hacía de ellas en esa época.
Algunos de los corridos muestran, cómo las mujeres rompieron con el papel tradicional que les asignaba la sociedad, y optaban por ejercer roles que antes ejercían exclusivamente a los hombres; sin embargo, la mayoría de los corridos aborda el tema de la mujer desde el punto de vista que tienen los soldados acerca de sus novias, amantes, esposas o viudas.
El corrido revolucionario más conocido, es “La Cucaracha”, una vieja canción que se reformuló para celebrar las hazañas del ejército de Pancho Villa, y burlarse de su némesis, Victoriano Huerta.
“La Cucaracha” es una canción folclórica tradicional, cuya tonada es de origen español, que posteriormente fue popularizada en México durante La Revolución Mexicana con letras autóctonas; asimismo, es una canción muy particular, que tampoco aparece en ningún otro país latinoamericano.
Se cuenta que fue durante la estancia de Las Fuerzas Villistas en Monterrey, Nuevo León; cuando resurgió este corrido, y fue adoptado por las tropas que luego la extenderían al ejército de Pancho Villa; y llegó a transformarse en himno de guerra contra Victoriano Huerta, del que se dice “era muy bebedor de coñac y fumador de marihuana”, desde que en 1914, el periodista y músico Rafael Sánchez Escobar, revelase al bando “carrancista”, el son de la canción que él había aprendido por parte de su madre en Campeche, cuando era niño.
Así, La Revolución fue un saco inagotable de música vernácula, y un aporte de México al mundo, al ser la primera Revolución del Siglo XX; llena de cantares y corridos que rubricaron, invariablemente, la crónica de victorias y derrotas.
En relación a la célebre “Cucaracha”, una de las variopintas leyendas sobre el origen de la canción en México, cuenta que, cuando Pancho Villa viajaba junto con sus guardias en un Ford T, dado que sus brazos y piernas sobresalían por todas direcciones, se decía que el vehículo parecía una cucaracha, y por ello se cantó:
“La cucaracha, la cucaracha ya no puede caminar; porque no tiene, porque le falta marihuana que fumar”
Por ello, algunos versos de “La Cucaracha” hacen referencia a la pandilla y al vehículo de Pancho Villa.
Como dato, ese vehículo se encuentra expuesto en El Museo Pancho Villa en la ciudad de Chihuahua, en el que es posible apreciar los agujeros que hicieron las balas durante el asesinato de Villa, ocurrido en 1923.
Sin embargo, existe también una versión del corrido que dice que fue compuesta por las tropas constitucionalistas al General Victoriano Huerta; que se dice, consumía marihuana en son de burla, y como vehículo perfecto para ridiculizarlo.
El corrido también fue usado como motivo para la realización de producciones cinematográficas.
“Échenles mentadas que también les duelen”
La Cucaracha es un drama bélico mexicano, del año 1959, dirigido por Ismael Rodríguez.
Protagonizado por María Félix, Dolores del Rio, Emilio Fernández, Antonio Aguilar, Flor Silvestre, Ignacio López Tarso, Pedro Armendáriz, Cuco Sánchez, entre otros.
El guión es de José Bolaños, Ricardo Garibay e Ismael Rodríguez; inspirados en el corrido popular de La Revolución Mexicana, “La Cucaracha”; siendo filmada en 1958, y estrenada en 1959, con una hermosa fotografía de Gabriel Figueroa.
Como dato, el título original mexicano de esta película es “La Cucaracha”; pero hubo un corto en Tecnicolor de 1934, realizado en los Estados Unidos con el mismo título, por lo que aquí internacionalmente se conoce a este filme como
“The Soldiers of Pancho Villa”, irónicamente, en la película nunca se ve al General Villa.
Al mismo tiempo, el director Ismael Rodríguez tomo como base para La Cucaracha, la historia de una vieja locomotora llamada precisamente “Cucaracha”, que funcionó en La Revolución Mexicana; y adaptó la historia, convirtiendo a la locomotora en una mujer, una “soldadera”, en una historia que giraría en el enfrentamiento entre una bravía soldadera, y una joven raptada de una hacienda por los revolucionarios.
Se cuenta que Rodríguez ofreció la cinta a María Félix durante el rodaje de “Tizoc: Amor Indio”; y la actriz considerada originalmente para interpretar a su némesis, sería Elsa Aguirre.
María aceptó, pero con la condición de que la coprotagonista fuera Dolores del Río, y así pudiera darse “un enfrentamiento fílmico” entre las 2 grandes divas del Cine Mexicano.
De esta forma, y para que Dolores del Río aceptara el proyecto, la historia se modificó para crear un personaje femenino tan importante como el de “La Doña”
Así, la historia derivó en el enfrentamiento entre la soldadera y una mujer del pueblo, madura y educada.
Lo cierto es que ambas actrices se trataron por primera vez en sus vidas durante la filmación, y de la supuesta rivalidad, surgió una estrecha amistad que perduró hasta la muerte.
Acerca de esta “rivalidad”; María Félix, dijo en su autobiografía en 1993:
“Con Dolores no tuve ninguna rivalidad.
Al contrario, éramos amigas, y siempre nos tratamos con mucho respeto, cada una con su personalidad.
Éramos completamente distintas:
Ella refinada, interesante, suave en el trato; y yo en cambio enérgica, arrogante y mandona”
En su estreno, las salas de cine se abarrotaron, y grandes frases se convirtieron en populares tiempo después:
“Échenles mentadas que también les duelen”, decía La Félix a media batalla, cuando se les habían acabado las municiones...
Batallas a gran escala, los trenes, las soldaderas…. la cinta tenía de todo, y el público estaba encantado; e Ismael Rodríguez lo había vuelto a hacer:
Realizó una cinta para todo público, y las estrellas que la interpretaban, se volvían más grandes.
Solo a él se le hubiera ocurrido poner en una escena, frente a frente, a Pedro Armendáriz y a “El Indio” Fernández, “pa' ver quién es más macho”, y en la disyuntiva de con quien se quedaría “El Indio” al final de la cinta, si con Dolores del Río, o con La Doña…
Como dato, La Cucaracha estuvo nominada a La Palme d’Or como Mejor Película en El Festival Internacional de Cine de Cannes.
Rodad en Eastman Color, fue filmada en Zacatecas y en El Parque Nacional Sierra de Órganos en la ciudad de Sombrerete, en México.
La acción inicia con una toma de La Peña de Bernal, y durante la historia se aprecian sitios emblemáticos como La Fuente central y El Jardín principal, que sirvieron para la ambientación del pasaje de La Revolución Mexicana.
Allí, derrotado y casi sin tropas, el villista Antonio Zeta (Emilio Fernández) llega a un pueblo controlado por los carrancistas.
Aunque son aliados, Zeta encarcela y ordena fusilar al Coronel Zúñiga (David Reynoso) y a varios de sus hombres para tomar el control del pueblo.
Entre los muertos está el amante de Refugio alias “La Cucaracha” (María Félix), una bragada soldadera que capitanea un grupo de mujeres armadas.
A los combates entre las tropas, se suman los enfrentamientos entre Zeta y La Cucaracha; y la aparición de Isabel Puente (Dolores del Río), una mujer burguesa obligada a unirse al grupo de revolucionarios.
A partir de ese momento comienza un viaje paralelo, entre la campaña militar del escuadrón villista, y la relación entre El Coronel y La Cucaracha que, como el campo de batalla, no estará libre de desafíos, dificultades y mucha intensidad.
Aunque la película nunca se eleva por encima de su plano melodramático y sus adornos románticos, está bien actuada, dirigida de forma directa por el productor Ismael Rodríguez, y fotografiada gráficamente por Gabriel Figueroa.
Del reparto, gran rejunta de lo mejor del Cine de Oro, con La Félix como la escupida amoral, y La del Río como su adversario aristocrático, son persuasivamente apasionados; mientras que “El Indio” Fernández se muestra tremendamente varonil, resaltando lo macho mexicano personificado al extremo.
Lástima, sin embargo, el poco metraje que tuvo el gran Pedro Armendáriz.
El filme en el fondo, muestra cuán dividido estaba el movimiento revolucionario en México, unos a favor de Pancho Villa, y otros a favor de Porfirio Díaz.
En el desarrollo, sabremos qué ocurrirá en los enfrentamientos bélicos, amorosos y revolucionarios.
“La chancla que yo tiro no la vuelto a levantar”
El cine mexicano, aunque no lo crean, tuvo una época en donde el “star system” funcionaba para llenar las salas; y los taquillazos se planeaban para ir acorde con las fechas significativas nacionales reuniendo elencos de primer nivel; y una de los temas más recurrentes en el cine de los años 50, fue precisamente La Revolución Mexicana.
Uno de los casos más sonados y más exitosos, fue la épica cinta de Ismael Rodríguez, La Cucaracha, rodada en 1959; con el pretexto de contar una historia situada en plena Revolución, para llevar a la pantalla un encuentro con las mejores actrices y los actores más taquilleros de entonces.
Fue durante el rodaje de “Tizoc: Amor Indio” (1957) que Rodríguez le pidió a María Félix que interpretara a Refugio, mejor conocida como “La Cucaracha”, una mujer soldadera, de armas tomar, que era deseada por toda la tropa, y cuya valentía era reconocida por todos, incluyendo al misógino Coronel Antonio Zeta.
Así, Rodríguez intentó tener un encuentro de divas, y quién más podría darse al tú por tú con La Doña, sino Dolores del Río, quien interpretaba a Isabel Puente, una mujer educada, y que por las circunstancias del momento es arrastrada a seguir al grupo del gran Coronel Zeta, interpretado por Emilio “El Indio” Fernández.
Y además de estas 3 grandes estrellas, también figuraban:
Pedro Armendáriz, Ignacio López Tarso, Antonio Aguilar, David Reynoso, Cuco Sánchez, Flor Silvestre, y muchas caras conocidas más.
De esa manera, todo tiene lugar en plena lucha revolucionaria, cuando una mujer se abre camino en un mundo de hombres, a través de su carácter fuerte y una actitud desafiante; como un retrato de México durante los años convulsos de La Revolución, así como de las intensas emociones que se viven en las relaciones humanas; esa es la esencia de La Cucaracha:
En los albores de La Revolución Mexicana, derrotado y casi sin tropas, el villista Coronel Antonio Zeta llega a un pueblo controlado por los carrancistas.
Aunque son aliados, Antonio Zeta encarcela y ordena fusilar al Coronel Zúñiga (David Reynoso), y a varios de sus hombres para tomar el control del pueblo.
Entre los muertos, está el amante de Refugio, alias “La Cucaracha”, una bragada soldadera que capitanea un grupo de mujeres armadas.
Pero La Cucaracha siente de inmediato una atracción por El Coronel Zeta.
Poco después, en un combate, una mujer del pueblo, madura y educada, llamada Isabel, pierde a su marido, y se ve forzada a unirse a la tropa.
En poco tiempo, La Cucaracha logra que El Coronel Zeta se rinda ante sus encantos; sin embargo, Zeta está fascinado con la presencia de Isabel...
En medio de la batalla, se desata un enfrentamiento pasional entre La Cucaracha e Isabel…
Esta película nos sitúa en medio de los tiempos de La Revolución Mexicana, tiempos en los que percibimos un pueblo mexicano desgastado y segmentado por la guerra, la tiranía de los poderes en disputa, y la imposición de una filosofía revolucionaria, en donde el sacrificio y la muerte, sin un aparente motivo más que el que ofrecía la revolución, nublado y dudoso, son recurrentes invitados.
Y comienza con la llegada del Coronel Zeta a un pueblo controlado por carrancistas; con su tropa muy disminuida, pero manteniéndose fiel a sus órdenes de seguir luchando, toma control de la plaza, y comienza a reclutar a todo hombre que le sea útil para la pelea.
Entre esos hombres arrancados de sus vidas cotidianas, se encontraba el marido de una mujer burguesa:
Isabel Puente, motivo que la empuja a unirse involuntariamente a La Revolución.
Por otro lado, encontramos a “La Cucaracha”, una mujer soldado fuerte y orgullosa, de pocos escrúpulos para lo aceptado en aquella época quien, fiel a las causas revolucionarias, se une al contingente del Coronel Zeta.
En un principio, con un papel como el ya descrito y, además, característico de algunos líderes necios, “La Cucaracha” insiste en participar de forma notable en la aventura del Coronel Zeta, quien, sembrado por las viejas costumbres y tradiciones del machismo mexicano, rechaza una y otra vez los intentos de “La Cucaracha” para acercarse a él.
Con esta personalidad transcurren las primeras escenas de la película, con una Isabel dolosa, una Cucaracha orgullosa, un Coronel Zeta que no devela las intenciones de su campaña, y un contingente resignado a su desventura.
Así sucede hasta el momento en que, después de una breve batalla, se descubre que las intenciones del Coronel eran ser un distractor para la entrada de las tropas del General Villa a San Blas.
Con un cambio positivo en el panorama, cambian también los roles de nuestros personajes.
“La Cucaracha” y El Coronel Zeta encuentran un amor que surge a partir del orgullo y el ego, de la posesión del carácter fuerte de uno y otro.
Cosa que, irónicamente, blandea la personalidad de “La Cucaracha” para tornarse hacia acciones más al servicio de su hombre, que de la lucha armada revolucionaria; acciones que coincidirían más con los roles socialmente establecidos, en ese entonces, para la mujer:
Sumisa, romántica, amorosa, soñadora, útil para las labores de limpieza, y el cuidado y, próximamente, devota a su religión… algo que cumple a cabalidad Isabel.
Incluso, dicho suceso se nos marca en una escena donde, yendo “La Cucaracha” a lavar prendas a un río, las otras mujeres le dedican un corrido que dice:
“Ya murió La Cucaracha, ya murió La Cucaracha”; indicándonos así, que “La Cucaracha” de inicio del filme moría, para dar paso a una con un nuevo rol:
El de una mujer tradicional.
Isabel, por su parte, aún desconsolada por la muerte de su marido en batalla, no encuentra refugio en ningún sitio más en una caricia del Coronel Zeta, la cual comienza una atracción de sus sentimientos por el villista y, por tanto, a La Revolución, abrazándola.
Y El Coronel, seducido por los encantos de esta mujer, y sea por un sentimiento de culpa, de protección o ambos, se acerca a Isabel.
Pero ahora, “La Cucaracha”, embarazada con un hijo del Coronel, queda decepcionada y traicionada por las acciones de éste, y lo abandona.
Con orgullo y tristeza, ella intenta proseguir su vida, pero los eventos siguientes hacen más profundo el momento de desolación de “La Cucaracha”
El nacimiento de su hijo, le da esperanza de volver a su vida pasada junto al Coronel Zeta, pero en la escena final, ya con su hijo en brazos... recibe la noticia de que El Coronel ha muerto en batalla para, posteriormente, agravar la situación en un encuentro cara a cara con Isabel en claro cambio de rol y actitudes.
“La Cucaracha”, ahora en papel de viuda desamparada; e Isabel, por otro lado, como la mujer, la soldadera que sigue su camino con La Revolución.
Es curioso el papel de “La Cucaracha”, que trepada en una barda, inicialmente observa y se ríe de los revolucionarios a carcajadas; esta es una de sus primeras agresiones y muestras de su animadversión hacia El Coronel Zeta, simbolizando el machismo dominante.
Enseguida, él le dice que se vaya, porque no quiere mujeres en El Cuartel, pero ella le responde que es un soldado, y que ahí se va a quedar…
Los integrantes de la tropa de Zeta, opinan que las mujeres revolucionarias son sólo unas “viejas mitoteras”
A “La Cucaracha” le dicen así por rodadora, porque no se conforma con un solo macho, y le quita el suyo a las demás; y aparece aquí nuevamente la mujer que, en cierta medida, trastoca su papel de género; se viste de hombre y usa fusil, toma alcohol, dice leperadas, y es tratada de prostituta.
El Zeta le dice en una escena:
“Yo vine para pelear, y usted está aquí pa'lo que está”, o sea para acostarse con todos.
Pero “La Cucaracha” es “soldado”, como ella dice, y anda metida en la lucha armada; sin embargo, opina que La Revolución es para morirse, y que los revolucionarios son unos salvajes, que golpean y matan.
En la leva de federales, se llevan a todos, hasta a los niños, el padre de la iglesia, y al maestro de la escuela del pueblo, quien poco después muere en campaña…
Su viuda, Isabel, pasa entonces de ser una feliz ama de casa, a un alma buena, vestida de negro, que se desliza como sombra, y finalmente acaba de “soldadera”; se arrejunta y enviuda de nueva cuenta.
Isabel es la que arrebata hombres… entonces:
¿Acaso ella es la verdadera “cucaracha” porque le quita El Coronel Zeta a la mismísima Cucaracha?
“La Cucaracha” de La Félix es “la hembra bravía” que se viste con colores vivos; mientras Isabel es la esposa y viuda abnegada, vestida de negro, que llora y llora…
Ahora bien, es interesante ver cómo llevan al extremo la bravura de “La Cucaracha”, que hasta aparece disparando desde la primera línea de fuego, pero lo principal es que es “una mala mujer”, que echa a perder a la gente porque les da de tomar.
En cambio, Isabel es la buena, y por eso El Coronel acaba prefiriéndola.
Acaso el filme quiere decir:
No seas independiente, fuerte, bravía y libertina; o te abandonarán por una mujer “a como Dios manda”
Cuando “La Cucaracha” logra conquistar al Coronel Zeta, es porque le da una bofetada; y él, mostrando su fuerza, le ordena que se desnude, porque ahora va a ser mujer, como si antes y vestida con pantalones no lo fuera…
La obliga a ponerse en el suelo, y la mira desde arriba, para acentuar su poder, y ella gustosa se entrega, y se somete.
Confieso que es una gran escena de mucho poder, un “tour de forcé” con gran carga erótica y muy machista también…
En la siguiente escena, “La Cucaracha” ya sale vestida con falda, agarradita de la mano del Coronel.
Ante esto, las soldaderas le dicen:
“¡Ya murió mi Cucaracha!”
Pero ella contesta:
“¡Ahora es cuando nace!”
Y en seguida la interpelan:
“¿Qué se siente ser vieja?”
De esa manera, en esta película se enfrentan y contrastan, pues las 2 imágenes femeninas archiconocidas:
La rodadora-marimacho, y la señora-viuda respetable pero rejega, que no hace caso a los hombres; son alegóricamente, la puta y la santa.
Son 2 mujeres enamoradas de un hombre, pero hay 2 hombres enamorados de una mujer:
“El Indio” Fernández y Pedro Armendáriz.
Curiosamente, los 2 mueren por ellas, y al final, ellas juntas, como si de alguna manera se hermanaran, se van a La Revolución como soldaderas, a ver “a quiénes les van a echar las gordas” ahora, y a cargarles el fusil para que ellos echen bala.
También llama la atención, que “La Cucaracha” dice de sí misma que es basura, pero de pronto tiene algo en ella que no lo es, un hijo de Antonio Zeta, y quiere que sea como su padre.
No podía faltar la sublimación de la maternidad.
Los papeles de las mujeres en esta película, son muy claros, aunque a menudo contradictorios, y todos ellos responden a los consabidos estereotipos.
Las del montón recogen a los heridos, lavan ropa, cocinan, tienen que “jalar parejo adonde vaya su hombre”, sirven para calentar a los hombres de la bola, y para rezar...
Cuando va a nacer un bebé, no puede faltar el “¡ojalá sea machito!”
Y el texto final, es un botón de muestra de la invisibilidad de las mujeres, aun cuando supuestamente ellas son las protagonistas de esta historia:
“...y junto con sus hombres y sus hijos, hicieron La Revolución Mexicana”
Las mujeres, se infiere a las innombradas…
En el trasfondo de la imagen final, en que aparecen esas palabras, se ven las filas de soldaderas caminando con sus niños, lo que hace la combinación de la imagen con las palabras, es formar un estereotipo sobre la soldadera desinteresada que se sacrifica por servir al hombre.
Así, la frase muestra a las soldaderas como creadoras de La Revolución, aunque en la película se muestran como estereotipos serviles y abnegados.
Pero “La Cucaracha” es orgullosa de su nombre, ya que en él se muestra su lealtad por servir a los soldados; y en una escena, Trinidad (Ignacio López Tarso), la mano derecha de Zeta, le explica a su Coronel, que la llaman “Cucaracha”, “porque las cucarachas nunca se conforman con un solo macho”
Más tarde, mientras esperan que empiece la batalla en San Blas, “La Cucaracha” les regaña a las soldaderas por no animar a sus hombres…
Mientras que Isabel pasa en ese momento, y “La Cucaracha” le dice:
“Vente a calentar friolentos, tú que tienes buena hornilla”
“La Cucaracha” de hecho facilita la marihuana y las mujeres para que los soldados “se animen a pelear”
Pero Isabel se muestra como la soldadera “buena”, que aunque se ha muerto su marido, sigue en la bola sin juntarse con un hombre…
La trama entonces se desenvuelve tras el solo conflicto que se muestra al ver a la soldadera “buena”, y la soldadera “mala”, para pelear por Zeta.
Esta persecución del hombre, se muestra opresiva especialmente en la escena en que Zeta finalmente llega a la habitación de “La Cucaracha” para hacerle el amor... a la fuerza; aun cuando él le regala un zarape que ella quiere tirar al suelo...
Él le agarra del brazo para impedir que lo tire, y ella, al ver que El Coronel no la quiere soltar, le da 2 bofetadas para que la suelte.
Zeta la suelta, y sin decir una palabra, se dirige a la puerta para cerrarla con llave... para llamar más a la intimidad, y crear un ambiente de opresión sexual.
Luego, silenciosamente apaga todas las luces; y finalmente se acerca a “La Cucaracha” y le dice:
“Nunca le pegue a un hombre.
Nunca”
Agarrándola del cabello, la fuerza a arrodillarse frente a él, y le dice:
“Desnúdese.
‘Ora va a ser mujer”
Es por ello que al otro día, los 2 ahora enamorados, caminan felizmente en la plaza de San Blas, donde vemos que “La Cucaracha” ahora lleva vestido y rebozo como las demás mujeres; y mientras comen un helado, ella le confiesa que lo ha querido desde el primer momento en que lo vio, y le confiesa:
“Hubiera querido que me mataran en la batalla.
Pa’ que sufrieras mirando mi muerte por tu culpa…
Sabes, aunque he estado llena de hombres, ahora voy naciendo.
Te voy a querer mucho mi Coronel”
Ella es feliz, hasta que Zeta se disgusta con ella por el duelo que tuvo con El Coronel Valentín Razo (Pedro Armendáriz), su antiguo amante.
Y todo cambia cuando ve al Coronel con Isabel, ella se va a la cantina para emborracharse…
Sabiendo que va a tener un hijo de Zeta, ella se dice a sí misma:
“Yo tengo su hijo, y voy a hacer que sea como su padre”
Cabe señalar que a las soldaderas que aparecen en este mundo, no les importan los motivos por los que se pelea en La Revolución, sino que su propósito parece ser el de servir a los hombres, sin importar la humillación a la que deben someterse.
Y los hombres tampoco tienen razonas concretas por luchar en La Revolución…
Cuando Zeta reúne a sus nuevos soldados por primera vez, les dice:
“No es que sea yo aquí el más hombre.
Ni quiero serlo.
Pero ahora me toca mandar porque me mandaron a eso.
Para ganar esta Revolución hay que morirse.
Vámonos pues muriendo a prisa pa’ que los que queden puedan regresar a su tierra a trabajarla en paz”
Al tratar de formar una estrategia para el ataque a San Blas, los hombres de Zeta le hacen saber que no podrán ganar la batalla:
“Si la cosa es de morirse, así sí es fácil”, le dice El Mayor al Coronel; y éste contesta:
“En eso está usted en lo cierto, mi mayor.
Mañana nos vamos sobre San Blas porque la cosa es de morirse”
Los soldados no entienden la razón por la confianza que muestra El Coronel; y cuando se dan cuenta de que el ataque a San Blas era parte de un plan diseñado por Villa, que resultó en la toma del pueblo, los soldados ponen toda su confianza en El Coronel, ya que ven que éste cumple con las órdenes del General.
Y cuando Zeta intenta consolar a Isabel sobre la muerte de su esposo dice:
“No me guarde rencor.
Yo no mando.
Cumplo órdenes.
Y he de cumplirlas sin averiguar su justicia, sin saber de caras sin saber de nombres….
No estamos ahora para escuchar palabras.
Los que saben decirlas ya luego vendrán.
Ahora se trata de saberse morir”
Se puede ver entonces, que los soldados como Zeta cambian los ideales de La Revolución por la hombría, y esa hombría es mostrada por el trato a la mujer, en el machismo.
Aunque “orgullosamente ofrecen sus vidas a una causa desconocida suponiendo que ellos no están en posición de discutir o abogar por la razón por la que pelean”; la frase:
“Los que saben decirlas ya luego vendrán”, muestra que aunque pelean, están conformes con que un superior los mande y les diga la razón por la que deben luchar.
Así, el machismo y el saberse morir, como en si “Adelita” se fuera con otro, es lo sumamente importante.
Incluso más importante que las razones por las que se pelea…
Como dato, del reparto estelar, a raíz de esta película se creó una rivalidad en los medios, entre las 2 grandes divas del cine mexicano, pero años más tarde, La Félix lo desmintió; y al contrario, lo único que dejó esa cinta fue una gran amistad entre las 2.
Por ello, “La Cucaracha” es una de las grandes cintas que hay que ver, y habría que revisar el cómo hacían para que la gente fuera al cine a ver películas mexicanas, basándose en la historia del papel de las mujeres en La Revolución.
Al filme se le puede achacar que la actuación de Félix estaba lejos de ser buena; y la trama de la película es mediocre en general, sobre todo en el diálogo, que más es declamado que sentido.
Las primeras escenas de la película fueron simplemente artificiales, parece una película hecha por un aficionado; por ejemplo:
La breve actuación de Pedro Armendáriz fue incoherente, y un paso forzado para proporcionar más emoción sin sentido a la película; tal vez el corte final dejó por fuera mucho metraje que hubiera ayudado a dar más coherencia al relato.
Por último, la banda sonora corrió  a cargo de Raúl Lavista, quien fuera socio fundador de La Sociedad de Autores y Compositores de México; y autor de un gran número de temas musicales para películas cinematográficas de la denominada “época de oro del cine mexicano”, que aquí llena de corridos, sin olvidar la célebre “La Cucaracha”
“Vente a calentar friolentos, tú que tienes buena hornilla”
José del Refugio Sánchez Saldaña, conocido musicalmente como Cuco Sánchez, fue compositor y cantante mexicano nacido en Altamira, Tamaulipas, que comenzó su carrera artística en 1937, pero fue en 1939 que su canción “Mi chata” que lo lanzó a la fama.
Así compuso más de 200 canciones, varias de ellas para el cine; tanto que incursionó como actor en dicho arte, como el filme “La Cucaracha” como un cantante de reparto.
La fama de Sánchez residía a que su estilo retomaba la tradición de la canción revolucionaria, el corrido.
De hecho, algunas frases de sus canciones se han convertido en expresiones del habla popular, por ejemplo:
“La chancla que yo tiro no la vuelto a levantar”, para decir que un amor una vez abandonado, lo es para siempre.
Fue a raíz de la popularidad del filme “La Cucaracha” que Cuco Sánchez, junto al Dueto América, que lanzó un disco conocido internacionalmente como:
“Cucaracha 1959, Songs of The Mexican Revolution”, que incluía los corridos del filme:
“La Cucaracha”, “La Cautela” con el Dueto América; “La Adelita”, “El Venadito” con el Dueto América; “La Valentina”, “El Revolucionario”, “La Mancornadora”, “Una Noche Serena y Oscura” con el Dueto América; “La Mujer Linda”, “La Modesta con el Dueto América”; “La Chancla”, y “El Hombre del alazán”
Por otro lado, a raíz del presente filme, es que existen estados en La República Mexicana a los que la industria cinematográfica les ha cambiado la vida, sus condiciones y el ingreso per cápita, como es el caso de Durango, que fue de los primeros en recibir ingresos millonarios en dólares.
Algo similar pasó con Bernal, guardadas las proporciones con Durango, pues en este pueblo del semidesierto queretano se abrieron negocios, se generaron empleos y su economía creció a raíz de que se incrustó en el grupo de localidades que conforman La Meca del Cine Mexicano sobre todo en su Época de Oro; y en ello, “La Cucaracha” sirvió como detonante de la actividad económica y comercial de Bernal, comunidad ubicada en Ezequiel Montes, que en la actualidad es considerada como “Pueblo Mágico” y uno de los sitios más turísticos, además de servir, tiempo después, como locación para varias telenovelas, películas y documentales, tanto mexicanas como internacionales.
Tanto así que llevó a la transformación de Bernal, de pueblo costumbrista cuyo atractivo natural es La Peña, el 3° monolito más grande del mundo; que llevó a San Sebastián Bernal, su nombre completo, a ser declarado “Pueblo Mágico” por la Secretaría de Turismo Federal en 2006; y hoy es uno de los sitios más visitados por turistas nacionales y extranjeros, sobre todo en El Equinoccio de Primavera y durante La Semana Santa.

“... y junto con sus hombres y sus hijos hicieron La Revolución Mexicana”



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