Open Water

“Monday Jan 26; 1998 08am.
To anyone who can help us:
We have been abandoned on Agincourt Reef by MV Outer Edge 25 Jan 98 3pm.
Please help us come to rescue us before we die.
Help!!”

El caso de submarinistas abandonados es bastante habitual; pues hay casos todos los años.
Thomas Joseph Lonergan y Eileen Cassidy Lonergan, fueron un matrimonio estadounidense originario de Baton Rouge, Louisiana; que fue abandonado “por error” en El Mar del Coral, el 25 de enero de 1998, mientras practicaban buceo fuera de La Gran Barrera de Coral de Australia.
El bote que los transportaba, junto a un grupo de buzos, se marchó antes de que los Lonergan emergieran, sin que ninguna persona a bordo notara su ausencia.
No fue hasta 2 días después, el 27 de enero de 1998, que se descubrió que el matrimonio estaba perdido.
Esto sucedió, cuando se encontró una bolsa con sus pertenencias en el bote que los transportó.
Una búsqueda masiva, aérea, y acuática, tuvo lugar durante los 3 días posteriores.
Aunque parte de su equipo de buceo fue hallado a millas de donde los Lonergan desaparecieron, indicando que se ahogaron, sus cuerpos jamás fueron localizados.
Los pescadores encontraron una pizarra de buceo, utilizada para comunicarse bajo el agua; y posteriormente transcribieron el mensaje que contenía lo siguiente:
“Lunes, 26 de enero de 1998, 8 am.
A cualquiera que pueda ayudarnos:
Fuimos abandonados en el Arrecife de Agincourt por el MV Outer Edge, el 25 de enero de 1998, a las 3 pm.
Por favor ayúdennos, vengan a rescatarnos antes de que muramos.
¡Ayuda!”
Inicialmente, la pareja se había dirigido a Tuvalu, para dar clases a los niños pobres, luego de haber estado viajando por varias partes del mundo.
Se habían conocido en la Universidad de la mencionada localidad, y luego enrolado en Las Fuerzas de Paz, en 1990.
A partir de ahí, comenzaron a ver la posibilidad de hacer tareas de caridad para los más necesitados, y en especial, enseñar a los niños más carenciados, y no solo de Estados Unidos.
La pasión de Eileen por el buceo era tal, que le propuso a su esposo Tom, de que también se dedicara a lo mismo.
Esa fue una buena oportunidad para que comenzaran a viajar por distintos lugares, especialmente cercanos al mar, para dar rienda suelta a sus travesías submarinas.
Ellos venían cumpliendo un año de estadía en Fiji, y enseguida pensaban partir para Hawaii, culminando un tour planificado de 3 años de duración, y que venía abarcando numerosas zonas del planeta.
Una vez en Queensland, Australia, se embarcaron en una expedición con turistas, que los llevaba a una zona de buceo de 12 metros de profundidad, un arrecife donde podían encontrar las más variadas clases de peces, y de paso, dedicarse a su principal hobby en alta mar.
Eso fue el 25 de enero de 1998, día en que “accidentalmente fueron abandonados por el Outer Edge.
Expertos buceadores, que han estado hasta 40 horas en mares tormentosos y lograron sobrevivir, coincidieron en que, el mayor peligro no son tanto los tiburones que puedan aparecer, sino la deshidratación que uno pueda sufrir.
Varias teorías surgieron alrededor de la desaparición de los Lonergan.
En aquel momento, se llegó a insinuar que la pareja podría haber escenificado su muerte.
La dueña de una librería de Port Douglas, localidad cercana a Queensland, comentó que vio a la pareja buscando textos, 2 días después de lo del Outer Edge.
Además, se llegó a comentar, que ambos fueron vistos en un hotel de Darwin, luego de que, aparentemente, fueran rescatados, pero los seguidores del caso, descartaron que eso pudiera ser posible, en especial, porque sus cuentas bancarias jamás fueron tocadas, y sus seguros nunca fueron cobrados.
Otra teoría sugirió, que la pareja pudo cometer suicidio.
Esta idea se vio reforzada por los registros encontrados en los diarios de ambas víctimas.
Extractos del diario personal de Tom Lonergan, fueron usados para retratarlo como un hombre profundamente perturbado, que estaba buscando una muerte rápida y pacífica.
Los escritos de Eileen, expresaban preocupación por su bienestar, dados los deseos de morir de Tom.
Ella había elegido abiertamente, quedarse junto a Tom, sin importar las consecuencias.
No obstante, los apuntes de su diario, fueron sacados de contexto, según la familia de Eileen.
Sus familiares, El Coronel Noel Nunan, y la policía de Port Douglas, aseguran que solo las páginas que validan la teoría del suicidio, fueron filtradas a la prensa.
El padre de Eileen, John Hains, manifestó su sospecha de que la pareja se deshidrató, y se desorientó, sucumbiendo finalmente ante el ahogamiento, o los tiburones.
Según lo que figura en los diarios que Tom y Eileen siempre llevaban, ambos sufrían de depresión, e incluso, no estaban bien como pareja, en especial Tom, cuando rompió relaciones con su madre, quien se enojó con él, por darle la espalda a la fe católica, e incluso, por casarse con la que luego sería su esposa, Eileen.
Tampoco la pareja estaba conforme con lo que venía haciendo; ambos coincidían en que ya estaban saturados de todo, y que odiaban a los alumnos, y hasta a dedicarse a la propia enseñanza.
El Coronel Nunan descartó las teorías que sugerían que Los Lonergan habían fingido su muerte, o cometido suicidio, y formalmente presentó cargos contra Jack Nairn, el encargado del bote, por homicidio ilegítimo.
Finalmente, Nairn fue declarado no culpable, pero su empresa fue multada por negligencia.
Al momento de lo que ocurrió el 25 de enero de 1998, Tom tenía 33 años, y Eileen 28, según los informes australianos.
“Daniel, where's the boat?”
Open Water es una película estadounidense de terror, del año 2003, escrita y dirigida por Chris Kentis.
Protagonizada por Daniel Travis y Blanchard Ryan, entre otros.
Está basada en la historia real de Tom y Eileen Lonergan; y que según la crítica de EEUU, es la película de terror “más impactante exhibida en El Festival de Sundance desde “The Blair Witch Project”, en 1999”
Supuestamente, el presupuesto de Open Water fue solo de $500,000, llegando a recaudar solo en EEUU, la cantidad de $30,500.000.
Open Water fue filmada a 30 kilómetros de Las Bahamas, y al parecer, a 50 kilómetros de Barbados, en El Mar Caribe, cerca de la costa venezolana.
El rodaje duró un mes y Chris Kentis estuvo durante 2 años de preproducción, aprovechando fines de semana y feriados, ya que también tenía que dedicarle tiempo a su trabajo entre semana.
Basada en hechos reales, Open Water narra una historia ocurrida en Las Bahamas; donde una pareja adicta al trabajo y en crisis, necesita alejarse de la tensión acumulada en la rutina de la vida diaria.
Ellos son:
Daniel Kintner (Daniel Travis) y Susan Watkins (Blanchard Ryan) que había decidido tomarse un tiempo de relax, y pasar unos días buceando.
Pero la lancha que los lleva, debido a un descuido de la tripulación, los abandona en medio de un mar, a la deriva, y lejos de la costa, en unas aguas infestadas de tiburones...
El simple sentimiento de flotar a la deriva, a sabiendas de que la corriente los lleva más lejos de la tierra, la cercanía de los tiburones, el contacto con ellos, y el paso de las horas que va tornando todo más y más oscuro, producen una angustia genuina; con un final verdaderamente escalofriante e insospechado, con un desarrollo asfixiante y aterrador.
Su director, guionista, y productor, Chris Kentis, sabe crear la sensación de miedo y desasosiego de manera minimalista, amateur, realista, y sin estridencias ni empleo de efectos especiales, conformando con cierta habilidad, un título de serie B urgente, breve, barato, y moderadamente disfrutable, en el cual, el medio acuoso inunda al asistente a la sala, mientas contempla a la pareja protagonista, siendo atemorizada por tiburones, en un film que hurga en los miedos más primarios del ser humano, cuando éste se encuentra amenazado fuera de su habitual entorno.
“We're stuck in the middle of the ocean!”
Open Water está interpretada por actores desconocidos, utiliza tiburones reales, y fue rodada con una cámara de video digital por Kentis, que concede un aspecto próximo al espectador.
Los actores, tuvieron que soportar 120 horas de filmación en el agua, viendo varias veces, cómo los expertos en tiburones que asesoraron a Kentis y equipo, apenas 4 personas, iban tirando carnada cerca de ellos, para que los escualos pudieran ser filmados.
A la vez, coordinaban los movimientos de la pareja, para que llamaran la atención lo menos posible, y los animales no se dirigieran hacia ellos.
No hay tiburones mecánicos, ni digitalizados.
Todos los que se ven son reales, y fueron captados por el propio Chris Kentis con su cámara, para la toma submarina, filmaba desde dentro de una jaula.
Lo más llamativo aún, es que la gran mayoría de los que aparecen, son de los que más atacan a seres humanos, Los Tiburones Toro.
En una cosa si estoy de acuerdo con Open Water, y es que realmente es una película de terror.
No es terror psicológico, ni terror a lo desconocido, si no el peor de todos:
El terror a que una vida perfecta se desmorone completamente, por algo tan común, como puede ser un error humano.
Y es que Open Water no trata sobre la supervivencia de 2 personas en alta mar, que se encuentran a merced de un grupo de tiburones, si no, de cómo 2 personas que lo tienen absolutamente todo, pueden morir el día menos pensado, de la manera más estúpida.
La única escena memorable, y digna de ser considerada como situación de terror, se da cuando los tiburones “atacan” en la madrugada.
Es una escena muy tensa, con excelente música, y una edición muy lista.
Vemos que cae una tormenta impresionante, truenos, rayos, los tiburones moviéndose en círculos, y sobre todo, la incertidumbre de qué va a pasar…
Los tiburones son unos animales muy pacientes, primero observan, deambulan alrededor, y no se arriesgan a ser heridos.
Por lo que se dedican a girar alrededor de sus víctimas, esperando el momento adecuado, esperando que la víctima se agote.
Luego dan un sólo mordisco, rápido y profundo, esperando que se desangre.
Es lento, unas veces se deciden atacar, y otras no, quién sabe...
La escena en la que salen las medusas no venía en el guion, mientras rodaban, de repente aparecieron un banco de medusas, y el director menciono que, gracias a Dios que los actores llevaban los trajes, porque si no, hubiera ocurrido un gran accidente.
Así pues, Chris Kentis, con más imaginación que medios, consigue aguantar con la suficiente dignidad, una obra teniendo únicamente como escenario el mar abierto, unos tiburones, y 2 buceadores.
Sin embargo, es una lástima, que escenas bastante bien rodadas, como el ataque de los tiburones, queden empañados por otras cercanas al telefilm, como la discusión de la pareja en alta mar, acerca de quién tiene la culpa de todo...
Los actores, además, no ayudan demasiado.
Están poco creíbles en su papel, lo que me llevó a desear por momentos, el que acabasen siendo devorados por cualquier bestia marina.
“Oh God!
Something's rubbing against my foot!”
La tarea de rodar Open Water fue durísima, y extremadamente riesgosa para todos.
El mar, sin embargo, no quiso olvidarse del director, poco después de terminada la filmación; él fue uno de los sobrevivientes, junto a su esposa Laura Lau y su pequeña hija, del tsunami asiático, mientras estaba veraneando en el sur de Tailandia, una de las zonas más devastadas por la tragedia del, otra vez el mismo número de día, 25 de diciembre, junto a Sri Lanka, e Indonesia.
Respecto al caso de Los Lonergan, en noviembre de 1999, el encargado de la expedición, fue llevado a La Corte Civil, donde él mismo, además, responsabilizó a los colegas de su trabajo, las 4 personas que lo acompañaban aquel día.
La compañía donde se desempeñaba, “Outer Edge Dive” fue acusada de negligencia, y obligada a pagar una considerable multa.
Pero el padre de Eileen Lonergan sostuvo otra cosa, y tiene relación con lo que se ve al final de Open Water, algo que los especialistas consideran más sensato, respecto a qué fue lo que pudo haber pasado, después de todo.
Curiosamente afirmó que “Open Water a mí no me interesa, y ni la pienso ir a ver.
Tampoco le guardo rencor alguno a la gente que estuvo ese día en el barco.
Fue tan solo un accidente, y nada más”
La madre confesó: “
“No pasa un solo día, sin que el corazón nos duela por lo que ocurrió, y todavía lloramos por Eileen.
Si Open Water logra cambiar algo en la industria del buceo, si logra salvar la vida de alguien, será maravilloso.
Te deja un gran agujero perder un hijo, que es parte de tu vida.
Yo quería que encontraran sus cuerpos, así al menos recuperábamos algo.
Supongo que debemos pensar, que están en La Gran Barrera de Coral.
Ellos ya son parte del lugar”
Posteriormente, un traje de buceo del tamaño usado por Eileen, apareció en una playa, al norte de Queensland, y las pericias científicas determinaron que se había perdido en la fecha del accidente.
Tenía pequeñas rasgaduras a la altura de la axila y de las nalgas, que habrían sido provocadas por los corales.
Y pocas semanas después, en una playa al norte de Port Douglas, el mar devolvió a la costa, 2 chalecos salvavidas con sus nombres, los tubos de oxígeno, todavía con un remanente de aire, y una pata de rana de ella.
Lo llamativo es que nada, tenía señales de daños importantes, lo que debilitó la teoría del ataque de tiburones, que en Open Water acechan durante horas a los personajes de Daniel y Susan.
Por su parte, el acusado Nairn, afirmó que “es peor aún que esta Open Water se haya hecho.
Mi familia y yo, quedamos muy afectados psicológicamente por todo lo que pasó.
A pesar de ya no trabajar en la compañía, Open Water perjudica aún más, un negocio que mueve mucha gente y dinero”
Sin embargo, luego de una inspección realizada en 2002, y que abarcó varios negocios de buceo en Queensland, se constató que, todavía se cometían errores de consideración, entre estos, nada menos que persistentes fallas en los conteos de turistas que son llevados a bucear lejos de la costa.
Esto hizo pensar a muchos expertos buceadores que, en esa zona, había demasiada irresponsabilidad, ya que es casi una regla, que las personas que se tiran al agua, ponen su nombre en una lista, y luego la misma, es leída por el encargado de la tripulación, al mejor estilo de cuando pasan lista en la escuela.
Si la persona no aparece, pues no abandonan el lugar hasta que la encuentran.
De lo contrario, se pide ayuda de inmediato.

“Other people go on vacation and spend their days just laying around.
We have a story we're going to be telling for the rest of our lives”



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