The Dancing Boys Of Afghanistan

“Playing with boys”

Mientras los países occidentales, siguen invirtiendo miles de millones de dólares para luchar contra Los Talibanes del sur de Afganistán, una tradición ancestral, empieza a resurgir con fuerza en el resto del país.
Durante siglos, los hombres afganos han usado a chicos de 9 a 18 años como amantes.
Ciertas investigaciones sugieren, que la mitad de los miembros tribales de la etnia phastun en Kandahar son “bacha bazi”, es decir, hombres jóvenes que han sido  comprados como amante-niño; el término define al amante jovencito, que anda con un señor mayor; y literalmente significa “niño juguetón”
El Islam no permite una práctica tal como “bacha bazi”, que supone el abuso a menores.
No obstante, y como consecuencia de estar inmerso en un sistema en el que la justicia, simplemente, es inexistente, la legalidad o ilegalidad en el que se opera en la sociedad, se desdibuja en la práctica.
El Islam prohíbe la homosexualidad, pero la práctica de los “bacha bazi” es interpretada, diciendo que los hombres nunca llegan a estar enamorados de estos niños.
La explotación sexual de los niños, en particular la práctica del “bacha bazi” en la que los niños son “poseídos” por el baile y el sexo, es uno de los abusos que menos se habla en Afganistán.
En un país en el que la miseria y los conflictos armados están a la orden del día, los “bacha bazi”, literalmente “niños juguete” proliferan.
Son niños entre los 10 y los 18 años, cosificados y comprados por Señores de La Guerra y hombres de negocios, para ser utilizados como objetos sexuales.
Los obligan a travestirse, y a maquillarse para bailar y cantar delante de un grupo de hombres en fiestas privadas.
Así mismo, son forzados a mantener relaciones sexuales, ya sea con su dueño, o con el resto de los participantes, con el riesgo de ser apaleados, e incluso asesinados, si no cumplen con los deseos de su señor.
La desastrosa situación en la que se encuentran los infantes en Afganistán , se debe a los numerosos conflictos activos en las diversas regiones, provocando desplazamientos forzosos, falta de acceso al agua potable, hambruna, y violencia sistémica.
En este caos, en el que muchas familias no pueden subsistir, se dice que en 2008, el 36 % de la población estaba por debajo del umbral de la pobreza, los padres venden a sus hijos, a cambio de una suma de dinero.
Además, en caso de que la familia pierda al marido, será el niño mayor el encargado de sustentarla, ya que pasa a ser el cabeza de familia, viéndose obligado a recurrir a dichas prácticas.
El “bacha bazi” es una antigua costumbre, prohibida por los talibanes cuando estaban en el poder, pero ahora, ha experimentado un resurgimiento.
“Antes, “bacha bazi” solo se veía en algunas zonas especiales, pero ahora está en todas partes.
Está sucediendo en Takhar, y el resto del norte”, dijo Suraya Subhrang, Comisionado de Los Derechos del Niño en La Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán (AIHRC)
“Cuando usted no tiene un gobierno central fuerte, o imperio de la ley, y la cultura de la impunidad y las leyes no se aplican, muchas cosas pasan”, dijo.
La influencia de comerciantes ricos, y grupos armados ilegales, incrementa la demanda de esta práctica, mientras que la pobreza, y el gran número de niños desplazados por el conflicto armado, incrementan la oferta de niños explotables. Posteriormente, estos, son liberados por sus “amos” cuando tienen alrededor de 18 años de edad, pero su futuro es a menudo sombrío.
Por lo general, inicialmente son atraídos o secuestrados, cuando todavía son niños, y se mantienen como propiedad de un “propietario”
Un ex comandante de La Alianza del Norte Afgana, opositora al entonces gobierno talibán, que no quiso ser identificado, dijo que había mantenido una “bacha bazi” de 14 años de edad, durante 2 años.
No le pagaba un salario al joven, pero cubría sus gastos, que según él, ascendían entre $300 y $400 al mes.
“Hay 2 tipos de niños:
Los que pueden bailar bien, y se mantienen para el entretenimiento; y los que no pueden, y se mantienen sólo para fines sexuales.
Yo tomé el mío para el sexo”, dijo este hombre.
En una sociedad donde el acceso a las mujeres, está totalmente restringido, pero el acceso a los niños de la calle, como algo cotidiano, la pobreza extrema lleva a muchos de estos niños, a adentrarse en esta práctica prohibida por El Islam.
Los sociólogos y antropólogos dicen, que el problema es consecuencia de la interpretación perversa de La Ley Islámica.
Las mujeres, son simplemente inaccesibles.
Los hombres afganos, no pueden hablar con una mujer, ni mantener ningún tipo de relación, hasta después de proponerle matrimonio.
Antes de eso, no pueden ni siquiera, mirar a una mujer, excepto tal vez sus pies.
Es por eso que, ellas son cubiertas de la cabeza a los tobillos.
“¿Cómo se pueden enamorar, si no pueden ver su rostro?”, dice Mohammed Daud de 29 años.
“Podemos ver a los chicos, así que podemos decir que son hermosos”, dijo.
Incluso después del matrimonio, muchos hombres mantienen a sus chicos, lo que sugiere una vida sin amor en el hogar.
Un refrán afgano quizás lo explique:
“Las mujeres son para los niños, los niños son para el placer”
“As the West pours billions of dollars into the fight against the Taliban in southern Afghanistan, an ancient tradition, banned when the Taliban were in power, has re-emerged across the rest of the country”
The Dancing Boys Of Afghanistan es un cortometraje documental, del año 2010, en la que el periodista y director de cine afgano, Najibullah Quraishi, conjuntamente con Jamie Doran, retrataba el resurgimiento de una antigua tradición afgana de explotación infantil:
“El bacha bazi”
De 52 minutos de metraje, The Dancing Boys Of Afghanistan se estrenó en el Reino Unido, en La Real Sociedad de las Artes, el 29 de marzo de 2010; y fue transmitida por PBS Frontline en los Estados Unidos, el 20 de abril de 2010.
Frontline muestra, como los hombres se pasean por aldeas pobres, tratando de conseguir muchachitos jóvenes de bella apariencia, para pagarle a las familias, y llevárselos para entrenarlos en el arte del “bacha bazi”
Los niños, al principio, piensan que se trata de un juego, que les aporta la nueva fuente de autoridad, que los saca de la miseria.
Pero sus vidas quedarán marcadas para siempre, por la práctica del “bacha bazi” en una sociedad que le prohíbe la educación a sus niñas, y confina a unas celdas de tela a sus mujeres.
Jamie Doran, es un director y documentalista cinematográfico irlandés, cuyos cortometrajes sobre crímenes de guerra, cometidos por los aliados de los Estados Unidos en Afganistán, han sido notorios.
Najibullah Quraishi, es un periodista afgano, que tuvo que salir de Afganistán en el 2001, después de ser brutalmente atacado, mientras investigaba para hacer un reportaje sobre Los Talibanes.
Entre el 2007 y el 2010, que sale el documental The Dancing Boys Of Afghanistan, ha viajado a Afganistán varias veces, para investigar la explotación de menores, especialmente, la explotación sexual de niños que, o bien son huérfanos, o bien han sido comprados a sus padres por mafias que se dedican a servírselos en bandeja a pedófilos, en fiestas conocidas como “bacha bazi”
El reportaje está en inglés; todas las conversaciones son en el idioma local, por lo cual, están subtituladas en inglés; pues quien entienda el inglés escrito, no tendrá problema para entender el reportaje.
Ha llamado la atención, que siendo un tema tan tabú en su país de origen, en Afganistán, The Dancing Boys Of Afghanistan se haya podido llevar a cabo.
Najibullah Quraishi, consigue tomar contacto con el entorno de los “bacha bazi” o “Niños Danzantes”, que ha convencido a un hombre afgano que sigue la “tradición” para que le cuente, en qué consiste esta práctica.
Pero al ser un tema tabú, ha tenido que decirle, que está haciendo un documental sobre la misma práctica, pero en Europa, para que hable sin tapujos, y así conseguir más información.
Quraishi, es el primer periodista en infiltrarse en el mundo de las fiestas “bacha bazi” donde visten a niños de entre 9 y 18 años como si fuesen mujeres, los hacen bailar delante de una audiencia, compuesta únicamente por hombres, y después los venden al mejor postor.
Se sabe, a ciencia cierta, que hay subastas de niños, en The Dancing Boys Of Afghanistan, se ve que los dueños de los niños, conocen a todos los invitados, y como mucho, puedes adivinar que se los prestan, pero no hay compraventa.
Iman, es un esclavo de 15 años, que ha sido prestado por su dueño, al dueño de un restaurante local en el norte de Afganistán, durante una noche para que entretenga a sus invitados.
Iman sale vestido con una falda, una camiseta corta de lentejuelas, y unas muñequeras con cascabeles.
Entretiene a los invitados, con canciones pro-pedofilia, sobre el impacto que causan los niños jóvenes en un pedófilo, y cómo ese pedófilo, quiere ir a ver al padre de uno en concreto, supuestamente para pedirle permiso para que se vaya con él.
Los invitados a los que Iman considera sus “amigos” se animan a cantar como si estuvieran en una juerga flamenca, le secan el sudor de la frente, y lo miran con deseo.
El dueño del restaurante, que ha pedido prestado a Iman por esa noche, se llama Dastager, y explica delante de la cámara, que ha “tenido” a muchos muchachos, unos 2 mil o 3 mil, que los chicos vienen y van, como si fuese difícil llevar la cuenta.
Cuando le preguntan, si se ha acostado con alguno de ellos, se le pone una sonrisa de oreja a oreja, y dice que no.
Tonto no es, desde luego sabe que lo están grabando, y no dice más de lo que le conviene.
Esa noche, los invitados se pelean para ver quien se lleva a Iman a casa, y Dastager acaba llevándoselo en su coche.
A la mañana siguiente, Dastager lleva a Quraishi, a un riachuelo que es una zona de “cruising” para pedófilos, donde pueden encontrar a niños con los que bañarse.
Dastager explica, que fue soldado durante la guerra contra los rusos, que la tradición “bacha bazi” viene de esa guerra, de cuando estaban en Pakistán sin nada que hacer, y los soldados se lo inventaron para entretenerse.
Vuelve a repetir orgulloso, que ha tenido incontables jovencitos, y explica que teniendo dinero y poder, siempre habrá niños dispuestos a irse con él.
Dastager, vive en un barrio pudiente, está casado, y tiene 2 hijos.
Cuenta además, con protección policial, cuando sale de casa por las noches.
Tiene la casa en la que vive con su mujer y sus hijos, y mantiene una casa para sus jovencitos.
En The Dancing Boys Of Afghanistan vemos cuando Dastager busca un nuevo jovencito.
Quiere un chico atractivo, que baile bien, de unos 12 o 13 años, y que sea guapo.
Su “modus operandi” es el siguiente:
Se los busca en zonas pobres, les dice a las familias, que se los lleva para enseñarles un oficio, a las familias les manda dinero cada mes, y a los niños los deja en manos de Rafi, un músico famoso en esos círculos pedófilos, por sus canciones pro-pedofilia.
Dastager, recoge a un niño que supuestamente tiene 11 años, pero no aparenta más de 9, en la barbería de un familiar suyo.
El niño se llama Shafiq, y no tiene ni puta idea de dónde se está metiendo.
Mestary, es otro de los hombres que accede a ser entrevistado en The Dancing Boys Of Afghanistan, y actuar como guía de Quraishi, en el mundillo pedófilo.
Mestary, es un ex comandante que todavía tiene mucho poder, y está conectado con Los Señores de La Guerra afganos.
Se lleva a Quraishi, a una reunión con otros comandantes, en medio de un monte, y le cuenta que cuando era soltero tenía un “compañero”, un niño al que mantuvo como esclavo sexual, porque los demás comandantes tenían cada uno, su esclavo sexual, y no podía ser él menos que ellos.
Este es otro, al que se le pone una sonrisa de oreja a oreja, cuando le preguntan sobre el tema de las relaciones sexuales, y cuenta contentísimo, que él nunca se ha acostado con un niño, si el niño no quiere.
Si el niño quería sexo, había sexo.
Si no, no.
Explica que no sentía que tuviera que pensárselo 2 veces, porque muchos niños quieren tener relaciones sexuales.
Si su mujer no se opusiera, a Mestary le gustaría tener un niño como esclavo sexual.
En Afganistán, los maridos no escuchan a sus mujeres, pero él es un hombre de mundo, que habla las cosas con su mujer…
Después, Quraishi se va a localizar a “El Alemán”, un chulo que busca y proporciona “carne fresca” para hombres de negocios, en parques locales.
Explica que, además de proporcionar a los niños, se queda en las fiestas para mirar, y cuenta que no todos los niños sirven para bailar, pero pueden ser usados para otras cosas, como la sodomía, y otros actos sexuales.
Mientras tanto, Dastager se ha llevado a Shafiq, a casa de Rafi, donde se le va a dar clases para convertirlo en un bailarín.
Dastager cuenta alegremente, que va a ponerle profesores de música, canto, y baile, le va a vestir con las mejores ropas, y va a asegurarse de que no le falte  nada, acordándose además, de mandarles dinero a sus padres, cada tiempo.
Quraishi, entrevista brevemente a Shafiq, que contesta lo que Rafi le susurra descaradamente.
Otro día, Mestary, Dastager, y el equipo de producción, van en el coche.
Mestary y Dastager, van sentados en la parte de delante, sin percatarse de que las cámaras los están grabando.
Mestary va contándole a Dastager, como en el desierto organizaron una fiesta, y tenían a un chico de 13 o 14 años en un coche, sin moverse, donde los invitados que querían podían meterse con él para violarlo, mientras el resto de los hombres seguían calentándose, y bebiendo alcohol al lado de una hoguera...
Según Nazer Alimi, representante de la UNICEF, los “bacha bazi” son un tema tabú en Afganistán, y nadie sabe la extensión real del problema.
Radhika Coomaraswamy, representante de la ONU, pidió que se crease una campaña para denunciar, visibilizar, y acabar con el problema, y cuenta cómo cuando saca el tema, las autoridades afganas, poco más o menos que la tratan como si estuviera loca, porque nadie sabe cuál es el problema.
Bajo la ley afgana, la compraventa de niños es ilegal, como también lo es mantener relaciones sexuales con menores.
Las fiestas “bacha bazi” son ilegales, porque los niños son esclavos.
La policía local pasa del tema.
Quraishi, entrevista a un comisario que dice, que el peso de la ley caerá sobre aquel hombre que sea pillado en una fiesta “bacha bazi” sin importar las conexiones, o el puesto de ese hombre en la sociedad.
Acto seguido, muestran a 2 altos cargos de ese mismo cuerpo de policía, que asisten libremente a una fiesta “bacha bazi” ilegal:
Uno sale tirado en una alfombra, admirando a un bailarín, y el otro fumándose un cigarro.
Radhika Coomaraswamy dice, que hay mucho alto cargo, que públicamente se muestra horrorizado por estas fiestas, pero luego no se pierden una.
Nazer Alimi dice, que se sabe perfectamente quiénes son estos hombres, pero él no va a dar nombres, porque valora su vida…
Vuelven a hablar con Iman, que es perfectamente consciente de que le quedan 2 o 3 años más de profesión, y no sabe si su dueño y sus amigos, serán sus amigos cuando cumpla los 18.
Entre sus planes de futuro, entra tener un lugar similar, con 20 o 30 niños que compartir con sus amigos.
También, controlado por Dastager, Abdullah es un chico de 13 años, que dice estar muy contento, y que ha oído hablar de palizas o asesinatos, pero que eso sólo pasa, cuando los chicos se lo merecen, que a veces los adultos se pelean por un niño, y que, si no satisfaces a algún hombre, pueden pegarte o matarte.
En otras palabras:
Es culpa tuya.
Quraishi consigue, que Dastager lo deje entrevistar a solas, a un chico de 14 años, que le dice que le da miedo que le peguen, lo maten, o lo secuestren.
Dice que su vida está completamente arruinada.
Tiene miedo de Dastager y sus amigos.
Los hombres se presentan en la panadería donde trabaja, pidiéndole que los acompañe a todas horas, y sabe que negarse, puede suponerle la muerte.
En un viaje anterior Quraishi, había grabado a un bailarín de 15 años, que Mestary describe como muy atractivo e incansable, porque podía bailar durante horas.
Quraishi se entera, de que ha sido asesinado, y consigue dar con la familia, y entrevistar al hermano y la madre.
El que habla, es el hermano que cuenta cómo, tras ayudar a su hermano a escapar, las amenazas empezaron a llegar, casi de inmediato.
Amenazaban con pegarle, violarlo, o matarlo.
Al final, consiguieron pillarlo a solas, se lo llevaron, le pegaron una paliza de muerte, y le dieron un tiro.
La persona que proporcionó la pistola con la que se le asesinó, era un policía, y el arma se sacó de una comisaria.
Ese policía, fue juzgado y condenado a 16 años de cárcel, pero a los pocos meses salió en libertad, porque su dueño había sobornado a las autoridades locales.
La pobre madre, que ha estado al lado como un pasmarote, cubierta por su burka azul sin decir ni pio, abre la boca para decir que a los culpables, nunca se les castiga, porque tienen dinero y poder.
En otra toma vemos como Quraishi, convence a Dastager, para que lleven a Shafiq a visitar a su familia.
El padre del niño explica, que reciben dinero a cambio del trabajo que realiza su hijo, que la familia sabe lo que hace el hijo, pero es pequeño, y se le olvidará cuando crezca.
Al preguntarle qué piensa su mujer, él responde que su mujer “no tiene cartas en el asunto”, que es una decisión suya, y ella tiene que respetarla, que él se fía de Dastager, y sabe que no se acuesta con su hijo.
Esa tarde, Quraishi entrevista a chicos de la aldea, y Dastager le dice que Shafiq ha desaparecido…
Dastager y Rafi, están como locos por encontrarlo, otra vez en el coche, sin percatarse de que las cámaras están grabando, uno le pregunta al otro, qué va a pasar, si al niño se le escapa que intentó violarlo.
Dastager culpa a Quraishi de la desaparición, se niega a llevarlo de vuelta, a no sé qué ciudad, y Quraishi comprende que ha llegado el momento de salir del país, con la impotencia de no poder ir a la policía, por los contactos de Dastager, y sin poder organizar una operación de rescate, porque eso puede suponer un peligro mayor para el niño.
“Lo más asombroso de los hombres que conocí, no era únicamente que carecieran de cualquier preocupación frente al daño que propinaban a los niños con su abuso, sino la indiferencia con la cual operaban, e incluso, el orgullo que demostraban al enseñarme a sus niños, y su mundo.
Realmente no tienen ninguna consciencia, de que están haciendo algo malo” afirma el periodista afgano, Najibullah Quraishi, quién se ha dedicado a documentar este sombrío fenómeno en The Dancing Boys Of Afghanistan.
Yawar, un hombre de negocios, de 38 años, contaba en The Dancing Boys Of Afghanistan, que contrató a un chico de 15 años para que le ayudara con su trabajo.
“Él buscaba un trabajo, y yo le di un lugar donde quedarse” comentó Yawar, mostrando una fotografía del chico.
“No tengo esposa.
Él es como mi esposa.
Lo visto con ropa de mujer, y duerme a mi lado.
Lo disfruto, y él es mi vida” añadió, besando la fotografía…
Y es que cuando los niños cumplen 18 años, ya no sirven para ser “bacha bazi”, pues les ha crecido la barba, y son abandonados a su suerte.
Muchos de estos niños, por desgracia, han aparecido asesinados.
Lo realmente triste, es que esta práctica está realmente extendida en el país afgano, y que se haya incrementado en estos casi 30 años de guerra.
Ante las narices de los militares, y otros empleados del gobierno, estos niños pasan de los vestidos de mujer y senos artificiales sobrepuestos, a la sodomía.
Son los esclavos sexuales de los militares, personas influyentes en el gobierno, y de ricachones.
El ser dueño del mejor bailarín, y del más guapo, es símbolo de “status”
Cada dueño hace fiestas, donde ponen a los niños a competir ante los invitados.
Estos menores de edad, que viven en este mundo, con el tiempo terminan creyendo que son afortunados, y que a su vez, es normal esta práctica.
Es triste ver, como los más indefensos, son víctimas, y seguirán siéndolo por mucho tiempo, ante la mirada indiferente de los demás.
“Tenemos nuestra cultura” dicen algunos propietarios.
“En otros países, las mujeres bailan.
Aquí tenemos nuestros propios bailes, que no existen en otros lugares del mundo”, dijo.
Pero esta invocación del relativismo cultural, oculta en realidad, uno de los mayores crímenes contra Los Derechos Humanos, más allá incluso, de los que se cometen contra los “niños-soldados” arrastrados a las guerras étnicas locales de los adultos.
Aquí, simplemente se trata del placer visual y sexual de los adultos.
El reportaje de Najibullah Quraishi, The Dancing Boys Of Afghanistan, desmiente el romanticismo que algunos alegan en defensa de la práctica del “bacha bazi” por mucho que puedan ser objeto de pasión, los niños son apaleados, si no satisfacen a sus amos y a los amigos de esos, y asesinados si intentan escapar.
A los 18 años, excesivamente mayores para ser “niños danzantes”; excesivamente abusados sexual, y psicológicamente para empezar una nueva vida, para ser mayores.
En el mejor de los casos, se proponen tener a su vez, “niños danzantes”
Mucho de lo malo, presente y pasado de Afganistán, es responsabilidad directa de occidente, concretamente de los EEUU & Company, pues:
¿Quién puso a Los Talibanes en el poder?
¿Quién tiene ocupado Afganistán actualmente?
¿Quién promueve que los países tercermundistas, estén gobernados por tiranos?
¿Quién sale ganando siempre de las desgracias ajenas?
Contesta a una de esas preguntas, y habrás respondido a todas.
Por otro lado, el ancestral “derecho de pernada” de hace unos siglos, era sólo uno de los derechos de los señores sobre la plebe; aquí, la prostitución y la sumisión en el trabajo, forman parte de lo mismo de siempre:
Poder contra miseria.
“The film exposes the lack of support from those in authority and explores possible responses to the plight of children in this conflict zone”
En un estudio estremecedor, encargado por El Departamento de Defensa de EEUU, a raíz del reportaje de Quraishi, la socióloga Anna Maria Cardinalli explica, el tortuoso vínculo entre, por un lado, la práctica creciente del “bacha bazi” y, por otro, la reducción de las mujeres, seres considerados impuros, a una sola función reproductora, y su exclusión de las esferas económica, social, y cultural.
Estos menores, son denigrados sexualmente a la fuerza, en bizarros rituales que siempre tienen un mismo final:
La violación.
Cuando la fiesta acaba, en muchas ocasiones, los chicos son vendidos al mejor postor.
La descomposición social en Afganistán, en gran parte, agravada por la invasión estadounidense de 2001, y los oscuros intereses que rodean las redes de narcotráfico, que suponen un sustento esencial para muchas familias, ha configurado manifestaciones sociales degeneradas, de las que son las víctimas principales, las mujeres y los niños.
El diario Toronto Star relató, que los soldados canadienses, se horrorizaban de ver a los niños pequeños que, obligados por sus padres o sus amos, merodeaban por los cuarteles, para ofrecer sus servicios sexuales a los soldados afganos.
El mismo artículo, incluía la declaración de un soldado del Canadá, que había presenciado, en junio de 2006, una violación anal tan brutal, por parte de un soldado afgano a un niño, que las heridas provocadas, habían dejado salir los intestinos al exterior del cuerpo...
Además de las evidentes secuelas físicas y psicológicas que acarrea esta práctica para los “bacha bazi”, genera un círculo vicioso generacional, ya que algunos de ellos, anhelan continuar, una vez que adquieren la mayoría de edad, con esa “tradición”, comprar niños, y utilizarlos de esta forma.
Lo que esto provoca, es una retroalimentación y perpetuación del sistema patriarcal, en el que el hombre adulto ejerce su fuerza para mantener la superioridad que ha conseguido imponer en la sociedad, creyéndose el dueño y señor de los que considera como inferiores, ya que incluso, los trata como a animales.
Este es el caso no sólo de los “bacha bazi”, sino también de las mujeres.
Hace pocos, Wikileaks publicó un cable de Afganistán, que revelaba que el contratista DynCorp del gobierno de EEUU, hizo una fiesta para reclutas de la seguridad afgana, con “bacha bazi” como entretenimiento.
Al parecer, este es el tipo de “entretenimiento”, financiado por los dólares de los impuestos de los estadounidenses, cuando DynCorp está a cargo de la seguridad en Afganistán…
DynCorp, es un contratista del gobierno, que ha sido la encargada de la capacitación de las fuerzas de seguridad afganas, y las fuerzas de la policía durante varios años.
Aunque la compañía es tan transparente como una roca, con revestimiento de plomo, la mayoría de los informes demandan, que más del 95% de su presupuesto, proviene de los contribuyentes de EEUU.
Ese es presupuesto del que DynCorp pagó, por una fiesta en la provincia de Kunduz, para algunos aspirantes a la policía afgana.
El entretenimiento de la noche, fueron “bacha bazi”, que los proxenetas entregaron para que cantaran y bailaran para los reclutas, y luego fueran violados...
Ese es dinero de sus impuestos, puesto a trabajar, la lucha contra el terrorismo y el extremismo en Afganistán, a cambio del tráfico de niños pequeños, para tener relaciones sexuales, con policías en formación...
Radhika Coomaraswamy, designada por la ONU dice que, para ocuparse de los niños en zonas de guerra, está muy decepcionada, y ha perdido toda esperanza de ayuda.
“Cuando comencé a hablar del asunto, me encontré con un muro de cemento, y se me dijo:
De estas cosas no se habla, ocupémonos primero de la guerra…”
Las autoridades afganas, y los grupos de derechos humanos, son conscientes de la difícil situación de los “bacha bazi”, pero parecen incapaces de detenerlo.
En Afganistán, la transexualidad es tolerada, es más fácil poder hablar, o ver a un transexual, que a una mujer, siempre dentro del burka, y huyendo de cualquier presencia masculina.
En cambio, la homosexualidad es perseguida cruelmente...
“Es hora de enfrentar abiertamente esta práctica del “bacha bazi” y para poner fin a la misma” dicen los líderes religiosos en Afganistán, que están solicitando ayuda para combatir esta práctica.
“Deben ser aprobadas leyes, las campañas deben ser eficaces, y los autores deben ser considerados responsables y castigados” dijo en La Asamblea General de La ONU, Radhika Coomaraswamy, Secretario General de Las Naciones Unidas, Representante Especial para Los Niños, y Los Conflictos Armados.
El hombre, es capaz de someter a otros individuos a esclavitud, ejercer el tráfico ilegal de personas, la trata de personas, tanto de edad adulta, en prostitución forzada, como de niños, en prostitución infantil.
El Ser Humano, es capaz de ejercer el abuso sexual infantil, la violencia doméstica, y la violencia contra la mujer, llegando al homicidio, al asesinato, al infanticidio, y el feminicidio, tanto dentro de la familia, como fuera de ella.
En ocasiones El Ser Humano es autoritario, machista y homófobo, racista, clasista y elitista, y ejerce la violencia simbólica, en el ejercicio del poder, en cualquiera de sus ámbitos.

“Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit”
(Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro)

“The Dancing Boys of Afghanistan exposes the horrific practice called Bacha bazi, in which young Afghan boys are sold to warlords and powerful businessmen to be trained as dancers who perform for male audiences in women’s clothing and are then used and traded for sex”



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