Yves Saint Laurent

“Fashions fade, style is eternal”

YSL mostró los senos femeninos al aire en pasarela por primera vez, creó el primer smoking de mujer, posó desnudo ante la cámara, y fue celebrado por la prensa francesa, como “El Creador de Moda del Siglo”
Su credo fue:
“¡Abajo el Ritz, viva la calle!” revolucionando la moda con sus conceptos vanguardistas, que reflejaban lo que la gente realmente usaba; él acercó la alta moda, a las jóvenes por primera vez.
Los pantalones para mujer, fueron sus prendas clave, sus trajes sastre, prácticamente uniformaron a las noveles ejecutivas de los 70.
También, le confirió glamour a La Era Pop, con minifaldas y chaquetas de cuero.
A finales de los 70, puso en escena, espectaculares pasarelas que hicieron época, inspiradas en la cultura china, y después rusa.
Otra de sus incontables contribuciones a la moda, fue precisamente ésta, la de hacer de la pasarela, un gran espectáculo.
Se opuso a la dictadura de la moda, que impone una imagen constantemente cambiante, y con piezas como sus “trench coats”, chaquetas marineras, y trajes-pantalón, creó un guardarropa básico para la mujer.
Este “dandy” homosexual y multimillonario, corto de vista, y atormentado por depresiones, también causó furor en el mundo de la perfumería. No ocultó sus tratamientos contra el alcohol y la cocaína, y a medida que fue pasando el tiempo, este genio de la costura, se aislaría progresivamente.
Huía tras los desfiles, y permanecía ausente de las fiestas recepciones. Sus diseños perduran a través de los años, su persona es recordada y venerada por los amantes de la moda, alrededor del mundo, y la finura de su trazo, ha influenciado la manera en que las mujeres se han vestido durante décadas.
Yves Henri Donat Mathieu Saint Laurent, fue un diseñador de moda y empresario francés, fundador de la marca homónima de ropa de alta costura.
Nació en Orán, por entonces, colonia francesa de Argelia, en el seno de una de las más ricas familias de la ciudad.
Su padre, descendiente de un barón francés, era presidente de una compañía de seguros, y propietario de varias salas de cine.
Su abuela materna, era española.
En Argelia, La Segunda Guerra Mundial, y la ocupación nazi de Francia, parecían sucesos lejanos, y no incidieron demasiado en la vida de Yves Saint Laurent y su familia.
Siendo niño, le gustaba interpretar personajes de Molière, y leía con avidez la revista Vogue.
Le atraía el mundo de los diseños para teatro.
Por su carácter peculiar, sufrió acoso escolar, que él intentaba superar prometiéndose:
“Algún día, seré famoso”
En 1950, Saint Laurent envió 3 diseños a París, a un concurso convocado por El Secretariado Internacional de la Lana.
Quedó en 3ª posición, y acudió a recibir el premio, acompañado de su madre.
Sus diseños, sorprendieron a Michel de Brunhoff, redactor jefe de Vogue, quien le recomendó que estudiase en la Chambre Syndicale de la Couture.
Saint Laurent le hizo caso, y tras graduarse en Orán, se mudó a París.
En 1951, volvió a participar en el concurso del Secretariado Internacional, y esta vez, resultó ganador, derrotando a un joven Karl Lagerfeld.
Remitió más diseños a De Brunhoff, quien vio en ellos, similitudes con un diseñador consagrado:
Christian Dior.
El responsable de Vogue, envió estos diseños a Dior, quien vio al instante el talento de Saint Laurent, y decidió sumarle a su taller.
Con 18 años, Saint Laurent entró a trabajar en la firma Dior, si bien sus tareas iniciales fueron más bien prosaicas:
Decorar el estudio, y diseñar algunos accesorios; sorprendentemente, Christian Dior le eligió como su sucesor en el cargo de Diseñador Jefe de la casa.
Saint Laurent y su madre, se extrañaron por la decisión de Dior, quien parecía demasiado joven para jubilarse; Dior moriría de un infarto, ese mismo año.
En 1957, con 21 años, Saint Laurent se convirtió en el modisto más joven de la alta costura francesa.
Su colección de primavera de 1958, alcanzó resonante éxito, al prolongar el estilo “New Look” acuñado por Dior.
Este éxito, contribuyó a rescatar la firma de una quiebra que parecía segura.
En 1959, fue elegido por Farah Diba, para que diseñase el vestido de su boda con el Sha de Irán.
Pero las creaciones posteriores de Saint Laurent, cosecharon duras críticas, y su carrera en Dior, se interrumpió en el año 1960, cuando fue llamado para cumplir con El Servicio Militar francés, coincidiendo con La Guerra de Independencia de Argelia.
Saint Laurent, había eludido la milicia hasta entonces, gracias a influencias del propietario de Dior, Marcel Boussac, y se ha conjeturado que, cuando Boussac quiso prescindir de él, movió los hilos necesarios para que le llamasen a filas.
Saint Laurent, duró apenas 20 días en el ejército.
Debido a las humillaciones infligidas por unos compañeros, sufrió un ataque de estrés, y fue ingresado en un hospital militar.
Allí, supo que la casa Dior no le reservaba el empleo, y que más bien, había prescindido de él; esta noticia empeoró su estado emocional, y fue ingresado en el psiquiátrico de Val-de-Grâce, un centro tristemente conocido por sus terapias agresivas.
Saint Laurent sufrió electroshocks, y le administraron sedantes y otras drogas, una etapa sombría, que ayuda a explicar sus posteriores problemas emocionales y adicciones.
A finales de 1960, Saint Laurent abandonó el psiquiátrico, y al volver a París, vio que su sustituto en la casa Dior, era Marc Bohan, diseñador que se acercaba más al estilo “ladylike” o “femenino a la antigua usanza” que se buscaba.
Saint Laurent demandó a la empresa por daños morales, con la ayuda de su amigo Pierre Bergé, y con el dinero recibido, sumado al apoyo financiero del empresario J. Mack Robinson de Atlanta, creó su propia casa de costura.
La primera colección, “Ligne Trapéze”, de ese mismo año, se convirtió en un éxito instantáneo.
La imagen y el logotipo de la empresa, un monograma con las iniciales “YSL” superpuestas, se encargaron al diseñador gráfico francés, Cassandre en 1961, y siguen en uso hoy en día.
La colaboración de Pierre Bergé, fue sustancial para que Saint Laurent llegase a erigir una empresa sólida.
Aunque interrumpieron su relación sentimental en 1976, siguieron conviviendo en la misma casa, colaborando.
Bergé fue el apoyo imprescindible, que permitió a Saint Laurent, seguir creando, y superar sus crisis emocionales.
Sus colecciones en los años 60, destacaron por la incorporación del smoking al vestuario femenino, y por la implantación del “prêt-à-porter” como una línea comercial completa; de hecho, fue el primer creador de alta costura, que presentó una línea de esta nueva categoría de moda.
En 1966, inauguró su primer local, que comercializaba “prêt-à-porter”
También, fue el primer diseñador que incorporó mujeres de raza negra como modelos en sus desfiles.
Diseñó decorados y vestuario para filmes, y obras teatrales como:
“Cyrano de Bergerac” y “The Pink Panther” (1963), colaborando con Roland Petit, Claude Régy, Jean-Louis Barrault, Luis Buñuel, François Truffaut, Alain Resnais en “Stavisky” (1974), Jean Marais, Zizi Jeanmaire, Arletty...
Vistió a divas del cine como:
Jeanne Moreau, Claudia Cardinale, e Isabelle Adjani, y convirtió a Catherine Deneuve, en icono del estilo, y musa personal.
Sus diseños, nunca dejaban indiferentes a los críticos.
El desfile de otoño de 1966, inspirado en Mondrian, causó sensación, pero otras propuestas, no se libraron de críticas negativas.
A principios de los 70, la firma ingresaba más divisas en Francia, que la casa Renault.
Mientras la empresa extendía sus tentáculos en la cosmética, los complementos, y la ropa masculina, la íntima amiga del diseñador, Talitha Pol, esposa del multimillonario Jean Paul Getty, fallecía en Roma, por una sobredosis de heroína; y para Saint Laurent, comenzó una interminable sucesión de crisis nerviosas, y curas de reposo.
En 1971, Saint Laurent lanzó una colección inspirada en los colaboracionistas franceses, durante la ocupación Nazi de Francia en los años 40, que fue masacrada, porque se entendió que enaltecía los tiempos de la ocupación nazi “que él no conoció” y el “feo utilitarismo de la posguerra”
Las exigencias de producción en alta costura, y “prêt-à-porter” en 2 colecciones al año de cada categoría, le acarrearon un estrés creciente, que combatía con alcohol y drogas.
En 1987, sufrió un traspié en críticas, a raíz de un fallido desfile en New York; exhibió chaquetas con aplicaciones de joyas de $100,000, pocos días después de que un crack financiero, sacudiese la ciudad.
Desde entonces, fue delegando el diseño del “prêt-à-porter” en ayudantes, y esta gama de su producción, apenas retuvo pujanza entre sus fans.
La marca “Saint Laurent” suscitó otro escándalo en la última etapa, cuando para promocionar un perfume masculino, se recurrió a una fotografía de desnudo frontal, donde un modelo posaba con los genitales visibles; fue la primera y única imagen de este tipo, que se recuerda dentro de la publicidad de alcance global.
Saint Laurent, fue también conocido por su faceta mundana; acudía a discotecas como Studio 54, y era consumidor habitual de cocaína.
Cuando dejó las drogas, sumó otra adicción más inocua:
Bebía al día varios litros de Coca-Cola.
Su vida íntima, daba que hablar, aunque su compañero Pierre Bergé, siempre le apoyó, y contribuyó a que la empresa no naufragase, ni en los peores momentos del diseñador.
Saint Laurent y Bergé, reunieron una importante colección de arte, en su mansión de la calle Babylon de París, gracias en gran medida, al éxito económico del perfume “Opium” (1977), el más vendido del mundo.
Adquirieron obras, como un importante retrato de Goya, que perteneció a los Rockefeller, llamado “El niño don Luis María de Cistué” y una escultura de madera de Constantin Brancusi, que actualmente quedan sólo 3, en manos privadas.
Sumaron pinturas de otros muchos artistas como:
Frans Hals, Cornelis de Vos, Ingres, Géricault, Picasso, Fernand Léger, Giorgio de Chirico, Édouard Vuillard, Edvard Munch, Matisse y Mondrian, así como dibujos y acuarelas de:
Manet, Paul Klee, Paul Gauguin, Degas, Toulouse-Lautrec, Alberto Giacometti y Cézanne.
En fechas posteriores, la pareja declaró que “con los precios actuales, ya no podemos seguir comprando”
Su afición por el arte, le llevó a homenajear a maestros como:
Piet Mondrian, Picasso, y Braque, con vestidos que reproducen sus motivos.
En 1998, durante La Coupe du Monde - France 98, se rinde un homenaje a la moda de Yves Saint Laurent, en una pasarela en el Stade de France, incluyendo a la Miss Venezuela International Consuelo Adler Hernández.
Una exposición en La Coruña, en febrero de 2008, ilustró esta influencia en su trabajo, mostrando sus diseños, junto con obras de arte que los inspiraron.
Yves Saint Laurent, anunció su retiro del diseño de moda, y las pasarelas, en enero del año 2002.
Se mostró decepcionado por la moda predominante, que a su juicio, arrinconaba la ambición artística, a favor del simple lucro, “como si fuese hacer cortinas para ventanas”
Yves Saint-Laurent, falleció en París, el 1 de junio de 2008, a la edad de 71 años, tras una larga enfermedad de depresión.
Pocos días antes, formalizó su prolongada relación con Pierre Bergé, mediante una unión civil, seguramente, para solucionar cuestiones de herencia.
Habían mantenido su relación amistosa, hasta el final, si bien, viviendo separados desde 1992.
Al funeral de Saint Laurent, acudieron el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, y su esposa Carla Bruni, que había trabajado como modelo, durante muchos años con la firma; así como por importantes personalidades, vinculadas a la moda, como:
Valentino, John Galliano, Jean Paul Gaultier, Claudia Schiffer, Naomi Campbell, Catherine Deneuve, y Farah Diba.
Tras la muerte del diseñador, su colección de arte se dispersaba; su compañero Bergé comentó, que tal conjunto se había formado, como un proyecto de los 2 que, al fallecer Saint Laurent, había perdido sentido.
Se celebró una subasta de 3 días, entre el 23 y el 25 de febrero, en el Grand Palais de París, a cargo de la firma Christie's.
De los 733 lotes, se vendieron 730, por un total de 373 millones de euros.
El citado retrato de Goya, se excluyó de la venta, para ser donado al Museo del Louvre, y Bergé se quedó con algunas obras de Andy Warhol, como los retratos de Saint Laurent, y de su perro favorito.
Curiosamente, uno de los pocos lotes que no encontraron comprador, fue el cuadro de Picasso “Instrumentos de música sobre una mesa”, la pintura con valoración más alta.
En mayo de 2009, se ha rumoreado, que la antigua vivienda de Saint Laurent y Bergé, en la calle Babylon, podría ser adquirida por el presidente Nicolás Sarkozy y Carla Bruni, como su nueva residencia…
En 2010, se hallaron diversos dibujos hechos por Saint Laurent, que databan de los años 1970, y 1980, entre estos cuadros, se encuentra un retrato desnudo del líder de Queen, Freddie Mercury, posiblemente hecho en Múnich, Alemania, en 1984.
Saint Laurent, ha pasado a la historia, como el primer diseñador de moda, que ha expuesto en un museo, el Metropolitan Museum de New York.
Creó, con Pierre Bergé, una fundación para la custodia, y difusión de su legado creativo.
Por su parte, Pierre Bergé, es un industrial, mecenas, editor, y activista francés, mejor conocido por haber sido el cofundador de la marca “Yves Saint Laurent” de quien fue su compañero sentimental, durante más de medio siglo.
Durante su primer día en París, mientras paseaba por los Champs-Élysées, el poeta Jacques Prévert, cayó sobre él, mientras intentaba suicidarse.
En esa época, conoce y frecuenta a:
Mac Orlan, Cocteau, Aragon, Camus, Sartre, Breton, entre otros.
Bergé conoció a Yves Saint Laurent en 1958; y juntos lanzaron el emporio “Yves Saint Laurent Couture House” en 1961.
En 1976, se separaron, pero siguieron como amigos y empresarios.
Días antes de la muerte de Saint Laurent, en 2008, se casaron por unión civil, conocida como “Pacte civil de solidarité” (PACS)
Cuando la casa de alta costura cerró, Bergé se convirtió en presidente de la fundación Pierre Bergé – Yves Saint Laurent.
Entre 1977 y 1981, dirige el Théâtre de l'Athénée, donde produce espectáculos de Peter Schaffer, Antoine Vitez, Claude Régy, Marguerite Duras, Peter Brook, Robert Wilson John Cage, y Philip Glass.
Apoyó a François Mitterrand, de quien fue amigo personal, Mitterrand lo designó presidente de la Ópera de la Bastilla en 1988, retirándose en 1994.
Es presidente de la Médiathèque Musicale Mahler, del comité Jean Cocteau, y de los derechos de la obra de Jean Cocteau.
Es activista de los derechos LGBT, y de asociaciones contra el SIDA.
En 1994, Bergé creó con Line Renaud, la Sidaction; y es embajador de la UNESCO.
La gigantesca colección de arte, con obras de Brancusi, Picasso, Goya, Cézanne, Ensor, Mondrian, Warhol, Braque, Matisse, etc., que junto a Yves Saint Laurent poseyó, la remató en febrero del 2009, por más de 300 millones de euros, fondos destinados a la lucha contra el SIDA.
Pierre Bergé, fue propietario con Yves Saint Laurent, de un “petit hotel” en la rue de Babylone, del castillo Gabriel en Deauville, y de la Villa Majorelle, y el famoso Jardín Majorelle, en Marrakech.
Es el director y financista de la revista LGBT Têtu; y patrón y concejal honorifico de la Fundación Danielle Mitterrand, y de la Université d'Avignon et des Pays de Vaucluse.
Su relación con Yves Saint Laurent se refleja con la de los italianos, Giancarlo Giammetti y Valentino Garavani, que juntos, también crearon una casa emblemática de moda, “Valentino”, quienes han mantenido la relación, por más de 50 años.
Sin embargo, uno se queda con la sensación de que, Giancarlo y Valentino, tenían una relación mucho más estable, que la de Yves y Pierre…
En 2002, cuando Yves se retiró del mundo de la moda, se estrenaron 2 documentales que recordaban su trayectoria, y su vida:
“Yves Saint Laurent: His Life And Times” e “Yves Saint Laurent: 5 Avenue Marceau 75116 Paris”, que acompañó al diseñador, durante la realización de la colección alta costura de invierno 2001.
Tras su muerte en 2008, se rodó el documental “L’amour fou” que se estrenó en 2010, y que cuenta la relación turbulenta entre Yves Saint Laurent y su amante, Pierre Bergé.
“Dressing is a way of life”
 Yves Saint Laurent es una película dramática, del año 2014, dirigida por Jalil Lespert.
Protagonizada por Pierre Niney, Guillaume Gallienne, Charlotte Le Bon, Laura Smet, Marie de Villepin, Nikolai Kinski, Ruben Alves, Astrid Whettnall, Marianne Basler, Adeline D'Hermy, Xavier Lafitte, Jean-Édouard Bodziak, Alexandre Steiger, Michèle Garcia, Olivier Pajot, Anne Alvaro, entre otros.
El guión es de Jacques Fieschi, Jérémie Guez, Marie-Pierre Huster, y Jalil Lespert.
Yves Saint Laurent, ha contado con el asesoramiento, y el beneplácito de Pierre Bergé, que fue el socio y compañero sentimental de Saint Laurent, y abrió los archivos de la casa de moda, los esbozos, y las creaciones, prestándole más de 77 piezas originales a la producción, e incluso, las oficinas centrales, ubicadas en la Avenue Marceau de París.
Yves Saint Laurent es una película que, según Bergé, quiere reflejar la verdad:
“Todos tenemos un lado oscuro, y otro más claro.
Mi vida con Yves Saint Laurent, no fue un cuento de hadas”
Tras su estreno en Francia, muchos medios franceses, la han aplaudido.
Paris Match la califica de “sublime, apabullante y atemporal”
Sin embargo, otros creen que no han retratado el Yves que muchos conocen:
El artista y “couturier”, por un genio torturado por la inseguridad y la timidez; un personaje trágico, que dependió de la protección de Bergé, como una más de las drogas a las que fue adicto.
Desde los 150 cigarrillos diarios, que según Bergé ingería, hasta su pasmosa creatividad para tornar un desgarro de tela, en el lazo perfecto para un vestido de coctel.
Desde el nuevo smoking, hasta el día en que se desnudó para la cámara...
Todo esto ante otra producción sobre Yves Saint Laurent.
“Poseo el derecho moral sobre la obra de YSL, su imagen, y la mía, y solo autorizaré que la explote Jalil Lespert”, declaró recientemente Bergé.
El director Jalil Lespert, ha optado por evocar la época en la que el joven asistente de Monsieur Christian Dior, se convierte en su nuevo director artístico, en 1957, con tan sólo 21 años de edad.
Durante su primer desfile triunfal, en el que presentó su primera colección, a la que llamó “Trapéze”, conoció a Pierre Bergé.
Este encuentro, cambió para siempre su vida, ya que amantes y socios en los negocios, estos 2 hombres se asociaron 3 años más tarde, para crear la firma “Yves Saint Laurent”
A pesar de sus obsesiones y de sus demonios internos, el diseñador daba de este modo, el paso necesario para revolucionar el mundo de la moda, con su visión moderna e iconoclasta, y con el apoyo de Pierre Bergé, que le secundó en todo momento, incluso cuando decidió llamar a su primer perfume “Opium”
Todo está contado en Yves Saint Laurent; que como cité, retrata la trayectoria entre 1956 y 1976, de este icono de la moda
Así pues, durante el 2014, veremos también otra biografía sobre Yves Saint Laurent en la gran pantalla, esta vez, a cargo de Bertrand Bonello, e interpretada por Gaspard Ulliel.
Está claro, que la vida de este gran diseñador francés, fascina.
Yves Saint Laurent comienza, como un relato idílico de amor entre 2 hombres, radicalmente opuestos, pero que se complementan a la perfección:
Yves Saint Laurent (Pierre Niney), es un joven patológicamente tímido, seguro de su talento, pero incapaz de soportar la mirada del público y de la prensa al final de sus desfiles.
Pierre Bergé (Guillaume Gallienne), es el estratega, el relacionista público hábil, y el hombre de negocios que se enfrenta a todo, y a todos, con un temperamento, y una astucia inquebrantables.
Poco a poco, lo que parte como una relación intensa y feliz, se transforma en una tragedia.
Los desequilibrios emocionales de Saint Laurent, el llamado a enrolarse durante La Guerra de Argelia, y la presión de crear según los estándares de Dior (Patrice Thibaud), lo llevan a su primera crisis nerviosa.
En medio de una depresión feroz, lo que impulsa a la casa de costura a removerlo de su cargo, el diseñador le comenta a Bergé, la idea de crear su propia marca.
“Tú tienes el talento, yo me encargo del resto”, le responde su amante, sin saber que el éxito de la empresa YSL, será también su perdición.
Las drogas, los celos, el alcohol, y la infidelidad, terminarán por separarlos hacia fines de los años 70.
Y durante toda la segunda mitad del metraje, la historia se centra en el período sórdido de autodestrucción de Saint Laurent, y revela el submundo retorcido de drogas y sexo, en el que se hundió en sus años de máxima gloria.
Fue por entonces, que creó una de sus colecciones más provocativas, “Libération”, con la que trastocó los códigos de lo masculino y femenino, y en la que estrenó una de sus prendas más transgresoras:
El smoking para mujeres.
Aunque solía preferir la palabra “evolución” antes que “revolución”, Saint Laurent estaba consciente del poder que ejercía en la sociedad con sus creaciones:
“Participé en la transformación de mi época”, dijo en 2002, al anunciar su retiro.
Para el diseñador, no había nada más hermoso que poner a prueba la feminidad de una mujer, vistiéndola de hombre.
“Isn't elegance forgetting what one is wearing?”
Sí, Yves Saint Laurent es una celebración del genio creativo, pero sin duda, no se queda atrás en el lado más oscuro de su personalidad.
Es un recordatorio de la naturaleza destructiva de trastornos, como la depresión y la ansiedad, incluso, entre aquellos que aparentemente “lo tiene todo”
Antes de sumergirse en su trabajo de investigación, “Saint Laurent encarnaba para mí, la timidez absoluta, la elegancia extrema”, cuenta Lespert, cuyo largometraje es una adaptación libre de la biografía de Laurence Benaïm.
“Mi madre y mi tía argelinas, que miraban sus desfiles en la televisión, me decían que era el más grande de todos los creadores”, cuenta el director, que comprenderá luego la “importancia histórica y nacional del personaje por sus creaciones, incluyendo la ropa de hombre, compuesta por pantalón, smoking y abrigo, democratizada para las mujeres, en un momento en que la sociedad francesa estaba cambiando”
En esta película de escenografía aplicada, lo íntimo se mezcla con la historia, incluyendo el fin de La Segunda Guerra Mundial, La Guerra de Argelia, y la entrada en los años 60.
La historia de amor entre Bergé, el empresario, y Saint Laurent, el creador; tuvo en realidad altos y bajos.
Lespert restituye la “dimensión romántica, casi de poeta maldito” del diseñador, “su lado oscuro” caracterizado por la depresión, drogas, alcohol…
De carácter imprevisible, fue además, un amante infiel.
Como estuvieron de acuerdo el director y los actores, en la conferencia de prensa de Berlín, Yves Saint Laurent es una historia de amor.
Da la casualidad que, en este caso, se trata del amor entre 2 hombres, pero Yves Saint Laurent está muy lejos de querer reivindicar la causa gay.
Sería un despropósito decir, que es simplemente una historia de amor, porque está adornada de muchas otras genialidades, que la convierten en un film excelente.
Basado en la biografía de Laurence Benaïm, Lespert logra un guion, en el cual se puede conocer la personalidad, muy tímida, y con tendencias depresivas, de este icono de la moda francesa.
Quiso mostrar su relación con las mujeres, basada principalmente en la admiración de la belleza.
El resultado es una película bien parisina, y “fashion”, pero también clásica y ligera, para lograr aceptación internacional.
Los actores fueron elegidos, principalmente por el parecido físico a los verdaderos compañeros de Yves Saint Laurent, y en todo caso, sus elecciones han sido acertadas.
Pierre Niney, ha sido llamado uno de los más grandes talentos Gálicos del momento.
En preparación para el papel, estudió un curso en diseño de modas, costura y dibujo, además de pasar horas con amigos, y compañeros de trabajo de Saint Laurent; todo para hacer una actuación más precisa.
“Trabajé con una colaboradora que dibujó durante 15 años para Saint Laurent.
También aprendí a reconocer las telas, la jerga especializada de los talleres de costura”, explica Niney.
Niney se ha transformado, física y mentalmente.
La voz, es casi igual que la de Yves.
Todo un gran trabajo.
Pierre Bergé, es encarnado por el actor francés Guillaume Gallienne, y a quien el mismo Bergé lo ha calificado de “extraordinario”
Pero el mimetismo que logró Niney con el personaje, fue tal que Bergé confesó, que las pocas veces que asistió al rodaje, miró las escenas, con lágrimas en los ojos.
“Le dije a Pierre Niney, que era un ladrón:
Robaste a Yves desde la A, a la Z”, dijo Bergé en la prensa.
Su retrato de un hombre siempre al borde del quiebre emocional, de gestos delicados, y voz temblorosa, ha sido el aspecto más aplaudido, en el que Lespert se aleja de la imagen del diseñador superestrella, para entregar una visión humana, desmitificada, y sin censura del personaje.
Esto, sumado a incontables entrevistas con personas que vivieron junto al genio de la moda, ayudó a montar una representación de época impecable.
Los desfiles son momentos claves en la trama, y nos dan una idea muy precisa de cómo fue evolucionando la industria de la moda, a través del tiempo.
También se pueden comprobar los cambios sociales que se dieron, desde fines de los años 50, hasta entrados los 70, período que abarca la producción, en cuanto a la liberación, las drogas, y la homosexualidad.
Uno de los aspectos más criticados, fue enfocarse en la intimidad del creador, y dejar de lado la relevancia de su trabajo artístico...
Pero el filme de Jalil Lespert, ayuda a entender el origen de ese afán transgresor, nacido en el mundo “underground” desenfrenado, en donde el diseñador pasaba sus noches en los años 60 y 70, en los días en que, cada vez más distanciado de Bergé, vivía rodeado de sus musas, de sus amistades tóxicas, de artistas como Andy Warhol, y de sus múltiples amantes.
De esos entornos oscuros, tomó la estética gansteril, las chaquetas de cuero, y los elementos andróginos, que hoy son parte del vestuario común, de toda mujer occidental.
Algunos críticos de Yves Saint Laurent, han denunciado que más que una película, parece una campaña publicitaria, pero nadie ha dudado del retrato veraz y honesto que hizo Jalil Lespert, del lado íntimo y tormentoso del diseñador.
Pero al guión le faltó mucho más, y todo termina muy apresuradamente.
“I am no longer concerned with sensation and innovation, but with the perfection of my style”
La biografía del diseñador francés Yves Saint Laurent, ha desatado una guerra cinematográfica, entre 2 proyectos paralelos, para llevar a las pantallas, la vida de ese icono de la moda, fallecido en 2008.
El poderoso empresario Pierre Bergé, que entre otros muchos intereses económicos y culturales, es uno de los dueños del diario Le Monde, quiere impedir que llegue a los cines, la película “Saint Laurent” de Bertrand Bonello, con un presupuesto que también rondará los 12 millones de euros, y con el sustento de las productoras Europacorp y Mandarin Films.
“Lo mínimo, hubiera sido que el director viniera a verme.
Tiene talento, y yo no hubiera tenido ningún motivo para mostrarme desfavorable a su proyecto”, ha declarado el excompañero del diseñador.
El entorno de Mandarin Films, ha hecho saber a la prensa, que el grupo de productos de lujo, PPR, propietario de la marca Yves Saint-Laurent, “ha dado su aprobación para la utilización de derechos, modelos y creaciones” del modisto.
La productora, que en 2010 se convirtió en la primera casa de cine, en rodar un “biopic” sobre un presidente francés en ejercicio “La Conquête”, que narra el ascenso al Palacio del Elíseo de Nicolás Sarkozy, ha buscado asesoramiento legal, y entiende que “ninguna autorización del señor Bergé, es necesaria para realizar una ficción sobre Yves Saint Laurent”
Fuentes jurídicas especializadas en derechos de autor, explican que la noción de derecho moral, se aplica a obras, no a personas.
Bergé, un relevante personaje público, no puede impedir judicialmente la película de Bonello, aunque podrá denunciarla, si lo encuentra difamatorio, o si considera que atenta contra su vida privada.
Y parece que así será, a juzgar por los comentarios que vertió en Twitter, donde escribió que no piensa “tolerar” que nadie se apropie de su vida y de la obra, cuyos derechos le pertenecen, porque eso “se llama robo”
No obstante, en declaraciones a la revista Les Inrockuptibles, Bonello, lamentó la tirantez generada por la rivalidad, y justificó no haberse reunido antes con Bergé, por no tener aún el guión rematado.
El proyecto alternativo, titulado “Saint-Laurent”, recorrerá el período que va de 1965 a 1976, es decir, desde la despedida de la casa de moda Dior de Saint Laurent, que interpretará Gaspard Ulliel, hasta la fundación de su propio grupo de alta costura, junto a Bergé, a quien dará vida, Jérémie Rénier.
“Nosotros no tuvimos acceso a nada, ni siquiera a una camisa, todo lo creamos nosotros”, explicó en Cannes, uno de los productores de “Saint Laurent”, Eric Altmayer, interrogado respecto a la oposición expresada tajantemente por Bergé.
“Montamos un taller de costura, para crear las 2 colecciones que presentamos en el filme”, dijo Bonello.
Por un lado:
Yves Saint Laurent de Lespert, es un “biopic” al uso, que recuerda los comienzos del artista en Christian Dior, y tiene más lujo y poderío en los ambientes recreados, con muchísimos desfiles; y recuerda cómo conoció a Bergé, y cómo ambos forjaron el nombre de su empresa.
No se recrea tanto en el descenso a los infiernos del genio y, sí en cambio, enaltece sus colecciones más emblemáticas, como la de homenaje a Mondrian, o su posado desnudo para promocionar su perfume “Opium”, un guiño maestro a la pasión del diseñador de Orán, por el opio.
Asimismo, no olvida lo derrochón que era YSL, a la hora de atesorar su importante colección de arte contemporáneo, una de sus grandes pasiones.
“Saint Laurent” de Bonello, es más surrealista, y se centra en la etapa de YSL que va de 1965 a 1976.
Retrata su colección inspirada en Rusia, el lanzamiento de la etiqueta “Rive Gauche” y describe de forma dramática, la adicción del “couturier” a las drogas y el alcohol, incluso, su tormentosa relación con su amante, Jacques de Bascher, “muso” de David Hockney, y también pareja esporádica de Karl Lagerfeld, que murió de sida en 1988, por culpa de los excesos.
A Bergé, se le presenta en este filme, como un hombre y esposo fiel y sufridor, y no sale tan bien parado, como en la cinta de Lespert.
Aunque la puesta en escena de ambas películas, pues comulgan con el universo estético del creador, es soberbia, es cierto que la versión de Jalil Lespert, que contó con la bendición de Bergé, es más completa y visual, ya que el empresario dejó a los encargados de vestuario, capitaneados por Myriam Laraki, que husmearan en los archivos de YSL.
Con Bonello, el trabajo ha sido más difícil, al no contar con estos permisos, y sí con el miedo a ser demandados por plagiar la colección de YSL, inspirada en Rusia, de la que tuvo que hacerse cargo la diseñadora.
El vestuario de “Saint Laurent” contó con la figurinista Anaïs Romand, que con menos medios, también ha defendido su labor con creces, si bien no ha podido evocar tantos desfiles.
En cualquier caso, los no entendidos en moda, han dicho que la de Bonello es una película de Alta Costura, frente al “prêt-a-porter” con el que definen a la de Lespert.
Se refieren al argumento, no tanto al vestuario, claro.
Sin embargo, hay que reconocerle a Bergé, que gracias a él, toda la obra de YSL está a buen recaudo, y que ha logrado que su marca siga siendo un referente de la moda.
Es más, hasta se exhibe en los museos.
Su actitud sobreprotectora con el legado de Saint Laurent, se entiende después de ver la obra:
Mientras el diseñador se encargaba de crear las piezas que revolucionaron el vestuario femenino, Bergé se dedicó a construir la leyenda, a contar la historia por él, a erigir uno de los imperios más grandes del mundo de la moda.
De aquí que, antes que una película biográfica, YSL, sea la historia de una relación simbiótica y turbulenta entre Saint Laurent y su mentor, desde los días en que se conocieron, a fines de los años 50, hasta la muerte del diseñador.
Con todo, los 2 filmes son una prueba del legado incombustible del hombre que, según la revista Vogue, “fue el primero en todo, y ha inspirado a todos”
No es casual que, una de sus citas más famosas, haya sido “las modas pasan, el estilo queda”
Eso es Yves Saint Laurent hoy:
Un estilo que se resiste a morir.
“I'm so secluded.
Very alone”
Durante su infancia, la tranquilidad familiar de Yves Saint Laurent se rompía cada mañana.
“Por mi homosexualidad, yo no era como los otros chicos del colegio”, ha comentado en diversas ocasiones.
“Los niños hicieron de mí, su víctima propiciatoria.
Me encerraban en el cuarto de baño, me insultaban, me pegaban...”
La debilidad de Yves, buscaba refugio entre las faldas de su madre, su primera musa.
El futuro era su única defensa.
“Recuerdo que, cuando soplé las velas de mi 9° cumpleaños, pedí que mi nombre se viera con letras luminosas en los Campos Elíseos” dijo.
Su obsesión era triunfar, convertir el éxito en la más dulce de las venganzas.
Y es que la homosexualidad en el Orán de los años 40, era un pecado imperdonable.
Un secreto que tardó en confesar.
“Mi madre fue la primera en saberlo” confesó.
Muchos años después, en 1985, cuando recibió La Legión de Honor, de manos del presidente Mitterrand, Yves se sinceró con su padre:
“Papá sabes lo que soy.
Habrías preferido que fuera un verdadero hombre, que continuara tu apellido...”
Charles Mathieu zanjó la conversación con un simple:
“Eso no tiene importancia”
Y es que sus diseños, no sólo se convirtieron en clásicos, desde la chaqueta safari hasta el chaquetón de marinero, también tuvieron un impacto cultural profundo, en una época marcada por la revolución sexual, y por cambios sociales.
YSL fue el primero en integrar el vestir de la calle, en el mundo de la alta costura, fue el diseñador que incluyó, sin prejuicios, elementos de la cultura popular, del arte contemporáneo, e incluso, de la estética campesina, y proletaria.
Saint Laurent, haría otra aportación al sistema de la moda, en 1968, con una pieza única, de inspiración africana, la “sahariana”, una de sus prendas fetiche, y un icono de la moda del siglo XX.
La modelo Verushka protagonizó una de las fotografías más famosas de la historia de la moda para Vogue Paris, luciendo una de las saharianas de YSL, en 1986.
Yves se convirtió en el favorito de clientas y modelos, impulsando el fenómeno de las “Top Models”, tal y como haría años más tarde, Gianni Versace.
También fue el hombre que diversificó las pasarelas, al elegir modelos negras y asiáticas, para sus desfiles y campañas.
“Mi primera portada en Vogue, fue gracias a este hombre”, dijo la modelo Naomi Campbell; y explicó que le dijo a Saint Laurent, que “no podrán a una negra en portada” y que el modisto le dio a entender, que se ocuparía de ello.
“Y lo hizo”, recordó la británica.
Pero su logro más subversivo, fue empoderar a la mujer, enfundarla en prendas con toques masculinos, y darle el control sobre su cuerpo, y su sexualidad.
“Si Chanel le dio libertad a las mujeres, Yves les dio poder”, decía Pierre Bergé, algo que una de sus musas, Catherine Deneuve, explicaba de manera más atrevida:
“Yves Saint Laurent, diseña para mujeres que llevan vidas dobles”
El diseñador Tom Ford, quien tomó en 1999, la línea “prêt-à-porter” de YSL, cuando Saint Laurent vendió su casa diseñadora al Grupo Gucci, reconoció la enorme influencia que tuvo sobre él.
“Yves fue el diseñador de modas más influyente en las décadas de 1960 y 1970, que fueron los años en los que yo estaba creciendo, y formando mi propio gusto y sensibilidades, así que él tuvo un efecto tremendo en mi mundo visual”, señaló.
La casa de modas “Saint Laurent” nombró en 1998, al talentoso Alber Elbaz como Director Creativo, en el cuál, podría decir que ha sido uno de los mejores diseñadores, a cargo de la casa de modas, tras 3 colecciones, y la compra de la casa de modas por grupo Pinault; y fue sustituido el diseñador Tom Ford, quien arribo la casa, y tras una serie de conflictos con los fundadores, fue despedido en el 2004, y contrataron a Stefano Pilati, y finalmente, tras su salida en el 2012, nombraron Diseñador Creativo de Saint Laurent, a Hedi Slimane.
Actualmente, podemos definir el estilo de la casa como sofisticado, aún apreciamos sellos característicos como las transparencias, los sacos sastre, construidos de diversas formas, los sombreros, y sin olvidar, los sutiles escotes de espalda que manejaba en su imperio, Yves Saint Laurent.
Slimane ha consagrado el legado de Saint Laurent.
Sus alternativas equivalentes a prendas masculinas, han sido inspiración para el “look tomboy” y algunos otros.
Su obra, dejó a su paso grandes pautas en el mundo del diseño de modas, siendo destacado y reconocido hasta la fecha, a pesar de cualquier crítica o escándalo que hubiera vivido.
Más que en cronologías y notas, la celebración de tal vida, está en cada smoking femenino, en las blusas marineras, las transparencias, las bermudas, y las espaldas al aire.
El legado de Yves Saint Laurent, desmiente su ausencia, por eso vale decirle:
¡Larga Vida!

“I want to thank all the women who have worn my clothes, the famous and the unknown, who have been so faithful to me and given me so much joy”



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