Sleepers

“A number of the inmates, as tough as they acted during the day, would often cry themself to sleep at night.
There were other cries, too.
Diffrent from those full with fear and lonelyness.
They were low and muffled, the sounds of pain and anguish.
Those cries can change the course of a life.
They are cries that once heard, can never be erased from the memory”

Puede el infierno, caber dentro de una vida, y superarla, convirtiéndose en maldito, todo aquello que nos rodea.
Puede el sufrimiento, vejar nuestro cuerpo y nuestra alma a diario, sin detenerse a observar nuestra edad, ni nuestra posición social, ni nada.
Puede otro mal llamado “ser humano” erigirse como un Dios sobre nosotros, y utilizarnos a su antojo, infligiendo heridas que nos destrozarán la vida para siempre.
Puede, como siempre, la realidad superar la ficción con creces, con el inconveniente de que ésta no tiene dobleces, ni capacidad de evasión.
El cuerpo humano tiene unos límites, la mente, otros, y los de cada uno son diferentes.
Hay quien sufre terriblemente en su vida, y puede aprender a convivir con tanto dolor, a pesar de quedar marcado para siempre.
Otros no lo aguantan, y la vida sólo les ofrece la liberación de la muerte, y en las mejores ocasiones, de la delincuencia o la locura.
En muchos casos, ni siquiera tenemos nosotros, la opción de elegir un camino u otro.
En la barriada de Hell’s Kitchen, Manhattan Central, EEUU, se hermanan la pobreza y la violencia.
En ella vivió el autor Lorenzo Carcaterra, entre 1954, año de su nacimiento, y 1969.
Y en ella, tuvo esos amigos eternos:
Michael Sullivan, John Reilly, y Tommy Marcano, además de Carol, a los que une esa fraternidad, que da convivir en unas calles que se asemejan a una selva, con sus peligros y sus refugios, sus misterios y sus recursos, en la que se aprende a sobrevivir, y se disfruta la supervivencia.
Amigos desde la infancia, y adaptados a las calles de su barrio, todos ellos huían de la violencia de sus padres, a través de la imaginación y de la amistad, que desde temprano se forjó entre los 4 muchachos.
Niños que, a pesar de vivir en la absoluta pobreza, de formar parte de familias desestructuradas, marcadas por los malos tratos, las adicciones, las deudas, y los abandonos, eran felices, a su manera, adaptados al medio, y sin quejarse jamás de la vida que les había tocado en suerte.
Niños sensibles y empáticos, que no dudaban en defender a los más débiles, y cuyo placer absoluto era, encerrarse durante horas en la biblioteca, y leer todos aquellos libros que nunca podrían tener, pero que alimentaban esa imaginación, cuyas barreras estaban muy lejos de Hell’s Kitchen.
Lorenzo Carcaterra, levantó ampollas a la opinión pública, y al sistema judicial y penal del Estado, al declararse víctima, junto con 3 amigos de la infancia, de la corrupción de las autoridades, y del sadismo más bestial.
Su novela autobiográfica “Sleepers”, y su posterior versión cinematográfica, producida por el propio escritor, significó una bofetada, a todo el entramado de las instituciones de reclusión y rehabilitación de jóvenes infractores de la ley.
El autor describe cómo 4 chicos, residentes en un conflictivo barrio del West Side neoyorquino, regido por esa ley tácita del silencio, de los negocios turbios, y los ajustes de cuentas, cometen una travesura con consecuencias fatales, y son enviados como reclusos, al hogar Wilkinson para delincuentes menores de edad, donde padecen un calvario de horrores sin cuento:
Vejaciones, palizas, y abusos sexuales, de manos de los déspotas y salvajes guardianes.
Una vez fuera del infierno, tienen que continuar con sus vidas maltrechas, y sus divergentes caminos, volverán a unirse cuando se les ofrece la oportunidad de vengarse por su niñez tirada en los pozos de la indiferencia, de quienes debían haber velado por ellos, sus padres, su comunidad, de la ceguera social, de esa cobardía de mirar a otro lado, o de no querer ver que hay sitios terribles, donde no existe la ley ni el respeto a los derechos humanos.
Su tierna edad tirada en los pozos de la ilimitada maldad de la que es capaz nuestra especie.
Solamente una persona los cuidó, y dio la cara por ellos:
Un cura llamado Bobby Carillo, que también se había criado en las calles del barrio.
La denuncia contenida, tanto en el libro como en la película, resuena en el aire cargado de tensión, que dejaron a su paso en Estados Unidos.
Esta clase de obras-testimonio, poseen el mérito de la valentía, al atreverse a desafiar a todo el sistema, y sacar al conocimiento público, unos hechos que los poderosos se empeñan en callar.
Tienen el valor de tirar del extremo de un largo hilo enmarañado, que está totalmente manchado y podrido.
Por otro lado, en los últimos años, el barrio Hell’s Kitchen ha dejado de ser marginal, debido a ello el nombre “Clinton” ha ganado popularidad.
En todo caso, no está mal extremar precauciones en dicha zona.
A pesar de las mejoras en el barrio, sigue habiendo cierto clima de inseguridad.
Como dato, en Hell's Kitchen han crecido actores como:
Burt Reynolds, Mario Puzo, Bob Hope, Charlton Heston, James Dean, Madonna, Jerry Seinfeld, Larry David, Mickey Rourke, Chevy Chase, James Cagney, David Blaine, Tom Hanks, John Goodman, Bruce Willis, Celia Cruz, Kevin Spacey, y Sylvester Stallone; así como la cantante Alicia Keys, y el autor de comics Frank Miller.
La Iglesia de Satán, la cual está reconocida legalmente en los Estados Unidos, tiene su sede en Hell's Kitchen.
Actualmente, Lorenzo Carcaterra sigue escribiendo, y vive en New York, con su mujer y sus 2 hijos.
Además, Carcaterra es un colaborador habitual de medios, como el New York Times, o Picture Week, siendo consultor y guionista para series de televisión de la CBS, Warner, o la NBC, entre otras productoras.
“The street is the only thing that matters.
Court is for uptown people with suits, money, lawyers with three names.
If you got cash you can buy court justice.
But on the street, justice has no Price”
Sleepers es una película dramática, del año 1996, escrita y dirigida por Barry Levinson.
Protagonizada por Kevin Bacon, Robert DeNiro, Dustin Hoffman, Jason Patric, Brad Pitt, Minnie Driver, Vittorio Gassman, Ron Eldard, Brad Renfro, Billy Crudup, Jonathan Tucker, Joseph Perrino, Geoff Widgo, John Slattery, Terry Kinney, Bruno Kirby, Frank Medrano, entre otros.
Sleepers está basada en el libro homónimo de Lorenzo Carcaterra, que describe la época más oscura de su vida; perfectamente dividido en 3 partes:
El Barrio, El Reformatorio Juvenil, y La Venganza.
Sleepers es una clara evidencia, de cómo los barrios marginales, pueden conducir a la delincuencia también, a quien no la busca directamente, y de cómo de nefastas pueden ser las consecuencias de un reformatorio sin ningún control.
Sleepers lo tiene todo:
Momentos divertidos, emocionantes, venganza, juicio y, por desgracia, una historia horripilante, que pone los pelos de punta hasta al más insensible, para reflexionar, sobre los cambios que puede sufrir el ser humano en su conducta, y en su manera de ver la vida, cuando alguien aparece en tu vida, y te arrebata tu niñez con abusos sexuales.
Es una historia de crueldad, de venganza, de dolor, de ira, pero sobre todo, de amistad.
Sleepers estuvo nominada al Premio Oscar a la mejor banda sonora para John Williams.
Todo inicia durante los años 60, La Iglesia de Los Santos Ángeles y su escuela, eran el centro de Hell’s Kitchen o “La Cocina del Infierno”, un barrio marginal de New York.
Allí podían refugiarse los niños marginados:
Lorenzo “Shakes” Carcaterra (Joe Perrino/ Jason Patric), Michael Sullivan (Brad Renfro/ Brad Pitt), Thomas “Tommy” Marcano (Jonathan Tucker/ Billy Crudup), y John Reilly (Geoffrey Wigdor/ Ron Eldard)
Ellos eran 4 amigos que tratan de sobrevivir en un barrio de inmigrantes, y cuya única guía moral, es el padre Robert Carillo (Robert DeNiro), un tipo criado en las calles, que intenta que no se desvíen del buen camino.
Sin embargo, tras una fechoría colectiva, en la que casi muere un hombre, los 4 muchachos son enviados al Hogar Wilkinson, donde son víctimas de brutales palizas y abusos sexuales, por parte de varios guardias.
La historia de Sleepers es una maravilla, porque nos enseña muchas cosas que sacar de las vivencias de estos chicos.
Hell’s Kitchen, no era precisamente el lugar idóneo en esa época para crecer, pero es el lugar en el cual les tocó vivir.
La mezcla de nacionalidades, razas, religiones, y formas de vivir, convertían el barrio, en una especie de caos, en cuanto a normalidad y orden.
La droga, el alcohol, el asesinato, era lo más común en esas calles, pero la gente respetaba a los que mandaban por encima de todo, y si estos hablaban... el mundo obedecía.
Todos los seres que pululan por esta gran historia, llevan ese desgarro en el alma que se transmite en unas imágenes de una fuerza brutal, gracias a la apasionada cámara de Levinson, que sabe captar ambientes, y dotar de un lirismo o tenebrismo excepcionales, pero sobre todo, a ese inigualable reparto, cuyos intérpretes aparecen con toda esa historia tras sus ojos, los 4 jóvenes que dan vida a los protagonistas, viven una auténtica transformación en su ser, que los cambiará para siempre.
“The temperature topped out at ninety-eight degrees the day our lives were forever altered”
Barry Levinson dirige Sleepers, que enternece y divierte al principio, pero que luego emociona y produce rabia en el interior de uno, al observar impasible, los hechos que suceden.
Unos hechos que unos niños no son capaces de evitar, pero tal vez unos adultos sí que puedan solventar.
La primera parte de la trama, transcurre en los años 60, y va sobre la infancia de 4 chicos, que viven en el barrio neoyorquino de Hell's Kitchen, un sitio humilde de Manhattan, poblado por inmigrantes italianos y puertorriqueños básicamente, y donde hay numerosas actividades delictivas y mafiosas.
El caso es que los chicos, a su manera, son felices, haciendo sus trastadas, coqueteando con las niñas, haciendo de monaguillos en la Iglesia del padre Bobby, y haciéndole algún trabajo a King Benny, el capo-mafioso-enhorasbajas del lugar (Vittorio Gassman)
Un día, en una de sus trastadas, en la que querían robarle los perros calientes a un vendedor ambulante, resulta que casi se cargan a un señor, que acaba en el hospital por su culpa.
Y aquí empieza la segunda parte:
Los chicos son juzgados, y acaban en un reformatorio, El Centro Wilkinson para chicos, donde tendrán que pasar aproximadamente un año.
Entonces, llegamos a la parte escabrosa del tema.
Algunos guardias, encabezados por Sean Nokes (Kevin Bacon), someten a los chicos a toda clase de maltratos, y abusan de ellos sexualmente.
La estancia en el reformatorio, se convierte en una pesadilla para los 4 amigos, que viven amenazados permanentemente.
La tercera parte; se adelanta hasta el año 1981:
Los chicos se han hecho hombres.
Tras los sucesos del Centro Wilkinson, han tratado de no remover el pasado.
Dos de los personajes son delincuentes habituales:
Tommy Marcano y John Reilly.
Otro trabaja en un periódico, el narrador de la historia, Lorenzo “Shakes” Carcaterra; y otro es abogado, y trabaja de ayudante del fiscal, Michael Sullivan.
Un día, los 2 delincuentes se topan, casualmente en un bar, con su antiguo “abusador-torturador”, y se lo cargan a tiros.
Por ello, los meten en la cárcel, a la espera de juicio...
Entonces, Sullivan y Shakes, sus amigos, empiezan a tramar la forma de ayudar a que salgan libres, ya que consideran que tenían fundadas razones para cargarse al tipo aquel, y de paso, llevar a cabo su venganza, saldando cuentas con el pasado, con los que abusaron de ellos.
A partir de aquí, y ayudados por el mafioso en horas bajas, King Berry, por un abogado alcohólico llamado Danny Snyder (Dustin Hoffman), por el padre Bobby, por Carol Martínez (Minnie Driver), novia de unos de los encarcelados, y por otra gente de Hell's Kitchen, empezaran a realizar todo tipo de acciones, orientadas a su objetivo, que van desde conseguir que no declaren testigos, conseguir una coartada falsa, desacreditar a otros testigos, y a la propia víctima del crimen, y la parte más importante, Michael consigue que le nombren fiscal del caso, con lo que debe ejercer la acusación, de tal forma que pierda el caso, y los inculpados salgan libres.
Cada uno de los guardias, paga:
Pasan desde el arrepentimiento, la condena, y la muerte sin parar.
Michael logra que sus amigos salgan libres, pero no se da sin la ayuda del padre Bobby, quien miente bajo palabra, diciendo que esa noche, tanto John como Tommy estaban con él.
Las cosas se vuelven a su lugar, y las heridas de los 4 jóvenes, que por una broma vivieron un infierno, comienzan a sanar:
Mike dejo de ejercer como fiscal, Lorenzo siguió siendo periodista, y tanto John como Tommy, fueron asesinados a la edad de 29 años, victimas del camino que eligieron seguir, luego de salir del reformatorio...
Michael se retiró de la abogacía, para convertirse en carpintero; Carol por otro lado, fue madre soltera de un niño llamado John Thomas Michael Martínez, al que todos llamaban “Shakes”
No hay nada que se pueda criticar en Sleepers:
El guion está muy bien elaborado, sobre todo el apoyo a modo de argumentación, citando el título de “El Conde de Montecristo” para justificar de alguna manera, la venganza, el mismo guion lleva el ritmo que va desde la gracia y felicidad de 4 jóvenes, hasta el infierno de la inocencia, llegando a su muerte, y después la venganza por ese crimen.
Si tengo que destacar a solo uno, en todo el “cast” diría que Robert DeNiro, su papel es el que le aporto tal vez, aprendizaje en el guion, su personaje es el único que pelea contra sus ideales, porque Mike siendo fiscal, ni siquiera lo piensa, se apoya en “El Conde de Montecristo” libro en el cual, tanto él como Lorenzo, basan su venganza para cometerla.
Y es que pocas películas hay, que tengan un reparto tan plagado de estrellas:
Dustin Hoffman, Robert DeNiro, Kevin Bacon, Brad Pitt, Jason Patric, Brad Renfro, Victorio Gassman... todos ellos, hacen que Sleepers sea totalmente redonda.
Además, significó el debut cinematográfico de Billy Crudup, de quien vimos mucho más de lo que algunos hubieran querido ver.
Y también, excelente el gran Vittorio Gassman, en un papel quizás demasiado corto, que te deja con ganas de seguir disfrutando con su presencia.
La escena de las caras de los 4, al ver al guardia que abusó de ellos de pequeños, entrando a La Corte, es terrorífica, al igual que el final, todos reunidos.
Esa escena, en la que el protagonista explica, cómo alargaron esa noche todo lo que pudieron, porque sabían que, por unas razones u otras, jamás volverían a reunirse...
Fueron amigos hasta el final, pero la vida los había tratado de forma muy distinta tras la cruel experiencia del reformatorio, dentro de su grupo, eran las mejores personas del mundo, pero fuera de él, cada uno tendría que afrontar las consecuencias de sus actos, y seguir lo que dicte su corazón.
En Sleepers, se hace mención al libro “El Conde de Montecristo”, porque el que idea el plan, como Edmundo Dantés en el libro, planear una larga, pero dulce venganza, contra los que le jodieron a él y a sus amigos en la adolescencia.
No obstante, Sleepers tiene tantas ambigüedades legales, que hasta a mí me cuesta creer, que algunos argumentos legales puedan sostenerse, y hay momentos en que se vuelve un poco larga...
Todo el metraje, es una crítica al sistema legal estadounidense, burlándose de sus jueces, y sobre todo, de sus abogados defensores.
Una vez acabado, es inevitable pensar, cómo un abogado inútil y borracho, es capaz de defender y ganar un juicio tan claro, aunque estuviera todo preparado de antemano.
Una forma de engañar al juez, y al jurado bastante inocente, pero por lo visto, así son muchos de los juicios que se producen, no sólo en los EEUU, sino en toda la sociedad occidental.
Pero Sleepers, nunca deja de hacer que nos cuestionemos nuestras creencias sobre la justicia:
¿Es uno, inherentemente malo?
¿Merecemos cualquier castigo que llegue a los criminales, sin importar lo brutal que sea?
¿La venganza es justificada?
¿Matar está justificado en estos casos?
¿El mentir ante un tribunal, en nombre de Dios, para lograr una justicia moral que no se puede conseguir con la verdad, es lícito?
El director consigue plantear al espectador, una crítica social de la época, y quiere que seamos capaces de juzgar a los protagonistas.
Sin duda, el director busca nuestra inmersión en la historia, y la consigue.
Pero la venganza, aparentemente dulce, acaba siendo amarga, ya que ninguno de ellos, va a poder olvidar, y siempre tendrá esas astillas clavadas en la memoria.
Por último, una banda sonora muy intimista y exquisita, de la mano del siempre correcto John Williams, un auténtico clásico, a la hora de poner música al cine de Hollywood.
“I want to be able to sleep one night and not worry about who's coming in my room or what's gonna happen to me.
If I can get that, then I'll be happy”
Más que una buena película, Sleepers es la constatación cruda de una realidad infame.
Se trata de una cinta, que sin excesos, presenta un panorama desastroso en los sistemas penales alrededor del mundo:
Se busca rehabilitar a los jóvenes vándalos, carteristas, y camorreros, a través de una represión brutal, que lo único que consigue es perturbar al niño, que crece hasta volverlo un real, total, e inadaptado adulto.
Sleepers es un duro relato sobre venganza, sobre pérdida de la inocencia, sobre el abuso de autoridad, sobre la fragilidad de un niño, y sobre buenas personas;  personas que por hacer el bien, no dudan en saltarse los códigos de la ley.
Se podrían sacar muchas moralejas de esta historia, pero para mí, la más importante es la gran tarea, y responsabilidad que tienen los educadores y tutores de los niños.
Las circunstancias, de los padres que maltratan a sus esposas, un barrio marginal en el que la mezcla de culturas, dificulta la convivencia hasta la máxima tensión, etc., conducen a esos chicos, a realizar todo tipo de chiquilladas y gamberradas, sin tener en cuenta las consecuencias, pues el orden y la disciplina en el barrio, brillan por su ausencia.
Pero después de enviarles a un sitio, donde podrían haber adquirido la disciplina y educación que les faltaba, se ven arrastrados al más oscuro rincón de la naturaleza humana:
La vergüenza y el odio.
He ahí la importancia de los educadores, los carceleros en este caso, de reconducir a esos niños, que por las circunstancias de sus vidas, se han visto obligados a robar, o cometer cualquier otra condenable acción.
Qué distintas habrían sido sus vidas, si se hubiera tratado de hombres nobles, los que guardaran El Centro Wilkinson para jóvenes, muy tarde pensar sobre este caso.
Por su parte, el autor y protagonista de los eventos de Sleepers, Lorenzo Carcaterra, jura que todo, son historias verdaderas de su infancia, pero la comunidad legal de New York indicó, que no había registro de ningún caso que se pareciera a esos hechos descritos.
El autor, se rehusó a discutir las discrepancias, y sus afirmaciones, nunca han sido desmentidas, o probadas.

“You still sleep with the light on?”



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