1922

“I believe that there's another man... inside of every man.
A stranger.
A conniving man”

Los cuentos, las novelas y los guiones de Stephen King, tienen un lugar privilegiado en la historia del cine, y constituyen casi un subgénero en sí mismo.
Se llama “justicia retributiva” o “retribucionismo” a una teoría de la justicia, y más en concreto, una teoría de la pena, que sostiene que la retribución proporcional, es una respuesta moralmente aceptable a la falta o crimen, independientemente de que esta medida produzca o no beneficios y/o perjuicios tangibles.
La prevención de delitos futuros, disuasión; o la rehabilitación del delincuente, no se tienen en cuenta para determinar dichos castigos; por lo que la teoría sostiene que cuando un delincuente infringe la ley, la justicia requiere que sufra a cambio.
Y la retribución es diferente de la venganza, porque la justicia retributiva solo se dirige a los errores, tiene límites inherentes, no es personal, no implica placer por el sufrimiento de otros, y emplea estándares de procedimiento.
La presencia de la justicia retributiva en la cultura judía antigua, se muestra por su inclusión en La Ley de Moisés, por ejemplo, específicamente dentro del Deuteronomio 19:17-21, que mide tal retribución de “vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie”, en suma “medida por medida”; frase muy similar se encuentra en El Código de Hammurabi.
Mientras los documentos afirman valores similares en otras culturas; sin embargo, el juicio de si un castigo es apropiadamente severo, puede variar mucho entre culturas e individuos.
En los textos clásicos que defienden el punto de vista retributivo, incluyen “La Ciencia del Derecho” (1790) de Kant; y “La Filosofía del Derecho” (1821) de Hegel.
Por otra parte, “Full Dark, No Stars” (2010), es una colección de 4 novelas cortas del autor Stephen King, todas tratando el tema de la retribución; y esta es la 3ª colección de 4 novelas cortas de King, después de “Different Seasons” (1982) y “Four Past Midnight” (1990)
“1922” publicada individualmente en 2012, es una novela corta de Stephen King, publicada en su colección “Full Dark, No Stars” (2010); un relato en primera persona de Wilfred James, el narrador no fiable de la historia; que escribe una larga confesión del asesinato de su esposa, Arlette, en Hemingford Home, Nebraska, en el año de 1922.
Wilfred posee 32 hectáreas de cultivo que han estado en posesión de su familia por generaciones; mientras su esposa posee otras 40 hectáreas contiguas que su padre le dejó en herencia.
Wilfred desprecia la idea de vivir en una ciudad, pero Arlette no está contenta con la vida en el campo, y desea mudarse a Omaha; y ella pretende vender su tierra a una empresa ganadera para ser utilizada como granja y matadero de cerdos.
Wilfred, quien se opone firmemente a los planes de Arlette, decide manipular a Henry, su hijo, para que le ayude a asesinar a su propia madre.
Como parte del complot, Wilfred y Henry emborrachan a Arlette; y a continuación, ella comienza a realizar crudas declaraciones sobre Shannon Cotterie, la novia de Henry, lo que hace enojar al muchacho lo suficiente como para cumplir con lo planeado por su padre.
Después de llevar a Arlette a la cama, Wilfred la acuchilla violentamente en la garganta con un cuchillo de carnicero; y posteriormente, Wilfred y Henry arrojan el cadáver en un pozo detrás del granero.
Más tarde, cuando Wilfred arroja al pozo con Arlette, su colchón manchado de sangre, se da cuenta de que el cuerpo ha sido atacado por las ratas...
Por lo que Wilfred decide rellenar el pozo para tapar el cuerpo, pero sabe que hacerlo levantará sospechas.
A propósito, hace caer a una de sus antiguas vacas en el pozo para obtener una buena excusa para llenarlo.
Justo después, el alguacil local, acudiendo en nombre de la empresa ganadera, entra en la granja para buscar a Arlette, sin encontrar nada.
Wilfred y Henry llenan el pozo, pero una rata logra arrastrarse fuera de la tierra…
Henry la mata, pensando que Arlette ahora los está persiguiendo.
Luego, Wilfred encuentra una rata atacando a una de sus otras vacas, cortando uno de sus pezones; y unos pocos meses después, Henry, quien ha quedado emocionalmente perturbado tras el asesinato, deja embarazada a Shannon.
El embarazo afecta la relación entre Wilfred y Harlan, el padre de Shannon, un granjero vecino; por lo que Shannon es enviada a una escuela católica para jóvenes embarazadas en Omaha, pero Henry le ayuda a escaparse.
Así comienzan una carrera muy seguida por la prensa, como ladrones de banco al estilo de Bonnie y Clyde, siendo buscados por las autoridades en varios estados.
A lo que Wilfred se vuelve emocionalmente desamparado ante la ausencia de Henry; y nuevamente se encuentra con la rata del granero, la cual le muerde la mano, y provoca que la misma tenga una importante infección, siendo necesaria su amputación.
Poco después, Wilfred afirma que el cadáver viviente de Arlette, acompañado por un numeroso grupo de ratas, abandona los confines del pozo e ingresa en la casa, enfrentándolo.
El fantasma de Arlette se presenta y le relata una premonición detallada de las muertes violentas de Henry y la aún embarazada Shannon, en Nevada.
Luego, el tejado de la casa de Wilfred se derrumba durante una tormenta...
Cuando la profecía de Arlette se vuelve realidad, Wilfred intenta vender la parcela de tierra por la que asesinó; sin embargo, Harlan y la gente del pueblo, todos disgustados con Wilfred, se niegan a ayudarle; por lo que es forzado a abandonar Hemingford Home como un paria, tras vender la tierra a la empresa ganadera por una miseria; y se muda a Omaha; pasando los 2 primeros años visitando los escenarios de los crímenes de Henry, para disculparse; y bebiendo, gastando el dinero que recibió de la venta de la tierra.
Así encuentra 2 trabajos:
Uno como trabajador de una empresa textil, y otro como bibliotecario.
Pero renuncia a ambos, afirmando que las ratas comenzaron a acosarle de nuevo.
Al final, Wilfred se encuentra sentado en una habitación de hotel en Omaha, anotando su historia, y afirmando que Arlette, Henry y Shannon, junto con las ratas, se encuentran presentes.
Wilfred planea suicidarse antes de que las ratas lo coman, pero aparentemente extravía su pistola.
La historia termina con un recorte de periódico sobre la muerte de Wilfred, donde se establece que fue encontrado con marcas de mordeduras que parecían haber sido auto-infligidas; esto lleva al lector a especular sobre si la historia de Wilfred fue verdadera o ilusoria.
Los papeles encontrados de Wilfred son ilegibles, tras haber sido masticados a pedazos.
Las 4 novelas cortas que forman “Full Dark, No Stars” (2010) son:
“1922”; “Big Driver”; “Fair Extension”; y “A Good Marriage”, de las 4, solo “Fair Extension” no ha sido adaptada al cine.
“In 1922, a man's pride was a man's land.
And so was his son”
1922 es una película de terror del año 2017, escrita y dirigida por Zak Hilditch.
Protagonizada por Thomas Jane, Molly Parker, Neal McDonough, Brian d'Arcy James, Dylan Schmid, Kaitlyn Bernard, Nikolai Witschl, Bruce Blain, Bob Frazer, Graeme Duffy, Patrick Keating, Spencer Brown, Danielle Klaudt, entre otros.
El guión está basado en la novela homónima de Stephen King, sobre un granjero que pretende mantener su granja, aun cuando su esposa piensa en vender su parte… él y su hijo, harán lo que sea para no dividir la tierra, y encontrar “la felicidad”
La plataforma de “streaming” más famosa, NETFLIX, está apostando por las adaptaciones de novelas, y está vez la elegida ha sido “1922”, la novela de terror de Stephen King; siendo la 2ª adaptación de King de NETFLIX, luego del lanzamiento de “Gerald's Game” (2017); y la 6ª adaptación de una historia de Stephen King en 2017, junto a:
“The Mist”, “The Dark Tower”, “IT”, y “Mr. Mercedes”; y esta es la 4ª novela de Stephen King convertida en una película en la que destaca el campo de maíz como escenario de la acción, las otras son:
“The Stand”, “Children Of The Corn”, y “The Dark Tower”
En particular, 1922 mezcla un drama familiar con elementos de “thriller” y de terror, no tanto por sus sobresaltos, sino más bien por su tensión y sus recursos “gore”, que podrán impactar un poco a los espectadores más impresionables, ya que las escenas no son sugerentes, sino que son bien explícitas.
Estamos en el año 1922, donde un orgulloso ranchero llamado Wilfred “Wilf” James (Thomas Jane), asesina a su mujer Arlette (Molly Parker) con la ayuda de su hijo adolescente, Henry (Dylan Schmid)
Aunque esta decisión les evita tener que abandonar su granja, el cadáver de la esposa asesinada empieza a torturar a Wilfred.
Lo que nunca se habría imaginado, es que un grupo de ratas acabaría atacándole, llegando al punto de convencerse a sí mismo, de que está siendo acechado por su esposa muerta; siendo a partir de ese momento que comienza un deterioro emocional y físico; en el que sus remordimientos y más oscuros miedos le acabarán alcanzando.
Todos sabemos lo que sucedió, pero no lo que está a punto de suceder… pues la acción toma todo el año 1922; que la hace una película de terror que tiene sentido, porque es depresiva, gótica, cuestiona la moralidad de los personajes, sus creencias, y refleja la sociedad de aquella de época, o al menos lo peor de aquello, todo con el aderezo del terror siempre latente en cada rincón en forma de ratas.
“I can't pray now, or ever again.
I think if I got down on my knees God would strike me dead.
I hope there is no god.
I imagine all murderers hope there isn't, because if there's no heaven, then there's no hell”
Al igual que sucedió en los 80 y 90, se está volviendo a gestar una suerte de euforia en Hollywood por adaptar las novelas y cuentos de Stephen King, desde lo más antiguo hasta lo más reciente; y la prueba fehaciente de este hecho está en que solo en el año 2017, se han realizado un total de 4 largometrajes y 2 series televisivas, sin tener en cuenta otras series sobre King que continúan en el aire.
Por su parte, NETFLIX, ni corto ni perezoso, se sumó a la fiebre del cine por Stephen King, y lanzo casi al mismo tiempo una serie, “The Mist”; y los films:
“Gerald’s Game” de Mike Flanagan, y el último lanzamiento del año, 1922.
Mientras que, por si fuera poco, se está terminando la primera temporada de “Mr. Mercedes”, otra adaptación sobre King, pero ya sin estar bajo el sello del poderoso NETFLIX, sino a manos de AT&T.
Así pues, NETFLIX no perdió el tiempo este año, y lejos de quedarse con los brazos cruzados, compró los derechos de varios de los libros menos conocidos de King, y por ende, algo más baratos; y ahora es el turno del relato 1922, para el que NETFLIX contrato al prometedor director/guionista Zak Hilditch, que había filmado antes una serie de películas independientes que tuvieron un buen paso por los festivales.
Zak Hilditch, va gestando un film que se envuelve progresivamente en un aura pesimista y oscuro, no solo a nivel ambiente e imagen, sino también en la propia degradación de unos personajes acaecidos en culpa.
Con tonalidades de Edgar Allen Poe en “A Tell-tale Heart” y “The Black Cat”, y con una subtrama al estilo “Bonnie y Clyde”, el filme se centra en un simple pero orgulloso granjero, Wilfred James, quien, con su hijo, asesina a su esposa para hacerse con la propiedad de su tierra heredada.
Poco después, sin embargo, sucesos extraños y sobrenaturales comienzan a plagar tanto a James como a su granja.
¿Es simplemente mala suerte, o es el trabajo de algo mucho más siniestro?
1922 inicia como un drama rural, donde un suceso inevitable despierta  o desencadena lo peor del ser humano, y lleva a un hombre ordinario a realizar acciones horribles.
Una vez desatado el crimen, traerá una “bola de nieve” que será la perdición del hogar, y lo que realmente les importa:
La Tierra; para luego caer en lo sobrenatural y en la historia de fantasmas, como la conciencia del pasado.
Así 1922 narra los recuerdos del granjero sobre el asesinato de su esposa, que perpetró con la ayuda de su hijo adolescente, durante el año que da título largometraje, cuando los 3 vivían en una casa a las afueras de Hemingford, Nebraska.
Después del crimen, y de depositar el cuerpo sin vida de su esposa en un pozo localizado en su terreno, una plaga de ratas asolará la granja familiar, y Wilfred comenzará a tener visiones de su mujer que parece haber vuelto de entre los muertos.
Narrada a modo de confesión por el protagonista, 1922 se centra en el deterioro mental del granjero a lo largo de ese año.
Desde el primer minuto, cuando el personaje de Jane se declara culpable en una carta, uno más o menos vislumbra cuáles serán los peldaños que recorrerá el granjero en su tenebroso descenso a los infiernos.
El desgaste mental progresivo que sufre el personaje, se va transformando en una tortura despiadada y, sin necesidad de grandes sobresaltos, ese “gradualismo” se vuelve aterrador, por más que el camino a recorrer sea cada vez más previsible.
La moral es la única luz, tal vez demasiado artificial, en la agobiante oscuridad de 1922, y termina condicionando a una película que hace explícito, después de coquetear un buen rato con la venganza sobrenatural, que uno es perseguido toda la vida por sus propios pecados.
Y más allá de esta idea de justicia divina, es imposible escapar cuando los demonios están confinados en la cabeza de uno.
Algo que ya hemos mencionado, y debe quedar muy claro desde el principio, es que el largometraje escrito y dirigido por Zak Hilditch, no es una pieza de terror, es más bien un drama con apuntes de suspense y pinceladas muy leves de terror psicológico; de este modo, la historia sobre la familia James tiene mucho más que ver con obras literarias de Edgar Allan Poe, que con trabajos previos del autor de Maine, o algunos de los que han influido en su impronta adscritos a este tipo de narraciones de ficción que él mismo, en cierta manera ha ido abandonando con el paso de los años en favor de otros géneros menos ortodoxos.
De este modo, el guionista y cineasta australiano realiza con 1922, un cuento gótico con reminiscencias al género western, y unos oscurantistas Estados Unidos a las puertas de La Gran Depresión de 1929 como telón de fondo.
Con estas herramientas, y ayudado por una ambientación de época para quitarse el sombrero, si tenemos en cuenta la naturaleza modesta del proyecto, sumada a un reparto en estado de gracia; el film también deja entrever, cómo eran las cosas en los años 20 en los pueblos, años duros y difíciles para todos, como la escasez de dinero, gente viviendo aislada del resto de las personas durante semanas… así era la vida en la granja.
La época en la cual se sitúa el argumento, se convierte también en un personaje más, y no por nada el film lleva el nombre de “1922”
El rol de la mujer estaba supeditado al del hombre, y lo que ocurría en el hogar, era simplemente un asunto familiar; por lo que la cinta logra reconstruir de una muy buena manera a este año, a partir de la ambientación, la vestimenta y distintos objetos de dicho período, como los automóviles.
Lo mismo ocurre con la labor de fotografía a cargo de Ben Richardson, que consiguen plasmar un clima sombrío y oscuro.
Pero la película se centra en una historia simple para abordar temáticas religiosas y morales sobre las consecuencias de las acciones, los pecados, la delgada línea entre el bien y el mal, el paraíso y el infierno, las maldiciones, la culpa, entre otras.
Y lo hace a partir de una narración del protagonista, que busca lavar sus pecados mediante una confesión.
La atmósfera de sudor re-pegado, sexo sucio y olor penetrante, se incrusta en ese único escenario, extendiéndose como una mancha culpable en el perfecto retrato de familia, saliendo desagradablemente a la luz, cuando Arlette se vuelve irónicamente obscena, o Wilfred brutalmente taciturno, desatándose una tormenta se cuece sin que apenas podamos verla, pero se siente entre 3 personas que se han marcado una hoja de ruta muy diferente, sin que ninguno se atreva a cumplirla en solitario.
El estallido de violencia posterior, está contaminado por el mismo hedor, es chapucero y descuidado, fruto de un plan que tampoco se ha pensado demasiado:
Para mantener la propiedad vale todo, incluso fingir que se quiere algo y mantener el tipo cuando el gesto denota lo contrario.
Y esa otra persona, ese confabulador que Wilfred llevaba dentro, sale a la luz, como un extraño al que nunca se ha saludado, acompañado de ratas que mordisquean un cadáver, allá abajo en el pozo profundo, donde ni la propia conciencia se atreverá a mirarlo.
El pecado mundano, no dejará de ser pecado, pues mata, infecta, oculta y paraliza.
Pero cabe la duda de cuánto de ese pecado es auto-generado, cuánto surge de la narración de Wilfred a través de las estaciones del año, y cuánto viene dado por dedos muertos que se arrastran desde tumba nevada, en una de esas solitarias noches de invierno que saben a frío arrepentimiento.
Las ratas siguen estando ahí, no han abandonado a pesar del clima, pero eso es porque gusta el sabor de la dulce mentira, y sus chillidos acompañan el aire de otras tantas ratas humanas, que huyen en cuanto el barco empieza a hundirse.
Nadie puede acusar a Wilfred de no querer cambiar, si eso le iba a costar su orgullo y valía.
Pero si se puede enunciar la triste pregunta de, qué hubiera pasado si la casa hubiera estado vendida…
Quizás la maldición que le hace rastrear su familia por crímenes y acusaciones habría pasado de largo, quizá las ratas dejarían descansar las carnes blandas de cadáveres que ya sufrieron más en vida.
Si algo no se puede negar, es que Wilfred tenía razón:
Eres lo que posees.
Lo que te callas, lo que pasas de largo, lo que dices y defiendes, lo que matas y abandonas.
Con todo se quedó, dándose cuenta tarde, de que eso sólo lo quería el extraño confabulador de su interior.
Y las ratas, las únicas que se quedan cuando no hay nada, porque se alimentan del dolor y abandono que aquella generaba.
1922, no es una película de terror al uso plagado de “scary-jumps”, como sería lo típico, Stephen King no es de ese palo, sino que siempre intenta contar una historia de terror buscando otros métodos, y utilizando muchas veces situaciones más cotidianas, como en este caso; o inverosímiles.
Por eso, sería difícil crear una adaptación con sustos facilones de un relato de Stephen King, simplemente no sería compatible.
Sabiendo esto, la película es larga, porque se toma su tiempo, pero esto tiene recompensa inmediata.
Los personajes están muy bien perfilados, la actuación de Thomas Jane es grandiosa, y la historia se cocina a fuego lento, deleitándonos con toda esa etapa previa al asesinato, y luego como todo se va desmoronando lentamente, pero sin pausa.
La película mantiene algunos guiños a otras novelas de Stephen King como:
“The Stand”, “IT”, “Children Of The Corn”, “Graveyard Shift”, “The Shining” entre otras; porque hay varios tropos y conexiones:
Hordas de ratas están conectadas a la historia corta llamada “Graveyard Shift”
El pozo se conecta con la novela “Dolores Claiborne”; Nebraska y los maizales, están asociados con “The Stand” y “Children Of The Corn”
Un hombre maldito por sus acciones inmorales, es similar a “The Green Mile”, y una mujer muerta… en la mayoría de las adaptaciones de King, tanto aquellas que las relaciona con animales.
Por otra parte, Hemingford Home es también donde Abagail “Mother Abagail” Freemantle reside en la novela “The Stand”
Como dato, hay un Hemingford real en Nebraska, situado en la esquina noroeste del Estado, que algunos residentes dicen que es la ciudad mencionada en “The Stand” y 1922.
Según la descripción de la novela, es probable que Hemingford Home esté en algún lugar en un arco entre Norfolk y Weeping Water, en el sureste del Estado.
Cabe destacar la dirección, que sabe cómo explicar esa simbiosis entre personajes, situaciones, oscuridad y abandono del alma; y aunque la dirección es algo lenta en mostrarlo, por la narración, una vez que sucede el nudo, lo demás sigue la nota del suspenso y el terror psicológico.
De seguro que acá no hay casi nada de terror, digamos que las escenas que el protagonista ve a la mujer ya muerta, y apareciéndose ante él, sea lo único de terror; lo demás es puro suspenso.
Mientras el trabajo con la cámara es de un mérito poco reprobable, y con él llega a ofrecer al espectador algún que otro pasaje memorable, como el del asesinato en la cama, que eleva la producción desde el punto de vista técnico.
De las actuaciones:
Thomas Jane hace un buen papel, como el patriarca con una fuerte personalidad y susceptibilidad a las cuestiones místicas.
Su acento lugareño, y su evolución psicológica es lo que más resalta de su “performance” pues el espectador creerá que está viendo a un granjero rural de los años 20; así su fisonomía, sus gestos descreídos y afectados, e incluso el acento lo identifica plenamente con la época que retrata; que además retrata con mucho detalle el camino hacia la paranoia que sufre, convencido de que está siendo acosado por las citadas ratas... o por el espíritu de su víctima.
El actor Thomas Jane, vuelve a formar parte del terrorífico mundo de Stephen King, después de haber participado en las películas “Dreamcatcher” (2003) y “The Mist” (2007); y aquí Jane mimetiza a la perfección el hombre rural del siglo pasado, respetuoso de la costumbre y amante de su familia, ligeramente inquieto por esos grandes propietarios que vienen a comprarle su estilo de vida.
Porque para él, vender significaría rendirse a la evidencia de que su existencia ya no aporta nada, y tendría que mezclarse con la gente de ciudad, ese pozo de miseria moral donde todos han perdido su individualidad, su propiedad.
Mientras su esposa Arlette, no comparte sus ideas, y ve la posible venta como una gran oportunidad:
De alejarse de ese pozo inmundo en medio de la nada, con dinero suficiente como para asimilar el ritmo de la gran urbe, una adecuada recompensa a esos años de malgastar belleza y juventud con un paleto cualquiera; y crear algo por sí misma:
Una tienda.
Molly Parker hace un pequeño papel pero importante, como la mujer del protagonista y madre del niño que ambos comparten.
La actriz ejecuta un excelente “tour de forcé” con su compañero de reparto, y su destacable interpretación hace que su personaje torne en ubicuo, una vez que desaparece de la historia, incluso en los pasajes en los que ni su cuerpo putrefacto hace acto de presencia.
Y el hijo de la familia en Dylan Schmid, es quien lleva el peso/castigo de la tragedia desencadenada; que ganará enteros en cuanto a profundidad justo después del asesinato de su progenitora, en el que se verá implicado por el manipulador cabeza de familia, y que avocará a los 2 a la tristeza y la locura.
Entre medias, Henry, atraído por las promesas de su madre, pero reciamente atado a los valores del padre, atesora los pocos momentos plácidos que tiene con su vecina Shannon, fantaseando con una vida común, donde no tengan que esconderse en el maíz para darse cariño.
La historia, como muchas de King, se encarga de castigar a modo de pesadilla interminable al pecador, y al ser una película de época, esto se hace aún más presente en las inclemencias a afrontar.
Puntos a favor, lo bien que lo hace su actor principal y como va deteriorándose y metiéndose en un camino de angustia y arrepentimiento, con la ayuda del propio deterioro de su granja.
Casi estamos más ante un drama que un título de terror; que tiene detalles de cuento de Dickens, como el agujero del techo sobre el sillón...
¿Tanto cuesta mover el sillón, o parchar el techo?
Pero supongo que es así más efectivo el castigo al protagonista.
Así como parece que faltó algo más de morbo, hubiera sido impactante, si Henry hubiera sido víctima de abuso físico por su padre, o abuso sexual como parece insinuar en algunos momentos… eso hubiera dado en la diana en lo que respecta a la fidelidad ante el delito y la pluralidad de delitos que se generan de un pequeño copo de nieve a una bola sin frenos.
Como errores de producción, podemos decir que el asesinato al principio se lleva a cabo en 1922 y, sin embargo, el sheriff que viene a la granja para investigar, lo hace en lo que parece ser una muy agradable camioneta Modelo A de 1930.
El Modelo A, ni siquiera se construiría hasta 1927; de hecho, muchos vehículos, especialmente el coche del alguacil y el tractor utilizado para la cosecha justo después de la primera visita del alguacil, están llamativamente libres de polvo, una imposibilidad en el campo agrícola.
La bandera de los EEUU en 1922, era la de 48 estrellas, en preparación desde el 4 de julio de 1912, hasta el 3 de julio de 1959.
Esta tenía 6 filas de 8 estrellas seguidas, todas en línea entre sí.
Las banderas del hotel en secuencia abierta, tenían banderas que se asemejan más tarde a 49 o 50 estrellas, banderas estatales con estrellas desplazadas.
Las diversas monedas, por otra parte, que se encuentran alrededor de la casa, son billetes pequeños de $20, que solo se hicieron después de 1929.
Toda la moneda debería haber sido billetes de gran tamaño, no en términos de denominaciones, sino de tamaño físico.
Como dato, Wilfred aparece leyendo libros 2 veces:
La primera novela se llama “Silas Marner: The Weaver Of Raveloe” de George Eliot, publicada en 1861; y en segundo lugar “The House Of The Seven Gables”, escrita por Nathaniel Hawthorne, en la década de 1850.
Wilfred James, encuentra su final en una habitación de hotel, donde los fantasmas de su hijo Henry, su esposa Arlette, y la novia de Henry, Shannon, se le aparecen.
Como curiosidad, la habitación 209, es un lugar popular para los fantasmas; y hay constancia que hubo varios presuntos avistamientos en esas habitaciones, en bastantes hoteles.
“Whenever I tried to busy myself with work to keep out the thoughts... they'd find me”
El remordimiento es un sentimiento que experimenta una persona cuando cree que no ha actuado de manera correcta.
Se trata de una sensación de culpa, o de un malestar que persiste después de una acción propia que se juzga como negativa o dañina.
Vinculado al arrepentimiento, el remordimiento siempre está asociado a algo del pasado.
Puede tratarse de una acción que realizó efectivamente la persona, o incluso de algo que no se hizo, o se dijo en el momento oportuno.
El sujeto, con el paso del tiempo, realiza un análisis diferente de los hechos, y comienza a experimentar el remordimiento, a pesar de que reciba opiniones de terceros que busquen ayudarlo a superar la culpa.
Existe un concepto denominado “remordimiento de conciencia”, que consiste en la imposibilidad de un individuo de superar un error a causa recordárselo a sí mismo constantemente, al punto de convertir su vida en un auténtico infierno, y de bloquear sus propias emociones.
Se trata de un fenómeno que puede paralizar la realidad de una persona y, en consecuencia, impedir que alcance la felicidad, razón por la cual es muy importante superarlo.
Sin embargo, a veces no se supera.

“In the end, we all get caught”



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