Mary of Scotland

“Like two fateful stars, Mary Stuart and Elizabeth Tudor appeared in the sixteenth century, to reign over two great nations in the making...
They were doomed to a life-and-death struggle for supremacy, a lurid struggle that still shines across the pages of history...
But today, after more than three centuries, they sleep side by side, at peace, in Westminster Abbey”

La Casa de Stuart, originalmente Stewart, fue la dinastía Reinante en Escocia desde 1371 hasta 1603; y desde entonces, lo es en el conjunto formado por esta con Inglaterra e Irlanda hasta 1714, exceptuando el periodo de La República, de 1649 a 1660.
Los ancestros bretones, patrilineales de La Dinastía, habían ocupado el cargo de Alto Senescal o “Stewart” de Escocia desde el siglo XII, después de llegar por la Inglaterra normanda; y la línea real Stewart, fue fundada por Robert II, y fueron Reyes y Reinas de Escocia, desde finales del siglo XIV hasta la unión con Inglaterra en 1707.
El primer período de La Dinastía, abarcó hasta la proclamación de La República en 1649; y después de una década, regresaría La Monarquía de Los Stuart.
En 1689, James II fue depuesto y reemplazado revolucionariamente por su hija Mary II, y el esposo de esta, William III de Orange.
A la muerte de ella, en 1694, William III continuó gobernando en solitario, y tras su muerte en 1702, subió al trono la última Stuart, Anne I, que se convirtió en la primera Reina de Gran Bretaña e Irlanda hasta 1714.
Al fallecer sin descendencia directa, la sucedió su pariente lejano, George I, instalándose así, La Casa de Hannover.
Durante El Reinado de Los Stuart, Escocia se desarrolló de un país relativamente pobre y feudal, a un estado próspero, moderno y centralizado.
Ellos gobernaron durante el período transitivo en la historia europea entre La Edad Media, a través del Renacimiento, hasta el punto medio del período moderno temprano.
Monarcas como James IV, eran conocidos por patrocinar exponentes del Renacimiento del Norte, como el poeta Robert Henryson, entre otros.
Después de que Los Stuart reinaran en toda Gran Bretaña, las artes y las ciencias continuaron desarrollándose; William Shakespeare escribió muchas de sus obras más conocidas durante “La Época Jacobea”, mientras que instituciones como la Royal Society y el Royal Mail, se establecieron durante El Reinado de Charles II.
Mary I de Escocia, llamada Mary Stuart, Reina de Escocia desde el 14 de diciembre de 1542 hasta 24 de julio de 1567; también denominada popularmente como Mary, “Reina de los escoceses”, quizás sea la más conocida de los monarcas escoceses por su tempestuosa vida y trágica muerte; siendo la menor de los 3 hijos, pero única superviviente del Rey James V de Escocia, 4° hijo pero primogénito superviviente de James IV de Escocia y de Margaret Tudor; y de Mary de Guise, la mayor de las 2 hijas supervivientes del Rey Henry VII de Inglaterra y de Elizabeth de York, y la hermana mayor de Henry VIII.
Durante El Reinado de Robert II, la corona escocesa había sido destinada a ser heredada en línea directa por los hijos de Robert, todos varones.
Estos fueron convocados a un acto parlamentario, porque la legitimidad de la descendencia de Robert, en su primer matrimonio, era cuestionable.
Por lo que las hijas, así como las líneas descendientes de éstas, podrían heredar solamente después de que se extinguieran las líneas masculinas.
Ante la sospecha de una línea ilegítima masculina, y la extinción hacía años de todas las líneas masculinas legítimas, la sucesión escocesa se complicaba.
Además, el único primo vivo que le quedaba al Rey, El Duque de Albany, había muerto en 1536.
Si él no hubiera fallecido antes que James V, Mary no habría heredado necesariamente.
En esta situación de semi-Ley Sálica, Mary ascendió el trono en un momento complicado debido al problema sucesorio.
Y es que La Familia Stuart había obtenido el trono escocés, gracias a Marjorie, hija de Robert I Bruce.
James creyó en verdad, que el nacimiento de Mary marcaba el final del Reinado de Los Stuart en Escocia; pero irónicamente, a través del hijo de Mary, La Familia Stuart llegó al cenit de su poder, al unirse los reinos de Escocia y de Inglaterra, gracias a su hijo, James I de Inglaterra y VI de Escocia.
Y es que entonces se encontraba una Escocia dominada por las intrigas y las luchas entre clanes familiares rivales; y Escocia era un reino independiente de Inglaterra, contra la que libraba una constante lucha con el objetivo de poder garantizar su existencia como nación.
Así, la pequeña Mary, de apenas 6 días de edad, fue proclamada Reina de Escocia, con James Hamilton, II Conde de Arran como el siguiente en la línea sucesoria y regente del reino durante la minoría de edad de La Reina; y coronaron a Mary como Reina de Escocia, en La Capilla Real del Castillo de Stirling, el 9 de septiembre de 1543; pero debido a la edad de La Reina, y del tipo de ceremonia, única en su género, La Coronación fue el tema del momento en Las Cortes de Europa.
Esa situación duró hasta 1554, cuando la madre de Mary, Mary de Guise, se hace con el poder, continuando como regente hasta su propia muerte en 1560, y poco después, El Parlamento adoptó El Protestantismo como religión del Estado; que La Reina Mary seguiría siendo católica.
Vivaz, bonita y lista, según cuentan sus contemporáneos, Mary tuvo una juventud prometedora.
Coronada ya Reina de Escocia, y con su acuerdo matrimonial ya pactado por su madre, llegó a Francia en 1548, a la corta edad de 5 años, para vivir durante los 10 años siguientes en La Corte Francesa.
Su propia pequeña Corte que la acompañó desde Escocia, consistía en 2 Lores, 2 medios hermanos, y “las 4 Marys”, 4 pequeñas muchachas de su misma edad, todas llamadas Mary, e hijas de las familias más nobles de Escocia:
Los Beaton, Seaton, Fleming y Livingston.
El 24 de abril de 1558, Mary se casó con El Delfín François, en La Catedral de Notre Dame en París y, a la muerte de Henry II, el 10 de julio de 1559, se convirtió en Reina de Francia, al acceder su marido al trono como François II de Francia.
Bajo las leyes ordinarias de sucesión, Mary era también la siguiente en la línea al trono inglés, después de su prima, La Reina Elizabeth I de Inglaterra, la cual no tenía hijos; sin embargo, según La Iglesia Católica, Elizabeth era bastarda, lo que convertía a Mary en la legítima heredera del trono inglés.
Pero de acuerdo al Acta de Sucesión Pro-Protestante, que estaba vigente en Inglaterra, la voluntad de Henry VIII, legitimaba el derecho de Elizabeth, y excluía explícitamente a Los Stuart de la sucesión al trono inglés.
Los apuros de Mary aumentaron aún más con el levantamiento hugonote en Francia, llamado “el tumulto de Amboise” del 6 al 17 de marzo de 1560; haciendo imposible para los franceses, apoyar a Mary en el reino de Escocia, y en sus pretensiones en Inglaterra.
La joven Reina, ahora viuda, pues su esposo François II falleció el 5 de diciembre de 1560, volvió a Escocia poco después, llegando al puerto de Leith el 19 de agosto de 1561.
Seguía siendo una muchacha de apenas 18 años, y, a pesar de sus talentos, su educación no le había dado el juicio suficiente para hacer frente a la situación política peligrosa y compleja de la Escocia de aquel tiempo.
La religión, había dividido al pueblo, y el hermano ilegítimo de Mary, James Stuart, I Conde de Moray, era el líder de la facción protestante.
Mary, católica devota, estaba apoyada por los católicos ingleses, y mirada con suspicacia por Elizabeth I de Inglaterra, prima de su padre, y monarca del país protestante vecino.
Por otro lado, el reformador protestante, John Knox, predicó contra Mary, condenándola por asistir a misa, por bailar, vestir elaboradamente, y muchas otras cosas más, como jugar al golf; tanto verdaderas como imaginarias.
Para decepción del Partido Católico, Mary no accedió con firmeza a tomar la causa católica; y toleró el orden protestante establecido, manteniendo a su medio hermano, El Conde de Moray, como su principal consejero.
En esto, La Reina tuvo que reconocer su carencia de mando militar eficaz delante de los Lores protestantes; incluso accedió por consejo de James de Moray a la ejecución del principal noble católico de Escocia, Lord Huntly, en 1562.
En 1561, Mary trata de cerrar la brecha existente entre ella y La Reina Elizabeth I, invitándola a visitar Escocia; pero Elizabeth rehusó, y las malas relaciones continuaron entre ellas.
La Reina entonces envió a William Maitland de Lethington como Embajador a La Corte Inglesa, para comprobar las posibilidades de Mary como potencial heredera al trono inglés.
En diciembre de 1561, se llevaron a cabo negociaciones para que ambas Reinas se pudieran conocer, esta vez en Inglaterra, pero Elizabeth cambió su idea.
El 29 de julio de 1565, Mary se casó inesperadamente, en El Palacio de Holyrood, con Henry Stuart, Duque de Albany, conocido como Lord Darnley, descendiente como ella del Rey Henry VII de Inglaterra, y primo hermano suyo.
Esta unión, con uno de los principales líderes católicos, precipitó que el medio hermano de Mary, El Conde de Moray, organizara con otros Lores protestantes la rebelión abierta; por lo que Mary se refugia en El Castillo de Stirling, el 26 de agosto de 1565 para enfrentarlos, volviendo a Edimburgo para reunir tropas el mes siguiente.
Moray y los nobles rebeldes, son derrotados, y tienen que marchar al exilio, siendo la acción militar decisiva que dio a La Reina la victoria conocida como “La Incursión de Chaseabout”
El matrimonio, también enfureció a Elizabeth, pues sentía que ella debería haber dado su consentimiento para la unión, pues Darnley, aunque era un noble escocés, había nacido en Inglaterra; y Elizabeth se sentía amenazada por la unión, debido a que con la sangre real escocesa e inglesa de Darnley, cualquier hijo de Mary y Darnley, tendría un sólido derecho a los tronos de Escocia e Inglaterra, como efectivamente pasó años más tarde.
Poco tiempo después, Mary quedó embarazada, pero Darnley pronto se convirtió en un obstáculo para La Reina, exigiendo con energía, que se le diera el título de “Rey”; y también estaba celoso de la amistad que había entre La Reina y su secretario privado, David Rizzio; y en marzo de 1566, Darnley participa en una conspiración secreta con Los Nobles que se habían rebelado contra Mary en la incursión de Chaseabout; y el 9 de marzo, un grupo de Lores, acompañado por Darnley, asesinaron a Rizzio mientras estaba conversando con La Reina en El Palacio de Holyrood.
Esta acción fue el motivo definitivo para la ruptura de su matrimonio.
Darnley, pronto cambió de lado otra vez, y traicionó a Los Lores rebeldes; pero en otra ocasión, atacó a Mary para conseguir que abortara a su aún innato hijo.
El 19 de junio de 1566, La Reina dio a luz un hijo en El Castillo de Edimburgo, a James.
Entonces, se pone en marcha un plan para eliminar a Darnley, que se encontraba enfermo, posiblemente sufriendo de sífilis, y se recuperaba en Kirk o' Field, una casa en Edimburgo, en donde Mary lo visitaba con frecuencia, de modo que se pensara que estaban reconciliándose.
El 10 de febrero de 1567, la casa donde se alojaba explotó, y Darnley fue encontrado muerto en el jardín, aunque parecía haber sido estrangulado.
Este acontecimiento, que pudo haber sido la salvación de Mary, sólo acabó dañando aún más su reputación.
James Hepburn, IV Conde de Bothwell, un aventurero que se convirtió en su 3° marido, fue generalmente considerado como el culpable del asesinato, y juzgado en una parodia de proceso y absuelto.
Mary procuró recuperar la ayuda entre sus Lores, mientras que Bothwell consiguió que algunos de ellos firmaran el llamado “Pacto de La Taberna de Ainslie”, en el cual acordaron apoyar sus aspiraciones de casarse con Mary.
El 24 de abril, Mary visitó a su hijo en Stirling por última vez; y en el camino de regreso a Edimburgo, fue raptada, ya sea voluntariamente o no, por Bothwell y sus hombres, y llevada al Castillo de Dunbar, donde pudo haber sido violada por Bothwell.
El 6 de mayo, volvieron a Edimburgo, y el 15 de mayo se casaron en El Palacio de Holyrood en una ceremonia protestante.
La Nobleza se volvió contra Mary y Bothwell, y levantó un ejército contra ellos.
Los recién casados se enfrentaron a Los Lores en Carberry Hill, el 15 de junio, pero al final no hubo batalla, porque Mary acordó acatar sus órdenes con la condición de que le dejaran ir a Bothwell.
Los Nobles rompieron su promesa, y la llevaron a Edimburgo, encarcelándola en El Castillo de Loch Leven, situado en una isla en el centro de Loch Leven.
Mary sufrió un aborto de gemelos en ese Castillo, entre el 18 y el 24 de julio de 1567; y el 24 de julio, la forzaron a abdicar del trono escocés en favor de su hijo James, de apenas 1 año de edad.
El 2 de mayo de 1568, Mary logra escapar de Loch Leven, disfrazada de lavandera, y levantar un pequeño ejército para intentar recuperar el trono.
Después de la derrota de su ejército en La Batalla de Langside, el 13 de mayo, huyó a Inglaterra donde 3 días más tarde, fue capturada por los oficiales de Elizabeth en Carlisle, el 19 de mayo.
Durante su encarcelamiento, hizo famosa la frase:
“En ma Fin gît mon Commencement” o “En mi final está mi comienzo”, bordada en su ropa de fiesta.
Después de dudar sobre la cuestión de, si Mary había participado, o tenido conocimiento de la conspiración para asesinar a Lord Darnley; Elizabeth ordena una investigación que finalmente conduce a un juicio, que fue celebrado en York, entre octubre de 1568 y enero de 1569.
La investigación tuvo un marcado carácter político, porque Elizabeth no deseaba condenar a su prima por asesinato.
Mary rechazaba reconocer la potestad de ninguna Corte extranjera que intentara acusarla por ser una Reina ungida; en última instancia, la persona a cargo del procesamiento, James Stuart, Conde de Moray, gobernaba Escocia como regente del hijo de Mary; y el principal motivo del procesamiento, era mantenerla fuera de Escocia, y a sus partidarios bajo control.
Elizabeth consideraba seriamente los derechos de Mary al trono inglés, y por ello la mantuvo prisionera durante los siguientes 18 años, principalmente en El Castillo de Sheffield y Sheffield Manor, bajo la custodia de George Talbot, VI Conde de Shrewsbury, y de su esposa, Bess de Hardwick.
Como dato, la hija de Bess, de un matrimonio anterior, Elizabeth Cavendish, se casó con Charles Stuart, hermano de Lord Darnley, naciendo de esta unión una hija, Arbella Stuart, la cual también sería víctima de La Reina inglesa por su proximidad al trono, y posibles aspiraciones a ocuparlo.
En cuanto a Bothwell, fue encarcelado en Dinamarca, se volvió loco, y murió preso en 1578.
En 1580, la custodia de Mary fue transferida a Sir Amias Paulet, permaneciendo bajo su cuidado el resto de su vida.
La ejecución de Mary se convirtió en un tema que Elizabeth no podía seguir alargando más; y es que Mary estuvo implicada en varias conspiraciones para asesinar a Elizabeth, sublevar el norte católico de Inglaterra, y apoderarse del trono, posiblemente con ayuda francesa o española.
Algunos de los partidarios de Mary, creen que estos complots fueron inventados para perjudicarla… por lo que Mary fue declarada culpable por traición por un Tribunal de cerca de 40 Nobles, incluyendo católicos, por estar implicada en la supuesta conspiración de Babington, donde habría dado su autorización para asesinar a Elizabeth; y la decapitaron en El Castillo de Fotheringhay, el 8 de febrero de 1587.
Para la ocasión, Mary eligió usar un vestido rojo, declarándose una mártir católica; tenía 45 años de edad.
Sus últimas palabras fueron:
“In manus tuas, Domine, commendo spiritum meum” o “En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu”
Pero Mary no fue decapitada con un solo golpe:
El primer golpe le falló el cuello, y le golpeó la parte posterior de la cabeza.
El segundo golpe cortó el cuello, excepto por un poco de tendón, que el verdugo cortó usando el hacha; de hecho, están registrados más de 50 golpes de hacha hasta conseguir decapitarla; todo un macabro record en la historia de las ejecuciones.
Después, él levantó la cabeza y declaró:
“Dios salve a la Reina”
En ese momento, las trenzas castañas en su mano resultaron ser una peluca, y la cabeza cayó al suelo, revelando que Mary tenía el pelo muy corto y gris.
Cuando las noticias de la ejecución llegaron a manos de Elizabeth, se indignó y afirmó que Davison había desobedecido sus instrucciones de no abandonar la orden, y que El Consejo Privado había actuado sin su autorización.
Las vacilaciones de Elizabeth y las instrucciones deliberadamente vagas, le dieron una negación plausible para tratar de evitar la mancha directa de la sangre de Mary; por lo que Davison fue arrestado, arrojado a La Torre de Londres, y declarado culpable de error; pero fue liberado 19 meses después de que Cecil y Walsingham intercedieran en su nombre.
La solicitud de Mary, para ser enterrada en Francia, fue rechazada por Elizabeth.
Su cuerpo fue embalsamado y dejado en un ataúd de plomo seguro hasta su entierro, en un servicio protestante, en La Catedral de Peterborough, a finales de julio de 1587.
Sus entrañas, eliminadas como parte del proceso de embalsamamiento, fueron enterradas en secreto dentro del Castillo Fotheringhay; y fue sepultada inicialmente en La Catedral de Peterborough, pero en 1612, sus restos fueron exhumados por orden de su hijo, El Rey James I de Inglaterra y VI de Escocia, quien la enterró en La Capilla de Henry VII de La Abadía de Westminster, en un monumento funerario tallado en mármol, obra del escultor real, Cornelius Cure; y permanece allí, a 9 metros solamente del sepulcro de su prima, Elizabeth.
Vaya ironías…
En 1867, su tumba se abrió en un intento de determinar el lugar de descanso de James I; finalmente fue encontrado con Henry VII, pero muchos de sus otros descendientes, incluidos Elizabeth de Bohemia, El Príncipe Rupert del Rin y los hijos de Anne, Reina de Gran Bretaña, fueron enterrados en su bóveda.
La vida de Mary I, forma la base para el poema épico “Corona Trágica” (1628) de Lope de Vega (1628), y del drama “Maria Stuart” (1800) de Friedrich Schiller, un drama basado en hechos ficticios, compuesto en 5 actos basado en los últimos días de vida de Mary I de Escocia; y basándose en el texto de Schiller, surgió la ópera “Maria Stuarda” (1835), una ópera seria en 2 actos, con música de Gaetano Donizetti y libreto en italiano de Giuseppe Bardari; que forma parte de La Trilogía Tudor, junto a “Anna Bolena” y “Roberto Devereux”, que Donizetti compuso en torno a la figura de Elizabeth I de Inglaterra.
Así, en la primera mitad del siglo XX, su figura seguía vigente en biografías como la de Stefan Zweig en 1935, o en películas como la presente, de un año más tarde, a partir de una obra de teatro, James Maxwell Anderson, autor que disfrutó de gran éxito comercial con una serie de obras ambientadas durante El Reinado de La Familia Tudor, que gobernó Inglaterra, Gales e Irlanda, desde 1485 hasta 1603.
Una obra en particular, “Elizabeth I, Mary of Scotland”, se convirtió en una película de John Ford, en 1936.
“You're the Queen of Scotland, and you've let the woman in you take your senses!”
Mary of Scotland es un drama del año 1936, dirigido por John Ford.
Protagonizado por Katharine Hepburn, Fredric March, Florence Eldridge, Douglas Walton, John Carradine, Robert Barrat, Gavin Muir, Ian Keith, Moroni Olsen, William Stack, Ralph Forbes, Alan Mowbray, Frieda Inescort, Donald Crisp, David Torrence, Molly Lamont, Anita Colby, Jean Fenwick, entre otros.
El guión es de Dudley Nichols, basado en la obra de teatro homónima de 1933, escrita por Maxwell Anderson, en la que predomina el verso blanco; y en cuyo estreno de la pieza teatral, el personaje de La Reina había sido hecho por Helen Hayes; y el elenco también incluyó a:
Moroni Olsen, quien repitió su papel como John Knox en la versión cinematográfica de 1936, Edgar Barrier como Lord Douglas; Ernest Cossart como Lord Throckmorton; y George Coulouris como Lord Burghley.
Cabe señalar de entrada, que Mary of Scotland, no mantiene la verdad histórica, y muy al contrario de la obra y la película, Mary y Elizabeth nunca se conocieron; retratando a Mary como una especie de mártir perjudicada, y su 3° marido, James Hepburn, Conde de Bothwell, como un héroe romántico.
Y todo eso favorece a la película, porque humaniza todo y lo hace mucho más aceptable; sin embargo, la crítica también encontró la película demasiado larga, y el final demasiado triste, aunque admite que no podría terminar de ninguna otra manera sin corromper completamente la historia.
Debido a su muy triste final, la película fue un fracaso de taquilla; y fue el 2º fracaso consecutivo de Katharine Hepburn, causando que fuera etiquetada como “veneno de taquilla” a fines de la década de 1930, lo que llevó a, después de una ausencia de pantalla de 2 años; a MGM para su regreso en “The Philadelphia Story”
Mary of Scotland tiene lugar en la Inglaterra del siglo XVI.
Después de enviudar, Mary Stuart (Katharine Hepburn) abandona Francia y regresa a Escocia, dispuesta a ocupar el trono del que es heredera.
Pero los conflictos se acumulan:
La Nobleza le es hostil, empezando por su hermanastro James Stuart, Conde de Moray (Ian Keith), y, además, su apego al catolicismo choca con la fe que predica John Knox (Moroni Olsen), fundador de La Iglesia Presbiteriana de Escocia.
Por otro lado, su prima Elizabeth Tudor (Florence Eldridge), hija ilegítima de Henry VIII, teme que reclame sus derechos a La Corona Inglesa.
Su único aliado es El Conde Bothwell (Fredric March), comandante de las tropas escocesas, de quien se enamora, aunque por razones de Estado tendrá que casarse con Lord Darnley (Douglas Walton), que no tardará en morir asesinado.
Tras retenerla en prisión durante 18 años, Elizabeth le ofrece el perdón si renuncia al trono; Mary rechaza la oferta, pues sabe que el trono la pertenece legítimamente, y muere ejecutada.
Mary of Scotland es la historia de una fuerte mujer, que ante todo intenta mantenerse fiel a sus principios, si bien el poder no parece ser lo suyo, pues en ella comanda el corazón.
“You were born too close to my throne”
Mary of Scotland es una película denostada, poco analizada, e incluso no fue muy amada por el propio director; que todavía no se había especializado en su género estrella, pero no el único que cultivó con éxito, el western.
Durante la década de los 30, John Ford se paseaba por distintos géneros e historias de toda índole, forjando su personalidad como cineasta; y es una década, además del periodo silente, llena de descubrimientos, además de ser de más difícil acceso y, por ello, más desconocida; por lo que Mary of Scotland es una película histórica, y se centra en una Reina trágica, bajo la óptica “fordiana”, y puede parecer una película alejada de la coherencia que fue adquiriendo su filmografía, pero no es así:
Mary of Scotland alcanza momentos donde se muestra el buen hacer del cineasta, y tiene distintos elementos que no la aíslan de su obra artística.
Una óptica desde la que se puede analizar su filmografía, es desde la plasmación de sus creencias religiosas en el cine, es decir, John Ford y el catolicismo.
Desde sus raíces irlandesas y católicas, el tema de las creencias religiosas y la espiritualidad de algunos momentos cinematográficos de su cine, está muy presente en su obra; y dentro de esa trayectoria, el retrato que realiza de Mary Stuart como Reina que defiende sus creencias religiosas, pero también la libertad de religión, es una baldosa de lo más interesante dentro de esta mirada de su obra.
Así, esta película histórica, no es un eslabón perdido dentro de la filmografía del autor; y otra característica que enmarca a Mary of Scotland dentro de la obra “fordiana”, es la riqueza y la complejidad de sus personajes, de los principales a los secundarios, creando un universo especial, como lo hacía en cada una de sus películas.
Personajes con sus virtudes y sus defectos, con luces y sombras, en momentos solemnes, pero también cotidianos e íntimos.
Además, ya se empieza a ver, cómo el director trabaja cómodo con ciertos actores con los cuales repite a lo largo de su filmografía, dejándoles la creación de personajes principales o secundarios con carácter y dosis de humanidad.
Como Reina de Escocia de 1542 a 1567, Mary Stuart tuvo un gran peso en la historia de Inglaterra como mujer aguerrida, fiel a sus principios, y leal a sus inclinaciones.
Hija de James V de Escocia y de Mary Guise, fue Reina desde los 9 meses de edad y se cuenta que, en el momento en que El Cetro Real fue puesto en sus pequeñas manos, ella lo atrapó como si no fuera a soltarlo durante el resto de su vida.
Tras muchos días grises con el asedio de Henry VIII, Mary es llevada de un lugar a otro para protegerla, y así terminará casada con el enfermo Delfín François, con el fin de asegurarle la protección del Rey de Francia, quien además se encargaría de su educación.
Desde los 5 hasta los 18 años, vivió Mary Stuart en La Corte de Francia, atendida por 2 Lores, las 4 bellas Marys, hijas de nobles familias escocesas, y con la compañía de sus 2 hermanastros.
Aprendió varios idiomas, y finalmente se casó con François en 1558, cuando ella cumplía 16 años; pero tras la muerte de Henry II, se convirtió en Reina de Francia, y era sucesora al trono inglés, pues la actual Reina, Elizabeth I, no tenía hijos…
Mary parecía llamada a tener siempre una corona en su cabeza; y muerta su madre, fallecido su esposo François, y tras haberse retirado el ejército francés de Escocia, la joven Reina decide regresar a su tierra en 1561, para hacer parte de un gobierno dividido por las religiones; y 4 años más tarde, se casó con ella, su primer primo, Henry Stuart, Lord Darnley, pero su unión fue infeliz.
En febrero de 1567, su residencia fue destruida por una explosión, y Darnley fue encontrado asesinado en el jardín...
Se creía que James Hepburn, 4° Conde de Bothwell, había orquestado la muerte de Darnley, pero fue absuelto del cargo en abril de 1567, y al mes siguiente se casó con Mary.
Después de un levantamiento contra la pareja, Mary fue encarcelada en El Castillo de Loch Leven; y el 24 de julio de 1567, fue forzada a abdicar en favor de James VI, su hijo de 1 año por Darnley.
Después de un intento fallido de recuperar el trono, Mary huyó hacia el sur, en busca de la protección de su prima hermana una vez removida, La Reina Elizabeth I de Inglaterra.
Mary, había reclamado previamente el trono de Elizabeth como propio, y muchos católicos ingleses la consideraban la legítima soberana de Inglaterra, incluidos los participantes en una rebelión conocida como “El Alzamiento del Norte”
Percibiéndola como una amenaza, Elizabeth la confinó en varios castillos y casas señoriales en el interior de Inglaterra; y después de 18 años y medio bajo custodia, Mary fue declarada culpable de conspirar para asesinar a Elizabeth en 1586; siendo decapitada el año siguiente.
Mary of Scotland cuenta con ese romanticismo “fordiano” de hombres y mujeres de temperamento que unen sus destinos, o a veces no pueden, pero siguen unidos a través del tiempo.
Y para expresar el amor, no les es necesario un beso, basta con una mirada, un gesto, una espera, un anhelo, pero también se vislumbra toda la sensualidad.
Así es la trágica historia entre Mary Stuart y Earl of Bothwell; por lo que nuevamente tenemos una película de Ford, cuyo gran tema central es la lucha contra la tremebunda injusticia que los ambiciosos e inhumanos imparten en el mundo, en contra de los bienintencionados y honestos de corazón y acción.
Y Mary Stuart, no es sólo el prototipo de mujer fuerte que lucha contra viento y marea por lo que considera justo, es la viva imagen de un ideal de libertad.
No está demás señalar, que bastante se ensalza la figura de la protagonista, aunque teniendo en cuenta lo viles que son sus enemigos, la cosa no es de extrañar:
Mientras unos intentan mantener su poder disfrazando la pérfida ambición de férreos valores morales y políticos; otros intentan hacer lo convencionalmente correcto:
Cortar toda corrupción desde la raíz, o al menos ganar en la batalla moral.
Me parece interesante y definitivo la manera en que se retratan a las diferentes monarcas, siendo Mary Stuart, la bella joven que no dejará que la perdición la consuma, en contraposición con su prima Elizabeth I, interpretada como una histérica, ciega y cobarde.
Si una intenta mantener la cabeza en alto en todo momento, no dejándose amedrentar por los golpes bajos de sus adversarios; la otra intentará por todos los medios perpetuar “su refinado” linaje.
Por lo demás, no sé si es gracioso o penoso, o una mezcla de ambos, más probablemente, que “los fieles” Lores de Mary Stuart, quienes claman que sus acciones son por el bien de Escocia, finalmente hagan tratos por debajo de la mesa con Elizabeth I, usurpadora por excelencia, si hasta ella misma dice que su prima “debería renunciar a lo que le corresponde por derecho propio y legítimo”, con tal de que ella no deje de ser “La Reina”
Todo esto, desde luego, según la contundente y diáfana puesta en escena de John Ford, capaz de potenciar la trágica lucha de una víctima de las maquinaciones políticas de otros, lo que a su vez genera consecuencias en la vida privada de la protagonista.
Otro rasgo esencial del cine de Ford, la ambigüedad personal, la dicotomía entre ser, en este caso, una mujer o una Reina.
¿Hay que seguir lo que dicta el corazón, o lo que comanda el cerebro?
Así, la película avanza entre indignantes, pero aun así apasionantes intrigas políticas con traiciones, alianzas, temores, luchas ético-personales, y la infaltable pero bien hecha historia de amor entre Mary Stuart y El Conde.
Aunque acá hay libertades históricas importantes en pos de ensalzar la figura de “Príncipe Azul” del Conde, ese más impetuoso que encantador, conquistó a la chica después de todo, acentuando además que a Mary le arrebataron no sólo su derecho a ser Reina, sino que también el amor de su vida.
Se cuenta que John Ford perdió interés en esta película desde el principio...
No pensó que la historia era muy fuerte, y no le gustó el diálogo de verso en blanco.
Además, Katharine Hepburn quería a George Cukor como director, pero después del fracaso de “Sylvia Scarlett” (1935), el productor Pandro S. Berman se negó a permitirles trabajar juntos de nuevo.
Y es que Mary of Scotland tiene un tono teatral puesto de manifiesto en la concentración de la acción en interiores en prácticamente toda la película, lo que produce cierta monotonía en el espectador.
La interpretación de los actores es, en ocasiones, la propia de la época, los años 30, con las exageraciones y tendencia al histrionismo característico de un momento tan cercano al cine mudo.
Pero La Hepburn, sin embargo, hace una correcta y contenida actuación, siendo destacable la profusión de primeros planos en las que puede lucirse; por lo que el filme resulta bastante hablado, y con muy poco relieve en los diálogos, las situaciones conservan en mucho su teatralidad, y sólo la magnética presencia de una Katharine Hepburn que embellece a un personaje, que físicamente no lo fue tanto, logra mantener el interés por una historia en la que el conflicto es bastante plano o predecible, para los conocedores, y donde se malogra a una figura histórica de grandes magnitudes, y que daba para situaciones de enorme fuerza dramática.
Como dato, Katharine Hepburn, que interpretó a La Reina Mary, es en realidad un pariente lejano del Conde de Bothwell, cuyo apellido era, de hecho, Hepburn.
También se cuenta como anécdota, que Katharine Hepburn le dio crédito a John Ford por salvarle la vida un día en el set:
Estaban filmando una escena de Hepburn a caballo, cuando el caballo en el que viajaba se desbocó inesperadamente.
Ford le gritó a Hepburn que se agachara justo antes de que estuviera a punto de chocar con una rama baja.
Se dijo también que tanto Ginger Rogers como Bette Davis, estaban interesadas en interpretar a Elizabeth.
El director John Ford, quería Tallulah Bankhead para la parte, pero Florence Eldridge, esposa de Fredric March en la vida real, ganó la parte.
Así, Ginger Rogers, haciéndose pasar por la actriz británica “Lady Ainsley” con la esperanza de obtener el papel de La Reina Elizabeth, probó con una desprevenida Katherine Hepburn; y durante la prueba, Hepburn, quien también quería el papel, se dio cuenta del espléndido subterfugio creado por Mel Berns, el jefe de maquillaje de RKO, quien junto con Leland Hayward, planeó engañar al director John Ford, para que ofreciera el codiciado papel a Rogers.
Una película archivada de la prueba silenciosa, captó a Hepburn pateando a Rogers en la espinilla.
En cambio, el papel fue para Florence Eldridge.
Hepburn, llegó a un acuerdo con Rogers, vertiendo agua en su nuevo abrigo de pieles diciendo:
“Si es visón real, no se encogerá”
Según las memorias de A. Scott Berg, llamada “Kate Remembered”, Katharine Hepburn ya había sido elegida para Mary, pero tuvieron problemas para elegir a Elizabeth.
En un momento, Hepburn, que había sido apodada “Katharine of Arrogance”, y sugirió que interpretara ambos papeles.
El actor secundario, John Carradine, le preguntó:
“Pero si haces ambas Reinas:
¿Cómo sabrías cuál de ellas subirá al escenario?”
No se divirtió en ese momento, pero Kate se rio a carcajadas cuando volvió a contar la historia años más tarde.
Según Katharine Hepburn, durante el rodaje de la escena de amor de Mary y Bothwell, John Ford, bastante harto de la idea de dirigir un “drama de disfraces romántico escrito en versos en blanco”, simplemente le dijo a Hepburn:
“Aquí, diriges esta escena”
Y ella lo hizo, siendo su única escena como directora de cine.
Por otra parte, Mary of Scotland presenta 2 fuertes personalidades femeninas:
La propia Mary Stuart, y su prima Elizabeth I de Inglaterra, y su enfrentamiento.
Siempre se ha analizado más el cine de Ford desde sus personajes masculinos, pero, sin embargo, en su filmografía no faltan fuertes personalidades femeninas.
Mary Stuart tendría el rostro de una jovencísima Katherine Hepburn, y Ford le regala, algo no muy habitual en él, unos primeros planos brillantes… hasta el último, antes de su ejecución, con sus ojos llorosos, y una belleza especial, lista para la muerte.
Unos primeros planos que denotan el cuidado hacia la representación del rostro de una actriz con una belleza distinta.
Y también plasma ese momento de director enamorado de su actriz principal, pues Ford y Hepburn protagonizaron una relación muy especial, conectaron.
Mientras Fredric March hace también una aceptable, secundario en el rol de Bothwell; pero Elizabeth I resulta muy sosa y malograda, sabida la fuerza e impetuosidad que tuvo este personaje en la historia.
John Carradine y Donald Crisp, 2 actores que trabajarían varias veces bajo la batuta del director; en el caso de Carradine, este levanta uno de esos personajes que es imposible que pasen desapercibidos, por su peculiaridad y complejidad.
La presencia del actor, los hace más especiales todavía; y aquí es su secretario personal y mejor amigo, David Rizzio.
Y además, protagoniza una de las secuencias clave de buen cine en dicha película:
A través de su persecución y muerte por varios Lores de La Corte Escocesa, se inicia la traición política a Mary Stuart.
Como error de producción, decir que cuando un Bothwell excesivamente bravo tira de las barras de la ventana de su celda, las barras se mueven en su base.
Ford se cuida de decir claramente, entre cuales religiones se da el conflicto; no da razones precisas para que Mary rechace a Bothwell para casarse con el blandengue de Darnley; le resulta “mágica” la escena en que Mary arroja a la hoguera la hoja que le dan para que firme, enseguida, Ruthven la rescata hecha cenizas, la envuelve entre sus manos, y en el siguiente plano la abre intacta sobre la mesa.
Pero se le abonan algunos aciertos en la iluminación, de claro expresionismo alemán, y la escena del breve juicio que está muy bien lograda; por último, es una película con momentos que vislumbran a un buen director:
La ya mencionada traición y muerte a David Rizzio, o una maravillosa secuencia, el juicio a Mary, ella vestida de negro y solemne, rodeada de hombres poderosos en lo alto… donde cae su fuerza, pero no su dignidad, al enterarse de la muerte del amado, el momento en que ve todo perdido.
O el uso especial que siempre ha hecho Ford de un fenómeno meteorológico, las tormentas.
Como tampoco falta en pequeños momentos el sentido del humor “fordiano” con ciertos personajes y situaciones, como el momento de Earl of Bothwell frente al chimenea, así como la presentación de dicho personaje o su oposición física y de comportamiento con el que se convertirá finalmente en el primer esposo de la Reina en Escocia, un afeminado Lord Darnley.
De la banda sonora de Mary of Scotland, sobre los acontecimientos del siglo XVI, concluye con una interpretación de The Bonnie Banks “O 'Loch Lomond”, una canción que no se publicó hasta el siglo XIX.
Evidentemente, los creadores de esta película fueron demasiado perezosos para investigar la historia de la música escocesa con el fin de encontrar una canción que en realidad perteneciera a la época de La Reina Mary.
“I might have known you'd come to gloat like this, stealthily, under cover of night”
La Reina Mary de Escocia, sufrió durante su vida numerosas traiciones y actos sangrientos, hasta llegar a su trágico final.
Tantas penalidades le hicieron perder el carácter alegre y dulce de su juventud, para ser La Reina desconfiada y perseguida que terminó en el cadalso, el día 8 de febrero de 1587, cuando se escribió con sangre, una de las páginas más negras en los anales de La Monarquía Europea.
El hecho es que Mary nunca quiso realmente el trono inglés, solo quería recuperar el trono escocés, y los ingleses siempre quisieron el trono escocés, y las revueltas en Escocia y la llegada a Inglaterra de Mary, le dio la oportunidad a Elizabeth, de cometer ilegalidades, que la condenó por las testas coronadas de Europa.
Pero como en la vida todo termina cobrándose, La Casa Tudor terminó con ella, y La Stuart empezó en Inglaterra, durando más de 100 años, finalizando con la muerte de Anne, y la ascensión al trono de George I Hannover, primo de Anne.
Pero de Elizabeth no se puede desconocer que le dio gran poder a Inglaterra, pero su Reinado estaría manchado para siempre por este asesinato, y por las incursiones piratas a territorios españoles, y el robo del oro español que nunca llegó a Europa por culpa de los piratas que Elizabeth fomento y pago siempre para tratar de destruir de modo certero, ya que envidiaba la riqueza y el poderío español de esa época.
Y es que Mary decidió hacer una vida y tener a su heredero, muy aparte de su prima; en cambio Elizabeth siempre envidio a Mary, y cuando vio la oportunidad de desaparecerla del mapa, lo hizo...
La despojo de todo y de todos.
Mary traía la gracia, la juventud, la poesía; y halló la violencia, el odio y el fanatismo.
Pocas mujeres con mayor derecho a la indulgencia que Mary Stuart, arrojada tan joven y sin consejeros leales, en una época novelesca y brutal, entre nobles sin escrúpulos y predicadores inhumanos.
En estas circunstancias, las tragedias y errores de juventud de Mary Stuart se olvidaron rápidamente, y la desdichada Reina se convirtió con el tiempo, a los ojos de los católicos, en una verdadera Santa.
Sin embargo, a la muerte de Elizabeth I en 1603, subió al trono de Inglaterra el hijo de Mary, James VI de Escocia como James I de Inglaterra, instaurando La Dinastía Stuart en Inglaterra.
De dudosa orientación sexual, durante su reinado continuó “La Era Dorada” del drama y la literatura isabelinos, con grandes escritores como William Shakespeare, John Donne, Ben Jonson o Francis Bacon, a los que El Rey patrocinó, contribuyendo al florecimiento cultural.
Apasionado por la teología, ordenó la traducción de La Biblia que lleva su nombre, la “King James”, y es la Oficial de La Iglesia Anglicana.
Probablemente, jamás hubo tal concentración de talento literario bajo el patronazgo de La Corona inglesa; y aunque gobernó con acierto en Escocia, se encontró con dificultades grandes en Inglaterra, incluyendo el célebre Complot de La Pólvora de 1605, liderada por un soldado llamado Guy Fawkes; y conflictos sucesivos con El Parlamento, que le era hostil, especialmente en lo referente al aumento de impuestos.
Excepto por el período de La Mancomunidad, entre 1649 y 1660, Los Stuart fueron monarcas de Las Islas Británicas y su creciente Imperio hasta la muerte de La Reina Anne en 1714.
En total, 9 monarcas Stewart/Stuart gobernaron Escocia, solo desde 1371 hasta 1603.
James VI de Escocia, luego heredó los reinos de Elizabeth I de Inglaterra, convirtiéndose en James I de Inglaterra e Irlanda en La Unión de Las Coronas.
Después de La Revolución Gloriosa en 1688, 2 Reinas Stuart gobernaron las islas:
Mary II y Anne.
Ambas fueron las hijas protestantes de James VII y II por su primera esposa.
Su padre, se había convertido al catolicismo, y su nueva esposa dio a luz a un hijo en 1688, que se criaría como católico y precedería a sus medio hermanas; entonces, James fue depuesto por El Parlamento en 1689, a favor de sus hijas.
Pero ninguno tenía hijos que sobrevivieran hasta la edad adulta, así que bajo los términos de La Ley de Arreglo 1701, y La Ley de Seguridad de 1704, La Corona pasó a La Casa de Hannover con la muerte de La Reina Anne, al no tener hijos, en 1714.
Es por esto, por lo que Anne se convirtió en la primera soberana de Gran Bretaña; y La casa Real de Stuart se extinguió con la muerte del Cardenal Henry Benedict Stuart, hermano de Charles Edward Stuart, en 1807.
El Duque Francis de Baviera, es el actual heredero principal.
Sin embargo, Charles II tuvo un número de hijos ilegítimos, cuyos descendientes sobrevivientes en la línea masculina incluyen a Charles Gordon-Lennox, XI Duque de Richmond; Henry FitzRoy, XII Duque de Grafton; Murray Beauclerk, XIV Duque de St Albans; y Richard Scott, X Duque de Buccleuch.
Además, el hijo ilegítimo de James II, James FitzJames, I Duque de Berwick, fundó La Casa de FitzJames que comprende 2 sucursales:
Una en Francia y otra en España.
El último de la rama francesa murió en 1967; y el heredero principal de los descendientes de la línea masculina de James II, es James Hernando Fitz-James Stuart y Gómez, XVI Duque de Peñaranda de Duero, con Grandeza de España y XII Barón de Bosworth a partir de 1971, heredero de La Casa Ducal de Berwick de Inglaterra, como hijo de don Fernando Alfonso Fitz-James Stuart y Saavedra, y nieto de don Hernando Carlos María Teresa Fitz-James Stuart y Falcó, hermano menor de James Fitz-James Stuart y, por tanto, tío de Cayetana Fitz-James Stuart, XVIII Duquesa de Alba, quien también fue La XI Duquesa de Berwick para España con sus correspondientes títulos subsidiarios.
En el hipotético caso de que Escocia se hubiera independizado del Reino Unido, como consecuencia del Referéndum para la independencia de Escocia de 2014, y hubiera decidido mantener una monarquía propia, Cayetana de Alba podría haber sido candidata al trono de Escocia, por ser descendiente de La Dinastía Stuart, que fue La Dinastía Reinante en Escocia entre 1371 y 1603.
Hoy, el sucesor es Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, desde el 16 de junio de 2015, XIX Duque de Alba y, por este medio, en la posesión de 39 títulos, 11 de ellos con Grandes de España.

“I have loved as a woman loves, lost as a woman loses...
My son shall sit on the throne!
My son shall rule England!
Still, still, I win!”



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