The Night Of The Iguana

“One man... three women... one night”

¿Por qué a la gente le agrada tanto saber de las cosas malas o erradas que otros hacen?
¿Por qué cuando alguien es condenado por algún delito, se siente complacencia?
¿Por qué esa tendencia a condenar, sin siquiera dar cabida a la posibilidad de que el acusado sea inocente?
Sobre ello trata “The Night Of The Iguana”, una obra de teatro escrita por Tennessee Williams, basado en su cuento corto de 1948.
Williams, conocido mundialmente porque muchas de sus obras han sido filmadas, fue un destacado dramaturgo estadounidense, que en 1948 ganó El Premio Pulitzer de Teatro por “A Streetcar Named Desire” y en 1955, por “Cat On a Hot Tin Roof”
En todo el teatro de Tennessee Williams se ve la influencia de Faulkner y de D.H. Lawrence, por el uso de los inadaptados, los marginados, los perdedores, los desamparados, por los cuales muestra todo su interés; en una mezcla de realismo y sueño, dentro del desastre o la fantasía, analizando la soledad, que fue la constante en su vida.
En general, sus trabajos se basan en la oposición entre el individuo y la sociedad, recurriendo a personajes casi arquetípicos:
La aristócrata en decadencia, la joven débil y víctima del macho dominante, el joven sensible y con aspiraciones artísticas, el hombre emprendedor y agresivo, etc.
Este cuarteto, con sus sucesivas variantes, se insertan en una oposición más general entre los integrados que aceptan la hipocresía y los rebeldes, marginados que rechazan el compromiso.
El tema común de “la heroína loca”, que aparece en muchas de sus obras, pudo haber sido influencia de su hermana; de hecho, los personajes de sus obras suelen verse como representaciones directas de los miembros de su familia.
Se cuenta que en 1940, Tennessee Williams se fue de vacaciones al Hotel Costa Verde, en las afueras del glamoroso Acapulco, y sus experiencias ahí fueron la base de una historia corta que publicó en 1948, titulada “The Night Of The Iguana”
El hotel se ambientaba con hamacas colgando fuera de habitaciones de puertas con mosquiteros, una playa tropical privada, y rodeada por la jungla.
Mientras estuvo ahí, Williams se sorprendió por la inercia e indiferencia de los huéspedes, ante los hechos de relevancia mundial y La Segunda Guerra Mundial, pues él le echaba la culpa al calor implacable, al sol y el alcohol.
La obra “The Night Of The Iguana” se estrenó en Broadway en 1961, y se mantuvo durante para 316 representaciones; siendo interpretada por:
Patrick O'Neal como El Reverendo Shannon, Bette Davis como Maxine, y Margaret Leighton como Hannah.
La producción fue dirigida por Frank Corsaro, del que Bette Davis en su libro de memorias “Dark Victory”, escribió que ella prohibió a Corsaro, asistir a los ensayos antes de la apertura; a lo que Davis salió de la producción después de 4 meses, y fue sustituida por Shelley Winters.
En la obra destaca el tema de la incomunicación entre unos seres humanos, hombres y mujeres, diríamos que disfuncionales, que arrastran tras de sí infinidad de fantasmas, conviven de forma dificultosa con unos demonios que tienen mucho que ver con el sexo, y con una sexualidad reprimida.
La acción tiene lugar en la década de 1940, cuando un ex Ministro, El Reverendo T. Lawrence Shannon, fue expulsado de su iglesia, después de caracterizar la imagen occidental de Dios como un “delincuente senil”, durante uno de sus sermones.
Shannon no es descuidado, pero está institucionalizado por un “ataque de nervios”; y poco tiempo después de su liberación, El Reverendo Shannon obtiene empleo como guía turístico para una agencia de viajes de segunda categoría.
Poco antes de la apertura de la obra, Shannon es acusado de haber cometido una violación legal de una niña de 16 años, Charlotte Goodall, quien acompaña a su grupo actual de turistas.
Cuando se levanta el telón, Shannon y un grupo de mujeres llegan a un hotel barato en la costa de México, que había sido administrado por sus amigos:
Fred y Maxine Faulk.
El primero ha fallecido recientemente, y Maxine Faulk ha asumido la responsabilidad exclusiva de administrar el establecimiento.
Luchando emocionalmente, Shannon trata de manejar a su grupo de turistas, quienes se han vuelto en su contra, por tener relaciones sexuales con la menor, y Maxine, que está interesada en él por razones puramente carnales.
Agregando a este escenario caótico, la solterona Hannah Jelkes, aparece con su abuelo moribundo “Nonno”, quien a pesar de su salud fallida, está componiendo su último poema.
Jelkes, que vive como pintora viajero y dibujante, pronto estará a merced de Maxine; mientras Shannon, que ejerce una influencia considerable sobre Maxine, ofrece refugio a Hannah Jelkes para pasar la noche.
El eje principal de la obra, es el desarrollo del vínculo profundamente humano entre Hannah Jelkes y Lawrence Shannon.
Los personajes menores de la obra, incluyen al grupo de turistas alemanes, cuyas canciones de marcha nazi apaciguan paradójicamente los temas más pesados de la obra, pero sugieren los horrores de La Segunda Guerra Mundial; los muchachos mexicanos que Maxine emplea para ayudar a dirigir el hotel, que la ignoran; y Judith Fellowes, la maestra vocal “machorra” encargada de la atención de Charlotte durante el viaje.
Se cuenta que El Reverendo Shannon se basó en parte, en el primo de Williams y amigo íntimo, El Reverendo Sidney Lanier, el rector iconoclasta de La Iglesia Episcopal de San Clemente, New York; quien fuera una figura significativa en la escena teatral de New York en los años 1950 y 1960, y que comenzó un Ministerio para Las Artes Teatrales, que se convertiría en cofundador del Teatro American Place experimental en 1962; pero que renunció a su Ministerio en mayo de 1965...
El papel Maxine, es de una vigorosa fuerza como mujer, con algunas buenas líneas de comedia, que está fuera del escenario durante una parte importante de la obra; mientras Hannah está activa.
Hannah es un personaje similar a los personajes femeninos más grandes de Williams como Blanche DuBois, mujeres con sensibilidad y gracia extraordinariamente refinadas; pero por su fuerza intrínseca de carácter.
Hannah es una mujer soltera, al servicio de los demás, que sirve de inspiración a Shannon por su fuerza interior, una fuerza que niegan a Blanche y Alma en sus obras, aunque comparten otras similitudes.
De “The Night Of The Iguana” existen 2 adaptaciones cinematográficas, incluyendo la película del mismo título, ganadora del Oscar de 1964.
La otra es una producción serbocroata de 2000, dirigida por Janusz Kica.
“The Fantastic Level and the Realistic Level are the two levels upon which we live”
The Night Of The Iguana es un drama del año 1964, dirigido por John Huston.
Protagonizado por Richard Burton, Deborah Kerr, Ava Gardner, Sue Lyon, Cyril Delevanti, Grayson Hall, Gladys Hill, Mary Boylan, Emilio Fernández, entre otros.
El guión es de John Huston y Anthony Veiller; basados en la novela homónima de Tennessee Williams, que habla fundamentalmente de las tentaciones del ser humano, que a veces se siente atado por ligaduras mortificantes y pesarosas.
El productor Ray Stark, en ese momento, uno de los executivos más importantes de la industria cinematográfica de Hollywood, y uno de los mejores amigos de John Huston, le preguntó en 1962, si estaba interesado en realizar una adaptación cinematográfica de la obra de Williams, que ya para ese momento había sido un éxito teatral en Broadway.
Stark lo consideró la opción obvia, pues Huston era ya considerado como “el gurú de todas las cosas relacionadas a México”, habiendo además, en 1948, filmado “The Treasure Of The Sierra Madre”, una de las primeras películas realizada en locación, fuera de EEUU, en Durango y Tampico, México.
John aceptó de inmediato, no sólo en base a la amistad con Stark, sino porque respetaba el trabajo de Williams, y le daría una excelente oportunidad y excusa para ir nuevamente a México, a disfrutar de la tierra y gente que tanto amaba.
Y es que John Huston realizaba viajes regulares a México, y hubo motivos económicos y de impuestos, pero también lo hacía por placer, como el mismo dijo:
“México es uno de los países que más me gustan en el mundo”
El proyecto, por tanto, era un calce perfecto, además le daría la oportunidad de trabajar en una obra de Tennessee Williams, a quien consideraba un genio capaz de presentar personalidades complejas de manera muy precisa; sin embargo, de la obra se eliminó a los personajes turísticos nazis…
El personaje de Jake Latta, también se eliminó, y Shannon es despedido a través de una llamada telefónica cómica...
John Huston y Anthony Veiller, escribieron el guión, y lo que quedaba pendiente era encontrar el lugar ideal para realizar la filmación.
Fue en ese momento crucial, en el que Guillermo Wulff se encontró con John Huston en Los Ángeles; y Wulff, al escuchar del proyecto, inmediatamente sugirió que la filmaran en Mismaloya, una playa al sur de Puerto Vallarta.
Indicó que sería el lugar perfecto para la película; que además, recientemente había obtenido una concesión del mismísimo Presidente de México, Adolfo López Mateos, para realizar un desarrollo de bienes raíces en esa ubicación... por lo que fue rodada allí, pero justo cuando en pleno rodaje, tuvo lugar el asesinato de John F. Kennedy, que sorprendió a propios y extraños un 23 de noviembre de dicho año.
De hecho, el trágico suceso conmovió a Huston, al punto de que posteriormente renunciaría a la ciudadanía estadounidense, para instalarse por largo tiempo en México.
The Night Of The Iguana ganó 1 Premio Oscar al Mejor Diseño de Vestuario/B&N para Dorothy Jeakins; y fue nominada a:
Mejor actriz de reparto (Grayson Hall), dirección artística y fotografía.
El rodaje atrajo mucha atención de la prensa, que perseguían a las estrellas por los platós para conseguir información y fotos; y puso a Puerto Vallarta, México, en el mapa, sin siquiera tener un servicio aéreo programado antes de que John Huston rodara allí la película.
Se cuenta que a Huston le gustó tanto la pesca de la zona, que compró una casa de $30,000 en una colonia de casas de campo a 8 millas de la ciudad.
De hecho, como agradecimiento a la fama, se erigió una estatua de John Huston en Puerto Vallarta, celebrando que hizo del área, un destino popular.
No obstante, casi la mitad del presupuesto de $3 millones fue para pagar los salarios de las 3 estrellas principales:
Richard Burton con $750,000; Ava Gardner $400,000; y Deborah Kerr $250,000
Filmada en Puerto Vallarta, Jalisco, en México, y sus alrededores, como Playa Mismaloya; elegida, no sólo por su belleza natural salvaje, sino porque pondría a los participantes en una situación de estrés similar a la presentada en la obra misma; ya que Huston quería dar más realismo a su obra y decía:
“La locación, tal como el actor, le da un extra a la película, ya sabes, lo envuelve todo en una atmósfera especial”; de hecho, los actores aceptaron filmar en un lugar exótico, sin imaginarse que Huston escogería un set donde no había teléfono, camino de acceso, electricidad ni agua potable...
The Night Of The Iguana, en su día constituyó un fracaso en taquilla, pero hoy emerge como un auténtico clásico moderno.
La acción tiene lugar en Virginia, EEUU; y en Méjico, en 1940.
Un sacerdote anglicano, retirado y alcohólico, Dr. T. Lawrence Shannon (Richard Burton) sufre una severa crisis emocional mientras preside una ceremonia eclesiástica.
Como resultado, decide retirarse a México, viéndose obligado a tomar la ocupación de guía turístico de maestras estadounidenses, en su mayoría solteras, lideradas por Miss Judith Fellowes (Grayson Hall)
Durante su último tour, es víctima de los audaces avances románticos de una jovencita, Charlotte Goodall (Sue Lyon) que hace todo lo posible por seducirlo, y se gana el odio del resto de las damas de la expedición; por lo que la jefa del grupo despide al guía por su comportamiento.
Al borde de otra crisis nerviosa, arriba a Puerto Vallarta, y se refugia en el colorido hotel de una vieja amiga, Maxine Faulk (Ava Gardner), con la que mantiene una buena relación.
Allí conocerá a Hannah Jelkes (Deborah Kerr), una mujer rígida y anticuada, que se dedica a la pintura itinerante, y que viaja siempre en compañía de su abuelo (Cyril Delevanti), un inspirado poeta de casi 100 años.
Las relaciones del guía con todas estas mujeres, le marcarán para el futuro; y al final, Lawrence le propone a Hannah a jugar a ser Dios, y liberar una iguana...
Al final de esa noche, Lawrence también se sentirá liberado...
La película se desarrolla como una suma de drama y “thriller”, que toca temas como:
El alcoholismo, el consumo de drogas, el suicidio, el paro, el subempleo, la homosexualidad femenina, la ninfomanía, la prostitución masculina y otros.
Explora el complejo mundo de un espíritu atormentado, angustiado y profundamente alterado por los problemas de diversa índole, que ha tenido que afrontar recientemente, y las frustraciones que han provocado en El Reverendo.
En un marco de desorientación y confusión, confluyen y se suman en su interior, deseos imperiosos, pero inviables, temores y miedos fundamentados, angustias psicóticas, y la pulsión vehemente del apetito sexual.
De poco sirve la búsqueda de mecanismos para dominar la concupiscencia basados en las antiguas prácticas del castigo físico, como andar sobre cristales rotos; y no encuentra disponibles los apoyos esperados:
El de un amigo fallecido recientemente; el de una antigua amante alcohólica, preocupada por otros temas; el de una persona angelical bloqueada por una pasión lesbiana reprimida…
¿Y el porqué del título?
La noche, es la noche de los deseos, de la exaltación paroxista de los sentimientos, de los reptiles internos, que se mueven, que desgarran, la noche de los testimonios y obsesiones, una noche para recordar… que al igual que la iguana, capturada y atada a un poste por los mexicanos, Hannah y algunos han llegado al final de su viaje, otros no.
Y el trasfondo del filme habla de la doble moral, de la hipocresía, de una crisis existencial y personal del protagonista, una homosexualidad reprimida, las relaciones humanas, los sinsentidos de la vida o los vaivenes emocionales y del destino, el contexto cálido y sereno; todo este cóctel explosivo se funden en esta película de manera contundente y alineada, en la que cada personaje es partícipe e influye en el desenvolvimiento de la trama en general.
El resultado, es una valiente, profunda e inolvidable historia, con unos diálogos bien poderosos, dignos de masticar muy lentamente, porque contienen ebullición del alma, entendimiento humano y sensibilidad a borbotones.
“I want to explain something to you...
A man has got just so much in his emotional bank balance.
Mine has run out.
It's stone dry.
I can't draw a check on it.
There's nothing left to draw out”
La producción de The Night Of The Iguana fue una conjunción de tanta celebridad, director, actores y actrices, productor, con sus parejas y amantes, muchos de ellos con relaciones previas, en un lugar remoto, caluroso y salvaje, era una combinación que obviamente terminaría explotando, era una mina de oro de noticias jugosas y escandalosas.
Como 25° producción del ya famoso John Huston, con la presencia del mismísimo Tennessee Williams, sus “poodles” y su amante; Elizabeth Taylor, la actriz mejor pagada de esa época, aun casada, acompañando a su amante, el también casado Richard Burton, otro de los actores mejor pagados en ese momento, y en una relación adúltera... no, ningún periodista de la época podría pedido más.
Y llegaron en hordas, tanto que hasta John Huston decía que “hubo más periodistas en el set que iguanas...”
Y es que John Huston, Richard Burton y Elizabeth Taylor, tuvieron su trabajo, sus vidas y su amor indisolublemente ligados a Puerto Vallarta y La Bahía de Banderas.
Sin duda, esta ciudad y su gente, tiene mucho que agradecerles por el botín recibido, no sólo por sus presencias, sino por el apoyo que recibieron a través de los años.
Aunque John Huston había pasado por el pueblo mientras subía por la costa en uno de sus tantos viajes a su amado México, cuando contaba con un par de miles de habitantes en 1929, no mucho había cambiado cuando volvió a principios de los 1960, con un proyecto nuevo de película, y un posible lugar para ubicar la filmación en Mismaloya, basado en una recomendación y contacto de un empresario local.
Es difícil imaginarse, cómo fue, no importa cuán pintoresco haya sido ese Puerto Vallarta de antaño, que les llamó la atención…
Claro, era un pueblo chiquito, tenía sus playas y atractivos tropicales, pero todo era muy primitivo, el acceso difícil, cero comodidades modernas…
¿Qué fue lo que los hizo instalarse aquí, y por qué se quedaron tanto tiempo?
Una buena parte de la explicación, seguramente era precisamente lo inaccesible, algo que disfrutó Liz Taylor, que no podía viajar sin ser asediada por hordas de seguidores y, por otro lado, John Huston, que nunca fue un ser muy sociable, en especial al final de su vida en Las Caletas.
¿Cómo llegaron a Vallarta?
Se le puede echar “la culpa” a varias personas de este fortuito descubrimiento:
El inicial y más importante, era el director Huston, quien ya era un fan de México que vivió muchos años en varios lugares de la nación, y ya tenía películas filmadas en el país.
Otro sería Tennessee Williams, con su obra ubicada en Acapulco de los años 1940.
También hay que incluir a Ray Stark, quien ofreció el proyecto de la película a Huston, y finalmente, el crucial interés de Guillermo Wulff, un ingeniero de Ciudad de México, y empresario local, quien a través de varios contactos de alto nivel en el gobierno mexicano, hasta del mismo Presidente de esa época, tenía interés en apoyar uno de sus proyectos con el glamour de Hollywood, aunque al final quedó en bancarrota por sus esfuerzos, pero esa es otra historia...
En los inicios de los 1960, Puerto Vallarta era un pequeño pueblo de unos 15 mil habitantes, todavía un pueblito de pescadores, tranquilo, con un solo camino que lo conectaba al resto del país, que, de manera muy pintoresca, se hacía intransitable cuando llovía.
El viaje a Guadalajara tardaba 16 horas, comparado con las 3 o 4 horas que toma hoy en día; y el mejor método para llegar entonces, era por aire.
Mismaloya, en esa época, era la combinación perfecta de aguas esmeraldas transparentes, playa de arena clara y suave, con jungla densa que llegaba a la orilla misma, que Huston la comparaba con las islas del Pacífico Sur.
Como no había caminos de acceso a la playa de Mismaloya, todo se tenía que hacer por mar, lo que ciertamente complicaría todo el trabajo, pero eso a Huston no lo espantaba, de hecho, era su opinión que daba una dimensión de realismo extra a sus películas, y ayudaba además a sus actores a dar lo mejor de sí mismos.
Una actitud muy moderna, que ayudó a proyectar las obras del gran director más allá de sus tiempos; pero hubo un aspecto en el que Stark y Huston no estuvieron de acuerdo, y fue que Huston quiso filmar la película en blanco y negro, en vez de a color.
Huston era de la opinión, que los colores vivos de la jungla y los alrededores distraerían al espectador de la trama y drama humano.
Posteriormente en su autobiografía, admite que fue un error, y filmarlo en colores, de hecho habría enfatizado los deseos y tentaciones de la historia misma.
Aun así, la decisión de filmar en blanco y negro tuvo un efecto positivo en su elección de Director de Cinematografía, pues escogió a un pionero de La Época de Oro del Cine Mexicano, al famoso Gabriel Figueroa, que hizo sobresalir por el dominio del claroscuro, composiciones de notable belleza plástica y la atmósfera opresiva que creó.
“El camarógrafo, por supuesto, se escoge para la película de la misma manera que se elige al actor, decides lo que quieres ver en la pantalla, y luego vas y consigues al hombre correcto para lograrlo”, dijo Huston.
Y cuando llegó la hora de escoger las estrellas para la película, Ray y John estuvieron de acuerdo que Richard Burton sería excelente para el rol principal, y que Deborah Kerr sería la artista itinerante de la obra; mientras Ava Gardner sería Maxine, rol que interpretó Bette Davis en la obra de Broadway.
Burton y Kerr aceptaron participar, pero Gardner requirió más esfuerzo, y Huston y Stark viajaron a Madrid para convencerla.
John no aguantó el ritmo de fiesta y comidas en la ciudad, y fue Stark quien tuvo que cenar y mimar a Ava por 4 noches seguidas, hasta que finalmente ella también aceptó.
John Huston adaptó con acierto la obra del dramaturgo Tennessee Williams, centrando impetuosamente la narración en el estudio psicológico de unos personajes llenos de miedos, fantasmas, y excentricidades; protagonistas fracasados y perdidos dentro de una atmósfera empapada de sexualidad.
Se dijo que Burton fue escogido para ser la estrella en un papel complicado, acompañado por la bella Ava Gardner, que aunque ya no era una jovencita, se mantenía muy bella y llamativa; por otro lado, Deborah Kerr, una actriz inglesa, famosa y refinada; y la joven y peligrosa Sue Lyon en su siguiente película después del debut en “Lolita” de Stanley Kubrick.
Todos ellos son personajes a la deriva, perdidos, al borde, cuando no están directamente despeñados, del desarraigo, a merced de impulsos que explotan a veces de forma violenta, y que harían las delicias de cualquier psicoanalista de tradición freudiana:
Una bella viuda, amante del alcohol y del sexo, propietaria de un retirado hotel al borde de la playa; una virginal pintora que vaga por el mundo junto a su abuelo poeta; una rubia núbil, deseosa de nuevas experiencias sexuales; y una institutriz de tendencias lésbicas, forman el entramado femenino que se agita en torno a un dipsómano exsacerdote en busca del significado moral de su existencia, y la expresión de un Dios personal; que destaca por el talento de sus intérpretes y por la captación del sentido de desarraigo y arrebato que proponen sus materias y caracteres.
Así vemos al Reverendo T. Lawrence Shannon, es un excéntrico párroco anglicano, capaz de acosar a sus feligreses con sermones poco menos que ateos en medio del escándalo de sus bien pensantes feligreses.
Ahí está el arranque de una película llena de humor y de sensualidad al calor de las tórridas noches mexicanas y baños a medianoche en las playas por aquel entonces aún por descubrir, de Puerto Vallarta, una población convertida por mor de la película, en uno de los destinos turísticos más importantes del país azteca.
El estallido del Reverendo, ya en vigilancia por un turbio asunto con una feligresa que buscaba el perdón de sus pecados, va a la condenarle a la expulsión de la profesión, obligándolo a ganarse la vida guiando viajes turísticos por México para aburridos ciudadanos de EEUU, que solo saben quejarse de los hoteles, las carreteras, el calor y de cualquier otra cosa.
Para tormento de Shannon, en esta ocasión le toca guiar a un grupo de maestras solteronas, en una edad avanzada, y protegidas por una severa Miss Fellowes, incapaz de reconocer su propia naturaleza, y preocupada por controlar a una rubia adolescente, de esas capaces de derretir el hielo, y que no tendrá más ocurrencia que intentar seducir a un Shannon aterrado ante sus propios fantasmas y el miedo a perder su trabajo.
Para evitar las represalias de Miss Fellowes en forma de denuncia judicial, Shannon conduce al grupo, “secuestro” se podría llamar, hasta llegar al coqueto hotelito que regenta la espléndida Maxine, una viuda que mantiene en el hotel a 2 buenos mozos para todo tipo de trabajos...
El plantel se completa con el personaje de otra mujer madura, que en su vida ha tenido únicamente 2 experiencias sexuales muy particulares, acompañada por su anciano abuelo poeta, que se ganan la vida con los dibujos rápidos de ella, y los recitados del abuelo.
En realidad, lo que hay es un conjunto de pulsiones sexuales de distintos tipos pugnando por salir.
En unos casos son más conscientes de ello que otros, o parece que se enfrentan con mayor sinceridad, caso de Maxine, incluso Hannah, mientras que los demás no saben muy bien cómo afrontarlo; de hecho hay quien prefiere ignorar su propia realidad sexual…
De ese modo, las pretensiones psicológicas e intelectuales del cine de los años 60, suelen repatear bastante, pero esta película es un claro ejemplo de cómo se puede intelectualizar el cine sin grandes aspavientos fílmicos, rebuscados recursos ni incomprensibles tramas; tanto que la historia comienza siendo muy divertida y mordaz, con muchos elementos, claro fruto de la liberación sexual y moral en general de la época.
Así nos va introduciendo en la piel de su personaje principal, que cada vez se va dibujando como una persona más compleja e interesante.
No solo eso, si no que los personajes que le rodean no están en absoluto carentes de interés, y en algunos casos son realmente fascinantes.
Entre exageraciones evidentes y divertidas, claramente incorporadas del lenguaje del teatro, se llega a la escena climática de la historia, que consiste en una larga conversación entre 2 personas que se abren totalmente, el uno al otro, mostrando toda su humanidad, una escena sobrecogedora y realmente estupenda; pero sobre todo, The Night Of The Iguana es un estudio de la mujer en sus diferentes etapas vitales, y de la perdición del hombre.
El final no podía ser de otra manera:
Hannah ya ha cumplido su misión, y ha de proseguir su camino…
Maxine, al enviudar de Fred, se quedó sin su sustento espiritual, e incluso rechaza a los jóvenes en el famoso baño…
Shannon no puede ofrecer nada a Hannah, pero sí a Maxine y a sí mismo:
Ser el nuevo Fred pero “carnal”, el sumo sacerdote de su nueva iglesia; porque es una religión a punta de lanza, una reflexión más que un sentimiento, un culto solemne, reglamentado y matemático al universo moral en movimiento de cierta clase muy especial de seres humanos; porque es muy difícil domar a la fiera que todos llevamos dentro, porque afortunadamente, existen los desequilibrios de la sangre.
La oratoria atea de Shannon, desde el púlpito hacia esos feligreses que han dado la espalda a Dios por contaminar los mares, arranca con un presagio que aseguro dio paso a una bellísima historia que arrasa los tabúes moralmente intocables de una “América puritana”, sin embargo, en ciernes de abrirse a la contracultura que le esperaba...
La crisis de fe que Shannon arrastra, hace de él un personaje huraño, controvertido, alcoholizado ante los sinsentidos que el mundo le devuelve.
Por eso se debate entre conducir su vida hacia el plano de lo real, o hacia el apogeo inconformista que sufre.
A tal punto llega su desazón, que la única esperanza con la que cuenta para recuperar su fe, es la de echarse a nado hasta China…
No cree en Dios porque no cree en su criatura más imperfecta:
El ser humano.
De esa manera, los demonios que acechan a los personajes, no son apaciguados ni por el Dios creador, ni por el ron de Puerto Vallarta; tampoco por los nativos que bailan bajo La Luna, en un ritual de apareamiento a 3 bandas… pero sí un hermoso poema de un anciano enamorado del mar, que le dio la vida, acaba por espantar los miedos de los personajes principales.
Luego aparece Hannah, una mujer optimista que de todo su vagabundeo por un mundo patético, extrae la sabiduría y templanza con la que relativizar esas luchas internas que atormentan a los humanos.
Ella lo sabe:
“Sufren el pánico, porque les gusta regocijarse en él”
Solo al final, y solo para algunos de ellos, una vez pasado por el proceso de negación, de violencia, hasta llegar a una cierta aceptación, el intenso melodrama sexual, no exento de humor que nos plantea Huston, recalará por fin en una de las paradisíacas playas aztecas; mientras otros tendrán que seguir su viaje incierto por las aguas procelosas del destino.
Con tanta celebridad por doquier durante la producción de The Night Of The Iguana, las esperanzas de la prensa sensacionalista era que sería una larga serie de escándalos, peleas y que las jugosas noticias serían inacabables durante toda la producción.
Famosos actores y actrices temperamentales, con una multitud incestuosa de relaciones previas entre los partícipes, era obvio que así sería.
Hoy, algo así pasaría desapercibido, no generaría espanto siquiera entre los más persignados, pero en 1963… el escándalo fue más grande todavía en México, donde la mojigatería era tradición, tanto que habían quienes pedían que se echara a toda la banda de degenerados antes que infectaran el lugar... como la escena en la playa de Burton con Sue Lyon, donde se les ve todo…
De hecho hay una cita de la revista “Siempre” que decía:
“...nuestros inocentes niños de 10 a 15 años de edad son introducidos al sexo, bebidas, drogas, vicios y bestialidad carnal por este grupo de Estados Unidos:
Gánsteres, ninfomaníacas, alcohólicos y rubias adictas a la heroína...”
El convento católico local, rompió su voto de silencio para protestar la presencia de Elizabeth Taylor en la ciudad, diciendo que “vivía en el pecado” con Richard Burton…
Y es que se decía que allá por donde iba John Huston, las borracheras eran épicas; y durante la filmación de The Night Of The Iguana en Puerto Vallarta, México, Huston le regaló a los actores principales, una pistola Derringer de oro y plata de colección... que a modo broma dijo:
“Los mantendría sobrios”, pues cada bala estaba grabada con los nombres de los otros actores; y de esa manera, cuando los actores querían matarse unos a otros, podían usar la bala designada.
¡Mejor imposible! dijeron los periodistas, hasta sangre correrá...
Esto divirtió a todos, y resultó exitoso; pero no surgieron problemas entre el elenco; aun cuando en ese momento:
Elizabeth Taylor había puesto “pausa” a su carrera en el cine para relajarse un poco después de la experiencia agotadora de “Cleopatra”, y se sentía muy orgullosa de ver que la carrera de Richard empezaba a tomar vuelo; y vivía con él, cuyo agente era su esposo anterior, Michael Wilding.
El viejo amigo de Ava Gardner, Peter Viertel, estaba casado con la coestrella Deborah Kerr…
Fue por esta razón, que John Huston, reconociendo que podría haber algunas buenas peleas, dio todas las armas de oro fundido.
Al tiempo que muchos dijeron que Elizabeth se quedó pegada a un lado de Burton, para asegurarse de que se portara bien, pues él era un mujeriego con mucha fama.
En todo caso, Elizabeth no dejó de estar presente, en especial durante las escenas candentes entre Richard y Ava, ahí estaba justo fuera de la toma, esperando, observando, “vestida para matar”, con blusas y pantalones ajustados y, por supuesto, su joyas centellantes y caras.
Y para gran decepción de la prensa amarillista, todo salió muy bien, nadie tuvo que utilizar su pistola, y las cosas avanzaron con muy pocos eventos negativos.
La prensa, viendo que no ocurría nada explosivo o escandaloso para reportar a sus jefes y lectores, enfocó sus miradas a Puerto Vallarta para inspirarse y, esto, como lo planteó John Huston, “fue el inicio de su popularidad, lo que fue una bendición agridulce”
Por su parte, Deborah Kerr hizo caramelo de su personaje, una actriz cuya elegancia y sobriedad le dio a Hannah lo que realmente necesitaba, 2 ojos y una voz en los que pudiéramos ver el tiempo y la vida en su máxima expresión, transformando a Hannah, en uno de los personajes más fascinantes e intensos que ha dado el cine.
Y según una de las biografías de Tennessee Williams, “La Bondad de Los Extraños”, de Donald Spoto, el personaje de Maxine, retratado en esta película por Ava Gardner, supuestamente se basó en la casera de Williams del apartamento que alquiló en Santa Mónica mientras trabajaba en MGM en la década de 1940.
Sus gestos, actitudes, e incluso su risa distintiva de una sola sílaba fueron detallados por Williams, y son interpretados por Gardner; que de hecho siguió cambiando una de sus líneas en la película de “¡Eres un ojo de cerdo!” a “¡Eres el culo del cerdo!”, para el deleite del resto del elenco y el equipo, incluido el director John Huston.
Como dato, cuando Shannon y Charlotte emergen del océano, el pecho de Shannon es completamente liso…
Durante el resto de la película, que se supone tendrá lugar el mismo día y el siguiente, se pueden ver grandes cantidades de vello en el pecho al abrirse la camisa…
El novio de Sue Lyon, Hampton Fancher III, la acompañó en el lugar, pero después de interferir con la producción demasiadas veces, John Huston lo expulsó del set.
Cyril Delevanti, tenía 76 o 78 años en el momento de la filmación en 1963, según diferentes fuentes, la edad del poeta era de 98.
En una celebración previa al estreno, el comediante Allan Sherman, le dio una serenata a John Huston con una canción satírica sobre los supuestos sucesos ocurridos en el set, al son de “Las calles de Laredo” que decía:
“Estaban allí para filmar La noche de la iguana / Con un elenco lleno de estrellas y un equipo técnico.
Hacían cosas de noche en medio de la flora y la fauna / Que no se respetaban a sí mismos como lo haría la iguana”
La banda sonora se debe a un gran compositor de música clásica inglés, bastante olvidado, Benjamin Frankel, que se basa en una partitura breve, de aires dramáticos y misteriosos, que consta de 10 temas, de entre los que destaca el tema principal, que se superpone a los créditos iniciales, y se añaden 2 composiciones de aires mejicanos:
“Mexicanerías” y “Cascadas”, ambas a cargo de Pepito Villa.
“Miss Fellowes is a highly moral person.
If she ever recognized the truth about herself it would destroy her”
Cuando se sabe que los otros actúan mal, la gente se siente de igual a igual, y eso aligera el peso de la conciencia.
Cuando a alguien lo condenan por un gran delito, se siente que se ha traído un poco de justicia a ese enrevesado mundo, y eso produce una ligera pero perceptible sensación de “paz”
Y se condena con prejuicio, porque por nada del mundo se quiere permitir que el sindicado pueda demostrar que, en realidad, es inocente…
Se necesita bondad de corazón, una conciencia tranquila, y unas venas por las que fluya tolerancia y amor, para poder sentir consideración y respeto por cualquier ser humano que sea condenado… y precisamente esto, no es de lo que abunde en nuestro mal tratado planeta.
De todo ello también tratan las piezas dramáticas de Tennessee Williams, que han sido adaptadas en varias ocasiones al cine.
Las adaptaciones, fueron dirigidas por los más grandes directores de su generación, desde Joseph L. Mankiewicz hasta John Huston; éste último, gran artista consumido por sus diablos interiores, resultó ser uno de los más lúcidos visionarios del dolor humano con una obra de la magnitud como lo es The Night Of The Iguana, que significaba un desafío nada nimio; pues adaptar a Williams siempre es un reto espléndido para cualquier director que sueña con aunar literatura y cine en una fusión gloriosa.
Otros, ya habían ofrecido su admirado tributo al insigne dramaturgo con rendido respeto a la esencia de sus creaciones, como Elia Kazan, Joseph L. Mankiewicz, o Richard Brooks; y dada la intensidad de las tramas y la riqueza potencial de sus atormentados personajes, la calidad de estas adaptaciones ha sido, en general, magnífica, y muy propicia para que actores de calidad expongan en ellas su talento interpretativo.
The Night Of The Iguana no fue la excepción.

“Who wouldn't like to atone for the sins of themselves, and the world, if it could be done in a hammock with ropes, instead of on a Cross, with nails?
On a green hilltop, instead of Golgotha, the Place of the Skulls?
Isn't that a comparatively comfortable, almost voluptuous Crucifixion to suffer for the sins of the world, Mr. Shannon?”



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