The Iron Curtain

“I am now in a foreign country and must always be alert against enemies.
I must be careful of all manner of acquaintanceship.
I must not engage in cordial conversation with any foreigner whatsoever.
Never borrow money from a foreigner.
In my apartment, I must be respectful to neighbors but make no friends.
I must never permit myself to be more drunk than either my guests or my host.
A sober brain, a firm tongue, and alertness.
These things must always be with me when I'm with foreigners”

No existe acuerdo entre los historiadores sobre cuando empezó La Guerra Fría…
Los más realistas tienden a situar los orígenes lejanos en la última fase de La Segunda Guerra Mundial, cuando algunos estrategas de EEUU empezaron a preguntarse:
¿Qué ocurriría en el momento en que los ejércitos soviéticos se encontrasen con los aliados occidentales, tras vencer las últimas resistencias alemanas?
Para estos, la fecha de estreno de La Guerra Fría sería pues en los últimos meses de 1944 y primeros de 1945.
Otros retrasan el punto “Alfa” hasta el llamado “Golpe de Praga”, en febrero de 1948, justo cuando El Partido Comunista checoslovaco accedió al poder, y el comunista Klement Gottwald, apoyado por La URSS, sustituyó al demócrata Edvard Benes.
Unos meses antes, los checos, que habían aceptado El Plan Marshall, se vieron obligaos por los soviéticos a rechazar la ayuda.
La falta de popularidad de los comunistas, hacía imposible que vencieran en las elecciones democráticas, así que, simplemente, optaron por la vía golpista.
Occidente protestó formalmente, pero se mantuvo impávido…
Así, el llamado “Telón de Acero” caía por los siguientes 40 años para el pueblo checoslovaco.
¿Qué había ocurrido?
Era muy simple:
En las conferencias de Yalta, Postdam y Teherán, celebradas por los aliados en los últimos meses de La Segunda Guerra Mundial, se acordó, de hecho, lo acordaron Stalin, el verdadero “big boss” de estos encuentros, frente a un decrépito Roosevelt, mientras que Churchill, cada vez más ganado por el alcohol, apenas contaba; y De Gaulle se enteraba de lo acordado por la radio; que Europa quedaría dividida en 2 zonas de influencias.
EEUU y La URSS eran, ya por entonces, los 2 únicos actores reales que representaban algún papel; y ambos establecieron que Checoslovaquia quedase más allá del Telón de Acero.
Por lo que los compromisos de Yalta siguieron en vigor durante los siguientes 40 años, y solamente resultaron cuestionados a partir del inicio del período Reagan, de 1980 a 1988, cuando al Presidente de La URSSS, Mikhail Gorbachov le faltaba vigor para exigir que se respetara lo acordado en 1945.
Por su parte, Canadá jugó un papel importante en las primeras investigaciones respecto al Telón de Acero; y junto con el Reino Unido formando parte del Proyecto Manhattan en tiempos de guerra, ese tipo de información vital, podría ser peligrosa para los intereses canadienses en manos de otras naciones.
Первое главное управление o La Primera Dirección Principal del Comité de Seguridad del Estado, dependiente del Consejo de Ministros de La URSS (PGU/KGB) fue la organización responsable de las operaciones y actividades de inteligencia en el extranjero, al proporcionar capacitación y administración de agentes encubiertos, administración de recopilación de inteligencia, y adquisición de inteligencia política, científica y técnica, tanto dentro como fuera de La Unión Soviética; siendo una organización de inteligencia militar y fuerza de operaciones especiales, envuelta en secreto, más famosa por robar los planos de la bomba atómica durante El Proyecto Manhattan, y por la prohibición de entrar en su sede a nadie, incluso el líder de La Unión Soviética propiamente dicha, sin una autenticación formal.
Mientras que Главное Разведывательное Управление o Departamento Central de Inteligencia (GRU), es el servicio de inteligencia militar de Las Fuerzas Armadas de La Federación Rusa y, anteriormente, de La Unión Soviética; creada en 1918 por orden del Consejo Militar Revolucionario del Ejército Rojo, bajo la dirección de León Trotsky, con el objetivo de coordinar las acciones de las agencias de inteligencia del ejército.
Su misma existencia, permaneció desconocida para los servicios secretos extranjeros, hasta varias décadas después.
Históricamente, GRU ha tenido una fuerte rivalidad con el KGB, ya que ambos han intentado ocupar siempre el espacio de la otra, desde que Lenin prohibió específicamente a la Cheka infiltrarse en GRU.
Si La KGB era una organización más visible y fue desmembrada en varios servicios distintos tras la disolución de la URSS; GRU es mucho más discreto, y se ha mantenido como un verdadero “estado dentro del estado” sin transformaciones significativas.
Sus desertores, han pertenecido siempre a niveles periféricos, y en general se desconoce casi todo sobre su estructura interna, presupuesto, relevancia, recursos y operaciones.
De lo poco que se sabe, es conocido que GRU preparó zulos con armas en Estados Unidos y otros países, para el caso de que se produjera una guerra contra La URSS.
Así, GRU recibió información de inteligencia de parte de Jeffrey Delisle, de La Real Armada de Canadá, lo que provocó la expulsión de varios miembros de La Embajada de Rusia, incluido el agregado de la defensa en Ottawa.
Allí entra Igor Sergeyevich Gouzenko, funcionario de cifrado en La Embajada Soviética en Ottawa, Canadá; conocido por exponer los esfuerzos de Joseph Stalin para robar secretos nucleares; y que recibió el calificativo de “el hombre que provocó La Guerra Fría”; siendo la primera señal de cómo estaban las cosas.
Gouzenko nació en una familia ucraniana, el 13 de enero de 1919, en la aldea de Rogachev, cerca de Dmitrov, gobernación de Moscú, ahora Óblast de Moscú, a 100km al noroeste de Moscú; y era el menor de 3 hermanos.
El padre de Igor, no estuvo presente en sus primeros años de vida; por lo que Igor asistió al Moscow Architectural Institute; y mientras estaba en el instituto, conoció a su futura esposa, Svetlana “Anna” Gouseva; por lo que la pareja se casó poco después.
Al comienzo de La Segunda Guerra Mundial, Igor se unió al ejército, donde se entrenó durante 1 año como Secretario de Cifrado; y en 1943, estuvo destinado en Ottawa, donde durante 2 años cifró los mensajes salientes y entrantes para GRU.
Su posición, le dio conocimiento de las actividades de espionaje soviéticas en Occidente; por lo que Igor trabajó bajo la dirección del Coronel Nikolai Zabotin; y en septiembre de 1945, al enterarse de que él y su familia serían enviados a su hogar en La Unión Soviética, e insatisfechos con la calidad de vida y la política de su país, decidió desertar.
Gouzenko salió de la puerta de La Embajada llevando consigo un maletín con los libros de códigos soviéticos y materiales descifrados.
Inicialmente fue a La Real Policía Montada de Canadá (RCMP), pero los oficiales de servicio se negaron a creer en su historia…
Luego fue al periódico Ottawa Journal, pero el editor nocturno del periódico no estaba interesado, y le sugirió que fuera al Departamento de Justicia, sin embargo, nadie estaba de servicio por la noche cuando llegó…
Aterrorizado de que los soviéticos descubrieran su duplicidad, regresó a su departamento, y ocultó a su familia en el departamento al otro lado del pasillo para pasar la noche.
Gouzenko, escondido por un vecino, observó a través del ojo de la cerradura, cuando un grupo de agentes soviéticos irrumpieron en su apartamento; y comenzaron a buscar entre sus pertenencias, y solo se marcharon cuando fueron confrontados por la policía de Ottawa.
Al día siguiente, Gouzenko pudo encontrar contactos en La RCMP que estaban dispuestos a examinar las pruebas que había sacado de La Embajada Soviética; siendo transportado al “Campamento X” secreto de La Segunda Guerra Mundial, cómodamente distante de Ottawa.
Mientras estuvo allí, Gouzenko fue entrevistado por investigadores del Servicio de Seguridad Interno Británico, MI5, en lugar del MI6; ya que Canadá estaba dentro de La Mancomunidad Británica; y por investigadores del Buró Federal de Investigaciones de los Estados Unidos; ya que La CIA aún no había sido fundada.
Y es que La CIA es la más joven de todas las agencias de inteligencia de las naciones de La OTAN:
No se formó hasta finales de 1947; y sin embargo, se han realizado más películas desde la última mitad del siglo XX, sobre o con la participación de La CIA en las historias que sobre cualquier otra organización de inteligencia u otro grupo gubernamental.
Y justo detrás de La CIA, con casi tantos números de películas está el primo mayor de la CIA, el MI6 de Gran Bretaña.
Como fuera el caso, la inteligencia secreta del tipo de espionaje, debe haber sido un anatema para los EEUU, incluso a través de las 2 Guerras Mundiales.
Ese punto surge de los detalles de este gran escándalo de espionaje de La Unión Soviética, que conmocionó a Canadá, Estados Unidos y el resto del mundo en 1946.
Igor desertó el 5 de septiembre de 1945, 3 días después del final de La Segunda Guerra Mundial, con 109 documentos sobre actividades de espionaje, principalmente de inteligencia militar del GRU, que los soviéticos llevaban a cabo en Occidente, y que ayudó a descubrir los anillos de espías comunistas.
Esto obligó al Primer Ministro de Canadá, Mackenzie King, a llamar a una Comisión Real, para investigar el espionaje en Canadá; pues la deserción de Gouzenko desveló los esfuerzos de Stalin por conseguir los secretos nucleares estadounidenses, y la entonces desconocida táctica de espionaje basada en “agentes durmientes”, que es un espía que se coloca en un país u organización objetivo, para no llevar a cabo una misión inmediata, sino para actuar como un activo potencial si se activa.
Incluso si no se activa, el agente durmiente sigue siendo un activo, y sigue desempeñando un papel activo en la sedición, la traición o el espionaje en virtud de aceptar actuar si está activado.
La Comisión para investigar el espionaje, encabezada por los jueces, Robert Taschereau y Roy Kellock, se llevó a cabo en el sonado “Caso Gouzenko” y su evidencia de una red de espías soviética en Canadá, que se llamó:
Comisión Kellock-Taschereau, oficialmente, Comisión Real para Investigar los Hechos Relacionados y las Circunstancias que rodean La Comunicación, por Funcionarios Públicos y Otras Personas en Posiciones de Confianza de Información Secreta y Confidencial a Agentes de un Poder Extranjero; cuyos asesores incluyeron al Presidente de La Asociación Canadiense de Abogados, E.K. Williams, D.W. Mundell, Gérald Fauteux, y John Robert Cartwright.
La Comisión fue convocada a toda prisa, cuando los rumores en Washington sugerían que el periodista Drew Pearson, estaba a punto de revelar que Canadá estaba investigando secretamente los anillos de espionaje rusos que podrían extenderse a los Estados Unidos; por lo que varios canadienses mencionados en los documentos de Gouzenko, fueron arrestados inmediatamente, y secuestrados hasta que fueron convocados ante La Comisión; al tiempo que también se alertó a otros países de todo el mundo, como Estados Unidos y el Reino Unido, de que los agentes soviéticos, seguramente se habían infiltrado en sus naciones también.
Gouzenko proporcionó muchas pistas vitales, que ayudaron en gran medida con las investigaciones de espionaje en curso en Gran Bretaña y América del Norte; y los documentos que entregó, expusieron a numerosos canadienses que estaban espiando para La Unión Soviética:
Un empleado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Canadá, un Capitán del Ejército Canadiense, y un ingeniero de radar que trabajaba en El Consejo Nacional de Investigación, fueron arrestados por espionaje.
El anillo de espías llegó hasta 20 personas que transmitieron información a los soviéticos, dirigidos por el diputado del Partido Comunista, Fred Rose, que también fue expuesto.
Rose era el único miembro comunista del Parlamento en La Cámara de Los Comunes canadiense; mientras Sam Carr era el organizador nacional del Partido Comunista; y el científico Raymond Boyer; pero Chapman fue absuelto más tarde…
De al menos 39 sospechosos, 10 fueron condenados y castigados en un rango de 5 años de prisión, a una multa de $500; 7 fueron declarados inocentes, y 2 más absueltos en apelación.
Incluyendo a Agatha Chapman, cuyo apartamento en 282 Somerset Street West, era usado como lugar de citas nocturnas.
El científico nuclear británico, Alan Nunn May, fue arrestado en Inglaterra en marzo de 1946, y se declaró culpable; mientras el científico nuclear británico, Klaus Fuchs, permaneció en el trabajo sin ser detectado, hasta que fue identificado en 1949.
El impacto de La Comisión Kellock-Taschereau fue trascendental, primero porque las personas implicadas en los documentos de Igor Gouzenko, fueron secretamente arrestadas, y se les denegó el asesoramiento legal, bajo las regulaciones de emergencia de guerra, y un “Comité de Emergencia para Derechos Civiles” se reunió para defenderlos.
Cualesquiera que sean las implicaciones para los derechos civiles y legales, la investigación de Gouzenko proporcionó la primera evidencia judicial en América del Norte, de espías comunistas probados, que provocó ser uno de los primeros eventos de La Guerra Fría, que llevó a una mayor investigación que descubrió espías como Julius y Ethel Rosenberg; y el inicio de La Caza de Brujas conocida como “Macartismo”; por lo que la deserción de Gouzenko, en particular, marcó el comienzo de la era moderna de la inteligencia de seguridad canadiense.
En febrero de 1946, cuando se difundió la noticia, de que una red de espías canadienses bajo el control de La Unión Soviética, había estado transmitiendo información clasificada al gobierno soviético, se creó un gran revuelo; y gran parte de la información que se tomó, ahora es de conocimiento público, pues al gobierno canadiense le preocupaba menos la información robada, y más el potencial de secretos reales que caen en manos de futuros enemigos.
Tras la finalización de La Segunda Guerra Mundial, El Caso Gouzenko provocó un cambio en la mentalidad occidental sobre La Unión Soviética, pasando de aliado a enemigo; y el caso fue conocido como uno de los primeros actos desencadenantes de La Guerra Fría, con el historiador Jack Granatstein, afirmando:
“Gouzenko fue el comienzo de La Guerra Fría para la opinión pública”; y el periodista Robert Fulford, escribió:
“Estoy absolutamente seguro que La Guerra Fría comenzó en Ottawa”
El New York Times, describió las acciones de Gouzenko como que “despertaron al pueblo de Norteamérica ante la magnitud y el peligro del espionaje soviético”
“I'm a very important person, with all kinds of important secrets”
The Iron Curtain es un drama de suspense, del año 1948, dirigido por William A. Wellman.
Protagonizado por Dana Andrews, Gene Tierney, June Havoc, Berry Kroeger, Edna Best, Stefan Schnabel, Nicholas Joy, Eduard Franz, Frederic Tozere, entre otros.
El guión es de Milton Krims, basado en las memorias de Igor Gouzenko y sus detalles extraídos de los informes oficiales de La Comisión de Investigación Real, siendo una descripción fascinante de la verdadera historia de Gouzenko, desde el momento de su llegada a Canadá, su primera vez fuera de La Unión Soviética, hasta su deserción con su esposa e hijo; en una de las películas más realistas y honestas, posteriores a La Segunda Guerra Mundial, sobre la amenaza del comunismo, simplemente porque estaba basada en una historia real; por lo que la película respalda la noción bien usada de que, la verdad es más extraña que la ficción.
De inicio, Twentieth Century Fox compró los derechos de los artículos de Gouzenko sobre sus experiencias, cuando Hollywood comenzó a producir películas sobre la infiltración comunista a fines de los años 40; y también compró los derechos de 2 libros históricos sobre espionaje soviético:
“Behind The Iron Curtain” de George Moorad y “The Soviet Spies: The Story of Russian Espionage in North America” de Richard Hirsch, aunque ningún material de los 2 libros fue utilizado en la película.
Como es de esperar, el título se traduce como “Cortina de Hierro” o “Telón de Acero” que es un término histórico que proviene de las expresiones alemana “Eiserner Vorhang”, e inglesa “Iron Curtain”; que hace referencia a la frontera política, ideológica, y en algunos casos también física, entre la Europa Occidental, llamado “Bloque Capitalista”; y la Europa Oriental, llamada “Bloque Comunista”, tras La Segunda Guerra Mundial; por lo que fue el nombre del límite que dividió a Europa en 2 áreas separadas desde 1945 hasta el final de La Guerra Fría en 1991.
Así, el término simboliza los esfuerzos de La Unión Soviética para bloquear a sí mismo y sus estados satélites desde un contacto abierto con el oeste y áreas no controladas por La Unión Soviética:
En el lado este de La Cortina de Hierro estaban los países que estaban conectados o influenciados por la Unión Soviética; por lo que se desarrollaron alianzas económicas y militares internacionales separadas en cada lado de La Cortina de Hierro; y físicamente, “El Telón de Acero” tomó la forma de defensas fronterizas entre los países de Europa en el medio del continente, siendo la frontera más notable, El Muro de Berlín y su Checkpoint Charlie, que sirvió como un símbolo de La Cortina en su conjunto.
En definitiva, el nombre se atribuye a un discurso pronunciado por El Ministro de Propaganda alemán, Joseph Goebbels, en referencia a La Unión Soviética; pero es más popular por el discurso que Winston Churchill dio el 5 de marzo de 1946, en Fulton, Missouri, EEUU.
Así las cosas, “La Cortina de Acero” cayó con la unificación alemana, y la destrucción simbólica del Muro de Berlín.
The Iron Curtain está rodada en exteriores reales, en la ciudad canadiense de Ottawa, que otorga credibilidad al detallado seguimiento del caso de deserción y escándalo político; y como era de esperar, los simpatizantes soviéticos intentaron infructuosamente interrumpir el rodaje; posteriormente, la película fue relanzada bajo el título “Behind The Iron Curtain” por lo que resulta muy interesante ver el síntoma de una época de desconfianza y temor, en la que ambos bloques acorazaron sus telones políticos, militares y culturales.
La acción se desarrolla en Canadá, durante La Guerra Fría, donde era una práctica habitual para los soviéticos, utilizar sus embajadas como lugares de espionaje y diplomacia; cuando aún, ambos lados eran ostensiblemente “aliados”
Por una parte, La Unión Soviética creó varias células durmientes en La Segunda Guerra Mundial en la ciudad canadiense de Ottawa y sus alrededores, y desarrolló un aparato de espionaje, que pronto se convertirá en la red de espionaje extranjera más grande de toda América del Norte.
Mientras que Canadá tuvo su propio papel en La Segunda Guerra Mundial como aliado, como un importante proveedor de tropas, e incluso como el guardián más importante de las rutas marítimas del Atlántico Norte para suministros.
Así, saber que científicos canadienses trabajaron en El Proyecto Manhattan y el desarrollo de una súper arma, ciertamente despertaba el interés soviético.
De esa manera, el soldado soviético convertido en burócrata, Igor Gouzenko (Dana Andrews), es asignado a su primer puesto en el extranjero, en 1943, en Ottawa, Canadá; como empleado de cifrado para el agregado militar, y sus oficinas estarían ubicadas en un ala secreta de La Embajada Soviética.
Igor, no debe contarle a nadie lo que hace para ganarse la vida, sino que le da una historia inventada, que debe recitar incluso cuando lo interroga su propia gente; pues se supone que él y su esposa Anna (Gene Tierney), son cordiales con sus vecinos y socios canadienses, pero no confraternizan, ni se hacen amigos de ellos, ya que todavía se los considera “enemigos”, a pesar de que ambos países están del mismo lado en la guerra.
De esa manera, Igor sigue sus instrucciones al pie de la letra, pero es más difícil para Anna, que no tiene la distracción del trabajo durante el día, y que puede ver que sus vecinos no son sus enemigos, sino personas buenas como ellos.
Durante los próximos años, Igor ve, que lo que está sucediendo a su alrededor y el trabajo en el que está involucrado, no dará lugar a un mundo en el que quiere criar a su hijo recién nacido, Andrezj; como tal, Los Gouzenko deciden no regresar a La Unión Soviética; y además de desertar, Igor quiere exponer a qué tiene acceso, a saber, que existe un anillo secreto de espías soviéticos que opera en Canadá, que está compuesto por personas con autoridad, como personal militar canadiense, y funcionarios electos; y que el mayor proyecto de ese anillo de espías, es proporcionar al gobierno soviético, secretos sobre la bomba atómica.
Igor podrá obtener los documentos necesarios de La Embajada, lo que será bastante difícil, especialmente cuando a él, Anna y Andrezj, se les ha notificado que su trabajo ha concluido, y que están programados para regresar a La Unión Soviética; pero que demuestren su reclamo a alguien con autoridad en Canadá, que escuchará antes de que los soviéticos descubran lo que él está haciendo, es un asunto completamente diferente.
Así, la película muestra, cuán angustioso fue su movimiento debido a la renuencia de las oficinas del gobierno canadiense para creerle, o incluso para mostrar interés; incluso fue a un periódico importante, y fue rechazado.
Cómo llegó a ser exitoso, casi parece un cuento de hadas; pero esta es la historia; por lo que estamos ante un cine de compromiso, cuyo director sabe perfectamente llegar al espectador, virtud que solo poseen los grandes, y en este caso, William A. Wellman, que sabe cómo contar una buena historia, de manera austera y sobria, sin estridencias ni efectismos, de forma natural, enfrentando El Régimen Comunista al Capitalismo; de esa manera el filme es un ejemplo del ambiente de desconfianza reinante entre los 2 bloques en aquellos años, marcados por el bloqueo soviético de Berlín, y por la obtención del arma atómica por parte de La URSS, que tendría lugar en 1949.
Es también la época en que comienza el temor a los infiltrados, a los agentes durmientes, y en suma, a toda institución, colectividad o individuos sospechosos de simpatizar con el comunismo o con comunistas, circunstancia que se plasmará, dentro del mundo cinematográfico, en la puesta en marcha del Comité de Actividades Antiamericanas, La Caza de Brujas y el macartismo.
“There must be no misconception about our relations with our former capitalist allies.
Our interests can never coincide.
Our rules and aims are quite different.
We have no place for bourgeois sentimentalism, only relentless realism.
The class struggle will continue, until this decadent, plutocratic democracy is as completely destroyed as National Socialism.
Therefore, you, the representatives of the Soviet Union in Canada, will as always remain vigilant, suspicious, and aloof.
That will be all”
The Iron Curtain fue la película que dio inicio al “cine anticomunista” que La Guerra Fría provocó en Hollywood, realizada justo 3 años después del fin de La Segunda Guerra Mundial, por lo que toma su título de la célebre expresión de Churchill, como un magnífico ejemplo de filme propagandístico anticomunista.
Claramente, esta fue una producción de prestigio, producido por el empresario Sol Siegel, y a cargo de William A. Wellman, patriota estadounidense a tiempo completo, cuyo tatarabuelo había sido uno de los firmantes de La Declaración de Independencia; y él mismo fue piloto de la escuadrilla Lafayette que combatió en La Primera Guerra Mundial al lado de los franceses, antes de que EEUU entrara en el conflicto; y partiendo de la historia real del desertor ruso, dirige una película de espionaje, que mezcla eficazmente los códigos del “thriller” y del anticomunismo.
Rodada en los emplazamientos originales en que se desarrollaron los acontecimientos, prescinde de secuencias o giros espectaculares o efectistas, optando por una notable sobriedad narrativa, que resulta reforzada por el aire documentalista que introduce el empleo ocasional de la voz “en off”
De esa manera conocemos a Igor Gouzenko, un experto en descifrar códigos, que llega a La Embajada Soviética de Ottawa, en Ontario, Canadá, en tiempos de guerra, en 1943, junto con un Coronel Aleksandr Trigorin (Frederic Tozere), y El Comandante Semyon Kulin (Eduard Franz), para establecer una base de operaciones.
Advertido de la naturaleza sensible y ultra secreta de su trabajo, Igor es puesto a prueba por sus superiores, que hacen que la seductora Nina Karanova (June Havoc) intente con sus artimañas sonsacarle información; pero Igor demuestra lealtad, no solo a la causa, sino a su esposa Anna, quien llega a Ottawa poco después con la noticia de que está embarazada.
Trigorin y su jefe de seguridad, El Coronel Illya Ranov (Stefan Schnabel), se reúnen con John Grubb aka Paul (Berry Kroeger), el fundador de la rama canadiense del Partido Comunista.
Uno de sus principales objetivos, es el uso del uranio para la energía atómica por El Dr. Harold Preston Norman aka Alec (Nicholas Joy), a quien intentan reclutar.
En los años que pasan, la bomba atómica estalla y termina la guerra.
Anna, que ha dado a luz un hijo, ahora tiene serias dudas sobre el futuro de la familia; por lo que Igor comienza a compartir estas dudas, particularmente después de que uno de sus colegas, Kulin, sufre un colapso, y es arrestado.
Una vez que le dicen a Igor, que va a ser reasignado a Moscú, decide actuar…
Él toma documentos secretos de La Embajada, y va a la policía, la justicia y el periódico, sin obtener la ayuda requerida, por lo que le dice a Anna que los oculte, en caso de que algo le suceda...
Pero Trigorin y Ranov amenazan su vida, y las vidas de las familias de él y Anna en La Unión Soviética, pero Igor se niega a devolver los documentos…
Al tiempo llega la policía de Canadá, y Grubb y muchos otros son llamados a La Unión Soviética para responder por sus fallas; y el gobierno de Canadá coloca a los Gouzenko bajo custodia protectora, y les otorga residencia.
La película termina con la condición de que la familia viva escondida, protegida por La Real Policía Montada de Canadá:
“Sin embargo, no han perdido la fe en el futuro.
Saben que la seguridad máxima para ellos y sus hijos, radica en la supervivencia de la forma de vida democrática”
The Iron Curtain es evidentemente un film con fines propagandísticos y de corte anticomunista, producido cuando se iniciaba la infame Caza de Brujas hollywoodense, que refleja el ambiente de La Guerra Fría, y la psicosis contra el espionaje soviético que se padecía entonces en los Estados Unidos; y debido a su origen, está lleno de discursos patrióticos disfrazados de diálogos, de exaltación de la noción estadounidense de la democracia, y en retratos oscuros de los aliados occidentales, de los soviéticos, sobre advertencias de “La Amenaza Roja” que suenan insolentes cuando se ve con qué poco entusiasmo se asume el bombardeo atómico de Japón, y así sucesivamente...
Tanto el guión como las interpretaciones son correctos, aunque no deslumbrantes ni especialmente emocionantes, pues no son estos efectos los que interesa resaltar.
En realidad, el objetivo del filme es alertar del peligro de la infiltración comunista en los ámbitos políticos, científicos, culturales... y destacar los defectos y crueldades que caracterizan a sus seguidores:
Ateísmo, frialdad, fanatismo, etc.
En clara contraposición, se exalta la libertad y comodidad de la vida capitalista, muy hábilmente plasmada en la secuencia en que la esposa del criptógrafo, recién llegada de Rusia, conoce su apartamento, quedando fascinada ante sus sencillos lujos, frutos de la sociedad de consumo.
También gustó la forma en que la película se rodó, en la oscuridad y las sombras, evocando la atmósfera de La Guerra Fría.
De esa manera, Wellman obtuvo detalles correctos con su guión y las referencias visuales a los puntos de referencia de Ottawa, como por ejemplo:
El edificio de la justicia, es el verdadero edificio de la confederación que aún utiliza El Departamento de Justicia; el ferrocarril que se muestra a lo largo del Canal Rideau, ya no está allí, pero esa fue la ubicación utilizada por los trenes que entran y salen de Union Station en el centro de Ottawa.
Se muestra el apartamento donde vivía Gouzenko; que todavía está de pie, junto con el parque al otro lado de la calle, donde hay señalización que indica la importancia histórica del sitio cercano.
También vemos Somerset St., con un tranvía que pasa por el edificio donde residía.
Los edificios del Parlamento, el Château Laurier y El Consejo Nacional de Investigación, se muestran, y todos fueron lugares fundamentales para la historia.
Hay una referencia al hijo de Igor y Anna Gouzenko, nacido en El Hospital de San Vicente, que todavía se encuentra en el barrio donde vivía Gouzenko.
Y gusta el estilo documental que también se utilizó con eficacia en otras películas de esa época.
Esa mirada del cine negro, es típica de la época, y se adapta a la historia del espionaje; con interpretaciones sumergidas en el realismo, correctamente interpretada por Dana Andrews en el papel de Gouzenko, y Gene Tierney, como su esposa, ambos actores que vuelven de nuevo a formar pareja como en tantas ocasiones, al menos en 3, y con los limitados recursos actorales que poseía Dana, aunque aquí, eso no es relevante, pues como se citó, el argumento es lo que realmente importa; con el ritmo que caracteriza al sólido cine de Wellman, aunque éste se muestra comedido a la hora de transmitir su apocalíptico mensaje, el cual es emocionante, ya que muestra, cómo nadie quería escuchar a Igor, desentrañar el anillo de espionaje.
Como dato, Dana Andrews era uno de los pocos actores principales, contratados en 20th Century Fox, que fue bien atendido, particularmente una vez que la estrella más grande de Fox, Tyrone Power, se fue a la guerra.
Los duros papeles que Andrews hizo en muchos filmes, le han dado un lugar en la historia del cine; que al igual que Power y John Payne, era versátil, y aparecía en todo tipo de películas; sin darse cuenta de que estaba entrenado como cantante de ópera, tanto que el estudio lo apodó “Feria del Estado”, pues había lanzado tantos no-cantantes a los musicales, que nunca se les ocurrió que realmente podría ser uno; siendo finalmente el alcoholismo, que le quitó los años de estrella, aunque siguió trabajando y hablando en nombre de enfrentar el flagelo que lo aquejó.
Aquí, Andrews ofrece una actuación tenue, como decodificador soviético que llega a apreciar la democracia.
Mientras Tierney aporta una simplicidad al papel de la esposa soviética, que también llega a respetar una forma de vida democrática.
Y hay una excelente actuación de Eduard Franz, quien interpreta a Semyon Kulin, un oficial soviético alcohólico desencantado, cuyo desprecio por la vida soviética lo llevará de regreso al país; y por otra parte, The Iron Curtain significó el debut cinematográfico de Berry Kroeger, como una mente maestra insidiosa, fanfarrón y amenazante del anillo de espionaje soviético, “Paul”
Cabe destacar a June Havoc, en un eficaz papel menor como la rubia soviética, al estilo de “femme fatale” que prueba al nuevo personal con alcohol y seducción para ver si son indiscretos; y que curiosamente no es tan imprescindible en la trama, pero que aparece en el póster promocional.
Por último, el mundo dentro de La Embajada Soviética se representa de manera convincente y misteriosa, un semi mundo, y una vida media de personas que sirven a Stalin y al Partido como sombríos autómatas con rostros oscuros, y toda la humanidad despojada de ellos.
Por eso, esta película da una buena lección sobre las realidades del poder sórdido, y el vacío de la traición institucionalizada.
No hay ninguno tan bajo, como los que se deslizan en la oscuridad; y curiosamente, aquí todos los personajes soviéticos, sin excepción alguna, hablan un inglés impecable.
Fuera de eso, es una visión febril y nauseabunda, de cómo los tentáculos del pulpo comunista se extienden, cada vez más lejos, para promover la versión soviética del marxismo-leninismo.
Por lo que a nivel de propaganda, todos los malos parecen pedófilos:
Masas de piel incoloras, y sin sentido del humor, que nunca sospecharías que son traidores y subversivos; y sin concesiones, ni gamas de grises, los malos soviéticos por demás, son malos malísimos, siniestros y de aquel tipo de gente que no les puedes comprar nada.
Pero eso tiene una justificación en la cuestión de escenografía, es decir, cómo se presentan los hechos.
En resumen, no es el “qué” sino el “cómo”; teniendo en cuenta cómo los directores soviéticos presentan a los funcionarios soviéticos; cómo aparentemente odian la luz total, solo para existir en la sombra “noir”; cómo nunca sonríen, sin sentimientos internos; cómo solo hablan de una manera mecánica, sin tener pensamientos propios; y cómo no aman a sus esposas; y de esa manera, al contrario, la fidelidad de Gouzenko lo señala como un posible desertor.
De hecho, este es el intento de Hollywood, de convertir al aliado de ayer, en el enemigo de hoy; y agradecidos por tal deserción, a Gouzenko y señora se les presenta como la pareja feliz, sacada de cualquier historia romántica, literalmente encantadores y “muy americanos”
Como dato, destacar que en las escenas filmadas en La Embajada Soviética, el retrato de Stalin está omnipresente y descomunal; donde los rusos sostienen que “la guerra no ha terminado”
Un personaje, entre los más siniestros del personal soviético, ilustra:
“No hay lugar para el sentimentalismo burgués, sólo para el realismo inflexible”
Luego alude a que hay que “destruir a la democracia decadente como se ha destruido al nazismo”, y para acabar de arreglarlo, explica “que el conflicto bélico es parte del proceso necesario para la creación de un mundo comunista”
La señora Gouzenko, es la primera en dudar y, cavilando, sobre la necesidad de no tener miedo, arrastra a su marido, aunque es posible que lo que les impulsó a desertar fuera “El Sueño Americano”, antítesis de “La Pesadilla Soviética”
De esa manera, vale ver que en la película aparecen como ciertos, datos que tendría la inteligencia soviética sobre las reuniones privadas entre Churchill y Roosevelt, lo que demostraría que la infiltración comunista, habría alcanzado hasta El Departamento de Estado.
De hecho, el propio senador McCarthy, no hubiera tenido inconveniente en firmar el guión como propio; pues él, hasta entonces “aliado soviético”, había “traicionado”
Así empezó todo para la opinión pública de EEUU; pero para sus estrategas, hacía tiempo que todo estaba claro:
Para El General George S. Patton, por ejemplo; y aquí, en The Iron Curtain, Milton Krims, un notorio izquierdista, escribiendo el guión sobre Gouzenko, se evitó el amargo trance de pasar por el consabido Comité de Actividades Antiamericanas.
Previamente, él había escrito un panfleto antinazi, con el que Hollywood declaró la guerra al Tercer Reich 3 años antes de que lo hiciera su gobierno:
“Confessions of a Nazi Spy” (1939)
Por su parte, el propio Dana Andrews, que unos años antes había cometido el desliz de tener un papel protagonista en la película pro-soviética, “The North Star” (1943), sin apenas mover una fracción de su rostro, se salvó también de sentarse ante el inquisidor McCarthy, gracias a su participación en esta cinta anticomunista.
Por último, lo que más se nota en el filme, fue el uso ingenioso y efectivo de la música, por parte de los compositores soviéticos:
“La Quinta Sinfonía” de Prokofiev, que se cita extensamente, solo había tenido su estreno occidental unos años antes de que The Iron Curtain fuera estrenado, y luego se le otorgó una histórica grabación de 1945, de Koussevitzky y la Sinfónica de Boston, para Victor Records; por lo que la banda sonora se convirtió en el tema de un episodio menor, pero contundente en La Guerra Fría:
Alfred Newman, el ilustre director del departamento de música de 20th Century Fox, se acreditó para la película; y no se sabe con certeza, quién decidió incorporar la genuina música soviética a la película, pero el score de Newman presentó composiciones de los mejores de La URSS:
Dmitri Shostakovich, Sergei Prokofiev, Aram Khachaturyan y Dominik Miskovsky.
Los 4 compositores firmaron, o se les ordenó que firmaran una carta de protesta, que afirmaba que “su música se había apropiado mediante una estafa para acompañar esta película escandalosa”
No se nombró a ningún individuo, excepto a “los agentes de La Corporación estadounidense 20Th Century Fox”
Ninguno de los compositores habría tenido la oportunidad de haber visto la película, por tanto, se debe suponer que El Régimen de Stalin los defendió.
Curiosamente, los 4 compositores soviéticos “en protesta” estaban en ese mismo momento bajo un severo escrutinio por componer música que se interpretó como “subversiva para el estado soviético”, y durante un tiempo, sus cabezas estaban en la tabla de cortar.
Por tanto, también se debe suponer, que los 4 presentaron esta protesta como “un gesto de su lealtad a Joseph Stalin” o más probablemente, para salvarse de ser ejecutados.
En cualquier caso, estos compositores a menudo estaban obligados a hacer “declaraciones” con las que personalmente no tenían nada que ver.
Coincidentemente, Hollywood, en ese mismo momento estaba empezando a ser examinado por El Comité de Actividades Antiamericanas del Senado, en busca de signos de subversión estadounidense, lo que resulta en su propia Lista Negra.
Así se conoció el caso “Shostakovich v. Twentieth Century-Fox Film Corp., 80 N.Y.S.2d 575 (N.Y Sup. Ct. 1948), aff'd, 87 N.Y.S.2d 430 (N.Y. App. Div. 1949)” una demanda por derechos de autor, que el compositor ruso, Dmitri Shostakovich interpuso sin éxito al distribuidor de la película, Twentieth Century-Fox Film Corporation, en La Corte de New York, por utilizar obras musicales suyas, que habían caído en el dominio público.
Twentieth Century Fox, dijo que utilizó composiciones de esos compositores, que eran ciudadanos y residentes de La Unión Soviética como música de fondo, y en la película acreditaron a estos compositores con las composiciones.
El nombre de uno de los compositores, Dmitri Shostakovich, también se usó en el film, cuando uno de los personajes se refirió a él de manera apreciativa.
Toda la música utilizada, era de dominio público, y no tenía protección de derechos de autor, por tanto, El Tribunal se negó a prohibir el uso de los nombres y la música.
Además, el uso de los nombres de los compositores, junto con las composiciones, no está sujeto a restricciones en virtud de la ley de derechos civiles del Estado de New York; y en ausencia de derechos de autor, otros pueden usar los nombres de los autores para proteger, publicar o compilar sus obras.
Suponiendo que se pueda prohibir la publicación de material difamatorio, no hubo ningún indicio de que los compositores hayan sido calumniados o difamados.
Además, no hay ninguna indicación en la película, en la que los compositores participaron o dieron su aprobación o respaldo, ni su aprobación de la misma “necesariamente implícita”
No existe tal implicación, necesariamente o no, cuando el trabajo del compositor es de dominio público y puede ser publicado, copiado o compilado libremente por otros.
Este caso presagió otro, “Dastar v. Twentieth Century Fox” más de 50 años después; que fue un caso de derecho de autor y marca registrada de La Corte Suprema de los Estados Unidos, que implica la aplicabilidad de La Ley Lanham a una obra de dominio público.
La Ley Lanham de “Marca Registrada” promulgada el 5 de julio de 1946, es el estatuto primario de marca federal de ley en los Estados Unidos, que prohíbe una serie de actividades, incluida la infracción de marcas comerciales, la dilución de marcas comerciales, y la publicidad falsa.
“Your beauty is a thing carved out of granite, with no body or soul”
La deserción de Igor Gouzenko de La Embajada Soviética en Ottawa, Canadá, en 1946, fue uno de los eventos más electrizantes de La Guerra Fría.
El esquema providencialista que los Estados Unidos se habían trazado y atribuido con Truman en la Presidencia, en ese momento, desde La Segunda Guerra Mundial, se había formulado en un abierto anticomunismo, por el que la nación estaba decidida a defender a cualquier precio el estatus internacional recibido en la posguerra.
La política empleada para la contención del comunismo, se conoció como “Doctrina Truman”, la cual dividía el mundo entre la libertad, representada por El Capitalismo; y la tiranía, representada por El Comunismo; dedicando todos sus esfuerzos a combatir al eterno enemigo de los Estados Unidos:
La Unión Soviética.
Desde entonces se ha alegado que, aunque La RCMP expresó interés en Igor Gouzenko, El Primer Ministro de Canadá, William Lyon Mackenzie King, inicialmente no quiso tener nada que ver con él.
Incluso con Gouzenko escondido y bajo la protección de La RCMP, King supuestamente presionó para una solución diplomática, para evitar “molestar” a La Unión Soviética, todavía un aliado de guerra y amigo aparente.
Los documentos revelan que King, entonces de 70 años, y cansado de 6 años de liderazgo en la guerra, se horrorizó cuando Norman Robertson, su subsecretario de Asuntos Exteriores, y su asistente, H.H. Wrong, le informaron en la mañana del 6 de septiembre de 1945, que “una terrible cosa había sucedido:
“Igor Gouzenko, y su esposa Svetlana, se presentaron en la oficina del Ministro de Justicia, Louis St. Laurent, con documentos que desenmascaran la perfidia soviética en territorio canadiense”
“Era como una bomba encima de todo lo demás”, diría King; sin embargo, a los diarios de King, reunidos después de su muerte, les faltaba un solo volumen, del 10 de noviembre al 31 de diciembre de 1945, según la Library and Archives Canada…
Robertson le dijo al Primer Ministro, que Gouzenko amenazaba con suicidarse, pero King insistió en que su gobierno no se involucrara, incluso si Gouzenko fue arrestado por las autoridades soviéticas.
De esa manera Robertson ignoró los deseos de King, y autorizó la concesión de asilo a Gouzenko y su familia, sobre la base de que “sus vidas estaban en peligro”; y ellos recibieron otra identidad del gobierno canadiense, por temor a las represalias soviéticas.
Gouzenko, según lo asignado por el gobierno canadiense, vivió el resto de su vida bajo el nombre supuesto de George Brown.
Poco se sabe sobre su vida después, pero se entiende que él y su esposa se establecieron en una existencia de clase media, en el suburbio de Clarkson en Toronto.
Criaron 8 hijos juntos; sin embargo, estuvo involucrado en un caso de difamación contra la revista de noticias, Maclean, por un artículo difamatorio escrito sobre él.
El caso, finalmente fue escuchado por El Tribunal Supremo de Canadá; mientras que la vengativa Unión Soviética, que le había puesto precio a la cabeza, y tenía docenas de agentes secretos que buscaban a Igor y lo habían encontrado, lo tenía usando una capucha mohosa y apestosa en la cabeza en público, para evitar ser reconocido y asesinado.
Este era un pequeño precio que Igor debía pagar para ser un hombre libre en una tierra libre, y no ser devuelto a su hogar en La URSS.
Así, Gouzenko permaneció en el ojo público, escribiendo 2 libros:
“This Was My Choice”, un relato de no ficción sobre su deserción; y la novela “The Fall of a Titan”, que ganó el premio del Gobernador General en 1954.
Gouzenko, también apareció en televisión para promover sus libros y quejas contra La RCMP, siempre con una capucha sobre su cabeza.
Igor murió a los 63 años, de un ataque al corazón en 1982, en Mississauga, Ontario, Canadá.
Svetlana murió en septiembre de 2001, y fue enterrada junto a él.
Su tumba no fue marcada hasta 2002, cuando los miembros de la familia erigieron una lápida; y en junio de 2003, la ciudad de Ottawa, y en abril de 2004, El Gobierno Federal Canadiense, colocó placas conmemorativas en Dundonald Park, en conmemoración del desertor soviético.
Fue desde ese parque, que los agentes de La RCMP monitorearon el departamento de Gouzenko en la calle Somerset, la noche en que los hombres de La Embajada Soviética vinieron a buscar a Gouzenko.
En pocas palabras, hay muy pocos lugares en este mundo donde las personas hayan alcanzado una medida de libertad y comodidad relativa.
Esa es la excepción.
El resto del mundo, es un lugar con mucho menos confort y libertad.
En 1945 y en 2018, hay muchos tipos malos a quienes les gustaría hacer daño, y de vez en cuando, alguien altera su plan...
Eso es algo bueno, y contarnos sobre eso, es algo bueno.
No es propaganda, es una buena historia, es la nuestra.

“As a man, I'm called a sadist, but what of governments that pile dead upon dead and justify murder as a means to an end?”



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