Heidi

“Ah, little Fräulein, if only the rest of the world could see through your eyes.
Hmm, quite a personage, under that extraordinary hat”

“Desde la risueña y antigua ciudad de Maienfeld, parte un sendero que, entre verdes campos y tupidos bosques, llega hasta el pie de Los Alpes majestuosos, que dominan aquella parte del valle.
Desde allí, el sendero empieza a subir hasta la cima de las montañas a través de prados de pastos y olorosas hierbas que abundan en tan elevadas tierras”
Con esta poética descripción, comienza la más famosa de las obras de Johanna Louise Heusser, mejor conocida como Johanna Spyri, una escritora suiza, conocida mundialmente por su relato infantil “Heidi”
Sus obras narrativas en general, estaban enlazadas por un tema en común:
Las felices vivencias del pasado, de la infancia y adolescencia, ensambladas en el proceso del cambio interior que el presente ocasionaba; y “Heidi” es el nombre de un libro infantil, publicado en 1881 por Spyri; que recibe el nombre del personaje protagonista de la historia, Heidi, una pequeña niña que vive en Los Alpes suizos cercanos a la frontera con Austria.
Heidi le ha dado fama internacional a Spyri, y es uno de los libros más leídos de la literatura suiza en el mundo; un libro lleno de inocencia, donde se resaltan los valores humanos y el amor hacia la naturaleza; que fue escrito como un libro “para niños y aquellos que aman a los niños”
“Heidi” es uno de los libros más vendidos jamás escritos y se encuentra entre las más más conocidas de la literatura suiza; que originalmente Spyri creó en 2 partes:
“Heidis Lehr- und Wanderjahre” o “Heidi: Sus años de deambulación y aprendizaje” en 1880, y “Heidis Lehr- und Wanderjahre” o “Heidi: Cómo usó lo que aprendió” en 1881.
A partir de 1885, las siguientes ediciones unieron las 2 novelas en un solo tomo, y es así como se conoce la historia en todo el mundo, ya que las traducciones se basaron en la novela unificada.
La historia sigue a Heidi Hessen, una niña que, huérfana desde muy pequeña, y cuyo nombre verdadero es igual al de su madre, Adelheid; nacida en Dörfli, una pequeña localidad de los Alpes suizos en la Comuna de Maienfeld, que queda huérfana de padre, cuando tan sólo cuenta 1 año de edad.
Pero su padre Tobías, carpintero, fallece a consecuencia de un accidente laboral cuando le cae encima una viga.
Su madre, Adelheid, moriría de pena pocos meses después.
Así Heidi queda entonces bajo tutela de su abuela materna y su tía Dete.
La primera fallece, y Heidi vive con su tía que trabaja en el balneario de Ragaz.
Cuando la niña cuenta 5 años, a Dete le ofrecen un empleo como sirvienta en la ciudad alemana de Frankfort, por lo que la entrega al cuidado de su abuelo paterno, Adolph Kramer, al que todos conocen como “El Viejo de Los Alpes”, o “Alm-Onji's”, literalmente, “Tío de Los Alpes”, en su lengua original, por ser casi un ermitaño y que vive recluido en una casa rural de Los Alpes, apartado del contacto de la gente.
En boca de Dete, la tía de Heidi, se narra que en su juventud, el abuelo era el heredero de un importante hacendado, dueño de una de las principales granjas en la zona de Domleschg, en el Cantón de Los Grisones de Los Alpes suizos.
Sin embargo, por su mala cabeza, sus padres murieron de pena, y después dilapidó la fortuna heredada en juego y bebida.
Desapareció entonces de la región, y no regresó hasta años más tarde con un hijo adolescente de nombre Tobías.
Se dedicó entonces a la carpintería como forma de ganarse honradamente la vida en la aldea de Dörfli; sin embargo, la desgracia no tardaría en abatirse de nuevo sobre la vida del Viejo de Los Alpes.
Un Tobías ya adulto, y que continuó la profesión de su padre, se casó con la joven Adelheid, y ella dio a luz una niña a la que él decidió llamar al igual que su madre, Adelheid Hessen, o “Heidi” cariñosamente.
Por tanto, la vida del Viejo cambia a mejor con la llegada de la niña, que le devuelve la alegría de vivir.
Heidi es cautivada por la vida en Los Alpes, donde lleva un contacto directo con la naturaleza.
Ahí conoce a Peter, un chico que se encarga de pastorear a las cabras de los aldeanos, quien se convertirá en el mejor amigo de la pequeña, y en su compañero de aventuras.
Heidi cambiará la vida de todos, y durante 3 años vive feliz entre juegos y cabras, y en compañía de su amigo Peter; vive feliz, pero alejada de la sociedad, pues su abuelo se niega a que acuda al colegio; por lo que la pequeña entabla sin embargo, una gran amistad con la abuela y la madre de Peter.
Un año después de terminada la primera novela, apareció la segunda parte, que narraba las aventuras de la niña, alejada de las montañas por su tía Dete, quien la había hecho contratar para hacer de “dama de compañía” de una niña inválida, Klara Sesemann, de 12 años; que forma parte de una de las familias más importantes de Frankfort, y sufre una vida de encierro, únicamente acompañada de la servidumbre y de Fräulein Rottenmeier, quien ejerce como su tutora, ya que tanto el padre como la abuela de Klara, permanecen poco tiempo en la ciudad por motivos de negocios.
Rottenmeier es una mujer de edad madura, severa, rígida, amargada y con fobia a los animales, presentándose como la villana de la historia.
Algunos autores incluso la han adoptado como estereotipo de mujer solterona seria y resentida, subrayando además, que en el personaje se acentúan todas las connotaciones negativas que en la perspectiva social comporta permanecer sin pareja.
De hecho, en varios libros de autoayuda, se ha usado su apellido para referirse a actitudes de crítica permanente sin fundamento.
Así, en el encierro y la rigidez en la educación de Rottenmeier, terminan por deprimir a Heidi, pero crea fuertes lazos de amistad con Klara, su familia y servidumbre.
Pero esa espontaneidad e ímpetu de la recién llegada, alteran sobremanera los nervios de Rottenmeier, que contempla impotente, cómo se desmoronan una a una todas las normas que durante tantos años se ha empeñado en imponer; por lo que el padre de Klara, consciente de la depresión de Heidi, decide enviarla de regreso a las montañas...
Y es que Heidi cambió la vida de la familia de Klara; y pronto surge una profunda amistad entre ambas, que ni siquiera se rompe cuando Heidi retorna a su hogar.
Meses después, por consejo médico, Klara viaja con su abuela y su institutriz a Los Alpes para visitar a su amiga.
El clima, la alimentación, y sobre todo la mejora de su estado de ánimo, obran el milagro, y Klara consigue volver a andar, poniendo fin a la novela.
La historia de Heidi ha tenido adaptaciones en películas y series de televisión, incluyendo cerca de 20 producciones.
En cine, existen 10 películas, principalmente de producción estadounidense o de países de lengua alemana.
En Hollywood se realizó una famosa película en 1937, donde la protagonista es interpretada por Shirley Temple.
Por otra parte, la primera versión en dibujos animados, fue la serie japonesa de televisión “アルプスの少女ハイジ” (Heidi), de 1974, de la productora Nippon Animation, que consta de 52 episodios, y dirigida por el recientemente fallecido director japonés, Isao Takahata; que ha sido la de mayor difusión, fama y aceptación.
La serie se convirtió en un auténtico fenómeno televisivo, tanto en su Japón original como en Europa y Latinoamérica.
Adicionalmente, existen varias películas en dibujos animados; y también existen obras teatrales y un drama musical.
Varias colecciones de historietas y series televisivas completan la larga lista de obras basadas en el libro original de Johanna Spyri; pues la figura de Heidi, se convirtió en un icono de la cultura popular del último tercio del siglo XX.
“I don't want to go to Frankfurt”
Heidi es un drama del año 1937, dirigido por Allan Dwan.
Protagonizado por Shirley Temple, Jean Hersholt, Arthur Treacher, Helen Westley, Thomas Beck, Mary Nash, Sig Ruman, entre otros.
El guión es de Julien Josephson y Walter Ferris, basados en la historia infantil de 1880, del mismo nombre, escrita por la autora suiza, Johanna Spyri.
Desde 1920, hasta el año 2008, ha motivado cuando menos 22 adaptaciones para el cine o la televisión en los más diversos países, pues se trata de una historia que habla de los prejuicios, también de los abusos y maltrato a los niños, pero deja sembrada una lección de empatía, de superación y lealtad que, tanto a los más jóvenes como a los adultos, sabrá tocarles fibras muy sensibles.
La película fue un éxito, y su estrella, Shirley Temple disfrutó su 3° año consecutivo como el #1 en taquilla; y por esta vez, creo que vale la pena la versión coloreada por computador, puesto que realza la belleza de aquellos magníficos paisajes en los que transcurren los hechos.
Como dato, los créditos iniciales están impresos en un libro de cuentos, el de Heidi, con las páginas que se giran con una mano, dando los créditos del filme.
Las escenas alpinas se filmaron en Lake Arrowhead, California, con el elenco y la tripulación alojándose en el Lake Arrowhead Hotel, o en chalets privados.
La acción sigue a Adelheid “Heidi” Hessen (Templo Shirley), una huérfana suiza de 8 años, que su tía Dete (Mady Christians) le da a su abuelo Adolph Kramer (Jean Hersholt) que vive en la montaña.
Ella es luego robada por su tía Dete, a su abuelo, para vivir en la casa rica de los Sesemann en Frankfurt am Main, como compañera de Klara (Marcia Mae Jones), una niña protegida y discapacitada, que está postrada en una silla de ruedas.
Heidi no está contenta, pero saca lo mejor de la situación, siempre anhelando regresar con su abuelo.
Cuando el cuerpo y el espíritu de Klara se arreglan bajo la alegre compañía de Heidi, el ama de llaves, Fräulein Rottenmeier (Mary Nash) que ha intentado hacer que Klara dependa de ella; trata de deshacerse de Heidi, vendiéndola a los gitanos, pero la policía la detiene.
Heidi es rescatada finalmente, y se reúne con su abuelo.
El filme relata de manera muy apresurada, todos los detalles esenciales de la trama de la escritora y su personaje, por lo que uno siente que ha visto todo de manera resumida, pero con una sonrisa complaciente de que ha visto una película bien intencionada, propia de la época de la producción.
“He made me these for a present.
There's Swanli and Bearli.
And we're going down to the village to get sausage and butter because the Grandmother and Peter are coming”
El mito de Heidi ha pasado de padres a hijos, y ha sido gracias a las versiones audiovisuales.
Y hay una decena de películas y otras tantas series de televisión sobre el personaje de Spyri; que Hollywood ya la llevó a la gran pantalla en 1937 con Shirley Temple como Heidi.
Aunque para el personaje de la protagonista solo se necesita una gran sonrisa.
El director, Allan Dwan, hace una versión dosificada en el drama, y con agradables toques de comedia y musical, en procura de que los niños consigan divertirse, en tanto ven a Heidi luchando con denuedo para superar los numerosos obstáculos que, por causa de su insensible tía, y de la manipuladora institutriz de su joven amiga, Klara Sesemann, tiene que padecer.
Son los golpes de la vida los que, al no ser tramitados como se debiera, vuelven duro el corazón.
Se guarda rencor, se genera hostilidad y/o se pretende una separación definitiva de la sociedad a la que se pertenece, dando como resultado una imagen negativa de miembro indeseable o auto-marginado de esa comunidad.
El resultado será sufrimiento, soledad, rechazo… y esto será para siempre o hasta que la oportunidad de abrirse llegue, y se sepa aprovechar este regalo de la vida.
Esto le ocurrió al abuelo Adolph Kramer, quien ahora habita en una casucha de Los Alpes suizos, solo, y sin siquiera la compañía de un perro o un gato.
Pero a su vida llegará Heidi, diminutivo de Adelheid, la niña de 8 años que ha quedado huérfana, y cuya tía, Dete, queriendo zafarse de ella, se la dejará en la puerta para que se encargue de criarla.
Y quizás no tarde mucho el anciano, en sentir que la luz que trae consigo aquella pequeña, ha entrado en su corazón, permitiéndole fluir, entonces, la generosidad y el cariño que, desde mucho tiempo atrás, conservaba reprimidos.
Aquí se nombran a todos los personajes, pese a la rapidez de la narración:
Heidi, Peter, el abuelo, la abuela de Peter, la institutriz, Klara, su padre, los criados, la tía de Heidi… prácticamente todos, pero las relaciones entre los personajes dejan mucho que desear, pues ningún personaje trascendental en la historia tiene alma, incluso Heidi que representa la bondad e inocencia de una niña, todo ello desaparece aquí, convirtiéndose en una niña un poco tonta, o ingenua.
La relación con su amigo Peter, de lo más bonito de los dibujos animados, aquí casi ni existe, por no hablar de la relación con su abuelo, todas las cosas importantes de la historia se dan por hecho, y se supone que Heidi es una niña buena y amante de los animales y de la naturaleza.
Por ello se muestra a esta producción como una película familiar, pero que esconde situaciones realmente preocupantes, encubiertas por el protagonismo de Shirley Temple, a la que se procuraba dar papeles graciosos y dicharacheros; y que bien se ganara el corazón de todos.
Por un lado tenemos a una malvada tía Dete, que la abandona en brazos de un abuelo, que ni siquiera conoce, que tiene pinta de ser un gruñón, que ni la quiere y que en principio está encallecido por problemas en su vida anterior...
Y no se habla con nadie.
Por otro lado esta misma tía, cuando ya ha establecido un vínculo con el abuelo y se lo ha ganado, la vuelve a secuestrar, y se la entrega por dinero a una malvada institutriz, Rottenmeier, para que como un mono de feria, entretenga a una niña incapacitada, Klara y, en mentes más calenturientas, al mando del sadomasoquismo como epítome de la dominatriz, Rottenmeier bien podría ser una imagen de la mujer lesbiana agresiva, que trata de llevar o mantener a Klara bajo sus términos, haciéndola una imagen de ella, que se ve frustrada cuando llega Heidi, al rescate; y muy a pesar de la maldad de Klara, que está dispuesta a ocultarle que está siendo secuestrada, que no volverá a ver a su abuelo, y que la quiere en plan absolutamente egoísta para su divertimento, la niña le devuelve todo amor y generosidad, obrando un milagro con ella, y es que vuelva a andar, a pesar de todos los mejores médicos del país.
Al final, si no es porque el abuelo es tozudo, y va en su rescate y la encuentra, se la hubieran quedado, ahora con la connivencia del propio padre de Klara; o por el cambio por dinero a una gitana de feria.
Vamos, es una película de terror disfrazada en una película encantadora para lucimiento de Shirley Temple.
Y está claro que los estándares de respeto a los derechos de los niños y especialmente de las niñas, estaban bastante bajos en la fecha de la película que son los años 30, pues ahora pegarían un grito al cielo; ni siquiera en tiempos del Código Hays…
¿Qué les habrá pasado?
La adaptación del cuento, se basa pues, sobre todo, en buscar ciertos momentos en los que Shirley Temple pueda mostrar sus encantos de niña encantadora, siendo una película para su lucimiento, que posee muchos fallos, pues es una película hecha con un simple propósito:
Meter a la actriz infantil, en un papel infantil, para lucirla y sacar grandes beneficios de ella.
Recordar que para entonces, la madre de Temple recibía $250 a la semana y, más tarde, un bono de $15.000 o $35.000 cuando finalizaba cada película, dependiendo del éxito que ésta tuviese; mientras Shirley Temple sólo veía $13 cada mes.
Aunque su conservadurismo le impidió hablar mal de aquellos años en los que se convertía en el emblema nacional de Estados Unidos, sin apenas darse cuenta, más tarde admitiría, con la boca pequeña, que su padre se había quedado con la mayor parte del dinero que ganó por sus películas.
Y es que en aquellos años, en los que su encanto y sus 52 rizos hacían felices a los EEUU que sufrían La Gran Depresión, no todo el mundo estaba de acuerdo con su trabajo y su desparpajo.
Lo cierto es que Hollywood la defendió solo mientras fue rentable.
Cuando su cine dejó de dar dinero, la ninguneó sin piedad.
No obstante, en Heidi, Temple está acuerpada con un magnífico reparto que incluye al magnífico Arthur Treacher, como el comprensivo sirviente Andrews; a Mary Nash como la maquinadora Fräulein Rottenmeier; y a Jean Hersholt como el incomprendido pero noble abuelo.
Secunda a la pequeña Shirley Temple quien, con su carisma y apreciable fotogenia, logra sacar avante este emotivo y edificante personaje.
Lamentablemente hay poco lucimiento para Marcia Mae Jones como Klara y Delmar Watson como Peter, pues se pretende poner todos los focos sobre Temple.
Como dato decir que Shirley Temple vivía en un remolque estacionado en una ladera, y solo lo dejó en el último momento para hacer sus escenas, después de que su suplente había terminado con luces y sonido.
Temple, tenía al menos 8 guardaespaldas que la escoltaban hacia, y desde el remolque, y sobre el área cuando era necesario.
A mitad del rodaje de la película, la secuencia de los sueños se agregó al guión…
Hubo informes de que Temple estaba detrás de la secuencia de los sueños, y de que estaba presionando con entusiasmo.
Ella sugirió la idea y la ubicación de la secuencia “En nuestros pequeños zapatos de madera”, porque sintió que la canción animaría la película; pero en su autobiografía negó vehementemente esto.
Por otro lado, la actriz infantil estaba envejeciendo, y el estudio se preguntaba, cuánto tiempo más podría seguir desempeñando papeles “tiernos” cuando se filmó Heidi, pero mantuvo su posición como #1 en la taquilla por 3° año consecutivo
Como curiosidad, durante la escena en la que Heidi es golpeada por la cabra, inicialmente ella misma hizo la escena mientras estaba completamente acolchada.
Sin embargo, después de algunas tomas, su madre, Gertrude Temple, intervino e insistió en que se utilizara un doble.
Uno de los extras, un niño, estaba vestido para parecerse a ella.
El padre del niño estaba tan enojado con él, duplicando a una niña, que le prohibió que volviera a actuar…
Sin embargo, el doble, que no fue nombrado, compartiría posteriormente los deberes diplomáticos con Temple en África.
Shirley Temple también tuvo problemas para ordeñar a la cabra:
Para remediar esto, Dwan tenía una pieza flexible de tubería instalada de modo que pareciera que la cabra estaba siendo ordeñada; y la escena en la que Heidi es lanzada de leche repente en la cara, mientras ordeña una cabra, fue planeada sin el conocimiento de Shirley Temple.
Un tubo de leche estaba pegado a la ubre de la cabra donde Temple no podía verlo, y cuando la chorrearon, su reacción de sorpresa fue genuina.
Se cuenta que durante la realización de la película, el director Allan Dwan hizo nuevas insignias para crear una “Fuerza de Policía de Shirley Temple”
Este fue un grupo informal, ideado por Temple en 1935, que fue, como ella describió, “un sistema organizado de obligaciones de todos los que pude afiliar a Shangai”
Todos los niños llevaban un uniforme después de jurar lealtad y obediencia a la Jefe Temple.
Todos en el set, pronto llevaban insignias Temple, pavoneándose por dar órdenes al equipo como “quítenlo y construyan un castillo”
Pero todos estuvieron de acuerdo con el juego…
Después de haber actuado con Delmar Watson, 4 años antes en “To The Last Man” (1933), Shirley Temple eligió a Delmar Watson para interpretar a Peter en esta película; pero a Watson no se le permitió estudiar sus líneas por adelantado.
Debido a que el director Allan Dwan quería que Peter pareciera lento, a Watson no le dieron sus líneas hasta el día antes de que fueran filmadas.
Por otra parte, como se había preocupado por Jane Withers en “Bright Eyes” (1934), 3 años antes, la madre de Shirley Temple, Gertrude Temple, temía que Marcia Mae Jones le quitara el protagonismo a su hija en esta película.
Sin embargo, Shirley y Marcia Mae, trabajaron bien entre ellas, y volvieron a aparecer juntas en “The Little Princess” (1939)
Jones, era 4 años mayor, y 18 pulgadas más alta que Shirley Temple cuando se filmó esta película.
Más tarde, Jones recordó la escena en la que Temple ayuda a su tullido personaje a caminar, que si ella realmente se hubiera apoyado en Temple, ella “la hubiera aplastado”
Se dijo que Jones recibió correos de admiradores de niños discapacitados de todo el mundo, después de interpretar a Klara en esta película.
Por último decir que la película fue filmada durante el verano, y el pesado disfraz de Jean Hersholt, una vez lo hizo colapsar por agotamiento por calor.
Heidi deja un par de preguntas:
¿Tendrá alguna relación con el abuelo, la parábola del hijo pródigo?
¿Por qué, si se supone que Tobías, el padre de Heidi, murió…?
La escena en la que Heidi introduce de contrabando una camada de gatitos en la casa, y la siguiente escena en la que Sebastian esconde a los gatitos de la tía que odia a los gatos de Heidi, estaban en el libro original; pero la escena con el mono capuchino, fue escrita para la película.
“The Grandfather's been waiting for me such a long time”
La autora, mundialmente famosa por escribir la novela “Heidi”, Johanna Spyri, falleció en Zúrich, el 7 de julio de 1901, a los 74 años.
Por su parte, Suiza siente verdadero orgullo de Johanna Spyri y su obra, y las ha homenajeado en múltiples oportunidades en sellos postales y monedas conmemorativas.
Evidentemente, Heidi resultó a todas luces, más famosa que su creadora, ya que es, sin lugar a dudas, uno de los personajes más conocidos de la literatura suiza en general, y de la literatura infantil en particular, a nivel mundial.
No sólo es una figura literaria, un personaje de ficción, sino que es la encarnación alegórica de la sociedad suiza, pues representa la naturaleza intacta de Los Alpes, con sus praderas, montañas y paisajes idílicos.
Por otro lado, los 5 libros secuela:
“Heidi and Her Friends”, “Heidi Grows Up”, “Heidi's Children”, “Heidi grand-mère” y “Au Pays de Heidi”, no fueron escritos ni respaldados por Spyri; pero fueron adaptadas de sus otras obras por su traductor francés, Charles Tritten en la década de 1930, muchos años después de su muerte.
Por ejemplo, “Heidi Grows Up”, cuenta las experiencias de Heidi como maestra de escuela; y “Heidi's Children”, Heidi deja de ser la protagonista.
Mientras el impacto de Fräulein Rottenmeier y su peso en el imaginario colectivo ha sido tal que, en el año 2013, el escritor español, Roberto Carrasco Calvente, publicó con la editorial Punto en Boca, una novela centrada en una original, y propia biografía del personaje Rottenmeier, llamado “Memorias de una institutriz”
Finalmente, la serie animada de Heidi, producida en Japón, se convirtió en un fenómeno, y marcó la infancia de varias generaciones de niños latinoamericanos en los años 70 y 80, que aún hoy recuerdan a la pequeña huérfana que se robó el corazón de las audiencias desde Los Alpes suizos con su ternura y felicidad.
Porque Heidi fue la más famosa de los entrañables personajes de los dibujos animados creados por el cineasta japonés, Isao Takahata, también padre de “Marco”, un niño italiano, trabajador y generoso, que viaja a Argentina con su mono Amelio, a buscar a su madre, quien había emigrado para sacar a su familia adelante.
Pero con Heidi, fue el referente mundial para legiones de animadores, que en particular, mencionar que Isao Takahata falleció este pasado jueves, en Tokio, víctima de un cáncer pulmonar, dejando un gran legado de relatos de valores y superación.
El aclamado cofundador de Los Estudios Ghibli, famosos por la producción de animes japoneses, tenía 82 años.
Ahora sí se puede decir, que Heidi ha quedado realmente huérfana.

“Yes, Grandfather.
I think I'll go to bed now, Grandfather.
Good night!”



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