I Care a Lot

Terminando de ver “I Care a Lot” (2020) de J. Blakeson con Rosamund Pike, Peter Dinklage, Eiza González, Chris Messina, Macon Blair, Alicia Witt, Damian Young, Isiah Whitlock Jr., Dianne Wiest, entre otros. 

Comedia absurda que sigue a un tutor designado por La Corte que confisca los activos de personas mayores para sí misma, solo para que ella se mezcle con un gánster peligroso... 

¿Y a quién se supone que debemos apoyar entre estos despreciables delincuentes y estafadores?   

La película es un golpe abrasador al Capitalismo en etapa tardía, pero el tema es improbable, y las 2 mitades de la película simplemente no van juntas: 

La primera es tan asombrosa que no te la crees, porque esperas saber cómo caerá; pero la segunda parte es demasiado fácil, absurda y vulgar. 

Y es que no hay nada que odie más en las películas, que cuando los personajes brillantes, sobre todo los villanos, toman decisiones estúpidas, poco realistas, inverosímiles... y en los últimos minutos todo se viene abajo, sin gusto y sin satisfacción.  

Porque si bien aquí ningún personaje es particularmente agradable y todos son notablemente atrayentes, hay algo que no cuadra, y es en la resolución de todo el conflicto.  

Del reparto, el personaje de Rosamund Pike podría ser la perfecta villana para La Era Trump, podría ser la misma Ivanka, con una actuación tan perversa como icono feminista lésbico, porque obvio, aquí tenían que ser lesbianas para ser tan malas, y no me critiquen, porque eso lo dice la película no yo, pues al final, como si vivieramos en La Era del Código Hays, recibe su merecido y se acabó la fiesta en 1 minuto de la manera más simple, desinflando todo el potencial en idiotez irónica y moral. 

Del resto de personajes, vamos, es una comedia, poner un enano como villano, puedo ser memorable pero era Peter Dinklage y sus secuaces idiotas para ser una mafia rusa... mientras Eiza González no convence, nunca más volvemos a saber de Chris Messina y la que mejor parada queda, además de Pike, es las 2 veces ganadora del Oscar, Dianne Wiest, y demuestra por qué se los dieron, lástima que aquí queda desperdiciada.  

Todo comenzó con una gran idea, luego procedió con una dama sin armas y sin fuerza física que derribó por la fuerza a 2 guardaespaldas de la mafia rusa poco después de sobrevivir a un accidente automovilístico; a partir de ahí, uno puede abandonar la sala, porque si bien la actuación es uniformemente fuerte, el guión es angustiosamente débil, reduciendo a los personajes a meros portavoces para unos temas que tampoco son tan interesantes. 

Y si bien esto no es un documental, toda la trama es difícil de creer, basta saber que obtener la tutela de un paciente no es tan simple como se muestra en la película, se requieren múltiples documentaciones de múltiples proveedores, incluido un neuropsiquiatra, acá no hubo un solo testimonio de un médico, por lo que tiene que haber un período de búsqueda antes de que se considere incluso a un tutor estatal; y por lo general, los pacientes tienen demencia avanzada o son incapaces por las enfermedades psiquiátricas; sin olvidar que hay múltiples pruebas disponibles, un simple diagnóstico de demencia o esquizofrenia no es adecuado para considerarlos incapaces de tomar decisiones; incluso con una audiencia de emergencia, el proceso lleva de semanas a meses de investigación.   

Pero lo cierto es que las tutelas es un tema del que no oímos mucho, y la intención de esta película es arrojar luz sobre cómo una empresa construida sistémicamente compleja, a veces se aprovecha de personas inocentes o discapacitadas, mientras que aborda otros comentarios sociales muy cruciales en un manera descarada. 

“Solo sepa quién es usted y úselo a su favor” 

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