Milk
“His life changed history.
His courage changed lives”
Nada es más importante en un mundo como este, que se derrumba todos los días sin acabar de destruirse por completo, que la libertad.
Un sueño, un anhelo abandonado, un ideal olvidado entre rascacielos, billetes verdes y moralinas medievales.
Una promesa, la promesa de un mundo mejor, la promesa de una sociedad que no sienta la imperiosa necesidad de controlarlo todo, de esclavizar a sus ciudadanos e imponerles el pensamiento único, el comportamiento unitario y los ideales de olvidadas civilizaciones y de tiempos idos.
Benjamin Franklin dijo:
“La democracia es posible si la gente se respeta lo suficiente como para comprometerse”
Si por un momento, solo por un instante fugaz, dejáramos de odiarnos los unos a los otros, quizás lograríamos edificar una nueva oportunidad para el hombre, un nuevo horizonte, un cambio, real, contundente e irrevocable, que echara por los suelos lo que un día dijo Eugene O’Neill:
“No hay presente, ni futuro, sólo el pasado repitiéndose una y otra vez”
La historia política de los Estados Unidos, un claro ejemplo de progreso y modernidad democrática desde su creación, ha estado marcada por idealistas y visionarios que, a pesar de haber hecho avanzar socialmente a su patria como a ninguna otra, terminaron salvajemente asesinados por sus propios conciudadanos.
Este factor perenne en la leyenda negra norteamericana no hace más que evidenciar que el país más avanzado del mundo, tiene en ocasiones un terror abismal al cambio.
Para su desgracia, la democracia estadounidense ha germinado en ocasiones regada por la sangre de mártires que perecieron en la defensa de causas nobles, pero muy impopulares en su época.
A los Lincoln, Kennedy o Luther King, se les podría unir sin reparos Harvey Milk, un malogrado político californiano que aún a precio de su propia vida, luchó con talento y perseverancia en defensa de los derechos de los homosexuales.
Ahora bien, salir del armario o salir del clóset es un modismo que, aplicado a las personas significa:
«Hacer de manera voluntaria y pública la declaración de su homosexualidad»
Cuando no es voluntaria se emplea la expresión anglosajona outing.
Ampliando el término igualmente cuando una mujer u hombre homosexual admite ser heterosexual o que también le gustan las personas del otro sexo.
Posteriormente, el significado se ha ampliado a otros colectivos y situaciones y se utiliza como sinónimo de hacer público y reconocer con orgullo algo que se mantenía oculto y que socialmente puede ser considerado vergonzoso.
La expresión salir del armario se opone a estar en el armario, mantener en secreto la orientación sexual e incluso negarla socialmente.
El estado después de salir del armario es descrito como estar fuera del armario.
Hasta finales del siglo XX era común que las personas no salieran del armario sino después de su emancipación familiar, es decir, hasta dejar de vivir con los padres y depender de ellos económicamente.
Hoy en día, muchos gais y lesbianas están saliendo del armario en la adolescencia, aunque no todos son aceptados por sus familias.
Estudios publicados en el 2007 muestran que casi la mitad de los muchachos que viven en la calle en EEUU son gais, ya que los padres los echaron de casa cuando se enteraron de su orientación sexual.
Lastimosamente, no existen hasta el momento estudios similares en países hispanohablantes.
Desde finales de la II Guerra Mundial, San Francisco, uno de los mayores puertos de EEUU, era el hogar de un número considerable de hombres homosexuales expulsados por el ejército y que habían decidido quedarse allí, en vez de retornar a sus casas y enfrentarse al ostracismo.
Hacia 1969 San Francisco tenía más gais per cápita que cualquier otra ciudad norteamericana.
La comunidad homosexual de San Francisco se concentra en la zona de negocios que se ubica en las calles Castro y Market hasta la calle Nº19.
Su extensión cubre desde Market Street hasta la Iglesia y a ambos lados del vecindario desde las avenidas Church Street hasta Eureka Street.
El Gran Castro incluye la zona residencial bordeada por los barrios de Mission District, Noe Valley, Twin Peaks y Haight-Ashbury.
Algunos consideran el incluir a dos barrios aledaños de Duboce Triangle y Dolores Heights, quienes poseen una gran presencia de la comunidad LGBT.
“All men are created equal.
No matter how hard you try, you can never erase those words”
¿Quién tiene derecho a imponerle a otro ser humano qué tiene que sentir, hacia quién y cómo?
¿Qué menos para una persona que renunció a su vida personal e incluso a su propia vida para defender los derechos de una minoría y en pro de la justicia e igualdad para todos?
Harvey Bernard Milk (Nueva York 1930 – San Francisco 1978) fue un político y activista estadounidense, quien se convirtió en el primer hombre abiertamente homosexual en ser elegido para un cargo público en los Estados Unidos, como miembro de la Junta de Supervisores de San Francisco en 1977.
Su experiencia en la contracultura de la década de 1960 le permitió abandonar muchos de sus puntos de vista conservadores sobre la libertad individual y la expresión de la sexualidad.
Parte de la revolución cultural de los años 1970 incluyó un estilo de moda llamado el "Clon de Castro", en donde muchachos vestían con pantalones denim muy ajustados, borceguíes, remeras ajustadas y bigotes o barba abundante sobre el rostro, lo que era muy común entre la población homosexual en aquella época.
Milk se asentó en el distrito de Castro, un vecindario que entonces experimentaba un masivo aflujo migratorio de homosexuales, y abrió la tienda Castro Camera, que se convertiría más adelante en la sede central de sus campañas y punto de reunión de sus colaboradores.
En 1975, Harvey Milk comenzó a involucrarse como activista LGBT, contribuyendo luego a lo que sería la publicidad del barrio como destino turístico homosexual.
Su fin era dar esperanza a los parias gais en todo Estados Unidos.
Una vez dijo:
“No queremos liberales comprensivos, queremos gais que representen a gais, yo represento a la gente gay de la calle: al chico de 14 años que se fugó de San Antonio.
Debemos compensar los cientos de años de persecución.
Debemos dar esperanza a ese pobre niño escapado de San Antonio.
Van a los bares porque las iglesias son hostiles.
¡Necesitan esperanza!”
Otras causas importantes para Milk eran apoyar la creación de instalaciones más grandes y más económicas para el cuidado de los niños, el transporte público gratuito y el desarrollo de un consejo de ciudadanos para vigilar a la policía, que era corrupta.
Así, Harvey Milk llegó a ser concejal (supervisor) de la ciudad de San Francisco, siendo el primer homosexual, públicamente conocido, en llegar a ostentar un cargo público, y ayudó a promover los derechos de los homosexuales.
Preocupado porque su creciente popularidad lo hiciera blanco de un asesinato, grabó en una cinta el nombre de quién quería le sucediese en ese caso, agregando:
«Si una bala atraviesa mi cerebro, dejen que esa bala destruya las puertas de todos los armarios»
Pero en San Francisco, en 1978, Dan White, un político resentido y perturbado, se asoma a una de las ventanas del Ayuntamiento con un rifle y mata a dos personas: George Moscone, alcalde, y Harvey Milk, concejal, activista homosexual y gran oponente de Moscone.
Este último recibió cinco impactos de bala.
Dos de los proyectiles se incrustaron en su cerebro.
Milk tenía 38 años, muchos de los residentes dejaron flores en las escaleras del ayuntamiento.
Esa noche, una multitud se reunió de forma espontánea en la calle Castro y se desplazó hacia el ayuntamiento en una procesión de velas.
Su número se estimó entre las 25.000 y 40.000 personas, ocupando el ancho de la calle Market y una longitud de 24 kilómetros desde la calle Castro.
Al día siguiente, los cuerpos de Moscone y Milk fueron llevados a la rotonda del ayuntamiento, donde se les dio el último adiós.
Seis mil personas asistieron a la misa ofrecida para el alcalde Moscone en la Catedral de St. Mary.
Para Milk se realizaron dos ceremonias: una pequeña en el templo Emmanuel y otra estrepitosa en el Ópera House.
Milk fue incinerado y sus cenizas fueron esparcidas, la mayoría en la bahía de San Francisco, por sus más íntimos amigos.
Algunas porciones fueron encapsuladas y enterradas bajo la acera delante del número 575 de la calle Castro, donde había estado Castro Camera.
Harry Britt, una de las cuatro personas que Milk había nombrado en su cinta como un reemplazo aceptable en caso de ser asesinado, fue elegido por la alcaldesa en funciones, Dianne Feinstein.
Milk sólo sirvió 11 meses en su cargo de concejal.
Los suficientes para convertirse en un mártir de la lucha por las libertades de los homosexuales y construir la clase de legado capaz de conmover a dos destacados miembros del Hollywood más incómodo, como Sean Penn y Gus Van Sant.
Tras desafiar la clase gobernante de San Francisco en 1977, Milk se convirtió en un miembro del panel de supervisores, muchas personas, heterosexuales y homosexuales, tuvieron que ajustarse a una nueva realidad que él encarnaba: que los gais podían llevar una vida honesta y de éxito.
Milk fue incluido en los «100 héroes e íconos del siglo XX» de Time como «un símbolo de lo que pueden conseguir los gais y los peligros a los que se enfrentan por hacerlo»
A pesar de sus travesuras y sus ardides publicitarios, nadie entendía cómo su actuación pública podía afectar las vidas privadas mejor que el mismo Milk, sabía que la raíz de la situación de los gais era su invisibilidad.
The Advocate listó a Milk en la posición tres entre sus «40 héroes» del siglo XX, citando a Dianne Feinstein:
«Su homosexualidad le daba una comprensión de las cicatrices que llevan todas las personas oprimidas.
Creía que ningún sacrificio era demasiado grande por la causa de los derechos humanos»
El presidente de los Estados Unidos, Barack H. Obama, otorgó, a título póstumo, a Harvey Milk la Medalla Presidencial de la Libertad, el máximo honor civil en este país, el 12 de agosto de 2009, por su contribución al movimiento de los derechos civiles de los homosexuales, afirmando:
“Milk luchó contra la discriminación con un coraje y una convicción visionarios"
El sobrino de Milk, Stuart Milk, aceptó el premio en nombre de su tío.
El 25 de agosto de 2009, el gobernador Arnold Schwarzenegger y Maria Shriver anunciaron que Milk sería uno de las 13 nuevas admisiones en el Salón de la Fama de California, en la exhibición permanente del Museo de California.
La admisión tuvo lugar el 1 de diciembre de 2009, en Sacramento.
El 12 de octubre de 2009, el gobernador Schwarzenegger aprobó la designación del 22 de mayo como el "Día de Harvey Milk"
“A homosexual with power... that's scary”
Milk es una película estadounidense de 2008, dirigida por Gus Van Sant y basada en la vida del político Harvey Milk, que fue el elegido para un puesto público en los Estados Unidos, concejal de distrito de San Francisco.
Además fue un férreo defensor y activista de los derechos civiles de los homosexuales.
Protagonizada por un GIGANTESCO Sean Penn, James Franco, Emile Hirsch, Josh Brolin, Diego Luna, Alison Pill, Victor Garber, Denis O'Hare, Joseph Cross, Stephen Spinella, Lucas Grabeel, Brandon Boyce, Howard Rosenman, Kelvin Yu, Jeff Koons, Ted Jan Roberts, Carol Ruth Silver, Hope Tuck, Kelvin Han Yee
El guión fue escrito por Dustin Lance Black.
Milk ganó 2 Oscar como mejor Actor (Sean Penn) y mejor guión original de 8 nominaciones incluyendo mejor película, mejor director, mejor actor de reparto (Brolin), banda sonora, vestuario y montaje.
Un párrafo completamente aparte de merece la IMPRESIONANTE actuación de Sean Penn, con un carácter que conmueve, dándole vida a un personaje que merecía tamaña interpretación.
Sean emociona y se marca una caracterización de aquellas que no se olvidan fácilmente, una de esas frente a las que queda nada más que aplaudir de pie y agradecer.
Con su interpretación, y legado de Milk, Penn deja claro lo que debería ser la política y para lo que deberían servir los políticos.
Gran lección que deberían aplicarse la mayoría de ellos.
En el resto del reparto, tratando de la temática que trata, se hace raro ver a James Franco, con una apariencia y un registro muy diferente al habitual cuya actuación serena dota a Milk de un atractivo silencio.
Diego Luna también tiene un personaje curioso, parece encontrarse cómodo en Hollywood donde va acumulando trabajos y puede que no lo encasillen.
Otro que sorprende ver es a Lucas Grabeel, Emile Hirsch y Josh Brolin, que hizo un corto papel pero que impresionó a la Academia.
Usando vídeos de la época, Van Sant le da a la producción un aire de documental.
Contiene un interesante valor sobre el difícil proceso de normalización de la comunidad gay y la lucha de un grupo de pioneros encabezados por Harvey Milk para animar a miles de homosexuales a dar el paso de reconocer su condición y vencer el miedo a ser discriminados social y laboralmente.
En aquella época “salir de armario” no consistía solamente en coger la bandera arco iris y subirse al jolgorio de la carroza del orgullo gay, suponía también entrar en el escaparate de bichos raros y renunciar a cualquier posibilidad de éxito profesional.
Resulta que en 1984 se realizó un documental también basado en la vida de Milk llamado: “The Times Of Harvey Milk” que ganó el premio Óscar al Mejor Documental.
Milk fue rodada íntegramente en San Francisco donde recibió una gran acogida, presentándose más de 3.000 voluntarios para la escena de la manifestación de 1978.
Milk es un viaje en el tiempo de los años 70, San Francisco ciudad abanderada de la revolución por las libertades y derechos de las minorías.
El barrio de Haight-Ashbury en los 60 había sido cuna del movimiento hippie y del flower power, y poco después su barrio “El Castro” sería el centro mundial de la lucha por los derechos de los homosexuales.
Hoy en día son paradas obligatorias en cualquier visita turística a la ciudad.
El realizador no duda en recurrir a imágenes documentales que atraviesan y entrelazan la totalidad de Milk.
Sea tanto para referenciar situaciones periodísticas concretas, que complementan la tonalidad fotográfica del film, símil ‘70, como para también justificar la imposibilidad que supone dar pie a un personaje nefasto como el de la cantante Anita Bryant y su cruzada cristiana fundamentalista contra la homosexualidad.
La traslación de la vida del activista y primer dirigente político estadounidense, abiertamente declarado homosexual, se constituye fílmicamente como proclama ética, como apología de los derechos humanos, como postura que se enerva y políticamente se construye, ante la diatriba reaccionaria de los sectores conservadores.
Cansado de huir de sí mismo, Harvey Milk deja un puesto ejecutivo en Wall Street para salir del armario y mudarse al barrio Castro, de San Francisco, con su pareja Scott Smith.
Allí abre una tienda de cámaras que no tarda en convertirse en el punto de encuentro del barrio, cuyos vecinos no tienen otro lugar para reunirse en una época particularmente rígida.
Harvey se da cuenta de que no son pocos y empieza a hablar por ellos.
Se enfrenta a empresarios, sindicatos y políticos intolerantes.
Sus victorias son cada vez mayores y su valentía recibe amenazas constantes, aunque también inspira a otros a seguir sus pasos.
El activismo de Milk deja de ser la plasmación de una serie de ideales, para convertirse en un responso, triste, melancólico y asfixiado clamor al cielo.
Los activistas de hoy en día han olvidado por lo que luchan, se han acomodado en victorias pasadas y han renunciado a luchar, y a los sacrificios que toda batalla por la libertad implica.
El resultado ha sido que donde la proposición 6 fracasó, la proposición 8 ha triunfado.
Solo un movimiento popular podrá evitar que poco a poco nos encaminemos hacia un mundo donde 2 + 2 ya no sumen 4, y donde no haya más verdad que la de la mayoría.
“Without hope, life's not worth living”
Milk es una cinta polémica en su naturaleza, que nos trata de sumergir en el infierno de la discriminación y que tiene muy a favor a una de las mejores actuaciones que me tocara visionar de este año 2008 como es la del polifacético Sean Penn.
Además Milk se fortifica con una adecuadísima recreación de época gracias al vestuario y la composición estética de la moda de los 70s.
El relato es emocionante y educativo.
Nos encontramos por un lado frente a un tema tabú que acá es tratado de manera abierta, sin caricaturas de por medio y con mucho respeto, mientras que en paralelo Milk nos habla de lo que significa la dignidad del ser humano y la importancia que tiene el que cada uno de nosotros la defienda estemos donde estemos.
Milk se contextualiza 40 años atrás, sin embargo, abre la puerta frente a un tema que se mantiene vigente en nuestros tiempos.
Para nadie es secreto que hasta el día de hoy a muchas personas la causa homosexual les sigue erizando los pelos.
De ahí el valor e importancia de Milk, que además es verídica ya que cada uno de los personajes que se muestran existió, de hecho muchos de ellos colaboraron con Van Sant en la creación, recreando de esta manera un escenario completamente creíble, una dura realidad que quisiésemos creer que nunca existió pero frente a la cual no podemos negarnos.
Es siembre necesario mirar hacia nuestro pasado para poder avanzar al futuro.
Y allá en el pasado se encuentra Harvey Milk, un líder que probablemente muchos de nosotros no conocíamos pero que se encuentra entre aquellos grandes que decidieron entregar su vida por una causa justa, para que nosotros hoy pudiésemos vivir en un mundo un poco más digno.
Milk es una cinta que hace apología de la homosexualidad…
Dicho así pareciera ser un filme provocador y tendencioso, pero no es éste el caso ya que Milk busca la empatía del espectador y dejar claro mediante un caso verídico las dificultades que tienen las personas homosexuales para vivir en una sociedad criada mediante principios religiosos conservadores.
Milk aborda temáticas muy complejas y discutibles tales como la discriminación por prejuicios sociales, el temor a la represión física y psicológica por el activismo político a favor de la igualdad de derechos, la represión policial como síntoma de la intolerancia y del fracaso del diálogo, las estrategias políticas de un grupo revolucionario de liberación sexual para cambiar la mentalidad conservadora reinante, las acaloradas discusiones sobre que la homosexualidad es la causa de la desintegración familiar y por ende de la descomposición moral de la sociedad misma, el idealismo a ultranza que procura la lucha por las creencias a pesar de las dificultades y de la intransigencia de algunos, la lucha sin cuartel de un grupo de luchadores y de gente que no quiso pasar la vida escondida en un armario y decidió enfrentarse contra el sistema impuesto, y la lucha interna de personas normales que creen ser anormales por ir en contra de los principios naturales en cuanto a su inclinación sexual.
“Never blend in”
Desde hace poco menos de medio siglo, un estrato social ha luchado por un lugar justo y natural en el mundo como si lo que pidiese fuese un privilegio y no un derecho humano.
Las esferas del poder, retrógradas e hipócritas, han luchado por su parte por manchar el nombre y la dignidad de estos.
Presente entre la raza humana desde que el mundo es mundo, pero denostado por las leyes y la sociedad como si de una plaga contagiosa se tratase.
Los homosexuales, por llegar a ser tratados, simplemente, como una parte más de la humanidad, han vivido represión, muerte, enfermedad, y vejación legal.
La lucha comenzó en San Francisco, cuando un hombre anónimo entregó su vida a una carrera política por una causa justa y más allá del deseo personal.
Milk es un atronador grito a favor de las igualdades sociales, la integración y las libertades colectivas.
Un alegato que hace de Milk una obra tan necesaria como oportuna.
Los hechos que se relatan nos muestran a la perfección la estrechez de mente que provoca, en este caso el asesinato y la privación de derechos elementales de las personas por ser gais, pero pasa lo mismo por la religión, el color de piel o las ideas que se defienden.
Lo grave del tema es que actualmente, 30 años después, sigue habiendo gente perseguida y maltratada por lo mismo, y seguimos viendo como la Iglesia, por ejemplo, sigue sintiéndose amenazada porque el matrimonio entre personas del mismo sexo se permita.
Parece que “sus” familias se verán por ello truncadas.
Al mismo Milk lo oímos decir que él nació en una familia heterosexual, se educó con profesores heterosexuales y en una sociedad heterosexual, y sin embargo “salió” gay.
Que se lo hagan mirar algunos intransigentes.
Milk es un film político, sí, pero creo que su finalidad pasa por conocer la lucha de un hombre que, en plena década de los 70, reclamaba derechos que, hasta ese momento, nadie se había atrevido a pedir, y logró conseguir no solo el apoyo total de los homosexuales del estado de San Francisco sino también el de otros políticos que se dieron cuenta de que podían conseguir mucho apoyo de un sector olvidado y discriminado gracias a Harvey Milk.
También es interesante que, aunque transcurra hace más de 30 años atrás, indirectamente Milk haga una crítica a la sociedad actual, en la cual recién se les empiezan a conceder algunos derechos a los homosexuales.
Sin ir más lejos, el mismo Sean Penn mencionó al recibir su (segundo) Oscar que al frente del Teatro Kodak había gente protestando contra el matrimonio gay…
Milk sirvió en su día como referente para los millones de personas que se sentían solas, excluidas, atormentadas por algo tan irrelevante como su sexualidad, importante el personaje del joven minusválido.
Pero su discurso no ha quedado anticuado.
Las cosas todavía no han avanzado lo que deberían, no sólo en el aspecto de la sexualidad.
Hoy en día aún hay miles y miles de personas que son aisladas, intimidadas por la sociedad, una sociedad que se empeña en no entender, en no comprender.
Una sociedad injusta que discrimina por razón de sexo, religión, color de piel, clase social, sexualidad o cualquier otro motivo.
Milk es, ante todo, un film moralista, en el sentido de que nos muestra cómo quien quiere, puede.
Y por más que haya caídas, o problemas, siempre hay que salir adelante creyendo en lo que tú mismo desees.
No ceder nunca, no dejarte presionar, sino ser fuerte y tirar para adelante por más arriesgadas, absurdas o utópicas que parezcan tus ideas.
Sean Penn levanta un personaje asombroso, que empieza desde lo más bajo hasta llegar a donde él quería, reivindicando los derechos del colectivo homosexual y, al mismo tiempo, progresando en su vida privada con tiento, pero no exento de problemas, sino superando adversidades que se le presentan.
“My name is Harvey Milk and I'm here to recruit you!”
His courage changed lives”
Nada es más importante en un mundo como este, que se derrumba todos los días sin acabar de destruirse por completo, que la libertad.
Un sueño, un anhelo abandonado, un ideal olvidado entre rascacielos, billetes verdes y moralinas medievales.
Una promesa, la promesa de un mundo mejor, la promesa de una sociedad que no sienta la imperiosa necesidad de controlarlo todo, de esclavizar a sus ciudadanos e imponerles el pensamiento único, el comportamiento unitario y los ideales de olvidadas civilizaciones y de tiempos idos.
Benjamin Franklin dijo:
“La democracia es posible si la gente se respeta lo suficiente como para comprometerse”
Si por un momento, solo por un instante fugaz, dejáramos de odiarnos los unos a los otros, quizás lograríamos edificar una nueva oportunidad para el hombre, un nuevo horizonte, un cambio, real, contundente e irrevocable, que echara por los suelos lo que un día dijo Eugene O’Neill:
“No hay presente, ni futuro, sólo el pasado repitiéndose una y otra vez”
La historia política de los Estados Unidos, un claro ejemplo de progreso y modernidad democrática desde su creación, ha estado marcada por idealistas y visionarios que, a pesar de haber hecho avanzar socialmente a su patria como a ninguna otra, terminaron salvajemente asesinados por sus propios conciudadanos.
Este factor perenne en la leyenda negra norteamericana no hace más que evidenciar que el país más avanzado del mundo, tiene en ocasiones un terror abismal al cambio.
Para su desgracia, la democracia estadounidense ha germinado en ocasiones regada por la sangre de mártires que perecieron en la defensa de causas nobles, pero muy impopulares en su época.
A los Lincoln, Kennedy o Luther King, se les podría unir sin reparos Harvey Milk, un malogrado político californiano que aún a precio de su propia vida, luchó con talento y perseverancia en defensa de los derechos de los homosexuales.
Ahora bien, salir del armario o salir del clóset es un modismo que, aplicado a las personas significa:
«Hacer de manera voluntaria y pública la declaración de su homosexualidad»
Cuando no es voluntaria se emplea la expresión anglosajona outing.
Ampliando el término igualmente cuando una mujer u hombre homosexual admite ser heterosexual o que también le gustan las personas del otro sexo.
Posteriormente, el significado se ha ampliado a otros colectivos y situaciones y se utiliza como sinónimo de hacer público y reconocer con orgullo algo que se mantenía oculto y que socialmente puede ser considerado vergonzoso.
La expresión salir del armario se opone a estar en el armario, mantener en secreto la orientación sexual e incluso negarla socialmente.
El estado después de salir del armario es descrito como estar fuera del armario.
Hasta finales del siglo XX era común que las personas no salieran del armario sino después de su emancipación familiar, es decir, hasta dejar de vivir con los padres y depender de ellos económicamente.
Hoy en día, muchos gais y lesbianas están saliendo del armario en la adolescencia, aunque no todos son aceptados por sus familias.
Estudios publicados en el 2007 muestran que casi la mitad de los muchachos que viven en la calle en EEUU son gais, ya que los padres los echaron de casa cuando se enteraron de su orientación sexual.
Lastimosamente, no existen hasta el momento estudios similares en países hispanohablantes.
Desde finales de la II Guerra Mundial, San Francisco, uno de los mayores puertos de EEUU, era el hogar de un número considerable de hombres homosexuales expulsados por el ejército y que habían decidido quedarse allí, en vez de retornar a sus casas y enfrentarse al ostracismo.
Hacia 1969 San Francisco tenía más gais per cápita que cualquier otra ciudad norteamericana.
La comunidad homosexual de San Francisco se concentra en la zona de negocios que se ubica en las calles Castro y Market hasta la calle Nº19.
Su extensión cubre desde Market Street hasta la Iglesia y a ambos lados del vecindario desde las avenidas Church Street hasta Eureka Street.
El Gran Castro incluye la zona residencial bordeada por los barrios de Mission District, Noe Valley, Twin Peaks y Haight-Ashbury.
Algunos consideran el incluir a dos barrios aledaños de Duboce Triangle y Dolores Heights, quienes poseen una gran presencia de la comunidad LGBT.
“All men are created equal.
No matter how hard you try, you can never erase those words”
¿Quién tiene derecho a imponerle a otro ser humano qué tiene que sentir, hacia quién y cómo?
¿Qué menos para una persona que renunció a su vida personal e incluso a su propia vida para defender los derechos de una minoría y en pro de la justicia e igualdad para todos?
Harvey Bernard Milk (Nueva York 1930 – San Francisco 1978) fue un político y activista estadounidense, quien se convirtió en el primer hombre abiertamente homosexual en ser elegido para un cargo público en los Estados Unidos, como miembro de la Junta de Supervisores de San Francisco en 1977.
Su experiencia en la contracultura de la década de 1960 le permitió abandonar muchos de sus puntos de vista conservadores sobre la libertad individual y la expresión de la sexualidad.
Parte de la revolución cultural de los años 1970 incluyó un estilo de moda llamado el "Clon de Castro", en donde muchachos vestían con pantalones denim muy ajustados, borceguíes, remeras ajustadas y bigotes o barba abundante sobre el rostro, lo que era muy común entre la población homosexual en aquella época.
Milk se asentó en el distrito de Castro, un vecindario que entonces experimentaba un masivo aflujo migratorio de homosexuales, y abrió la tienda Castro Camera, que se convertiría más adelante en la sede central de sus campañas y punto de reunión de sus colaboradores.
En 1975, Harvey Milk comenzó a involucrarse como activista LGBT, contribuyendo luego a lo que sería la publicidad del barrio como destino turístico homosexual.
Su fin era dar esperanza a los parias gais en todo Estados Unidos.
Una vez dijo:
“No queremos liberales comprensivos, queremos gais que representen a gais, yo represento a la gente gay de la calle: al chico de 14 años que se fugó de San Antonio.
Debemos compensar los cientos de años de persecución.
Debemos dar esperanza a ese pobre niño escapado de San Antonio.
Van a los bares porque las iglesias son hostiles.
¡Necesitan esperanza!”
Otras causas importantes para Milk eran apoyar la creación de instalaciones más grandes y más económicas para el cuidado de los niños, el transporte público gratuito y el desarrollo de un consejo de ciudadanos para vigilar a la policía, que era corrupta.
Así, Harvey Milk llegó a ser concejal (supervisor) de la ciudad de San Francisco, siendo el primer homosexual, públicamente conocido, en llegar a ostentar un cargo público, y ayudó a promover los derechos de los homosexuales.
Preocupado porque su creciente popularidad lo hiciera blanco de un asesinato, grabó en una cinta el nombre de quién quería le sucediese en ese caso, agregando:
«Si una bala atraviesa mi cerebro, dejen que esa bala destruya las puertas de todos los armarios»
Pero en San Francisco, en 1978, Dan White, un político resentido y perturbado, se asoma a una de las ventanas del Ayuntamiento con un rifle y mata a dos personas: George Moscone, alcalde, y Harvey Milk, concejal, activista homosexual y gran oponente de Moscone.
Este último recibió cinco impactos de bala.
Dos de los proyectiles se incrustaron en su cerebro.
Milk tenía 38 años, muchos de los residentes dejaron flores en las escaleras del ayuntamiento.
Esa noche, una multitud se reunió de forma espontánea en la calle Castro y se desplazó hacia el ayuntamiento en una procesión de velas.
Su número se estimó entre las 25.000 y 40.000 personas, ocupando el ancho de la calle Market y una longitud de 24 kilómetros desde la calle Castro.
Al día siguiente, los cuerpos de Moscone y Milk fueron llevados a la rotonda del ayuntamiento, donde se les dio el último adiós.
Seis mil personas asistieron a la misa ofrecida para el alcalde Moscone en la Catedral de St. Mary.
Para Milk se realizaron dos ceremonias: una pequeña en el templo Emmanuel y otra estrepitosa en el Ópera House.
Milk fue incinerado y sus cenizas fueron esparcidas, la mayoría en la bahía de San Francisco, por sus más íntimos amigos.
Algunas porciones fueron encapsuladas y enterradas bajo la acera delante del número 575 de la calle Castro, donde había estado Castro Camera.
Harry Britt, una de las cuatro personas que Milk había nombrado en su cinta como un reemplazo aceptable en caso de ser asesinado, fue elegido por la alcaldesa en funciones, Dianne Feinstein.
Milk sólo sirvió 11 meses en su cargo de concejal.
Los suficientes para convertirse en un mártir de la lucha por las libertades de los homosexuales y construir la clase de legado capaz de conmover a dos destacados miembros del Hollywood más incómodo, como Sean Penn y Gus Van Sant.
Tras desafiar la clase gobernante de San Francisco en 1977, Milk se convirtió en un miembro del panel de supervisores, muchas personas, heterosexuales y homosexuales, tuvieron que ajustarse a una nueva realidad que él encarnaba: que los gais podían llevar una vida honesta y de éxito.
Milk fue incluido en los «100 héroes e íconos del siglo XX» de Time como «un símbolo de lo que pueden conseguir los gais y los peligros a los que se enfrentan por hacerlo»
A pesar de sus travesuras y sus ardides publicitarios, nadie entendía cómo su actuación pública podía afectar las vidas privadas mejor que el mismo Milk, sabía que la raíz de la situación de los gais era su invisibilidad.
The Advocate listó a Milk en la posición tres entre sus «40 héroes» del siglo XX, citando a Dianne Feinstein:
«Su homosexualidad le daba una comprensión de las cicatrices que llevan todas las personas oprimidas.
Creía que ningún sacrificio era demasiado grande por la causa de los derechos humanos»
El presidente de los Estados Unidos, Barack H. Obama, otorgó, a título póstumo, a Harvey Milk la Medalla Presidencial de la Libertad, el máximo honor civil en este país, el 12 de agosto de 2009, por su contribución al movimiento de los derechos civiles de los homosexuales, afirmando:
“Milk luchó contra la discriminación con un coraje y una convicción visionarios"
El sobrino de Milk, Stuart Milk, aceptó el premio en nombre de su tío.
El 25 de agosto de 2009, el gobernador Arnold Schwarzenegger y Maria Shriver anunciaron que Milk sería uno de las 13 nuevas admisiones en el Salón de la Fama de California, en la exhibición permanente del Museo de California.
La admisión tuvo lugar el 1 de diciembre de 2009, en Sacramento.
El 12 de octubre de 2009, el gobernador Schwarzenegger aprobó la designación del 22 de mayo como el "Día de Harvey Milk"
“A homosexual with power... that's scary”
Milk es una película estadounidense de 2008, dirigida por Gus Van Sant y basada en la vida del político Harvey Milk, que fue el elegido para un puesto público en los Estados Unidos, concejal de distrito de San Francisco.
Además fue un férreo defensor y activista de los derechos civiles de los homosexuales.
Protagonizada por un GIGANTESCO Sean Penn, James Franco, Emile Hirsch, Josh Brolin, Diego Luna, Alison Pill, Victor Garber, Denis O'Hare, Joseph Cross, Stephen Spinella, Lucas Grabeel, Brandon Boyce, Howard Rosenman, Kelvin Yu, Jeff Koons, Ted Jan Roberts, Carol Ruth Silver, Hope Tuck, Kelvin Han Yee
El guión fue escrito por Dustin Lance Black.
Milk ganó 2 Oscar como mejor Actor (Sean Penn) y mejor guión original de 8 nominaciones incluyendo mejor película, mejor director, mejor actor de reparto (Brolin), banda sonora, vestuario y montaje.
Un párrafo completamente aparte de merece la IMPRESIONANTE actuación de Sean Penn, con un carácter que conmueve, dándole vida a un personaje que merecía tamaña interpretación.
Sean emociona y se marca una caracterización de aquellas que no se olvidan fácilmente, una de esas frente a las que queda nada más que aplaudir de pie y agradecer.
Con su interpretación, y legado de Milk, Penn deja claro lo que debería ser la política y para lo que deberían servir los políticos.
Gran lección que deberían aplicarse la mayoría de ellos.
En el resto del reparto, tratando de la temática que trata, se hace raro ver a James Franco, con una apariencia y un registro muy diferente al habitual cuya actuación serena dota a Milk de un atractivo silencio.
Diego Luna también tiene un personaje curioso, parece encontrarse cómodo en Hollywood donde va acumulando trabajos y puede que no lo encasillen.
Otro que sorprende ver es a Lucas Grabeel, Emile Hirsch y Josh Brolin, que hizo un corto papel pero que impresionó a la Academia.
Usando vídeos de la época, Van Sant le da a la producción un aire de documental.
Contiene un interesante valor sobre el difícil proceso de normalización de la comunidad gay y la lucha de un grupo de pioneros encabezados por Harvey Milk para animar a miles de homosexuales a dar el paso de reconocer su condición y vencer el miedo a ser discriminados social y laboralmente.
En aquella época “salir de armario” no consistía solamente en coger la bandera arco iris y subirse al jolgorio de la carroza del orgullo gay, suponía también entrar en el escaparate de bichos raros y renunciar a cualquier posibilidad de éxito profesional.
Resulta que en 1984 se realizó un documental también basado en la vida de Milk llamado: “The Times Of Harvey Milk” que ganó el premio Óscar al Mejor Documental.
Milk fue rodada íntegramente en San Francisco donde recibió una gran acogida, presentándose más de 3.000 voluntarios para la escena de la manifestación de 1978.
Milk es un viaje en el tiempo de los años 70, San Francisco ciudad abanderada de la revolución por las libertades y derechos de las minorías.
El barrio de Haight-Ashbury en los 60 había sido cuna del movimiento hippie y del flower power, y poco después su barrio “El Castro” sería el centro mundial de la lucha por los derechos de los homosexuales.
Hoy en día son paradas obligatorias en cualquier visita turística a la ciudad.
El realizador no duda en recurrir a imágenes documentales que atraviesan y entrelazan la totalidad de Milk.
Sea tanto para referenciar situaciones periodísticas concretas, que complementan la tonalidad fotográfica del film, símil ‘70, como para también justificar la imposibilidad que supone dar pie a un personaje nefasto como el de la cantante Anita Bryant y su cruzada cristiana fundamentalista contra la homosexualidad.
La traslación de la vida del activista y primer dirigente político estadounidense, abiertamente declarado homosexual, se constituye fílmicamente como proclama ética, como apología de los derechos humanos, como postura que se enerva y políticamente se construye, ante la diatriba reaccionaria de los sectores conservadores.
Cansado de huir de sí mismo, Harvey Milk deja un puesto ejecutivo en Wall Street para salir del armario y mudarse al barrio Castro, de San Francisco, con su pareja Scott Smith.
Allí abre una tienda de cámaras que no tarda en convertirse en el punto de encuentro del barrio, cuyos vecinos no tienen otro lugar para reunirse en una época particularmente rígida.
Harvey se da cuenta de que no son pocos y empieza a hablar por ellos.
Se enfrenta a empresarios, sindicatos y políticos intolerantes.
Sus victorias son cada vez mayores y su valentía recibe amenazas constantes, aunque también inspira a otros a seguir sus pasos.
El activismo de Milk deja de ser la plasmación de una serie de ideales, para convertirse en un responso, triste, melancólico y asfixiado clamor al cielo.
Los activistas de hoy en día han olvidado por lo que luchan, se han acomodado en victorias pasadas y han renunciado a luchar, y a los sacrificios que toda batalla por la libertad implica.
El resultado ha sido que donde la proposición 6 fracasó, la proposición 8 ha triunfado.
Solo un movimiento popular podrá evitar que poco a poco nos encaminemos hacia un mundo donde 2 + 2 ya no sumen 4, y donde no haya más verdad que la de la mayoría.
“Without hope, life's not worth living”
Milk es una cinta polémica en su naturaleza, que nos trata de sumergir en el infierno de la discriminación y que tiene muy a favor a una de las mejores actuaciones que me tocara visionar de este año 2008 como es la del polifacético Sean Penn.
Además Milk se fortifica con una adecuadísima recreación de época gracias al vestuario y la composición estética de la moda de los 70s.
El relato es emocionante y educativo.
Nos encontramos por un lado frente a un tema tabú que acá es tratado de manera abierta, sin caricaturas de por medio y con mucho respeto, mientras que en paralelo Milk nos habla de lo que significa la dignidad del ser humano y la importancia que tiene el que cada uno de nosotros la defienda estemos donde estemos.
Milk se contextualiza 40 años atrás, sin embargo, abre la puerta frente a un tema que se mantiene vigente en nuestros tiempos.
Para nadie es secreto que hasta el día de hoy a muchas personas la causa homosexual les sigue erizando los pelos.
De ahí el valor e importancia de Milk, que además es verídica ya que cada uno de los personajes que se muestran existió, de hecho muchos de ellos colaboraron con Van Sant en la creación, recreando de esta manera un escenario completamente creíble, una dura realidad que quisiésemos creer que nunca existió pero frente a la cual no podemos negarnos.
Es siembre necesario mirar hacia nuestro pasado para poder avanzar al futuro.
Y allá en el pasado se encuentra Harvey Milk, un líder que probablemente muchos de nosotros no conocíamos pero que se encuentra entre aquellos grandes que decidieron entregar su vida por una causa justa, para que nosotros hoy pudiésemos vivir en un mundo un poco más digno.
Milk es una cinta que hace apología de la homosexualidad…
Dicho así pareciera ser un filme provocador y tendencioso, pero no es éste el caso ya que Milk busca la empatía del espectador y dejar claro mediante un caso verídico las dificultades que tienen las personas homosexuales para vivir en una sociedad criada mediante principios religiosos conservadores.
Milk aborda temáticas muy complejas y discutibles tales como la discriminación por prejuicios sociales, el temor a la represión física y psicológica por el activismo político a favor de la igualdad de derechos, la represión policial como síntoma de la intolerancia y del fracaso del diálogo, las estrategias políticas de un grupo revolucionario de liberación sexual para cambiar la mentalidad conservadora reinante, las acaloradas discusiones sobre que la homosexualidad es la causa de la desintegración familiar y por ende de la descomposición moral de la sociedad misma, el idealismo a ultranza que procura la lucha por las creencias a pesar de las dificultades y de la intransigencia de algunos, la lucha sin cuartel de un grupo de luchadores y de gente que no quiso pasar la vida escondida en un armario y decidió enfrentarse contra el sistema impuesto, y la lucha interna de personas normales que creen ser anormales por ir en contra de los principios naturales en cuanto a su inclinación sexual.
“Never blend in”
Desde hace poco menos de medio siglo, un estrato social ha luchado por un lugar justo y natural en el mundo como si lo que pidiese fuese un privilegio y no un derecho humano.
Las esferas del poder, retrógradas e hipócritas, han luchado por su parte por manchar el nombre y la dignidad de estos.
Presente entre la raza humana desde que el mundo es mundo, pero denostado por las leyes y la sociedad como si de una plaga contagiosa se tratase.
Los homosexuales, por llegar a ser tratados, simplemente, como una parte más de la humanidad, han vivido represión, muerte, enfermedad, y vejación legal.
La lucha comenzó en San Francisco, cuando un hombre anónimo entregó su vida a una carrera política por una causa justa y más allá del deseo personal.
Milk es un atronador grito a favor de las igualdades sociales, la integración y las libertades colectivas.
Un alegato que hace de Milk una obra tan necesaria como oportuna.
Los hechos que se relatan nos muestran a la perfección la estrechez de mente que provoca, en este caso el asesinato y la privación de derechos elementales de las personas por ser gais, pero pasa lo mismo por la religión, el color de piel o las ideas que se defienden.
Lo grave del tema es que actualmente, 30 años después, sigue habiendo gente perseguida y maltratada por lo mismo, y seguimos viendo como la Iglesia, por ejemplo, sigue sintiéndose amenazada porque el matrimonio entre personas del mismo sexo se permita.
Parece que “sus” familias se verán por ello truncadas.
Al mismo Milk lo oímos decir que él nació en una familia heterosexual, se educó con profesores heterosexuales y en una sociedad heterosexual, y sin embargo “salió” gay.
Que se lo hagan mirar algunos intransigentes.
Milk es un film político, sí, pero creo que su finalidad pasa por conocer la lucha de un hombre que, en plena década de los 70, reclamaba derechos que, hasta ese momento, nadie se había atrevido a pedir, y logró conseguir no solo el apoyo total de los homosexuales del estado de San Francisco sino también el de otros políticos que se dieron cuenta de que podían conseguir mucho apoyo de un sector olvidado y discriminado gracias a Harvey Milk.
También es interesante que, aunque transcurra hace más de 30 años atrás, indirectamente Milk haga una crítica a la sociedad actual, en la cual recién se les empiezan a conceder algunos derechos a los homosexuales.
Sin ir más lejos, el mismo Sean Penn mencionó al recibir su (segundo) Oscar que al frente del Teatro Kodak había gente protestando contra el matrimonio gay…
Milk sirvió en su día como referente para los millones de personas que se sentían solas, excluidas, atormentadas por algo tan irrelevante como su sexualidad, importante el personaje del joven minusválido.
Pero su discurso no ha quedado anticuado.
Las cosas todavía no han avanzado lo que deberían, no sólo en el aspecto de la sexualidad.
Hoy en día aún hay miles y miles de personas que son aisladas, intimidadas por la sociedad, una sociedad que se empeña en no entender, en no comprender.
Una sociedad injusta que discrimina por razón de sexo, religión, color de piel, clase social, sexualidad o cualquier otro motivo.
Milk es, ante todo, un film moralista, en el sentido de que nos muestra cómo quien quiere, puede.
Y por más que haya caídas, o problemas, siempre hay que salir adelante creyendo en lo que tú mismo desees.
No ceder nunca, no dejarte presionar, sino ser fuerte y tirar para adelante por más arriesgadas, absurdas o utópicas que parezcan tus ideas.
Sean Penn levanta un personaje asombroso, que empieza desde lo más bajo hasta llegar a donde él quería, reivindicando los derechos del colectivo homosexual y, al mismo tiempo, progresando en su vida privada con tiento, pero no exento de problemas, sino superando adversidades que se le presentan.
“My name is Harvey Milk and I'm here to recruit you!”
Comentarios
Publicar un comentario