Dirty Harry


“You don't assign him to murder cases, You just turn him loose”

La llegada de los años 70, supuso un fuerte cambio en el cine.
Siempre veíamos la belleza de las calles, del glamur de la gente, etc.
En una época en la que no existía el GPS, las bases de datos, los perfiles criminales, o cualquier otra trampa argumental a lo CSI, los policías del cine tenían que patear las calles para hacer su trabajo.
Surgía un cine que mostraba el lado más oscuro, donde no todo era belleza, mostrando personajes de moralidad dudosa, barrios marginales… aparecía la figura del antihéroe, personajes oscuros e inmorales, calles y barrios marginales, y la aparición de un nivel de violencia más explícita.
El cine adopta una nueva actitud, mucho más oscura y tenebrosa, ya no se decantan por las historias coloristas, ahora se emplean historias tenebrosas, dramáticas, y decadentes, mostrando lados de las ciudades más conocidas de los EEUU nada reconocibles, con una atmosfera más angustiosa.
Sobre los orígenes del policial americano; el género popular fue la serie negra, que devolvía básicamente el crimen al callejón, al contrario de otros autores elitistas como Agatha Christie, y reflejaba mejor la realidad del mundo de los años 30, corrupto y decadente.
El héroe resultaba ser el intachable detective privado, que actuaba como catalizador de miserias humanas, y como una especie de caballero andante sin armadura.
Posiblemente, sea la figura del detective privado de moral intachable, lo que germinaría la decadencia del género.
Resulta lógico, que del 30 al 50 Norteamérica aún vivía “El Sueño Americano”, y podía darse el lujo de los héroes inmaculados.
Pero llegaría la década del 60, y los Estados Unidos entrarían en una etapa de convulsivos cambios.
La muerte de paladines de la libertad como los Kennedy, Malcolm X, o Martin Luther King, Jr., La Guerra de Vietnam cuya victoria se eternizaba, y que terminó por no llegar nunca; el movimiento hippie, el sexo sin ataduras, el abandono del horripilante Código Hays de “ética cinematográfica”, las revueltas raciales, La Guerra Fría... Norteamérica estaba vomitando todos los ideales y pudores de “El Sueño Americano” y, de pronto, se encontró convertida en una sociedad cínica, que había perdido sus ilusiones, violenta, y con un lenguaje realmente crudo para expresarse.
Es lógico pensar, que la era de los héroes inmaculados dentro de la ley se desbarrancara, y surgiera una nueva generación, marcadamente cínica, amoral y, por qué no, fascista.
Por si fuera poco, se había generado un clima de violencia por todo el país:
El índice de criminalidad en muchísimas grandes ciudades, aumentó de manera considerable, e incluso, perduró en los años 80.
Además, se había empezado a discutir, sobre las diferencias entre ley y justicia, esta última empezó a cuestionarse en relación con la legitimidad de la misma; la primera porque no era eficaz, etc.
Es curioso, que 1971 sea un año en el que las películas que más éxito tuvieron, fuesen realistas y violentas; desde finales de los 60 el cine cambió, fue EL adiós al romanticismo de películas como:
“My Fair Lady” (1964) o “Doctor Zhivago” (1965), y la bienvenida al realismo de “The French Connection” (1971), “Straw Dogs” (1971), “The Godfather” (1972), “One Flew Over The Cuckoo's Nest” (1975)...
Todo ello se explica, con el disparo de esa Magnum 44' que resultó ser más que un icono.
Fue la consolidación de una nueva generación de cineastas.
“I know what you're thinking.
Did he fire six shots or only five?
Well, to tell you the truth, in all this excitement I kind of lost track myself.
But being as this is a .44 Magnum, the most powerful handgun in the world, and would blow your head clean off, you've got to ask yourself one question:
Do I feel lucky?
Well, do ya, punk?”
Dirty Harry es un film estadounidense de 1971, que combina acción, crimen, drama, misterio y thriller; dirigido por Don Siegel.
Protagonizada por Clint Eastwood, Harry Guardino, Reni Santoni, John Vernon, Andy Robinson, John Larch, Mae Mercer, John Mitchum, Woodrow Parfrey, Josef Sommer, entre otros.
El guión es de Harry Julian Fink, R.M. Fink, y Dean Reisner.
En 1971, después de que Warner comprase los derechos de una novela titulada “Dead Right”, obra de Harry Julian y Rita M. Fink, en la productora, se propusieron llevar a la gran pantalla dicho material, convertido en un thriller policíaco.
El libro estaba inspirado en los terribles hechos que acontecieron en San Francisco en aquellos años, una serie de asesinatos cometidos por alguien que se hacía llamar “el asesino del zodiaco” o “Zodiac”
Sin embargo considero, que Dirty Harry bebe lo suficiente de “Bullitt”, película dirigida en 1968, por Peter Yates, y que narra la intensa investigación llevada por el Teniente de policía Frank Bullitt (Steve McQueen), sobre el asesinato de un poderoso político.
La aceptación y celebración de la violencia explícita, está inteligentemente inducida por los guionistas en Dirty Harry, en especial por John Milius, quien se encargó de retocar algunas partes del guión, y que se caracteriza por mantener posiciones pro armamentistas en todos sus trabajos.
Esto causó un profundo impacto en la sociedad de los 70, al punto que Dirty Harry terminó influenciando fuertemente a las producciones de la época, masificando la brutalidad en el cine, efecto que se mantiene hasta el día de hoy.
Actualmente, el espectador promedio de una cinta de acción, desea la muerte del villano de turno.
Y es que cuando el nivel de sadismo aumenta, el héroe debe responder con medios similares, o peores...
Dirty Harry estuvo prohibido en Finlandia hasta 1972, y censurado en Noruega y Portugal; siendo la película más taquillera de la temporada de 1971, después de “Fiddler On The Roof” , “Billy Jack”, “The French Connection”, “Summer Of '42”, y “Diamonds Are Forever”
Dirty Harry se rueda en exteriores, y escenarios reales de San Francisco:
Bank Of America Building, City Hall, Hall Of Justice, Kezar Stadium... y en los platós de Universal Studios, en Universal City, California.
Las escenas se rodaron en exteriores reales de la ciudad de San Francisco; excepto la del atraco del banco, que fue filmada en una falsa calle de estudio, para mayor seguridad, pues requería muchos efectos especiales.
En Dirty Harry, Siegel marca el estilo de lo que serían los thriller policiacos, en concreto, los de asesinos en serie, a partir de ese momento.
Dirty Harry contiene grandes dosis de suspense, espectaculares persecuciones, un protagonista muy duro, y varios mensajes que fueron duramente criticados en público, y vehementemente aplaudidos en privado.
En una época en la que las leyes no eran capaces de erradicar el crimen, Don Siegel pone en circulación a un policía que solo vive para hacer justicia, aunque utilizando métodos un tanto heterodoxos.
¿El fin justifica los medios?
Alégrame el día...
Dirty Harry se convirtió en un referente, reflejado en otras películas, sobre todo el resto de las películas de la Serie posterior de “Dirty Harry”, porque era un retrato de la protesta social, señalando que era más fácil para el sistema de justicia, proteger a posibles sospechosos por encima de la aplicación de los derechos de las víctimas, ignorando a los ciudadanos que se encontraban en peligro, o que habían sido asesinados.
Dirty Harry es un film fundamental de los 70; cambió el lenguaje cinematográfico del género policial, y lo expuso en sus términos más simples y primarios.
Es, en más de un sentido, una transposición de las reglas del western a la ciudad moderna, pero con un lenguaje mucho más crudo.
No hay conflictos de conciencia por parte del héroe; simplemente, es lo que debe hacer.
La acción dramática tiene lugar en San Francisco, a lo largo de varios días, en 1971.
El inspector de homicidios Harry Callahan (Clint Eastwood) recibe el encargo de perseguir y detener a Scorpio (Andy Robinson), un asesino psicópata que ha sembrado el pánico en la ciudad.
Callahan es duro, implacable, solitario, poco inteligente, y violento.
Con pocos estudios, se ha formado en las calles de la ciudad.
Amargado por la muerte de su esposa en accidente de circulación, se comporta como un desarraigado:
No tiene amigos, no mantiene relaciones sociales, vive encerrado en sí mismo, apenas habla, y cuando lo hace es exageradamente lacónico, y ácidamente irónico.
Odia al mundo que le rodea, cree que el sistema judicial castiga a los ciudadanos honrados, y protege al criminal, carece de valores y principios, vive al margen de todo código moral o ético, tiene comportamientos contradictorios, está convencido de que la violencia sólo se combate con más violencia, y busca la justicia por su cuenta.
Sus compañeros le llaman “Dirty Harry” por sus métodos de trabajo, y porque siempre le encargan las misiones que nadie quiere, como la de Scorpio.
¿Cuántas películas han tratado de hacer de su protagonista, un policía efectivo que usa métodos poco ortodoxos para imponer la justicia?
Pues bien, todas, sin excepción, han sido pretenciosas imitaciones de este clásico policíaco, donde Clint Eastwood realiza uno de los mejores papeles de su carrera como actor, dejándonos en la retina, su famoso Magnum .44, del que los delincuentes nunca saben ciertamente, cuantas balas ha disparado.
Además, tiene uno de los asesinos más odiosos de la historia del cine:
Malo, malo, pero malo hasta el final.
Y lo peor de todo:
Es inteligente y capaz de poner al mismísimo Clint contra las cuerdas.
“Harry hates everybody.
Limeys, Micks, Hebs, Niggers, Honkies, Chinks, you name it”
Duro y frío como el hielo, pero con un poso de héroe vengador por los 4 costados, Harry Callahan convierte el caso en una cruzada.
No descansará hasta atrapar al asesino, porque sabe que nunca dejará de matar si no lo hace.
Cuando la policía, y los jueces y fiscales dejan libre a Scorpio por un mero tecnicismo legal, no duda en dar la espalda a una justicia en la que cree más bien poco, y administra la suya a sangre y plomo.
La de Harry Callahan es una voz crítica, que encontraría mal acomodo en estos tiempos políticamente correctos, y que a comienzos de los años 70, representaba a un sector de la población norteamericana, para el que el águila, las barras y las estrellas, habían perdido su antiguo lustre.
La valiente propuesta de Don Siegel, no hace más que retratar a un hombre que se enfrenta al sistema, y a una sociedad amarga e insegura ante la violencia imperante en aquella época.
Al mismo tiempo, Dirty Harry exhibe la elevada dificultad de la labor policial, como el criminal utiliza las leyes impuestas para su propio beneficio, y finalmente, la desilusión del mismo Callahan hacia el estamento policial.
Dirty Harry fue la primera aparición del inspector Harry Callahan del Departamento de Policía de San Francisco, interpretado por Clint Eastwood, quien le da su toque personal al personaje de Harry, un hombre rudo, seco y directo.
Y es que, si otro hubiera llegado a interpretar el personaje, Dirty Harry no hubiera sido el mismo.
Cabe decir que Clint Eastwood rodó personalmente todas las escenas de riesgo.
Harry Callahan, también contribuyó a popularizar el revólver Modelo 29, calibre .44 Magnum, de Smith & Wesson.
De hecho, Dirty Harry propició un ligero incremento en las ventas del arma, que sigue siendo popular 40 años después del estreno.
En las primeras tomas que se hicieron, en realidad el arma usada por Eastwood era un Remington calibre 41 magnum, debido a que en ese momento, no había ningún calibre 44 para enviar a los sets de filmación.
Externamente, ambas armas son iguales, por eso se aceptó, con condición que se haga ninguna toma de frente, para evitar que se note la diferencia de calibres en el orificio del cañón.
Harry es un individuo obsesionado con administrar la ley utilizando su “distorsionado” sentido de la justicia, obedeciendo a la frase “el fin justifica los medios”
El mejor ejemplo de esto, es la escena del robo del banco; él prefiere caminar directamente hacia los asaltantes apuntando su pistola, en vez de siquiera pensar, en tomar algún tipo de resguardo, o seguir las normas de la policía.
Aunque este tipo de comportamiento pueda parecer heroico en un Western, aquí indica que el protagonista presenta unas tendencias suicidas bastante latentes, que lo llevan a quebrantar las normas de manera constante.
La razón por la cual un héroe de tales características funciona tan bien, es porque al frente, tiene a un villano, Scorpio, cuyos actos son de un sadismo indescriptible, al punto que incluso, utiliza la ley para castigar y provocar a Harry.
Quiero decir que a Harry no le importa lo que crean los demás, en el fondo no es ni mucho menos, un mal tipo, sino que incluso, me atrevería a llamarlo un caballero del siglo XX, y hasta un filósofo.
Y si no, prestar atención a los diálogos que salpican, a través de los cuales, podemos vislumbrar su peculiar mentalidad.
Pero el éxito de Dirty Harry no se basa sólo en el argumento, o en la interpretación de Eastwood, como suelo decir, el peso de la historia de un héroe, depende del villano, y Scorpio es una creatura repulsiva que incluso, utiliza a la ley para castigar y provocar a Harry.
Sus actos son de un sadismo indescriptible, y la platea termina por consentir la escalada de violencia, buscando un desquite brutal, que haga pagar al asesino por sus salvajes actos.
Scorpio, el villano de Dirty Harry, estuvo inspirado en el criminal “Zodiac” de ahí su nombre “astral”, que andaba suelto en San Francisco en aquella época. Desafortunadamente, Zodiac nunca fue capturado.
Audie Murphy fue propuesto en primer lugar para el papel de Scorpio, pero murió en accidente aéreo antes de que se le pudiera realizar la oferta.
El papel fue a parar al desconocido Andrew Robinson.
Cuando Siegel le vio, sentenció que era el Scorpio perfecto, su rostro, normal y corriente, era lo que andaban buscando.
“Alguien que podría ser nuestro vecino, con apariencia de niño inocente, perteneciente a un coro”, palabras del propio Siegel, hacía mucho más temible el personaje.
A ello, se añadió además un pequeño, pero muy significativo detalle; Robinson era pacifista, odiaba las armas, y cuando tuvo que disparar varias veces, apenas podía soportarlo, por lo que cada vez que lo hacía, cerraba los ojos, teniendo que ser enviado con un experto, para que le enseñara a disparar sin cerrar los ojos.
Pese a esto, es difícil pensar en una mejor elección para interpretar al demente y violento asesino, que debe atrapar el rudo Harry Callahan.
El efecto es inmejorable, y ayuda a vestir psicológicamente a Scorpio.
El director Don Siegel, acabó suspendiendo el rodaje por un tiempo, para mandar a Robinson a un psiquiatra.
No obstante, continuó haciendo gestos cuando disparaba.
Luego del estreno, Robinson recibió una serie de amenazas de muerte, obligándolo a cambiar su número telefónico inclusive.
Scorpio resulta tan repulsivo para el espectador, que termina justificando la escalada de violencia que se ve, a la vez que resulta inevitable desear que el criminal sea castigado de la manera más brutal posible por sus salvajes actos.
Es un interesante debate el que propone Dirty Harry, ya que no retrata a un policía honrado jefe de familia, si no a un tipo asqueado, que odia al resto del mundo sin un motivo aparente.
Y ahí entronca con la personalidad de Scorpio.
Ambos son tal para cual, ya que Scorpio es un ser lleno de odio, que asesina por odio, como un cobarde, y que intentará por todos los medios acabar con Callahan.
Pero lo que les diferencia, a uno y a otro, es que Harry es un personaje honrado, y hará lo que sea para detener al demente francotirador.
Como así también, el duelo que mantiene con Scorpio, que podría resumirse como una batalla de mentes retorcidas.
El personaje de Harry se convierte en la pesadilla del psicópata protagonista, persiguiéndolo como si de su sombra se tratase, hasta el punto de que se vuelve más loco de lo que estaba; poseyendo puntos en común:
Ambos tienen inclinaciones voyeristas, son introvertidos y callados, se sienten incomprendidos, son aficionados a las armas de fuego, son expertos tiradores, etc.
A Callahan le es más fácil que a otros policías comprender al asesino, acercarse a él, intuir sus reacciones, y prever sus pasos.
Son personajes que respiran verdad, y pocas concesiones al espectador, que Callahan termine con el delincuente de la forma en la que lo hace, no es precisamente un final feliz y complaciente, pues con ello, y su gesto tirando la placa a la bahía, renuncia a ser policía, dejando definitivamente de creer en el sistema.
San Francisco se volvió a convertir en un personaje viviente dentro de Dirty Harry, al igual que ocurría en “Vertigo” de Alfred Hitchcock, aunque esta es un San Francisco sucio, lleno de maleantes, y Siegel la muestra acompañado de la música jazz del gran Lalo Schiffrin, que en algunos momentos, tiene algún toque herrmanniano en los momentos de tensión.
“You gotta be kidding.
I don't got any time to break in any newcomers.
Why don't you do this boy a favor... if I need a partner, I'll get me someone who knows what the hell he's doin'”
Dirty Harry fue atacada por algunos críticos, por representar a las minorías étnicas como criminales, y a las mujeres como víctimas débiles, que necesitaban ser rescatadas por un hombre.
Para hacer frente a estas acusaciones, Eastwood se replanteó la imagen de Harry en las secuelas:
En “Magnum Force” (1973) Harry formó equipo con un compañero asiático.
En “The Enforcer” (1976) aprendió a respetar a una compañera de carácter fuerte.
En “Sudden Impact” (1983) no sólo dejó en libertad a una asesina en serie, sino que la ayudó a vengarse del grupo de hombres que la habían violado.
Curiosamente, la cita:
“Go ahead, make my day” es de Harry, pero no de esta película, Dirty Harry, sino de la última:
“Sudden Impact” (1983)
Son escenas memorables:
La del estadio de fútbol vacío, la persecución acompañada sólo del sonido de los pasos, las 2 escenas que muestran la mitomanía de Callahan por la Magnum 44, la del bus escolar, y la carrera contra reloj.
Como curiosidad, en la escena de la huida de los atracadores del banco, se puede ver un cine en el que se está proyectando “Play Misty For Me” (1971), primera película de Eastwood como director, y en la que Don Siegel tenía un pequeño papel como actor.
Algo que rara vez se ve en el cine de acción lo vemos en Dirty Harry:
El uso de un travelling como elemento emocional.
Tras una persecución a pie, Callahan dispara a Scorpio en una pierna ya herida, para que éste caiga.
Una vez a su lado, le obliga a decir donde tiene una chica secuestrada que puede morir.
Scorpio sólo grita aludiendo a sus derechos legales; Callahan le tortura pisándole su pierna herida, mientras Siegel se aleja con un movimiento de cámara aislando a sus 2 personajes del mundo.
El momento posee una violencia indescriptible, y el espectador se libera a través de ese travelling, no queriendo saber nada de lo que ocurre ahí.
Pero el siguiente plano, es el rescate de la chica, violada y asesinada, en un lugar en el que su sufrimiento fue mucho mayor del que padeció Scorpio.
¿Justifica la violencia Dirty Harry?
No.
Simplemente la muestra, y también sus consecuencias.
Y nos estampa la triste realidad en nuestras caras:
En este asqueroso mundo, hay gente con la que no se puede razonar.
Como errores en Dirty Harry vemos:
La carta de chantaje que Harry encuentra, después del primer asesinato, y que esta clavada en una antena.
La nota, en la oficina del alcalde, no tiene rastro alguno del gran agujero que tenía en el centro.
¿Cómo es eso de dejar libre a un asesino en serie?
El guión aduce a la falta de pruebas para inculparle por los asesinatos que ha perpetrado pero:
¿De verdad que no tienen ninguna prueba, más allá de las que el juez rechaza por fraudulentas?
¿No hay pruebas que incriminen a Escorpio con la muerte de la chica?
¿Acaso no es él, quién revela el paradero de ésta?
¿Y qué hay de las notas?
¿No se puede demostrar que se trata de su caligrafía?
Y agresión a la autoridad…
¿Tampoco es un delito?
Juraría que sí, y de los gordos.
Porque no llama refuerzos, cuando rodean el edificio, en vez de empezar la estúpida balacera entre edificios; que aprovecha el asesino para huir…
“The City of San Francisco does not pay criminals not to commit crimes.
Instead, we pay a police department”
Dirty Harry se estrenó en el momento adecuado.
La administración Nixon, Vietnam, y las crecientes oleadas de crímenes en los EEUU alcanzaban unos niveles impensables.
El pueblo estadounidense estaba harto, y Harry Callahan representaba la voz de todos ellos.
Por fin, en una película se ponían sobre la mesa, los derechos de las víctimas a manos de desalmados asesinos.
El Inspector Callahan administra justicia, y asegura que si la ley deja escapar a un asesino por una argucia, entonces la ley está equivocada.
Lo irónico del asunto, es que para hacer cumplir la ley, hay que sobrepasarla, lo cual demuestra, que ésta no funciona.
Hoy, cualquier espectador de un film que incluya a un villano, desea su muerte, y cuando el nivel de sadismo aumenta, el héroe debe responder con medios similares o peores.
Sin duda es triste, y es un tema de largo debate, porque Dirty Harry debería ser una obra aislada, o una de tantas, obviamente con su importancia, pero no debería haber sido copiada hasta el hartazgo, pasteurizando los métodos violentos, y masificando el culto a las armas.
Quizás, el tema pase porque en el mundo moderno hemos perdido la ingenuidad, o la creencia en ciertos valores, y hoy crecemos, y aceptamos el hecho de que, todos tenemos derecho a la venganza frente a la agresión.
Y ya no hablo de justicia, sino de devolver la moneda con igual, o mayor violencia.
Dirty Harry es la piedra basal de esa nueva generación.
Perdidos los ideales…
¿Por qué confiar en los gobiernos, las autoridades y las leyes?
Cuando la burocracia y los intereses impiden la matanza de miles de ciudadanos en Vietnam, no hay motivos para seguir confiando las instituciones.
Y esa generación de héroes ultra-violentos y marginales, son los que toman justicia por su propia mano.
Sin duda, el Inspector Callahan es el molde sobre el cual surgirán muchos otros; desde “Rambo”, “Robocop”, y tantos otros, y casi toda la filmografía de Charles Bronson, Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger, Chuck Norris… está nutrida de clones de Dirty Harry.
El culto a las armas, el castigo violento y desmedido, el juicio expeditivo de los villanos, el actuar por fuera de la ley y, fundamentalmente, el festejo de la fauna, la platea, de dichos métodos brutales.
Pero Dirty Harry no sólo promueve la violencia, y masifica el culto a las armas.
En su tiempo fue altamente criticado por presentarse como una realización que llamaba a saltarse la ley, actuar violentamente, ignorar los derechos de los sospechosos, y aplicar una justicia radical contra los criminales.
De hecho, incluso, fue llamada fascista y reaccionaria, una verdadera defensora de la figura del justiciero, que está por encima de las normas establecidas, y que en su búsqueda de justicia, incluso cree válido, utilizar las mismas armas que los criminales.
Según declaraciones del mismo Eastwood, Dirty Harry provocó este tipo de reacciones, debido a que en aquel entonces, no se pensaba mucho en las víctimas de crímenes violentos.
La mayor parte de la prensa, se encontraba obsesionada con los derechos del acusado, pero en gran parte de la sociedad, yacía un malestar debido al favorecimiento de los derechos del delincuente por sobre los de la víctima.
Si hoy se hiciera un viaje en el tiempo, y se mostrara Dirty Harry a una persona de los años 50 o 60, se impactaría.
Posiblemente lo repudiaría.
Pero hoy, en la era de la violencia masificada, Dirty Harry es un simple film de matinée, en comparación con otras obras que la han superado en brutalidad.
Y con el problema que hemos rendido culto a las armas, y festejamos la potencia del Magnum 44, perdiendo noción que el impacto descomunal de semejante disparo recae sobre un ser humano…
Es cierto, sobre un villano, pero no deja de ser una persona.
E incluso, llegando a más allá, podríamos aterrorizarnos, si redefiniéramos el concepto, y planteáramos que Dirty Harry estuviera obsesionado con alguien, que piensa que es el asesino, y termina siendo una persona inocente: usted, yo, cualquiera.
El problema de la masificación del modelo, es que se pierde la noción de la realidad, tal como cuando vemos La Guerra de Irak en la CNN, con el mismo interés y asombro, como quien ve un videogame, sin pensar en vidas humanas, carne y sangre, destrozados por las bombas.
Es un problema de valores y de cultura.
Cualquier film violento o sádico, que supere en métodos sangrientos a los anteriores, seguramente impactará, pero al cabo de unos años, será el estándar del género, y lo veremos a las 2 de la tarde por cable televisión.
Quizás, el ser humano tiene una tendencia pornográfica por la violencia, asimilando cada vez, mayor cantidad de métodos sanguinarios y explícitos con menor incomodidad.
Indudablemente Dirty Harry es un gran film, pero como metáfora sobre la violencia es un fracaso.
No provoca que el individuo se sienta incómodo con sus escenas y con los ideales de sus personajes, sino que termina por pedir más.
Y a partir de ahí, continuarían otros de la serie con Eastwood como protagonista, ampliando las características ultra violentas del personaje y de los villanos, pero disminuyendo el nivel de calidad del argumento donde se termina por ser una caricatura de sí mismo.
Dirty Harry es un mensaje de cambio para el sistema, y un tributo a los policías que cumplen con su difícil deber.

“No wonder they call him Dirty Harry.
Always get the shit-end of the stick”



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