The Fluffer


“What are you drinking?”

Las personas que trabajan en la industria para adultos, también tienen su corazoncito, se enamoran y todo.
Como que ya era hora, de que se relatara lo que sucede tras cámaras en las incontables películas porno, que se consumen día a día alrededor del mundo; pues aunque nadie lo acepte, todos las hemos visto en un momento dado de nuestras vidas; así las cosas, cabe no solamente el motivo “mas-turbatorio”, sino también el conocer el tras bambalinas, empezando con ciertos oficios, estrictamente rigurosos...
¿Qué es fluffer?
En el burlesque, fluffer es un maestro de ceremonias o comediante, que pone a “calentar” al público con chistes subidos de tono, y bromas ingeniosas, en preparación para las bailarinas.
En Bienes Raíces, fluffer es aquel que prepara una casa para la venta, empleando las habilidades cosméticas, tales como la poda del césped, o tácticas psicológicas, tales como la cocción de pan, mientras que la casa se está mostrando.
Según Freud, fluffer es quien proporciona un refuerzo del ego.
Y en pornografía:
El fluffer es quien proporciona la estimulación necesaria, para que una estrella del porno masculino salga en “toda su potencia”
Etimológicamente, la voz inglesa “fluffer” también “fluff girl” o “fluff boy”, se utiliza para designar al miembro del equipo de grabación de una película pornográfica, cuyo trabajo es mantener la erección del actor principal.
La tensión del rodaje, puede ocasionar que el actor tenga problemas para permanecer excitado; así, el fluffer se encarga de prepararlo para la siguiente toma, ya sea mediante estimulación manual u oral.
Pese a la aparición de fármacos potenciadores de la erección en la industria porno, como el sildenafilo, siguen existiendo fluffers.
En la actualidad, se suelen utilizar fluffers sobre todo, para rodar escenas de “gang bang” y “bukkake”, en las cuales, hay “un operador” para varios hombres.
El “gang bang” o “gangbang” es un tipo particular de orgía, en la que una mujer o un hombre, mantiene relaciones sexuales con 3 o más hombres por turnos, o al mismo tiempo; esto puede llegar a incluir, un número indefinido de participantes.
Cabe señalar que dentro de este género, “gangbang” se incluiría también, el “bukkake”, el cual es un género pornográfico, y una práctica de sexo en grupo, donde una serie de varones se turnan para eyacular sobre una persona, ya sea varón o mujer.
Por lo general, al finalizar, la persona sobre quien se eyaculó se traga el semen, vaciado previamente en un vaso, u otro elemento similar, o de modo más lucrativo, se lo traga.
Normalmente, el “bukkake” tiene grandes connotaciones de humillación sexual; cuando es eyaculado en el rostro.
El término “fluffer”, puede ser llamado también “mamporrero”
Hablando en serio, si se puede, el término “mamporrero” puede aplicarse “en parte”, puesto que el mismo, se limita al que dirige al miembro del caballo, durante una exposición.
No se puede extender el término al “manejo” de miembros viriles…
Ahora, es claro que no existe un término en español justo, para este delicado trabajo, sin embargo, si podemos utilizar una descripción de la labor, como lo hacemos para referirnos a un trabajo específico, dentro de un mismo ramo.
En este sentido, podríamos utilizar:
“levantador de penes”, “ayudante de erección”, “asistente de erección” u otras maneras de describir el trabajo, aunque no “suenen” tan bien como nos gustaría.
Ese trabajo, de hecho, no tiene siquiera gran consideración social; y se calcula que por cada 4 o 5 actores porno, debe haber un fluffer.
Ellos, a pesar de los avances tecnológicos del último siglo, siguen realizando a conciencia, una tarea manual, y por qué no, hasta artesanal.
Por ejemplo, para empezar un “gangbang”, todos para uno y uno para todos; el “pornstar” espera, mientras el fluffer incita.
Todos, sean hombres o mujeres, viven de sus manos.
La mayoría de sus bocas.
Y los menos, de sus sexos.
Están en el estudio de filmación pero no aparecen en cámara.
Tocan, acarician, besan.
Gracias a ellos, los actores entran en escena, mejor predispuestos a penetrar a la estrella de turno.
La curiosidad por saber, o por ver algo del cine para adultos, ya viene instalado en nosotros, y hay algunos hechos que aún, a los que suponemos saber todo sobre el tema, logran sorprendernos…
Por lo general, el fluffer puede ser una figura del pasado.
Existe una leyenda que dice, que hubo una época, en que los estudios del cine XXX, estaban plagados de ágiles lenguas y dedos, que se ocupaban de mantener en pie de guerra las vergas de los actores que aparecían en pantalla.
Ahora estos trabajadores, son una especie en extinción, que se revitalizó con la filmación de los “gangbang”, esas películas en las que un actor o actriz, satisface sexualmente a más de 5 hombres simultánea, o sucesivamente.
“Son “profesionales” que pertenecen al ambiente, pero al escalón más bajo del mundillo del sexo” explica el director John T. Bone, quien volvió a la actividad de las “fluff girls”
Houston es una estrella del cine para adultos, que mantiene el récord mundial con 620 hombres en un “gangbang”
La tarea que dio origen a su marca, hubiese sido más difícil, de no haber sido por la inestimable asistencia de unos 12 fluffers.
“Ser un fluffer es lograr la oportunidad de que el nombre del aspirante a actor o actriz, aparezca en los créditos del film, y de la caja del video” explica la siliconada Houston, además de asegurar, que no recomienda esa forma para acceder al negocio;
“Yo comencé como una actriz contratada, y nunca tuve que trabajar de esa manera.
Si elegís ser un fluffer, para ser conocido en el ambiente, allá vos, pero eso no te va a asegurar filmar una escena” sentencia la rubia platinada.
Cuando la fluffer, Keri Downs, hizo su entrada en el caos que fue la filmación de “251 Men For Her” el “gangbang” de Annabel Chong, saludó a varios hombres expectantes y dijo:
“Hoy me toca “tantear”… así le decimos a ponerlos en disposición de poder actuar”
Cuando algún novato le preguntó, si también lo iban a hacer con ella, Keri se atajó con vehemencia:
“¡Ni lo sueñes!
Yo sólo te voy a manosear lo suficiente, para ponerte un condón, y que estés listo para hacérselo a ella, por la Chong”
Champagne es otra fluffer de ese film:
Flaca, morocha, y con una risita tonta, aclara que en su contrato, no figura ninguna cláusula que diga, que sólo es una “tarea manual”, pero sí fija un límite, cuando alguien pretende pasar más allá del sexo oral.
Si bien pareciera que los fluffers están volviendo a imponerse en la industria, su mejor época fue en los 70, “La Edad de Oro del Cine Porno”, antes que la industria se convirtiera en una “meritocracia” igual a otros tantos segmentos de la economía norteamericana.
El actor Sasha Gabor, por su parte, veterano de este tipo de películas grupales, incluida “Houston 500”, asegura que no necesita ni desea fluffers, porque la única cosa que ellos quieren hacer es sexo oral.
Luego agrega que en realidad, depende del fluffer:
“Yo estaba con Lori Holmes, con quien había tenido sexo antes, y le pregunté si estaba bien, si jugaba con su vagina unos segundos, ella no tuvo problemas, y enseguida tuve una erección”
Lori, última esposa de la leyenda del cine porno, John Holmes, trabajó como encargada de fluffers, en el “gangbang” de Houston.
La oriental, Annabel Chong fue, antes de “rebelarse” contra la industria, una actriz ignota, que hizo el primer “gangbang” masivo atendiendo a 251 hombres.
“Nosotros teníamos 4 o 5 fluffers, y la mayoría vinieron por el trabajo” recuerda la Chong.
Otra leyenda viviente del ambiente, la actriz Sharon Mitchell, actual directora ejecutiva de un centro de salud para la gente de la industria del cine XXX, en la que se realizan mensualmente, tests a unos 50 actores y actrices porno, y trabajadores del sexo, para la detección de enfermedades de transmisión sexual, prefiere discutir los riesgos que corren los fluffers.
“Además del SIDA, hay muchas cosas que se pueden contagiar, ya que ellos usan las manos y la boca; puede haber gonorrea de la garganta; en fin, depende qué tan lejos vaya el fluffer.
Ellos generalmente, hacen sólo sexo oral, pero hay casos, en que hacen todo lo que les piden” explica la ex mujer terrible del porno.
Respecto al oficio en sí, Sharon explica:
“Hay 2 clases de fluffers:
Uno es la “puta de corazón”, que te dice:
“Cuando quieras, donde quieras”
El otro, se mueve sólo por dinero, y no piensa en la fama, o ni en el sexo”
Un fluffer no es un amante, es algo más complejo, y a la vez, sin complicaciones.
No siempre implica intercambio de fluidos.
Cubre un aspecto de la vida del actor, con el objeto final de “hacer feliz” al lado de “el principal”
Al fluffer no le compras un departamento, ni le regalas objetos caros…
No; él da por dar, sin esperar a cambio.
Posiblemente porque tú también cubres un vacio en su existencia...
Consecuencias de quererlo todo.
Hoy en día, en cambio, se exige a los chicos que estén erectos, sin que nadie les toque, tienen que ser autónomos, y poder tener erecciones sin ayuda de otras personas.
“What do you think happens with people in porn?”
The Fluffer es una película independiente estadounidense, del género dramático, del año 2001, dirigida por Richard Glatzer y Wash West, veterano realizador y protagonista, de películas clasificadas X para el público gay, al que como actor serio, se le ha podido ver en “Hustler White” (1996) y en “Velvet Goldmine” (1998)
The Fluffer está protagonizada por Scott Gurney, Michael Cunio, Roxanne Day, Richard Riehle, Deborah Harry, Robert Walden, Taylor Negron, Tim Bagley, Adina Porter, Ruben Madera, Josh Holland, entre otros.
The Fluffer se inspira en la propia experiencia de Wash West como fluffler o estimulador.
También, es el autor del guión, en su debut como cineasta no pornográfico.
The Fluffer trata sobre un triángulo amoroso en lo profundo de la industria pornográfica gay.
Como curiosidad, The Fluffer incluye varios cameos, de numerosas personalidades de la industria para adultos, como:
Ron Jeremy, el director Chi-Chi LaRue, Karen Dior, Zach Richards, Derek Cameron, Chad Donovan, Thomas Lloyd, Jim Steel, Chris Green y Cole Tucker, entre otros.
Llama, poderosamente la atención del público, por la gran cantidad de personajes famosos que pasan en segundo término:
Debby Harry, cantante de Blondie; Chi-Chi LaRue, director porno gay del momento; o Guinevere Turner, actriz en “American Psycho” y otros.
The Fluffer fue estrenada en La Sección Oficial de la 51ª Edición de La Berlinale en 2001.
The Fluffer es un ejemplo de buen cine con bajo presupuesto, que es compensado con un guión brillante, y unas interpretaciones buenas; por tanto, no es una película calenturienta sin más, que trata superficialmente, un tema de amor gay.
The Fluffer es la clase de película, que puede interesar a cualquier espectador, sea  gay o heterosexual, porque enfrenta al espectador, a temas universales como:
La crisis de identidad sexual, los amores no correspondidos, la adicción a las drogas, o el aborto.
De muy escaso presupuesto, que causó impacto en el pasado, The Fluffer sustenta su discurso en 2 líneas argumentales:
La descripción documental de la industria del cine X desde dentro, con su pobre financiación, sordidez, y abundantes trucos para producir excitación erótica; y el proceso de encuentro y de desencuentro, entre el admirador obsesionado, y la estrella porno, que no sólo resulta ser heterosexual en realidad, sino un narcisista únicamente enamorado de sí mismo, cuyo itinerario de decadencia, pasa por el consumo de drogas, la delincuencia, y la marginalidad.
La industria del sexo nos proporciona el telón de fondo para esta historia de obsesión, de sumisión, de dinero, y la sexualidad, centrada en torno a 3 empleados de la industria:
Johnny Rebel (Scott Gurney) estrella “gay for pay”
Sean McGinnis, el chico joven e ingenuo, que se muda a Los Ángeles para seguir una carrera en el cine.
Y Julie Disponzio (Roxanne Day) la novia de Johnny desde hace mucho tiempo, también conocida como “Babylon”
Así las cosas, The Fluffer gira en torno de McGinnis, el estudiante de cine de 22 años, que mientras encuentra trabajo, pasa el tiempo viendo películas alquiladas.
Un día alquila “Citizen Kane” (1941), pero la película ha sido cambiada accidentalmente, por otra para adultos llamada “Citizen Cum”
Sean, de inclinaciones aparentemente bisexuales, se queda obsesionado con la estrella de la película, Johnny Rebel.
Así, su amor por el actor de nombre Mikey Rossini, conocido como Johnny Rebel en el porno, lleva a Sean a trabajar en el mundo de la películas para adultos, como camarógrafo a tiempo parcial, en la compañía “Men Of Janus”, la productora que tiene a Johnny en exclusiva.
Posteriormente, Sean terminará trabajando a tiempo completo como fluffer, persona encargada de estimular a los actores porno, cuando se les baja la erección, pero quedará decepcionado, al descubrir que su idolatrado Johnny, es heterosexual, y trabaja en el cine gay sólo por dinero…
Aparentemente, todo esto representa una metáfora de la honestidad sexual, encontrándose en la situación del verdadero romántico, obligado a amar desde una distancia impuesta.
Ambos personajes, Sean y Julie, viven en torno a Mikey.
Uno su obsesión, y otra su amor... por mucho que Sean tenga claro, que nunca podrá tener nada con Mikey, y se conforme con seguir estimulándole.
En su vida personal, Sean es incapaz de olvidarse de él.
Por otra parte, Julie simplemente necesita escapar de esa relación destructiva que tiene con Mikey, y hasta que no se dé cuenta, de que es ella misma, la única que debe hacerlo, no podrá seguir con su vida.
Al final, lo que parecía una comedia medio romántica, se convierte en una especie de intento de estudio vago de la homosexualidad del uno, y la posible del otro, y en un drama seudomoralista, acerca del consumo de sustancias, y de la vida licenciosa.
Es todo un querer y no poder, pero entretiene.
Y como atractivo extra, aparecen distintas estrellas del porno; vale como curiosidad, y, sobre todo, como forma de ver en todo su esplendor al señor Gurney, sabemos que la vergotota no es suya, pero qué bien estaría...
Bastante significativa, es la escena en la que Sean va a visitar a Julie al club donde trabaja, haciéndose pasar por cliente, y le pide que le diga cómo le gustan los hombres...
En esa escena, presenciamos la desesperación de uno, y el profundo amor de otra, pero en cualquier caso, el deseo de ambos por poseer algo que les hace daño.
La historia de The Fluffer no llega a ninguna parte, pero seguramente, a alguien le pareció importante, que el resto del mundo vea, que en la industria porno no todo es placer.
Y que aunque el sexo sea el mejor pasatiempo, cuando se convierte en trabajo, también cansa y aburre...
Lo que realmente nos quiere contar The Fluffer, es la superación de las obsesiones, que aunque a veces pensemos que seremos felices con algo, y nos lancemos por ello, puede que realmente no sea lo que necesitemos en la vida.
Simbólico el final, cuando Sean, camino a su destino soñado, lee la carta de un admirador de Johnny Rebel, como si de él mismo, al principio de The Fluffer se retratase, pero la diferencia es que ahora, él ya ha madurado.
Lo peor de The Fluffer es la sensación de haber visto una historia que daba para mucho, y lo desperdiciada que está, en manos de los 2 directores.
“Good evening, pricks, cocksuckers, and assholes!
I'm Chi-Chi LaRue, and this is my party!”
Resulta que no hace mucho, el actor de cine para adultos, Derrick Burts, se le informó en octubre, que tenía VIH/SIDA.
Burts, hoy de 27años, y que durante años ha trabajado en la industria del sexo, haciendo películas gays y heterosexuales, hizo que la industria entrara en pánico.
Y es que Burts no ha sido el único; en total, ya son 9 personas en 5 años, que en algunos casos, obligaron a paralizar los rodajes durante semanas, por el pánico y la incertidumbre que creó en el entorno.
Pero el caso de Burts, sí ha sido excepcional, que no sólo da la cara, sino que pide abiertamente, que se use el condón en las películas, para evitar contagios, y no sólo los exámenes habituales, algo que considera de poca relevancia.
Por tanto, se prescribieron exámenes médicos para todos los actores que trabajaron con él, desde su última prueba negativa, y se los puso en cuarentena.
Burts dijo, que desearía haber conocido más, acerca de los riesgos de tener relaciones sexuales sin protección; y cree que la industria debe educar a los actores, sobre lo que podría ocurrir sin el uso de protección sexual.
“Ganar US$10,000 o US$15,000 por hacer porno, no vale una vida.
Los actores necesitan ser educados”, comentó.
“Es muy peligroso”, dijo.
“Se debe exigir que se use un condón en el set”
Él asegura que se contagió durante un rodaje porno gay en Florida; sin embargo, una clínica emitió un comunicado, asegurando que el contagio sucedió “a través de la actividad privada y personal”
No obstante, se determinó que sucedió durante la producción de una película para público gay, donde sí se requiere el uso del preservativo, cuando contrajo la enfermedad, que como es natural, le ha obligado a abandonar un oficio que hasta ahora, le había dado mucho mejor resultado financiero, que como empleado de un hotel en Florida.
Burts asegura que cobraba entre $200 y $800 por escena, y entre $1,000 y $2,000 por una cinta gay.
La industria del porno en California, que es el más grande de su tipo, se ha mantenido en vilo por el caso de Burts durante los últimos meses desde que salió a la luz su caso.
Las empresas de cine para adultos, dejaron de hacer películas, mientras que las clínicas trataron de rastrear los orígenes de la infección.
Burts era conocido como “Paciente Zeta” y sólo recientemente, se dio a conocer el nombre real del implicado.
La industria del cine porno, que genera cada año, US$3,000 millones, pide a sus actores, que se hagan análisis de sangre mensuales, pero usar un condón en el set no es obligatorio.
Steve Hirsch, fundador de Vivid Entertainment, la compañía de producción de cine para adultos más grande del mundo, dice:
“Si se le obliga a usar condones, esta industria pasaría a la clandestinidad de inmediato”
El argumento es que a muchos espectadores, no les gusta ver látex en la pantalla, porque no es sexy.
Algunos actores aseguran, que no les gusta la sensación de llevar un condón, y baja su rendimiento.
Pero los médicos dicen, que el riesgo de contraer una infección de transmisión sexual (ITS), es mucho mayor para las personas que trabajan en el cine porno, y el uso de un condón no debe ser una opción, sino una obligación.
El Dr. Robert Kim Farley, director del Departamento de Salud Pública en Los Ángeles, asegura:
“Estamos convencidos de que el uso del condón se debe exigir en esta industria; al igual que un trabajador de la construcción, no entraría en una obra sin un casco, un actor de la industria para adultos, no debe tener actos sexuales sin condón”
Así que como dijo Ovidio, en La Metamorfosis:
“Los chicos y las chicas deseaban hacerle el amor, sin embargo, aquella figura de narciso orgulloso, sentía poca atracción, tanto por los unos como por las otras”
En el mundo del sexo incondicional, un día promedio de un actor porno, es un proceso largo y aburrido.
Dicen a las mujeres, por ejemplo, que deban entrar alrededor de las 08:00 para el maquillaje, pero es sólo para asegurarse que las actrices de porno lleguen a tiempo para trabajar.
Las estrellas porno, tienen un hábito de llegar tarde, porque a menudo vienen dopados con medicinas, drogas, o alcohol de la noche anterior.
Después del maquillaje, las actrices porno por lo general, esperan horas largas hasta que le toque el turno para hacer su escena.
Algunas escenas toman una hora, y otras toman varias horas para rodar.
Esperando, los actores porno cansados por lo general, terminan en los sanitarios, con botellas de alcohol, o permanecen fuera en sus coches, para consumir heroína o juntándose atrás con otros actores, para fumar la marihuana; o en escena, no logran la erección debida por eso y más, que puede incluir el trastorno personal, y es ahí donde entra en función el fluffer.
La mentira, es la lengua materna de las estrellas porno, porque ellos no pueden permitirse decir la verdad.
No sólo ello podría arruinar la fantasía de sus admiradores, pero lo que es más importante, arruinaría la suma de sus pagos.
No crea a los actores y actrices porno, que con orgullo proclaman, que disfrutan haciendo películas porno; todos ellos solo fingen por la paga...
Además, la mayor parte de actores porno, admiten que han experimentado el abuso sexual en su niñez, abuso físico, abuso verbal, y la negligencia por los padres, que en última instancia, los condujeron a la industria porno, donde ellos fueron explotados, y sufren aún, peores abusos.
La pornografía no es glamur.

“It's an adult industry.
Gotta be an adult to deal with it”



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