Suspiria


“Chi è?
Chi è?”

Una lectura, en perspectiva de género, nos descubre que el cine, tanto el dirigido a un público infantil, como el dirigido a un público adulto, desde sus mismos orígenes, se ha ocupado del fenómeno de la brujería de muy diversos modos:
Denunciando críticamente su persecución, y analizando la ideología subyacente, o  utilizando los estereotipos de la “bruja” cuya iconografía variable, puede ser la clásica, o presentarse muy renovada, ya para poner de relieve, la supuesta maldad o peligrosidad de las mujeres con sabiduría, o con poder, ya para reírse de sus pretensiones y mostrar su torpeza.
Ambos son eficaces discursos patriarcales, pues los espectadores carecen por lo general, de preparación para leer críticamente, discursos plásticos y acaban por interiorizar sus mensajes explícitos o subyacentes.
Las mujeres occidentales cultivadas, poderosas, e independientes de nuestros días, no deben descartar la posibilidad de ser llevadas al cine como modernas “brujas” por desafiar los tradicionales roles de género.
Las viejas brujas terroríficas de antaño, coexisten en los filmes actuales con jóvenes y seductoras hechiceras contemporáneas, pero para muchos cineastas, el hábito no hace al monje:
Ser hermosas, e ir a la moda, no las hace más aceptables, ni menos peligrosas.
Por eso, mientras el cine feminista, minoritario, raramente de autoría femenina, denuncia la gratuidad de la persecución histórica de las hechiceras, y defiende el prototipo de mujer emancipada, que metafóricamente encarnan hoy en día las brujas de ficción, buena parte del cine de entretenimiento, dirigido a la captación de un público de masas, las exhibe para castigarlas, recordando a las mujeres, y a los hombres hostiles, o preocupados por su emancipación creciente, el precio del saber y del poder femenino:
Fealdad extrema, unas veces física, y otras moral, represión, soledad, ostracismo, desamor, hundimiento de las redes familiares, odio, castigo físico, decrepitud en acto, o en potencia, ridiculización, burla…
El amor, repite a menudo, el poco renovado discurso plástico de nuestros días, es para las mujeres “femeninas”, no para las “mujeres feministas” o nuevas brujas.
En los últimos años, mientras en nuestras sociedades occidentales cambian las relaciones de género, y la igualdad entre los sexos es respaldada por las leyes, numerosas películas proyectadas, particularmente las muchas protagonizadas por brujas, aparecen sorprendentemente marcadas por resabios tradicionales, y tópicos patriarcales, y, lo que es más alarmante, sus defensores no sólo logran ganar masas de espectadores acríticos, sino que encuentran el inesperado refuerzo de un discurso plástico reactivo, antifeminista, que cree hallar bajo la costra amable de la mujer moderna a la peligrosa bruja de siempre, responsable y no, víctima de la violencia de género.
“Ti stavo aspettando!”
Suspiria es una película de terror, del año 1977, del director italiano Dario Argento.
Protagonizada por Jessica Harper, Stefania Casini, Flavio Bucci, Udo Kier, Miguel Bosé, Rudolf Schündler, Joan Bennett, Alida Valli, entre otros.
Suspiria es la 1ª película de la trilogía cinematográfica de Dario Argento, conocida como “Las Tres Madres”, completada por “Inferno” (1980) y “La Terza Madre” (2007)
El director Dario Argento, afirmó:
“La idea para hacer Suspiria, me vino durante unas vacaciones, que nos tomamos recorriendo algunas ciudades de Europa, sobre todo de Centroeuropa:
Visitamos Suiza, fuimos a Praga, Alemania; y sobre todo, me llamó la atención una historia que conocí, estando en lo que se llama “El Triángulo Mágico”, que es esa área en el que casi coinciden las fronteras de Suiza, Alemania y Francia.
Allí había vivido Rudolf Steiner, que era un filósofo pedagogo y científico austriaco, que desarrolló a finales del siglo XIX, unas ideas propias muy heterodoxas, sobre la ciencia, la religión, y fundo Las Escuelas Waldorf, en las que se dedicaba a enseñar sus doctrinas, y en donde fundó La Sociedad Antroposófica, pero fue muy perseguido, porque se difundió que en realidad a lo que se dedicaba era, a propagar cultos paganos y prácticas satanistas.
Esa idea de una sociedad secreta, de esa ciencia oculta, que en el fondo es un conocimiento ancestral de la humanidad, porque la brujería ha existido desde siempre en todas las culturas, me dio las primeras ideas para localizar la acción y los personajes de lo que después fue Suspiria”
La historia sobre la cual se escribió el guión de Suspiria, fue básicamente una experiencia personal de la actriz Daria Nicolodi, pareja sentimental del director, en la que relató:
“Como a todos los niños, de pequeña me encantaba escuchar historias de terror, y mi abuela solía contarme muchos cuentos de miedo, pero en una ocasión me contó una historia que me aseguró, era absolutamente real:
Ella era una pianista francesa, Yvonne Loebb, y de niña, sus padres la enviaron a perfeccionar sus clases a una conocida academia de música, que todavía existe, por lo cual no diré su nombre.
Una tarde, por casualidad, descubrió que además de enseñar música, enseñaban secretamente, magia negra y brujería.
Dice que salió espantada de allí, y que no volvió nunca más.
Dario, decidió cambiar el registro de sus películas, cuando le conté esta historia, le interesó, y a partir de ahí, empezamos a escribir el guión”
Así las cosas, el guion fue escrito por el propio Dario Argento y Daria Nicolodi.
Otra fuente de inspiración, que cobraría relevancia en las secuelas, es el libro de ensayos literarios del escritor inglés Thomas de Quincey “Suspiria de Profundis”
En unos de esos relatos, Levana y Nuestra Señora de Las Sombras, Quincey habla con Levana, la antigua Diosa romana de la fertilidad y el nacimiento, y ésta le habla de sus 3 hermanas de las sombras:
Mater Lachrymarum (Nuestra Señora de Las Lágrimas), Mater Suspiriorum (Nuestra Señora de Los Suspiros) y Mater Tenebraum (Nuestra Señora de La Oscuridad)
Estas 3 madres, serán concebidas en el cine de Dario Argento, como una suerte de su “Trinidad del Mal”, de entes malignos con un inmenso poder, aunque pueden ser destruidas, y darán lugar a “La Trilogía de Las Madres”, que se inauguró con Suspiria.
“Non si sa nulla di... streghe?
Vuoi uccidere Helena Markos!”
Primero, habría que aclarar términos, horrorífica quizás no sería tanto la palabra más adecuada, ir pensando, que están a punto de ver la película más espeluznante de todos los tiempos, sería el primer error.
Una frase más acorde, aquí seria, una de las cintas de horror mas atmosféricas que se han hecho.
Una película de horror ante todo, debe tener eso, una atmosfera que absorba al espectador, que lo haga olvidarse del exterior.
Dario Argento es un director que entiende esto, y lo plasma a la perfección en Suspiria.
La historia de Suspiria, que ha sido llamada como un cuento de hadas perverso, donde una estudiante va a una academia de danza donde vive una bruja, se puede ver como una muestra del Argento más poderoso visualmente, al tratar al color como un personaje más.
Suzy Bannion (Jessica Harper), estudiante de ballet estadounidense, llega a la ciudad de Friburgo de Brisgovia, a fin de perfeccionar sus estudios en la prestigiosa academia Tanz.
Coincidiendo con su llegada, una alumna recientemente expulsada, Pat Hingle (Eva Axén), es salvajemente asesinada, en el apartamento de una amiga a la que, muy asustada, había recurrido en busca de ayuda.
La ingenua Suzy, pronto se percatará del extraño comportamiento del personal de la academia lo que, unido a las terribles muertes que han empezado a sucederse, le hará sospechar que algo siniestro está ocurriendo.
Más adelante, su compañera Sara (Stefania Casini) confirmará sus sospechas, al confesarle que la difunta Pat, le comentó que conocía un oscuro secreto relacionado con la academia que no llegó a revelarle.
Finalmente, Suzy descubrirá que la academia Tanz, en realidad, está dirigida por un poderoso sabbat de brujas, al mando de perversa Helena Markos, “La Reina Negra” mejor conocida, gracias a su secuela, “Inferno” como la “Mater Suspiriorum”
Helena Markos era una inmigrante griega, la cual fue conocida por ser una temible bruja, y por fundar la Academia a la que actualmente asiste Suzy.
Para sorpresa de todos, la hechicera ha logrado mantenerse con vida, gracias a su magia negra, y las adoraciones de sus seguidoras, y está decidida a terminar con la vida de toda joven, que se atreva a desafiarla, o que pretende huir de sus dominios.
El rodaje de Suspiria tomó lugar en los estudios de Cineccità, a las afueras de Roma, donde se sustituyó parte de los escenarios originales por decorados.
Ejemplo de ello es la fachada de la academia Tanz, que es una copia casi exacta del Haus zum Walfich, notable edificio histórico de Friburgo, donde fue escrito “El Elogio de La Estulticia” o “El Elogio a La Locura” del pensador Erasmo de Rotterdam.
Los interiores de la academia, así como el edificio de apartamentos, son decorados sintéticos, construidos a partir de una combinación ecléctica, y deliberadamente recargada de obras predominantemente, Art nouveau, de artistas como Victor Horta o Auguste Perret.
Otra posible fuente de inspiración estética de Argento, fue el primer Goetheanum, situado a apenas 50 km de Friburgo, y diseñado por Rudolf Steiner, ocultista y discípulo de Helena Blavatsky.
Por último, cabe destacar algunos guiños, tanto decorativos como de guion, a la obra de M.C. Escher.
El responsable del diseño de producción fue Giuseppe Bassan; en cuanto a los exteriores, fueron filmados en distintas localizaciones de Múnich.
De entre estos, destaca la notable secuencia de la muerte de Daniel (Flavio Bucci), el pianista ciego, rodada en la famosa Königsplatz, dados los medios de la época, todo un prodigio técnico.
De la excepcional fotografía, se encargó Luciano Tovoli, que decidió iluminar los planos, haciendo pasar la luz de los focos, a través de sábanas coloreadas, y no con el tradicional sistema de filtros de gelatina, lo que le permitió obtener colores extraordinariamente vivos y muy saturados:
“Casi sólidos”, en sus propias palabras.
Otro elemento, que añade dinamismo, son los planos de la cámara que cambian constantemente.
En un momento podemos ver un “close-up”, al siguiente vemos una toma desde el aire, que muestra toda la habitación...
Y así sucesivamente.
Irreal es de hecho la palabra más apropiada que se me ocurre; todo en Suspiria es artificioso, desde la inmensa academia de baile, donde ninguna sala es igual a la anterior, hasta la omnipresencia del color rojo, tanto en la iluminación, como en la fluorescencia de la sangre.
Lo demás que complementa Suspiria, es totalmente visual, llegando al “summum” con sus complicadamente filmados asesinatos, la verdadera marca de la casa.
Es impactante ver el cuchillo clavando al corazón latiente, o la mujer llena de clavos, con los ojos abiertos y horrorizantes.
Suspiria, fue la 1ª película de terror del director, propiamente dicha, y considerada por muchos, como su mejor trabajo.
Es ella también, la que popularizaría varias constantes, que habrían de repetirse en su obra de terror posterior:
Una marcada extravagancia estética, la figura de la mujer como centro del horror, y sus ya conocidas colaboraciones con la banda Goblin, que realizaron en Suspiria, una de sus bandas sonoras más celebradas, y siniestras, la cual fue compuesta antes del rodaje, una práctica por otro lado común, en gran parte del cine italiano.
A la hora de definir el aspecto formal de Suspiria, Argento se inspiró en el cuento “Snow White And The Seven Dwarfs” que, según ha confesado, encontraba en su niñez especialmente terrorífica.
De hecho, en su empeño por conseguir una textura de color similar a la de ese film de Disney, Argento no dudó en recurrir, al por entonces ya obsoleto, Tecnicolor.
Suspiria es deudora también, del expresionismo alemán, que siempre ha reconocido admirar Argento, algo apreciable en elementos como el antinatural uso del color, o en el tratamiento de las sombras y el contraluz.
El viento y la tormenta, se utilizan como clásicas falacias antropomórficas del estado de ánimo alterado, y del peligro circundante y amenazante.
Imaginería de formas homicidas, vemos a los triángulos en las ventanas; ojos animalizados que brillan en la oscuridad como elemento bizarro.
Es el preámbulo del ataque horrorífico.
Son unos brazos animalizados, otro elemento bizarro, los que lo ejecutan.
El cine de Argento es un cine muy visual, por encima del cuidado argumental e interpretativo; que busca crear tensión y suspense, pero también, impactar con escenas escalofriantes.
Suspiria puede ser considerada como su mejor película, o, en este sentido, la película donde mejor se puede apreciar su talento.
En cuanto a los asesinatos, están rodados del modo más sangriento y gráfico posible, lo cual era inusual para la época, y se transformaría en una marca de fábrica del horror italiano.
Aquí, Argento parece trasladar los mismos códigos de las películas de cárceles de mujeres, sumado a los personajes alevosamente sospechosos, y propios de los filmes de suspenso de la Universal de los años 30 y 40.
Bastan 15 minutos en Suspiria, para que Argento le grite al público:
¡Aquí hay una carcelera lesbiana!
¡Allí hay un mayordomo deforme!
¡Ésta es la odiosa líder de las bailarinas!, con la trampa obvia de que el personaje más normal, y menos destacado, resulta ser el responsable de la organización de brujas.
Uno puede intentar justificarlo, diciendo que son pases de magia, para esconder el verdadero truco, pero desde ya, la sutileza no es algo que caracteriza a estos personajes, ni a la trama.
Su particular estilo visual, cercano al expresionismo, y caracterizado por un extremado uso del color, y una cuidadísima escenografía de inspiración modernista, y su original combinación de clichés propios del cuento de hadas, con otros procedentes del “giallo” o incluso del “gore”, la han consagrado como obra de culto.
Suspiria está considerada, como uno de los 25 mejores films de terror de todos los tiempos, por la Chicago Film Critics Association y la Best Horror Films, y ha sido corrientemente definida, como la película de terror más bella jamás realizada.
Suspiria ha influido en cineastas como John Carpenter, Paul Schrader, o Brian de Palma, en cuanto a su estética, fondo y forma.
Respecto a las interpretaciones, según dicen unos, Argento escogió a Jessica Harper para el papel de Suzy Bannion, por su parecido físico con la Snow White de Disney.
Según dicen otros, la productora le impuso a la norteamericana para asegurarse la distribución y aceptación del film, internacionalmente.
El personaje de Helena Markos, está inspirado en la ocultista Helena Blavatsky, de la que sus críticos llegaron a decir, que practicaba la brujería y que generaba desgracias a su paso.
Fue interpretada por una meretriz nonagenaria.
En un papel apenas importante, uno de los pocos actores masculinos del reparto, era un jovencísimo Miguel Bosé, que ni siquiera había grabado todavía su primer disco, y del que Dario Argento nunca supo que era español durante el rodaje de Suspiria.
Dario Argento dijo de él:
“Hablaba italiano perfectamente y su madre, Lucia Bosé, era italiana, de manera que siempre pensé que era italiano, incluso recuerdo que le llamábamos Michele”
Más personajes antagónicos, construidos de forma bizarra, tenemos:
El pianista ciego, el conserje de rostro deforme, Sara la doppelgänger de Suzy, que son las 2 caras de una misma moneda.
En Suspiria se construye la enfermedad de Suzy como sublimación del terror, y la plasmación en la psique, que le avisa que hay una presencia maligna circundando.
También, se instaura un síntoma de paranoia, a través de la desconfianza generada por el tratamiento médico invasivo, aunque no con tanto énfasis y brutalidad, pero si lo suficiente como para fundar dicha paranoia.
Otra pieza de conjunto; otro crescendo, esta vez se utiliza un cliché del horror clásico biológico, la invasión de gusanos, como morfología del estado derruido del escenario.
Muy interesante, la visita de Suzy al psiquiátrico, en donde se topa con 2 vertientes diferentes de expertos.
Uno más racional que le suelta una genial cita:
“La mala suerte no viene de los espejos rotos, sino de las mentes rotas”
El otro experto, una leyenda en la psiquiatría, sí se deja llevar por los instintos más irracionales:
“Todo es arrastrado por la magia y la brujería; todo”
Cabe destacar la caminata de Suzy, en el laberinto, en donde aparecen escritas las palabras
“Metamorphosis”; “Jehova”; “Helena Markus”; “Interiora Occultum”; “Divina”; “Saducismus Triumphatus”
Todas describen el proceso progresivo del encuentro con dios, en este caso, Helena Markus, en la mitología de Suspiria.
Curiosamente, durante todo el metraje, existe la simbología del ojo que todo lo mira, interesante tarea para el espectador, descubrir en qué escenas se nota la presencia.
Existen algunos datos interesantes de Suspiria, como 2 referencias al régimen nazi:
El primero, el uso de la locación de una cervecería, donde se nos muestra al pianista ciego, antes de ser asesinado.
Dicha cervecería, ha sido descrita como la preferida de Hitler.
La segunda, es el asesinato del ciego, en la plaza Koningplatz de Munich, la cual fue construida por orden de Hitler, con motivo del Congreso de Nuremberg.
Otros aspectos interesantes, es acerca de la edad de las protagonistas.
Argento, en un principio, pretendió que la historia se situase en una escuela infantil, y que todas sus protagonistas fueran niñas, pero la productora, dado lo virulento de algunas escenas, y la temática, se negó en redondo.
No obstante, el italiano no renunció totalmente a la idea, por tanto dotó a los decorados de puertas, desmesuradamente altas, e hizo colocar los correspondientes picaportes, a la altura del pecho de un adulto, a fin de empequeñecer a los actores.
Como dato curioso, en varios países, se ha considerado a Suspiria, como cine de arte, siendo la única película catalogada al mismo tiempo, en el género “gore” y dándose el paradójico caso, de llegar a ser censurada por su contenido violento.
“Ora la morte è in arrivo per voi!”
La banda sonora, por su parte, fue compuesta por el extinto grupo de rock progresivo Goblin, dando como resultado, una de las más truculentas y eficaces bandas sonoras de terror, compuestas hasta el momento.
Cabe añadir, que el propio Dario Argento, contribuyó a algunos temas de la misma.
Y es que el score de Goblin para Suspiria, dista mucho de ser una música fácilmente digerible.
Podríamos considerar el conjunto, como una ópera satánica, por el uso que hace Goblin de la voz humana, rara vez superado en cuanto a su capacidad para provocar escalofríos.
Suspiria es, dicho de otro modo, la banda sonora que uno cabría encontrar en cualquier aquelarre, o ritual satánico.
Es una música atonal salvaje, agresiva, disonante, y cacofónica, una continua experimentación formal y estilística, carente de cualquier orden o patrón, basado en efectos sonoros, a cada cual más escalofriante:
Lamentaciones, gritos de brujas, latigazos, y demás.
Como ejemplo, Goblin se basa en un salmo inglés, para componer el estupendo tema inicial interpretado con una celesta, un hermoso instrumento similar al piano, un sonido de campanas, guitarras, sintetizadores, y unas voces agrietadas y susurrantes, que parecen recitar una nana satánica, al compás de dichos instrumentos.
El tema va creciendo en intensidad y fuerza progresivamente, con la adición de nuevas capas de sonido a cada repetición, confiriéndole un tono hipnótico y cautivador.
Entonces, va cobrando una mayor agresividad, gracias al uso de la percusión y de unas voces que, como sumidas en algún trance o delirio, sisean la palabra “Witch” con vehemencia.
En la música incidental de Suspiria, incluyeron efectos de sonido, realmente aterradores, tales como fondos de risas histéricas, silbidos, gritos, coros de voces muy macabras, así como percusiones africanas, o incluso el bouzouki, una especie de mandolina, propia de la música folk griega, cuyo sonido era muy penetrante.
La música es brutal y rotunda, como cité, no apta para todos los públicos.
Así, ver películas como Suspiria, es toda una experiencia, muy diferente a como se filma actualmente, pero vale la pena echarle un vistazo, para que vean lo que es lograr realmente, una atmósfera de terror, algo que en la actualidad no lo van ver, aunque se haya mejorado en otros aspectos, la atmósfera oscura, opresiva, el manejo de luces y sombras en la fotografía, el suspenso, hoy por hoy se ha perdido.
El arte puede venir de cosas no tan pomposas y solemnes, pensar que las “mejores” películas siempre tienen guiones perfectos es absurdo; y Suspiria es muestra de ello.

“L'inferno è dietro quella porta!”



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