Jesus Christ Superstar


“Too much heaven on their minds”

A principios de los años 70 el marco histórico era el siguiente:
Vietnam ardía, el verano del amor se había desvanecido un tiempo atrás, y había que reinventar la forma de dejarse ver, componiendo un musical para enfurecer a sectores más religiosos y políticos.
Y es que a lo largo de los 20 siglos posteriores al certificado de defunción extendido a Jesús de Nazaret, el personaje se ha transformado en una especie de perchero, en donde cada quien le cuelga lo que sea.
Los católicos vieron en Jesucristo, a un revolucionario ultramundano, tendiendo a limar el mensaje social, en pos de la redención de las almas, es que eso de rebelarse contra el status quo, como que le empezó a doler a los católicos, a medida que se hacían más ricos.
Los marxistas ven en Jesucristo, a una especie de “protoguevarista”
Los sionistas, a un judío que intentó batirse del yugo de Roma.
Los musulmanes, a un profeta al que se debe respetar, pero no tanto como Mahoma.
Y así sucesivamente…
Al final:
¿Quién fue Jesucristo?
¿Un protagonista superestrella?
La década de los 60 fue, probablemente, una de las más importantes e influyentes del siglo XX; quizás los 70’s también; así pues ocurrió una especie de explosión desde varios flancos.
Las telecomunicaciones, que emergían como catalizador del pegamento del tejido social, nacía la aldea global; la invención de la píldora anticonceptiva, y el concepto de amor libre, muy ligados a la cultura hippie; los movimientos a favor de los Derechos Humanos, el liderado por Martin Luther King Jr.; los movimientos estudiantiles en contra de las guerras, y a favor de la paz y el amor; la recalcitrante Guerra Fría; las carreras espaciales y armamentistas entre la URSS y USA; las guerrillas de izquierda en América Latina, y los supuestos “golpes de estado” en países tercermundistas, cocinados por la CIA; la renovación de la música popular como el rock, el soul, jazz, blues y baladas principalmente; la creciente libertad de expresión; la rebeldía juvenil generalizada, y otros ingredientes, se amalgamaron para producir un cambio de dirección de las sociedades occidentales.
La gente se volvió más contestataria, y se producían obras que cuestionaban abiertamente, los mitos y creencias establecidos, cuestionaban todo el “establishment”
Y la religión no escapó a ello.
Si todo esto lo aderezamos con nuestra visión antropocéntrica del mundo, una obra religiosa no puede colocar a Cristo en otro sitio, que no sea el de uno de nosotros.
¿Por qué el omnipotente Dios, o su hijo, no podrían contactar con nosotros, bajando al nivel nuestro, tal como hacemos nosotros, al hablar con un niño?
Jesus Christ Superstar es una ópera rock que contesta esa pregunta, con un libreto de Tim Rice y música de Andrew Lloyd Webber, quien contaba con 22 años cuando la compuso.
El dúo toma como referencia, el Nuevo Testamento, especialmente El Evangelio según San Juan, y comienzan a trabajar en una obra conceptual, sobre los últimos días de Jesús, vistos desde el punto de vista del apóstol Judas.
Inicialmente, y con apoyo de la discográfica MCA, Rice y Webber escriben para el cantante y actor británico, Murray Head el tema “Superstar”, que será publicado como single, el 21 de noviembre de 1969.
Aunque muchas radios prohibieron su emisión, por considerarlo sacrílego, la canción obtiene un rotundo éxito, lo que animó a la MCA, a producir un álbum conceptual.
Uno de los primeros temas para el disco, será una revisión del “Try It And See” que se convertirá en “King Herod's Song”
Tras más de 60 sesiones de grabación, incluyendo coros, una orquesta, sintetizadores, 5 meses de trabajo, y un presupuesto que sobrepasó lo proyectado alcanzando los $65 mil, Jesus Christ Superstar llega a las tiendas, en octubre de 1970.
Entre las voces principales, se encontraban:
Murray Head como Judas, Ian Gillan, el cantante de Deep Purple, como Jesús; Yvonne Elliman como Mary Magdalene, y Barry Dennen como Pontius Pilate.
Tras una tímida acogida, el disco Jesus Christ Superstar alcanza los primeros puestos de las listas, al otro lado del Atlántico, obteniendo ventas más discretas en Gran Bretaña.
Así, Jesus Christ Superstar se convertía en el álbum más vendido en Estados Unidos, en 1971.
El próximo paso sería Broadway.
El montaje musical se abría en agosto del 72, donde tan solo Elliman y Dennen repetían entre los personajes principales.
Fue entonces, cuando llegaron las grandes críticas, y la polémica, siendo Jesus Christ Superstar, atacada por irrespetuosa, ganándose el odio a partes iguales de grupos cristianos y judíos.
Como suele suceder en estos casos, dichos ataques no hicieron sino, aumentar el interés del público por la obra.
Jesus Christ Superstar resalta los enfrentamientos políticos y personales, entre Jesús y Judas Iscariote, que no se narran en La Biblia; ya que está narrada desde el punto de vista de Judas.
La acción tiene lugar, durante la última semana de la vida de Jesús; se inicia en Betania, el jueves anterior a la entrada en Jerusalén y finaliza con la crucifixión.
Hay que destacar que las letras de las canciones, no son fieles a la historia bíblica en la mayoría de los casos.
Así las cosas, el musical se estrenó en Broadway, en 1971, provocando una cierta controversia.
Muchos grupos religiosos protestaron en la puerta del teatro, clamando que el espectáculo, mostraba un retrato sacrílego de Jesús, al mostrar únicamente su faceta humana.
“One thing I'll say for him, Jesus is cool”
Jesus Christ Superstar es una película musical estadounidense, dirigida por Norman Jewison, en 1973.
Protagonizada por Ted Neeley, Carl Anderson, Yvonne Elliman, Barry Dennen, Bob Bingham, Larry T. Marshall, Joshua Mostel, entre otros.
El guión lo firma Melvyn Bragg y Norman Jewison, basados en el musical del mismo nombre, de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice.
Jesus Christ Superstar obtuvo una nominación al Oscar como mejor canción adaptada de una banda sonora para André Previn, Hebert W. Spencer y Andrew Lloyd Webber.
De entrada hay que decir que en Jesus Christ Superstar no hay diálogos, todo es cantado.
Filmada en Israel y otras localizaciones de Oriente Próximo, Jesus Christ Superstar no obtuvo el mismo éxito que las representaciones teatrales.
Sin embargo, la canción “I Don’t Know How to Love Him” cantada por Mary Magdalene fue todo un éxito de ventas; y los protagonistas:
Ted Neeley (Jesús), Carl Anderson (Judas) e Yvonne Elliman (Mary Magdalene) obtuvieron un éxito posterior como cantantes.
Cabe señalar que, hacer un musical sobre las últimas horas de Cristo, puede resultar algo chocante, pero se hizo, y se hizo muy bien.
Jesus Christ Superstar narra la vida de Jesucristo, desde poco antes de la entrada en Jerusalén hasta su crucifixión.
Es un gran musical, con todos los ingredientes que el género nos puede ofrecer:
Canciones pegadizas y totalmente integradas, buenas voces, coreografías, puesta en escena, y vestuario espectacular...
El musical fílmico, cuenta La Pasión de Cristo, de una manera bastante cercana a la historia, aunque se echa de menos a la Virgen María, añadiendo alguno que otro matiz que, en este caso, no hace sino, aumentar el interés del espectador.
La estética hippie, muy en concordancia con la época, le aporta un “plus” de espectacularidad.
De la misma forma, su mentalidad se ve reflejada en las letras, las cuales cantan a la paz y la tranquilidad, de que:
“Todo irá bien”
Rodada íntegramente en Israel, Jesus Christ Superstar presenta la particularidad de situar la acción, a través de una compañía de cantantes y bailarines, que viaja en autobus por el desierto del Neguev, para representar la famosísima ópera-rock en escenarios naturales.
Al terminar la representación, todos volverán al autobús, visiblemente afectados, excepto el actor que ha interpretado el papel de Jesús, a quien no vemos regresar…
La historia comienza con la llegada de todos los actores en un autobús, y la obertura, está dedicada a la identificación entre ellos de Jesucristo (Ted Neeley), quien emerge de en medio del grupo, al tiempo que es investido con una sencilla túnica blanca, mientras extiende sus brazos, creando el centro de la atención, al momento en que suenan los acordes que identifican la melodía principal.
En la escena siguiente, Judas Iscariot (Carl Anderson) hace un análisis crítico de la actitud de la gente hacia Jesús, y la forma como su imagen se idealiza, alejándola de lo que él considera, son los valores primarios que deberían defenderse, como la ayuda los pobres y necesitados.
Judas acusa a los seguidores de Jesús, de tener “demasiado Cielo en sus mentes” y teme que sean perseguidos por el gobierno de Roma, al verse amenazados por las afirmaciones, de que Jesús es “El Hijo de Dios” y “Rey de Los Judíos”
Jesus Christ Superstar relata de una manera amena y verosímil, la historia de Jesús, convertido en una estrella a la que se admira y se quiere.
Al tratarse de una adaptación a los tiempos modernos, dicha situación en principio parece irreverente, pero luego, con el magistral tacto, y el tratamiento respetuoso con el personaje, se convierte en un auténtico instrumento de acercamiento de la figura de Dios, convertido en un hombre sencillo, bueno, próximo, y del que acabas sintiendo ganas de evitar su crucifixión.
Sin embargo, lo inevitable sucede, y se alcanza el clímax dramático en total plenitud, marcando con su mensaje a toda una generación.
A lo largo del musical, y la película, se nos hace meditar sobre el tratamiento que darían los medios de comunicación de masas, llámese TV y Prensa; y las autoridades a Cristo, si apareciera en la actualidad.
Si a esto le sumamos el calificativo de “Superestrella de los medios”, nos daremos cuenta de que la obra entiende a Jesús, como si fuese una especie de “showman” moderno.
Jesus Christ Superstar fue una de las películas más controversiales de su época, por presentar a todos los actores como “hippies”, por presentar la pasión de Cristo, desde el punto de vista de Judas, por presentar a un Jesús más humano y menos Dios, y porque es una ópera rock; en donde todos los diálogos son canciones interpretadas por los actores en ese género musical.
Se trata de un film arriesgado, que fácilmente podría haber caído en el ridículo, pero en cambio, se sostiene como un gran musical repleto de enormes canciones, y de grandes momentos.
Y es que Jesus Christ Superstar causó conmoción mundial, porque era una afrenta al Cristianismo, según ellos, y criticaba explícitamente, ciertos elementos del dogma cristiano.
Algunas de esas críticas, son simplemente imperdonables, desde el punto de vista de la Iglesia:
Que Jesús puede o no, ser Hijo de Dios, de manera que puede ser un hombre.
Este es el elemento más herético de la obra.
No hay correspondencia fiel con las escrituras, adicionalmente a lo antes mencionado.
La historia es contada, desde el punto de vista de Judas Iscariot, “el malo” en El Evangelio; esto es el súmmum de la irreverencia.
La visión que plantea Jesus Christ Superstar, respecto al negocio de la venta de Jesús por parte de Judas, deja mejor parado a Judas, de lo que quedó en Los Evangelios.
Se sugiere, que pudo existir una relación entre Jesús y Mary Magdalene, como la que hay entre una mujer y un hombre normales.
No fija posición, tampoco en relación con la resurrección, aunque esto no es muy relevante, pues Jesus Christ Superstar termina en la crucifixión.
De manera, la película, y la obra teatral también, fueron proscritas en numerosos países.
Incluso, los judíos se sintieron ofendidos (¿?), pues son mostrados como los responsables directos de la muerte de Jesús.
¿O acaso no es cierto?
La transgresión de los autores, independientemente de su buena o mala fe, es contra un dogma.
Ese choque frontal, contra algo que se considera una verdad inmutable, es lo que ocasiona la polémica.
El discurso de Jesus Christ Superstar es racional, viendo a Jesús como nuestro igual, mientras que el discurso religioso, es un asunto de fe, no de razón, y coloca a Jesús por sobre los hombres.
No puede haber acuerdo entre ellos.
¿Le parece al lector, que hay un paralelismo en relación a los discursos de esta obra, y de nuestra realidad actual?
“We need a more permanent solution to our problem...”
Como suele suceder, cuando a Jesús se le presenta de forma distinta a como preconiza La Iglesia Católica, Jesus Christ Superstar fue tildada de irreverente, escandalosa, y sacrílega.
Los dardos envenenados, van fundamentalmente, hacia quienes siguen a Cristo más por histeria de masas, que por verdadera convicción al mensaje, incluyendo a esos simpáticos apóstoles, que no entienden mucho de lo que sucede con El Mesías, que lo siguen porque es “cool” que por su mensaje, pero que le niegan a la primera de cambio; y que en La Ultima Cena, cantan esa línea hereje, de que luego de ser apóstoles, podrán retirarse a escribir Los Evangelios.
Y es que aquí, Jesús no cura a los enfermos, por el contrario lo agobian un montón; no hace milagros, no nace de una virgen, y que la Virgen no sale por ninguna parte y, finalmente, no resucita, ni desciende a los infiernos, ni regresa para comunicar ningún mensaje de salvación, ni se transfigura, ni se transubstancia, ni nada de nada…
Solamente muere.
Todas las acusaciones, contra Jesus Christ Superstar, tienen su lógica, si tenemos en cuenta, cómo aparecen descritos los personajes, y el ambiente que los rodea:
Ted Neeley interpretaba a Jesús supliendo su inexpresividad, y poca estatura, con una potente voz.
El Jesús, de Jesus Christ Superstar, es un hombre lleno de dudas, un tanto sobrepasado por los acontecimientos que le rodean, y aterrorizado ante su trágico destino.
Carl Anderson, da vida a un Judas afroamericano, cuya figura se tomó como ejemplo del mensaje antirracista de Jesus Christ Superstar, no sé hasta qué punto, que un afroamericano encarne al hombre que traicionó a Jesús, sea muy antirracista… y como encarnación de la voz crítica que observa, cómo a Jesús, todo se le escapa de las manos.
Impagable la escena en la que los demonios que acosan a Judas, fueron representados con modernos tanques, proporcionados por el ejército israelí…
El Gran Traidor, y profundizando con su voz, todas las dudas existenciales del personaje que, digámoslo con todas sus letras, en el fondo, son las nuestras propias y su moraleja:
“Si te atreves a disentir del Cristianismo, y tener un poco de sentido común, eres un Judas, y un traidor a Cristo... y quizás también, tengas fijaciones extrañas con él, que no en balde, cuando se da cuenta de la enormidad de su traición, canta las mismas líneas de amor a Cristo, que ha cantado Mary Magdalene, como media hora atrás del metraje...
Yvonne Elliman es una Mary Magdalene, con rasgos mestizos, entre india y oriental, que ama profundamente al Jesús hombre, y así lo manifiesta no sólo a través de sus canciones, sino mediante sus gestos y caricias.
Personalmente, me quedo con el Rey Herod (John Mostel), en su pequeño papel pero con una grandiosa actuación.
A todos ellos, debemos añadir unos acompañantes parecen salidos del estadio; un Pontius Pilate (Barry Dennen) algo amanerado, que convierte los 39 latigazos, en uno de los momentos más impactantes; unos Caiaphas (Bob Bingham) y Annas (Kurt Yaghjian) con unos estrafalarios tocados, como si tuvieran enorme cerebros; o un Simon Zealotes & Cía. directamente salidos del “extasiante” concierto de Woodstock.
En Jesus Christ Superstar se observa una clara diferencia entre el bien y el mal, tanto en el vestuario, como en las voces, como en el tipo de canción:
Los “malos” son más feos, más modernos, quizás aludiendo a la degradación del progreso exacerbado, ya que van vestidos de negro, o de colores oscuros, o de manera extravagante; tienen voces graves, o con timbres ridículos, y el ritmo de sus canciones es más brusco.
Por su parte, los “buenos” son más atractivos, visten de colores claros y alegres, son más hippies, siempre cantando a la paz, tienen voces agradables, y sus canciones son más melódicas y alegres.
También, es un punto interesante, el cambio de ritmo, timbre, tono, y melodía en los momentos de mayor tensión, donde se acude incluso, al rock más duro.
Es interesante, el uso de la iconografía clásica, en el caso de algunas caracterizaciones, como las de Peter (Philip Toubus), al que siempre se le ha representado con una espesa barba, y bastante cabezón; Judas siempre con su bolsa de dinero en la cintura; o Mary Magdalene con el tarro de ungüento; o el mismo Jesús.
Destaca en este punto, el momento en el que se introducen pequeñas tomas, combinadas de pinturas referentes a la crucifixión y al sufrimiento de Cristo.
La escena de Caiaphas y su gente, encaramada sobre una estructura metálica, que remeda las líneas de alta tensión, ocupada por los cuervos, posee una expresividad apabullante.
Y sin olvidar, la caótica escena en la que Jesús monta en cólera, cuando observa su templo convertido en un mercado, en el que presenciamos venta de armas, tráfico de drogas, cambio de divisas, o las evoluciones de descocadas strippers y prostitutas, o aquella en la que se interpreta “Superstar” al más estilo Disco.
En un escenario desértico, salvo en el huerto de Getsemaní, no falta de recurrir a la modernidad presente; los centuriones romanos se equipan de fusiles y cascos de guerra; los ángeles que acosan a Judas son cazas israelíes, por lo que provocó la reacción irada de la Comunidad Palestina, así como tanques que representan las legiones romanas, y en el mercado del Templo, donde se venden gafas de Sol, contra su acosadora y calurosa presencia...
Curiosidades:
Se dice que Whoopi Goldberg, en sus inicios profesionales, aparece como corista.
Philip Toubus, conocido como Paul Thomas, que interpretó a Peter, se pasó a actor porno.
Así entonces, la banda sonora compuesta por Tim Rice y Andrew Lloyd Weber, vendió millones de discos por todo el mundo.
Los discos originalmente, fueron presentados en vinilo, y eran de larga duración (LP); la fotografía de la portada, ilustraba una crucifixión.
La obra musical es considerada ópera rock, cabe destacar sin embargo el trabajo musical, que combina magistralmente, voces susurrantes y desgarradoras, bajos y tenores, tonalidades menores para los momentos trágicos, y hasta un charlestón para el frívolo Herod y su corte.
La música, qué decir, excelente, y se queda corta, con unas canciones preciosas como la que Mary Magdalene canta a Jesús, cuando éste descansa junto al fuego, de una dulzura y una preciocidad no superadas.
Jesus Christ Superstar es una película de una singularidad muy valiente, al analizar la figura humana de Jesús, y sobre todo la de Judas, el mejor papel de todos, por ser el más contundente, expresivo, y bien expuesto; y también el entorno teocrático, concentrado en el poder sacerdotal; además de la cuestión que nos lanza, acerca de para qué ha valido, qué ha supuesto el sacrificio del inigualable Jesús para la historia, una vez transcurridos aproximadamente 2 mil años.
Una frase tremendamente acertada, en mi opinión, es que “cuanto más serio sea un tema, más dosis de humor se requieren para tratarlo”
Y aquí no sólo hay mucho humor en sus formas, no hay más que ver el traje que se gasta Judas, sino en su fondo, que tiene bastante mala suerte:
Judas es negro, la Magdalene es de piel cobriza y ojos almendrados, los soldados romanos llevan casco militar y ametralladoras...
¿Hace falta seguir?
Las letras de las canciones no se quedan atrás.
Aunque buena parte de ellas se basan escrupulosamente, en frases de Los Evangelios, los apóstoles cantan cosas como:
“Siempre he deseado ser apóstol.
Sabía que si lo intentaba lo conseguiría.
Así, cuando nos retiremos, escribiremos Los Evangelios, para que todos hablen de nosotros, cuando ya hayamos muerto”
Simplemente genial.
A través de más de 20 temas musicales, se desgranan los últimos días de la vida de Jesús de Nazaret, con momentos tan brillantes como:
“Hosanna”, “I Don T Know How To Love Him”, “Gethsemane” o “Trial Before Pilate” acompañados de coreografías psicodélicas, que parecen provocadas por el consumo de algún tipo de estupefaciente.
Las canciones son espectaculares, las voces alcanzan registros sobrehumanos, y tanto la Obertura, con la llegada y preparación de los actores; como el tema final “John 19:41” con la marcha de todos, excepto el crucificado; ponen los pelos de punta, aunque sin lugar a dudas, el tema épico y que brilla con luz propia, es el archiconocido “Getsemaní”
Si no el mejor, Jesus Christ Superstar es el más singular de todos los musicales jamás rodados.
A ver en qué otra película los 40 latigazos sirven para hacer música...
“God, thy will is hard.
But you hold every card.
I will drink your cup of poison, nail me to your cross and break me, bleed me, beat me, kill me!
Take me now, before I change my mind!”
Porque el relato de la muerte de Cristo sigue teniendo hoy en día, más rating que los fenecimientos de la Princesa Diana, Heath Ledger, o Anna Nicole Smith.
Y es en eso, donde el libretista Tim Rice y el compositor Andrew Lloyd Weber, se inspiraron para componer una de sus obras cumbres, una ópera rock en donde se cargaron con todo, contra la leyenda de Jesucristo.
No contra el personaje histórico en sí, ojo, que esto no es ni pretende ser un relato histórico, de hecho, está plagado de anacronismos para enfatizar el punto de vista moderno, por sobre el retrato histórico; sino en contra de la panda de mediocres que se cuelgan de la figura de Jesucristo, para los más diversos y manipuladores fines... y también, para sentirse salvos y mejores que el resto de las personas:
Soy apenas una persona, soy tan humilde, pero me eligió Cristo, me habló al corazón, y por eso soy mejor que tú, mira como brilla mi humildad...
Para mí, Jesus Christ Superstar, 39 años después, conserva toda su frescura desde el punto de vista estético, y sobre todo desde el ideológico, al fin y al cabo, la mejor manera de actualizar la desgastada imagen del cristianismo, hoy en día es diciendo que Jesucristo era una especie de hippie.
¿Habrán visto, cuánto sugiere Jesus Christ Superstar, a nivel de política anti racial y antibélica?
Y luego está la ironía de ese Judas, tan cretino a la vez que tan realista.
Por momentos, nos hace sentir que todos somos un poco Judas, sobre todo en esta época, donde hasta lo más puro podría venderse al mejor postor.
Creo que el mensaje de Jesus Christ Superstar es eterno, y nos advierte de lo que vendrá, que es, lo que ya está.

“See my eyes, I can hardly see.
See me stand, I can hardly walk.
I believe you can make me whole.
See my tongue, I can hardly talk.
See my skin, I'm a mass of blood.
See my legs, I can hardly stand.
I believe you can make me well.
See my purse, I'm a poor, poor man.
Won't you touch, won't you mend me Christ?
Won't you help, won't you heal me Christ?
Won't you save, won't you pay me Christ?
Won't you kiss, you can cure me Christ”



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