The Happening


“We've Sensed It.
We've Seen The Signs.
Now...
It's Happening”

Algo pasa con el mundo.
No es casualidad que mientras más calentamiento global, y más desabastecimiento de alimentos, las películas apocalípticas proliferen fecundas en cartelera.
El interés por estas producciones, lleva bastantes años.
“Si las abejas desaparecen, también el hombre” dijo Albert Einstein.
Es un hecho, las abejas están desapareciendo en diversas partes del mundo, y nadie sabe bien por qué, todavía.
Pero tan importante como conocer la razón, es saber cuál sería el resultado.
¿Por qué el hombre sólo viviría 4 años, según la cita de Einstein?
Porque sin abejas no existe la polinización, y sin polinización, no hay reproducción en las plantas, sin plantas no hay alimentos para los animales vegetarianos, y para quienes se alimentan de ellos.
Nosotros estamos dentro de esa cadena alimentaria, y para comprender este ejemplo a la perfección, es clave conocer la importancia de la biodiversidad, o sea la variedad en los seres vivos.
El ser humano viene haciendo desaparecer, miles y miles de especies, desde hace cientos de años:
Talando bosques, cazando indiscriminadamente, cubriendo de ciudades y campos todo el mundo.
Y por estas ciudades y sus industrias, hemos cambiado el clima, y provocado un calentamiento global.
Que las abejas desaparezcan, es sin duda consecuencia de esto, como también, la desaparición de miles de especies que no las hizo famosas Einstein.
En Estados Unidos, donde en algunos estados ha desaparecido hasta el 70% de las poblaciones de estos insectos, llaman a este fenómeno el “Síndrome del Despoblamiento Masivo o del Colapso de La Colonia”
El problema es, que no nos damos cuenta, de que cada especie que desaparece, rompe un eslabón en la cadena de la vida en el planeta, y es nuestra absoluta responsabilidad.
Seremos nosotros, las abejas, metafóricamente…
El hombre, como la abeja, vive en sociedades enormemente complicadas y, a la vez, altamente organizadas.
El hombre, como la abeja, consigue niveles muy altos de productividad.
El hombre, como la abeja, es capaz, en modo altruista, de arriesgar su vida por los demás, por “la especie”
Hay, por tanto, semejanzas entre los hombres y las abejas, pero hay también diferencias fundamentales.
La mayor de todas, es que los hombres necesitan aprender a vivir juntos.
Por eso, no siempre una sociedad consigue la paz y la armonía, entre quienes la componen.
“You know plants have the ability to target specific threats.
Tobacco plants when attacked by heliothis caterpillars will send out a chemical attracting wasps to kill just those caterpillars.
We don't know how plants obtain these abilities, they just evolve very rapidly”
Hay muchas toxinas, venenos naturales, que se encuentran en las plantas y animales, que en su categoría, pueden resultar como los venenos más potentes naturales, jamás conocidos, que pueden terminar con la población mundial, y está entre nosotros, en cualquier lugar...
Existe la certeza, de que todos los productos naturales son sanos y, en cambio, se cree que los compuestos sintéticos no lo son.
Lo cierto es, que ningún alimento está exento de proporcionar sustancias tóxicas y venenosas al organismo, aunque con dosis muy pequeñas.
No obstante, es importante mantener un control de seguridad en todos ellos.
Se denomina “neurotoxina” a toda sustancia capaz de alterar el funcionamiento del sistema nervioso, lo cual, aleja al individuo de su estado homeostático, y pone en riesgo su vida.
Las alteraciones pueden ser a nivel fisiológico, morfológico, o manifestarse en cambios de comportamiento.
Existen neurotoxinas de origen animal, vegetal, o creadas por humanos, como las sintéticas químicas.
Sus efectos dependen de la dosis, y de la vía de exposición.
Pueden ser temporales o permanentes, e incluso propiciar la muerte.
Una parte de los nocivos naturales de los alimentos, afecta sólo a un número determinado de personas.
En ocasiones, se tiene que “impedir que los alimentos lleguen a los consumidores, por incluir una elevada cantidad de toxicidad natural”
Algunas de estas toxinas, atacan especialmente a aquellas personas deficientes en alguna enzima concreta; por ejemplo:
Las habas, un alimento muy saludable y recomendable, pero que en algunas personas puede provocar una intoxicación denominada “favismo”, que desemboca en ocasiones en una anemia importante.
También está la conicina, que se halla en las hojas y los frutos de law, Conium maculatum L., que crece en terrenos baldíos y jardines abandonados; y que es también conocida como cicuta.
Su ingestión ocasiona debilidad muscular, diarrea, vértigo, disminución en las pulsaciones cardiacas, y parálisis total.
No existe antídoto conocido, el tratamiento es sintomático y de soporte.
Por su parte, la estricnina, es una sustancia propia de las semillas de la nuez vómica, Strychnos nux-vomica, y es una especie que crece en Asia tropical.
El consumo de sólo 0.05 gramos, produce rigidez muscular y paro respiratorio.
Se usa para la elaboración de cebo contra animales; no existe antídoto conocido, el tratamiento es sintomático y de soporte.
La digitoxina está presente en las hojas de las plantas conocidas como digitales, o “dedaleras” que crecen en Europa; es altamente venenosa si sus hojas y flores se consumen.
En minutos causa severas arritmias cardiacas y la muerte; existen varios antídotos, conocidos como anticuerpos antidigitales.
La aconitina, Aconitum napellus, que es cultivado como planta ornamental en lugares elevados y fríos del hemisferio norte; es un alcaloide tóxico, que tras su ingestión, estimula el sistema nervioso y ocasiona una depresión que conduce a la muerte.
No existe antídoto conocido, el tratamiento es sintomático y de soporte.
El ricino o ricin, ingerido o inhalado, es producido por las bayas del común arbusto ornamental, el ricino causa parada respiratoria y colapso, seguido de la muerte en unas horas.
Masticar unas pocas semillas puede matarte.
De hecho se ha determinado que consumir grandes cantidades de semillas de manzana, ocasiona la muerte, vaya cuento de Blanca Nieves…
¿Qué sucede si la naturaleza utiliza en extremo estas toxinas, y las expone al aire?
Dios crea la naturaleza, Dios crea al hombre, el hombre ataca a Dios, el hombre ataca a la naturaleza, Dios ayuda a la naturaleza, la naturaleza mata al hombre.
“Hello, my name is Elliot Moore.
I'm just going to talk in a very positive manner, giving off good vibes”
The Happening es un largometraje de suspense del director y escritor M. Night Shyamalan, en 2008.
Protagonizado por Mark Wahlberg, Zooey Deschanel, John Leguizamo, Ashlyn Sanchez, Betty Buckley, Spencer Breslin, Robert Bailey Jr., Jeremy Strong, entre otros.
M. Night Shyamalan se baso en estudios realizados a plantas, que poseen la propiedad de defenderse de sus enemigos, a base de toxinas.
The Happening es la 1ª película de M. Night Shyamalan calificada como “R” prohibida a menores de 17 años, sin acompañamiento adulto.
Más allá de la rebelión de Gaia, o de atribuir conciencia, y capacidad de ataque, a la naturaleza, con el fin de advertir al ser humano, o como castigo por sus desmanes con ella, la idea más inquietante de The Happening, es quizás, la posibilidad de que algún día comiencen a llover humanos del cielo, de los edificios, y que sus cuerpos caigan al suelo como fruta podrida; sobre las bases de un libreto estructuralmente más sencillo, en el que la división narrativa más clásica y lineal, emerge evitando vericuetos más complejos y retorcidos.
El maestro de ceremonias, difumina lecciones magistrales, que logran que la tensión visual se apodere de cada minuto de una historia, en la que el hombre sucumbe ante la constante amenaza de un entorno silencioso, un marco mudo y hostil, en el que tan sólo el susurro del viento, anticipa un ataque inminente.
A su alrededor, pulula una humanidad desesperada, incapaz de asimilar lo que acontece, atrapada en una situación extrema, que les lleva a alejarse y acercarse los unos a los otros continuamente.
Ternura, horror, afecto, pasiones primigenias, que emergen en un contexto letal pero apacible, una vez discernidas las pautas básicas sobre las que opera esta tremenda revolución natural.
El realizador nos cuenta en esta historia escrita por él mismo, en qué forma el mundo puede encontrar un punto de quiebre, a partir de un hecho inesperado, producto de un evento surgido como una manifestación de la propia naturaleza.
Las víctimas de las paranoias clásicas, ahora actualizadas a nuestros nuevos miedos ecológicos, las abejas desaparecen, las plantas se rebelan, el viento enajena, siempre se caracterizan por dejar sus problemas personales en un segundo plano, y hacer frente a la amenaza en una carrera, o un encierro sin sentido.
Shyamalan ideó dar un giro contemporáneo a los thriller paranoicos de La Guerra Fría de los años 50 y 60; películas que entretenían, y hacían crecer la ansiedad con una aterradora sensación de muerte inminente, y que más aún, bajo su turbulenta superficie, cuestionaban de manera sutil la cordura del camino que estaba tomando la sociedad moderna.
Shyamalan sabía que, como en todas esas películas, la fuerza impulsora de The Happening, iba a ser una sensación de miedo e incertidumbre siempre omnipresente.
Pero fue un paso más allá, para poner de relieve la más impensable clase de desaparición para la raza humana.
“Creo que lo realmente aterrador de The Happening, es que la gente empieza a comportarse de manera diametralmente opuesta, a como se supone que lo haría.
Los comportamientos inexplicables, son siempre muy perturbadores, y hay un comportamiento contra natura en esta historia” explica.
“Después de todo, la única cosa que hace a una especie seguir adelante, es el instinto de estar lo más lejos posible de las cosas dañinas, para protegernos a nosotros mismos y a los demás.
Pero:
¿Qué sucede si ese instinto desaparece?
Las cosas se ponen realmente feas muy, muy rápidamente”, concluye.
El guionista y director apretó aún más las tuercas al misterio de la historia, alejándose de cualquier explicación detallada y convincente, de las causas por las que se produce “el incidente”, limitándose únicamente, a insinuar que un colapso medioambiental, ha afectado gravemente a la mente humana.
“The Happening hace un examen consciente, pero sólo en cierto sentido; creo que los espectadores pondrán las respuestas, y que no necesitábamos decir al 100% lo que va a pasar”, comenta.
“Hay personajes que hablan de lo que realmente pasa, pero éstos se ven desmentidos y cuestionados por otras personas.
Con todo, creo que la responsabilidad humana en lo que está pasando, se ve mucho en The Happening, así como la idea de que se está en el día de El Juicio Final” dice el director.
En The Happening, se trata de una familia, tratando de sobrevivir y aprendiendo a quererse los unos a los otros.
El objetivo es una película vertiginosa, con la que entrará la paranoia por determinadas cosas que ocurren en el mundo, y que nunca antes habían pasado por la cabeza.
The Happening trata la historia de una familia, que huye de misteriosos ataques que ocurren en varias ciudades del este de los Estados Unidos, en estos extraños ataques, las personas comienzan a lastimarse ellas mismas, a medida que avanza, se va descubriendo el origen de los ataques.
¿Qué está causando este repentino, y total colapso del comportamiento humano?
¿Es algún nuevo tipo de ataque terrorista, un experimento fallido, una diabólica arma tóxica, un virus fuera de control?
¿Se transmite por el aire, a través del agua… cómo?
Aunque muy pronto queda claro, que nadie y en ninguna parte, se estará seguro.
Este aterrador e invisible asesino, no puede ser evitado.
Los ciudadanos de Nueva York empiezan a comportarse de manera extraña, hasta suicidarse en masa.
Aunque al principio, la gente cree verse sometida a un ataque bioterrorista, y los sucesos ocurren por toda la región noreste de Estados Unidos, el profesor Elliot Moore (Mark Wahlberg) del instituto de Filadelfia, decide investigar los eventos, y marcharse hacia Harrisburg con su familia, a los que más tarde, se unen otros supervivientes que tratan de escapar de la pesadilla.
Inesperadamente, a medida que se suceden los acontecimientos, Elliot y Alma (Zooey Deschanel) se ven formando un nuevo núcleo familiar, uno que nace en unos momentos terribles pero que, pese a ello, está imbuido de una vacilante sensación de esperanza que les da la suficiente luz para continuar adelante, en medio de tanta oscuridad que se cierne sobre ellos.
“Espero que la nueva familia que ellos crean, sirva como una metáfora para la humanidad, para nuestra capacidad de ser positivos, de tener esperanza, y seguir adelante y, al mismo tiempo, espero que The Happening deje la sensación, de que quizás no tengamos esa oportunidad, si no empezamos ya, a cambiar algunas cosas”, dice Shyamalan.
Es impecable la forma, en que el director hindú nos mete de lleno en la trama, con unos fenomenales 25 minutos iniciales, en dónde hay un par de excepcionales escenas, debemos citar el episodio inicial, y una tremenda escena en una obra de construcción, en dónde el manejo de la cámara de Shyamalan, es asombroso.
Cargada de un evidente pesimismo desde un principio, The Happening se transforma en una “Road Movie”, cuando nuestros protagonistas se ven obligados a alejarse más y más, de una amenaza que deberán descubrir de dónde proviene.
“An act of nature, and we'll never fully understand it”
The Happening no es una cinta apocalíptica al uso, plagada de espectacularidad catastrófica al estilo de otras películas de similar temática; por el contrario, su mayor virtud, se encuentra en su singular manejo del suspenso y el misterio, que recorre la narración en relación al misterioso evento que lleva a una ola de suicidios masivos en una región de Norteamérica.
El desconcierto de la población, se aprecia destacando la huida de la pareja protagonista, conformada por Elliot y Alma, quienes fugan de la amenaza invisible a través de unos paisajes rurales solitarios, sin señales de actividad humana, pues sus habitantes han cometido suicidios de diversas formas, cada cual más cruel y destructiva.
El paisaje natural se convierte en un escenario amenazante, y es presentado en The Happening, como señal detonante de peligro inminente.
Partiendo de esta premisa, el supuesto subtexto ecologista sobre el que asienta todo el cuerpo narrativo, The Happening se presenta sin pudor, como uno de los mcguffin más descarados de la última década.
Porque lo cierto es que, no nos encontramos ante un cuento apocalíptico sobre los efectos devastadores del cambio climático, y la destrucción medioambiental, sino, ante un retrato cargado de ironía sobre los sucesos del 9/11, y sus inmediatas secuelas.
Un trasfondo que Shyamalan no sólo no oculta, sino que pone en evidencia desde el comienzo, mostrándonos la aterradora visión de una lluvia de cuerpos, arrojándose al vacío desde lo alto de un edificio en construcción.
Y es que uno de los rasgos más significativos de la obra de M. Night Shyamalan, es su predilección por encuadrar el rostro de sus personajes, mirando fijamente a la cámara, mientras narran/escuchan una historia, o algún tipo de confesión personal.
El estatismo del plano frontal, y la inquietante asincronía que en ocasiones parece instalarse entre la voz y la (in)expresión del gesto, generan una inmediata sensación de extrañeza.
Stanley Kubrick lo llamaba: “The Stare” “La mirada fija”
La confrontación con un mundo imaginario, que vuelve su mirada hacia el plano de lo real, invita al espectador, a tomar conciencia de su propio rol dentro del dispositivo cinematográfico.
A asumir su condición de testigo, ante un simulacro que necesita su presencia para adquirir pleno sentido.
La mayor parte de los personajes creados por Shyamalan se ven sometidos, de hecho, por esta necesidad de encontrar, admitir, y representar un papel en la narración del mundo al que pertenecen:
Así vemos la revelación y posterior aceptación del binomio héroe-villano; la búsqueda de un rol existencial; la preservación de la maquinaria teatral puesta en marcha por los habitantes; el constante reparto de identidades…
Un escenario donde el cineasta, acaba también sumergiéndose para interpretar su propio personaje, y diluir así, su presencia como creador en la realidad paralela de la ficción.
El papel de Wahlberg me parece tremendo, maneja bien el miedo, la intriga, el humor, otro dato es esto último, el humor que se agradece en algunos pocos instantes, algo novedoso en Shyamalan.
Su personaje como Elliot Moore, se encuentra ya intranquilo por los recientes signos de que la naturaleza está cambiando sus reglas, especialmente la inexplicable, y real desaparición masiva de las abejas en todas partes del mundo, algo de lo que trata de hablar con sus estudiantes en clase.
Su vida familiar no está menos tranquila, pues parece que su relación con su adorada mujer Alma, se está yendo a pique, sin que Elliot sea capaz de entender del todo el porqué.
Una vez que se empieza a extender el reguero de terribles muertes, Elliot “cambia de chip” y se convierte en un hombre decidido que huye, obligado a explorar rápidamente lo que es, pese a que los retazos de su pasado, parecen estar unidos a las soluciones para lograr sobrevivir.
Zooey Deschanel es una actriz de comedia y de cine romántico, pero no demasiado capacitada para llevar carga dramática sobre sus hombros, como queda demostrado aquí; de ahí la evidente poca química que exhibe con Wahlberg.
M. Night Shyamalan, como es de esperar, se acredita como “Joey”, el hombre con quien Alma se reúne en secreto, aunque el personaje no aparece en la pantalla, pero sí se oye su voz cuando Joey llama a Alma por teléfono.
“Sir, we lost contact”
The Happening no es una película de horror, menos de acción, los mecanismos del suspenso y las “sorprendentes” vueltas de tuerca, se dejan de lado para favorecer un cine más próximo a la contemplación, a los afectos, y la evaluación de los vínculos humanos que surgen frente a la desesperación y la orfandad.
Lejos de mostrar solidaridad y unión ante el desastre, abundan escenas, algunas muy duras, en las que Wahlberg se enfrenta a la indiferencia, y la locura de los demás, como esos hombres que no temen disparar al más indefenso, para rechazar todo contacto humano, y una solitaria anciana, que resulta ser aún más atemorizante en su mezcla de amabilidad y desquiciamiento.
De ahí que, el motivo central que sobrevuela todo el argumento, es el miedo a lo desconocido, abriéndose paso entre la inocencia que a veces domina el metraje, inocencia por otro lado, de la que voy a hablar ahora, ya que creo que es la verdadera protagonista, por encima del claro mensaje “verde”, y el puro misterio.
Por un lado, el pánico ante la existencia de una amenaza externa, especialmente diseñada para matar.
En el cine de Shyamalan, la fuente del terror se esconde siempre fuera de campo, y sólo llegamos a ser conscientes de su presencia, a través de sus devastadores efectos.
Pero la diferencia reside en que, donde el origen de dicha fuente se identificaba en todo momento de carácter sobrenatural, aquí se acepta de inmediato, la posibilidad terrenal, es decir la causa terrorista como el lógico desencadenante de la tragedia.
A continuación, el constante rechazo a la visión de la muerte o, mejor dicho, a experimentar dicha visión de forma directa.
En varios momentos de The Happening, los personajes ponen de manifiesto esta voluntad de “no mirar”
De volver la cabeza hacia otro lado, para evitar enfrentarse a la verdad atroz que se presenta ante ellos.
No cabe duda, que esta ceguera autoimpuesta, abarcaría un conjunto muy amplio de posibles significados.
Pero resulta imposible evitar su relación directa, con la censura ejercida por los medios de comunicación estadounidenses, en su decisión de suprimir la emisión de imágenes de los suicidas lanzándose desde las ventanas del World Trade Center.
El siguiente y último paso, será la paranoia como respuesta visceral ante lo incontrolable.
En un contexto donde cualquiera puede ser un terrorista, donde todo puede representar un peligro potencial, la violencia preventiva acabará imponiéndose tarde o temprano, como la única vía posible para asegurar su supervivencia.
Al final, todo acabará del mismo modo que empezó pero, para entonces, quizá hayamos sacrificado ya demasiadas cosas.
La inocencia, es una pieza clave en The Happening, es su razón de ser, la naturaleza elimina poco a poco, a todo aquello que la amenaza, pero se niega a ser hostil contra la más pura clase de inocencia y amor, hay varias escenas que me parecen sublimes, en lo referente a este concepto.
Comenzamos pensando, que la esposa del protagonista es infiel a su marido, para luego descubrir, que solo se ha tomado como quien dice, un café con un compañero de trabajo algo pesado, y se siente muy culpable por ello, por mentir a su marido, tanto que prefiere hacer tan tierna confesión por si mueren en ese momento, la broma con la que corresponde Wahlberg, sobre el jarabe para la tos, y la bella farmacéutica, pone sobre la mesa la increíble inocencia y bondad de la pareja, inocencia que será su salvación.
Por otro lado, también destaco la muerte de Leguizamo, que al parecer, tiene una relación perfecta con su mujer y su hija, y se permite criticar a la esposa de Wahlberg, acusándola de no quererlo de verdad, porque la vio llorar sola en su boda, y llegando a comentarle a su marido, que está seguro de que llegado el momento en que el la necesitase, esta le fallaría estrepitosamente; bueno pues al final, el que se cree que su perfección está por encima de los defectos de los demás, muere, poniendo al final sobre la mesa, lo que es el amor asumido, y el amor sentido…
La vida está llena de ironías.
Nada en The Happening resulta caprichoso, o hecho al desgaire.
Sus imágenes son realmente fascinantes, sobre todo, porque aquello que parece exterminar a los hombres se propaga, por el espacio, de una forma totalmente invisible.
Solo podemos ver la brisa que hace mover las frondosas y verdes copas de los árboles, o la ondulante hierba de los bosques.
La belleza natural se vuelve entonces, creadora de un fenómeno que devuelve, a la vida, ese misterio tan suyo que, por lo general, estamos obstinados a no ver.
¿Qué hay que ver en la imagen?
Pues la misma transparencia, así como el viento, o el movimiento de las plantas, verdaderos protagonistas de este bello filme, donde el amor de la pareja luce tan “infantil” como el asombro que late en cada toma.
Lo extraordinario de The Happening, fue la idea, esta idea tan sencilla, donde la naturaleza decide extinguir al ser humano, simplemente porque éste no cuida el medio ambiente.
Las plantas liberan una sustancia que afecta los neurotransmisores, bajando los niveles de la serotonina, lo cual provoca depresión, y por ese motivo, las personas comienzan a suicidarse.
Fíjense que al inicio, los ataques ocurren en ciudades muy pobladas, a medida que la historia corre, los sobrevivientes se van quedando sin lugares a los cuales recurrir.
¿Dónde te podes esconder, si hay verde por todas partes?
Acá sí que no hay salida, y era difícil encontrar, en The Happening, cuál sería la solución al problema que se genera.
Aquí, aunque de forma más tenue, trata de enfrentar el pensamiento científico o razonamiento, personificado en los papeles de John Leguizamo y Mark Wahlberg, contra el miedo capaz de bloquear cualquier rastro del anterior.
Digo de forma tenue, porque esto es más evidente en los primeros minutos.
Según se desarrolla, esta idea se va diluyendo a favor de un mensaje, digámoslo así, “más ecologista”
Algo estamos haciendo mal como especie, y no seremos capaces de solucionarlo, emprendiendo una huida como por la que optan los personajes.
Esto fue muy angustiante.
Fue angustiante la idea de que, ante el descuido del medio ambiente, las plantas mismas nos hagan “la V de Vendetta”
¿Acaso esto no podría suceder?
The Happening nos muestra, de una manera sencilla, lo que vemos en el día a día con estos desastres naturales, que vienen ocurriendo hace años.
El horror está dentro de nosotros, y de una manera que no imaginamos.
El horror no son los bichos, visibles o invisibles, el horror es más profundo y personal que todo eso:
Hemos perdido la capacidad de comunicación, somos insolidarios, desconfiamos de los demás, hemos creado una falsa sensación de felicidad, hemos construido sociedades ficticias, como esa casa de plástico, no sabemos amar, es un sentimiento que no comprendemos, y sin embargo, lo necesitamos continuamente, y hace tiempo que ya no hablamos con la naturaleza.
Aparte de la advertencia/mensaje ecologista, y de su parentesco con las películas de sci-fi de La Guerra Fría, me pareció que la moraleja tenía un exceso de almíbar, tal vez ¿conservadurismo?, con ese final redentorista por el amor y la familia.
The Happening me parece una de las reflexiones más grandes, tras la paranoia del 9/11.
La escena que más me gusta, es la casa en que todo es de plástico, como en el cine de terror de hoy, otra metáfora terrible, en el corazón de los EEUU no queda nada auténtico, todo es artificial, no te puedes fiar de las apariencias, de nada.
O esa otra, probablemente la más reseñada, la pistola que cae y es recogida una y otra vez, por personajes de los que no se nos muestra ni el rostro.
Nunca hasta el momento, habíamos visto imágenes tan explícitas en la filmografía del cineasta, más bien, dado al fuera de campo, una crudeza que subraya la fascinación de lo increíble, los personajes no dudan en compartir por celular los vídeos horripilantes que ha grabado un conocido.
El impacto de la primera secuencia, que da una vuelta de tuerca a las “flash mob” tan de moda, reforzado en otra posterior, y ejemplar, con un encadenado de suicidios mediante una pistola que pasa de mano en mano, da paso al relato tenso de Elliot y Alma, con magníficos golpes de efecto que despiertan la violencia en la tranquilidad del campo, el porche de la casa cerrada, o la vieja loca que parece calcada de algún “giallo”
“All right, be scientific, douchebag.
Identify the... rules... design the experiment... careful observation, measurements, that's what I'm trying to do, interpret the experimental pattern, interpret...
What if it is the plants?
That group was larger than ours.
This thing's been escalating all day.
Smaller and smaller populations have been setting this off.
They react to human stimulus.
Maybe people are setting off the plants?”
The Happening vuelve a poner sobre el tapete, la realidad de fenómenos inexplicables, y no cuantificables científicamente.
Su director “incide” en el misterio de la vida, irreducible a unas cifras, estadísticas, o variables aplicadas, conforme a un patrón o experimento, para terminar defendiendo el poder de un gesto de afecto, como “coger de la mano, de verdad” como el padre de la niña le pide a su cuñada Alma, o la necesidad de volver a descubrir el color del amor, en ese anillo “que dice lo que uno siente”
Habrá siempre quien se invente una teoría en forma de terroristas, radiaciones nucleares, o toxinas naturales, para explicar las catástrofes de la humanidad, pero la verdad es que, el mal está en el interior del propio individuo:
Éste podrá aislarse como la loca anciana, a quien el mundo le importa un bledo, o vivir rodeado de multitudes, con las que apenas se relacione ni comunique, esos individuos que repiten una y otra vez lo mismo, sin alma ni sentido, paralizados como estatuas de sal, y con sentimientos congelados, pero en ambos casos, Shyamalan nos dice, que su destino será siempre el mismo, la muerte y autodestrucción por el suicidio, o el asesinato.
The Happening muestra una pesimista descripción del ser humano, en situaciones de supervivencia, y son precisamente los que creen estar a salvo, o los que prefieren vivir aislados del resto de seres humanos, los que son capaces de las mayores salvajadas; ejemplo de ello, es la escena con los protagonistas, y 2 niños, suplicando a las personas que viven en una destartalada casa en el bosque, que les dejen entrar en el interior, recibiendo por respuesta, 2 certeros tiros de escopeta, que matan a los 2 violentos adolescentes, más rápido que la propia sustancia que está diezmando a la población.
Shyamalan no humaniza al ser capaz de tanta agresividad, y dota únicamente de voz y arma, a la persona que se erige en una visualización abstracta de la maldad.
En cierta manera, cualquiera podría llegar a actuar de esa forma.
Shyamalan vuelve igual de abstractos visualmente, por un momento, a la amenaza inconcreta que está diezmando a la población, y a la más concreta amenaza que representa el tipo que dispara despiadadamente, desde el interior de la casa.
También, el remedio queda explícito en The Happening, que apuesta descaradamente, por la fuerza del cariño y de la familia, y por un equilibrio en el ecosistema que comienza por el propio hombre, en quien, lo espiritual no debe entrar en colisión con las manifestaciones más terrenas y materiales:
Es la seguridad que una mujer, que duda hasta de sus sentimientos, encuentra cuando se confía, y es también, la recuperada armonía con un viento “enfurecido” que agita los árboles, no olvidemos tampoco, que la tradición cristiana presenta al “Espíritu Santo” amor como “brisa suave”, interpretación no desdeñable para el cine de Shyamalan.
Pero como el hombre sigue siendo hombre, y tropezando con la misma piedra, parece que el aviso para navegantes, escépticos, y desencantados, no será suficiente para corregir el rumbo del barco.
No obstante, el mal que persigue a los personajes, más allá de ser consecuencia del anti ecologismo, tiene la cualidad de obligar a la gente a separarse.
Eso es lo más importante:
La obligación de separarse, que es la que tenemos hoy por hoy en el mundo.
Un miedo invisible nos obliga a separarnos...
¿Las redes sociales, el celular, Internet?
Y ese final, aparentemente absurdo, en que los 2 se abrazan por encima del fenómeno, más allá de ese tufillo redentor, creo que tiene que ver con un mensaje mucho más sencillo:
Hay que volver a juntarse, mucho más allá de la familia, o la pareja.
La elección de un personaje masculino y otro femenino, como conductores de la historia, se revela fundamental, y permite que el discurso de Shyamalan se vuelva más evidente, conforme avanza:
Los seres humanos tienen verdaderos problemas de afecto, origen de guerras, asesinatos, un cuidado defectuoso de la naturaleza, etc. y solo mediante el sentimiento puro de alguien, que pese a todo lo desastroso que le rodea, aspire al bien y al amor, el Apocalipsis puede evitarse.
Los 2 personajes citados, tienen una relación afectuosa en estado terminal, y la reconciliación sincera puede ser un paso hacia la salvación.
No es casual que Shyamalan sea hindú, y aunque asume la etiqueta “new age” que se desprende de todas sus películas, es justo reconocer que esa creencia tiene algo de herencia cultural, algo más profunda de lo que muchos creen.
Todas las víctimas del “incidente” son personas que estaban cargadas de una agresividad, nerviosismo, o miedo muy patentes.
Y sirven de imán a las toxinas para acabar con ellos.
¿Por qué cuando sale Elliot en medio del viento, no es atacado por la toxina?
Primero porque el fenómeno acaba en ese mismo momento.
Sí, qué coincidencia.
Pero segundo, y para mí más importante, porque para entonces, él ya se había quitado sus miedos, y el peso de la culpa de un matrimonio frustrado.
Aparta todo eso, y recupera el amor más puro.
Porque es duro ser un ser humano, porque nosotros tenemos la capacidad de perdonar, las plantas no.
Aplicado a The Happening, si te quitas tu miedo y tu ira, las plantas lo percibirán y estarás a salvo del virus.
Si odias, temes y despiertas, la ira atraerás el incidente.
Debemos dejar de tener miedo, dejar de pensar mal, ni vivir sin respetarnos unos a otros; no olvidar que el planeta es un sistema del que formamos parte, y es superior a nosotros; debemos concentrarnos en ser más afectuosos y sensibles en general, de lo contrario, nos podremos extinguir como especie, pues las consecuencias de nuestra falta de criterio, de responsabilidad, etc. nos pasará factura, hay que madurar, o viviremos en nuestras carnes, la selección natural de Charles Darwin.
Pero…
¿Cuál era la relación de Julian (Leguizamo) con Alma, la esposa del protagonista?
Será ella acaso, una ex de Julian…
¿Por qué le dice a Elliot, qué la esposa del mismo no estaba preparada para casarse?
Alma dejó plantado a Julian…
¿Por qué Julián le dice a Alma: No la tomes de la mano, si no la vas a cuidar, la mira feo, y como que la esposa del tipo sabe la causa?
¿Por qué en la estación de tren, agarra los pasajes, y evita a Julian?
¿Ella era la madre de la hija de Julian?
Otro fallo, algunas muertes son demasiados creativas, para una persona inducida psico/neurológicamente en el suicidio, aún así, la forma de mostrarlas, es de lo mejor que se ha visto en años en películas de este estilo.
¿Cómo se puede saber el minuto exacto, en el que cesaron los acontecimientos, si ni tan siquiera sabían lo que estaba pasando?
“You're not interested in what happened to the bees?”
Detrás de ese discurso, que algunos podrían calificar de infantil, superficial, o hasta “naíf”, creo que se esconden reflexiones filosóficas sobre la naturaleza humana, sus contradicciones y tensiones, y de cómo ésta interacciona con el mundo, no tanto a un nivel verbal, sino más bien emocional, con propuestas sumamente imaginativas en su desarrollo, muchas veces al estilo de cuentos tradicionales, que llevan a convertir a los filmes del director, en auténticas metáforas de nuestras realidades personales, totalmente subjetivas y sociales.
Este estilo, que podríamos calificar de introspectivo e indirecto, tal vez no termine de conectar con el grueso del público, más acostumbrado a un discurso claro, y sin ambages, cuando no pobre o vacío, pero, en mi opinión, se trata de uno de los autores con más valor creativo, y con capacidad de sorprendernos.
Tal vez, lo más importante que podemos extraer de todos esos elementos sin sentido, es su parentesco con la realidad, y la eminente respuesta que habrá de tener la naturaleza hacia nosotros los seres vivos.
A mi me parece, que el hombre hace muchas cosas sin sentido, y cuyo único resultado, es hacer daño al planeta, y por ende a sí mismo.
Yo tomo The Happening, como una advertencia de lo que estamos haciendo, y del futuro que podemos esperar, si continuamos en la misma línea.
Tal vez, el nombre “La Cruda Realidad” hubiese sido más adecuado.
Las 7 plagas de la destrucción, parecen haberse desatado sobre el planeta, y la humanidad es nivelada y regida por el sistema capitalista.
Es como si hubiera estallado un aviso de Apocalipsis; pero no se trata de La Biblia, ni de la ira de Dios.
Se trata de una acción-reacción matemática; de un principio de acumulación de factores, una ecuación numérica:
Sumas y restas, de acciones irracionales, que llevan a un desenlace interactivo.
Son líneas del Apocalipsis que avanzan hacia un solo desenlace.
La destrucción del planeta con nosotros sobre él; y lo peor:
Nadie lo puede detener.
Es como si al sistema, que se quedó impune y sin enemigos, le hubiera llegado la hora de la implosión.
De una autodestrucción asegurada, como emergente de su propia acción depredadora a escala planetaria.
¿El castigo de Dios?
No, el castigo de la vida.
La destrucción y el suicidio colectivo de la humanidad, programada solo para consumir y votar presidentes en la más completa ignorancia del sistema que rige y ordena su vida.
Es como si hubiera estallado un aviso de Apocalipsis:
Terremotos, lluvias de una intensidad inusitada en todo el hemisferio sur, nevadas históricas en el este norteamericano y el norte europeo, sequías devastadoras en las mismas regiones, donde no hace mucho las inundaciones arrasaban a poblaciones enteras.
Aludes, incendios forestales, crecidas de ríos y océanos, deshielos monumentales, hambrunas masivas, manchas de petróleo extendiéndose como una macha asesina de la vida, como la que ya se instaló en el sur de EEUU.
El clima estalla encadenadamente en diversos frentes, la economía mundial colapsa, y se derrumba el modelo económico financiero a escala planetaria, los desocupados, marginados, y hambrientos, ya ascienden a la mitad de la población humana, y los conflictos inter-capitalistas por los mercados y recursos estratégicos, están generando y elevando un clima de tensión militar mundial, alimentado por una carrera armamentista nuclear.
Para la mayoría de los científicos, esos fenómenos catastróficos son la consecuencia natural de la contaminación y la destrucción del planeta.
Para otros es una señal mística del “fin del mundo”
Los científicos y funcionarios que “alertan” sobre la catástrofe ambiental, no la relacionan con la propiedad privada capitalista, con la búsqueda de rentabilidad y concentración de riqueza en pocas manos, con la sociedad de consumo, y con las trasnacionales y bancos que controlan los recursos naturales y los sistemas económicos productivos sin planificación, y sólo orientados a la ganancia privada en todo el planeta.
En todas las cumbres sobre “cambio climático” sólo se habla de “impacto ambiental”, de “emisiones contaminantes” que destruyen el planeta, sin profundizar en las raíces, y causalidades del sistema capitalista que las produce.
Esta omisión, cómplice y consciente, permite hablar de la “víctima” el planeta y la mayoría de la humanidad, sin identificar al “criminal”, los grupos y empresas capitalistas que concentran activos, y fortunas personales, depredando y destruyendo irracionalmente el planeta.
El siglo XXI, es el comienzo de una venganza, por parte de lo único que el hombre no puede, completamente controlar, nuestro planeta; el cual ha declarado la guerra a la raza humana, y para ello cuenta con el arma más poderosa de la tierra:
La madre naturaleza; compuesta por el arsenal más devastador e impredecible, se prepara para poner en jaque al mundo entero, en un ataque coordinado y global:
Tornados, tifones, huracanes, terremotos, maremotos, volcanes, sequías, oleadas de viento y frió, inundaciones y pandemias víricas, son las piezas perfectamente posicionadas en el tablero del planeta, para el ataque definitivo, para intentar extinguir a una raza que está destruyendo El Planeta Tierra, como todos estos fenómenos, se puede ver un interesante punto central y es la tragedia.
La causa es muy sencilla:
Los humanos hemos sido unos hijos malos, muy malos.
Los conceptos del mal y el bien son culturales, y que a la naturaleza, nuestros conceptos le dan bastante igual.
Pero como siempre, nos ponemos como el centro de la creación, y damos por sentado que la naturaleza tiene los mismos conceptos morales que nosotros, y normalmente se añade la coletilla:
“Porque nos lo merecemos, porque los humanos somos una mierda”
La naturaleza no tiene sólo un aspecto dador de vida.
Es cierto que todos venimos de ella, pero no nos engañemos, no somos “el hijo predilecto de algo divino y natural”
Sólo somos parte del sistema.
Ésta es la premisa que quisiera seguir, porque con demasiada frecuencia, hay una obsesión por coronarse “la creación más perfecta” o “los seres más evolucionados”
El hombre sólo es uno más en esta estructura, y el mundo no gira a nuestro alrededor.
Para el planeta, es muy fácil borrarnos de un plumazo y, sin embargo, necesitamos el concepto de castigo.
Necesitamos pensar, que el planeta es un ente que juzga y condena, que nos merecemos el Ragnarok, la precesión de los equinoccios, porque de nuevo, somos el centro de la creación, y necesitamos pensar que todo lo que hace mamá naturaleza, es porque somos los niños de sus ojos.
Y todo esto nos lo merecemos, para atenazarnos de miedo, porque tememos a la muerte, y tememos a la naturaleza que nos puede borrar de una catástrofe inminente, y es muy duro, darse cuenta de que en realidad, no somos el centro de la creación, y de que vivimos en un sistema completo.
La muerte es algo inevitable, lo queramos o no, y forma parte de ese sistema.
Da igual que nos muramos dentro de un año, en una catástrofe natural, o de una sobredosis de hormonas en el pollo de un rico almuerzo.
Lo que no podemos estar, es asustados, porque es entonces, cuando no haremos nada.
La muerte es un mensaje de la vida:
Nos dice que vivamos nuestras vidas sin miedo, porque podemos morir en cualquier momento, que aprovechemos cada segundo de nuestras vidas, porque ahí está el final y es inevitable.
La muerte es parte de la naturaleza.
Y la naturaleza no es buena ni mala.
El caso es que somos como somos, y por eso no tenemos escapatoria.
Estamos condenados.
Necesitamos anillos de colores que nos digan lo que sentimos en cada momento.
Dependemos tanto de aquello que hemos creado, que lo artificial nos ha acabado por aislar de nuestro entorno, es brillante la manera en que introduce esa casa “modelo”, para hacer énfasis en su idea.
Ya no somos parte de la naturaleza, y la naturaleza ha encontrado la manera de combatir la infección que sufre.
Ante semejante ataque, el ser humano responde primero con desorientación, después con pánico, y sólo más tarde, intenta razonar analíticamente, haciendo uso de su arma cerebral letal e inquisidora, que es nuestro intelecto, aquello que nos diferencia de los demás seres de este mundo.
Si las plantas están atacándonos, es porque las hemos enfadado, vamos entonces a decirles, que somos sus amigos, pero, ¡oh no! esta planta con la que hablo también es de plástico, y no me oye, entonces dejemos de columpiarnos sobre ese arce que sufre en sus ramas, el rozamiento de nuestro peso en desinteresada fricción, pero, ¡oh no! resulta que el árbol no es el que ataca, sino esas personas escondidas y asustadas que descerrajan sendos tiros con sus rifles, sobre aquella pareja de adolescentes.
¿Qué está pasando entonces?
¿Es que acaso no lo entendemos?
Shyamalan no ha puesto ningún terrorista, ni monstruo descomunal corriendo detrás de los personajes de The Happening.
Sólo vemos la hierba y las ramas de los árboles, entrelazando sus dedos con los del viento.
El aspecto amenazante de los mismos, es algo que está en nuestro cerebro.
¿Y por qué muere la gente entonces?
Qué pregunta más graciosa…
¿Es que acaso no nos queremos matar nosotros mismos?
Shyamalan abre con unas imágenes de nubes corriendo aceleradamente por el cielo.
Es eso precisamente, lo que va a hacer con The Happening.
Acelerar el proceso de automutilación y suicidio, al que todos asistimos impasivos.
Estamos destruyendo La Tierra, estamos acabando con el planeta.
Las plantas no nos atacan, aceleran el proceso de suicidio colectivo, porque han detectado la enfermedad, y han evolucionado para intentar acabar con ello.
El único enemigo del hombre, una vez más, es el propio hombre.
Es paradójico, y apoya mi teoría de que Shyamalan no quiere aleccionar a nadie, el hecho de que la siniestra anciana que les da acogida en su casa, sea el único personaje aislado de la artificialidad del mundo, y al mismo tiempo, la única que no se entera de lo que pasa.
No obstante, no es buena persona, es paranoica, y le pega a la niña.
La solución no reside en renegar de nuestra esencia.
Sino en tener más sentido común.
Pero quizá ya sea demasiado tarde.
Ocurrió una vez, y ocurrirá de nuevo.

“Alright, there appears to be an event happening.
Central Park was just hit by what seems to be a terrorist attack.
They're not clear on the scale yet.
It's some kind of airborne chemical toxin that's been released in and around the park.
They said to watch for warning signs.
The first stage is confused speech.
The second stage is physical disorientation, loss of direction.
The third stage... is fatal”



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