Rebel Without A Cause


“Teenage terror torn from today's headlines”

Un mes después del “Día D” (6 de junio de 1944), los países más industrializados del mundo, se reunían en el complejo hotelero de Bretton Woods, en New Hampshire, Estados Unidos, para crear el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, así como para establecer el dólar como moneda de cambio.
En adelante, Estados Unidos se erigiría en árbitro mundial del libre comercio.
El Plan Marshall, que toma su nombre del secretario de Estado, George Catlett Marshall, quien en 1947 propuso un plan de ayuda económica para la Europa de la posguerra, con el beneplácito del presidente Truman; se presentaría asimismo, como la coartada idónea para tejer una red de aliados del gigante americano en su particular “cruzada anticomunista”, basada en una suerte de clientelismo derivado de un ambicioso plan de ayuda económica a Europa, que había quedado devastada tras La Segunda Guerra Mundial.
La bonanza económica que Estados Unidos experimentó a partir de entonces, se exportaría allende sus fronteras, como una nueva forma de vida, que el eslogan
“American Way Of Life” convertiría en un dechado de virtudes, un nuevo modelo socio-económico, disfrazado de costumbres, hábitos, y tradiciones dignos de imitar por todo Occidente.
De la peligrosa tendencia a la homogeneización cultural que tal fenómeno conllevó, son responsables en gran medida, los medios de comunicación de masas:
El cine, la prensa, la radio y la televisión.
La información y el entretenimiento fueron los filtros de consignas ideológicas, fabricadas por el complejo político-militar estadounidense, para diseñar nuevas estrategias diplomáticas en beneficio propio.
Por regla general, se admite que los delincuentes son niños de origen humilde, que se convierten en criminales porque han crecido en la miseria.
En realidad, el joven delincuente que ocupa casi todos los días las páginas de los periódicos, es muy a menudo, el chico de enfrente, el hijo de una respetable familia burguesa, que va a un buen colegio, y cuyos padres no logran explicar, cómo se ha podido llegar a este punto, ya que ellos siempre le dieron todo lo que necesitaba.
La generación de jóvenes estadounidenses de los años 50, era portadora del germen de una corriente contestataria, que eclosionaría en las 2 décadas subsiguientes, bajo nuevas formas de expresión contra el “stablishment”
Hijos de una sociedad opulenta, instalada en el confort y en la autocomplacencia de un consumismo desenfrenado, anteponían el idealismo al materialismo, en el que sus progenitores se habían enfangado, abducidos por una falsa erótica del poder que les condenaba a una clase media sin solución de continuidad.
Estos jóvenes insatisfechos, se rindieron al culto a otros dioses menos aburguesados que el dios cristiano, al que sus padres veneraban cada domingo en iglesias de fieles biempensantes.
Atraídos por la incesante búsqueda de la libertad individual, y el deseo de redescubrimiento personal, sucumbieron a la velocidad que les proporcionaba el “chickie run”, o, en algunos casos, escenificaron su particular odisea, recorriendo el país a través de la Ruta 662, sobre un flamante Cadillac, de modo parecido al pionero transformado en un curtido conquistador de una nueva frontera.
Estados Unidos, era a mediados de los 50, un país que empieza a recuperar el aliento, tras el esfuerzo de La Gran Guerra, y, erigiéndose en potencia hegemónica enfrentada a su antagonista soviética, estamos en pleno despegue de La Guerra Fría... vuelve a marcar las pautas sociales de referencia, no sólo para sí, sino para todo el mundo occidental, cuyo bloque lidera.
Es, otra vez lo digo, el “American Way Of Life”, exportado junto a las generosas remesas económicas del plan Marshall, con todas sus notas características de modelo de orden, aseado, y confortable, al menos en su superficie.
Porque al fondo, muy al fondo, los convulsos 60 aún están por llegar, algo se mueve...
Con ese telón de fondo, la sociedad adulta americana, no podía entender como los jóvenes de su país, podían abandonarse a la delincuencia, más aún, cuando estos pertenecían a clases burguesas acomodadas que, en principio, no deberían tener ningún gran problema, una causa que justificara su rebeldía.
En 1955, Albert K. Cohen escribe “Delinquent Boys. The Culture Of The Gang”, la “beat generation” tiene su paradigma en la novela “On The Road” de Jack Kerouac, comienzan a sonar las rebeldes notas del rock’n'roll de Elvis con “Heartbreak Hotel”, y Chuck Berry empezaba a derribar muros con “Johnny B. Goode”
En definitiva, la cultura no era ajena a esa situación de desconcierto, de necesidad de mantener una actitud resistente hacia un mundo que no era el que querían.
El cine americano no le dio la espalda a las circunstancias, años antes Laslo Benedeck dirigió a Marlon Brando en “The Wild One” (1953), pero en 1955 coinciden, no por casualidad, 4 filmes que expresan el sentimiento social de entonces:
Richard Brooks rodó “Blackboard Jungle” (1955), Elia Kazan filmó una de sus obras maestras, “East Of Eden” (1955) y Joshua Logan dirigió uno de sus filmes más conocidos, “Picnic” (1955)
En esos 3 filmes, se recoge la misma idea que magistralmente desarrollará Nicholas Ray en “Rebel Without A Cause” (1955)
Este contraste, es sin duda, el ejemplo que muchas veces, el sentimiento o la propia historia de una sociedad, jamás debe ser en paralelo a su cultura, algo que pasaba era evidente, pronto vendrían los años 60, y Ray lo plasmó magistralmente.
¿Somos rebeldes sin causa?
¿Es cuestionable afirmar hoy en día, 60 años más tarde, que seguimos viviendo con esta doble moral?
¿Es acaso un conflicto generacional en el que nuestros padres tienen parte de la responsabilidad, y por ende, los padres de nuestros padres, y sus antecesores?
¿Cuál es la respuesta a estos conflictos individuales, que a priori, sólo son un minúsculo episodio en el universo, pero un constante capítulo en nuestro mundo?
“You say one thing, he says another, and everybody changes back again!”
Rebel Without A Cause es una película dramática estadounidense del año 1955, dirigida por Nicholas Ray.
Protagonizada por James Dean, Natalie Wood, Sal Mineo, Jim Backus, Ann Doran, Corey Allen, William Hopper, Edward Platt, Nick Adams, Dennis Hopper, entre otros.
El guión es de Nicholas Ray, Stewart Stern, e Irving Shulman, y es una adaptación del libro de 1944, del psiquiatra Robert M. Lindner, “Rebel Without A Cause: The Hypnoanalysis Of A Criminal Psychopath”, curiosamente, Rebel Without A Cause, no hace referencia alguna, al libro de Lindner.
Rebel Without A Cause obtuvo 3 nominaciones a los Oscar:
Mejor actriz secundaria (Natalie Wood), actor secundario (Sal Mineo), y guión original.
En 1954, Nicholas Ray había ofrecido a Warner Bros un tratamiento de guión, basado en una idea suya, y titulado “The Blind Run”
En el estudio se interesaron por él, y le sugirieron la adaptación de un libro llamado “Rebel Without A Cause: The Story Of A Criminal Psychopath”, un estudio psiquiátrico que trataba sobre el comportamiento de los delincuentes juveniles, un fenómeno acuciante en los EEUU de posguerra.
Esto no convenció mucho al director, pero junto a Stewart Stern se encargó de adaptar el libro, y convertirlo en el guión definitivo:
“Una oportunidad única de decir algo, sobre la esencia de la soledad y del amor” dijo Stern.
Rebel Without A Cause cuenta la historia de un adolescente rebelde, recién llegado a Los Ángeles.
Allí conoce a una chica, desobedece a sus padres, y desafía a los caciques del instituto local.
En Rebel Without A Cause, se intentó retratar la decadencia moral de la juventud estadounidense, criticar el estilo de vida de los progenitores, y explorar la brecha generacional.
Se rueda en escenarios reales de California:
Los Angeles, Calabazas, Hollywood, Santa Mónica... y en los platós de Warner Studios en Burbank.
Rebel Without A Cause se estrenó el 27 de octubre de 1955, casi un mes después del fatal accidente que sufrió James Dean, el 30 de septiembre de 1955.
Rebel Without A Cause estableció la imagen de James Dean como el joven rebelde, el cual contaba con 24 años.
Como dato, Rebel Without A Cause comenzó a filmarse en blanco y negro, y en Cinemascope, pero dado que Fox tenía la patente de este formato, y sólo lo cedía para films a color, hubo de cambiarse el blanco y negro por “Warnercolor”, teniendo por tanto que repetir todo el material grabado hasta entonces.
El 26 de mayo de 1955 finalizó el rodaje.
Como curiosidad, la piscina vacía es la misma de “Sunset Boulevard” (1950) filmada 5 años atrás.
Rebel Without A Cause está centrada en la soledad del adolescente incomprendido y aislado de la sociedad, debido a un contexto propicio, al trauma emocional por la absorción de complejos y miedos ajenos, que se intentan expulsar mediante el empleo de la violencia y el abandono.
La desavenencia y la ausencia de indulgencia generacional que provocan una atormentada angustia vital, se ansían superar con la búsqueda de afecto y complicidad, en figuras externas al entorno familiar, a las que ensalzar hasta la idolatría.
Rebel Without A Cause es en cierta medida, un film juicioso y crítico.
Valora y a la vez desestabiliza el órgano paterno-familiar, a través de diversas cuestiones como desestructuración, o disfuncionalidad familiar, las diversas patologías afectivas de los progenitores, conflictos de pareja que resquebrajan la armonía familiar, situaciones diversas de desatención, desafecto, y descuido de los hijos, etc.
Además, hace hincapié en otros factores que podrían ser el origen de dichos problemas, factores que bien están inmiscuidos con enfermedades mentales de los padres, adicciones como el alcoholismo, inestabilidad laboral, o jornadas de trabajo muy extensas, discapacidades sobrevenidas, homosexualismo, etc.
También, observamos el comportamiento de la juventud, que descarga todo su dolor, impotencia, soledad, desdichas, y traumas, por medio de la violencia, queriendo justificar así, sus sentimientos.
Así las cosas, vemos a 3 jóvenes solitarios, con sus diversas problemáticas derivadas de un tronco común, se dan cita una misma noche en una comisaría de policía.
Sus vidas posteriormente se unirán, en una búsqueda inconsciente de desahogo existencial.
La falta de cariño y la apatía de sus progenitores, harán de un viejo caserón abandonado, un palacio nocturno de identificación y apego mutuo.
Rebel Without A Cause tiene lugar a lo largo de unos pocos días de octubre de 1955.
Jimmy Stark (James Dean), estudiante de instituto, es un chico particularmente difícil:
Confuso y desorientado, se ve frecuentemente envuelto en peleas y conflictos, a consecuencia de los cuales, su familia, en la cual es el hijo único, se ve obligada a un permanente peregrinaje de una ciudad a otra.
Llegado a Los Ángeles, también encontrará nuevos sentimientos hasta entonces desconocidos, el amor de Judy (Natalie Wood), y la amistad admirativa de John “Plato” Crawford (Sal Mineo), un muchacho aún más joven que él.
Pero no tarda en sostener su enésimo enfrentamiento, aunque, en esta ocasión, las consecuencias serán mucho más terribles...
“I never thought I'd live to see eighteen.
Isn't that dumb?
Every day I look in the mirror and say:
What?
You still here?”
En sí, Rebel Without A Cause plantea 3 enfoques distintos de la paternidad y sus dificultades.
En Jim, el problema recae en la figura desdibujada de su padre, un tipo sometido a su mujer, y sin una opinión propia, incluso le ponen un delantal florido para que nos demos cuenta, que queda bien lejos de lo que el chico necesitaría como modelo a seguir.
La estrella principal de Rebel Without A Cause es James Dean, que encarna a un joven que busca su propia identidad, que siente que ya es tiempo de volar, de sentir libertad, de rechazar los cánones establecidos por la sociedad de aquel entonces; su personaje brilla por sus ideales, algunos aun no tan bien desarrollados, pero que destilan cierta entrega hacia lo que se cree.
En el caso de Judy, ella no encuentra el cariño necesario en su padre, un señor que ignora su acercamiento amoroso, eso sonaría algo extraño en nuestros días, e incluso la insulta, diciéndole “Pareces una cualquiera”
Ella es una joven problemática, libertina, que “detesta a su familia”, que busca consuelo, pero lo haya de mala manera; cuyos pensamientos aun están confundidos.
El caso de Plato es el más complejo de los 3, pues pese a ser un chico de familia adinerada, y vivir más cómodamente que ninguno, se encuentra sin amigos, como símbolo su apodo planetario, el más lejano y solitario, con una ausencia paterna importante, y bajo las órdenes de una señora sobreprotectora, y algo cansina.
Su obsesión por la figura de Jim, alcanza un nivel preocupante, diríase casi homosexual, y desemboca en un suceso trágico, como era de suponer.
Sal Mineo se siente un cero a la izquierda, reprimido, con sentimientos escondidos, resentido, amargado, que busca la compasión y amparo de otras personas, ya que en sus padres no lo ha conseguido.
Así las cosas, Rebel Without A Cause es la historia de 3 personajes diferentes, pero iguales a la vez, unidos por un ente común:
La rebeldía.
La rebeldía es el único modo que tienen de llamar la atención, y reclamar a sus padres, el mucho afecto que necesitan, y que por culpa de la incomprensión éstos no saben darles.
El entrecruzado de sus historias se hace evidente, gracias a unos planos compartidos, donde en un mismo marco se nos muestra a los 3 jóvenes, interactuando en diferentes espacios, pero en un mismo instante, excelente cuando observamos desde el interior de la oficina a Judy, con Jim a su derecha, y Plato a su izquierda.
En apenas 15 minutos de secuencia, dentro de la comisaría, el director Nicholas Ray, hace un uso espléndido de gran cantidad de planos diferentes, desde el plano detalle: el espejo que olvida Judy en su asiento; al plano general, pasando incluso por el plano a través de una mirilla, aprovechando el CinemaScope en toda su dimensión.
Una de las peculiaridades que tiene Rebel Without A Cause es mostrar la búsqueda de la honestidad, y la sinceridad por parte de los jóvenes, que a su vez, se contrapone con la hipocresía y las falsas apariencias del mundo adulto.
El espectador empieza a ver la disfuncionalidad de la familia de Jim, a través del ojo de él, cuando este se encuentra junto al inspector en la sala del lado, y “espía” por la mirilla de la puerta, lo que sucede en la sala del lado que se encuentran sus padres y su abuela.
De esta manera, se consigue captar nuestra atención, a 3 historias que suceden en un mismo instante, mostrando en un sólo encuadre, mucha información sobre el trío protagonista.
A partir de ese momento, sus historias coincidirán ya en el instituto, donde acompañaremos a Jim en su relación sentimental con Judy, tan apresurada e impulsiva como la época lo exigía, en sus continuos enfrentamientos con sus padres, frustrado por la figura de su progenitor, un hombre sometido a su mujer, o su especial ternura con Plato, al que trata casi como a un hermano menor.
Tampoco faltarán sus conflictos con el típico grupo de gamberros, que tras llamarlo “gallina” porque la censura, llámese el horripilante Código Hays no permitió que se usara el término fuera “fagot”, lo metan de nuevo en problemas, como lleva haciendo desde hace algún tiempo, obligando a su familia a mudarse una y otra vez.
Jim es un joven solitario, taciturno, y problemático, al que sus padres han tenido que cambiar en reiteradas ocasiones de instituto, debido a sus problemas de conflictividad e insociabilidad.
En vez de enfrentarse a las dificultades, cada vez que éstas se presentan los padres de Jimmy se mudan de barrio, con la esperanza de que el cambio de aires, y de instituto, le siente bien a su atormentado hijo, del que creen que finalmente acabará haciendo amigos, e integrándose en el nuevo ambiente.
Jim, mucho más inteligente que sus progenitores, no piensa como ellos.
Él cree que las mudanzas son ideas de Carol (Ann Doran) su madre, quien manda en su casa junto con su abuela (Virginia Brissac), cada vez que se siente insatisfecha consigo misma, utilizándole a él, y a sus problemas como escusa.
Jim odia a su madre y a su abuela, por considerarlas personas mentirosas, retorcidas, e infelices, y por el control absoluto que ejercen sobre su padre Frank (Jim Backus), y del hogar familiar.
En esta familia, a la que Jim llama “manicomio”, gobernada exclusivamente por mujeres, el padre/marido/suegro, según se vea, ocupa un papel secundario.
Se trata de un hombre débil, sumiso, y cobarde, y eso es lo que le molesta a Jim, que desearía tener a un padre fuerte, valiente, decidido, y capaz, y no a un idiota esclavizado, que por miedo, o por ignorancia, nunca sabe contestar a las preguntas que Jim le formula, y que tampoco sabe, en definitiva, hacer de padre.
Para Jim, es como si en verdad no tuviese padre, una falta que psicológicamente le hace sufrir, y que le desestabiliza emocionalmente.
Jim, al que no le gusta que le llamen “gallina” en referencia a que su padre vive dominado por su mujer, y se siente avergonzado de él; resulta antológica la frase:
“No quiero ser como él”, válida todavía más de 50 años después, para cualquier adolescente.
Como en el caso de Jim, los problemas de Judy también han sido provocados, principalmente, por su padre (William Hopper)
Éste opina que Judy es ya una mujer mayor, y por eso, la trata con menos afecto, y mayor indiferencia.
Además, le dice en ocasiones, cosas realmente crueles, en la que Judy se escapa de casa, y acaba a altas horas de la madrugada rabiosa, abatida, y llorando desconsoladamente en un despacho de la policía, porque su padre al verla con un vestido nuevo, y con los labios pintados, la ha llamado “sucia buscona” y ha tratado de borrarle brutamente el carmín con sus manos.
En una de las escenas, Judy le intenta dar un beso al padre, y éste le rechaza, nos induce a pensar, que la chica, Judy, está enamorada de su padre, con lo que nos encontramos con una idea muy subliminal de incesto de hija a padre.
Como su padre es malo con ella, se convierte en una chica mala en el instituto, y paga con los demás sus problemas personales.
Pero el peor de todos, es el tercer protagonista, John “Plato” Crawford, porque su situación personal y familiar, es la más desafortunada de las 3.
Sus padres, divorciados, le han abandonado, y vive sólo junto con su criada negra.
Se siente muy sólo, porque además no tiene amigos en el instituto, y es incapaz de hacerlos.
Además, mientras los problemas de Jimmy y Judy parecen tener más o menos una solución, y además, la adolescencia en la que se encuentran juega un importante papel en ellos, las características psicológicas de Plato, y su comportamiento, inducen a pensar, en que es un perturbado mental, lo cual tiene un difícil arreglo, nótese que tiene un arma y que ya la uso para matar a unos perros indefensos.
Por otro lado, tenemos que remarcar también, la posición que ocupa la policía en Rebel Without A Cause, claramente de incompetentes, ya que en ninguno de los casos aciertan, o se anticipan a los hechos, no sólo eso en el final, un policía mata a uno de los personajes por error, remarcando aun más su inutilidad.
Además, la figura/paterna/psicólogo del inspector Ray (Edward Platt) se asemeja a la del espectador, es decir, el director nos da plena libertad a nosotros como espectadores, para juzgar las acciones de los jóvenes, y decidir si son o no dignas de ser causas justificadas, en medida que los jóvenes se sinceran con el espectador/inspector.
Los tres personajes principales: Jim, Judy y Plato, son un triángulo en cuyo vértice central se sitúa nuestro protagonista, arropado por sus 2 “partenaires”, cada uno de los cuales, asumirá una posición respecto a Jim que le conducirá, inexorablemente, a cada una de las 2 vías:
El amor, para Judy; la muerte, para Plato, a través de las cuales, nuestro héroe se terminará redimiendo, en una suerte de viaje iniciático, al más puro estilo de la tragedia clásica griega, tras el cual, arriba a un puerto que cabe asimilar, aunque sea tímidamente, a lo que podemos entender como madurez, en este aspecto, resulta particularmente significativo, que este episodio final, se desarrolle en esa suerte de metáfora del universo, que viene a ser un planetario.
Pero aún hay más lecturas:
Tres jóvenes, Jim, Plato, y Judy coinciden en una comisaría de policía, tras ser detenidos por ebriedad, matar pequeños animales y vagabundear, respectivamente.
Jim ha pasado la noche, destruyendo parquímetros, muestra de su hostilidad hacia la autoridad.
El comportamiento errático de Jim, propio de un vagabundo “pseudo-beatnik” que emprende un viaje iniciático en busca de su propia identidad individual, pudiera haber sido objeto de estudio de las investigaciones sobre la psique humana, hechas por Freud, Jung o Piaget.
El teniente de policía Ray, es el único adulto, ajeno al entorno familiar, en quien puede confiar sus secretos, entre otros, la debilidad de su padre, dúctil a las tácticas de manipulación de su madre.
La amistad que se forja entre ellos, gira en torno al desarraigo familiar, y a la búsqueda de vínculos afectivos sustitutorios:
La figura paterna en el desconocido, el hermano en el amigo, o el padre en el amante.
Detrás de todos esos sucedáneos del calor del hogar, se esconden complejos como el de Edipo, o el de Electra, además de una incipiente homosexualidad en el caso de Plato, cuyo apodo simboliza la idealización del amor, a la que el filósofo del que toma su nombre ya hacía referencia en su obra “El Banquete”
Jim intenta encontrar auxilio moral en su padre, mientras que Judy busca en el suyo algo de ternura, y Plato no encuentra otra solución, más que la de aferrarse a sus 2 únicos amigos.
La mojigatería de un padre pusilánime, que busca permanentemente la conformidad de su autoritaria y castrante esposa, la severidad de quien rechaza por principio, cualquier forma de ternura o el desamparo al que está condenado el hijo abandonado, dispuesto siempre a mentir compulsivamente para honrar la memoria de sus insensibles progenitores, constituyen algunas de las causas del comportamiento antisocial de sus hijos, que son capaces de retar a la muerte para demostrar, no se sabe muy bien qué, porque “algo tienen que hacer”
Hacia el final de Rebel Without A Cause; tras convencer a Plato de que deje de ofrecer resistencia, y después de vaciarle el cargador del arma, salen al exterior.
Plato, no obstante, comete el error de empuñar el revólver, al ser deslumbrado por un foco, recibe una ráfaga de tiros y muere.
Jim se aproxima al cuerpo, aún caliente de Plato, para protegerle del frío con su jacket.
Jim y Judy regresan con los suyos, con la esperanza de volver a ser una verdadera familia.
Este gesto de cariño, compensa la falta del calor humano, que Plato nunca recibió de los suyos.
El simbolismo del color rojo sangre de su jacket simboliza, además, el fatal destino al que su amigo parecía estar condenado desde el principio.
La atmósfera roja es mítica, destacando siempre el abrigo rojo, la chaqueta roja, los labios rojos, y el calcetín rojo.
Sobre el calcetín, me atrevo a decir que era portado como símbolo de admiración de Plato hacia Jim, que formaba parte de él, inclusive a manera de profiláctico, sexual y protector, que usaba en prácticas masturbatorias….
Así las cosas, el único remedio existente para evitar la tragedia, es la reconciliación familiar, la vuelta al orden vigente, al “statu quo” que todos debemos obedecer según el criterio de Nicholas Ray, cuyo apellido coincide, curiosamente, con el del teniente de policía, como si se tratara de un alter ego, convertido en la voz de la conciencia.
“Hey, you want to come home with me?
I mean, there's nobody home at my house, and heck, I'm not tired.
Are you?
See, I don't have too many people I can talk to...
If you want to come, we could talk, and in the morning we could have breakfast like my dad used to.
Gee, if only you could have been my dad”
Nicholas Ray, uno de los caracteres más excéntricos de la historia del Cine Norteamericano, alcohólico, anfetamínico, y bisexual, sabedor de las apetencias sexuales de James Dean, de quien dijo no que fuera bisexual, sino directamente gay; lo reunió con Sal Mineo, de errática trayectoria y fatídico final, y Natalie Wood, que en su vida privada flirteó a gusto, y a sabiendas, con actores que bebieron a la vista de todos de fuentes y de arroyos, en un título emblemático sobre la necesidad de amar, y ser amado, y sobre el miedo a traspasar el umbral tras el cual, te juegas que acaben llamándote “gallina”
En Rebel Without A Cause se tocaba, por primera vez en Estados Unidos, el tema de la homosexualidad.
Rebel Without A Cause no hace ninguna referencia explícita sobre el asunto, pero sí de forma soterrada, ya que el erotismo que se palpa entre Plato, el adolescente gay interpretado por Sal Mineo, y Jim por James Dean, es evidente.
Mucha gente rumoreó, que ambos actores habían tenido un “affaire” durante el rodaje; por su parte, Mineo negó siempre esta relación.
Entendida por muchos, como la primera película gay armarizada de la historia del cine, Rebel Without A Cause es un cántico nostálgico y hermoso, al amor sin barreras, a la ternura explícita, frente al horror de la censura del mimo, un desafío a las normas de comportamiento para aquellos que prefieren ser chamarras rojas a “gallinas”
Como curiosidad, el director, Nicholas Ray no quería contratar a Wood para el papel de Judy, debido a su aspecto angelical.
No fue hasta que ella se vio envuelta en un accidente de coche con Dennis Hopper, y en el hospital la llamaron “delincuente juvenil”, que el realizador cambió de parecer.
Curiosamente, Frank Mazzola (Cruch) quien era miembro de la banda liderada por Buzz en Rebel Without A Cause; era en vida real, un líder pandillero que sirvió de asesor para la producción.
En los créditos iniciales; la escena en la que Jim Stark cubre al monito de juguete que posteriormente enlaza con la muerte de Plato (Sal Mineo) al final; fue completamente improvisada por el joven actor.
“...and they both come from good families!”
En tan sólo 2 días, Judy perderá a su novio, la arrestarán, y se enamorará perdidamente de Jim, lo ama locamente en menos que canta un gallo, pero no parece ser coherente en sus actos, llora por una discusión, pero no derrama ni una lágrima por su recientemente fallecido novio...
Jim aparece borracho en la primera escena, pero se le pasa en pocos minutos, volviendo a un estado de intermitente embriaguez en el transcurso de la escena.
Además, se pasa el resto del metraje bebiendo leche, algo que no es demasiado propio de un “alcohólico” que digamos.
Tampoco, sería justa la escena de la carrera de coches, donde hay que saltar del mismo, antes de llegar al barranco, pero la distancia entre los automóviles no deja el suficiente espacio para que uno de ellos salga ileso, de hecho, así es.
Destacar que Rebel Without A Cause está meticulosamente cuidado a nivel técnico, pese a diminutos errores de “raccord”, y nos deja un plano fenomenal a mitad de cinta digno de mención.
En una escena, en la que Jim se recuesta en el sofá, con la cabeza boca abajo, se nos muestra un plano de 360º, siguiendo la mirada de Jim, que se reincorpora y da lugar a la escena más dramática de Rebel Without A Cause, como si ese cambio de visión no sólo afectara a la cámara, sino también a nuestros protagonistas.
El cromatismo que inunda sus encarnadas imágenes, el tratamiento del “scope” y la partitura de Leonard Rosenmann, son elementos de un conjunto con el que Nicholas Ray, preocupado siempre por el devenir y las circunstancias de la juventud, construye un afligido drama generacional, lírico, y dotado de una tensión y fuerza dramática extraordinaria.
Paradójicamente es mediante el “Scope”, que si no me equivoco, es la mirilla más amplia en el cine comercial, el formato con el que Ray sabe captar toda gestualidad que lleva implícita Rebel Without A Cause, algo que aporta una parte fundamental al dramatismo que desprende.
Sin necesidad de realizar cortes de montaje para que sean evidentes, los detalles de ese Jim nervioso, antes del “chicken run” moviendo compulsivamente las manos, Buzz peinándose, Judy saltando por la excitación de ese juego mortal, Plato invadiendo el encuadre de Jim cuándo este exclama en el planetario un “Boy!” en una muestra evidente de esa búsqueda, y necesidad de compañía del personaje interpretado por Sal Mineo, etc.
Quizá me deje llevar por la pasión, pero creo sinceramente que Rebel Without A Cause es un film perfecto, de esos en los que todo es puramente cinematográfico.
Haciendo malabarismos en esa delgadísima línea que separa el dramatismo extremo, del ridículo debido a lo explicito de muchos planteamientos, el ya apuntado detalle del delantal del padre de Jim, o los calcetines de diferente color de Plato, Nicholas Ray consigue un cine libre de impurezas y convencionalismos, y es la muestra de que la obra de un cineasta esta en continua progresión, buscando siempre a través de la imagen alguna respuesta.
El carácter arquetípico de ciertas escenas, tales como la de la pelea con navajas en el Planetario, o la simplemente prodigiosa, carrera de autos, se mezcla con elementos no completamente desarrollados, sino más bien apuntados, que sin embargo, así recargan a Rebel Without A Cause de exuberancia pasional:
El homoerotismo que subyace en la relación entre Dean y el personaje de Sal Mineo, y aun en el intercambio hostil entre Dean y Buzz Gunderson (Corey Allen); el complejo de Electra de la confundida Natalie Wood y William Hopper como su padre; la naturaleza misteriosa de la problemática humana en general, adolescente en particular, filosóficamente existencial, y espléndidamente señalada en la escena al interior del Planetario.
Así de inicio, de lo que sería un nuevo año de Instituto, en una nueva ciudad, una bandera norteamericana se iza conforme vemos entrar alumnos.
Bienvenidos a la sociedad juvenil de los años 50.
Es como vemos a un chico rebelde con vaqueros azules, camiseta blanca, y chaqueta roja, nos precede nuevamente, la bandera norteamericana.
En un planetario, un pobre chico parece prevenir su futuro, cuando su profesor está dando una lección:
“La inmensidad del universo.
Durante mucho tiempo, antes del fin de nuestra tierra, la gente mirará al cielo, y verá una estrella cada vez más brillante.
A medida que esa estrella se nos vaya acercando, el clima cambiará… Desapareceremos en el espacio, destruidos tal y como empezamos, con un estallido de gases y fuego.
En la inmensidad del universo, nuestro mundo no será echado de menos.
Los problemas de la humanidad son cosas triviales e ingenuas, y el hombre a solas consigo mismo, es un minúsculo episodio que carece de importancia”
En una carrera de coches, junto a un acantilado, 2 chicos enfrentados dialogan:
Uno de ellos desea su salvación personal y abstraerse de peligros que lo martiricen más.
El otro hace lo que hace porque… “algo tenemos que hacer”
Al borde del acantilado, uno deberá saber cuándo parar, o la caída será irremediable, aunque no la deseara.
“Things pretty rough for you at home?”
Rebel Without A Cause explora el fenómeno de la rebeldía juvenil que emerge en Estados Unidos, como problema colectivo en los años 50 del siglo pasado.
La nueva generación de adolescentes, llegados al uso de la razón, después de La Segunda Guerra Mundial, presenta una porción elevada de individuos conflictivos, transgresores, violentos, y rebeldes, aficionados a las emociones fuertes, que con frecuencia caen en la práctica de actos delictivos.
La idea de Rebel Without A Cause, surge como un intento de respuesta a la preocupación general de aquel país, por una problemática nueva y creciente.
Rebel Without A Cause no es la única que abordaba el problema de la rebeldía de los jóvenes, pero si fue la más conocida, y acreditada del momento.
Un aspecto a destacar, son los títulos del inicio.
Ahí se resume, en un sólo plano, todo lo que es Rebel Without A Cause:
La alienación de la juventud criada sin el cariño de sus padres, y a la que se le abre un mundo llamado madurez, para el que no está preparada, debido a que, en cierto modo, los padres y la sociedad en general, estuvieron en una situación similar.
Toda una obra de culto.
La fama de Rebel Without A Cause se debe en buena parte, a la figura icónica de James Dean:
Su carismática interpretación, y a esa rebeldía con la que encandiló al público más joven de Estados Unidos, un público que se identificó con él, y lo convirtió en todo un símbolo.
Un símbolo, quien curiosamente, no recibió una nominación al Oscar por la película que lo ha perpetuado en el panorama cinematográfico.
Paradójicamente antes de su muerte, había grabado un comercial que advertía a los jóvenes estadounidenses, los riesgos de las carreras clandestinas de automóviles.
Años más tarde, la tragedia también se cerniría sobre sus compañeros de reparto:
Natalie Wood y Sal Mineo, fallecidos en “extrañas” circunstancias.
Dean en un accidente de auto, Woods aparentemente ahogada, y Mineo apuñalado.
El Time Magazine publicó en su momento:
“Rebel Without A Cause constituye un intento bastante serio, dentro de los límites del melodrama comercial, de mostrar que la delincuencia juvenil, no es tan sólo un brote local de terror en los barrios, sino una infección generalizada en la sociedad moderna de Estados Unidos”

“To Belong... and be loved”



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