Chappaquiddick

“The Untold True Story”

Nadie que incursione en el sombrío mundo de la política, desea tener una mancha en su historial, y menos cuando se trata de un Kennedy; pues la grandiosidad y los sueños por tocar lo inalcanzable, siempre rodearon al patriarca:
Joseph Patrick Kennedy, y a sus hijos:
John Fitzgerald, Robert Francis “Bobby”, Joseph Patrick “Joe” Jr., Rosemary, Kathleen Cavendish, y por supuesto, Edward Moore “Ted”
Y es que Los Kennedy es una de las familias más importantes en la política de EEUU, a partir de la segunda mitad del siglo XX, se trata de la auténtica Casa Real estadounidense; y las ramas de su árbol genealógico tocan todos los ámbitos del “American Way Of Life”:
Tuvieron un Presidente, un Fiscal General, Embajadores, Senadores, Miembros de La Casa de Representantes e incluso sentaron a su mesa familiar a actores de Hollywood como Peter Lawford, casado con Patricia Kennedy; y Arnold Schwarzenegger, casado con Maria Shriver, hija de Eunice Kennedy.
Pero también los ataba un cordón de oro fino compuesto por:
Tragedia, misterio, y siempre un nombre propio, esta vez el de Mary Jo Kopechne, la exsecretaria personal de Robert F. Kennedy.
De eso va la llamada “Maldición Kennedy”, que se refiere a los diversos eventos trágicos y muertes que tuvo La Familia a lo largo de los años, que incluyen:
La cirugía cerebral fallida de Rosemary, una lobotomía) en 1941; la muerte súbita de 1944 de Joe Kennedy Jr., en un accidente de avión; la muerte de Kathleen “Kick” Kennedy en 1948, también en accidente de avión; la pérdida del Presidente JFK, y Jackie de su hijo pequeño en 1963; el hijo de Ted Kennedy, Ted Jr., perdió su pierna en 1973; el sobrino de Bobby, Michael Skakel, fue acusado de asesinato en 1975, con un litigio todavía pendiente; la muerte del hijo de Bobby, David, en 1984 a causa de una sobredosis de drogas; el intento de violación de William Kennedy Smith en 1991, del que fue absuelto; la muerte de otro hijo de Bobby, Michael, en 1997 en un accidente de esquí; y la muerte de John Kennedy Jr., su esposa, y su hermana Ley, en 1999 en un accidente de avión… pero ahí no acaba… hay más…
Edward Moore “Ted” Kennedy, fue un político estadounidense del Partido Demócrata; y hasta el día de su muerte, fue El Senador Sénior del Estado de Massachusetts desde 1962, con 47 años.
Conocido por sus habilidades oratorias; su elogio de 1968 por su hermano Robert, y su grito de guerra de 1980 por el liberalismo estadounidense moderno, fueron algunos de sus discursos más conocidos; siendo reconocido como “El León del Senado” a través de su larga permanencia e influencia; donde Kennedy y su personal, redactaron más de 300 proyectos de ley que fueron promulgados.
Descaradamente liberal, defendió a un gobierno intervencionista que enfatizaba la justicia económica y social, pero también era conocido por trabajar con los republicanos para encontrar compromisos entre Los Senadores con opiniones dispares.
A lo largo de su carrera allí, y continuando en la administración de Barack Obama, Kennedy continuó sus esfuerzos para poner en práctica la atención médica universal, que llamó “la causa de mi vida”; y en sus últimos años llegó a ser visto como una figura importante, y portavoz del progresismo estadounidense.
En retrospectiva, cuando tenía los 30 años, Edward comenzó su carrera política en 1962, cuando disputó un escaño en El Senado por El Estado de Massachusetts, y obtuvo su primer cargo político.
Al poco tiempo de tomar su asiento, en 1963, su hermano, El Presidente John Kennedy fue asesinado en Dallas, Texas; y el 19 de julio de 1964, justo después de votar a favor de La Ley de Derechos Civiles, Ted y otros volaron a la convención demócrata de Massachusetts.
El avión se estrelló, matando al piloto y un ayudante; y Kennedy sufrió una fractura en la espalda y pulmón colapsado.
La cirugía le permitió volver a caminar, pero la lesión de espalda le impediría estar de pie completamente enderezado, y le causaría dolor por el resto de su vida.
En 1968, su otro hermano, Robert Kennedy, Senador de New York que hacía campaña para La Presidencia de los Estados Unidos, fue asesinado en Los Ángeles, California.
Ted Kennedy, a la cabeza de su familia, presidió los funerales de Bobby Kennedy en La Catedral de San Patricio, en New York, en junio de 1968.
En la escena trágica particular, Ted Kennedy fue acusado por un accidente automovilístico de un solo vehículo que ocurrió en la isla de Chappaquiddick, en Massachusetts, el viernes 18 de julio de 1969.
La Isla Chappaquiddick, conocida coloquialmente como “Chappy”, es una parte de la ciudad de Edgartown, Massachusetts, y es una pequeña península y una isla ocasional en el extremo oriental de Martha's Vineyard.
Norton Point, una playa de barrera estrecha, conecta Martha's Vineyard y Chappaquiddick, entre Katama y Wasque; y asimilada a la cultura estadounidense, al igual que sucedió con lugares como:
Gettysburg, Watergate, Three Mile Island o Pearl Harbor, este pequeño rincón de Nueva Inglaterra, es uno de los feudos históricos de la “izquierda chic” del Partido Demócrata representada, en su máxima expresión, por Los Kennedy, donde ocurrió una fatalidad, donde Ted fue causado por la negligencia, y causó la muerte de su pasajera, Mary Jo Kopechne, de 28 años, quien quedó atrapada dentro del vehículo.
Kopechne era una maestra estadounidense, secretaria, y especialista en campañas políticas; era una católica romana devota con una actitud recatada, seria, de “escuela de convento”, y rara vez bebía mucho.
En 1963, Kopechne se mudó a Washington, DC, para trabajar como secretaria del Senador George Smathers de Florida; y se unió al personal de secretaría del Senador Robert F. Kennedy de New York, luego de su elección en noviembre de 1964.
Para esa oficina, Kopechne trabajó como secretaria de los redactores de discursos del Senador, y como secretaria legal de uno de sus asesores legales.
Fue una trabajadora leal; tanto que una vez, durante marzo de 1967, se quedó despierta toda la noche en la casa de Kennedy, en Hickory Hill, para escribir un discurso importante contra La Guerra de Vietnam, mientras que El Senador y sus ayudantes, como Ted Sorensen, famoso por redactar los discursos de JFK, hicieron cambios de último momento.
Ella también participó con entusiasmo en el equipo de softball de la oficina de Kennedy, jugando al “cátcher”; y durante Las Elecciones Presidenciales de EEUU, Kopechne ayudó con la redacción del discurso de Kennedy de marzo, que anunció su candidatura; al tiempo que en campaña, trabajó como una de las “Boiler Room Girls”; un apodo cariñoso dado a 6 mujeres jóvenes, cuya área de oficina estaba en un lugar caluroso y sin ventanas, en El Cuartel General de la campaña de Washington de Bobby Kennedy; ellas fueron vitales para rastrear y compilar datos e inteligencia, sobre cómo los delegados demócratas de varios estados tenían la intención de votar.
Kopechne y los demás miembros del personal, tenían conocimientos políticos, y fueron elegidos por su capacidad para trabajar hábilmente durante largas y agitadas horas en asuntos delicados.
Hablaron diariamente con los gerentes de campo, y también ayudaron a distribuir declaraciones de políticas a los periódicos estratégicos.
Ella, en especial, ha sido descrita como una heroína que adoraba al Senador; tanto que quedó devastada emocionalmente por el asesinato de Robert, el 5 de junio de 1968.
Después de trabajar brevemente para la campaña de representantes de Kennedy de George McGovern, dijo que no podía volver a trabajar en Capitol Hill:
“Simplemente siento la presencia de Bobby en todas partes.
No puedo volver, porque nunca volverá a ser lo mismo”, dijo.
Pero como su padre dijo más tarde:
“La política era su vida”, y en septiembre de 1968, fue contratada por Matt Reese Associates, una firma de Washington, DC, que ayudó a establecer la sede y el campo de la campaña; una oficina para políticos, siendo una de las primeras empresas de consultoría política; y en las elecciones de otoño, ella trabajó en la eventual pérdida de la campaña de reelección del Senador Joseph S. Clark Jr., en Pennsylvania; siendo asignada para reclutar voluntarios en Colorado para la candidatura del ex gobernador Stephen McNichols para El Senado.
Cuando ganó El Senador titular, Peter H. Dominick, McNichols perdió su carrera, y Kopechne regresó a Washington, DC.
A mediados de 1969, había completado el trabajo para la eventual campaña exitosa de La Alcaldía de Thomas J. Whelan en Jersey City, Nueva Jersey; y se encaminaba hacia una exitosa carrera profesional; tanto que uno de los profesionales políticos que trabajaron con ella en Jersey City, la caracterizó como “una profesional excepcionalmente trabajadora y hábil, que conocía su oficio”
En la tarde del 18 de julio de 1969, El Senador Ted Kennedy, organizó una fiesta en la aislada casa de campo de Sidney Lawrence, en la isla Chappaquiddick, a la que se puede acceder en ferry desde Edgartown en Martha's Vineyard.
La reunión fue para homenajear el trabajo de las “Boiler Room Girls”; 6 mujeres solteras de 21 años, que incluyó a:
Rosemary Keough, Esther Newberg, las hermanas Nance y Mary Ellen Lyons, Susan Tannenbaum, y Mary Jo Kopechne.
Eran las únicas mujeres invitadas, y estuvieron presentes en la fiesta, 6 hombres mayores, entre ellos:
El coanfitrión Kennedy, y su primo Joseph Gargan; así como Paul F. Markham, Charles Tretter y Raymond LaRosa.
Markham era un amigo de la escuela de Gargan, que había servido anteriormente como abogado de los Estados Unidos para Massachusetts.
El abogado Charles Tretter, fue asesor de Kennedy; Raymond La Rosa había conocido a Kennedy durante 8 o 10 años, y tenía experiencia en buceo.
El chofer de Kennedy, John B. Crimmins, de 63 años, también asistió a la fiesta.
Todos los hombres estaban casados, excepto Crimmins…
La celebración fue la 4ª reunión de los trabajadores de la campaña de Robert F. Kennedy; y se llegó a decir que Kopechne no conocía bien a Ted…
Durante la investigación de la muerte de Kopechne, Kennedy declaró que:
Abandonó la fiesta aproximadamente a las 11:15pm; y cuando anunció que estaba a punto de irse, afirmó que Mary Jo le dijo “que deseaba irse”, y le preguntó “si sería lo suficientemente amable para dejarla en su hotel”
Luego, Kennedy solicitó las llaves de su automóvil, que normalmente no manejaba, a su chofer Crimmins.
Kennedy explicó, que Crimmins y algunos otros invitados “estaban terminando de comer, disfrutando de la comunión, y no parecía ser necesario pedirle que me trajera de regreso a Edgartown”
Mary Jo no le dijo a nadie que se marchaba para ir a Edgartown, esa noche con Kennedy, y de hecho dejó su bolso y la llave del hotel en la fiesta...
Kennedy condujo el Oldsmobile Delmont 88 de 1967, fuera de un puente estrecho, sin luz, que carecía de barandas, y no estaba en la ruta a Edgartown.
El Oldsmobile se salió del puente, cayendo al agua sobre su techo en Poucha Pond.
Kennedy se liberó del vehículo y sobrevivió, pero Kopechne no lo hizo.
Ella murió en el vehículo sumergido, 8 días antes de cumplir 29 años.
De acuerdo con el testimonio de Kennedy, logró salir del auto por sí mismo, abandonó la escena, y no denunció el accidente a la policía durante 10 horas; mientras Kopechne moría dentro del auto totalmente sumergido.
Poco después de las 8am, un pescador y su pequeño hijo vieron el auto sumergido de Kennedy, con Kopechne todavía dentro, y notificaron a los residentes de la casa de campo más cercana, quienes a su vez llamaron a las autoridades, aproximadamente a las 8:20am; antes de que Kennedy informara del accidente a las autoridades locales.
El Jefe de La Policía de Edgartown, James Arena, llegó a la escena unos 10 o 15 minutos más tarde; intentó examinar el interior del vehículo sumergido, y luego convocó a un buzo comercial con equipo capaz de remolcar o arrastrar el vehículo fuera del agua.
John Farrar, Capitán de La Unidad de Rescate de Bomberos de Edgartown, llegó a las 8:45am, equipado con equipo de buceo, y descubrió el cuerpo de Kopechne; lo sacó del vehículo en 10 minutos.
La policía verificó la placa del auto, y vio que estaba registrada por Kennedy.
Mientras tanto, Kennedy todavía estaba en un teléfono público al cruzar el ferry, cuando escuchó que su auto y el cuerpo de Kopechne habían sido descubiertos; luego cruzó de regreso a Edgartown, y fue a La Estación de Policía; y Gargan fue simultáneamente a donde se alojaban las “Boiler Room Girls” para informarles sobre el incidente.
Kennedy entró a La Estación de Policía en Edgartown, a las 10 am, hizo un par de llamadas telefónicas más, y luego dictó una declaración a su ayudante, Paul Markham, que Markham escribió y entregó a la policía.
Los padres de Kopechne dijeron que se enteraron de la muerte de su hija por parte de Kennedy, antes de informar a las autoridades sobre su participación; y se dieron cuenta de que Kennedy había sido el conductor de los comunicados de prensa por cable, algún tiempo después.
La víctima, Mary Jo Kopechne, usaba blusa, sujetador y pantalones, pero no bragas…
El médico forense, Dr. Donald Mills, estaba convencido de que la causa de la muerte fue un ahogamiento accidental; y firmó un certificado de defunción a tal efecto, cuando entregó el cuerpo de Kopechne a su familia, sin pedir una autopsia.
Una semana después, Kennedy se declaró culpable de un cargo, por abandonar la escena de un accidente que causó lesiones personales.
Sus abogados sugirieron que se suspendiera cualquier sentencia de cárcel, y los fiscales aceptaron citando su edad, 37 años, su carácter y su reputación previa.
El juez, James Boyle, lo condenó a 2 meses de cárcel, el mínimo legal para la ofensa, que suspendió; y se refirió al “historial impecable” de Kennedy, y dijo que “ya ha sido y seguirá siendo castigado mucho más allá de lo que este tribunal pueda imponer”
En una emisión de televisión nacional, a las 7:30pm, Kennedy hizo una larga y preparada declaración sobre el incidente, que fue transmitido en vivo por las 3 cadenas de televisión nacional, y dijo:
“Sólo razones de salud”, había impedido que su esposa lo acompañara a la regata; que fue el motivo para ir a Chappaquiddick.
No había “ninguna verdad en absoluto a las sospechas ampliamente difundidas de conducta inmoral”, con respecto a su comportamiento con Kopechne esa noche.
Él “no conducía bajo la influencia del licor”
Su conducta durante las horas inmediatamente posteriores al accidente, “no tenía ningún sentido para mí”
Sus médicos le informaron que había sufrido conmoción cerebral, pero no intentó usar su condición médica para escapar de la responsabilidad por sus acciones.
“Considero que es indefendible el hecho de que no informé el accidente a la policía inmediatamente”
En lugar de notificar a las autoridades de inmediato, “solicitó la ayuda de 2 amigos, Joe Gargan y Paul Markham, y les ordenó que regresaran inmediatamente a la escena conmigo, es decir, algo después de la medianoche, para emprender un nuevo esfuerzo para bucear y localizar a la señorita Kopechne”
“Todo tipo de pensamientos revueltos” pasaron por su mente después del accidente, incluyendo “si la chica todavía podría estar viva en algún lugar fuera de esa área inmediata”, si “alguna terrible maldición, realmente se mantuvo sobre todos Los Kennedy”, si hubo “alguna razón justificable para que yo dudara de lo que había sucedido, y retrasara mi declaración”, y si “de alguna manera, el terrible peso de este increíble incidente podría pesar sobre mis hombros”
Fue superado “por una mezcla de emociones:
Pena, miedo, duda, agotamiento, pánico, confusión y conmoción”
Había ordenado a Gargan y Markham, “no alarmar a los amigos de Mary Jo esa noche”, luego regresó al ferry con los 2 hombres, y “de repente saltó al agua y nadó impulsivamente, casi ahogándose una vez más en el esfuerzo, regresando a mi hotel”
Alrededor de las 2am, “me derrumbe en mi habitación”
Kennedy luego le pidió a la gente de Massachusetts, que decidiera si debía renunciar:
“Si en cualquier momento, los ciudadanos de Massachusetts carecieran de confianza en el carácter de su Senador o en su capacidad, con o sin justificación, en mi opinión, no podría cumplir con sus deberes adecuadamente, y no debería continuar en el cargo.
La oportunidad de trabajar con usted, y servir a Massachusetts, ha hecho que mi vida valga la pena.
Así que les pido esta noche, la gente de Massachusetts, que piensen en esto conmigo.
Al enfrentar esta decisión, busco su consejo y opinión.
Al hacerlo, busco sus oraciones.
Porque esta es una decisión que finalmente tendré que tomar por mi cuenta”
Concluyó citando un pasaje del libro “Profiles in Courage” de su hermano John
Kennedy.
Luego de recibir una respuesta favorable en los mensajes que se le enviaron, Kennedy anunció el 30 de julio, que permanecería en El Senado, y se presentaría a la reelección el próximo año.
No obstante, los funcionarios de Massachusetts presionaron durante semanas para que el cuerpo de Kopechne fuera exhumado para una autopsia, pero en diciembre de 1969, un Juez de Pensilvania se puso del lado de la solicitud de los padres, de no perturbar su sitio de entierro.
En enero de 1970, se llevó a cabo una investigación sobre la muerte de Kopechne, en Edgartown, Massachusetts; y a solicitud de los abogados de Kennedy, El Tribunal Supremo Judicial de Massachusetts, ordenó que la investigación se llevara a cabo en secreto.
La investigación contó con la presidencia del Juez James A. Boyle, y la transcripción se publicó 4 meses después, con las siguientes conclusiones:
El accidente ocurrió “entre las 11:30pm del 18 de julio y la 1:00am del 19 de julio”
“Kopechne y Kennedy no tenían la intención de conducir hasta el resbalón del ferry, y el giro hacia Dike Road había sido intencional”
“La velocidad era de 20 millas por hora, cuando Kennedy declaró que operar el auto tan grande como su Oldsmobile sería al menos negligente, y posiblemente imprudente”
“Por alguna razón que no se desprende de su testimonio, no pudo ejercer el debido cuidado al acercarse al puente”
“Existe una causa probable para creer que Edward M. Kennedy operó su vehículo con negligencia... y que esa operación parece haber contribuido a la muerte de Mary Jo Kopechne”
Según La Ley de Massachusetts, Boyle encontró “causa probable” que Kennedy había cometido un delito, y podría haber emitido una orden de arresto, pero no lo hizo.
El Juez Presidente, James A. Boyle, concluyó que algunos aspectos de la historia de Kennedy de esa noche, no eran ciertos.
Un gran jurado en Martha's Vineyard realizó una investigación de 2 días, en abril de 1970, pero no emitió ninguna acusación, después de lo cual, Boyle hizo público su informe de investigación.
Kennedy consideró, que sus conclusiones “no estaban justificadas”
Las preguntas sobre El Incidente de Chappaquiddick, generaron una gran cantidad de artículos y libros en los próximos años; y a pesar de ello, la imagen de Ted quedó seriamente dañada, truncando sus posibilidades de llegar a ser Presidente de los Estados Unidos.
Un funeral privado para Kopechne, se llevó a cabo en La Iglesia Católica Romana de San Vicente, en Plymouth, Pennsylvania, el 22 de julio de 1969.
Al servicio asistieron:
Ted Kennedy usando, extrañamente, un collar en el cuello, junto a su esposa Joan, su cuñada Ethel, y cientos de espectadores.
Kopechne fue enterrada en El Cementerio de St. Vincent, en Larksville, Pensilvania, un cementerio parroquial al lado de la montaña Larksville.
Ella estaba entre la 5ª generación de su familia enterrada allí.
Por su parte, la esposa de Kennedy, Joan, estaba embarazada en el momento del incidente; y fue confinada a la cama debido a 2 abortos involuntarios anteriores, pero asistió al funeral, y se paró junto a Ted en El Tribunal 3 días después.
Poco después, sufrió un 3° aborto involuntario, que atribuyó al Incidente de Chappaquiddick.
En 1980, Ted se presentó como candidato a La Presidencia por El Partido Demócrata, y fue derrotado por el entonces Presidente Jimmy Carter, que intentaba su reelección.
Desde entonces y hasta su muerte, Ted siguió trabajando como Senador por Massachusetts, y tuvo un destacado papel en El Congreso; pero El Incidente de Chappaquiddick se convirtió en un escándalo nacional, que probablemente influyó en la decisión de Kennedy, de no hacer más campaña.
El Incidente de Chappaquiddick y la muerte de Kopechne, se convirtieron en el tema de al menos 15 libros, así como en un tratamiento ficticio de Joyce Carol Oates, que inspiró una película.
Incluso entre los biógrafos principales, por lo demás simpáticos, las preguntas serias permanecieron sobre la línea de tiempo de los acontecimientos de Kennedy esa noche, específicamente sus acciones luego del incidente.
La calidad de la investigación ha sido analizada, en particular, si se otorgó una deferencia oficial a un político poderoso e influyente, y su familia.
“Joey you have flaws.
We all do, you said so yourself.
Moses had a temper.
Peter betrayed Jesus.
I have Chappaquiddick”
Chappaquiddick es un drama de suspense, del año 2017, dirigido por John Curran.
Protagonizado por Jason Clarke, Kate Mara, Bruce Dern, Ed Helms, Jim Gaffigan, Taylor Nichols, John Fiore, Andria Blackman, Lexie Roth, Tamara Hickey, David De Beck, Damien Di Paola, Matthew Lawler, Beth Petrou, Victor Warren, entre otros.
El guión es de Taylor Allen y Andrew Logan; basados en la novela “Black Water” (1992) de Joyce Carol Oates; que detalla El Incidente de Chappaquiddick de 1969, en el que Kennedy condujo su coche a Poucha Pond, falleciendo la secretaria, Mary Jo Kopechne, y la respuesta que tuvo de ello, La Familia de Kennedy.
Titulada “The Senator” en el Reino Unido, Chappaquiddick es el nombre de la isla en Massachusetts donde ocurrió el accidente que mató a Mary Jo Kopechne; y lo bueno de esta película, es que se aproxima mucho a la historia real de lo que pasó, enfocándose en Ted Kennedy; una historia encubierta durante muchos años, que contribuyó a avivar la leyenda de la mala suerte de La Familia Kennedy; por lo que la propuesta intenta abordar de la manera más minuciosa posible, las consecuencias políticas y personales de lo sucedido, y los entramados políticos y familiares que intentaban solucionar el problema, o en algunos casos, aprovecharse para sus propios beneficios.
Por lo que este es un estudio de la arrogancia, del poder y de la influencia que se ejerce corruptamente para poner en duda los hechos.
Todo inicia momentos antes de “La Llegada a La Luna”, mientras Neil Armstrong se prepara para dejar su huella, y dar su famoso veredicto, El Senador de Massachusetts, Edward Kennedy (Jason Clarke) reflexiona sobre su futuro político, en una fiesta en la isla de Chappaquiddick, en Massachusetts.
El Senado lo entusiasma, pero él apunta a un cargo mucho mayor; y al dar una entrevista, en la que se le pregunta por estar a la sombra de sus hermanos fallecidos, John Kennedy y Robert Kennedy, todos hijos de un patriarca bastardo o bastardo patriarca:
Joseph Patrick Kennedy (Bruce Dern); llama a su primo, Joe Gargan (Ed Helms), para organizar una fiesta en Martha's Vineyard para las “Boiler Room Girls”, el personal de campaña de su hermano Robert; por lo que Ted viaja a la isla de Chappaquiddick, donde se reúne con Joe y El Fiscal de los Estados Unidos para Massachusetts, Paul Markham (Jim Gaffigan), “para una carrera de velas”
Después de perder la carrera, Kennedy se va a la fiesta… donde está Mary Jo Kopechne (Kate Mara), que moriría en extrañas circunstancias, y cuya investigación posterior contribuyó a forjar La Leyenda Negra de Los Kennedy.
Y es que este evento no solo tomó la vida de un aspirante a estratega política, y de Kennedy, sino que, en última instancia, cambió el curso de la historia presidencial para siempre.
A través de relatos verdaderos, documentados de la investigación de 1969, el director John Curran, y los escritores Andrew Logan y Taylor Allen, exponen íntimamente el amplio alcance del poder político, la influencia de la familia más célebre de Estados Unidos; y la vulnerabilidad de Ted Kennedy, como el hijo más joven, a la sombra de su legado familiar; por lo que Chappaquiddick es exactamente lo es:
Una historia tensa, escrupulosa, absorbente, precisa y auténtica, un escándalo sensacionalista, asociado a una farsa llena de humo; al tiempo que es una crítica relevante, y efectuada de forma competente, que expone a todos aquellos políticos que tratan de salir indemnes de los pecados cometidos en privado; y funciona a modo de estudio psicológico.
Y con la forma de narrarlo y ejecutarlo, el director se acerca más a que lo entendamos, y no le juzguemos.
Si bien es cierto que eso depende de cómo encare cada uno su visionado de la película; gana interés una vez liquidados el accidente y los momentos posteriores, cuando se adentra en la pérfida figura del patriarca de Los Kennedy, un impresionante Bruce Dern, casi sin pronunciar palabra.
Esto es cine.
“Moses had a temper.
But he never left a girl at the bottom of the Red Sea”
De todo lo visto sobre Los Kennedy, este es el material “menos político”, y se agradece mucho, porque a veces no sabes si estás viendo un documental; por lo que esta película nos acerca a hechos que muchos desconocíamos; una “pequeña historia” que alteró el curso de La Historia.
El director, John Curran, pone algo de luz al desafortunado accidente que sufrió El Senador Ted Kennedy en 1969, y que acabó con la vida de la secretaria, Mary Jo Kopechne.
Todo lo que sucederá a continuación, dejará a la vista lo peor de la alta política, con los esfuerzos de asesores y abogados para ocultar la realidad, la falta de ética y de humanidad para salvar la carrera política de uno de los miembros de una de las más importantes familias de los Estados Unidos, que irá tomando aires trágicos a medida que el relato se vaya “shakespierizando”
Con los fantasmas del pasado que se hacen presentes, y que obligan a tomar decisiones de dudosa moralidad; La Familia Kennedy siempre como punto de referencia, magníficamente representada por ese patriarca al que da vida un Bruce Dern, entre patético y contundente; y las ansias de poder, al precio que sea, y por encima de todo.
Por lo que el filme no esconde su voluntad de denuncia, pero aun así, se echa de menos algo más de valentía a la hora de esclarecer el triste episodio, porque hay demasiadas preguntas en el aire, dejando la sensación de no haber querido hurgar más en la herida. 
Todo inicia en julio de 1969, cuando El Senador de Massachusetts, Ted Kennedy, da una entrevista, en la que se le pregunta por estar a la sombra de John Kennedy y Robert Kennedy.
Después de la entrevista, se organiza un agasajo para las “Boiler Room Girls”, el personal de campaña de Robert; y Ted viaja a la isla de Chappaquiddick, donde se reúne con Joe y Paul F. Markham, para una carrera de velas.
Después, Kennedy va a la fiesta; y la abandona con Mary Jo Kopechne.
Después de una breve parada, comienzan a alejarse, y se encuentran con un oficial de policía de Edgartown…
El oficial pregunta, sin haberlos identificado, si necesitan ayuda, pero Kennedy retrocede, y se aleja rápidamente.
En su prisa, accidentalmente se sale del puente, causando que el auto se voltee antes de sumergirse en un estanque.
La pantalla se vuelve negra, y él llama a Mary Jo, luego se sienta llorando… y sale de la escena, caminando de regreso a la fiesta en la casa de la playa.
Él le dice a Gargan y Markham:
“Tenemos un problema”
Llegan al sitio, e intentan infructuosamente varias inmersiones para ingresar al vehículo volcado.
Gargan y Markham insisten en informar el incidente de inmediato, lo que él acepta hacer; pero en lugar de eso, se mete en un bote de remos que encuentra, y Gargan y Markham lo llevan a Edgartown, donde van por caminos separados.
Kennedy pasa frente a la cabina telefónica fuera de su hotel, y sube a su habitación y se desviste.
Se sumerge en la bañera, imaginando que Mary Jo se está ahogando…
Se viste, se pone un traje, pantalones bonitos, zapatos y se peina el pelo… y baja al teléfono, para llamar a su padre para pedirle consejo.
Su padre murmura una palabra, “coartada”, y Kennedy se sienta en los escalones fuera de su habitación.
Cuando emerge el portero nocturno, pregunta la hora, y los porteadores dicen que son las 2:25am.
Kennedy dice que tiene problemas para dormir; y se mete en la cama, ahora en pijama, pasa el teléfono de la mesa para apagar la luz, y se va a dormir sin contactar a la policía.
A la mañana siguiente, el vehículo volcado es descubierto por un hombre y su hijo, que llaman a la policía, al Jefe Arena (John Fiore), y el departamento de bomberos recupera el cuerpo de Kopechne del automóvil, el cual encuentran que está registrado ante Kennedy.
Gargan y Markham se dan cuenta de que no se ha entregado, e insisten en que debe hacerlo; pero Kennedy va con Markham al Departamento de Policía de Edgartown, y le pide al Jefe que venga.
El médico forense insiste en que se trata de un caso de ahogamiento abierto y cerrado, pero el enterrador cree que podría ser asfixia...
El buceador dice:
“Se estaba sosteniendo como si estuviera tratando de recuperar su último suspiro de aire”; y agrega:
“Podría haberla sacado de ese auto en 25 minutos, si hubiera recibido la llamada, pero nadie llamó”
Después de dar a Arena una declaración preparada, escrita por Markham, Kennedy viaja al complejo de La Familia Kennedy en Hyannisport, creyendo que ha contenido la situación; y se sorprende cuando su padre, Joseph P. Kennedy, discapacitado por un derrame cerebral, le dice que sus acciones han deshonrado a la familia, y está sorprendido al ver allí a un “equipo de control de daños” dirigido por Robert McNamara (Clancy Brown), convocado para abordar su problema legal, potencialmente homicidio; y público, donde:
Primero, abordan problemas legales, como asegurarse de que el cuerpo no vuelva a ser examinado, como ¿Marilyn Monroe?; y de que los registros oficiales de que su licencia ha caducado, fueran modificados por un funcionario de Kennedy.
La estrategia del equipo es, diseñar una estrategia de relaciones públicas, para después del ciclo de noticias actual, que está dominada por el aterrizaje de los primeros hombres en La Luna.
Mientras Kennedy se prepara para asistir al funeral de Kopechne, cree que ganará simpatía al usar un cuello ortopédico, pero esta táctica fracasa en la prensa; y se le ocurre la idea de apelar a la gente de Massachusetts en la televisión nacional, que su equipo de control de daños respalda con entusiasmo; y utilizan la influencia de la familia para acelerar la resolución de la audiencia legal, ya que cualquier cosa que él diga públicamente, podría ser usada en su contra en el caso legal.
Kennedy obtiene un acuerdo de súplica, por el amor de abandonar la escena de un accidente, con 2 meses de cárcel, que El Juez suspende por “el carácter y la buena reputación de Kennedy”
Mientras Gargan, quien se siente cada vez más disgustado con Ted, por no ser honesto acerca de los hechos del caso y por tratar de interpretarse como víctima, intenta renunciar.
Kennedy, que acaba de ser abofeteado por su padre, le dice a Gargan que pretende renunciar al Senado, y le pide que redacte un discurso de renuncia; y le dice a Gargan que no le diga a nadie…
Cuando Kennedy está listo para salir en la televisión nacional con el discurso preparado por Ted Sorensen (Taylor Nichols), diseñado para provocar la simpatía pública por él, Gargan le da el discurso de renuncia, diciéndole a Kennedy, que es lo correcto, actuar con integridad.
Pero en cambio, Kennedy lo tira, y Gargan es presionado para sostener las tarjetas de referencia para el discurso de Sorensen.
Aunque el público tiene opiniones mixtas, la mayoría de los entrevistados dicen que lo reelegirían…
Los créditos explican que Joseph Kennedy, Sr., murió poco después del incidente; que Gargan se separó de la familia; y Ted Kennedy perdió las primarias presidenciales del Partido Demócrata, en 1980, pero continuó en El Senado de los Estados Unidos durante 40 años más.
El director, John Curran, ofrece 48 años después, lo que extraoficialmente ocurrió en Chappaquiddick, mostrándonos a Ted como un cobarde, incapaz de asumir consecuencias, y más preocupado por su carrera política que por la vida de su acompañante; y resalta la maravillosa visión que le da al hecho real; consiguiendo con esto, de manera sutil a medida que va avanzando la película, poner en duda el propio juicio en relación a lo ocurrido esa fatídica noche del 18 de Julio del 68.
La historia está bien contada, ya que El Senador y su equipo dieron diferentes versiones llenas de contradicciones, y lo presentaron como víctima; al tiempo que muestra los entresijos de la política de EEUU; en la que vemos como todo vale para mantener las apariencias y la buena imagen para una futura campaña a La Presidencia; por lo que el director nos ofrece una narración de los hechos lineal, sazonada con momentos algo incómodos de suspense y humor negro, dándole al film una sensación de realismo.
Observamos cómo la intención es mostrarnos una historia tensa, escrupulosa de un escándalo sensacionalista; con una ambientación impecable, lo mejor de la película, aunque tampoco es una película con una historia compleja, o muchos elementos que intervienen en la historia; pero se sostiene muy bien, sin necesidad de efectos especiales apreciables para el espectador.
Desde la primera imagen, presentando una fotografía real de la numerosa prole del clan Kennedy, capitaneado por la influyente y artera figura del Patriarca, y que en un imperceptible acercamiento, termina centrando la cámara sobre el rostro del hermano pequeño, diferentes cortes de noticiarios van desgranando el trágico destino de los 3 hijos mayores:
El primogénito muere en acción durante La Segunda Guerra Mundial; Jack es asesinado en 1963 durante su mandato presidencial, la misma suerte que correría Bobby un lustro después, en su carrera por heredar el despacho de su hermano en La Casa Blanca.
Desaparecidos “el favorito, el encantador y el brillante”, según le recrimina el hijo menor a su padre; las esperanzas de la poderosa familia se concentran en Edward, el menos carismático de los hermanos… hasta que un accidente en la isla de Chappaquiddick, remachó la “maldición” del apellido Kennedy.
El filme hace un trabajo notablemente económico de encapsular la locura de esa semana, sin abrumarnos con detalles históricos, que se mueve de un momento a otro, de un día para otro, con claridad y con un gran efecto dramático, y condena con razón, las acciones de Kennedy sin convertirlo en un monstruo.
El film es muy potente cuando se centra en las reflexiones morales que deben realizar las personas involucradas en este suceso, y en sus planteamientos y conflictos más introspectivos, donde tiene momentos de buen cine.
Además, la trama es tan esperpéntica, que la obliga a regalarnos algunos momentos realmente cómicos y muy disfrutables.
Y es que Chappaquiddick no puede dejar sin respuesta algunas de las preguntas más interesantes de esta historia real, pero está reforzado por el excelente trabajo de Jason Clarke en el papel central, siendo su mejor hasta ahora, y una prueba de su habilidad para sobresalir con el material adecuado.
Como dato, Clarke nació el 17 de julio de 1969, 1 día antes del incidente de Chappaquiddick; y no es que él se parezca mucho a Edward Kennedy, pero la nariz y una pequeña prótesis dental, y en la barbilla para subrayar el incipiente prognatismo del personaje, le han ayudado a meterse en el papel de manera harto creíble; memorable por sus gestos, su forma de actuar, y el personaje calcado a Ted, nos acerca a la historia de un personaje complejo, consigue que lo veamos en su apogeo, tanto en lo bueno como en lo malo.
Por otra parte, como Joseph Patrick Kennedy, Bruce Dern, no se ve, solo se escucha… y sólo en una palabra que parece la voz de Dios… por lo que estaremos expectantes por descubrir cómo es físicamente; y una vez que lo veamos, no nos olvidaremos de su apariencia ni de su aspecto.
Bruce Dern sorprende, y recordaremos durante un tiempo la emoción que expresa con su mirada de piedra en una de las escenas más íntimas que tiene con Ted; siendo taciturno por momentos, torpe y cautivo de un apellido maldito, encarna bien su rol, tratando de tapar el escándalo a la opinión pública junto al resto de peces gordos de Washington:
Los gabinetes de crisis formados en casa de Los Kennedy, son uno de los puntos más interesantes de la película, a nivel de entretenimiento; y sorprende cómo muestran al Senador, como un hombre ensimismado, con una necesidad de reconocimiento y cariño por su padre, y complejo de ser el peor de los hermanos.
Pero la descripción de Ted resulta cómica, en ocasiones como ido, y en otras comportándose como un niño pequeño...
Esto rompe el tono serio de la historia, provocando la hilaridad, incluso las carcajadas; lo mismo ocurre en esa escena de los asesores de la crisis que se describe como un “gag”
Por todo, el personaje produce cierta “ternura”, olvidando la negligencia y dolor provocado; donde el primo lo dice muy bien, cuando le recalca que su acompañante “es la única víctima”
La sobrecogedora interpretación del veterano Bruce Dern en el rol de Joseph Kennedy, viendo desvanecerse la última posibilidad en los postreros momentos de su vida, es imprescindible; pues solo tiene unas 4 líneas:
2 veces fuera de la pantalla cuando dice “Coartada”, mientras que en persona solo dice, “Nunca serás grande”
Y se acabó el diálogo de Dern, pero su aspecto dice más de lo que podría decir.
Como curiosidad, cuando Ted está siendo castigado por sus abogados por sus acciones, se refieren a ello como “cosas de John Wayne”
Pues Bruce Dern había aparecido previamente con Wayne en la película “The Cowboys”, matando al personaje de John Wayne, siendo una de las pocas muertes en la pantalla de Wayne.
Por otra parte, Ed Helms, un actor de comedia, cambia el registro, y a medida que profundiza de forma natural en su personaje, su interpretación se eleva con una introvertida implicación emocional, y nos hace empatizar rápidamente con su causa.
Por todo esto, Helms consigue llevarse gran parte de los focos de atención; curiosamente, el verdadero Gargan falleció unos meses antes del estreno oficial en cines comerciales de la película.
Mientras que Kate Mara controla las cuerdas de su marioneta, Mary Jo Kopechne; caracterizada como alguien sentimental, pero de armas tomar y fiel como nadie por alcanzar un objetivo.
Esta caracterización es llevada a cabo con un gran compromiso por parte de Mara, con destreza, y nos deja caer el sentimiento que podía llegar a sentir Mary Jo Kopechne por La Familia Kennedy, en concreto por Ted.
En el fondo, la cinta exhibe primero a un sujeto que parece afectado por lo ocurrido, pero el panorama cambia enseguida en favor de la impunidad.
Si bien, solamente el personaje verdadero conoce los pormenores fehacientes de aquel día, lo que pretende evidenciar el largometraje, es la ausencia de sentimiento de culpabilidad del Senador, que pronto iniciará una maquinaría de favores para enterrar el asunto.
Tal vez, también sea por eso, que la película tuvo inconvenientes con su distribución, ya que según varios trascendidos, había altos cargos que pretendían que esta obra no viera la luz…
Este acontecimiento no ha sido tan conocido a nivel popular y evidentemente, casi medio siglo después, existe una cierta necesidad de secretismo en pos de estos temas.
En una entrevista en marzo de 2018, Byron Allen, CEO de Entertainment Studios, que distribuyó la película, dijo:
“Hay algunas personas muy poderosas que intentaron presionarme para que no estrenara esta película”
El periodista del Boston Herald, Howie Carr, especuló que se trataba de una referencia a Chris Dodd, quien había sido amigo y aliado de Kennedy durante su servicio en El Senado de los Estados Unidos, y más recientemente había sido Presidente del Motion Picture Association of America.
El periodista liberal, Neal Gabler, quien en ese momento estaba escribiendo una biografía de Ted Kennedy, criticó la película como “una mezcla de conjeturas y fabricación absoluta”
Como ejemplo, declaró:
“Contrariamente a las implicaciones de la película, Ted Kennedy inmediatamente y para siempre sintió un profundo remordimiento y la responsabilidad por el accidente; eso lo persiguió”
Del mismo modo, el antiguo asesor de Kennedy, y redactor de discursos, Bob Shrum, criticó la película como “un tráfico de teorías de conspiración”, afirmando que Kennedy nunca había tratado de encubrir o minimizar su responsabilidad por la muerte de Kopechne.
El comentarista conservador, Mark Steyn, llamó a Chappaquiddick “una excelente película que muestra cómo el glamour ácido del poder corroe a Kennedy y a muchos de los que lo rodean”
También expresó que la película se basaba en algo que Steyn había escrito:
“En la película, Kennedy comenta que incluso las figuras históricas aclamadas, como Moisés, tenían defectos personales, y su primo, Joe Gargan responde:
“Moisés no lo hizo; él no dejó a una chica en el fondo del Mar Rojo”
Steyn notó que había escrito algo muy similar en respuesta a una columna de 2009, de Joan Vennochi, elogiando a Kennedy después de su muerte.
Por su parte, el director del filme, John Curran, ha explicado que “en esta historia está presente un tipo de relación de la que se ha hablado mucho este año, los abusos que se pueden dar cuando un hombre tiene una posición de poder, y la mujer es más vulnerable”
Sobre los simbolismos encontrados en el filme, Ted, por ejemplo, es incapaz de manejar en condiciones el barco de la familia durante esa regata anual, en la que participa, en lo que supone un claro símbolo de su situación que está por ocurrir…
“Un barco que siempre ha pertenecido a la familia”, como él dice.
Todo ello en torno al alunizaje, culminación ¿tardía? de la malograda “Era Kennedy”, con Ted y sus colaboradores, afrontando la acusación de homicidio involuntario, y ahí la película pasa del drama intenso, a una mezcla de “thriller” y de sátira maliciosa.
Donde La Luna es más que el legado de JFK que sobrevuela todo el relato, y pone al Patriarca, Joe, como si fuera Dios… no es casual que cuando Ted llega a la casa para verlo, él tendrá que “bajar a La Tierra” para interpelarlo, y diciendo pocas palabras, todo hablado con el gesto y la mirada.
Y mientras Neil Armstrong pisaba La Luna por primera vez, a la par que pronunciaba esa frase célebre:
“Un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”, Estados Unidos estaba distraído protegiendo a Ted Kennedy de una negligencia por la que debería haber pagado un precio más alto.
Como si fuese el ombligo del mundo... y lo que escandaliza realmente, es el destape que hace Curran, sobre cómo funcionan los casos legales cuando rodean a esos altos cargos.
Curran hace una desmitificación de la brillantez de Los Kennedy, que dice la leyenda que han estado gafados siempre; a través de un retrato que no hay que ver desde el lado positivo del arrepentimiento del culpable del accidente, sino de muestra de un sistema podrido, que lleva décadas estancado, y gobernando; al tiempo que evidencia la continuidad de la tragedia estadounidense, relatada por la caída en picado de una familia que supone un antes y un después en la historia de ese país, y apuesta por una ceremoniosa estructura “shakespeariana” para hablar del heredero de un reino de Camelot, del clan Kennedy, atormentado por los fantasmas de sus hermanos muertos, y por el de un padre silencioso, casi un muerto en vida, a quien presta toda su sabiduría como actor, el enorme Bruce Dern.
Curran hace de un film de investigación y denuncia, su particular “Hamlet”, donde la verdadera víctima, Mary Jo Kopechne, dignificada vía interpretación por Kate Mara, una Ofelia que flota en el lago, un sacrificio para esos monarcas apellidados Kennedy.
Encantado con haber descubierto que la gran tragedia estadounidense es como las grandes tragedias del Teatro Isabelino, William Shakespeare al frente, Curran diluye conscientemente toda la carga crítica que se le podría suponer a la reconstrucción de esta parte de la crónica negra y política de los Estados Unidos del siglo XX; y en cambio, acentúa el tono de farsa trágica teatral, la puesta en escena lo es, en especial con el contrapunto ético de Ted Kennedy:
Su primo, asesor, abogado y niñera, interpretado por Ed Helms, esta suerte de bufón de Hamlet, que termina transmutado en el “Falstaff” de varias de las piezas del bardo británico.
O en el “Falstaff” de Orson Welles o en la de Verdi que es lo mismo… según se prefiera; pero siempre como el file perro guardián traicionado por la estupidez y cobardía del Príncipe, Rey que en este caso…
Y es que todos respetan a Los Señores en Chappaquiddick.
La relación con los pobladores de Nueva Inglaterra es, básicamente, de vasallaje.
Con el seleccionado de estrellas políticas formado por ex funcionarios del gobierno estadounidense, pergeña toda una serie de tácticas y manipulaciones propias del Renacimiento, encabezados por el ex Secretario de Defensa y futuro Presidente del Banco Mundial, Robert S. McNamara; todos mienten, engañan, tuercen voluntades y falsifican evidencias con tal de conjurar el problema.
Ese “comité de limpieza del escándalo público” que se reúne en Cape Cod para deshacer el entuerto del benjamín, explica más de la política y de Los Kennedy que toda su filmografía junta.
Porque la muerte de un ser humano pasa a ser, entonces, un mero contratiempo en el trayecto de Ted Kennedy hacia La Presidencia.
Por su parte, las mujeres son manipuladas hasta convertirse en juguetes rotos, no es casual el recuerdo de la malograda Marilyn Monroe, probable amante de John Fitzgerald Kennedy, y también de su hermano Robert, es inevitable.
Como anacronismos, tenemos que el auto que conducía Ted Kennedy en Chappaquiddick, era un sedán de 4 puertas, con pilares centrales detrás de las puertas delanteras; mientras el auto en la película es un techo rígido, sin columnas de 4 puertas.
Ted le pide al operador, que haga una llamada por cobrar y le da su nombre, pero nunca le da un número de teléfono... y el operador hace la llamada sin ningún problema…
A fines de la década de 1960, los teléfonos públicos permitían a las personas que llaman, marcar directamente una llamada por cobrar marcando un 0, en lugar de un 1, antes del código de área y el número de teléfono, y luego le dicen al operador que atendió, que se trataba de una llamada por cobrar, y le dan su nombre…
Como relato, creo que a la historia le falta más desarrollo de los personajes en los diálogos de los extras, incluso parte de la historia está muy centrada en el accidente, pero no en los momentos anteriores y posteriores.
Se puede ver a Ted, ese icono tan famoso, como un desconocido para muchos., pues no se sabe qué le motiva a tomar fármacos y alcohol mientras conduce temerariamente, y al principio de la película, apenas se aprecia la evolución en la vida de Ted para conseguir el desprecio de su padre, y en consecuencia, los momentos vitales de Ted, las muertes de su hermano, su accidente en avión en el 62, que le pudo costar la vida, ni el papel Virginia Joan Bennett Kennedy en la vida de Ted, que fue una auténtica alcohólica.
Creo que a la película le falta retrospectiva a los personajes y a la historia, por ejemplo, de la víctima solo sabemos que ayudó a su hermano en la anterior campaña, pero no sabemos porque sube con Ted al coche, aunque lo imaginamos, y no sabemos qué ha representado el primo de Ted en su vida…
Aunque apreciamos que por la forma de actuar, se comporta como si fuera su padre…
Según muestra película, no muestra la historia en EEUU en el momento del accidente, ni qué sucede o qué magnitud tuvo para entender la torpeza de los acontecimientos en su carrera política, ni el gran escándalo, ni quien gobierna, algo curioso, porque causa extrañeza en una película histórica de política.
Ninguna mención a Lyndon B. Johnson, ni siquiera sabemos cómo fue la infancia de Ted, adolescencia o madurez según el desarrollo de la película.
Por otro lado, el equipo de campaña está haciendo una fiesta que podría ser una orgía o no, en ese sentido que rodeó el accidente, hay mucha ambigüedad, y el director no quiere entrar en esos detalles…
No sabemos cómo fue la fiesta, solo los restos de la fiesta, al final te da la sensación de que los extras son puramente rellenos, sin voz, ni opinión sobre la historia.
Incluso después que saben la muerte, no notas a un equipo de campaña hundido en la miseria por la muerte de una compañera...
No hubiera estado mal plasmar esos acontecimientos, tan reales como obligados para demostrar el contraste de sucesos, chismorreos, ambiciones, revelaciones, celos, envidias que tanto se dan en la política.
Al igual que la amiga de la asesinada o los padres, apenas se escenifican un profundo dolor en esos personajes que son absorbidos por Ted Kennedy oscureciendo al resto, más o menos comprensiblemente, porque sabemos que es la historia de Ted, pero para llegar a la cima, necesitas personas que te encumbren.
Lo que la película no hace, hasta que está a punto de terminar, es hacer un caso real a, por qué gran parte de Estados Unidos continuó poniendo su fe en Kennedy, mucho después de que los hechos del caso fueran revelados.
El escándalo, y la película, está pues lejos de ser una carta de amor a la famosa familia; y los pinta como una dinastía hueca, de caras bonitas que se esconden detrás de un nombre poderoso, mientras que los hombres reales de intelecto e influencia manejan cada uno de sus movimientos; aunque no es una arenga contra Kennedy, sí una mirada dura a un hombre que fue un venerado incondicional del Partido Demócrata durante décadas.
Por lo que la película funciona mejor como un estudio del personaje, un perfil de crisis moral, en lugar de cualquier tipo de exposición sobre el verdadero crimen; pero en este caso, a cargo de un grupo de eminencias de La Nación, capaces de controlar y manejar todos los resortes del poder según sus intereses, desde la policía a la judicatura, pasando por los medios de comunicación, sin el menor remordimiento ni consideración legal o moral.
Las lecturas actuales aplicadas a nuestra clase dirigente, son más que evidentes.
Y todo contado al ritmo de un “thriller” político que avanza hasta culminar en ese final demoledor, frente a las cámaras de las 3 cadenas de televisión que entonces residían en los hogares; y el único personaje con cierta altura ética, acaba sosteniendo el mensaje de un mentiroso, convirtiendo la imagen, en la metáfora perfecta de una ciudadanía cómplice, que se deja engañar por una sonrisa y un apellido.
Es aquí cuando la grandeza enigmática de esta familia empieza a difuminar los límites de la verdad, dejándonos como resultado a un hombre infeliz, que no sabe quién es, y que por cuenta propia prefiere llevar esta máscara a la de un empático soñador que pone la mirada en el infinito.
Mientras que el filme arroja algo de luz sobre los procedimientos, nos deja con la sensación, como dice el íntimo de Kennedy, Ted Sorensen, de que “la historia tiene la última palabra sobre estas cosas, no Hollywood”
Todo esto encauza a un nuevo misterio del que querremos saber la verdad.
Por último, la banda sonora corre a cargo de Adam Wiltzie, bastante acertada para acompañar a los personajes en sus momentos, ya sean alegres o dramáticos.
“The scandal that defined the life of Ted Kennedy”
Ted Kennedy superó este y algunos escándalos personales menores, posteriores, para tener una carrera muy larga como Senador, con una larga lista de logros legislativos importantes; pero también expresó su remordimiento por su papel en la muerte de Kopechne, en sus memorias póstumamente publicadas llamada, “True Compass”
Pero la disparidad de los resultados, se mantuvo.
El biógrafo de Kennedy, Peter Canellos, ha escrito sobre las consecuencias:
“Todos los días que vivió, fue uno que Kopechne, una mujer talentosa con intereses políticos propios, no tuvo.
Parecía categóricamente injusto que Ted tuviera una segunda oportunidad, cuando no era justo”
Como anécdota, el caso evocó mucha sátira hacia Kennedy, por ejemplo:
La revista Time informó inmediatamente después del incidente que “una broma enferma ya visualiza a un demócrata preguntando por Nixon durante la campaña presidencial de 1972:
“¿Le permitiría a este hombre venderle un automóvil usado?”
A lo que se responde:
“Sí, pero seguro que no permitiría que Teddy lo condujera”
Un anuncio simulado en la revista National Lampoon, mostraba un Volkswagen Beetle flotando, como una parodia; que mostraba que la parte inferior del vehículo estaba tan bien sellado, que flotaría en el agua, pero con la leyenda:
“Si Ted Kennedy manejara un Volkswagen, hoy sería Presidente”
La sátira resultó en una acción legal por parte de Volkswagen, alegando el uso no autorizado de su marca registrada.
The Dike Bridge, se convirtió en una atracción turística, no deseada, y fue objeto de cazadores de recuerdos.
Nance Lyons, una de las “Boilers”, declaró en una entrevista en 2008, que las mujeres presentes en Chappaquiddick, habían sufrido tanto profesional como personalmente.
Por su parte, la familia Kopechne no presentó ninguna acción legal contra Ted, pero recibió un pago de $90.904 por parte de él personalmente, y $50.000 de su compañía de seguros.
Los Kopechne, más tarde explicaron su decisión de no emprender acciones legales diciendo:
“Pensamos que la gente pensaría que estábamos buscando dinero de sangre”
Posteriormente se mudaron a Swiftwater, Pensilvania; y en el 25° aniversario del accidente, en 1994, dijeron que Kennedy nunca se había disculpado directamente con ellos, ni por su responsabilidad, pero que otros miembros de La Familia Kennedy les habían escrito cartas; y nunca sintieron que realmente se había hecho justicia en el caso.
El padre de Kopechne murió en un hogar de ancianos en East Stroudsburg, Pensilvania, en 2003.
La madre murió en un hogar de ancianos, en el municipio de Plains, condado de Luzerne, Pensilvania en 2007.
El 17 de mayo de 2008, Ted Kennedy ingresó en un hospital de Cape Cod de Massachusetts, con síntomas de haber sufrido un derrame cerebral; y 2 días después, se informó de que tenía un tumor cerebral maligno; como consecuencia, falleció a los 77 años, el 25 de agosto de 2009, en su casa en Hyannis Port, Massachusetts; siendo enterrado en Arlington, en una tumba cercana a las de sus hermanos, John y Robert.
El marcador de la tumba de Ted, es idéntico al de su hermano Robert, con una cruz de roble blanco, y un marcador de pie de mármol blanco con su nombre completo, año de nacimiento y muerte.
El entonces Presidente Barack Obama, dijo que “la muerte de Kennedy marcó el fallecimiento de un líder extraordinario”, y que él y La Primera Dama, Michelle Obama, estaban desconsolados al enterarse de su fallecimiento; mientras que el vicepresidente Joe Biden dijo que “hoy perdimos un verdadero hombre notable”; y que Kennedy cambió las circunstancias de decenas de millones de estadounidenses.
Mitt Romney, ex Gobernador de Massachusetts y opositor de Kennedy en la carrera del Senado de 1994, calificó a Kennedy como “el tipo de hombre que le gustaría, incluso si fuera su adversario”; y la ex Primera Dama, Nancy Reagan, dijo que “estaba terriblemente triste”
Sin embargo, Ted nunca pudo llevar a cabo la mística “Camelot” de la misma manera que lo habían hecho sus 2 hermanos caídos, y gran parte de ello desapareció durante su fallida candidatura presidencial de 1980; su negligencia en la muerte de Mary Jo Kopechne, en Chappaquiddick; y sus problemas personales posteriores bien documentados, empañaron aún más su imagen en relación con el apellido Kennedy.
The Associated Press escribió que, “a diferencia de sus hermanos, Edward M. Kennedy había envejecido en público, sus victorias, derrotas y contradicciones humanas, se manifestaron a lo largo de las décadas en la mirada pública”
Pero los logros legislativos de Kennedy se mantuvieron, y como El Boston Globe escribió:
“A principios del siglo XXI, los logros del hermano menor serían suficientes para rivalizar con los de muchos Presidentes”
La muerte de Ted, provocó que se diera cuenta de que “La Era de Camelot” realmente había terminado; y tras su muerte, su hermana Jean, es la única que aún vive de los 9 hermanos Kennedy.
Desde entonces, ningún otro Kennedy ha vuelto a ser candidato a La Presidencia.
Pero en El Caso Chappaquiddick quedaron algunos agujeros…
Para empezar, los tiempos que había indicado Kennedy en su primer testimonio no cuadraban con lo que había visto El Comisario Look, al menos en 1 hora.
Cuando Kennedy dijo que no estaba muy familiarizado con los caminos, y que por eso, en lugar de dirigirse al muelle del ferry, se fue hacia la playa, es algo dudoso, pues Kennedy llevaba vacacionando en la zona desde su infancia, y acudía mucho a dicha playa, por lo que conocía muy bien la zona.
Según el político, poco después del accidente volvió a la casa de la fiesta para buscar ayuda; y dijo no haber visto ninguna otra vivienda, a pesar de que había al menos 4 casas y una estación de bomberos bien iluminada, por la que tuvo que haber pasado… y dijo que en la casa habló con Gargan y Markham, y que estos le acompañaron al puente para ver si encontraban a Mary Jo.
Ninguna de las 5 chicas que quedaban en la casa, vio a Kennedy volver, y tampoco vieron a nadie salir de la fiesta, hasta un par de horas después…
Pero el mayor misterio estriba en, por qué Kennedy no había avisado a las autoridades esa noche; por qué había esperado hasta la mañana.
Cómo Ted Kennedy salió del auto, nunca ha sido explicado, ni él ni todos los investigadores e investigaciones, ofrecieron una explicación.
En la película, Chappaquiddick, Kennedy remó a través del canal de la bahía de Katama hasta Edgartown después del accidente; y testificó que nado…
Cómo Kennedy regresó al continente, es una de las muchas inconsistencias con los eventos de esa noche.
El columnista, Jack Anderson, informó 1 mes después del incidente, que Kennedy fue llevado a tierra en barco, como se muestra en la película.
Y aunque no se menciona en esta película, otros 3 hombres estaban en la cabaña con Ted Kennedy, además de Joseph Gargan y Paul F. Markham; eran:
Charles Tretter, Raymond La Rosa y John Crimmins.
El puente donde conducían, era el Dike Bridge en la parte oriental de la isla, que conecta la parte principal de Chappaquiddick con una franja de playa que corre de norte a sur.
Si bien hay algunas casas a lo largo de la franja este de la playa, en el extremo norte, la fiesta no fue en una de ellas.
El misterio de por qué conducían en Dike Bridge, nunca ha sido respondido.
Sin embargo, cabe señalar que Estados Unidos es un país donde los periodistas suelen “hacer su trabajo”
Ni todo el dinero de Los Kennedy pudo evitar que investigadores independientes revisaran El Caso de Chappaquiddick; por lo que un libro publicado sólo unos meses después, del periodista Jack Olsen, llamado “El Puente en Chappaquiddick”, sugirió una nueva teoría:
Según él, era muy probable que Kennedy, al ver el coche del alguacil, hubiese decidido bajarse del coche, y volver al hotel andando, para evitar que fuera cazado conduciendo bajo la influencia del alcohol…
En ese caso, Kopechne habría cogido el volante, y ella sola habría tenido el accidente.
Eso explicaría la actitud tranquila de Kennedy a la mañana siguiente.
También explicaría algunas de las contusiones de Kopechne, compatibles con que ella fuese la conductora…
Kennedy había preferido la acusación por negligencia, que la de conducir bajo el alcohol.
Además, debemos recordar que un hombre casado iba a altas horas de la noche con una mujer soltera...
En 1994, una investigación de La BBC llegó a las mismas conclusiones:
Kopechne conducía el coche, ella acostumbraba a conducir un Volkswagen Beetle, y no el Oldsmobile de gran cilindrada…
No podemos olvidar, que ella también había bebido copiosamente…
En 2015, 2 primos de Kopechne en Pennsylvania, publicaron el libro “Our Mary Jo”, que buscaba enfatizar el impacto de su vida en lugar de discutir sobre Kennedy o Chappaquiddick; y también incluye algunos de los cientos de cartas de condolencia que recibieron los padres de Kopechne.
Debido a que Kopechne había sido una gran creyente en la educación, así como en su fe católica, los miembros de la familia comenzaron un fondo de becas a nombre de Kopechne, en la cercana Universidad de Misericordia.
Por su parte, John Farrar, que era El Capitán de La Unidad de Rescate de Bomberos de Edgartown, y el buzo que recuperó el cuerpo de Kopechne; alegó que Mary Jo murió por asfixia, en lugar de ahogarse o por el impacto del vehículo volcado.
Esta hipótesis se basó en la postura en la que encontró su cuerpo, y la posición en relación con una bolsa de aire en el vehículo volcado.
Farrar también afirmó que Kopechne probablemente habría sobrevivido, si se hubiera realizado un intento de rescate más oportuno; pues él mismo localizó el cuerpo en el pozo, en el asiento trasero del auto.
El “rigor mortis” era aparente:
Sus manos estaban agarradas al asiento trasero, y su cara estaba levantada; y testificó en la investigación:
“Parecía como si se estuviera sosteniendo para tomar un último suspiro de aire.
Era una posición asumida conscientemente...
Ella no se ahogó.
Ella murió de asfixia en su propio vacío de aire.
Le llevó al menos 3 o 4 horas morir.
Podría haberla sacado de ese auto 24 minutos después de recibir la llamada; pero Ted Kennedy no llamó”
Eso sí, debido a las leyes estadounidenses, Ted Kennedy no podía volver a ser acusado por la misma causa.
A nadie se le escapa que su posición, y la influencia de su familia, le ayudaron a salirse con la suya.
A fecha de hoy, 50 años después, nada está del todo aclarado, y no sabemos exactamente lo que sucedió.
Lo que sí sabemos es que Ted Kennedy evitó la cárcel, admitiendo negligencia; pero su historia era muy rara, y está llena de contradicciones.
Nadie le creyó, y no es para menos.
Debemos recordar que una vida se perdió, mientras otro perduró por cobardía.

“You'll never be great”



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