Maria by Callas: In Her Own Words

“There are two people inside me, I would like to be Maria but there is also the Callas with whom I have to live, so I face the two in the best way that I know”

Siempre ha llamado la atención, la dualidad existente entre persona y artista:
¿Cuál domina a quién?
Y en estos días, es inconcebible que una persona menor de 40 años piense que hubo un momento en que el público en general sabía muy poco de la vida privada de las celebridades, incluso de quienes eran fanáticos dedicados.
Hoy en día, no es raro que las celebridades preparen su vida de antemano, brindando detalles detrás de escena que a mucha gente le importa:
Madonna, Justin Bieber, Taylor Swift y Jennifer López, son solo algunas de las personas que intentaron apaciguar y manipular a los fanáticos en un sentimiento de que realmente conocen a la persona detrás de la fachada de la superestrella, y tal vez cumplan la fantasía de algunos puntos en común.
Aún más prevalentes son los “biopics”, ya sea en forma de un documental como “Whitney” (2018) o la dramatización como “Ray” (2004)
Por tanto, rasgar el velo que esconde la intimidad de una estrella para adentrarse en terrenos cenagosos, y explorar el corazón que late tras su máscara pública, es una tarea quimérica que suele quedar vedada tanto a sus admiradores como detractores.
¿Será posible conocerlo y desligarlo para comprender a la persona por medio del artista?
Eso suena a algo digno de estudio psicológico, pero hubo una vez una mujer que tuvo un destino tan grande que la aterró, y no tuvo escapatoria.
“I would like to always be Maria, but there is Callas, of which I must be at the height”
Maria by Callas: In Her Own Words es un documental del año 2017, dirigido por Tom Volf.
Protagonizado por Fanny Ardant, Joyce DiDonato, Maria Callas, Aristóteles Onassis, Vittorio De Sica, Pier Paolo Pasolini, Luchino Visconti, Omar Sharif, Atonio, Brigitte Bardot, Elvira de Hidalgo, Catherine Deneuve, Wallis & Edward, Duques de Windsor; Grace Kelly, Jacqueline Kennedy, Anna Magnani, Giovanni Battista Meneghini, Edward R. Murrow, La Reina Elizabeth II, La Reina Madre, Barbara Walters, entre otros.
Maria by Callas: In Her Own Words es una producción francesa de Petit Dragon, Elephant Doc, y la empresa del propio director, Volf Productions; junto a:
Thierry Bizot, Emmanuel Cadena, Gaël Leiblang y Emmanuelle Lepers.
Este documental francés, hablado en inglés y francés, narra algunos episodios sobre la vida y la carrera de Maria Callas, por lo que es un documento histórico narrativamente dividido en 4 actos y un epílogo; en una producción que coincide con el 40° aniversario de la muerte de La Divina.
Tom Volf, francés de origen ruso y de formación estadounidense, de 30 años; admitió que hasta hace 4 años ni sabía quién era Maria Callas:
“Estudiaba en New York, y una noche fui al Metropolitan para ver “Maria Estuardo” de Gaetano Donizetti.
Quedé hechizado”
De esa manera, se puso a bucear en YouTube, y se topó con la interpretación de una tal María Callas...
En aquella voz, dulce e intensa, sin embargo, Volf notó una grieta, como un lamento secreto, un llanto escondido bajo la perfección del bel canto; y decidió escucharlo a profundidad, y se puso a investigar...
Dedicó los siguientes años a acopiar material desconocido sobre aquella estrella, fallecida 10 años antes de que él naciera; y encontró el vídeo de una entrevista perdida grabada en 1970, por lo que habló con su amiga Nadia Stancioff y con los descendientes de Onassis, al tiempo que recuperó y leyó más de 400 cartas, muchas escritas por Callas a su maestra de canto, la española Elvira de Hidalgo.
Y para la producción, hay que mencionar el trabajo de Janice Jones, que ha sido la encargada del montaje de todo lo encontrado; de Isabelle Laclau que ha realizado el “etalonaje” de la cinta, un proceso de laboratorio cinematográfico, que mediante procesos fotoquímicos conseguía igualar el color, la luminosidad y el contraste de los diferentes planos que formaban las secuencias de una película de cine; y a Samuel François–Steininge, que fue el encargado de la colorización de los archivos; con el objetivo de que “el mito alumbre y ayude a descifrar a la mujer”
“No sé lo que me pasa en el escenario.
Algo más parece ocupar mi lugar”, afirmó María Callas, sintetizando la naturaleza casi sobrenatural de la relación entre todo artista aislado en la cúspide de la excelencia, y un lenguaje artístico que se le manifiesta casi como arrebato o posesión, lejos de todo espejismo en torno al control de lo inexpresable por parte de la técnica.
De ahí se tomó el título:
“Mara by Callas” pero…
¿Sobre el subtitulado “In Her Own Words”?
El director aseguró que nunca traicionaría a la Callas, consiguiendo muchas horas de película, horas de grabaciones, 400 cartas y cientos de fotos con los que luego el equipo hizo un trabajo de orfebrería para recuperar al máximo los matices originales, y conseguir que la imagen resultara lo más íntima y cercana posible.
Por ejemplo, Nadia Stancioff, amiga íntima de Callas con la que Volf trabajó estrechamente una vez le dijo:
“Si tengo que morir antes que tú, quiero que le digas a la gente quién era realmente”
La auténtica búsqueda del tesoro y también algo de suerte, han logrado reunir testimonios y material inédito.
“Entrevisté a unos 30 parientes, incluyendo a la Stancioff, la jefa de prensa de Pier Paolo Pasolini, que se convirtió en su amiga durante el rodaje de “Medea” (1969); de Franco Zeffirelli, que era ayudante de Visconti cuando este último dirigía a Maria; George Prêtre, el director de orquesta que tanto la dirigió y con quien le encantaba trabajar; Robert Sutherland, el pianista que la acompañó en su última gira, etc.
En cada uno de estos encuentros, se impuso el lado humano:
“Cuando me contaban una anécdota, un recuerdo, la emoción siempre estaba allí.
Asumo la parte de verdad subjetiva, la narración, la evocación…
Recuerdo cuando Robert Sutherland me contaba un ensayo con ella.
La emoción era tan tangible, tan vibrante, que pude comprobar, hasta qué punto Callas tenía un aura, y cómo esta aura seguía irradiando.
En las conversaciones que tuve, casi todos abrían los cajones y sacaban fotos personales, cartas de Maria, películas en Super8 realizadas durante una tarde entre amigos, grabaciones...
Volví a ver todo esto un año y medio después, y me di cuenta de que el material era inédito, y muy valioso.
En la mayoría de los documentos, Maria contaba su propia historia.
Fue a partir de entonces cuando empecé a pensar que era posible hacer una película.
Una película en la que Maria cuenta la historia de Callas, y Callas la de Maria.
En directo; y todos los testigos que había filmado, me animaron y me acompañaron en este proyecto.
Desde entonces he trabajado como se busca la precisión en la música.
Lo leí todo, lo vi todo, me reuní con los biógrafos… y después tomé distancia”
La película está dedicada “a Bruna y Ferruccio”, a lo que el director confesó:
“Mi encuentro con ellos fue crucial, son mis guías.
No me gusta referirme a ellos sólo como “su criada y su mayordomo”
Para Maria eran como de su familia; estuvieron 25 años con ella, y cuando hablaban de ella, la llamaban "Madame”
Cuando entré en el salón de la casa de Ferruccio, en un pueblecito del norte de Italia, reconocí el ambiente, los colores y la decoración del piso de Maria en la avenida Georges Mandel de París.
Me contaron cómo era su vida con ella, y sobre todo me dieron una entrevista inédita y perdida hasta ahí, de la que Ferruccio guardaba el único ejemplar que quedaba...
Se trata de una entrevista de David Frost realizada en 1970.
Y decidí que esa entrevista establece el punto de vista de la película, y todo se articula alrededor de ella.
Es una columna vertebral en primera persona, donde Maria se dirige a nosotros, y nos interpela sin ningún filtro”
De esa manera, la historia de este documental, parte de esa entrevista de David Frost a La Callas; el mismo reportero que entrevisto a Nixon después del Watergate; que fue realizada pocos años antes de la muerte de Callas en los años 70, en la que la cantante se muestra cercana y honesta; donde Maria se muestra divertida, sensata, siendo capaz de quitarse la máscara, y apareciendo vulnerable y también independiente.
En la entrevista, recuerda su dualidad entre la mujer y la diva.
Así, María Callas habla sobre la manera en que revolucionó la ópera, pero también sobre sus remordimientos por no haber manejado bien su vida personal.
“La Callas impidió a María llevar una vida normal”, por lo que es la historia de María Callas contada por ella misma:
La cantante griega, auténtico mito operístico que vivió 2 vidas:
La de La Callas, de constantes éxitos, con la que tuvo el mundo a sus pies y con la que gozó del afecto del público; y la de María, totalmente insatisfactoria.
Su vida profesional era idílica, pero su vida personal jamás se acercó siquiera a ser medianamente aceptable.
A pesar de conquistar el mundo, La Callas fracasó en lo más importante, y no supo alcanzar la felicidad personal.
Por ello, Tom Volf recurre a 3 elementos fundamentales para desarrollar su documental:
Por un lado, las entrevistas a María Callas, especialmente aquella de David Frost; por otro, las cartas de la diva leídas por la actriz Fanny Ardant, que hace de María Callas al leerlas con voz “en off”; y por último, las impresionantes escenas de las actuaciones de la cantante, interpretando de manera prodigiosa varios temas operísticos, por lo que se puede decir, cubre algunos hechos que la marcaron, como la “Norma” de Roma, su debut en París, su relación con su esposo, y con Onassis, así como su última etapa de vida privada.
El documental, también es un paseo por una galería de rostros que pasaron por su vida, y que formaron parte de pinceladas laborales, íntimas o de amistades eternas, protagonizando momentos fugaces, o siendo presencias permanentes:
Su maestra Elvira de Hidalgo, la única que habla propiamente; Pier Paolo Pasolini, Luchino Visconti, Vittorio de Sica, Grace Kelly… son parte de este camino.
De esa manera, la película comienza en 1974, con entrevistas inéditas sobre su infancia “extraordinaria”:
“Vine a este mundo en New York, bajo el signo de Sagitario, la mañana del 2 o 4 de diciembre...”
Después, Callas recuerda a la pequeña Maria, una niña no querida, a la que su madre obligaba a cantar.
Esta mujer cumple sus propias ambiciones artísticas fracasadas viviéndolas a través del talento en ciernes de su hija.
Aunque su origen es griego, Maria pasa sus primeros años en New York, con padres separados.
En 1937, su madre se lleva a sus 2 hijas a vivir a Grecia; y Maria vive una vida humilde, mientras aprende a desarrollar su dramática voz de soprano en El Conservatorio de Atenas, en la clase de Elvira de Hidalgo:
Un encuentro decisivo para su carrera; y canta diferentes papeles en la ópera para ayudar a su familia.
Después de La Liberación, Maria se distancia de su madre, y se traslada a New York:
Ella sueña con una carrera en el Metropolitan Opera House, y fracasa...
Pero encuentra su primer trabajo de verdad en Italia.
Al llegar allí, en 1947, conoce a un empresario 28 años mayor que ella, que se convierte en su marido en 1949.
Otro encuentro clave, se produce cuando conoce al director de orquesta, Tullio Serafin, que le ofrece sus primeros papeles de verdad.
A partir de ese momento, nada puede detener su ascenso a la cima.
A esto le sigue su propia narración de su creciente éxito en Italia, en América del Sur, y más tarde en Estados Unidos y en Francia.
En 1953 y 1954, se transforma físicamente:
Pasa de ser una mujer corpulenta, a tener una silueta estilizada, lo que atrae a diseñadores de moda como Yves Saint-Laurent.
La prensa empieza a hablar de su vida privada tanto como de sus actuaciones.
Maria se entrega por completo a su arte, y se convierte en “La Callas”
Incomparable, apasionada y majestuosa, acapara titulares por “sus rabietas”:
Cancelaciones, exigencias escandalosas, cambios de humor, ataques de ira...
Ella misma nos ofrecerá su visión personal de esa época, que oscila entre el sufrimiento físico, las acusaciones injustas, y los requerimientos excesivos con respecto a las salas donde actuaba y al público.
Y es que Callas está sujeta a todas las presiones que se derivan de su estatus de icono:
“Cuando Maria se convierte más en Callas, más asustada está...
Medea nunca tuvo miedo, pero Maria sí lo tuvo...”, dijo ella misma.
Hasta el punto que, en 1959, comienza a alejarse de los escenarios, a pesar de que Maria se está enamorando de un empresario multimillonario, y don Juan:
Aristóteles Onassis.
Una espiral descendente que arrastrará a la artista a un declive lento; y a la mujer, a una pasión destructiva.
Después de un breve paso por el cine y una última gira, donde su voz no es más que una sombra de lo que fue…
La historia de Callas termina en 1976, en un vacío Teatro de Los Campos Elíseos, durante su último intento de reaparición que nunca se hará realidad.
Maria Callas se convierte en una persona aislada y sola, y muere a los 53 años en su piso de París.
Su correspondencia inédita, que abarca la transformación de la joven María en “La Callas” de sus últimos años, sirve como hilo conductor de la historia, junto con entrevistas raras, algunas de las cuales estaban olvidadas, y pasajes de sus memorias inéditas.
Las palabras de Callas, ofrecen así un relato de su vida visto desde el interior, echando un vistazo entre bambalinas a su ascenso y a los secretos de su trágico destino.
“Hay 2 personas dentro de mí.
Me gustaría ser María, pero también está La Callas con la que tengo que vivir, así que me enfrento a las 2 de la mejor manera que sé”, declaró.
Y para renovar la imagen de Maria Callas y asegurar que este documental despierte el interés de todas las generaciones, en especial de los jóvenes, la película es casi completamente en color; además de los archivos inéditos, los archivos más icónicos, a menudo en blanco y negro, se colorearán y restaurarán por primera vez en HD; y teniendo en cuenta el ambicioso alcance de cualquier película que cuente como protagonista, a una estrella internacional de esta magnitud, Tom Volf ha basado algunas de sus decisiones repasando documentales como “Amy” (2015), así como “Ingrid Bergman: In Her Own Words”, que también se estrenó en 2015.
Y es que la incesante popularidad de Maria Callas sigue siendo algo raro para una figura del mundo de la música clásica, lo que la convierte, a los ojos del público en general, en el equivalente de una estrella del pop, o una gran actriz.
¿Pero quién fue Maria Callas, en realidad?
La conocemos como “La Divina”, “La Voz del Siglo”, “La Diva de portadas y escándalos de revistas”, la figura pública de la jet-set...
Su extraordinaria vida se lee como una novela o una ópera trágica; pero la película de Tom Volf revela un lado completamente diferente:
Muestra el conflicto entre 2 personalidades, una que aspiraba a la fama planetaria, y otra que soñaba con una vida sencilla:
Maria y Callas.
Más allá de este conflicto, donde una de las partes acaba capitulando ante la otra, la película de Tom Volf intenta reconciliar a Maria con Callas.
Todo ello narrado por ella misma, a través de cartas narradas por la actriz Fanny Ardant, que curiosamente la interpretó en el filme “Callas Forever” (2002) de Franco Zeffirelli, y Joyce Didonato hace de la voz de ella en algunos momentos; así como veremos muchas imágenes de vídeo conocidas pero coloreadas, lo que se agradece, así como algunas fotos muy poco conocidas, y vídeos personales, algunas otras escenas de óperas coloreadas, que es de agradecer, pues de ella, sobre el escenario del Teatro, no hay casi nada.
El filme también se destaca por ser ella misma la que relata su vida y su carrera, algunos datos conocidos por todos como su despido del MET, su divorcio y sobre Jackie O., al tiempo que el filme va mostrando una faceta muy íntima de la “cantatrice” pero sinceramente, el filme no dice nada ya sabido.
Es decir, se agradecen las tomas coloreadas y algunos vídeos, pero la narración es atropellada:
Para quien desconozca su vida y se acerque a ella con este documental, quedará con ganas de saber más, sobre todo de sus mejores años, del 55 para atrás, que es realmente desconocido; pues poco se sabe de sus mejores logros, aunque aquí inicie con “Madama Butterfly” a color, como para entusiasmar al conocedor; pero todo los hechos primarios de su carrera y su vida, son mostrados rápidamente, y todo el filme va de 1958 en adelante…
Por ello, emplazan a Callas en la estirpe de los iconos de los años 50 y 60:
Con Jean Cocteau, Chaplin, Brigitte Bardot del brazo de Sacha Distel, Edward y Wallis, Juliette Greco, y todos los que asisten a su recital de 1958, y que en la película vemos llegar a La Opéra Garnier; al igual que otras figuras que frecuentó como:
Marilyn Monroe, John F. Kennedy, Marlene Dietrich, Elizabeth Taylor, Visconti o Pasolini... y está relacionada con todos los que se mueven en ese mundo, como Andy Warhol o Yves Saint-Laurent.
Por ello, en la película asistimos al revuelo que se produce cuando llega al Festival de Cannes, donde Cocteau se encarga de recibirla.
Así, ella tiene el mismo estatus que las estrellas de Hollywood de la época.
A pesar de ello, no hay nada de su vida íntima real, y pasa de soslayo sobre su fuerte carácter y, en consecuencia, el espectador no llega a conocer las razones del despido de Rudolf Bing, Director del Metropolitan Opera, respecto a su temporal contencioso con La Callas… no hay aquí ningún giro dramático más que la nostalgia que produce el llegar al ocaso, y ser comparada con su propia grandeza.
Pero se agradece nuevamente, las miles de “nuevas imágenes” sobre los “detrás de cámara” de innumerables óperas, conciertos, eventos y fiestas; por lo que se hizo necesario rellenar, coloreando muchos vídeos musicales, y ponerlos como relleno de un metraje que llega casi a las 2 horas.
Insisto, no creo que algunos de los espectadores lo entiendan… pues no contiene comentarios modernos, y está estrictamente enfocada en las propias memorias, presentaciones y entrevistas de televisión.
Cierto, son imágenes muy bien insertadas, de actuaciones de Callas y recortes de noticias del período de aproximadamente 1947-1977; y llega a profundizar en la comprensión de los demonios que persiguieron a Madame Callas, las presiones de su cónyuge, las presiones del MET, y otros lugares para continuar actuando y complaciendo a las masas.
Y se nota a leguas, que Tom Volf es un gran admirador de La Divina, pues pone esfuerzo y cariño en su obra, y realiza el documental con devoción hacia la cantante, pero también con mimo y respeto a la persona.
¿Entonces, qué agrega este documental al misterio de Callas?
Muy poco, solo muchas decisiones en la estética narrativa de la producción, es lo que podríamos decir y agregar.
Aquí no hay muerte/funeral en pantalla, aunque se presume, y se ve al menos que ella llegó a ser feliz en algún momento de su vida.
Una mujer con un “destino tan grande que aterra” como ella misma diría.
Y para todos los viudos de Callas, el documental refresca a color el álbum de recuerdos.
Tampoco se trata de una biografía exhaustiva, no hace un recorrido cronológico por su imparable carrera artística, ni nos va contando detalladamente sus vicisitudes sentimentales.
No se trata de “una enciclopedia sobre la Callas”
Maria by Callas: In Her Own Words es una mirada diferente; es simplemente la historia de una mujer que no pudo ser madre y esposa, y tuvo que conformarse con ser diosa.
Y es que a veces, ser eterno no da la felicidad.
“The most important thing for a woman is to have a man and make her happy.
For that reason, I would have given up my career”
En 1997, Renzo y Roberto Allegri, padre e hijo, publicaron un libro cuyo título era “Callas by Callas”; y en él, a través de la documentación oportuna al caso, la cantante contaba su vida y hablaba de su arte… 20 años después, a los 40 de la imprevista desaparición de La Diva, el también periodista además de cineasta, Tom Volf, da un paso más, y hace lo propio con “Maria by Callas”, a partir de esa dicotomía personal propiciada por la misma homenajeada, la de que en ella coexistían, no siempre bien avenidas, 2 entidades:
La mujer y la cantante.
Volf, enriqueciendo este trabajo cinematográfico, sumó 2 trabajos paralelos más:
Uno literario, con libros como “Maria by Callas” justamente, y “Callas Confidential”; y otro con una exposición clausurada, ya el pasado diciembre 2017 en Boulogne-Billancourt de París, en un marco espectacular, La Seine musicale, sita en una de las islas de ese río parisino.
Entonces, este es el título del primer esfuerzo de dirección de Tom Volf, y es un trabajo bastante impresionante para un novato en estos 110 minutos que llegamos aquí.
El tema es, por supuesto, la famosa cantante de ópera Maria Callas, y aquí nos enteramos de la vida profesional y privada.
Porque Maria by Callas es fruto de un joven admirador que conoció la existencia de La Divina hace poco, y que se ha dedicado durante 5 años a buscar todo tipo de información, material gráfico, y que ha realizado una buena labor de documentación, donde reconstruye su figura con mimo y respeto absoluto, queriendo escuchar a la mujer detrás de La Diva, y a La Diva detrás de la mujer; y decide que solo ella hable, y así queda un primer proyecto cinematográfico que atrapa un retrato con detalles y recovecos de Maria Callas, y que forma parte de un proyecto mayor:
La exposición fotográfica y el libro.
Y algo muy importante, el proyecto de Tom Volf recuerda mucho, curiosamente, con bastante menor calidad, al formidable trabajo de Pablo Larraín en “Jackie” (2016); en particular por la forma de utilizar éste ultimo la entrevista sustancial de Theodore H. White que, en LIFE le hizo a Jackie Kennedy Onassis, días después del entierro de JFK, y que se publicó como artículo el 6 de diciembre de 1963.
En este caso, el paralelismo se produce vía David Frost, que es quien entrevista a La Callas en diciembre 1970.
El propio director reconoce que, así es, “establece el punto de vista de la película, y todo se articula alrededor de ella; es una columna vertebral en primera persona”
Y el cineasta se da cuenta de que la gran cantante de ópera Maria Callas, era conocida por 2 cosas:
Ser una soprano/actriz de clase mundial, y por ser difícil trabajar con... la mejor diva, se podría decir.
Trabajando con el narrador y la célebre mezzo-soprano Joyce DiDonato, la película refuerza de manera experta esos 2 rasgos, e incluso agrega un nuevo sello:
El narcisista; y lo hace usando como lo sugiere el título, las propias palabras de María Callas, tomadas de entrevistas, cartas a amigos, y entradas personales en el diario.
“Fue todo un trabajo recoger materiales que contuvieran únicamente las palabras de Callas.
Quería brindar al público una inmersión íntima en el personaje”, explicó Tom Volf, autor asimismo de varios cortometrajes sobre ópera lírica, al hablar de su trabajo en Roma.
“Estudiamos 400 cartas recibidas por los amigos y por su mayordomo y por su camarera, que eran un poco su familia.
La intención era ofrecer un trabajo honesto, sin chismorreos”, dijo.
Maria, la mujer, se desnuda y la oímos hablar de arte, familia y traición, tras haber descubierto su relación con Jackie Kennedy, apostrofa muy humanamente a Onassis como un “gran cerdo”, y promete a ambos hacérselo “pagar”; aunque también es amplio el espacio dado, obviamente, a la extraordinaria cantante en su faceta artística:
La vemos subir y bajar de aviones rodeada de luces y micrófonos, siendo aclamada como una estrella del rock por los más jóvenes, divagar entre bastidores durante las grandes óperas que interpretó…
Oímos, además, fragmentos enteros inmortalizados por ella misma; el primero de todos, “Casta Diva”, de su piedra de toque y emblema, la “Norma” de Vincenzo Bellini.
La fragilidad de la gran artista, sus gestos intempestivos y los momentos de depresión no faltan a la cita, si bien el documental de Volf es ante todo una inmensa celebración del mito, un hermoso regalo a los melómanos de todo el mundo, que podrán disfrutar de las imágenes sacadas de óperas y conciertos, muchos inéditos, mostrados aquí por primera vez en color, un logro técnico incuestionable, fruto de la armonización de todo el material recogido.
Alguno, especialmente quien ya conoce un poco la historia de la soprano, podrá encontrar unívoco y poco dilucidador el retrato, que con todo, ofrece al espectador casi 2 horas en compañía de una mujer talentosa, fascinante, apasionada y trágica, única por sus dotes a la voz, y a la vez igual que tantas otras por sus tormentos amorosos.
“Hay películas personales cuyas fuentes son el super8, 9mm, 16mm, la cámara de vídeo, el VHS, y archivos en formatos extraordinariamente originales.
De todo ese material, he dado protagonismo al celuloide, porque capta mejor la luz.
A continuación, se llevó a cabo un impresionante trabajo de digitalización y restauración para obtener una calidad de alta definición.
Después de trabajar con el soporte original, busqué armonizar el conjunto para resaltar siempre el archivo seleccionado.
La coloración, también forma parte de ese deseo de recuperar los soportes originales, como si miráramos las fotos en color de esas veladas.
Se llevó a cabo un trabajo de orfebrería, para recuperar al máximo los matices de los colores originales del archivo, y conseguir que la imagen resultara lo más íntima y cercana posible al espectador.
Muchas partes del documental se han, muy bien, fielmente coloreado, permitiendo que la imagen de La Diva adquiera un nuevo y atractivo perfil”, dijo Volf, que dedicó su trabajo, generosa pero fundadamente, al ama de llaves de la soprano, Bruna Lupoli, y a su mayordomo y chófer, Ferruccio Mezzadri, quienes fueron, idolatrando a La Callas, un sostén infalible para Maria durante más de 2 décadas.
Y Volf no utiliza un método ya empleado en anteriores documentales sobre Callas, entre ellos el muy difundido de Tony Palmer realizado en 1987; y que se puede definir, ya que estamos metidos de lleno en el medio cinematográfico, como el “sistema “Citizen Kane” de acuerdo a la película de Welles, es decir, con varios personajes que conocieron a la personaje a reflejar, opinan sobre él, en este caso, ella; y entre todos, elaborando un perfil más o menos real.
Pero Volf, en este sentido, únicamente convoca a Elvira de Hidalgo, profesora en Atenas de La Callas, y a Rudolf Bing, Director del Metropolitan de New York, con quien la cantante entró, justamente, en conflicto.
Ello forma parte del lado “Callas”
La parte de “Maria” la proporciona la misma cantante gracias a las varias entrevistas conservadas, y a su correspondencia más íntima.
El pormenorizado trabajo, donde amor por su protagonista, rigor informativo y selectiva información se dan fácilmente la mano, responde muy bien al título:
Prevalece en el relato, La Callas-mujer sobre La Callas-soprano, aunque se escuchen puntuales interpretaciones suyas, en audio o visuales de Norma, Amina, Carmen, Lauretta… elegidas más por su correspondencia con la narración que por su desigual valor canoro...
Visionándose además, pequeños fragmentos mudos de algunas representaciones recientemente sacadas a la luz, como su única “Madama Butterfly” escénica en Chicago, en noviembre de 1955; a las que se añade el sonido de la correspondiente sesión de grabación.
Y hay otra presencia sonora bien importante:
Quien lee, expresivamente, las misivas de la soprano es la actriz Fanny Ardant.
Y es que no existía nadie mejor que Ardant para protagonizar en París la versión francesa de la obra teatral “Master Class” de Terrence McNally, que dirigió Roman Polanski; antes de personificar a la cantante en “Callas Forever” (2002), un bonito y cariñoso filme de Franco Zeffirelli.
Aún más, se puede ahondar en esto:
En la entrevista que viene a ser como lazo de unión de toda la película, una bellísima Callas con el pelo recogido y un elegante jersey negro, recuerda extremadamente a La Ardant.
¿Ironías de la vida?
Por la parte artística, vemos desfilar por el material seleccionado por el director a personajes asociados a la carrera “callasiana”, a directores musicales como:
Serafin, Giulini, Rescigno, Prêtre, Votto, etc., o de escena como:
Visconti y Zeffirelli; y compañeros de profesión:
Di Stefano, Kraus o Corelli.
En la parte privada, aparece con singular importancia, y hay suficientes motivos para ello:
Onassis, el multimillonario, que en palabras de la cantante, sale bastante bien parado.
Sin cargar las tintas, respetuosa y distante, no tanto ocurre con el marido:
Battista Meneghini.
Y como novedad, Volf acude a documentos visuales inéditos de filmaciones públicas, especialmente privadas.
Una de estas, al final del filme, con La Callas en Palm Beach, en la piscina de la casa de su padrino, Leonidas Lanzunis, que refleja de manera emotiva y real, cómo era La Callas mujer, sin sofisticación ni maquillaje.
Ahí se vislumbra la mujer que hubiera preferido formar una familia que haberse situado en lo más alto de la fama, y en un altar que, en su época, era casi exclusivo de las estrellas de cine.
De esa manera, la fantasmagórica voz “en off”, o voz superpuesta, es el fundamento de Maria by Callas; siendo ella quien da noticia de sus sentimientos, ella verbaliza su historia, sus contradicciones, sus humores y sus temores.
Lo que parecería un ejercicio de objetividad, no evita la sospecha de imagen manipulada; y no hay posibilidad de réplica, salvo la profesora española que formó a Callas, Elvira de Hidalgo, nadie más habla.
Aquí solo escuchamos a La Diva y, claro está, lo que el director ha querido que se diga; suya es la mano que monta y dirige esta puesta en escena.
y es que la historia de Maria Callas se ofrece, ella misma lo dice, como “un proceso dialéctico entre María y Callas”
Dicho de otro modo, entre la persona y su intimidad, la leyenda y sus sombras.
Un proceso dual, que muestra a una cantante legendaria, a una mujer desgraciada, a una amante engañada y a una famosa, presuntamente insufrible y vanidosa.
Eso sí, como la voz de La Callas, no ha habido otra.
Así, en orden lineal y con ecos impagables, este documental aporta muchos datos, aunque Volf no llegue a formular ninguna tesis propia.
“En lo que se refiere a la cronología, es una de las reglas que me impuse.
Quería que hubiese un espacio para la voz de Callas cantando, y para la voz hablada de Maria, para que ambos personajes coexistieran.
Prefería que no cantara demasiadas arias, porque no se trataba de establecer una discografía filmada de La Callas, sino que se vieran arias relacionadas con los momentos más destacados de su vida, como si fueran una metáfora:
“Casta Diva” por su llegada a París en 1958, “La Habanera” en el momento de su historia con Onassis, y cuando termina la relación, de la ópera “La Sonnambula”
Pasar de Bellini a Bizet es algo excepcional, y da la medida de su repertorio.
Además, he querido traducir las letras de las óperas, en primer lugar porque evocan su estado de ánimo cuando las canta.
Maria misma lo dice:
“Si me escuchan, en mis interpretaciones me conocerán totalmente”
Y me pareció importante que todo el mundo entendiera lo que se canta”, dijo el director.
Peor también vemos su figura:
Sus grandes ojos negros, su mirada penetrante, sus labios sensuales, su pronunciada nariz, su elegancia y su inteligencia, mujer de una belleza nada convencional.
Su manera de acercarse a los personajes, vocal y dramáticamente, dieron una nueva dimensión al entonces acartonado género lírico.
Era una voz de timbre caliente, con una asombrosa paleta de colores a veces incontrolada, y en ocasiones desigual; pero había en ella un magnetismo único que la hacía irresistible; pues otorgaba a cada uno de su personajes un sello especial; ninguno sonaba igual que otro.
Y sobre la escena, poseía un instinto dramático arrebatador.
La cantante/actriz griega-estadounidense de ópera, nació en Brooklyn de inmigrantes griegos y, cuando era adolescente, se mudó a Atenas con su madre y su hermana, después de que el matrimonio de sus padres se desmoronara.
Comenzó a educarse en la lírica en El Conservatorio de Atenas bajo la tutela de la soprano española, Elvira de Hidalgo, quien se convirtió en su maestra y la cuidó, protegió y aconsejó hasta su muerte.
Fue su “Ángel de La Guarda”, la persona que más la escuchó y menos criticó.
En el vídeo “The Callas Conversations” se puede escuchar una entrevista con ella sobre la relación con su alumna, María.
Su debut fue en 1942 en El Teatro Lírico Nacional de Atenas, y el primer éxito lo tendría ese mismo año con “Tosca”, en La Ópera de Atenas.
A finales de La Segunda Guerra Mundial, vuelve a Estados Unidos, y va buscando su hueco en el país, hasta conseguir que Edward Johnson, El Director General del Metropolitan Opera House, le ofreciese 2 papeles protagonistas que, ante su sorpresa, rechazó; pues no quería cantar “Fidelio” de Beethoven en inglés, y consideraba que el rol de “Madama Butterfly” no era el mejor para su debut en América.
El reconocimiento artístico de Callas, a escala internacional, prendió mecha el 2 de agosto de 1947, en La Arena de Verona, con la representación de “La Gioconda” de Ponchielli, bajo la dirección del director de orquesta, Tullio Serafin, que fue quien descubrió su lírica y su poder de expresión escénica innato, que por entonces era algo que no se tenía en cuenta en las representaciones operísticas.
Allí conoció al industrial de la construcción italiano, Giovanni Battista Meneghini, con quien se casa en 1949.
Él fue su agente y administrador exclusivo, el tiempo que duró su unión, desde 1947 a 1959.
Y bajo su dirección, La Callas se convirtió en un producto mercantil en aumento constante, y en la cantante mejor pagada de la historia de la ópera.
De Verona pasó al Teatro La Fenice de Venecia, donde se la empezó a considerar “la voz de Italia” y al Teatro Colón de Buenos Aires.
Pero su gran salto fue cantar en El Teatro alla Scala de Milán, con mucho tesón por su parte, tras haber sido rechaza en una prueba, y haber tenido una primera interpretación sin éxito en 1950, con la ópera “Aida”
Su gran acogida por parte del público, fue 1 año después con Lady Macbeth, del “Macbeth” de Giuseppe Verdi, y allí se quedó durante 7 años, antes de volver a Norteamérica como “La Divina”
Fueron los mejores años artísticos, que no vitales de La Callas.
Entre 1953 y 1954, decide adelgazar 36kg para representar el papel de “Medea” en La Scala, dirigida por Leonard Bernstein; y Maria Callas se convierte en otra persona físicamente; y bajo la dirección del director de ópera y de cine italiano, Luchino Visconti, su gran admirador, aprende a actuar, y comienza a afinar su delicadeza y precisión, a expresar con un movimiento, una idea.
En 1955, canta en La Scala una “Norma” que adquirirá estatus de legendaria, dirigida por Antonino Votto, y en Berlín, junto a Herbert von Karajan, canta una “Lucia di Lammermoor” histórica, para la reapertura de la Deutsche Oper Berlin.
El delirio del público fue tal, que se tuvo que repetir el sexteto del II acto.
Norteamérica la envolvió en una aura de estrella icono que levantaba pasiones y odios:
María hizo su debut en El Metropolitan Opera House, el 28 de octubre de 1956, con “Norma” de Vincenzo Bellini.
En 1958, cantó en Chicago, Berlín, Viena, Filadelfia, Washington, Dallas, Londres, Colonia y Edimburgo.
Y cerró ese año maratoniano, con su estreno en La Ópera Garnier de París, retransmitido a más de una docena de países en Europa, que supuso el inicio de su relación con la ciudad donde terminaría sus días; y el 5 de mayo de 1959, tuvo lugar la única actuación, entre abucheos y aplausos, de María Callas en El Gran Teatro del Liceo.
En septiembre de 1957, conoce al magnate griego Aristóteles Onassis durante un baile de máscaras celebrado en el hotel Danieli de Venecia, y queda deslumbrada.
En noviembre del 59, ella deja a Meneghini, tras el idilio que surgió en el yate del magnate ese mismo año, al que fue invitada con su marido, y en el que se encontraba también Winston Churchill con su esposa; y decide retirarse del bel canto durante una temporada para disfrutar de la vida junto a quien resultó ser su gran amor, que le hizo tan feliz como desgraciada.
Fue el preludio del fin de su carrera...
En ese sentido, el documental de Tom Volf se centra en esta época, cuando se retira de los escenarios por un tiempo, y le sigue su declive vocal y vital.
Cuando la relación entre ambos se acaba de forma abrupta, Maria Callas se reincorpora a su carrera, pero ya no fue igual…
En 1965, realizó su última representación teatral con “Tosca” en Covent Garden londinense, junto a su compañero de escena clásico, el barítono italiano, Tito Gobbi.
Retirada de la lírica en 1969, se intenta reconvertir sin gran éxito, primero en el cine con la película “Medea” basada en la tragedia de Eurípides, dirigida por Pier Paolo Pasolini; y después con unas “master classses” de canto que impartió en la prestigiosa Juilliard School de New York; volvió a los escenarios en 1973, acompañada de su tenor, Giuseppe Di Stefano, quien buscaba que ambos reaparecieran evocando los viejos tiempos de éxito juntos, pero sobre todo, por elevar el estado de ánimo de María.
Por primera vez en 8 años, ella volvía a cantar en público.
La gira de recitales, desde el punto de vista lírico, fue un fracaso por la voz desgastada de ambos, sobre todo de Maria, pero suscitó el fervor popular que se pretendía; y finalizó el 11 de noviembre de 1974 en Sapporo, en Japón.
En aquel recóndito lugar del planeta, fue donde se escucharía cantar a María Callas por última vez.
En el 73, Onassis intentó un último acercamiento en París, tras la muerte de su hijo de 23 años, y con una relación con Jacqueline Kennedy que hacia aguas, pero La Callas prefirió dejarlo estar.
Maria Callas murió en su apartamento de París, el 16 de septiembre de 1977 retirada del mundanal ruido.
Su cuerpo se incineró en Père Lachaise, uno de los cementerios más románticos del mundo, y sus cenizas descansan en El Mar Egeo.
Los “viudos” de La Diva, hicieron boicot en La Scala para impedir que se volviera a representar “La Traviata”; pues querían quedarse con el recuerdo de La Callas dirigida por Luchino Visconti en 1955.
Y en 1990, el director de orquesta, Riccardo Muti, y la directora teatral, Liliana Cavani, con una joven Tiziana Fabbricini en el papel de Violetta Valéry, decidieron romper con el hechizo para que uno de los escenarios más importantes de la ópera siguiera el curso de su historia.
Hace 3 años, un equipo de ingenieros de sonido de los míticos estudios Abbey Road de Londres, exhumaron sus grabaciones más emblemáticas, y las han remasterizado.
El resultado es “Callas Remastered: The Complete Recordings”, que son 39 obras inmortalizadas por la soprano entre 1949 y 1969.
Según Andy Walter, uno de los expertos en remasterización de los estudios Abbey Road, “han trabajado como si cada remaster fuera un cuadro al que hubiera que devolver los colores originales sin agregar nada”
Atenas, la ciudad que le inició en el canto y en su carrera, le ha dedicado el “Maria Callas Greek Museum”, que está a punto de abrir sus puertas al público.
Pero entre los testimonios de incalculable valor que ofrece la cinta en cuestión, destacan algunos sobrecogedores de la propia artista, sometida al furor de los paparazzi, las exigencias de la profesión y el poder de las cámaras y el público, que la obligaban a mantener una continua conducta de postureo e hipocresía que acrecentaba sin duda su desdicha.
La cantante, también hace suya una frase cantada decenas de veces en “La Traviata”:
“De regenerarse en lo que un día cayó, su esperanza es nula”; y la utiliza cuando comenta el linchamiento mediático del que fue objeto en enero de 1958 por cancelar, a causa de una bronquitis, una actuación de “Norma” en Roma.
Callas cantó como nadie pero, como certifica cada escena de este documental, su paso por la vida fue más áspero que agradable; y nos damos cuenta también de que María Callas no siempre condujo su vida.
Al contrario, en sus inicios una férrea madre la llevó con dureza al camino del éxito; e igual hizo su esposo, a quien la fama de su mujer se le subió a la cabeza, empujándola a trabajar sin descanso.
Hasta que finalmente, Callas se separó de él, y ahí vino, a renglón seguido, su sonado romance con Onassis del que ella misma dijo:
“Mi aventura con él fue un fracaso, mi amistad fue un éxito”; palabras en las que hay una mezcla de gratitud y amargura.
En realidad, La Callas era una mujer paradójica, y en cierto modo muy conservadora:
Por un lado, dedicó toda su vida a su profesión, pero a la vez afirmaba que “lo más importante para una mujer, es tener un hombre y hacerle feliz.
Por ello hubiera renunciado a mi carrera”
Así vemos que había 2 Callas, 2 caras diferentes que la obra de Volf sabe sacar a flote:
Callas cantó como nadie, pero el film es también una aproximación respetuosa y veraz de la mujer, lo cual certifica cada escena de este documental.
Una diva que se vio obligada a sacrificar su vida; su vida fue una aventura de lucha y esfuerzo constantes desde su infancia; y cuando estaba en lo más alto, la traición de Aristóteles Onassis fue casi definitiva.
Aquella historia de amor roto, hizo desvanecer en ella otras ambiciones, y no tardaría mucho en morir a los 53 años de edad.
Y es que Callas, probablemente se dejó morir, por la soledad, la melancolía, sus fracasos amorosos habían podido con ella en aquel apartamento parisino del boulevard George Mandel; y da la impresión de que María Callas fue grande en demasía como para adaptarse “a una vida mortal”
Quizás por eso se fue un tanto precipitadamente, cuando su enorme y sensible corazón le falló, no sin antes haber manifestado que su paso por la vida fue más áspero que complaciente, pues ella fue ante todo, una mujer que buscó el amor y fracasó en el intento.
Al tiempo que María intenta explicar, cómo la etiqueta “de difícil” se mantuvo inmerecida en ella durante décadas, debido casi en su totalidad a sus problemas vocales/enfermedad en una de las entradas agotadas en el New York Metropolitan.
Sus propias palabras luego se contradicen, o al menos arrojan muchas dudas sobre la exactitud de esta simplificación...
Encima del escenario, era una mujer de arrebatadora personalidad, un animal de escena que derrochaba talento interpretativo y le brindaba al público el don de su voz celestial y su inimitable presencia.
Sin embargo, fuera de los focos, vestida de estar por casa, María era una mujer totalmente distinta:
Insegura, vulnerable, desorientada, se sentía manipulada por los demás, y se enamoró del hombre equivocado, Aristóteles Onassis, de quien fue amigo y amante muchos años, pero con quien nunca logró casarse.
El documental es visualmente potente, y logra que empaticemos con una diva que siempre guardó mucha distancia con el público, como todas las divas; y nos muestra lo que se esconde detrás del glamour.
Nos muestra escenas de la artista en su mayor esplendor, pero también nos enseña a la mujer de carne y hueso, con debilidades, defectos y miserias.
Nos acerca al ser humano que siempre estuvo lejos de ser feliz; y sus palabras transmiten la infelicidad y la soledad que sintió, incluso durante los buenos tiempos.
A pesar de que afirma haber sido controlada por otros, logró tomarse descansos prolongados a lo largo de su carrera, y todos los fanáticos y directores de ópera entienden que los problemas vocales surgen periódicamente, por lo que es muy dudoso que alguien tenga un rencor extendido por tal acontecimiento.
Una parte sustancial de la película, trata el asunto a largo plazo de María con Aristóteles Onassis, y lo sorprendida que estaba, y la traicionó cuando se casó con Jackie Kennedy sin siquiera una advertencia.
Y cuando su matrimonio con Jackie se desmoronó, regresó corriendo junto a María, quien le dio la bienvenida abiertamente... una señal segura de lo sola que había estado durante la mayor parte de su vida, a pesar del glamour y la adulación.
“¿Onassis?
Es un hombre cautivador, sincero, espontáneo.
Le conocí en 1957, y nos hicimos amigos; me hace sentir la reina del mundo, con su irresistible picardía; pero me convirtió en un animal domesticado.
No me amaba a mí, sino a lo que yo representaba”, dice.
No es casual que el documental se centre en los 9 años de su relación con el riquísimo y polémico empresario, vivida, alternando pasión y odio desembocados, siempre extrema y nunca caracterizada por aquella serenidad familiar que ella tanto deseaba.
Un amor atormentado que terminó en 1968, cuando Onassis la abandonó para casarse con Jacqueline Kennedy, por entonces emblema mundial de elegancia y mesura, viuda del Presidente estadounidense John Fitzgerald Kennedy, asesinado 5 años antes.
El abandono hirió a la soprano en lo más profundo:
“Fue como recibir un golpe en la cabeza, fue horrible.
Intento sobrevivir.
Por él abandoné una carrera increíble, en un oficio complicado.
Rezo a Dios para que me ayude a superar este momento.
Es un gran cerdo, la van a pagar los 2.
¿Si busco un Príncipe Azul?
Espero encontrar a un hombre que me acepte por lo que soy”, dijo La Callas.
Y por supuesto, es inevitable que la película esté repleta de su canto, y tal vez sea lo mejor de todo.
Estos visitantes de su concierto en los Estados Unidos no podrían tener más razón al decir que “es una contendiente definitiva para la mejor voz del siglo XX”
Y hablando de entrevistas, también hay muchas entrevistas con Madame Callas que agregan una gran cantidad de encanto y me facilitan ver por qué es tan apreciada y deseada hasta hoy.
Tal vez me hubiera gustado saber un poco acerca de sus años realmente jóvenes, pero está bien, no obstante, como vemos un breve resumen de su ascenso a la fama y el estrellato mundial, pero mucho más se centra en su caída en desgracia, más con la presión que con los visitantes de conciertos individuales que siempre lograron apreciarla.
Otra cosa que entristeció, fue que seguía hablando de la familia que anhelaba tener, pero cada vez que en la siguiente oración intentaba disuadirse de este deseo, diciendo que no estaba destinada a ser, y que tenía que hacerlo sacrificándolo por su carrera.
El problema también puede estar en la protagonista:
Callas, al menos según la descripción de Volf, es extremadamente egoísta.
Ella nunca se aleja demasiado de este abrumador egocentrismo; incluso cuando se habla del amor de su vida, está impregnado de egoísmo.
Ella elabora sobre su vida de diva con tristeza ocasional, y la dirección de Volf está alabando mucho ese enfoque de amor propio, con cada segundo disparo de Callas rodeado de periodistas que empujan o que recuerdan a una diosa en uno de sus apartamentos, Volf hace que este personaje se ahogue.
Puede estar enraizado en Callas, así como en la dirección imperfecta de Volf.
De cualquier manera, el documental Maria by Callas está lejos de ser una película biográfica conmovedora, y limita deliberadamente el mundo presentado.
Es llamativo en forma, y superficial en la sustancia; y si bien despertó algo de interés, fue lo poco que se habla de su infancia y la relación con su madre, y la entrevista con su tutora española.
Son los únicos momentos en que atisbas algo a la persona detrás de los “flashes” de los fotógrafos y los ramos de flores.
Pero se da mérito por las imágenes, que estaba viendo un archivo que tuvo que ser difícil rescatar:
Encontrar, pulir y presentar este archivo de vídeos, no debió ser mucho más fácil que rodar una película; aun cuando deja muchas cuestiones y relaciones al margen, como las que mantuvo con sus directores Visconti o Zeffirelli, aunque de Pasolini y el rodaje de su única película exclusivamente dramática, “Medea”, sí se hace considerable eco; o con su director de orquesta favorito y más frecuentado, Tullio Serafin, o “su rival operística” Renata Tebaldi, y otras compañeras de profesión, como Joan Sutherland o Elisabeth Schwarzkopf que fue gran amiga, o incluso su pareja artística, Giuseppe di Stefano; o de la pianista Vasso Devetsi o Elsa Maxwell... o del aborto sufrido de su hijo con Onassis, Omero Lengrini.
Entonces podemos debatir, si el legado de Callas podría haber estado mejor si sus pensamientos personales hubieran permanecido ocultos, pero hay pocas dudas de que a veces estamos mejor simplemente disfrutando del trabajo o el arte de un talento raro, en lugar de conocerlos como un persona.
No hay duda eso sí, que Maria era una artista única, y en la esfera del bel canto no ha habido otra igual.
“I should not have any illusions, happiness is not for me.
There are people who were born to be happy and others to be unhappy”
Debo de confesar, que en mi caso, La Callas ha tenido un impacto muy grande:
Nací siendo un ideal para mi padre que nunca lo fue…
No fui el deportista que él esperaba.
De mi madre, la relación que tengo, es complicada… al igual que con mis hermanas…
No logré ser una persona profesional, pero sí entregada 100% al trabajo, de la mejor manera posible, siendo casi estrictamente metodológico.
Y cuando llegué a conocer a Callas, fue gracias a don Juan Santiago Quirós, que me prestó el disco de “La Divina 3” y con el filme “Philadelphia” (1993) en cartelera, donde su voz tiene un papel muy significativo, en arias incluidas en el disco en cuestión, algo dentro de mí hizo “Bang!”
En la voz de Callas encontré terapia para una vida muy singular, que como ella, fue dirigida por mí mismo, bajo mis propios parámetros y que continúo viviendo a mucho esfuerzo.
Porque solo hay que escuchar un disco de arias de Callas para saber que hay mucho sentimiento humano en su cantar; sentimiento que me ha ayudado a descargar el amor, el odio, la ira, la esperanza… todo lo que acontece en la vida y en la ópera, que cantado por ella, me hace descargar, acompañar, esperanzar, desear…
No cabe duda, que sólo hay una persona con la quien me idéntico plenamente… con la gran diferencia que no soy artista, sino admirador.
A veces se nace para ser iluminado por los focos del escenario, o nacemos para aplaudir y vivir lo que ellos, seres míticos, nos hacen sentir.

“Destiny is destiny and you have no escape”



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