Messiah

“Hallelujah, for The Lord God Omnipotent reigneth, Hallelujah!”

El “Messiah” es una de las obras maestras del repertorio coral. y lo más probable es que sea el oratorio más grande que se haya escrito.
Georg Friedrich Händel, es uno de los compositores más conocidos de la música clásica; y se ha utilizado su imagen en diversos formatos artísticos y de otra índole, como pósteres, caricaturas y postales; y se han emitido sellos postales y otros documentos filatélicos y numismáticos en numerosos países del mundo, en muchos casos, para conmemorar los aniversarios de su nacimiento y muerte.
También se han acuñado monedas, medallas y medallones conmemorativos; y su imagen u obras han sido utilizadas en diversos artículos de “merchandising”, como relojes, vitolas de puro, naipes, muñecos de juguete, platos, tazas y camisetas.
Además, se han erigido estatuas y placas conmemorativas en diferentes ciudades, y existen numerosos bustos y retratos con su figura.
Su obra capital, “Messiah, HWV 56” es un oratorio compuesto en 1741; mientras que en los demás oratorios de Händel puede reconocerse una marcada influencia italiana, la música del “Messiah” se arraiga en las antiguas pasiones y cantatas alemanas; con su coro “Hallelujah!”, como una de las obras más populares de la música coral, que se ha convertido en la pieza central de la temporada navideña.
El libreto del “Messiah” fue compilado por Charles Jennens, y consiste en fragmentos de versículos de La Biblia del Rey Jacobo; y concibió la obra más como una ópera de III actos, que como un oratorio, en el que cada parte consta de varias escenas; y la mayor parte del libreto procede del Antiguo Testamento; pero con varios salmos tomados del Libro de Oración Común.
Con respecto al texto, Jennens comentó:
“...el sujeto supera a todos los demás; el sujeto es El Mesías...”
Y dijo que se diferencia de los otros oratorios de Händel, en que no contiene una narrativa que abarque, sino que ofrece contemplación sobre diferentes aspectos del Mesías cristiano:
“El Messiah no es el típico oratorio de Händel; no hay personajes con nombre, como se suele encontrar en la configuración de Händel de las historias del Antiguo Testamento, posiblemente para evitar cargos de blasfemia.
Es una meditación más que un drama de personalidades; lírico en su método, la narración de la historia se lleva a cabo por implicación, y no hay diálogo”
En inglés, George Frideric, o Frederick Handel, fue un compositor alemán, posteriormente nacionalizado inglés, considerado una de las figuras cumbre de la música del Barroco, y uno de los más influyentes compositores de la música occidental y universal.
En la historia de la música, Händel es el primer compositor moderno en haber adaptado y enfocado su música para satisfacer los gustos y necesidades del público, en vez de los de La Nobleza y de los mecenas, como era habitual.
Considerado el sucesor y continuador de Henry Purcell, Händel marcó toda una era en la música inglesa; siendo el primer Gran Maestro de la música basada en la técnica de la homofonía; y el más grande dentro del ámbito de los géneros de la ópera seria italiana y el oratorio.
Su legado musical, síntesis de los estilos alemán, italiano, francés e inglés de la primera mitad del siglo XVIII, incluye obras en prácticamente todos los géneros de su época, donde 43 óperas, 26 oratorios y un legado coral son lo más sobresaliente e importante de su producción musical.
De acuerdo al catálogo musical de sus obras, abarca un total de 612 registros más 25 suplementos y obras dudosas y perdidas; y fue elaborado y publicado en 1978 y 1986 en 3 volúmenes; tanto que se conoce con las siglas “HWV”, que significan Händel-Werke-Verzeichnis, es decir, “Catálogo de Obras de Händel”
Y a diferencia de otros catálogos que están ordenados cronológicamente, el HWV está clasificado por tipo de obra de géneros, y según su naturaleza vocal o instrumental.
Así las cosas, las obras de Händel se dividen en 7 grandes grupos, agrupados en 2 grandes bloques:
Música vocal, dramática, oratorios, profana y religiosa; y música instrumental, orquestal, de cámara y para clave; donde abarca todos y cada uno de los géneros de su época.
El estilo de Händel, es una síntesis de los principales estilos nacionales musicales de su época, tomando los mejores elementos y características de cada uno de ellos, y superándolos por separado, como sus compatriotas contemporáneos:
Johann Sebastian Bach y Georg Philipp Telemann, donde además se añade el estilo inglés de Henry Purcell, al que Händel le da un nuevo y vigoroso empuje, siendo el verdadero continuador de este compositor.
Todo ello es fruto de sus estancias en Inglaterra, Alemania e Italia, dando prueba de que Händel era un auténtico cosmopolita de su tiempo.
Por ello su estilo tiene la solidez y el contrapunto de la música alemana; la melodía y el enfoque vocal del bel canto de la italiana; la elegancia y solemnidad de la escuela francesa; y la audacia, sencillez y fuerza de la inglesa.
Y Händel es un fiel continuador de estos estilos y técnicas, en que no aporta ninguna novedad a todas estas corrientes musicales de la primera mitad del siglo XVIII, aunque como Jean-Philippe Rameau, su música, especialmente en óperas y oratorios, adquiere un nuevo y especial sentido dramático y monumental, triunfante, poderoso y solemne, que es único entre la música de su tiempo.
Generalmente, su producción tiene una estructura simple y sencilla, de lenguaje vocal en la línea del bel canto italiano, pero templado y conteniendo un pudor expresivo que recuerda a Purcell, en vez de a los compositores italianos, cuyas cualidades cautivan rápidamente al auditorio, y la homofonía; y es en esencia, de corte mayormente italiano, que es el estilo más presente en su música, y el que más ha influenciado en todos los aspectos de su obra.
También vale decir que Händel introdujo en sus obras instrumentos musicales poco comunes previamente, como:
La viola de amor y la violetta marina, para “Orlando”; el laúd para “Oda para el día de Santa Cecilia”, 3 trombones para “Saul”, clarinetes o pequeñas cornetas para “Tamerlán”, tiorba, trompa para “Música acuática”, liricordio, contrafagot, viola da gamba, carillón, órgano positivo y arpa, para “Julio César en Egipto” y “Alexander's Feast”
Pero pronto Händel renunció a la composición de óperas, y se dedicó a la de oratorios, que tenían más éxito; y durante ese momento, William Cavendish invitó a Händel a Dublín, capital del Reino de Irlanda, para dar conciertos en beneficio de hospitales locales.
Allí tuvo lugar El Gran Estreno del “Messiah”, en el New Music Hall en Fishamble Street, el 13 de abril de 1742, con un coro de 26 niños y 5 hombres que provenían de los coros de Las Catedrales de San Patricio y de La Santísima Trinidad.
Händel compuso la obra en Londres, en apenas 3 semanas; y aunque tradicionalmente asociado con La Navidad, este oratorio trata no sólo el nacimiento de Jesús de Nazaret, sino toda su vida.
El Gran Estreno levantó tanta expectación, que incluso en los periódicos se pedía a los hombres que asistiesen sin espada, y a las mujeres, sin faldas anchas, para poder aprovechar más el espacio.
El concierto se celebró en horario de mediodía, a diferencia del horario de tarde o noche, al que los espectadores estaban acostumbrados.
Y sorprende saber que, al comprar la entrada para el concierto, obtenían una entrada gratuita con la que podían ver el ensayo general de la obra.
Meses después, Händel organizó un 2º concierto del “Messiah”, pero esta vez los ingresos fueron todos para él.
Según la tradición, la obra fue realizada tras un largo período de escasez en la producción musical del compositor, debido a una inspiración divina…
Lo cierto es que Händel se encontraba en un momento creativo interesante, ya que junto a esta obra, escribió el drama coral “Samson”, que junto a “Saul”, “Jephtha” y “Belshazzar” marcan la cumbre del drama coral.
Pero en “Messiah”, su coro más famoso es el majestuoso “Hallelujah!”
La estructura de este gran oratorio, sigue el año litúrgico:
La parte I correspondiente a Adviento, Navidad y la vida de Jesús; la parte II con Cuaresma, Pascua, La Ascensión y Pentecostés; y la parte III con el fin del año de la iglesia, que trata del fin de los tiempos.
El nacimiento y la muerte de Jesús, se cuentan en las palabras del profeta Isaías, la fuente más importante para el libreto.
Y la única “escena verdadera” del oratorio, es la anunciación a los pastores que se toma del Evangelio de Lucas.
Las imágenes de pastor y cordero, se destacan en muchos movimientos, por ejemplo en el aria “Alimentará a su rebaño como un pastor”, siendo la única pieza extendida para hablar sobre El Mesías en La Tierra; en la apertura de la parte II, “He aquí El Cordero de Dios”, en el coro “A todos nos gustan las ovejas”, y en el coro final de la obra “Digno es El Cordero”
En otras palabras:
La Parte I:
La primera sección se basa en El Libro de Isaías, que profetiza la venida del Mesías, y tiene por tema El Adviento y La Navidad.
Se anuncia la venida de Cristo, por lo que se encuentran algunos momentos de exaltación marcados por una gran intensidad expresiva.
Hay algunas citas de Los Evangelios, que están al final de la primera sección y al principio de la segunda; y se refieren al episodio de La Anunciación del Ángel a los pastores, narrado en El Evangelio de San Lucas, 2 enigmáticas citas del Evangelio de San Mateo, y una del Evangelio de San Juan:
“Contemplad El Cordero de Dios”, así tenemos las partes:
I – El Nacimiento.
I. – La profecía del Salvador.
II. – La profecía de la llegada del Mesías.
III. – Anuncios al mundo en general.
IV. – Profecía del nacimiento virginal.
V. – La Aparición del ángel a los pastores.
VI. – Los Milagros de Jesucristo.
La Parte II:
El resto de la 2ª sección se compone de las profecías de Isaías y citas de los evangelistas; e ilustra La Pasión, La Resurrección y La Ascensión; y finaliza con el “Hallelujah!”, con coro, trompetas y timbales.
II – La Pasión.
I – El sacrificio, la flagelación y la agonía en La Cruz.
II – Muerte, descenso a Los Infiernos y Resurrección.
III – La Ascensión.
IV – Dios revela su identidad en El Cielo.
V – El comienzo de la predicación del Evangelio.
VI – El mundo y sus dirigentes rechazan El Evangelio.
VII – El triunfo de Dios.
Y La Parte III:
Se relata la victoria de Cristo ante la muerte, El Juicio final y la palabra “Amén”, que corona la obra.
Incluye una cita de Job:
“Yo sé que mi redentor vive”, y el resto proviene principalmente de La Primera Carta a Los Corintios de San Pablo.
Los coros finales y el “Amén”, están tomados del Apocalipsis.
III – Las Secuelas.
I – La promesa de la redención desde La Caída de Adán.
II – El día del Juicio Final.
III – La victoria sobre La Muerte y El Pecado.
IV – La glorificación de Cristo.
V - Amén.
Exceptuando la sinfonía inicial, a modo de Obertura o Introducción, y la “Pifa”, que celebra el nacimiento de Cristo, ambas para orquesta, la obra es una sucesión de arias con algún arioso, y algún dúo, recitativos y coros; y presenta “préstamos” de otras obras anteriores del propio compositor; en especial se pueden encontrar 4 de los coros más famosos de la obra en los movimientos iniciales y finales de 2 cantatas italianas:
“And He shall Purify” o “L'ocaso a nell'Aurora”, de la cantata “Quel fior che al alba ride”; “For unto us a child is born” o “Non, di voi non vo fidarmin”; “His yoke is easy” o “Quel fior che al alba ride”; y “All we like sheep” o “So per prova” de la cantata “Non, di voi non vo fidarmi”
Otra particularidad de esta obra, es que no responde al esquema del oratorio “händeliano” más típico, con personajes concretos a la manera de una ópera sin escenificación, según la tradición del oratorio romano que el propio Händel frecuentó, como en “La Resurrezione”; y con coros que representan personajes colectivos como en “Susana”; o el pueblo de Israel como Jephta, Joshua, Judas Maccabeus, etc., o bien varios pueblos enemigos:
Athalia, Belshazzar, Deborah, etc.
El “Messiah” es más bien una colección de 3 cantatas con textos poéticos y narrativos, pero no dramáticos, lo cual es totalmente atípico en Händel, sólo ocurre, además de en esta obra, en “Alexander's Feast”, “Israel en Egipto” y “L'Allegro, il Penseroso ed il Moderato”
Posteriormente, este oratorio fue representado en Covent Garden de Londres, y dirigido por Händel todos los años en la época de Pascua, hasta el día de su muerte.
Así las cosas, Händel escribió “Messiah” para modestas fuerzas vocales e instrumentales, con configuraciones opcionales para muchos de los números individuales; y en los años posteriores a su muerte, el trabajo se adaptó para una actuación en una escala mucho mayor, con orquestas y coros gigantes.
En otros esfuerzos para actualizarlo, su orquestación fue revisada y amplificada por, entre otros:
Mozart con “Der Messias”; y a finales del siglo XX y principios del siglo XXI, la tendencia ha sido hacia la reproducción de una mayor fidelidad a las intenciones originales de Händel, aunque las producciones del “Gran Messiah” continúan en aumento.
A finales de la década de 1970, la búsqueda de la autenticidad se había extendido al uso de instrumentos de época, y los estilos históricamente correctos de tocarlos.
La primera de tales versiones, fue dirigida por los primeros especialistas en música, como Christopher Hogwood en 1979; y John Eliot Gardiner en 1982.
De esa manera, el uso de instrumentos de época se convirtió rápidamente en la norma registrada, aunque algunos directores, entre ellos Sir Georg Solti en 1985, continuaron favoreciendo los instrumentos modernos.
Por su parte, La revista Gramophone y The Penguin Guide to Recorded Classical Music, destacaron 2 versiones, conducidas respectivamente por Trevor Pinnock en 1988, y Richard Hickox en 1992; este último emplea un coro de 24 cantantes y una orquesta de 31 instrumentistas; y se sabe que Händel usó un coro de 19 y una orquesta de 37.
Las actuaciones en una escala aún menor han seguido; y desde entonces, el trabajo ha sido grabado muchas veces.
“Behold The Lamb of God, that taketh away the sin of the world”
Messiah es un musical del año 1982, dirigido por Roy Tipping.
Protagonizado por Emma Kirkby, Judith Nelson, Carolyn Watkinson, Paul Elliott, David Thomas, Christopher Hogwood, entre otros.
El guión es de Charles Jennens; y es un oratorio en idioma inglés, compuesto en 1741 por George Frideric Händel, con un texto bíblico compilado por Jennens de La Biblia King James, y del Coverdale Psalter, la versión del Salmos incluidos en El Libro de Oración Común; y se realizó por primera vez en Dublín, el 13 de abril de 1742; recibiendo su estreno en Londres casi 1 año después.
Tras una recepción pública inicialmente modesta, el oratorio ganó popularidad, y eventualmente se convirtió en una de las obras corales más conocidas y más frecuentemente interpretadas en la música occidental.
La reputación de Händel en Inglaterra, donde había vivido desde 1712, se había establecido a través de sus composiciones de ópera italiana; y se dirigió al oratorio inglés en la década de 1730, en respuesta a los cambios en el gusto del público.
Messiah fue su 6º trabajo en este género; aunque su estructura se asemeja a la de la ópera, no es dramática; no hay suplantaciones de personajes ni discurso directo; en cambio, el texto de Jennens es una reflexión extendida sobre Jesús como El Mesías llamado “Cristo”
De esa manera el texto comienza en La Parte I con Las Profecías de Isaías y otros, y se dirige a la anunciación a los pastores, la única “escena” tomada de Los Evangelios.
En La Parte II, Händel se concentra en La Pasión, y termina con el coro “Hallelujah!”
Finalmente en La Parte III, él cubre la resurrección de los muertos, y la glorificación de Cristo en El Cielo.
Por su parte, Christopher Jarvis Haley Hogwood, CBE; fue un profesor, director de orquesta británico y clavicembalista; una autoridad en el rendimiento históricamente informado, y una figura destacada en el renacimiento musical temprano de finales del siglo XX.
Estudió música y literatura clásica en el Pembroke College, Cambridge; y en 1973 fundó la Academy of Ancient Music, especializada en ejecuciones de música barroca, y el temprano clasicismo con instrumentos del período, con el propósito de la ejecución de la música del siglo XVIII y los primeros años del siglo XIX, y la reconstrucción filológica de los sonidos antiguos, y del estilo de ejecución de la época.
Para la música vocal, se hizo uso del Academy of Ancient Music Chorus, o de un coro de voces blancas de una Catedral.
La Academy of Ancient Music (AAM), es una orquesta con sede en Londres, que tomó el nombre de una organización musical del siglo XVIII; y los músicos tocan instrumentos de la época en que la música fue compuesta, originales o sus copias modernas.
El conjunto se dedica principalmente a la música barroca, incluso si alguna vez ha interpretado la música de compositores modernos, pero escrita en el estilo del barroco.
Y esta grabación del Messiah se basa en partes y relatos sobrevivientes de una actuación que dio Händel en el Foundling Hospital de Londres en 1754, con niños y hombres de La Capilla Real, pero hay un sentido más amplio en el que “auténtica” parece una palabra adecuada.
Para la producción, se contó  con la orquesta de La Academia de Música Antigua; dirigida por Hogwood; con Simon Preston como Maestro del Coro y Organista; con El Coro de La Abadía de Westminster.
La película está editada por Peter Francis, con el diseño de vestuario de John Hearne.
Esta presentación fue emitida por primera vez por La BBC en 1982; y tanto La Academia de Música Antigua, como El Coro de La Abadía de Westminster, brindan una excelente y auténtica interpretación de la versión del Hospital Foundling de 1754.
Y es que esta presentación del oratorio más querido de Händel, es una buena versión del Messiah, ambientado en el entorno histórico de La Abadía de Westminster, donde el director Christopher Hogwood regresa a las tradiciones de interpretación originales; donde los coros son cantados por jóvenes sobreagudos, y altos masculinos, tenores y bajos; y miembros del Coro de la Abadía de Westminster.
Por ejemplo, aquí los solistas improvisan adornos en las arias y, en ciertos casos, se unen al canto de los coros, tal como lo habrían hecho hace 240 años.
Además, todos los miembros de La Academia tocan instrumentos de la época, o copias modernas precisas.
Los otros solistas dieron buenas actuaciones, pero El Coro de La Abadía de Westminster fue algo reducido en número; y La Academia de Música Antigua bajo Christopher Hogwood tuvo un buen desempeño, con la ventaja de las impresionantes vistas de La Abadía de Westminster.
Esta nueva reevaluación, retroactiva del venerable oratorio de Händel de Christopher Hogwood, giró en torno a algunas cabezas por usar instrumentos apropiados para el período, con un coro pequeño e íntimo, y tempos enérgicos que no se habían intentado durante décadas; por ello, la interpretación de Hogwood creó una marea de revisionismo que aún no ha comenzado a disminuir.
Y es que la rabia de los instrumentos de época tiene muchos detractores, y al igual que muchos partidarios, pero escuchándolo bien, su avance revisionista suena dócil, y con un desapego emocional que deja al oyente un poco frío hacia el resultado final, y no se puede negar la sorprendente pureza de la música en los solistas:
Emma Kirkby, en particular, fue una revelación con su helada soprano celestial; Carolyn Watkinson da una postura declarativa autorizada al alto; el tenor Paul Elliott es un destacado, que imparte una serenidad cristalina a sus arias; David Thomas es un bajo firme e inquebrantable; y La Academia de Música Antigua juega con precisión y claridad; mientras que los niños y los hombres del Choir of Christ de Oxford, crearon un sonido de otro mundo, con su uso de los agudos; combinado con la calidad aguda y de los instrumentos de la época, este Messiah sonaba como ningún otro; por lo que el público podía escuchar lo que consideraban “un caballo de batalla polvoriento y de comunidad con una apreciación nueva”
El sonido de los instrumentos de la época es excelente, sobre todo las trompetas, sin valor, son utilizadas de manera realmente impresionante.
Mientras que El Coro de La Abadía, en este momento bajo la dirección de Simon Preston, que también aparece aquí como solista del clavecín; proporciona un coro totalmente profesional y cohesivo, que se mezcla con la acústica de La Abadía para producir el sonido por excelencia, que solo un coro inglés puede produce.
La mayor parte del trabajo del coro se realiza al oeste de la pantalla; y aquí la acústica es bastante expansiva, debido a la altura de la nave.
Algunos de los coros tienen lugar en La Capilla del Rey Henry VII, y aquí la acústica es más inmediata.
Los solistas están mezclados, pero sobresalen las estrellas:
Emma Kirkby, brillante y radiante; y el bajo David Thomas, agitador y magnético.
Toda una experiencia celestial, que se ha mantenido por 277 años.
¡Eso vale la pena!
“Comfort ye, comfort ye my people, saith your God.
Speak ye comfortably to Jerusalem, and cry unto her, that her warfare is accomplished, that her iniquity is pardoned”
El compositor alemán, Georg Friedrich Händel, fue uno de los muchos músicos que hicieron de Inglaterra su país de adopción; y al comienzo fue apreciado por sus óperas italianas, pero su popularidad alcanzó límites sin precedentes, cuando comenzó a componer grandes obras sacras.
En el verano de 1741, Händel compuso el maravilloso oratorio que es “Messiah”, estrenado en Dublín, el 13 de abril de 1742.
La obra alcanzó un éxito inmediato, aupando a su autor a la cima de los compositores de música sacra; y es que Händel realizó a lo largo de su vida muchas versiones del “Messiah” tanto en lo referente al aspecto vocal como instrumental; y la versión que a lo largo de estos 200 años se ha venido ejecutando tradicionalmente, parece ser que está basada en una audición ofrecida por Mozart en 1789, en Viena.
Así pues, el Messiah, es una obra que puede clasificarse como un oratorio, donde se explica con música, una historia religiosa o sagrada; y generalmente se trata de obras con solistas, orquesta y coro, con este último elemento como protagonista, ya que explica y comenta la historia a la audiencia; y podríamos decir que es como una ópera, pero sin representarse.
Precisamente, Händel desarrolló una forma propia de explicar estas historias bíblicas, al utilizar en ellas, ideas de la ópera; así, en el oratorio se prescinde del vestuario y de la dramatización en escena; y puede haber personajes, pero no interactúan entre sí.
En el “Messiah”, como en todos los oratorios, encontramos 3 tipos de números:
Los recitativos, las arias y los coros.
El recitativo es un tipo de música que se caracteriza por su parecido con el habla; y tal como su nombre indica, es como un recitado, pero con entonación musical; y puede ser “secco”, es decir, acompañado únicamente de la voz y el teclado, o “acompagnato”, donde la voz está acompañada por la orquesta.
En “Messiah” encontramos ejemplos de los 2 tipos.
La función del recitativo es introducir temas nuevos que se desarrollarán en las arias; que es una pieza vocal, aunque también encontramos arias instrumentales, con acompañamiento de orquesta, y normalmente forma parte de una ópera o un oratorio.
Podríamos decir, que es como una canción, pero de mayor complejidad.
En “Messiah”, cada solista tiene sus arias, que suelen estar precedidas de un breve recitativo.
En las arias, Händel crea los momentos más emotivos, y muestra su capacidad y técnica compositiva.
Un buen ejemplo de ello, es el aria de soprano “Rejoice greatly”, donde se puede comprobar, cómo Händel siempre ponía a prueba las habilidades de sus cantantes.
Por último, encontramos los coros, parte esencial del “Messiah”, donde se va explicando y comentando la historia.
Händel halla en los coros, el medio perfecto para experimentar con distintas formas de reflejar el texto en la música; y habrán muchos coros llenos de alegría con el uso de las trompetas y los “timpani”, término italiano para denominar a los timbales, como “Glory to God”, y otros más dramáticos, como por ejemplo “Surely He Hath Borne Our Griefs”
En los oratorios, también podemos encontrar fragmentos puramente instrumentales, y en el caso del “Messiah”, solo hay un par de ejemplos:
“La Sinfonía” y la “Pifa”
La Sinfonía es el primer número del “Messiah” y tiene la función de crear el ambiente adecuado para el inicio de la obra, y para preparar al público.
La Pifa es un baile que nos indica la llegada de los pastores con unas sonoridades que nos recuerdan a una gaita…
Y es que Händel no deja nada al azar, y combina los elementos de tal forma que nunca se pierde el interés, a pesar de la larga duración del Messiah; va creando pequeñas escenas que se inician con un breve recitativo que da paso a un aria, y finalmente todo culmina en un coro.
Este esquema se va repitiendo a lo largo de toda la obra.
En el fondo, en la teología cristiana, El Mesías es El Salvador del pueblo judío y de la humanidad; que se llama Cristo, y se identifica con la persona de Jesús, conocida por sus seguidores como El Cristo o Jesucristo.
El erudito de la música, Richard Luckett, describió al Messiah de Händel como “un comentario sobre La Natividad, La Pasión, La Resurrección y La Ascensión de Jesucristo, comenzando con las promesas de Dios tal como las pronunciaron los profetas, y terminando con la glorificación de Cristo en El Cielo”
Y en contraste con la mayoría de los oratorios de Händel, los cantantes en el Messiah no asumen roles dramáticos; no hay una sola voz narrativa dominante; y se hace muy poco uso del discurso citado.
En su libreto, la intención de Jennens no era dramatizar la vida y las enseñanzas de Jesús, sino aclamar “El Misterio de La Piedad”, utilizando una compilación de extractos de la versión autorizada del King James; de La Biblia, y de Los Salmos incluidos en El Libro de Oración Común de 1662.
Así, el libretista organizó su compilación en “escenas”, donde cada una está concentrada en un tema, a como sigue:
Parte I:
“La profecía y la realización del plan de Dios para redimir a la humanidad por la venida del Mesías”
Escena 1: La profecía de la salvación de Isaías, movimientos 2–4
Escena 2: La profecía de la venida del Mesías, y la pregunta de lo que esto puede augurar para el mundo, movimientos 5–7
Escena 3: La profecía del nacimiento virginal, movimientos 8-12
Escena 4: La aparición de los ángeles a los pastores, movimientos 13-17
Escena 5: Los milagros redentores de Cristo en La Tierra, movimientos 18-21
Parte II:
“El logro de la redención mediante el sacrificio de Cristo, el rechazo por parte de la humanidad de la oferta de Dios, y la derrota total de la humanidad al tratar de oponerse al poder del Todopoderoso”
Escena 1: El sacrificio redentor, el azote y la agonía en La Cruz, movimientos 22-30
Escena 2: Su muerte sacrificial, su paso por El Infierno y La Resurrección, movimientos 31–32
Escena 3: Su ascensión, movimiento 33
Escena 4: Dios revela su identidad en El Cielo, movimientos 34-35
Escena 5: Whitsun, el don de lenguas, el principio del evangelismo, movimientos 36–39
Escena 6: El mundo y sus gobernantes rechazan El Evangelio, movimientos 40–41
Escena 7: El triunfo de Dios, movimientos 42-44
Parte III:
“Un Himno de Acción de Gracias por el derrocamiento final de La Muerte”
Escena 1: La promesa de la resurrección corporal y la redención de la caída de Adán, movimientos 45–46
Escena 2: El Día del Juicio y La Resurrección general, movimientos 47–48
Escena 3: La victoria sobre la muerte y el pecado, movimientos 49–52
Escena 4: La glorificación de la víctima mesiánica, movimiento 53
La estructura de 3 partes de la obra, se aproxima a la de las óperas de III actos de Händel, con las partes subdivididas por Jennens en escenas; donde cada escena es una colección de números individuales o “movimientos” que toman la forma de recitativos, arias y coros.
Hay 2 números instrumentales:
La Sinfonía de apertura en el estilo de una obertura francesa; y la Pifa pastoral, a menudo llamada “sinfonía pastoral”, en el punto medio de La Parte I.
En la Parte I, la venida del Mesías y el nacimiento virginal, son predichos por los profetas del Antiguo Testamento.
La anunciación a los pastores del nacimiento de Cristo, está representada en las palabras del Evangelio de Lucas.
La Parte II cubre La Pasión de Cristo y su muerte, su resurrección y ascensión; la primera difusión del evangelio a través del mundo, y una declaración definitiva de la gloria de Dios resumida en el “Hallelujah!”
Y La Parte III comienza con la promesa de redención, seguida por una predicción del Día del Juicio y la resurrección general, que termina con la victoria final sobre el pecado y la muerte; y la aclamación de Cristo.
Según el musicólogo, Donald Burrows, gran parte del texto es tan alusivo, que es incomprensible para los ignorantes de los relatos bíblicos; y para el beneficio de su público, Jennens imprimió y publicó un folleto explicando las razones de sus elecciones de selecciones de Las Escrituras.
En la época de Händel, el más querido de todos los oratorios fue interpretado por menos de 40 instrumentistas y un coro, menos de 30; de hombres agudos, voces blancas, casi sopranos.
Esa es la tradición a la que Christopher Hogwood ha regresado en sus actuaciones con La Academia de Música Antigua; y la grabación aprovecha al máximo no solo las excelentes cualidades acústicas del Westminster Abbey, sino también el incomparable esplendor arquitectónico de los alrededores.
Por su parte, Christopher Hogwood, uno de los músicos clásicos más influyentes de la mitad del siglo pasado, dijo:
“Si escuchas una grabación de prácticamente cualquier compositor, desde Bach hasta Beethoven, lo que escuchas será, sin embargo, la huella de la música”
Con su conjunto, The Academy of Ancient Music, eliminó siglos de acrecentamiento estilístico como la suciedad acumulada en una pintura, y la música emergió más fresca y brillante que antes.
Utilizó La Academia para expresar los descubrimientos en lo que se conoció como “Rendimiento históricamente informado” (HIP), que intenta presentar la música como podría haberse escuchado cuando se compuso.
Los instrumentos de cuerda modernos, por ejemplo, tienen cuerdas de alambre enrollado, que producen un sonido más completo, y se proyectan más que los modelos anteriores.
Hogwood insistió en los instrumentos barrocos con cuerdas de tripa; más limpio, más brillante, más ágil, más sutil y más íntimo.
Los instrumentos de viento y metales, experimentaron una transformación similar, perdiendo poder y ganando claridad.
Una revisión de 1980, realizada por el crítico estadounidense, John Rockwell, de la grabación del Messiah de Hogwood, da una idea del impacto de sus preparativos musicales:
“Los resultados reveladores son como ningún otro “Messiah” escuchado antes en este siglo.
El filo de las cuerdas de la tripa, la amplitud de flotabilidad del conjunto instrumental total, la total transparencia del canto coral...
Este es un “Messiah” que sin duda alegrará a los puristas barrocos, y desestabilizará a los tradicionalistas.
Lo que no se puede negar, es la minuciosidad académica de la concepción y el brillante gozo de la ejecución”
Harry Christophers, uno de la próxima generación de directores de instrumentos tempranos, comentó que Hogwood “redefinió nuestra misión:
Hacer que lo viejo suene a nuevo”
Para Hogwood:
“No hay nada de malo en interpretar las cosas de forma históricamente incorrecta.
La música no es un negocio moral, por lo que puede tocar en un estilo que se adapte a usted, y complacer a su público”
Y Hogwood lo tenía en ambos sentidos:
Complacer a su público, y aferrarse a las verdades musicales establecidas por su exigente erudición.
Y es que nadie en su sano juicio duda de la importancia fundamental del innovador Messiah de Hogwood; y no me atrevería a decir que aún se considera la mejor grabación del oratorio, ya que la obra maestra más popular de Händel está bendecida con una discografía enorme y, con frecuencia, excelente que crece año tras año.
Sin embargo, es justo decir que la alianza de La Academia de Música Antigua y La Catedral de La Iglesia del Coro de Cristo de Oxford, revolucionó de manera irrevocable, la forma en que muchos de nosotros escuchamos y pensamos en el “Messiah”, incluso para aquellos de nosotros que no escuchamos la música de Hogwood; sorprende su vitalidad, perspicacia, ritmo libre, y el elegante radicalismo de sus esfuerzos por un estilo “händeliano” históricamente informado.
Este revolucionario Messiah, se parecía entonces a un fresco incrustado de tierra, que se restauró con amor a sus fantásticos colores originales.
Además, la elección de 5 solistas jóvenes, de voz clara, que cantan con “vibrato” disciplinado o mínimo, y que aplican una ornamentación elegante y con buen gusto, también es una virtud perdurable de este Messiah; porque había muchos rincones, a menudo recitativos, curiosamente que realmente fueron hechos para cantar:
David Thomas, sobrevolando el misterio sobre “Porque he aquí, la oscuridad cubrirá La Tierra”
El abatimiento y la fragilidad de Paul Elliott ante “Tu reprensión ha roto su corazón”
La suave franqueza de Carolyn Watkinson en “Porque he aquí, una virgen concebirá”
Judith Nelson era una cantante de majestuosidad, y en cuanto a la joven Emma Kirkby, el brillante “Pero que puede permanecer” sigue siendo uno de sus grandes momentos registrados.
La furia justa de Kirkby, en la versión de soprano de “Pero quién puede cumplir” tiene su contraparte ideal en la sinceridad catártica de Judith Nelson en “Sé que mi Redentor vive”
El sensiblemente melódico “fue despreciado” de Carolyn Watkinson es una clase magistral en el poder retórico de la subestimación sublime, donde Hogwood siempre supo, cuándo la música de Händel era lo suficientemente hermosa como para permitirle hablar por sí misma.
Y hay un dinamismo explosivo en la sencilla declamación de David Thomas de “¿Por qué hacen las naciones?”
Y su articulado “La trompeta sonará”, en diálogo con la trompeta natural de Michael Laird, no recurre al tipo de pisotones al que recurren algunos impetuosos bajos.
El fraseo ordenado y claro de los solistas, sin duda coincidió con el estilo innovador de La AAM, reconstruyendo exactamente la escala y la constitución de la gran orquesta de Händel, y presentando a una gran cantidad de instrumentistas que lograron grandes cosas por derecho propio:
Catherine Mackintosh, John Holloway, Roy Goodman y Monica Huggett están contados entre los 15 violinistas; uno de los clavecinistas fue William Christie, y el organista, Simon Preston, acompañó a sus coristas.
Ese sonido de coro colegiado, popular en la década de 1970, como alternativa a la sociedad coral, se ha desvanecido de la corriente principal de la música, ahora que hay muchos coros de cámara profesionales excelentes, pero debo decir que le da a esta actuación, gran parte de su distintivo carácter, alegría y autenticidad.
Y es que siempre se ha tenido un sentimiento de rectitud en su humildad, y en una clara apreciación de lo que realmente fue esta maravillosa pieza, antes de que 200 años de tradición “la hincharan”, y muchas actuaciones no han recapturado eso desde entonces.
Quizás, seguir a Händel a través de cada una de sus decisiones de 1754, le dio a Hogwood un sentimiento de autoridad; esa era otra de sus fortalezas, ser “anti-maestro” en los primeros días que estaba absolutamente preparado para ejecutar lo que sus estudios le decían que “era la práctica original de actuación”, y luego preocuparse por cómo sonaba después.
No todo funcionó, todavía resulta difícil vivir con el “incorruptible”, y ese acortamiento violento de “Por qué las naciones”, pero muchos de los resultados tuvieron un fuerte sentido musical.
Esta grabación, por tanto no es solo una de las luces brillantes de “la interpretación históricamente informada”, que nos obliga a repensar lo que sabíamos y echamos a perder nuevas ideas en nuestro camino; también es uno de los Messiah más convincentes que tenemos.
Se pues acusar que la videografía no es tan buena como el rendimiento, desde aceptable hasta extraño; la calidad afilada y fluida, es muy complaciente con Carolyn Watkinson, y fue bueno usar tomas laterales para “The Trumpet Shall Sound”
Las rarezas son principalmente la falta de reconocimiento en general para los instrumentos, por ejemplo, escuchamos las cuerdas más bajas, pero nunca las vemos; y para la introducción completa de la trompeta de “The Trumpet Shall Sound”, donde no es fácil determinar, desde qué posición está tocando la trompeta…
Sin embargo, esto no resta demasiado a la calidad del rendimiento.
El sonido es muy bueno en todo momento, y el lugar es uno que se adapta a los instrumentistas y solistas.
También, es una actuación muy auténtica con la orquesta y el coro, un número pequeño, y el uso de instrumentos de época, instrumentos de viento de madera hechos de madera, y sin válvulas para latón.
La orquesta está muy bien unida, y juega con poder y profundidad, así como con claridad y energía pura.
El solo de trompeta está muy bien tocado.
Lo mismo ocurre con el coro, particularmente buenos fueron la flexibilidad y las notas altas etéreas de los niños.
Y Christopher Hogwood conduce con un ritmo impecable, incluso cuando él fue despreciado, estaba en un buen ritmo; y una comprensión real del estilo barroco.
Los solistas son de una calidad muy alta también, aquí se admirará a:
Carolyn Watkinson, cuya belleza de tono, intensidad emocional y su conexión con lo que ella está cantando “Fue despreciado”, es increíblemente conmovedor.
Emma Kirkby canta con su brillo y pureza habituales, así como con la expresión sedosa “And Who May Abide” es uno de los puntos culminantes de la actuación.
Judith Nelson tiene una voz más rica que la de Kirkby, pero su “vibrato” afortunadamente no es obsesivo, y tiene un buen contraste.
Tener 2 solistas soprano, fue una buena decisión, aunque algunos pueden no estar de acuerdo...
La voz de David Thomas, es más liviana que la mayoría de los bajos que cantan el papel, y eso es algo bueno en realidad; su voz aún tiene profundidad y resonancia; y Hogwood se cuida de no dejar que la orquesta lo ahogue, y la dicción funciona de manera muy clara.
Finalmente te encuentras siempre con bajos cantando “Messiah”:
Paul Elliott deja una buena impresión, su voz también es liviana y agradable, de calidad, y no es tan expresiva en cuanto al tono, pero sigue siendo muy adecuado para los oratorios barrocos, y tiene una sensación de estilo.
En resumen, el canto es de pocas quejas, y todos parecen estar muy involucrados en el drama de la música.
Para concluir, la videografía solo es aceptable en el mejor de los casos, pero el rendimiento en sí, es brillante, y no solo es el mejor “Messiah” en DVD, sino uno de los mejores de todos los medios.
“I know that my Redeemer liveth, and that He shall stand at the latter day upon the earth:
And though worms estroy this body, yet in my flesh shall I see God”
Los años no han mermado la vasta y bella contribución musical de Georg Friedrich Händel, por lo cual, en el aniversario de su nacimiento, no está de más recordar y reconocer que él  le obsequió al mundo, algunas de las piezas más exquisitas de las artes, las cuales han sido replicadas en el cine y en la televisión muchas veces.
Porque el legado de Händel se basa en la fuerza dramática y la belleza lírica de su música; y su herencia más importante, es sin duda la creación del oratorio dramático, alejado de las tradiciones operísticas existentes, y llevado a término por su imaginación creativa.
Después de su muerte, 14 de abril de 1759, a los 74 años, luego de sentirse mal durante una interpretación del “Messiah”, fue enterrado en La Abadía de Westminster; las óperas italianas de Händel cayeron en el olvido, a excepción de selecciones como el aria de “Serse”, “Ombra mai fù”
Y se continuaron interpretando sus oratorios, pero no mucho después de la muerte del compositor, pues se pensaba que necesitaban un poco de modernización; y Wolfgang Amadeus Mozart, orquestó una versión alemana del “Messiah” y otras obras.
En el 25º aniversario de su muerte, tuvo lugar un acto de conmemoración en La Abadía de Westminster; y a lo largo del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, en particular en los países de habla inglesa, su reputación se basaba principalmente en sus oratorios ingleses, que se representaban habitualmente por enormes coros de cantantes aficionados en ocasiones solemnes.
En El Centenario de su muerte, en 1859, fue celebrado con una representación del “Messiah” en The Crystal Palace, que implicaba 2,765 cantantes y 460 instrumentistas, que actuaron para un público de unas 10,000 personas.
Pero en general, Händel ha gozado de una gran estima entre sus compañeros compositores, tanto en su propia época, como desde entonces.
Johann Sebastian Bach intentó, sin éxito, reunirse con Händel mientras estaba visitando Halle.
A Mozart se le atribuye haber dicho de él:
“Händel entiende los afectos mejor que cualquiera de nosotros.
Cuando quiere, golpea como un rayo”
Para Ludwig van Beethoven, era “el maestro de todos nosotros... el compositor más grande que jamás haya existido.
Me dejaría al descubierto la cabeza, y me arrodillaría ante su tumba”
Beethoven destacó, sobre todo la sencillez y el atractivo popular de la música de Händel cuando dijo:
“Recurre a él para aprender, cómo lograr grandes efectos, por medios tan simples”
Y su más famoso trabajo, “Messiah” ha logrado brillar nuevamente, gracias a su sencillez original, como un rescate de una obra maestra insuperable.

“I did think I did see all heaven before me, and the great God himself”



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