Colonia

“Escape is the only option”

Sudamérica ha sido desde tiempos remotos un avispero donde los estadounidenses han puesto y quitado Presidentes y Dictaduras.
En el caso de Europa, a diferencia de países como Argentina, Brasil y Venezuela, los colonos alemanes se asentaron en múltiples comunidades semi-autónomas, en las cuales se preserva hasta el día de hoy su lengua y cultura, y en Chile, los germano-chilenos se han asimilado en su mayoría a la cultura chilena, contribuyendo activamente en diversas áreas.
Distinto es el caso de Colonia Dignidad, inicialmente Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad; fundada en 1961, un comienzo como un enclave anticomunista; es un asentamiento iniciado por Paul Schäfer Schneider, un exmilitar nazi, que llegó a poblarla con cerca de 500 habitantes; liderándola de forma despótica.
La Colonia ubicada en la comuna de Parral, Provincia de Linares, Región del Maule; y se hizo tristemente célebre como centro de detención y tortura en tiempos de La Dictadura de Augusto Pinochet; así como un centro donde fueron instruidos los dirigentes más poderosos de la derecha chilena, que todavía hoy trabajan y votan las leyes del país.
Los primeros habitantes de Colonia Dignidad llegaron de la mano de Schäfer, que había nacido en 1921, en la ciudad de Siegburg cerca de Bonn; y era sin duda un personaje siniestro:
En su juventud, participó en Las Juventudes Hitlerianas, y como enfermero en los batallones alemanes en La Segunda Guerra Mundial.
Su primera inserción laboral en Alemania, fue como asistente social para menores en una institución de La Iglesia Evangélica local, siendo despedido de su cargo a fines de la década de 1940, ante acusaciones de actos de abuso sexual en contra de menores a su cargo; por esto se destierra de Alemania con algunos de sus partidarios, supuestamente ayudados por la red de protección nazi, ODESSA.
Si bien estas primeras denuncias condujeron a su despido, no se inició entonces ningún proceso judicial.
Y es que antes había estado en Renania, como predicador laico, anunciando el cristianismo protestante; posteriormente una comunidad de Gronau, donde al poco tiempo adquirió gran influencia sobre parte de sus miembros; y fundó en Lohmar, La Misión Privada Social, cuyos integrantes debían realizar duras labores agrícolas sin ser remunerados.
Se trataba de una organización dedicada al trabajo, con menores en riesgo social, formada por ex miembros de una organización similar, que en su momento, dependió de una Iglesia Bautista alemana.
Cuando volvieron a surgir denuncias de pederastia en su contra, Schäfer, ya transformado en Jefe de la secta, organizó en 1961 la emigración de varios cientos de integrantes de su comunidad a Chile.
En ese mismo año, Paul Schäfer y Hermann Schmidt compraron el fundo El Lavadero, ubicado a las orillas del estero que le da el nombre al loteo y del río Perquilauquén, cerca de Catillo, una localidad del interior de Parral, en la Región del Maule de Chile.
Contaba con 3.062 hectáreas, y se declaró territorio con franquicias aduaneras y exención de contribuciones, liberándose del impuesto a la renta, y del pago de derechos de aduanas en caso de donaciones.
Sin embargo, los terrenos del fundo El Lavadero, nunca pertenecieron legalmente a La Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad, la que hacia 1966 estaba integrada por más de 230 personas; y en su gran mayoría, formaban parte de La Misión Privada Social.
La organización era reservada, y La Colonia estaba rodeada de alambradas de púas, presentaba una torre de vigilancia y focos de búsqueda, y luego se informó que contenía escondites de armas secretas...
Los esmeros de La Colonia por proyectar hacia el exterior, era una imagen de armonía, trabajo mancomunado y orden, incluían el trabajo de prensa, la grabación y difusión de vídeos que mostraban a sus residentes felices, en medio de fiestas y conmemoraciones; los hombres dedicados a las tareas de campo, mientras las mujeres y las niñas bordando o preparando mantequilla.
Sin embargo, los esfuerzos propagandísticos de Schäfer se vieron una y otra vez oscurecidos por las denuncias de personas que sucesivamente protagonizaron fugas desde La Colonia, logrando obtener asilo en Alemania.
El primero de ellos, Wolfgang Muller, huyó en 1966, y denunció por primera vez las atrocidades que ocurrían dentro.
Muller obtuvo la ciudadanía alemana, y trabajó en un periódico, transformándose pronto en Alemania en un activista contra los jerarcas de Dignidad, y finalmente en Presidente de una fundación dedicada al apoyo de las víctimas en Chile.
Al año siguiente, logró huir otro habitante de La Colonia:
Heinz Kuhn, quien confirmó las denuncias realizadas previamente por Wolfgang Müller, y aportó más datos sobre los abusos.
Sin embargo, estas primeras denuncias fueron desestimadas por políticos conservadores, y enfáticamente desmentidas por la ultraderecha chilena, cuyos lazos con La Dirección de La Colonia en la gestación y preparación del Golpe Militar del 11 de septiembre de 1973, quedaron demostrados más tarde en Los Tribunales de Justicia chilenos.
A estas primeras denuncias se fueron sumando otras, y Alemania Occidental comenzó a presionar a La Dictadura de Augusto Pinochet, y también directamente a La Colonia, para que se investiguen y aclaren los hechos, esfuerzos que no tuvieron resultado alguno durante La Dictadura.
En 1974, Pinochet, junto al General del Ejército, Juan Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda y su hijo, visitan el enclave, debido a que Contreras y Schäfer eran amigos.
En 1985, un ciudadano ruso-estadounidense, Boris Weisfeiler, que recorría el sur de Chile como turista mochilero, desaparece sin dejar rastro en las cercanías de Colonia Dignidad…
Y es hubo cierto grado de colaboración del Bundesnachrichtendienst, El Servicio Secreto Alemán con Colonia Dignidad, para cuya implementación se construyó búnkeres, túneles, hospital, radios, pistas de aterrizaje, así como se optó por la producción descentralizada de armamentos en módulos, una parte se producía en un lugar, otra parte en otra; todo lo cual fue revelado por el periodista John Dinges.
Este es un tema del que se prefiere no hablar, debido a los problemas que conlleva con Argentina; pues la idea era envenenar ríos, matar civiles, hacer guerra química y bacteriológica; incluso hubo un intento de producir una bomba atómica… y Weisfeiler, el turista desaparecido, tenía en su mochila un contador geiger para medir radiación; y parte del plan original, incluía armar los helicópteros con bombas de sarín.
La Colonia, al contar con autoabastecimiento en todas las áreas, era absolutamente autónoma y cerrada para el resto del país.
Los colonos alemanes vivían encerrados bajo un régimen de terror y fanatismo religioso dirigido por Schäfer; bajo un extraño sistema autoritario, donde además de un mínimo contacto con el exterior, Schäfer ordenaba la división de las familias, los padres no hablaban con sus hijos, o no sabían que tenían hermanos; prohíbe todo tipo de las relaciones sentimentales o conyugales a jóvenes, mujeres y hombres adultos, y decreta la residencia de estos en espacios aislados.
Schäfer abusaba sexualmente de los niños, dormía y se bañaba con ellos, que los colonos consideraban un privilegio, pues Schäfer era considerado un “dios”, y algunos eran torturados, como se desprende de las declaraciones de la doctora alemana Gisela Seewald, quien reconoció haber tratado con electroshock y sedantes a los que su jefe decía que estaban poseídos.
No obstante, la escuela y el hospital del enclave, beneficiaban a las familias rurales a través de servicios gratuitos de educación y salud para la comunidad.
La idea era que esto permitiera contar con su apoyo en caso que La Colonia fuera atacada.
Sin embargo, son numerosos los casos destapados en los últimos años, que hacen referencia a adopciones ilegales de niños a familias que residen en los sectores aledaños, por parte de los jerarcas alemanes, bajo la promesa de entregarles educación gratuita.
En La Colonia, la televisión, teléfonos y calendarios fueron prohibidos.
Los residentes trabajaban con atuendos de campesinos bávaros, y cantaban canciones populares alemanas.
El sexo fue prohibido, con algunos residentes obligados a tomar drogas para reducir sus deseos; esas drogas también se administraron como una forma de sedación, principalmente a niñas pequeñas, pero también a los hombres.
La disciplina severa en las formas de golpizas y tortura, eran comunes, y Schäfer insistió en que la disciplina era “espiritualmente enriquecedora”
Dentro, tenía lugar un sistema con características propias de las sectas, utilizando la religión y el vínculo con la autoridad militar de la época, lo que le permitió al líder, abusar de la propia comunidad y desarrollar en forma impune su conducta pedófila criminal, que en apariencia, solo Schäfer ejercía, y que “todos desconocían...” y se establece que dicho seudo, tratamientos psiquiátricos con el objetivo de lograr la separación de los miembros de las familias, y con ello, la destrucción de los vínculos de estas, además de inhibir las conductas sexuales de las víctimas, destruyendo el concepto de familia, y manteniendo así una supuesta pureza moral de esos jóvenes.
El Líder, ejecutó tales conductas luego de crear un sistema de colaboración con los organismos de seguridad, logrando un estatuto similar al de las autoridades de la época, lo que le permitió llevar a cabo impunemente las prácticas crueles en contra de los propios colonos alemanes, los que deben ser considerados parte de la población civil, donde la violencia física y sexual estaba destinada a la destrucción de los vínculos familiares, con fines de proselitismo religioso o servicio a una causa.
Estos “tratamientos siquiátricos” los dirigía la persona que hacía las veces de facultativo médico habilitado, con tolerancia de la autoridad administrativa chilena, pues no tenía habilitación legal para ejercer en Chile la medicina.
Mientras la agresión física en contra de los jóvenes colonos se llevaba a cabo con orientación directa del líder, con el claro propósito de mantener sobre ellos un poder absoluto.
En cuanto a la comisión de delitos sexuales:
Schäfer, como Líder de La Colonia, con complicidad y encubrimiento de sus ex jerarcas, cometió abusos sexuales y violaciones sodomíticas en contra de los menores; a la vez, en ese proceso se acreditó que los delitos se cometieron utilizando el inmueble y la organización de Colonia Dignidad, especialmente en el denominado “Internado Intensivo de Menores” que existió en su interior, al cual eran incorporados los niños que fueron agredidos sexualmente, donde eran mantenidos bajo coacción e intimidación, bajo los férreos y sofisticados sistemas de seguridad de La Colonia Dignidad; donde el propósito real de establecer y operar dicho “Internado Intensivo”, fue atraer menores para ser violentados sexualmente por él, con la complicidad y el encubrimiento por otros miembros de La Colonia.
Pero tras el fin del Régimen Militar en 1990, Colonia Dignidad fue sometida a investigaciones policiales y judiciales; no obstante, Schäfer desaparece el 20 de mayo de 1997, al ser acusado de abusos sexuales, después de que 26 niños denunciaran tales violaciones.
Él no estuvo imputado por delito alguno hasta el año 2004; y diversos operativos, tanto de La Policía de Investigaciones de Chile como de La Policía Federal Argentina, comenzaron a rastrear su paradero, pensando que podría estar en Argentina, incluso determinando que se mantuvo durante unos años en Chile, exactamente en Valparaíso.
No sería hasta el 10 de marzo de 2005, cuando ésta en colaboración con un grupo periodístico del programa Contacto de Canal 13 de Chile, que se infiltró en un sector rural, lo localizan en una parcela de la localidad de Las Acacias a unos kilómetros de Buenos Aires, Argentina; donde estaba protegido por guardaespaldas.
Después de 2 días de negociaciones entre las autoridades chilenas y argentinas para evitar un proceso de extradición, Schäfer es devuelto a Chile diplomáticamente para ser enjuiciado.
Tales cargos cayeron en la desaparición del activista político Juan Maino; por lo que Schäfer estaba bajo investigación en Chile por la conexión de la desaparición de Boris Weisfeiler, y por cargos por violaciones a Los Derechos Humanos.
Además, era solicitado en Alemania y Francia por la conexión de abuso sexual de niños antes de emigrar a Chile.
El Caso Colonia Dignidad remeció tanto a Chile como al país germano; además, La Agencia Central de Inteligencia como Simon Wiesenthal, presentaron evidencia de la presencia en La Colonia del infame doctor Josef Mengele, el monstruo del Campo de Concentración nazi, conocido como “El Ángel de La Muerte” por sus experimentos letales en sujetos humanos durante El Holocausto.
“Nobody brought me here.
I joined up to find you”
Colonia es una película alemana, de suspense y terror, del año 2015, dirigida por Florian Gallenberger.
Protagonizada por Emma Watson, Daniel Brühl, Michael Nyqvist, Julian Ovenden, Martin Wuttke, Vicky Krieps, Richenda Carey, August Zirner, Jeanne Werner, entre otros.
El guión es de Florian Gallenberger y Torsten Wenzel; basados en hechos reales ocurridos en el contexto del Golpe de Estado y de La Dictadura Militar chilena en 1973; donde tuvo lugar Colonia Dignidad, la secta fundada a principios de la década de 1960 por el predicador Paul Schäfer, quien escapaba de la justicia alemana, acusado de abuso sexual de menores; emigrando a Chile, junto a otros alemanes, formando una sociedad de apariencia benefactora, que prontamente sirvió y estrechó lazos de apoyo con la extrema derecha chilena, primeramente en la preparación del Golpe de Estado y, tras el derrocamiento del gobierno de Salvador Allende, prestando sus terrenos e instalaciones como centro de detención y tortura durante La Dictadura de Augusto Pinochet.
El director, coautor de guión, y predicador laico alemán, Florian Gallenberger estuvo largo tiempo investigando en terreno la historia de Colonia Dignidad, para lo que estuvo por largos períodos en Chile, y tuvo acceso a gran cantidad de materiales gráficos y documentales, en parte también pudo utilizar material fílmico inédito.
En el debut internacional de la película, en El Festival Internacional de Cine de Toronto, estuvieron presentes ex colonos que atestiguaron la veracidad y autenticidad de las escenas que el filme recoge, señalando su gratitud por honrar la memoria de las víctimas de Paul Schäfer; y se agradece que un director alemán, con capitales europeos, se haya interesado en llevar a la pantalla grande la espeluznante descripción de torturas y abusos cometidos dentro de Colonia Dignidad.
Esas buenas intenciones, van aparejadas de un respetable presupuesto de $14 millones, y un elenco de actores de renombre internacional.
El filme está dedicado a las víctimas, de las que solo 5 lograron escapar.
Se rodó en 2014 en Luxemburgo, Bélgica, Alemania y Argentina; y narra la historia de una azafata alemana, Lena (Emma Watson), que visita a su pareja, Daniel (Daniel Brühl), un joven, también alemán, fotógrafo y artista gráfico que se encuentra desde hace unos meses en Chile.
Simpatizante de Salvador Allende, Daniel ha realizado algunos afiches de propaganda, y durante la visita de Lena, se produce en Chile El Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973; y la pareja es detenida ese mismo día por los militares, conducida al Estadio Nacional, donde Daniel es enviado a Colonia Dignidad, al parecer, por el simple hecho de ser alemán...
Lena es liberada en breve tiempo, pero Daniel corre peor suerte, y es secuestrado por La Policía Secreta de La dictadura de Augusto Pinochet.
Lena averigua que su posible paradero es Colonia Dignidad, una extraña secta de inmigrantes alemanes, donde funciona un centro de tortura.
Con el objetivo de encontrarlo, ella parte hacia el sur, sola, y llega hasta el recinto de La Colonia; finge ser seguidora de Paul Schäfer (Michael Nyqvist) para ingresar a los terrenos del enclave, y tras una entrevista con él, consigue ser aceptada en la secta.
A partir de allí, la trama muestra los horrores del régimen al que son sometidos los colonos bajo el dominio de su líder, las actividades represivas en los túneles y recintos secretos de La Colonia, destinadas al apoyo de La Dictadura como centro de tortura, así como la odisea de la pareja para intentar escapar juntos del lugar, desde donde nunca nadie había logrado salir.
La película deja muy en claro en su argumento, la estrecha colaboración de La Embajada de Alemania Occidental en Chile, con La Colonia Dignidad en la época de La Dictadura Militar, un hecho que aunque está ampliamente documentado, nunca ha sido analizado en profundidad, menos aún de manera oficial, por la política alemana.
La película es imprescindible desde el terreno histórico y político.
“Anyone can torture, but to break a person without harming physically, that's an art”
Hay gente que se queja de que las películas son malas, porque son demasiado ficticias o “fantasiosas”; esto suele asociarse a la increíble discapacidad de desconectarse de los hechos reales, y así disfrutar de un buen argumento de ficción; y cuando ahondamos más en la historia de estas personas, descubrimos que también se quejan de que los hechos reales suelen ser retratados con una mano que manipula con fines de entretenimiento…
Y es que siempre los hechos serán manipulados para poder ser adaptados en una película; y para la realidad absoluta, tenemos los documentales.
El asunto es que de alguna manera, uno debe “aprender” con estas películas.
Al menos, uno llega a conocer aquello que no es de conocimiento público; y es ahí donde Florian Gallenberger, ganador del Oscar el 2001 por su cortometraje “Quiero Ser”, dirige Colonia con temas tan interesantes y escabrosos de fondo, donde el guión se centra en lo único ficticio de la trama, es decir, la historia de amor de la pareja protagonista, y su instinto de supervivencia, dejando en segundo plano un contexto histórico que parece mucho más interesante; pues muestran que en el recinto se comenten todo tipo de formas de violencia física y psíquica, tortura, violación, abuso de menores… algunas de una forma más explícita que otras, bajo la estricta autoridad de un gran misógino, tirano y abusivo.
Pero todo esto queda desdibujado cuando el foco se centra en ver si la pareja consigue escapar de allí…
En justicia, Colonia es un “thriller”, el terror funciona, aunque la historia de fondo quede desaprovechada, o trivializada.
Sin embargo, a veces esa es la mejor manera de conocer las cosas; y a veces termina siendo mucho más relevante la investigación posterior al visionado; porque Colonia no es una historia real; está inspirada en una época infame; y con esta confirmación, Colonia puede convertirse en una experiencia positiva; pues para quienes no conocían lo que había ocurrido en ese sitio horrible, en la etapa más negra de Chile, y sobre una de esas vergüenzas de La Humanidad que tanto sonrojo provocan ahora; parece mentira que tanta gente se dejara lavar el cerebro por un asesino y violador como Schäfer, pero así es.
Terrible que “el ser humano” haga de las suyas, una y otra vez, con total impunidad por muchos años, en su inagotable capacidad para hacer el mal.
Todo eso lo capta Florian Gallenberger, mediante la excusa de una historia de amor para reflejar el horror, sin incidir demasiado ni pasarse, eso sí; pero si lo hubiera hecho, se lo acusaría de sensacionalista.
¿Y es qué otra película podemos ver que toque el tema, pero con otra mirada, sin dejar de mostrar una verdad oculta?
La historia comienza cuando vemos a Lena trabajando como azafata en un avión con destino a Chile.
Luego viaja al centro de Santiago con el resto de la tripulación que se demuestra que es un grupo fuerte de amigos, que está particularmente cerca del piloto, Roman Breuer (Julian Ovenden), hasta que su camioneta se encuentra con el caos causado por un mitin político de izquierda.
Lena, luego reconoce a su novio Daniel (Daniel Brühl), como orador principal del evento; y éste está sorprendido y encantado de verla, ya que su llegada fue una sorpresa después de un largo tiempo de separación.
Luego nos muestra que están en una relación seria de larga distancia, ya que presumiblemente, ella vive en Gran Bretaña, según los acentos en inglés de los otros miembros de la tripulación; y él vive en Chile.
Se besan, y Lena levanta la cámara para tomar fotos del momento.
Después de esto, vemos a Daniel desarrollando las fotos, la mayoría de las cuales están relacionadas con sus actividades políticas.
Mientras comen juntos, suena el teléfono, y Daniel le advierte a ella, que debido a un Golpe de estado por parte del Régimen de Pinochet, deben abandonar el departamento de inmediato; y corren a la calle tratando de huir de los soldados que están reuniendo a todos.
Sin embargo, ellos también son atrapados, porque Daniel estaba fotografiando el evento.
El ejército lleva a los detenidos al estadio deportivo principal de la ciudad a punta de pistola, donde un hombre, con el rostro oculto, identifica a cualquiera que supuestamente está en contra del nuevo gobierno de derecha.
Daniel es arrastrado a un vehículo parecido a una ambulancia, junto con otros disidentes, mientras que Lena es libre de irse.
Después de esto, ella va a encontrarse con las otras personas que estuvieron presentes en el mitin de Daniel; y les pide que la ayuden a encontrarlo, pero simplemente se le dice que no hay nada que puedan hacer, ya que lo han llevado al sur a un lugar llamado Colonia Dignidad, un lugar que no hace honor a su nombre; porque es un culto oscuro del que nadie ha escapado jamás.
Los disidentes, son enviados allí por el ejército para sufrir, y a cambio, el complejo almacena sus armas.
Desesperada por rescatarlo, Lena ahora vestida claramente como una monja con un crucifijo, toma el autobús hacia La Colonia, que se encuentra en una ubicación remota, a la que se accede a través de varios campos desde la carretera.
Ella camina a lo largo de su valla exterior de alta seguridad hacia la puerta principal, y después de tocar la puerta, es admitida en el seguro complejo, en el que se confisca su pasaporte.
Inmediatamente, ella es testigo de la naturaleza oscura del lugar, cuando un niño que llora está molesto, y Lena es amonestada por consolarlo por un miembro del culto.
Despojada de sus posesiones, la llevan a ver al líder que llaman “Pious”, Paul Schäfer, quien la entrevista sobre por qué está allí...
Ella miente que ella está allí para buscar a Dios, sin embargo él no le cree; y la obliga a desnudarse, donde vemos que lleva ropa interior más moderna... por lo que él le etiqueta de “ramera” debido a esto, y es cuestionada; pues se cree que ella está allí porque lo necesita, y en ese momento se convierte en miembro del culto, al tiempo que acepta no intentar abandonar el complejo.
Mientras tanto, vemos que Daniel ha sido torturado por el ejército, hasta que Pious aparece fingiendo ser un salvador atento de los torturados por el ejército.
A lo largo de su recuperación, Daniel se hace pasar por discapacitado mental debido a las torturas, fingiendo ser llamado Hans.
Bajo esta identidad falsa, se le asignan tareas livianas y, cuando se le encuentra explorando áreas fuera de los límites, no es castigado.
Pero es a través de Lena que somos testigos de la brutal realidad del lugar:
Ella debe trabajar largas horas en un campo, de una manera no diferente a la esclavitud; y una vez después de desplomarse por agotamiento, es azotada.
Suplicando por el agua, le dan un balde lleno de agua limpia que tiene prohibido beber.
Vemos que está encerrada en una celda comunal en la noche, y que las mujeres que están separadas de los hombres, son abusadas psicológicamente.
Solo se encuentran con hombres en lo que se llama “desfile comunitario”, realizado para invitados importantes.
Una mujer confundida, a la que llaman Doro (Jeanne Werner) creyó que iba a casarse con un hombre de este desfile... y después de 3 años de separación, habiéndose encontrado solo 1 vez; la llevan a “una reunión de hombres”, que es una forma de abuso ritual, donde Pious y “su prometida”, dicen a las mujeres que son feas, sucias y que no las aman.
Toda esta farsa matrimonial, fue elaborada cruelmente por los líderes de la secta para causar angustia a las mujeres.
“Estados piadosos que rompe a una persona sin dañarla físicamente, es un arte”, como diría Schäfer en algún momento.
También se muestra que él está abusando sexualmente de los niños más pequeños, quienes fueron separados de sus padres al nacer, para vivir una vida de esclavitud.
Así, con la esperanza de encontrarse con Daniel, Lena nada desnuda en un río para ser llevada a esa reunión de hombres, para limpiarla de su “indecencia”, pero para ver a Daniel.
Sin embargo, ella no lo ve, porque él intentaba escapar esa noche…
Al hacerlo, él activó una alarma que llama a los hombres con armas, a encontrarlo.
Esto significa que Lena evitó una paliza y, al ser “retardado”, Hans no es castigado.
Y no se dan cuenta de la presencia del otro en el campamento, hasta el próximo “desfile comunal”, donde Daniel oye que el ejército probará el gas Sarin en él al día siguiente, ya que se lo considera inútil.
Así acuerdan encontrarse en el granero donde trabaja Lena cada noche.
Daniel llega allí como voluntario para trabajo adicional; y ella descubre en esta reunión, que él ha descubierto túneles debajo del complejo mientras trabajaba en un cobertizo para herramientas, desde el cual pudo armar una cámara con la que fotografió donde fue torturado.
Él le da las fotos a Lena, que no está satisfecha con el peligro de que las fotos las encuentren; y con un miembro de culto de alto nivel llamado Gisela (Richenda Carey) que viene, se esconde en el túnel en el establo, mientras que Lena esconde las fotos debajo de un cubo.
A Lena, ahora se le une Ursel (Vicky Krieps), miembro de su propio estatus, para pelar las papas.
Sin equipar para el trabajo, Gisela se va a buscar un cuchillo... y al ver a su regreso, que no se ha hecho ningún “peeling”, se les ordena a las niñas que se separen, siendo el momento donde se descubren las fotos, negando sin éxito todo el conocimiento, Lena parece estar en problemas, hasta que Hans interviene para embaucar a su jefe, diciendo que los encontró en el cobertizo para herramientas.
Las 2 mujeres, Lena y Gisela son devueltas a los barrancones, cuando Lena golpea a Gisela, que la estaba escoltando de vuelta, y regresa al granero para encontrarse con Daniel.
Así que Lena y Ursel, que está embarazada, y sabe que su hijo será asesinado por el culto; ingresan de inmediato a los túneles, siguiendo a Daniel, quien las lleva al otro lado de la cerca.
Pero solo Lena y Daniel escapan, porque Ursel es asesinada por un arma operada con alambre.
Durante este tiempo, ellos son perseguidos cuando Pious se da cuenta de que Hans es inteligente, y después de descubrir en un colchón, los sedantes utilizados en las técnicas de control mental del culto.
Ahora casi libres, hacen “autostop” hasta llegar a La Embajada Alemana en Santiago, para obtener nuevos pasaportes; pero se enteran de que La Embajada está en connivencia con el culto, que fue fundada en Chile por los neonazis alemanes; y a pesar de que La Embajada fue deliberadamente inútil, Lena usa a sus contactos en la aerolínea, para reservar a sí misma y a Daniel en un vuelo.
Guardando cuidadosamente sus fotos, mientras son llevados al aeropuerto por El Embajador, Lena sospecha que los han conducido por la entrada trasera.
Encerrados en una habitación lateral, ven que El Embajador ha traído a Pious y al ejército tras ellos, así que rompe una ventana, y escapan de la habitación justo a tiempo.
Al pasar por el aeropuerto, escuchan la última llamada de su vuelo, y a medida que la persecución se intensifica, logran robar un camión de equipaje para correr hacia el avión, donde Roman ordena que se abra la puerta.
Perseguidos por el culto y el ejército, abordan el avión justo a tiempo, dejando a Pious en la pista.
El ejército obliga a La Torre de Control del aeropuerto, ordenar al avión que no despegue.
Sintiendo el peligro en el que se encuentran, y alimentado por su lealtad a su buena amiga Lena, El Capitán Roman ignora esta orden, y despega de todos modos, salvándolos.
Luego, los créditos finales dan cierta información que detalla lo que le sucedió en la vida real… vemos imágenes reales, y se dedica la película a las víctimas.
Son esos, los únicos instantes en la película, en los que realmente Gallenberger consigue transmitir de verdad, qué supuso ese lugar, no así con su ficción…
Si bien, la manera de dividir el paso del tiempo resulta más o menos interesante, marcando los días pasados por Lena allí, mostrando en cada momento un mapa del lugar diferente, marcando un lugar de La Colonia, Gallenberger acude a varios lugares comunes para dejar claro algunas características de Schäfer, cuya composición por parte de Nyqvist es grotesca, tanto a nivel interno, es decir, en relación con los abusos en La Colonia; como externo, en tanto a su relación con El Ejército Chileno; y resulta curioso que sea precisamente un alemán, con los conflictos pasados de su país, el interesado en dirigir este proyecto con vocación de altavoz, de denuncia.
Narrar este complicado y oscuro episodio, ha sido un gran reto, y su trabajo parece más preocupado por aparentar neutralidad, es decir, acercarse a la historia sin implicarse demasiado.
Y es que en el guión no hay mucho lugar para la crítica, ni para el posicionamiento, sólo para la exposición mediante una historia personal que resulta un poco débil para el tema que tiene entre manos.
Del reparto, el trabajo interpretativo, tanto de Daniel Brühl como de Michael Nyqvist, cumplen a cabalidad; donde este último, de un parecido físico muy similar al propio Paul Schäfer, líder de la secta, define al monstruo, brazo aliado de Pinochet, que escondido bajo el manto de la caridad, operaba como líder de una secta con bases cristianas, en donde se torturaba, se fabricaban armas letales y se establecía una relación directa con El Gobierno Alemán, de estricto apoyo a La Dictadura Militar en Chile durante ese período.
Un villano verdaderamente despreciable, con un lenguaje agresivo y machista, que Nyqvist llena de matices, pues parece trastornado pero no deja de ser inteligente.
Por otra parte, Richenda Carey es la implacable Gisela, la cruel gobernanta del pabellón femenino, pero que también sufre del trato inadecuado de Schäfer.
Ella está inmutable, tan siniestra como intimidante, en una actuación memorable.
Y Emma Watson, estaba interesada en esta película, en parte porque la mujer que interpreta salva a su novio, en lugar de que la chica fuera salvada por “un caballero con una armadura brillante”
Watson visitó Colonia Dignidad, en septiembre de 2014, aunque los medios inicialmente pensaron que estaba de vacaciones, más tarde descubrieron que estaba investigando su papel; siendo esta, la segunda película sobre un culto peligroso que Emma Watson había protagonizado, después de “Regression” (2015)
Por el camino, el guión deja muchos huecos que el espectador no debería rellenar, detalles de una trama que conoce el final de antemano, y que se apoya en él para justificar sus acciones.
El espectador entiende, que esto no acabará mal muy pronto, y puede así desconectar a ratos de un desarrollo lineal y previsible.
Porque Colonia opera brillantemente como un “thriller”, con una estrella de Hollywood entre sus filas, pero resulta hasta insensible con las reales víctimas de uno de los asentamientos más brutales que hayan existido en Sudamérica, y que, si se pretendía ser utilizado como un facilitador para plasmar una historia de amor, funciona, aunque resulta frívolo e injusto, si consideramos que Colonia Dignidad fue mucho peor a como se retrata.
No es un documental, no es un drama político, no es un proyecto de investigación ni de denuncia; es una historia de amor, y funciona como tal, sin dejar de ser interesante para quienes desconocen algunas de las aristas del período más oscuro en La Historia de Chile; y por ello, Colonia tiene muchas inexactitudes y escaso detalle histórico a la realidad; sin embargo, esto es relativamente aceptable, considerando su condición de cinta extranjera, y su apuesta por una visión externa.
Es omisible, por ejemplo, el tema del idioma, ya que se entiende que presenten a los chilenos hablando en inglés, más allá de que no sea el idioma nativo del país donde se llevan a cabo las acciones.
Finalmente, es sólo un recurso que, si bien pase por alto la realidad, esto es “ficción basada en hechos reales”
No es la primera película que lo haga, y no será la última, aunque para algunos sea considerado como un error, y de los graves.
Otros detalles que podrían confirmar diferencias con la realidad, como la facilidad para ingresar a Colonia Dignidad, o el actuar de las fuerzas policiales que resulta mucho más compasivo en algunos casos, a cómo se llevó a cabo El Genocidio, tampoco alcanzan para apuntar negativamente a la cinta, ya que Colonia es derechamente un “thriller” con una historia de amor como eje principal, y no un documental.
Como otros anacronismos, después de la reunión con La Embajada Alemana, Lena llama al Hotel Ritz para contactar al piloto de la tripulación de Lufthansa que era miembro.
Pero en los años 70 no había Hotel Ritz en Santiago; el primero fue inaugurado en el barrio de Las Condes, muy lejos del centro de la ciudad hasta el 2002.
El piloto del avión de Lufthansa, está iniciando el procedimiento de salida, mientras la puerta aún está abierta... eso es imposible, así como lo es tener a vehículos muy cerca… y el final, es una decepción:
A pesar de las excelentes actuaciones, los últimos 20 minutos fueron tan ilógicos, y hasta tontos, que por poco tira abajo el resto de la película; con la secuencia de la persecución es realmente patética; y la parte en que suben en los carros, para llegar al avión, realmente parecía una parodia…
Como dato, las píldoras que los miembros del culto se vieron obligados a tomar, probablemente eran drogas para ayudarlos a estar más tranquilos y conformes.
Algunos ejemplos posibles, son las benzodiacepinas, que se usan para tratar la ansiedad; y la escopolamina, que ha sido utilizada por los cultos en el pasado.
Las dosis pequeñas de escopolamina, se usan para el mareo por movimiento, pero las dosis grandes pueden hacer que las personas sean muy susceptibles a la sugestión.
La sensación de suspenso, es el mejor logro de la película; el ambiente sectario de La Colonia dignidad es muy opresivo, y está cargado de negatividad y tensión.
Y uno lo pasa mal, viendo lo que sufren los protagonistas tanto dentro como fuera, sobre todo en el primer tramo de esta horrible comunidad.
Esta mezcla de fundamentalismo religioso y régimen militar, tuvo que ser algo realmente terrible para los que lo padecieron.
Al mismo tiempo, al igual que el nazismo, parece increíble que algo así pudiera suceder en pleno siglo XX; y está claro que el ser humano no aprende de sus errores, y aunque nos escandalizamos con las bestialidades de La Edad Media y los circos romanos, por ejemplo; no es cuestión de que pase el tiempo, sino de que el mal tenga la ocasión de surgir.
Otro acierto, en función del objetivo del filme, aunque alejado de la realidad, resultó el no plasmar en pantalla, el morbo e imágenes de abuso y violencia excesiva de manera explícita, excepto cuando la historia lo requería.
Otra vez, para poner énfasis en las relaciones; esta vez, las construidas al interior de la secta con secundarios, tanto por Daniel como por Lena, con elementos claves para forjar el plan de escape y retratar el horror del claustro, el maltrato y las violaciones a Los Derechos Humanos.
Como producción europea independiente, y con un presupuesto que apenas superó los $10 millones, Colonia aprueba por la correcta conducción de su hilo argumental, el ascendente grado de tensión que alcanza gracias a, en parte, una banda sonora cautivante, la simpleza de un relato de amor con tintes de suspenso y violencia, sus correctas interpretaciones, y el arrojo de un director que plasmó soterradamente la realidad sobre el apoyo fundamental que recibió El Gobierno Militar en Chile por parte de EEUU, y la propia Alemania.
“Everything under God's sun is good for something”
Chile da un giro hacia la democracia en 1990, tras 17 años de Dictadura, pero La Colonia Dignidad permanece inmutable...
Las denuncias sobre los abusos y vejaciones que se producen en el interior, aumentan; y la presión nacional e internacional se intensifica, pero cada vez que la policía intenta realizar investigaciones en el lugar, se topa con un muro de silencio...
Las autoridades de Colonia Dignidad cuentan, además, con aliados en El Ejército y en la derecha chilena, que les advertían de antemano cuando la policía prepara una visita al lugar.
Por se empieza a generar, en la opinión pública chilena, un sentimiento de rencor hacia el lugar, que muchos perciben como “un estado independiente dentro de Chile, un enclave”
En marzo de 2005, Paul Schäfer es detenido en Argentina, país que de inmediato lo extradita a Chile; y tras su detención, la cadena de televisión alemana, Deutsche Welle, emite un documental por su canal para América Latina, donde relata la tenebrosa historia de La Colonia.
En junio de 2005, el gobierno de Ricardo Lagos, nombra delegado en La Colonia Dignidad, al ingeniero Herman Schwember Fernández; y en agosto, las autoridades toman el control de ella.
En forma paralela, se produjo una emigración de un grupo importante de ex colonos, y varios retornaron a Alemania.
Los que quedaron, cerca de 200 personas, comenzaron un proceso de revisión colectiva de su pasado; y para ello fueron asesorados por un grupo de psicólogos y psiquiatras, recomendados al gobierno por El Consulado de Alemania en Chile.
El 14 de junio, se produjo el hallazgo de un arsenal allí, que estaban en 3 contenedores.
Algunas de estas armas tuvieron reciente mantención, por lo que hasta ahora no está claro el objetivo que tendrían… y a raíz de este descubrimiento, el 28 de agosto de 2006, Schäfer recibió otra condena del Ministro de Fuero, Jorge Zepeda Arancibia, a 7 años de presidio mayor en su grado mínimo, por infracción a La Ley sobre Control de Armas.
En aquellos 3 contenedores había armas automáticas, livianas y semiautomáticas, lanzacohetes, granadas, material explosivo, elementos químicos y municiones en general.
El fallo establece, que “el arsenal parece haber sido construido para ser utilizado en un conflicto bélico, como medio de combate”
También llama la atención los medios “de sorpresa” encontrados, como es el caso de las armas camufladas, tales como bolígrafos, bastones y una cámara fotográfica que disparan balas.
Peor el fallo del Juez Zepeda no incluye 3 cosas:
El Proyecto Andrea, que es el criptónimo militar chileno por el cual La Dictadura de Augusto Pinochet fabricó gas sarín, para usarlo como arma en contra de sus opositores; y los asesinatos con Gas Sarín.
La Masacre de Cerro Gallo, un cerro vecino a La Colonia, donde en 1975, año de “La Operación Colombo”, habrían sido ejecutados un centenar de prisioneros políticos.
Y Monte Maravilla, un campo de trabajo forzado que La Colonia, mantuvo al suroeste de Dignidad.
El Juez Zepeda reveló en noviembre de 2008, la existencia de un Manual de Tortura que se utilizaba en La Colonia Dignidad contra los presos políticos; y el mismo mes, Zepeda condenó a Paul Schäfer, por el homicidio calificado en 1974, de Miguel Ángel Becerra Hidalgo; siendo declarado culpable por 20 delitos de abusos deshonestos, y 5 por violaciones a 25 menores de edad, cometidos entre 1993 y 1997; y condenado a cadena perpetua por un Tribunal chileno.
Además Schäfer fue ordenado a pagar una indemnización de 770 millones de pesos a 11 de los menores cuyos representantes interpusieron demandas civiles.
Schäfer falleció a los 88 años, el 24 de abril de 2010, debido a una insuficiencia cardíaca, en la ex Penitenciaria de Santiago.
El 25 de mayo de 2011, la periodista Amanda Reynoso-Palley, informó en The Santiago Times, que Hartmutt Hopp, una autoridad de La Colonia, huyó de Chile a bordo de un helicóptero, y se creía que estaba en Alemania.
Hopp, bajo arresto domiciliario en Chile mientras esperaba juicio por delitos contra Los Derechos Humanos, fue “la mano derecha de Paul Schäfer”
Ya desde junio de 2016, los fiscales de Alemania habían solicitada a un Tribunal, que ejecutara una sentencia de 5 años de prisión a la que Hopp fue condenado “in absentia” en Chile.
Además, desde el 28 de enero de 2013, 6 ex líderes de La Colonia fueron condenados a prisión por El Tribunal Supremo de Chile, pero el caso, que enjuiciaba a ciudadanos chilenos y alemanes por delitos cometidos en la década de 1990, aún no había concluido…
En la actualidad el recinto Colonia Dignidad está abierto; y sus cerca de 500 habitantes se dedican a labores de agricultura y ganadería, además de oferta de turismo, aprovechando los paisajes de La Cordillera de Los Andes y el río Perquilauquén.
Ofrecen gastronomía alemana, servicios de paseos y hospedaje.
Para el 18 de abril de 2006, la comunidad entregó en El Palacio de La Moneda, una carta abierta denominada “Declaración a nuestros conciudadanos chilenos y alemanes” en la que hacen un “mea culpa” de los errores cometidos, asumen su responsabilidad por los delitos investigados, incluido abuso de menores, tráfico de armas y violaciones a Los Derechos Humanos; a la vez que culpan a Paul Schäfer de desfigurar las motivaciones originales del proyecto, y utilizarlo para cometer crímenes… sin embargo, muchos ex colonos fueron condenados por violación a Los Derechos Humanos, y colaborar con la organización y fabricación de armas; y se mencionan los nombres de 8 jóvenes colonos alemanes, todos ellos pertenecientes a los grupos de niños llegados a Chile entre 1961 y 1963, que fueron separados de sus padres, al igual que los otros niños alemanes, pero además, sometidos “a tratamientos de salud”; no obstante, estaban sanos, recibiendo suministros de sicotrópicos, y aplicación de corriente eléctrica en sus cuerpos mediante electroshocks, permaneciendo aislados en el hospital, así como en el anexo a este denominado “Neukra”, ubicados todos al interior de La Colonia Dignidad.
El 26 de abril de 2016, El Ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, anunció en un discurso pronunciado en Berlín, su decisión de rebajar en 10 años el plazo de protección existente para los archivos que obran en poder del Estado Alemán sobre La Colonia Dignidad, que estaba fijado originalmente en 30 años.
Con esta medida, quedarán de inmediato a disposición de investigadores, historiadores y periodistas, los documentos de entre 1986 y 1996.
La medida fue anunciada tras una exhibición especial de la película “Colonia”, en una sala del Ministerio de Relaciones Exteriores, la que contó con la asistencia de importantes autoridades y de algunas víctimas.
En la ocasión, El Ministro pidió perdón por la actuación alemana en los crímenes cometidos en La Colonia Dignidad, reconociendo con humildad, que se avergüenza de que la diplomacia alemana ha hecho muy poco por ayudar a las víctimas, señalando que el manejo del tema, ciertamente “no constituye una página muy honrosa de la historia del Ministerio de Relaciones Exteriores”
Por muchos años, los diplomáticos alemanes habrían, en el mejor de los casos, “mirado hacia otro lado”, y claramente sería muy poco lo realizado para proteger a sus conciudadanos.
En su histórico reconocimiento, precisó también en qué consistieron las responsabilidades de La Diplomacia alemana; y el tema de La Colonia Dignidad, se incluirá a partir de 2016, como materia de estudio obligatoria de los planes de formación de diplomáticos en Alemania.
Por otra parte, una demanda colectiva por perjuicios causados por la secta encabezada por Schäfer, fue presentada por un grupo de 120 ex colonos, y patrocinada por el abogado y víctima, Winfried Hempel.
En la demanda presentada ante los estados de Chile y de Alemania, argumentan que las autoridades no brindaron la protección debida a sus ciudadanos, exigiendo una reparación en dinero de $1 millón para cada colono.
Según el abogado, la secta habría sido “una de las más peligrosas de la historia de la humanidad”
Y es que La Colonia Dignidad no fue desmantelada, y sus dirigentes encarcelados… en 2005, a sugerencia del traficante de armas, Gerhard Mertins, La Colonia adoptó el nombre de “Villa Baviera”
Gerhard Georg Mertins, fue un conocido miembro de las Waffen-SS en el tiempo del Nacionalsocialismo; y después de La Segunda Guerra Mundial, fue uno de los 3 oficiales del Comando de Las SS, que liberó a Benito Mussolini el 12 de septiembre de 1943 de su prisión en El Gran Sasso, Italia; y era uno de los exportadores de armas más conocidos de La República Federal de Alemania.
En Chile, Mertins suministró armas y helicópteros al Régimen de Pinochet; y en 1976, él y El General del Ejército de Chile, Juan Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda, viajaron a Teherán para ofrecer ayuda al Régimen de Shah en el asesinato de Ilich Ramírez Sánchez, más conocido como Carlos “El Chacal”, uno de los fugitivos internacionales más buscados, y un terrorista venezolano, miembro del Frente Popular para La Liberación de Palestina (FPLP)
Contreras, fue designado por Augusto Pinochet, Director de La Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), cargo a través del cual, lideró una política sistemática y masiva de represión política a opositores a La Dictadura, recurriendo a un sinnúmero de secuestros, detenciones arbitrarias, encarcelamientos, torturas y vejámenes, asesinatos y desapariciones forzadas de personas mediante la política de terrorismo de Estado, contra militantes y adherentes a La Unidad Popular.
La Colonia Dignidad, existe hasta el día de hoy, e intenta dejar atrás su pasado…
¿Será posible?

“Because there is nothing to understand.
He loves it.
His power, the music, the little boys.
It's his heaven on earth”



Comentarios

Entradas populares