The Third Man

“Hunted... by a thousand men!
Haunted... by a lovely girl!”

Viena es una ciudad austriaca en Europa Central situada a orillas del Danubio, en El Valle de Los Bosques de Viena, al pie de las primeras estribaciones de Los Alpes; es la capital de Austria, y uno de sus 9 estados federados, o “Bundesland Wien”; y está rodeada por El Estado federado de Baja Austria.
Viena es la mayor ciudad, centro cultural y político de Austria; además es la 2ª ciudad más poblada de Europa Central, tras Berlín; y la 10ª ciudad en población de La Unión Europea.
La ciudad de Viena tiene una larga historia, ya que es una de las más antiguas capitales de Europa, por lo que cuenta con un importante patrimonio artístico; y durante el siglo XIX, fue una de las grandes capitales musicales del mundo, mientras que a principios del siglo XX, fue “la meca de la filosofía y el debate político de Occidente”, así como uno de los principales centros culturales mundiales; y esa importancia cultural se mantendría hasta 1938, año en el que el país fue invadido, y posteriormente anexionado por La Alemania Nazi.
Dicha anexión, conocida como el “Anschluss”, estaba prohibida en los tratados de paz, y fue la primera de las expansiones tendentes a unificar en un solo Estado a todo el germano-hablante bajo un solo liderazgo:
“Ein Reich, ein Volk, ein Führer”
Durante La Segunda Guerra Mundial, la ciudad sufrió los indiscriminados bombardeos aéreos estadounidenses que destruyeron buena parte del patrimonio histórico, como La Catedral Gótica de San Esteban, El Palacio de Hofburg, La Ópera de Viena, los puentes del Danubio, entre otros; el cual fue reconstruido tras la contienda; mientras que la ocupación de Austria se inició después de la derrota de La Alemania Nazi en La Segunda Guerra Mundial, al dividirse el país entre las potencias victoriosas; aunque esta división administrativa debería durar indefinidamente, los Estados Unidos, Francia y Reino Unido fusionaron prematuramente sus zonas para contrarrestar cualquier influencia política, económica o militar desde la zona de ocupación soviética; aunque también el país quedó sometido a la administración de esas potencias vencedoras:
La URSS, EEUU, Reino Unido y Francia; y alcanzó un máximo de alrededor de:
150.000 soldados soviéticos; 55.000 británicos; 40.000 estadounidenses y 15.000 franceses; por lo que Viena fue dividida como Berlín en 4 zonas de ocupación, una partición que se extendió al resto del país, siendo El Comandante Militar de cada zona, la máxima autoridad política de la misma.
El resultado de la fusión, fue devolver el control civil a la ciudadanía austríaca, y la creación de La Segunda República de Austria, que es la organización política actualmente vigente en Austria.
¿Qué ocurría mientras duró esa partición?
“You've never met anyone like him!”
The Third Man es una película de suspense del año 1949, dirigida por Carol Reed.
Protagonizada por Joseph Cotten, Alida Valli, Trevor Howard, Orson Welles, Bernard Lee, Paul Hörbiger, Ernst Deutsch, Siegfried Breuer, Erich Ponto, Wilfrid Hyde-White, Hedwig Bleibtreu, entre otros.
El guión es de Graham Greene; siendo este su único guión original.
Greene fue un novelista inglés, considerado por muchos como uno de los más grandes escritores del siglo XX; y combinando la aclamación literaria con una popularidad generalizada, adquirió una reputación en su vida como escritor importante, tanto de novelas católicas serias como de “thrillers” o “entretenimientos”, como él los llamó; y su primera novela publicada, fue “The Man Within” (1929)
Para 1949, después de escribir la novela como “materia prima”, escribió el guión de un clásico del cine negro, The Third Man, también dirigido por Carol Reed, y con Orson Welles.
Aunque desde el primer momento le propusieron escribir el guión de una película ambientada en la Viena de posguerra, con la firme presencia de las 4 potencias ocupantes; Graham Greene optó por escribir la trama en forma de novela.
Aquel era el único modo, aseguraba, “de poder planificar el guión”, el cual sería posteriormente elaborado por el propio novelista y por el productor, Alexander Korda.
Y es que Greene siempre defendió que la versión de la película era mucho mejor que la del libro, incluido el final, que es distinto; lo cual no impidió que este fuera editado de todas maneras, y se convirtiera en un clásico; donde el aporte de Orson Welles al conjunto de la película, parece evidente:
Welles, que tenía problemas con sus producciones en Hollywood, decidió dar el salto a Europa, donde dirigió y colaboró en varios proyectos, entre ellos, este film de Carol Reed; y su primera aparición en pantalla, con ese movimiento de una lámpara que lo muestra ante la sorprendida cara de su amigo, ha sido considerada como “la mejor presentación de un personaje en un filme”
El plano secuencia del final y la escena de la persecución en los alcantarillados de Viena, son igualmente memorables; también es de destacar la fotografía en blanco y negro, y los exteriores seleccionados, que muestran diversas facetas de la ciudad de Viena, como La Noria de Viena del Prater, o las cloacas vienesas, marco de la famosa escena de la persecución final.
Sin embargo, el filme tuvo varios cortes:
La versión del Reino Unido, presenta una voz “en off” introductoria del director Carol Reed; mientras en la versión estadounidense, Joseph Cotten ofrece la voz “en off”, como su personaje Holly Martins.
La versión del Reino Unido dura 104 minutos, en comparación con la versión estadounidense, de 93 minutos, que fue cortada por el productor David O. Selznick para darle a la película un ritmo más estricto.
Ambas versiones han sido lanzadas en video en los Estados Unidos, pero a partir de hoy, el más común es el corte británico más largo.
Otro dato de interés, es que la película fue doblada en alemán por primera vez en 1949, con Wolfgang Lukschy para Joseph Cotten; y Friedrich Joloff para Orson Welles; además, todos los actores de habla alemana se doblaron a sí mismos; y en 1963, la película fue reproducida, presumiblemente por razones legales, por Atlas Film, con Horst Niendorf para Cotten y Werner Peters para Welles.
Esta versión, también reemplaza los créditos de apertura.
The Third Man ganó 1 Premio Oscar a La Mejor fotografía B/N; y 2 nominaciones:
Mejor director y edición; y obtuvo La Palme d’Or en La 3ª Edición del Festival Internacional de Cine de Cannes.
La película se ubicó en el puesto #57 de la lista de las mejores películas estadounidenses del American Film Institute en 1998, aunque las únicas conexiones como “película estadounidense” fueron su coproductor ejecutivo, David O. Selznick, y sus actores Orson Welles y Joseph Cotten.
Los otros 2 coproductores ejecutivos, Sir Alexander Korda y Carol Reed, eran húngaros y británicos, respectivamente.
En junio de 2008, el American Film Institute reveló sus “10 Top 10” o “Las 10 Mejores Películas en 10 Géneros de Películas Estadounidenses Clásicas”, después de encuestar a más de 1,500 personas de la comunidad creativa.
The Third Man fue reconocido como la 5ª Mejor Película en el género de Misterio; y también se ubicó en el lugar #75 de la lista “100 Years... 100 Thrills”; y Harry Lime fue catalogado como el villano #37 en la lista “100 Heroes and Villains”
The Third Man se rodó en London Film Studios, en Shepperton, Inglaterra; y los exteriores se rodaron en Austria.
La historia tiene comienzos de La Guerra Fría, cuando Holly Martins (Joseph Cotten), escritor de novelas del oeste “pulp”, llega a Viena en 1947; mientras la ciudad está dividida en 4 zonas ocupadas por los aliados de La Segunda Guerra Mundial; y llega reclamado por un amigo de la infancia:
Harry Lime (Orson Welles), que le ha prometido trabajo.
Pero el mismo día de su llegada, coincide con el entierro de Harry… que ha sido atropellado por un coche.
Posteriormente, Holly conoce y se enamora de Anna (Alida Valli), que era novia de Harry; y ante una serie de datos contradictorios, Holly comienza a investigar la muerte de su amigo, sospechando que tal vez haya sido asesinado.
El Mayor Calloway (Trevor Howard ), Jefe de La Policía Militar Británica, le demuestra que su amigo se había mezclado en la trama del Mercado Negro; por lo que varios nombres hacen acto de presencia:
El oscuro Doctor Winkel (Erich Ponto), el insólito Barón Kurtz (Ernst Deutsch), el mismo Mayor Calloway de la policía británica; y especialmente una mujer llamada Anna… la novia del finado, que giran alrededor del misterio en el que este escritor se ha colado como detective.
Porque todos afirman que se trató de un accidente, y que 2 hombres fueron los que se llevaron el cuerpo de Harry de la calzada, pero un testigo se empeña en que hubo un tercer hombre en el lugar de los hechos, al que nadie ha identificado…
Decidido a desvelar la verdad sobre los hechos, Holly conocerá el oscuro mundo del Mercado Negro y de los sucios negocios relacionados con el tráfico de la penicilina, hasta verse envuelto en una trama que le hará ver que todo en lo que había confiado, corre el riesgo de tambalearse y desaparecer; y en su recorrido, se enamorará y se enfrentará a un universo lleno de traiciones, espionaje, asesinatos y oscuros secretos que no comprende.
Y es que en el mundo en el que vivía Harry, Holly lo descubrirá muy a su pesar.
Pero lo que caracteriza a la cinta es su versatilidad en lo técnico:
En los recursos de cámara y en su agilidad narrativa; pues desde el principio, como si de un cuento se tratara, una voz “en off” nos introduce en la Viena de la postguerra y en la historia de Holly Martins, con unas pocas imágenes y un montaje rápido.
En una sola escena, la del bar, se nos muestra de forma brillante la relación del protagonista con Harry, y el origen de su larga amistad.
Todo ello se acompaña de un gusto por los encuadres inclinados, los contrastes de luces y sombras, la sobreimpresión y los contrapicados y picados, atributos dignos del lenguaje expresionista que el filme recupera, haciéndolos propios y adaptándolos a una historia donde priman las miserias humanas y el sentimentalismo; y donde la banda sonora se convierte en una protagonista más del filme, al actuar de vehículo de expresión de emociones y sentimientos de los protagonistas,
The Third Man es una leyenda del cine, tanto que fue elegida en 1999 como “la mejor aportación británica a la historia del cine”, especialmente por el uso atmosférico de la cinematografía expresionista en blanco y negro por Robert Krasker, con una iluminación severa, y una distorsionada técnica de cámara con “ángulo holandés”; combinado con el tema musical icónico, lugares sórdidos; y aclamadas actuaciones del reparto, pues el estilo evoca la atmósfera de una Viena cínica y agotada de la posguerra al comienzo de La Guerra Fría.
“Have you ever seen any of your victims?”
The Third Man es una de esas películas que tiene todos los ingredientes que se necesitan para convertirse en todo un clásico del celuloide:
Un buen guión, unas portentosas interpretaciones, una exquisita puesta en escena, y la demostración de una excelente habilidad para que cada plano, cada frase y cada movimiento de sus personajes, queden inmortalizados de una forma única, y se conviertan en referentes de admiración e inspiración a escala universal.
Porque The Third Man no ha envejecido ni un solo día, signo de las obras maestras auténticas y fieles a su momento; y esto tiene un mérito especial, porque describe una situación ya pasada y remota:
Viena poco después de La Segunda Guerra Mundial; en parte destruida, social y humanamente; ocupada por los aliados, recorrida por los jeeps de la Policía Militar; donde se enfrentarán un estadounidense, un inglés, un francés y un ruso, con sus 4 matices y sus rencillas; en el marco de una ciudad presidida por la escasez, la pobreza, el hambre, el tenso esfuerzo por sobrevivir y agarrarse a cualquier brizna de ilusión.
Y al lado de esto, creo que nunca he visto otro caso en que una ciudad esté recreada por el cine, convertida en protagonista.
El rostro que nos ofrece la ciudad de Viena es una metáfora de la gente que la habitan; la presencia de edificios en pie, que resisten frente a otros, donde sólo quedan escombros, o la existencia de unos cuantos que sobreviven, incluso a costa de sus escrúpulos o su humanidad, en medio de una miseria generalizada y permanente.
Una Viena que tiene varias caras, como la mayoría de las personas que la habitan.
Por su parte, Henry Graham Greene, fue un escritor, guionista y crítico británico, cuya obra explora la confusión del hombre moderno, y trata asuntos política o moralmente ambiguos en un trasfondo contemporáneo; y se dice de su obras que siempre, el doble juego entre la vida y la muerte, la política y la religión, el amor y el odio, el sufrimiento y la compasión, la inocencia y la presencia del mal desarrollados en ambientes cargados de calor húmedo y de lujuria pegajosa, llevan al protagonista hacia un destino trágico, de tener que apurar el cáliz del perdedor.
Como novelista, Greene tejió los personajes que conoció, y los lugares donde vivió en la redacción de sus novelas; y en 1948 conoció a Elizabeth Montagu en Viena.
Ella le dio recorridos por la ciudad, sus alcantarillas y algunos de sus clubes nocturnos de menor reputación; y también presentó a Greene a Peter Smolka, el corresponsal de Europa del Este de The Times; que le dio a Greene las historias sobre El Mercado Negro en Viena.
Los sótanos de la ciudad dividida en La Posguerra, y el Vietnam a punto de ser abandonado por los colonialistas franceses, están ya unidos para siempre al poderío de Graham Greene, de contar historias duras, sin adjetivos, aparentemente ligeras, pero llenas de misteriosos laberintos que son los del alma humana; y por ello The Third Man describe la perversidad de un hombre siniestro y diabólico, que aborrece a sus semejantes; desprecia la justicia, la solidaridad, la democracia y la paz; y ama la guerra, el terror y el asesinato.
Su objetivo es convertirse en un personaje poderoso, a la manera del “Superhombre” de Nietzsche, siendo el protagonista del film, y el eje de la acción.
Por lo demás, la película pone en tensión la lealtad, el amor y la amistad frente a la verdad, la justicia y el bien.
Su amante y su amigo de la infancia, se debatirán entre dudas, inseguridades y contradicciones.
Todo ello bajo la estética de una obra marcadamente expresionista, donde abundan los encuadres dislocados, las perspectivas de ruinas, las imágenes deformadas por los bombardeos, como escaleras, vías, etc., y a ello se añaden juegos de luces y sombras que crean un clima fantasmagórico, reflejo de las opciones éticas, y de los sentimientos de los protagonistas.
Además, la obra suma un compendio amplio y heterogéneo de ambigüedades y dudas, que elevan la atmósfera de tensión y desasosiego, con un ritmo admirable que va ganando interés mientras la tensión avanza, con giros narrativos perfectamente calculados.
Es ahí donde no se extraña que esté considerada como “la mejor aportación del cine británico al séptimo arte”
La historia tiene como marco, la agresión oportunista que prospera en una Viena deteriorada y empobrecida, ocupada por los aliados, que está dividida en 4 sectores controlados por una de las fuerzas de ocupación:
Estadounidense, británica, francesa y soviética.
Estos poderes comparten los deberes de la aplicación de la ley en la ciudad.
Allí, el escritor estadounidense de novela del oeste “baratas”, Holly Martins, llega buscando a su amigo de la infancia, Harry Lime, quien le ha ofrecido un trabajo.
Pero descubre que fue atropellado horas antes por un camión en exceso de velocidad mientras cruzaba la calle.
Martins asiste al funeral, donde conoce a 2 policías del Ejército Británico:
El Sargento Paine (Bernard Lee), un admirador de las novelas de Martins; y su superior, El Mayor Calloway, quien dice que Lime era un criminal, y sugiere a Martins que abandone la ciudad.
El funcionario Crabbin de Las Fuerzas de Ocupación Británicas (Wilfrid Hyde-White) se acerca a Martins, pidiéndole que haga una conferencia, y a cambio el ofrece pagar su alojamiento.
Viendo esto como una oportunidad para limpiar el nombre de su amigo, Martins decide permanecer en Viena; y recibe una invitación de un amigo de Lime, El Barón Kurtz, quien le dice a Martins que él, junto con otro amigo, Popescu (Siegfried Breuer), llevó a Lime a la acera de la calle después del accidente.
Antes de morir, según Kurtz, Lime pidió a Kurtz y Popescu que cuidaran de Martins y Anna Schmidt, una actriz que era novia de Lime.
Con la esperanza de reunir más información, Martins va a ver a Anna en su teatro, donde sugiere de pasada, que la muerte de Harry no puede haber sido accidental.
Ella luego acompaña a Martins para interrogar al portero del edificio de Lime; que les dice que Lime murió de inmediato, y no pudo haber dado instrucciones a sus amigos antes de morir.
También afirma que Kurtz y Popescu no movieron el cuerpo fuera de la calle solos, sino que fueron ayudados por un tercer hombre…
Martins lo regaña por no haber informado a la policía de lo que sabe… y preocupado por la seguridad de su familia, el portero indignado, le dice a Martins que no lo involucre.
Poco después, la policía, buscando en el apartamento de Anna evidencia, encuentra y confisca su pasaporte falsificado, y la detiene; y Anna le dice a Martins, que es de nacionalidad checoslovaca y será deportada de Austria por las fuerzas rusas de ocupación si es descubierta.
Martins visita al “consejero médico” de Lime, El Doctor Winkel, quien dice que llegó al accidente después de que Lime murió, y sólo 2 hombres estuvieron presentes.
Más tarde, el portero secretamente ofrece a Martins más información, pero es asesinado antes de su reunión organizada.
Cuando Martins llega, sin darse cuenta del asesinato, un joven lo reconoce de haber estado discutiendo con el portero antes, y lo señala a la reunión de espectadores, que se vuelven hostiles, y luego se vuelve una turba.
Habiendo escapado de ellos, Martins regresa al hotel, y un taxi se lo lleva.
Teme que el taxista lo esté llevando a su muerte, pero en realidad lo entrega al club del libro arreglado por el funcionario Crabbin.
Sin un discurso preparado, improvisa hasta que Popescu, en la audiencia, le pregunta sobre su próximo libro…
Martins responde que se llamará “The Third Man”, y será “una historia de asesinato” inspirada en hechos reales; a lo que Popescu le dice que debería seguir con la ficción; al tiempo que Martins ve 2 matones que se acercan, y él huye.
Por su parte, Calloway vuelve a recomendar a Martins, que abandone Viena, pero Martins se niega, y exige que se investigue la muerte de Lime.
Calloway revela a regañadientes, que Lime había estado robando penicilina de los hospitales militares, para venderlo en El Mercado Negro diluido, tanto que muchos pacientes habían muerto.
Y es que en Viena de la posguerra, los antibióticos eran nuevos y escasos fuera de los hospitales militares, y comandaban un precio muy alto.
La evidencia de Calloway, convence a Martins; que desilusionado, acepta salir de Viena.
Pero Martins visita a Anna para decir adiós, y descubre que también sabe de las fechorías de Lime, pero que sus sentimientos hacia él no han cambiado.
Ella le dice que va a ser deportada; y al salir de su apartamento, se da cuenta de que alguien mira desde una puerta oscura; y la ventana iluminada de un vecino revela brevemente que la persona es Lime, que huye ignorando los llamados de Martins.
Posteriormente, Martins convoca a Calloway, quien deduce que Lime ha escapado por las alcantarillas; y la policía británica exhuma inmediatamente el ataúd de Lime, y descubre que el cuerpo es el de Joseph Harbin, un enfermero que robó penicilina para Lime, y desapareció después de convertirse en informante.
Al día siguiente, Martins va donde Kurtz, y exige ver a Lime.
Lime sale a su encuentro, y se montan en La Noria de Viena, donde Lime oblicuamente amenaza la vida de Martins, pero cede cuando se le dice que la policía ya sabe que su muerte y funeral fueron falsificados; y en un monólogo sobre la insignificancia de sus víctimas, revela toda la extensión de su amoralidad.
De nuevo, le ofrece un trabajo a Martins, y se va.
Por otra parte, Calloway pide a Martins que le ayude a atraer a Lime para capturarlo, y Martins está de acuerdo, pidiendo a cambio la seguridad de Anna fuera de Viena.
Sin embargo, Anna se niega a salir, y se mantiene leal a Lime.
Exasperado, Martins decide marcharse, pero cambia de opinión después de que Calloway le muestre a Martins a los niños que son víctimas de la penicilina diluida de Lime, con sus cerebros dañados como resultado de la meningitis.
De esa manera, Lime se escabulle para su cita con Martins, pero Anna, aún leal a Lime, llega, y lo advierte justo a tiempo.
Él intenta escapar de nuevo por las alcantarillas, pero la policía está allí en vigor.
Lime dispara, y mata a Paine, pero Calloway dispara y atrapa a Lime.
Muy dañado, Lime se arrastra por una escalera hasta una salida de la calle, pero no puede levantarla; por lo que Martins recoge el revólver de Paine, sigue a Lime, lo alcanza, pero vacila, Lime lo mira y asiente con la cabeza.
Se oye un disparo...
Más tarde, Martins asiste al segundo entierro de Lime…
A riesgo de perder su vuelo fuera de Viena, Martins espera en el cementerio para hablar con Anna; ella se acerca a él de lejos, y camina, ignorándolo casi con desprecio, dando a entender que su amor por Lime no ha muerto.
El realizador, Carol Reed, fue el firmante de esta maravillosa película, que nos lleva a la Viena de la inmediata postguerra, para explicarnos una historia de amistad; pero de una amistad traicionada.
El arranque de film, a modo de documental, es espléndido, ya que en apenas 3 minutos expone el contexto en el que se va a desarrollar la acción, para centrarse en sus personajes principales; porque The Third Man es una historia sobre una sociedad destruida por la guerra, que saca el lado más oscuro de las personas, y obliga a traicionar a los que fueron nuestros amigos; es la historia de una Viena en la que no vemos el azul del cielo reflejado en El Danubio, sino el negro del agua que corre por sus alcantarillas subterráneas; y como se ve en la  imponente escena final de la película, se trata de una historia en la que todos salen perdiendo, y en la que los héroes no tienen recompensa, pues ésta pasa de largo.
Y es que pocas veces en el cine se ha hundido emocionalmente a unos personajes con tanta elegancia y excelencia, como en The Third Man; donde a modo de metáfora se puede dividir en 3 niveles y 3 escenas correspondientes:
El primer nivel/escena, se alcanza en La Noria, en las alturas; el segundo nivel está en la superficie, donde el hombre lucha por sobrevivir; y el tercer nivel es el submundo, El Infierno; donde no hay reuniones, ni amistad...
Sólo huida y peligro, miedo y muerte.
Y es bajo tierra donde aparece la tercera escena más lograda del cine:
Esas manos queriendo salir de la muerte, aferrándose a la vida como es el instinto primario del ser humano; con esos dedos que salen entre los barrotes inútilmente porque quieren escapar.
Y como si se tratase de “El Fantasma de La Ópera” con un individuo siniestro, deforme, aquí moralmente, que se esconde entre los bastidores de La Ópera Garnier de París; son 2 monstruos en los que el rencor o la ambición triunfó sobre el amor, que nublaron su conciencia al querer convertirse en jueces de la realidad, que se marcaron un objetivo, y no repararon en los medios para alcanzarlo.
Son 2 desechos de humanidad, cada uno a su modo, que no merecieron un final feliz, porque se habían convertido en un peligro para la sociedad.
En definitiva, con The Third Man queda retratada una época de tensión, donde la supervivencia era la norma, y donde nadie aspiraba a ser héroe, eso le dice interesadamente Harry a su amigo en La Noria, pero donde algunos monstruos parecían convertirse en Fantasmas, para volver a la vida y esconderse en las cloacas de una ciudad repartida como un rico pastel envenenado.
The Third Man es una obra triste, melancólica y románticamente resignada.
La historia, más allá del argumento criminal, el “mcguffin de la película”, nos explica los lazos de una amistad entre 2 hombres que posteriormente es traicionada por el protagonista, y por la tanto en un momento ya no es correspondida, de una mujer que ama a un bribón y ser amoral, pero que no es correspondida, de un hombre, el protagonista, que ama a la chica de su mejor amigo, pero tampoco es correspondido.
Es un triángulo de sentimientos, en el que ninguno de los 3 puntos están unidos afectivamente en ambas direcciones.
Técnicamente, Carol Reed tenía 3 unidades de películas separadas que trabajaban casi todos los días de producción:
Una unidad diurna, una unidad nocturna, y una unidad de alcantarillado.
Reed insistió en dirigir cada unidad, lo que provocó que trabajara 20 horas al día; por lo que hay muchos ángulos oblicuos, donde la cámara está inclinada de manera que la línea del horizonte no es horizontal, para dar una sensación de incomodidad; donde los túneles son parte del “Wienkanal”, que canaliza el río Wien a través del centro de Viena hasta el río Danubio.
El túnel principal, es la enorme estructura arqueada a través de la cual fluye el río a una distancia de aproximadamente 1,6km; y los pasajes laterales cerrados, son conexiones a un desbordamiento de alcantarillado en clima húmedo, y la cámara con balcones, es el punto de desbordamiento.
Y la famosa escalera de caracol, es una de las 6 salidas de la alcantarilla principal.
Los recorridos se realizan a través del sistema a diario; y ocasionalmente se mantienen presionados los túneles en conmemoración de la película y sus personajes.
Y es que Carol Reed se deja seducir por el expresionismo alemán, y emplea las sombras, los planos y contra planos, los rostros de sus secundarios, las localizaciones, como las callejuelas vienesas, los locales nocturnos, los apartamentos y las alcantarillas, para distorsionarlos y crear una realidad deformada, que representa a la perfección, cómo se encontraban los ánimos después del final de una guerra horrible.
Pero también toma elementos del mejor cine negro, tanto en la psicología de los personajes principales:
El perdedor desde el primer fotograma, ese inolvidable Holly Martins; como en la importancia de una atmósfera de ambigüedad moral y desencanto, así como en el reflejo de un romanticismo trágico, etc.
E hizo todo lo posible para capturar la atmósfera de la ciudad asediada en una película, y fue ayudado por los funcionarios de la ciudad y los habitantes comunes.
Por las noches, cuando la lluvia no estaba disponible para dar a las calles empedradas el brillo apropiado, por ejemplo, la ciudad proporcionaría un cuerpo de bomberos para mojar las cosas.
Reed, también incorporó a muchos residentes locales en la película como extras, como el vendedor de globos, a menudo vislumbrado.
Además esta fue la primera producción británica que se rodó en gran parte en el lugar; con su preferencia por ubicaciones reales y personas locales reales como extras, también es el primer intento británico en el estilo neo-realista que los directores italianos como Luchino Visconti y Roberto Rossellini estaban haciendo tan populares en ese momento.
De esa manera, Carol Reed ha fotografiado Viena de una manera maravillosa, la ha explorado rincón tras rincón, la ha dramatizado, ha buscado las mejores y más expresivas luces, la ha presentado en escorzos atrevidos, cada uno de los cuales vale por una acción novelesca o dramática.
Las calles desvalidas de la ciudad medio muerta, la magnificencia barroca, que choca con la sordidez actual, las amplias perspectivas hechas para otra vida, que acusan su incongruencia patética con lo que está pasando, La Noria del Prater, la hueca plaza misteriosa de la noche, las alcantarillas donde sucede la famosa persecución, tantas veces imitada después.
Y no ha olvidado que una ciudad no es solo urbe, no es solo arquitectura sino población.
Los pocos transeúntes, los vecinos que se aglomeran, hostiles y recelosos, junto a la casa del portero degollado, el niño inquietante, insistente y hostil que acusa reiteradamente Holly y le persigue; el café, el público que asiste a la representación o a la absurda conferencia, todos ellos presentan la imagen de una vida anómala, provisional, acosada, una vida que ha sido la realidad de Europa casi entera durante años; algo que ha sido real, y esto quiere decir que es posible, aunque pretendamos olvidarlo.
No puede ser casualidad que al recrear prodigiosamente Viena, al hacerla revivir, bañada en la lírica pesadilla de la citara, acuñada en imágenes sobrecogedoras y persistentes, ensayada, subrayada, intentada en inverosímiles escorzos expresionistas, Carol Reed no ha mostrado El Danubio...
Pero tiene otros buenos ejemplos en secuencias como los botes del balón del niño, los adoquines mojados en la noche Vienesa, los contraluces de las cloacas, la escalera circular... y los zapatos o la sonrisa cínica de Harry Lime, en ese magnífico claro obscuro del portal…
A destacar, como cereza del pastel, el plano final del cementerio, en la que Anna viene caminando desde lo lejos hacia el espectador, con una perfecta composición de la perspectiva, muy largo, pero muy expresivo y justificado.
Como dato, también El Departamento de Policía de Viena tiene una unidad especial que se asigna únicamente para patrullar el intrincado sistema de alcantarillado de la ciudad, ya que su red de túneles entrelazados, es un gran escondite para los delincuentes que huyen de la ley, las propiedades robadas, las drogas, etc.
Por tanto, los actores que interpretan a los oficiales de policía en la película, eran en realidad miembros fuera de servicio de esa unidad.
Por otra parte, la definición de los personas principales, es modélica:
Anna encarna la lealtad al amante; Lime la perversidad y la locura; y Martins la mediocridad, ahogada en alcohol, y una ambigua fascinación por Lime... casi homoerótica
El protagonista, Holly Martins, es un hombre sin demasiado éxito, escritor de novelas baratas sobre Western, a la sombra de otros, de Harry Lime.
É les melancólico, honesto, fiel a la amistad, focalizado en su mejor amigo, y a sus ideales; pero durante su visita a Viena, verá que ambos conceptos se encuentran en conflicto, y tendrá que decidirse por uno de ellos.
mientras que el personaje de Harry Lime, presenta a un seductor, triunfador, embaucador, bravucón y granuja; que tiene por amigo a una persona más gris o inadvertida, pero que es fiel a su amigo.
Sin embrago tal personaje traspasa una línea, por dinero, por ambición… y lo transforma en un personaje amoral, y por tanto, algo perverso; y es amado por una chica, él no la quiere, pero aun sabiendo todo esto, la utiliza.
Sin embargo, y en contraposición, nunca dejar de ser fiel a su amigo...
Y la chica, es honesta y ama incondicionalmente a Harry Lime.
A pesar de ser engañada por él, y al saber de sus fechorías, es incapaz de traicionarle, todo lo contrario, intentará ayudarlo...
Además, odiará al mejor amigo de Harry por delatarlo… o serán celos de amor…
La motivación principal de Holly Martins, que nos muestra el film, para tomar la decisión de delatar a su gran amigo, es comprobar los daños colaterales, principalmente a niños, que causa su amigo al ejercer su turbio negocio.
Sin embargo, creo que también influye en esa traición, el amor que siente por la novia de él:
Por una parte, no quiere que la utilice más, que le haga sufrir; y por otra parte, en el fondo desea el campo libre…
A pesar de ser 2 buenas personas, no hay amor correspondido, y el único flexo de unión, es precisamente una mala persona, de la que ambos sienten devoción; vamos, como si fuera un “dios”
No es casual la simbología cristica, de la resurrección, la ascensión, la ida la infierno, la mujer “infiel”, etc.
Y es que pocas veces, un personaje que aparece tan poco en pantalla ha marcado tanto una película como el de Harry Lime, repito, como si fuera omnipresente:
La primera hora de metraje, se centra en su presunta muerte y en los intentos de su amigo Holly Martins por esclarecer lo que realmente le ha pasado.
Es una investigación que avanza de forma fluida, introduciendo únicamente a personajes que realmente aportan algo al relato, y al mismo tiempo ayudan a definir al protagonista, y elevar el misticismo alrededor de Lime.
Teniendo eso en cuenta, resulta curioso que la principal motivación de Welles para aparecer en la película, fuera la jugosa oferta económica, y es que el personaje le gustaba, pero necesitaba dinero para poder completar el rodaje de “The Tragedy of Othello: The Moor of Venice” (1952), ya que uno de sus productores anunció que estaba en bancarrota poco después de que el rodaje hubiera comenzado.
No obstante, Welles se adueña de Lime, y ofrece una interpretación antológica, tanto en la memorable escena en la que hace acto de presencia, con esa luz que lo ilumina casualmente, mostrando su cínica sonrisa; la convierten en una de las mejores escenas de presentación de un personaje de la historia del cine; como en su forma de modular la actitud del personaje en los diálogos que comparte con Cotten en la mítica secuencia de La Noria.
Importante deliberación del personaje de Cotten, para colaborar o no con la captura del delincuente; pese a su antigua amistad con él y los hechos negativos e intencionadamente perversos pesan más que esa amistad.
¿Amistad o justicia?
En cambio, a La Valli no le importa que sea el peor hombre del mundo…
Tenemos que razonar en lo difícil que puede ser ir en contra de alguien cercano, que ha actuado de la manera más perversa posible, y para colmo, sin ningún ápice de arrepentimiento.
¿Amor o justicia?
Por su parte, Orson Welles trabajó una semana en esta película; y salió en pantalla unos 5 minutos solamente.
Se cuenta que Graham Greene basó el personaje de Harry Lime, en el doble agente británico, Kim Philby , quien era superior en El Servicio de Inteligencia Secreto Británico; al tiempo que el nombre del personaje de Harry Lime, puede derivarse del propio nombre de Graham Greene:
Henry = Harry Graham Greene, Verde = Cal.
Otros dicen que eligió el apellido porque “le recordaba la cal viva donde estaban enterrados los asesinos”
Y a pesar de que David O. Selznick produjo teóricamente, el resto de la tripulación lo odió, y a sus ideas; tanto que sugirió una vez a Graham Greene, que la película se llamara “Night Time in Vienna”
También se dijo que Orson Welles se negó a ser filmado en las alcantarillas de Viena, por el olor insoportable; y sus primeros planos fueron filmados en los estudios de cine de Londres; mientras que varios dobles de cuerpo fueron utilizados para tomas generales; incluido Guy Hamilton, el asistente de director, quien se vio obligado a usar un sombrero de gran tamaño y un abrigo acolchado para aproximarse al tamaño más grande de Welles.
Como dato, la escena que muestra los momentos menguantes de la vida de Harry Lime, en la que extiende sus dedos inútilmente hacia la libertad a través de una rejilla en la alcantarilla; fue sugerida al director por Orson Welles; pero las manos que realmente se usan en esa toma, pertenecen a el director Carol Reed .
Cuando Welles, finalmente llegó al set, llegó 2 semanas tarde; y se dice que las imágenes resultantes son aproximadamente el 85% de Viena, y el 15% de Londres.
Orson Welles dijo que cuando aceptó hacer de Harry Lime, se le ofreció un salario directo, o un porcentaje de las ganancias.
Welles eligió el salario, pero luego se arrepintió, porque la película se convirtió en un gran éxito, y el porcentaje valió mucho más que el salario.
Por otra parte, David O. Selznick insistió en que los cineastas usaran a Alida Valli como protagonista femenina.
En realidad, Carol Reed y Alexander Korda estaban felices con la elección.
Pero Selznick se mostró insatisfecho de que Reed hiciera que Valli usara ropa más sencilla, queriendo que se viera glamorosa y hermosa en todo momento.
Reed ganó en este aspecto, debido al apoyo de Korda.
La Valli interpreta a la guapísima Anna Schmidt, y de todos los personajes, parece la única sincera respecto a sus sentimientos, no solo frente a Harry, sino también con Holly.
Además de contar con una belleza que quita el respiro, responsable de unos primeros planos fantásticos, su actuación fue soberbia.
La italiana, con cada gesto, ninguno de ellos gratuito o exagerado, da una lección de expresión de sentimientos que realmente llegan a conmover.
Una verdadera lástima que en Hollywood no se le sacara mayor provecho; y sólo una vez se permite el lujo de la risa, y acto seguido se revela incapaz de hacerlo 2 veces; y la melancolía permite que Anna funcione a varios niveles:
Tanto con su conato de romance con Martins, donde la música apunta en esa dirección; como en su papel de abnegada defensora de Lime.
Además, su incontestable belleza aporta ese punto adicional de capacidad fascinadora, por algo Lime y Martins caen rendidos ante sus encantos, sin necesidad de incidir de forma reiterada en ello.
Otro dato es que Noël Coward fue la primera opción de David O. Selznick para interpretar a Harry Lime.
Y es comprensible que al hablar de The Third Man, se haga especial hincapié en la presencia de Orson Welles, pero lo que resulta imperdonable, es que muchas veces casi se pase por alto la presencia de Joseph Cotten, actor nunca suficientemente reconocido.
Él es el auténtico bastión de la función, ya que ejerce las labores de guía del espectador, ya que toda la información que nosotros conocemos, es la que él tiene…
De ahí que este filme también sea comparado con “Citizen Kane” (1941)
La tenacidad para descubrir lo que realmente le ha pasado a su amigo, consigue enganchar al espectador en la historia de suspense, y lo clava cuando ha de mostrar su ambivalencia a la hora de colaborar o no con la justicia para atrapar a Lime.
Cotten da vida a un perdedor condenado a estar siempre en un segundo plano con respecto a su amigo; y es un personaje complejo, el que permite más lecturas debido a las difíciles decisiones que tiene que tomar y asumir.
Al fin y al cabo, Lime es simple en su maldad, pero Holly presenta innumerables y contradictorios matices.
El desencantado plano final, dice mucho acerca de él...
También, David O. Selznick quería que Robert Mitchum protagonizara a Holly Martins, pero el arresto del actor por posesión de marihuana, lo hizo imposible.
Y el director Carol Reed, originalmente quería a James Stewart para el papel; pero David O., insistió en Cotten, que además tenía un contrato con la productora en ese momento.
Holly se presenta también como un autor provinciano y sencillo, que no conoce el mundo más lejos de su hogar; un personaje que está en un lugar que no le corresponde, y que contrasta con las aptitudes de los otros personajes:
Con la inteligencia y profesionalidad del Mayor Calloway, con la tesitura y encanto melodramático de Anna, y por encima de todo, con la fuerza atractiva de la imponente presencia de Harry, un Orson Welles que se apropia de cada plano en el que aparece con su sola presencia, con un solo gesto.
Harry, por el contrario, se muestra como la personificación de la imposibilidad de separar el bien del mal en una persona, es un superviviente de las circunstancias en las que vive, y que ha optado por un gélido código moral que Holly se niega a adquirir, como las lapidarias las frases en La Noria sobre los puntos negros y Los Borgia, El Renacimiento y “el reloj de cuco”
De hecho, la lucha entre las 2 personalidades se expresa de forma brillante en la desesperación final de Harry en las alcantarillas, cuando ve que no tiene salida, y la bella imagen cargada de sentido de Harry, extendiendo los dedos por encima de la rendija para acariciar el aire que nunca más volverá a respirar.
Sin olvidar a Trevor Howard, que está fantástico como El Mayor Calloway, que ofrece todos los elementos reconocibles del perfecto inglés:
Flema, pragmatismo, sequedad, calidez… y todo con las mínimas expresiones posibles.
Mucha verdad hay en su trabajo; y Paul Hörbiger, que no podía hablar una palabra de inglés, y tuvo que aprender sus líneas fonéticamente; al tiempo que el filme fue el debut de Robert Brown .
Como curiosidad, si bien la película cuenta con no menos de 2 futuras “M” en las películas de James Bond, Bernard Lee y Robert Brown; también incluye la breve aparición de Geoffrey Keen como un policía militar británico; que más tarde interpretaría al Ministro de Defensa en las películas de la época de Roger Moore.
El personal de producción, también contiene 2 futuros directores de Bond:
John Glen y Guy Hamilton.
Y se suponía que esta era la primera de una serie de colaboraciones entre los mega productores, David O. Selznick y Alexander Korda…
Sin embargo, a medida que la producción se hacía difícil, decidieron tomar una película a la vez.
Irónicamente, debido al éxito de The Third Man, y dado que ambos productores se peleaban por el crédito de la película, nunca volvieron a colaborar.
Por otra parte, Graham Greene empapa toda esta historia oscura con unos evidentes ramalazos de comedia negra, que se dejan caer a lo largo del metraje dando un toque especial; tanto que se refirió a  ella como “un thriller de comedia”; así tenemos al vendedor de globos intentando vender su mercancía a unos policías ocultos en las sombras, la fallida conferencia de Holly Martins sobre “alta literatura”, algunos personajes secundarios que rozan el esperpento, “el dulce” niño que denuncia a un inocente como presunto asesino…
Pero en la novela del mismo Greene, el narrador es otro:
Mayor Calloway, que le da al libro un énfasis ligeramente diferente al del guión; donde una pequeña parte de su narración, aparece en una forma modificada al comienzo de la película en la voz “en off” de Reed:
“Nunca conocí la vieja Viena”
Otras diferencias incluyen las nacionalidades de Martins y Lime; que son ingleses en el libro.
El nombre de pila de Martins, es Rollo en lugar de Holly.
El personaje de Popescu, es un estadounidense llamado Cooler.
Crabbin, fue un personaje único en la novela... y el borrador original del guión lo reemplazó con 2 personajes, interpretados por Basil Radford y Naunton Wayne, pero al final de la película, como en la novela, Crabbin sigue siendo un solo personaje.
También hay una diferencia de finalización:
La novela implica que Anna y Martins están a punto de comenzar una nueva vida juntos, en marcado contraste con el inconfundible desaire de Anna que cierra la película.
En el libro, Anna se aleja de la tumba de Lime, pero el texto continúa:
“Lo observé alejarse sobre sus piernas demasiado crecidas detrás de la chica.
Él la alcanzó, y caminaron lado a lado.
No creo que él le dijera una sola palabra:
Era como el final de una historia, excepto que antes de que se perdieran de vista, su mano estaba en su brazo, que es como suele comenzar una historia.
Era un mal tirador, y muy mal juez de carácter, pero tenía cierta habilidad con los “westerns”, un truco de la tensión; y con las chicas, no sabría qué”
Durante el rodaje de la película, la escena final fue objeto de una disputa entre Greene, que quería el final feliz de la novela, y Reed y David O. Selznick, quienes se negaron obstinadamente a terminar la película por lo que consideraron que era “artificial”
Así, David O. Selznick obtuvo su final “a lo Hollywood”
Carol Reed estuvo de acuerdo con Selznick, y se usó el final triste.
Sin embargo, Reed se sintió inseguro por la duración de la filmación de casi 2 minutos que filmó, donde Martins espera a Anna, y ella pasa a su lado sin reconocer su presencia.
Más tarde, Greene escribió:
“Una de las pocas disputas importantes entre Carol Reed y yo, se refería al final, y se demostró triunfalmente que tenía razón”
La contribución de David O. Selznick, según él mismo, fue principalmente haber proporcionado a sus actores, Cotten y Welles; y haber producido la versión de los Estados Unidos, menos a la co-escritura del guión con Reed y Greene.
Y es que a través de los años hubo especulaciones ocasionales de que Welles, en lugar de Reed, era el director “de facto” de The Third Man:
En el libro del estudio, Jonathan Rosenbaum, de 2007, titulado “Descubriendo a Orson Welles”, Rosenbaum lo llama “un error popular”, aunque Rosenbaum notó que la película “comenzó a hacerse eco del tema “wellesiano” de la amistad masculina traicionada, y ciertas ideas relacionadas de “Citizen Kane” (1941)
En el análisis final, Rosenbaum escribe:
“Welles no dirigió nada; los conceptos básicos de su estilo de grabación y edición, su música y su significado, están claramente ausentes.
Sin embargo, los viejos mitos son duros, y algunos los espectadores persisten en creer lo contrario”
Welles mismo alimentó esta teoría en una entrevista de 1958, en la que dijo que había tenido un papel importante en la creación de The Third Man, pero que era “un asunto delicado, porque él no era el productor”
Sin embargo, en una entrevista con Peter Bogdanovich en 1967, Welles dijo que su participación era mínima:
“Era la película de Carol”
Sin embargo, Welles contribuyó con algunos de los diálogos más conocidos de la película.
Bogdanovich, también declaró en la introducción al DVD:
“Sin embargo, creo que es importante tener en cuenta que el aspecto de The Third Man, y de hecho toda la película, sería impensable sin “Citizen Kane”, “The Stranger” y “The Lady of Shanghai”, todo lo que Orson realizó en los años 40; y todo lo anterior precedió a The Third Man.
Creo que Carol Reed fue definitivamente influenciado por Orson Welles, el director, de las películas que hizo”
También los rumores se han extendido desde hace mucho tiempo, de que Orson Welles escribió todo el diálogo de Harry Lime, e incluso que asumió la dirección de sus propias escenas.
Todos los involucrados, incluido el propio Welles, siempre han insistido en que la película fue dirigida únicamente por Carol Reed; pero Welles afirmó que escribió la mayor parte del diálogo de Lime…
El alcance de las contribuciones de Welles, fueron las quejas de Lime sobre sus problemas estomacales, que eran improvisaciones; y el famoso discurso del “reloj de cuco” al final de la escena de La Rueda de La Fortuna o Noria.
Como dato, en la escena en que un hombre patea un balón de fútbol que rebota donde se esconde un personaje, se usó a Les Bennett; quien era un futbolista en Tottenham Hotspur en ese momento, y sus habilidades se usaron para asegurarse de que la pelota golpeara su marca.
Y después de dar su charla al club de lectura, Holly Martins escapa de la policía a través de una habitación en el ático que contiene una cacatúa, conocida como “un loro” por Martins… pues hay una breve toma que incluye una pintura de un desnudo visto sobre el hombro de Martins.
El vello púbico del desnudo, se puede ver claramente, por lo que la aparición de este disparo en un lanzamiento importante del período, representa un lapso muy raro por los censores cinematográficos.
Aquella enorme Rueda de La Fortuna, que Martins y Lime montan en el Prater, se erigió en 1897; y Sigmund Freud afirmó haberla utilizado para provocar el mareo en los pacientes mientras experimentaba con la cocaína como tratamiento.
Otro de los puntos fuertes de The Third Man, es la historia de amor imposible entre Anna y Holly Martins.
Éste último sabe que nada puede hacer, pero siempre lo intenta,  por ello protagoniza una triste declaración de amor sumido en el alcohol, donde le confiesa a Anna que la ama.
Los 2 saben que nunca estarán juntos; y desde el principio no dan ninguna oportunidad a su historia, pues la sombra de Harry es alargada.
Y uno de los motivos por los que Holly se plantea traicionar al amigo, no es sólo lo que descubre de él, sino el poder salvar a Anna de su compleja situación.
Pero ella se deja llevar por una fidelidad absoluta hacia Harry, le comprende ciegamente, y está eternamente agradecida, porque iluminó sus momentos oscuros y le arregló los papeles…
Le quiere con su ambigüedad moral y su complejidad, y por eso sólo vive la “actitud” de Holly como “una sucia traición”
Él la ve por primera vez en el cementerio; y ella no repara en el rostro del fracasado escritor de novelas del Oeste…
Su historia termina en ese mismo cementerio, cuando ella le ignora en ese plano fijo maravilloso, donde pasa de largo con la cítara de fondo…
Y Holly no hace nada más que tirar su cigarrillo…
Su amor estaba ya muerto desde el principio…
Y esta escena se queda para siempre en la retina de cualquier espectador que la vea por primera vez.
Por último, la banda sonora es de Anton Karas, interpretada por él mismo en cítara, y que fue un éxito llegando a los primeros lugares en 1950.
El tema central suena con insistencia en casi todo el metraje, poniendo énfasis en los momentos de tensión o claves en el diálogo entre personajes; y queda en el recuerdo, sobre todo, en los créditos iniciales, donde las letras con los nombres de los actores y demás, aparecen impresas sobre un fondo con la imagen de las cuerdas de la cítara “en acción”
Se cuenta también que antes de que la producción llegara a Viena, Karas era un artista desconocido en los Heurigers locales... por lo que abundan las historias algo apócrifas sobre Carol Reed, quien descubrió al músico mientras recorría los bares y clubes nocturnos de Viena; y realmente lo escuchó tocar en una fiesta de producción, e insistió en que el austriaco de cítara viniera a la habitación del hotel de Reed, y grabara las canciones para usarlas en el contrato.
Más tarde en la producción, Reed se dio cuenta de que quería usar la música de Karas para toda la película, y lo llevó a Londres para grabar la partitura.
Es de esa manera que Karas se convirtió en un músico de gran venta, gracias a la película, tanto que abrió un club nocturno llamado “The Third Man” en Viena, que corrió hasta el final de sus días.
“I guess nobody knew Harry like he did, like I did”
The Third Man es un film que refleja la dificultad de los vieneses para superar una guerra que los dejó en la miseria… porque al final de La Guerra de Corea y la muerte de Joseph Stalin, desactivaron el enfrentamiento, y el país se desmilitarizó rápidamente, pero no completamente.
Después de que La Unión Soviética hubiera aliviado a Austria de la necesidad de pagar el costo de su ejército reducido de 40,000 hombres; los británicos y franceses siguieron su ejemplo, y redujeron sus fuerzas a una presencia simbólica.
Finalmente, los soviéticos reemplazaron a su gobernador militar con un Embajador Civil; y la antigua frontera entre el este y el oeste de Austria, se convirtió en una línea de demarcación.
Tras las gestiones de Leopold Figl y Julius Raab; y la posterior firma del Acuerdo de Moscú, Austria recobra su independencia, el 15 de mayo de 1955, y Viena vuelve a ser capital de La República de Austria con 3 condiciones:
Neutralidad, sin bases militares extranjeras, y garantías contra un nuevo “Anschluss”
A partir de entonces, y gracias a su compromiso de neutralidad, Austria se convirtió en sede de organismos internacionales como La OPEP, La ONUDI, IAEA, IIASA, entre otros; lo cual convierte a Viena, en la 3ª capital de La ONU, después de New York y Ginebra, por lo que se puede ver hoy en día una gran comunidad internacional, en particular en el distrito 4 de Viena, el “Wieden”, derivada de sus cuerpos diplomáticos.
Y desde 1995, Viena es parte de La Unión Europea y de los países de Schengen.
A partir de 2002, sacó de circulación el chelín austriaco, y entró en vigor el euro como la moneda de curso legal en toda Austria.
En definitiva, esta obra de Graham Greene y de Carol Reed, resulta toda una cavilación racionalmente maquiavélica acerca del mal, y el sujeto del mal, que el mismísimo Nicolás Maquiavelo refrendaría con la cita de su libro “El Príncipe”:
“Los hombres no saben ser, ni enteramente buenos ni enteramente malos”
Total, el peor cáncer que sufre la humanidad no es la maldad, sino la estupidez, un malo inteligente hace el mundo mejor, porque obliga a estar despierto.
Los malos son necesarios.... pues evitar todo asomo de mal, es cargarse el sistema inmunológico de La Humanidad.

“You know what the fellow said, in Italy, for thirty years under the Borgias, they had warfare, terror, murder and bloodshed, but they produced Michelangelo, Leonardo da Vinci and the Renaissance.
In Switzerland, they had brotherly love, they had five hundred years of democracy and peace, and what did that produce?
The cuckoo clock.
So long Holly”



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