Ben Is Back

“I did it because it Works”

Los opioides son medicamentos derivados del opio, muy efectivos para aliviar el dolor; por eso se convirtieron en las medicinas preferidas por los doctores durante los últimos 20 años para tratar a los pacientes, sin importar qué tan leves fueran sus dolencias.
Lo que no explicaron los grandes laboratorios, fue el efecto que estas sustancias producirían en los pacientes.
Las farmacéuticas les dijeron a los médicos, que estos opioides no eran adictivos, y esto llevó a un aumento de las tasas de prescripción.
Así, se reunieron los factores que generaron una emergencia de salud pública:
Los profesionales de la salud, recetaban las drogas con bastante frecuencia y sin demasiado control; y los pacientes, sin mayor información, abusaban de ellas con la complicidad de las farmacéuticas.
Hacia fines de la década de 1990, las compañías farmacéuticas tranquilizaron a la comunidad médica, y volvieron a asegurar que “los analgésicos opioides recetados, no crearían adicción en los pacientes”
Los profesionales médicos, entonces, comenzaron a recetarlos más…
Ello a su vez, llevó a una amplia desviación en el uso y el abuso de estos medicamentos, antes de que se hiciera evidente que, efectivamente, podían ser sumamente adictivos.
De esa manera, las sobredosis de opioides comenzaron a aumentar.
En el 2015, más de 33,000 estadounidenses murieron como resultado de una sobredosis de opioides, incluidos los opioides recetados, la heroína y el fentanilo de fabricación ilegal, que es un poderoso opioide sintético.
Por su parte, Los Carteles Mexicanos, básicamente han reemplazado la heroína por el fentanilo, que es más potente; por eso, 1 kilo es mucho más lucrativo que 1 de heroína.
¿Entonces por qué mueren tantas personas por sobredosis con fentanilo?
Porque es tan poderoso que solo 2 miligramos pueden matar a una persona.
Ese mismo año, aproximadamente 2 millones de personas en Estados Unidos sufrieron trastornos por consumo de sustancias relacionados con los analgésicos opioides recetados, y 591,000 experimentaron el trastorno por consumo de heroína, estas cifras no son mutuamente excluyentes.
Esto es, hasta ahora, lo que sabemos sobre la crisis de opioides:
Aproximadamente entre el 21% y el 29% de los pacientes a quienes se les recetan opioides para tratar el dolor crónico, los usan en forma inapropiada.
Entre el 8% y el 12% desarrollan un trastorno por consumo de opioides.
Se estima que entre el 4% y el 6% de quienes usan los opioides recetados en forma inapropiada, pasan a consumir heroína.
Alrededor del 80% de las personas que consumen heroína, abusaron antes de los opioides recetados.
El tema se ha convertido en una crisis de salud pública con consecuencias devastadoras, entre ellas, el aumento del mal uso de los opioides y las sobredosis asociadas, así como también la incidencia creciente del Síndrome de Abstinencia Neonatal, debido al consumo y mal uso de opioides durante el embarazo.
El aumento del consumo de drogas inyectables, también ha contribuido a la propagación de enfermedades infecciosas tales como El VIH y La Hepatitis C.
Y según se ha visto en el transcurso de la historia de la medicina, la ciencia puede ser un componente importante de la solución a esta crisis de la salud pública; porque la adicción a las drogas es siempre un motivo de extremada preocupación, tanto para la víctima como para sus familiares.
“Thank you for grant us the serenity to accept the things we cannot change, the courage to change the things we can, and the wisdom to know the difference.
Keep coming back.
It works if you work it.
Ben Is Back es un drama del año 2018, escrito y dirigido por Peter Hedges.
Protagonizado por Lucas Hedges, Julia Roberts, Kathryn Newton, Emily Cass McDonnell, Courtney B. Vance, Tim Guinee, Faith Logan, Melissa Van der Schyff, Teddy Cañez, entre otros.
La película se inspira en hechos reales, en la propia infancia del director, que vio como su madre se daba a la bebida, y su madrastra se convertía en su ancla emocional hasta que su madre pudo recuperar las riendas de su vida.
Este filme desgarrador y conmovedor, resulta en un drama materno-filial que muestra sin reparos, pero con tacto, la dimensión más desagradable de lo que supone tener un hijo drogadicto, aun cuando, como aquí ocurre, esté en fase de rehabilitación.
La soltura de la narración, el conocimiento del delicado tema que aborda, y 2 actuaciones sobresalientes, hacen soportable y recomendable esta película pese a su dureza; y a diferencia de muchos de los otros filmes que han recorrido este terreno dramático, Ben Is Back se concentra en cómo esa enfermedad deja cicatrices permanentes en los familiares inmediatos del adicto.
Gran parte del conflicto de este filme, es entonces, cómo la imposibilidad de sanar ciertas heridas, se convierte en uno de los obstáculos que contribuye al círculo vicioso de la adicción.
El rodaje tuvo lugar en New City, Sloatsburg, Garnerville, y Haverstraw, New York; y sigue a una madre desesperada por rescatar a su hijo de las drogas…
Ben Burns-Beeby (Lucas Hedges) regresa a casa en la víspera de navidad.
La madre de Ben, Holly Burns-Beeby (Julia Roberts), le da la bienvenida, pero rápidamente se da cuenta de que está sufriendo…
Durante unas 24 horas que pueden cambiar sus vidas, Holly hará todo lo posible para evitar que la familia se derrumbe; pues “el regreso de Ben” también afectará al resto de la familia:
A su hermana menor, Ivy (Kathryn Newton), sus hermanastros Liam (Jakari Fraser) y Lacey (Mia Fowler) y su padrastro Neal (Courtney B Vance) deben manejar sus expectativas y vigilarlo cuidadosamente, asegurándose de que no vuelva a caer en viejos hábitos mientras esté en Navidad.
De esa manera, el equilibrio familiar termina completamente roto, cuando la casa es asaltada en Nochebuena, y la mascota llamada Ponce es robada.
Ben y su madre salen en búsqueda de una persona a la que Ben hizo mal en su pasado, y que posiblemente tenga al perro; lo que a su vez le da a su madre una mirada frontal a la vida como drogadicto de su hijo.
Ben Is Back es una impresionante película de actores, cuyo relato tiene solo 24 horas para poner en la pantalla el amor, la esperanza, la redención y la realidad más horrorosa y cruda de la adicción a las drogas.
El film, de forma inteligente, ahorra en imágenes impactantes, sin embargo, a través de los diálogos y recuerdos que puntualmente van surgiendo acerca del terrible pasado del chico, alcanza a transmitir una crudeza que pone los pelos de punta; y además, ofrece la triste realidad de las víctimas colaterales de quienes a temprana edad se han convertido en yonquis de difícil reversión.
Tales circunstancias se plasman mediante secuencias que, huyendo de artificios y de lo intencionadamente escabroso, consigue sobrecoger por completo.
La película está cargada de momentos muy duros, pero el más duro es la escena en el cementerio, aparte de cierta escena con cierto profesor de instituto… y en un momento dado, la historia toma el cariz de una “road movie” urbana, cuya asfixiante intriga crece paulatinamente en sensaciones inquietantes, hasta abocarnos a un desenlace un tanto cortante pero contundente, y que deja al espectador clavado en la butaca.
El filme contiene tonos de “thriller” progresivamente pesadillesco, pero no aparta la atención de lo esencial:
Explorar el poder del afecto cuando todo parece perdido; por lo que el filme se narra como si fuera un mundo en otra galaxia, una bajada al averno, turbio, oscuro y sin esperanza, donde el flagelo es el único escape; siendo tan espantoso lo narrado, que horroriza identificarlo en el barrio más cercano.
Nuevamente, la trama está mil veces vista, y eso puede llamar al rechazo; pero si tienen la oportunidad de verla, podrán participar en ese viaje donde “Ben está de regreso”, y no porque volvió a casa, sino porque volvió a la vida, literalmente.
“This time will be different.
You'll see.
It will”
La Navidad puede ser emocionalmente complicada, sin importar quién sea usted o en qué familia haya crecido, pero puede ser especialmente difícil cuando es un adicto, y más aún, cuando tiene una comprensión tenue de su recuperación.
Se supone que este es un momento tan feliz, incluso el momento más maravilloso del año, pero las expectativas y los arrepentimientos pueden servir como factores desencadenantes, lo que aumenta la ansiedad de la temporada.
Ben Is Back tomo ese marco para desarrollar una historia escrita y dirigida por el padre de Lucas Hedges, Peter; siendo esta la 2ª película de este año, después de “Beautiful Boy” en lidiar con la adicción y los límites aparentemente ilimitados del amor de los padres.
Pero donde “Beautiful Boy” es un triste y hermoso tablero de humor, Ben Is Back tiene el arco claro, de un drama contado casi en tiempo real; y en el fondo puede ser un panfleto acerca del uso y abuso de drogas, donde cada secuencia es creada a propósito para llamar la atención de la audiencia acerca de este mal que tenemos silente en cada esquina.
Desde las conversaciones de Holly con su hijo, sus acciones y uno que otro chiste, resuenan el dolor de una sociedad que está desesperada.
No por coincidencia, el director elige a su hijo para contar esta historia, y de alguna manera, directamente nos señala con su ser amado, una caja que todos sabemos lo que contiene, pero que nadie quiere abrir.
A la hora de abordar un relato como este, lo habitual es intentar buscar un equilibrio entre la historia que se nos está contando, y la importancia de los personajes que la protagonizan.
Eso sí, hay ocasiones en las que una u otra tienen más importancia, y en el caso de Ben Is Back, se opta porque la relación entre la madre y el hijo funcionen como un gran eje, algo que va agudizándose a medida que van pasando los minutos.
Es una configuración intrigante, y la decisión del escritor y director, de restringir la acción de la película a un período de 24 horas, sin recuerdos retrospectivos, ayuda a aumentar la tensión, y le brinda un desafío difícil como narrador.
La historia inicia cuando, conduciendo a casa con sus hijos en la víspera de Navidad, Holly Burns se sorprende al ver a su hijo Ben, parado en el camino de entrada.
Ben ha estado en rehabilitación durante los últimos meses, y aún no debe ser dado de alta… y les dice que su patrocinador dijo que un viaje a casa sería bueno para él.
Aunque desconfiada, Holly está feliz de verlo, y dice que puede quedarse 24 horas con la condición de que sea vigilado.
Así, Holly se lo lleva a hacer unas compras navideñas, y le consigue ropa para la iglesia.
Mientras que en el centro comercial, Holly se encuentra con el ex médico de Ben, ahora un anciano plagado de demencia.
Cuando su cuidador se aleja, Holly le grita al ex médico, el haber enganchado a su hijo a los analgésicos opioides, después de un accidente de “snowboard” cuando él era más joven.
Ben también hace contacto visual con alguien que lo reconoce claramente, dejando a Ben preocupado…
Él le dice a Holly, que necesita ir a una reunión de inmediato… y en la reunión, Ben comparte la historia de su sobredosis, y cómo su madre y su perro lo salvaron.
Después de la reunión, es abordado por una joven adicta, él no la reconoce, pero ella le dice que él era su comerciante, y le pregunta si quiere drogarse con ella por última vez...
Una vez más haciendo compras, Holly encuentra drogas en el pantalón de Ben, y él afirma que la chica en la reunión se las dio.
Holly toma las drogas, se van a casa, y se preparan para la iglesia.
Una vez allí, ven a una mujer angustiada...
Holly se acerca a ella, y le da sus condolencias por la pérdida de su hija, Maggie.
Se explica que Maggie era la amiga o novia de Ben, y una persona con una adicción muy fuerte que murió por ello.
Después, la familia conduce a su casa desde la iglesia esa noche, para descubrir que alguien ha irrumpido en el hogar, y ha secuestrado al perro de la familia, Ponce.
Al darse cuenta de que tiene algo que ver con él, Ben sale corriendo para recuperar al perro.
Holly lo sigue en el auto, y terminan manejando tratando de encontrar al perro juntos.
Primero visitan a uno de los antiguos maestros de la escuela secundaria de Ben, a quien Holly se sorprende al saber que lo usaba para proporcionarle drogas a su hijo a cambio de favores sexuales.
Luego van al departamento dónde vivía el padre de Maggie…
Al verlo dormir y ningún perro a la vista, se retiran a su auto, pero él se despierta y rompe enojado la ventanilla del auto, gritando a Ben que se vaya…
Mientras come en un restaurante, Ben le dice a Holly que enganchó a Maggie con las drogas, y es responsable de su muerte; y le dice que le mintió diciéndole que las drogas eran lo mejor…
Holly explica en ese momento, que él creía que esto era verdad, así que no era una mentira.
El amigo de la infancia de Ben, Spencer, el chico visto en el centro comercial, aparece y, después de una confrontación física, confirma el temor de Ben:
Clayton, un traficante de drogas en el que solía trabajar, es el que se llevó al perro.
Ben intenta que su madre se vaya a casa, diciéndole que esto será peligroso, y que debe dejar que él se encargue.
También le dice que él es un mentiroso, y que no vale la pena, pero Holly se niega a dejarlo.
Ben es capaz de engañar a Holly en una tienda de conveniencia de la gasolinera, dejándola allí varada, mientras él va a encontrarse con Clayton; al tiempo que intenta volver a comprar a su perro, pero Clayton dice que Ben debe hacer un trabajo más para él:
Llevar un encargo de drogas oculto.
Mientras tanto, Holly acude a la madre de Maggie en busca de ayuda, y ella le da un botiquín para revivir a una persona que ha sufrido una sobredosis, y las llaves de su auto para encontrar a Ben.
Holly rastrea a Spencer, y le da las drogas que le confiscó a Ben antes, a cambio de que él le dijera dónde podría estar Ben.
Ben completa la misión, y recupera a su perro, pero Clayton también le da algunas drogas como agradecimiento.
Finalmente Ben conduce a un granero abandonado, y estaciona a un lado de la carretera; deja a Ponce en el auto con una nota pidiéndole a quien lo encuentre que llame a Holly.
Después de vagar por toda la noche, buscando sin éxito a Ben, Holly finalmente va a una estación de policía; y mientras le grita a alguien que encuentre y arreste a su hijo, recibe una llamada de un tipo que ha encontrado a Ponce, y sale para recuperarlo.
Sigue un camino cercano que conduce a un antiguo granero donde encuentra a Ben inconsciente, después de haber tomado las drogas de Clayton; por lo que Holly usa el kit que le dio la madre de Maggie, y le realiza RCP.
Parece sombrío por un tiempo, pero finalmente Ben se despierta, y Holly se siente aliviada.
Francamente, toda la película es el regalo más raro para su elenco, que brinda a cada personaje la oportunidad de interpretar no solo en el momento presente, sino también en la complicada historia que han establecido con Ben en el pasado, así como en cualquier oportunidad que vean en el futuro del joven con problemas.
La relación de Ben con su madre y su familia, ocupa un lugar central:
Vemos a Ben mientras lucha tratando de hacer las cosas bien, y manteniendo su adicción bajo control.
La película demuestra tan fácilmente el dolor y el trauma que causa la adicción en toda la familia; y muestra el miedo que esto causa, pero también los esfuerzos pequeños, como asegurarse de que las tentaciones están ocultas mientras él está allí.
La mayoría de las películas se centran directamente en el momento presente, siguiendo una historia a medida que se desarrolla, pero Ben Is Back es diferente, creando la sensación de que la vida de cada uno de sus personajes con mucha sombra, continúa incluso cuando él o ella no está en pantalla.
La prueba está ahí en el título, señalando la complicada historia que Ben dejó atrás cuando abandonó la ciudad, una historia que vuelve a la vida a su regreso.
En la misa de Navidad, por ejemplo, Ben ve a Beth (Rachel Bay Jones), la madre de una vieja novia, que debe haber tenido una sobredosis en algún lugar del camino.
Fue Ben quien la enganchó.
Y más tarde, cuando regresan a casa, la puerta se rompe, el árbol de Navidad se derriba, y Ponce, el perro de la familia desaparece, claramente la obra de alguien aún molesto por algo que Ben alguna vez hizo…
Pero lo que realmente importa, es lo que lleva a madre e hijo a salir a encontrar a su perro perdido, y lo qué sucede a partir de ahí.
Es ahí donde la intensidad de Ben Is Back va creciendo, apoyándose principalmente en 2 aspectos:
Por un lado, Ben va teniendo que lidiar con las múltiples tentaciones para no volver a caer en las drogas cuando todavía no está ni mucho menos curado.
En su caso, Lucas Hedges tiene que echar mano sobre todo de pequeños cambios en la expresión facial, para transmitirnos cómo va siendo cada vez más consciente de que la tentación empieza a vencerle.
En el espectro interpretativo contrario, está Holly, quien aquí, La Roberts tiene que ser convincente, exhibiendo todo tipo de reacciones emocionales, a veces incluso dentro de un mismo plano.
Habría sido muy sencillo caer en la sobreactuación o clavar ciertas situaciones, pero es capaz de encontrar la consistencia necesaria para que nos creamos a su personaje; y no solamente lo consigue, sino que borda la práctica totalidad de momentos en una actuación impecable.
Además, Hedges como Roberts funcionan de maravilla, tanto cuando están juntos como cuando sus caminos se separan, siendo mérito de Hedges, la soltura con la que maneja situaciones muy duras, sin pecar de más o de menos.
Y es cierto que eso lleva a que algunas situaciones que quizás podrían haber tenido más fuerza, pero se apuesta por un equilibrio, y ahí pocas pegas hay que ponerle.
La elección de La Nochebuena, fue también un escenario metafórico de gran fortaleza para Ben Is Back, pero debido a la atmósfera invernal, se cuenta que el equipo tuvo que enfrentar condiciones climáticas adversas:
El Productor Teddy Schwarzman recuerda haber tenido que lidiar con una tormenta de nieve ciclónica que paralizó todas las carreteras de New York y Yonkers, donde el equipo planeaba filmar una escena.
Julia Roberts, quien ha vivido en New York durante 18 años, dice que nunca experimentó un invierno en la costa este, equivalente al que alcanzó el set de Ben Is Back.
Además de la mayoría de las imágenes durante el día se filmaron antes de que el equipo se separara para las vacaciones, en enero de 2018, la producción cambió las escenas nocturnas, mientras que la historia se oscurece, tanto literal como figurativamente.
El director, Peter Hedges, comentó que sus actores mostraron una gran sensibilidad en la forma en que interpretaron la creciente tensión entre madre e hijo; y llamó al diseñador de escenarios, Ford Wheeler, para desarrollar decorados que van desde la casa de campo suburbana de la familia Burns, hasta el estudio de un concesionario ubicado en un almacén, para acentuar el contraste entre los antecedentes familiares saludables de Ben, y el ambiente mucho menos protegido, donde la mayor parte de la película tiene lugar en la tercera parte de la película.
Sin embargo, la historia no es original, no agrega nada al género de “filmes sobre drogadictos”, pero el mérito reside en cómo se narra, donde qué fue lo pasó, la causa, es dicho en unas cuantas líneas que lamentablemente no fueron explotadas… al tiempo que, muy elegante y sutilmente se nos dice lo que son capaces de hacer los drogodependientes por obtener el narcótico que en algún momento les quitará la vida.
Y aunque las herramientas que el director utiliza pueden ser calificadas de forzadas y algo apresuradas, incluso didácticas; el carisma y química de todos sus actores, funciona de maravilla y a su favor; donde lo terriblemente usual en este tipo de filmes, siempre ha sido ver el declive o le proceso del drogadicto, aquí eso no se ve, pero sí que se nota la esperanza arrolladora de una madre por salvar a su hijo, y en eso, el dúo Hedges/Roberts hace un gran trabajo con sus personajes, que explora la verdad de sentimientos demasiado cercanos, que llegan a tocar la fibra más sensible; siendo una de las mejores cualidades de la película, que no transforma la temática central en un pie forzado para poder exaltar a su actriz principal como estrella de cine.
Aun así, eso no quita que esta sea una de las mejores interpretaciones de la carrera de Julia Roberts.
Llevada de la mano de la dirección de Peter Hedges, la actriz le da rienda suelta al poder de su sonrisa, la furia sin límites de una madre que quiere proteger a su hijo, y la sutileza que tiene para comunicar la empatía de su personaje.
Dado que el enfoque del filme está en Holly; ambos actores tienen un carisma único e irrepetible, donde Roberts se adueña de la historia.
Ella retrata fantásticamente a una madre que anhela tener a su hijo en casa, pero también debe lidiar con el hecho de que es un adicto, y poco a poco, de la forma más desagradable, va descubriendo las horribles cosas que su hijo ha hecho desde que se convirtió en uno.
Sin olvidar la gran promesa que es Lucas Hedges, retorna triunfante en otro gran rol; y no solo cautiva en la extraordinaria relación que su personaje mantiene con su madre, sino que también proyecta la angustia vivida de un vulnerable muchacho, temeroso de ser vencido por la tentación de las sustancias dopantes.
Hedges, que ya ha sido reconocido con nominaciones por La Academia y La Prensa Extranjera de Hollywood, aunque no por esta película, lo cual es una pena; se ha vuelto un valor de la nueva juventud en Hollywood, tanto por su facilidad en los registros, como en lo histriónico de sus personajes, sin caer en sobreactuaciones ni impostados.
Por lo que el director, Peter Hedges, está genial en la creación de escenas creíbles de la vida familiar, incluso cuando presenta un artificio:
El antiguo “dealer” de Ben irrumpe en la casa de la familia, y toma algo muy valioso para ellos.
Ben y su madre, se disponen a arreglar las cosas, y como resultado, terminan en un viaje que termina donde ninguno de los 2 espera.
¿Un renacer?
A lo largo de la noche, vemos a Ben enfrentarse a algunos demonios terribles con su madre a su lado.
Muchas escenas emocionales, llegan al núcleo de la complicada relación entre Ben y ella; siendo allí, en esas escenas, donde Lucas Hedges sigue emergiendo como un gran talento en el panorama del cine de autor, siendo la rara excepción de un joven actor que no ha utilizado la plataforma de las superproducciones para darse a conocer; al contrario, sus proyectos son pequeños y muy personales.
Hedges, evoluciona de una manera natural, y vemos como su personaje va dejando ver sus verdaderas capas, que aunque tiene la buena intención, la atmósfera es demasiado oscura.
Como curiosidad, esta es la primera vez que el joven actor protagoniza una película dirigida por su padre; y se cuenta que cuando Peter Hedges estaba desarrollando la película, no tenía la intención de elegir a su hijo Lucas en el titular, y ya había creado una lista de otros actores que estaba considerando...
Fue Julia Roberts, quien después de ver a Lucas en “Manchester by The Sea” (2016), que insistió en que lo echaran como protagonista.
Por otro lado, Lucas Hedges y Kathryn Newton, coprotagonizaron “Lady Bird” y “Three Billboards Outside Ebbing, Missouri” (2017), marcando esta película como su 3ª colaboración.
Además, Lucas Hedges es uno de los 2 actores en 2018, que interpretaron a adictos a las drogas; el otro es Timothée Chalamet en “Beautiful Boy”
Por otro lado, Hedges y Chalamet aparecieron juntos en “Lady Bird”
También hay una bonita anécdota, que tuvo lugar antes de comenzar este rodaje, donde Lucas Hedges y Kathryn Newton pasaron las vacaciones de Acción de Gracias como invitados en la casa de Julia Roberts , donde Julia recibió a 22 invitados alrededor de la mesa; eso sirvió de mucho para lograr la credibilidad del ambiente familiar que vemos en pantalla.
Un desafío en una película como esta, tanto para sus creadores como para su público, es que existen pocas respuestas satisfactorias para cualquier pregunta sobre el problema de los opioides; por lo que es justo reconocer que existen otras limitaciones propias de un producto comercial, que se centra en crear acción e intriga, llevadas eso sí, muy correctamente, en torno a la desaparición del hijo en rehabilitación, y no tanto en ahondar en la dificultad de mantener el tipo en una familia que a veces lucha por recomponerse, y a veces simplemente quiere fingir que lo ha conseguido, tras sufrir daños irreversibles.
Porque una de las crueldades de la adicción, es la forma en que elimina la individualidad, haciendo que todas las historias de los adictos sean “iguales”
La forma de estar de Ben en el mundo, al pasar de la ira al pánico, de la promesa sincera al remordimiento abyecto, parece una actuación familiar.
Su enfermedad está actuando a través de él, como si estuviera poseído por un demonio que también es su doble; donde el conflicto no es solo suyo:
Su hermana quiere que se vaya.
Su padrastro se pregunta, cuántas oportunidades más merece Ben, señalando que un joven negro en sus circunstancias, no habría tenido tantas.
Los medio hermanos más pequeños de Ben, y el perro de la familia, por su parte, lo adoran sin reservas.
Todo lo cual deja a la madre de Ben, Holly, en una posición agonizante:
Ella quiere apoyar y proteger a su amado hijo mayor, que no es hijo de Neal, sin poner en peligro o alejar al resto de la familia, y a pesar de todo lo que ha sucedido, todavía tiene una fe inquebrantable en sus propios poderes maternales.
Y si alguien puede resolver los problemas de Ben, que puede devolverlo al dulce, inteligente y decente joven que solía ser, seguramente es su madre.
Las siguientes escenas sugieren un conocimiento íntimo de las familias que han sido quemadas por una oveja negra, y tratan esto de manera diferente:
La mamá luce radiante ante su llegada, habla como si las cosas fueran normales, pero en secreto esconde sus pastillas y joyas.
Ivy frunce el ceño con los recordatorios innecesarios de lo mal que han ido las visitas anteriores a casa de Ben; y cuando Neal llega a casa, tiene la posibilidad de decir:
“Estoy preocupado”
Hay demasiados factores desencadenantes en esta casa para un adicto que ha estado limpio solo 77 días.
Pero Ben, tratando de disipar las ansiedades, les asegura a todos que su patrocinador “aprobó el viaje”
Después de un poco de debate, Holly pone en acción las preocupaciones de Neal:
A Ben se le permitirá quedarse 1 solo día antes de volver a la rehabilitación, nunca dejará de verla, y ganó; ni siquiera se le permite quitarse las botas antes de que él pase una prueba de drogas que ella administra:
“Tú eres mío, todo mío” dice Holly, que es dicho en parte como una adoración maternal, y otra como un Sargento de Instrucción.
Después de un alivio cómico, la reunión se aclara… pero con Ben en casa, todo el trabajo de la casa en las vacaciones está lleno, desde sacar los adornos de los árboles de la infancia del ático, donde solía ocultar las drogas; hasta un viaje al centro comercial para los regalos de última hora, donde se encuentra con viejos conocidos.
Y donde un extraño encuentro, le permite a Holly, fuera de la audiencia de Ben, escupir veneno a la fuente de su adicción.
Holly exuda la dura y elegante confianza en sí misma que ha sido parte de la marca Julia Roberts; y parece una mujer acostumbrada a salirse con la suya, no porque sea complaciente o exagerada, sino porque espera que el mundo reconozca la autoridad moral de la maternidad.
Ella ha hecho sacrificios, ha trabajado duro, criado a buenos niños, y como resultado, ha ganado una cierta cantidad de deferencia.
Las personas e instituciones, médicos, policías y farmacéuticos, así como sus hijos, deben escuchar y acceder a sus deseos.
Por lo que Holly está ansiosa por hacer que la inesperada llegada de Ben parezca lo más normal posible, reírse demasiado con sus bromas y revolcarse en la cocina en una oleada de actividad.
Pero también se ha quemado las veces suficientes para saber que debe limpiar rápida y silenciosamente las pastillas de su botiquín, y recoger objetos de valor de su joyero.
Por su parte, Ben es un encantador y un hablador, estallará en una canción tonta para divertir a los más pequeños, y está claro que también está intentando arduamente hacer que su regreso sea feliz.
Pero también está preocupado por ir a ciertas habitaciones de la casa, como el ático, donde solía esconder sus drogas, por temor a los recuerdos que evocarán.
Al mismo tiempo, en un monólogo que Hedges entrega cuando Ben comparte en una reunión de Narcóticos Anónimos, es un poderoso ejemplo del rango de este joven actor, desde la arrogancia hasta la introspección y, en última instancia, el arrepentimiento.
Una medida de privilegio se basa en esta suposición, y Ben Is Back refiere en parte a la forma en que el flagelo actual de la adicción a los opiáceos y la heroína, ha contribuido a la desmoralización de la clase media estadounidense.
Mientras sigue a Ben a través de un día y una noche cada vez más desgarradora, Holly realiza un recorrido por un inframundo que existe en las sombras de su realidad soleada y estable.
El constante empuje y arrastre entre Hedges y Roberts, el balancín de la dinámica de poder, ya que cada uno trata de navegar en esta espinosa situación, es el elemento más convincente de la propuesta.
Todos los demonios siguen ahí, todos los recuerdos y las cosas que Ben no puede recordar.
Y eso es especialmente claro, cuando se encuentra con personas de su pasado:
“Ha sido un largo tiempo.
Pensé que estabas muerto”, dice un joven amigo de Ben en el centro comercial.
Pero Ben está nervioso, tembloroso, quizás todavía no esté listo para esto…
Mientras tanto, siempre que la mamá tiene el control, Holly intenta convencerse a sí misma, de que todo va a estar bien, incluso repitiendo consignas de Los 12 Pasos que dicen:
“Funciona si lo trabajas”
Una de las escenas clave, es aquella ocurrida en el centro comercial:
Para Ben, el centro comercial es una jungla de tentaciones atisbadas por el rabillo del ojo; y para Holly será el territorio en el que cumplir una ceremonia de justicia poética, aunque el enemigo ya no sea capaz de descifrar tanto rencor.
En una de las secuencias que da la medida del arriesgado tono de la película, esa madre protectora, se enfrenta al médico, enfermo de Alzheimer, que abrió la puerta a las adicciones de su hijo.
Y cuando un allanamiento en la casa despide a Ben y Holly en una misión de toda la noche para rescatar al perro secuestrado de la familia, ese pantano de intenciones, impulsos y engaños, dirigido hacia adentro y hacia afuera, se hace cargo de la película.
Incluso cuando comienza su búsqueda, la imagen muestra sutilmente lo que un campo minado puede ser una ciudad natal para alguien que se hizo adicto allí.
Las casas familiares que no significan nada para Holly, tienen volúmenes de trauma para Ben; y los ojos de La Roberts son los de alguien que pensó que había visto el fondo de la vida, y ahora se da cuenta de cuánto más pueden ir las cosas.
A medida que su hijo la lleva a lugares cada vez más sombríos, tratando de saber cuál de sus antiguos asociados tiene el perro, su ira protectora aumenta.
Seguramente, esta caza de ganso tiene un motivo ulterior…
Cuando él toma el auto, y la deja varada, ella sabe que ella tenía razón.
En un encuentro afectivo con una mujer que perdió a una hija en el capítulo más oscuro de la vida de Ben, Holly pide prestado un auto para continuar su búsqueda, tratando de encontrar a Ben, antes de que se vaya para siempre.
A medida que la oscuridad del invierno desciende, madre e hijo entran en un infierno de padres afligidos, depredadores sexuales, comerciantes despiadados y usuarios vacíos.
La escala y la profundidad del horror, están más allá de lo que ella había imaginado.
El demonio con el que su hijo ha estado luchando, resulta ser un monstruo cuyos tentáculos están en todas partes, y cuyos apetitos están más allá de la cuenta.
Eso desencadena un viaje por el pasado de Ben, pero solo de manera superficial, ya que Peter Hedges navega por las puntas de varios icebergs de la época de Ben como comerciante, y deja la mayoría de esos incidentes a la imaginación del público, por lo que Holly está ahora en camino; descubriendo cosas que nunca quiso saber sobre cuánto se hundió durante la peor de sus adicciones.
Ningún padre quiere imaginarse tales cosas, y es una bendición que la película los deje bastante oscuros, aunque plantea la pregunta de por qué, si está tan preocupada por Ben, no solo deja el problema del secuestro de perros para ser resuelto al día siguiente...
“No valgo la pena”, dice en un momento, tratando de convencerla de que le deje terminar esta búsqueda aparentemente peligrosa por su cuenta.
La verdad es que Ponce no vale la pena, y realmente deberían llamar a la policía...
O tal vez quedarse en la residencia de los Burns, hubiera hecho que Ben Is Back se sintiera como una obra de teatro…
Peter Hedges es el tipo de escritor cuyo diálogo ya tiene la calidad del teatro de New York, aunque menos que la del cineasta Kenneth Lonergan de “Manchester by The Sea”
Aun así, cuando se vuelve específico, como con un proveedor local llamado Clayton (Michael Esper) y uno de los viejos amigos de Ben, ahora un adicto que se llama a sí mismo “Spider” (David Zaldivar) donde el actor tiene un pequeño papel que sugiere mayores oportunidades; la película comienza a sentirse más convencional, como si esforzarse demasiado para hacer una declaración.
Es más efectivo cuando se confía en los actores para entregar el subtexto, en lugar de poner esas ideas directamente en palabras.
Por otra parte, Hedges entiende que en el cine, como en la vida, si las cosas van mal, es posible que la mayoría de los padres nunca se perdonen por las cosas que deberían haber dicho.
De ahí los tonos de “thriller” progresivamente pesadillesco que dominan el último tramo de la historia, que no apartan la atención de lo esencial:
Explorar el poder del afecto cuando todo parece perdido.
El final se registra como abrupto e incompleto, pero esto lo que hace es reafirmar la postura de Peter Hedges como director, resaltando por última vez, que para las víctimas de la adicción no hay un final feliz que borre toda la destrucción generada por esa enfermedad.
Es una nota de vaga esperanza, pero es un recordatorio de que El Día de Navidad es solo una oportunidad más para aprovecharla un día a la vez.
De hecho, alabo la manera abrupta de cómo terminó, así es como debe ser.
Obviamente el protagonista no se va a curar en 1 Día de Nochebuena, pero la persona que es al final de la película, no es ni de lejos la misma que al comienzo de la historia, y ese tipo de procesos son los que me interesa ver en una sala de cine.
“If you were black, you would be in jail right now”
Para 2016, cerca de 2,1 millones de personas eran adictas a los analgésicos opioides,  y 42.249 murieron por sobredosis en Estados Unidos, cobrando más vidas que los accidentes de tránsito o las armas de fuego en ese país.
Ese año, la cifra de fallecidos por esas sustancias batieron los records, y las autoridades encendieron las alarmas.
Cada día, más de 90 estadounidenses mueren por sobredosis de opioides.
El abuso y la adicción a los opioides, incluidos los analgésicos recetados, la heroína y los opioides sintéticos como el fentanilo, constituyen una crisis nacional grave, que afecta tanto la salud pública como el bienestar económico.
Los Centros para El Control y La Prevención de Enfermedades (CDC) estiman que en ese país, la carga económica total derivada del abuso de opioides recetados, solamente es de $78,500 millones por año; esto incluye los costos de atención médica, la pérdida de productividad, el tratamiento de la adicción y los costos de intervención de la justicia penal.
Los datos reflejan que el número de víctimas es más alto que el total de muertes provocadas cada año en momentos de pico por El VIH, los accidentes de tráfico o las armas de fuego.
El mayor número de decesos, cerca de 49.000, se ha debido al consumo de opiáceos, sobre todo del analgésico fentanilo, que ha matado a más de 29.000 personas.
Esta droga, 50 veces más fuerte que la heroína, y traída al país generalmente desde China, ha empezado a reemplazar a otras drogas como la cocaína, la heroína, las metanfetaminas o los medicamentos con efectos sedantes o ansiolíticos, conocidos como benzodiacepinas.
Y es que la crisis de opiáceos comenzó a principios de la década de 2010, a través del uso de fármacos con receta médica, como oxicodona y otros analgésicos.
Esto produjo que más de 2 millones de personas dependan de estas sustancias.
La situación llevó al Presidente Donald Trump, a declarar la crisis de opiáceos una “emergencia de salud pública” en octubre del año pasado.
Los estados recurrieron entonces a un programa de subsidios, valorado en mil millones de dólares para combatir el problema.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (HHS) ha desarrollado una estrategia definida para manejar la crisis, la cual tiene 5 prioridades básicas:
Mejorar el acceso a los servicios de tratamiento y recuperación, promover el uso de medicamentos para contrarrestar una sobredosis, profundizar nuestro conocimiento de la epidemia a través de una mejor vigilancia de la salud pública,
brindar apoyo para investigaciones avanzadas sobre el dolor y la adicción, y fomentar mejores prácticas para controlar el dolor.
El Instituto Nacional de Salud (NIH) que forman parte del HHS, son el organismo que encabeza la investigación médica, y asiste en la resolución de la crisis de opioides a través del descubrimiento de nuevas y mejores maneras de evitar el uso inapropiado de opioides, tratar los trastornos por consumo de opioides, y controlar el dolor.
Para alcanzar más rápidamente los objetivos, El NIH ha comenzado a explorar una asociación formal con compañías farmacéuticas y centros de investigación académica para desarrollar estrategias seguras, efectivas y no adictivas para controlar el dolor crónico; tecnologías y medicamentos nuevos e innovadores para el tratamiento de los trastornos por consumo de opioides; y el mejoramiento de la intervención para prevenir y revertir la sobredosis, a fin de salvar vidas y apoyar la recuperación
En una presentación plenaria en La Cumbre Nacional sobre La Heroína y El Abuso de Drogas Recetadas en abril del 2017, El Director del NIH, Francis Collins, describió la iniciativa de investigación sobre los opioides que está llevando a cabo El NIH, la cual está encabezada por El Instituto Nacional sobre El Abuso de Drogas de los Estados Unidos (NIDA)
En un informe especial del New England Journal of Medicine, de mayo del 2017, la directora del NIDA, Dra. Nora Volkow, y El Dr. Collins, explicaron cómo la ciencia puede aportar soluciones para la crisis de opioides, y describieron el enfoque concentrado en 3 frentes que ofrecen para la investigación conjunta.
Por eso, según El NIDA, entre el 8% y el 12% de las personas que les prescriben opioides, se vuelven adictos a estas sustancias; y alrededor del 80% de quienes consumen heroína, abusaron antes de los opioides recetados.
La Administración Trump, decidió declarar la emergencia pública, el 26 de octubre de 2017; y El Presidente prometió combatir esta epidemia, y destinar fondos para evitar el uso excesivo de estos medicamentos, pero los expertos temen que solo sea un efecto publicitario…
No olvidar que Estados Unidos, “La Tierra de La Excesiva Libertad”, tiene tanta que con el DNI y una receta médica puedes acceder a opiáceos y drogas legales muy fácilmente, por no decir lo fácil que es dar el salto de drogas legales a ilegales, porque EEUU está llena de barrios marginales, en las que la forma de ganarse la vida, es vender el alma al diablo, y dedicarse a actividades poco legales con tal de conseguir la sustancia a la que se es adicto.
La historia de lo destructiva y dañina que es la droga, será necesaria de ser vuelta a contar una y otra vez, hasta que se encuentre una solución...
¿Definitiva?

“I understand.
You had so many patients.
But when was 14, he had a small snowboarding injury.
And you prescribed painkillers.
And when I asked, you told me they weren't addictive and kept upping his dose, and he got hooked, and it fucked up his life.
So, you can pretend you don't remember, but I won't forget.
I hope you die a horrible death.
Merry Christmas”



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