Black Magic

“I've got the devil in me, or worse”

A mitad del siglo XIX, el hipnotismo y los poderes ocultos de la mente, ya poseían una gran capacidad de atractivo para el público, y el escritor francés Alexandre Dumas, pére; también quiso dejar la impronta de su sello.
A mitad del siglo XX, la capacidad de atracción de esos temas no había hecho más que aumentar, y la filmografía mundial está llena de ejemplos que lo corroboran…
Ya en el siglo XXI, parece que ese interés no decae.
La hipnosis es un estado mental, o un grupo de actitudes generadas a través de una disciplina llamada “hipnotismo”; que usualmente se compone de una serie de instrucciones y sugestiones preliminares; dichas sugestiones pueden ser generadas por un hipnotizador, o pueden ser auto-inducidas o por autosugestión.
Aunque ya existen precedentes históricos del uso de técnicas similares a la hipnosis empleada por los egipcios en los llamados Templos del Sueño, no sería hasta mediados del siglo XVIII, cuando se inicia el primer estudio sistemático de lo que suponía “un estado psico-fisiológico especial” que más tarde se conocería con el término de “hipnosis”
Franz Anton Mesmer, doctorado en Medicina y Filosofía a sus 35 años en Viena, escribió su tesis doctoral titulada “De planetarium Influxu”, influenciada por Las Teorías de Paracelso sobre la interrelación entre los cuerpos celestes y el ser humano; al tiempo que Mesmer formuló La Teoría del Magnetismo Animal, que nos venía a decir que, “todo ser vivo irradia un tipo de energía similar o parecido al magnetismo físico de otros cuerpos, y que puede transmitirse de unos seres a otros, llegando a tener una aplicación terapéutica”
El médico austriaco se instaló en París, y con el paso del tiempo, fue tan grande su influencia y tan extendida su fama, que se convirtió en el médico tanto de los pobres y desheredados, como de los ricos y poderosos, incluso del mismísimo Rey de Francia.
El asunto llegaría hasta La Academia de Medicina de Francia, que determinó que no existía ningún tipo de influencia o energía magnética en las curaciones mesméricas...
¿Qué entonces era lo que realmente producía la curación?
Serían los discípulos de Mesmer y posteriores investigadores, quienes determinarían que “las milagrosas curaciones en los trances hipnóticos”, llamados “sueños magnéticos” o “mesmerismo” hasta aquel entonces, se producían por una condición llamada sugestión.
La novela “Joseph Balsamo” (1846) de Alexandre Dumas, habla de ello… y de algo más; y es la primera de una serie de 5 novelas que tratan diversos hechos históricos:
Desde el Reinado de Louis XV hasta La Revolución Francesa.
La serie está compuesta por “Mémoires d'un Médecin”, “Le Collier de La Reine (1849), “Ange Pitou” (1853) y “La Comtesse de Charny” (1853), en los tomos 1 y 2; siendo el primer libro de esta serie, publicado entre 1846 y 1848, en un periodo en que Dumas se mostraba particularmente fecundo.
Sobre todo, esta novela está inspirada en la figura del Conde Alessandro di Cagliostro, un médico, alquimista, ocultista, Rosacruz y alto masón italiano, que recorrió Las Cortes Europeas del siglo XVIII; cuya identificación de él con Giuseppe Balsamo no es del todo segura, ya que se basa principalmente en el testimonio no fidedigno de Theveneau de Morande, espía francés y chantajista, y más tarde en su confesión a La Inquisición, obtenida a través de la tortura.
Por su parte, Cagliostro afirmaba haber nacido en una familia cristiana de noble cuna, pero ser abandonado al poco de nacer en La Isla de Malta.
También aseguraba que siendo niño viajó a Medina, La Meca y El Cairo, y al regresar a Malta, fue iniciado en La Soberana Orden Militar de Malta, donde estudió alquimia, la Kabala y magia.
Cagliostro fue bien conocido en Nápoles, y más tarde en Roma, donde conoció y desposó a Lorenza Seraphina Feliciani; y ambos viajaron juntos a Londres, donde fue iniciado en La Francmasonería, posiblemente por El Conde de Saint Germain; y adoptó como símbolo secreto El Ouroboros, la serpiente que se muerde la cola; y al cabo de poco tiempo, fundó El Rito Egipcio de La Francomasonería en La Haya.
Cagliostro viajó por Rusia, Alemania y Francia, extendiendo el campo de influencia del Rito Egipcio, y presentándose como “un curandero magnético de gran poder”; tanto que su fama creció de tal forma que fue incluso recomendado a Benjamin Franklin durante una estancia en París; pero Cagliostro también fue un extraordinario falsificador, siendo perseguido a causa del “Asunto del Collar, que involucró a Louis XVI de Francia y a Marie-Antoinette; siendo encarcelado en Francia, acusado de fraude.
Pero esto en La Bastilla durante 9 meses, y finalmente fue absuelto cuando no pudo demostrarse su conexión con el caso; sin embargo, se le pidió que abandonara Francia, y viajó a Inglaterra.
Una vez allá, Theveneau de Morande, acusó a Cagliostro de ser Giuseppe Balsamo, lo que refutó en su “Carta abierta al pueblo inglés”, obligando a Morande a disculparse y a retractarse de sus palabras.
Pero veamos de qué se trató “El Asunto del Collar”
Esta fue una estafa que tuvo por víctima, en 1785, al Cardenal de Rohan, Obispo de Estrasburgo, y en el que se vio implicada La Reina Marie-Antoinette.
Por aquél entonces, los joyeros de La Corte Charles Boehmer y Marc Bassenge, se ven en un gran aprieto económico:
Louis XV había encargado para su amante, Madame du Barry, un soberbio collar de diamantes que a estos 2 joyeros les llevaría varios años, y una gran cantidad de dinero al acumular un conjunto apropiado de diamantes, que fue descrito como “una hilera de 17 gloriosos diamantes, casi tan grandes como avellanas... un festón de 3 coronas, y colgantes en forma de pera simple, en forma de estrella múltiple, o amorfo agrupándose...” y una “Reina de Diamantes”
Los joyeros esperaban que fuera un producto que la nueva Reina de Francia, Marie-Antoinette, compraría, y de hecho, en 1778 el nuevo Rey, Louis XVI , se lo ofreció a su esposa como regalo, pero ella se negó.
La Reina inicialmente lo rechazó diciendo:
“Tenemos más necesidad de 74 barcos que de collares”
Algunos dijeron que Marie-Antoinette rechazó el collar, porque no quería usar ninguna joya que haya sido diseñada para otra mujer, especialmente si esa mujer era una cortesana, que a ella no le agradaba.
Sin embargo, la muerte de Louis XV frustró la operación, y los joyeros tuvieron que quedarse con el costosísimo collar…
Desesperados, lo habían ofrecido a La Corte de España, y, ante la negativa de Carlos III a pagar los 2 millones de libras, aproximadamente $14 millones en 2015 que pedían por él, de nuevo a Versalles, en donde el collar había despertado la admiración de Marie-Antoinette, ya en 1782, quien, por lo demás, tampoco se hallaba en condiciones de desembolsar 1,700.000 libras que habían pedido los joyeros; incapaces de venderlo pese a rebajar fabulosamente el precio, los joyeros estaban a punto de deshacer el collar, cuando su existencia llegó a oídos de La Condesa Jeanne de Valois de La Motte.
Usando su nombre, y la supuesta amistad con La Reina, La Condesa consigue que el 29 de diciembre de 1784, los 2 joyeros le muestren el collar…
Ensimismada ante tal magnificencia, La Condesa decide hacerse con el collar por medio del Cardenal; y le hace saber que La Reina, antes de la pública reconciliación, que necesita un último favor del Cardenal:
Desea comprar un lujoso collar, pero carece de efectivo para ello; y propone al Cardenal de Rohan que lo compre en su nombre, y que posteriormente ella le abonará el coste del collar conforme lleguen los plazos.
Esto es, plantear al Cardenal de Rohan, que actúe como su avalista y testaferro en la compra del collar.
El Cardenal, aunque contento por la muestra de confianza que cree que le hace La Reina, se muestra receloso:
Pese a ser fabulosamente rico, el precio del collar, rebajado hasta 1,700.000  libras, no deja de parecerle desorbitado.
No obstante, acaba por acceder:
Con la complicidad oportuna de Cagliostro, el místico masón amigo del Cardenal, La Condesa logra convencer al Prelado, de que un oráculo confirma la conveniencia del asunto.
El 29 de enero de 1785, El Cardenal, totalmente convencido, compra el collar por 1,700.000 libras pagaderas a 2 años en 4 plazos semestrales, y se lo entrega a la de La Motte, el 1 de febrero de 1785, quien, a su vez, se lo da en presencia del Cardenal, y en medio de un gran secreto, a un supuesto lacayo de La Reina, en realidad su cómplice, Armand Gabriel Rétaux de Villette.
Por haber favorecido esta negociación, el joyero le regalará a la estafadora varias joyas.
Con el collar en sus manos, Los Valois de La Motte se hallan en posesión de una fabulosa fortuna, mayor de la que hubieran soñado; pero deshacen el collar, y Rétaux de Villette, comienza a vender los diamantes del collar.
Pero su codicia los perjudica, pues pretenden vender diamantes por más del efectivo que ningún joyero de París pueda disponer; y se ven con ello forzados a venderlos a bajo precio, lo cual despierta recelos y las quejas entre los joyeros de París, que ven caer el precio de los diamantes, a consecuencia de las ventas hechas por los de La Motte; y deciden quejarse ante la policía, transmitiendo sus sospechas de que los diamantes que Rétaux está vendiendo, son robados.
La policía de París detiene a Rétaux, y lo interroga sobre la procedencia de los diamantes; al enterarse que son de la supuestamente poderosa Condesa de Valois de La Motte, lo dejan en libertad.
Ésta, no obstante, se da cuenta de lo arriesgado de la operación, y envía a su esposo con el resto del collar a Londres, donde los joyeros y banqueros londinenses no hacen preguntas sobre unos diamantes vendidos a bajo precio.
Con los ingresos de la venta de los diamantes, Los Valois se retiran a Bar-sur-Aube, donde habían adquirido previamente una residencia, y comienzan a vivir por todo lo alto, sin que su fastuoso estilo de vida levante sospechas sobre el misterioso origen de su fortuna, ni tan siquiera en el propio Cardenal de Rohan, que no entiende, por qué La Reina no luce nunca el collar que le ha comprado.
La Condesa justifica esto, con que La Reina no desea que su esposo Louis XVI sepa que lo tiene, hasta que esté completamente pagado, por si acaso El Rey, conocido por su prudencia económica, deseara devolver el carísimo collar.
El Cardenal se da por satisfecho, mientras que, en medio de una vida de exorbitante lujo, La Condesa se convence a sí misma de que, en caso de que el Cardenal de Rohan se dé cuenta de la estafa, preferirá mantenerse en silencio para evitar la pública humillación de reconocer que Los Valois de La Motte le han estafado, en total, cerca de 2 millones de libras.
Sin embargo, La Condesa no conoce los detalles del contrato de compra que había firmado El Cardenal de Rohan con los joyeros, en el que quedaba claro que la destinataria y última pagadora del collar, iba a ser La Reina de Francia.
Conforme se acerca el 1 de agosto de 1785, día de vencimiento del primer pago de 400.000 libras que había de hacer La Reina al Cardenal, y éste a su vez a los joyeros, La Condesa comienza a darse cuenta de que toda su estafa es tremendamente endeble, y aunque cuenta con que El Cardenal, una vez descubra que La Reina no le va a pagar el collar, y con ello la estafa, no aireará el asunto, y decide por si acaso, ganar tiempo, pidiendo a los joyeros, en nombre de La Reina, una rebaja del precio del collar de 200.000 libras, con la que espera desviar la atención.
Los joyeros, que apenas pueden sostener su penosa situación, deciden al fin, acceder a la rebaja.
Pero, en vez de comunicárselo a La Condesa, Charles Boehmer aprovecha que el 12 de julio ha de reunirse con La Reina para entregarle unas joyas para, igualmente, entregarle una carta en la que le comunican, en un lenguaje un tanto opaco y muy elogioso, que “aceptan humildemente su petición de rebaja”
Marie-Antoinette lee la carta, no entiende nada y la destruye, como es habitual en ella, la carta, creyendo que se trata de un oscuro agradecimiento escrito por parte de Boehmer; Boehmer, por su parte, cree cerrado al fin el negocio.
Conforme se acerca el día del primer pago, no obstante, La Condesa se va dando cuenta de que el joyero va a exigir el pago...
Desesperada, decide destaparles a los joyeros el fraude; y les envía una carta en la que reconoce que la garantía de pago que El Cardenal posee en nombre de La Reina, es falsa, pero que El Cardenal, siendo rico, puede pagarles él mismo el collar.
Sin embargo, los joyeros desconfían del Cardenal, que siempre anda endeudado, y desesperados como están, se presentan ante La Reina, creyendo que es ella la que posee el collar.
Boehmer se presenta en Versalles, el 13 de agosto, Marie-Antoinette lo recibe, y en menos de 1 minuto, descubre el joyero que La Reina ni tiene el collar, ni ha sabido nunca nada del asunto...
Al interrogar a Boehmer, descubre que el collar fue comprado por El Cardenal de Rohan en su nombre; y Marie-Antoinette, que, por influencia de su madre, La Emperatriz Maria Theresa, desprecia profundamente a de Rohan, se siente ultrajada por esa estratagema, en la que cree ver una venganza del propio Cardenal, a quien considera su enemigo; y no se muestra dispuesta a pasar por alto, cómo de Rohan ha usado, supuestamente, su nombre en su propio provecho, mezclándola en una estafa.
Así, La Reina Marie-Antoinette informa de manera casi inmediata a su marido Louis XVI, y el 14 de agosto le exige que actúe inmediatamente contra El Cardenal de Rohan, a quien acusa de haber usurpado su buen nombre.
Al día siguiente, el 15 de agosto, cuando El Cardenal, que es El Capellán del Rey, se prepara para celebrar con gran ceremonia, La Fiesta de La Asunción, El Rey lo llama a su despacho privado y, en presencia de Marie-Antoinette, se ve obligado a dar explicaciones acerca del expediente presentado contra él.
De Rohan se muestra confundido, pues todavía creía contar con el favor de La Reina; y poco a poco se va dando cuenta de la estafa de la que ha sido objeto, y confiesa al Rey la novelesca implicación de La Condesa de Valois de La Motte, de quien ni el Rey ni La Reina han oído nunca hablar.
La ira de Marie-Antoinette, que cree que El Cardenal la insulta aún más con esa historia, crece hasta el punto de que urge a su marido, a que detenga inmediatamente al Cardenal.
Louis XVI cede, y ante toda La Corte reunida para La Asunción, El Cardenal de Rohan es arrestado públicamente, y encarcelado en La Bastilla; y al hacerlo de manera pública, estalla un gran escándalo:
La Nobleza Francesa, desde siempre enemistada con La Reina, se siente atacada e insultada por tal maniobra; además, El Cardenal de Rohan es miembro de una de las primeras familias de Francia, y el trato que ha recibido, siendo detenido de manera pública como un vulgar ladrón, indigna profundamente a La Nobleza que, considerando a Louis XVI como una persona débil y bonachona, no duda en acusar a Marie-Antoinette de haber orquestado todo el asunto para humillar públicamente no sólo a de Rohan, sino a La Nobleza Francesa en su conjunto.
Inmediatamente, toda la vieja Nobleza se posiciona a favor de Rohan, y comienza a instigar una campaña de desprestigio contra La Reina.
Al tiempo, conforme se van conociendo los detalles de la estafa, una ola de indignación sacude al pueblo de Francia, al conocer que mientras ellos malviven con unos pocos sueldos, centésima parte de la libra; hay Nobles que gastan millones en estrafalarios collares de diamantes.
Poco después de la detención de Rohan, la propia Condesa de Valois de La Motte, claramente implicada en el asunto, es detenida; su marido, por su parte, ha huido a Londres con los últimos diamantes; y Rétaux de Villette está ya en Suiza.
Igualmente son detenidos:
Nicole Leguay, la prostituta que impersonó a La Reina; y el místico Cagliostro, sospechoso de encontrarse en términos con La Condesa.
La instrucción del caso, pretendidamente discreta, se hace en realidad de manera pública, y levanta un gran interés tanto dentro como fuera de Francia.
Por último, los soberanos le permiten escoger al Cardenal entre La Justicia del Rey o la del Parlamento de París, una suerte de Tribunal Supremo de Francia, que había sido reinstaurado por Louis XVI tras su abolición en El Reinado de Louis XV.
El Cardenal elige, hábilmente esta última, forzando un proceso público, dirigido por miembros de la propia Nobleza, que componían El Tribunal; y el 22 de mayo se abre el proceso en El Parlamento de París.
Desde un primer momento, queda claro que el proceso va más allá del asunto material del collar, al enfrentarse:
Por un lado, La Reina Marie-Antoinette, que tan torpemente ha forzado el asunto; y por otro, La Nobleza Francesa que tanto la odia.
Cualquier sentencia condenatoria hacia El Cardenal, queda excluida, al estar claro que ha sido víctima de una estafa.
Sin embargo, El Parlamento debe elegir entre una absolución con reprobación hacia la conducta del Cardenal, que ha usado el nombre de La Reina sin su consentimiento, lo cual afianzaría la posición de Marie-Antoinette; o una absolución completa, lo cual hundiría a Marie-Antoinette.
Las presiones sobre El Tribunal son inmensas, y tras una larga deliberación, El Parlamento absuelve, por 26 votos frente a 23, de manera completa al Cardenal de Rohan, a Nicole Leguay, la prostituta; y a Cagliostro, humillando públicamente a La Reina y a La Monarquía Francesa, cuyo prestigio interno se derrumba.
Igualmente, condena “in absentia” a:
Rétaux de Villette al destierro, al Conde de La Motte a galeras, a perpetuidad; y La Condesa es condenada a prisión perpetua en El Hospital de La Pitié-Salpêtrière.
Furiosa, Marie-Antoinette le pide al Rey, que El Cardenal de Rohan presente la dimisión como Capellán del Rey, y sea exiliado a La Maison de Dieu, una de las abadías usufructuarias del Cardenal.
El Rey acepta, y tras la sentencia, destierra al Cardenal, acto que el pueblo y La Nobleza ve como un atropello a la decisión del Parlamento, lo cual socava aún más si cabe, la imagen de La Monarquía Francesa.
El destierro, no obstante, sólo durará 3 años, ya que el 17 de marzo de 1788, El Rey lo autorizará a regresar a su Diócesis.
Por su parte, pocas semanas después de su condena, La Condesa de Valois de La Motte huye a Inglaterra:
Alguien, se desconoce quién, le abre la puerta de su celda, y la ayuda a salir de prisión.
Conforme la indignación general por los detalles del proceso, que ponen de manifiesto el despilfarro de La Corte crece en Francia, La Condesa, refugiada en Londres, se dedica a airear aún más el asunto; y publica unas memorias en las que muestra a Marie-Antoinette como a una sádica lesbiana, dada a todo tipo de infidelidades, orgías y derroches; y contribuye con ello a hundir la imagen pública de La Reina.
Tras estallar La Revolución Francesa en 1789, La Convención, que ve en ella a una suerte de “heroína trágica y víctima de la maldad de Marie-Antoinette”, la invita a regresar a Francia en 1791, con todos los honores.
Sin embargo, poco antes de regresar, La Condesa se arroja por la ventana de su casa de Londres, posiblemente tratando de huir de unos acreedores...
La relevancia pública del “Asunto del Collar”, que redundó en un gran escándalo político y social, contribuyó a hundir la imagen pública de La Reina Marie-Antoinette, que se ganó definitivamente la enemistad de la vieja Nobleza Francesa, y perdió el apoyo del pueblo de Francia.
Las consecuencias de esto, espolearon el descontento popular contra el gobierno de Louis XVI, muy influenciado por la camarilla de La Reina; además, el torpe manejo que La Monarquía Francesa hizo del asunto, llevó a que comenzara a ser abiertamente desprestigiada por la propia Nobleza, socavando de manera fundamental la imagen pública de La Monarquía en unos momentos de crisis económica y social; e igualmente puso de manifiesto ante el pueblo, la corrupción de La Corte y la precariedad de las finanzas públicas, hasta el punto de que “El Asunto del Collar” suele considerarse como un claro antecedente a La Revolución Francesa.
Por su parte, el carácter profundamente novelesco del asunto, calificado como “una de las farsas más descaradas de la historia”, ha servido como tema de numerosas obras literarias, entre ellas:
“Der Gross-Cophta” (1792), un poema de Goethe, o la novela “L’Affaire du Collier de La Reine” de Alejandro Dumas, tema más tarde tomado por Hollywood, para dar lugar a varias películas.
Así las cosas, la novela Joseph Balsamo, fue escrita en colaboración con Auguste Maquet, historiador de profesión, y coautor de Alexandre Dumas.
La novela está narrada en 3ª persona, con un narrador omnisciente, y apelando a la técnica de “los comunicantes”, en la que una compleja historia se narra desde distintas perspectivas alternadamente; es así como vemos que en los primeros capítulos, se sigue los sucesos que le ocurren a Joseph Balsamo, en otros los que le pasan a Gilbert, o a Lorenza Feliciani; e incluso un buen número de capítulos cubre diálogos y vicisitudes que tienen que ver con Louis XV, o su entorno inmediato.
Eventualmente, las historias se cruzan directa o indirectamente, e incluso muchos de los personajes llegan a interactuar.
La acción de la novela se encuentra al final del Reinado de Louis XV, desde 1770 hasta 1774; donde una misteriosa figura entra en un salón, donde una secta no menos misteriosa se reunía en el paisaje agreste y romántico de Mont Tonnerre.
El objetivo principal de esta sociedad secreta internacional, inspirada en La Ilustración, es la abolición de Las Monarquías.
La figura misteriosa, es llamada “El Gran Copto”
Este personaje no es otro que Joseph Balsamo, quien trabajará durante 20 años para derrocar a La Monarquía Francesa, a través de la manipulación de una serie de personajes de la novela, como:
La Condesa du Barry, El Duque de Richelieu, y El Cardenal Rohan, que lo involucrarán directamente en sus intrigas de La Corte.
Por otro lado está el drama del joven Gilbert, locamente enamorado de Andra de Taverney, quien ni siquiera se fija en él; pero Gilbert la sigue a donde quiera que vaya; y tras ser rechazado y despreciado, Gilbert decide vengarse.
Aprovechando un que Andrée es abandonada en estado de trance por los poderes magnéticos de Balsamo, la viola y con ello, la embaraza.
La novela exhibe con realismo absoluto, las motivaciones de los personajes; y por otro lado, se trata de la única novela de Dumas, en la que se toma lo sobrenatural como elemento importante,  la creencia de lo espiritual, la hipnosis, el magnetismo animal, etc.
Estos elementos se presentan como una herramienta efectiva para Balsamo, quien a través de su joven esposa, y de la hipnosis y la clarividencia, espía, chantajea y usa sutiles métodos de manipulación para la obtención de los objetivos de su logia.
De esa manera, Joseph Balsamo es la transfiguración heroica del histórico Cagliostro, que también se llama Conde de Fénix y Acharat; y se presenta como un hechicero que ha vivido durante 3 milenios, con identidades diferentes, derrocando monarquías, siendo hipnotizador y hechicero; y en la novela, se ocupa de colaborar con La Revolución Francesa.
Otros personajes son:
Althotas; es un alquimista, Maestro de Balsamo, obsesionado por en la búsqueda del elixir de la vida.
Lorenza Feliziani; es la esposa de Balsamo, contra de su voluntad; en estado de trance, ama a Balsamo; y en estado de lucidez, le detesta, y se rebela contra su confinamiento y busca huir.
Los Taverney son:
Andrée, es la joven de belleza altiva, ingenua, y se convierte en compañera de Marie-Antoinette, La Delfina.
Philippe; es su hermano mayor, idealista, y Capitán influenciado por La Ilustración.
El Barón de Taverney; es el arquetipo de una caricatura de la aristocracia reaccionaria, un hombre de edad que se arruinó solo, y que mastica su miseria; tanto que desesperado por conseguir pensiones a través de los favores de La Corte, odia a los filósofos, pues los considera responsables de la decadencia de la sociedad, por lo que desprecia a su hijo, un partidario de las ideas nuevas, que piensa que los hombres son hermanos; y se muestra a favor de la esclavitud, tanto que considera a los negros africanos como “una raza de monos”
Curiosamente, él era nieto de un esclavo, que el propio Dumas enfrentó este tipo de prejuicios…
Gilbert; es el hijo de ex servidores del Barón de Taverney, joven e inteligente, es un hombre de inquebrantable carácter; admirador y protegido de Rousseau, y luego ayudante de jardinero en el Trianon; que se hará médico en novelas posteriores…
Nicole; es una joven doncella sirviente de Andrée; y tiene un extraordinario parecido a La Delfina, Marie-Antoinette.
Entre los personajes históricos de la novela, están:
Louis XV, es retratado como un hombre flojo e impresionable, más preocupado por su tranquilidad doméstica, que por los intereses de Francia.
La Delfina, Marie-Antoinette, y El Delfín, futuro Louis XVI.
La Condesa du Barry, intrigante y ambiciosa, que Dumas agrega a un Vizconde como su hermano, Jean; y una hermanastra, Chon.
Ambos son personajes imaginarios.
La Condesa de Béarn, anciana, que cae en el interés de ser la madrina de Madame du Barry, para su presentación ante La Corte.
El Duque de Richelieu, en el viejo cortesano trenzado; El Cardinal de Rohan, cura noble y libertino; El Duque de Choiseul; El Teniente General de Policía, Sartine; Jean-Jacques Rousseau, misántropo de edad, egocéntrico y generoso, soñador lúcido, pero independiente de la pequeña Nobleza, se le ve paranoico.
Jean-Paul Marat, materialista y cirujano, que ya va agitando la política con su violento discurso; Emanuel Swedenborg, John Paul Jones, Johann Kaspar Lavater, los miembros de la sociedad secreta, bajo la égida del “Gran Copto”
De esa manera, se enreda una trama donde este extraordinario individuo, Cagliostro, ha fascinado a los compositores y escritores durante 2 siglos, y su personaje aparece en numerosas óperas, historias y películas; y en el cine ha sido interpretado por:
Fryderyk Jarossy en “Kaliostro” (1918), por Reinhold Schünzel en “The Count of Cagliostro” (1920), por Hans Stüwe en “Cagliostro” ( 1929), y por Orson Welles en “Black Magic” (1949)
“...It Will Hold You in its Spell!”
Black Magic es un drama del año 1949, dirigido por Gregory Ratoff & Orson Welles.
Protagonizado por Orson Welles, Nancy Guild, Akim Tamiroff, Frank Latimore, Valentina Cortese, Silvana Mangano, Raymond Burr, entre otros.
El guión es de Charles Bennett, con un diálogo adicional de Richard Schayer; basados en la novela “Mémoires d'un Médecin: Joseph Balsamo” (1846 – 1848) de Alexandre Dumas, pére; basada a su vez en Cagliostro, un enigmático personaje, mentalista, mago, estafador y falsificador, que recorrió Europa, seduciendo con su carisma y engaños a personajes influyentes, situándose incluso como dinamizador de La Revolución de Francia por el llamado “Asunto del Collar”, asunto tratado en la otra novela que se adapta, “Le Collier de La Reine” (1849)
Claro está que esta historia cinematográfica difiere bastante de ambas novelas.
La película fue originalmente conocida como “Cagliostro”, y está producida por Edward Small, que pasó por varios directores y estrellas al tratar de hacer que esta película despegara, comenzando en 1943.
Ese mismo año, fue Hedda Hopper quien sugirió que Orson Welles debería desempeñar el papel principal; lo cual firmó en septiembre de 1947, y dijo que Small “no es un maestro de la sugerencia, por cierto”, y dijo que se le acercó “muy hábilmente con el papel de Cagliostro.
Esperó hasta que yo hubiera vuelto a leer las novelas de Dumas, y me hubiera hipnotizado por el sinvergüenza que sentía.
Tenía que hacerme con él.
Luego Small anunció de manera casual:
“Gregory Ratoff lo va a dirigir”
Eso lo convenció.
Gregory es un gran amigo, y es más divertido trabajar con él que cualquiera que conozca”
Pero, como es usual, Welles, supuestamente dirigió varias escenas en la película, que se estrenó el 18 de agosto de 1949.
También se cuenta que el productor iba a rodar en México, pensando en los bajos costes, pero se encontró que no era tan barato, y decidió viajar a Italia para rodar en los Estudios Scalera de Roma; de hecho, en su equipo y figuración, apenas se hablaba el inglés, ya que se eligió un equipo formado primordialmente por rusos occidentales.
Ambientada en el siglo XVIII, la historia comienza con el novelista Alexander Dumas (Berry Kroeger), le cuenta a su escritor-hijo (Raymond Burr) de Joseph Balsamo (Annielo Mele/Orson Welles), un niño gitano en el sur de Francia, que estaba muy enojado porque sus padres fueron colgados injustamente, y él mismo fue torturado por orden del Vizconde de Montagne (Stephen Bekassy)
Años más tarde, como todo un charlatán de carnaval, atrae la atención del Dr. Franz Anton Mesmer (Charles Goldner), un pionero en el estudio del hipnotismo.
Balsamo rechaza la petición de Mesmer, de que use su poder para curar y, en cambio, decide usarlo para buscar riqueza y fama; y cambia su nombre a “Conde Cagliostro”, y logra la fama en toda Europa, al mezclar el hipnotismo con el misticismo y el espectáculo.
Luego él está llamado a curar a una joven llamada Lorenza (Nancy Guild), detenida por De Montagne, porque se parece a Marie-Antoinette (Nancy Guild), esposa del heredero al trono de Francia.
Por lo que Cagliostro decide unirse a De Montagne y Madame du Barry (Margot Graham), en un complot para tomar el poder desacreditando a la futura Reina.
Cagliostro logra vengarse de De Montagne, persuadiéndolo para que se ahorque; y hace que Lorenza se case con él, pero nunca puede hacer que ella lo ame.
Su amor es por Gilbert de Rezel (Frank Latimore), El Capitán de La Guardia de Marie-Antoinette; y en una escena dramática de La Corte, el poder del hipnotismo de Cagliostro es puesto en su contra por El Dr. Mesmer, y es visto como un loco.
Sus fieles amigos gitanos, Gitano (Akim Tamiroff) y Zoraida (Valentina Cortese), tratan de ayudarlo a escapar, pero de Rezel lo mata en un duelo en la azotea.
Básicamente, la película sigue el ascenso y la caída de Cagliostro, aumentando su participación tangencial en el famoso “Asunto del Collar” en 1785, donde fue arrestado en la investigación de ese asunto, ya que el verdadero culpable era lo suficientemente inteligente como para poner un camino de pistas que indicaban su participación.
Pero él fue liberado al final de la investigación, y desterrado de Francia.
De esa manera, esta película lo coloca en el centro de la trama, con la esperanza de utilizarlo para desacreditar a Los Borbones, y apoderarse del país; pero en realidad no se habría acercado a esa situación, sus propios socios aristocráticos lo habrían evitado.
Por su parte, Welles lo hace muy bien como un antihéroe intoxicado por el poder, por lo que la historia entremezcla pasiones amorosas, poderes paranormales e intrigas políticas en una trama enseñoreada por venganzas, despechos y ambiciones, tan humano todo ello, y que se sustenta fundamentalmente en un trabajo de ambientación portentoso, en decorados y vestuarios, en especial; y la poderosa presencia, profusamente explotada del protagonista, un Orson Welles en su apoteósico tono habitual; elementos ambos al servicio de una historia que no termina de encajar con la debida solvencia los elementos mágicos, que tanta y tan importante presencia cobran en su desarrollo; con los más estrictamente dramáticos; pero en el fondo, el largometraje es perturbador e interesante, pero entra en exceso de detalles que lastran su fluidez, e incurre en algunas ingenuidades que, especialmente en la fase judicial, resultan poco plausibles.
Sin embargo, es digno de revalorar como una de las obras olvidadas de Welles.
“This man, this fantastic man...
I tell you, he's under my skin.
They say he hypnotized half the world.
I swear to you, he's got me hypnotized too”
Black Magic es una coproducción estadounidense-italiana, a cargo de Edward Small, que se inventó llamarse así al crear un logotipo que muestra su nombre en tamaño gigante; y aparentemente fue dirigido por Gregory Ratoff, pero realmente dirigido por su estrella:
Orson Welles.
Se supo que la producción de Black Magic, tuvo sus problemas habituales en el desarrollo:
Universal consideró brevemente producir un film con esa temática a principios de la década de 1930, como un vehículo de Boris Karloff, con James Whale o Robert Florey como director… pero lo abandonó a favor de “The Mummy”, y el proyecto quedó en barbecho hasta que Edward Small lo revivió a fines de la década de 1940, contratando por primera vez a Douglas Sirk para dirigir, y George Sanders como estrella.
No obstante, un escándalo en París, también una ficción con al menos una base posible en la vida real, y su versión de Cagliostro, habría sido más extravagante y sofisticada que la de Welles, pero no tan divertida…
Por lo que esta fue una producción largamente ansiada por el productor, Edward Little, especialista en adaptaciones de Alexandre Dumas, principalmente por estar estas bajo el dominio público, y no tener que pagar derechos de autor; sin embargo, no hay crédito en pantalla para Welles, que ayudó a Gregory Ratoff a dirigir Black Magic; y quizás haya una razón para esto:
Welles pudo haber aceptado esto por razones fiscales, ya que tuvo grandes problemas en los EEUU después de 1946, cuando una producción de Broadway de “Around The World In 80 Days”, con música con Cole Porter, fracasó; o tal vez debido a la palabra de la industria, de que era un director de cine poco confiable que superó el presupuesto, pues su película más exitosa fue “The Stranger”, que también es una de sus estructuras menos “wellesianas” o de detalles especiales”; o bien, Welles pudo haber notado que Black Magic no era particularmente interesante o buena.
Por otro lado, un elemento curioso es que esta producción cuenta con la mayoría del elenco, interpretando 2 roles cada uno; esa es una innovación curiosa; al tiempo que ese mismo año, Alfred Hitchcock hizo su famosa escena estática de 9 minutos en “Rope”
Aunque no es una gran idea, fue innovadora, y la mayoría de la gente recuerda esa película para esa innovación en particular.
Por su parte, Ratoff, como director y productor, tenía 10 años de experiencia teatral como actor, antes de comenzar su carrera cinematográfica en 1932.
Inicialmente actor, posteriormente también se convirtió en director y productor para algunas de sus propias películas; y era un director competente, cuyas películas a menudo son entretenidas, aunque de ritmo lento, pero carecen de cualidades individuales o distintivas.
Por otra parte, su guionista Charles Bennett, un hombre de personalidad bastante peculiar, señalaba del mismo modo, que fue un guión desaprovechado al adueñarse Ratoff y Welles de la función, mientras su productor, Edward Small, no podía acercarse al rodaje, desarrollado en Roma, debido a su miedo a volar, por lo que los 2 nombres citados, modificaron el texto en base a sus apetencias.
Es curioso señalar, sin embargo, que pese a despacharse a gusto, Bennett concluía sus poco halagüeñas apreciaciones, reconociendo que se trata de “un buen film”
Incluso sospecho que Welles también tuvo una mano en el guión; no solo está todo estructurado como un “flashback”, con al menos una secuencia presentada como un “flashback” de Casey Robinson, que está dentro de otro “flashback”; sino que hay 2 puntos en los que Cagliostro, en el apogeo de su influencia con la gente común en París, se jacta que puede hacerles creer lo que quiera, y cualquier fan de Welles no puede evitar recordar su alarde similar en “Citizen Kane”, de que la gente pensaría:
“¡Qué les digo que piensen!”
La mejor manera de ver a Black Magic, es entonces “como una película de Orson Welles que no se había descubierto previamente”, y como tal, sufre de una cierta confusión en el guión, en particular algunos diálogos, pero en general tiene una energía “fustiana” que se obtiene de pocos, o de otros directores.
Si bien Welles, y su amigo Akim Tamiroff se desempeñan bien en sus jugosas partes, no tanto los otros artistas, aunque el papel del Dr. Anton Mesmer es de cierto interés; y como resultado, la película es bastante pesada; lo que sería una buena razón para no incluirlo en una lista de las películas de Welles que “dirigió”
Y es que sucede que, en el mundo del cine, muchas veces un rodaje azaroso o unas circunstancias de producción catastróficas o cuestionables, dan como resultado títulos llenos de imperfecciones, pero también revestidos de destacables cualidades, mientras que no pocas películas trazadas con tiralíneas han pasado con merecimiento al limbo del olvido.
Y dentro de ese primer capítulo, no dudo en citar esta extrañísima evocación de la novela de Alexandre Dumas, “Joseph Balsamo, Mémories d’un Médecin”, con un personaje que tendrá su breve y poco convincente prólogo en la función, desarrollado en París de mitad del siglo XIX; que inicia explicando a su hijo, encarnado por un joven Raymond Burr; la dificultad que le ofrece la traslación como obra literaria de la andadura de este maléfico y fascinante personaje.
A partir de este punto de partida, Black Magic se inserta en un largo “flashback” que abarcará la totalidad de su metraje, adentrándonos en la andadura de este “Joseph Balsamo”
Así aprendemos que él era un niño gitano francés, que sufrió muchas dificultades; fue torturado bajo el mando del Vizconde de Montagne, y sus padres recibieron la horca; pero fue rescatado por algunos gitanos liderados por Gitano, y jura vengarse de Montagne…
Algunos años más tarde, él aprende los secretos de la hipnosis del Dr. Mesmer, e ignorando el consejo del médico, de que use sus poderes para curarse, explota su nuevo talento al máximo, ganando riqueza, fama y prestigio; y después de cambiar su nombre a “Conde Cagliostro”, se hace famoso en toda Europa.
Pero las cosas comienzan a ir cuesta abajo, cuando ingresa a un complot para sustituir a una joven llamada, Lorenza por La Reina Marie-Antoinette, junto con los gitanos, Gitano y Zoraida.
La trama está organizada por de Montagne, en asociación con Madame du Barry; que planean que Lorenza se haga pasar por La Reina, y compre un collar frívolo.
Pero Zoraida se pone celosa de Lorenza, que ha caído bajo el poder de Cagliostro, olvidando a su verdadero amor, Gilbert.
Sin embargo, Gilbert se escapa con Lorenza, Cagliostro la recupera, y se casa con ella, hipnotizada.
Más tarde, El Rey Louis XV muere, y Marie-Antoinette se convierte en Reina.
Ella le ordena a Cagliostro, que abandone el país; pero éste consigue que Lorenza se haga pasar por La Reina, y pretenda estar enamorada de Montagne; por lo que éste compra el collar, y la reputación de La Reina acaba dañada.
Por otra parte, Zoraida lleva a Lorenza a Marie-Antoinette, y revela la trama de Cagliostro:
Lorenza acepta testificar contra Cagliostro, pero en El Juicio, Cagliostro la hipnotiza para decir que no sabe nada... e hipnotiza a Gilbert para que testifique contra La Reina.
Sin embargo, Mesmer luego usa el collar para hipnotizar a Cagliostro, para que confiese; éste despierta de su trance, y escapa con la hipnotizada Lorenza.
Finalmente, Gilbert los persigue, y mata a Cagliostro en una pelea de espadas.
Black Magic es una gran película, no al nivel de “Citizen Kane” o “The Magnificent Ambersons”, pero al menos es tan buena como muchas otras producciones posteriores de Welles, que se basa en su actuación y en la teatralidad abierta y sin vergüenza de todo el concepto.
Y con todo el alboroto por la películas “perdidas” de Welles como “Don Quijote” y “The Other Side Of The Wind”, es algo sorprendente que los miembros del culto de Welles, hayan ignorado prácticamente Black Magic, porque su contribución como director no fue acreditada formalmente, aunque es una película que muestra los puntos fuertes de Welles como intérprete, incluso puede hacer trucos de magia en la pantalla, un pasatiempo favorito de su fuera de la pantalla también; siendo un director que utiliza todos esos hermosos edificios italianos antiguos, aunque está ambientado en Francia; pues en realidad se rodó en Italia, y la mayoría de los miembros del reparto eran italianos, incluyendo a Silvana Mangano en una pequeña parte sin acreditar; del mismo modo que lo haría Welles en su último “Othello”, y creando una apariencia rica e inolvidable de un mini presupuesto a través de la fuerza de voluntad.
Ciertamente, es difícil pensar en alguien que no sea Orson Welles, pudiera haber hecho esta película, y no solo porque él es el protagonista y hace que el papel principal sea tan suyo, es inconcebible que Boris Karloff o George Sanders lo hayan interpretado.
Técnicamente, Black Magic es una extravagante combinación de diversos tipos de producción:
Es en primer lugar, una apuesta de época que aparenta suntuosidad dentro de un marco de serie B; por otro lado combina relato romántico, crónica histórica, un cierto alcance bizarro, determinado componente “fantastique” y obvio es señalarlo, un servilismo a la figura y el personaje de Welles, que no cabe duda logró incorporar en la película no pocas secuencias que aportan la marca de su estilo:
Planos generales con iluminación dramática, otros inclinados, angulaciones de diversa índole...
No es, por otra parte, nada nuevo bajo El Sol en aquellos tiempos, en el que las formas visuales más epidérmicas del cine de Welles, causaban una fascinación poco disimulada por algunos de los realizadores que lo asumieron como actor.
En esta ocasión, la incorporación de la voz “en off” de Dumas adquiere una notable pertinencia, logrando con ello solventar sin duda ciertas debilidades que en su ausencia hubieran tenido más incidencia.
Por otro lado, Black Magic destaca por un ritmo endiablado, adquiriendo sus secuencias una sensación casi hipnótica, muy a tono con la personalidad de su protagonista.
Su casi diabólico plan, está trazado con tanta convicción en la pantalla, que al espectador no le importa si ese recorrido en algunos momentos puede rozar el límite de lo verosímil; por ejemplo, la facilidad con la que es aceptado como Conde de Cagliostro, su casi increíble pertinencia para adentrarse en los recintos reales como si fuera uno de los miembros de mayor confianza de La Corte.
En cualquier caso, lo cierto es que Ratoff, que además de ser un notable actor de carácter, firmó algunos films románticos nada desdeñables, con la ayuda de Welles o sin ella, logra apostar por una combinación de elementos en los que no faltará una secuencia de un mortuorio alcance romántico:
El entierro de la artificialmente muerta Lorenza, envuelta en un simple sudario; no dejaremos de asistir a secuencias desarrolladas en fiestas palaciegas, quizás las menos interesantes del conjunto; juicios que prefiguran el hartazgo de la población francesa que desembocaría en La Revolución, monarcas de muy cortos vueltos, situaciones heredadas del folletín, como la manera con la que Balsamo logra que Montagne caiga en desgracia, sea encarcelado, y se suicide por la fuerza hipnótica de este; otras más escoradas al “fantastique”, como la frecuente inserción de planos que destacan los ojos de Balsamo/Cagliostro, recordando aquella elección formal tan habitual en determinadas películas del nunca suficientemente recordado Victor Halperin; y una conclusión filmada con brío, y con no poca retórica en los tejados de Palacio, en la que la huella de Welles actor/director es notable; quien por cierto, ya tenía como acompañante de reparto al entrañable Akim Tamiroff.
Y dejemos constancia en un sentido opuesto, de la blandura que define la relación amorosa desarrollada, cuando Cagliostro se lo permitía, entre Lorenza y el joven Jefe de La Guardia Real, Gilbert de Rezel.
Por otro lado, Black Magic es un film que tiene un principio sugerente, que hace mantenerte enganchado, parece que estaremos ante una atractiva aventura de época, con peleas de paladines, con maldiciones gitanas, con venganzas, sin humor, se toma en serio a sí misma, pero lo paga caro, y a medida que avanza, lo insípido se apodera del relato, apenas se ve la maestría de Orson Welles, aunque irónicamente no hay grandes secuencias, ni planos secuencia sugestivos, ni tomas magistrales; a esto se añade una historia bastante plana, sin garra, que discurre de modo torpón, con personajes escasamente delineados, con los que no se empatiza y te da igual lo que les pase, con momentos que rozan el ridículo.
Por lo que se cobra que en conjunto sea una obra que no a la altura de uno de los más grandes creadores del Séptimo Arte, a una cinta que ha pasado a la historia por ser la responsable de que Welles dejara el montaje de su film “Macbeth”, y por ser la primera colaboración con uno de sus actores fetiche desde entonces.
Pero como personaje, Cagliostro pide una actuación de bravura, y Welles lo proporciona, usa su voz y se ve eficazmente en una actuación extravagante.
Y es que esta película se realizó durante el período de mayor actividad de Welles en la película, de 1946 a 1952; y apareció en 3 películas en 1949:
Black Magic, “The Third Man” y “Prince of Foxes”; y en “The Black Rose” en 1950.
Donde sus personajes en estas películas, son personalidades muy grandes, muy adecuadas para la actuación de Welles.
De los otros actores que aparecen en Black Magic, tienen partes menos llamativas, pero son adecuados en apoyo.
Como dato, Orson Welles mencionó en alguna ocasión, que esta fue la película con la que mejor se lo ha pasado rodándola en toda su carrera; y es reseñable su buena puesta en escena, con una notable dirección de arte de Jean d’Eubonne, recreando en sus hermosos escenarios de Palacios y decorados de la época, a lo que se añade un estupendo diseño de vestuario de Georges Annekov y Vittorio Nino Novarese.
Aunque la fotografía de Anchise Brizzi y Ubaldo Arata, queda algo despersonalizada, quizás por ser 2 los responsables, una labor que no deja marca.
En el fondo también, nos queda una historia en la que se habla de modo superficial del racismo, de los prejuicios sociales, de la intolerancia, de la venganza, de la magia, de la hipnosis, pero lo dicho, sin hondura alguna.
Como momento recordable, está la escena en La Corte del Rey Louis XV, cuando llevan a Cagliostro, y allí, El Dr. Mesmer pretende mofarse del afamado mentalista, y para ello, lleva ante El Rey a un puñado de aparentes tullidos para pedirle a Cagliostro los sane.
Estos ante las primeras palabras de Cagliostro, se levantan y se ponen a bailar, todo ha sido un teatrillo urdido por El Dr. Mesmer para reírse de Cagliostro.
Entonces, éste enfurecido, despliega su represalia cogiendo a unos de los “tullidos sanados”, y haciéndolo con el poder de su mente, caiga al suelo sin poder andar…
Como dato, la brújula masónica que Cagliostro lucía en su sombrero y otros símbolos “fraternos secretos”, en su abrigo cuando se presentaba en La Corte, son elocuentes de La Era anti Monarca, aunque codiciaba el poder para sí mismo, y fácilmente podría haber sido miembro de una de esas sociedades secretas...
Como errores, tenemos en el intento de escape climático de Balsamo, Gitano le pasa una pistola, que se ve muy claramente como un pequeño candil típico del período.
Balsamo dispara al menos 4 disparos sin tener tiempo para recargar...
Las pistolas de repetición, no se inventaron hasta el siglo XIX, y no se parecían en nada al arma utilizada por Balsamo.
Como dato, este personaje ha sido tratado y deformado en la ficción, en una serie de novelas de Chelsea Quinn Yarbro que lo convirtió en vampiro, ha sido mencionado por Goethe, Tolstoi o Umberto Eco, llegando a aparecer en cómics como villano.
Mientras que la última parte de la trama gira en torno al “Asunto del Collar”, la historia real es diferente.
En definitiva, Black Magic es toda una rareza, y una muestra más de que el reconocimiento de un producto imperfecto, en este caso lleva aparejado una propuesta insólita y atractiva, en la que las propias facultades de su ambicioso protagonista, el hipnotismo, definen de la mejor manera posible la impresión que esta película puede producir en el espectador.
“And to be sure that the people of France learn that Marie Antoinette is spending one million francs of their money”
Como resultado del “Asunto del Collar”, El Conde Cagliostro, aunque absuelto, fue exiliado de Francia por orden del Rey; y visitó Roma, donde conoció a 2 personas que resultaron ser espías de La Inquisición.
Algunos dicen que fue su propia esposa quien inicialmente lo había denunciado ante ellos; y fue arrestado el 27 de diciembre de 1789, y encerrado en el Castel Sant'Angelo.
Pronto fue sentenciado a muerte por el cargo de ser Masón; pero El Papa cambió la sentencia por la de prisión perpetua en ese mismo castillo.
Después de un intento de escape, fue relocalizado, esta vez en El Fuerte de San Leo, donde murió al poco tiempo.
Su reputación se mantuvo durante muchas décadas después de su muerte, pero continuó deteriorándose, ya que llegó a ser considerado como un charlatán e impostor.
Si bien no estaban directamente implicados, y podrían haber tratado a los estafadores sin publicidad, El Rey y La Reina insistieron en un juicio público para defender su honor ante “El Asunto del Collar”, sin embargo, El Juicio realmente tuvo el efecto contrario, y destruyó la reputación de La Reina, porque el público la veía como la parte culpable.

“Cagliostro's great ambition was achieved:
His presentation to the most glittering court in Europe”



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