The Cat and The Canary

“Spooks!
Thrills!
Shrieks!
Laughs!”

Reza el dicho familiar:
¡Cría cuervos y te sacarán los ojos!
El expresionismo cinematográfico alemán, surgió como consecuencia de la coincidencia, a finales de la década de 1910, de un movimiento cultural concreto, el expresionismo pictórico y las vanguardias europeas, con una situación sociopolítica muy determinada:
La República de Weimar.
Así, el expresionismo pictórico surgió a principios del siglo XX, como respuesta a las anquilosadas teorías impresionistas, por un grupo de jóvenes artistas del centro y el norte de Europa como:
Edvard Munch, Alfred Kubin, Oscar Kokoscha, Egon Schiele, Max Beckmann o Emil Nolde, entre otros; que rechazaron representar la realidad de manera objetiva, para defender un nuevo arte basado en el reflejo de los impulsos del ser humano, en el subjetivismo y en la visión amarga y desesperanzada del mundo.
La realidad ya no se mostraba tal y como los sentidos la percibían, sino de la manera cómo la sentía el artista; y de esa manera, las líneas se torcieron, las figuras se deformaron, los colores se volvieron sombríos, la perspectiva se rompió, y el tratamiento figurativo saltó por los aires; era un nuevo arte en consonancia con las primerizas corrientes de vanguardia y el pensamiento existencialista que se extendían por los círculos culturales de toda Europa.
Esta nueva sensibilidad, se impuso de manera definitiva en el mundo del cine tras el final de La Primera Guerra Mundial, acontecimiento que asoló Europa, y en particular sumió a Alemania en una de las peores crisis económicas de su historia:
El hambre, la miseria y el recelo ante el resto de potencias extranjeras, que asoló a las clases bajas del país, y facilitó la aparición de un cine sobre la angustia, el horror y la locura, que se nutrió del ambiente de desesperación y amargura que reinó durante La República de Weimar, aquel régimen que dirigió el país desde 1919 hasta el advenimiento del Nacionalsocialismo en 1933.
Fruto de esta coyuntura cultural y sociopolítica, surgió el cine expresionista; con sus formas siniestras, estilizadas y formalmente innovadoras.
Fue un cine que destacó por su extraordinaria labor escenográfica, su innovador uso de la luz y la oscuridad, que pasó de ser un elemento más a convertirse en protagonista; sus constantes juegos con el punto de vista de la narración, y su temática, en la que la fantasía y la realidad, que se dieron de la mano para crear lúgubres historias sobre la locura, la escisión de la personalidad, el erotismo exacerbado, la fascinación por los crímenes y los monstruos que habitan dentro de todos nosotros.
La magnitud de obras como “Das Cabinet des Dr. Caligari” (1920) de Robert Weine, “Der Golem, wie er in die Welt Kam” (1920) de Paul Wegener y Carl Bosse, “Nosferatu, eine Symphonie des Grauens” (1921), de F.W. Murnau, “Orlacs Hände” (1925) de Robert Wiene, o “Metropolis” (1926) de Fritz Lang; dan fe de la definitiva contribución del expresionismo al lenguaje cinematográfico moderno.
Por su parte, en EEUU, el cine de terror de Universal Studios, auspiciado por el ya nombrado Carl Laemmle Jr., también se nutrió de elementos culturales, la mayoría de ellos heredados del expresionismo alemán; y de otros técnicos, como la irrupción del cine sonoro.
Además, estuvo enormemente condicionado por 2 acontecimientos históricos definitivos:
El auge del fascismo en Europa, que provocó la llegada masiva de actores, directores, guionistas y técnicos alemanes y austríacos a Hollywood; y El Crack del 29, que al igual que el final de La Primera Guerra Mundial en Alemania, dio paso a una profunda crisis económica.
Aunque las teorías sociológicas aplicadas al cine resultan un tanto envejecidas hoy en día, no es menos cierto que el cine de terror siempre ha evolucionado según los problemas y fobias características de los distintos momentos históricos, ya sean éstos:
La amenaza comunista, la paranoia alienígena, el peligro nuclear, los fascismos o El SIDA.
Pero la década de 1930, La Era de La Depresión estadounidense, fue proclive al cine de terror, a la fantasía y al exotismo; donde la evasión era la única receta válida para mitigar los estragos de la miserable vida cotidiana, y eso es lo que ofrecía el cine de Universal.
La llegada de los técnicos y artistas del cine alemán a Hollywood, entre ellos Paul Leni, facilitó la rápida incorporación de los hallazgos estilísticos del expresionismo en el cine estadounidense; donde la portentosa técnica de iluminación, maquillaje, movimientos de cámara, encuadres y escenografía procedentes del cine alemán, constituyó el esqueleto principal de las películas de Universal, que conformaron un brillante catálogo de obras protagonizadas por todo tipo de monstruos:
Vampiros, hombres lobo, seres artificiales, fantasmas, momias, o el hombre mismo… que generaron miles de secuelas, y sentaron las bases del género de terror tal y como lo conocemos en la actualidad.
Por su parte, “The Cat and The Canary” es producto del expresionismo alemán de principios del siglo XX; y según el historiador del arte, Joan Weinstein, el expresionismo incluye los estilos artísticos de “Die Brücke” y “Der Blaue Reiter”, del cubismo, el futurismo y la abstracción.
El elemento clave que conecta estos estilos, es la preocupación por la expresión de sentimientos internos sobre la verosimilitud con la naturaleza.
Por otra parte, el historiador de cine, Richard Peterson señala que “el cine alemán se hizo famoso por las historias de terror psicológico y los estados de ánimo extraños, generados a través de la iluminación, la escenografía y ángulos de cámara”
Tales técnicas de filmación se basaron en temas expresionistas, con ejemplos influyentes del cine expresionista alemán, que incluye en especial, la obra de Robert Wiene, “Das Cabinet des Dr. Caligari” (1920), sobre un médico desquiciado y la película de Paul Leni “Waxworks” (1925) sobre una exhibición de figuras de cera en una feria.
Esta película de Leni impresionó a Carl Laemmle Jr., Presidente de Universal y también nacido en Alemania; y lo que le sorprendió del filme de Leni, además del uso del expresionismo, fue la inclusión del humor y la alegría en las escenas grotescas.
Mientras tanto, otras películas en Estados Unidos como, “One Exciting Night” (1922) de D.W. Griffith, inició una tendencia de horror gótico en películas que Laemmle quería capitalizar; películas posteriores en el género, ahora perdidas como:
“The Ghost Breaker” (1922) de Alfred E. Green, “Puritan Passions (1923) de Frank Tuttle, “The Monster” (1925) y “The Bat” (1926) de Roland West; y The Gorilla (1927) de Alfred Santell; todas ellas adaptaciones de comedia de terror de las obras de teatro de Broadway que tuvieron gran éxito.
Y The Cat and The Canary es parte de ese grupo.
“I have come to read the will of Cyrus West.
Have any of the heirs arrived yet?”
The Cat and The Canary es una película de suspense y comedia, del año 1927, dirigida por Paul Leni.
Protagonizada por Laura La Plante, Creighton Hale, Forrest Stanley, Tully Marshall, Gertrude Astor, Flora Finch, Arthur Edmund Carewe, Martha Mattox, George Siegmann, Lucien Littlefield, entre otros.
El guión es de Robert F. Hill y Alfred A. Cohn; basados en la obra de teatro homónima de humor negro, escrita por John Willard en 1922, inaugurada en New York, el 7 de febrero de 1922 en El Teatro Nacional, cerrando en mayo de 1922, después de 148 actuaciones.
El director Paul Leni, fue un célebre director de cine alemán, miembro destacado del cine expresionista alemán.
En Alemania, este judío se convirtió en un pintor de vanguardia a la edad de 15 años, y estudió en La Academia de Bellas Artes de Berlín.
Posteriormente trabajó como escenógrafo teatral, trabajando para varios teatros en Berlín, pero no con Max Reinhardt…
En 1913, Leni comenzó a trabajar en la industria cinematográfica alemana, diseñando escenarios de películas y/o disfraces para directores como:
Joe May, Ernst Lubitsch, Richard Oswald y E.A. Dupont.
Durante La Primera Guerra Mundial, comenzó también a dirigir películas; y en 1927 se mudó a Hollywood, al aceptar la invitación de Carl Laemmle Jr., para convertirse en director de Universal Studios.
Leni hizo su debut como director precisamente con esta película, y cabe señalar que al año siguiente dirigió el filme de gran presupuesto, y obra maestra:
“The Man Who Laughs”, basado en la novela de Victor Hugo; que fue una de las películas mudas de los últimos tiempos, más estilizadas visualmente.
Por su parte, The Cat and The Canary es parte de un género de películas de horror cómico, inspirado en las piezas teatrales de Broadway; y para la adaptación, el realizador expresionista alemán, mezcló expresionismo con humor, un estilo en el que Leni era notable y reconocido por la crítica como “único”
De esa manera, The Cat and The Canary se sitúa entre estos 2 grandes momentos del cine de terror mundial:
Justo al final del expresionismo, y antes del inicio de la época de esplendor de Universal; por lo que contiene elementos originarios de la cinematografía alemana, como:
Los ominosos decorados, los claroscuros, el juego constante de luces y sombras, los ángulos enfáticos, la teatralidad de algunos recursos escénicos, los continuos cambios de punto de vista; y adelanta otros que se extenderán en las películas estadounidenses de la década siguiente, como:
El gusto por la estética gótica, el humor macabro, la intriga detectivesca, la irrupción del monstruo como figura principal del suspense, o los continuos saltos y giros argumentales.
Pero los principales rasgos del estilo de Paul Leni que se hallan en The Cat and The Canary, son entre otros:
El espectacular y demoledor diseño escenográfico, que dejó huella en las producciones posteriores de Universal, que lo tomaron como referencia obligada; el rico tratamiento de la luz y las sombras; y los enérgicos y revolucionarios movimientos de cámara, al nivel de los perpetrados por Fritz Lang o F.W. Murnau; y la elaborada puesta en escena, que facilitó que el filme superara los lastres del origen teatral de la obra.
Todos estos elementos se encuentran definidos a la perfección en la primera media hora del metraje, que es la parte más brillante del filme:
El espléndido prólogo, seguido de la presentación del interior de la mansión y la entrada en escena de los diversos personajes.
Así, el estilo de dirección de Leni, convirtió a The Cat and The Canary en una película influyente en el género de películas de “casas viejas y oscuras”, muy popular de los años 1930 a los años 1950; pero cabe señalar que el término “old dark house” se deriva precisamente del filme “The Old Dark House” (1932) del director inglés, James Whale, que fue fuertemente influenciado por la película de Leni, y se refiere a “películas en las que los asesinatos son cometidos por asesinos enmascarados en viejas mansiones”
Por tanto, los eventos sobrenaturales se explican a la conclusión, como el trabajo de un criminal.
Lamentablemente para Leni, debió sucumbir al envenenamiento de la sangre que poco después de que se estrenara The Cat and The Canary.
Otras películas en este género, influenciadas por The Cat y Canary, incluyen “The Last Warning”, “House on Haunted Hill” y las películas de monstruos de Abbott y Costello; y Laurel y Hardy.
Pero sobre todo, The Cat and The Canary fue una de las primeras producciones de terror de Universal Pictures, y está considerada como “la piedra angular de la escuela de terror de Universal”; y desde su estreno, se han filmado 5 “remakes”, 3 de ellos en el cine:
En 1930, bajo el título “The Cat Creeps”, que ahora se considera una película perdida; fue la primera película de terror con sonido y diálogo de Universal, anterior a sus clásicas películas de horror de Universal como:
“Frankenstein” (1931), “Dracula” (1931) y “The Invisible Man” (1933)
La versión de 1934, es principalmente cómica, donde Universal, que era dueño de los derechos de la obra, los vendió a Paramount Pictures para esta producción.
La película, junto con la película de 1940, “The Ghost Breakers”, fue una inspiración para Walt Disney por su atracción “Haunted Mansion” en Disneyland.
Y otra de 1939, llamada “The Cat and The Canary” una comedia con Bob Hope y Paulette Goddard.
Las 2 restantes son para la TV:
La versión de 1961, es una versión sueca titulada “Katten och kanariefågeln” y una versión en español proyectada en el espacio “Teatro de Misterio” por la cadena TVE en 1979, llamada “La Voluntad del Muerto”
Por su parte, Kino International distribuyó un video con la puesta en escena teatral musical original de 1927, compilado por James Bradford, y adaptado e interpretado por Eric Beheim y “The Cyrus West Players”; siendo producido por David Shepard, utilizando materiales de películas de la colección de David Bradley, y con derechos de autor en 1997, del Film Preservation Associates.
El tiempo de ejecución fue de 82 minutos.
También, una versión coloreada de The Cat and The Canary fue producida por David Shepard, conservacionista de la película, y lanzada en VHS y DVD en 1997 y 2005, por Image Entertainment.
La “Edición Especial” de 2005, contiene una partitura original de Franklin Stover; y la versión original en blanco y negro, se transmite con poca frecuencia en la red de televisión por cable, Turner Classic Movies (TCM)
The Cat and the Canary se estrenó en el Colony Theatre de New York, el 9 de septiembre de 1927, siendo un éxito de taquilla.
La revista Variety dijo:
“Lo que distingue la versión cinematográfica de la obra teatral, es el manejo inteligente de Paul Leni, de un tema extraño, presentando algunas de sus novedosas configuraciones e ideas con las que se identificó”; incluso Hitchcock lo citó como una influencia para el desarrollo de sus propios filmes.
Así, tanto la obra de teatro como la película, trata sobre la muerte y herencia del anciano Cyrus West, un excéntrico millonario que sentía que sus familiares acechaban su fallecimiento “como si fueran gatos y él un desvalido canario”, de ahí el título; y deja indicado que su testamento no sea leído hasta 20 años después de su muerte.
Transcurrido ese tiempo, sus familiares se reúnen en la que fue su casa, convertida en una desvencijada y espeluznante mansión, ellos son:
Los sobrinos, Harry Blythe (Arthur Edmund Carewe), Charles “Charlie” Wilder (Forrest Stanley), Paul Jones (Creighton Hale), su hermana Susan Sillsby (Flora Finch) y su sobrina Cecily Young (Gertrude Astor); y su sobrina Annabelle West (Laura La Plante), así como la sirvienta:
Mammy Pleasant (Martha Mattox)
Según el testamento, el único heredero universal, será su pariente más lejano que siga portando el apellido West, con la única condición de que esté declarado legalmente sano.
Si no fuese así, el dinero y algunos diamantes irían a parar a otra persona, cuyo nombre está en un sobre sellado…
El señor Roger Crosby (Tully Marshall), es el abogado del viejo Cyrus, que desaparece antes de poder revelar a Annabelle West, el nombre que contiene el sobre sellado...
Durante la noche, la cordura de Annabelle, llamada a ser la heredera es puesta en cuestión…
Sin embargo, todos pasan la noche en su casa embrujada, siendo acosados por una figura misteriosa…
Paralelamente, un lunático conocido como “The Cat” escapa del asilo, y se esconde en la casa.
Tras enterarse de ello, los sitiados herederos se preguntarán si es posible que el psicópata haya entrado en la casa...
¿O quizás se trata de uno de ellos, aprovechando la situación para quitar de en medio a la legítima heredera la noticia?
O, rizando el rizo:
¿Serán ciertos los rumores de que el fantasma del anciano vaga por la siniestra casa?
La producción de The Cat and The Canary es fascinante, y para la época fue todo un logro, mezclando comedia, suspense, terror y cine policiaco a la perfección; y como ejemplo, está esa escena casi inicial, donde recorren un pasillo entero, ha logrado poner los pelos de punta a cualquiera, una escena mil veces copiada en otros filmes de terror; donde en general, todos los personajes están bien definidos, al igual que el guión, y el ritmo que no decaen en ningún momento.
Porque esta es una película bastante valiente, que mantiene al espectador atento, sobre todo en la primera parte, donde se van situando las piezas; y donde uno tendrá que ir desenmascarando, uno por uno a los personajes, pero sobre todo a sus intenciones.
De esa manera, Paul Leni da muestras de capacidad para inquietar y lograr notables dosis de suspenso sobre la identidad del asesino, a la par del conseguido equilibrio entre los momentos de humor y los terroríficos; sin olvidar los escenarios, el innovador, para su tiempo, montaje y la fotografía que siguen al dedillo el estilo alemán de hacer cine.
Y para entonces, siendo también el año de “Sunrise” de Murnau, Hollywood abrazaba el expresionismo sin reservas, y Universal en particular, adoptaba el estilo definitivo de su ciclo de terror.
Hoy, más de 91 años después de su estreno, The Cat and The Canary sigue siendo una verdadera joya del cine de suspense, a pesar de su estado físico, bastante deteriorado por su mala conservación; y dentro de un subgénero que ha evolucionado relativamente poco, como el de casas encantadas, esta película ha envejecido dignamente, como una de las primeras grandes de su tipo; por lo que resulta admirable la capacidad de Leni para crear una atmósfera de tensión, con solo la utilización de los intertítulos; así como la precisa utilización de la cámara, el ritmo de la acción, y la maestría en el manejo de la escenas, son capaces de suplir muchas de las deficiencias del cine mudo; que la hicieron una ambiciosa propuesta para una historia contada con minucioso buen gusto cinematográfico.
“I came in here to protect you from the ghost!”
Toda familia numerosa, es una sociedad en micro, pues en cada una de ellas hay de todo:
El brillante y el tonto, el equilibrado y el insensato, el valiente y el cobarde, el generoso y el ambicioso…
Porque esto suele ser así, lo más atinado que podrían hacer quienes tienen una herencia para dejar, y sienten que la hora de la partida se acerca, quizás sea repartir la herencia en vida, de tal manera que se aseguren de que ésta quede en manos de quienes, en su criterio, lo merecen.
Pero la avaricia crea “monstruos”
Y entre ellos están los más humanos, unos que muy poco poblaron Los Monstruos Clásicos de Universal, que es una frase que se usa para describir las películas de terror, fantasía, suspenso y ciencia ficción, realizadas por Universal Pictures durante las décadas de 1920 a la de 1950, donde los monstruos clásicos, llamados “Monstruos de Universal”, eran aquellos, en su mayoría, basados en monstruos clásicos de la literatura, y que incluyen los que aparecen en las películas:
“Dr. Jekyll and Mr. Hyde”, “The Hunchback of Notre Dame”, “The Phantom of The Opera”, “Dracula”, “Frankenstein”, “The Mummy”, “The Invisible Man”, “The Wolf Man” y “Creature from the Black Lagoon”; y sus respectivas y numerosas secuelas; por lo que es catalogado como “el primer universo cinematográfico de la historia”
En los inicios, Universal buscaba su lugar, su estilo dentro del cine, y no le quedaba mucho espacio... por lo que era impensable que otros estudios tomasen un género como el terror fantástico, que en cierta medida era un género muy popular; y las primeras películas de la franquicia, muestran una clara influencia del expresionismo alemán y un alto presupuesto; una de ellas, poco conocidas, pero con una influencia enorme en el cine posterior fue The Cat and The Canary, como uno de los más bellos ejemplos del cine de intriga del período mudo.
Un filme soberbio, de un cineasta olvidado, cuya breve obra se sitúa al nivel de la de los más destacados autores del género.
Paul Leni fue contratado por el director de la productora estadounidense Universal, Carl Laemmle Jr., y se dirigió a la popular obra homónima de John Willard, que se centraba en una heredera, cuya familia intenta volverla loca para robarle su herencia.
Willard dudó en permitir que Laemmle filmara su obra porque, como explica el historiador Douglas Brode, “eso habría expuesto a casi todos a la resolución del caso... destruyendo el potencial de la obra como un hacedor de dinero en curso”
Sin embargo, Willard estaba convencido, y la obra fue adaptada en un guión de Alfred A. Cohn y Robert F. Hill; donde Hill no solo escribió la adaptación, sino que también sirvió como una especie de asistente/director asociado para Paul Leni, que al ser alemán, no hablaba mucho inglés; mientras que Hill hablaba alemán, y eso actuó de enlace entre Leni, y el elenco y el equipo.
El guión es excelso, tiene una buena trama de “casa encantada” en combinación con puro “slapstick” de la época, y un buen uso de los intertítulos, al más puro estilo alemán.
El guión, hecho realmente por un equipo de 4 personas, roza la excelencia, aunque algunos momentos de humor son algo toscos, y alguna escena se alarga un tanto... nada importante, pero no es lenta; no da nada de miedo, ni creo que lo diera en su tiempo, aunque la amenazadora, húmeda y peluda garra asesina, de la que se rumorea que creada por Jack Pierce, pero no es probable; está bien hecha para su tiempo.
Así nos venden como terror, lo que es más bien una comedia de suspense, muy bien hecha, con elementos fantásticos; más como un relato en el que se dan cita casas misteriosas, puertas secretas, herederos amenazados y telarañas.
De esa manera, Leni nos ofrece una película cargada de tensión, en la que subyace la idea de lo sobrenatural; y logra tan sugestivo ambiente mediante una inteligente iluminación en claroscuro, de tintes expresionistas, y su habilidad en el manejo de la cámara.
Entre muertes y desgracias, el director no se olvida de salpicar el film con detalles humorísticos, que contrastan satisfactoriamente con el tono terrorífico general, así como tampoco de realizar un ejercicio de racionalizado final, con el que Leni se esmera en atar los cabos sueltos que han ido quedando a lo largo de la historia, tarea que, sin embargo, se antoja gratuita.
Todo inicia en una mansión en descomposición, que domina el río Hudson, donde el millonario Cyrus West se acerca a la muerte.
Su familia, codiciosa, desciende sobre él como “gatos alrededor de un canario”, haciendo que se vuelva loco… por lo que ordena que su última voluntad y testamento, permanezcan encerrados en una caja fuerte, y que no se lean hasta el 20° aniversario de su muerte.
Cuando llega el momento señalado, el abogado de West, Roger Crosby, descubre que hay un segundo heredero, que apareció misteriosamente en la caja fuerte...
Esa segunda voluntad, solo podrá abrirse si los términos de la primera voluntad no se cumplen.
La cuidadora de la mansión West, Mammy Pleasant, cree que la segunda voluntad, es culpa del fantasma de Cyrus West, una noción que el asombrado Crosby rápidamente rechaza.
Cuando se acerca la medianoche, los familiares de West llegan a la mansión:
Los sobrinos Harry Blythe, Charles “Charlie” Wilder, Paul Jones, su hermana Susan Sillsby y su sobrina Cecily Young; y su sobrina Annabelle West.
La fortuna de Cyrus West, es legada al pariente más lejano que lleva el apellido West:
Annabelle.
La voluntad, sin embargo, estipula que para heredar la fortuna, ella debe ser juzgada como sana por un médico, Ira Lazar (Lucien Littlefield)
Si se la considera loca, la fortuna se pasa a la persona nombrada en la segunda voluntad…
La fortuna incluye los diamantes que su tío escondió hace años.
Pero Annabelle se da cuenta de que ahora es como su tío, “un canario en una jaula rodeada de gatos”; y mientras la familia se prepara para la cena, un guardia (George Siegmann) irrumpe, y anuncia que un lunático fugado llamado “The Cat” está en la casa, o en el terreno.
El guardia le dice a Cecily:
“¡Es un maníaco que piensa que es un gato, y que hace llorar a sus víctimas como si fueran canarios!”
Mientras tanto, Crosby sospecha que alguien en la familia podría intentar hacerle daño a Annabelle, y decide informarle de su sucesor.
Antes de que pronuncie el nombre de la persona, una mano peluda con largas uñas, emerge de un pasaje secreto en una estantería y lo empuja, atemorizando a Annabelle.
Cuando explica lo que le pasó a Crosby, la familia concluye de inmediato que está loca.
Sola en su habitación asignada, Annabelle examina una nota que se le entregó, y que revela la ubicación de las joyas de la familia, modeladas en un elaborado collar.
Sigue las instrucciones de la nota, y pronto descubre el escondite, en un panel secreto sobre la chimenea.
Posteriormente ella se retira para pasar la noche, llevando puesto el collar con diamantes incrustados, y se dispone a dormir...
Mientras Annabelle duerme, la misma mano misteriosa emerge de la pared detrás de su cama, y le quita los diamantes del cuello.
Una vez más, su cordura es cuestionada, pero mientras Harry y Annabelle buscan en la habitación, descubren un pasaje oculto en la pared, y en el cadáver de Roger Crosby.
Mammy Pleasant se va para llamar a la policía, mientras Harry busca al guardia; Susan se escapa en histeria, y se engancha con un lechero (Joe Murphy)
Paul y Annabelle regresan a su habitación para buscar el sobre faltante, y descubren que falta el cuerpo de Crosby…
Paul desaparece cuando el pasaje secreto se cierra detrás de él.
Deambulando por los pasajes ocultos, Paul es atacado por “The Cat” y dejado por muerto; pero recupera la conciencia a tiempo para rescatar a Annabelle.
La policía llega, y arresta a “The Cat”, que no es otro que Charlie Wilder disfrazado; con el guardia como su cómplice.
De esa manera, Wilder es la persona nombrada en la segunda voluntad; que esperaba volver loca a Annabelle para poder recibir la herencia.
The Cat and The Canary se abre con un elegante y misterioso plano de la maqueta de un siniestro y mayestático edifico, la mansión de Cyrus West.
La presentación del millonario enfermo, se realiza mediante suntuosos planos superpuestos, en los que apreciamos la corrupción moral de los familiares, ávidos de hacerse con la fortuna del moribundo, mediante una brillante asociación metafórica de ideas:
Los encadenados planos del castillo, las botellas y los gatos, símbolos que apuntan hacia el poder, la enfermedad y la ambición, cualidades morales que presidirán toda la historia; y por otro lado, anuncia el clima de presión y claustrofobia en el que se moverán los personajes, y que condena al multimillonario a una particular venganza.
A continuación, el director alemán, Paul Leni, nos muestra los espectaculares interiores de la mansión, góticos y decadentes, mediante una serie de impactantes “travellings” de una gran dificultad técnica, recordar que aún faltan muchos años para la invención de cámaras ligeras como la “steady-cam” que permitan filmar fácilmente “travellings” inverosímiles.
Estos movimientos de cámara subjetivos, nos enseñan los espacios vacíos e inertes en los que habita el eco del sufrimiento de Cyrus West.
Las desolados salones, los lóbregos pasillos, las cortinas estremecidas por el viento, remiten a la decadencia arquitectónica de filmes como “La chute de la maison Usher” (1928) de Jean Epstein, una película posterior con la que guarda más de un paralelismo.
Como contrapunto, aparece la figura de la siniestra ama de llaves, similar en aspecto a la inolvidable Mrs. Danvers de “Rebecca” (1940) de Alfred Hitchcock, un personaje acostumbrado a vivir entre fantasmas, que subraya el tono fúnebre de la primera parte del filme.
El tratamiento de la luz, es espectacular desde la primera secuencia.
Los citados “travellings” iniciales, van acompañados de una luz de linterna sujeta por un ser del que desconocemos su identidad y naturaleza.
¿Es el fantasma de Cyrus West?
¿Es quizás un asesino?
¿O será uno de los familiares del difunto?
La luz tiene vida propia dentro de la secuencia, que se mueve inquieta, retrocede y avanza lentamente.
El uso del claroscuro es un recurso expresivo fundamental que, a lo largo del filme, matizará e insinuará nuevos elementos de confusión y suspense, en especial, en las secuencias en las que los invitados recorren la casa en busca de los personajes que van desapareciendo.
Por último, habría que señalar la que junto con las estremecedoras apariciones del asesino, del que sólo vemos su monstruosa garra, una metonimia visual tremendamente divertida y repetida hasta la saciedad en el cine posterior; es la presentación de los diversos personajes.
A pesar del origen teatral del filme, Leni evita utilizar los recursos habituales del teatro para filmar la entrada en escena de los familiares del difunto, y se decanta por explotar todas las posibilidades de la puesta en escena cinematográfica.
Al altivo Harry Blythe, Leni le dedica un plano detalle de su mano golpeando la puerta, seguida por la mirada desconfiada del ama de llaves.
La entrada del personaje en el salón, es memorable, ya que sólo vemos como su mano estrecha la del notario, sin que veamos su figura desde el principio, ya que ésta queda oculta tras las sombras o fuera de campo.
La sensación de desconfianza crece con la aparición de Charlie Wilder, filmada mediante un siniestro e incómodo plano frontal, en el que el actor avanza desde las sombras en dirección a la cámara.
El tono humorístico, es utilizado en la presentación de los personajes más caricaturescos de la obra:
La tía Susan, su sobrina Cecily, y el insoportable Paul Jones, en una secuencia llena de guiños “grandguiñolescos” e hilarantemente tenebrosos.
Finalmente, la agraciada Annabelle aparecerá envuelta en el misterio, de espaldas y con la cara escondida por un sombrero, ya que nadie se salva del tono de extrañeza que propone el director.
Así resulta toda una experiencia visionar The Cat and The Canary, con su sublime armamento de técnicas cinematográficas, virtuosismo con la cámara y efectos fotográficos de lujo, y constatar después, que estamos ante un film realizado en los albores del cine como arte.
El estilo de realización del excelente artista germano, un hombre casi del renacimiento, que era guionista, actor y gozosamente educado en el expresionismo, resulta una rara avis en el cine de la época; y podríamos trasplantar sus recursos técnicos, como los “travellings”, la profundidad de campo, estilizados “zooms”… a una película actual; y lo más seguro es que no chirriaran apenas.
Promovida por el infalible productor, Paul Kohner, nos encontramos ante un film pionero en muchos aspectos; y t todo ello debido al auspicio de Universal, precursora del horror fílmico, que ensayó en esta producción, y en otros de sus logros, lo que habría de ser la forma, el concepto y los rudimentos técnicos del género del horror en cine.
Aunque The Cat and The Canary no es una película de terror, sino uno de los primeros exponentes de lo que se dio en llamar “mistery comedy”, pues se trata de ese tipo de historias, en las que un enigma asola una siniestra casa, en la que permanecen encerrados cierto número de personas entre las cuales podría encontrarse un asesino, salpicadas de una gran ironía y escenas de pura comedia.
Desde luego, habrá diversión a raudales, gracias a algunos momentos de gran hilaridad.
Y como Universal anticipó, el director Paul Leni convirtió la obra de Willard en una película expresionista adecuada para una audiencia estadounidense; pues Leni redujo el expresionismo alemán, con su extraño claroscuro, sus conjuntos asimétricos y su excesiva estilización, a un formato compatible con la práctica cinematográfica estadounidense; y es que muchas adaptaciones de películas de teatro de la década de 1920, caen en la trampa de verse como “una obra teatral grabada para la gran pantalla” con un énfasis mínimo en el medio ambiente y un montón de sobreactuaciones en el escenario.
Sin embargo, este no fue el caso de la película de Leni; pues su estilo va más allá de ser simplemente una obra de teatro filmada, y le da un sorprendente dinamismo visual; porque Leni usó efectos de cámara similares encontrados en películas expresionistas alemanas como “Das Cabinet des Dr. Caligari” (1920) para establecer la atmósfera.
Sino veamos cómo se abre el filme, con una mano limpiando las telarañas para revelar los créditos del título….
Otros efectos incluyen sombras dramáticas, superposiciones portentosas y secuencias caprichosas en las que la cámara se desliza a través de pasillos con cortinas ondulantes.
O bien la escena inicial, donde vemos al viejo West, en un momento en se disuelve en una imagen de la mansión y sus torres de formas extrañas, hasta las botellas de medicina de gran tamaño que los queridos difuntos se han visto obligados a consumir, funcionan como una imagen doble de una prisión, empequeñeciendo al anciano, que se siente vivo con su voluntad en un rincón de su propio castillo.
Por otro lado, señalar que Leni trabajó con el elenco para aumentar el ambiente creado por la iluminación y los ángulos de la cámara.
El cineasta Gilbert Warrenton, recordó que Leni usó un “gong” para asustar a los actores:
“Golpeó eso peor que El Ejército de Salvación bate un tambor”
Si bien la película contiene elementos de horror, según el historiador de la película Dennis L. White, “está estructurada con un fin diferente al del horror” donde algunas escenas pueden alcanzar el horror, y algunos personajes experimentan dramáticamente el horror, pero para estas películas, las pistas convencionales y la explicación lógica, al menos una explicación plausible en retrospectiva, suele ser crucial, y es necesariamente la primera preocupación de sus creadores.
Los decorados de la película fueron diseñados por Leni, y fabricados por Charles D. Hall, quien más tarde diseñó los decorados de “Dracula” (1931) y “Frankenstein” (1931)
Pero aquí Leni esperaba evitar el realismo de los diseños visuales que reflejaban las emociones de los personajes; y escribió:
“No es la realidad extrema lo que percibe la cámara, sino la realidad del evento interno, que es más profundo, efectivo y conmovedor que lo que vemos a través de los ojos de todos los días...”
Así se hicieron largos pasillos góticos en los que se balancean vaporosas cortinas, criptas oscuras, pasadizos secretos llenos de engranajes cubiertos de telarañas… todo ello acompañado de una fotografía llena de tintados en sepia, y artística a más no poder.
Elementos todos ellos que se formalizarían en el aún por nacer cine de terror, estableciendo el modo de hacer las cosas para toda una generación de influyentes cineastas, actores y técnicos.
Por eso es realmente maravilloso el prólogo, lleno de tragedia y simbolismo.
Esas siniestras imágenes en las que vemos al anciano agonizando en medio de un delirio de enormes botellas de medicina, que se superponen sobre las torres del impresionante castillo;  junto a la primera aparición de la siniestra mano peluda, “leitmotiv” de la presencia del fantasma, todo ello nos sobrecoge dándonos el tono macabro que toda buena historia de terror debe saber transmitir.
Y sin embargo, Leni nos ha engañado…
En cuanto aparecen los herederos en la casa, un divertido elemento cómico inunda la pantalla, resultando esta “mistery comedy” en una bizarra mezcla de estilos que, eso sí, no se tapan en ningún momento.
Porque todos los lugares comunes de las comedias de terror que aparecerían posteriormente, plagiaron sin demasiado pudor los esquemas de The Cat and The Canary, incluyendo los equívocos relativos a las sombras chinescas que dominan la casa, excelente recurso del expresionismo, esta vez usado para la risa; los pasadizos por los que 2 personajes se chocan de espaldas, provocando el jocoso susto de ambos; o ese juego de marionetas, en el que un personaje es acechado por una mano que aparece o desaparece a sus espaldas, según si se vuelve a mirar o no.
Es aquí cuando descubrimos la naturaleza del film:
Una deliciosa y cómica trama de suspense que, en su género, sería muy influyente para futuras incursiones en lo macabro.
Del reparto, The Cat and The Canary cuentan con las estrellas veteranas del cine mudo:
Laura La Plante, Creighton Hale y Forrest Stanley .
La Plante era una estrella del cine mudo, y a su sorpresivo pretendiente, Creighton Hale, el cual nos regala algunos de los momentos más divertidos con sus cómicos gestos y bufa fisicidad, al más puro estilo del “slapstick”, imprescindibles sus duelos finales con “el fantasma”….
A destacar que La Plante interpretó papeles en más de 50 películas antes de protagonizar The Cat and The Canary; que era un papel típico de las mujeres en las películas de terror y misterio, donde la mujer se convierte en el objeto de una cacería, por lo que tiene poco para hacer, y así la pregunta se convierte en:
¿Qué se hará con ella?
Aquí, las heroínas son jóvenes y bellas, pero representan más un premio para ser poseído, ya sea robado por un villano, o propiedad de un joven héroe…
Después de este filme, La Plante mantuvo una carrera en Universal, pero se la describe como una “víctima de los chismes de los fanáticos”
Por otra parte, Universal eligió al actor irlandés, Creighton Hale, para interpretar al héroe Paul Jones, el primo de Annabelle.
Hale había aparecido en 64 películas mudas antes de The Cat and The Canary, en particular, en la serie de 1914 “The Exploits of Elaine” y en los filmes:
“Way Down East” (1920) y “Orphans of The Storm” (1921)
El papel de Hale en The Cat and The Canary, fue proporcionar alivio cómico; pues él siempre está retrocediendo, chocando con los muebles, o se encuentra en una posición arriesgada, debajo de una cama, o luchando con objetos extraviados como libros que caen o enormes resortes de cama.
Posterior al filme, Hale tuvo problemas para encontrar una sólida carrera en el cine sonoro; y muchas de sus partes, eran menores y sin acreditar.
Del villano, Charles Wilder fue interpretado por Forrest Stanley, que aquí hizo un buen papel de cuerdo primero, y loco después, y sin levantar sospechas.
En general, la película contenía un reparto de apoyo considerado “de segunda categoría”:
Tully Marshall interpretó al sospechoso abogado, Roger Crosby; Martha Mattox fue elegida como la ama de llaves siniestra y supersticiosa, Mammy Pleasant, que con su avinagrado rostro y oscuro semblante, hacen un divertido contraste con el nombre de su personaje:
“Mami Agradable”
También interviene como uno de los herederos, el carismático Edmund Carewe, que aquí juega al despiste, con su inquietante presencia, en la que recaen todas las sospechas; y Gertrude Astor y Flora Finch, interpretaron a las parientes codiciosas:
Cecily Young y la tía Susan Sillsby, respectivamente.
Lucien Littlefield, fue elegido como el desquiciado psiquiatra, El Dr. Ira Lazar, que se parecía mucho al personaje del título de Werner Krauss en “Das Cabinet des Dr. Caligari” (1920)
Como dato, en los créditos se enumera al personaje llamado “Ira Lazar” pero nunca se le nombra en la película.
Como hoyo en la trama, se sabe que el estado de New York requiere que los abogados civiles detengan el desembolso de un legado, en espera de la decisión de un tribunal de sucesiones; si descubren pruebas de alteración del testamento correspondiente.
Después de que Crosby descubrió que la caja fuerte se había abierto recientemente, debería haber cancelado la lectura de la voluntad de Cyrus West.
Por supuesto, el “whodounit” se resuelve, y descubrimos que todo era una pantomima, planeada eso sí, con criminales intenciones.
A pesar de lo cual, el pozo que nos deja The Cat and The Canary, es el de haber asistido a un atmosférico relato, lindante con el género de casas encantadas, y que hechiza con esa magnífica atmósfera de misterio.
El giro final del filme, similar al emprendido por F.W. Murnau en “Schloss Vogelöd” (1921), por el tono humorístico de algunas escenas, fueron muy aplaudidos por el público, por lo que la película acabó convirtiéndose en modelo de “thriller” del horror, con solución racionalista, subgénero que fue muy popular durante la siguiente década, y en el que podemos destacar títulos como:
“The Old Dark House” (1932) de James Whale, “The Bat Whispers” (1930) de Roland West y “The Mark of The Vampire” (1935) de Tod Browning, además de los múltiples “remakes” posteriores, y los filmes de monstruos, especialmente protagonizados por la infernal pareja de cómicos, Bud Abbott y Lou Costello.
“I always look under the bed but I've never found anything yet”
La muerte prematura de Paul Leni, a los 44 años en 1929, a causa de una enfermedad sanguínea, nos privó de la presencia de un creador único, un autor llamado a ser uno de los grandes directores de la historia del cine.
Su desaparición provocó que su nombre permaneciera semi escondido durante muchas décadas, y sólo en los últimos años ha sido recuperado por los críticos y especialistas del género fantástico, y situado a la altura de los grandes autores del periodo, como:
Fritz Lang, F.W. Murnau o Karl Freund.
Y es que la obra fílmica de Paul Leni resulta significativa, además de por sus encomiables hallazgos visuales, por servir de puente entre los 2 movimientos pioneros del cine fantástico mundial:
El expresionismo alemán de la década de 1920, cuyo centro neurálgico fue la mítica productora U.F.A.; y el cine de terror de Universal, cuyas mejores obras fueron realizadas en la década de 1930, ya en el período sonoro.
Así, unos años antes de la llegada masiva de directores teatrales a Hollywood, contratados tras la llegada del cine sonoro; Paul Leni demostró en esta obra maestra, The Cat and The Canary, cómo se pueden sortear los peligros de una adaptación teatral.
El director alemán hubiera demostrado, con total seguridad, muchos más hallazgos expresivos sino hubiera fallecido 2 años después de este estreno.
Por tanto, debido a que su obra quedó interrumpida en la cúspide de su carrera, cualquier enjuiciamiento crítico de su obra, siempre aparece acompañado de una cierta dosis de amargura, frustración o nostalgia, ya que su estilo apuntaba hacia lo más alto, y hubiera sido fundamental en la evolución del cine de terror moderno.
Por desgracia, nunca podremos saber qué otras películas habría realizado, y qué caminos habría decidido tomar más adelante, pero la obra que nos ha legado, es una de las más rotundas y hermosas de La Era del Cine Mudo.
Afortunadamente, nos queda The Cat and The Canary como muestra de su genio, un filme sin duda indispensable en la historia del cine de suspense y comedia.

“I don't need the living ones”



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