The Old Dark House

“Beware the night!”

Si tenemos que referirnos a los orígenes del cine de terror en su etapa sonora, sin duda nos vendrá a la cabeza el nombre de la productora Universal, que llegó a crear un extenso catálogo de películas de horror, en el que reuniría a los nombres más prestigiosos del cine de su tiempo, si hablamos del periodo de 1930 a 1945; bajo el paraguas de un estilo de cine deudor del expresionismo alemán.
No en vano, gran cantidad de técnicos que trabajaron para Universal, procedían de las escuelas de cine alemanas.
Sería con “The Cat and The Canary” (1927), dirigida por el expresionista Paul Leni, el momento en el que el estudio rompería el hielo con un subgénero en sí mismo, la comedia de horror “gótica”, o “mistery comedy” que encontraría su decadencia años más tarde con aquella ridícula saga en la que los humoristas Abbot y Costello combatían a fantasmas y seres sobrenaturales en castillos embrujados.
Pero llegó “The Old Dark House”, una película que formó parte de la exitosa carrera de películas de terror de Universal Studios en La Era del Código de Hays, cuando los temores se encontraban en su infancia sin evolución, y donde todavía era aceptable mostrar a una dama cambiándose a su ropa interior.
Pero es en su sentido de la audacia en pleno cine pre-Code de Hollywood, que regularmente se superaban los límites de lo que era aceptable mostrar en la pantalla.
Todo terminó cuando El Código Hays entró en 1934, lo que llevó a la censura de todo, desde la violencia y las representaciones de imágenes religiosas, de la sexualidad y la desnudez.
Pero eso no sucedió antes de que el célebre cineasta James Whale presentara su película más tabú…
“It's only gin, you know.
Only gin.
I like gin”
The Old Dark House es una película de terror del año 1932, dirigida por James Whale.
Protagonizada por Boris Karloff, Melvyn Douglas, Charles Laughton, Lilian Bond, Raymond Massey, Gloria Stuart, entre otros.
El guión es de R.C. Sherriff y Benn Levy; basados en la novela “Benighted” (1927) de J.B. Priestley; que sigue la trama original del libro, mientras agrega niveles de comedia a la historia.
Fue tras el exitazo que supuso “Frankenstein” (1931), que James Whale se atrevió con una película que, además de su condición indiscutible de clásico, también puede ser definido como rareza, debido a su peculiar y sutil mezcla de terror y comedia, en un ambiente que anticipaba la moda de casas encantadas que hubo en el género años más tarde; y para ello contó con la presencia de Boris Karloff, quien se había hecho mundialmente famoso por dar vida a la criatura de Frankenstein.
De hecho, al inicio de The Old Dark House sale un rótulo indicando que se trata del mismo actor, con el fin de evitar futuras polémicas, que de producirse, serían debido a la versatilidad del actor.
Curiosa forma de empezar el film, casi una broma con un pequeño punto de locura.
Sin embargo, la película que fue un fracaso en su época, pero que con el tiempo se ha convertido en obra de culto, debido a que James Whale prácticamente creó con ella la comedia de terror, además de que logró juntar un reparto que pocos años después sería considerado como estelar.
Tras su estreno, The Old Dark House se retiró de la circulación, más aún cuando se lanzó el “remake”, en 1963, dirigido por William Castle.
Así, durante muchos años, la versión original se consideró una película perdida, y ganó una reputación tremenda como una de las películas de terror góticas preeminentes.
Fue el compañero director y amigo de Whale, Curtis Harrington, quien ayudó a redescubrir el filme, y le pidió repetidamente a Universal Studios que ubicara al negativo de la película.
Harrington finalmente descubrió una impresión de la película en las bóvedas de Universal en 1968; y persuadió al Archivo de Películas de George Eastman House, para financiar un nuevo duplicado negativo del primer rollo mal conservado, y restaurar el resto de la película.
Al tiempo que hay que considerar el año 1932, como un año esencial dentro del género, ya que en el mismo se filmaron algunas obras claves como:
“Freaks” de Tod Browning, “The Mummy” de Karl Freund, “The Most Dangerous Game” de Ernest B. Schoedsack e Irving Pichel; “Island of Lost Souls” de Erle C. Kenton, “White Zombie” de Victor Halperin, o la cinta que ahora nos ocupa.
Rodada en estudios, la acción inicia en la búsqueda de refugio de una fuerte tormenta en una remota región de Gales, donde varios viajeros:
Primero Philip Waverton (Raymond Massey), su esposa Margaret (Gloria Stuart) y Roger Penderel (Melvyn Douglas); y luego Sir William Porterhouse (Charles Laughton) y su novia Gladys DuCane (Lilian Bond); son admitidos en una mansión sombría y premonitoria, perteneciente a la extremadamente extraña familia Femm.
Tratando de sacar lo mejor de ello, los invitados deben tratar con su anfitrión sepulcral:
Horace Femm (Ernest Thesiger) y su obsesiva y malévola hermana, Rebecca (Eva Moore)
Pero las cosas empeoran a medida que el brutal sirviente, Morgan (Boris Karloff) se emborracha, se vuelve loco, y libera al largo y reprimido hermano Saul (Brember Wills), un pirómano psicótico, que tratará alegremente de destruir la residencia, incendiándola.
Así pues, una premisa que a todo aficionado al cine fantástico o terror, le sonará por la cantidad de veces que se ha repetido a lo largo de los años, con un grupo de personas aisladas del mundo a causa de una gran tormenta, y el refugio es un lugar aún más peligroso que dicha tormenta... este es un extravagante y terriblemente encantador relato noctívago, que supone una de las mejores obras del gran James Whale; y si bien parodia las convenciones del terror gótico, funciona igual de bien como película de terror, gracias en parte a la sensibilidad visual del director, que enfatiza texturas y superficies extrañas; y se posiciona como una de las grandes películas de miedo.
Pero atención que aquí no hay un monstruo, sino que hay una casa encantada, con una familia psicótica y enferma.
En las formas, el film es completo, rezume teatralidad y cine por partes iguales, economizando en decorados sin que ello suponga un menoscabo; mostrando planos detalle como una mano en la barandilla de una escalera, un primer plano del rostro del personaje interpretado por Karloff, por cierto, excepcional el momento recreado por él al golpear una ventana, retratando la escena desde fuera; o la impostura de los diálogos, son suficientes para pensar que esta obra, que podría ser considerada por algunos como “menor”, constituye una muestra más del genio de Whale.
Y me atrevería a decir que esa genialidad se traduce, no sólo por su maestría en el género del terror, sino porque sus películas poseen crítica social, sino veamos la conversación en la mesa, que no tiene desperdicio; un banquete al que todos estamos invitados; y aunque hoy está ya muy vista, no olvidemos que es una película de 1932, y una de las semillas germinales del terror actual.
“There's someone outside”
The Old Dark House fue producido bajo la tutela de Universal Pictures tras 2 filmes de enorme éxito:
“Dracula” (1931) de Tod Browning, “Frankenstein” (1931) de James Whale; por lo que Carl Laemmle, Jr., como Productor de Universal Studios, invitó al guionista Benn Levy de Inglaterra a Universal City, luego de sentirse impresionado con el guión de Levy para “Waterloo Bridge” (1931), que también fue dirigido por James Whale.
Levy fue prestado a Paramount Pictures, donde trabajó en el guión de “Devil and The Deep”; y cuando Levy terminó de trabajar en la película, regresó a Universal para comenzar a trabajar en The Old Dark House, basada en la novela de J.B. Priestley, sobre la desilusión posterior a La Primera Guerra Mundial.
Pero lo que sucedió es que ya el propio guión se encargó de convertir la novela original en una adaptación mucho más ligera, que no se tomaba a sí mismo del todo en serio.
Whale, sin duda complacido con este enfoque, acabó entregando a Universal, una excéntrica combinación de terror y comedia negra, y una crítica monstruosa a los problemas del alcohol, la endogamia y la homosexualidad.
Y es que James Whale no quería encasillarse en el cine de terror, pero los productores lograron convencerle a cambio de tener absoluta libertad creativa en cualquier aspecto de la película, algo de lo que muchos directores no pueden presumir.
El resultado es la película de terror más arriesgada y original de Universal, de su famoso ciclo de películas de terror, una de esas obras maestras intemporales por atrevidas, llenas de matices muy sombríos, como la casa del título que se convierte en un personaje más.
Llena de lugares oscuros, ventanas grandes que se abren estrepitosamente para dejar entrar al feroz viento, escaleras que se bifurcan hacia habitaciones que esconden sorpresas inesperadas, semeja más la mente retorcida de sus habitantes, metáfora sobre la demencia, y sus ilógicas consecuencias; y todo eso está ahí presente, solo para ser descubierto por el espectador más audaz.
De esa manera, The Old Dark House apareció en el calendario de Universal en febrero de 1932, y el guión se envió a La Oficina de Hays en marzo... y la filmación se completó en mayo de 1932.
Whale trabajó de nuevo con muchos colaboradores de sus películas anteriores, incluido:
Arthur Edeson , que fue el director de fotografía de “Frankenstein” (1931) y “Waterloo Bridge”; y el escenógrafo Charles D. Hall, que también había trabajado con Whale en “Frankenstein”
Después de los créditos introductorios, hay una nota del productor, que en algunas impresiones aparece antes del logotipo del estudio, diciendo:
“Karloff, el mayordomo loco en esta producción, es el mismo Karloff que creó la parte del monstruo mecánico en “Frankenstein”
Explicamos esto para resolver todas las disputas de antemano, aunque tales disputas son un tributo a su gran versatilidad”, por si no quedaba claro que Carl Laemmle Jr., quería explotar el éxito del film precedente.
Así tenemos a Philip Waverton, su esposa Margaret, y su amigo Roger Penderel, que se pierden mientras conducen de noche en medio de una fuerte tormenta.
Llegan a una casa antigua en la campiña galesa, donde reciben refugio de Horace Femm y su hermana Rebecca.
Horace teme que la tormenta atrape a los invitados adentro, mientras les advierte que su mayordomo mudo, Morgan, es un bebedor pesado y peligroso.
Rebecca acompaña a Margaret a un dormitorio para cambiarse de ropa, y le cuenta sobre La Familia Femm, que Rebecca dice que “era pecadora y sin Dios”; y ella acusa a Margaret de ser pecadora también…
Rebecca revela que su padre de 102 años, Sir Roderick Femm (Elspeth Dudgeon), todavía vive en la casa...
Durante la cena, se unen al grupo Sir William Porterhouse y una chica del coro con el nombre artístico de Gladys DuCane, que también buscan refugio de la tormenta.
Mientras el grupo charla junto a la chimenea, Gladys revela que su apellido real es Perkins.
Roger y Gladys, van a recuperar un poco de whisky de su coche; y las luces eléctricas se apagan; en otro escenario, Rebecca le dice a Horace que saque una lámpara del piso de arriba; pero Horace tiene miedo de subir las escaleras, así que Philip va.
Mientras busca la lámpara, se da cuenta de una habitación cerrada con llave, y escucha una voz que viene de otra habitación…
William va a ayudar a Rebecca a cerrar una ventana, dejando a Margaret sola.
Morgan, ahora borracho, la ataca y la persigue escaleras arriba hacia Philip, que baja con la lámpara.
Philip le arroja la lámpara a Morgan, y lo derriba escaleras abajo.
Por otro lado, Roger y Gladys comienzan a coquetear mientras beben y fuman…
Gladys dice que su relación con William es platónica, y sugiere que debería vivir con Roger...
Ambos regresan a la casa, donde despiertan a William, y le cuentan su nuevo romance.
Mientras tanto, Philip y Margaret entran en la habitación donde escuchó la voz; y ellos encuentran a Roderick Femm allí.
Éste les advierte sobre su hijo mayor, Saul, que es un pirómano enloquecido, y es mantenido en la habitación cerrada.
Philip y Margaret descubren que Morgan ha dejado salir a Saúl; y bajan para avisar a los otros invitados.
Morgan también baja las escaleras, y se carga contra Margaret.
Mientras que Philip y William arrastran a Morgan a la cocina, y Rebecca huye a su habitación.
Roger le dice a Margaret y Gladys, que se escondan en un armario.
Saul baja las escaleras, y golpea a Roger; al tiempo que le roba una antorcha de la chimenea, y prende fuego a una cortina antes de que Roger se despierte.
Ambos luchan y caen de un primer piso, donde Saul es asesinado, y Roger es herido.
Morgan sale de la cocina, y vuelve a la sala principal; libera a Margaret y Gladys del armario, antes de subir el cuerpo de Saul.
A la mañana siguiente, la tormenta se ha detenido…
El intento de Saul de quemar la casa, ha causado poco daño.
Philip y Margaret se van a buscar una ambulancia, mientras que Gladys y William se quedan para atender las lesiones de Roger.
Roger se despierta, y le pide a Gladys que se case con él…
La participación del gran director James Whale en el cine de terror, fue más fruto de una casualidad, que de un interés real por este tipo de películas; aunque su nombre quedará por siempre asociado a ese tipo de films, sobre todo a raíz de haber dirigido la más famosa versión de “Frankenstein” en 1931; sus posteriores incursiones en el género, dan la sensación de un cineasta que en realidad prefería explorar un cierto sentido del humor muy macabro, antes que aterrorizar al espectador, y sobretodo poner entre líneas las intenciones de su genialidad.
Solo eso explicaría el enfoque que le dio a sus otras obras emblemáticas del género; y The Old Dark House no fue la excepción, pese a pertenecer a la tradición de tétricas mansiones góticas, se trata de un film que a ratos nos da la sensación de que su autor no parece después de todo tan interesado en asustar, pero si en criticar a la sociedad en que vivía; por lo que hay varias formas de ver The Old Dark House:
Una es verla como una fusión extravagante de comedia y terror, como una suerte de cámara oculta que trenza al grupo de viajeros en intrigas, peligros y romances absolutamente maníacos.
La segunda es verla como una compilación de personajes pintorescos y bizarros, actuando en un mismo espacio y tiempo; como en 2 bandos sociales:
Sus trastornos clínicos por el lado de los supuestos normales, la pareja de reciprocidad negativa, Raymond Mossey y Gloria Stuart; el sujeto patológicamente cínico (Melvyn Douglas; el viudo que no logra lidiar su duelo con dinero, el gran Charles Laughton; y  la bailarina despreocupada por demás, Lilian Bond.
Por el lado de los desquiciados, formidablemente filmados con cámara en mano, los domiciliados:
El mayordomo mudo, medio suturado, a quién un poco de whisky le sube a niveles peligrosos la libido sexual y agresiva; Rebecca Femm, una sorda, soltera archi-religiosa, directa, despiadada, y algo lesbiana; Horace Femm, anfitrión más amable que su hermana, y sin embargo tan desorbitado como consumido por los miedos, las obsesiones y la irritación casi alérgica que le provocan los suyos, en un claro ejemplo de pedantería homosexual; Sir Frederick Femm, el longevo postrado de risita diabólica, y gestos de perfecta locura que materializa la pesadilla de cualquiera, y finalmente, el piromaníaco Saul, que sale “literalmente” del closet, y quiere destruirlo todo...
Y la tercera forma de verla, es como un “coitus interruptus” como una historia que empieza como un ciclón, promete chispas, acción, combustión total, y finalmente el simpático “picaflor”, que luego de haber luchado contra el monstruo con una venda enroscada en la cabeza, teniendo en cuenta que amanece, le promete matrimonio a la libertina con la que compartió casi 60 minutos de metraje.
Además, The Old Dark House es el primer filme de horror que nos presenta a una familia condenada por el estigma de la locura, y la sociedad, tema muy arraigado en la literatura gótica, antecediendo a todas esas películas en las que aparece un grupo de parientes perturbados como “Arsenic and Old Lace” (1944) de Frank Capra, o “The Texas Chainsaw Massacre” (1974) de Tobe Hooper, por citar 2 de los ejemplos más conocidos, y con los que la cinta de Whale guarda más de un punto de conexión.
Por ello, la presente obra también debe ser considerada como uno de los exponentes más destacados del subgénero de “casas malditas”, cuyo filme fundacional sería “The Cat and The Canary” (1927) de Paul Leni; por ello la hace impredecible, porque al contrario de lo que se pueda esperar de esta película, la trama no gira en torno de una casa encantada con espíritus agresivos o monstruos al uso, aunque sí que he decir que la casa conserva ese aire lúgubre, tétrico de una mansión en medio de la campiña que uno quiere ver; sino que la oscuridad reside en sus habitantes:
Horace Femm, su hermana Rebecca y Morgan, el criado, unos personajes un tanto extraños y turbados por los secretos que ocultan.
Como impredecible resulta la trama que no siempre gira hacia donde esperamos que vaya, creando una atmosfera de incertidumbre beneficiosa para generar en ciertos momentos, un poco más de tensión.
Así, el guión de Benn W. Levy rezuma el típico humor negro “whaleiano”, además de poseer cierta irreverencia religiosa, y contener referencias más o menos veladas al sexo y a la homosexualidad.
Sólo la típica subtrama amorosa que había que introducir en las producciones de la época para contentar al público, chirría en un conjunto que destaca por su ácida inteligencia; porque The Old Dark House es probablemente el film en el que James Whale se atreve a las decisiones de puesta en escena más atrevidas de toda su filmografía, logrando huir de la teatralidad de aquellos años; con una impresionante dirección artística de Charles D. Hall, director de arte con una carrera brillante; Whale mueve su cámara de forma prodigiosa, encuadrando a los personajes cuerdos de forma muy simétrica, y a los locos casi desencuadrándolos.
Y llaman la atención 2 momentos:
Aquel en el que filma a Eva Moore a través de su reflejo distorsionado en un espejo como clara referencia a su insania; y los “travellings” en paralelo que siguen a Elspeth Dudgeon, que se tornan tan escalofriantes como el personaje en sí; pero no podemos olvidar el trabajo de fotografía de Arthur Edeson, y los efectos especiales de John P. Fulton, impagable la escena con el desprendimiento de la ladera de la montaña, justo cuando pasa el coche que lleva a Philip, Margaret y Roger, y la constante presencia auditiva de una tormenta infernal; o la escena en la que Margaret está jugando con las sombras chinas en la pared del comedor de la mansión, y aparece la sombra de uno de los protagonistas y la ataca… casi sexualmente…
Es la expresionista puesta en escena, la que caracteriza la sutilidad en el juego de luces y sombras que pueblan el interior del caserón, al mejor estilo del expresionismo alemán, otorgándole vida propia, y enfatizando su carácter lóbrego y amenazante.
En el guión, Levy se preocupó de presentar el elemento misterioso y amenazador en los personajes, claramente los ejes narrativos que terminan por incomodar al espectador con sus bizarras conductas y sus oscuros secretos.
Sí, porque no deja de ser interesante que el caserón, que representa en un principio un refugio para los viajeros sorprendidos por la inclemencia del tiempo, con esa increíble tormenta, se convierta a la postre en una encrucijada amenazante, ya que sus dueños resultarán más peligrosos que la propia tormenta.
He ahí una de las grandes ironías del guión, y que Whale sabrá utilizar para mantener una atmósfera enrarecida durante la mayor parte del film.
Este ambiente se replicará en un par de escenas a considerar, como aquella inicial en la que los viajeros deberán escoger entre mojarse hasta los huesos y quedar expuestos a los desprendimientos de roca; o quedarse en la lúgubre mansión, donde hay ruidos extraños, poca luminosidad, y un grupo de potenciales locos como anfitriones.
O aquella en la que Rebecca Femm, la esquizofrénica y fanática religiosa hermana mayor de la familia, acosa sexualmente a la bella Margaret Waverton cuando ésta intenta cambiarse las ropas mojadas, y la vieja le señala que en esa misma habitación agonizó su hermana menor, lo que altera decididamente a la rubia, recién llegada a la casa.
Más aún, ya en la cena, cuando el ojeroso y extraño Horace Femm, confiese a los invitados que hay otros 2 miembros de la familia encerrados:
El centenario padre Sir Roderick Femm, postrado en cama debido a su extrema vejez; y Saul, encerrado debido a sus tendencias psicópatas y pirómanas.
En ocasiones, nos encontramos con elementos un poco burdos que sirven para hacerlo avanzar de escena en escena; y es en los diálogos donde el guión da lo mejor de sí.
Éstos son mordaces, sarcásticos, dignos de la mejor comedia negra, sobre todo los de Melvyn Douglas, sin desmerecer los duelos interpretativos que realizan otros personajes como el que tiene lugar entre Gloria Stuart y Eva Moore en el dormitorio; donde Margaret Waverton se desviste en presencia de Rebecca Femm, exhibiendo una espectacular anatomía mientras la anciana relata el accidente que tuvo su hermana Rachel, y que la dejó postrada hasta su muerte, en la misma cama donde ella pasará la noche.
La escena termina con un monólogo de Rebecca Femm frente a un espejo que deforma su rostro, mientras maldice la promiscuidad que ha llevado a su familia a la decadencia, y critica y envidia la frescura de la sexualidad de Margaret Waverton diciendo:
“Desvergonzadas criaturas vestidas con seda y satén”, comenta la anciana frente a su reflejo deformado y maligno.
El otro gran aliciente, es obviamente la realización de James Whale, explotando al máximo todos esos recursos que ya había exhibido en “Frankenstein”, dándole a la mansión una apariencia gótica y tenebrosa.
De hecho lo que hace de éste un film tan excéntrico, es la combinación de esa puesta en escena que le da a la película un “look” de terror y su contenido que, en otro contexto, podría dar para una comedia de situación, con:
Un triángulo amoroso, una casa desastrosa en que intentan pasar la noche, los propietarios de modales tan extraños…
Al margen de que el espectador acepte mejor o peor esta combinación, cabe recordar que es una mezcla muy audaz y atrevida, pues se trata de una obra estrenada en 1932, y mientras el género de terror estaba reformulando sus códigos clásicos con el sonoro, Whale ya estaba adelantándose, y dándole la vuelta para combinarlo con otro género tan diferente como la comedia.
Pero en The Old Dark House nadie se encuentra nada que no haya traído… es decir, es como una invitación de cena errónea, donde se concentran distintos personajes, empujados por la tormenta que ruge afuera, trayendo platos perversos, con los ingredientes de sus propias ansias y miedos; y uno puede pasar todo el rato esperando un espectro, o quizás una siniestra dama bajando la escalera... pero no hay nada sobrenatural que pida alimento.
Muy al contrario, son Philip, Penderel y Gladys, los que vienen demandando cobijo, fuego y cena, entran casi sin pedir permiso, y poco se preocupan de los hermanos Femm que les han abierto la puerta.
No es de extrañar que, por esa misma vía, el ambiente se enrarece cuando todos dejan al descubierto sus propios fantasmas:
Juventudes solícitas entregadas, imperios vacíos levantados, y tormentos muy humanos, inundan la lumbre del viejo caserón, que sólo actúa como útero monstruoso de sus embarazos resentidos, compuestos de culpas y reproches.
El extraño comportamiento de los anfitriones, y el temible mutismo de su mayordomo Morgan, pasa a segundo plano, hasta que salta, voraz y febril, después de haberse contenido durante toda la decadente velada.
De alguna manera, parecería que nos hablan de 2 épocas enemigas:
Penderel habla de guerras lejanas en El Frente, mientras exhibe juvenil despreocupación; y todo parece indicar que en esa casa hace mucho tiempo que el polvo y la oscuridad vinieron a desterrar cualquier comodidad.
Pero los hermanos Femm se las apañaron para sobrevivir, para perdurar sobre una roca azotada por el viento que silba furiosamente para derribarles, y por eso, todo el grupo de visitas inesperadas parece el peor insulto del destino:
La belleza y la juventud que nunca han podido disfrutar, y la normalidad que se les ha negado sin cesar.
Y como si de una catarsis se tratara, el grupo deja su huella de caos en la casa, como si se les hubiera invitado a ello, pues no había otras criaturas que allá les fueran a acechar; porque hay sitios que llaman a la desesperanza, que creemos que siempre permanecen sumidos en sus propias tinieblas.
Que el director James Whale fuera homosexual, podría ser algo simbólico...
Sin embargo, calificar esta producción de “queer” viene por el añadido de que otros 2 de sus actores fueran gays, en la vida real:
Charles Laughton y Ernest Thesiger.
¿Entonces dónde está la temática gay en el film?
Lo vemos cuando el malvado Saul Femm confiesa al visitante Philip, que desde el principio le atraía, pero no es un obstáculo para desear su muerte...
Para ello, le cuenta la historia mitológica de Saul, que intentó matar a David debido a un sentimiento de rechazo, a pesar de su amor por él…
Horace Femm, uno de los hospedadores, tiene una conducta que sugiere cierta homosexualidad, a través de sus proposiciones y su postura.
Además, el film tiene diversos planos que tienen cierta “homosensualidad”, algo nunca del todo ausente en el género de terror, por ejemplo, la extrema masculinidad en Morgan, un ser peludo y rudo, con gran fuerza, que tiene un deseo sexual irrefrenable.
Pero The Old Dark House es igual de importante por su cuestionamiento muy moderno de clase, género, sexualidad y salud mental.
Si bien es cierto que estos se tratan de maneras que son quizás demasiado generales o simplistas como para ser vistos como genuinamente progresivos, el hecho de que sean abordados, puede parecer sorprendente en una película de esta época.
Otro de los grandes aciertos del film, es su reparto, dividido en 2 grupos:
Mayores, viajeros y moradores.
El primero grupo no resulta realmente destacable en términos narrativos, y más bien resultan estereotipados, comenzando por Melvyn Douglas que interpreta a Roger Penderel, un veterano de guerra que acompaña al matrimonio conformado por Raymond Massey como Philip Waverton y Gloria Stuart como su esposa Margaret.
Penderel terminará siendo el héroe de la jornada, y se relacionará con Gladys DuCane/Perkins, encarnada por Lilian Bond; y “amiguita” del magnate Sir William Porterhouse, interpretado por Charles Laughton, el más interesante de este grupo, que demuestra un hombre con miedos crónicos que uno esperaría ver en un millonario.
Sin embargo, lo mejor en cuanto a interpretaciones, estará en el grupo de moradores del caserón, en donde Whale presenta una extraña galería de personajes dementes, que pueden causar más desasosiego y estremecimiento que el mismo monstruo de Frankenstein:
La Familia Femm está conformada por Sir Roderick, interpretado por la actriz Elspeth Dudgeon y su diabólica risa longeva; Ernest Thesiger como el taciturno Horace, quien ofrece hospedaje a cuanto viajero lo solicite, muy a pesar de su hermana, la amenazante Rebecca, interpretada magistralmente por Eva Moore; y Brember Wills, quien encarna al demente y pirómano Saul, quien aparece hacia muy al final, pero resultando muy acertado.
Sin olvidar a Boris Karloff, que interpreta Morgan, el mayordomo alcohólico y mudo que gusta de acosar mujeres, en una interpretación de demuestra su habilidad para personificar personajes diabólicos y atormentados.
Y por si fuera poco, la casa, que en la toma exterior, el caserón aparece brevemente en unos cuantos planos, y casi siempre es su portada, pues únicamente hay un plano general en el que se aprecian sus verdaderas dimensiones.
Tanto da el exterior de la vivienda, es el interior lo realmente importante, es la sala de juegos donde se va a desarrollar la acción, entre viejos candiles, mobiliario de madera maciza, y una imponente chimenea.
Y la acción no será ni más ni menos que un “tour de forcé” entre los distintos personajes que van apareciendo en la película, prácticamente a modo de goteo, con un tono deliberadamente teatral:
Por una parte los habitantes del caserón, la familia Femm, conjunto “freak” del todo completo, con señora de la casa de sospechoso nombre, con tendencias homicidas, lésbicas y religiosas; su pusilánime hermano, el aristócrata; el yacente patriarca; el mudo y bestial mayordomo; y el pirómano.
Del otro lado, 5 viajeros que representan la modernidad que tanto exaspera a la familia Femm:
El galán y seductor; el flemático millonario; la sensual mujer y su marido, héroe de acción de la película; y la desinhibida.
No es causal que para ello, la película cuente con uno de los repartos más estimulantes de la década de los 30, en el que Karloff interpreta nuevamente a un personaje sin habla, al igual que sucediera con la criatura de Frankenstein, logrando crear con sus gestos y presencia, otro icono del género.
También, es el único personaje que parece sentir tristeza por la muerte definitiva de Saul... y tal vez encontró consuelo en la locura de este otro personaje, encerrado e igualmente castigado por la familia y la sociedad.
Las preguntas que rodean la discapacidad mental y física, finalmente quedan colgadas aquí… sin embargo, al insinuar tales problemas de identidad bajo la imagen, la película de Whale se convierte en mucho más que un simple entretenimiento horroroso; porque entre las tablas del piso de The Old Dark House, se discute mucho más de lo que parece a primera vista...
Este fue el primer papel estelar acreditado de Boris Karloff, ya que su nombre había sido dejado fuera de los paquetes de publicidad de “Frankenstein” (1931), y solo se acreditó en los créditos finales de esa película.
Según parece, en 1988, Gloria Stuart recordó que Boris Karloff corrió de un lado a otro del escenario para lograr el efecto deseado de quedarse sin aliento...
Ella le preguntó:
“¿No puedes simplemente falsarlo?”
Y él dijo que no era así como trabajaba...
De hecho, aunque uno podría esperar que Karloff sería el protagonista, su papel acaba siendo bastante secundario.
Como dato, a lo largo de la película, todo el reparto viste de manera inglesa menos Gloria Stuart, que llevaba un vestido de seda blanca.
Eso fue buscado intencionalmente por James Whale, que quería que Stuart pareciera “una bella llama blanca” al lado de la oscuridad de la ropa de Karloff, en las escenas donde éste la persigue como un “Neanderthal” en celo.
Pero Karloff no es el único que logra inquietar al público... al fin y al cabo, su personaje es visualmente impactante, y ya produce rechazo con su sola presencia.
Es la familia a la que sirve tan silenciosamente, la que provoca un pavor pocas veces visto en una pantalla.
Los Femm, interpretados principalmente por Ernest Thesiger y Eva Moore, mantienen una curiosa y morbosa relación.
De hecho, ambos actores lucen sus rostros de gárgolas, que se iluminaron y distorsionaron como retratos de Bacon en el fuego de la sala parpadeante.
Rebecca, en particular, parece envidiosa y eróticamente, pero con desaprobación, obsesionada con la hermosa Margaret, y su carne igualmente hermosa, y murmura desconcertantes anécdotas sobre su propia hermana sexualmente licenciosa, ahora muerta.
Según se cuenta, el antiguo patriarca de la familia Femm, fue interpretado por la actriz Elspeth Dudgeon, acreditada como “John Dudgeon”, porque Whale no pudo encontrar un actor masculino que pareciera lo suficientemente viejo como para papel.
Ella da vida a un peligroso anciano de más de 100 años, que hace acto de presencia en el punto más culminante de la historia.
Todo un ejercicio de transformación brillante, en una época en la que el maquillaje no era tan perfecto como hoy día; son los gestos corporales y sobre todo su diabólica risa, la que logran el milagro.
Su rol de Sir Roderick Femm, representa no sólo la materialización de los miedos más profundos, sino la esencia misma de la locura completamente desatada.
Que la aparición de este personaje siga poniendo la carne de gallina 86 años después de la realización de la película, es algo increíble.
El único problema que veo, es que se nota que Dudgeon es una mujer con barba, pero eso queda subsanado si tenemos en cuenta que la actriz solo tenía 60 años, y parece tener como mínimo 20 años más en la película, lo que me pasó desapercibido antes de obtener el dato.
Por otro lado, Melvyn Douglas muy acertado en su doble faceta, esencialmente cómica en la primera parte del film, pero que luego se transforma en héroe en el tramo final.
Además, esta fue la primera película de Charles Laughton en Hollywood, en un papel más relajado y algo humorístico, con un personaje mal encarado, pero con un fondo muy tierno y sensible, a las antípodas del que ese mismo año lo consagraría como estrella…
Y Eva Moore era, en el momento en que se la ve en la película, la suegra de Lawrence Oliver, que estaba casado por entones con su hija, Jill Esmond.
Como error del guión, si la carretera estaba bloqueada por delante y por detrás, como dijo Mr. Waverton y se muestra:
¿De dónde vinieron Charles Laughton y Lilian Bond?
Y al final, Saul prende fuego a las paredes, y luego los 2 personajes principales luchan y caen fuera de la pantalla, sin embargo, todas las escenas después de esto, nunca muestran a nadie tratando de apagar el fuego, pero de alguna manera la casa nunca se quema.
¿Quién apagó el fuego?
¡La lluvia!
Una curiosidad es que al principio, Melvyn Douglas está cantando “Singin’ in the Rain”; peor la película no salió hasta 1952, sin embargo, la canción real sí se estrenó en 1929.
Y por si el espectador se sentiría defraudado por las pocas dosis de terror que ofrece la película, el final concentra todo el suspense que echaría uno en falta:
La larga escena entre el personaje de Melvyn Douglas y el hermano pirómano, es de una tensión casi insoportable, al no saber a ciencia cierta, cómo se comportará el inestable psicópata.
Donde Douglas aquí pierde su tono burlón, y se revela como el héroe que debe salvar al resto de protagonistas, saliendo indemne del reto.
En definitiva, no se acerquen a The Old Dark House esperando un clásico prototípico de terror, y véanla como una juguetona amalgama, en que Whale explotaba sus capacidades como director, capaz de crear un entorno tenebroso con su peculiar sentido del humor.
Y el “happy end”, un poco abrupto, con beso y propuesta matrimonial incluida, resalta el carácter lúdico del film, tras el cual hay un trabajo artístico irrepetible, que concede un merecido valor a esta película como clásico indiscutible del cine de terror.
Porque el estilo de Whale, lejos de apolillarse como les sucedió a su trasunto en la productora Hammer, “The Curse of Frankenstein” (1957) de Terence Fisher; queda inmutable y como objeto de estudio para críticos y cineastas de todos los tiempos; y su “legado tenebroso”, siempre permanecerá entre nosotros.
Por ultimo citar que el compositor Bernhard Kaun, fue el encargado de musicalizar el film, quien también se repite el plato tras aportar con la banda sonora de “Frankenstein” (1931), en donde privilegia la orquestación dramática, que profundiza en el misterio, pero que incluye algunos toques cómicos.
“Have a potato”
Se tiene la creencia de que los lugares espantosos lo son siempre, aunque nadie esté ahí para comprobarlo… lo mismo sucede con las personas…
Un cementerio, siempre permanece embrujado; un templo siempre guarda espíritus; y un caserón en la colina, es hogar de sombras sin dueño.
Cuando Universal Studios todavía no había dado sus mejores obras en el terreno del terror gótico, The Old Dark House ya aparecía como una película que auto parodiaba el estilo que se estaba cultivando, y aun lo que estaba por llegar.
Y aquí, sin lugar a dudas, la familia Femm representa un antecedente de familia monstruosa que se han repetido de forma sistemática en otras películas de horror:
En aquellas en las que unos viajeros, por curiosidad o accidente, llegan a una casa o granja, y son acogidos por una familia, a priori un poco rara; ignorantes de la pesadilla que está por venir; y para ver un linaje literario de la película de terror, aparte de Bram Stoker y Mary Shelley; podemos ver cómo el escalofriante hermano Saul, acechando en la parte superior de la casa, se encuentra en una línea que se extiende desde la loca de Charlotte Brontë en el ático, hasta el encarcelado Hannibal Lecter de Thomas Harris, persuadiendo astutamente a la gente para que cumpla sus órdenes.
Y también hay un toque del mayordomo de Evelyn Waugh, Philbrick, de “Decline and Fall”
Por lo que dentro de esta tradición fantástica, encontramos títulos tan señeros como “The Texas Chainsaw Massacre” (1974) o la más reciente, “House of 1000 Corpses” (2003)
Pero en su concepto formal, conectaríamos este estereotipo familiar con la película “Freaks” (1932)
No obstante, los parámetros del terror han cambiado, pero a pesar de ello, The Old Dark House no resulta ridícula, risible o absurda, como otros de sus coetáneos; sino que sigue siendo una metáfora sobre la demencia y sus consecuencias, la psique humana ante lo desconocido… y muy en el fondo, hasta los devastadores efectos de la endogamia y el alcohol.

“The fact is, Morgan is an uncivilized brute.
Sometimes he drinks heavily.
A night like this will set him going and once he's drunk he's rather dangerous”



Comentarios

Entradas populares