White Zombie

“The Dead Walk Among Us!”

Un “zombie” del francés haitiano “zombi” o del criollo haitiano “zonbi”, es un “no-muerto” ficticio que se crea a través de la reanimación de un cadáver humano.
Los zombis se encuentran más comúnmente en las obras de género de terror y fantasía; y es un término que proviene del folklore haitiano, en el que un zombi, es un cadáver reanimado a través de varios métodos, comúnmente la magia; no obstante, las descripciones modernas de la reanimación de los muertos, no implican necesariamente la magia, sino que a menudo invocan métodos de ciencia ficción como los portadores, radiación, enfermedades mentales, vectores, patógenos, accidentes científicos, etc.
La palabra inglesa “zombie”, se registró por primera vez en 1819, en una historia de Brasil, por el poeta Robert Southey, en forma de “zombi”; posteriormente el Oxford English Dictionary da el origen de la palabra como en África Occidental, y la compara con las palabras de “Kongo nzambi” o “dios” y “zumbi” o “fetiche”
Un diccionario kimbundu portugués de 1903, define la palabra relacionada “nzumbi” como “alma”; mientras que un diccionario Kimbundu-portugués posterior lo define como “un espíritu que se supone que vaga por La Tierra para atormentar a los vivos”
Los zombis aparecen ampliamente en el folklore rural haitiano como personas muertas, revividas físicamente por el acto de necromancia de un “bokor”, hechicero o bruja.
Al bokor se le opone el “houngan” o sacerdote, y el mambo o sacerdotisa de la religión vudú formal; por lo que un zombie permanece bajo el control del “bokor” como un esclavo personal, sin tener voluntad propia.
La tradición haitiana también incluye un tipo de zombie incorpóreo, “el zombie astral”, que forma parte del alma humana.
De esa manera, un “bokor” puede capturar a un zombie astral para mejorar su poder espiritual; y éste también puede ser sellado dentro de una botella especialmente decorada por un “bokor”, y venderse a un cliente para traer suerte, curación, o éxito comercial.
Se cree que eventualmente Dios recuperará el alma del zombi, por lo que el zombi es una entidad espiritual temporal.
Los 2 tipos de zombies reflejan el dualismo del alma, una creencia del vudú haitiano; y cada tipo de zombi legendario, por tanto, le falta una mitad de su alma, sea la carne o el espíritu.
Así las cosas, la creencia zombi tiene sus raíces en las tradiciones traídas a Haití por los esclavos africanos, y sus experiencias posteriores en El Nuevo Mundo.
Se pensó que la deidad vudú, Baron Samedi, los sacaría de su tumba para llevarlos a una vida celestial “Guinea”, a menos que lo hubieran ofendido de alguna manera, en cuyo caso serían un esclavo para siempre después de la muerte, como un zombie.
Un zombie también podría ser salvado dándoles sal…
De esa manera, el concepto moderno de zombie fue fuertemente influenciado por la esclavitud haitiana; pues los conductores de esclavos en las plantaciones, que solían ser esclavos y, a veces sacerdotes vudú, utilizaban el miedo a la zombificación para disuadir a los esclavos de cometer suicidio.
Si bien la mayoría de los estudiosos han asociado al zombi haitiano con las culturas africanas, también se ha sugerido una conexión con el pueblo taíno indígena de la isla, basado en parte en un relato de las prácticas chamánicas nativas escritas por el monje Jerónimo Pané, un compañero de Cristóbal Colón.
El fenómeno de los zombis haitianos, atrajo la atención internacional por primera vez durante la ocupación de Haití por los Estados Unidos, de 1915 a 1934, cuando comenzaron a surgir varias historias de casos de supuestos “zombies”
Y es que los zombis tienen una herencia literaria compleja, con antecedentes que van de Richard Matheson a H.P. Lovecraft y Mary Shelley y su “Frankenstein”, basándose en el folklore europeo del “no-muerto”
Uno de los primeros libros en exponer a la cultura occidental al concepto del zombi vudú, fue “The Magic Island” de W.B. Seabrook, en 1929.
La revista Time afirmó, que el libro “introdujo el concepto zombi en el discurso de Estados Unidos”
Por otra parte, una película de zombies, es un género cinematográfico que incluye criaturas ficticias generalmente retratadas como cadáveres reanimados o seres humanos infectados por virus; y son comúnmente retratados como caníbales en la naturaleza, a menudo encuadrado dentro de la serie B del cine, pero que cuenta con una amplia representación de películas a lo largo de la historia.
Como género independiente, cuenta con sus propias convenciones, de las cuales la única fundamental es, la presencia de los “muertos vivientes”, no confundir con el término mal traducido “no-muertos” del inglés “undead”
Así, el cine de zombis surgió en los años 1930, como reflejo del folclore y las leyendas haitianas asociadas a la magia negra y el vudú.
Dicho folclore llegó al público estadounidense de la mano de William Buehler Seabrook, un estadounidense perteneciente a la generación perdida, que fue ocultista, explorador, viajero y periodista; cuyo padre era sacerdote protestante, y en su árbol familiar se puede rastrear hasta llegar a un Buehler, amigo del célebre Wesley, que fue Obispo de Gales en el siglo XVIII.
Y es posible que esta infancia marcada por un padre religioso y ausente, debido a sus obligaciones sacerdotales, provocara en el futuro viajero, tanto su atracción por el misticismo y lo sobrenatural, como su inclinación hacia los aspectos más oscuros.
Sea como fuere, Seabrook recibió una excelente educación, tanto en su patria como en Europa, donde estudió metafísica y filosofía en la Universidad de Ginebra en Suiza; y tras su estancia en Haití,  desarrolló un interés en el vudú y el “Culte des Mortes” 
Entre los ritos recogidos por Seabrook, se encontraba uno mediante el cual, un hechicero podía, supuestamente, revivir a los muertos y privarlos de voluntad para hacerlos trabajar a su servicio.
Seabrook citó el artículo 246 del Código Penal haitiano que se aprobó en 1864, afirmando que era un reconocimiento oficial de zombies.
Este pasaje se usó más tarde en materiales promocionales para la película “White Zombie” de 1932, que dice:
“También, deberá calificarse como intento de asesinato, el empleo que puede realizar cualquier persona con sustancias que, sin causar la muerte real, produzcan un coma letárgico más o menos prolongado.
Si, después de administrar tales sustancias, la persona ha sido enterrada, el acto se considerará un asesinato, sin importar el resultado que se obtenga”
Seabrook recibió nada menos que $15.000 como adelanto por su nuevo libro:
“The Magic Island” (1929), que se convirtió automáticamente en un “best seller” y que todavía hoy es un clásico en su género; de hecho, al libro se le acredita la introducción del concepto de zombi en la cultura popular universal, ya no solo en EEEUU.
Pero el viajero “del Más Allá” seguía buscando lo prohibido, movido por una inquietud interior que le obligaba a huir continuamente de sí mismo, y de la civilización; y aunque Seabrook tuvo una fascinación con las prácticas ocultas del satanismo y el vudú, al ver de primera mano, tanto en los países del Tercer Mundo, documentado en sus libros “The Magic Island” (1929), y “Jungle Ways” (1930), así como de aquellas en Londres, París y New York; llegó a la conclusión de que no había visto nada que no tuviera explicación racional científica, una teoría que se detalla en “Witchcraft: Its Power In The World Today” (1940)
Por otro lado, el 10 de febrero de 1932, se estrenó en Broadway una obra de Kenneth Webb, titulada “Zombie”, que estaba libremente basada en la novela de Seabrook.
Finalmente, William Seabrook encontró la muerte a través del suicidó por sobredosis de drogas, el 20 de septiembre de 1945, tenía 61 años…
¿Revivió?
Él no, pero su obra sí.
“They are not men, madame.
They are dead bodies!”
White Zombie es una película de terror, del año 1932, dirigida por Victor Halperin.
Protagonizada por Bela Lugosi, Madge Bellamy, Robert Frazer, Brandong Hurst, John Harron, Joseph Cawthorn, entre otros.
El guión es de Garnett Weston, basado en el libro “The Magic Island” (1929) de William Seabrook, que trata sobre la transformación de una mujer joven en un zombie, a manos de un malvado maestro vudú.
No obstante, en la etapa de preproducción, Kenneth S. Webb, autor de la obra “Zombie”, que se inauguró en New York en febrero de 1932; demandó a Edward y Victor Halperin, productores de White Zombie, por los derechos de la película; sin embargo, Los Halperin ganaron el caso; y con la esperanza de sacar provecho del interés de EEUU por el vudú, que comenzó con el libro de William B. Seabrook de 1929 sobre el vudú haitiano, “The Magic Island”, la película, entonces titulada solamente como “Zombie”, comenzó a desarrollarse a principios de 1932; por lo que Los Halperin arrendaron un espacio de oficinas de Universal Studios; donde la protagonista de la obra de teatro, Pauline Starke, que fue dirigida por su esposo George Sherwood, se sintió decepcionada por no obtener el papel, pero es comprensible dado el litigio que se produjo; y Los Halperin eligieron a otra antigua estrella silenciosa, Madge Bellamy, como protagonista.
White Zombie es célebre por ser la primera película de la historia en la que aparecen zombis, “muertos vivientes” y es una de las primeras películas independientes; que fue financiada por el propio director y por su hermano Edward, y sin duda es todo un clásico que merece ser reivindicado; siendo superada en su fama sólo por el filme “Dracula” (1931), aquí no tienen nada que ver con la definición que han terminado por tener estas criaturas en el cine de terror; pue aquí, los zombis son de su variante vudú, lo que trae a colación el carácter exótico de la cinta, hasta el punto de que yo dudaría incluso en clasificarla como una historia de terror, y más bien como una oscura película de aventuras con damiselas en peligro, héroes intrépidos, un malsano triángulo amoroso, y un villano caricaturesco.
Pero también, paradójicamente, se trata de una cinta hasta cierto punto revolucionaria, que con su tratamiento del horror, se desmarcó del pseudo-gótico de Universal, y presagiaría trabajos posteriores importantes, especialmente la obra del productor Val Lewton durante los años 40.
Su representación de la magia negra, la sexualidad malsana de sus villanos, y la no escasa cantidad de violencia de su argumento, sólo fueron posibles gracias a su condición de película independiente; y al hecho de que se estrenó en 1932, antes de que El Código Hays de producción entrara en pleno vigor.
Esta producción de Halperin, sobresalió por ser un film gótico con un excelente trabajó de fotografía y diseño de producción, que se destaca en  esos escalofriantes escenarios que se pueden ver en la película; y recordemos que en 1932, el cine de terror se encontraba en pañales, por lo que White Zombie fue toda una sensación.
Sin embargo, para ser una producción que no contó con una gran presupuesto, el laburo de los productores fue excelente; ya que los zombies tuvieron un maquillaje fabuloso, e inclusive hoy cuando los ves, lucen absolutamente aterradores.
Una secuela, “Revolt Of The Zombies” (1936), abrió las puertas al género zombie.
Así las cosas, el American Securities, normalmente asociada con las películas de género, ayudó con el financiamiento con pocos recursos, y cuando Los Halperin estaban a punto de lanzar “Revolt Of The Zombies”, American afirmó que su contrato con Los Halperin en White Zombie, le otorgaba derechos exclusivos al uso de la palabra “zombie” en el título de una película.
Nuevamente, el caso judicial resultante se decidió a favor de American, y el lanzamiento de “Revolt Of The Zombies” se enfrentó a una orden judicial hasta que Los Halperin llegaron a un acurdo con American, y lo hicieron por una suma de $11,000.
Además, Bela Lugosi, que el año anterior había interpretado al mítico vampiro “Dracula” (1931) para Universal, se consolidaba como el actor más grande del género, con una pequeña joya, hoy película de culto, realizada por una productora independiente, pero con todas las características y bondades de los títulos de los grandes estudios de la época.
Para colmo de males, como los Halperin no pudieron pagar el préstamo oportunamente, Sherman Krellberg, un financista, se hizo cargo de los derechos, y volvió a distribuir periódicamente la película a través de pequeños distribuidores, siendo la última vez, en 1972.
La película se estrenó en New York, con una recepción negativa, pues solo el 15% del metraje de White Zombie era sonoro, por lo que el film cosechó malas críticas.
Sin embargo, el público la respaldó, convirtiéndola en un trabajo muy rentable para Los Halperin.
Por su parte, los críticos dijeron que la historia era exagerada, y la actuación débil; y si bien la película obtuvo un beneficio financiero sustancial como una película independiente, resultó ser menos popular que otras películas de terror de la época.
Además, White Zombie experimentó problemas de distribución desde el principio, y pasó por varios estudios cinematográficos, incluidos Columbia Studios y Educational Pictures, antes de su lanzamiento inicial.
United Artists había distribuido varias películas independientes y extranjeras ese año, y compró los derechos para estrenar White Zombie.
Una vista previa de White Zombie, en el primer corte, se mostró el 16 de junio de 1932, en la ciudad de New York.
Esta proyección tuvo un tiempo de ejecución de 74 minutos, mientras que las impresiones de distribución regular, tuvieron solo 69 minutos.
En 1933 y 1934, la película experimentó números positivos de taquilla en ciudades pequeñas en los Estados Unidos, así como en Alemania, bajo el título:
“Flucht von der Teufelsinsel”, siendo una de las pocas películas de terror estadounidenses, aprobadas por los nazis.
El éxito y la popularidad de la película, llevó a Victor Halperin a un contrato con Paramount Studios.
Con un presupuesto aproximado de $50,000; ha llegado a recaudar a día de hoy, unos $8 millones sólo en EEUU.
White Zombie ofrece una propuesta singular, cargada de maldad, de temática sobrenatural, de amor obsesivo, y de pasión que va más allá de muerte.
Pero la película se pensó perdida, hasta su redescubrimiento en los años 60; al tiempo que se libró una batalla judicial entre el distribuidor de películas, Frank Storace, y la propiedad de Stanley Krellberg, el propietario de los derechos de autor de la película.
Storace había deseado producir una versión restaurada de la película, pero los herederos le negaron el acceso a las imágenes originales que tenían en su poder.
Storace abandonó la batalla en La Corte, y no ganó su acceso a sus imágenes originales.
Cabe señalar que hoy, White Zombie también está disponible en una versión coloreada por ordenador.
La película fue filmada en solo 11 días, y grandes porciones fueron filmadas en el lote de Universal Studios, tomando prestados muchos accesorios y escenarios de otras películas de terror de la época como:
“The Cat and The Canary”, “Frankenstein” y “The Hunchback of Notre Dame”
La acción sigue a Neil Parker (John Harron) y Madeleine Short (Madge Bellamy), una joven pareja que viajan a Haití, invitados por El Terrateniente, Charles Beaumont (Robert Frazer), para celebrar su matrimonio.
Sin embargo, Beaumont está enamorado de Madeleine, y guarda esperanzas de que ella acceda a casarse con él.
Al ser rechazado, acude al hechicero de vudú local, Legendre (Bela Lugosi)
Su plan es que Legendre la convierta en zombi, se declare muerta, y se entierre; y una vez que Neil vuelva a los Estados Unidos, sería revivida, permaneciendo junto a él.
Sin embargo, Legendre tiene sus propios planes para Madeleine y para Beaumont…
La acción se centra en la atracción que siente Legendre por la misma mujer, la cual ya está comprometida.
Estos 2 hombres, lucharán por ella, pero de un modo egocéntrico, por ello, cuando se apropian de ella, es solamente un cuerpo sin vida, sin sentimientos, sin amor... como un objeto juguete; pero es el amor que siente por su esposo, el que le dará vida a su cuerpo nuevamente.
White Zombi ya recogía casi todos los tópicos que definirían el cine de zombis durante más de 30 años, y esos eran:
Un villano poderoso, que posee una legión de zombis que trabajan para él, y que son el instrumento para sus siniestras intenciones.
Pero este filme casi parece un western; lo increíble es que Lugosi, en su 2ª película, ya se parodiaba a sí mismo en tan sólo 3 días de rodaje en los que estuvo.
Por ello, estamos ante los comienzos del cine sonoro, y eso se nota bastante en esta entrega, ya que tenemos largos silencios, exceso de maquillaje y sobreactuaciones, y en realidad podemos hablar perfectamente de cine mudo sonorizado.
La película obviamente se hizo con un presupuesto de cuerdas de zapatos, pero hay muchas imágenes visuales sorprendentes, especialmente las que involucran a Bellamy después de que Lugosi la atrape.
Los zombies son muy espeluznantes, y son los precursores de los clásicos de zombies que luego hicieron Tourneur, Romero, Fulci y Raimi.
Para estos y por Lugosi, White Zombie es una visita obligada para cualquier aficionado al horror.
Ciertamente no está a la altura de “Dracula” o “Frankenstein”, pero los tipos de audiencia que buscan imágenes de terror, la disfrutarán; porque aquí comenzó todo...
“Stranger things are happening than you ever dreamed of!”
Hay algo en las películas de terror de la década de 1930 que las hace realmente especiales e inquietantes; probablemente tenga mucho que ver con que los fanáticos sean nuevos, y los directores sean libres de experimentar con los trucos aprendidos del expresionismo alemán…
Cualquiera que sea la explicación, las mejores películas de los años 30, como “Frankenstein”, “Bride Of Frankenstein”, y “The Invisible Man” de James Whale; y “Dracula” y “Freaks” de Todd Browning, tienen una calidad de ensueño que se pega al cerebro y simplemente no se ira..
Ya el 10 de febrero de 1932, se estrenó en Broadway una obra de teatro de Kenneth Webb, titulada “Zombie”, que estaba basada en el libro “The Magic Island” de W.B. Seabrook; y aunque la obra no tuvo demasiado éxito, y fue retirada tras 21 representaciones, Edward y Victor Halperin, propietarios de una pequeña productora de cine independiente, repararon en ella.
Victor había dirigido varias películas, 5 silentes y 3 de las denominadas “talkies”, que lamentablemente no dejaron mucha evidencia histórica; en forma independiente, y tenía sus propias ideas con respecto al cine.
Con su hermano Edward, formó la productora a principios de los años 20, y la compañía llevó a cabo unas 30 películas, todas mudas.
Por encargo de los hermanos Halperin, Garnett Weston escribió un guión basado en la obra de teatro de Kenneth Webb, autor que intentó detener el rodaje de la película por considerarlo un plagio, pero no tuvo éxito en su empeño, por lo que la película fue finalmente estrenada el 4 de agosto de 1932.
La historia de Garnett Weston, se centra más en la acción que en el diálogo; y para ayudar a Los Halperin, el productor Phil Goldstone ayudó a conseguir fondos para White Zombie, como lo había hecho para otras películas independientes en ese momento.
Gran parte de la financiación, provino de Amusement Securities Corp.; y White Zombie fue filmado finalmente en 11 días, en marzo de 1932, y fue rodado en el lote de Universal Studios, en RKO-Pathé, y en Bronson Canyon; con un presupuesto tan pequeño, aproximadamente $50,000 que tenía que ser filmado en la noche.
Además de Bela Lugosi y Joseph Cawthorn , la mayoría del elenco en White Zombie eran actores cuya fama había disminuido desde La Era del Cine Mudo.
Desde lo técnico, el diseñador de decorados, Ralph Berger, utilizó los sets alquilados de películas anteriores.
Estos conjuntos incluían los grandes salones de “Dracula”; pilares y un balcón colgante de “The Hunchback of Notre Dame”; los pasillos oscuros de “Frankenstein” y las sillas de “The Cat and The Canary”
En RKO-Pathé, se usaron los decorados de “The King of Kings” (1927) que se utilizaron para el interior del castillo de Legendre.
Además de Berger, el director asistente, William Cody, y el director de sonido, L.E. “Pete” Clark, obtuvieron su primer crédito cinematográfico al trabajar en White Zombie.
Jack Pierce, el artista de maquillaje de Lugosi en White Zombie, había sido responsable del maquillaje de varias otras películas de terror famosas de la época, como “Frankenstein”, “The Wolf Man” y “The Mummy”
La historia arranca a la llegada a Haití de Madeleine Short, que se reúne con su novio Neil Parker, con inminentes planes de casarse.
En el camino hacia su alojamiento, el cochero de la pareja pasa por ritual a cargo de un hombre llamado “Murder Legendre”, un malvado maestro vudú, que los observa con interés.
Neil y Madeleine, llegan a la casa del rico propietario de una plantación, Charles Beaumont; pero el amor de Charles por Madeleine, lo impulsa a encontrarse con Legendre en secreto, en el molino de caña de azúcar de Murder, operado en su totalidad por zombies.
Charles quiere convencer a Madeleine para que se case con él, y solicita la ayuda sobrenatural de Murder; que afirma que la única forma de ayudarlo, es transformar a Madeleine en un zombi con una poción.
Beaumont está de acuerdo, toma la poción, y se la entrega a Madeleine a escondidas.
Poco después de la ceremonia de boda de Madeleine y Neil, la poción entra en acción en Madeleine, quien luego muere, y es sepultada.
Legendre y Charles entran a la tumba por la noche, y la devuelven a la vida como zombie.
En un estado de embriaguez, un Neil deprimido, ve las apariciones fantasmales de Madeleine, y va a su tumba… al encontrarla vacía, Neil busca la ayuda del misionero local, El Dr. Bruner, quien cuenta cómo Murder convirtió a muchos de sus rivales en zombies, que ahora actúan como sus guardianes más cercanos.
Los 2 hombres viajan al castillo de Murder, para rescatar a Madeleine que ahora actúan como uno más de los guardianes más cercanos de Legendre.
Allí, Charles comienza a lamentar la transformación de Madeleine, y le pide a Murder que le devuelva la vida, pero Murder se niega.
Charles descubre que ha sido manchado por el vudú de Murder, y también se está transformando en un zombie... y cuando Neil entra en la fortaleza, Murder siente su presencia, y en silencio, le ordena a Madeleine que lo mate.
Se acerca a Neil con un cuchillo, pero Bruner agarra su mano de detrás de una cortina, haciéndola caer, y alejándose.
Neil sigue a Madeleine a un acantilado, donde Murder ordena a sus guardianes zombies que maten a Neil.
Bruner se acerca a Murder, y lo derriba, rompiendo el control mental de Murder sobre sus zombies.
Sin ser direccionados, los zombies caen del acantilado.
Murder se despierta, y elude a Neil y Bruner, pero Charles empuja a Murder por el precipicio.
Charles pierde el equilibrio, y también cae a su muerte, rompiéndose el encantamiento sobre Madeleine.
Cabe señalar que en la mayoría de las películas de zombis, los personajes identifican a los muertos vivientes como “zombis”, porque son un concepto muy arraigado dentro de la cultura popular, sino veamos la versión de TV de “The Walking Dead”, que es una de las excepciones, aunque en las novelas gráficas sí les llaman zombis; así́ que resulta interesante presenciar una obra previa a la “zombificación” de las masas.
En White Zombie, los zombis son al estilo de los del folclor rural haitiano, la acción se desarrolla en Haití, es decir, personas que son puestas en estado cataléptico por un hechicero, o “bokor”, y luego sacadas de sus tumbas y resucitadas, pero sin pleno uso de su cerebro, usándolas después como esclavos “sin alma”
El concepto de los zombis para el público estadounidense era muy nuevo en ese entonces; de hecho, de acuerdo a la revista Time, la palabra “zombie” fue introducida apenas 3 años antes, en 1929, por medio del libro “The Magic Island” de William Seabrook.
Por lo que tanto para La Generación X como para Los Millenials, que crecieron cuando los zombis modernos ya estaban arraigados en el subconsciente, puede resultar interesante ver, cómo se ha modificado el concepto original a partir de esta cinta.
Primero, el cine sonoro se había asentado en 1927 con el lanzamiento de “The Jazz Singer”, y para cuando se filmó White Zombie, no todas las casas productoras se habían mudado a esta novedad, no sólo porque se requería mayor inversión, sino porque la mayoría de los cines tardaron en cambiar sus equipos de proyección para incluir audio.
En el caso de los actores de cine, estos tenían la experiencia de interpretar los personajes de otra manera; al no hablar, enfatizaban demasiado los movimientos; y la pantomima era su principal herramienta; y en algunos casos, como el de John Gilbert, su voz no ayudaba, y de ser el principal galán de Hollywood después de Rodolfo Valentino, en La Era de los “talkies”, su carrera terminó debido a su voz aguda.
En White Zombie es muy notorio lo difícil de la transición, no sólo para los actores, sino también para el guionista, Garnett Weston, que escribió muy pocos diálogos; y para el director Halperin, que no sabía cómo llenar los tiempos muertos, si me permiten la broma interna.
Halperin filma este melodrama poético como un trance; y el resultado único constituye un puente virtual entre el horror universal clásico y las producciones posteriores de Val Lewton, que era un novelista, productor y guionista ruso-estadounidense, mejor conocido por una serie de películas de terror de bajo presupuesto, que produjo para RKO Pictures en la década de 1940.
Su estilo, que recuerda a su contemporáneo Todd Browning, forma parte fundamental de ese universo del primer terror fílmico, plagado de castillos centroeuropeos, nubes de humo, damiselas en peligro y aparatosas sobreactuaciones.
Este último rasgo, prodigado generosamente por “El Maestro de La Oscuridad”, Bela Lugosi; cuya grata presencia de polifacético malvado, destaca al encarnar a Legendre, el ladrón de cuerpos y brujo que maneja a los zombies telepáticamente, con solo un apretón de sus manos demoníacas.
Y con una sola gota de su misteriosa poción, es suficiente para conducir a un estado de coma letárgico, o sueño débil, similar a la muerte.
De esta forma, el brujo puede robar el cadáver y, mediante una conexión telepática, gobernar la voluntad de estos hombres sin alma.
El estilo de White Zombi, es visualmente barroco, de atmósferas densas y cargantes, con enormes acantilados pintados, y castillos góticos, de una estilización arcaizante, que traduce la estreches con que trabajaron desde los estudios, debido al modesto presupuesto con que se realizó.
De igual manera, es posible aseverar que White Zombi forma parte de esa norma implícita en el cine americano, casi siempre despreocupado por el trasfondo verosímil de sus historias, sobre todo cuando de exotismo se trata.
Y aquí, esa desconexión entre realidad y ficción, alcanza cotas hilarantes en la ligerísima explicación que da el sabio predicador sobre el origen de estas prácticas que, en palabras del guionista, “se remontan hasta El Antiguo Egipto y más atrás, en los países que eran viejos cuando Egipto era joven”
No cabe duda de que la coherencia antropológica no es un requisito del cine, menos de este género de la fanta/ciencia, aunque trate de prácticas culturales dadas por verídicas, pero los diálogos, en general, y los de corte explicativo, en particular, rayan en la mediocridad.
La historia está montada sobre este turbulento triángulo amoroso fallido, en el cual, la vida de Madeleine comenzará a correr grave peligro cuando las sospechas del Dr. Brunner se confirmen.
El rico hacendado caribeño, pretende cortejar a la joven, pero al ser rechazado, acude a la magia negra del oscuro Legendre, para convertirla en una “no muerta”, con el objetivo de cumplir su sueño de desposarla.
En adición a los personajes principales, cabe destacar la simpática troupe de zombies que constituyen el brazo armado de Bela Lugosi, una tribu mentecata y de ojos saltones, que desanda mecánicamente los densos matorrales, las criptas y el castillo, guiada por los pensamientos del Maestro del Mal.
Entre los elementos técnicos destacables, podemos mencionar la iluminación expresionista, utilizada como vehículo para amplificar la expresividad del miedo, las sobreimpresiones de los ojos de Lugosi, o la toma desde el interior del nicho, donde está el féretro de la joven dormida, que resalta entre la lisura de la realización.
En general, presenta una factura bastante irregular, que se decanta por una planificación sencilla, llevada con gran tino y elegancia por los hermanos Halperin, aunque se acredite solo a Víctor.
Pero sobre todo, la película dio el bautismo de fuego al tema del vudú y de los zombies en la pantalla grande, omnipresente en el género fantástico con el pasar de los años.
El resultado, si bien mérito de su visión en conjunto a Halperin, debe mucho, muchísimo a Arthur Martinelli, director de fotografía.
En verdad, podríamos escribir un tratado acerca de lo cuidadoso que Martinelli es con la luz.
Desde los ojos iluminados de Legendre, obtenidos con el truco más simple que se le puede ocurrir; es decir, poner un cartón con 2 orificios frente al rostro del actor y luego prender un foco; hasta la larga secuencia conversada entre el personaje del Dr. Bruner y el galán joven, Neil, que dura varios minutos y que posee una cámara inquieta, que va deambulando en la habitación, y que se oculta en la espalda de Neil, desde donde surgió al principio de la secuencia; Martinelli combina hábilmente la tradición del mudo con un dinamismo inusual para la época, evidente en la secuencia en que Legendre y sus zombies rescatan el cuerpo de Madeleine del cementerio, jugando con las sombras y las luces, consiguiendo matices asombrosos, resolviendo una atmósfera sepulcral; y que sería reproducida miles veces en el cine.
En otra secuencia lograda, la de la borrachera de Neil, parecería como si Martinelli y Halperin se dieran la mano, fotográfica y presupuestariamente hablando:
El primer plano del protagonista sentado a una mesa embriagado por la pérdida de su esposa en un lugar, donde la sombra proyectada en la pared sugiere una pareja bailando y los sonidos de risas y tragos en una cantina o algo parecido.
En el fondo, se escucha una jota española, compuesta por Xavier Cugat...
A pesar de estar lleno de personas, que jamás llegamos a ver; Neil está aislado, y se apena por su triste hado.
También, la película hace uso de imágenes proyectadas; en un momento cumbre, en la fiesta de casamiento, Madeleine alza su copa, y ve dentro de esta, el rostro maligno de Legendre, con sus ojos iluminados.
Ese rostro es también obra de Jack Pierce, maquillador de Universal, que junto con su asistente, Carl Axcelle, modeló los rostros de Lugosi y de sus zombies.
Es justo reconocer el mérito de Pierce, pero lo que caracteriza a los zombies es, en última instancia, la mirada vacía y perdida, cosa que la media docena de espectros vivientes logra con creces.
Mención aparte merece el retrato que Lugosi hace de su Legendre, a la altura de su Drácula precedente.
Legendre, no es simplemente un tipo malo, es la encarnación de algo peor que El Diablo:
Hace un pacto maléfico con el amante criminal, y envenena y zombifica a la chica.
Luego, claro, si fuera un Diablo habría cumplido su pacto; traiciona con mucha maldad, física y psíquica; y zombifica a su secuaz.
La escena en que talla el muñeco vudú frente a su víctima, es claro ejemplo que Legendre es una criatura del Averno.
La verdadera perla de la película, es la secuencia en que Legendre ordena a “la zombie blanca” del título, asesinar a Neil, ante la impotencia del próximo-a-zombificarse Beaumont.
Es un clímax sin diálogos ni otros sonidos más que música, mérito de compositor Abe Meyer.
En esos minutos de tensión, White Zombie se convierte en una película muda, en la que los primeros planos de rostros encrespados y los movimientos histriónicos de los actores principales son más apropiados.
En ese momento la película funciona de otra manera, y hace énfasis en un carácter que visto hoy en día es excitante y sorprendente descubrir.
Pero sobretodo, la escena está muy bien hecha, inclusive para los estándares actuales, donde el suspenso y el horror se dan la mano de una manera poco vista por su efectividad.
Hay que tener en cuenta, que esta película no es una superproducción de la Universal, sino que es una película independiente, y que de alguna manera consiguió contratar a uno de los actores estrella del momento:
Bela Lugosi, y aun así, tuvieron presupuesto para hacer una película con decorados variados, y una atmósfera muy siniestra, especialmente en algunos momentos, como cuando se muestra a los zombis trabajando en la refinería de Legendre.
White Zombie, a través de la mortificación de su reparto, refleja lo difícil que fue evolucionar del cine silente al cine sonoro; y como sucede en las películas de este género, es el villano quien lleva el peso de la trama, y en este caso, las deficiencias de la producción, son balanceadas gracias a la actuación de Lugosi, como Murder Legendre, quien como siempre, logra impactar por su imponente voz y presencia escénica.
Bela Lugosi está muy impresionante, y hace que la película valga la pena.
Como curiosidad, en los créditos, se nombra al “White Zombie” como protagonizado por Bela (Dracula) Lugosi”
Lugosi, quien estaba en un punto muy alto de su carrera tras su participación en “Dracula”, es sin duda alguna lo mejor de la cinta, y su presencia aporta una gran dosis de dignidad a una trama algo básica, y una estructura de aventuras muy sencilla, destinada a estimular los referentes más manidos del público.
Aparte de su nombre, el maquillaje que porta le hace parecer literalmente un diablo, y las numerosas escenas en las que usa sus poderes hipnóticos, sumadas a la recreación superficial del vudú y lo zombi a lo largo de todo el metraje, imprimen a la cinta, una capa de exotismo que debe haber funcionado muy bien con un público que fácilmente asociaba todas las culturas foráneas con brujería.
Por otro lado, gusta mucho el personaje de Legendre:
Él es malvado, pero tranquilo e inteligente, lo cual lo hace parecer todavía más malo, no hay nada que parezca escapar a su control, y todo eso sin necesidad de recurrir a la violencia.
Lugosi aún tenía algunos dejes de su reciente interpretación de “Dracula”, película de la cual también se toma y amplía la imagen de los ojos de Lugosi como mirada amenazante en primer plano, seña de identidad del húngaro que se repitió en películas posteriores, con más o menos suerte.
Se cuenta que Lugosi pronunció aquí algunas palabras en un francés impecable, curiosamente, sin un rastro de su acento húngaro característico, sino que suena como un verdadero nativo de Francia; y no está claro, si Bela era fluido en el idioma…
Y es que cuando Bela Lugosi apareció en White Zombie, ya era popular entre las audiencias contemporáneas después de su papel protagónico en la exitosa película de 1931 y “Murders in The Rue Morgue” (1932), y los historiadores de cine descubrieron que era sorprendente que se apuntara a un película de bajo presupuesto, de productores sin historial en Hollywood.
Además, según los amigos de Bela Lugosi, el actor siempre lamentaba haber tomado el papel de Murder Legendre por solo $800, mientras que la película tuvo bastante éxito en la taquilla…
La especulación sobre la cantidad exacta que se pagó al actor, generalmente oscila entre $400 y $900 después de que Lugosi rechazara un porcentaje de la película a favor de un salario fijo.
Un asociado del actor, dijo que $5,000 fue depositado en su cuenta.
Por lo que Lugosi se amargó por su decisión, y siempre se sintió mal pagado, independientemente de la cantidad que finalmente fuera.
En años posteriores, cuando se abordó el tema de la inesperada sorpresa de la taquilla, se rascaba la palma de la mano y preguntaba:
¿Dónde estaba el dinero?
La reacción del elenco y el equipo ante Lugosi en el set, fue mixta:
Madge Bellamy recordó su colaboración con Lugosi de manera positiva, afirmando que era muy agradable, y que solía besarle la mano en la mañana cuando iban al set.
En contraste, el camarógrafo asistente, Enzo Martinelli, comentó que “Lugosi no era realmente un tipo amistoso en el set”
El actor Clarence Muse, que interpretó al conductor del autocar, afirmó que algunas escenas fueron reescritas, o replanteadas en parte por Lugosi, quien también ayudó a dirigir algunas re-tomas; algo que también es sostenido por su hijo, Bela Lugosi Jr.
No obstante, el modelo de Lugosi para su interpretación de Murder Legendre en White Zombie, pudo haber sido el personaje que interpretó en “Sklaven Fremdes Willens” (1919), su primera película alemana, en la que interpretó a un hipnotizador con fascinantes ojos.
Como personaje, Legendre tiene un séquito de muertos vivientes a su servicio.
Estos zombis, que en vida eran enemigos suyos, el brujo los emplea como esclavos.
Vemos aquí un concepto bastante diferente al que décadas después usarían otros directores; pues los zombis del realizador Victor Halperin, no son seres que asedian a los vivos para comer su carne; de hecho, en ningún momento devoran a nadie; sino sólo son los apáticos y robóticos sirvientes del siniestro nigromante, que obedecen ciegamente su voluntad.
El brujo los maneja mediante hipnosis, y un extraño “mudra” o gesto con las manos.
A los zombis, Legendre los utiliza entre otras cosas, para que trabajen sin descanso, haciendo girar la rueda de su molino.
Y cuando Madeleine retorna en forma de zombi, sigue teniendo buen aspecto, pues éstos cadáveres andantes no se pudren, pero se comporta como un autómata, no habla, no muestra ninguna emoción, y tiene siempre una mirada vacía.
Pareciera que le han extirpado el alma…
Ese es el “alto precio” que Beaumont debía pagar para tenerla…
Y ahora, cuando ya es demasiado tarde, se arrepiente de haber contratado los servicios del pérfido brujo, que además amenaza con volverse contra él.
Sin embargo, Madeleine no está completamente muerta en vida, parece que el hechizo no la ha anulado del todo; pues aún subsiste en su interior un ligero recuerdo…
Un recuerdo del amor “a-mort” o “no-muerte” que se va acrecentando conforme Neil se aproxima al castillo.
El Castillo de Beaumont, situado en una costa en lo alto de un acantilado, aporta un toque marcadamente gótico al film; también el cementerio y la cripta, contribuyen a esa tétrica atmósfera.
Salvo por Bela Lugosi, el resto de los actores nunca llegaron a destacarse en futuros trabajos, y la verdad que tampoco eran muy buenos, y en la mayoría de las escenas, reaccionan de manera exagerada.
Por demás, no podemos pasar por alto las sobreactuaciones de los 3 principales:
Beaumont (Robert Frazer), Neil (John Harron) y la bella Madeleine (Magde Bellamy); incluso en ciertos momentos se presta a este vicio el propio Lugosi, especialmente a través de su melodramática mirada, que en varios momentos inunda el 100 % de la pantalla.
Por su parte, Madge Bellamy, cuyo verdadero nombre era Margaret Philpott, era una consumada estrella del cine mudo, pero había estado desocupada desde “Tonight At Twelve” (1929)
De esa picada quiso recuperarse con White Zombie, pero no lo consiguió, y apenas filmó poco más de media docena de películas, hasta que se retiró luego de “Northwest Trail” (1945), un western de bajo presupuesto de Bob Steele.
Bellamy, como protagonista de la cinta, llevaba entonces 49 películas antes de White Zombie, y su incomodidad para hablar es notoria.
De hecho, parece sentirse mejor cuando es zombificada...
Phil Goldstone, había trabajado previamente con Bellamy, y le ofreció el papel de Madeleine Short por un salario de $5,000
Para el papel del Dr. Bruner, Los Halperin buscaron a un actor con valor de nombre, y decidieron elegir a Joseph Cawthorn, quien era conocido por el público, solo como un alivio cómico en papeles de teatro y cine.
En general, un gran porcentaje del equipo acreditado de esta película, tiene sus nombres enumerados simplemente bajo el título “Arte y Técnica”, sin más identificación de trabajo.
Como curiosidad, la escena es que el zombie es aplastado por el molinillo, después de caer en la rampa en la fábrica, falta en la mayoría de las impresiones disponibles.
La escena en la que Madeleine se prepara para su boda por parte de sus 2 doncellas, fue censurada en algunas impresiones, porque Madeleine se muestra en su ropa interior…
El largometraje presenta algunos inconvenientes relacionados con actuaciones poco convincentes, o tendientes a la sobreactuación que parecen extraídas de relatos del cine mudo.
De hecho, los realizadores que provenían del medio mudo, tienden a remarcar ciertos recursos y vicios vistos en ese tipo de cine más primitivo.
El floreciente cine sonoro, todavía era utilizado más como un avance tecnológico que con fines narrativos.
No obstante, algunos momentos del relato, generan cierta tensión, y cumplen con el objetivo justamente por querer desafiar al sonido.
En la secuencia final, en que Legendre busca  asesinar a Neil, prácticamente no tenemos ni diálogos, ni sonidos diegéticos.
Lo que prima es la música de Abe Meyer, que junto con varios planos cortos y las expresiones de los actores, nos brinda un relato prácticamente mudo, cuyo fuerte radica en lo silente y en lo que se ve.
Y es realmente interesante el caso de esta película, debido a lo que significó para el género, y en particular, por ser una cinta menor con un presupuesto súper acotado, donde parte del arte que se ve había sido utilizado previamente en otras producciones; además, más allá de todas sus falencias a nivel narrativo e interpretativo, el director logró erigir algunos climas y atmósferas bastante logradas por medio de una estética que combinaba lo barroco con lo gótico; por lo que siempre uno como espectador, debe situarse y considerar el contexto en el cual fue estrenado el film, y es ahí que puede considerarse a la película como un pequeño logro, ya que no solo comenzó el cine de zombies, sino que además, a pesar de ser bastante sencilla en términos cinematográficos, se utilizaron algunos recursos técnicos destacables, como:
Sobreimpresiones, fotograma dividido, entre otros.
En el fondo, el alumbramiento del mito del zombi, se produce tan sólo un año antes de que Hitler se yerga como Canciller del Tercer Reich.
La doble dimensión esclavo-criminal del zombi, puede leerse sin dificultad desde esta óptica.
¿Cómo explicarse si no que la guardia zombi de Legendre lleve estas ostentosas cruces de hierro?
Con ello, el mito del zombi no hace sino continuar la tradición de sus antepasados, pues el vínculo entre magnetizador y magnetizado, alegorizó ya desde sus comienzos “la relación señor-esclavo”, y los excesos del poder político; lectura crítica que continuó a través del vínculo entre hipnotizador e hipnotizado.
Del mismo modo, la relación entre zombificador y zombi, se erige desde su propia embriogénesis, como alegoría de la perversión totalitaria y de la morbosidad
social, así como el poder hipnótico del zombificador constituye una metáfora clara de las oscuras fuerzas de atracción que estaban adquiriendo ciertos líderes políticos del momento, entre los que sobresale, naturalmente, Adolf Hitler.
Todos los hipno-zombificadores son unos excelentes manipuladores de masas, como Konrad Heiden, primer biógrafo de Hitler, escribió:
“La gente sueña y un adivino les cuenta lo que están soñando”
Pero el primero que sueña es en verdad el propio hipnotizador, como muestra el hecho de que Hitler se viera a sí mismo como un “sonámbulo”
El sentido psicológico de esta pesadilla colectiva, que poseyó al mundo en los años 30, es una de sus manifestaciones simbólicas del nacimiento del mito del zombi.
Por último, la banda sonora fue supervisada por Abe Meyer, que en lugar de utilizar la música pregrabada, Meyer tuvo orquestas que grabaron nuevas versiones de composiciones para cada película específica de las que estuvo involucrado; y aquí, además de usar las selecciones clásicas:
De Mussorgsky “Pictures at an Exhibition”, de Gaston Borch “Incidental Symphonies” y de Hugo Reisenfield “Death of the Great Chief”, se emplean fragmentos de otros compositores clásicos, como:
H. Maurice Jacquet, Leo Kempenski, Franz Liszt y Richard Wagner.
La película comienza con “Chant”, que es una composición de voces sin palabras y batería, creada por el empleado de Universal Studios, Guy Bevier Williams, un especialista en música étnica.
“I thought that beauty alone would satisfy.
But the soul is gone.
I can't bear those empty, staring eyes”
Muchas veces la gente suele atribuirle al director George Romero, la creación de los zombies en el género del terror, algo que es un severo error, debido a que estos queridos personajes, ya eran un clásico en el cine, mucho antes que se estrenara “Night Of The Living Dead” en 1968.
Y desde mi punto de vista, creo que si bien George Romero no inventó a estos íconos del horror, si fue el fundador de lo que se llamó “la segunda generación de zombies” que siguen influenciando al cine de la actualidad.
Pues la primera generación de muertos vivos, tuvo su auge entre comienzos de la década del 30, y fines de los años 50.
En realidad, los zombies de esta primera época no eran villanos...
De hecho, no jodían a nadie ni generaban daños, salvo que algún brujo como Legendre se los ordenara.
Hoy en día, las películas de zombis se lanzan con tanta regularidad, al menos hubo 55 títulos que se estrenaron solo en 2014; que pueden verse como un subgénero separado de la película de horror; donde los temas de zombies relacionados con el vudú, también han aparecido en obras de espionaje o aventuras, fuera del género de terror.
Por ejemplo, la serie original “Jonny Quest” (1964) y la novela y la película de James Bond, “Live and Let Die”, cuentan con villanos caribeños que afirman falsamente el poder vudú de la zombificación, para mantener a otros temiendo a ellos.
Con todo, White Zombie es considerada como la primera película de zombies en un largometraje, y se ha descrito como el arquetipo y modelo de todas las películas de zombies posteriores.
Aunque no muchas de las primeras películas de terror siguieron el estilo de los orígenes haitianos de White Zombie, si es cierto que abrió un camino que se amplificará y consolidará en la obra de George Romero, proporcionando al cine un engendro, sin dudas memorable y multifacético.
Otras películas de terror de la década de 1930, tomaron prestados temas de White Zombie, como personas que regresan de entre los muertos, y otros elementos de la mitología zombie, como:
“The Ghost Breakers” (1940), “King Of The Zombies” (1941), “I Walked with a Zombie” (1943) y “The Plague Of The Zombies” (1966)
Y los elementos de White Zombie, son las miradas sin expresión, los tambores vudú y los zombies que realizan trabajos manuales.
Otras escenas de White Zombie que han aparecido en otras películas contemporáneas como:
“The Hand That Rocks The Cradle” de Curtis Hanson; de Michael Almereyda “Nadja” y de Tim Burton, “Ed Wood”
Por otra parte, el musical, el grupo estadounidense de rock industrial y “groove” metal llamado White Zombie, tomó su nombre de esta película.
El vocalista del grupo, Rob Zombie, dijo:
“Esta es una gran película que no mucha gente conoce...
Me sorprende que una película que esté tan fácilmente disponible, se pueda perder”
Deshecho el grupo musical en 1998, dejó canciones de contenido fantástico y surrealista, muchas de ellas influidas por películas estadounidenses de serie B o hasta en homenaje a ellas, que en cierta manera confirman la admiración de los músicos del grupo por la película de los hermanos Halperin.
Como un dato real, en 1937, mientras investigaba el folclore en Haití, Zora Neale Hurston encontró el caso de una mujer que apareció en una aldea…
Una familia afirmó que era Felicia Felix-Mentor, una familiar que había muerto, y fue enterrada en 1907 a la edad de 29 años.
La mujer fue examinada por un médico; y las radiografías indicaron que no tuvo una fractura de pierna que se sabe que tuvo Félix-Mentor.
Hurston persiguió los rumores de que las personas afectadas, recibieron una poderosa droga psicoactiva, pero ella no pudo localizar a individuos dispuestos a ofrecer mucha información.
Ella escribió:
“Además, si la ciencia llega al fondo de vudú en Haití y África, se encontrará que algunos secretos médicos importantes, aún desconocidos para la ciencia médica, le dan su poder, en lugar de los gestos de ceremonia”
¿Será cierto?

“They knew this fiend was practicing zombiism on the Natives, but when he tried it on a white girl the nation revolted”



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