A History Of Violence

“Everyone has something to hide”

Pocas películas de los últimos años han logrado mostrar de forma tan contundente, ese lado oculto de un ser humano aparentemente ubicado en el progreso y el bienestar, que muestra el eco de la bestia, el afán de supervivencia, o la búsqueda de esa segunda oportunidad existencial, y que en modo alguno puede ocultar el atavismo del animal transmutado de espécimen evolucionado; pero la probabilidad de que un acontecimiento fuera de lo común cambie nuestra vida dándole un giro de 180 grados, como cuando un coche se estrella y termina volteado boca arriba, es baja.
A menos que tengamos un secreto guardado y de pronto ya no se pueda ocultar.
Pero ese secreto necesita ser muy grande como para cambiar el cauce del río.
Y ultimadamente:
¿Qué buen ciudadano guarda un secreto tan gordo que haga que su vida corra peligro?
Por otra parte, la defensa personal es cualquier conjunto de técnicas que tienen como objetivo detener o repeler una acción ofensiva llevada a cabo contra la persona.
Y la legítima defensa o defensa propia es, en Derecho penal, una causa que justifica la realización de una conducta sancionada penalmente, eximiendo de responsabilidad a su autor, y que en caso de no cumplirse todos sus requisitos, permite reducir la pena aplicable a este último.
En otras palabras, es una situación que permite eximir, o eventualmente reducir, la sanción ante la realización de una conducta generalmente prohibida.
Una definición más concreta revela que la defensa propia es:
El contraataque o repulsa de una agresión actual, inminente e inmediata con el fin de proteger bienes jurídicos propios o ajenos.
En el cine de acción tradicional la violencia aparece como un recurso legítimo porque el héroe se ve empujado hacia ella, esto es la violencia como un régimen lógico racional moralmente admisible:
Redime y se auto-redime.
¿En qué medida el individuo va tejiendo la red de su propia vida, generando su propio destino del cual le será imposible escapar, porque lo reprimido, ya lo sabíamos, siempre retorna?
¿Hasta qué punto nuestro camino es producto de una decisión personal?
“Tom Stall had the perfect life... until he became a hero”
A History Of Violence es una película dramática con acción de 2005, dirigida por David Cronenberg.
Protagonizada por Viggo Mortensen, Maria Bello, William Hurt, Ed Harris, Ashton Holmes, Heidi Hayes, Stephen McHattie, Greg Bryk, Peter MacNeill, entre otros.
El guion, escrito por Josh Olson, está basado en la novela gráfica “A History Of Violence” de John Wagner y Vincent Locke.
El film obtuvo 2 nominaciones al Oscar como mejor actor secundario para William Hurt y como mejor guión adaptado.
A History Of Violence, pequeña en su apariencia e inmensa en su trasfondo, está empapada en una atmósfera insana que sólo necesita efímeros destellos de violencia para hablar de ella sin complejos y para lanzar un contundente discurso sobre la condición humana sin necesidad de coartadas morales o intelectuales.
A History Of Violence es una interesante visión acerca de lidiar con el pasado y Cronenberg es especialista en tratar temas relacionados con la condición mental de las personas y en esta ocasión se enfoca en la vida pasada de un hombre "normal"
Cronenberg nos indica que es difícil reanudar tu vida cuando esta ha sido turbia y sobre todo cuando has dejado enemigos.
Algo así como:
"El karma siempre regresa a saldar cuentas pendientes... y con pistola en mano!"
El hecho de que un hombre que lleva una vida pacífica se vea perturbado e intente como dé lugar defender su "presente"; generará que la audiencia sea autocrítica respecto a sus decisiones.
Lo diferente entre A History Of Violence y algunas otras historias parecidas, es que la violencia es el factor que detona el cambio de vida.
Técnicamente, la cinematografía es estupenda y nos da totalmente el sentimiento de estar en un lugar aislado, solitario en el cual, cualquier alteración a su normalidad significa desastre.
Cronenberg demuestra una vez más que su estilo es único:
Estilizado, sangriento, crudo, y sobre todo, real.
A History Of Violence es uno de los mejores thrillers psicológicos modernos; y Cronenberg recurre a la iconografía y esquemas del western:
El pueblo, la cantina, el tiroteo en la cantina, pero pervirtiéndolos mediante una puesta en escena de la violencia que la empuja hacia la crueldad.
¿Hasta qué punto nuestro pasado nos persigue y condiciona?
Algo muy oscuro late en la vida de este modelo de éxito social en la “América Profunda”
Tom Stall (Viggo Mortensen) vive felizmente con su mujer Edie (Maria Bello) y sus dos hijos, Jack (Ashton Holmes) y Sarah (Heidi Hayes), en un pequeño pueblo del estado de Indiana llamado Millbrook.
Tras sufrir un robo en su restaurante del cual se hacen eco todos los medios de comunicación del país, Tom recibe una extraña visita de alguien que afirma conocerle del pasado.
La violencia va y viene con todos los miembros de la familia, a excepción de la niña, quien encarna la inocencia.
Probablemente la mayor virtud que ofrece A History Of Violence es la de mostrar con una narrativa envolvente y precisa, esa invisible separación existente, en la que lo impecable de un comportamiento puede muy pronto desembocar marco de una tragedia, como el aparente perfecto engranaje de una familia, de pronto, ante un acontecimiento en apariencia externo, va a comprobar la peligrosa oscilación de sus estructuras, exteriorizando sus componentes la vertiente más oscura.
Es más, como en definitiva todo efecto tiene su causa, la llegada de un elemento circunstancial del destino puede derramar un auténtico torrente de consecuencias, violentando un orden quizá inicialmente considerado como inamovible, pero muy pronto revelado en la debilidad de sus estructuras.
En este sentido, la precisión de la pieza orquestada por Cronenberg es casi absoluta.
Dentro de una puesta en escena contrastada en una inicial placidez, casi se diría heredada en algunos momentos del melodrama universal de los años 50, desde el primer momento el realizador mostrará sus cartas.
La secuencia en la que contemplamos a dos extraños personajes revestidos en la cotidianeidad de su comportamiento, nos llevará a una terrible realidad casi oculta pero intuida por el espectador, se trata de dos violentos asesinos que han matado a los dos responsables del hotel, y uno de ellos hará lo propio con una niña superviviente.
El montaje de A History Of Violence muy pronto nos llevará a la afinidad de comportamientos, en este caso centrado en la casualidad que permitirá al hijo del protagonista a resultar vencedor en un partido de beisbol, lo que concluirá al sufrir la tensa violencia de un compañero de colegio.
Como perfecto contrapunto a la historia central, nos encontramos con la manifestación de esa violencia colectiva que, también de forma casual, nos trasladará al cruce del coche del joven provocador, con el que tripulan los dos asesinos que protagonizarán la lucha en el restaurante, permitiendo aflorar el oscuro pasado del protagonista y su posterior incidencia en su entorno familiar.
Es a partir de ahí cuando emerge la terrible figura de Carl Fogarty (Ed Harris) y como, poco a poco, la referencia al pasado del antiguo asesino cobrará toda su vigencia, en la que supone una de las secuencias más violentas y terribles del cine de los últimos años; el ataque del gánster y sus dos secuaces en la puerta de la vivienda de Tom y delante de su familia, siendo finalmente salvado de una muerte segura por la acción de su hijo, ese joven tímido y renuente a cualquier sentido de la agresión, que finalmente responderá con sorprendente agresividad a sus constantemente insidiosos compañeros de estudios, así como a rechazar lo que su padre representa de nuevo para él.
Ese conjunto de situaciones, reacciones, acciones, omisiones y sinceridades, como el instante en que marido y mujer se huyen y escapan en la escalera de su casa, pero finalmente se desean con instinto casi animal, está expresado con contundencia y un excelente sentido de la planificación, e incluso en la presencia de pequeños detalles en secuencias de exteriores, donde la presencia de elementos teñidos en rojo, sirven como avanzadilla a los estallidos de violencia.
A este respecto, la evolución se ha producido, y lo monstruoso se encuentra en lo peor de nosotros mismos.
Incluso, Cronenberg nos da pistas respecto a si Tom es quien dice ser.
Por ejemplo, cuando su hijo, Bob, después de ser víctima de abusos por parte de sus compañeros, por fin decide ponerle una golpiza a quien más lo maltrataba.
¿Será que la violencia es algo hereditario?
Esta escena en específico resolverá tus dudas.
Lo mejor de A History Of Violence recae en las escenas donde se muestra la violencia de cada uno de los integrantes de la familia con excepción de la pequeña que, como dije anteriormente, es la manera pura en que David refleja la inocencia.
La lavada de manos, el tiroteo en el jardín y el final, impresionante el plano poniendo el plato de su padre en la mesa como si nada hubiera pasado mientras su padre, su madre y su hermano se quedan mirándose.
Pero ese final; para muchos fue malo…
¿Por qué?
Todos, o la mayoría, sabemos que una historia como esta no tiene un final especifico, un final donde todo puede suceder y el director nos deja la elección… la decisión.
Todo esto, aderezado con dosis de grandes silencios, miradas largas, todas perfectas.
Lo peor, o lo menos mejor, es la desaprovechada que le da William Hurt a su papel, y que tuvo la oportunidad de lucirse mas no lo hizo.
Lamentable, no me explico su nominación.
“In this family, we do not solve problems by hitting people!”
En A History Of Violence la tranquilidad de la familia brinda un sentimiento de autenticidad ya que tienen problemas reales, llevan una vida común, y la química entre ellos es fácil de digerir.
Por lo mismo, cuando la violencia se desata, la tensión emerge porque nos preocupamos por ellos.
Es natural el hecho de sentirte incómodo en situaciones violentas inesperadas.
Esto hasta que el pasado de Tom es investigado por el Sheriff local y por las dudas que brotan en su familia, especialmente por parte de su esposa.
La violencia es bastante y muy gráfica, las cosas se ponen brutales y sangrientas.
Tenemos violentos balazos en la cabeza, golpizas, navajazos, y más bondades.
Ah, y el sexo también cuenta como violencia.
Tenemos una escena de llena de amor versus otra intensa.
Todo esto añade un impacto extra la historia y que es una muestra pasional del momento que la pareja principal afronta.
Manera poco convencional de mostrar la intensa relación de los protagonistas.
Así, la escena de las escaleras es más perturbadora aún al recordarnos la delgada línea que separa el sexo de la violencia.
La ambigüedad del personaje Tom es monolítico, está recortado sobre el mito americano; mientras Joey tiene estratos, es el quiebre, esa grieta por donde supura la descomposición del “Sueño Americano”
Lo real no está en la identidad como algo monolítico sino en el reconocimiento del otro en uno mismo.
El estereotipo del “héroe americano”, constantemente resaltado al principio es burlado cuando Tom censura a su hijo por pegarle un compañero de la escuela.
“En ésta familia no resolvemos los problemas pegándole a la gente”, dice Tom.
“No, en ésta familia les disparamos!”, contesta Jack.
Y finalmente Tom le pega un cachetazo a su hijo.
Cronenberg parece querer advertirnos que la verdad sobre la identidad de la sociedad norteamericana es la envoltura que la recubre y lo que esa envoltura oculta:
La verdad de un asesino y no cualquier asesino ni cualquier violencia, sino un asesino a sueldo, alguien que hace de la muerte un valor de cambio, y una violencia que es la estrategia de una forma institucional del mal:
La mafia, otro orden familiar, núcleo patológico del sistema capitalista.
Un panorama que se ve reflejado en la figura del hijo que representa la herencia de la violencia reprimida, pero como pulsión hecha presente que sigue actuando bajo las apariencias:
Las armas terminan transfiriéndose al hijo.
“No, in this family, we shoot them!”
A History Of Violence se beneficia de unos personajes perfectamente construidos, ricos en conflictos y matices, y sometidos a una progresiva evolución, pero sobre todo de un guión donde cada silencio y cada gesto están llenos de contenido, y nos avanzan la tempestad que está a punto de estallar.
Viggo Mortensen hace uso de su look de "buen tipo apuesto y tranquilo" que es incapaz de perder el temple.
Cuando lo hace, significa violencia en todo aspecto.
Basta con observar cuidadosamente sus expresiones faciales para saber qué es lo que su personaje está sintiendo.
El ejemplo más claro se da en la balacera con los mafiosos.
Tremenda actuación.
Creo que si Viggo no hubiera sacado adelante el personaje, A History Of Violence sería una pérdida de tiempo.
María Bello es perfecta como la esposa que apoya, ayuda, y da la cara por su esposo.
Aún cuando las cosas se ponen "peligrosas", la actriz saca sus dotes para mostrarse preocupada pero segura de que todo se resolverá.
Sus escenas de sexo son intensas y pasionales.
También basta con ver sus expresiones faciales para comprender la magnitud de ciertas escenas.
Ed Harris es un tipazo y se roba cada segundo que aparece en pantalla.
El tipo tiene un imán con la audiencia y una vez más sobresale de todos los actores por su temple, actitud intrigante pero fuerte, y aunque se muestra desfigurado, prestarás más atención en sus cualidades histriónicas que en su look.
En todo momento le crees que es un matón "suave"
William Hurt me deja sentimientos encontrados como Richie Cusack.
El tipo se avienta un discurso tan "suave" que se transforma en amenazante y peligroso que no puedes evitar admirarlo.
Primero habla de la familia, luego de los negocios, después de lealtad "traicionada"; para cerrar con una solución en base del uso de la violencia para remediar "asuntos pendientes"
Es por ello que lo verdaderamente interesante de A History Of Violence es cómo se nos muestra la reacción de los personajes ante lo que les está sucediendo, ese desequilibrio que socava lo que hasta entonces era su pequeño universo de estabilidad.
Todo ello se lleva a cabo de forma progresiva y a través de un camino que no tiene vuelta atrás, comenzando por la bofetada que Tom le propina a su hijo y continuando con el instante en el que aquél le revela a Edie, su esposa, un pasado que creía olvidado y del que estaba convencido había conseguido huir.
“How do you fuck that up?”
Su mensaje respecto a:
"¿Podemos vivir sin violencia?" te dará mucho para meditar.
El Director también se las ingenia para lanzar elementos de horror como metáforas.
Un ejemplo es cuando la hija de Tom sueña con monstruos cuando en realidad acabamos de ver una escena que nos presenta a dos delincuentes que después aparecerán en la vida de su padre.
También considero importante mencionar que la atmósfera es en todo momento incierta.
Sí, incluso cuando las televisoras buscan entrevistas con Tom.
¿Será que nuestra sociedad está siempre en busca de amarillismo y que por lo mismo se genera más violencia?
Por eso, el aspecto más interesante de A History Of Violence perversamente inteligente no son los distintos eventos que se van sucediendo, sino la solidez y precisión con que recoge las reacciones de ese entorno adulterado.
Asistimos a la deconstrucción de una familia donde el rechazo y el temor hacia el otro, mediados por esa moralidad tan arraigada como poco práctica frente al dilema, se ven superados incluso por el rechazo y el temor hacia uno mismo.
En el núcleo de la sociedad y el mito norteamericano elemental:
La familia y “El Gran Sueño Americano”
El invasor no es un agresor externo, sino el fantasma que larva el interior del “american way of life”:
La violencia, algo que no viene del afuera sino que emerge del adentro.
Pero A History Of Violence se encarga muy pronto de demostrarnos que no creer en la existencia de monstruos es más peligroso que creer en ellos.
Ese mismo padre es el monstruo, un monstruo paradójicamente puesto en evidencia a través de su propia heroicidad.
Héroe y monstruo, metamorfosis del desdoblamiento, un desdoblamiento que se traduce también a la estructura narrativa de A History Of Violence y a la puesta en escena que remarca un clima de ambigüedad:
Uno “por fuera” de idílica placidez y otro por “adentro” habitado por la oscuridad.
La nueva generación será la que mejor sepa integrar la violencia que existe en su seno, porque esa brutalidad ha tenido su pasado, pero tiene también un futuro; violencia que, a esta altura, ha dejado de ser monstruosa.
¿Por qué disfrutamos tanto con la violencia sobredimensionada en una pantalla?

“Jesus!”



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