Fratello Sole, Sorella Luna

“I want to be happy, I want to live like the birds in the sky.
I want to experience the freedom and beauty that they experience”

Cada día hay en el Universo una estela dejada por la acción de los seres humanos.
Hoy esa estela o “semilla del día” fue sembrada por Francesco d’Assisi, ciudadano de Asís, nacido en 1181 (o 11824)
Francesco fue un santo italiano, que fue diácono, fundador de la Orden Franciscana y de una segunda orden conocida como Hermanas Clarisas, ambas surgidas bajo la autoridad de la Iglesia Católica en la Edad Media, al contrario de otras hermandades, como los cátaros, que fueron consideradas herejes.
De ser hijo de un rico comerciante de la ciudad en su juventud, Francesco pasó a vivir bajo la más estricta pobreza y observancia de los Evangelios.
En Egipto, intentó infructuosamente la conversión de musulmanes al cristianismo.
Curiosamente, al no ser sacerdote, en vez de dar doctrina, Francesco practicaba una predicación exhortativa, esto es, incitaba a la conversión y a vivir una vida evangélica; predicaba también con el ejemplo, con su estilo de vida aliada a la pobreza.
Su manera de predicar era por medio de laudas, o alabanzas, con el objetivo de llamar la atención de los hombres a honrar al Ser Supremo.
Su vida religiosa fue austera y simple, por lo que animaba a sus seguidores a hacerlo de igual manera.
Tal forma de vivir no fue aceptada por algunos de los nuevos miembros de la orden mientras ésta crecía; aun así, Francesco no fue reticente a una reorganización.
Otra nota curiosa, Francesco es el primer caso conocido en la historia de estigmatizaciones visibles y externas; y fue canonizado por la Iglesia Católica en 1228, y su festividad se celebra el 4 de octubre.
Francesco es conocido también como “Il Poverello d'Assisi”
Francisco de Asís, en su denominación al español, nació bajo el nombre de Giovanni.
Sus padres fueron Pietro di Bernardone dei Moriconi y Donna Pica Bourlemont, provenzal; tuvo al menos un hermano más, de nombre Angelo.
Su padre era un próspero comerciante de telas que formaba parte de la burguesía de Asís, en la provincia de Perugia, que está a su vez en la región de Umbría, Italia, y que viajaba constantemente a Francia a las ferias locales.
Entre algunas versiones, fue la afición a esta tierra por lo que su padre lo apodó después como Francesco o el Francesito; también es probable que el pequeño fuera conocido más adelante de este modo por su afición a la lengua francesa y los cantos de los trovadores.
Francisco recibió la educación regular de la época, en la que aprendió latín.
De joven se caracterizó por su vida despreocupada:
No tenía reparos en hacer gastos cuando andaba en compañía de sus amigos, en sus correrías periódicas, ni en dar pródigas limosnas; como cualquier hijo de un potentado tenía ambiciones de ser exitoso.
En sus años juveniles, la ciudad ya estaba envuelta en conflictos para reclamar su autonomía del Sacro Imperio.
En 1197 lograron quitarse la autoridad germánica, pero desde 1201 se enfrascaron en otra guerra contra Perugia, apoyada por los nobles desterrados de Asís.
En la batalla de Ponte San Giovanni, en noviembre de 1202, Francisco fue hecho prisionero y estuvo cautivo por lo menos un año.
Desde 1198 el pontificado se hallaba en conflicto con el Imperio, y Francisco formó parte del ejército papal bajo las órdenes de Gualterio de Brienne contra los germanos.
De acuerdo con los relatos, fue en un viaje a Apulia (1205) mientras marchaba a pelear, cuando durante la noche Francisco escuchó una voz que le recomendaba regresar a Asís.
Así lo hizo y volvió ante la sorpresa de quienes lo vieron, siempre jovial pero envuelto ahora en meditaciones solitarias.
Francisco empezó a mostrar una conducta de desapego a lo terrenal.
El punto culminante de su transformación se dio cuando convivió con los leprosos, a quienes tiempo antes le parecía extremadamente amargo mirar.
Se dedicó después a la reconstrucción de La Chiesa di San Damiano, una iglesia con un monasterio cerca de Asís (Italia)
De hecho, fue el primer monasterio de la Orden de Santa Clara, donde Santa Clara construyó su comunidad.
Quizá el aspecto más significativo en relación con la iglesia fue el encuentro que, según el catolicismo, se produjo entre San Francisco con Cristo.
Estaba rezando en San Damiano que por entonces era un edificio muy arruinado.
Francisco vio la figura de Cristo crucificado revivir y decirle:
“Francisco, ¿no ves que mi casa se está derrumbando?
Ve, entonces, y restáurala”
Después Francisco emprendió la reparación de San Damiano, aunque con el tiempo pasó a entender que el mensaje divino se refería a la restauración de la Iglesia en su conjunto más que literalmente la reparación de iglesias.
La cruz desde la que supuestamente Cristo habló a Francisco es conocida como el Cristo de San Damiano y actualmente cuelga de la Basílica de Santa Clara en Asís.
Siguiendo con la historia, su padre le reprendió severamente, tanto que lo encadenó y lo encerró en un calabozo.
Al ausentarse el airado padre por los negocios, la madre lo libró de las cadenas.
Cuando regresó, fue ella quien recibió las reprimendas del señor de la casa, y fue otra vez en búsqueda del muchacho a San Damiano, pero Francisco se plantó con calma y le reafirmó que enfrentaría cualquier cosa por amor a Cristo.
Pedro di Bernardone, más preocupado por lo perdido de su patrimonio, acudió a las autoridades civiles a forzarlo a presentarse, pero el joven rehusó hacerlo con el argumento de no pertenecer ya a la jurisdicción civil, por lo que las autoridades dejaron el caso en manos de la Iglesia.
Francisco se sometió al llamado de la autoridad eclesial.
Ante el requerimiento de devolver el dinero frente a su padre y al obispo de Asís, de nombre Guido, no sólo lo hizo, sino que se despojó de todas sus vestimentas ante los jueces, proclamando a Dios desde ese momento como su verdadero Padre.
Ante esto, el obispo lo abrazó y le envolvió con su manto.
Después de someterse a las burlas de quienes lo veían vestido casi de trapos, ahora su mensaje era escuchado con atención, y al contrario de otros grupos reformadores de la época, el suyo no era un mensaje de descalificaciones ni anatemas.
En unos meses sus discípulos eran 11:
Bernardo di Quintavalle, Pedro Catani, Gil, Morico, Bárbaro, Sabatino, Bernardo Vigilante, Juan de San Constanzo, Angelo Tancredo, Felipe y Giovanni de la Capella.
Bajo la pobreza que Francisco predicaba y pedía, los frailes hacían sus labores diarias atendiendo leprosos, empleándose en faenas humildes para los monasterios y casas particulares, y trabajando para granjeros.
Pero las necesidades cotidianas hacían la colecta de limosna inevitable, labor que Francisco alentaba con alegría por haber elegido el camino de la pobreza.
Comenzó también la expansión del mensaje evangélico, y para ello los estimuló a viajar de dos en dos.
Hacia abril o mayo de 1209, Francisco se decidió a presentarse ante el papa Inocencio III, para que le aprobara la primera regla de la Orden.
Con ese fin, él y sus acompañantes emprendieron el viaje a Roma.
Fue bajo la intervención del obispo Guido de Asís como pudo tener audiencia con el Papa.
Éste y ciertos cardenales objetaban el programa franciscano por el peligro de crear otra organización nueva, debido a los movimientos anticlericales de la época y a la falta de una mínima base material de la orden; pero bajo la influencia del cardenal Juan de San Pablo y su apoyo, Francisco pudo tener una nueva audiencia para que se considerara la aprobación de su hermandad de pobres.
El Papa por fin aprobó la regla verbalmente, al convencerse de que la ayuda de un hombre como Francisco reforzaría la imagen de la Iglesia con su prédica y su práctica del Evangelio.
No se conoce el contenido de esta primera regla.
Sin embargo, fue por esta época, seis años después de su conversión según Celano, cuando fundó, junto a Clara de Asís, la llamada Segunda Orden.
Probablemente el 14 de septiembre de 1224, Francisco oró para recibir dos gracias antes de morir:
Sentir la pasión de Jesús, y una enfermedad larga con una muerte dolorosa.
Después de intensas oraciones, entonces en un trance profundo, según relato de San Buenaventura, el mismo Nazareno se le presentó, crucificado, rodeado por 6 alas angélicas, y le imprimió las señales de la crucifixión en las manos, los pies y el costado; posteriormente, sus hermanos vieron los estigmas de Francisco, que él conservó por el resto de su vida.
Sin embargo, Francisco, al igual que otros santos estigmatizados, hizo todo lo posible para ocultarlos a la vista de los demás por considerarse indigno, no del dolor que sentía, sino de ser portador de las señales de la Pasión de Cristo.
Por eso, fue desde entonces con las manos metidas entre las mangas del hábito, y con los pies cubiertos por medias y zapatos.
Fue durante esta temporada cuando compuso “El Cántico del Hermano Sol”, que hizo también cantar a sus compañeros.
En italiano, el “Cantico Delle Creature” y en latín: “Laudes Creaturarum”, es un cántico religioso cristiano compuesto por San Francisco de Asís en dialecto umbro a finales del año 1224 o principios del 1225, cuando se encontraba enfermo y casi ciego, como una alabanza a todas las criaturas terrenales así como a las fuerza de la Naturaleza.
El texto contiene además algunos elementos de la lengua latina, toscana e italiana y es considerado como una de las primeras obras escritas en lengua italiana.
De acuerdo con la tradición, este cántico fue entonado por primera vez por el propio San Francisco de Asís y por los hermanos León y Ángel, dos de sus compañeros más cercanos.
Contrariamente a otros cánticos religiosos de esa época, “El Cántico de las Criaturas” no se enfoca únicamente a Dios, a la Virgen o a otros santos, sino que le agradece al Creador por otras criaturas como el “Hermano Fuego”, la “Hermana Agua”, la “Hermana Tierra” y todas las criaturas del mundo.
Mostraba así su creencia que todo lo creado era obra divina y que todos los seres debían tratarse como “hermanos” y “hermanas”
Además, Francisco advierte del grave riesgo de irse de este mundo en pecado mortal.
Históricamente, “El Cántico de las Criaturas” fue mencionado per primera vez en Vita Prima de Tommaso da Celano, en 1228.
En su lecho, Francisco escribió su Testamento.
En sus últimos momentos entonó nuevamente su “Cántico al Hermano Sol”, al que agregó un nuevo verso dedicado a la “Hermana Muerte”, junto a Angelo y León.
De acuerdo con su último deseo, Francisco fue encaminado a la Porciúncula, donde se estableció en una cabaña cercana a la capilla, muriendo el 3 de octubre de 1226, a la edad de 44.
Al día siguiente, el cortejo fúnebre se encaminó hacia San Damiano y después a San Giorgio, donde Francisco fue sepultado.
Francisco fue canonizado el 16 de julio de 1228 y sus restos se encuentran en la Basílica de San Francisco en Asís.
Clara de Asís por su parte, tuvo como modelo de su conversión a Francisco y lo siguió.
Juntos organizaron a la Segunda Orden Franciscana o Hermanas Clarisas.
Francisco puso confianza en sus consejos.
Bernardo de Quintavalle, uno de los primeros seguidores de Francisco, murió entre 1240 y 1246.
Rufino, primo de Clara de Asís, de ascendencia noble, de carácter tímido y temeroso de hablar en público; junto a León y Angelo, es protagonista de la Leyenda de los tres Compañeros.
León, estuvo muy cercano a la vida del “poverello” como su confesor y secretario; y fue testigo de los momentos previos a la estigmatización de Francisco.
Luego de recibir los estigmas, Francisco le obsequió la famosa “Bendición A Fray León”
Antonio de Padua, llamado por Francisco “Mi Obispo” de gran erudición y facilidad de palabra, fue proclamado Doctor de la Iglesia en 1245.
“We are not a regiment of priests for whom the sacred vow of chastity is the discipline.
We are just a band of men who simply love God, each according to his own capacity”
La Orden de San Francisco, u Orden Franciscana, cuyos miembros son más conocidos como franciscanos, es una orden religiosa mendicante católica fundada por San Francisco de Asís en el año 1209.
La primera orden es masculina.
Su funcionamiento fue aprobado en 1209 por el papa Inocencio III y cuenta con 4 ramas:
Franciscanos Observantes, Ordo Fratrum Minorum (O.F.M.), que rondan los 17.000 miembros.
Franciscanos Capuchinos, Ordo Fratrum Minorum Cappuccinorum (O.F.M. Cap.), son cerca de 12.000 miembros.
Franciscanos Conventuales, Ordo Fratum Minorum Conventualli (O.F.M. Conv.), alcanzan los 5.000 frailes, se caracterizan por una visión más pragmática de la regla.
Franciscanos de la Inmaculada, Ordo Fratrum Franciscanorum Immaculatae (O.F.F.I.), sigue formado por frailes y monjas, y se caracterizan por un profundo carisma mariano para difusión del misterio de la Bienaventurada Virgen María como Inmaculada y Corredentora.
La Segunda Orden comprende las ramas femeninas:
Hermanas Clarisas Pobres, Ordo Sanctae Clarae (O.S.C.), fundada por Santa Clara de Asís y San Francisco.
Hermanas Clarisas Capuchinas, Ordo Sanctae Clarae Capuccinarum (O.S.C. Cap), reforma de María Lorenza Longo.
Hermanas Clarisas de la Inmaculada
La Tercera Orden es, en la familia franciscana, la Orden Franciscana Seglar, Ordo Franciscanus Saecularis (OFS)
Símbolos típicamente franciscanos son reconocidos:
La Tau franciscana, el cordón franciscano con tres nudos, el hábito franciscano, y el Cristo de San Damián.
“If the purpose of life is this loveless toil we fill our days with, then it is not for me”
Fratello Sole, Sorella Luna es una película biográfica de Francisco de Asís dirigida por Franco Zeffirelli en 1972.
Protagonizada por Graham Faulkner, Judi Bowker, Leigh Lawson, Kenneth Cranham, Lee Montague, Valentina Cortese, Alec Guinness, Michael Feast, Nicholas Willatt, John Sharp, Adolfo Celi, Francesco Guerrieri, entre otros.
Con un guión de Suso Cecchi d'Amico y Kenneth Ross.
Fratello Sole, Sorella Luna estuvo nominada al Óscar como mejor Dirección Artística.
Fratello Sole, Sorella Luna es un título tan sugerente que sólo podría expresarse como una profunda comunión espiritual con la naturaleza y el cosmos.
Franco Zeffirelli ha demostrado en casi todas sus películas que es un genio del arte cinematográfico sobre todo porque sabe como pocos filmar la belleza, hacer de las historias que rueda auténtica poesía de imágenes, colorido y encanto.
Fratello Sole, Sorella Luna es la versión más popular sobre Francisco y Clara, dos enamorados de Dios y de sus criaturas.
Por otra parte, la belleza del campo en Umbría y Toscana es indescriptible.
Sus pictóricas imágenes de lirismo sensible y poética sencillez, en las que se contrapone la asfixiante opulencia de atuendos y pétreas edificaciones de una sociedad medieval, frente a los olvidados y oscuros espacios del hambre, la explotación y el trabajo penoso, la enfermedad y la miseria... un inframundo más distante de la luminosa y soleada presencia de la Naturaleza en la panorámica vista de mantos de flores, y amplios prados de biodiversidad…
Todos los aciertos de un estudiado guión y dirección que logra revivir, de forma bella y convincente, el renacer, el despertar y la resurrección de un hombre agobiado, malherido y lastrado con las visiones de la guerra y la injusticia, la fría pasividad, el violento egoísmo y la soberbia... todo ese dolor y toda esa vida que pudo sentir y escuchar Francisco de Asís
Los actores están bien dirigidos y los diálogos, más allá del no siempre cuidado rigor histórico, son fieles a la esencia de la espiritualidad franciscana.
Fratello Sole, Sorella Luna trata de establecer paralelismos entre el trabajo y la filosofía de san Francisco y de la ideología que sustenta el movimiento mundial de la contracultura de los años 1960 y principios de los 70.
Fratello Sole, Sorella Luna es un drama biográfico que retrata a uno de los personajes más destacados del cristianismo, santificado y con gran número de devotos que siguen sus ideales en la actualidad.
San Francisco de Asís, visto desde la perspectiva del director italiano Franco Zeffirelli, es un hombre que encuentra a Dios en la naturaleza, en la sencillez y en la humildad.
Sus acciones se orientan a despojarse de las riquezas materiales para acumular bienes espirituales, un hombre dedicado a los pobres y a los enfermos de tal forma que llegó a ser un ermitaño que pregonaba que el verdadero tesoro no está en la tierra sino en el cielo.
Si bien Fratello Sole, Sorella Luna es bella, con maravillosos paisajes y diálogos profundos sobre la búsqueda de la verdadera felicidad, es prácticamente imposible contener y retratar cabalmente tamaña figura emblemática de la doctrina cristiana, y por allí habrán muchos detalles que no serán tenidos en cuenta.
No obstante, Fratello Sole, Sorella Luna es un acercamiento por demás de interesante hacia una persona que demostró sencillez, despego, solidaridad y abundante compromiso por hacer las cosas en forma alejada de la opulencia y de las frivolidades.
Una opción de vida espiritual al máximo exponente, alejada de las comodidades y del confort para centrar su atención en los seres más insignificantes que muestran la mano creadora de Dios.
Así las cosas, no remontamos al siglo XIII, en la ciudad de Asís, en la Umbría italiana.
Francisco (Faulkner), hijo del comerciante Pedro di Bernardone (Montague) y de Pica (Cortese) es un joven alegre y despreocupado al que le gusta divertirse con sus amigos.
Participa en la guerra contra Perugia y regresa enfermo y cambiado.
Con el consiguiente sonrojo que esto supone para su familia, el que había sido un joven alegre y vividor, tras la dura experiencia de la guerra, comienza a replantearse su existencia, y a sentir la necesidad de una vida interior y de servicio a los demás.
Sus nuevas expectativas, sin embargo, provocan la ira de su padre.
Tras mucho meditarlo, conmovido por la miseria de los obreros de la tintorería de su padre, renuncia a todos sus bienes y se dedica a reparar la iglesia de San Damiano, con ayuda de sus primeros seguidores.
Uno a uno se le van uniendo los viejos amigos y también la joven Clara (Bowker)
En su aventura lo acompañarán amigos y conocidos que, movidos por la humildad de su espíritu y pureza de su intención, renuncian también a sus privilegios para dedicar su vida a Dios y a los más desfavorecidos, incluso Clare lo sigue.
No obstante, esta decisión no es bien vista por grandes personajes de la sociedad, quienes rechazan la idea de que les hagan recuerdo de que se están apartando de las doctrinas cristianas que ellos mismos pregonan.
Así, viven de limosna y sus paisanos los toman por locos.
Decidido a defender sus razones, Francisco y sus seguidores van a entrevistarse con el papa Inocencio III y éste, después de escucharlo, se postra a sus pies, como señal de aprobación.
“There was a time when I believed in words”
Fratello Sole, Sorella Luna le brinda la oportunidad al espectador de encontrar una respuesta a las miradas atónitas, a las críticas y a los reproches; con la hibrides de los escenarios, tanto secos como florales, donde el público se encuentra con el rostro de la lepra, con el movimiento del tiempo un pasado distante del presente de la vida de San Francisco de Asís.
Así, Franco Zeffirelli se acerca a la carismática figura del Pobre de Asís basándose más en la moda hippie del momento, que en el contexto histórico y religioso de principios del siglo XIII.
No obstante, a la historia le falta, aparte de un mayor rigor histórico, más profundidad en sus personajes, algo muy acusado en un Francisco excesivamente abstraído.
No obstante, algunas secuencias como la visita de Francisco a la casa de Bernardo de Quintavalle, o la predicación en casa de sus padres con el doloroso silencio de éstos, recogen la autenticidad del carisma franciscano.
Destaca el buen repertorio de canciones de su banda sonora de Donovan es maravillosa, plena del espíritu hippie que tan bien entronca con la orden franciscana.
Donovan también cantó todas las canciones de la propia banda sonora.
Curiosamente, el compositor Leonard Bernstein que había sido originalmente escogido para esta labor, utilizó parte del material previsto en su Misa.
Fratello Sole, Sorella Luna es un ejemplo bastante bueno de cómo hacer interesante una película acerca de la vida de una persona, y mucho más si se tiene en cuenta que trata sobre uno de los santos más importantes de la cristiandad, y digo lo de “mucho más” porque ya sabemos que no es nada fácil hacer una película de este tipo que interese a la gente.
Aparte de los momentos más místicos que tiene San Francisco, el resto lo ves como una persona más del montón que se da cuenta de la decadencia del mundo en el que vive, y decide empezarlo todo desde cero.
No se le presenta como un “súper hombre” que lo tiene tirado, sino que deja bien claro todas las reacciones que tiene en contra para hacerlo:
El rechazo de su familia, el enfrentamiento con la Iglesia... sobre todo en los momentos en que está con su hábito mugriento, de barro hasta las cejas, y llevando piedras de un sitio a otro para construir su pequeña iglesia.
Cada escena es una postal en sí misma, un retrato exacto de los rostros doloridos por la avaricia y la explotación, sin embargo, los diálogos están llenos de elocuencia.
La brillantez del hombre de Asís se llena cuando dice:
“La vida es sencilla y nada aburrida, y va mucho más allá cuando intenta expresar a la humanidad que el verdadero tesoro del hombre no se encuentra en la tierra sino en el cielo”
Ante esta situación Fratello Sole, Sorella Luna realiza una severa crítica a los bienes mundanos y materiales, puesto que la felicidad del hombre no se encuentra en ellos.
Notables escenas:
Francisco frente al obispo y su padre siendo juzgado y dejándolo todo; Francisco en el Vaticano abogando por sus ideas ante el Papa Inocencio III y la escena del pesebre en la capilla junto a Clara.
Cabría mencionar las del rostro desencajado de San Francisco, al descubrir la muerte de uno de sus “hermanos” tras una reyerta por parte de los nobles terratenientes, quien casi parece debatirse entre el dolor por la pérdida, y la incomprensión de por qué le suceden estas cosas, cuando lo que pretende hacer es algo bueno y correcto.
Desde el punto de vista teológico hay una escena sobresaliente, cuando Francisco va a ver al Papa, y éste se abaja a él y le da un abrazo.
Ese abrazo, que Zeffirelli rueda y muestra con enorme esplendor y excelencia, fue el factor crucial que provocó la degeneración del espíritu revolucionario y utópico de aquel joven seglar de Asís que eligió hacerse pobre en el sentido pleno de la palabra; ese abrazo del Papa Inocencio III a Francisco de Asís fue la picadura mortal que se cargó definitivamente el espíritu revolucionario franciscano, convirtiéndolo a partir de ahí de un movimiento sencillo, abierto, laico y libre de normativas, en una orden religiosa domesticada, clericalizada, repleta de leyes o ataduras y controlada por Roma.
“Come and let yourselves be built as living stones into the spiritual temple”
Francisco ha quedado como aquél que, en su espíritu de pobreza y desprendimiento, probablemente más se pareció a Jesús en la historia de la cristiandad.
El "Pobre de Asís" sigue conmoviendo por su capacidad infinita de reconciliación con todo y con todos, respetado no sólo por creyentes de todas las religiones, sino también por no creyentes.
De hecho San Francisco es quizás, el santo más ecuménico, razón por la cual se realizaron encuentros interreligiosos mundiales en Asís, la "ciudad de Francisco"
Por su devoción a los animales como criaturas de Dios, ha sido abrazado por la cultura del escultismo particularmente por la relación hacia los lobos.
Es el patrono de los veterinarios y de los forestales:
Ingenieros de Montes, Ingenieros Técnicos Forestales, Agentes y Guardas Forestales, y otros cuerpos similares y, por extensión, de los movimientos ecologistas que empeñan sus esfuerzos en el cuidado de la naturaleza y del ambiente.
Curiosamente, aunque algunos sostienen que la creación del pesebre es anterior a Francisco, fue sin dudas él quien popularizó el Nacimiento o escena del nacimiento de Jesús.
Al entrar a rezar en la ermita de Greccio en la Navidad de 1223, Francisco sintió el deseo de representar en vivo el nacimiento del Niño Jesús, y ese hecho fue decisivo en la universalización de esa tradición.
Así, en 1986, a petición de las asociaciones belenistas de todo el mundo, el Papa Juan Pablo II proclamó patrono universal del "Belenismo" a San Francisco de Asís.
Regresando a Fratello Sole, Sorella Luna, de forma armoniosa, el director Franco Zeffirelli va enlazando las respuestas de Francisco de Asís ante los semblantes de la injusticia social, teje minuciosamente los pensamientos del joven enamorado de la sencillez de las demás criaturas de Dios, y va señalando éstos de una forma trascendental, permitiéndole al espectador la reflexión sobre el diálogo acerca de que el hombre es espíritu, y que el dolor y la desesperanza se combaten con amor y fidelidad.
Podríamos también llamar lo que sucede "locura mística" y "propósito utópico" que, obviamente, conmueven a mucha gente en busca de sentido, o representación de un cierto sentido.
Fratello Sole, Sorella Luna es una bella película que se puede ver como una ópera colorida y de dulce música setentista, dejando de lado cualquier exageración dramática, tomándola por su lado poético y religioso.
Curiosamente, existe en una versión inglesa y otra italiana, que difieren en la música.
No obstante, la pregunta de fondo, vigente también hoy en el 2010, es:
¿Una Iglesia pobre y con los pobres o una Iglesia poderosa para servir a los pobres?
Otra línea de trabajo en clase de Religión es la que se refiere a la actitud de Francisco hacia la posesión de bienes materiales.
Nosotros, inmersos en una sociedad consumista, donde el ideal de una vida "feliz" es consumir y consumir, no en base a las necesidades, sino siguiendo irracionalmente los modelos de "ser" persona que nos transmite la publicidad, un proyecto de sociedad hedonista y hueca, que estraga el corazón y deja a la gente insatisfecha, embotada y vacía, tropezarnos con la pobreza evangélica del protagonista de Fratello Sole, Sorella Luna es una verdadera bofetada profética.
San Francisco de Asís revolucionó la Iglesia Católica, pero les aseguro que no hace falta ser católico ni creyente para experimentar la belleza de esta historia, su belleza, su ternura y espiritualidad son universales.
Contemplarlo es como leer una hermosa poesía entre el sol y la luna.

“Come forward, sons of Assisi.
God is with you!”



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