Winter's Bone

“I'd be lost without the weight of you two on my back.
I ain't going anywhere”

Lo dicen los libros de historia.
Mientras los hombres se acribillaban en las grandes guerras mundiales, las mujeres sostenían la economía con abnegada eficacia.
Hay un talante femenino que atraviesa todas las épocas y que poco tiene que ver con las idealizaciones de cuño masculino.
No la dama de la cultura cortés, no el eterno femenino de los románticos, no la musa ni la diva, sino la mujer que se arremanga y soluciona los peores entuertos mientras el cromosoma XY está de siesta narcisista.
Judith cortando la cabeza de Holofernes en el cuadro de Artemisia Gentileschi.
Poco poético, pero rápido y expeditivo.
“Never ask for what oughta be offered”
Winter's Bone es una película de 2010 dirigida por Debra Granik y basada en la novela homónima de Daniel Woodrell.
Escrita por Granik y Anne Rosellini.
Protagonizado por Jennifer Lawrence, John Hawkes, Lauren Sweetser, Sheryl Lee, Kevin Breznahan, Isaiah Stone, Ashlee Thompson, Shelley Waggener, Garret Dillahunt, entre otros.
Winter's Bone recibió 4 nominaciones para los Premios Óscar en las categorías de mejor película, mejor guion adaptado, mejor actriz (Lawrence) y mejor actor de reparto (Hawkes), pero no ganó en ninguna.
Winter's Bone puede ser también visto como la historia de una Antígona moderna, aquella que realiza un vía crucis en nombre del padre.
Desoladora del primer al último plano, poblada de miradas agrias, de humanidad gélida a flor de piel, de desazón y vergüenza, Winter's Bone rezuma tensión por todos sus poros, pero no por la inercia oscura del relato pseudo noir, sino por la inhóspita naturaleza humana que la puebla.
Debra Granik salpica Winter's Bone de implícita violencia, de rencor agarrotado mientras se recrea en una coreografía sonora y visual impregnada de siniestro naturalismo, sin amago de tregua.
Granik ha sabido mostrar lo más oscuro de la sociedad americana, la pobreza y los sueños rotos.
Estamos más acostumbrados a ver representada en el cine la marginación de personas de raza negra o hispanos, pero pocas veces nos encontramos con un retrato de la pobreza de los americanos de raza blanca.
El cine independiente, hablamos de la actualidad, en Estados Unidos, tal vez sea el único espacio donde se pueda observar con mayor amplitud y detalle el lado neorrealista del país norteño, aquel que está ubicado en hermosos valles plagados de una llanura boscosa y una arquitectura fría y petrificada, pero a su inversa, maltratada por la presencia mundana de una civilización indigente y ermitaña, oculta entre los matorrales viviendo en casa móviles o viejas cabañas que ofrecen una vista de un pueblo recién colonizado, nada cercano a lo que el cine comercial del mismo país nos manifiesta en los espacios violentos del Bronx u la hostilidad de los terrales tejanos.
Esta gente, como suele ocurrir en los asentamientos humanos un tanto aislados, tienen su propia ética, al margen de los convencionalismos generalmente asumidos, esculpida a golpes de tiempo en la dureza de las circunstancias y en la adversidad del entorno.
Ahí donde los hombres se acuestan con sus hijas ó con sus primas, donde se tienen mil hijos con la cara sucia y sin zapatos, y donde no hay trabajo, sólo cortar leña, cazar, quizás trabajar en alguna gasolinera medio abandonada ó quizás cultivando marihuana.
En una sociedad con sus propias leyes, al margen del resto del mundo, aislada en una dimensión olvidada, es fácil encontrar paralelismos con el ritual ancestral de la mafia siciliana, con negocios ilícitos conocidos y practicados por todos, con el “padrino” respetado ejerciendo de jefe del clan, con la lucha entre familias, por las cuales corre la misma sangre, y con la máxima de que el chivatazo se paga con la vida.
Y en medio de esta cloaca inmunda crece una flor, esplendorosa, fuerte y vigorosa, una muchacha de coraje, capaz de dar su vida por mantener a flote el hogar, ese hogar que naufraga por los cuatro costados, que invita a tirar la toalla y abandonarse a la evasión de la droga, al alcance de la mano, reiteradamente ofrecida, y sin embargo, en un acto de valor supremo, siempre rechazada.
Aunque la muchacha es consciente de que no podrá escapar de su responsabilidad, como lo han hecho los otros, de una manera u otra, alberga en el fondo un sueño interior, el anhelo de una cosa pequeña que los demás tienen, una vida normal.
Ambientada en el corazón de Missouri, en un quinto pino cualquiera de esa “América Profunda” donde el civismo, la integración y el progreso son aún utopías a medio cocer, con este panorama de fondo, tenemos a nuestra protagonista, Ree Dolly (Jennifer Lawrence), una joven de 17 años que está a cargo de su empobrecida familia en la meseta de Ozark.
Ree no sólo debe cuidar de su hermana Ashlee (Ashlee Thompson) y hermano Sonny (Isaiah Stone) sino también de su madre discapacitada.
Cuando descubre que su padre, un conocido fabricante de metanfetaminas, usó el título de su casa para obtener libertad provisional y que si no se presenta a su juicio la perderán, Ree se ve obligada a buscarlo a través de la red de crimen local.
La joven enfrenta experiencias y desafíos terribles en su búsqueda.
Desafiando el código de silencio, las amenazas y arriesgando su vida para salvar a los suyos, Ree Dolly descubrirá que, entre lo que ve y lo que oye, se esconde la verdad que no quieren que conozca.
Una desgracia se sucede a la otra, una cosa mala después de otra peor.
Winter's Bone no te deja descansar, siempre con la angustia por la chica, que además es buena persona y no se merece eso.
Winter's Bone tiene uno de los finales más escalofriantes que he visto, y celebro que no intente tratarse de sorpresa ni golpe de efecto, porque nos confirma algo que durante casi todo el metraje hemos temido:
La gente del pueblo tiene algo que ver con la muerte del padre al que la protagonista busca.
Y descubrimos que son ellos quienes lo han matado y han escondido su cadáver hundiéndolo en el estanque.
En parte, es un final desesperanzador porque nos confirma lo negra y podrida que es el alma de la gente que habita ese pueblo.
Puede que Ree y sus dos hermanitos sean los únicos que aún no tienen una plaza reservada en el infierno.
Y en parte, también es esperanzador ver cómo estos monstruos disfrazados de personas sienten una chispa de compasión hacia esta joven solitaria y desgraciada.
El ambiente invernal y el espacio natural de la zona montañosa donde ella vive, son los indicadores que provocan en la criaturas más frágiles se conviertan en las más inquebrantables, tratando de sobrevivir por todos los medios ante una naturaleza caótica.
La sociedad rural en dichas colinas es la de una civilización sostenida por los lazos sanguíneos.
Insertarse a un nuevo vecindario, es adentrarse a una familia, casas donde viven primos, nietos, abuelos y hermanos, cada uno protegiendo a los suyos, haciéndose enemigos de los enemigos de sus familiares.
La ley de dicha zona rural está en sintonía con el respeto a su genealogía, y esto no es ajeno a Ree, muy a pesar, por ser ella la imagen paterna de sus hermanos, asume una actitud defensiva ante los enemigos que su padre le ha ido heredando por su vida de pillo.
Es así como Ree pretende cargar con los pecados de su progenitor.
El riesgo de investigar sobre su paradero implica asistir a los enemigos paternos, aquellos quienes le escupen, la golpean y la odian.
Las interpretaciones del elenco completo en Winter's Bone son muy conseguidas y logran generar ese clima de hiperrealismo que se pretende lograr.
Los actores bien parecieran ser las personas comunes y corrientes que interpretan en sus respectivos roles.
Por tanto Winter's Bone es una cinta muy convincente desde este aspecto.
Ree está interpretada por Jennifer Lawrence una casi debutante de 19 años que se embarca en Winter's Bone logrando una interpretación cargada de fuerza, de una mirada adulta, con agallas, con fiereza y que es el centro de toda la acción.
La actriz irradia un carisma apabullante y tiene una presencia escénica abrumadora entre todas sus capas de anoraks:
“No pidas por lo que te debería ser ofrecido” le dice a su hermano pequeño e inmediatamente comprendemos que ella es una sobreviviente.
Nuestra heroína es diferente a las que conocemos no es extrovertida, no tiene súper poderes, ni frases ingeniosas y ni siquiera tiene fuerza física, y se ve arrollada a suplicar por ayuda.
Pero Ree Dolly es una heroína de verdad, es dura, áspera y rugosa en medio de la nada más miserable, y encima es una buena persona.
Su entereza y franqueza, su determinación y cariño hacia los suyos serán la fuerza que la sostenga entre golpes y adversidades, entre amenazas y temores de futuro, entre obligaciones y deseos de escapar de tanta miseria.
Jennifer Lawrence es capaz de transmitir tanto esa fuerte personalidad como la ternura con su madre o los niños… porque es “una Dolly de los pies a la cabeza”
Interesante la figura del padre “fantasma”, que si bien no aparece en flashbacks, denota ser todavía poseedor de la vida de varios personajes después de muerto, un padre de pasado turbio y presente desconocido, y una madre que un día dejó de hablar para protegerse de tanta mezquindad y miseria, cuya actitud nos sirve de metáfora para comprender la ley que impera en ese hampa, siempre bajo la mirada de un sheriff que no sale bien parado.
El tío Teardrop, interpretado por John Hawkes es el personaje más complejo, obtuso, envenado y tirante de Winter's Bone.
“De pequeña me dabas miedo” le dice la protagonista
“Eso es porque eres una chica inteligente”, le replica el tío.
Muy buena actuación, entregado al papel, de alta contención.
Respecto al trabajo de fotografía, es digno de admirar lo logrado que está el desangelado panorama, parece un territorio post apocalíptico, con cocinas y televisores que parecen haber vivido un tiempo mejor, con bosques y carreteras prácticamente abandonados, un recuerdo de esas postales que tenemos en la mente de la “América Profunda” con porches y pobres tocando un banjo con una brizna de hierba en la boca, solo que aquí no hay hierba sino un porro.
Además las constantes referencias al frío tanto visuales como narrativas consiguen transmitir esa sensación de aislamiento de la protagonista en su lucha por sacar a flote su supervivencia.
Quiero comentar unas escenas que lanzan un mensaje político muy claro.
Ree necesitaba dinero, lo necesitaba de verdad, su situación era desesperada.
No hay “Estado de Bienestar” en su “asqueroso” mundo, pero sí un Estado pro belicista que le pagaría 40 mil dólares si se alistara al ejército.
Ella se lo plantea de verdad y acude a pedir información.
Menos mal que como tiene 17 años aún no podía hacerlo sin el permiso de sus padres.
Lo bueno de verdad es que el soldado que estaba dando información en la oficina de reclutamiento era sensato.
Y se dio cuenta enseguida de la verdadera realidad por la que una chica como Ree quería alistarse.
El consejo que le da es que se quede en casa, que es de donde al final se arrepentiría por haberse marchado dejando a sus pobres hermanos y enferma madre solos.
Le dijo que eso le haría sentir más a gusto consigo misma que alistarse por necesidad de dinero, para arrepentirse después.
Buen consejo señor soldado.
La necesidad ha nutrido al ejército de los EEUU de un montón de personas marginadas y empobrecidas, así es la vida.
Luego, apaleada y tirada en un lúgubre almacén, cuando le preguntan:
“¿Qué vamos a hacer contigo?”
Y contesta:
“Matarme”
Aquí aflora lo que cualquier persona en su situación albergaría:
El suicidio como vía de escape.
Pero no se rinde, jamás se rinde, y al final encuentra la luz, es colmada de dicha y loores, como si hubiese resucitado tras el calvario y obrado el milagro entre sus congéneres.
Mucho ojo porque Winter’s Bone no es una película al uso para el público “mainstream” sino para los que de verdad aprecian una buena recreación y una manera tranquila de relatar los hechos, para los que tienen paladar para saborear no solo que ocurre ante sus narices sino dejarse extasiar por lo que está alrededor.
Es fácil que muchos digan que Winter's Bone es “lenta” o que no ocurre nada, suceden muchas cosas solo hay que saber dejarse llevar y disfrutar del viaje.
Cuando uno comienza a darse cuenta del universo miserable, mezquino, cruel, primario, inhumano, rudo, brutal y salvaje que rodea la vida de esta adolescente, se plantea anonadada si puede ser real o, se trata de una exageración cinematográfica.
Lamentablemente este tipo de poblaciones de la comúnmente llamada: “América Profunda”, existe.
Lo que ya no sé si es posible que exista es una muchacha con semejante grado de responsabilidad, moral, autoestima, valentía y coraje cuando, los adultos que se supone que deberían haber cuidado de ella y sus hermanos están dedicados a otras cosas...
En todo caso, espero que sí existan muchas como ella porque, viendo la manera de vivir del resto de gente a su alrededor... pensar otra cosa sería deprimente.
Muy deprimente.
Al menos ella lucha y, de la manera que buenamente puede, no sin sacrificios impensables en una joven de nuestro entorno, descubre un camino de esperanza para ella y los suyos.

“What I really can't stand is the way I feel ashamed... for dad”



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