Days Of Heaven


“One day, you wake up, you find you're not the smartest guy in the world.
You're never gonna come up with the big score.
When I was growin' up, I thought I really would”

De niños, pasamos la mayor parte del tiempo observando cosas en vez de participando.
La mayoría de las veces somos ignorados y malinterpretados, y creamos nuestro pequeño mundo, basado en lo que sabemos y observamos.
Sucede, en ocasiones, que por culpa del egoísmo y la hipocresía de los adultos, sufrimos maltratos con efectos perjudiciales para nuestro desarrollo.
Luego crecemos, y hablamos constantemente de nuestras aspiraciones, pero raramente tomamos el tiempo para alcanzarlas.
Nuestra mayor deficiencia como humanos, no es que seamos inadecuados para alcanzar nuestras aspiraciones.
Nuestra mayor deficiencia, es que siempre nos gusta tomar atajos para alcanzarlas.
Al final, recordamos como era antes, y observamos ahora, después que los “días de cielo” han terminado
¿Y las memorias?
En 1916, en las ciudades estadounidenses como Chicago, los trabajadores están inmersos y subyugados, en plena efervescencia del proceso productivo en las incipientes factorías, del advenedizo sistema capitalista de fábricas.
La única alternativa a eso, serían los trabajos estacionarios, de braceros temporales en las afueras de las ciudades, en las extensas praderas, con el mismo sistema capitalista del beneficio óptimo, y el trabajador como ímpetu molesto, y cada vez más costoso.
“I can remember the first time I ever saw you... never seen hair as black as yours, skin so pretty.
I was scared I'd never see you again”
Days Of Heaven es una película del año 1978, del género romance dramático, escrita y dirigida por Terrence Malick.
Protagonizada por Richard Gere, Brooke Adams, Sam Shepard, Linda Manz, Robert J. Wilke, Jackie Shultis, Stuart Margolin, Timothy Scott, Gene Bell, Doug Kershaw, Richard Libertini, Frenchie Lemond, entre otros.
La música es de Ennio Morricone.
Days Of Heaven obtuvo un Oscar a la Mejor Fotografía; y estuvo nominada a:
Vestuario, sonido y banda sonora; y obtuvo el premio al Mejor Director en El Festival Internacional de Cine de Cannes.
Considerada una de las películas mejor fotografiadas de la historia, el propio título “Days Of Heaven” nos resulta ya sugestivo, extraño.
El cielo como sinónimo de paraíso, una suerte de paraíso natural, conformado por pasiones, anhelos, sueños, que poco a poco se transforma en una ilusión detenida en el tiempo.
La inmensa mayoría de los planos son verdaderas obras de arte, en cuanto a composición, iluminación, encuadre, y sobre todo, transmisión de sensaciones.
Malick ahonda, aún más, en las claves de su cine.
Ciertos elementos aparecen nuevamente, en retrospección, y se configuran como las constantes que van a formar parte de su corta, pero interesante filmografía:
Tenemos voces en off, planos bellísimos de la naturaleza, música cuidada, etc.
¿De dónde Malick halló las fuerzas para contar esta historia?
¿Quién lo habrá iluminado para llevarla a cabo?
Capturar la magia de la niñez, manifestando todas las funciones prácticas que experimentamos al evolucionar fuera de ella, permitiéndonos durante 93 minutos, ser niños de nuevo.
La mayor parte de Days Of Heaven, fue filmada durante la “la hora mágica”, la hora del día, en la que el sol ya se ha escondido, y la luna todavía no ha salido.
Malick siempre quiso tener un cielo blanco, sin ningún rastro del sol a toda hora.
Por tanto, Days Of Heaven se rueda en escenarios naturales de Canadá, en Waterton Lakes National Park, Banff National Park y Alberta, mayormente en un paisaje de campos de trigo al amanecer o anochecer, cuando el sol no está en el cielo, pero todavía hay claridad; lo que le da un tono muy especial.
El argumento se desarrolla sin prisas, con el metraje justo para dejar una buena sensación.
Lo más destacable es la bellísima fotografía del español Néstor Almendros, para recordar, por lo cuidado de cada fotograma, y el excelente tratamiento de la luz, nunca unos campos de maíz han sido plasmados de forma tan bella, ni un incendio ha sido nunca, una cosa tan hermosa.
Sólo por las bellas imágenes, vale la pena verla.
También, el uso de la música es algo fuera de lo común, esta vez corre a cargo del siempre genial Ennio Morricone.
Malick demuestra ser todo un poeta de la fusión de imagen y sonido, dotando a lo narrado, de una magia muy personal.
Y es que las películas de Malick no son de fácil digestión.
Con frecuencia, están llenas de metáforas, de simbolismos que no siempre son evidentes.
Tienen siempre un tono poético, independientemente de la trama argumental.
Otra obsesión de Malick que, a ras del suelo, cuenta la vida como ese imparable devenir, ese enigmático nacer, crecer, y morir.
Vuelve a sí mismo, a retomar su genérico, genuino, y recurrente periplo nihilsta, a través de la vida de 4 personajes, juntados por el común azar de la vida.
Y vuelve por último, a usar el opaco visor de su cámara, para resaltar y/o enfatizar los designios de la omnisciente, omnipresente, y omnipotente, madre naturaleza como hará tan bien en sus siguientes obras.
Cargada de buena cantidad de simbolismos, Days Of Heaven narra una historia profundamente emotiva, sobre un triangulo forzoso emocional, en la época de la industrialización, en medio de enormes cambios sociales y culturales.
Los títulos de crédito, ya nos avisan por medio de tomas del fotógrafo Lewis Hine (1874-1940), especializado en documentación social, y nos da una primera toma de contacto con esta época de cambio y transformaciones.
A pesar de que parece un drama romántico, con el típico triángulo amoroso, lo cierto es que Days Of Heaven tiene mucho de reflexión moral.
Las diferencias sociales y económicas, de la muy liberal EEUU de principios de siglo XX, la pobreza mezclada con el deseo de libertad, provocan decisiones éticas difíciles de juzgar, desde otros puntos de vista.
Pero no desdeñemos la parte romántica.
Los sentimientos confusos, y los celos, van a condicionar el desarrollo de la trama:
Desarraigo, perdida del hogar, la irrupción de la maquinaria en grandes espacios privados y aislados, etc. pero al mismo tiempo, la entrada en un futuro nuevo, dudoso, e incierto.
“There were people sufferin' in pain and hunger.
Some people their tongues were hangin' out of their mouths”
Days Of Heaven elogia a la naturaleza.
Exalta su belleza, inmensidad, y fuerza propia.
Trata temas humanos y universales como:
La amistad, el amor, la ambición, la pobreza, los celos, el odio, el rencor, el miedo, la soledad, etc.
Admira los deseos de aventura, y la búsqueda de la felicidad.
El director logra mostrar, la volátil naturaleza del amor, haciendo gala de una gran sensibilidad, y un talento visual al alcance de los elegidos:
Richard Gere, Brooke Adams y Sam Shepard, protagonizan una relación a 3 bandas, en la que no hay inocentes o culpables, sino seres humanos sometidos a la voluntad caótica, e insobornable de los sentimientos humanos.
Cobra mayor fuerza, la comunión entre el ser humano y la naturaleza, tan presente en su filmografía posterior.
Days Of Heaven hace uso de técnicas del cine mudo, y se sirve de elipsis, supuestos, y sobreentendidos.
Le complace el contraste de los opuestos:
La gran ciudad saturada y espacios abiertos, pobreza y abundancia, brutalidad humana y esplendor de la naturaleza, el día y la noche, la huída y el refugio, etc.
La narración se presenta impregnada de lirismo, valores estéticos, y afanes de creación de belleza.
Así las cosas, Days Of Heaven suma drama, romance e intriga criminal.
El relato, narrado en primera persona, por la voz en off de Linda (Linda Manz), evoca una historia vista con ojos de una adolescente lista y desenvuelta, que entiende el trasfondo de sus vivencias, en función de sus intereses y percepciones.
Es importante tener en cuenta, que Days Of Heaven no explica una historia dramática, sino los recuerdos de una chiquilla, que evocan unos hechos dramáticos del pasado, que en parte no entendía, de los que tuvo constancia, sólo fragmentaria, y sobre los que el paso del tiempo, ha sembrado zonas de olvido.
La niña recuerda muy bien, las impresiones visuales:
El paisaje, luz, trigales maduros y, sobre todo, los animales que tanto le llamaban la atención:
Los perros, conejos, faisanes, búhos, sapos, asnos, etc.
Recuerda la acción dramática de modo limitado, incompleto, y en ocasiones borroso.
Conserva una buena memoria de los grandes acontecimientos, como su primer viaje en tren, su descubrimiento de los espacios abiertos de Texas, sus juegos, su primera entrada en la casa de Chuck (Sam Shepard), la boda, su primer contacto con una escuela, etc.
La narradora, más que contar una historia, muestra cómo recuerda haberla vivido, y cómo los hechos afectaron a su emotividad.
La narración se desarrolla tras la conclusión de la acción, pasados unos años, cuando los recuerdos han madurado, se han calmado las inquietudes, y la memoria se ha desprendido de las emociones y turbaciones del momento.
Quienes echan en falta una mayor intensidad dramática del relato, deberían tener en cuenta las particularidades de la narración, sus circunstancias, singularidades, y su ubicación temporal.
El tiempo de la narración, probablemente coincide con el de la elaboración del guión, 60 años después de los hechos.
Dentro del relato, tienen un relieve especial los colores, las luces doradas del crepúsculo y del amanecer, los celajes blanquiazules, las condiciones meteorológicas como el viento, el sol, la nieve, las tormentas, el calor; los accidentes naturales del paisaje como el río, las marismas; los accidentes no naturales del paisaje como la casa vertical del amo, los medios de transporte como los automóviles, embarcaciones fluviales; los productos agrícolas como el grano, la paja; los aspectos humanos como las labores del campo, la vida al raso de los peones agrícolas, y de sus familias en el verano; la ciudad, la gran urbe superpoblada, etc.
Los sentimientos personales están presentes como el amor, los celos, la envidia, la impaciencia, el rencor, etc.
Se presentan diluidos en la distancia, lejanos, ajenos a la narradora.
Ella no nos revela mucho, acerca de las motivaciones de los personajes, ni nos comunica con detalles lo que acontece en pantalla; ella solo observa, y nos brinda de manera indiscreta, lo que ella entiende que ocurre a su alrededor.
“Les decían a todo el mundo que eran hermanos”, ella contándonos un secreto acerca de Bill (Richard Gere) y Abby (Brooke Adams)
“Ustedes saben cómo es la gente.
Les dices algo, y luego comienzan a hablar”
Hay que destacar que Malick, aquí narra una historia y lo hace de forma eficiente, pero no llega a transmitir toda la tensión, que se supone que acontece en el interior de los personajes.
Parece más interesado en la belleza de los trigales, y del trabajo en el campo, como si su mayor afán hubiera sido plasmar “L’Angelus” (1859) de Jean-Françoise Millet en imágenes.
El estilo de algunos encuadres, de hecho se inspiran en obras de pintores realistas norteamericanos, como Edward Hopper en “House By The Railroad” (1925), y de Andrew Wyeth en “Christina’s World” (1948) y que sin ningún tipo de confirmación, quizás pudo influir en la concepción visual de Almendros:
La casa en la cumbre, campo de cereales, etc.
“Sometimes I feel so old, like my whole life is over, like I'm not around no more”
En Days Of Heaven, los protagonistas viven en una gran ciudad, pero la miseria les persigue.
El trabajo en una fundición no es suficiente como para llevar una vida digna, La Revolución Industrial ha convertido al hombre en un esclavo.
Con esos hechos, la acción dramática tiene lugar en Chicago y en Texas, entre 1916 y 1917, a lo largo de algo más de un año, en tiempos de La Primera Guerra Mundial (1914 - 1918), e inmediatamente, antes de la incorporación a la misma de EEUU en 1917.
Los 3 desafortunados uno consumido de envidia, otra de amor, y una de inocencia, abandonan la ciudad de Chicago, en busca de una nueva vida en las afueras de Texas, debido a que tras discutir con su capataz, al que golpea causándole probablemente la muerte, Bill decide huir y emigrar junto a su novia Abby y su hermana pequeña, Linda, quien narrará el film a través de la inevitable voz en off, hacia los grandes latifundios de Texas, al campo, a la naturaleza, a la verdad del mundo, donde serán contratados como jornaleros temporales, por un granjero rico, víctima de una enfermedad incurable, que nunca llegaremos a conocer.
Allí, en el mundo rural, las cosas no son mucho más fáciles, las condiciones de trabajo son muy duras, y la paga sigue siendo escasa, pero el vivir en armonía con la naturaleza, le confiere a su existencia, otro cariz mucho más positivo.
Pero he aquí, que se establece un curioso y peligroso triángulo amoroso.
Las ganas de medrar de estatus social, y de dejar de ser pobre, llevan al protagonista, a pedirle a su novia, que se deje cortejar por el amo de las tierras en que trabajan.
Chuck se enamora de ella, y le ofrece que se quede con él.
Ella aceptará, con la condición de que sus hermanos se queden con ella, ya que para el mundo, Abby y Bill son hermanos, pero en realidad, se convertirán en amantes para disfrutar de “Los Días del Cielo”
El conflicto está servido.
En la inmensa planicie de los campos de trigo, la codicia y la mentira humanas, intentarán esconderse, pero les resultará imposible.
El engaño se complicará más de la cuenta, y Malick nos dará toda una lección moral.
Y en realidad, más que parábolas, sus imágenes nos advierten que el cielo y el infierno están aquí, en La Tierra.
Y que tanto los demonios como los ángeles viven juntos.
Podría decirse, quizá, que en Days Of Heaven, Dios (Shepard) se enamora de un Ángel Caído (Adams), y que un hombre imperfecto (Gere) le asesina por ello, echando a perder la posibilidad de vivir en el cielo.
De hecho, la naturaleza es el último refugio del hombre, cuando todo se pone en su contra, debe huir por el río en busca de una salida.
Una vez más, la sociedad humana es vista por Malick como una amenaza.
De hecho, los únicos crímenes se comenten en el entorno de la sociedad humana, dentro de las normas sociales, económicas, y empresariales.
Los personajes son marionetas, que creen poder manejar su propio destino, en una desesperada búsqueda de la felicidad, y acaban siendo devorados por fuerzas que ellos mismos han desatado, sin ni siquiera darse cuenta.
Bill, de unos 20 años, es irritable, algo pendenciero, tiene pocas habilidades de comunicación, y relación, y carece de estudios.
Abby, de unos 18 años, es tranquila, cariñosa, resistente, y comprensiva.
Linda, ¿Será ésta una hermana auténtica, o tampoco? de unos 14 años, es ingenua, espabilada, juguetona, y fumadora.
Su mirada es nuestra mirada, y en parte también la del director.
También se inicia una apasionante relación de amistad truncada, entre el Granjero y Bill.
Es apasionante observar al hombre privilegiado, compartir su tiempo con el paria, y también cómo, a pesar de la paciencia y la bondad del primero, el rencor y la ira del segundo, por la vida que le ha tocado vivir, hará que todo termine en tragedia.
De esta manera, los 3 parias conocen en verdad, el cielo en La Tierra, que no es otro, que la riqueza y la ausencia de problemas materiales.
Tal como asegura la perspicaz Linda, los ricos lo tienen muy fácil.
Pero Bill se siente muy solo, en esa abundancia.
A pesar de que por fin, puede descansar y no tiene que trabajar para comer, pone en peligro ese “cielo” al no querer renunciar a Abby.
¿Son malvados ambos personajes por ello?
Malick no les juzga, a pesar del evidente daño que le hacen al Granjero, que les abre las puertas de ese “cielo”
Decir que los personajes representan tan solo parábolas del asesinato de Dios, o decir que es simplemente un relato de la lucha de clases, sería empequeñecer su belleza.
“You'd give him a flower, he'd keep it forever”
Para Malick, el ser humano es igual de importante que su entorno.
Según su visión, antes que “seres sociales”, somos “seres a secas”, conectados estrechamente con la naturaleza, de la cual nos servimos para obtener recursos, y así subsistir.
Days Of Heaven es una obra atemporal, que se sirve de recursos técnicos majestuosos, y una edición completamente libre y original, para contar lo que todos sentimos pero nunca pudimos imaginar; sentimientos abstractos como melancolía, felicidad o tristeza, son liberados de su abstracción, y expresados como significantes visuales y sonoros, que perduran luego de que la historia llega a su fin.
La recreación de la época, y la fascinante fotografía, plagada de imágenes costumbristas y naturales, hacen de Days Of Heaven, la pintura perfecta de los comienzos del siglo 20, y sin duda alguna, uno de los cuadros más bellos que ha dado el cine de todos los tiempos.
Aquí empezó a gestarse la fama de Richard Gere, quien demuestra algo que parece poco saber, que cuando quiere es un buen intérprete.
También, es una de las últimas películas de un actor de carácter, Robert J. Wilke.
Aquí compone un rol singular, lleno de vida.
Un merecido homenaje de Malick, a un grande entre los modestos, pero imprescindibles del cine estadounidense.
El otro personaje, me parece aún más importante, aunque tal vez más desapercibido, es el omnipresente caserón, solitaria construcción, casi ajena al paisaje que nos rodea, filmada siempre desde la distancia, en planos muy generales, casi como si hubiese algo terrorífico, desconocido, detrás de unas paredes que parecen inexpugnables.
Pese a pertenecer al mundo, digamos exterior, Bill, Abby, y sobre todo la pequeña Linda, no nos resultan unos extranjeros en esta tierra fantasmagórica, apenas interactúan con el resto de jornaleros, si exceptuamos una anecdótica pelea, y el cineasta siempre los filma, al igual que al Patrón, como si el mundo no tuviese demasiado que ver con ellos, los aísla, los transforma en espectros.
Tan sólo la niña, se hará amiga de una chica, que nos anticipa la extraña relación con una compañera del reformatorio, en las enigmáticas últimas secuencias.
Lo extraño de Days Of Heaven, es que la sexualidad está escamoteada, como en todas las películas de Malick.
El director, profundo cristiano en sus trabajos, nos muestra la castidad de su alma sin mácula.
Las mujeres son seres puros, destinados a amar, aunque de un modo, un tanto aleatorio, y sometidas a las elecciones masculinas.
Y los hombres modelo son buenos, aunque las circunstancias se opongan a ellos, y a veces, su naturaleza masculina los lleve a cometer actos innobles, cegados por ataques súbitos de rabia, o la desgracia.
Son escenas memorables:
La primera entrada de Linda en la casa de Chuck, el abandono del colegio, sobre todo, las imágenes de la plaga de langostas, y el incendio son sencillamente, una obra de arte, dignas de contemplar por cualquier ser humano, a la búsqueda del enriquecimiento de sus sentidos.
En el poderoso subtexto de Days Of Heaven, también irrumpe “El Sueño Americano” como esa idea derrotada desde su propio principio.
Bill accede a que Abby se prostituya para obtener la herencia del Granjero, y así salir del fango.
Pero ella cometerá la torpeza de enamorarse...
Aparece la obsesión por el éxito individual y la riqueza a cualquier coste; esas ambiciones prototípicas de “El Nuevo Mundo” que deben enfrentarse a las desatadas pasiones, y los cambiantes sentimientos.
Ya que se nos cuenta una historia de profundas raíces estadounidenses, que versa sobre el arribismo, las emociones humanas, y acaba a golpe de linchamiento, con el desencanto, y la guerra como significativos telones de fondo.
La música, compuesta y dirigida por Ennio Morricone, ofrece una partitura de melodías de aires country, bucólicas, y sosegadas, con un tema central de gran belleza “Days Of Heaven”
En opinión de algunos, el tono de la banda sonora es demasiado tenue.
Pero posiblemente, éste es el más adecuado para un film que focaliza la atención en la imagen, y la visualidad, con una música descriptiva y de simple acompañamiento.
El score presenta 3 temas centrales, sobre los que gira Days Of Heaven, siendo el primero de ellos, un sugerente y evocador “leitmotiv” basado, intencionadamente, en el movimiento de “Aquarium” de “Le Carnaval des Animaux” de Camille Saint-Saëns, y que capta la inocencia de una época ya pasada, con nostalgia y melancolía.
Los otros motivos, son un bellísimo y elegiaco motivo de amor, una delicia, y un tema optimista y vitalista, que el compositor asocia con los personajes protagonistas, donde destaca el uso de la flauta.
Además de las correspondientes variaciones, tenemos un inquietante corte para el ataque de las langostas, y el incendio de los campos “The Fire”, o la música asociada con los desplazamientos, de tono sureño, que entronca perfectamente con la historia, casi incluso, a modo de “source music” y que ha sido compuesta, e interpretada, por Leo Kottle.
Como dato, tras la ordalía de rodaje, Terrence Malick estuvo casi 3 años en la sala de montaje, hasta darle el visto bueno a Days Of Heaven.
A ello, se sumaron muchos retrasos y restricciones presupuestarias, más la necesidad de rodar nuevas secuencias…
Todo el proceso, fue la prueba de que Malick podría ser un gran artista, pero el cine era un engranaje demasiado aparatoso, para un espíritu tan sensible y obsesivo.
Exhausto, Terrence se mudaría a París tras el estreno, y no volvería a dirigir una película hasta 1998, 20 años después, cuando ofreció la magnánima “The Thin Red Line” (1998)

“Nobody's perfect.
There was never a perfect person around.
You just have half-angel and half-devil in you”



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