Die Nibelungen

“Uns ist in alten mæren wunders vil geseit von helden lobebæren, von grôzer arebeit, von freuden, hôchgezîten, von weinen und von klagen, von küener recken strîten muget ir nu wunder hœren sagen”
(Full many a wonder is told us in stories old, of heroes worthy of praise, of hardships dire, of joy and feasting, of weeping and of wailing; of the fighting of bold warriors, now ye may hear wonders told)

La mitología nórdica, o escandinava, comprende la religión, creencias y leyendas de los pueblos escandinavos, incluyendo, aquellos que se asentaron en Islandia, donde las fuentes escritas de la mitología nórdica fueron reunidas.
Esta mitología, es la versión mejor preservada de la antigua mitología germana, común a todos los pueblos germanos, que también, incluye la estrechamente relacionada, mitología anglosajona.
La mitología germana, a su vez, ha evolucionado de una mitología indo-europea que era más temprana.
La mitología nórdica por su parte, era una colección de creencias e historias compartidas por los pueblos germanos septentrionales.
Es importante señalar, que esta mitología no era compartida por los pueblos nórdicos de etnia urálica, llámese fineses, estonios y lapones; ni báltica como los letones, quienes poseían una propia.
No era una religión revelada, pues no había una verdad entregada por los divinos a los mortales, a pesar que tiene relatos de personas normales, aprendiendo las historias de los dioses de una visita de, o a ellos, y no tenía un libro sagrado.
Esta mitología era transmitida oralmente, en forma de una larga y regular poesía.
Dicha transmisión, continuó durante la era vikinga, y nuestro conocimiento sobre ella, está basado principalmente en Las Eddas, que eran recopilatorios de historias, y otros textos medievales, escritos durante, o después de la cristianización.
La Edda Poética, también conocida como “Edda Mayor”, fue puesta por escrito unos 50 años después de La Edda Prosaica, y contiene 29 largos poemas, de los cuales, 11 tratan acerca de las deidades germánicas, y el resto con héroes legendarios como Sigurd el volsungo, Siegfried en la versión alemana, conocida como “Das Nibelungenlied” o “El Cantar de Los Nibelungos”
Aunque algunos estudiosos piensan, que fue escrita después que la otra Edda, el lenguaje y las formas poéticas utilizados en los cuentos, hacen presumir que su origen se remonta a varios siglos antes de su trascripción.
Se cuenta que los pueblos nórdicos adoraban 2 clases de dioses, una de ellas, y la principal, es la de los Æsir.
En Asgard, el hogar de los dioses, habitaban los Æsir, que eran los dioses; y las Asynjur, que eran las diosas.
Todos ellos componían La Asamblea, a cuya cabeza estaba Odín, el más noble y el más importante.
Las Valquirias por su parte, son importantes personajes femeninos, las cuales eran hijas de Odín.
Las Valquirias eran hermosas y fuertes guerreras, con la capacidad de sanar cualquier lesión.
Su tarea consistía en llevar al Valhalla a los héroes caídos en batalla.
Allí, les atendían sirviéndoles hidromiel, y deleitándoles con su belleza.
Las Valquirias eran vírgenes guerreras, o “skjaldmö” y su residencia habitual era el Wingolf, situado al lado del Valhalla; y eran comandadas por la diosa Freyja.
Ellas son:
Brünnhilde, Ortlinde, Gerhilde, Grimgerde, Rossweisse, Schwertleite, Helmwige, Waltraute y Sigrune.
Las Valquirias ayudaban a Odín, dios de la sabiduría, la guerra y la muerte, y la madre tierra Erda; y tenían la facultad de transformarse en cisnes; y a elegir qué guerreros caídos en combate, debían entrar en Valhalla.
Aquí, los elegidos luchaban durante el día, y comían y bebían durante la noche, como preparación para el Ragnarök, momento en que ayudarían a defender Asgard en la batalla final, en la cual morirán los dioses.
Las Valquirias cabalgaban por el aire, con armaduras relucientes, y ayudaban a decidir quién vencía en las batallas, así como el curso de las guerras.
Ellas servían también a Odín como mensajeras y, cuando cabalgaban para ocuparse de este menester, sus armaduras provocaban con su brillo, el extraño fenómeno atmosférico conocido como “aurora boreal”
La aurora boreal, o “luces del norte”, son bandas de colores centelleantes que se pueden ver en el cielo claro, a altas latitudes.
Los nórdicos creían, que las luces las causaban las armaduras brillantes de Las Valquirias, al cabalgar en el cielo de la noche.
La Valquiria más famosa es Brünnhilde, quien desobedeció en una ocasión a Odín, siendo pinchada por una espina que adormecía, condenada a no elegir más a los guerreros, y a desposarse con un mortal, tal y como se relata en la historia de “Der Ring des Nibelungen” de Richard Wagner.
Después de discutir a cerca de con quién se posicionan, Brünnhilde comunica a Sieglinde, que de ella nacerá el más grande de los héroes:
Siegfried.
Los enanos o “dvergr” eran una raza especial, puesto que son de género masculino, y no se suelen reproducir, ya que nacen de modo asexuado, viven bajo la tierra o “Svartalfheim” y su ocupación principal, es la minería y la metalurgia.
Los enanos poseen la sabiduría oculta y sagrada, que les permite forjar armas mágicas para los héroes, y objetos muy poderosos para los dioses.
En el folclore escandinavo, estas creencias duraron mucho tiempo, y en algunas áreas rurales, algunas tradiciones han sido mantenidas hasta hoy.
Otras han sido recientemente revividas, o reinventadas como el neo-paganismo germano.
La mitología también, ha permanecido como inspiración en la literatura, así como en producciones escénicas, o películas.
También, cabe señalar que el músico alemán Richard Wagner, se inspiró en los temas y personajes de la mitología nórdica, para escribir los libretos de varias de sus óperas, en especial, La Tetralogía “Der Ring des Nibelungen”
La Saga Volsunga o Saga de los volsungos, es un texto islandés escrito en prosa a finales del siglo XIII, en el, se relata las aventuras del héroe germánico Sigurd, y corresponde a una versión más arcaica del tema que se trata en “El Cantar de Los Nibelungos” una epopeya del Alto Germano Medio, muy similar a la Saga Volsunga, pero escrita en verso, que cuenta la destrucción de los Burgundianos o Burgundios.
Se basa en poesías tradicionales anteriores, algunas de las cuales, están recogidas en La Edda Poética.
Es por esto, que los estudiosos agrupan esta saga, dentro de las llamadas sagas de los tiempos antiguos, o “fornaldarsögur”, caracterizadas por insertar elementos mitológicos y fantásticos.
Los burgundios, fueron una tribu germánica oriental, originaria de Escandinavia, que a partir del año 200, inició una migración masiva hacia Europa central, seguida por los vándalos, hacia Pomerania, actuales Polonia y noreste de Alemania.
Luego, se instaló en la Galia, entre los francos y los alamanes, a orillas del Rin.
La tribu estableció su capital en “Borbetomagus” actual Worms, y arrebató “Mogontiacum” o Maguncia, a los romanos.
A principios del siglo V, los burgundios se instalaron pacíficamente, en la zona del valle del Ródano, en un área entre las actuales Suiza, Francia, e Italia, que por ellos, acabaría tomando el nombre de “Burgundia” y más adelante, evolucionaria al actual Borgoña.
En el año 534, los francos derrotaron a Gundemaro, el último de los reyes burgundios, y se anexionaron su territorio tras la batalla de Tolbiac.
Sus leyendas y sagas, base de “El Cantar de Los Nibelungos”, editado por vez primera en la Edad Media, durante la regencia de El Sacro Imperio Romano, les dieron trascendencia mitológica.
Como muchas tribus germánicas, se convirtieron al arrianismo, aunque los católicos dominaron, tras la conversión del rey Gundebaldo en 500.
El arrianismo, es el conjunto de doctrinas cristianas, expuestas por Arrio, un presbítero de Alejandría, probablemente de origen libio.
Algunos de sus discípulos y simpatizantes, colaboraron en el desarrollo de esta doctrina teológica, que sostenía que Jesús era hijo de Dios, pero no Dios mismo.
Los Nibelungos, por su parte, son un pueblo mitológico de las leyendas germánicas, gobernado por el príncipe Nibelung.
Son enanos oscuros, que vivían en las profundidades de la tierra, y se dedicaban a la extracción de metales.
Alberich era un legendario hechicero, originario de los mitos de la Dinastía Merovingia de los Francos, entre los siglos V y VIII, y cuyo nombre significa “Rey de Los Elfos” y también es conocido como “El Rey de Los Enanos”
En “Das Nibelungenlied”, Alberich es un enano que custodia el tesoro de Los Nibelungos, pero es vencido por Siegfried.
Ellos eran grandes industriosos, y entre otras maravillas, crearon El Martillo “Mjolnir” para Thor, La Lanza “Gungnir” para Odín, El Anillo Mágico “Draupnir”, y El Navío “Skíðblaðnir”
Así como El Collar “Brisingamen” de Freyja, La Cadena “Gleipnir”, que ata al lobo Fenrir, y el jabalí dorado de Freyr, “Gullinbursti” son otras obras suyas.
Sólo en las fuentes más tardías, como las sagas legendarias de los siglos XIII y XV, los enanos son descritos de baja estatura, y en ocasiones, de aspecto desagradable.
En estas sagas, generalmente desempeñan un papel humorístico.
Los textos nórdicos, describen el color de la piel de los enanos pálido, o “fölr”, como un cadáver, el color de su pelo es negro o “svartr”, y su aspecto y complexión cadavéricos.
Poseían un enorme tesoro, que se encontraba en el fondo del río Rin, y que habían robado a las ninfas que lo custodiaban.
El Rey de Los Nibelungos, poseía un anillo que tenía poderosas propiedades mágicas, y atraía la desgracia a su portador.
El caballero Siegfried, mató a los príncipes nibelungos Nibelung y Schilbung, tras discutir con ellos sobre la forma de repartir el tesoro.
La descripción de los enanos, proviene del poema épico medieval del siglo XII “El Cantar de Los Nibelungos” de origen germánico, inspirado en diversos conflictos que azotaron a los reinos francos entre los siglos V y VII.
Durante los siglos XVII y XVIII, la historia de Los Nibelungos fue casi olvidada, pero se recuperó con el surgimiento del romanticismo en el siglo XIX.
En 1829, el escritor y filólogo alemán, Wilhelm Grimm, publicó Las Leyendas Históricas Alemanas, un estudio de las mismas.
Los Nibelungos, entonces, son la raza que habita en las profundidades de la tierra, habitantes del nivel más bajo, son gnomos tenebrosos, enanos, pequeños, horribles, feos, deformes, negros, torpes, polvorientos, escurridizos, envidiosos, reptan como insectos en vez de caminar.
Son explotados por un tirano que los tiene esclavizados, extrayendo minerales para producir adornos que no tienen a quien vender.
Son seres brutales, sin inteligencia, ni capacidad creativa, o imaginativa.
Ellos desconocen el amor, pues no pueden lograr ser amados, debido a su fealdad tanto interna como externa, desconocen la amistad o la confianza.
Viven en la amargura constante de la envidia, y el rencor desconociendo la alegría.
Cualquier virtud les es prohibida.
Carecen de belleza, pasiones, imaginación, o placeres.
Viven en cuevas en las profundidades, y en la oscuridad, envidiando a la raza de los dioses que son su opuesto, en angostos subterráneos sin luz, y sin belleza, en un reino donde todo se trata de poder y de posesión.
Trabajan afanosamente en el fondo de la tierra, noche y día, amasando más y más oro.
Representan a la sociedad esclava del oro que vive en las tinieblas del egoísmo.
“El Cantar de Los nibelungos” es entonces, un poema épico de la Edad Media, escrito sobre el siglo XIII, anónimo, de origen germano.
Este cantar de gesta, reúne muchas de las leyendas existentes sobre los pueblos germánicos, mezcladas con hechos históricos, y creencias mitológicas que, por la profundidad de su contenido, complejidad, y variedad de personajes, se convirtió en la epopeya nacional alemana, con la misma jerarquía literaria de “El Cantar de mío Cid” en España y “La Chanson de Roland” en Francia.
En “El Cantar de Los Nibelungos” se narra la gesta de Siegfried, un cazador de dragones de la corte de los burgundios, quien valiéndose de ciertos artificios, consigue la mano de la princesa Kriemhild.
Sigurd o Siegfried, es un héroe de la literatura y mitología germánica, hijo de Sigmund, Rey de Los Francos, y de Sieglinde, hija de Eulimi, que nació en un bosque y murió durante el parto.
Siegfried creció en la selva, y luego, tuvo como maestro al herrero Mime, que le aconsejó como debía matar a Fafner, el dragón custodio del tesoro de Los Nibelungos.
Dentro de la mitología nórdica, Fafner o Fafnir, era el hijo del Rey enano Hreidmar, y hermano de Regin y Ódder, en la Saga Volsunga.
En la mitología nórdica, Hreidmar, en nórdico antiguo “Hreiðmarr” era un avaricioso rey del pueblo de los enanos, que capturaron a 3 dioses con sus irrompibles cadenas.
Era el padre de Fafner, Óddar y Regin.
En la mitología nórdica, Regin o Reginn era el hijo de Hreidmar, y padre adoptivo de Siegfried.
Regin tenía toda la sabiduría y la destreza con su mano, construyó una casa de resplandeciente oro, y brillantes gemas para su padre, la cual fue cuidada por Fafner.
Regin y su hermano, Fafner, mataron a su padre Hreidmar por el oro maldito que éste último había recibido de los dioses, luego de que Loki matara a su otro hijo, también hermano de Regin, Ódder.
En la mitología nórdica, Ódder, también llamado como Óttar, Óter, Ótr, Óddar, Óddarr, Ótter, era un enano.
De acuerdo a La Edda Prosaica, Ódder podía cambiar su forma a voluntad, de hecho, solía pasar sus días en forma de una nutria, comiendo codiciosamente pescado.
Luego de que Óddar fuera accidentalmente asesinado por Loki, los Æsir repararon la pérdida de Hreidmar, con el oro de Andvari, y el anillo maldito “Andvarinaut”
Por otra parte, Loki era un dios timador de la mitología nórdica, hijo de los gigantes Farbauti y Laufey, y tiene 2 hermanos, Helblindi y Býleistr, de los que poco se sabe.
En las eddas, Loki es descrito como “el origen de todo fraude” y se mezcló con los dioses libremente, llegando a ser considerado por Odín, como su hermano, o hijo, hasta el asesinato de Baldr.
Luego de esto, los Æsir lo capturaron, y le ataron a 3 rocas, pero se liberará de sus ataduras, para luchar contra los dioses en el Ragnarök.
A pesar de muchas investigaciones, la figura de Loki permanece oscura; no existen trazas de un culto, y su nombre no aparece en ninguna toponimia.
Loki es un adepto a cambiar de forma, con la habilidad de cambiar tanto su apariencia, ejemplos incluyen la transformación en salmón, caballo, pájaro, mosca, etc. como su sexo.
También, otra explicación de su nombre, y de su personaje, es que la palabra “Loki” está relacionada con el antiguo verbo germánico “lukijan”, relacionado con “cerrar un anillo”
De esta manera, la palabra está relacionada con la acción de “cerrar un anillo”, y de “viajar por caminos sinuosos”, algo que podría ser una descripción adecuada para un dios timador.
Loki puede ser comparado con Hermes, que engañó a Apolo, y que también se pasó de sus límites.
En Astrología, es precisamente Mercurio, el planeta asociado a Loki, así como el signo de Géminis.
También, ha sido comparado con Prometeo, quien engañó y robó a los dioses, y que también fue atado a una roca, y atormentado por un animal, un águila en este caso, como castigo.
En la mitología nórdica, Andvari era un enano que vivía bajo una cascada, y tenía el poder de convertirse en un pez a voluntad.
Tenía un anillo mágico llamado “Andvarinaut”, que lo ayudó a ser rico.
En la mitología Nórdica, “Andvarinaut” u “Obsequio de Andvari” era un anillo mágico, capaz de producir oro, y el primero que lo poseyó fue Andvari.
Andvari maldijo el anillo, de manera que trajera desgracias a sus dueños, después de él.
El anillo es un objeto-símbolo, el segundo que aparece en La Tetralogía de Wagner, y sortija que da nombre al ciclo.
El anillo no es algo natural, fue forjado, y representa la esencia de la conciencia humana, la abstracción del pensamiento, que permite el acceso al conocimiento, la ciencia, y la tecnología, por encima de los instintos.
El anillo resume en su circunferencia, sin principio ni fin, la esterilidad de la naturaleza castrada.
El círculo áureo, es en el puño de Alberich, símbolo del terror y del totalitarismo.
Si llega a estar de nuevo manos de Alberich, su dueño original aprovecharía el poder del anillo de un modo diferente que los torpes gigantes; ya que con un ejército, piensa asaltar las cimas de la fortaleza de los dioses, y dominar el mundo.
Algunos eruditos, han hecho especulativas afirmaciones sobre que “Andvarinaut” es el origen de la maldición del famoso Diamante Hope.
Algunos igualmente consideran, que haya inspirado a J.R.R. Tolkien en su obra “The Lord Of The Rings” aunque éste lo desmintió fuertemente en su correspondencia.
Regresando al relato, los Æsir o Ases, en singular Ás, femenino Ásynja, femenino plural Ásynjur, anglosajón Ós, protogermánico Ansuz, son los principales dioses del panteón nórdico.
Ellos están emparentados con Odín, y habitan en el Asgard, son mencionados bajo el término genérico “guðin” o “dios”
Las principales figuras a las que se rendía culto eran:
Odín, Frigg, Thor, Baldr y Tyr.
El jefe de los Æsir es Odín, que creó el mundo junto con sus hermanos Ve y Vili.
Es entonces que Fafner y Regin, mataron a Hreidmar por el anillo.
Fafner decidió que quería a “Andvarinaut” solo para él, así que se convirtió en un dragón, y alejó a Regin.
Fafner, se transformó en un dragón, porque quería quedarse todo el oro para él solo, de hecho, los dragones frecuentemente simbolizan la codicia en el folclore europeo.
De esta manera, alejó a Regin del oro y del anillo “Andvarinaut”, y éste último tuvo que vivir entre los hombres.
Él le enseño a los hombres a sembrar, cosechar, trabajar los metales, navegar los mares, domar caballos, construir casas, y trabajar las telas.
Regin tomó a Siegfried como hijo adoptivo, y lo mandó a recuperar el tesoro.
Fafner como era un enano, estaba dotado de un poderoso brazo y un alma intrépida.
Llevaba el casco Égida, y cuidaba la casa de su padre, que era de resplandeciente oro y brillantes gemas.
La égida, en griego antiguo “αἰγίς” o “aigís” es una coraza de piel de cabra; por extensión, significa también “escudo”, “protección” y/o “defensa”
La égida se mantuvo en la antigüedad, como símbolo de la invulnerabilidad garantizada por los dioses.
Es entonces Fafner, el más fuerte y más agresivo de los 3 hermanos:
Fafner, Óddar y Regin
Luego de que Loki matara a Ódder, Hreidmar, el padre de ellos, recibió el oro maldito de Andvari, como reparo por la muerte de su hijo.
Así, Regin y Fafner mataron a su padre para conseguir el oro, pero este último decidió que lo quería todo para él, convirtiéndose en un dragón, símbolo de avaricia.
Entonces, Regin mandó a su hijo adoptivo, Siegfried, a matar al dragón Fafner.
Luego de vencer al dragón, Siegfried mata también a Regin, ya que se había enterado, de que él tenía planeado matarlo, una vez recuperado el oro.
Anteriormente, Regin había forjado una maravillosa espada para Siegfried, pero rápidamente se rompió, es entonces como Siegfried encontró la espada rota de su padre, Sigmund, llamada “Gram” y la hizo reparar y re-forjar por Regin, y la usó para matar a Fafner, y con ella, atravesó el corazón del monstruo, en cuya sangre se bañó para hacerse invulnerable.
“Gram” fue forjada por Völundr, el herrero mágico, y originalmente perteneció a su padre, Sigmund, quien la recibió en el salón de los Volsung, tras quitarla del tronco donde Odín la había enterrado, y que nadie más la pudo sacar.
La espada fue destruida y re-forjada al menos una vez.
Tras ser re-forjada, partió un yunque por la mitad, demostrando así todo su poder.
En “El Cantar de Los Nibelungos”, la espada de Siegfried es llamada “Balmung”, a veces denominada “Palmunc”
Luego de beber la sangre del dragón Fafner, Siegfried adquirió sabiduría, ya que Fafner podía hablar con las aves, y éstas le dijeron que Regin lo mataría una vez que consiguiera el tesoro, por lo cual, Siegfried lo decapitó, y se quedó con el oro.
Sin embargo, una torpe indiscreción femenina, termina por provocar una horrorosa cadena de venganzas.
El traidor Hagen, descubre que Siegfried es invulnerable, por haber sido bañado con la sangre del dragón, salvo en una pequeña porción de su espalda, donde se depositó una hoja de tilo, y la sangre no tocó su piel.
El paralelismo con el héroe Aquiles, de la mitología griega, es asombroso:
Aquiles se hizo invulnerable, bañándose en la laguna Estigia, y sólo en el talón, de donde le cogía su madre al bañarlo, era mortal.
Con el paso de los siglos, Siegfried dejó que la sociedad absorbiera sus rasgos de caballero, convirtiéndose en una persona indecisa, carente de códigos, amistosamente pobre, y falto a la verdad.
Ha herido sentimientos, y se oculta ignorando a las personas que lo aprecian; que pusieron su empeño en fortalecer alianzas, que han puesto sus hombros en tiempos de guerra y paz.
Siegfried desposó luego de algunas hazañas, a Kriemhild, y logró para el hermano de ésta, Gunther, la mano de la huraña valquiria Brünnhilde.
Kriemhild, es la hermana del Rey Gunther de Borgoña, y esposa del héroe Siegfried.
Se identifica también con el personaje Gudrun de la Saga Volsunga, y La Edda Poética, siendo personajes, quizás inspirados en la última mujer de Atila:
Ildico.
Kriemhild era reconocida por su singular belleza, y pronto quedó enamorada del aguerrido Siegfried.
Gracias a sus hazañas al servicio de Gunther, se ganó la mano de Kriemhild, y ambos se casaron felices, compartiendo ella la posesión del tesoro de los nibelungos, en posesión del héroe.
Desde el principio, hubo gran rivalidad entre ella y Brünnhilde, esposa de Gunther.
Esto desencadenaría una serie de hechos, que a la larga llevaron a la muerte por traición de Siegfried, a manos de Hagen, un guerrero del rey, por orden del propio Gunther.
Gunter, Gunther, o Gunnar, es el ficticio rey de Borgoña, y su castillo estaba en la ciudad de Worms, a orillas del Rin.
En la mitología nórdica, Brynhildr o Brünnhilde fue una “skjaldmö” o doncella escudera, y una valquiria.
Aparece como uno de los personajes en la Saga de los volsungos, y también en La Edda Poética, por ejemplo en el “Helreið Brynhildar” o “El Viaje Infernal de Brynhild”
Hagen, por su parte, en lengua germánica, o “Högni” del nórdico “Hǫgni” o anglo “Hogni” o Hoenio, es el nombre de un guerrero burgundio, que aparece en los cuentos épicos de los pueblos que rodean al reino Burgundio de Worms.
Con frecuencia, a Hagen se le identifica como hermano, o hermanastro del Rey Gunter, siendo el principal antagonista del héroe Siegfried, por el que siente gran envidia.
Normalmente se le representa como un personaje ladino, y malintencionado.
En la tradición germánica, Hagen era un personaje especialmente severo, implacable, violento y, en 2 de las susodichas narraciones germanas, tuerto.
Según la Saga de Thidrek de Bern, Hagen no era completamente humano, habiendo sido concebido por un duende, que dejó en cinta a la esposa del rey.
Es así que trocando sus anillos, Siegfried tomó la apariencia de Gunther, y venció ciertas pruebas que sólo el héroe podía superar.
Brünnhilde desde entonces, consideró superior a su marido, hasta que Kriemhild le refirió los verdaderos hechos.
Desde entonces, Brünnhilde preparó la venganza, que ejecutó Gutorm, hermano de Gunther, en otros textos, Hagen de Tronje.
Dicha venganza, consistió en revelar al ejecutor, el lugar exacto donde la piel del héroe no estaba protegida por la sangre del dragón.
Aprovechando este dato, el asesino asestó un lanzazo, que acabó con la vida de Siegfried.
Brünnhilde se suicidó al día siguiente, pues pese a todo, amaba a Siegfried.
Kriemhild fue desposada luego por Etzel, que quiso hacerse dueño del tesoro de Los Nibelungos, que Gunther había hecho esconder en el fondo del Rin.
Etzel en realidad es la transposición literaria del Atila histórico, y la masacre que Etzel realiza entre los burgundios, está basada en los hechos históricos, en torno al exterminio de este pueblo a manos de los hunos, hacia el año 436.
Naturalmente, que estos eventos históricos, así como la figura del propio Etzel/Atila, están fuertemente literaturizados, hasta hacerse casi irreconocibles.
Kriemhild entonces, invitó a sus hermanos, y durante el banquete en la corte del Rey Etzel, los hombres de Gunther fueron asesinados, consiguiendo que su propio pueblo sea eliminado a traición.
Más tarde, Kriemhild embriagó y mató al mismo Etzel, arrojándose finalmente a las llamas del palacio, cuyo incendio ella misma provocó.
Luego de las muertes de Brünnhilde y Siegfried, Gunther deja el oro en una cueva.
Años más tarde, Andvari descubre la cueva y su oro perdido; sin embargo, su anillo estará perdido para siempre.
Con este sangriento desenlace, concluye “El Cantar de Los Nibelungos”
El manuscrito del Cantar, el cual es conservado en la Biblioteca Estatal de Baviera, fue inscrito en el Programa Memoria del Mundo de la UNESCO en el 2009, como reconocimiento de su significancia histórica.
El compositor alemán, Richard Wagner, se inspiró en alguna medida en este poema épico, y en la tradición mitológica germánica y nórdica, para componer la tetralogía operática “Der Ring des Nibelungen”
En el verano de 1848, Wagner escribió “El Mito Nibelungo” como un esbozo dramático, combinando numerosas fuentes medievales, algunas ya citadas, en una sola línea narrativa, similar a la trama del Ciclo del Anillo, pero con algunas diferencias importantes.
Más tarde ese año, comenzó a escribir un libreto llamado “Siegfrieds Tod” o “La Muerte de Siegfried”
Es posible, que este trabajo haya surgido a raíz de una serie de artículos en la Neue Zeitschrift für Musik o Nueva Gaceta de Música, invitando a compositores a escribir una “ópera nacional” basada en “El Cantar de Los Nibelungos”, el poema germano del siglo XII que, desde su redescubrimiento en 1755, había sido elevado por los románticos alemanes como “La Saga Nacional Alemana”
La muerte de Siegfried trataba, como indica su título, de la muerte de Siegfried, el héroe central de “El Cantar de Los Nibelungos”
Hacia 1850, Wagner había completado un esbozo musical, que posteriormente abandonó, para “Siegfrieds Tod”
Ahora, sintió que necesitaba una ópera previa, “Der Junge Siegfried” o “El Joven Siegfried” posteriormente rebautizada “Siegfried”, para poder explicar los sucesos en “Siegfrieds Tod”
El manuscrito en verso de “Der Junge Siegfried” se completó en mayo de 1851.
Para octubre de ese año, Wagner tomó la monumental decisión de expandir el ciclo a 4 óperas, para ser representadas en 4 noches consecutivas:
“Das Rheingold”, “Die Walküre”, “Siegfried” y “Götterdämmerung” todas bajo el nombre:
“Der Ring des Nibelungen”
El texto de las 4 óperas se terminó en diciembre de 1852, y fue publicado privadamente, en febrero de 1853.
En noviembre, Wagner comenzó la primera versión de la partitura para “Das Rheingold”
A diferencia de los libretos, que fueron escritos en orden inverso, Wagner compuso la música en el orden en que debían representarse las óperas.
El trabajo de composición continuó hasta 1857, cuando Wagner terminó el acto II de Siegfried.
Luego, Wagner interrumpió el trabajo en este ciclo por 12 años, durante los que escribió “Tristan und Isolde” y “Die Meistersinger von Nürnberg”
Para 1869, Wagner estaba viviendo en Tribschen, a orillas del lago de los Cuatro Cantones, becado por el Rey Luis II de Baviera, cuando decidió regresar a “Siegfried” y, notablemente, pudo continuar justo donde había dejado la composición 12 años antes.
En octubre de este año, terminó la composición de “Götterdämmerung”
Wagner rebautizó la 4ª ópera, para estar más a tono con la visión pesimista del final, en el que los dioses son destruidos; en la versión original, lograban redimirse.
Este cambio, junto con la decisión de mostrar en escena los eventos de “Die Walküre” y “Das Rheingold”, que hasta ese momento, sólo aparecían como narración en las 2 óperas, tuvieron como consecuencia algunas discrepancias irreconciliables, pero que no disminuyen el valor del ciclo del Anillo como un todo.
La trama se inicia con “El Oro del Rin”, una masa aurífera que descansa en el fondo del río; después de robarla se forja con ella, un anillo mágico, que concede a su portador el poder de dominar el mundo, siempre y cuando asuma el precio de la maldición, que lo obligará a renunciar al amor.
El enano nibelungo Alberich, será quien al sentirse despechado por las hijas del Rin, unas ondinas que custodian el oro, decidirá asumir la maldición, robar el oro, y forjar el anillo.
Diversos seres míticos luchan después por la posesión del anillo, incluido Wotan/Odín, el líder de los dioses.
El plan de Wotan para superar sus limitaciones, que se extiende por generaciones, es el motor de gran parte de la historia.
Después, el héroe Siegfried gana el anillo como pretendía Wotan, pero acaba siendo traicionado y asesinado.
Finalmente, la valquiria Brünnhilde, amante de Siegfried, e hija desleal de Wotan, devuelve el anillo al Rin.
Durante el proceso, los dioses son destruidos.
Se devuelve el anillo al Rin; Alberich y los nibelungos, que están esclavizados por el poder del anillo, quedan liberados.
Luego, el río Rin, sosegado, torna a su cauce.
Dioses y héroes perecen, ante el inexorable poder del anatema, que culminará con el aniquilamiento total.
Los dioses han corrompido el mundo desde el principio, y perecen por su propia voluntad de poder.
El remate sinfónico, es una vasta recapitulación en la cual, se reúnen todos los leitmotiven relevantes, las cadencias, las tonalidades, y los fragmentos de formas y hasta detalles de orquestación, que regresan para resumir esta gran parábola de la existencia humana, que es “Der Ring des Nibelungen”, y así cae el telón.
“Das Nibelungenlied” también fue llevada al cine por Fritz Lang, en el año 1924, bajo el título:
“Die Nibelungen”

“Hie hât daz mære ein ende:
Daz ist der Nibelunge liet”
(Here the story takes an end:
This is the lay of the Nibelungs)


Die Nibelungen

“Siegfried, the son of King Siegmund, forges a sharp sword and hears stories from the locals about Princess Kriemhild.
He decides to go to Worms to win Kriemhild.
Along his journey, he kills a dragon and baths in its blood to become invincible”

A principios de los años 20 del siglo pasado, Friedrich Christian Anton Lang, conocido como Fritz Lang, ostentaba en Alemania, el estatus de “estrella del cine”
El director gozaba del reconocimiento de crítica y público por sus inolvidables películas, y tenía el suficiente poder, como para poder elegir, aceptar o rechazar, cualquier proyecto que se le ofreciese.
Con anterioridad, el director había rodado películas ambientadas en localizaciones exóticas, y sentía la necesidad de rodar un documento, que sirviera para difundir la cultura alemana en todo el mundo.
Su intención, no era otra que la de conseguir una obra suficientemente representativa del espíritu alemán.
Este empeño, le llevó la friolera de 2 años, siempre bajo el paraguas de la productora Decla-Bioscop, que se había fusionado con la carismática Universum Film AG (UFA)
“Die Nibelungen” son 2 películas creadas por Fritz Lang en 1924.
La serie se divide en:
“Siegfried” y “Kriemhilds Rache”
Las 2 partes se rodaron entre octubre de 1922 y noviembre de 1923; la primera parte se estrenó en Alemania el 14 de febrero de 1924, y la segunda parte el 26 de abril del mismo año.
Ambas fueron escritas por Lang, y por aquel entonces, su mujer Thea von Harbou.
Pese a que el nombre de la película puede inducir a equívocos, lo cierto es que el guión combina, con total libertad, fuentes históricas y leyendas.
La responsable del libreto, Thea Von Harbou, se basó en fases determinadas del ciclo nibelúngico.
En concreto, se inspiró en “El Fin de Los Nibelungos”, redactado entre 1160 y 1170, y “El Cantar de Los Nibelungos” fechado entre 1200 y 1210.
Además, en el guión se pueden apreciar efluvios de leyendas escandinavas, diversas adaptaciones teatrales, la trilogía de Karl de la Motte, y la obra de Richard Wagner.
Las leyendas nibelúngicas, han sido glosadas desde hace siglos en novelas, y se han interpretado innumerables veces en los escenarios teatrales, contribuyendo así a forjar uno de los mitos más definitorios de la cultura germana.
Sin embargo, fue el compositor Richard Wagner, con su magna obra, “Der Ring des Nibelungen”, el que les dio la fama de la que gozan desde entonces.
La música adicional del film corre a cargo de Gottfried Huppertz.
Su composición consiguió unir íntimamente, música e imágenes, creando una coreografía de luz, ritmo, y movimiento con efectos impresionantes.
Por este motivo, se considera a Huppertz, como uno de los grandes de la música para cine.
Su muerte prematura, hizo que se le olvidara injustamente durante años.
La partitura, escrita por Lang en colaboración con su esposa Thea von Harbou, partía de las fuentes utilizadas por Wagner en su Tetralogía, y también de la obra de Friedrich Hebbel “Die Nibelungen” de 1862.
“Siegfried fights and defeats the dwarf King of the Realm of the Nibelungen Alberich that was wearing his wonder cap that makes the user unseen or in whatever form he wishes.
Alberich asks Siegfried to spare his life and in return he gives the Treasure of the Nibelungen and the Balmung sword.
Siegfried makes twelve kings as his vassals, and when he asks the hand of Kriemhild to her weak brother King of Burgundy Gunther, he advises that he would accept is Siegfried helps him to win the strong Queen of Iceland Brunhild”
“Die Nibelungen” está inspirada en el poema histórico “El Cantar de Los Nibelungos” o “Das Nibelungenlied” y probablemente también, en la trilogía “Die Nibelungen” de Friedrich Hebbel, que ahonda en el primero, como se señaló anteriormente.
“Die Nibelungen” es una adaptación de una serie de leyendas alemanas, sobre unas criaturas que habitan la niebla llamados Nibelungos.
Cuenta la historia de Siegfried, quién es hijo del rey, el cual después de haber forjado una formidable espada llamada Balmung, y convertirse en un herrero excelente, debe volver al castillo de su padre.
Luego, conoce la historia de la hermosa princesa Kriemhild, y decide abandonar de nuevo el castillo de su padre para salvarla.
“Die Nibelungen” se estrenó en 2 partes, en febrero y abril de 1924, y aún así, tuvo que sufrir severos recortes de metraje.
Las diferencias entre “Siegfried” y “Kriemhilds Rache” son evidentes.
Ambas partes tienen como eje fundamental y nexo, la inexorabilidad del destino.
La primera parte, es bastante diferente a su continuación, mientras en esta, el protagonista es un hombre que se ve envuelto en una odisea, donde lo fantástico está siempre presente, donde el motor es la aventura, la lealtad y la posterior traición; en la segunda, su protagonista es una mujer, lo fantástico desaparece, y el motor es la más cruda de las venganzas.
La propia Harbou reconocía que “Die Nibelungen” había sido concebida para mostrar, de qué manera, la primera culpa lleva irremediablemente a la sanción final.
Desde el momento fatal, en que una hoja de tilo se posa sobre la espalda de Siegfried, la progresión dramática de los personajes, está regida por los designios del destino, sin que quede un mínimo resquicio para la acción del azar.
La genial von Harbou, creó un guión aparentemente sencillo, pero lleno de matices emocionales, que con gran maestría, evita la sensiblería y el patetismo de otras obras de la épica.
Dividido en cantares, se nos resume “El Cantar de Los Nibelungos” de una manera clara y pura, en la que no se aprecia ningún maniqueísmo, y donde todos los personajes actúan siguiendo sus sentimientos, y su sentido del honor, contrastando curiosamente, con la obra “Metropolis” (1927) de la misma autora, y donde los personajes se mueven por una ideología determinada.
Se agradece el hecho, de que haya poquísimos inter-títulos, ya que “Die Nibelungen” fue diseñada para utilizar los menos posibles, usando la imagen para contar la historia.
Las actuaciones son muy buenas, probablemente, la que más desentona es la del propio Siegfried, demasiado teatral, destacando la actuación de Kriemhild, sobre todo en el último cantar, donde se alcanza un nivel cinematográfico insuperable.
Hay algunos aspectos que diferencian “Die Nibelungen” del cine moderno, uno es que la cámara nunca se mueve, solo lo hacen los personajes dentro de la escena, incluso, se salen de plano y vuelven a entrar, la cámara nunca les sigue.
Otro es que las mujeres parecen hombres, los maquillajes son muy marcados, además, ellas son varoniles, tanto Margarete Schön (Kriemhild) como Hanna Ralph (Brunhild)
Además, la historia se desarrolla de una manera pausada, el hilo no se pierde nunca, los personajes están perfectamente definidos, no hay sorpresas.
Aunque no hay buenos y malos, cada personaje va tejiendo sus lealtades, y actuando en función de las mismas, y de las circunstancias.
Al final todos pierden.
Las acciones de los personajes están regidas por sus instintos y pasiones más primarios, a los que no pueden escapar, y que acabarán provocando la orgía de sangre en la que se consumen finalmente.
Quizás, por esta razón, Lang no se decanta en ningún momento, por ninguno de los personajes.
Les enjuicia y comprende por igual, sabedor de que están condenados de antemano, por pasiones ingobernables.
Y es que en “Die Nibelungen”, el director anticipa algunas de las constantes que se repetirán de forma cíclica en su filmografía, como:
La furia, el deseo de venganza, y la búsqueda de la justicia por encima de las leyes y convenciones escritas.
Son 5 horas, en las que Lang se esmeró para que “Die Nibelungen” fuera lo más fiel posible al poema épico.
Prácticamente lo logró, pero el costo de ello, fue la configuración de personajes estereotipados, cuyo sino el espectador lo infiere casi desde el inicio:
Sabemos que el leal y valiente Siegfried, tendrá que caer víctima de una traición; que Hagen y Gunther tendrán que pagar por sus pecados tarde o temprano; que Kriemhild se consumirá en su venganza hasta el final; que los inocentes pero honestos hermanos menores, junto a Rudiger, se verán afectados por toda esta sed de punición, que no se detiene hasta el final de la obra.
De Brunhild no conocemos su sino, pero podemos inferir que el haber mandado dar muerte a su amado, la sumergiría en un dolor irremediable.
Ya en nuestros días, la Friedrich Wilhelm Murnau Stiftung se encargó de restaurar el metraje original, cerca de 5 horas fastuosas, como toda buena ópera que se precie.
“Siegfried wears the invisible helmet and helps Gunther to win Brunhild in the proofs of throwing stones and spear and jumping”

Die Nibelungen 1. Teil Siegfried

Dirigida por Fritz Lang, es un film de fantasía de la era del “cine mudo”, estrenada el 14 de febrero de 1924.
Protagonizada por Paul Richter, Margarete Schön, Hanna Ralph, Theodor Loos, Hans Adalbert von Schlettow, Rudolf Klein-Rogge, Bernhard Goetzke, Erwin Biswanger, entre otros.
Con una duración de 2 horas 22 minutos, aproximadamente.
Sencillamente, Die Nibelungen 1. Teil Siegfried es una obra maestra; un filme rebosante de grandeza épica, de tragedia latente.
Una soberbia adaptación de una obra clásica como es “El Cantar de Los Nibelungos”, que recoge a la perfección, la magia casi mítica que desprenden reinos ya olvidados, personajes imaginados, o soñados, riquezas ocultas, y seres fantásticos.
La trama narrada en 7 Cantos, es de algún modo conocida:
Canto 1:
Cómo Siegfried mató al Dragón.
Canto 2:
Cómo Bolker, el bardo, llevó a Siegfried delante de Kriemhild, y Cómo Siegfried llegó en Worms.
Canto 3:
Cómo Siegfried ayudó a Gunther, para ganarse a Brunhild.
Canto 4:
Cómo Brunhild entra a Worms, y cómo El Rey celebrar su boda.
Canto 5:
Cómo después de medio año, Siegfried regala a su novia, El Tesoro de Los Nibelungos, llegan a Worms, y cómo las Reinas se pelean entre sí.
Canto 6:
Cómo Gunther traicionó a Siegfried.
Canto 7:
Cómo Kriemhild jura vengarse de Hagen von Tronje.
En Die Nibelungen 1. Teil Siegfried o “Siegfrieds Tod”, se narra por boca de Volker von Alzey (Bernhard Goetzke), la historia de un héroe que derrotó a un dragón, haciéndose invulnerable tras bañarse en su sangre, y también al enano Alberich (Georg John) del que consiguió el yelmo mágico, la espada Balmunga, y el inestimable tesoro de los nibelungos, que no obstante, será maldito por el enano cuando muera, y vuelva a ser barro, y que en esos momentos, se dirige a la corte de Burgundia, para pedir la mano de Kriemhild (Margarete Schön) de quien ha oído hablar durante su estancia como aprendiz de Mime (Georg John), el herrero.
Kriemhild, que encarna el hado fatal que recorre todo el relato, y quien ha renunciado al amor por temor a perderlo, no puede evitar el sentirse atraída por tan bravo guerrero, y corresponde su amor; a lo que Kriemhild, una vez despojada de marido y tesoro, clama la más cruel de las venganzas, que será el argumento de la segunda parte.
“Brunhild tells Gunther that she is her captive but not his bride.
Gunther asks Siegfried to help him again in his wedding night, and Siegfried takes his form and accidentally brings Brunhild's armlet with him”
Siegfried (Paul Richter) es hijo de reyes, se ha criado en cuevas donde se le han enseñado valores, y a utilizar la espada.
Un día, decide ir a encontrar el amor, y casarse con Kriemhild, sumergiéndose en un mundo que asemeja al de un cuento de hadas, y a una época claramente legendaria, perteneciente al pasado germánico.
Enfrenta a un dragón, al cual da muerte, y luego se baña en su sangre para adquirir la inmunidad, pero no se percata, que una hoja de roble se posa en su espalda y, cual Aquiles con su talón, le deja una parte de su cuerpo vulnerable.
Poco después, rumbo a la corte burgundia, da muerte al señor de los enanos, a quien arrebata el famoso Tesoro de Los Nibelungos.
Lamentablemente para él, la debilidad y cobardía del Rey Gunther (Theodor Loos) sellarán su destino:
Éste está dispuesto solamente, a entregarle a su hermana Kriemhild, si es que lo ayuda a enlazarse con la temible Brunhild (Hanna Ralph), Reina de Islandia.
Es ella una amazona salvaje, que sólo concederá su mano, al hombre que sea capaz de derrotarla en combate, y en otras pruebas atléticas, ella vive amargada, y su furor se incrementa, cuando se entera que no es Siegfried, de quien se prenda inmediatamente, quien ha ido a cortejarla.
De todos modos, el héroe cumple su propósito, engañando a todos con una capa mágica que lo torna invisible, y así se forjan los 2 matrimonios.
Sin embargo, transcurridos unos años, Brunhild descubre el engaño por boca de la imprudente Kriemhild, y decide vengarse de Siegfried, pidiéndole a Hagen von Tronje (Hans Adalbert Schlettow), el escudero real, que le dé muerte.
Durante una cacería, y tras haberle sonsacado a Kriemhild, el punto de vulnerabilidad de su marido, el traidor da muerte de un flechazo a Siegfried, con cuyo cuerpo velado por las 2 mujeres gimientes, finaliza la primera parte de “Die Nibelungen”
En Die Nibelungen 1. Teil Siegfried, asistimos a los hechos más conocidos de las leyendas de Los Nibelungos:
Con unos personajes muy bien descritos, empezando por su dinámico protagonista, encarnación de la pasión, y del aventurero que cree poder comerse el mundo, o la pérfida Brunhild, manipuladora víbora, unos personajes de los que calan, la invulnerabilidad de Siegfried, su boda con Kriemhild, el engaño a Brunhild, y su muerte en el único punto invulnerable de su cuerpo.
En Die Nibelungen 1. Teil Siegfried se reúnen todos los aspectos más épicos y aventureros de la leyenda, y que son prácticamente, las correrías de Siegfried, todo ello narrado con un ritmo ágil, y con una imaginación, y un despliegue de efectos especiales desbordantes.
Aquí predomina la luz natural, para narrar la parte épica de la historia, por lo que vemos prácticamente a Siegfried envuelto en luz.
En Die Nibelungen 1. Teil Siegfried, el aspecto puramente descriptivo, pesa por encima de cualquier otro, y aquí vamos conociendo a todos los personajes envueltos en la historia.
Lang imprime un buen ritmo, y una serie de escenas de “acción” al menos para la época, que la hacen amena y entretenida.
Si el argumento posee el encanto de los cuentos, la realización contiene toda la magia que es capaz de conjurar el cine.
¿Cómo valorar en su justa medida, el trabajo que debió requerir este “Die Nibelungen”, que transmite una grandeza, una majestuosidad tan pocas veces igualada?
Y es que no sólo los decorados, o el vestuario, proporcionan esta impresión, sino que son los propios personajes, quienes se hallan impregnados de ese halo grandioso y terrible a un tiempo, característico de aquéllos que están marcados por el destino.
En efecto, es el destino la fuerza invisible, pero siempre presente, que anima el transcurso de los acontecimientos, marcados también por el orgullo, el vasallaje, y la ambición.
Es esta última, la que une trágicamente los caminos del Rey Gunther y de Siegfried, prendados de 2 mujeres en principio antagónicas, pero que como se verá más adelante, no distan tanto la una de la otra.
“When Kriemhild finds Brunhild's armlet, Siegfried tells her how her brother won the queen.
While going to the mass, Kriemhild and Brunhild quarrel and the offended Kriemhild discloses the truth to her brother's wife”
En Die Nibelungen 1. Teil Siegfried, Lang se vale de dragones, enanos que custodian tesoros, cavernas inexpugnables, e imposibles fortificaciones resguardadas por un mar de llamas, para narrar el ciclo heroico de Siegfried.
El realizador crea un mundo que respira con aliento propio, donde no importa la verosimilitud de la acción, sino el placer de abandonarse al deleite estético y visual.
Pero es que además, las mil y una aventuras, por las que pasa el bravo héroe, están rodadas con un sentido del ritmo que sorprende por su frescura y su atemporalidad, y que invita a visionarla, una y otra vez.
Exaltados valores de nobleza y honor, recorren las aproximadamente 2 horas 22 minutos de duración.
La figura del joven Siegfried, hombre germánico por antonomasia, y representado magníficamente por Paul Richter, es un homenaje a la naturaleza misma, que concibe a sus hijos como guerreros, en pos de un ideal ciertamente elevado, hombres sin mancha, valerosos, y leales hasta la muerte, allende la misma, y cuyo alter ego es la mujer de virtud cristalina, amor eterno, y entrega sin condiciones a su noble esposo.
La Princesa Kriemhild, personificada por Margarete Schön, es la fidelidad misma, que ante nada se detiene para vengar la muerte a traición de su consorte.
En torno a estos 2 personajes giran todos los demás:
El apocado Rey Gunther, el pérfido Hagen von Tronje, el noble bardo Volker, la orgullosa Brunhild, el contrahecho Rey Etzel o Atila…
Todos suponen la personificación de arquetipos en pugna, y que bajo la apariencia de las miserias humanas, abren el camino para el cumplimiento de los designios del Mito, en el inconsciente colectivo humano, sometido a impulsos de despreciable degradación, al paso que simultáneamente, brilla en él, un espíritu luminoso que tiende hacia las grandes realizaciones, manifestadas en las mayores herencias culturales, de uno y otro confín, a lo largo y ancho del mundo.
El espíritu de los personajes está tan logrado, como el del mundo por el que se mueven; así Siegfried aparece ante nosotros, como un nuevo Aquiles, prácticamente invulnerable, siempre valiente y honesto.
Gunther es un rey atormentado, por no poder satisfacer su más preciada ambición, y más tarde, por haber traicionado a quien logró procurársela.
Brunhild, la indómita reina guerrera, tantas veces copiada después, soberbiamente interpretada por Hanna Ralph, se erige en vehículo de destrucción.
Y Hagen, en el vasallo ejecutor de la más vil de las traiciones.
En cuanto a Kriemhild, habrá tiempo para hablar de ella en Die Nibelungen 2. Teil Kriemhilds Rache.
Según dijo Lang, lo que a él le interesaba, era reflejar el cumplimiento del destino de todos estos personajes, pertenecientes a diversos mundos, que son los reflejados en “Die Nibelungen”:
El mundo boscoso y mágico del que salen Siegfried y Los Nibelungos o “Los Hijos de La Niebla”, la corte austera pero grandiosa de Worms del Rin, el reino remoto de Brunhild, etc.
La recreación de tales mundos, está perfectamente lograda, gracias a unos decorados majestuosos, y a una puesta en escena, tan eficaz como brillante, beneficiada por el feliz ritmo narrativo, que no da descanso.
La imaginación y creatividad con la que están resueltas algunas situaciones, es sorprendente, así como el magnífico efecto que produce en el espectador, contemplar las andanzas de los personajes por bosques, reinos subterráneos, o castillos rodeados de fuego.
A destacar también la música, perfecta y adecuada, tan evocadora como la historia a la que acompaña.
Los efectos especiales fueron de importancia igualmente.
Ya era algo conocida la técnica de la súper-imposición, cuando vemos a Siegfried aparecer y desaparecer, en el momento que socorre a Gunther durante las pruebas contra Brunhild.
El dragón, no obstante, fue el primer monstruo de su tipo.
No llegamos a ver todo su cuerpo, pero fue impecablemente maniobrado, y se dice que Lang daba las órdenes por teléfono a los operarios, que estaban dentro de la máquina, y que ayudaban al movimiento de los ojos.
El dragón, fue un muñeco construido a tamaño natural, de 18 metros, y que inspiró posteriormente, el de la película también alemana, “Die Unendliche Geschichte” (1984) de Wolfgang Petersen.
Asimismo, podemos disfrutar de un gran repertorio, que conformaba por entonces, la clásica de oferta de actores de Lang, que ya se habían visto en realizaciones anteriores, y muchos de los cuales se repetirían en “Metropolis” (1927)
En fin, una producción magistral, sin tintes psicológicos, pero sí sociológicos e históricos, un homenaje a las pasiones humanas, y sobre todo, a como las virtudes y los vicios, se suelen confundir en los avatares de la vida.
La fotografía de Carl Hoffmann, Günther Rittau, y Walter Ruttmann es soberbia, con el uso de unos encuadres completamente simétricos, impresionante plano final, y con abundante uso de la regla de los tercios, que ayuda a darle a la obra, un aire estético y artístico elevadísimo.
Los escenarios son majestuosos, y ayuda a darle a la obra un aire completamente mítico e irreal, la decoración interior de los edificios, se aleja sustancialmente del barroquismo, y del recargamiento de otros films de la mitología, aquí se apuesta por la sobriedad, buscando un mayor realismo, y humanismo.
En Die Nibelungen 1. Teil Siegfried vemos escenas exquisitas, como la de la pluma deshaciéndose en la espada de Siegfried, la lucha contra un dragón komodiano, y el sueño de Kriemhild, que aún trato de imaginar, como es que pudieron hacerlo en aquella época.
En la lucha entre el bien y el mal, Siegfried es el eje sobre el que basculan ambas fuerzas, y se ciernen a su alrededor.
A ambos lados se encuentran los representantes de cada una de las posturas, representadas por el color.
Hagen y Brunhild, los halcones que en el sueño de Kriemhild acaban con la paloma blanca, son personajes oscuros que van de negro, tocados con alas negras en su casco, y son la representación del mal.
También lo será Kriemhild, en Die Nibelungen 2. Teil Kriemhilds Rache, segunda parte del relato, cuando se convierte en una furia cruel y fría; negra, tras haber sido al principio, una encarnación del bien y de la inocencia, del color blanco, al igual que Siegfried, la paloma blanca del sueño.
El Rey Gunther representa la duda, el punto intermedio; él es el color gris.
La banda sonora de Huppertz, es simplemente, una de las 10 mejores de la Historia del Cine, sin sonidos chirriantes ni desincronizados, alcanzando su nivel máximo, en la escena de la muerte de Siegfried, y en la escena final.
“Brunhild lies to Gunther and tells him that she lost her virginity with Siegfried.
Gunther organizes boar hunting in the Odenwald Forest and asks Hagen Tronje to slain Siegfried.
Hagen lures Kriemhild and she tells the vulnerable part of Siegfried's body where the lime leaf has fallen.
Brunhild fasts, Gunther betrays Siegfried, and Hagen impales him with a spear”
Dicen por otro lado, que a Lang le traía sin cuidado la fidelidad a la leyenda, que el director vio siempre “Die Nibelungen” como una obra eminentemente estética.
De ahí que no es extraño encontrar momentos, en que los personajes conforman composiciones ornamentales, como en la secuencia en que Siegfried acude por primera vez al castillo del Rey Gunther.
El director filma formas arquitectónicas desmesuradas, estancias enormes, rodeadas por interminables cortinajes, y figuras geométricas perfectas, que contrastan con unos personajes imperfectos, atrapados en la rueda del destino.
Son unos decorados suntuosos, donde el expresionismo alemán se muestra en todo su esplendor, para crear una atmósfera lúgubre de lealtades y traiciones.
Die Nibelungen 1. Teil Siegfried es mucho más mítica y más romántica, Siegfried templa su espada en una forja, y se enfrenta al dragón, y da inicio la tragedia como venganza de la naturaleza, personificada en un dragón mítico.
Al carecer de sonido, toda la expresividad se basa en el gesto.
El argumento, pese a estar basado en leyendas germánicas, a veces nos resulta infantil.
Excesivamente ingenuo.
Pero parte de su mitificación, es debida a las circunstancias históricas, y al hecho de que el Expresionismo Alemán, es un fenómeno mitificado.
Pero siempre debemos tener en cuenta el país que lo vio nacer, y sus circunstancias.
Die Nibelungen 1. Teil Siegfried nos habla de nobleza, de traición, y de mentiras, las mentiras que son utilizadas por el Rey Gunther para desposarse con Brunhild, una marimacha que habita en Islandia, en un reino habitado por mujeres, las Valquirias, y que desencadenan toda la tragedia posterior.
El gesto de los actores, la puesta en escena, los cuidados planos fotográficos suponen lo mejor, lo más brillante de la filmografía de Lang, en aquellos tiempos.
Es inolvidable la secuencia en la que Siegfried llega al reino de Los Nibelungos, donde será atacado por Alberich, El Rey de Los Enanos, al que dará muerte, pero éste le entrega un manto que le convierte en invisible.
Los enanos guardianes del tesoro, que se convertirán en piedra.
La parte de Burgundia es memorable, el viaje a Islandia para vencer y desposar a la reina Brunhild, quien sembrará el mal en la corte, provocando la tragedia final.
Die Nibelungen 1. Teil Siegfried es todo un festival visual, y Fritz Lang nos ofrece una de las mejores películas de la historia.
Lang subraya esta idea, filmando en ocasiones desde una parte muy superior a donde se desarrolla la acción, empequeñeciendo adrede, por igual, a unos personajes que no pueden librarse de su destino, con independencia de lo nobles que sean sus intenciones.
Es tanta la atención que Lang prodiga al detalle, que en ocasiones, los personajes dan la impresión de estar deslavazados, al servicio de un diseño de producción excepcional.
Los dibujos geométricos que aparecen en el vestuario, y armamento de los personajes, beben por igual de la antigüedad y el Medioevo, como la figura de Siegfried, aventurándose con su caballo en los bosques neblinosos, que recuerdan la obra del pintor Arnold Böcklin, como de las vanguardias artísticas de los primeros años del siglo XX.
Son muchas las especulaciones que se han dado en torno a esta leyenda, pero según la cuenta Lang, lo que pude sentir más hondamente, es una sesión que me atrapó por completo en su mágica envoltura, es el rol de la mujer en un medio de hombres de gran fuerza, con afanes de expansión y dominación, y con poderes sobrenaturales, que les da la capacidad de hacerse invisibles, y de transformarse en cualquier persona, o figura que se desee.
Allí, con su aparente fragilidad, y sus encantos físicos, las impredecibles féminas, son capaces de demostrarles a aquellos héroes, que pueden ser vencidas, pero no dominadas; que por la fuerza serán prisioneras, pero no ofrecerán su alma; y que, tan sólo con sus poderes terrenales, pueden vencer al más valiente, sin ellas tocarle ni un sólo pelo.
Así, lo que pareciera ser tan sólo la historia de un gran héroe traicionado, y de seguro es lo que verá la mayoría, yo lo veo como secundario, y creo que es más una anticipación de lo que bien pueden lograr las mujeres en el mundo.
Y es que, todo el relato en sí, es bastante misógino:
Las 2 lenguas viperinas protagonistas de la historia, terminan por llevar la desgracia a los pueblos que las acogen, sembrando la discordia y la infamia allá por donde pasan.
Tampoco, es por nada que la segunda parte se ha de titular:
“Kriemhilds Rache” o “La Venganza de Kriemhild”
“Brumhild tells Gunther that she lied and he killed his only loyal friend.
Then she dies of starvation.
Kriemhild swears revenge to Hagen”


Die Nibelungen 2. Teil Kriemhilds Rache


Dirigida por Fritz Lang, es un film de fantasía de la era del “cine mudo”, estrenada el 26 de abril de 1924.
Protagonizada por Margarete Schön, Rudolf Klein-Rogge, Georg John, Theodor Loos, Hans Adalbert von Schlettow, Bernhard Goetzke, Erwin Biswanger, entre otros.
Es el gran logro de Lang, haber sido en su momento, el artífice de lograr plasmar la tragedia en toda su magnitud.
Die Nibelungen 2. Teil Kriemhilds Rache es una obra maestra, un film lleno de mortuoria belleza, con una duración de 2 horas 30 minutos, aproximadamente.
El film “Die Nibelungen” aquí analizado, fue restaurado por la Friedrich Wilhelm Murnau Stiftung, a la que se ha devuelto todo su metraje, e incorporando la banda sonora original, compuesta por Gottfried Huppertz, y reconstruida por Bernd Heller.
Siegfried (Paul Richter) ha sido asesinado; su amada Kriemhild (Margarete Schön) se considera una muerta en vida, al desaparecer su amado.
A lo largo de 7 bellos y trágicos cantos, asistiremos al proceso, por el que Kriemhild, desarrolla la venganza para honrar la ausencia de su joven esposo, y al mismo tiempo, volver a reunirse con él con dignidad.
Canto 1:
Cómo Kriemhild enluta por Siegfried, y cómo el Rey Etzel/Atila pide su mano través de su Embajador Rudiger von Bechlarn.
Canto 2:
Cómo Kriemhild se despide de su patria, y cómo fue recibida por el Rey Atila.
Canto 3:
Como Rey Atila arrasó Roma, y cómo Kriemhild reúne a sus hermanos.
Canto 4:
Cómo Kriemhild recibe a sus hermanos.
Canto 5:
Cómo los hunos celebraron el solsticio de verano con Los Nibelungos.
Canto 6:
El peligro de Los Nibelungos.
Canto 7:
El final de Los Nibelungos.
Die Nibelungen 2. Teil Kriemhilds Rache es totalmente negra.
Es la historia de una mujer, totalmente consumida por el deseo de vengar la muerte de su marido, dispuesta a hacer lo que sea necesario para conseguir tal fin.
En Die Nibelungen 2. Teil Kriemhilds Rache, parte los recursos típicos del expresionismo alemán, aparecen claramente, en una iluminación predominantemente oscura, jugando adecuadamente con la escasa luz, y con interiores muy oscurecidos, e incluso, rodando escenas nocturnas, junto con un exagerado maquillaje, deforman absolutamente las delicadas facciones de Kriemhild, dando así esa visión de venganza hasta las últimas consecuencias, y finalmente, permitiéndose el lujo de rodar escenas totalmente sanguinarias de lucha, mostrando verdaderas carnicerías, algo nunca visto entonces, y en realidad, difícil de ver ni siquiera en nuestros tiempos.
Die Nibelungen 2. Teil Kriemhilds Rache está marcada por un halo de tragedia que lo impregna todo, donde el dolor traspasa la pantalla, es una radiografía del eterno sentimiento de uno de los instintos básicos del hombre, como es la venganza, sin importar que te deshumanices por ello, pues en realidad, se parte desde el hecho, que el sufrimiento te ha extirpado el alma, provocándote un vacío solo rellenable con el resarcimiento de la sangre, enfrentado al otro sentimiento que es el honor, los 2 chocan derivando en este intenso drama.
Lang demuestra una maestría colosal en el manejo de las masas, dejándolo patente en el colosal tramo final, con una batalla descomunal, donde el dramatismo te llega a calar, apoyado asimismo, en lo bien descritos que están los personajes.
“Kriemhild insists on having the head of the killer of her beloved husband, Hagen Tronje, but her brother, King Gunther, refuses her request.
When King Attila of the Huns woos Kriemhild through his ambassador Rudiger von Bechlar, she makes him promise through oath in the name of his king that no man would ever offend her.
Hagen Tronje hides the Nibelungen treasure in the bottom of a lake”
Die Nibelungen 2. Teil Kriemhilds Rache narra el odio desatado, en su búsqueda de la venganza.
Después de sentenciar a Hagen von Tronje a esperar su irremisible venganza, Kriemhild anuncia la muerte de la reina Brunhild, sutilmente sugerida por el director Fritz Lang, mostrándola a ella saliendo de campo, y enlazando a continuación, el balanceo de una campana, y tras acompañar largo rato el mausoleo de su amado Siegfried, comienza aquí la segunda parte de “Die Nibelungen”:
Kriemhilds Rache
Una vez, la hermosa e hierática joven Kriemhild (Margarete Schön), logra enloquecer a Atila y darle un hijo, esta le pide que invite a sus hermanos, Los Nibelungos, a una fiesta.
El guerrero accede, y cuando estos acuden en la víspera del solsticio de verano, la resentida esposa, recuerda tanto al Rey de los Hunos, como a su mensajero, que deben cumplir la promesa que le hicieron en su momento, de darle la cabeza de Hagen von Tronje (Hans Adalbert Schlettow), asesino material de Siegfried, y fiel vasallo de Los Nibelungos.
Ese es realmente el inicio de la tragedia; Atila se niega a luchar con unos invitados que no le han demostrado hostilidad, mientras que la reina, arenga a sus súbditos a que se solidaricen con su dolor.
Todo ello provoca que Tronje mate, en plena cena, al pequeño hijo de Atila y Kriemhild.
Para ella, no es más que un motivo que justifique su venganza, no tiene sentimiento alguno, más que vengar la muerte de Siegfried.
Sin embargo, para su destrozado padre, ello es motivo de total desolación, y el inicio de la lucha que se prolongará de forma casi numantina, hasta que finalmente, Kriemhild logre la aniquilación de Los Nibelungos y su propia muerte, en la búsqueda de su propia liberación, y el encuentro con su amado en el más allá.
Al final de Die Nibelungen 1. Teil Siegfried, vemos un plano de admirable simetría, presidido por el sepulcro de Siegfried; el comienzo de esta segunda parte, Die Nibelungen 2. Teil Kriemhilds Rache, se hace por medio de otro plano, igualmente simétrico, pero en este caso, es Kriemhild la que preside la escena.
Esto resulta de lo más adecuado, pues si en la primera parte, Kriemhild no cobraba cierto protagonismo hasta el tramo final, aquí es el personaje clave, desde el comienzo hasta la conclusión.
Ello se traduce, en que en cada plano en el que aparece, Kriemhild ocupa el centro, o bien, preside la acción desde una posición elevada; y esa “elevación” del personaje se debe, única y exclusivamente, a la fuerza de voluntad que encarna, a la ira vengadora que la consume y que, paradójicamente, le aporta toda la majestad necesaria.
Llama la atención su inmovilidad, su rostro pétreo, la absoluta convicción mostrada, que empequeñece a los demás personajes, siempre frágiles ante su determinación.
Incluso en las secuencias en las que, aparentemente debería mostrar cierta dulzura, ésta cede ante la furia vengadora; así, en un bellísimo plano junto a la fuente en que murió Siegfried, su patética excavación en la nieve, concluye con un juramento terrible e inexorable.
Die Nibelungen 2. Teil Kriemhilds Rache, responde a la obsesión del director por las pasiones más elementales.
Kriemhild es una víctima del destino, pero también está consumida por un deseo de venganza, que satisfará a toda costa, aún a costa de la espectacular masacre con la que se cierra “Die Nibelungen”
Sin duda, una de las escenas más recordadas, además del fiero combate entre Siegfried y el dragón, que le otorgará la inmortalidad, o casi, es aquélla en la que Kriemhild contempla con gesto imperturbable, la matanza final, ataviada como si se tratase de la misma diosa de la muerte.
“Kriemhild brings some earth from where Siegfried died, and travels to the court of the Huns, where she is welcomed by Attila himself, who also promises through oath to defend her”
En Die Nibelungen 2. Teil Kriemhilds Rache me pareció ver actuaciones un poco más perfeccionadas, sobre todo la de los personajes de Kriemhild y Atila, los fotogramas llevan una secuencia inteligente, y la frase más llamativa de la narración fue:
“La lealtad que no destruye el acero, tampoco la funde el fuego”
Todo en Die Nibelungen 2. Teil Kriemhilds Rache, adquiere una fuerza de epopeya, de aliento trágico.
Todo confluye en una muestra de fidelidades, en un desprecio de la vida ante la defensa del honor y del amor que tiene su culminación, como toda leyenda que se precie, en la parte final, ante la cual el espectador asiste a un cúmulo de sensaciones extremas, vividas por todos los personajes.
En esos momentos, una de las máximas virtudes de Lang, es hacernos sentir como espectadores, las motivaciones de todos sus personajes... de todos los elementos que pone en solfa, en ese gran escenario vital del que se adueña la grandiosa composición plástica.
Y en los fragmentos finales, uno comprende tanto a Kriemhild como al propio Tronje, que en el fondo, siempre ha actuado como fiel vasallo.
Comprende la forma de actuar del terrible Atila, quien sin embargo, en pasajes anteriores, se ha conmovido ante la llegada de su hijo, de Los Nibelungos y Los Hunos.
La actuación y sentir de todas las “piezas humanas” que muestra esta plasmación de la leyenda germana por parte del maestro Lang, adquiere un carácter conmovedor.
Todos sabemos del “pathos” final.
Es sin duda, el camino último, en el fondo, el destino está marcado.
Queda resaltar, la vigorosa presencia de Margarete Schön como Kriemhild, la fuerte semblanza que logra Hans Adalbert Schlettow, del nibelungo Hagen von Tronje, y la siempre efectiva caracterización de Rudolf Klein-Rogge como el singular Rey Etzel/Atila.
Lang personifica en Kriemhild, una víctima del destino, idea central de “Die Nibelungen”, cuyo ritmo viene marcado por la siniestra presencia de Hagen von Tronje, al que sólo mueve en verdad un “nihilista apetito de poder”
La idea de destino, es mostrada por el arranque de pasiones e instintos ingobernables.
El Tesoro de Los nibelungos, sepultado por Hagen en el fondo de las aguas del Rin, simboliza el poder y dominio que todos ansían, incluso Kriemhild, pero que igualmente a todos es negado.
No obstante, la reina subordina la posesión del tesoro, a un incontenible sentimiento de odio y deseo de venganza, hacia el homicida del esposo amado, hasta el extremo de sacrificar a su propio hijo, mero instrumento para ganarse la complicidad de Atila, y permitir el exterminio de su clan.
La imagen de Kriemhild, en pie sobre los últimos peldaños de la escalera que da acceso a la fortaleza de Los Hunos, contemplando impertérrita la matanza, causa una impresión sobrecogedora.
Marmórea, fría y distante, esculpida por la cámara de Karl Hoffmann, y ataviada cual emperatriz bizantina, o gran dama merovingia, sólo los ojos, vivísimos, y chispeantes, parecen descubrir una molécula de humanidad, ya que no desean la muerte de Gunther y Gieselher, sus hermanos de sangre.
Aunque también, leemos en esos ojos, bellísimos e insondables, el resto de vida que de ella exhala, fatalmente necesaria hasta ver cumplido el desquite.
En estos instantes supremos, el estado anímico de la nueva Némesis cinematográfica, es un arcano que nadie podría descifrar:
“Has conseguido que nos una el odio”, le dice Atila en el fragor de la carnicería, a lo que Kriemhild responde con estas palabras:
“Mi corazón nunca estuvo tan lleno de amor como ahora”
Hagen von Tronje, a mi entender, es el verdadero protagonista de Die Nibelungen 2. Teil Kriemhilds Rache.
Tras darle un hijo a Atila, la ex amante de Siegfried, le pide a este que cumpla el juramento prestado cuando la desposó:
Vengar la afrenta sufrida.
Kriemhild ha invitado a su familia, Gunther (Theodor Loos) y demás hermanos, con Hagen a la cabeza, para celebrar el feliz acontecimiento de la maternidad.
Es entonces, cuando le pide a Atila, que atente contra su sacrosanto deber como anfitrión, y consume la venganza.
Este se niega, pero Kriemhild ha reclutado su propio ejército, dispuesto a dar buena cuenta de Los Burgundios en mitad del banquete y las celebraciones.
Hagen demuestra ser el paladín perfecto, luchando espalda contra espalda, junto a su señor y rey, dando irrefutables muestras de su lealtad y fe... algo ciega, desde luego.
Kriemhild, en constante estado de trance, transita por la orgía de sangre y violencia, lleva a cabo su anunciada revancha, colmándose, eso sí, de deshonor, vilipendiada incluso por los suyos, maravillados por la valentía y bravura de los sitiados.
“When Kriemhild delivers a baby boy, Attila returns to his realm and asks Kriemhild what she would like most to please her.
She asks him to invite her brothers to come to his kingdom”
Sin embargo, el gran mérito de esta bellísima película, es de hacérnoslo vivir de forma tan intensa y emocionada, como si fuéramos un personaje más de la leyenda.
Por medio de su portentosa puesta en escena, diseño formal, utilización de luces y sombras, de espacios dramáticos, las escaleras como ejes de momentos cumbres; incluso su fondo sonoro, con el hermosísimo y trágico tema central, o la propia utilización física de los actores, Lang los tiene presentes fundamentalmente, como elementos generadores de tensión, y en ellos hay que destacar fundamentalmente, el estatismo, y la propia configuración del vestuario, y el aspecto de Kriemhild.
Todo, absolutamente todo, confluye en el desarrollo, en progresión creciente.
Pocos momentos escapan a ese destino, ya marcado desde el propio inicio.
Sabemos que la odisea de su protagonista, de todos los personajes, es la propia aniquilación de aquellos que han tenido que ver en la muerte de un ser, en el que se encarnaba la perfección, y la bondad humanas.
La planificación de todas las escenas es genial, todo encaja; los decorados son perfectos, pura artesanía.
La larga hecatombe final, dantesca y agónica, a partes iguales, constituye aún hoy, un ejemplo de cómo filmar la acción, en especial, ese ataque con flechas incendiarias, que más adelante, será muy del gusto de ciertos directores orientales.
Muy notables resultan también, la secuencia de la cabalgada de Atila, tras conocer el nacimiento de su hijo, y la de la fiesta en honor de Los Nibelungos, preludio de la catástrofe última.
Tanto los interiores como los exteriores del palacio, aparecen impregnados de una especial frialdad, dotados de rasgos simétricos, y una grandiosidad quizá ausente de calidez humana.
Sin embargo, en un paisaje como el descrito, no faltan en este canto inicial, momentos imborrables:
La despedida de Kriemhild de la tumba de Siegfried, tocando con sus dedos lentamente el mausoleo; la desgarradora y prolongada secuencia, en la que la resentida joven se niega a despedirse de sus hermanos, pese a los ruegos de su desconsolada madre y el sacerdote; el instante en que recoge tierra, de la tierra que va a abandonar, en el lugar donde Siegfried fuera asesinado…
Realmente, es difícil no dejarse llevar por la cantidad de momentos y detalles que ofrece una propuesta que roza lo magistral.
En un momento, Kriemhild confiesa, que en realidad está muerta desde que su amado esposo fue asesinado; así, el hieratismo, la firmeza inconmovible con la que Lang nos muestra a Kriemhild, resulta enormemente acertada, pues no está viva, siendo más bien, una encarnación de la voluntad de venganza.
De ahí que, al final, muerto Hagen, objetivo último de su rencor, Kriemhild se desplome sin vida, desprovista ya, de la única razón que animaba su cuerpo.
La música es excelente, el vestuario oportuno, y los efectos especiales son simplemente perfectos para la época.
La escenografía wagneriana y operística de la muerte de Siegfried, en la que el hombre estuvo enteramente subordinado a la plástica de las formas, y sirvió de inspiración a más de una ceremonia nazi, gracias al celo propagandístico del ministro Goebbels, se atenúa en Die Nibelungen 2. Teil Kriemhilds Rache, donde la atención se concentra en la arquitectura ecléctica, de la gran sala del banquete fatídico, y en el diseño del vestuario y maquillaje de los sujetos protagonistas de la acción.
Los juegos geométricos del vestido de Kriemhild, el peinado y los adornos, muestran meridianamente el conocimiento que tenía Thea von Harbou, de las vanguardias históricas, y de las expresiones artísticas de la Antigüedad y del Medievo.
El agudo contraste, asimismo, entre aquellos dibujos geométricos, que resaltan el hieratismo y monumentalidad de los personajes, y la alternancia de luces y sombras, potencia la ambigüedad moral del drama.
Por estas y otras razones, Die Nibelungen 2. Teil Kriemhilds Rache, será siempre considerada una creación inmortal.
“Kriemhild insists on having the head of Hagen Tronje, but her brothers keep loyalty to their friend and again do not accept her request”
La segunda parte de las leyendas germánicas, tras la muerte de Siegfried, su esposa clamará venganza, sin que nadie la escuche, basados en un incomprensible pacto de lealtad entre el rey Gunther y el criminal Hagen von Tronje, al que se protege, y encima, se trata a la viuda como si fuese el eje del mal.
Pero El Rey de Los Hunos, Atila, Etzel según las leyendas germánicas, se quiere desposar con ella, y Kriemhild abandona la corte de Burgundia en la que es desdichada.
El punto de vista moral de Die Nibelungen 2. Teil Kriemhilds Rache es desconcertante.
Se alaba la “nobleza” de un villano que asesina a traición, y mata niños de corta edad.
El argumento habla del alma alemana, porque los caballeros de Burgundia son leales al criminal, y se les alaba por ello.
La corte de Atila es mostrada como un lugar demoniaco.
Un punto de vista muy ario.
Son barbaros, y por ende todos muy feos, de modales toscos, y carentes de nobleza.
Los hunos asedian Roma, aunque la corte de Burgundia parece, pertenece a la Edad Media.
En toda la parte final, Kriemhild dará muerte a todos sus enemigos, sus familiares...
La lucha es dura, terrible.
Die Nibelungen 2. Teil Kriemhilds Rache, en su día, entusiasmo a los miembros del incipiente Partido Nazi alemán, aunque es considerado una joya del expresionismo, yo sigo prefiriendo el romanticismo de la primera parte.
Me parece mucho mejor construida.
Die Nibelungen 2. Teil Kriemhilds Rache es muy áspera, y las motivaciones de los personajes, muy difíciles de entender.
Son muy germanos, y poco compensables para el resto de la humanidad.
“Kriemhild asks Attila to kill Hagen Tronje, but he refuses since in accordance with the laws of the desert, a guest is considered sacred.
Kriemhild offers gold to the Hums for the head of Hagen Tronje.
There is a fight, and Hagen Tronje kills Attila's son”
Al dirigir “Die Nibelungen”, Lang se propuso “diferenciar netamente 4 mundos completamente encerrados en sí mismos, y casi antagónicos, y llevar hasta el máximo de intensidad, la descripción de cada uno de ellos:
El primero, el mundo de Worms, la capital burgundia, mundo de una civilización refinada.
Otro sería el mundo del joven Siegfried, aprendiz de Mime, vencedor del dragón, lleno de bosques enormes, pero también, del mundo subterráneo, lleno de tesoros de Alberich, El Rey de Los Enanos.
Después veríamos el mundo de Brunhild, Islandia, un país frío y helado.
Por último, encontraríamos el mundo de Atila.
Algunos hombres atraviesan esos 4 mundos, aunque no todos llegan al final.
Se trataba, para Lang, de “explicar el destino de esos hombres desde el principio”
Die Nibelungen 1. Teil Siegfried es geométrica, arquitectónica y plástica; posee una estructura sólida y ordenada, marcada por unos escenarios grandiosos, de composiciones equilibradas y simétricas.
Su desarrollo es lento y seguro.
El control de los personajes, y de las grandes panorámicas, hacen que el espectador se sobrecoja, y penetre en un ambiente mitológico, casi irreal y fantástico, que acaba llevando irremisiblemente, al trágico final con la muerte del héroe.
En cambio, Die Nibelungen 2. Teil Kriemhilds Rache, es dinámica, rítmica y ardiente.
Posee un ritmo más frenético y desordenado, para lo que se vale Lang, de una corte grandiosa, pero bárbara e inferior a Worms, la de Atila, así como de la venganza cruel y desmedida de Kriemhild.
De los decorados naturalistas, grandiosos, o de los palacios ordenados, llenos de figuras geométricas, con personajes gentiles, educados, y generosos, pasamos a un mundo nómada, con tiendas que cierran el espacio en vez de edificios y, si éstos están, son toscos y rudimentarios, aunque imponentes, con un rey cruel y sin modales, aunque poderoso, que se casa con la que fue la más dulce de las mujeres, aunque ahora convertida en una furia desatada, en una ménade dispuesta a sacrificar a su propio hijo, con tal de conseguir su objetivo.
El mundo de la corte del rey Gunther, es el mundo civilizado y ordenado, donde priman los buenos modales, donde, a pesar de que la crueldad está presente, es más refinada, y el asesinato de Siegfried se planea finamente, mientras que en el mundo de Atila, todo es caótico y desordenado, aunque no carente de grandiosidad, como cuando el Rey Huno se nos muestra sentado en su trono, mundo donde todo es más primitivo y la crueldad, lejos del refinamiento, es algo visceral.
No obstante, esos 2 mundos se mezclan, cuando Kriemhild llega al país de los hunos, y cuando después lo hacen los nobles burgundios, así como con la persona de Rudiger, el vasallo de Atila, situado a caballo entre ambos mundos.
Él y Kriemhild serán los nexos entre burgundios y hunos.
Kriemhild civiliza en cierto modo, el mundo de Atila, al que sus hombres llegan a echar en cara, el que ya no quiera guerrear, sino estar con la mujer blanca de rubias trenzas, mientras que ella misma se vuelve más primitiva a su vez.
Kriemhild encarna la dualidad de la personalidad humana, ya que de ser una princesa dulce e inocente, carente de maldad, pasa a convertirse en una Medea del mundo medieval, dispuesta a todo, por vengar la muerte del más puro e inocente de todos los caballeros.
“The Huns lose the battle against the Nibelungen, but keep them under siege inside Attila's castle.
Kriemhild promises to spare their lives provided they deliver Hagen Tronje, but her brother Gunther tells that German people are loyal with their friends”
Traiciones, venganzas, muertes, honor, lealtad… tantas virtudes resumidas en la mayor epopeya del mundo germánico.
¿Buscaba Fritz Lang, un retorno al pasado mágico, o pretendió esbozar un himno al nacionalismo alemán?
Bien claro lo tenía:
“Querer significar algo, es el deber del cine destinado a la gente del mañana”
La leyenda original de los nibelungos, del siglo XII, había quedado eclipsada por la famosa tetralogía wagneriana.
El guión escrito por Thea von Harbou, que pretende recuperar el mito primigenio, es espejo y esclavo de su contexto histórico, el durísimo período de entreguerras alemán, y comparte el espíritu romántico y épico de aquellos tiempos.
No obstante, Lang focaliza el tema en la venganza y las masas desbocadas, leitmotiv recurrente en su filmografía.
Todo lo que en la primera parte es noble y puro, en la segunda se convierte en enfermizo y oscuro, siendo la batalla final, nihilista y violenta, el contrapunto cruel y visionario de la ideología nazi.
Por este motivo, la segunda parte se distribuyó en una versión diferente, corta y suavizada, y con acompañamiento musical de Wagner, hecho que enfureció a su director.
Muchas dudas surgieron, respecto a cuáles habían sido las intenciones de esta pareja, pero sin duda, rondó el objetivo de querer equipararse a las excentricidades, y mega-producciones de Hollywood que arrasaban con la taquilla.
Sin un gran presupuesto, ciertamente Lang consiguió este objetivo, pero su triunfo sólo se limitó a Alemania, y a algunos países europeos, porque en Estados Unidos, el público se sintió algo decepcionado, seguramente por el dramatismo sobreactuado de los personajes, o de la irracionalidad que no cuajaba con los finales felices rodados en California.
Pese a ello, la historia fue más justa con un director que, a partir de entonces, fue nominado como “el más alemán de todos los directores alemanes”
El nacionalismo implícito en la obra, constituye uno de los factores por los cuales, se llegó a calificarlo de ese modo.
Por otro lado, los estereotipos corresponden también a los grupos.
Los burgundios constituyen la disciplina, la prudencia, la lealtad extrema, valentía, sentido del deber al extremo, pero al mismo tiempo, encarnan anti-valores lamentables, como la venganza, la traición, la decepción, la esclavitud por los principios, y una tendencia a la auto-destrucción, que se denota con toda claridad al final de la película.
Probablemente, en ese aspecto, el director pretendió esbozar la ambivalencia de la idiosincrasia germana, y de sus consecuencias, percibidas mejor que nunca, durante El Imperio Prusiano, y La Primera Guerra Mundial, con el lógico derrumbamiento de un estado militarista, y el subsiguiente caos político y económico que aún se vivía en 1924.
¿Trataba de darle una lección a la sociedad alemana de la República de Weimar?
¿Es que acaso, la primera parte de la película, constituye una imagen del supuesto progreso de los días de Bismarck, y Guillermo II, mientras que la segunda parte, lleva implícita la catástrofe de La Gran Guerra?
Muchos han querido ver a la guardia de la corte de Gunther, más parecida a una colección de autómatas, al ejército, e incluso a la población civil alemana de fines del siglo XIX, e inicios del XX, que persiguiendo las virtudes burgundias, casi sin pensar, terminó auto-destruyéndose por los defectos que aquéllas llevaban implícitos dentro de sí.
Por el contrario, los hunos son más o menos lo contrario que los burgundios, con un Atila que no cuadra para nada, con el modo como lo pinta la historia, que más parece un payaso que pierde todo sentido de la realidad, cuando su hijo es asesinado, al punto que ya no es capaz, siquiera de controlar no sólo a Kriemhild, sino tampoco a sus subalternos, acabando en la película, como un payaso al que nadie respeta, un simple espectador de lo que acontece entre su reina, sus enemigos, y sus cortesanos, pese a ello, desde que Lang nos lo presenta, encarnado por el genial Klein-Rogge, ya uno puede ir deduciendo, que es mucho menos que un guerrero conquistador.
Podría vislumbrarse entonces, un férreo nacionalismo, y un deseo de condenar como ligero y primitivo lo extranjero, sobre todo, si se trataban de elementos extra europeos, pero por otra parte, la obra deja la sensación, que en el fondo, la sociedad alemana deseaba ser un poco como la huna, que al fin y al cabo, resulta la vencedora.
La presencia del tirano Hagen von Tronje, ha sido interpretada por no pocos historiadores y críticos, como un anticipo de los futuros dictadores, que asolarían el Viejo Continente, en la primera mitad del siglo XX.
Señala Siegfried Kracauer en su libro “De Caligari a Hitler”, que determinados elementos escénicos de “Die Nibelungen” subrayan la omnipotencia de la dictadura, en especial “adornos” humanos, como la pasarela de desembarco por la que desciende Brunhild, o la imagen de unos enanos encadenados, que actúan como pedestales decorativos de una urna gigantesca.
La autoridad absoluta de los dictadores se refleja, considera Kracauer, “disponiendo a la gente bajo su dominio en diseños agradables”, en lo que supone el triunfo de lo puramente artificioso sobre lo humano.
Como se refleja en una de las película nazis por excelencia, “Triumph des Willens” (1935) de Leni Riefenstahl, los decorados nacionalsocialistas estaban más que inspirados en “Die Nibelungen”, desde interminables escalinatas, a edificaciones construidas expresamente para resaltar la sensación de autoridad.
Cuando Adolf Hitler fue nombrado Canciller de Alemania, el ministro de propaganda Doctor Goebbels llamó a Lang a su despacho, para pedirle que ruede las grandes películas propagandísticas del nuevo régimen.
Éste respondió “no puedo, soy judío”
“Nosotros decidimos quién es judío y quien no” sentenció el propagandista Goebbels.
En su momento, a “Die Nibelungen” se le tildó de apoyar al movimiento Nazi por su filosofía, y lo cierto es que no seré yo quien les quite la razón, Siegfried es la personificación del Ario superior a todos, en el bosque se encuentra a un tipo bajito, gordo, con nariz aguileña, que le intenta engañar y matar, no hay que ser un lince para ver que representa a un judío, al que el héroe derrota, y de este modo, puede quitarle todo su tesoro, otro tópico Nazi, los judíos sus ricos, se nota la mano de Thea Von Harbou, la esposa de Lang, y guionista de “Die Nibelungen”, y reconocida seguidora de Hitler, a Fritz no le achaco su mensaje, pues él huyó del Tercer Reich, y ella se quedó.
Ya deteniéndonos en los escenarios, Lang es muy sobrio con las construcciones, concentrándose en la idea de lo imponente y monumental en ambas cortes, de modo que los humanos se asemejan a miniaturas, que poco pueden hacer frente al entorno que se les ha impuesto; es decir, no son más que peones que al final terminarán actuando, tal como lo decreta la historia, los mitos, los principios sobre los cuales descansa la leyenda.
Los decorados geométricos y repetitivos de las recámaras, manifiestan a su vez rutina, una rutina de traiciones y venganzas, de las que Burgundia es esclava.
Tenemos asimismo, escenas de estudio, como los bosques en donde la neblina, o la nieve, colocadas artificialmente, brindan un aspecto melancólico y mágico, que contrasta con los interiores; parecería que sólo en la naturaleza, los hombres se sienten realmente libres, y donde la maldad encuentra un freno.
Es precisamente en el bosque de hayas, armado en un interior, de la segunda parte, cuando vemos por única vez, a la Kriemhild de la primera parte, sufriendo por Siegfried, con un alma pura, lo cual no tardará en resquebrajarse, cuando se entreviste con Rudiger y Atila.
Incluso, no faltan las tomas surrealistas, como el ataque en las afueras de Roma, en la que vemos a Atila burlándose de unos niños desnudos que juegan con las flores de un árbol…
¿No será acaso, que el director se está burlando de la ferocidad, y la irracionalidad de sus personajes, anteponiendo la inocencia y dulzura infantil?
Si bien “Die Nibelungen” provoca la sonrisa en ocasiones por su encanto naíf, lo cierto es que sigue extraordinariamente viva, después de más de 90 años.
“Die Nibelungen” ha sido el espejo en el que se ha mirado, gran parte de la filmografía de espada y brujería de hoy y de siempre.
Además, constituye una referencia confesa para realizadores tan míticos como Kurosawa y Eisenstein, que tomaron buena nota de la maestría con que Fritz Lang encuadra multitudes enfrentadas entre sí.
Son numerosas las películas posteriores, que han bebido del aliento épico-hecatómbico de “Die Nibelungen”
Empezando por Kurosawa y sus coloridos clanes enfrentados, continuando con Eisenstein y sus abigarradas multitudes, entrando a sangre y fuego en el Palacio de Invierno, y terminando por Peter Jackson y su Tierra Media, levantada en armas.
La venganza no tiene porqué servirse siempre fría:
Kriemhild la prefiere bien calentita y salada, como el inconfundible sabor que deja la sangre recién derramada.
El viaje de Fritz Lang por las hermosas sagas de la épica germánica, es quizás uno de los mayores recorridos en el espacio y en el tiempo, que jamás se hayan visto en el cine.
Cuando acaba, no han pasado horas, sino siglos, y universos enteros.
“Die Nibelungen” es una de esas películas que no se miran, sino que se recorren largamente, se caminan, se habitan, y luego cuando terminan, se añoran como si antes de verlas, ya tuviésemos la percepción de conocerlas de otros tiempos.

“After the death of Rudiger von Bechlarn, Giselher and Gernot, Hagen Tronje and Guhther are finally captured.
Kriemhild kills Hagen Tronje, ending her revenge with the destruction of the Nibelungen”



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