Wag The Dog


“What's the thing people remember about the Gulf War?
A bomb falling down a chimney.
Let me tell you something:
I was in the building where we filmed that with a 10-inch model made out of Legos”

Las cortinas de humo son una herramienta antigua para el manejo de la opinión pública.
A pesar de ello, siguen siendo un fenómeno poco estudiado.
La cortina de humo es una técnica consistente en despistar de una noticia, o situación incómoda, mediante la creación de otra artificial, y mucho menos comprometedora, pero que ofrezca un gran espectáculo.
Lo más difícil en su análisis, es probar sistemáticamente que existen, pero a medida que pasa el tiempo, las cortinas de humo se ven con mayor claridad.
El máximo refinamiento se consigue, cuando es creada y lanzada por el propio sistema, sin necesidad de una decisión consciente.
Una vez alcanzado este punto en que no es necesario que una persona tome una decisión crítica, el sistema se estabiliza, pues no es vulnerable frente a un error humano.
Indudablemente las podemos considerar como fenómenos de desinformación, y herramientas de gestión de la opinión pública.
El estudio de los efectos que tienen los medios de comunicación en la sociedad, a nivel individual y grupal, es un eje básico en las teorías de la información.
El primer requisito de una cortina de humo, es la existencia de un determinado asunto que interesa ocultar a una comunidad.
Luego, aprovechando la sobrecarga informativa del espacio público, la cortina actúa agregando hechos de igual o mayor relevancia, para propiciar una pérdida del conocimiento público en los detalles, favoreciendo su curiosidad morbosa, y viciando su capacidad cognoscitiva.
A su vez, esta distorsión participa de un proceso anterior, descrito como una ilusión cognitiva individual, en la que el público cree que conoce algo, a través de lo que dicen los medios de comunicación, sin darse cuenta de que se trata de una institución con finalidad mediadora.
Este fenómeno se extiende hoy a los periodistas, y comparte naturaleza con el síntoma de ignorancia generalizada que algunos sectores del público tienen sobre determinados temas.
La cuarta característica de la cortina de humo, es que los hechos adicionales que introduce en la esfera pública, siguen el mismo sentido lógico del ciclo de interés público desarrollado, incluidas sus fases:
Problema, descubrimiento, coste de soluciones, y postproblema.
Es más, el tiempo con que el fenómeno cuenta para desarrollarse, está absolutamente condicionado por el tiempo que demore el ciclo de “noticiabilidad” del asunto que pretende ocultar.
El ciclo de “noticiabilidad” es la variación de tratamiento informativo, que un mismo asunto recibe por parte de los medios de comunicación, en un periodo determinado de tiempo.
Dentro de éste, la fase decisiva es la de coste de soluciones, en la que el asunto alcanza el pico de interés máximo.
La cortina de humo, al poseer naturaleza mediática, atraviesa por todos estos ciclos, y procura desarrollarlos buscando coincidencias casi absolutas, con los ciclos de los temas que pretende ocultar.
De esta forma, como decimos, su ciclo de “noticiabilidad” está totalmente condicionado por el tiempo de los asuntos, verdaderamente importantes.
Como decimos, la fase decisiva es la de coste de soluciones, en la que ambos asuntos alcanzan el pico de interés máximo.
En ella, la cortina tiene que superar forzosamente el nivel de “noticiabilidad” del acontecimiento.
Si esto se consigue, aunque no se haya podido en otras fases, el balance de eficacia de la cortina es positivo.
En quinto lugar, al ser considerado como un asunto del mismo tipo que los temas silenciadores o “killer issues”, es decir, más sorpresivo y dominante que otros, la cortina de humo posee además, 2 características muy marcadas, aun dentro de su falsedad:
La primera es que necesitan una intensa cobertura mediática, más allá de un tiempo normal; y la segunda es que el tema tenga mayor valor en sí mismo, para gran parte del público.
Sólo así garantizará su existencia y eficacia.
En estrecha relación con lo anterior y, desde el punto de vista del público, la cortina  de humo es una ilusión cognoscitiva.
Esto explica por qué, la mayoría de las veces, este fenómeno consigue mayor efectividad, si se transforma en escándalo político.
El ruido sintáctico desatado por el escándalo, acapara todo el interés público que se necesita para ocultar los hechos realmente importantes.
En este sentido, la cortina ataca los procesos de legitimidad que se llevan a cabo dentro de la esfera pública, sacrificando esta atribución en unos, y defendiendo la misma en otros.
Por ello, el escándalo muchas veces, es la mejor opción para esta técnica.
En consecuencia, uno de los efectos más directos, es la disminución de la confianza política de los ciudadanos, principio básico para las instituciones democráticas.
“War is show business, that's why we're here”
Los medios de comunicación juegan un rol fundamental en nuestra vida, la información que se cruza por nuestros oídos, y las imágenes que deslizan delante de nuestros ojos, son los retratos del mundo que nos es ajeno directamente, por ello, muchas veces colocamos nuestras manos al fuego, confiando en datos o premisas que pudiesen ser falsas, o grandilocuentemente erradas, pero así confiamos en ellas, pues averiguar las fuentes de cada uno de los datos que nos llegan, no son habito en esta sociedad, donde todo es rápido, instantáneo, y desechable, leemos un diario, nos informamos, y lo botamos, vemos la noticias, nos informamos, y apagamos la televisión, tal vez, esta medida facilista en primera instancia, menosprecie la verdad, sin embargo en la década del 90, donde internet no era la herramienta de tan masivo uso como lo es ahora, daba a la televisión, revistas, y diarios, el poder de organizar el mundo a la ventaja del más poderoso.
De hecho, el magnate periodístico William Randolph Hearst, ya les ha¬bía dicho a sus reporteros:
“Ustedes provean los gráficos, que yo proveeré la guerra”
Y así ocurrió, lo que los manuales de historia de Norteamérica conocen como “La Guerra Hispanoamericana”
La línea entre las noticias y lo propagandístico, siempre ha sido evanescente.
Durante La Primera Guerra Mundial, el gobierno norteamericano contrató a D.W. Griffith para realizar un documental sobre el conflicto bélico.
El único cineasta al que se le permitió estar en el frente de batalla, regresó con miles de metros de material, que fue exhibido para fortalecer el espíritu patriótico norteamericano.
La misma intención se dio, al contratar durante La Segunda Guerra Mundial, a Frank Capra, y su serie de documentales “Why We Fight” (1943) con un sesgo a favor de los aliados.
Durante la revolución bolchevique, cineastas rusos como Eisenstein y Vertov, trabajaron con la editora Esther Schub, para crear ataques contra lo que ellos llamaban “El Imperialismo Cultural” reeditando metraje occidental, y mezclándolo con imágenes del zar caído.
Los directores nombrados, invirtieron el sentido del material original con fines eminentemente propagandísticos.
El ejemplo de los cineastas rusos, está citado porque Capra asimiló las técnicas documentales del llamado “cine ojo de Rusia”, tal y como lo haría Orson Welles para su “Citizen Kane” (1941), otro filme que ataca el poder de la “imagología”
Años después, “Network” (1976) de Sydney Lumet, es la profética historia de un locutor de noticias desquiciado, al que se lo mantiene en pantalla, con el único fin de aumentar los ratings.
El refrán del filme:
“I’m mad as hell and I’m not going to take it anymore”, gritado a todo pulmón desde los balcones, no es un gancho de la historia, es una declaración de principios contra “Watergate” y el cada vez más putrefacto sistema norteamericano.
Ya otro filme, “All The President’s Men” (1976), había escarbado en la purulenta herida sobre la ausencia de valores en la política norteamericana.
“Being There”  (1979) de Hal Ashby, también ridiculizó a los líderes, al poner a un jardinero con retraso mental, interpretado por Peter Sellers, como asesor de La Casa Blanca.
El mensaje era claro:
Ya no podemos aguantar más las preconcepciones, una vez que éstas han sido convertidas en noticias.
Que más farsa que el alunizaje del Apollo 11, el 16 de julio de 1969, como “victoria” de la carrera espacial en plena “Guerra Fría” bajo el mandato de JFK, a cargo, según dicen, del genio de Stanley Kubrick.
O recientemente, cuando Michael Moore acuñó el concepto de “Guerra Ficticia” en su discurso de aceptación del Oscar ganado por “Bowling For Columbine” (2002)
El problema se evidenció aún más, cuando Ronald Reagan, un ex actor, llegó a La Casa Blanca.
Él, con su carita bonachona de norteamericano común y corriente, llegó a infundirle algunos grados de irrealidad al “stablishment” al institucionalizar la desinfor¬mación, y al convertir su imagen auto promocionada, como si fuera un hecho noticioso construido con el lirismo de los “mass media”, fueron legendarios sus sonrisas y sus chistes.
Con el ex actor nadie se atrevió, ni siquiera cuando estalló el tema de los Irán-Contra, y chivos expiatorios, léase subalternos, pagaron los platos rotos, en vez de él.
Nadie puede negar a estas alturas, que Reagan manejó su presidencia como si fuera una campaña para cualquier película.
Quien mejor lo define, es un personaje de “American Psycho” (2000):
“He’s a cold blooded son of a bitch”
Bush Senior fue una prolongación del “reaganianismo”
A Bill Clinton le tocó el auge “mass mediático”
Una era de avances computacionales, donde la tecnología del vídeo hace de las suyas.
Estamos en la época en la que los reporteros pueden aparecer, no solo en escenarios virtuales, sino también en locaciones creadas por computadora.
Por eso, cuando un reportero de la CNN dice que está en Irak, y solo vemos un entorno lleno de polvo, todos nos la creemos.
La verdad es que la guerra puede rugir en el mundo exterior, pero el reportero está a salvo en un estudio sofisticado.
Mientras tanto, los televidentes somos re¬henes de la intoxicación de los medios de comunicación, inducidos a creer en la guerra, sometidos al simulacro de la guerra, como si se tratara de un arresto domiciliario; ya somos todos, “in situ”, rehenes estratégicos:
Nuestra posición es el televisor, donde virtualmente nos bombardean a diario.
Un caso “real” fue el escándalo sexual del ex presidente de Estados Unidos:
Bill Clinton y Monica Lewinsky que se presentó, precisamente, al final de los años 90.
Este incidente, fue sujeto a muchas críticas negativas ante la figura, que supuestamente representaba el presidente:
Una figura de respeto, que se fue convirtiendo en un sujeto ordinario, que carecía de autoridad ante la sociedad.
La situación “real” del ex presidente Clinton y Lewinsky, se pudo haber evitado de diferentes formas.
Pero aun así, los medios consideraron pertinente, dar a conocer y difundir esta noticia como “escándalo principal” alrededor del mundo, como “Lewinskygate”
Esto reitera, una vez más, el abuso del poder que emplean los altos cargos sobre la sociedad.
El poder, la corrupción, y la manipulación de información, todos forman parte considerable de nuestro presente.
En la actualidad, la manipulación de los medios para controlar la situación en defensa de determinados intereses políticos, se convierte en un elemento crucial, el cual carece de objetividad, creando así un sector elitista que carece de fundamentos verídicos y comprobables.
A veces pareciera que las películas exageran.
Y no poco ni mucho:
Demasiado.
Al fin, necesitan vender butacas, ése es su principal objetivo.
¿Por qué habrían de privarse de acudir a cualquier medio para hacerlo?
Por ejemplo:
¿Usted podría creer que Estados Unidos cree una guerra para tapar el desliz sexual de un presidente?
Para entendernos:
No es que esa guerra haya sido creada sin motivos, sea una pura agresión sin causa, y por fin una masacre.
No, ésa después de todo, sería una guerra real.
Nos referimos a una guerra inventada.
A una pura y perfecta invención de los “mass media” después de todo:
¿Qué son “El Día D”, “La Operación Tormenta del Desierto”, “9/11”, “M-11”… sino marcas?
“Todos recuerdan la foto, menos la guerra”
“It's like a plumber:
Do your job right and nobody should notice.
But when you fuck it up, everything gets full of shit”
Wag The Dog es una película de comedia negra, del año 1997, dirigida por Barry Levinson.
Protagonizada por Dustin Hoffman, Robert DeNiro, Anne Heche, Woody Harrelson, William H. Macy, Denis Leary, Willie Nelson, Andrea Martin, Kirsten Dunst, entre otros.
Wag The Dog obtuvo 2 nominaciones al Oscar:
Mejor actor (Dustin Hoffman) y guión adaptado.
La banda sonora está escrita e interpretada, por el guitarrista y cantante del grupo “Dire Straits”, el escocés Mark Knopfler.
Wag The Dog, escrita por Hilary Henkin y el afamado novelista David Mamet, está basada en la novela titulada “American Hero” (1993) de Larry Beinhart.
Wag The Dog muestra en clave de comedia, el cinismo de la política exterior norteamericana, de hecho, se parece demasiado a la realidad, ya que su estreno coincidió con el punto más caliente del Caso Lewinsky, y una nueva intervención de Estados Unidos en El Golfo Pérsico.
Levinson, bien ayudado por un guión escrito por Hilary Henkin y David Mamet, nos sitúa entre bastidores, para que el espectador vea cómo se organiza un montaje destinado a manipular a la opinión pública.
“¿Porque el perro mueve la cola?
Porque es más listo que su cola; si la cola fuera más inteligente movería al perro”
Con esta premisa arranca esta obra maestra del cine americano, censurada tácitamente, pasó inadvertida por las pantallas, es más, me parece que ni siquiera fue estrenada en cine, y si lo fue, no duró mucho.
Dos animales como DeNiro y Hoffman son los únicos capaces de teñir de trascendencia a esta aventura que algunos llaman: “El proyecto políticamente incorrecto de DeNiro” ya que fue producida en conjunto por él y Barry Levinson, el director.
Esta comedia negra, curiosamente precede a los eventos del “Escándalo Lewinsky”, más bien, a su primera aparición en los diarios, siendo el 17 de Enero del 98, el comienzo de la cobertura, y un mes antes, 17 de Diciembre del 97, el estreno de Wag The Dog.
Wag The Dog satiriza el maquiavelismo potente del gobierno con más poder en el mundo.
Su guión es impecable, mezclando sutilmente, el tedioso trabajo de un productor, los pormenores políticos, las complicadas etapas de campaña, y la facilidad con la cual, el mayor de los problemas puede ser solucionado de la forma más irreal, pero práctica y eficaz.
Wag The Dog es una de las cintas infaltables, para entender el periodismo, un filme que en ojos superficiales verá una entretenida parodia gubernamental, con brillantes actuaciones, pero que en una mente más crítica y aguda, quedará horrorizada por la cercanía que existe entre la ficción y la posible realidad, una escenario político que deja a sus ciudadanos como meros espectadores, sabiendo colocar la trampa, y dejar las cosas al mejor postor.
Wag The Dog es una crítica a los políticos, y como éstos implementan y utilizan los medios a beneficio propio, a través de marear, confundir, y persuadir a la gente.
Wag The Dog demuestra la capacidad que tienen los medios de comunicación en la actualidad, para obtener el poder de modificar la opinión pública, mediante la manipulación, la extorsión, y el desvío de noticias, que consiste en evadir las noticias reales e importantes, tapándolas y “protegiéndolas” con sucesos transcendentales, que en muchos de los casos, carecen de relevancia e importancia.
El aspecto más importante a destacar, es cómo se modela a los ciudadanos de un país, haciendo uso de los medios de comunicación, principalmente de la televisión, con fines políticos.
Otro asunto de interés es que, sin importar quién sea el presidente, un país no está en manos de un solo hombre.
Detrás de él, reside lo que Noam Chomsky, lingüista, filósofo, y activista estadounidense, llama
“Los dueños de la sociedad”
Ellos son quienes controlan el poder real, mucho más pesado, quienes deciden y toman decisiones.
Wag The Dog es una estupenda sátira política, que relata la situación que vive un Presidente norteamericano, cuando es acusado de abuso sexual a una niña, lo que ocasiona una opinión pública en todo el país, que le daña su prestigio como gobernante, y produce que los individuos que le apoyaban, se fueran inclinando hacia otro partido político.
Faltaban solo 11 días para las elecciones presidenciales en Estados Unidos, y debido al escándalo ocasionado por lo del abuso sexual, se estaban bajando las cifras de apoyo al Presidente por parte de los ciudadanos.
Wag The Dog utiliza como tema principal, el mal manejo del poder, la manipulación mediática con fines decisivos electorales, la cual nos lleva a concluir que nada es lo que parece.
En lo personal, considero que es un método que puede servir como autoexploración, y descubrimiento hacia un acercamiento de la realidad, debajo de la “apariencia” que se considera erróneamente “lo real”
El público conformado por la sociedad, crea entonces una reflexión, una crítica profunda ante la forma errónea que tenemos los individuos de percibir el mundo, y el entorno que nos rodea diariamente.
Ahí es donde comienza la manipulación política, utilizando los medios de comunicación como recursos políticos, para influir en la decisión del electorado, y así poder ganar unas elecciones.
De esta manera, presenta el poder que tiene la prensa para manipular cierta información.
La estrategia fue, levantar una cortina de humo, inventarse una guerra con un país prácticamente desconocido, y no muy importante para la mayoría del pueblo estadounidense, Albania, debido a que los oponentes, soltaron la noticia de unos abusos sexuales del presidente a una menor que visitaba la Casa Blanca, a sólo unos días de las elecciones.
Un asesor del presidente, Conrad Brean (Robert DeNiro), conocido como “The Fixer” decidió hacer algo para contraponer el “boom” que supuso la noticia.
Entendido en los recodos del poder, con una imaginación cinematográfica, y con los vínculos políticos necesarios, Conrad sabe cómo se le vende la información al público.
Su idea fue, contratar a Stanley Motss (Dustin Hoffman), un afamado productor de cine.
Motss estaba convencido, de que ninguna estrategia de medios de comunicación, sería tan impactante, como para desviar la atención de los votantes estadounidenses respecto al abuso sexual.
Motss se dio cuenta, de que solamente una guerra tendría tanto impacto, como para salvar la candidatura del presidente, a 11 días de las elecciones.
Así pues, Brean y Motss decidieron crear una guerra ficticia, produjeron un corto que tratara de una guerra en Albania.
El corto era una chica corriendo con un gato en las manos, y con ruidos de disparos de fondo.
¿Por qué le dan tanta importancia al color del gato?
¿Por qué finalmente, el Presidente de los EEUU decide que sea blanco?
¿Porque es el color de la pureza, de la limpieza, de la castidad de la que esos políticos carecen, y quieren hacer creer que tienen?
Posteriormente, Brean y Motss fueron creando más cortos, diciendo quién era la chica, su vida, etc.
Pero La CIA detuvo a los asesores del presidente, e intentó obligarlos a que acabaran con esa farsa, pero Conrad estuvo muy ágil, y consiguió convencer al inspector de la CIA, del porqué de la guerra, preguntándole:
¿De qué sirven los satélites, si no detectan movimientos de terroristas?
¿De qué viviría entonces un agente de la CIA, si no hay terrorismo que combatir?
Cuando salió la noticia del abuso sexual, como parte de la estrategia, hicieron que el presidente se quedara en el país en el que se encontraba: China, simulando una enfermedad, para así poder ganar tiempo para darle forma a la contra campaña, y disminuir el efecto negativo que tendría la noticia en la figura del presidente, una vez que este tuviese que responder a preguntas comprometedoras de la prensa norteamericana.
A parte de crear vídeos, crean el personaje de un supuesto héroe militar, que fue dejado en las líneas del enemigo para sensibilizar al público.
Le crean una canción, mensajes, y símbolos de patriotismo y un apodo.
A sólo un día de las elecciones, un grupo de oficiales militares, les entrega un convicto psicótico y encadenado, acusado de violar  una monja llamado William “The Old Shoe” Schumann (Woody Harrelson)
Luego de que el avión se cae, debido a una tormenta que provoca descontrol, los asesores acuden a una gasolinera, en donde el convicto ve a la hija del dueño, e intenta violarla.
El dueño de la gasolinera entra a tiempo y lo mata de 2 tiros.
El supuesto héroe militar llega muerto, y le hacen una ceremonia funeral, la cual transmiten por los medios de comunicación.
El presidente acabó ganando nuevamente las elecciones, gracias al impacto de la guerra “cinematográfica y ficticia”, que fue creada por un secreto grupo de trabajo del presidente.
Fue muy positivo, en el sentido de que con cada día que pasaba, el porcentaje de votantes a favor del presidente para un segundo periodo, iba en aumento.
Pero en un momento de ego y frustraciones pasadas, el productor Stanley Motss, celoso de que el director de mercadotecnia, y el director de medios de campaña del presidente obtuvieran todo el crédito ante los medios de comunicación, alegando que la campaña se ganó como producto de un comercial que realizaba, “nunca cambies de caballo a mitad de la carrera”, se empeñaría en contar a todo el mundo, que había sido él quien realizó los cortos sobre la guerra de Albania.
Motss no era un hombre del mundillo de Washington, era un hombre de Hollywood, no entendía lo que era producir una contra campaña de desinformación.
Entonces, el asesor Brean, da la orden de que lo maten, y luego difunden en los medios de comunicación, que murió por un ataque cardíaco.
Antes de conseguir divulgar la verdad de los hechos, el sistema norteamericano lo eliminó, por considerarlo como un elemento peligroso, que podía afectar a la figura del presidente.
Sencillamente fue asesinado, haciéndole creer al pueblo, que su muerte fue un accidente.
En Wag The Dog podemos ver, el poder que tienen las personas con dinero de hacer lo que sea; desde crear producciones y acontecimientos falsos; matar a personas y cubrirlo con mentiras, hasta manipular los medios de comunicación.
También confirma el enlace estrecho entre los medios y la política, como también confirma, que la opinión pública es la que provee el poder de manipular las masas.
Wag The Dog ve claramente, cómo se juega con el trabajo de los demás, ya que le dieron el crédito a quien no debían dárselo.
También se ve, como un buen relacionista público, puede cambiar la forma de pensar de la gente con su trabajo.
Lo mejor erradica en como llevan a cabo esta guerra falsa, como si fuese una película que tiene que ganar todos los Oscar, montando no solo escenas para la televisión, si no historias de soldados abandonados que hay que recuperarlos, residentes de Albania en EEUU que quieren que la guerra termine, etc.
Con todo el circo armado, los medios de comunicación se dedican a terminar las historias, y a generar nuevas, alimentando el aparato comunicacional para su propio beneficio, e inconscientemente, agrandando la figura del presidente para las próximas elecciones, sin necesidad de publicidades vacías.
“When it's cooking, it's cooking”
En un ensayo titulado “El Control de Los Medios de Comunicación”, Noam Chomsky divide la sociedad en 3 categorías:
La primera de esas categorías es “el rebaño desconcertado”, el conglomerado de los ciudadanos.
La segunda está compuesta por una “clase especializada”, entrenada para trabajar eficientemente al servicio de la tercera categoría, es decir, al servicio de “los dueños de la sociedad”
En Wag The Dog son retratadas cada una de las 3 categorías:
Conrad Brean administra la información al servicio de otros.
Pero cada vez que alguien le pregunta: ¿Para quién trabaja?, evade la situación, o responde, tajante:
“Ningún nombre que te interese saber”
Todos los integrantes del “comité” forman parte de una clase especializada que, sin embargo, se limita a obedecer y a cumplir.
El público estadounidense no se dará cuenta, se dicen entre ellos.
Pero:
¿Con qué motivo atacar a Albania?
Con la excusa de que tiene bombas que planea utilizar contra Estados Unidos.
Sabido lo que tienen que hacer, se comunican con Stanley Motss, reconocido productor de Hollywood, que se encarga de los detalles de la trama, y de crear cortos transmitidos por televisión, en forma de noticias, para dar inicio a la “guerra” entre Estados Unidos y Albania:
“War is a show business”
El productor resalta el valor del patriotismo estadounidense, inculca ideas incorrectas que, maravillas de la publicidad, pasan a ser correctas.
No olvidemos que una parte importante de los ciudadanos, se comportan como espectadores pasivos frente a la televisión, capaces de consumir sin analizar previamente el mensaje.
Es el tipo de ciudadano que, según Chomsky, no representa problema alguno para los dueños de la sociedad.
Aunque un individuo jamás termina de ser completamente avasallado, domeñado, siempre existirá la incógnita sobre lo que pasaría si el “rebaño desconcertado” llegase a despertar.
Pero no es ese el caso en Wag The Dog.
Cuando inician las transmisiones de los cortos sobre la guerra con Albania, el público empieza a desconcertarse aún más, y se forman distintas opiniones.
El “comité” comienza a organizar la información, para crear la matriz de opinión en respaldo al presidente, quien dedica toda su atención e interés al problema que “afecta” a la nación:
La guerra con Albania.
Las agencias de inteligencia, las policías políticas, se enteran de la mentira, cuando escuchan la conversación de Conrad con Winifred Ames (Anne Heche), Jefa de Prensa de La Casa Blanca.
Inmediatamente son detenidos.
El agente Charles Young (William H. Macy) intenta presionar a Conrad, para que detenga la mentira, pero “The Fixer” evade la situación, con un juego de ideas y de palabras que desconciertan, también, al agente.
Aplica la psicología inversa:
Conrad le explica al agente, que la guerra es necesaria, pues de no existir, la agencia tampoco lo haría.
Acepta que la situación bélica es un invento, pero plantea incógnitas:
¿Qué pasaría si Albania verdaderamente estuviese planeando atacar a su país?
¿De qué sirve la agencia, si no está preparada para un ataque sorpresa?
El agente, para decirlo con Chomsky, cae en el “abismo del consenso”, esencia de la “democracia”
Chosmky afirma que la democracia, tal como funciona en Estados Unidos, es un sistema en el que la clase especializada, regula las formas de organización del “rebaño desconcertado” para evitar problemas de orden institucional, que perjudiquen a los “dueños de la sociedad”
A mitad del metraje, por primera vez, Conrad se encuentra en una situación que lo hace dudar del éxito de su trabajo.
La agencia informa al otro candidato presidencial, que el asunto de la guerra es mentira.
La historia se aparta del consenso, y va de vuelta al problema.
El otro candidato, el Senador John Neal (Craig T. Nelson) anuncia, por televisión, que la movilización de tropas en Albania ha cesado, después de un acuerdo de paz, y vuelve a los medios, la denuncia de abuso sexual contra el presidente.
El “comité” necesita una nueva solución que deje sin efecto el giro dado por la oposición, que devuelva la atención de todos, a un evento que permita descartar, definitivamente, las sospechas contra el presidente.
“The Fad King” (Denis Leary), integrante del “comité”, propone la existencia de un supuesto soldado, que ha sido dejado por su tropa en Albania, un héroe, “an american hero”, tal como el título de uno de los libros en los que se basa Wag The Dog.
De nuevo se hacen explícitas las relaciones personales de Conrad.
El Pentágono le suministra una lista de todos “Los Programas Especiales” estadounidenses.
Motss se dedica a revisar los nombres de los militares.
El apellido “Schumann” llama su atención, por posibilitar algún juego de palabras, como “Old Shoe” o “Zapato viejo”
La estrategia comienza a ser desarrollada.
El presidente “envía” más soldados a Albania.
Al terminar la guerra, “Old Shoe” es “secuestrado” por radicales albaneses.
Motss vuelve a crear cortos.
Muestra al “héroe” en el lugar donde lo tienen los albaneses y, en clave morse, cifran en su franela, un mensaje para su madre:
“Courage, mom”
Con este eslogan se “identifican” cada hijo y cada madre de Estados Unidos.
La clave del eslogan, es que no significa nada:
“Coraje, mamá”, pero, por su carga emotiva, distrae la atención de lo que es verdaderamente importante.
La nueva mentira hace que se olvide, otra vez, el asunto de la denuncia por abuso sexual.
La estrategia conmueve a todos los estadounidenses, y, como sabemos, en una situación como esta, no puede faltar una canción.
Para acompañar el exitoso eslogan “Courage, mom” el “comité” decide crear una canción, con letra y música de Johnny Dean (Willie Nelson), que alude la supuesta problemática de la guerra, y busca la integridad de los ciudadanos en medio del “caos” que podría vivir el país; en una canción que hará recordar, sobre todo al lector más entrado en el tiempo, aquella elogiosa y sugerente “We Are The World”, escrita por Michael Jackson, en 1985, y en la que brillaron Lionel Richie, Tina Turner y, sobre todo; acompañados también, entre otros tantos, por… ¡Willie Nelson!
De regreso a Wag The Dog, hay una  escena clave, que muestra el proceso de formación de la opinión pública:
Motss y Conrad están lanzando zapatos a un árbol.
Lo hacen para que el apoyo público a “Old Shoe” se haga más activo, más participativo, y avivar la importancia de que el héroe regrese a su país.
Durante la escena, llega un niño que los ayuda a lanzar los zapatos, y Motss le pide que avise a sus amigos.
En 24 horas, se ven zapatos colgando en cualquier árbol, o cableado eléctrico de las calles de Estados Unidos.
Y en cada pared del país, un grafiti:
“Courage, mom”
Además, al público se le priva de cualquier tipo de organización.
Que se organicen pudiera representar algún problema para los “dueños de la sociedad”
Por ello, no conviene que alguien “despierte” y comience a pensar, a “ver” lo real y hacerse preguntas como:
¿Old Shoe existe?
Estamos apoyando a su madre, pero:
¿Dónde está ella?
Como sucede con los trucos de los grandes magos, no estaba claro el por qué, pero las personas apoyaron y defendieron una opinión de la que desconocían dónde o cómo nació, sin conocer el impulso, a veces irracional, de la acción.
Esto puede ser una muestra de lo sencillo que resulta, orientar el tipo de información que las personas consumen.
Es lo que Chomsky llama:
“Desinformar a través de los medios”
Pero las cosas vuelven a complicarse.
Durante su triunfal regreso a casa, “Old Shoe” es asesinado.
Stanley Motss es uno de esos hombres, que siempre se muestran imperturbables frente a los mayores problemas:
“This is nothing, This is nothing”, suele decir, para alentarse y alentar a los otros.
Para afrontar este problema específico, la muerte inesperada de “Old Shoe”, Motss se pregunta, en voz alta:
“¿Qué es mejor que un héroe de guerra vuelva a casa?
El regreso de un héroe de guerra que murió en nombre de su patria”, se responde.
Al llegar con el cuerpo del soldado, se realiza una ceremonia de despedida, con otros soldados de Estados Unidos, y es transmitida por televisión.
Si está en televisión, es verdadero e irreprochable.
Motss mira la televisión.
Un panel de especialistas anuncia la victoria del presidente, como consecuencia del comercial barato y de mal gusto:
“No cambie de caballo a mitad de la carrera” que se repite a lo largo de Wag The Dog.
Motss le comunica a Conrad, que dirá la verdad a los medios, pues necesita ser reconocido, por lo que él considera, su trabajo más importante y más divertido, desde los días de la televisión en vivo.
Pero decir la verdad ya no es factible.
El productor, aunque estaba consciente, desde el principio, de que no podría decir lo que habían hecho, no desiste, y Conrad hace lo necesario para resguardar el secreto.
Este momento, esta parte del desenlace, hace más coherente el título que Wag The Dog tuvo en América Latina:
“Cortina de Humo”
En Wag The Dog, los asesores controlan la información que consumen los estadounidenses.
Crean una matriz de opinión, que asegura y consigue la victoria del presidente en las elecciones.
Al final, el mandatario queda como un héroe que lucha por mantener la seguridad y el equilibro de su país.
No se habla más del problema inicial, la denuncia de abuso sexual, como si el acontecimiento hubiese salido voluntariamente de la “opinión pública”
No hace falta ver Wag The Dog, para darnos cuenta de que estamos viviendo aquello que Gerard Mermet, un sociólogo francés, llamó “Democratura”, que no es sino la dictadura de los medios de comunicación, y que en nuestro medio, viene acompañada de una descomposición social y ética generalizada.
El final de Wag The Dog es de por sí simbólico:
Se sugiere que Hoffman es asesinado por el servicio de inteligencia porque quiere el crédito, él es el perro que quiere mover la cola del sistema, pero no sabe, que es el sistema el que lo mueve a él; es el ansia de reconocimiento por haber creado una guerra inexistente.
A ratos parece, que Wag The Dog nos quiere decir, que el primer poder es el que maneja el hilo de todo, y ay de aquel que ose con cuestionarlo.
Esto pasa inclusive, cuando la CIA intenta entrometerse, ante lo cual Hoffman dice uno de los tantos parlamentos ingeniosos que le tocan:
“Ésta es mi película, no es la película de la CIA”
En otros pasajes, quien parece tener la batuta, es el poder de la industria del cine y su lógica implacable de construir, reconstruir y deconstruir la realidad.
La imagen “mass mediática” no es una forma de controlar al mundo, es la imagen quien controla al que la crea.
En esta ambigüedad radica la fuerza de Wag The Dog:
Ninguno de los 2 poderes, el ejecutivo y el “mass mediático” es hegemónico.
Ambos se complementan y buscan alimentarse mutuamente.
“A good plan today is better than a perfect plan tomorrow”
Sin lugar a dudas, pocas veces en la historia, se han visto sátiras políticas de tan hondo calado.
Ingeniosa, divertidísima, profunda.
Hay más filosofía, y más postmodernismo en esta aparentemente ligera comedia, que en todo el cine europeo de los últimos 30 años.
Su mayor, y muy inalcanzable virtud, es que no necesita llegar a lo grotesco, para resultar grotesca en sí misma.
Nadie ha de volar sobre un misil.
Todo lo que muestra Wag The Dog, lo vemos todos los días en la televisión, en la calle, en nuestras vidas, y esto suena muy lapidario.
El guión es tan ágil, perfecto, y divertido, tengo que repetir esto último, que no se entiende muy bien, como Wag The Dog no es de obligada visión en todas las universidades de periodismo.
Como telón de fondo, la reflexión sobre cómo se construye la realidad, en estos tiempos de televisión por cable, youtube, e inmediatez en la información, y cómo nuestro mundo se está convirtiendo, no ya en un gran teatro, sino en un gran cine, Wag The Dog alude a quién maneja a quién.
Si el perro al rabo, o si el rabo al perro.
¿La realidad existe, y los demás nos limitamos a representarla, o hemos llegado a tal grado de sofisticación formal, que los occidentales ya somos capaces de definir nuestra propia realidad?
Más prosaicamente, una cruel crítica a los políticos, y a sus medios de marear a la gente en su propio beneficio.
Los actores cumplen todos al máximo de sus posibilidades, que son muchísimas, y hasta Robert DeNiro se auto exime de rascarse la ceja, pero destaco a un ENORME Dustin Hoffman, que realiza uno de los mejores papeles en su carrera, interpretando a un adinerado y visionario productor de Hollywood.
Su personaje tiene una muletilla, cada vez que se presentaba una complicación: “It’s Nothing” seguido de alguna historia de cómo solucionaba los problemas en sus películas.
Por ahí pululando, GRANDE Willie Nelson, que al igual que hizo en la realidad, con el 9/11, también participa en la banda sonora de este supuesto conflicto.
Por último, tremendo papelazo, aunque corto, del ENORME Woody Harrelson.
Lo preocupante es que, en personajes extremadamente cínicos y maquiavélicos,
reconocemos a sujetos reales de nuestro entorno público.
Impagable el diálogo:
“¿Crees que será posible?”, le pregunta, en el avión que los lleva a California, el personaje de Anne Heche a DeNiro.
El tipo se ríe:
“¿En serio me preguntas eso?
¿Si será posible engañar al público norteamericano?
Dime:
¿Tú sabes algo de La Guerra del Golfo?
¿Alguien sabe algo de esa guerra?
Nadie.
Sólo lo que les dejamos ver.
¿Qué vieron?
Unas cuantas luces atravesando el cielo, la noche.
Eso les vendimos como La Guerra del Golfo, y eso creyeron.
¿Por qué no vamos a poder fabricarles una guerra ahora?
La necesitamos”, concluye
La necesitan porque la administración a la que sostienen está en peligro.
“The President will be a hero.
He brought peace”
Cuando las personas o grupos, manejan bien los hilos de la política, el espectáculo, y los medios de comunicación, es posible lograr cualquier cosa en un país como Estados Unidos, desde crear una guerra inexistente, o inventarse un héroe nacional, hasta encubrir un escándalo sexual, o un asesinato.
Wag The Dog es una representación de la manipulación extrema, que se puede llegar a hacer a las sociedades, y con los recursos tecnológicos que actualmente tenemos, la manera de hacer creer a las sociedades de masas, todo aquello que los poderosos quieren hacernos creer que es cierto, es una clara imagen de lo que se ha hecho desde hace muchos años en la sociedad de la información.
El teatro, el cine, la creación de una realidad inexistente para conseguir los fines, u objetivos que se quieren alcanzar.
Todo vale, no hay sentimientos, da igual lo que ocurra entre medios, desde el inicio hasta el fin, el objetivo debe ser cumplido, no puede haber ningún fallo, y si lo hay, se busca la manera para resolverlo, sin que la gente del pueblo se entere de la realidad.
Una falsedad, una mentira que provoca movilizaciones de millones de personas, que creen en la gente que lleva las riendas de las cosas.
Wag The Dog es una reflexión sobre cómo se construye la realidad en estos tiempos de televisión, e inmediatez en la información, y cómo nuestro mundo se está convirtiendo, no ya en un gran teatro, sino en un gran cine.
La comunicación de masas en el que los medios de comunicación, como medios de dominación a gran escala, son los que de alguna manera, extienden la cultura.
La forma de llevar a cabo su fin, es a través de la persuasión, centrar la atención en algo, para olvidar otro tema.
Esto es algo que ocurre en Wag The Dog, atención al suceso de la guerra para olvidar el de la chica que denunció al presidente por presuntas insinuaciones.
La televisión es una agenda de socialización, que construye principalmente las imágenes y representaciones sociales de la realidad social; cultiva imágenes, provoca un proceso de aculturación, y sedimenta un sistema de creencias.
Pero este proceso de cultivo, depende de la realidad social:
Para aquellos que creen, que la televisión representa la realidad, el efecto de cultivo será muy grande, pero para los que no lo crean así, será muy pequeño.
La idea del espectáculo, se ha visto reforzada con el auge de las nuevas tecnologías, que suponen potentes herramientas para reforzar los contenidos visuales.
En Wag The Dog, si no existieran los medios para manipular imágenes, el equipo del productor no habría podido montar el video de la niña albanesa.
La mercantilización del dolor, donde la información y su poder para conocer la realidad, para transformarla, han sido sustituidos por el morbo, el cultivo de las emociones, o la catarsis del espectador de televisión.
Los mensajes políticos no llegan a los ciudadanos, tal y como fueron elaborados por los partidos.
Atraviesan el filtro de los medios de comunicación.
Pero lo que a los medios interesa, no es la propaganda electoral, sino la noticia.
Por ello, los periodistas se distancian del mensaje electoral, con la conciencia de que su misión es la de desenmascarar a los políticos, mostrando a los votantes, los intentos persuasivos de la comunicación electoral.
Por ejemplo, es una tradición periodística, que en campaña electoral, hacer noticia de aquellas cosas cómicas, o de las gafadas que les han podido suceder a los candidatos:
Un resbalón al subir al estrado, la repetición tediosa de una frase, el movimiento artificial de las manos…
Curiosamente, el presidente no se ve en todo el metraje, y el protagonismo de los actores tiene una importancia secundaria, lo que interesa es la historia y su fabricación.
A pesar del activismo político implícito en cada segundo, Wag The Dog es una comedia, una muy buena comedia negra, de esas que estás mirando, y exclamas:
“¡Que hijoputa!”
Y tienes razón, y aparece la incertidumbre de si reírse o llorar, o de reírse amargamente, o amargarse pero con una sonrisa, la sonrisa de saber que ha sido concientizado de lo que realmente pasa, y que a mí no me mienten más.
El final triste, como no podía ser de otra manera.
Y es que, la realidad es, que los noticiarios abren su programación, con una música tipo “Ben-Hur” (1959), y lo mismo ocurre con la secuencia final de créditos, los nombres de los camarógrafos y técnicos, al recibir un tratamiento cinematográfico.
Las noticias no se transmiten, se producen, y tienen que caber en una pantalla en menos de 2 minutos, desprovistos de un buen análisis en la mayoría de los ca¬sos.
Los buenos siempre ganan.
Las bajas no son contabilizadas con seriedad.
Los enemigos son invisibles.
Todos quieren opinar.
Aquí vale el refrán norteamericano:
“Opinions are like asses, we all have one”
Pero la mentira no es una buena técnica, porque los periodistas esperan que los responsables de comunicación de la institución, digan siempre la verdad, y para éstos, la credibilidad es el capital más valioso con el que pueden contar.
Las instituciones recurren a los siguientes recursos, para evitar publicar determinadas informaciones:
La mentira inadvertida, la confusión intencionada, la neutralización de la información negativa, el “off the record”, la cortina de humo, las filtraciones, etc.
Así que estamos contemplando, los putrefactos mecanismos que existen detrás de la “imagología”, sobre todo en la televisión, donde la imagen es el máximo vehículo expresivo.
La gran víctima es la audiencia, la cual es sometida a una “frontal lobotomía mental”, y no sabe distinguir, si está viendo una telenovela, un filme taquillero, o un hecho noticioso.
Esta “lobotomización” se hizo más evidente, cuando veíamos el derribo del World Trade Center, el 11 de septiembre de 2001.
La primera vez nos estremeció, pero a medida que más consumíamos las imágenes televisivas, se nos sometía a un gradual proceso de adormecimiento de la sensibilidad.
Lo que plantea esencialmente Wag The Dog, es un acercamiento a nuestra realidad, una realidad escondida, de la cual la mayoría de la gente no comprende ni asimila correctamente, se quedan simplemente con la “primera imagen” con la primera impresión que se presenta ante ellos.
Esto nos lleva a deducir, cierta actitud conformista de parte de la sociedad de masas, considerando esta actitud la de: “el hombre medio” el cual intenta satisfacer sus necesidades fundamentales, sin indagar ni ir más allá, y dejando a un lado, el aspecto crítico que conforma a un ser humano completo.
En el aspecto que se refiere directamente a la “manipulación y el mal uso del poder” se puede deducir que, en la época del estreno de Wag The Dog (1997) no mucha gente era capaz de tomar un papel crítico, ante la situación y el dilema planteado, y asumirlo de manera correcta.
Si no que fue a partir de los sucesos del 11 de septiembre del 2001, cuando la gente atemorizada, empieza a asumir y procesar hasta donde la “elite política privilegiada” es capaz de engañar a la opinión pública.
Los “in-comunicadores sociales”, sobre todo de la televisión, aquellos que se preocupan más por los ratings, y preguntan lo que les viene en gana, sin medir las consecuencias, deberían dar paso a los comunicadores sociales, aquellos que manejan profesionalmente las elementales preguntas:
¿Cómo?, ¿Cuándo?, ¿Por qué?, ¿En qué beneficia esta noticia a la colectividad?, ¿En qué le afecta?, ¿Cuál es la manera más objetiva de presentarla?, ¿Cuál es la menos viciada de sensacionalismo?, ¿Cómo no caer en el amarillismo?, etc.
Estos “in-comunicadores” contribuyen a que vivamos en una distopía, donde cunde la desinformación, la sobreinformación, y la insensibilidad.
Al concluir, solo resta visitar un lugar común en forma de retruécano:
¿Estamos ante una salida sin callejón, o ante un callejón sin salida?
Ocultar la verdad será posible, siempre que ella no lesione los intereses de quienes controlan el poder.
No obstante, entre poderosos, la verdad es el arma que los hace débiles, y la utilizan sin escrúpulos contra sus circunstanciales asociados.
En las esferas del poder no hay lealtad, como tampoco existe ni acoso ni abuso sexual; sólo intercambio de cuotas de posesión consciente y voluntario.
Sencillamente Wag The Dog es una película que muestra una verdad que hoy en día vivimos.
Cómo somos manipulados, y cómo el sistema utiliza a la prensa, y a los medios de comunicación, para hacernos creer la información que ellos quieren que creamos. Para fines de ellos.

“What would they do to me if I did tell someone about this?”



Comentarios

  1. Hola, tienes un excelente análisis. La forma en que lo escribes se ve desordenada re recomendaría separarlo por párrafos e ideas ordenas para que sea aún más agradable de leer.

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  2. Gracias por leer, por su comentario y recomendación. Saludos !!!!

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