I Hate Love

“Perdóname por intentar escucharte”

La adolescencia es la etapa de la vida, en la que aparece nuestra capacidad para sentir amor romántico.
Los adolescentes, o al menos la inmensa mayoría de ellos, comienzan a experimentar este sentimiento, cuando llegan a esa edad.
Casi todos recordamos nuestro primer amor adolescente…
Y casi siempre lo recordamos, porque sentir por primera vez esa emoción, deja en los seres humanos una huella imborrable.
La atracción sexual, suele ser la primera manifestación del amor romántico, aunque no siempre es así; pero es frecuente que los jóvenes comiencen a experimentar una atracción física/deseo de estar junto a esa persona, y casi siempre, también una atracción sexual/deseo de tocar, besar, y tener relaciones sexuales con esa persona; cuando experimentan el amor romántico.
Esa emoción, que generalmente para los adolescentes es muy nueva, es una de la que les provoca más turbación, falta de confianza, y nerviosismo.
Generalmente, con el paso del tiempo, cuando la han experimentado más, y cuándo la conocen mejor, esas sensaciones negativas, unidas al deseo, suelen desaparecer.
La adolescencia, es también el momento de la aparición de las primeras relaciones sexuales, del descubrimiento de la propia orientación sexual, y cuando los chicos buscan respuestas a sus dudas sobre sexo.
En algunos pocos casos, el primer amor dura para siempre…
Y nos encontramos con parejas que llevan juntas desde que se conocieron…
Pero lo normal, es que no sea así.
La razón principal de este hecho, es que en la adolescencia, los chicos no están formados del todo; cuando crecen, van cambiando, van madurando, y también varía lo que desean para su vida.
Lógicamente, una de las cosas que cambian, es también las características que quieren en su compañero.
Por eso, es también muy frecuente, que los adolescentes cambien a menudo de pareja; pero eso no quiere decir que no sufran con las rupturas.
Hay veces que los adultos a su alrededor, quitan importancia a esas rupturas.
Está bien hacerles ver que ese dolor, que en el momento parece que será eterno, se pasará…
Pero también es necesario que los adultos recuerden, cómo de profundo era ese dolor.
“I think something in your voice cause me a strange noise”
I Hate Love es un drama del año 2012, escrito y dirigido por Humberto Hinojosa Ozcariz.
Protagonizado por Diane Rosser, Christian Vázquez, Rodrigo Azuela, Diego Cataño, Miriana Moro, Miguel Rodarte, Mario Zaragoza, Mar Carrera, entre otros.
Filmada por la productora Tigre, de la que también Hinojosa es socio, I Hate Love es la 2ª película del director, que tiene a la adolescencia como tema central:
Amor, amistad, libertad, y descubrimiento; el recuerdo del primer amor, y la lucha por alcanzarlo.
Para él:
“Con este proyecto, quise abordar el tema del amor adolescente, y cómo las perdidas, durante esta época de la vida, te marcan.
Era muy delgada la línea, entre hacer a los adolescentes, a través del cliché, y meterlos dentro de un estereotipo; o tener una propuesta auténtica”
La acción sigue a Rodrigo “Robo” (Christian Vázquez), un adolescente que queda sordo después de un terrible accidente…
Al poco tiempo se enamora de Eve (Diane Rosser), una extranjera que está en México, y descubre inexplicablemente, que el amor cura su sordera.
El romance se complica, cuando se entera que ella es pretendida también por su mejor amigo, “Cobra” (Rodrigo Azuela), quien nunca antes se había enamorado…
Robo, tendrá que decidir, entre volver a escuchar, o conservar a su mejor amigo.
El amor, la pérdida, y los dolores de crecimiento, acompañan a estos adolescentes mientras tratan de averiguar aspectos sobre la vida, lo que les hace querer, mientras somos llevados por olas conmovedoras de nostalgia, algunas risas, y algunas lágrimas.
I Hate Love, es una muestra de lo poderoso que es el amor, no sólo entre 2 amantes, sino también entre los amigos, y la familia.
Sin embargo, el amor también es doloroso, y puede costar mucho obtenerlo, o siquiera acercarse a él, y esto es lo que Hinojosa deja muy claro:
¿Cómo no vivir en el amor?
¿Cómo no odiarlo?
Así como une, también es cierto que el amor destruye, fragmenta y separa; el ser humano es complejo, y sus actitudes y acciones lo son también.
I Hate Love, va enfocada a un público que ve en el amor y la amistad, una vía para curar heridas, y poder sobrevivir en este mundo; toca y sensibiliza a los que la ven.
“Perdón por haberme enamorado de ti”
Es una fortuna, que de pronto lleguen películas a la cartelera “Made in México”, que hayan logrado salir ilesas de las temáticas recurrentes:
Narcotráfico, violencia, inseguridad… para poder mostrar una de las millones de historias que suceden a diario, y que son tan “universales” y únicas, que podrían pasar en cualquier rincón del mundo.
Con la premisa de la pérdida auditiva neural como elemento de incomunicación entre sus personajes, que el amor lo cura todo, y que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, I Hate Love es un retrato sobre las relaciones de amistad y amor durante la juventud, una visión sincera, que llega directo al espectador.
Después de una introducción donde se explican las razones por las que Robo ha sufrido la pérdida del oído, Hinojosa mantiene la atención en la vida del joven y sus 2 mejores amigos:
Carmelo “Caca” (Diego Cataño) y Cobra; todos llevan una existencia normal en La Ciudad de México:
Atienden a la escuela, salen a pasear, conocen chicas… sexo… rutina pura.
Pero Robo debe aprender a leer los labios para continuar conviviendo con sus amigos, debido a su accidente.
La presencia de una extranjera, no sólo representa la aparición del primer amor adolescente, “a primera vista”, sino que también se vuelve el detonante, para que Robo supere el problema auditivo, a pesar de las barreras del lenguaje.
Pero Eve tiene su historia:
Saliendo del hospital tras su último intento de suicidio; ella y su padre (Kevin Ging), se dirigen a México a encontrarse con sus destinos:
Él se va a casar con la madre de Cobra, y ella va a adquirir una nueva vida, tras múltiples intentos de suicidio, por el abandono de su madre.
Su presencia en el grupo, creará tensiones, pues Cobra también siente algo por ella.
Todos conviven unos días, y así, entre la rutina y un viaje a la playa, entre las olas, el arena, el sol, la ciudad, el metro, y la carretera, las miradas intensifican la relación entre Robo e Eve, y seguirá conflictuando a aquellos que están a su alrededor.
Esta historia simple, se transforma en momentos intensos, que brillan y crecen entre la ciudad.
Cada instante juntos, se enmarca entre las luces, los desenfoques, y la gama de “close ups” que mantienen la tensión constantemente entre los 2 jóvenes.
Todo es un juego entre sus pensamientos, sus ojos, sus manos... sus acercamientos.
Primero uno, luego el otro, y de pronto, esas conversaciones kinésicas y prosémicas, son interrumpidas por la presencia de los demás.
Entonces, el ritmo cambia, los planos se amplían, y se hace presente la realidad que ignoran cuando están juntos.
Mientras todo sucede, la fotografía de Kenji Katori, se mantiene en tonalidades cálidas, con una visión casi onírica de cada minuto del metraje; tal como si estuvieran en una burbuja flotante, en la que hasta El Metro de la ciudad, se ve como un lugar de ensueño.
Así recorren las calles, y divisan la ciudad desde la punta de una montaña rusa, y todo en una dimensión que es todos lados y ninguno, y así se convierte en cualquier lugar del planeta.
El universo de Robo, gira en torno a Eve, y se abstrae en una serie de silencios inmersos en el vacío que se llena con música, que igual que ellos, flota y se mueve lentamente.
Las palabras se diluyen entre los acordes y la melodía…
El audio, expresa emociones propias, que van transformándose al paso del tiempo, y que separa la realidad de la cercanía.
Mientras, quien escucha en la sala, se da cuenta que oír fisiológicamente, es mucho más que percibir ondas, tiene que ver con la resonancia en el cuerpo, y con involucrar todos los sentidos; pues también con los ojos se escucha.
De ahí la importancia en el uso del sonido en I Hate Love.
Escuchamos lo que Robo escucha, y utilizamos su mirada para expresarse.
I Hate Love es una historia que, como el agua, adquiere la forma que la contiene, y se convierte así, en un cuento de amor emotivo y poético, que recorre la ciudad de un lado a otro, mientras un lenguaje más poderoso que el verbal, conecta 2 universos, 2 nacionalidades, 2 idiomas, 2 personas únicas, que parecía que no compartían nada, y que de pronto deben convivir en el mismo espacio, y se adueñan de él, mientras emanan oleadas de luz y calor.
Pero I Hate Love no se limita, y como su lenguaje visual y sonoro es más poderoso que los diálogos, tampoco importa el idioma, o lo que digan los personajes.
Así, un buen porcentaje del metraje está hablado en inglés, aunque la mayoría sea en español, y al mismo tiempo, no hay palabras, sino sonidos, música, y silencios; que contienen temas interesantes, además de los mencionados, como:
La imposibilidad de comunicación, ya sea por choque cultural, familiar, o bien por el desconocimiento de los idiomas, español/inglés, siendo este último, el más enfático con un papel determinante para frustrar los objetivos del antagónico.
Con un reparto joven, pocas locaciones, y una cámara en mano íntima y cercana a los personajes, el director logra orquestar una historia que sobrepasa todas las fronteras, dejando un sabor de boca cálido, y manteniendo claro, que el amor cuesta, y a veces mucho más de lo que se espera.
Una lectura sugiere un paralelismo con el mito de los 3 monos sabios, enfocado en uno de ellos:
Son bien conocidas las figuras que representan a 3 monos:
Uno sordo, otro ciego, y otro mudo… que, para realzar sus discapacidades, se simbolizan por 3 monos que se tapan los oídos, los ojos, y la boca, respectivamente.
Cuenta la leyenda, que los 3 monos fueron heraldos enviados por los dioses, para delatar y castigar las malas acciones de los humanos.
Como cada uno tenía un defecto, y 2 virtudes, se les representa en el siguiente orden:
Kikazaru, el mono sordo, era el encargado de utilizar el sentido de la vista, para observar a quienes realizaban malas acciones y comunicárselo a Mizaru, mediante la voz.
Mizaru, era el mono ciego; no necesitaba su sentido de la vista, puesto que tan sólo se encargaba de transmitir al tercer mono, Iwazaru, los mensajes que le pasaba Kikazaru.
Iwazaru, el 3º de los monos, era el mono mudo; Iwazaru escuchaba los mensajes transmitidos por Mizaru, para decidir la pena de los dioses que le caería al desafortunado humano que lo mereciese, y observar que se cumpliese…
Colocados los 3 monos jerárquicamente en función de sus habilidades, y de sus discapacidades, obtenemos un mono que ve, escucha, y habla.
Los monos juntos, y bien organizados, pueden alcanzar metas que, sin duda alguna, no lograrían por separado; un claro ejemplo de cooperación sinérgica exitosa.
Existen varias posibilidades de colocar jerárquicamente a los 3 monos; pero todas ellas, excepto una, son situaciones de comunicación fallida, de asistencia colaborativa imposible.
La combinación correcta es:
Primero el mono sordo, que ve y le explica al 2º lo que ve; el 2º es el mono ciego, que no necesita ver, pues solo necesita escuchar lo que le dice el 1º, y transmitírselo al 3º, que es el mono mudo, que no necesita hablar, sino solo escuchar, ver, decidir lo que mejor convenga, y velar por su cumplimiento.
El lector perspicaz, comprenderá que cualquier otra combinación, conduce irremisiblemente al incumplimiento de la misión encomendada.
En nuestra sociedad, la situación se deteriora, cuando arriba se sitúan los mudos, que ven pero que callan, y aprovechan su posición para silenciar todo aquello que no les interesa que se sepa.
Cuando los ciegos ocupan el lugar encumbrado que no les corresponde, escasos, o carentes de visión, tan solo nos pueden conducir a sus tinieblas.
Y qué decir, si en medio, entre los unos y los otros, se sitúan los sordos; incapaces de escuchar mensaje alguno, tan sólo podrán trasmitir a los ciegos y a los mudos sus propias alucinaciones, y fantasías.
Dicho lo anterior, I Hate Love es la historia de Robo, como uno de los 3 sabios monos.
Pero Robo llamado así por utilizar aparatos auditivos, es un personaje complejo, antes de perder la audición, ya le había bajado la novia a Cobra, se dedicaba a ligar a quien se dejara, inventando miles de historias, y se sentía el centro del universo, como cualquier adolescente.
Tras su trauma, se encuentra aislado, luchando por encajar en un mundo donde si no escuchas, te pierdes gran parte de la fiesta, situación que alcanza su clímax, cuando descubre que la gringa no habla español, y el no entiende el inglés, lo que le hace tener que buscar nuevas vías de comunicación.
El descubrir que el contacto con ella, le permite escuchar cada vez más, y lo lleva a traicionar de nuevo a sus amigos, y a olvidar que debe apreciar lo que tiene.
De acuerdo con Hinojosa, I Hate Love plantea al público, la importancia de valorar lo que se tiene, y no de lo que se carece:
“Quise establecer una relación de amor, en la que no pudiera haber comunicación alguna, más que la de las miradas, las situaciones, o las personas que estaban alrededor que actúan de intermediarios”, explica según las notas de producción.
Por su parte, la actriz estadounidense, Diane Rosser, dijo sobre el tema:
“Son valores humanos, universales, es una película sobre emociones y expresiones que todos pueden entender”
I Hate Love, tiene la virtud de presentar a jóvenes comportándose como tal, con diálogos creíbles, dichos de una forma aún más convincente, con amistades que se ponen a prueba por circunstancias que se viven, que se complican, y se resuelven.
Destaca por la representación de situaciones cotidianas, diálogos fluidos y francos, así como el desenfado y naturalidad con la que se desenvuelve el grupo de jóvenes actores; y plantea un dilema moral, vinculado a decidir entre la salud propia y la amistad; y no dicta prejuicios morales al respecto.
Sin embargo, su atrevimiento es debilitado, al caer en el lugar común de las historias de amor adolescente, donde al parecer, los personajes no odiaban tanto como querían hacernos creer ese sentimiento.
Cierto, la historia no es rosa, es cursi con todas sus letras, imposible, y a la vez tan real, como sólo lo puede ser el primer amor.
I Hate Love es una esperanza, no de escuchar aquello que se desea, sino de vivir todo lo que la vida ha preparado para cada ser humano.
“When the last time you smiled?”
Es frustrante no poder escuchar bien, como para poder disfrutar de una charla con amigos, o con la familia.
Los trastornos de la audición, dificultan escuchar, pero no lo hacen imposible…
Si la sordera es especialmente aguda, puede afectar considerablemente en la forma en que la persona sorda se relaciona con su entorno humano, al encontrarse con una seria limitación en su capacidad de encontrar una vía de comunicación por el canal auditivo, es decir, con el lenguaje oral.
Sin embargo, el modo en que se entienden las consecuencias de esa incapacidad, puede variar considerablemente, de manera que 2 perspectivas fundamentales acerca del modo de entender la sordera.
La pérdida de audición, es uno de los problemas de salud crónicos más comunes, que afecta a personas de todas las edades, en todos los segmentos de la población, y de todos los niveles socioeconómicos.
La pérdida de audición, afecta aproximadamente a 17 de cada 1000 niños, y jóvenes menores de 18 años.
La incidencia aumenta con la edad:
Aproximadamente, 314 de cada 1000 personas mayores de 65 años, sufre pérdida de audición.
Ésta puede ser hereditaria, o puede ser el resultado de una enfermedad, traumatismo, exposición a largo plazo al ruido, o medicamentos…
La pérdida de audición, puede variar desde una leve, pero importante disminución de la sensibilidad auditiva, a una pérdida total.
Cuando los problemas auditivos no se tratan, pueden empeorar.
Si tiene problemas con la audición, puede obtener ayuda.
Entre los posibles tratamientos, se incluyen el uso de audífonos, implantes cocleares, capacitación especial, algunas medicinas, y cirugía.
Nada es tan valioso, hasta que lo pierdes, por ello hay que cuidarlo.

“Odio el amor porque ya no lo tengo”



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