O Menino e O Mundo

“Las víctimas sugieren inocencia”

Hablar de la niñez, es caminar sobre un terreno pantanoso:
Esa época inagotable, en que todo luce gigantesco, es un rastro inequívoco de la fascinación que nos causa el exterior, pero que se torna ridículo cuando se le mira desde el ojo adulto.
Para el niño, el mundo no es más que una gran metáfora…
Puede pasar involuntariamente, de un instante en blanco, a una aventura colorida; y con ella, la evolución de sí mismo; la inocencia en sí misma, es pasión que lo mueve.
El inocente no tiene dolor, ni sufrimiento, a pesar de haber tenido miles de experiencias.
No son las experiencias las que corrompen la mente, sino el rastro que dejan, el residuo, las cicatrices, los recuerdos...
Todo esto se acumula, se amontona, y entonces empieza el dolor.
Este dolor es tiempo; y donde hay tiempo, no hay inocencia.
La pasión no nace del dolor; el dolor es experiencia, experiencia de la vida diaria, de la vida de agonía, y de placeres pasajeros, de temores y certezas.
Uno no puede escapar de las experiencias, pero no es necesario que éstas arraiguen en la mente.
Esas raíces, generan problemas, conflictos, y lucha constantes; donde la única salida es que uno muera cada día a todos los ayeres.
“Y sobre todo mirar con inocencia.
Como si no pasara nada, lo cual es cierto”
O Menino e O Mundo es una película animada brasileña, del año 2013, escrita y dirigida por Alê Abreu.
Protagonizada por Vinicius Garcia, Felipe Zilse, Alê Abreu, Lu Horta, Marco Aurélio Campos, Cassius Romero, entre otros.
Y es el 2º largometraje de Alê Abreu, cuya calidad cinematográfica ha resonado en importantes festivales, cuya génesis nace del universo musical que el director estaba investigando para El Canto Latino, y tuvo una gran influencia el álbum “Ágaetis Byrjur” del grupo islandés, Sigur Rós.
Para Abreu:
“Es posible afirmar, que la animación brasileña vive un “boom” jamás visto antes, pero todavía existe una gran muralla para ese mercado, que poco a poco será superada”
Curiosa, sin diálogos; bella, triste, conmovedora, crítica, divertida, y colorida, entre muchos otros adjetivos; O Menino e O Mundo ha sido nominada a los Oscar en la categoría de mejor película de animación; una animación extraordinaria, con muchas técnicas distintas, que aborda los problemas del mundo moderno, a través de los ojos de un niño:
Cuca (Vinicius Garcia), es un niño que vive en una granja…
Todo va bien hasta que el padre de Cuca se va de casa, para trabajar en la ciudad; por lo que queda al cuidado de su madre, y el abuelo.
Ahí conoce lo hermoso del campo, y las tradiciones musicales, el valor del trabajo, y la seguridad de vivir en una comunidad pequeña.
Sin embargo, decide dejar la aldea, porque no soporta más la nostalgia al recordar a su padre; y decide irlo a buscar.
A lo largo de su viaje, Cuca descubrirá un mundo industrializado, que refleja los problemas de la globalización:
Se marcha a la ciudad, y conoce ahí el avasallador peso del Capitalismo en la economía, la globalización, la explotación laboral, el desplazamiento que la tecnología hace del trabajo humano.
A la vez que un mundo fantástico, dominado por animales-máquina, y seres extraños; es una realidad que Cuca se mirará con sus ojos de niño, intentando sobrevivir siempre de la manera más juguetona e inocente.
Al final, Cuca regresa a su pueblo, para reencontrarse con esos conceptos elementales que lo hacen feliz, y que hacen más bella la vida de los seres humanos; en una bella reflexión, sí dejamos la parte de su padre, ya que nos da un mensaje sobre el cuidado del medio ambiente, tanto para chicos como para grandes; así como una denuncia sobre los males de la modernidad y el sistema económico, pero esa tristeza y desolación, se hace más soportable gracias al colorido de la animación y a la música que está muy presente durante toda la historia; que funciona como una película de aventuras para los pequeños, en la que se apela al amor a la familia, la amistad, el respeto a la naturaleza, pero que también crítica el militarismo, la segregación, y la explotación laboral, invitando a los adultos, a reflexionar sobre el éxodo rural, la globalización, la mecanización, y la deshumanización.
O Menino e O Mundo, es un conmovedor relato, marcado por la gran lección de humanidad que su protagonista trata de mostrarnos mediante una mirada tan viva como tierna; y uno se pregunta:
¿Cómo de receptiva debería ser la audiencia ante una película que da más importancia a difundir un mensaje, que a la forma en la que desarrolla su historia?
“La confusión es nuestra, que olvidamos lo que hay de agua, de soplo y de inocencia en el fondo de cada uno de nosotros, terrestres”
O Menino e O Mundo, es una aventura poética, una animación brasileña, con un lenguaje inventado para la película, una especie de incomprensible Esperanto, llena de dibujos de colores brillantes, filiformes, en una historia que a medida que avanza, se vuelve más compleja en sus variaciones visuales.
Abreu, aún mira la realidad como una metáfora:
La celebración de la imaginación, y el descubrimiento; en una historia de búsqueda… de la figura paterna, de los recuerdos… en fin… una travesía en la que nos adentramos en la vida de ese pequeño niño, y vemos todo bajo los ojos de él.
Una mirada inocente, curiosa, anhelante, y evocadora; que le sirve a Abreu, para reflexionar sobre la humanidad con aliento político, y dibujos sencillos y coloridos.
Más allá de su pureza, de su intensa variedad y su ingenio, la animación de Abreu, es atractiva durante todo el metraje, porque tiene un aspecto artesanal.
La primera impresión, es que nos encontramos ante una película con una animación bastante simple, y en la que acompañaremos al niño protagonista, en la perdida y búsqueda de su padre.
Pero en realidad, tanto la animación como la historia, son mucho más ricas y complejas.
Con una combinación de técnicas de animación tan diferentes, como los distintos viajes que tendrá nuestro héroe, en busca de su extraviado padre que se fue, a causa quizás de la necesidad en un mundo que anhela, busca y demanda máquinas de hacinamiento y trabajo que generen resultados, como productos para los que más tienen; quizás por los problemas que arraiga el mundo adulto, tan lleno de problemas y de contradicciones, y que lo hace trasladarse a otra parte, o lugar…
A partir de la búsqueda del padre, nos iremos adentrando en un Brasil desolador, donde la explotación laboral, la contaminación, la deforestación del Amazonas, y la perdida de las tradiciones y la identidad del pueblo, van apoderándose de una historia que se inicia repleta de color y alegría.
Lo que más me ha sorprendido, es lo técnico, el cambio en los estilos de animación… desde un estilo muy clásico, casi que primitivo y artesanal, con dibujos a colores de crayola, hasta técnicas más modernas, y experimentales.
Curiosamente, las técnicas y la atmósfera en general de la trama, se transforman de acuerdo a los mismos acontecimientos que se van presentando.
La animación es muy bonita e innovadora a la vez, ya que mezcla diferentes técnicas, y claramente se desvía de los estilos de uso común, que también es impresionante cómo, con líneas simples, podemos reconocer expresiones faciales.
La edición es impresionante, que muestra los detalles y ángulos que sorprenden espectador, me encantaron las escenas de movimiento, que muestran su impacto en el medio ambiente, y lo que el personaje ve o piensa, o no el niño, o el tren…
Lo que es impresionante, es como Abreu nos hace sentir profundamente lo que Cuca está experimentando.
Aunque O Menino e O Mundo podría ser acusada de carecer de sutileza, y estar sobrecargada de fantasía, difunde un mensaje que hace reflexionar durante una lúcida historia, visualmente viva, y con una gran inventiva, su estética consigue crear un movimiento constante y fluido.
Pero en su viaje, el niño se encuentra muchas más facetas de la vida, que nunca había experimentado:
Él ve la vida, ya que nunca podría haber estado en su imaginación.
Es su supervivencia, a través de todos los cambios en la búsqueda de su padre.
Es tal vez, una pieza conmovedora para muchos espectadores, pero es la “esperanza” de un mundo mejor, que nace de nuevo cada vez que se vence.
En segundas lecturas, no se puede sospechar que en un primer momento, sobre nuestra relación rota con la naturaleza.
La ciudad es el mal lugar, la tecnología es mala, y la naturaleza es buena y pura...
O Menino e O Mundo, se burla acerca de todos los vicios de la publicidad y la televisión, no hay necesidad de diálogos o textos:
Los anuncios, a modo de broma, tienen textos sin sentido, y los diálogos son ilegibles, aunque en portugués, se ven al revés, al no ser entendibles por los brasileños o personas que no hablan portugués.
Muy importantes los procesos sociológicos que se muestran de manera competente, como las migraciones de la ciudad y el campo, y los efectos tanto de fordismo, o producción en cadena, y la automatización.
También, O Menino e O Mundo es una fábula desoladora y sin concesiones, aunque no exenta de esperanza de la lucha de la voz del pueblo, cual fénix que nace del vínculo de la música popular, y pasa de generación en generación, contra el arsenal del poder, desde la perspectiva de un niño en su pérdida de la inocencia, entroncando en la animación “underground”, que protestaba al son de canciones populares contra las dictaduras latinoamericanas; con momentos que recuerdan a filmes referentes en este campo:
“Yellow Submarine” (1968), en el diseño de la animación en toda la parte industrial; a las escenas de animación de Gerald Scarfe en “The Wall” (1981), en la pelea de las 2 grandes aves en el cielo.
Pero es de aplaudir la banda sonora, ejecutada por Ruben Feffer y Gustavo Kurlat, deleitándonos con esas canciones tribales y carnavalescas, añadiendo por ahí, alguna balada pop.
Todos los temas “destruye-mundos” que puedas imaginar, serán tratados por Alê Abreu, con especial énfasis umbilical, al mirar mucho hacia el país de origen de la producción.
Eso hace a O Menino e O Mundo, una denuncia demoledora de la explotación laboral, el caciquismo, el pasado dictatorial de Brasil, el fútbol, y el tomate como opio del pueblo, la represión policial, la contaminación, y la destrucción del Amazonas...
Posiblemente, la película animada más antisistema que he visto.
Aunque a todo esto, rechina que 2 compañías como Petrobras y BNDES, financien esta producción.
Sus prácticas en El Amazonas, son exactamente lo que O Menino e O Mundo denuncia, por no hablar del actual escándalo de corrupción de Petrobras.
Irónico cuanto menos…
Abreu, no sólo ha creado una obra impar, donde los trazos se convierten en objetos.
Lo más significativo, es que nos ha mostrado que el mundo es más sugerente cuando se aprende a caminar sobre terrenos pantanosos.
“Ahora mi inocencia comienza a pesar en mí”
La realidad:
El patrimonio natural de Brasil, está seriamente amenazado por la ganadería, la agricultura, la explotación forestal, la minería, el reasentamiento, la extracción de petróleo y gas natural, la sobrepesca, el comercio de especies salvajes, las presas e infraestructura, la contaminación del agua, el cambio climático, el fuego y las especies invasoras.
En muchas áreas del país, el ambiente natural está amenazado por el desarrollo urbano.
La construcción de carreteras en medio de la vegetación, tales como la BR-230 y la BR-163, abrieron áreas anteriormente aisladas a la agricultura y al comercio; las presas inundaron valles y hábitats salvajes, y las minas crearon cicatrices en la tierra que alteraron el paisaje.
Por su parte, El Petróleo Brasileiro S.A., que es la empresa petrolera brasileña de naturaleza semi-pública, de propiedad mayoritariamente estatal, y con participación extranjera privada; opera en forma activa en el mercado internacional de petróleo, como así también, a través del intercambio de una importante diversidad de productos relacionados con la industria hidrocarburífera.
Entre otras cosas, Petrobras se destaca por utilizar alta tecnología en operaciones de exploración y producción de petróleo en aguas abiertas, “off shore”, contando con el récord de la planta de producción de crudo, más profunda del mundo.
La empresa, está en 4º lugar en el ranking de las mayores empresas petrolíferas internacionales de capital abierto en el mundo; y desde mediados del año 2009, esta se consagra como la mayor compañía de América Latina, superando en sus ventas de 2009 y 2010, a gigantes que por años habían estado adelante, como la mexicana PEMEX, y la venezolana PDVSA.
Para el año 2009, la compañía registró ventas por casi $105 mil millones.
Sin embargo, aunque la política del Gobierno brasileño se basa en no establecer contacto con indígenas aislados, la empresa Petrobras, tiene un contrato para explotar petróleo en el sudeste de Perú, en una reserva donde viven los indígenas aislados murunahua.
Como no tienen ninguna inmunidad contra las enfermedades de los foráneos, cualquier contacto puede ser mortal para ellos.
Se estima que un 50% de la población, murió a causa de un contacto anterior con madereros.
La esperanza:
Es la urgencia contemporánea de nosotros los humanos, tan llenos de apatía, cinismo y maldad, por vernos reflejados en esta clase de historias, que nos tienden un puente para poder vernos a través de los ojos incólumes e íntegros de un niño, para poder revisitar esa infancia que algún día tuvimos, y que el mundo actual nos ha hecho olvidar, que nos ha lanzado fuera del ruedo de la pureza y de la ternura; es a través de esta mirada, que el espectador puede llorar de melancolía, gozar de nostalgia por las bendiciones que se han alejado, pero que invariable e inevitablemente, gracias al recuerdo que nos hace evocar nuestro niño protagonista, con rayitas en el rostro, las vemos como dichas que a pesar de haberse ido, siguen allí.
Seguimos allí, a través de un viaje en carreta con algodón y un perrito, en el largo trayecto desde el trabajo a casa, por parte de un obrero, que puede ser cualquiera; o como el desayuno con 2 extraños, que nos recuerdan a nuestra familia.
Y como la vida misma, vemos con mucha y suma tristeza, el crecimiento de nuestro insigne personaje, a través de una elipsis de unos cuantos segundos, para marcharnos de nuestros conocidos confines, y emprender nuestro viaje.
Así como la misma vida.

“¿Cuál es nuestra inocencia?
¿Cuál es nuestra culpa?
Todos estamos desnudos, nadie está a salvo”



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