Pawn Shop Chronicles

“One small town pawn shop.
One big time wild ride”

Si al hablar de “casas de empeño”, una de las primeras cosas que se le viene a la mente, es un capítulo de “El Chavo del 8”, en el que Don Ramón sale decidido a empeñar su escopeta, para comprar una plancha nueva, después de que le robaran la suya...
Y no es para menos, este tipo de financiamiento alternativo, ha venido ganando terreno; sin embargo, las casas de empeño han operado por varios siglos, tanto en oriente como en occidente, variando en su forma de operación, así como su fundación, y estatutos bajo los que se rigen.
Un “Pawn Shop”, como se les conoce en inglés a una casa empeño, es una institución que presta dinero de manera inmediata a sus clientes, esto a través de préstamos prendarios; es decir, se acude a una de estas empresas comerciales, con algún bien de valor, pueden ser joyas y relojes de oro o plata, aparatos electrónicos como televisiones, pantallas, consolas de videojuegos, monedas antiguas, automóviles, hipotecas, entre algunos otros.
Los bienes que se empeñan, dependen de la casa a la que se acuda; y son consideradas como una opción de préstamo rápido, pues el mecanismo es el siguiente:
Se acude a una sucursal; se presenta una identificación oficial, pues es necesario ser mayor de edad; se presenta el bien a empeñar, y la casa hace una valuación del mismo, para determinar el monto del préstamo.
Se le informa al interesado, las condiciones del préstamo, es decir, las fechas y formas de pago periódico, y pago final, así como la tasa de interés que se va a establecer.
Se le aclara bajo qué condiciones puede recuperar su bien, en este caso, es necesario identificarse, pagar la cantidad prestada inicialmente, más los intereses, y el costo de almacenaje; y bajo cuáles condiciones puede perderlo definitivamente.
Finalmente, se firma un contrato, en donde queda asentado por escrito, todo lo anterior; se realiza una boleta de pago, que muchas veces es una copia del mismo contrato, y se le entrega la cantidad de dinero en efectivo, pactada con el interesado.
El principal riesgo, es que la casa de empeño se queda con el bien dejado en garantía, en caso de incumplimiento con el pago.
Para evitar que eso suceda, la gran mayoría de ellas, ofrece la posibilidad de renovar el contrato por 30 días adicionales.
De esta manera, solo pagará los intereses, y esperará hasta el mes siguiente para devolver el capital inicial, más los intereses del nuevo mes.
Generalmente, las llamadas “Pawn Shops”, se enfocan a la población con bajos ingresos.
“I understand why we're supposed to hate niggers.
Okay?
They look different, they walk different, they talk different.
I get it, okay.
But Jews, man...”
Pawn Shop Chronicles es una comedia del año 2013, dirigida por Wayne Kramer.
Protagonizada por Paul Walker, Norman Reedus, Elijah Wood, Brendan Fraser, Vincent D'Onofrio, Thomas Jane, Lukas Haas, Matt Dillon, Rachelle Lefevre, DJ Qualls, Chi McBride, Michael Cudlitz, Ashlee Simpson, Kevin Rankin, Nicole Lovince, Pell James, entre otros.
El guión es de Adam Minarovich, que mezcla de acción, “thriller” y comedia, formada por varias historias, más o menos entrecruzadas, relacionadas entre sí, por los artículos de una tienda de empeño de un pequeño pueblo, y cuyo hilo conductor, es un hombre que busca a su mujer secuestrada...
Pawn Shop Chronicles narra así, 3 historias superpuestas, relacionadas con objetos que se encuentran dentro de dicha casa de empeño.
Cuando un costoso anillo de bodas desaparece, crea una salvaje persecución en su búsqueda, implicando a adictos a las metanfetaminas, a criminales, y a un imitador de Elvis Presley.
Todos y cada uno de ellos, deberá responder por sus acciones, otros, quedarán impunes, y otros, serán “iluminados”, en una película que solo pretende entretener, sin pretensiones, con un gran ritmo, humor ácido y gore.
“I like black chicks in porno movies.
I just don't like 'em with the black guys in them, that's all”
En Pawn Shop Chronicles tenemos un poco de Quentin Tarantino, otro poco de los hermanos Coen, y un reparto de caras conocidas en horas bajas, o con necesidad de “cash” en un poblado de “La América Profunda” y obtenemos esto:
Una historia al estilo “pulp” con reparto coral, pero centrada en un pueblito bastante endemoniado del sur de Estados Unidos, con mucho acento de la zona, y un tono muy cómico.
La referencia a Tarantino, es notable, pero en este caso, el producto se queda a medio camino por una serie de gags políticamente incorrectos, y cierta previsibilidad en la trama principal:
Un hombre que retoma la búsqueda de su esposa, desaparecida hace 6 años, al llegar al pueblo, y encontrar el anillo de bodas en una casa de empeño…
Este local, es el hilo conductor de toda la historia, así como los objetos que se venden ahí.
Pawn Shop Chronicles no es “brillante”, pero se deja ver, o sea, no cierra como una película completa, pero tiene buenos momentos, siendo una mezcla violentamente extraña de lo políticamente incorrecto de los géneros “B”
Del reparto, decir que después de una extensa carrera que comenzó en una película de terror, allá por 1986, Paul Walker vio el final del recorrido, en un trágico accidente automovilístico, en Valencia, California, en el año 2013.
Aunque para entonces, todavía quedaban por estrenarse 3 películas más con su participación; el nuevo opus del sudafricano Wayne Kramer, fue el último estreno que pudo vivenciar Walker.
Con Pawn Shop Chronicles, marca la 2ª participación de Walker con Kramer, siendo la anterior, la más que recomendable “Running Scared” (2006), con similar temática y narrativa.
Así se despide de la pantalla, vestido para el robo planificado durante el comienzo del metraje, con una máscara de payaso bastante tétrica, que termina a los pies del Elvis, que se baja del escenario tras dar su show homenaje en la feria del condado.
¿Cómo llega ahí?
Eso es lo más importante de la propuesta.
Y de paso, ven a un Walker inusual, compartir pantalla con un montón de grosos, que se divierten notablemente mientras hacen esta rara película.
Algo así como una despedida ideal para un actor que dejó el mundo en su ley.
Y es que este papel de Paul Walker, es algo atípico en su carrera:
Trabajando físicamente de una forma que nunca se lo vio hacer, deformando sus expresiones, para personificar a un “redneck” drogadicto llamado “Raw Dog”, que planea una disparatada forma de robar a su “dealer”, junto a su colega de andanzas.
Los momentos cómicos más notables, se dan con esta dupla, y con el acto dedicado a Ricky, el personaje de Brendan Fraser, un imitador barato de Elvis Presley, que llega al pueblo para un show tributo.
Pero Walker se lleva algunas partes destacadas, nada raro, pues es el productor de la película, como cuando se plantea:
¿Por qué hay que odiar a los judíos y los negros?
Pues él y su amigo, pertenecen a un grupo que pregona la supremacía aria, y de una forma muy infantil llegan a estar en medio de un apriete con un drogón que les robó dinero.
Si bien, todo el tiempo, la película maneja un tono irónico muy entretenido, como la patente que maneja el personaje de Fraser, la trama se torna muy oscura para cuando el papel de Matt Dillon como Richard, toma relevancia, y la trama se convierte en una suerte de mezcla entre “gore” y “snuff”, todo en el personaje de Johnny Shaw (Elijah Wood)
Sin embargo, esa “impronta propia”, y los movimientos de cámara de Pawn Shop Chronicles, quedan tan estilizados hasta molestan.
Si los efectismos en el guión funcionan o no, depende de cómo se encare el visionado:
Como comedia negra que no se toma en serio, funcionan muy bien; pero como película de acción, deja mucho que desear.
Como filme de terror… pues habría que vivirlo… un detalle al respecto, lo complementa el episodio de Dillon y Wood.
Bien podrido, y toda la situación de las barberías celosas, quedan estupendamente retardadas.
Las animaciones de los créditos finales, quedaron muy bien, y vale la pena visionarlas completamente.
“You calling me a racist?”
Algo que me llamó la atención durante el visionado de Pawn Shop Chronicles, es la aplicación de La Ley del Karma, un ejemplo especial de la ley de causa y efecto que establece que nuestras acciones físicas, verbales, y mentales, son causas; y nuestras experiencias, son sus efectos.
La Ley del Karma, enseña por qué cada individuo posee una disposición mental, una apariencia física, y unas experiencias únicas.
Estas son los efectos de las incontables acciones, que cada uno ha realizado en el pasado.
Puesto que no hay 2 personas que hayan realizado las mismas acciones en vidas pasadas, nadie puede tener los mismos estados mentales, experiencias, y apariencia física que otro.
Curioso el uso de las máscaras en el enfrentamiento… pues cada ser posee su propio karma individual.
Algunas personas entienden con facilidad, el significado de las enseñanzas espirituales, pero otras las encuentran difíciles y oscuras.
Por tanto, las acciones que efectuamos, dejan huellas o impresiones en nuestra mente, muy sutil, que con el tiempo, producen sus correspondientes resultados.
Como resultado de nuestras acciones o karma, renacemos en este mundo impuro y contaminado, y tenemos problemas y dificultades sin cesar.
Nuestras acciones, son impuras porque nuestra mente está contaminada por el veneno interno del aferramiento propio.
Este es producido por nuestras propias acciones o karma, y no es un castigo impuesto por nadie.
Sufrimos porque hemos cometido numerosas acciones perjudiciales.
El origen de estas malas acciones, son nuestras propias perturbaciones mentales, como el odio, el apego, y la ignorancia del aferramiento propio.
Cuando hayamos eliminado de nuestra mente, el aferramiento propio y demás engaños, nuestras acciones serán puras.
Como resultado de estas acciones, nuestras experiencias, nuestro mundo, cuerpo, y disfrutes, y los seres que nos rodean, también serán puros.
No quedará, ni el menor rastro de sufrimiento, impureza ni dificultades.
Sin embargo, para tratar que corregir, hay que esforzarse, el bucle será interminable, y la senda del bien o del mal, renacerá tras la muerte, de acuerdo al uso que le dimos en vida.

“So what's the difference?”



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